Dos palabras

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Dos palabras
ISABEL ALLENDE
Antes de leer
aldea—pueblo pequeño.
alelado—atontado; embobado; embelesado.
alimentar—nutrir.
amarrar—atar; sujetar.
ante—en presencia de.
arribar—llegar.
áspero—tosco.
atónito—asombrado; muy sorprendido.
atropellar—pisar; maltratar; empujar.
balbucear—articular de manera vacilante.
botín—despojo; producto de un saqueo o robo.
bruja—hechicera.
bullicio—actividad ruidosa.
burlar—esquivar; eludir.
cantimplora—recipiente para guardar agua y mantenerla
fresca, y para llevarla de viaje.
carente de—falto de; sin tener.
catedrático—profesor universitario.
ceniza—residuos en forma de polvo de lo que se ha
quemado.
charco—hoyo en el suelo que se ha llenado de agua.
chorro—cantidad de algo que sale con fuerza, con
impulso.
cicatriz—marca en la piel que dejan las heridas después
de sanar.
clavado—fijo.
colina—cerro; montaña baja.
comicios—elecciones.
comprobar—ver confirmado; ver evidenciado.
conmover—emocionar; afectar.
cosecha—rendimiento de lo que se ha sembrado.
criatura—niño pequeño.
culebra—serpiente.
de corrido—de un tirón; rápido y sin parar; seguido.
descarado—sin recato; sin vergüenza; descortés.
descartar—desechar; eliminar.
descifrar—entender; penetrar el significado de algo.
desempeñar—ejecutar; ejercer.
deshacerse de—apartar de sí; quitarse de encima.
deslumbrado—fascinado; impresionado.
desplomarse—caerse; venirse abajo.
desprenderse—emanar.
desteñido—desvaído; atenuado; descolorido.
discurso—oración; alocución.
ejercer—desempeñar; dedicarse a.
emprender—iniciar; comenzar.
A pesar de que la fama de Isabel Allende se basa en
novelas como La casa de los espíritus y El plan
infinito, la autora chilena también ha cultivado el
relato corto, y una espléndida prueba de este ejercicio
es su colección titulada Cuentos de Eva Luna, cuya
composición le tomó solamente un año. Con respecto
a las diferencias entre el cuento y la novela, la autora
nos dice lo siguiente: «La novela es como bordar una
tapicería con muchos hilos y colores, es una suma de
detalles, todo es cuestión de paciencia. . . Un cuento,
en cambio, es como disparar una flecha, hay una sola
oportunidad, se requiere de la mano de un buen
arquero: dirección, fuerza, velocidad, buen ojo».
Estos cuatro requisitos que la escritora menciona
están presentes en los Cuentos de Eva Luna, donde la
autora logra condensar una admirable variedad de
niveles de significación que se dispersan según el
poder de la imaginación del lector.
El cuento «Dos palabras» reúne todas las cualidades
del mundo literario de Allende; en él puede rastrearse
la influencia definitiva del realismo mágico, la figura
determinante de la mujer en la historia de los pueblos,
el poder del amor como fuerza redentora de los seres
humanos. «Dos palabras» es precisamente un relato
en el que el amor se impone al poder, redimiendo de
esta manera a dos personajes inmersos en una
realidad de corrupción y violencia.
Vocabulario
a la intemperie—al aire libre; bajo las estrellas; sin abrigo
ni refugio.
acierto—buena decisión; idea que da en el blanco.
adivinar—averiguar por conjeturas; intuir.
afecto—cariño.
agregar—añadir; poner además.
aguardar—esperar.
ajeno—de otro.
al mando de—bajo la autoridad de.
alborotar—despertar; revolver.
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ofuscado—turbado; confuso.
pertenencia—posesión personal.
petardo—pólvora envuelta en papel, con mecha, que
estalla cuando se le prende fuego.
plegar—doblar.
pólvora—polvo explosivo.
pormenor—detalle.
prensa—periódicos y revistas; periodistas; reporteros.
quebradizo—frágil; que se quiebra fácilmente.
rabia—furia; enojo grande.
raquítico—pobre; desmejorado; poco desarrollado.
rastro—señal; indicio.
rebaño—grupo de ovejas.
recorrer—viajar por.
refulgente—resplandeciente; fulgurante; que brilla.
regarse—esparcirse; difundirse; repartirse.
