rubén darío y la nueva cultura americana - Editorial Pre

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ABCÍrTcrarío
27 -junio-1987
| ACE ya cincuenta años Juan
L a r r e a —de
quien se dijo que era
un poeta que no existía, sino que se trataba
de una invención de
Gerardo Diego, y que
si existió para bien de
la poesía española y
de las letras en español en general- dejaba, quemante y activo,
este principio, que bien podría constituir una
poética: «Inteligencia y sensibilidad son enemigos, pero no en el tiempo ni en el espacio,
sino en cada interior humano, donde únicamente existen. Este y no otro es su campo
de refriega.» Mucho tiempo ha pasado desde
entonces, mucho tiempo de Larrea fuera de
España y con una dedicación de generosa
entrega para los hombres y las artes. Su fidelidad pasó también a todo lo que se le ofrecía
en el mundo, y puso mucha inteligencia y
mucha sensibilidad en esa línea de atención,
en esa propia lucha interior, donde no se ha
dado tregua.
H
ABC/III
que azularon al temblar
por ti los que te amaban.
Tus cabellos son tan
débiles que tu cabeza
puede apenas
sostener la noche...
Esta cabeza, acaso
débil del poeta, que le
JUAN LARREA
destina al reposo en
Colección Pre-Textos. 190 páginas. Valencia, ¡987
medio de la vida, deja
eos que conforman el nudo apocalíptico, esto también tendidos esos cabellos sin más sentido que ese poco de agua. Y Larrea ha persees, otra vez revelador del Nuevo Mundo».
Juan Larrea, que ya había escrito otros tex- guido a ese Rubén Darío, aun fuera de su
tos impulsado por su devoción al poeta cen- gusto, de su razón y de su entendimiento.
troamericano, que van desde «Rubén Darío «No son raros los pensadores -nos dice Lacontra Bolívar», hasta «Vallejo y el surrealis- rrea- que después de dar vueltas y más
vueltas en torno a la llaga viva del ser, acaban por derivar su interés hacia los poetas, e
incluso a poetas que sintomáticamente perdieron la razón, como es el caso de Hólderling a que se acogió Heidegger.»
En cierto modo, desde otro ángulo, distinto
y aun opuesto, ha sido leído Rubén Darío.
Muchos seguidores de su obra percibían una
belleza - y más, una grandeza- no entendida del todo. Allí estaba, sin duda, la poesía,
pero pesaba sobre ellos, inmediatamente, al
lado de su entusiasmo, la despiadada y solamente ingeniosa ocurrencia de Enrique González Martínez: «Córtale el cuello al cisne de
engañoso plumaje», sin molestarse en ir un
poco más allá. Y Rubén, observado desde lo
culto a lo floral, se dejaba 'en el camino a
esos lectores en potencia que indudablemente pasaron a su lado. Cuando se le llamaba
el poeta del Mundo Nuevo quizá sé pensaba
muchas veces en un poeta menor con ínfulas
de notoriedad y. con magisterios sabiamente
asimilados, pero no se quiso o se pudo llegar
al mensaje verdadero dé éste poeta que era
como la síntesis grandiosa de un haz de pueblos gritando al unísono. El español dé su
verso iba más allá que todas las lenguas de
sus pueblos. Y su palabra modificó la fuerza
de la palabra y consiguió esos «nuevos himmo»,
logra ¿Qn éste nuevo Rubén, persegui- nos» que le hicieron ser el poeta universal de
do y enaltecido en las lecciones de un aula un continente. Si alguien le pudo reprochar
universitaria,; la última - y novísima- estatura su queja contra los que amenazaban con haque el poeta-pedía para ser más que vigente, cernos hablar a todos inglés, otros vinieron a
más que primero en; e l concierto de los paí- recordarle la palinodia de volver al elogio de
ses dé habla española. Y es que Juan Larrea todo lo que despreció. Y,es que a Rubén socuando parece que va a quedarse en la glosa lamente . se le consideró como un maestro
-eso no podía negarlo nadie- que dio una
de un poeta determinado -siempre arrancando radicalmente de sus personalísimas admi- enorme vuelta de timón a la lengua española.
