Un director reticente: Sir Neville Marriner

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Un director reticente: Sir
Neville Marriner
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Ha fallecido Kurt
Sanderling
Agustín Blanco Bazán
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Sir Neville Marriner, violinista y director de
E-MA IL
orquesta, nació en Lincoln, Inglaterra el 15
IMPRIMIR
de abril de 1924. Estudió en el Royal College
COMEN TA RIOS
of Music y el conservatorio de Paris e integró
como violinista la Philharmonia y la
Sinfónica de Londres. Con el famoso
musicólogo Thurston Dart fundó el Jacobean Ensemble y se
formó en dirección orquestal en los cursos impartidos por Pierre
Monteux en Maine, Estados Unidos de America. En 1956 fundó
la célebre orquesta de cámara de la Academy of Saint Martin in
the Fields, y con ella se hizo famoso mundialmente a través de
numerosas grabaciones discográficas. Ha dirigido la Orquesta
de Minnesota de 1979 a 1986 y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart de 1986 a
1989. En 1985 se le concedió el título honorífico de Sir (Commander of the British Empire).
En el 2011 celebra sus setenta años de músico atendiendo nuevamente a su vocación
pedagógica, recientemente en la formación de la 'I, Culture Orchestra', una orquesta
juvenil patrocinada por el Gobierno de Polonia y formada por instrumentistas de Armenia,
Azerbaijan, Bellorusia, Georgia, Moldavia, Polonia y Ucrania. Agustín Blanco Bazán lo
entrevistó en Gdansk, en ocasión de sus ensayos con esta orquesta, que preceden su gira
europea de otoño.
El famoso director de
orquesta Kurt
Sanderling ha fallecido el
pasado sábado 17 de
septiembre en Berlín,
dos días antes de
cumplir 99 años. Nacido
en Arys (antes Prusia
Oriental, ahora Polonia),
el 19 de septiembre de
1912, estudió piano y
dirección de orquesta en
Königsberg y Berlín.
Entre 1931 y 1933
ocupó el puesto de
Director de la Ópera
Estatal de Berlín, puesto
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mundoclasico: 20/09/2011 8:19:32
“Pasó cuando tocaba en la London Symphony. Un día vino Pierre Monteux a uno de
nuestros conciertos en St. Martin in the Fields y a la salida me conminó: ´Neville, ¿por
qué no deja de rebolear el arco del violín y se hace director de orquesta en serio?" Fue
entonces que el violinista aceptó perfeccionarse en los cursos de verano de los Estados
Unidos liderados por Monteux. Pero aún a los ochenta y siete Sir Neville Marriner tiene
aires de director reticente. “No soy de ésos que pretenden liderar con actitudes
dictatoriales. Como director, me sigo sintiendo parte de la orquesta." Así subió al podio el
día antes de nuestra entrevista, para ensayar en Gdansk por primera vez con I Culture, una
orquesta juvenil con instrumentistas de Armenia, Azerbaijan, Bielorrusia, Georgia,
Moldavia, Polonia y Ucrania de la cual ha aceptado en convertirse en director invitado
principal. Marriner se presentó con una camisa multicolor, como si lo hubieran empujado
de la fila de violines como reemplazante de un director indispuesto, y luego de un sonriente
“Hello!” levantó su batuta para comenzar con la Cuarta de Chaicovsqui. El primer acorde
salió flojo por el nerviosismo de los ejecutantes. “¿Lo hacemos de nuevo?” preguntó
Marriner para luego seguir sin la menor interrupción, salvo un humorístico 'relax', antes de
comenzar el scherzo. “¡Bien, muy bien!” comentó el director antes de recomenzar, con
precisión de gestos e indicaciones técnicas. Solo una vez se detuvo para una reflexión de
carácter general: “aquí les pediría un poquito mas de ansiedad. Pasa como en la vida.
Todos estos allegros comienzan bien, pero de repente algo parece complicar nuestro
optimismo, algo así como una premonición…“ Luego de ablandar a los jóvenes por casi dos
horas, Marriner se aseguró que le quedaba una hora mas de ensayo: “¿Tanto? ¿y si
paramos antes para descansar más hasta mañana? Pero antes de despedirnos, ¿por qué
no hacemos un poquito del Concierto para violín de Szymanowsky?” A la tarde del día
siguiente la sinfonía de Chaicovsqui parecía tocada por otra orquesta, y al tercer día de
ensayos, el instrumentista con mayor vocación sindical del grupo se permitió recordarle a
Sir Neville ante el asombro y la consternación de los más tímidos, que ya llevaban quince
minutos pasados de la hora de ensayos. “¿Cuánto?, ¡¿quince?! ¡Caramba! Hasta
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mundoclasico: 19/09/2011 12:53:17
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mañana…” respondió prontamente el director antes de desaparecer con una velocidad que
no dio tiempo a sus azorados jóvenes a cerrar la boca.
