Juan Beretta SA s. quiebra s. incidente de extensión de quiebra (por

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Juz. 26 - Sec. 52 – Sala A n° 47.131/07
“Juan Beretta SA s/ quiebra s/ incidente de extensión de quiebra (por Pedraza Carlos
Alberto)” (FG n° 101.926)
Excma. Cámara:
1. La jueza de primera instancia rechazó la demanda de extensión
de quiebra promovida por el Sr. Pedraza, en su carácter de acreedor, contra Vínculos
Internacionales SACIyF y sus administradores Juan Carlos Beretta y Susana Beatriz
Bresadola de Beretta.
La a quo sostuvo que la existencia de control o dirección unificada
no es suficiente para la extensión de la quiebra. Consideró que el actor no probó que
los inmuebles de propiedad de Vínculos Internacionales hayan sido adquiridos con
fondos de la fallida. Agregó que la pericia contable no aportó mayores datos a la
cuestión controvertida.
Consideró que el actor no probó que se encuentren reunidos los
requisitos previstos en el art. 161, inc. 1, sino que meramente invocó diversos datos
(operaciones de locación; identidad de los domicilios de la fallida y de los demás
sujetos vinculados; las declaraciones juradas de la fallida y de los administradores
demandados y la radicación del concurso del grupo económico en la provincia de
San Luis) que no demuestran, en forma positiva y precisa, la persecución de
intereses personales mediante la disposición de bienes de la fallida y en perjuicio de
sus acreedores. Asimismo, consideró que el actor no probó que los demandados
hayan ejercido el control de la fallida en desmedro de su interés, dado que no probó
que el patrimonio de la fallida fuera perjudicado por el ejercicio de control.
Finalmente, adujo que el actor no probó la existencia de confusión patrimonial. En
este sentido, destacó la orfandad probatoria de la pericia contable, por lo que
consideró que no se probó que fuera imposible la delimitación de activos y pasivos.
2. El acreedor interpuso recurso de apelación contra dicha
decisión.
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Adujo que Juan Beretta es el propietario del patrimonio de la
fallida y de Vínculos Internaciones SA y quien administró y dirigió ambas sociedades,
que no tienen personalidad jurídica autónoma. Sostuvo que el uso instrumental de
las formas societarias debe ceder ante la realidad económica. Manifestó que la
gestión común de patrimonios es presupuesto esencial de la extensión de la quiebra.
Agregó que el fraude a los acreedores se presume por el estado falencial.
Destacó que los demandados reconocieron la documentación
acompañada y no ofrecieron pruebas, sino que se limitaron a negar los hechos.
Alegó que la confusión patrimonial fue probada con la declaración jurada de Juan
Beretta y Susana Bresadola, como presidente y vicepresidente de la fallida, donde
incluyeron bienes de Vínculos Internacionales SA. Destacó que en la presentación en
concurso del “grupo Beretta”, los demandados reconocieron que la fallida y Vínculos
Internacionales SA tienen la misma actividad comercial; que existe confusión
patrimonial entre los integrantes del grupo desde hace más de 30 años; que existe
confusión de negocios; que las sociedades fueron dirigidas por la familia Beretta; que
el dinero utilizado para las inversiones pertenecía a ambas sociedades y a los socios,
tal como surge de los estados contables.
El actor adujo que el grupo sigue funcionando, dado que mantiene
los bienes en el patrimonio de Vínculos Internacionales, mientras que la fallida fue
dejando de operar hasta el punto de resignar su derecho a cobro de un crédito de
U$S 2.309.806,33. Destacó que dicha renuncia perjudicó a los acreedores de la
fallida. Alegó que las actividades de la fallida fueron transferidas a otros integrantes
del grupo, más específicamente, a Beretta Hnos. SRL.
3. La cuestión controvertida consiste en determinar si corresponde
extender la quiebra de Juan Beretta SA a Vínculos Internacionales SACIyF y sus
administradores Juan Carlos Beretta y Susana Beatriz Bresadola de Beretta en virtud
de la existencia de confusión patrimonial inescindible.
