XDO. DO MERCANTIL N. 1 notificado 22-12-15 PONTEVEDRA SENTENCIA: 00208/2015 ROSALIA DE CASTRO 5 Teléfono: 986 80 51 66 Fax: 986 80 51 55 N04390 N.I.G.: 36038 47 1 2015 0000307 OR5 ORDINARIO CONTRATACION-249.1.5 0000183 /2015-IF Procedimiento origen: / Sobre OTRAS MATERIAS DEMANDANTE D/ña. ROBERTO PEREZ ALVAREZ Procurador/a Sr/a. MARTA ROBES CABALEIRO Abogado/a Sr/a. RICARDO MANUEL GOMEZ LOUREDA DEMANDADO D/ña. BANCO POPULAR ESPAÑOL SA Procurador/a Sr/a. JOSE ANTONIO FANDIÑO CARNERO Abogado/a Sr/a. OSCAR JOSE SURIS REGUEIRO SENTENCIA En Pontevedra, a 17 de diciembre de 2015. Vistos por mí, Isabel Carballido Alonso, juez sustituta de este juzgado los presentes autos sobre nulidad de condiciones generales de contratación en los que intervienen: Demandante: Roberto Pérez Álvarez. Procuradora: Marta Robes Cabaleiro. Abogado: Ricardo Manuel Gómez Loureda. Demandado: Banco Popular Español SA Procurador: José Antonio Fandiño Carnero. Abogado: Óscar José Suris Regueiro. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- El presente procedimiento se inició en virtud demanda presentada el día 7 de julio de 2015 por la representación procesal de Roberto Pérez Álvarez en que reclamaban la declaración de nulidad de la llamada cláusula suelo de determinado contrato de subrogación y novación de préstamo con garantía hipotecaria celebrado con la entidad demandada. Admitida a trámite, fue emplazado el demandado quien contestó por medio de escrito presentado en fecha 26 de octubre de 2015, oponiéndose a la misma. SEGUNDO.- Tras ello fueron citadas las partes personadas a la celebración de la audiencia previa al juicio, que tuvo lugar el día 26 de octubre de 2015. En ella se trataron las cuestiones procesales, documentales y demás según consta en el acta levantada al efecto, y se propuso la prueba y admitió la prueba con el resultado que obra en autos señalando el día 9 de diciembre para la celebración del juicio. El día señalado se celebró el mismo y tras la práctica de la prueba admitida en la audiencia previa y tras el trámite de conclusiones quedaron los autos vistos para dictar sentencia. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- En el presente procedimiento se cuestiona la validez y eficacia de la llamada cláusula suelo del contrato de subrogación y novación de tipo de interés y plazo de préstamo con garantía hipotecaria que se referencia en la demanda, contratado en su día con la entidad demandada. En concreto se insta que se declare la nulidad de la estipulación prevista en la cláusula primera-novación modificativaapartado 5.8 del contrato de subrogación y novación tipo de interés y plazo de préstamo con garantía hipotecaria de fecha 28 de febrero de 2007 suscrito entre las partes manteniéndose la vigencia del contrato y con devolución de los intereses desde la fecha de la sentencia de Tribunal Supremo de 9 mayo de 2013, En concreto la cláusula cuya declaración de nulidad se pretende establece: “ACOTACIÓN DE INTERÉS MÍNIMO: Independientemente de lo previsto en los apartados anteriores se acuerda y pacta expresamente por ambas partes que desde el CUATRO de MARZO de DOS MIL OCHO el préstamo hipotecario, devengará un interés mínimo a favor del banco del TRES COMA CINCUENTA (3,50%) por ciento anual.” El actor sostiene que los demandantes tienen la condición de consumidores, que nos hallamos ante una condición general de la contratación que resultaría nula al mostrar un manifiesto desequilibrio entre las prestaciones de las partes. Sostienen en base a la legislación y jurisprudencia citada en su escrito de demanda, que se basa fundamentalmente en la legislación protectora de consumidores y usuarios, la Ley de Condiciones Generales de Contratación y la STS de 9 de mayo de 2013 citada que se trata de una cláusula abusiva y suplica en consecuencia la declaración de nulidad de la citada cláusula. La demandada se opone y alega en primer lugar que en el presente caso no sería de aplicación la Orden Ministerial de 5 de mayo de 1994 por tratarse de una subrogación hipotecaria, pero que en todo caso, es una cláusula clara y comprensible, que la información suministrada los demandantes permitía conocer cuál era el alcance de la cláusula suelo cumpliendo las exigencias de transparencia recogidas en la STS de 9 de mayo de 2013, alude también a la doctrina de los actos propios y cuestiona el carácter de condición general de la contratación de la cláusula cuya nulidad se pretende. Con carácter previo ha de reseñarse que el contrato de subrogación y novación de tipo de interés y plazo de préstamo con garantía hipotecaria de