Homilías - Predicación - Orden de Predicadores

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Dominicos | Orden de Predicadores
Homilías
Ciclo
C
XVI Domingo del tiempo ordinario
18/07/2010
"Solo una cosa es necesaria"
Introducción
San Lucas introduce esta escena doméstica al concluir la
parábola del buen samaritano en el viaje a Jerusalén. En
Betania, aldea ya cercana al templo de Jerusalén, Jesús
encuentra la hospitalidad de Marta y María, las hermanas
de Lázaro. Allí, al mismo tiempo que se reposaba de sus
correrías, aquellas mujeres le escuchaban con atención sin
descuidar la hospitalidad. En este ambiente amable Jesús
no reprocha las atenciones que recibe ni tampoco
pretende ensalzar a unos a costa de los otros. Bien sabe
Jesús de nuestras necesidades terrenales, pues nos
enseña a pedir a Dios el pan de cada día. Simplemente
quiere enseñar a todos el verdadero valor de la Palabra de
Dios. Quiere orientar nuestra mirada a lo único necesario.
La propuesta de Jesús sobre las necesidades de la vida
quiere centrarnos en lo esencial.
Fray Gregorio Celada Luengo
Convento de San Esteban (Salamanca)
Lecturas
Lectura del libro del Génesis 18, 1-10a
En aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda,
porque hacía calor. Alzó la vista y vio tres hombres en pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se
prosternó en tierra, diciendo:
–Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis
junto al árbol. Mientras, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a vuestro
siervo.
Contestaron:
–Bien, haz lo que dices.
Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
–Aprisa, tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.
El corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. Tomó también cuajada, leche,
y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comieron.
Después le dijeron:
–¿Dónde está Sara tu mujer?
Contestó:
–Aquí, en la tienda.
Añadió uno:
–Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo.
Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5 R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino;
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura,
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra, nunca fallará. R.
El que así obra, nunca fallará. R.
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 1,24-28
Hermanos:
Me alegro de sufrir por vosotros:
así completo en mi carne los dolores de Cristo,
sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia.
Dios me ha nombrado ministro de la Iglesia,
asignándome la tarea de anunciaros a vosotros
su mensaje completo:
el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones
y que ahora ha revelado a su pueblo santo.
Dios ha querido dar a conocer a los suyos
la gloria y riqueza que este misterio
encierra para los gentiles:
es decir, que Cristo es para vosotros
la esperanza de la gloria.
Nosotros anunciamos a ese Cristo;
amonestamos a todos, enseñamos a todos,
con todos los recursos de la sabiduría,
para que todos lleguen a la madurez
en su vida cristiana.
Lectura del santo Evangelio según San Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
–Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.
Pero el Señor le contestó:
–Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la
quitarán.
Comentario bíblico
Primera lectura: (Génesis 18, 1-10a)
Marco: El relato es particularmente entrañable y, a la vez, misterioso: se aparecen a Abrahán tres caminantes y se comporta con ellos
guiado por las leyes y costumbres de la hospitalidad tan querida y mimada por los orientales. A la promesa de que Sara tendrá un hijo,
ésta sonríe, detalle que se utilizará para la imposición del nombre: Isaac (Gn 21,1-6).
Reflexiones
1ª) ¡Corrió a su encuentro con el ruego de que no pasasen de largo!
El autor de este relato poseía el arte de la dramatización religiosa muy desarrollado. Ha sabido componer una bella escena de aparición
y anuncio con recursos muy austeros. Para describir la aparición lo hace con una frase lacónica y una descripción propia de la vida
nómada. Aquellos hombres estaban acostumbrados a entender que Dios se comunicaba con los hombres por medio de mensajeros. La
reflexión posterior entendió y quiso descubrir en los tres personajes un anuncio y anticipo de la Trinidad. El sentido histórico puede que
no alcance tanto y el autor puede que no quisiera decir tanto en aquel momento. Lo más que podemos decir en este sentido es que se
trata de atisbos imprecisos y muy velados. La revelación de la Trinidad es una cuestión del Nuevo Testamento. Y aún esta revelación
necesitó varios siglos hasta que cuajó en las fórmulas que hoy profesamos y proclamamos. Pero la presencia de los tres, de los que
uno es portavoz, indica la firmeza de la palabra divina apoyada por dos testigos que comparten con el portavoz su mensaje. En cuanto
a la escenificación, en lo que a Abrahán se refiere, el autor recurre a los elementos de una vida nómada que se realiza toda ella
alrededor de la tienda. Sobresale el sentido de la hospitalidad como lo demuestra el resto del relato que adorna el conjunto. Es
necesario recuperar la sensibilidad por lo divino en nuestro mundo. La sensibilidad por el servicio a los demás. La hospitalidad ha
desaparecido prácticamente de entre nosotros.
