Abandonados a su destino: Desplazados en el Congo

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ABRIL DE 2012
NO 53
JESUIT REFUGEE SERVICE
Abandonados a su destino:
Desplazados en el Congo
JORDANIA
p.6
HAITÍ
p.8
FRANCIA
p.16
AFGANISTÁN
p.19
Jesuit Refugee Service
ABRIL DE 2012
FOTO DE PORTADA
Campamento para desplazados internos en
Kishondja, Masisi, este de la RDC.
(JRS Internacional)
Servir está disponible gratuitamente
en inglés, español, francés e italiano.
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS)
la publica dos veces al año.
DIRECTOR
Peter Balleis SJ
EDITORA
Danielle Vella
DISEÑADOR
Malcolm Bonello
NÚMERO 53
En esta edición
Editorial
Albergar a los oprimidos y a los sin techo 3
Internacional
El JRS presenta su marco estratégico de trabajo 4
Jordania
Más que cifras 6
Haití
¡Ya tenemos nuestro ‘bizniz’! 8
Malawi
El JRS que pude ver y tocar 9
Foco sobre el este de la RDC
Olvidados en los asentamientos ‘espontáneos’ 11
Foco sobre el este de la RDC
Mujeres a quienes se niegan la justicia 14
El Servicio Jesuita a Refugiados
es una organización católica
internacional creada en 1980
por Pedro Arrupe SJ. Su misión es
acompañar, servir y defender la
causa de los desplazados forzosos.
Jesuit Refugee Service
Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma,
Italia
Francia
¿Qué hemos hecho con el derecho de asilo? Welcome18
Afganistán
Pintando la paz a través de las fronteras Llamamiento (contraportada)
Abreviaciones
Estos son algunos de los acrónimos utilizados en esta edición:
2
19
20
TEL: +39 06 69 868 465
FAX: +39 06 69 868 461
[email protected]
www.jrs.net
16
ACNUR Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados
ONG Organización No Gubernamental
RDC República Democrática del Congo
editorial
En el campamento de desplazados de Bihito, en Masisi, este de la RDC.
Albergar a los oprimidos y a los sin techo
“Compartir tu pan con el
hambriento y albergar a los
oprimidos y a los sin techo;
cubrir al que veas desnudo y no
despreocuparte de tu propia carne.”
(Isaías 58: 6-7). Este es el ayuno
proclamado por el Profeta Isaías
hace 2.500 años: no meros rituales
y palabras, sino acciones concretas
por los pobres.
Todo esto me viene a la
memoria al mirar a mi alrededor
en el el campamento de Kishondja.
Visité este campamento en
Masisi, en el este de la RDC,
junto a la Hna. Inés, que está
entregada por completo al
servicio de los refugiados.
Cuando este campamento surgió
‘espontáneamente’ a principios de
2011, y no estaba reconocido como
campamento oficial por ninguna
organización internacional, la Hna.
Inés y su equipo vinieron e hicieron
lo que pudieron para alimentar al
hambriento y responder a otras
necesidades básicas. Expresaron
una profunda compasión por la
humanidad “en los márgenes”,
reflejando uno de los principales
objetivos del JRS, que ha quedado
ya articulado en nuestro plan de
trabajo estratégico.
Entre estos desplazados, las
mujeres están especialmente
oprimidas. En el este de la RDC
prevalece la violencia sexual y de
género. El JRS prioriza la atención
a las mujeres y a las niñas y
defiende su protección mediante
programas de educación y
sensibilización. El JRS se ha unido
a muchas otras organizaciones
que trabajan contra esta violencia
y contra la impunidad de quienes
la perpetran, principalmente
miembros de grupos armados y del
ejército. Se apremia a la comunidad
internacional para que presione a
los poderes que controlan a estos
grupos armados y ejércitos. Pero a
su vez, la comunidad internacional
tiene que ser consciente de que los
minerales del este de la RDC están
contribuyendo indirectamente al
conflicto, moviendo a las partes
beligerantes a luchar por el control
de este territorio.
La inacabable guerra, alimentada
por intereses locales, regionales e
internacionales, ha brutalizado a
la gente, deshumanizado tanto a
las mujeres como víctimas, como
a los varones en tanto agresores.
En palabras de Isaías, no bastan
las declaraciones y muestras de
preocupación. Sólo cuando la guerra
se detenga, la gente podrá empezar
a reconstruir sus hogares y familias,
y las mujeres podrán disfrutar de
la paz y la belleza de las colinas de
Masisi.
