Cirugía fetal - Hospital Universitario Virgen de las Nieves

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Clases de Residentes 2012
Cirugía Fetal
Servicio de Obstetricia y Ginecología
Hospital Universitario
Virgen de las Nieves
Granada
CIRUGÍA FETAL
Mª Gádor Manrique Fuentes
19 de Abril de 2012
INTRODUCCIÓN E HISTORIA
Los avances en el diagnóstico prenatal han permitido una mayor identificación
de patologías antes del nacimiento y un mejor conocimiento de sus
consecuencias. Actualmente existe la posibilidad de tratar, con cirugía
intrauterina, diversas anomalías que pueden comprometer la vida del feto. Las
intervenciones pueden ser curativas, o permitir la viabilidad de un embarazo,
reparándose el defecto de forma definitiva en el neonato.
En la década de los 80 se iniciaron de forma experimental los primeros
estudios de cirugía fetal con animales en la Universidad de California (San
Francisco) por parte de los doctores Harrison y Adzick. Fue en la década de los
90 cuando se afianzó la técnica en humanos, aunque años antes ya se habían
realizado las primeras intervenciones fetales (en 1966 se realizó la primera
cirugía abierta para canalizar la femoral y transfundir sangre).
La fetoscopia, que se inició de forma estable en Europa en la década de los 90,
representó una revolución en el número de casos tratados de terapia fetal.
En España, se introduce a partir del año 1997 en el Hospital Valle de Hebrón
(Barcelona), comenzándose a tratar casos de síndrome de transfusión feto-fetal
(STFF) tras la llegada del doctor Gratacós. En 2001 el doctor Peiró impulsa la
formación de una Unidad de Cirugía Fetal (Eurofoetus), con grandes logros en
el tratamiento del STFF y en la hernia diafragmática congénita. Es el primer
centro europeo que aplica estas técnicas, junto con Zúrich y Londres.
Posteriormente se han ido incorporando nuevos hospitales españoles; en 2007
Dra. Manrique / Dra. Carrillo
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se realizó en el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla) la primera
intervención fetal por mielomeningocele en Europa.
El número de casos de terapia fetal en España, si bien todavía en número
inferior a otros países europeos, no ha dejado de crecer cada año.
Actualmente, la cirugía fetal puede realizarse mediante técnicas de cirugía
abierta, de endoscopia y de colocación de catéteres con punción y control
ecográfico. También se considera cirugía fetal la realizada durante el parto,
estando el neonato con soporte respiratorio por la placenta, lo que se conoce
como terapia EXIT, del acrónimo inglés ex-utero intrapartum treatment.
Son necesarios los siguientes criterios para realizar una intervención fetal:
1. El trastorno debe ser un defecto estructural aislado (cariotipo normal y
ausencia de otras anomalías) que interfiera con el desarrollo normal del feto, y
cuya reducción lo permita. Se excluyen los fetos levemente afectados, en los
que el defecto pueda ser reparado igualmente en el periodo neonatal y aquellos
gravemente afectados en los que la intervención se prevea inútil.
2. El diagnóstico debe ser completo y exacto, utilizando ecografía de alta
resolución y RM en casos de mala visualización (obesidad, oligoamnios).
3. Deben existir estudios en animales, antes de realizar intervenciones fetales.
4. El hospital debe contar con Unidad de Medicina Materno-Fetal (nivel III de
ecografía), Obstetra y Cirujano Pediátrico experimentados en cirugía fetal,
Unidad de Cuidados Intensivos materna y neonatal, Unidad de Bioética y de
Asesoramiento Psicosocial.
5. La familia debe estar plenamente informada acerca de los riesgos, beneficios
y limitaciones de la intervención.
1. FETOSCOPIA
La principal ventaja de las técnicas endoscópicas frente a las abiertas, es que
permiten proteger el medio fisiológico intrauterino y evitan la morbilidad de la
incisión, siendo una técnica mínimamente invasiva que se puede realizar con
anestesia local y sedación.
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El endoscopio utilizado es de fibra óptica, que ofrece una buena visión y
permite la utilización de fetoscopios curvos, especialmente útil en el STFF con
placenta anterior. En la actualidad el diámetro de los fetoscopios es de 1,22mm, con vainas externas de 3-4mm y se emplea un único puerto de entrada.
Mediante ecografía preoperatoria e intraoperatoria, se localiza la posición de la
placenta y el feto, lo cual orienta al cirujano para la disposición del trocar. Para
conseguir la máxima visibilidad es imprescindible una irrigación continua con
Ringer caliente durante la intervención.
Se administrará antibioterapia profiláctica materna con una cefalosporina de 3ª
generación y, tras la intervención, tratamiento tocolítico durante 24 horas.
1. 1. SÍNDROME DE TRANSFUSIÓN FETO-FETAL (STFF)
Ocurre en el 10-15% de las gestaciones gemelares monocoriales, 1/2000
embarazos, unos 250 casos / año en España.
En todas las gestaciones gemelares monocoriales existen anastomosis en la
placenta entre las dos circulaciones feto-placentarias, las cuales pueden ser
veno-venosas, arterio-arteriales y arterio-venosas. Son las anastomosis arteriovenosas las involucradas en la patogénesis del STFF, ya que presentan un
flujo sanguíneo unidireccional, apareciendo dicho síndrome cuando se produce
un flujo crónico desde el feto donante al receptor.
Cuando la enfermedad es severa aparece al principio del 2º trimestre de la
gestación, con polihidramnios tenso y discordancia en el tamaño de los fetos.