Segunda lectura (Colosenses 1,24-28)
Marco: El contexto es la primera sección de la carta centrada en el misterio de Cristo (1,15-2,23). El autor insiste en la supremacía de
Cristo. Mirada retrospectiva de la vida y ministerio de Pablo.
Reflexiones
1ª) ¡La misión apostólica para anunciar el mensaje completo incluye el sufrimiento!
La íntima relación del sufrimiento y de la misión evangelizadora forma parte de una misteriosa realidad. ¿Por qué el sufrimiento? Se
preguntaban y se preguntan los hombres. Y cuando la relación se establece entre el sufrimiento y el Evangelio todavía es más
sorprendente. Y llega a la cima cuando esto se cristaliza y se presenta plásticamente en el propio Cristo Jesús. Y esta íntima relación se
prolonga en la Iglesia. El discípulo de Pablo, que recuerda con sumo cuidado la vida y la enseñanza de su maestro, sabe que así fue la
historia. Y la historia tiene un sentido que hay que buscar y escudriñar. El nacimiento y el crecimiento de la Iglesia, lleva parejo el
sufrimiento de su Fundador y de sus ministros y mensajeros. Las actitudes de Jesús, que sobrepasan por todos sus extremos las
exigencias de la Ley para ofrecer la libertad del Evangelio y de la gracia, le acarreó no pocas incomprensiones que le condujeron
finalmente a la cruz. Pablo ha recibido la tarea de anunciar el proyecto de Dios, el misterio de Dios y esta misión le acarreó la
incomprensión, la persecución y la muerte. Y esta tarea consistió en realizar en la historia la promesa hecha a Abrahán en el momento
de su vocación: en ti se bendecirán todas las naciones (Gn 12,1ss). Pablo ha emprendido esta tarea porque se sintió enviado para ello:
anunciar a los gentiles que ellos forman parte integrante del único proyecto salvador de Dios. Admirable página para los ministros del
Evangelio de hoy. Y para los discípulos de Jesús en general. El Evangelio de la gracia y su anuncio en el mundo ha provocado siempre
la persecución.
Evangelio: (Lucas 10,38-42)
Marco: El fragmento se centra en el episodio de Marta y María que son presentadas como dos formas de servir y seguir a Jesús. Lucas
está muy atento a los rasgos de oración de Jesús y de los que forman parte de su relato: María, etc.
Reflexiones
1ª) ¡Marta o la generosidad y entrega en el servicio a los otros!
Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio. Es oportuno hacer notar ahora que estas dos hermanas constituyen el motivo de
un relato doble: uno lo encontramos en Juan 11 y el otro en Lucas (este fragmento de hoy). Pero ambos personajes no significan lo
mismo en los dos autores. Para Lucas, lo acabamos de ver, Marta simboliza o expresa la dedicación al servicio hasta el agotamiento.
María simboliza la actitud del discípulo que escucha atentamente y contempla. En el relato joánico aparecen las dos hermanas en dos
relatos distintos: el primero, con motivo de la resurrección de Lázaro (Jn 11) y el segundo al recordar la unción en Betania (Jn 12,1-8).
En el primero, Marta representa a la creyente fiel en la resurrección escatológica y futura; una creyente en Jesús como el que tenía que
venir a este mundo. Marta, como Tomás, son para el autor del cuarto evangelio, el modelo del creyente (no incluimos al discípulo
amado). En el segundo, Marta aparece consagrada al servicio (como en el relato lucano), y María consagrada a la atención delicada
para con Jesús mismo ungiéndolo con exquisito perfume en vistas a la sepultura. En lo que al relato de Lucas se refiere, Marta aparece
como la entregada al servicio. Tarea necesaria y urgente. En un marco de oración, como es en el que aparece este episodio, es
necesario tener en cuenta la finalidad del mismo. El servicio es necesario, pero no es el valor supremo. Jesús sirvió hasta el don de la
vida propia, pero había otro plano superior: la intimidad con su Padre del que está pendiente y procura hacer siempre su voluntad.