Peter Balleis SJ | Director del JRS Internacional
3
internacional
Un campamento de refugiados srilankeses en Tamil Nadu. Miles de srilankeses han vivido en los campamentos de Tamil Nadu durante años en los
“márgenes de la humanidad”. El JRS quiere fortalecer su respuesta a estos refugiados olvidados en su nuevo marco estratégico de trabajo.
(JRS Internacional)
El JRS presenta su plan estratégico de trabajo
El JRS ha publicado su Marco
Estratégico para 2012-2015,
subrayando los objetivos
principales, valores, estrategias
y resultados esperados para los
próximos cuatro años.
El P. General, Adolfo Nicolás
SJ, definió el Marco Estratégico
como un documento “creativo y
motivador” per a su vez “cargado
de desafíos”. Recordó que “es
un documento lleno de retos.
Seguramente implicará un duro
trabajo y un riesgo considerable,
pero este desafío nos brinda la
promesa de un éxito continuo a
la hora de servir a quienes han
quedado atrás de entre nosotros”.
El marco estratégico recuerda
los orígenes del JRS, su naturaleza
como organización católica y como
trabajo de los jesuitas, y qué lo
4
inspira, nada menos que “nuestra
fe en Dios que está presente en la
historia humana” y “la compasión y
el amor de Jesús por los pobres y los
excluídos”.
El marco estratégico va a lo
concreto sin olvidar los valores
sobre los que se levanta la labor
del JRS: compasión, esperanza,
solidaridad, dignidad, hospitalidad,
justicia y participación, valores
“esenciales para muchas religiones
y culturas con las que el JRS está
tan a menundo en contacto”, en
palabras del P. Nicolás.
Pero este marco es, a la vez,
profundamente práctico, y cada uno
de los cuatro objetivos principales
del JRS se presenta en forma de
estrategias claras y resultados
mensurables. Hay estrategias para
mejorar la capacidad de respuesta
a las emergencias, para servir
mejor a los refugiados urbanos,
combatir al tráfico de personas,
promover la educación superior y la
excelencia en educación, o mejorar
el desarrollo del personal.
Al fin y al cabo, la meta del
nuevo marco estratégico, como
resume el director del JRS
Internacional, Peter Balleis SJ, es
hacer del JRS “una organización
internacional más fuerte y
unida” que responda mejor a las
necesidades de los refugiados que
se han visto forzados a vivir en los
“márgenes de la humanidad”.
Enlace en Internet
Para descargar el plan estratégico
del JRS en PDF, vaya a jrs.net
internacional
El marco estratégico del JRS
1
Compasión por la humanidad en los márgenes
Movidos por la compasión y el respeto por la
dignidad humana, seremos flexibles y estaremos
orientados a dar una respuesta a las nuevas
situaciones emergentes de desplazamiento forzoso.
2
Inspirados en la fe y en los valores de inclusión
y solidaridad, abordaremos las causas de la
desigualdad estructural. Trabajaremos en
colaboración con otros para crear comunidades de
justicia, diálogo, paz y reconciliación.
Malta - Times of Malta
3
La formación, una esperanza que da luz
Basándonos en nuestra fe en la dignidad y en la
interdependencia de la humanidad, empoderaremos
a las personas desarraigadas mediante la formación,
fomentando un futuro de esperanza.
Thailandia - Don Doll SJ/JRS
Basados en la fe, actuamos en justicia
Sudán - Angela Hellmuth/JRS
4
Un JRS más fuerte y unido
Profundamente enraizado en los valores de
participación y de subsidiariedad, el JRS desarrolla y
aplica principios coherentes en la dirección y en la
gestión, de manera que pueda trabajar para y con los
desplazados forzosos en unidad internacional, con
transparencia y con responsabilidad.
Siria - Don Doll SJ/JRS
5
acompañar
Jordania
Innumerables refugiados iraquíes luchan por sobrevivir en la anónima metrópilis de Ammán. (Don Doll SJ/JRS)
Más que una cifra
Colin Gilbert, director del JRS Jordania
Es difícil decir cuántos refugiados
hay en Jordania. Los cálculos
varían desde los apenas 32.000
registrados por el ACNUR hasta los
más de 450.000 que dice tener el
gobierno. La discrepancia en estas
cifras ha fomentado preguntas
sobre la respuesta a las necesidades
de unas personas cuya tierra
ha quedado devastada por años
de violencia. Contados o no, los
iraquíes en Jordania permanecen
en un limbo en que apenas unos
pocos, cada vez menos, son
reasentados en terceros países,
la integración en Jordania es
nula, y carecen de perspectivas de
repatriación.