fecha 8 de marzo de 2007 y su contenido entre el que se encuentra la cláusula impugnada, no ha sido objeto de discusión dada la falta de impugnación documental al respecto (319, 281.3 y 405 de la Ley de Enjuiciamiento Civil). No se discute, como ya se ha indicado, la condición de consumidores de los demandantes y estemos ante una condición general de la contratación. sí que SEGUNDO.Procede, a continuación, analizar si la cláusula impugnada se puede considerar o no una condición general en los términos previstos en su Ley reguladora. Ley 7/1998, de 13 de abril, sobre Condiciones Generales de la Contratación dispone en su artículo 1: “1. Son condiciones generales de la contratación las cláusulas predispuestas cuya incorporación al contrato sea impuesta por una de las partes, con independencia de la autoría material de las mismas, de su apariencia externa, de su extensión y de cualesquiera otras circunstancias, habiendo sido redactadas con la finalidad de ser incorporadas a una pluralidad de contratos. 2. El hecho de que ciertos elementos de una cláusula o que una o varias cláusulas aisladas se hayan negociado individualmente no excluirá la aplicación de esta Ley al resto del contrato si la apreciación global lleva a la conclusión de que se trata de un contrato de adhesión.” Teniendo en cuenta, además, lo estableció en la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de mayo de 2013 deben concurrir los siguientes requisitos para que nos hallemos ante condiciones generales de la contratación: a)Contractualidad: se trata de "cláusulas contractuales" y su inserción en el contrato no deriva del acatamiento de la norma imperativa que imponga su inclusión. b) Predisposición: la cláusula ha de estar prerredactada, siendo irrelevante que lo haya sido por el propio empresario o por terceros, siendo su característica no ser fruto del consenso alcanzado después de una fase de tratos previos. c) Imposición: su incorporación al contrato debe ser impuesta por una de las partes, de forma que el bien o el servicio sólo pueda obtenerse mediante el acatamiento a la inclusión en mismo de la cláusula. d) Generalidad: las cláusulas deben estar incorporadas a una pluralidad de contratos o estar destinadas a tal fin ya que, como afirma la doctrina, se trata de modelos de declaraciones negociales que tienen la finalidad de disciplinar uniformemente los contratos que van a realizarse. El hecho de que las cláusulas se refieran al objeto principal del contrato en el que están insertadas, no es obstáculo para que una cláusula contractual sea calificada como condición general de la contratación, ya que esta se define por el proceso seguido para su inclusión en el mismo. El conocimiento de una cláusula, sea o no condición general o particular, es un requisito previo al consentimiento y es necesario para su incorporación al contrato, sin que el cumplimiento por el empresario de los deberes de información exigidos por la regulación sectorial excluya la naturaleza de condición general de la contratación. La prestación del consentimiento a una cláusula predispuesta debe calificarse 3 como impuesta por el empresario cuando el consumidor no puede influir en su supresión o en su contenido, de forma que o se adhiere y consiente contratar con dicha cláusula o debe renunciar a contratar. No puede equiparase la negociación con la posibilidad real de escoger entre pluralidad de ofertas de contrato sometidas todas ellas a condiciones generales de la contratación, aunque varias de ellas, procedan del mismo empresario. Tampoco equivale a negociación individual susceptible de eliminar la condición de cláusula no negociada individualmente, la posibilidad, cuando menos teórica, de escoger entre diferentes ofertas de distintos empresarios. Ha de reseñarse que la imposición de cláusulas o condiciones generales por el empresario a los consumidores no comporta su ilicitud, sino que es actualmente un modo de contratar con un régimen específico, y la existencia de una regulación propia de un determinado sector, como la normativa bancaria tanto en cuanto a la organización de las entidades de crédito como en cuanto a los contratos de préstamo hipotecario y las normas de transparencia y protección de los consumidores, no es óbice para que la Ley de Condiciones Generales de la Contratación sea aplicable a los contratos de préstamo hipotecario. Hemos de señalar que la carga de la prueba de que una cláusula prerredactada no está destinada a ser incluida en pluralidad de ofertas de contrato dirigidos por un empresario o profesional a los consumidores, recae sobre el