“Usted ha visto como vamos progresando…” (el 'vamos' es característico), “el progreso ha
sido extraordinario en las horas finales. Hablamos diferentes idiomas y al principio
cuesta juntarlos a todos y hacerles sincronizar su trabajo, pero horas después, uno dirige
nuevamente la misma sinfonía…y ya son una orquesta. Han aprendido rápidamente
gracias a la atención y la concentración que han ejercitado."
¿Está Marriner enterado de algunas tensiones políticas, por ejemplo, que los numerosos
armenios y azerbaijanos que integran los violines pertenecen a dos países en guerra? “Sí,
esas tensiones. Tengo experiencia en ellas. Recuerdo cuando regresé a Alemania después
de la guerra, a tocar con los alemanes. Había una tensión en el aire, y cuando uno se
sentaba a tocar, toda reticencia desaparecía como por encanto y uno no podía dejar de
preguntarse como había sido posible que ocurriera semejante tragedia, como podíamos
habernos peleado. Y, ¿sabe una cosa? , estas tensiones no hacen sino alimentar la
voluntad de superarlo todo, de hacer música en común.”
Sin abundar en detalles, sir Neville habla de su guerra como un pacifista. “Fueron los
peores años de mi vida. Eso de dispararse el uno al otro….¡que extraño! ¿Por qué? Algo
horrible, inexplicable, en todo sentido. En el cuarenta y uno me hirieron y allí terminó
una experiencia bélica que odié minuto por minuto”. ¿Y luego de recuperado volvió a la
música? “Si, ya en el clínica de recuperación me encontré con el musicólogo Thurston
Dart y comenzamos a tocar inmediatamente. Y después tocamos en los conciertos del
Morley College donde también se refugiaban Tippet, Britten y muchos otros."
Inevitablemente nuestra conversación termina centrándose en la orquesta con la cual su
nombre se halla asociado inseparablemente para quienes décadas atrás se afanaban por
escuchar por radio las comparativamente escasas grabaciones de música clásica entonces
disponibles. Desde Buenos Aires hasta Nueva York, en Europa o Japón no había mañana
sin que los melómanos acompañaran su café con una obra “en versión a cargo de la
Orquesta de San Martin in the Fields dirigida por Neville Marriner.”
“Al principio éramos un grupo de amigos que nos reuníamos a tocar en nuestra casa”
recuerda Sir Neville. “Uno de ellos, John Churchill, era el organista de St Martin in the
Fields y sugirió que tocáramos un concierto allí, por ejemplo un domingo después del
servicio. Pero no, le respondimos, si nosotros sólo hacemos esto para divertirnos. Pero
Churchill insistió y… '¿Qué nombre imprimo en el programa?' preguntó el párroco de St
Martin. Buena pregunta. Nosotros no éramos una orquesta ni siquiera una sinfonietta.
Pues verán ustedes, siguió el párroco. 'En los siglos XVII y XVIII, en esta misma calle, St
Martin´s Lane, existían unas llamadas academias que cubrían cualquier tema. Había
academias de historia, literatura, etc. Llámense pues 'Academia', pero eso sí, como van a
tocar aquí, tienen que llamarse 'Academia de St. Martin in the Fields'”.
Muchos consideraban el nombre inadecuado por su longitud, que según Marriner “casi no
cabía en el programa. Cuando nuestro agente arregló la primera gira a Alemania, nos
pidió que por favor no usáramos un nombre tan bobo y es así que debutamos allí como
'London strings' un nombre que obviamente no significaba nada y desapareció
enseguida.” En todos los continentes en cambio se aprendió a atesorar el nombre
proclamado por la radio y con mayor carátula de grabaciones que cualquier otra orquesta
de cámara. “Y sí, el nombre tal vez era algo ridículo, y…¡qué largo!, pero lo cierto es que
seguimos usándolo, mientras tocábamos conciertos de beneficencia en la iglesia. Ni
pensábamos en hacernos profesionales hasta que la industria del disco comenzó a
empujar y empujar hasta un promedio de por lo menos un disco por mes.“
¿Grabaron alguna vez en St Martin in the Fields? “Una sola vez, y resultó bastante
incómodo. La iglesia queda en Trafalgar Square y por ello tuvimos que esperar a que
amainara el ruido del tráfico. Luego pasamos a diferentes estudios de grabación. Nos
acostumbramos enseguida a las grabaciones, que venían a casi una por mes, hasta el
punto de grabar como si estuviéramos en un concierto frente a un público, sin detenernos
a seccionar una partitura y regrabar pasajes, para no conspirar contra la espontaneidad
del producto final. Simplemente, la luz roja que anunciaba el comienzo de la grabación
ya nos ponía en contacto con nuestros oyentes”.
