Astronomía. Astronomía en la antigüedad. La Astronomía nació casi

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Astronomía.
Astronomía en la antigüedad.
La Astronomía nació casi al mismo tiempo que la humanidad. Los hombres
primitivos ya se maravillaron con el espectáculo que ofrecía el firmamento y los
fenómenos que allí se presentaban. Ante la imposibilidad de encontrarles una
explicación, estos se asociaron con la magia, buscando en el cielo la razón y la
causa de los fenómenos sucedidos en la Tierra. Esto, junto con la superstición y el
poder que daba el saber leer los destinos en las estrellas dominarían las creencias
humanas por muchos siglos.
Desde el principio de los tiempos el Ser Humano se ha maravillado al observar el
cielo estrellado. Sugerentes luces brillantes que pueblan el firmamento al caer la
noche. Puede decirse que la Astronomía nació en el mismo momento en que en el
Hombre se despertó la curiosidad y la capacidad de preguntarse por el mundo que
le rodeaba. Todas las civilizaciones se han interesado y estudiado los astros.
Desde la prehistoria, a Mesopotamia, pasando por el antiguo Egipto y las grandes
aportaciones de los astrónomos griegos, desde Demócrito hasta Tolomeo. Los
grandes astrónomos árabes de la Edad Media. Y después, el inicio de la
Astronomía moderna a partir del Renacimiento con Copérnico, Kepler, Galileo y
tantos otros que lograron sacudirse la rémora de la astrología y dejar la vía
expedita para asentar a la Astronomía como una Ciencia por derecho propio.
Muchos años de observación sentaron las bases científicas de la Astronomía con
explicaciones más aproximadas sobre el universo. Sin embargo, las creencias
geocentristas apoyadas por los grupos religiosos y políticos impusieron durante
muchos siglos un sistema erróneo, impidiendo además el análisis y estudio de
otras
teorías.
Hoy, la evolución y difusión de las teorías científicas han llevado a la definitiva
separación entre la superstición (astrología) y la ciencia (Astronomía). Esta
evolución no ha ocurrido pacíficamente, muchos de los primeros astrónomos
"científicos" fueron perseguidos y juzgados.
Historia de la observación del Sol
El estudio del Sol se inicia con Galileo Galilei de quien se dice que se quedó ciego
por observar los eclipses. Hace más de cien años se descubre la espectroscopia
que permite descomponer la luz en sus longitudes de onda, gracias a esto se
puede conocer la composición química, densidad, temperatura, situación los
gases de su superficie, etc. En los años 50 ya se conocía la física básica del Sol,
es decir, su composición gaseosa, la temperatura elevada de la corona, la
importancia de los campos magnéticos en la actividad solar y su ciclo magnético
de 22 años.
Las primeras mediciones de la radiación solar se hicieron desde globos hace un
siglo y después fueron aviones y dirigibles para mejorar las mediciones con
aparatos radioastronómicos. En 1914, C. Abbot envió un globo para medir la
constante solar (cantidad de radiación proveniente del sol por centímetro cuadrado
por segundo). En 1946 el cohete V-2 militar ascendió a 55 km con un
espectrógrafo solar a bordo; este fotografió al sol en longitudes de onda
ultravioletas. En 1948 (diez años antes de la fundación de la NASA) ya se
fotografió al Sol en rayos X. Algunos cohetes fotografiaron ráfagas solares en
1956 en un pico de actividad solar.
En 1960 se lanza la primera sonda solar denominada Solrad. Esta sonda
monitoreó al sol en rayos x y ultravioletas, en una longitud de onda muy
interesante que muestra las emisiones de hidrógeno; este rango de longitud de
onda se conoce como línea Lyman α. Posteriormente se lanzaron ocho
observatorios solares denominados OSO. El OSO 1 fue lanzado en 1962. Los
OSO apuntaron constantemente hacia el Sol durante 17 años y con ellos se
experimentaron nuevas técnicas de transmisión fotográfica a la tierra.
Astronomía de los planetas, satélites y otros objetos del sistema solar
Una de las cosas más fáciles de observar desde la Tierra y con un telescopio
simple son los objetos de nuestro propio Sistema Solar y sus fenómenos, que
están muy cerca en comparación de estrellas y galaxias. De ahí que el aficionado
siempre tenga a estos objetos en sus preferencias de observación.
Los eclipses y los tránsitos astronómicos han ayudado a medir las dimensiones
del sistema solar.