Se estiman entre 105.000
y 128.000 los civiles muertos
en la guerra de Iraq desde
2003. La inestabilidad política
6
perpetúa la falta de seguridad en
muchas regiones. En cuanto al
reasentamiento, entre octubre de
2008 y octubre de 2010, más de
36.000 iraquíes fueron reubicados
en Estados Unidos, que recibe a
más del 70% de todos los iraquíes
reasentados, mientras que 9.400 lo
fueron en 2011 y sólo 826 lo fueron
en los últimos tres meses del año.
“Cifras, cifras… estamos hartos
de ser sólo un número más,” dice
Laith Eskander, un iraquí que
vive en Ammán. “Es duro ser un
refugiado, sintiéndote sólo parte
de las gráficas o mapas del ACNUR
o del gobierno estadounidense. Y
ahora somos cifras de las que se
están olvidando.”
La opinión de Laith muestra
la realidad: el pasado año, los
acontecimientos revolucionarios en
Oriente Medio han apartado más
que nunca la atención de Iraq.
Si bien está ayudando a los
nuevos desplazados por la violencia
en Siria y en otras partes, el JRS
sigue decidido a intentar que
los refugiados iraquíes no se
conviertan en números olvidados.
En Ammán, un equipo visita a las
familias refugiadas por toda la
ciudad, acompañándolas durante
los largos períodos de espera e
incertidumbre. Liderados por
Laith, y formado totalmente por
refugiados, el equipo contacta con
otras personas que han quedado al
margen y sin acceso a los servicios
ofrecidos por otras agencias.
Khalil* es un refugiado olvidado.
De 31 años, trabajó como intérprete
para el ejército de los EE.UU.
durante cuatro años. Khalil huyó
Jordania
de Bagdad en 2008 tras quedar
atrapado en el fuego cruzado
y recibir amenazas de muerte.
Él y sus padres se trasladaron a
Mosul en el norte de Iraq, donde
vivieron con la esperanza del
reasentamiento. Tras serle negado
por los canales normales, Khalil
solicitó una Visa Especial de
Inmigrante, que permite un proceso
de reasentamiento expeditivo a
los EE.UU para los iraquíes que
trabajaron, al menos, un año con
una empresa estadounidense o
con el ejército de los EE.UU en
Iraq. Cuando Khalil fue aceptado
el 21 de octubre de 2010, comenzó
inmediatamente los preparativos
para añadir a sus familiares
directos a la solicitud.
El padre de Khalil regresó
a Bagdad porque sus amigos
le dijeron que la situación de
seguridad había mejorado. Diez
días después de que la solicitud de
Khalil fuera aprobada, su padre,
junto a otras 45 personas, moría en
un atentado con bomba en la iglesia
de Saedat al Najah.
Tres meses después, informaron
a Khalil que su solicitud de visado
había sido revocada sin ninguna
explicación.
“Después de la muerte de mi
padre, y de que me quitarán la
oportunidad de ir a los EE.UU.,
supe que tenía que salir de Iraq,”
dice. Amenazado de muerte en
Mosul, el día después de recibir
el pasaporte de su recién nacida,
Khalil y su esposa partieron a
Jordania con su hija.
Khalil ha vivido en el barrio
de Hashemi Al Shamali, en el este
de Ammán, durante cinco meses,
sin poder trabajar y haciendo lo
imposible para ganar dinero con
que comprar los pañales de su hija
y otros insumos básicos. Es muy
difícil para los iraquíes en Jordania
conseguir un permiso de trabajo:
primero deben tener un permiso de
residencia, que puede costar hasta
25.000 euros, y después conseguir
un trabajo en la dura economía
jordana.
El equipo de visitas familiares
está acompañando a Khalil,
poniéndole en contacto con
abogados voluntarios del Proyecto
acompañar
de Asistencia a Refugiados
Iraquíes, que se encarga de los
candidatos a la Visa Especial de
Inmigrante. El JRS también invitó
a Khalil a asistir a las clases de
informática y de lengua para, así,
encontrarse con otros refugiados.