empresario. A la luz de lo expuesto, de la prueba obrante en autos no podemos considerar que la cláusula a examinar haya sido fruto de una negociación individualizada. Así nos encontramos ante un contrato cuya lectura hace que se considere poco probable que hubiera sido redactado todo él previa negociación de cada una de sus cláusulas. No existe prueba, pues, de que la introducción de la cláusula suelo, concretamente la del caso en particular, no fuese imperativa en un contrato de préstamo a interés variable como el de litis. No consta en modo alguno es que existiese posibilidad por parte del prestatario de obtener en este caso, siquiera a cambio de la variación de otras de las condiciones del contrato, una modificación del tipo mínimo fijado. El testigo Xosé Ánxel Nieto Iglesias manifestó no recordar al actor e indicó que todos los contratos llevaban el tipo mínimo y si bien dijo que cada cliente se negociaba y podía variar un poco las condiciones, no recordaba este caso concreto por lo que no se acredita que se negociara con el actor. José Manuel Pita indicó que era una clausula general pero que se podía negociar pero tampoco recordaba el caso concreto del demandante. Debemos tener en cuenta que el artículo 82.2 de la TRLGDCU recoge que el empresario que afirme que una determinada cláusula ha sido negociada individualmente, asumirá la carga de la prueba. Lo que ha sido considerado de especial aplicación (vid. STS 22/4/2015) a los contratos bancarios. La falta de prueba a que se ha hecho referencia determina la aplicación de la norma citada y por tanto de lo dispuesto en el artículo 217.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Debe recordarse que cuando se da la subrogación del prestatario en la hipoteca constituida por la promotora o vendedora ( como ocurre en el presente caso), la exigencia a la entidad prestamista para que informe de las condiciones de la escritura previa se ve incrementada pues el consumidor, en la práctica, si pretende comprar, debe asumir lo ya pactado, y tiene derecho a ser informado en particular de todas las cláusulas que de forma directa le van a afectar así como de las modificaciones que en el contrato se introduzcan, durante toda la vida del contrato, teniendo la cláusula suelo una evidente trascendencia a efectos económicos. Establecido que estamos ante una condición general de la contratación que por tanto ha de ser examinada bajo el prisma de lo dispuesto en su Ley reguladora (7/1998) y de los criterios establecidos en la citada STS 9/5/2013 y ya que, como se declara en ésta, que una condición general defina el objeto principal de un contrato (como con carácter general ha de entenderse de las denominadas cláusulas suelo, en tanto que definidoras del precio del préstamo) y que, como regla y por ello mismo (como resulta del art. 4.2 de la Directiva Comunitaria 43/13), no pueda examinarse la abusividad de su contenido, sí debe someterse al doble control de transparencia, y cuya falta de cumplimiento constituye el motivo esencial por el que la actora entiende que la nulidad habría de ser declarada; siempre teniendo en cuenta que ha sido aceptada la condición de consumidores de la parte accionante. TERCERO.- Procederá analizar si concurren los requisitos del primer control de transparencia referido al examen de incorporación de la cláusula al contrato a que se refieren los artículos 5 y 7 de la LCGC. Se satisfacen, siempre que se cumpla lo previsto en la Orden de 5 de mayo de 1994, sobre transparencia de las condiciones financieras de los préstamos hipotecarios (Vigente hasta el 29 de Abril de 2012). El artículo 3 de la Orden impone a la entidad financiera el deber de entregar al prestatario un folleto con el contenido mínimo previsto en el Anexo I. El artículo 5 establece que “Efectuadas la tasación del inmueble y, en su caso, las oportunas comprobaciones sobre la situación registral de la finca y la capacidad financiera del prestatario, la entidad de crédito vendrá obligada a efectuar una oferta vinculante de préstamo al potencial prestatario o, en su caso, a notificarle la denegación del préstamo. La oferta se formulará por escrito, y especificará, en su mismo orden, las condiciones financieras correspondientes a las cláusulas financieras señaladas en el anexo II de esta Orden para la escritura de préstamo. La oferta deberá ser firmada por representante de la entidad y, salvo que medien circunstancias extraordinarias o no imputables a la entidad, tendrá un plazo de validez no inferior a diez días hábiles desde su fecha de entrega” y que 5 “En el documento que contenga