Comentario de texto: La Celestina (Conjuro a Plutón, fragmento del acto III) 1. Ideas esenciales contenidas en el fragmento: En primer lugar hay que comprender las referencias que en este episodio están en boca de la bruja Celestina. Tanto Plutón, como las Tres Furias, como los “hervientes étnicos montes”, como el reino de Estige y Dite, son referencias del mundo grecolatino, pero que en el contexto en el que se inscriben en la obra adquieren una dimensión religiosa que apela al mundo oscuro y tenebroso, maléfico del demonio. Rojas es, desde luego un humanista, un hombre formado en el mundo clásico, pero es sobre todo un moralista que intenta demostrar que el final trágico de los enamorados está vinculado, no solo a su egoísmo y al “loco amor”, sino a la intervención de una mujer como la vieja, que en este episodio aparece descrita como una aliada del diablo en el proceso de amores de Calisto y Melibea. Expliquemos ahora esas referencias clásicas: Plutón, como es bien sabido, es el dios del Hades, del inframundo, en términos cristianos, del infierno a cuyo destino quiere conducir Celestina a los enamorados corrompiendo su amor y convirtiéndolo en puro deseo. Las Tres Furias, como explica el propio texto, son las aliadas del mal, igual que las hidras, que se mencionan más adelante. Estige o la lagura Estigia era el reino de los muertos. Dite era el nombre de una ciudad que se menciona en la Divina Comedia de Dante; también se designaba con este nombre a las puertas del infierno, la morada de Lucifer. Los “montes étnicos” hacen referencia al volcán Etna, al que se consideraba en la Antigüedad como uno de los respiraderos del Infierno, de ahí que de su boca saliesen lava, cenizas y fuego. En el fragmento podemos distinguir varias partes: las primeras palabras de Celestina son una apelación al Demonio y al mundo del mal al que convoca para desarrollar su labor como tercera (líneas 1 a la 6). Desde “Yo, Celestina…” hasta la línea 14, “se descubra a mí y me galardone mis pasos y mensaje”. En estas líneas se expresa el conjuro para dotar a un hilado, que piensa vender a Melibea, en un objeto mágico, que ate su voluntad al propósito de la tercera, vencer la honestidad de la muchacha y entregársela al seductor Calisto. Nótese todos los elementos del mundo de la superstición que son nombrados en el conjuro (sangre de murciélago, veneno de serpiente…). Lo mismo que la declaración blasfema de amor de Calisto hacia Melibea supone un pecado contra Dios, el conjuro de Celestina es también un pecado semejante, porque Celestina no obedece a Dios, sino que es aliada del diablo, el enemigo de Dios. Desde la línea 14 hasta el final del texto, el poder de Celestina (su actitud desafiante es augurio y premonición de su muerte) se pone de manifiesto en la amenaza contra el propio diablo que lanza la vieja, para que cumpla el pacto que con ella ha hecho en la seducción de Melibea. Un aspecto muy interesante en la interpretación de este episodio es juzgar si el conjuro es, en el sentido general de la obra, imprescindible para hacer verosímil la evolución de Melibea, desde la defensa inicial de su honestidad y el cumplimiento de sus deberes “de clase” hasta su seducción. Evidentemente, para un lector actual, ese conjuro no es determinante en la conducta de la joven, porque ella también ama a Calisto y la habilidad de Celestina no es “mágica”, sino que la vieja despliega su experiencia, su dominio de la voluntad ajena, su habilidad para convencer a través de la palabra (“parlera”) para transformar la voluntad de la joven. Sin embargo, no perdamos de vista que para Rojas el episodio sí es imprescindible en la condena del personaje de Celestina y en toda su labor en el proceso de amores. 2. Situación del fragmento en el argumento general de la obra: Como se recordará, este fragmento es esencial para entender la intervención de Celestina en el proceso de amores de Calisto y Melibea. Tras el encuentro inicial de los jóvenes y la apasionada declaración amorosa de Calisto, el rechazo de Melibea sume en una profunda tristeza y desesperación, rasgos ya de un loco amor, enfermizo, egoísta, a Calisto. Su criado más experimentado, Sempronio, aunque juzga severamente en su hablar entre dientes la desesperación inapropiada de su amo, ve en esta actitud una ocasión para aprovecharse de su debilidad y egoísmo, que le van a hacer manipulable. Como el único deseo de Calisto es conseguir a Melibea y está dispuesto a todo (abandonando sus obligaciones de “clase” incluso), Sempronio le ofrece los servicios de la vieja alcahueta Celestina. Calisto, animado por la idea de lograr ciegamente sus propósitos, no hace caso de las advertencias de su criado más joven, Pármeno, que llevado por su fidelidad, le advierte del peligro de entrar en relación con una mujer que tiene muchos oficios fingidos y cuya conducta inmoral es conocida por todos en la ciudad. Calisto, que actúa en todo momento impulsado por un absoluto egoísmo, no quiere oír las advertencias de Pármeno. La ingratitud de su amo y el ofrecimiento que Celestina le hace de gozar de Aréusa transforman a Pármeno y le convierten en cómplice del engaño contra su amo. Una vez que Celestina ha recibido el encargo de Calisto de seducir a Melibea y ha obtenido la promesa de que su labor como tercera será recompensada se propone acudir a la casa de la