Aparte de estar allí por los
iraquíes como Khalil, en peligro
de quedar olvidados, el equipo
de visitas familiares apoya
también a muchas familias sirias
que necesitan ayuda urgente, la
mayoría fugitivos de Homs y que,
por miedo, no tienen contacto
alguno con el ACNUR u otras ONG
en Ammán.
Los iraquíes del equipo han
estado consolando a los sirios,
compartiendo la esperanza surgida
de su experiencia como refugiados
en Jordania. Al llegar tanto a
los ‘viejos’ como a los ‘nuevos’
refugiados, el JRS Jordania seguirá
identificando a los más vulnerables,
caminando con ellos y dejándoles
bien claro que son mucho más que
números.
*No es su nombre real
Atención individual
El JRS organiza clases de inglés
para refugiados iraquíes en
Ammán. Jasim Misban aprendió a
hablar inglés cuando era estibador
en Mosul (Iraq) y, en Ammán,
aprendió a leer y escribir.
Don Doll SJ/JRS
7
acompañar
Haití
¡Tenemos nuestro ‘bizniz’!
Rosa María del Socorro López, una misionera comboniana de México, coordina un proyecto del
JRS para mujeres en siete campamentos para supervivientes del terremoto en Port-au-Prince. Nos
cuenta porque le impresionaron tanto esas mujeres.
Un dicho haitiano dice que un
hogar sin una mujer es como un
cuerpo sin alma. Creo que eso
es cierto. Nuestro proyecto con
mujeres revela el creciente deseo
de levantarse por su propio pie
y de cambiar no sólo su propia
situación sino también la de Haití
para dar a su país un rostro más
justo.
Lo que me llama la atención
sobre las mujeres en los
campamentos es su sufrimiento
y aislamiento. Pero también
su sentimiento de resistencia
y esperanza. Recuerdo a Pierre
Caroline, una mujer que superó
sus dificultades de comunicación
y ahora participa activamente
en nuestros debates. Por eso fue
elegida por las mujeres de los
campamentos para presentar
una petición al Ministro para el
Estatuto y los Derechos de las
Mujeres.
Trabajamos duro para crear
una ‘economía solidaria’ donde las
mujeres sean las protagonistas de
su desarrollo. En Haití tienes que
pagar por todo. Sin un empleo,
no hay forma de sobrevivir: ni
salud, ni educación, nada. Unas
buenas condiciones económicas
son esenciales: pero las que peor
están, las más vulnerables, son las
mujeres haitianas.
Se han formado grupos de
mujeres en cuatro campamentos.
Ellas se comprometen a hacer
una pequeña contribución
semanal, que les garantiza que
recibirán sus préstamos. Algunas
tienen un puesto callejero donde
venden frutas, verduras, vasijas
y otras cosas. Un día, cuando
caminábamos por las calles de
Port-au-Prince, oí a una mujer que
me llamaba: “Hna. Socorro, venga
a ver el negocio que he puesto con
el préstamo”. Y una orgullosa Saint
Luis Marie Nicole me mostró su
bisniz, como le llaman aquí.
Esta experiencia servirá
de modelo en los otros tres
campamentos. También ofrecemos
formación en derechos de la mujer,
liderazgo, igualdad de género, y
resolución de conflictos. Como
soy enfermera, imparto salud
comunitaria. De todos los talleres,
el que tuvo mayor impacto fue uno
sobre enfermedades por la falta
de un alojamiento adecuado. Esto
despertó en las mujeres el deseo
de tener un hogar propio donde
poder vivir con dignidad, dejando
atrás las carpas. Mi motivación
y esperanza es que esto se haga
realidad.
Punto Info
En enero de 2012, dos años después
del terremoto de 7.0 grados de
magnitud que sacudió Haití, unos
515.000 haitianos seguían viviendo
en 707 campamentos repartidas por
Port-au-Prince.
Un campamento en Port-au-Prince, donde el JRS está presente, fotografiado en febrero de 2011.
(JRS Internacional)
8
Pierre Caroline
Malawi
servir
Mujeres hacen cola para recibir comida en el campamento de Dzaleka a mediados de los 90. (Michael Coyne)
El JRS que pude ver y tocar
Claudine Leary es una estudiante de teología que vive en Estados Unidos con su esposo y tres hijos.
Consiguió rehacer su vida después de huir del genocidio de Ruanda en 1994. Claudine recuerda su
vida como refugiada y cómo el JRS la ayudo a comenzar de nuevo.