2ª) ¡María, sentada a los pies de Jesús, escuchaba y contemplaba!
La presentación narrativa de estos rasgos atribuidos a María nos lleva al mundo de las escuelas rabínicas del tiempo de Jesús. Los
discípulos se sentaban en el suelo (habitualmente), en forma de círculo, alrededor de su maestro. Así sentados escuchan atentamente
las enseñanzas del maestro que luego comparten en sus discusiones (Mc 3,34-35). María es entendida en la Iglesia primitiva como una
discípula perfecta de Jesús. Y aquí convergen las representaciones lucana y joánica, pero con atribuciones a personas distintas: Marta,
en Juan; María en Lucas. Sabemos por el relato bíblico en su conjunto que escuchar la Palabra de Dios es tarea de especial
importancia y relevancia. María representa a lo mejor del pueblo de Israel, que es invitado a escuchar atentamente la palabra de Dios
(Lc 11,27-28). Es la mejor respuesta a Jesús, Maestro y Predicador o Anunciador del reino. Con su actitud, María nos invita a entrar en
el terreno de las bienaventuranzas o congratulaciones de Jesús. Y ésta de la escucha de la Palabra tiene un carácter especial. Es
necesario recuperar en nuestro mundo la capacidad de contemplar y escuchar la palabra de vida que transmite Jesús a través de su
Iglesia y de sus discípulos. Muchas dificultades encuentran el hombre y la mujer modernos para entrar en el santuario íntimo y perder
algún tiempo en holgarse en el Señor, escuchando y contemplando su palabra.
Dile que me eche una mano... Eligió la mejor parte. Una lectura atenta del relato evangélico en su conjunto nos certifica que Jesús
mismo supo armonizar las dos realidades y las dos tareas: durante el día se dedicaba intensamente a anunciar el reino con gestos y
palabras; las gentes se agolpaban a su alrededor y no le dejaban tiempo y tranquilidad ni para comer. Pero a la vez leemos
repetidamente en el relato evangélico que se retiraba habitualmente al monte (durante la noche o, incluso, durante el día), a la soledad,
para dedicarse a la oración con Dios, es decir, al diálogo íntimo con Él. De tal manera que es necesario afirmar que no ha habido un
modelo de oración que pueda superar a Jesús. Jesús es, por tanto, modelo de servidor hasta la muerte y modelo de oración
permanente. Por eso, es necesario deducir del Evangelio que tanto Marta como María tienen una tarea y una misión que en este relato
aparecen divididas, porque son personas limitadas. El ideal es que con las dos pudiéramos conseguir una síntesis: dedicarse al servicio
fraterno y a la vez a la alabanza divina. Como hace María cuando visita a Isabel, que sabe conjugar las dos tareas. Es necesaria la
síntesis: la acción, si le falta la experiencia íntima de la oración, esta vacía; a la oración, si le falta la acción del servicio fraterno, carece
de expresión significativa. Pero cada uno recibe una tarea en la que se intensifican algunos de estos aspectos. A partir del ejemplo de
Jesús podemos deducir que en la Iglesia es necesaria la síntesis, pero sumando personas diversas, dada la limitación humana. En el
tiempo son necesarias las dos tareas; en la eternidad sólo permanecerá la contemplativa.
Fr. Gerardo Sánchez Mielgo
Convento de Santo Domingo. Torrent (Valencia)
Este comentario está incluido en el libro: La Palabra fuente de vida. Ciclo A. Editorial San Esteban, Salamanca 2004.
