De "tres Ensayos Para Una Teoria Sexual" Al Tercer Milenio

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"De "tres Ensayos Para Una Teoria Sexual" Al Tercer Milenio"
(*) Versión Escrita De La Exposición En El Coloquio De Verano Efba, 2005.
José Zuberman
Voy a atenerme al título de la mesa a que fui invitado –invitación que agradezco- que es "De
los Tres ensayos para una teoría sexual al tercer milenio", preguntándome ¿en qué tienen
vigencia estos "Tres ensayos" de Freud? Y ¿en qué nos iluminan para este tercer milenio de
la contabilidad cristiana, este centenario escrito de Freud?
Voy a tomar tres aspectos: 1) qué vigencia tiene lo que dice Freud de la homosexualidad
masculina y la prostitución masculina; 2) qué lugar le da al cuerpo en el psicoanálisis; 3) la
idea de series complementarias, qué se determina del lado del Otro, qué del lado del Sujeto.
1) Repetidamente se dice que Freud no se dejó interrogar por estos temas de la
homosexualidad masculina, la prostitución masculina, etc., temas más vigentes hoy que
entonces en los medios, la legislación y la conversación cotidianas. Decir esto es no haber
abierto los Tres ensayos ni para hojearlos.
Freud sienta posición al respecto cuando dice:
"La investigación psicoanalítica se opone terminantemente a la tentativa de separar a los
homosexuales como una especie particular de seres humanos. En la medida en que estudia
otras excitaciones sexuales además de las que se dan a conocer de manera manifiesta, sabe
que todos los hombres son capaces de elegir un objeto de su mismo sexo, y aún lo han
consumado en el inconciente." "En el sentido del psicoanálisis, entonces, ni siquiera el interés
sexual exclusivo del hombre por la mujer es algo obvio, sino un problema" (1)
La cuestión del psicoanálisis es el Sujeto y allí apunta Freud no sólo por afirmar que los
homosexuales no son una especie particular de seres humanos sino por decir que la
homosexualidad no hace cuadro. Así dirá que los hay absolutos, anfígenos y ocasionales y
aún aquellos de fluctuación periódica por una experiencia penosa con el objeto sexual llamado
normal.
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* Así no trata de explicar psicológicamente en base a los recuerdos aportados. "Muchos
autores han destacado con acierto que las indicaciones autobiográficas de los invertidos
acerca de la aparición temporal de la tendencia a la inversión no son confiables; en efecto,
pueden haber desalojado de la memoria la prueba de la sensibilidad heterosexual" (2). El
psicoanálisis ha corroborado cómo se cubre el vacío de la amnesia infantil al respecto de la
sexualidad. Entonces, los discursos "desde chiquito me recuerdo..." son contenido manifiesto
a analizar. Como enseña el psicoanálisis la memoria es inconciente, y el recuerdo es
encubridor.
* Discutiendo con los psiquiatras de su tiempo dice que en la homosexualidad no se trata de
degeneración o atavismo, ya que para que quepa esta definición deben constatarse muchas
desviaciones de la norma y coexistir estas con el deterioro general, y en cambio en estos
casos: 1- Es una desviación única la más de las veces; 2- No hay deterioro sino que por el
contrario los hay grandes intelectuales y personas de ética elevada; y 3- No es atavismo
porque ha existido siempre tanto en civilizados como en primitivos.
Lo sorprende sí que "a menudo lo que se halla en los invertidos es una disminución de la vida
sexual en general" (3) coincidente con la observación de Lacan en su Criminología,
descubrimiento que decepciona a los neuróticos que siempre suponen que hay quien sí goza
absolutamente.
* Discute Freud también la teoría del género sacada como gran novedad de los arcones de la
psicología más burda.
Después de afirmar que "En los hombres la más plena virilidad psíquica es compatible con la
inversión" (4), cita a varios autores que hacen una transposición burda de la bisexualidad que
sostiene el psicoanálisis y la sintetizan: "Un cerebro femenino en un cuerpo masculino". Freud
responde: "no conocemos los caracteres de lo que sería un cerebro femenino" (5).
Separar la anatomía Real de lo Simbólico del Inconciente, sin intentar anudarlos lleva a
desechar todas las preguntas que la anatomía impone al psiquismo, en particular las que
surgen de reconocer las diferencias sexuales.