Marriner confía en que bajo la dirección de su sucesor Joshua Bell la orquesta, aparte de
las inevitables evoluciones de estilo y repertorio, mantendrá sus peculiares características
de sonido e interpretación “como otras orquestas que siempre logran conservar algo de su
peculiar sonido a través de generaciones. Por ejemplo, yo siempre distingo las
características de color y ataque impuestas por Szell a la orquesta de Cleveland, o por
Stokowski a la de Filadelfia. Uno las escucha y, …¡sí! ¡son las mismas orquestas!”
Aparte de la espontaneidad de ejecución, la orquesta St. Martin in the Fields se hizo famosa
en Inglaterra por su whiteness o blancura de emisión. “Durante los primeros años nos
preocupamos por crear un sonido característico, y pensamos que por razones de
repertorio no debía ser 'grues' sino claro, transparente y vital. Fatalmente tuvimos que
cambiar cuando empezamos a incursionar en compositores como Brahms pero siempre
tratamos de hacer de la claridad una virtud fundamental”.
Otra reconocida virtud de la orquesta es la fluidez y naturalidad en la incorporación de
ornamentos. “Eso lo aprendí de Thornton. Los ornamentos no deben salir como fuegos
artificiales, o como espasmos que parecieran denunciar punzadas en la mano de los
instrumentistas, sino que deben estar naturalmente incorporados a la interpretación,
deben salir muy naturalmente como parte de la expresión fundamental. En suma,
nuestra expresión musical pretendía ser lo opuesto de lo que persiguen algunos
experimentos sobre autenticidad hoy tan en boga. Pueden producir un sonido
maravilloso, pero a veces son tan elaborados y repensados [la expresión usada por
Marriner de self conscious es intraducible] que el lenguaje musical parece interrumpirse y
deshilvanarse.”
¿Y que opina de los instrumentos de período? “Pues que suenan maravillosamente si se los
sabe usar. El problema es que están frecuentemente asociados con pretensiones de
autenticidad que como acabo de decirlo terminan matando la vida y la espontaneidad de
una ejecución con esas ansiedades académicas a la que acabo de referirme. Pero ello no
quita que haya ejecuciones fascinantes por su expresividad. Muchos colegas míos
pasaron de mi orquesta a instrumentos de período y otros prefirieron la dirección
inversa. Lo que es difícil de hacer es tocar los dos. No es posible usar un violín de período
a la mañana y cambiarlo a la tarde por uno de los tradicionales."
Luego de los disturbios de agosto en Inglaterra, respondidos por muchos politicos con
llamadas a encauzar a los adolescentes al boxeo y al fútbol, Sir Neville lamenta que su país
haya decaido hasta el punto de ser allí nula la educación musical. “Y es una educación tan
importante para la cohesion social. ¡Mire el ejemplo de esta orquesta de jóvenes del Este
de Europa! Y dígase lo que se diga del comunismo, lo cierto es que la educación musical
era excelente. Y todavía es posible advertir la robustez de la misma en los conservatorios
en que han aprendido estos excelentes ejecutantes. ¡Y ni que hablar de lo baratos que eran
los conciertos! La música es un mecanismo ideal para juntar a la gente, para la
convivencia social. Hace unos años tratamos de responder a los Promenade Concerts de
la BBC del verano londinense, tratando de organizar unos Proms de invierno. Pero no…
[Merriner se ríe] … el proyecto falló porque la gente asociaba las Proms con una
atmósfera de fiesta veraniega …”
¿Finalmente, hay algo que no ha hecho y quisiera hacer? “Pues sí, …¡ópera!, algo para lo
cual no soy demasiado bueno pero que me gustaría intentar más. Es cierto que he hecho
grabaciones y ópera en concierto, pero me gustaría dirigir más producciones de ópera.
¡El problema es que hoy en día las producciones están capitaneadas por los directores de
escena! Uno llega y ya están ellos que lo han decidido todo. ¡Tal vez debería hacerme
también director de escena!"
Este artículo fue publicado el 20/09/2011
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Referencias:
Sir Nev ille Marriner
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