El feto receptor presentará vejiga grande y polihidramnios por poliuria, y el
donante anuria, anihidramnios y vejiga inapreciable, encontrándose inmóvil en
un margen de la cavidad uterina con las membranas colapsadas al cuerpo.
El feto donante desarrolla hipovolemia e hipertensión, y el receptor
hipervolemia y paradójicamente también hipertensión al recibir sustancias
vasoactivas del donante.
Ecográficamente se puede visualizar un corazón hipertrófico, dilatado y con
contractilidad reducida, y alteración en el Doppler del ductus venoso del
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receptor. En el donante puede aparecer dilatación cardiaca, intestino
hiperecogénico y alteración en el Doppler de la arteria umbilical, también puede
presentar ventriculomegalia por hipoxia cerebral severa.
El STFF se asocia a una mortalidad del 100% antes de las 20 semanas. El
STFF severo se asocia con la muerte de uno o ambos fetos en más del 80% de
los embarazos no tratados y a la presencia de secuelas neurológicas en un 1520% de los supervivientes sin tratamiento, en particular si se presenta antes de
las 28 semanas. En cualquier momento de la gestación, el trastorno
hemodinámico puede conllevar un deterioro fetal súbito, condicionando la
muerte del un gemelo y el posterior daño neurológico o muerte del co-gemelo.
El daño cerebral producido en el STFF puede ocurrir por la muerte de un feto e
hipotensión por la hemorragia del superviviente en la zona de la placenta del
feto muerto, o puede ocurrir sin muerte de ningún feto por episodios de
isquemia-hipoxia, en el donante debido a hipovolemia y en el receptor debido al
aumento de viscosidad sanguínea y fallo cardiaco congestivo por hipervolemia.
La morbi-mortalidad neonatal se ve incrementada por el riesgo de prematuridad
derivada del polihidramnios extremo.
Diagnóstico. Criterios de tratamiento
Los criterios clásicos basados en discordancia de peso fetal o hemoglobina han
quedado obsoletos dado que se pueden asociar o no a STFF.
El Doppler se utiliza para estatificar la progresión de la enfermedad.
Criterios diagnósticos
-
Diagnóstico confirmado de monocorionicidad
-
Secuencia poli-oligohidramnios
o Receptor: columna máxima vertical > 8 cm (< 20 semanas) o > 10
cm (21-28 semanas).
o Donante: columna < 2 cm
-
Discordancia de vejigas: muy distendida en receptor, muy pequeña o no
visible en donante.
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Estadios de gravedad según Quintero et al
I Vejiga de feto donante todavía visible
II Vejiga de feto donante no visible
III Doppler críticamente anómalos*
IV Hídrops fetal
V Muerte fetal en algún gemelo previo a la cirugía
*Receptor: Ductus venoso con onda a ausente/reversa
Donante: Ausencia de diástole en arteria umbilical
Tratamiento.
Coagulación
láser
de
las
anastomosis
vasculares
placentarias con fetoscopia
El método de elección para tratar el STFF es la coagulación endoscópica con
láser Nd:YAG de los vasos placentarios que conectan la circulación de los dos
fetos, ya que elimina las anastomosis interfetales y revierte el proceso
hemodinámico, siendo el único tratamiento causal y por tanto definitivo.
Técnica
El objetivo de la técnica es la obliteración de todos los vasos comunicantes,
convirtiendo una gestación monocorial en una funcionalmente bicorial.
Mediante una ecografía detallada, localizamos la placenta, la membrana
amniótica y la inserción de ambos cordones umbilicales en la placa corial, para
evitar lesionarlos. Mediante visualización continua ecográfica se introduce
transabdominalmente el trocar con el fetoscopio en la cavidad amniótica del
gemelo receptor. Pasamos la fibra de láser de 400 µm por el canal de trabajo
hasta 1 cm más allá del extremo del fetoscopio. Con visión directa y ecográfica
identificamos los vasos comunicantes placentarios a nivel de la membrana que
separa ambos sacos, viendo su procedencia. Éstas se coagulan con el láser
con ciclos de 3 segundos, con una energía de salida de 30-50 vatios, a una
distancia de 1 cm. Tras el procedimiento, se realiza amniodrenaje durante 1015 minutos hasta que se normaliza el líquido amniótico.
Resultados
Un ensayo clínico aleatorizado que comparó láser contra amniodrenaje
demostró que el láser es el mejor tratamiento disponible para el STFF24.
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Según datos de series de centros con experiencia publicados en los últimos 10
años9,22, este método mejora la supervivencia de uno o ambos fetos entre un
75 y un 90% de los casos y reduce las tasas de secuelas neurológicas graves
al año de vida al 6%. Esta cifra es difícil de interpretar, ya que la tasa en
gemelos monocoriales (3-4%) es superior a la tasa en gestación única (1,5%).
1.2. CRECIMIENTO INTRAUTERINO RETARDADO SELECTIVO (CIR-S)
Es el principal diagnóstico diferencial del STFF y la segunda complicación más
frecuente de la gestación monocorial, afectando al 10% de las mismas, 1/2.500
gestaciones, unos 200 casos / año en España.
Esta patología se caracteriza por CIR en un solo feto, producida por un reparto
asimétrico de la placenta que condiciona una insuficiencia placentaria en el
mismo. Éste suele presentar CIR, con alteración progresiva del estudio
Doppler, oliguira y oligoamnios, pero a diferencia del STFF, el co-gemelo
presenta un desarrollo normal sin signos de hipervolemia.
Diagnóstico. Criterios de tratamiento
Se establece por un crecimiento inferior al percentil 10 en un feto y una
discordancia interfetal de peso mayor al 25%.