"No cabe ninguna duda de que una gran parte de los invertidos masculinos han conservado el
carácter psíquico de la virilidad, presentan escasos caracteres secundarios del otro sexo y
buscan en su objeto sexual rasgos femeninos" "De otro modo sería incomprensible el hecho
de que la prostitución masculina que hoy como en la antigüedad se ofrece a los invertidos,
copie a las mujeres en todas las exteriorizaciones del vestido y el porte; de no ser así, en
efecto, semejante imitación ofendería el ideal de los invertidos" (6) . Como pueden ver , la
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única novedad en la oferta de hoy son las cirugías que exhiben los travestis.
Entre los griegos, los hombres más viriles eran seducidos por bellos efebos con rasgos
femeninos. Cuando el efebo devenía hombre viraba a la virilidad y se convertía en amante. La
condición era "la virilidad corporal" (7), el falo.
El hecho de que fuese aceptado cultural y socialmente entre los griegos no le quita este
carácter de renegar de la diferencia como lo señala Lacan en el Seminario VIII; no se trata a
los efectos de ningún relativismo cultural o social.
Tras desarrollar las vicisitudes del desarrollo pulsional y del Edipo separadamente, Freud
subraya en la llamada 13 el apego a la madre como determinante de la homosexualidad. Se
identifican y hacen un juego en que deben amarlos como la madre los ha amado. No siendo
insensibles a los encantos de las mujeres transponen esta excitación a un varón sin solución
de continuidad y son regidos compulsivamente por la huida de la mujer. Lo intolerable es la
lectura de la castración –operación simbólica- en el cuerpo de una mujer. Válido también para
la relación entre el efebo y el maestro griego donde la condición era "la virilidad corporal", la
presencia fálica como señala Freud.
Además del factor determinante, señalará Freud como influencias accidentales: la frustración
con una mujer que el narcisismo no toleró, el amendrentamiento temprano, la ausencia de un
padre fuerte.
Cuando habla de la meta sexual de los invertidos subraya nuevamente la imposibilidad de
soportar la ausencia de falo. "En los hombres, comercio per anum e inversión no coinciden
totalmente; la masturbación es con igual frecuencia la meta exclusiva, y las restricciones de la
meta sexual –hasta llegar al mero desahogo afectivo- son aquí todavía más comunes que en
el amor heterosexual" (8).
La idea de Ferenczi que Freud comenta en el agregado de 1914, ayuda a no situar la
homosexualidad como cuadro, y a verla conforme a la estructuración del sujeto.
"Ferenczi (1914) ha presentado una serie de importantes puntos de vista sobre el problema de
la inversión. Critica, con razón, que bajo el nombre de <homosexualidad> (que él propone
sustituir por el más adecuado de <homoerotismo>) se confundan una cantidad de estados
muy diversos, de desigual valor tanto en lo orgánico como en lo psíquico. Pide que se distinga
con claridad al menos entre estos dos tipos: el homoerótico en cuanto al sujeto, que se siente
mujer y se comporta como tal, y el homoerótico en cuanto al objeto, que es enteramente
masculino y no ha hecho más que permutar el objeto femenino por uno de su mismo sexo. A
los primeros los reconoce como genuinos <intermedios sexuales> en el sentido de Magnus
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Hirschfeld; y a los segundos los caracteriza –menos felizmente- como neuróticos obsesivos.
Sólo en el caso del homoerótico en cuanto al objeto puede haber una rebelión contra la
tendencia a la inversión, así como la posibilidad de influencia psíquica {terapéutica}. Aún
admitiendo estos dos tipos, es lícito agregar que en muchas personas hallamos, mezclados,
cierto grado de homoerotismo en cuanto al sujeto con una cuota de homoerotismo en cuanto
al objeto" (9).
2) Como la idea de Freud no es hacer un tratado sobre la homosexualidad sino apuntar a la
estructuración del sujeto, llega a la conclusión que "concebíamos demasiado estrecho el
enlace entre pulsión sexual y el objeto sexual. La experiencia recogida con los casos
considerados anormales nos enseña que entre pulsión sexual y objeto sexual no hay sino una
soldadura, que corríamos el riesgo de no ver a causa de la regular correspondencia del
cuadro normal, donde la pulsión parece traer consigo al objeto. Probablemente, la pulsión
sexual es al comienzo independiente de su objeto, y tampoco debe su génesis a los encantos
de este" (10).