Iª Lectura: Génesis (18,1-10): Abrahán, a la escucha de Dios
I.1. En la primera lectura nos encontramos con una de las estampas más evocadoras de los relatos en torno al padre del pueblo de
Israel, Abrahán. Es un relato que tiene todas las connotaciones de leyenda sagrada, pero que expresa el misterio de la vida de este
personaje que todo se lo jugó apoyado en la palabra de Dios, en su promesa de darle un tierra y una heredad. Tres personajes
aparecen a lo lejos, que son como uno, porque es uno el que al final habla al Patriarca. Se pone en funcionamiento la sagrada ley de la
hospitalidad en el Oriente, y muy especialmente en el desierto, aunque aquí nos encontremos en Mambré. Son varias las experiencias
religiosas que Abrahán tiene en Mambré y que han sellado el nombre y el lugar como algo religioso.
I.2. La iconografía de la tradición cristiana ortodoxa ha visto aquí el misterio de la Trinidad, e incluso de la Eucaristía, ante los dones
que ofrece Abrahán. Todo ello se ha reproducido en un bello Icono que es de los más conocidos del mundo. Efectivamente, se ha
querido representar la visita del Señor para hacerle la promesa de que tendrá un verdadero heredero. El paso de Dios a nuestro lado,
por nuestra vida, constantemente o en momentos puntuales, es una experiencia de la cuál han hablado grandes y pequeños
personajes de la historia de la humanidad. Ése es el tema teológico de las lecturas de este domingo.
IIª Lectura: Colosenses (1,24-28): El misterio de Dios y su revelación
II.1. La segunda lectura pone de manifiesto que el misterio de Dios se ha revelado a los suyos, a la Iglesia, por medio de su ministro. Es
Pablo, aunque no sea precisamente el autor de esta carta, el que se ha dedicado a contemplar ese misterio que es Cristo, para darlo a
conocer a los hombres. No se trata, claro está, de una elección esotérica, reservada a algunos, sino que todo el que quiera conocer a
Dios lo puede hacer por medio de Cristo. Pablo subraya con énfasis que este misterio se abre de par en par a todos los hombres y
nadie está excluido.
II.2. El “misterio de Dios” se ha hecho presente en Cristo, y de alguna manera ha dejado ya de estar velado y de ser algo imposible para
los hombres. Es verdad que sigue siendo misterio, pero está humanizado; está humanizado en Cristo y está humanizado en el servicio
de proclamarlo a los hombres. Dios ¡misterio escondido! No es una esencia sin entrañas, al contrario es un “personaje” que se siente el
verdadero Dios en la medida en que puede comunicarse y no guardarse para sí su bondad. Aquí se cumple aquello del «Bonum est
difusivum sui» : El bien es de suyo difusivo. Para ello, Dios tiene a Cristo y al apóstol, para comunicarse.
Evangelio: Lucas (10,38-42): Saber elegir lo que Dios desea
III.1. El evangelio de Lucas nos presenta a Jesús, en su camino a Jerusalén, que hace una pausa en casa de Marta y María. Ya es
sintomático que se nos describa esta escena en la que el Señor entra en casa de unas mujeres, lo que no podía ser bien visto en
aquella sociedad judía. Pero el evangelista Lucas es el evangelista de la mujer y pone de manifiesto aquellos aspectos que deben ser
tenidos en cuenta en la comunidad cristiana. Sin la cooperación de la mujer, el evangelio hubiera sido excluyente. El sentido de este
episodio ha dado mucho que hablar, dependiendo del tipo de traducción que se adopte del original griego: “una sola cosa es
necesaria”, o por el contrario “pocas cosas son necesarias”, dependiendo de los manuscritos. La primera opinión parece más
coherente. Muchos pensaron que se trataba de defender la vida contemplativa respecto de la vida activa o apostólica. Esta es ya una
vieja polémica que no tiene sentido, porque las dos cosas, los dos aspectos, son necesarios en la vida cristiana. La opción polémica
entre la vida activa y la vida contemplativa sería empequeñecer el mensaje de hoy, porque debemos armonizar las dos dimensiones en
nuestra vida cristiana.
III.2. Lo que Lucas subraya con énfasis es la actitud de escuchar a Jesús, al Maestro, quien tiene lo más importante que comunicar. No
quería decir Jesús que “un solo plato basta”, como algunos han entendido, sino que María estaba eligiendo lo mejor en ese momento
que él las visita. Este episodio, todavía hoy, nos sugiere la importancia de la escucha de la Palabra de Dios, del evangelio, como la
posibilidad alternativa a tantas cosas como se dicen, se proponen y se hacen en este mundo. Jesús es la palabra profética, crítica,
radical, que llega a lo más hondo del corazón, para iluminar y liberar. Ya es sintomático, como hemos apuntado antes, el detalle que
Lucas quiera poner de manifiesto el sentido del discipulado cristiano de una mujer en aquél ambiente.