3.1 Con respecto a la extensión de la quiebra por confusión
patrimonial, se ha dicho que se trata de un supuesto en que existe un fondo común
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como elemento vinculante entre las partes. El fundamento de esta causal es la
sanción a quienes violaron claras normas del ordenamiento legal, dirigidas a
mantener la diferenciación de patrimonios (conf. Bergel, Salvador, "La extensión de
la quiebra en la reforma a la ley de concursos por la ley 22917", LL 1983-D-1097, y
"Extensión de la quiebra por confusión patrimonial", LL 1985-B-754, citado por
CNCom., Sala B, "Inapro S.A. s/quiebra" del 27/02/1995; en igual sentido, 30.10.01,
"Valeriano Kochen e Hijos S.A. s/quiebra c/ Valeriano Kochen y otra s/ordinario
s/extensión de quiebra", según los fundamentos del dictamen de esta Fiscalía nº
86.000 del 21.5.01).
Miguens afirma que el citado presupuesto de extensión de la
quiebra "...tiene como presupuesto una muy relevante promiscuidad en el manejo de
los negocios de dos o más personas, o al menos muy difícil, establecer quién se ha
obligado y quién ha sido el destinatario de los beneficios. Este manejo negocial, harto
confuso y mezclado, indica que bajo la ostencible separación de patrimonios (y
personalidades) se encubre una realidad unitaria subyacente que supera la aparente
diversidad formal" (Héctor José Miguens, "Extensión de la quiebra y la
responsabilidad en los grupos de sociedades", Ed. Depalma, p. 210).
En efecto, como sostiene Miguens, este supuesto de extensión de
la quiebra tiene por objeto identificar el verdadero patrimonio insolvente, más allá de
quiénes son sus titulares, pues "el que es impotente para solventar las deudas es el
patrimonio" (Miguens, ob. cit., p. 211).
3.2 En otras oportunidades, en donde el fundamento de la acción
– al igual que en el sub lite- era que la sociedad fallida y la sociedad demandada
eran la misma “empresa”, he analizado la causal de extensión de la quiebra prevista
en el art. 161, inc. 3, LC, junto con los presupuestos de desestimación e
inoponibilidad de la personalidad jurídica (dict. n° 114.832, “Body Scan SA c/
Complejo México Venezuela SA y otros c/ ordinario”, expte. n° 35.641/02; dict. n°
116.208, “Bulonera San Martín SA c/ Armeca SA s/ ordinario”, expte. n° n°
52.151/06).
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El ordenamiento jurídico admite e, incluso, alienta la formación de
sociedades, entre cuyos beneficios se encuentra la limitación de la responsabilidad
de los socios. El propósito perseguido por el ordenamiento jurídico es permitir que las
personas físicas desarrollen actividades comerciales. Para ello, el derecho les provee
diversas estructuras societarias, que les permiten a las personas físicas no
comprometer todos sus activos en el desarrollo de dichas actividades comerciales.
Sin embargo, no les permite no exponer ningún activo.
Dice Julio César Rivera que el principio de unidad del patrimonio
es un considerable obstáculo al desarrollo de los negocios tanto individuales como
empresarios. Esa es la finalidad legítima: favorecer el desarrollo económico. Lo que
habilita el uso de las prerrogativas exorbitantes del derecho común creadas a favor
de particulares en el derecho privado, como lo es la creación de un ente ideal, es el
fin legítimo, según lo ha consagrado en esta materia el artículo 54 de la ley de
Sociedades.
Si las personas físicas han expuesto determinados activos en el
desarrollo de una actividad comercial (por ejemplo, el inmueble y las maquinarias
utilizadas justamente en la actividad), no pueden pretender, a través de la formación
de sociedades comerciales, ocultar dichos bienes de la acción de los acreedores y
trabajadores.
En conclusión, el fin del ordenamiento societario no es permitir
que los deudores burlen los derechos de sus acreedores ocultando sus bienes en
estructuras sociedades, desprovistas de todo fin comercial y que persiguen
únicamente evitar que los bienes, expuestos en determinada actividad comercial, no
respondan por las deudas contraídas en el desarrollo de dicha actividad.