repartir—distribuir.
revisar—inspeccionar; examinar.
roce—contacto leve.
rostro—cara.
saciar—satisfacer.
sacudida—movimiento violento.
saltarse—omitir.
seno—pecho.
sequía—período sin lluvia.
solicitar—pedir.
sonámbulo—el que camina dormido.
subterfugio—evasión; truco.
suela—cuero grueso y fuerte.
sugerir—proponer.
suplicante—pedigüeño; que pide ansiosamente.
surgido—salido de pronto.
susurrar—murmurar; hablar en voz muy baja.
tarima—plataforma portátil de madera, de poca altura.
tirano—déspota.
tobillo—parte de la pierna que está unida al pie;
articulación entre pie y pierna.
tozudo—terco; empecinado; obstinado; cabeza dura.
trepar—subir; escalar.
turbio—impuro; sucio.
vientre—estómago; interior; entrañas.
vigilado—atendido; cuidado.
yerbabuena—hierbabuena; planta olorosa que se usa
como condimento, similar a la menta.
empuñado—en el puño o en las manos.
encantamiento—hechizo.
encargo—trabajo asignado o entregado a uno por otra
persona.
endemoniado—endiablado; inspirado por el diablo.
engaño—encubrimiento; falsedad.
enterarse—informarse.
enterrar—colocar en la tumba.
envasado—empaquetado; apresado.
espantar—ahuyentar; alejar.
espejismo—ilusión vana; visión irreal.
estafar—defraudar; engañar.
estela—rastro dejado en el agua por un barco al pasar;
por extensión, cola, o huellas.
estero—arroyo.
estirar—alargar.
estrechar—abrazar.
fastidiar—molestar.
fiero—feroz; salvaje.
follaje—conjunto de hojas.
fulano—cualquier persona; término aplicado a una
persona cuyo verdadero nombre no se menciona, o
no importa.
fusil—arma de fuego de cañón largo; rifle.
grieta—rajadura.
harto—cansado; hastiado.
hombría—virilidad; cualidades varoniles.
horneado—hecho en el horno.
huella—rastro; impresión dejada generalmente por los
pies o las manos.
huir—correr; alejarse.
hundirse—sumergirse.
inquirir—preguntar.
irremisiblemente—irrevocablemente.
irrevocable—permanente; imperdonable.
irrumpir—entrar súbitamente.
jinete—caballista; hombre a caballo.
lagarto—reptil escamoso relativamente pequeño, de
cabeza triangular, patas cortas y cola larga.
látigo—fusta; chicote; azote.
lealtad—fidelidad; devoción.
maldición—condena; anatema.
maña—astucia; viveza; inteligencia.
manantial—fuente natural de agua.
manso—sumiso; domesticado.
mísero—pobre.
montuno—relativo al monte salvaje.
muestra—señal; gesto.
nuca—parte posterior del cuello, donde se une al cráneo.
nueva—noticia.
obsequiar—regalar; dar.
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Al leer
Consúltese la Guía de estudio como herramienta
para comprender mejor esta obra.
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Después de leer
malignidad en la verdad y pureza del sentimiento
amoroso.
Conviene saber que la trama de «Dos palabras»
coloca a Belisa Crepusculario en dos situaciones
radicalmente opuestas: en la primera parte del cuento,
Belisa desempeña de papel del juglar, artista nómada
que difunde la riqueza de la tradición oral colectiva; y
en la segunda parte, Belisa se ve forzada a escribir
discursos electorales, pasando de esta manera del
servicio al pueblo a la servidumbre forzosa a que la
somete un grupo con ambiciones políticas. Este hecho
está basado en la realidad latinoamericana, donde
muchos escritores se ven obligados a colaborar con
grupos políticos o gobiernos con los cuales no
simpatizan. Lo interesante del cuento de Isabel
Allende es que sigue el rumbo inverso al de la
realidad: en lugar de que el poder transforme a Belisa
Crepusculario en una esclava obediente, es Belisa
Crepusculario quien transforma al poder por obra del
amor.