III.3. Tampoco se debería juzgar que Marta es desprestigiada, ¡ni mucho menos!, ¡está llevando a cabo un servicio!, pero tiene que
saber elegir. Muchas veces, actitudes contemplativas pueden ocultar ciertos egoísmos o inactividad de servicio que otros deben hacer
por nosotros. Porque Jesús, camino de Jerusalén, ha pasado por su lado y es posible que en su afán no supiera, como María, que
tenía que dejar huella en su vida. María se siente auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar como la única cosa importante en
ese momento. Y de eso se trata, de ese ahora en que Dios, el Señor, pasa a nuestra lado, por nuestra vida y tenemos que
acostumbrarnos a elegir lo más importante: escucharle, acogerle en lo que tiene que decir, dejando otras cosas para otros momentos.
Lucas, sin duda, privilegia a María como oyente de la palabra y eso, en este momento de subida a Jerusalén, es casi decisivo para el
evangelista. Se quiere subrayar cómo debemos, a veces, sumergirnos en los planes de Dios. De eso es de lo hablaba Jesús camino de
Jerusalén (según Lucas) y María lo elige como la mejor parte. Marta… no ha podido desengancharse… y ahora debiera haberlo hecho.
Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
Este comentario está incluido en el libro: Sedientos de su Palabra. Comentarios bíblicos a las lecturas de la liturgia dominical. Ciclos A, B y C.
Editorial San Esteban, Salamanca 2009.
Pautas
Dichosos los que oyen la Palabra de Dios
Tanto la primera lectura como el evangelio de hoy nos hablan de la visita de Dios y de la reacción de los visitados. Es importante la
hospitalidad, pero lo decisivo es que Dios no pasa de largo ante sus hijos. El Señor paga así con creces la hospitalidad y acogida que
le prestan. Jesús buscó por todos los medios -palabras y obras- remover los obstáculos que impiden el acceso a Dios. Su predicación
del reinado de Dios es el señorío de Dios sobre nuestras vidas. No rechaza los programas humanos, pero advierte que en ellos y por
ellos no excluyamos a Dios de nuestro mundo. Lo decisivo para interpretar sus enseñanzas es que todos tienen que escuchar la
Palabra de Dios.
En el decurso de su predicación, el evangelio de san Lucas recoge el momento en el que Auna mujer alzó la voz de entre la gente, y
dijo, dirigiéndose a Jesús: (Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron! (Lc 11, 27). Pero a la bendición proclamada por
aquella mujer respecto a su madre según la carne, Jesús responde de manera significativa: Dichosos más bien los que oyen la Palabra
de Dios y la cumplen (Lc 11, 28). Jesús no niega ni rechaza la maternidad entendida sólo como un vínculo de la carne, sino que quiere
orientarla hacia aquel misterioso vínculo del espíritu, que se forma en la escucha y en la observancia de la palabra de Dios. Porque el
elogio pronunciado por Jesús no se contrapone al formulado por la mujer desconocida, sino que viene a coincidir con ella en la persona
de su Madre. Jesús no niega el valor de la que ha sido su madre según la carne ni se aleja de ella, sino que quiere abrir a todos el
reino de Dios. Con estas palabras Jesús elevaba el Reino de Dios sobre los motivos y vínculos de la carne y de la sangre. Ahí está la
pista de lo Aúnico necesario.