3.3 En este contexto, puede ser útil considerar algunas
herramientas utilizadas en el ámbito fiscal para distinguir entre el ahorro fiscal lícito y
la evasión y elusión ilícitas. El ahorro fiscal del contribuyente es considerado
inadmisible cuando éste utiliza formas jurídicas con el único fin de reducir sus
impuestos y sin ninguna finalidad comercial ("test de la finalidad comercial") o sin la
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finalidad comercial prevista por el legislador al crear la forma utilizada ("principio de la
realidad económica" o de "sustancia sobre la forma").
El caso “Helvering vs. Gregory” de la Corte de Estados Unidos es
paradigmático (293 U.S. 465, 1935). El tribunal, luego de establecer el principio
según el cual el contribuyente tiene un derecho a reducir sus impuestos por los
medios que el derecho permite, sostuvo que la constitución de la sociedad formada
por el contribuyente debía ser dejada de lado por el Fisco en tanto el contribuyente
no perseguía ninguna finalidad comercial distinta a la de bajar sus impuestos.
Así nace el “test de la finalidad comercial” para distinguir el ahorro
tributario lícito del ilícito. De acuerdo con ese test, toda operación que persiga una
finalidad comercial debe ser respetada por el Fisco, aún cuando implique una
disminución de la carga impositiva. Por el contrario, si el contribuyente utilizó un
medio lícito, como la constitución de una sociedad, con el único propósito de
disminuir sus impuestos y no puede mostrar un fin comercial, esa transacción será
considerada un ahorro tributario ilícito.
Bollini Shaw ha señalado que “en nuestro país gran parte de las
sociedades existentes no son tales y tienen por origen el haber sido formadas por
consejo, generalmente de contadores o abogados, que seguían una cierta moda que
por cierto no fue pasajera”. Se refería concretamente a las sociedades de familia
creadas para no pagar determinados impuestos, para preservar patrimonios o
empresas o dificultar a algunos herederos retirar su parte. Sostiene que esas
sociedades aparentes no fueron ni son sociedades (conf. Carlos Bollini Shaw,
“Sociedades aparentes e inexistentes” en “Congreso Argentino de Derecho
Comercial, 1990, vol.2, pág. 33, Edit. Colegio de Abogados de Ciudad de Buenos
Aires)
En resumidas cuentas, el criterio antes expuesto busca distinguir
las transacciones bona fide de las que sólo persiguen un fin impositivo. En el ámbito
concursal y, más particularmente, en el de la extensión de la quiebra, deben regir
criterios semejantes.
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La personalidad jurídica de las sociedades – aún cuando
formen parte del mismo grupo económico- debe ser respetada y la quiebra no
puede ser extendida siempre que se trate de sociedades bona fide, esto es,
sociedades formadas con una finalidad comercial y no con el único fin de
defraudar los derechos de los acreedores.
3.4 La teoría de la inoponibilidad de la personalidad jurídica
prevista en el art. 54, LS, está basada en los mismos principios. Cuando el recurso
técnico –el reconocimiento de la personalidad jurídica de la sociedad- que la ley
brinda es utilizado para violar la ley, el orden público, la buena fe, para frustrar
derechos de terceros o aun, simplemente, para llevar adelante fines extrasocietarios
surge la figura de la inoponibilidad de esa personalidad jurídica. De este modo, la ley
societaria protege a los terceros de buena fe.
Aún antes de la incorporación del último párrafo al art. 54, LS,
Halperín enseñaba que en materia de personalidad jurídica "el derecho aplica este
remedio técnico [la personalidad jurídica] mientras se mantenga dentro de los fines
lícitos perseguidos y previstos por la ley. Cuando se aparta, la ley y el juez deben
prescindir de tal personalidad, porque no puede emplearse con fines ilícitos, de
engaño o de fraude" (Halperín, Isaac, "Sociedades comerciales - parte general", p.
90, Buenos Aires, 1964, citado por Fargosi, Horacio, “Notas sobre la inoponibilidad
de la personalidad jurídica”, LL, 1985-E-710).
Estos principios fueron receptados por los fallos de la Corte
Suprema y de la Cámara Comercial en el conocido caso "Swift" (LL, 146-601; 151516) y del Alto Tribunal en "Parke Davis" (LL, 151- 353).