El grupo de Gratacós y colaboradores han establecido una clasificación para
los casos de CIR-S que se correlaciona con comportamientos clínicos distintos
y con patrones diferentes de comunicaciones placentarias.
-
Tipo I: el feto con CIR presenta una onda umbilical con diástole positiva.
-
Tipo II: el feto con CIR presenta un flujo umbilical diastólico ausente o
reverso de forma persistente; en la mayoría de los casos se deteriora.
-
Tipo III: el feto con CIR presenta un flujo diastólico umbilical ausente o
reverso de forma intermitente. Éste no suele deteriorarse, aunque puede
morir de forma inesperada en el 15% de los casos, con una posibilidad
del 15-20% de que el feto normal presente lesión neurológica.
La indicación de cirugía intrauterina la determina un estudio Doppler de la
arteria umbilical con flujo diastólico ausente o reverso en el feto con CIR.
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Tratamiento y Resultados
En función de la severidad del cuadro y de la precocidad de su diagnóstico, las
opciones terapéuticas son: tratamiento expectante, y tratamiento intrauterino
(coagulación láser de las anastomosis vasculares placentarias o feticidio
selectivo con oclusión del cordón, dependiendo del deseo de los progenitores).
Teniendo en cuenta la clasificación propuesta por Gratacós:
-
Tipo I: El mejor manejo es el expectante, con control ecográfico cada
dos semanas y finalización de la gestación en la semana 34-35.
-
Tipo II y III: Aún queda sin resolver cuál es el manejo de elección en
estos casos, aunque sí estaría indicado un manejo activo.
Gratacós y colaboradores8 exponen, en una gran serie publicada, sus datos
observacionales en el manejo expectante vs láser de las comunicaciones
placentarias en casos de CIR-S tipo III. Muestran una mayor mortalidad tras el
láser de los fetos con CIR (66,7% vs 19,4%), pero la intervención protege al
feto con crecimiento normal ante una muerte inesperada del co-gemelo,
reduciendo la tasa de secuelas neurológicas.
Quintero y colaboradores21 publican sus resultados en el manejo expectante vs
láser de las comunicaciones placentarias en casos de CIR-S tipo II. La
mortalidad en el gemelo con CIR no es diferente en los dos grupos (45% tras
tratamiento láser vs 41% tras manejo expectante). No se encontraron secuelas
neurológicas en el grupo tratado, en comparación con un 13,6% en el grupo de
manejo expectante, concluyendo que tras la separación láser, el embarazo se
puede tratar de forma expectante sin la presión del daño del gemelo con
crecimiento normal ante una inesperada muerte o deterioro del feto con CIR.
En esta serie también se comentan dos casos de oclusión del cordón umbilical
en fetos CIR, con buena evolución y sin secuelas neurológicas en co-gemelos.
A diferencia del STFF, en el CIR-S, la coagulación láser de los vasos
comunicantes placentarios no es un tratamiento definitivo, ya que el cuadro se
debe a un reparto desigual de la placenta. Su objetivo sería evitar que la
muerte del gemelo con CIR desencadenase un parto prematuro, muerte o
deterioro neurológico en su co-gemelo.
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1.3. TERMINACIÓN SELECTIVA EN GESTACIONES GEMELARES
La prevalencia de defectos estructurales o malformaciones graves en gemelos
bicoriales es igual que en gestaciones únicas, y en monocoriales es de 2 a 3
veces mayor.
Dichos defectos, pueden ser concordantes o discordantes en función de su
presencia o severidad. En más del 90% de los casos son discordantes.
Tratamiento y resultados
El manejo en gestaciones gemelares discordantes para una anomalía puede
ser expectante o mediante el feticidio selectivo en el gemelo anormal. No
existen criterios estrictos de tratamiento y la actitud más recomendable es
informar a los progenitores sobre los riesgos de una actitud expectante según
cada malformación, así como de los riesgos de realizar un feticidio selectivo.
En las gestaciones bicoriales, la terminación se puede realizar con la inyección
de cloruro potásico intracardiaco, y en gestaciones monocoriales mediante la
oclusión de los vasos del cordón umbilical, con láser o coagulación bipolar.
La terminación selectiva puede causar aborto espontáneo o parto pretérmino
severo. El riesgo se relaciona con el momento del feticidio (5% en la semana
12 y 15% tras la semana 16). Es posible que el tejido muerto fetoplacentario,
produzca un proceso inflamatorio intrauterino proporcional a la cantidad de
tejido muerto y por lo tanto proporcional al momento gestacional del feticidio.
En casos de anomalías no letales pero que causen minusvalías severas (ej:
Trisomía 21), los padres decidirán si la patología del feto afecto es suficiente
para arriesgar la vida del gemelo normal. Ante una anomalía letal (ej: Trisomía
18) parece lógico evitar dichas complicaciones para el gemelo normal. La visión
alternativa es que la cantidad de tejido muerto fetoplacentario sería menor tras
un feticidio en la semana 12 que tras una muerte espontánea posterior.
La supervivencia para el gemelo sano tras la oclusión de cordón del gemelo
anómalo se ha estimado en un 75-90%, y la aparición de secuelas en un 3%,
sobre todo en nacidos antes de la semana 30.
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1.4. GEMELO ACARDIO (SECUENCIA TRAP)
Afecta al 1% de las gestaciones monocoriales, 1/25.000 embarazos, unos 20
casos / año en España.
Es un caso extremo de discordancia placentaria, un feto se desarrolla
parcialmente y su cuerpo sobrevive por una comunicación arterio-arterial que
lleva sangre del hermano en sentido inverso (secuencia TRAP, twin reverse
arterial perfusion sequence).