La contemplación
En nuestra vida nos planteamos, con frecuencia, la práctica religiosa como una alternativa entre la vida contemplativa de María y la
activa de Marta. Muchas veces hemos aplicado este texto en favor de la vida religiosa contemplativa. Pero al poner la contemplación en
la cúspide de la vida cristiana en general, hay que aclarar su significado. No es olvido ni menosprecio de la atención a las cosas
ordinarias de la vida. El evangelio no plantea así la cuestión. No vale ver en la enseñanza de Jesús un olvido de nuestras necesidades
terrenales, pues nos enseña a pedir a Dios el pan de cada día. Lo que indica es que es necesario orar y escuchar la Palabra de Dios
para que el servicio a los demás sea efectivo y continuado. En la vida hay momentos muy diversos que no se deben contraponer, pues
tanto quien contempla con respeto y como quien se afana en recibir bien están diciendo que la oración y acción deben ir juntas. Pero
siempre será importante preguntarnos sobre el puesto de la Palabra de Dios en nuestras vidas. Jesús lo tenía bastante claro y así se lo
hace saber a Marta.
Los momentos contemplativos desempeñan un papel importante en el discernimiento de la historia humana y así fecundan el ministerio
apostólico. El misterio de la salvación no se inventa, se nos revela y se nos ofrece como gracia. La perspectiva del contemplativo es
situarse en el plan salvífico de Dios para comprender esa historia humana que se debate entre la libertad de la gracia como sumisión a
Dios y la esclavitud de la arrogancia humana. La contemplación invita a buscar a Dios y, sin olvidarse de las cosas de abajo, a buscar al
hombre. Por eso no hay contemplación de espaldas a las necesidades de los hombres. Pero tampoco hablamos de las cosas que
interesan a los hombres, si olvidamos a Dios. El evangelio es la invitación a unir ambas realidades. El maestro de la espiritualidad
monástica Evagrio Póntico decía: El monje es aquel que se ha separado de todos y está unido a todos. Elegir a Dios es valorar
profundamente todas las realidades de este mundo, nunca menospreciarlas.
La verdadera sabiduría de la vida
El don de Dios no es esto o aquello, sino Dios mismo. Por eso, ante las cosas de Dios hay que ponerse en actitud de escucha. Este es
el don de todos los dones, lo único necesario. Son muchas las faenas y ruidos que interfieren en nuestra vida. Para ir al fondo de las
cosas, para distinguir lo esencial de lo accidental, lo necesario de lo inútil, lo absoluto de lo relativo es preciso ejercitarse en el silencio
de la contemplación. Es el significado de la escena evangélica de Marta y María. Jesús nos lo dejó bien claro en su original discurso
sobre la providencia de Dios: Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura (Mt 6, 31-33).
Necesitamos la sabiduría de lo único necesario para que nos ayude a ir más allá de la inmediata presión de la vida; que ayude a
reconocer los límites básicos de la condición humana y capacite para aceptarlos; que enseñe una verdad tan simple como que no sólo
existe el mañana sino también el pasado mañana y, por fin, que la distinción que hay entre el éxito y el fracaso es muy incierta. Porque
a la luz de la Palabra de Dios: los últimos serán primeros y los primeros, últimos (Mt. 20, 16. Estas palabras debían sonar muy bien a
gente perseguida, marginada, acosada, es decir los que están en el puesto de los que nadie se fija en ellos. La sabiduría de lo único
necesario nos descubre que la verdadera esperanza no es sólo la que surge de los momentos de euforia, sino sobre todo la que surge
de los abismos del dolor.
Fray Gregorio Celada Luengo
Convento de San Esteban (Salamanca)
Infantil
XVI Domingo del tiempo ordinario - 18 de julio de 2010
Evangelio
En aquel tiempo entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María,
que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y
dijo: - Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano. Pero el Señor le
contestó: - Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y no se
la quitarán
Explicación
En un pueblo llamado Betania vivían dos hermanas que eran muy amigas de Jesús. En una ocasión en que él pasó por allí, entro a su
casa para hacerlas una visita. María, una de ellas, enseguida se sentó al lado de Jesús, para escucharle. Marta, sin embargo, estaba
superactiva, arreglando la casa, y molesta con la pasividad de su hermana dijo a Jesús : -Díle a mi hermana que me eche una mano, en
las tareas de la casa, y que no sea tan comodona. Y Jesús dijo a Marta : - Marta, sólo una cosa es importante. Con tus agobios y
nervios por tanto quehacer estás perdiendo de oir la buena noticia. Si me quieres acoger, tienes que empezar por escucharme, como
está haciendo tu hermana María. Lo primero de todo es acoger. Siempre hay tiempo para lo demás.
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