Y agrega en 1910 a pié de página: "La diferencia más honda entre la vida sexual de los
antiguos y la nuestra reside, acaso, en el hecho de que ellos ponían el acento en la pulsión
misma, mientras que nosotros lo ponemos sobre su objeto. Ellos celebraban la pulsión y
estaban dispuestos a ennoblecer con ella incluso a un objeto inferior, mientras que nosotros
menospreciamos el quehacer pulsional mismo y lo disculpamos sólo por las excelencias del
objeto." (11).
Nosotros tratamos de disculparnos por las cualidades del objeto diciendo "de carne somos"
"qué querés, con semejante hermosura"; entre los antiguos quien era elegido por la pulsión se
sentía embellecido y no ofendida como nuestras histéricas.
Freud rechaza la alternativa innato-adquirido diciendo que "la explicación más burda es que
alguien trae consigo innato el enlace de la pulsión sexual a un objeto determinado".
Cuando aquí Freud comienza a hablar del cuerpo, ¿de qué cuerpo nos habla?¿del cuerpo
aquél, que de colocar la columna vertebral en su eje producirá una mens sana, como propone
no sólo el padre de Schreder sino los profesores de gimnasia devenidos iluminados?; ¿ Del
cuerpo armonizado del yoga?; ¿Del cuerpo de la naturaleza que conviene acallar como
propone el budismo? Obviamente, no. Nos habla del cuerpo erógeno, del cuerpo en la pulsión
parcial que no armoniza sus partes, ni responde a la inervación. Pero agrega además que sin
pulsión parcial no hay representación posible. No hay representación –ni en su faz Simbólica
ni en su faz Imaginaria- que no se sostenga de esta ligazón al cuerpo pulsional, al cuerpo de
la sexualidad freudiana que la carga. No hay quien se pueda excluir de esta afirmación: ni
normales, ni niños. Así dirá que los anormales en la vida social y ética son también anormales
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en la vida sexual, pero que los normales en la vida social y ética también tendrán sus
debilidades en la vida sexual. Como hay sexualidad infantil y amnesia de ella por represión,
habrá que aceptar que los niños aman, odian, gozan y sienten culpa por su onanismo.
Freud sienta las bases del psicoanálisis diciendo que el falo comanda en lo Simbólico la vida
psíquica y que el Complejo de Edipo es el shibolet que distingue a los seguidores de los
retractores del psicoanálisis.
Voy terminando para respetar el tiempo, como me piden, pero antes quisiera señalar al menos
dos aspectos en los cuales Lacan va más allá de Freud, cuando puede pensar el goce
femenino en su especificidad, al ubicarlo no como debiendo una mujer conquistarlo a través
del goce fálico de tener un hijo o del síntoma, y cuando puede situar "lo femenino" y "lo
masculino" en las fórmulas de la sexuación poniendo en el lugar que le corresponde a la
bisexualidad freudiana. Lo femenino como objeto a o la doble negatividad de arriba a la
derecha (" x f x) es situable en varones y lo fálico en las deseantes hablantes mujeres.
Lo que el anudamiento que Lacan propone conserva de la propuesta freudiana es que no hay
Simbólico sin un Real corporal que "lo cargue", y que frente al Real corporal el sujeto
necesariamente se interroga y se posiciona. Podrá reprimir, renegar, forcluir, pero no hay
modo en que las diferencias sexuales corporales no interroguen, no causen preguntas al
sujeto.
Una sola cita de Encore de todas las que traje, que espero resuma lo que digo un poco
apuradamente: "¿Quién no ve que el alma no es otra cosa que la identidad supuesta del
cuerpo ese, con todo cuanto se piensa para explicarla? En suma, el alma es lo que se piensa
a propósito del cuerpo del lado del mango." (12).
3) Voy a dejar de lado lo que pensaba decir de las series complementarias, esperando que
pueda surgir algo del tema en el espacio de preguntas y diálogo o en las programadas mesas
sobre niños y adolescentes de este Coloquio.
Muchas gracias.
NOTAS:
(1) S. Freud, Obras Completas, Tomo VII, "Tres ensayos de teoría sexual", Agregado 1915,
pág 132.
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(2) Ibíd., Llamada 6, pág 125
(3) Ibíd., pág 129.
(4) Ibíd., pág 129.
(5) Ibíd., pág 130.
(6) Ibíd., pág 131.
(7) Ibíd., pág 131.
(8) Ibíd., pág 134.
(9) Ibíd., pág 133.
(10) Ibíd., pág 134.
(11) Ibíd., pág 136.
(12) El Seminario de Jacques Lacan, Libro 20, Aun, pág 134., Editorial Paidós, Bs As, 1981.
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