Recuerdo la vida en el
campamento de Dzaleka, en
Malawi, entre 1995 y 1997, como
una bendición y como una de las
situaciones más estresantes de
mi vida. Bendición porque fue un
lugar al que pertenecía legalmente.
Era un hogar. Estaba viva, me
tenían en cuenta, alimentada,
vestida y podía ir a la enfermera o
al doctor si enfermaba. No se oían
disparos, granadas ni bombas.
Estaba en calma; podía realmente
dormir. Al poco tiempo, devolví
la tienda en la que vivía y me fui a
una casa. A pesar de que teníamos
que compartirla, un campamento
de refugiados con casas era una
oportunidad.
Vendía arroz, tortas de aceite
y azúcar en el mercado de Dowa
para poder abastecerme de lo que
el ACNUR no proveía. La gente
de Malawi siempre fue amable.
Compraban mis productos no
porque los necesitaran, sino para
no desilusionarme. Tenía que
vender mis productos en pequeñas
porciones para que su deseo de
complacerme no afectara a sus
pobres bolsillos. Leía compasión
en su mirada, comprensión y
Quizás nunca
sepas para quien
son una respuesta
las plegarias de tu
vida.
9
servir
Malawi
(arriba) Claudine con su familia.
(abajo) Joe Moretti con el refugiado ruandés,
Eraste Nkundumukiza, en Lilongwe, 1997.
10
pena por no poder hacer más.
Eran pobres, pero encantadores
conmigo.
La vida en Dzaleka era difícil
por muchas razones. Cargábamos
con un gran dolor desde nuestro
país. Nuestra comida dependía de
los camiones de suministro del
ACNUR. No veíamos cómo salir de
esa vida, no había perspectivas de
futuro.
Siempre me gustó rezar y la
vida en Dzaleka hizo que volviera
a arrodillarme. Recé como jamás
lo había hecho. Al amanecer, iba a
orar a las aulas. Al mediodía, una
amiga y yo íbamos a una colina a
rezar, y por la tarde volvíamos a ir.
Entre tanto, rezaba en silencio en
todo lo que hacía. Leía la Biblia y
quería creer con toda mi alma en
las promesas escritas allí. Pero mi
fe había quedado socavada; tantas
oraciones no habían conseguido
detener las matanzas de inocentes
en mi país, incluso en las iglesias.
Estaba confundida sobre Dios y,
sin embargo, rezaba.
Joe Moretti, del JRS, fue la
respuesta a mis plegarias. De Joe
sólo sabía que era un voluntario
de New Jersey. Con nuestras
historias por explicar, nosotros
los refugiados raras veces les
damos a quienes nos ayudan la
oportunidad de que nos cuenten
la suya. Mientras que la Hna.
Yolanda y la Hna. Catherine
tenían ocupadas a las mujeres
cortando y cosiendo, Joe se reunía
con algunos hombres y hablaban
de filosofía; ese era el grupo que
me gustaba más. Sólo tenía un
diploma del instituto y necesitaba
practicar mi inglés.
Nuestro grupo hablaba de
muchas cosas, pero la que más
me impactó fue “la búsqueda de
la felicidad”. Nunca había oído
hablar de eso. Yo relacionaba este
concepto con otro: “la educación
es la clave”, que era algo que había
oído muchas veces. Le hablé a
Joe de mis aspiraciones de ir a la
universidad, para ganarme bien
la vida y cómo esto me parecía
totalmente imposible. No contestó,
simplemente escuchó, como solía
hacer. No me podía creer cuando
la siguiente vez que vi a Joe, me
dio unos formularios para la
universidad. Me dijo: “Nosotros
podríamos ayudarte a entrar”. Ese
“nosotros” era el JRS.
Me gradué en empresariales por
la Africa University, en Zimbabwe,
en 2001. Me trasladé a los EE.UU.
en 2003. Allí hice un máster en
gestión empresarial y trabajé unos
años.
Sin embargo, inspirada por Joe
y otras buenas personas que han
pasado por mi vida, en especial mi
esposo y su familia, supe que la
verdadera felicidad es dar felicidad
a los otros en el nombre de Dios.
Con esta definición actualizada de
la felicidad, he hecho un cambio y
ahora estoy cursando un máster en
teología. Quiero formar parte de
los Metodistas Unidos para hacer
de este mundo un lugar mejor.