El principal factor pronóstico es el tamaño del feto acardio y la existencia de
signos de sobrecarga en el feto normal.
En la mayor revisión hasta el momento14, el riesgo de prematuridad es del 75%
y la mortalidad perinatal del 30% (100% en el feto acardio).
Se diagnostica por la presencia de un feto malformado, acardio y
frecuentemente anencéfalo y un co-gemelo normal, aunque suele presentar
una circulación hiperdinámica, con riesgo de insuficiencia cardíaca e hídrops.
Tratamiento y resultados
El tratamiento prenatal se ha de realizar a las 16-18 semanas, y no esperar al
desarrollo de hídrops. Consiste en la oclusión del flujo sanguíneo del feto
acardio mediante coagulación bipolar o láser de asa libre de cordón umbilical,
tras lo cual las tasas de supervivencia del feto sano oscilan entre 80-90%.
1.5. HERNIA DIAFRAGMÁTICA CONGÉNITA (HDC)
Tiene una prevalencia de 1/4000 embarazos, unos 125 casos / año en España.
La HDC es la consecuencia de un defecto en el desarrollo del diafragma. La
herniación torácica de las vísceras abdominales ocurre sobre la semana 10-12
de gestación, cuando el intestino retorna a la cavidad abdominal desde el
cordón umbilical, aunque en algunos casos puede retrasarse al 2º-3º trimestre.
La característica principal es la hipoplasia pulmonar secundaria a compresión
visceral, que afecta tanto al árbol traqueo-bronquial como al vascular.
Un 30% de las gestaciones afectas se asocian a defectos cromosómicos
(trisomías 18 y 13, síndrome de Pallister-Killian), a otros defectos, sobre todo
cardíacos y cráneo espinales (espina bífida, hidrocefalia, anencefalia), y a
síndromes genéticos (síndrome de Fryns, de Lange y Marfan).
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Diagnóstico. Criterios de tratamiento
El diagnóstico se realiza con la demostración ecográfica del estómago e
intestino (90%) o el hígado (50%) en el tórax y el desplazamiento mediastínico
contralateral. Hay polihidramnios en el 75% de los casos, debido a la dificultad
en la deglución fetal por compresión del esófago por los órganos herniados.
El pronóstico fetal se verá influenciado por la asociación con otros defectos y
por la edad gestacional del diagnóstico. La utilización de criterios pronósticos
basados en el tamaño pulmonar y la presencia o no de hígado en el tórax
permite estratificar de forma aproximada la supervivencia postnatal, sin
embargo se ha demostrado que la medida ecográfica del cociente área
pulmonar sobre circunferencia cefálica (en sus siglas en inglés LHR, Lung to
Head Ratio) es el mejor parámetro que permite estimar de forma reproducible
la probabilidad de supervivencia. En la actualidad se puede utilizar la relación
entre LHR observado y el esperado (O/E) para edad gestacional.
Así pues, el pronóstico que se ofrece a los padres, la opción de continuar con
el embarazo y la posibilidad de cirugía intrauterina, dependen de la medida
ecográfica LHR.
En términos generales, las tasas de supervivencia aumentan desde 0% para
LHR de 0,4-0,7 al 15% para LHR de 0,8-0,9, 65% para LHR de 1,0-1,5 y mas
de 80% para LHR igual o mayor a 1,6.
Actualmente se ofrece tratamiento a casos con un pronóstico de supervivencia
inferior o igual al 60% (LHR < 1).
Tratamiento
La estrategia de tratamiento intrauterino actual se basa en la oclusión traqueal
fetoscópica, que impide la salida de fluido traqueobronquial e induce
crecimiento acelerado pulmonar por estímulo directo mecánico y secreción de
factores de crecimiento.
Su justificación se basa en la demostración en estudios en animales de que la
obstrucción de la traquea produce una expansión de los pulmones fetales al
retener las secreciones pulmonares.
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Inicialmente la oclusión de la traquea se realizaba insertando un clip, pero se
ha sustituido por una técnica menos invasiva: inserción de balón endotraqueal.
Técnica
La inserción endotraqueal del balón se realiza entre las semanas 26-28.
Tras la anestesia en la madre local o epidural, se administra al feto anestesia
IM. Se introduce el trocar transabdominalmente en la cavidad amniótica y se
dirige hacia la boca fetal. El trocar se reemplaza por el fetoscopio curvo con el
catéter con el balón en el canal de trabajo. Usando la ecografía y la visión
directa se introduce el fetoscopio en la boca fetal dirigiéndolo sobre la lengua,
pasando la úvula, hasta la nasofaringe y laringe. El catéter quedará en la
traquea fetal, bajo las cuerdas vocales, inflado con 1 ml de suero salino.
El balón se retira normalmente en la semana 34-35, mediante punción
ecoguiada o nueva fetoscopia, y el parto vaginal se induce en la semana 36-38.
Es posible retirar el balón en el momento del parto mediante cirugía EXIT.
Resultados
La oclusión traqueal es todavía un tratamiento en evolución técnica, por su
notable dificultad. Los resultados de centros especializados sugieren que las
tasas de supervivencia en fetos tratados con oclusión traqueal son mayores
que en aquellos manejados de forma expectante durante la vida intrauterina11.
La supervivencia tras la intervención aumenta desde 0% a 15% para aquellos
con LHR de 0,4-0,5, desde 0% a 60% si la LHR es de 0,6-0,7 y desde 15% a
75% para LHR de 0,8-0,9. Teniendo en cuenta el LHR O/E, por debajo del 15%
el beneficio parece ser mínimo, y por encima de este límite el tratamiento
mejoraría la supervivencia en un 30-40% respecto al pronóstico inicial.
