ESTIMADOS PADRE DE FAMILIA: Es un placer para mí, dirigirme a ustedes, para envíales un mensaje como reconocimiento a la entrega de dedicación a sus hijos. La historia de ellos, de lo que sea su vida, quedará grabada y empastada en un gran volumen de páginas, en las que su con tenido lo formará, sus oraciones, sus desvelos y sus esfuerzos para ser hacer de ellos, hombres de bien. Tendrán ustedes la oportunidad de leer esas páginas cuando quieran recordarlos y verlos niños. Sé que muchos de ustedes al recorrer las páginas de ese libro, llorarán y reirán por que las lagrimas, siempre se acompañan, al final, de una amplia sonrisa para no dañar la felicidad pues, se llora por el éxito, por el triunfo en el esfuerzo y, al final, se ríe por la satisfacción de todo ello, como un premio por haber aceptado y cumplido con la responsabilidad de ser padres. Su mayor compromiso, es enseñar a volar a sus hijos a semejanza de los polluelos de las aves que, cuando les salen las alas, están prestos para valerse por sí mismo y retar al fuerte viento en busca de su sustento diario. La situación actual es preocupante, por lo que tenemos que blindar a nuestros hijos con el acero de la entereza y de la responsabilidad para protegerlos de los peligros existentes; fortalecerlos en su pensamiento y en sus decisiones para decir un NO ROTUNDO a la institución de torcer el camino. No los regañen; es mejor inducirlos con el ejemplo, pues este es más fuerte que mil palabras. Ayúdenles a construir, a tiempo, su proyecto de vida, en el que, el SER supere en condiciones al TENER y que en última instancia el TENER, sea un complemento o una consecuencia del SER. Tenemos la inculcarles los valores que sean posibles la convivencia humana: el respeto, la justicia, la solidaridad, la honestidad, la honradez y la lealtad, despertándoles el ansia de ser grandes en su SER, más que llenarse de cosas. Es urgente que participemos todos para cambiar el rumbo de nuestra sociedad antes de que sea imposible lograrlo. Si nosotros no hemos sido capaces de ofrecerles un mundo digno de vivirse, ayudémoslos para que ellos, lo logren. Que aprendan a ser leales con sus padres, con su país, con sus principios, y con ellos mismos. Que aprendan a ser leales sin testigos incluso en la obscuridad, cuando no hay nadie que lo obligue a uno, más que el respeto que se merece cada quien. Si salva su dignidad, se mantendrán siempre en pie con el respeto a sus valores y creencias. Díganles a sus hijos lo que ustedes valoran y explíquenles la razón de las reglas del juego, ya que formar niños con valores en el mundo de hoy, exige una valentía especial. Sus hijos no necesitan gigantes necesitan seres humanos; no necesitan importantes hombres de negocios, los necesitan a ustedes tal como son. Ábranles su corazón y déjenlos registrar en su cerebro una inolvidable imagen de su recia y limpia personalidad. Sus hijos se enamorarán de ustedes y los guardarán en su corazón por siempre, como la mejor herencia. Den a sus hijos algo importante más valioso, algo que no se compra con todo el dinero del mundo: SU SER, SU HISTORIA, SUS EXPERIENCIAS, SUS LÁGRIMAS, SU AMOR Y SU TIEMPO. PADRE MADRE Rodéame de amor y de Cariño por que así creceré Y seré un hombre de bien y, Ayudaré a construir el mundo Que todos quisiéramos vivir Espero confiar en ti como no creo poder hacerlo con nadie más. Estoy segura que sabrás comprenderme y Ayudarme a ver la vida Con la mayor alegría. Profr. Héctor González González Septiembre del 2012