raciones-nos lleva mucho más allá dé lo Desde Rubén era otra la poesía. Creó ritmos
que podíamos esperar. Fuera de toda erudi- y aprendió y ensayó otros que no parecían
ción, y dentro de un verdadero haz de adivi- posibles. Hizo que los vocablos cobrarán solnaciones, Larrea maneja sus símbolos con tura e independencia. Adoptó o repudió lo
una personal y alucinada sencillez -«de des- que le ofrecían sus alrededores vivos y culnuda que está brilla la estrella»— y descifra tos, con independencia y sin miedo a nadie.
un Rubén Darío, siempre iluminado y errante Gerardo Diego, acertadamente, lo puso a la
hasta conseguir las constantes de esa Teleo- cabeza de los poetas españoles en sus célelogía que le:lleva a finales imprevisibles. ¡Qué bre Antología. Pero el poeta profetizó, adey acertó en muchas predestinaciones
lejos se quedan ahora los que no han querido más,
ver en su poesía la desmesura o ta elegancia que le estaban reservadas. Juan Larrea lo
buscada de un barroquismo afrancesado, o la escribe ahora en este atractivo y singular Rubén, a quien acerca al .Apocalipsis de Juan y
retórica amanerada de un heraldo efectista.
al Dante de la Divina Comedía. Este libro es
Como en los versos del propio Larrea, Da- un desafío para que tanteemos su vigencia,
río se adelanta en el tiempo, insólito y con ta- para que nos encontremos con un Rubén que
lla de gigante, donde sus cabeHos apenas po- acaso no quisimos más alto y más profundo.
dían sostener la noche. Sí, como Larrea es- Y todo estaba ahí. La forma magistral estaba
cribe Algunas veces con lágrimas:
dilucidando la pregunta. El cisne era el símElige tu más hermosa claridad y tu corazón bolo y la señal.
preferido
-Es hora de sentarse en medio de la vida
Ya no te queda sino el sentido de este poco
José GARCÍA NIETO
de agua
de la Real Academia Española
El libro de la semana
RUBÉN DARÍO Y LA NUEVA CULTURA
AMERICANA
Difundida ya su obra, de la que fue celoso
durante mucho tiempo - n o olvidemos que
para que formara parte de la famosa antología de Diego, éste tuvo que buscar casi a
tientas unos cuantos versos del poeta- también hemos ido teniendo noticia de su labor
corno crítico ..y., comentarista de arte. Fundó
con; el peruano César Vallejo, en París y en
1926,
ia revista Favorables París Poema, y
una vez muerto Vallejo, desde su «Aula Vallejo», sé dedicó a difundir y a estudiar la
obra del autor de Trilce hasta llegar a la publicación de Aula de exquisita divulgación.
Toda ella fue testigo de esa lucha entre sensibilidad e inteligencia para dilucidar la obra
de Vallejo, corno lo es ahora este libro dedicado a Rubén Darío y que procede de un
curso de seis lecciones-dictado en las Universidades de Santiago de Chile y de Córdoba
(Argentina). El libro, titulado Rubén Daríp y la
Nueva Cultura Americana va mucho más allá
de lo que,podría ser una crítica del autor.de
Azul. Se trata de una distinta lectura de la
obra del gran poeta nicaragüense, de trazar
ante nuestros ojos una nueva línea de fuego
rubeniana que atraviesa el presenté, él pasado, el futuro de un escritor misteriosamente
:
profetice
Felipe Daniel Obarrio, que ha prologado el
libro y recogido los textos, nos dice en su Introducción: «Como ha acontecido siempre en
todos los campos en los que Larrea penetró
con su imaginación y razón portentosas
-caso Apocalipsis, caso escrituras testamentarias y evangélicas, caso surrealismo, caso
Machupichu, caso César Vallejo, caso Novalis y Huidobro, caso Guernica de Picasso,
caso Prisciliano, caso gerra civil española,
etcétera- el objeto de estudio, en esta ocasión Rubén Darío, termina irradiando una
fuente luminosa hasta entonces reprimida, ignorada, que tiene necesariamente que deslumbrar a quienes se acercan a los temas y a
los fenómenos de la cultura con la vocación
excluyente de la pasión por la verdad.» Y
también ahora nosotros, los que nos acercamos a un Rubén Darío que creíamos gustado
y entendido hasta el límite, leemos de otra
manera, con el convencimiento de que el
poeta profeta que solamente habíamos quizás entrevisto, se alza ahora «consciente de
tos grandes mitos culturales y hasta geográfi-
ABC (Madrid) - 27/06/1987, Página 55
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