El grupo europeo3,12, con más de 200 casos, ha descrito un aumento de
supervivencia del 24 al 49% en HDC izquierda y del 0 al 35% en HDC derecha.
Los trabajos prospectivos en desarrollo intentan determinar si en fetos con LHR
< 0,6 la supervivencia puede mejorar realizando la intervención antes (semana
22-23) y si en fetos con LHR > 1,0 (actualmente no candidatos a intervención)
pueden aumentar las tasas de supervivencia con la intervención tras la semana
32, evitando así el riesgo de prematuridad asociado al procedimiento.
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1.6. BRIDAS O BANDAS AMNIÓTICAS
En esta patología se crea una banda fibrosa a partir de la placenta que
envuelve una extremidad y la constriñe, pudiendo llegar a amputarla. La
gravedad de la lesión está probablemente en relación con el momento de
aparición de la banda; en el 1º trimestre se relaciona con lesiones viscerales y
craneales, en el 2º con defectos en extremidades (amputaciones, sindactilia).
El tratamiento se basa en la sección con láser utilizando el fetoscopio, y estaría
indicado ante una brida amniótica con compromiso vascular, identificado por
estudio Doppler y edema distal a la misma.
Este procedimiento fue descrito en el Hospital Valle de Hebrón, tras realizar un
trabajo experimental en ovejas. Los casos tratados en humanos son muy pocos
pero han evitado la pérdida del miembro secundaria a la isquemia18.
2. INSERCIÓN DE CATÉTERES PERCUTÁNEOS ECOGRÁFICAMENTE
La inserción de catéteres percutáneos está indicada fundamentalmente para
realizar una derivación feto-amniótica que permita liberar un cúmulo del líquido
fetal que esté ocasionando compresión de estructuras y pueda conllevar la
alteración del desarrollo o la muerte fetal; es el caso del derrame pleural, la
malformación adenomatoidea quística o la megavejiga por obstrucción de la vía
urinaria baja. En casos más específicos permitirá corregir estenosis, por
ejemplo ante una malformación cardiaca congénita.
Este tipo de procedimiento se puede realizar de forma ambulatoria, usando
anestesia local y realizando profilaxis antibiótica. Se usará un catéter radioopaco de doble “pig tail” (“cola de cerdo”).
Mediante ecografía se visualiza la zona fetal donde se introducirá el catéter, y
mediante estudio Doppler se confirma la ausencia de vascularización.
Mantenemos la sonda ecográfica en línea con la dirección de entrada y tras la
infiltración de anestesia local hasta el miometrio, introducimos el trocar de 3mm
en la cavidad amniótica y en la zona fetal a tratar. Retiramos el trocar e
insertamos el catéter usando un introductor, dejando la mitad del mismo en el
líquido fetal y la otra mitad en el líquido amniótico.
El control se realiza con ecografía a los 2-3 días del procedimiento y
posteriormente cada semana para comprobar que el líquido no se reacumule.
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2.1. DERRAME PLEURAL O HIDROTORAX FETAL
Tiene una prevalencia de 1/10000 embarazos, unos 50 casos / año en España.
Se define como la presencia de líquido en la cavidad torácica fetal. Puede
encontrarse como hallazgo aislado o en asociación con hídrops y ascitis fetal.
Su pronóstico depende fundamentalmente de la causa que lo ocasione y, más
secundariamente, de su magnitud, lateralidad y presencia o no de hídrops.
Independientemente de la causa, los recién nacidos afectos con derrame
pleural presentan insuficiencia respiratoria severa, que en ocasiones causa la
muerte. Esto es debido a la compresión directa del líquido sobre los pulmones
o a la hipoplasia pulmonar secundaria a la compresión crónica intratorácica. La
mortalidad se ha estimado en un 25%, variando desde un 15% en los que el
hallazgo es aislado a un 95% cuando se asocia a hídrops.
Criterios de tratamiento
Un hidrotórax a tensión, definido como aquel que ocasiona desviación
mediastínica o reducción marcada del tamaño pulmonar, es siempre tributario
de tratamiento. También es indicación quirúrgica la presencia de hídrops.
Tratamiento
Antes de la semana 34, debe intentarse terapia fetal. En casos de derrame
pleural masivo después de las 34 semanas, se puede finalizar, tras administrar
corticoides para maduración y realizar una toracocentesis ecoguiada antes del
parto o durante la cesárea, para facilitar la reanimación neonatal.
Ante un derrame pleural aislado la descompresión con toracocentesis puede
evitar la patología pulmonar, pero en la mayoría de los casos el líquido se
reacumula en 24 horas, requiriendo la repetición del procedimiento, lo que
ocasiona mayor morbilidad que la inserción ecoguiada de un shunt pleuroamniótico en el primer momento, siendo este último el tratamiento de elección.
Técnica:
Es correcto realizar antes del procedimiento una toracocentesis evacuadora,
para un mejor examen ecográfico pulmonar y cardíaco.
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Cirugía Fetal
El líquido pleural se drenará a la cavidad amniótica mediante la inserción del
catéter tras la punción fetal a nivel subescapular. En el lado izquierdo se ha de
colocar en el tercio superior para facilitar la descompresión cardiaca, y en el
lado derecho en el inferior.
El shunt se ha de retirar inmediatamente tras el parto para evitar neumotórax
en el recién nacido.