joven para iniciar su labor, pero antes realiza el conjuro. Después de la primera entrevista entre Celestina y Melibea, seguirán otros encuentros en los que la vieja vencerá la resistencia inicial de la muchacha y logrará que consienta en entregarse a Calisto. El proceso de amores, a partir de entonces, adquirirá un sentido trágico y premonitorio hasta el desenlace, en el que la justicia poética, la Fortuna y el castigo divino que corresponde al pecado que han cometido los jóvenes les arrebate la vida. 3. Análisis del personaje de Celestina en este episodio y en el conjunto de la obra: Como ya se ha explicado, el conjuro a Plutón vincula a la vieja con su condición de bruja y aliada del diablo en el proceso de amores. Su intervención está condenada por el sentido moral que le quiere dar Rojas a su obra. Cabe destacar todos los oficios fingidos que le permiten entrar en casa de las jóvenes para desempeñar su labor libremente, sin obstáculos (como en el caso de Melibea, la vigilancia de los padres, la honra de las jóvenes…): es buhonera, vendedora de afeites, partera, reparadora de virgos, falsa beata… Su inteligencia, su hábil forma de hablar y de convencer y sobre todo su capacidad de engañar a través del juego entre realidad y la apariencia, la convierten en la verdadera dominadora de las voluntades ajenas, no sólo en el mundo de los amos, sino en el de los criados. Su inmoralidad no está vinculada solo al presente, en el que es una anciana que, con sus engaños y su labor como protectora de las prostitutas Elicia y Aréusa, sale adelante. En el pasado también la inmoralidad fue su forma de vida y se dedicó a la prostitución. Su vejez, de la que ella se lamenta, es un sutil argumento para impulsar a los jóvenes a gozar sin freno de su juventud (tal consejo le da a amos y criados). Su “pecado”, como el de todos, es vivir sólo para sí, dominada por el egoísmo y el interés propio. Su codicia, en su caso, es el detonante de su muerte (justicia poética): la cadena de oro que le dio Calisto en pago a sus servicios excita la codicia de los que habían sido hasta ese momento sus cómplices y se convertirán en sus asesinos, Sempronio y Pármeno. La muerte de la vieja representa el inicio del desenlace de la obra, a ella le seguirán otros personajes que también reciben el castigo a sus pecados a través de una simbólica caída que les arrebata definitivamente los placeres de los que pensaban gozar indefinidamente. La muerte, como es propio de la mentalidad medieval, no sólo iguala a todos, amos y criados (mors aequat, poder igualatorio de la muerte), sino que llega de forma inesperada, inexorable, con un golpe de Fortuna, que impide que ninguno de los culpables tenga posibilidad de arrepentirse y limpiar su culpa. La muerte los sorprende en pecado y naturalmente eso supone la condenación del alma y las penas del infierno para todos ellos. Ese ejemplo de desenlace trágico de todos los personajes y la “justicia poética“ que obra contra ellos es el mejor argumento de una obra de tan claro contenido didáctico, moral y religioso. Las preguntas 4 y 5 están resueltas en clase. 6. Rasgos prerrenacentistas en el fragmento y en el conjunto de la obra: En este fragmento el factor más evidente del Prerrenacimiento es el conjunto de referencias clásicas, ligadas a la mitología grecolatina, que apareen en el conjuro de Celestina. Todas esas referencias tienen como se ha explicado, una interpretación religiosa y cristiana que sirven para retratar a la vieja como a una bruja que desafía a Dios. En este fragmento no deben pasar desapercibidas las palabras que en el conjuro llaman al diablo (Plutón) señor del “litigioso caos”. En el prólogo en prosa de la obra, Rojas daba un valor esencial, simbólico a la palabra “caos”, “contienda”, “batalla” y decía que el mundo se regía por él. Esa visión de caos y desorden del mundo en el que vive Rojas puede vincularse con la etapa de transición, de cambio de valores, que sustituye el mundo medieval por un nuevo mundo, el Prerrenacimiento. Como caos puede entenderse, según Rojas, que su obra pueda ser criticada y mal entendida por el lector, pero caos es también el conflicto entre amos y criados (intención social) y caos supone que cada individuo solo viva para sí mismo, dominado por el egoísmo y el individualismo, el placer y el disfrute del presente, sin valorar las consecuencias de la conducta en el futuro. Los principios de antropocentrismo y vitalismo, optimismo y goce de la vida (“carpe diem”, “collige, virgo, rosas”) claves en la nueva etapa histórica que anuncia el Prerrenacimiento, se convierten en la mentalidad conservadora y profundamente religiosa de Rojas en pecados merecedores de condena y castigo (intención moral y religiosa). Otro rasgo prerrenacentista visible en este episodio y en la totalidad de la obra es la elección del género de la comedia humanística, fruto del valor de la cultura clásica presente en el siglo XV y al que Rojas, como se ha dicho, convertirá en una obra que sea ejemplo de locos enamorados y falsos sirvientes. En líneas generales, sólo os doy caminos para responder a cada pregunta. No hay respuestas “cerradas”. Se valora en una explicación la profundidad a la hora de analizar cualquier aspecto de la obra de los que hemos trabajado en clase y las ideas propias de cada alumno que surgen de su trabajo como lector.