De este modo, cuando las sociedades son creadas para violar la
ley, el orden público laboral y/o para frustrar los derechos de terceros – como en el
sub lite, donde se pretende sustraer los bienes del deudor de la acción de los
acreedores-, la personalidad jurídica debe ser dejada de lado tanto en virtud del art.
161, LC, como del art. 54, LS.
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3.5 Por su lado, la legislación laboral prevé mecanismos para
proteger a los trabajadores del fraude societario.
En este sentido, el art. 31, LCT, prevé que “Siempre que una o
más empresas, aunque tuviesen cada una de ellas personalidad jurídica propia
estuviesen bajo la dirección, control o administración de otras, o de tal modo
relacionadas que constituyan un conjunto económico de carácter permanente, serán
a los fines de las obligaciones contraídas por cada una de ellas con sus trabajadores
y con los organismos de seguridad social y solidariamente responsables, cuando
hayan mediado maniobras fraudulentas o conducción temeraria” (el resaltado
me pertenece).
Asimismo, los jueces laborales han recurrido al art. 54, LS, para
proteger a los trabajadores de los fraudes societarios. Al respecto, Verón afirma que
“En términos generales puede decirse que la teoría de la penetración en materia
laboral es aplicada cuando se trata de remediar una situación de fraude a los
derechos de los trabajadores, condenándose -con frecuencia- solidariamente a la
sociedad empleadora y al socio involucrado… Por una parte, [la jurisprudencia] se
reconoce y aplica la teoría de la desestimación de la personalidad jurídica no sólo
cuando se advierte la utilización abusiva de la ficción de la separación patrimonial
entre la persona jurídica y sus miembros en perjuicio o fraude de los trabajadores,
sino también cuando detrás de la persona jurídica aparente de un empleador se trata
de cubrir la responsabilidad patrimonial del responsable, por medio de la insolvencia
de la sociedad interpuesta (Verón, Alberto, “La personalidad jurídica societaria y los
fraudes laborales”, LL, 2005-F-1147, citando jurisprudencia: CNTrab., Sala II,
07/11/88, DT, 1989-A, 977, y DJ, 1989-2-366; íd., Sala V, 06/10/88, DT, 1988-B,
2147; íd., Sala VII, 14/12/99, DJ, 2000-3-131; DT, 2000-A-1045, y LL, 2000-2358, n°
13; íd., íd., 06/09/2001, DT, 2001-B-2312, y LL, 2001-2033, n° 40; CNTrab., Sala VII,
29/5/89, DT, 1989-B, 1360; CNTrab., Sala VI, 28/2/00, LL, 2000-D, 331).
De acuerdo con la citada doctrina laboral, la personalidad jurídica
de las sociedades debe ser dejada de lado cuando éstas han sido constituidas a los
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efectos de evitar que los trabajadores hagan efectivos sus derechos sobre los bienes
del empleador.
3.6. En conclusión, tanto los principios concursales (art. 161, inc.
3, LC), societarios (art. 54, LS), como laborales (art. 31, LCT) prevén que la
personalidad jurídica debe ser dejada de lado cuando ella fue utilizada para fines
ilícitos y/o para perjudicar los derechos de terceros.
4. En mi opinión, de acuerdo con las pruebas producidas en estos
autos, no corresponde hacer lugar a la acción de extensión de quiebra en los
términos del art. 161, inc. 3, LC.
En efecto, la prueba producida en autos no es suficiente para
concluir con la certeza que requiere la procedencia de la acción de extensión de
quiebra que los activos y pasivos de la fallida y de los demandados hayan sido
manejados tan promiscuamente que los acreedores de la fallida no han podido
determinar al contratar con ella cuál era su patrimonio.
El apelante destaca que todas las sociedades eran controladas
por la familia Beretta, quienes eran los “verdaderos dueños del negocio”. Sin
embargo, ello sólo alcanzaría a demostrar la existencia de un grupo societario. El art.
172, LC, establece que cuando dos o más personas formen grupos económicos, aún
manifestados por relaciones de control pero sin las características previstas en el
artículo 161, la quiebra de una de ellas no se extiende a las restantes. De este modo,
la existencia de un grupo económico no basta para extender la quiebra en los
términos del art. 161, LC (dict. n° 113.494 en los autos “Converques SRL s/quiebra
s/incidente de extensión”, 10.10.06; dict. emitido en los autos “Pronto Postal SRL s/
quiebra c/ Pérez Gaviola David Guillermo y otro s/ ordinario”, expte. n° 27.937/05).