Resultados
La inserción de shunts tóraco-amnióticos produce una expansión rápida de los
pulmones fetales, evitando la hipoplasia pulmonar, y permite el desplazamiento
del corazón a su posición normal. El polihidramnios se resuelve en 1-3
semanas y en algunos casos el hídrops se resuelve en 2-3 semanas.
El análisis de series publicadas20, revela una supervivencia de más del 90% en
fetos no hidrópicos, y del 50-60% en hidrópicos, lo que se puede deber a
anomalías asociadas no detectadas o al mayor riesgo de prematuridad. Por
otro lado, independientemente del hídrops, la mayoría de los fetos que mueren
tienen una afectación bilateral.
Los datos actuales demuestran el valor de esta técnica también para el
diagnóstico, ya que el estudio de algunos defectos cardiacos o torácicos puede
realizarse mejor tras la descompresión torácica, y ayuda a distinguir entre
hidrops secundario (la ascitis y el edema pueden desaparecer tras la inserción
del shunt) del primario (el shunt no lo revierte).
2.2. MALFORMACIÓN ADENOMATOIDEA QUÍSTICA (MAQ)
Es la masa pulmonar más frecuente. Se presentan en 1/3000 embarazos, pero
menos del 10% requieren tratamiento.
Puede aparecer aislada o en forma de complejo MAQ-secuestro pulmonar.
Se caracteriza por el crecimiento excesivo de los bronquiolos terminales y la
proliferación del tejido muscular. La lesión comunica con la vía aérea y su
aporte vascular deriva del aporte normal del resto de pulmón sano. Es
habitualmente unilateral y confinada a un solo lóbulo.
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En cualquier masa pulmonar el diagnóstico es casi siempre bueno,
dependiendo fundamentalmente del tamaño y, por tanto, de la compresión o no
mediastínica, que puede ocasionar hipoplasia pulmonar. Los peores casos
desarrollarán hídrops por compresión de la vena cava e insuficiencia cardíaca.
La evolución más habitual de la MAQ, es que exista un crecimiento discreto
que alcanza su máximo sobre las 25 semanas y a partir de este momento, en
más del 90% de casos el tamaño se estabiliza o se reduce.
Criterios de tratamiento
-
Desplazamiento mediastínico marcado
-
Signos francos de trastorno del retorno venoso (onda a reversa en
Doppler de ductus venoso y/o regurgitación tricuspídea)
-
Hídrops
Tratamiento y resultados
La técnica de elección, cuando hay quistes, es la colocación de un shunt
toraco-amniótico en la cavidad mayor o área con mayor número de cavidades.
Por la baja incidencia de este procedimiento, no existen grandes series
publicadas. No obstante, la mayoría de los casos realizados han presentado
una función posnatal pulmonar buena.
De forma muy excepcional, en masas sólidas con arteria nutricia se ha descrito
la coagulación con láser intersticial.
Algunos estudios19 sugieren que los corticoides maternos podrían asociarse a
una reducción de la masa, e incluso se han descrito casos de resolución del
hídrops, aunque los resultados deben confirmarse con series más amplias.
2.3. OBSTRUCCIÓN URINARIA BAJA
Tiene una prevalencia de 1/3000 embarazos, unos 165 casos/año en España.
Define la obstrucción a nivel uretral por valvas posteriores (repliegues
anómalos de la mucosa). La obstrucción se asocia a lesión renal por
compresión, e hipoplasia pulmonar por oligo-anhidramnios, con mortalidad muy
elevada si debuta en fases tempranas. Es más frecuente en fetos varones, y se
ha relacionado con una mayor frecuencia de malformaciones cardíacas.
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Cirugía Fetal
Los niños nacidos a término con un alto grado de obstrucción pueden presentar
hidronefrosis avanzada asociada a un grado de displasia renal incompatible
con la vida. El oligo-anhidramnios producido por la oligouria, puede ocasionar
una serie de malformaciones conocidas como secuencia de Potter, también
incompatible con la vida.
Diagnóstico. Criterios para tratamiento
El diagnóstico se lleva a cabo mediante una serie de signos ecográficos, que
por sí solos no son patognomónicos, por lo que deben existir en conjunto:
-
megavejiga con dilatación de la uretra posterior (signo de la cerradura),
-
oligo-anhidramnios de instauración rápida y
-
dilatación pielocalicial (> 10 mm)
Para ser candidato a tratamiento además debe:
-
no existir signos de displasia del parénquima renal en el estudio
ecográfico (hiperecogenicidad, microquístes periféricos) y
-
comprobarse función urinaria normal, estudiada en orina fetal.
Para el estudio de la orina fetal se han de realizar 3 aspiraciones de la vejiga,
separadas 24 horas, siendo la tercera la que mejor refleja la función urinaria.
El feto sano produce orina hipotónica; con el daño renal progresivo, la función
de los túbulos proximales se compromete y comienza a ser isotónica.
Se consideran factores de mal pronóstico de la función renal fetal: Na > 100 y
Cl > 90 mEq/L, Osmolaridad > 210 mOsm/L, β-2 microglobulina > 4 mg/L.
Tratamiento
Se basa en la descompresión vesical para evitar la compresión sobre el riñón, y
para prevenir la muerte posnatal debida a hipoplasia pulmonar por
oligoanhidramnios.
El procedimiento clásico consiste en colocar un shunt vésico-amniótico.
El shunt presenta sus limitaciones, la más frecuente es el desplazamiento del
catéter (hasta en un 40% de los casos) debiendo colocar varios y existiendo
riesgo de ascitis urinaria fetal; por otro lado, el vaciamiento anómalo durante la
vida intraútero puede generar problemas vesicales secundarios posnatalmente.