la oferta vinculante se hará constar el derecho del prestatario, en caso de que acepte la oferta, a examinar el proyecto de documento contractual, con la antelación a que se refiere el número 2 del artículo 7, en el despacho del Notario autorizante. En el presente caso, si bien podría no ser exactamente del caso la citada OM al tratarse de un contrato de subrogación y novación de tipo de interés y plazo de préstamo con garantía hipotecaria, ha de decirse que ello no exime a la entidad de haber informado en modo suficiente al prestatario. Como ha razonado la reciente SAP de Pontevedra de 5/2/2015, más allá de que aún no hubiese entrado en vigor la actual normativa de 2011, la obligación de informar al prestatario, inicial o subrogado, incumbe a la entidad de crédito prestamista, con independencia de las que, además, puedan imponerse al promotor/vendedor en el desenvolvimiento de su actividad empresarial y que en modo alguno empecen o desdibujan la que corresponde a aquélla. Pues bien, en el presente supuesto, no se aportado documental alguna que acredite que los demandantes fueron informados del contenido de la cláusula cuya nulidad se interesa, y tampoco de la testifical escuchada en juicio se puede considera acreditado tal extremo ya que los testigos no recordaban este caso concreto. Lo expuesto, impide considerar superado el primer filtro de inclusión a que se refieren los artículos 5 y 7 de la LCGC. CUARTO.- En cuanto al segundo nivel del control de transparencia, esto es, la transparencia entendida como la comprensibilidad real de la cláusula, tampoco puede considerarse superado en el presente caso. Debe recordarse que el artículo 80.1 del texto refundido de la Ley General para la Defensa de Consumidores y Usuarios : “1. En los contratos con consumidores y usuarios que utilicen cláusulas no negociadas individualmente, incluidos los que promuevan las Administraciones públicas y las entidades y empresas de ellas dependientes, aquéllas deberán cumplir los siguientes requisitos: a) Concreción, claridad y sencillez en la redacción, con posibilidad de comprensión directa, sin reenvíos a textos o documentos que no se faciliten previa o simultáneamente a la conclusión del contrato, y a los que, en todo caso, deberá hacerse referencia expresa en el documento contractual. b) Accesibilidad y legibilidad, de forma que permita al consumidor y usuario el conocimiento previo a la celebración del contrato sobre su existencia y contenido. En ningún caso se entenderá cumplido este requisito si el tamaño de la letra del contrato fuese inferior al milímetro y medio o el insuficiente contraste con el fondo hiciese dificultosa la lectura.” El Tribunal Supremo señala diversos criterios que serían reveladores de falta de transparencia de las cláusulas suelo/techo. En concreto: “a) Falta información suficientemente clara de que se trata de un elemento definitorio del objeto principal del contrato. b) Se insertan de forma conjunta con las cláusulas techo y como aparente contraprestación de las mismas. c) No existen simulaciones de escenarios diversos relacionados con el comportamiento razonablemente previsible del tipo de interés en el momento de contratar. d) No hay información previa clara y comprensible sobre el coste comparativo con otras modalidades de préstamo de la propia entidad –caso de existir- o advertencia de que al concreto perfil de cliente no se le ofertan las mismas. e) En el caso de las utilizadas por el BBVA, se ubican entre una abrumadora cantidad de datos entre los que quedan enmascaradas y que diluyen la atención del consumidor.” Criterios que si bien no constituyen un catálogo exhaustivo de circunstancias a tener en cuenta con exclusión de cualquier otra, ni tampoco la presencia aislada de alguna de ellas es necesariamente condición suficiente para que deba considerarse no transparente una cláusula suelo, sí deben tenerse en cuenta a la hora de valorar si se cumple el segundo nivel de control de transparencia En el presente caso se trata de una condición general que, aunque su redacción sea clara, está ubicada entre una gran cantidad de datos entre los que queda enmascarada y que contribuyen a diluir la atención sobre la misma del consumidor. La cláusula recibe asimismo un tratamiento secundario de modo que el consumidor no percibirá su verdadera relevancia. Tampoco consta que se realizasen simulaciones de las posibles evoluciones del tipo (dando por reproducido lo manifestado en el anterior fundamento jurídico en canto a que de lo manifestado en juicio por los testigos). Se trata, así, de que el contratante tenga representación real de lo que ha de pagar no obstante el descenso del tipo de referencia por razón del límite, y esto no consta. En definitiva, no consta que el consumidor haya podido tener adecuado conocimiento de la trascendencia económica de la cláusula. QUINTO.