Dependiendo de la distancia de un planeta al Sol, tomando la Tierra como
observatorio de base, los planetas se dividen en dos grandes grupos: planetas
interiores y planetas exteriores. Entre estos planetas encontramos que cada uno
presenta condiciones singulares: la curiosa geología de Mercurio, los movimientos
retrógrados de algunos como Venus, la vida en la Tierra, la curiosa red de
antiguos ríos de Marte, el gran tamaño y los vientos de la atmósfera de Júpiter, los
anillos de Saturno, el eje de rotación inclinado de Urano o la extraña atmósfera de
Neptuno, etc. Algunos de estos planetas cuentan con satélites que también tienen
singularidades; de entre estos, el más estudiado ha sido la Luna, el único satélite
de la Tierra, dada su cercanía y simplicidad de observación, conformándose una
historia de la observación lunar. En la Luna hallamos claramente el llamado
bombardeo intenso tardío, que fue común a casi todos los planetas y satélites,
creando en algunos de ellos abruptas superficies salpicadas de impactos.
Los llamados planetas terrestres presentan similitudes con la Tierra, aumentando
su habitabilidad planetaria, es decir, su potencial posibilidad habitable para los
seres vivos. Así se delimita la ecósfera, un área del sistema solar que es propicia
para la vida.
Más lejos de Neptuno encontramos otros planetoides como por ejemplo el hasta
hace poco considerado planeta Plutón, la morfología y naturaleza de este planeta
menor llevó a los astrónomos a cambiarlo de categoría en la llamada redefinición
de planeta de 2006 aunque posea un satélite compañero, Caronte. Estos planetas
enanos, por su tamaño no pueden ser considerados planetas como tales, pero
presentan similitudes con éstos, siendo más grandes que los asteroides.
Hasta nuestros días.
Con la llegada del siglo XX y la creación de los grandes observatorios, la
Astronomía dio un gran salto cualitativo. Se ampliaron las ventanas de
observación: los astrónomos ya no se limitaban a observar el cielo en luz visible,
ahora también era posible observar el firmamento en ondas de radio, en infrarrojo,
en ultravioleta. En prácticamente todo el espectro electromagnético. Y para ello se
han creado los telescopios adecuados y los observatorios que los acogen.
Inmensos radiotelescopios fueron desplegados en la segunda mitad del siglo XX:
espectaculares orejas con las que escuchar al Universo en ondas de radio. Y en el
último cuarto del siglo pasado, la Astronomía sale de la Tierra con los
observatorios en órbita. Telescopios especializados en diferentes regiones del
espectro electromagnético que se enviaron fuera de la atmósfera terrestre para
evitar el molesto efecto de esta sobre la radiación procedente de los astros. Qué
decir de las espectaculares imágenes que nos ha proporcionado el telescopio
Hubble, todavía en órbita alrededor de la Tierra.
Y la Astronomía del XXI, con telescopios más grandes, mejor preparados para la
observación. Grandes instalaciones para la interferometría de muy larga base. Y la
nueva generación de telescopios fuera de la Tierra: un posible observatorio
situado en la Luna o conjuntos de telescopios situados lejos de la Tierra que
darían un servicio extraordinario en el nuevo campo de la búsqueda de planetas
extrasolares. Aquí comienza nuestro recorrido por el Cosmos. Descubre los
secretos de la Astronomía a través de un viaje de exploración y descubrimiento
por todo el Universo. Elige el tema por el que quieras comenzar y navega
siguiendo el itinerario que te hayas marcado. La Astronomía no conoce límites y el
deseo de conocer tampoco
Astronomía
La astronomía estudia el Universo como un todo, así como los diversos entes que lo
componen: estrellas de diversas clases con sus planetas y satélites que, junto con la
materia interestelar, forman las galaxias, que a su vez al agruparse forman cúmulos de
galaxias y súper cúmulos.
Orígenes de la astronomía
Considerada la ciencia más antigua, la astronomía ha favorecido el desarrollo de otras
muchas disciplinas, tales como la matemática, la física, la geografía, etc. Las culturas
antiguas (babilónica, china, egipcia, griega, india, maya, etc.) poseían conocimientos
astronómicos rudimentarios, limitados a la observación a simple vista, aplicados con
fines prácticos o mítico-religiosos. Las teorías astronómicas de la Antigüedad
estuvieron dominadas por la autoridad de Aristóteles (s. IV a.J.C.) y la creencia en la
inmovilidad de la Tierra.
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