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Cirugía Fetal
Una técnica recientemente incorporada es la cistoscopia fetal y fulguración de
valvas uretrales, lo que constituiría una solución definitiva, con la ventaja
teórica de permitir que la vejiga siga desarrollándose bajo presiones fisiológicas
y no descomprimida completamente. Aún no se disponen de series de casos,
pero los resultados preliminares parecen prometedores.
Resultados
La descompresión vesical mediante shunt permite recuperar líquido amniótico,
con tasas de supervivencia al año de vida del 75-91%, de los cuales un 75%
presentará buena función renal a largo plazo, y un 25% tendrá insuficiencia
renal crónica en grados variables. La mala evolución puede estar en relación
con cuadros más complejos no detectados en el momento de la exploración, ya
que en fetos con mala función renal previa se han establecido tasas de
supervivencia del 33% (frente a un 0% sin tratamiento), de ahí la importancia
de seleccionar bien los casos en base a los criterios previamente establecidos1.
2.4. CARDIOPATÍA CONGÉNITA
Los casos en los que estaría indicado el tratamiento serían, fundamentalmente,
la estenosis aórtica y la estenosis pulmonar con septo interventricular íntegro.
El objetivo es conseguir salvar la función del ventrículo afectado y evitar un
corazón univentricular, con peor calidad de vida y supervivencia a largo plazo.
El aspecto más difícil es seleccionar los casos adecuadamente, es decir,
realizar cirugía fetal solo en esos casos que realmente evolucionarían a
ventrículo hipoplásico, y llevarla a cabo no demasiado tarde.
El tratamiento prenatal consiste en la realización de una valvuloplastia
mediante cateterización percutánea.
La terapia cardíaca fetal se encuentra en fase de mejoría técnica y selección de
casos. En España se han realizado varios casos7.
3. CIRUGÍA FETAL ABIERTA
El momento idóneo para realizar una cirugía fetal abierta depende de la
malformación, aunque la fragilidad del tejido fetal es un factor limitante para
realizarla antes de la semana 18, y pasada la 30 lo más razonable es tratar de
forma posnatal tras la inducción del parto.
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Cirugía Fetal
Para la técnica de cirugía fetal abierta, la posición del feto y de la placenta se
observan intraoperatoriamente por ecografía tras realizar la laparotomía y,
dependiendo de su localización, se realiza histerotomía anterior o posterior. La
apertura del útero es particularmente difícil, se puede introducir un trocar dentro
de la cavidad amniótica, colocarlo de forma forzada en posición horizontal y
cortar el tejido uterino que queda sobre el mismo con busturí eléctrico.
Una vez realizada la histerotomía se administra anestesia IM al feto. La
exposición del cordón en un primer tiempo permite realizar una transfusión si
es necesario y tener información de gases y electrolitos fetales. La
monitorización fetal se realiza con pulsioxímetro y electrocardiograma.
Durante la intervención se mantiene un flujo constante de Ringer caliente sobre
el feto y antes del cierre se llenará la cavidad uterina con la misma solución.
La histerorrafia se hace con una capa de puntos absorbibles, dados
inicialmente sin anudar, y sutura continua con doble capa en miometrio.
Se administra antibioterapia profiláctica con una cefalosporina de 3ª generación
y tras la intervención se mantendrá tratamiento tocolítico durante 48-72 horas.
Se realizará cesárea tanto en la gestación actual como en las sucesivas.
3.1. TERATOMA SACROCOCCÍGEO (TSC)
Se presenta en 1/40000 recién nacidos vivos, unos 12 casos / año en España.
Si presenta un tamaño grande con respecto al feto, puede producir un cuadro
de hídrops, insuficiencia cardíaca y muerte fetal. También se ha relacionado
con parto pretérmino por sobredistensión uterina y distocia durante el parto.
El TSC puede provocar una complicación materna, síndrome del espejo o de
Ballantine,
caracterizado
por
síntomas
progresivos
de
preeclampsia,
posiblemente por la liberación de sustancias vasoactivas procedentes de la
placenta edematosa (placentomegalia), en cuyo caso la resección del tumor
podría revertir el hídrops, pero no la enfermedad materna.
Diagnóstico. Criterios de tratamiento
El diagnóstico prenatal ecográfico se basa en la demostración de un flujo
vascular particular o de la masa en sí. El aspecto ecográfico de la masa es
heterogéneo, con zonas de hemorragia, necrosis y calcificaciones.
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Cirugía Fetal
Sólo estaría indicada la cirugía fetal en los casos con un mal pronóstico,
aquellos con signos de deterioro del retorno venoso y/o hídrops.
Tratamiento y resultados
Se han hecho intentos de coagulación dirigida de los vasos nutricios mediante
radiofrecuencia, láser o inyección de sustancias esclerosantes con el fin de
reducir la masa tumoral, con resultados variables.
Actualmente, el tratamiento intrauterino de elección del TSC con hídrops es la
extirpación de la masa mediante cirugía fetal abierta, aunque debido a su baja
incidencia, aún no existen series de casos para poder valorar la conveniencia o
no de su tratamiento.
3.2. MIELOMENINGOCELE (MMC)
Aparece en 1/2000 recién nacidos vivos. Es un defecto generalmente lumbosacro debido a la falta de fusión vertebral que conlleva la exposición del canal
medular con sus estructuras nerviosas al líquido amniótico.
Se asocia frecuentemente con otras malformaciones: malformación de Chiari
tipo II, encefalocele, hidrocefalia (el 80% de los casos necesitarán derivación
ventrículo-peritoneal por hidrocefalia en el periodo neonatal).