- Por último se analiza la alusión que realiza la demandada a la doctrina de los actos propios. Debe recordarse que consolidada doctrina jurisprudencial indica que la confirmación tácita de los contratos sólo se produce cuando, con conocimiento de la causa de nulidad, y habiendo cesado ésta, se ejecuta, por quien está legitimado, un acto inequívoco que implica necesariamente la voluntad de renunciar a ella. Los requisitos necesarios para la aplicación de la regla básica "venire contra factum proprium non valet" son: 1) una conducta jurídicamente relevante previa y consciente de sus consecuencias; 2) que tal conducta tenga una significación inequívoca e incompatible con la posterior; y 3)que las 7 expectativas razonables. defraudadas por la actuación posterior sean Ha de señalarse que no se consideran vulnerados los artículos 1311 y 1313 del Código por cuanto lo que aquí hemos analizado es si nos hallamos ante un clausula nula por incumplimiento del doble control de transparencia exigido legal y jurisprudencialmente, no si nos hallamos ante un contrato con consentimiento viciado que pueda ser confirmado ex art. 1.309 del Código Civil, sobre la confirmación de los contratos anulables. Por todo lo expuesto, la pretensión de nulidad ha de ser estimada, sin necesidad de examinar con detalle si existe de otra forma desequilibrio de las prestaciones. SEXTO.- Declarada la nulidad, restaría por determinar cuáles hayan de ser las consecuencias de ésta. No se estima necesario hacer un especial pronunciamiento de condena a eliminar la cláusula de contrato, por cuanto la declaración de nulidad la deja fuera del mismo por propio efecto de la sentencia; de modo que las cuotas futuras deberán ya aquietarse a la inexistencia del límite mínimo. La parte actora interesó devolución de los intereses desde la fecha de la sentencia de Tribunal Supremo de mayo de 2013. La determinación de la cantidad a devolver a fecha de demanda realizada por la demandante en 4.163,51 euros, sin perjuicio de la devolución de lo abonado con posterioridad, se considera adecuada. Y ello, en la medida en que en el acto de la audiencia previa no se impugnó por la demandada dicha cuantificación ni propuso cuantificación alternativa. SÉPTIMO.- En materia de intereses se interesa por la actora la condena la cantidad correspondiente por devolución “más los intereses que legalmente correspondan”, dada la imprecisión se estará a lo previsto en el artículo 576 de la LEC OCTAVO.- En materia de costas procesales, el carácter íntegro de la estimación tal y como ha sido expuesta, de conformidad con lo establecido en el artículo 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil, determina su imposición a la parte demandada, que ha visto rechazadas todas sus pretensiones. FALLO Que ESTIMO ÍNTEGRAMENTE la demanda presentada por la representación procesal de Roberto Pérez Álvarez frente a Banco Popular S.A. y declaro la nulidad de la cláusula prevista en el punto 5.8, del apartado V de la estipulación 2.1.1.1 que dice “ACOTACIÓN DE INTERÉS MÍNIMO: Independientemente de lo previsto en los apartados anteriores se acuerda y pacta expresamente por ambas partes que desde el CUATRO de MARZO de DOS MIL OCHO el préstamo hipotecario, devengará un interés mínimo a favor del banco del TRES COMA CINCUENTA (3,50%) por ciento anual” fijada en el contrato del contrato de subrogación y novación de tipo de interés y plazo de fecha 28 de febrero de 2007 y condeno a la demandada a devolver a la parte actora las cantidades que, por efecto de la citada disposición, se hubieren percibido desde la publicación de la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de mayo de 2013, ya mencionada, y que a fecha de demanda importan la suma de 4.163,51 euros. Con expresa imposición de las procedimiento a la parte demandada. costas del presente La presente resolución no es firme y contra ella cabe RECURSO DE APELACIÓN para ante la Ilma. Audiencia Provincial de Pontevedra a interponer directamente en este Juzgado el plazo de 20 DÍAS desde su notificación. Notifíquese a las partes. Así lo acuerdo, mando y firmo. PUBLICACIÓN.- La anterior sentencia ha sido publicada por la Juez sustituta que la suscribe en el mismo día de su fecha, estando celebrando audiencia pública con mi asistencia el secretario, de lo que doy fe. 9