Por ello, el argumento del apelante, según el cual la fallida y
Vínculos Internacionales eran controlados por la familia Beretta, es insuficiente para
extender la quiebra a los demandados en virtud del art. 161, inc. 3. Para ello, el
apelante debía probar la causal de extensión de la quiebra invocada en autos.
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En este mismo sentido, el apelante invocó la presentación en
concurso preventivo del “grupo Beretta” ante la justicia de la provincia de San Luis.
Vínculos Internacionales SACIyF, Beretta SRL, Juan Carlos Beretta, Carlos Marcelo
Beretta de Bresadola y Hernán Carlos Beretta Bresadola se presentaron en concurso
en forma conjunta. Sin embargo, cabe advertir que la fallida no forma parte de esa
presentación. Las afirmaciones de los concursados con relación a la conformación de
un grupo económico no comprenden a la fallida, por lo que no prueban que la fallida
forme parte de dicho grupo económico. Aún cuando lo hiciera, son aplicables los
argumentos expuestos ut supra con respecto a que la existencia de un grupo no es,
per se, causal de extensión de la quiebra.
Del relato de la actividad comercial desarrollada y de los
inmuebles utilizados por el grupo presentado en concurso (fs.428/9) surge que la
fallida desarrolló la misma actividad y que la actividad se desarrolló en los mismos
inmuebles. Ello tendería a demostrar que la fallida, que generaba pasivos en el
desarrollo de su actividad comercial, utilizaba inmuebles, que formalmente eran
propiedad de Vínculos Internacionales. Sin embargo, en este caso, estimo que ese
elemento no demuestra acabadamente que nos encontremos frente a una situación
donde un grupo societario pone los activos en cabeza de una sociedad, mientras que
otra sociedad genera los pasivos bajo la apariencia de contar con los activos, que
son formalmente propiedad de la primera. En casos de esas características, he
considerado que correspondía la extensión de la quiebra (dict. n° 114.832, “Body
Scan SA c/ Complejo México Venezuela SA y otros c/ ordinario”, expte. n°
35.641/02).
Sin embargo, el caso de autos es distinto. En primer lugar, no
existe ninguna prueba que demuestre que Vínculos Internacionales careciera de
actividad comercial ni que no contrajera pasivos. En segundo lugar, tampoco existe
una prueba convincente de que la fallida careciera de activos. Si bien los activos
identificados en el informe del art. 39, LC, son escasos, la explicación de ello podría
ser que la fallida dejó de funcionar hace largos años, lo que explica también los
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pocos acreedores que se presentaron a verificar en su quiebra (fs. 658 y ss. de los
autos principales). Del balance del año 1991 (cuando se generó en parte la deuda
reclamada por el Sr. Pedraza), acompañado en los autos “Pedraza Carlos Alberto c/
Juan Beretta s/ cobro de sumas de dinero” (fs. 46/52), surge que la fallida no era una
sociedad descapitalizada, aún cuando los inmuebles, donde desarrollaba sus
actividades, no se encontraban entre sus activos.
Tal como expuse ut supra, el ordenamiento jurídico admite e,
incluso, alienta la formación de sociedades, entre cuyos beneficios se encuentra la
limitación de la responsabilidad de los socios. El propósito perseguido por el
ordenamiento jurídico es permitir que las personas físicas desarrollen actividades
comerciales. Para ello, el derecho les provee diversas estructuras societarias, que
les permiten a las personas físicas no comprometer todos sus activos en el desarrollo
de dichas actividades comerciales. Sin embargo, no les permite no exponer ningún
activo. El hecho de que la fallida tuviera activos al momento en que se generaron los
pasivos verificados demuestra que el propósito del “grupo Beretta” no era que la
fallida ejerciera su actividad de guardamuebles y mudanzas nacionales e
internacionales sin exponer activos a dicha actividad.
Los contratos de locación de fs. 1/16 otorgan una explicación
pausible de por qué la fallida utilizaba los inmuebles de Vínculos Internacionales.