El MMC puede no amenazar la vida, pero sí que se relaciona frecuentemente
con secuelas neurológicas, urológicas, sexuales y óseas.
Tratamiento
La cirugía habitualmente se lleva a cabo a las 24-48 horas tras el nacimiento,
aunque desde 1997 se han corregido prenatalmente más de 200 casos
mediante cirugía abierta; en España se han intervenido 3 casos, en el Hospital
Virgen del Rocío. Su justificación se basa en la evidencia experimental en
animales de que el daño neurológico de los defectos abiertos del tubo neural se
debe a la exposición tisular directa al líquido amniótico.
Resultados
Entre los años 2003 y 2010 se realizó un estudio multicéntrico y aleatorizado en
EEUU (MOMS: Management Of Myelomeningocele Study), incluyendo a 183
pacientes y comparando la cirugía fetal vs cirugía neonatal.
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Cirugía Fetal
Los criterios de inclusión para la cirugía fetal fueron: fetos menores de 26
semanas de gestación, cariotipo normal, movimientos de extremidades
inferiores presentes, tamaño ventricular inferior a 17 mm.
Recientemente se han publicado sus resultados, concluyendo que el cubrir el
defecto en la vida fetal evita la pérdida de líquido cefalorraquídeo, reduciendo
la tasa de malformaciones (Chiari II, hidrocefalia) y la necesidad de colocar
shunt ventrículo-peritoneal a los 2 años (de un 80% a un 43%). También se ha
constatado una mejoría en el desarrollo motor a los 30 meses de vida13.
4. CIRUGÍA EXIT
La cirugía EXIT consiste en la realización de una cirugía fetal durante la
cesárea, tras realizar histerotomía y extracción fetal, pero sin clampar el
cordón, de este modo, se mantiene la oxigenación fetal por la sangre umbilical.
Se necesitan elevadas concentraciones de anestésico inhalado materno para
mantener la relajación uterina y el principal riesgo es la hemorragia postparto
por posponer el tratamiento uterotónico. Tras realizar la intervención se intuba
al recién nacido y se ventila a mano; cuando la saturación de oxígeno aumenta,
se reduce el anestésico materno, el cordón se corta y se administra oxitocina.
4.1. TERATOMA CERVICAL
Es un tumor de células germinales que se origina habitualmente en la parte
antero-lateral del cuello y cuyo pronóstico a largo plazo depende del grado de
inmadurez de su estirpe celular.
Ecográficamente son masas quísticas multiloculadas con componente sólido y
presencia de calcificaciones. Existe polihidramnios cuando no sólo se
comprime la traquea, sino también el esófago, existiendo riesgo de parto
pretérmino. También puede aparecer hídrops fetal.
En el periodo neonatal el pronóstico depende fundamentalmente del tamaño,
ya que sus dimensiones pueden comprometer la respiración neonatal, e incluso
impedir la intubación, conduciendo con gran frecuencia a la muerte.
Tratamiento y resultados
En casos de grandes tumoraciones debe programarse una cirugía EXIT. Es
una cirugía que requiere una gran planificación y coordinación, para que los
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Cirugía Fetal
cirujanos pediátricos dispongan de tiempo suficiente para intubar al recién
nacido, realizar una traqueostomía o incluso resecar la masa.
Aún no se disponen de grandes series, pero las tasas de supervivencia
reportadas en pequeñas series rondan el 100%.
COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA FETAL
En general, el riesgo es bajo a nivel obstétrico, muy bajo a nivel fetal y
excepcional a nivel materno. Los riesgos dependen de la duración de la
intervención, la manipulación durante la misma y, por tanto, de la experiencia.
El principal problema del abordaje quirúrgico fetal es el parto pretérmino,
mucho menos frecuente con procedimientos fetoscópicos que con cirugía
abierta, habiéndose descrito la necesidad de tratamiento tocolítico prolongado
en el 8% de las fetoscopias y en el 55-60% de las cirugías abiertas.
El otro principal riesgo es la rotura prematura de membranas, con una tasa
del 15-20% antes de las 32 semanas para cualquier técnica que implique la
inserción de un trocar, incrementándose si se realiza cirugía abierta. La tasa
asciende al 25-50% antes de la semana 37, aunque muchos de estos casos
son gemelares, con lo que la tasa ya es más elevada de por sí.
La corioamnionitis sucede en < 1% si se emplea profilaxis antibiótica.
Existen otros riesgos excepcionales como el desprendimiento de placenta,
aunque casi siempre se ha asociado a procedimientos largos y traumáticos.
Las complicaciones maternas descritas se relacionan fundamentalmente con
la herida quirúrgica (hemoperitoneo, coriamnionitis). De forma remota, la
cirugía fetal podría asociarse a complicaciones graves, como edema pulmonar
o muerte materna. En España, no se ha producido ninguna muerte materna por
terapia fetal. Se conoce un caso en una gestación gemelar por embolia de
líquido amniótico durante una IVE realizada a los pocos días de una fetoscopia
por STFF fallida, aunque no se ha podido demostrar la relación causal.
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Cirugía Fetal
INFORMACIÓN A PROGENITORES
La patología fetal es un problema siempre grave, y con un resultado nunca
asegurado, por lo que informar a los padres es un aspecto de gran dificultad y
responsabilidad. Esta información, siempre basada en probabilidades, debería
gestionarse de forma multidisciplinar por personal especializado dedicado al
seguimiento de fetos y niños con estas patologías.
Es importante recordar que la gestión en la información ofrecida a los
progenitores es una cuestión tan importante como la propia terapia fetal y
deben evitarse actitudes simplificadoras, paternalistas o condicionantes.
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