Conviene saber que en «Dos palabras» hay otro
tema de singular importancia. Así como el arte puede
servir tanto a fines generosos como a propósitos
crueles, sin que tal haya sido la intención del artista,
las palabras pueden cargar contenidos que corroboran
los valores éticos humanos o ideas enmascaradas cuya
verdadera meta es la concentración del poder y la
riqueza. Por un lado la palabra puede mantener vivos
los valores y la cultura de un pueblo, y por otro puede
ser la herramienta del discurso político demagógico
desplegado con el fin de engañar a las masas. La
magia de Belisa Crepusculario reside en su capacidad
de dotar de nueva vida a las palabras, de rescatarlas
de esos grandes cementerios verbales que son los
diccionarios, de rescatarlas para las causas nobles,
limpiándolas de la corrupción con que las ha
maculado el discurso político. Así, cuando a Belisa se
le encomienda la elaboración del discurso del coronel,
en lugar de escribir una proclama convencional,
comunica a cada palabra suya su magia, su verdad;
descarta las palabras ásperas y secas, las de excesivo
ornamento, las que prometen cosas improbables, las
que venden sueños irrealizables, las que solamente
sirven para confundir a los seres humanos, y se queda
con la palabra desnuda y directa, que sabe llegar al
corazón humano. De esto puede deducirse que para
Conviene saber que «Dos palabras» es un cuento
perteneciente a la corriente literaria del realismo
mágico, conocido también como lo real maravilloso.
Fue el escritor cubano Alejo Carpentier quien acuñó
el término de «lo real maravilloso» en 1948; y un año
más tarde, en el prólogo de su novela El reino de este
mundo, lo explicó con detalle, aseverando que los
elementos maravillosos, mágicos y extraordinarios no
hay que buscarlos deliberadamente en los sueños, al
modo de los surrealistas franceses, sino en la realidad;
sobre todo en esa realidad histórica y natural del
continente americano, lleno de episodios increíbles,
de paisajes exuberantes, de personajes y
circunstancias inverosímiles. El representante más
famoso de esta corriente es el colombiano Gabriel
García Márquez, que ha ejercido una notable
influencia en Isabel Allende, tanto a nivel de
contenido como de forma. El cuento «Dos palabras»,
por ejemplo, tiene muchos elementos que provienen
de la obra del novelista colombiano: Belisa
Crepusculario nos recuerda al gitano Melquíades de
Cien años de soledad; el contexto histórico de la
Guerra Civil trae a la memoria los conflictos políticos
y militares que desangran al pueblo mítico de
Macondo; el coronel de quien Belisa se enamora
parece la sombra de aquel famoso coronel Aureliano
Buendía; los pueblos remotos y desérticos que
Allende describe se emparentan con las aldeas lejanas
que la pluma de García Márquez cubre de luz solar y
de polvo; el viejo que espera su pensión por más de
17 años es el vivo retrato de aquel coronel
desesperanzado que no tiene quien le escriba; y
finalmente Belisa, mujer fuerte y resistente, parece
hija o nieta de Úrsula Iguarán, la figura matriarcal que
emerge de la selva espesa de Rioacha. Todos estos
elementos, sin embargo, adquieren una nueva
dimensión en un contexto literario donde la mujer
desempeña el papel principal: ella es la trovadora, la
portadora de tradiciones orales que circulan de pueblo
en pueblo, la sacerdotisa que imprime su poder
mágico en cada palabra, la artífice del verbo del
hechizo; y por si esto fuera poco, la mujer es también
el único ser capaz de subyugar al poder, diluyendo su
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gobiernos dictatoriales en beneficio de la democracia.
Y coronando todo este progreso de apariencia lineal,
al caos generado por la ambición de poder le sustituye
la armonía instaurada por el amor.
Isabel Allende el estilo no es solamente una empresa
estética, sino también una empresa moral, ética.
Conviene saber que entre las características más
interesantes de «Dos palabras» figura el carácter
cerrado y simbólico del mundo que describe. La
historia tiene un principio y un final claramente
discernibles y los conflictos hallan una solución
satisfactoria. La trayectoria de Belisa Crepusculario
parece resumir el largo camino recorrido por el ser
humano a través de los siglos; allí puede apreciarse el
emigrar de la aldea primitiva en busca de la
civilización y el progreso, el salto del lenguaje oral al
lenguaje escrito, y la paulatina desaparición de los
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Bibliografía
Carpentier, Alejo. El reino de este mundo. (1949)
Coddou, Marcelo. Para leer a Isabel Allende. (1988)
Correas Zapata, Celia. Isabel Allende, vida y
espíritus. (1999)
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