Cabe destacar que dicha sociedad no alquilaba sus inmuebles exclusivamente a la
fallida, por lo que ello podría indicar que la sociedad tenía una actividad comercial y/o
un fin comercial y que su objeto social no era meramente detentar los inmuebles
utilizados por la fallida en su actividad. Además, el propio apelante afirma que
algunos inmuebles eran utilizados por el matrimonio Beretta y por sus hijos para
vivienda, por lo que ello demuestra que los inmuebles de Vínculos Internacionales no
estaban meramente destinados a ser utilizados en el ejercicio de la actividad
comercial de la fallida. En este sentido, cabe concluir que no existen elementos que
prueben acabadamente que el propósito del “grupo Beretta” al crear a la sociedad
Vínculos Internacionales fuera ocultar los activos expuestos en la actividad de
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guardamuebles y de mudanzas de la acción de los acreedores generados por dicha
actividad.
Cabe destacar que dichos contratos y el estado patrimonial de
dichos inmuebles eran conocidos por el apelante, en su carácter de contador de la
fallida. Cabe recordar que el fin del art. 161, inc. 3, es proteger a los acreedores que
fueron engañados, dado que al otorgarle crédito a la fallida tuvieron en cuenta un
patrimonio, que formalmente pertenecía a otro sujeto, aunque sustancialmente
pertenecía a la fallida, porque, por ejemplo, se beneficiaba de él. En este sentido, el
art. 161, inc. 3, permite que la “sustancia” o la “realidad económica” prime por sobre
las formalidades utilizadas para engañar a los acreedores. Sin embargo, el apelante
no puede justificar la existencia de un engaño a su respecto, dado que él conocía
que los inmuebles pertenecían a Vínculos Internacionales SA y aún así le otorgó
crédito (a través de la prestación de sus servicios) a la fallida.
De este modo, el apelante no probó que en el caso hubiera una
disociación tal de los activos y pasivos generados en el ejercicio de la actividad del
“grupo Beretta”, que hubiera perjudicado a los acreedores.
El apelante sostiene que las actividades comerciales desarrolladas
por el “grupo Beretta” fueron transferidas a otras sociedades del grupo. Sin embargo,
no aportó ninguna prueba al respecto. El hecho que de la fallida redujera sus
actividades no indica que éstas hayan sido continuadas por otras sociedades. De la
presentación en concurso (fs. 425/43) surge que las actividades del grupo se
redujeron considerablemente a partir de 1993 y que la causa de ello fue que el
Ejercito Argentino (el principal cliente del grupo) dejó de requerir los servicios que le
prestaba el grupo. Esta es una explicación plausible de la reducción de las
actividades de la fallida, que es distinta de la intención de defraudar a los acreedores
de la fallida, esbozada por el apelante.
En este mismo sentido, el hecho de que la fallida no hubiera
promovido el cobro de un crédito de más de U$S 2.000.000 contra el Ejército
Argentino SA no demuestra la existencia de confusión patrimonial en tanto que no
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indica que otra sociedad del grupo hubiera percibido dicho activo. El apelante afirma
que ello demuestra que la fallida dejó de funcionar. Sin embargo, ello es irrelevante a
los efectos de analizar la extensión de la quiebra por confusión patrimonial. La falta
de percepción del crédito podría dar lugar a acciones de responsabilidad contra sus
administradores, pero no a la extensión de la quiebra fundada en el art. 161, inc. 3.
El apelante destaca la declaración jurada del matrimonio Beretta,
donde habrían incluido activos de propiedad de Vínculos Internacionales SA como
propios. Sin embargo, ello está orientado a demostrar la existencia de confusión
patrimonial entre la citada sociedad y el matrimonio Beretta, pero no entre la fallida y
los demandados.
En conclusión, el apelante no probó que hubiera existido una
promiscuidad tal en el manejo de los activos y pasivos que le hubiera impedido a los
acreedores verificados conocer cuál era el patrimonio de la fallida al contratar con
ella.
5. Por los fundamentos expuestos, opino que V.E. debe rechazar
el recurso interpuesto y confirmar la decisión apelada.
Buenos Aires, 23 de julio de 2008.
6.
Fdo. Alejandra Gils Carbó. Fiscal General
Dictamen nº 120442
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