Joe siempre insistió en que
no era él, sino el JRS, quien me
ayudaba. Sin embargo, él era el
JRS que pude ver y tocar. Oswald
Chambers escribió: “Tu has
nacido en este mundo y quizás
nunca sepas para quién son una
respuesta las plegarias de tu vida”.
Joe fue la respuesta a las mías. Él
ahora vive con el Señor y en los
corazones de tantos de nosotros.
Cada Semana Santa y cada
Navidad pongo flores en el altar
en su memoria, rogando para que
su sacrificio y sus esfuerzos sean
siempre reconocidos en mi vida y
en la de aquellos a quienes ayudó
incansablemente.
República Democrática del Congo
Olvidados en los asentamientos
‘espontáneos’
servir
FOCUS
EL ESTE DE LA RDC
Hna. Inés Oleaga, directora del proyecto del JRS en Masisi
¿Qué definición daría de
espontaneidad? La primera
entrada del diccionario dice que
espontáneo es algo “voluntario o
de propio impulso”. Según la gente
común, espontáneo es sinónimo de
fresco, libre, sorpresivo, generoso.
En Masisi y sus alrededores
espontáneo es sinónimo de
campamento de desplazados:
miseria, abandono, mendicidad,
humillación, miedo, supervivencia.
¿Y esperanza? ¡Siempre! Aquí es el
rostro más visible del amor del que
vivimos y en el que no queremos
dejar de creer.
Tengo ante mí a 50 mujeres
con un bolígrafo y un cuaderno en
sus manos. Tienen entre 16 y 50
años, y por primera vez albergan
la esperanza de aprender a leer y
escribir. Ellas, los suyos y otras
1.500 familias fueron forzadas a
abandonar sus pueblos de origen
debido a ataques y enfrentamientos
entre diferentes grupos armados y
caciques interesados en controlar
las tierras ante las elecciones de
finales de 2011. Las batallas se
recrudecieron por la desaparición
repentina de los soldados
gubernamentales que fueron
convocados ¡para unas maniobras!
El único impulso propio y
voluntario que les animó fue el de
la supervivencia, sin saber quién
les recibiría. Imagino que tenían
la esperanza de que fuera lo que
fuera lo que les esperaba era algo
mejor: conservar la vida, ya que
sus pocos bienes los perdieron por
los incendios provocados en sus
pueblos.
Sor Inés con un amigo en el campo “espontáneo” de desplazados de Kishondja.
(JRS Internacional)
Esta nueva oleada de
desplazamientos forzados de
febrero de 2011 ha provocado
la creación de dos nuevos
campamentos ha sido desde el
inicio una denuncia a la comunidad
humanitaria.
Al ser “campamentos
espontáneos” no reciben
asistencia regular de las agencias
internacionales como el ACNUR
– tras un año de estar allí – y las
11
servir
República Democrática del Congo
ONG de la zona no tienen en sus
presupuestos estos desplazados
“espontáneos”.
Las familias desarraigadas viven
en pequeñas cabañas construidas
con hojas de plátano, pasando los
días sin saber si podrán comer
porque dependen de lo que los
autóctonos les ofrezcan de trabajo
a cambio de comida. Saneamiento,
atención médica, agua y acceso a
otros útiles de primera necesidad
como una cazuela donde cocinar
dependen absolutamente de que las
ONG encontremos un presupuesto
disponible para ser aplicado a
situaciones de emergencia. Otro
problema es que su localización
provoca muchas veces la
inaccesibilidad desde Masisi donde
se “cuecen” las decisiones y desde
donde puede partir alguna ayuda.
Visitamos a los ‘nuevos’
desplazados por primera vez en
marzo de 2011. Sus necesidades
eran tantas que resultaba
imposible decidir qué hacer. Sin
duda se trataba de considerarlos
prioritarios, visitarlos asiduamente,
acompañarlos y conseguir que esos
campamentos estuvieran presentes
en cada agenda de la coordinación
humanitaria de la zona. Algo
hemos ido consiguiendo entre
todos y al menos ya tienen letrinas,
han recibido bidones para agua,
cazuelas y alguna asistencia puntual
en alimentos de emergencia, aunque
a menudo pasan hambre.
Los meses y el curso escolar
pasaban. A iniciativa de un grupo
de profesores se organizó una
escuela y con algunos apoyos del
JRS lograron finalizar el curso
2010-2011. La educación en estas
situaciones es todo un desafío.
Otra prioridad del JRS en Masisi
es estar junto a las mujeres, que nos
digan cómo podemos ayudarlas.
Aquí abusar o violar a una mujer se
ha convertido en rutina. Además
de una atrocidad cotidiana, la
violencia sexual se ha convertido
también en tema y contenido
de muchos informes, artículos y
denuncias. Muchas organizaciones
“trabajan” con la intención de que la
situación mejore, pero la realidad es
que no es proporcional el beneficio
de las víctimas o la disminución
de los actos de violencia, con los
fondos que llegan o con las miles de
páginas que se escriben para luchar
contra el abuso.
Al reunir a las mujeres las
primeras veces nos lo dejaron
clarísimo: antes de pensar en ellas
su preocupación es encontrar
comida para sus hijos y que estos
puedan ir a la escuela. Respecto a la
comida continuamos siendo su voz
ante las organizaciones y asistimos
a las familias más vulnerables.
Respecto a la educación hemos
llegado a un acuerdo con la escuela
primaria más cercana: el JRS
ha entregado el material para
construir dos nuevas salas de
El JRS presta atención especial a los desplazados más vulnerables. Fotografiados, una pareja de ancianos en un campamento en Mweso,
también en Kivu Norte. (JRS Internacional)
12
República Democrática del Congo
servir
Campamento de Kishondja (JRS Internacional)
clase y la comunidad educativa
construirá las salas, acogerá a los
niños y niñas del campamento y
facilitará el espacio para el curso
de alfabetización para las mujeres
tres veces por semana. También
construimos una escuela de
secundaria en una localidad vecina.
La población local con ayuda de
familias desplazadas que tienen
hijos en secundaria han reunido
ya el 10% del material necesario
para la construcción de seis aulas
y el JRS ha puesto el resto y se
ocupa de la construcción. Todos
trabajamos sin tregua y más de una
vez, cuando los lunes nos dirigimos
hacia allí, debemos volvernos
porque cayó el puente o un árbol
corta el paso. Cuando eso ocurre,
no tardamos en recibir una llamada
preguntándonos si vamos a ir,
que ellos arreglarán el camino. El
temor que tienen a ser olvidados en
aquella colina lejana de los centros
de poder y cercana a los conflictos,
es evidente.
El JRS recorre un camino
plagado de incertidumbres junto
a estos desplazados: ¿qué ocurrirá
ahora que ya han pasado las
elecciones? ¿Se decidirá el gobierno
a restablecer la seguridad en sus
pueblos de origen? ¿podrán volver
a cosechar sus tierras y dejar de
humillarse pidiendo que alguien se
apiade de ellos? ¿Su supervivencia
literal seguirá a expensas de
presupuestos aprobados en
Washington, Bruselas o Roma?
¿Seremos nosotros capaces, a través
de nuestras acciones y el amor en
ellas puesto, de hacerles sentir que
antes que desplazados, pobres,
dependientes, víctimas... son
nuestros hermanos y compañeros
de camino? ¿Cómo agradecerles que
alimenten nuestra fe, esperanza y
amor?
Punto Info
El JRS tiene tres proyectos en el
centro de Masisi, en la volátil región
de Kivu Norte: servicio a personas
vulnerables en ocho campamentos
de desplazados, cinco oficiales y
tres ‘espontáneos’; alfabetización
y generación de ingresos para
mujeres y jóvenes, desplazados o en
situaciones parecidas; y educación
formal, concretamente apoyando
a 70 escuelas de secundaria
mediante la formación de maestros,
la construcción y el suministro de
materiales. La ayuda de emergencia
es también parte de la respuesta
del JRS, especialmente cuando hay
nuevos desplazamientos, tal y como
ocurrió en febrero de 2011 y de
nuevo a principios de 2012, en el
distrito fronterizo de Walikale, por
los enfrentamientos entre milicias
congoleñas y ruandesas.
13
defender
República Democrática del Congo
Un campamento de desplazados en Mweso. (JRS Internacional)
Mujeres a quienes se niega la justicia
FOCUS
EL ESTE DE LA RDC
Danilo Giannese, responsable de comunicación y advocacy del
JRS Grandes Lagos
Es una mañana como cualquier
otra. Blandine*, una mujer de 29
años, que vive en un campamento
de desplazados internos, sale de
su desvencijada choza en la aldea
de Mweso en busca de comida y
leña. Como ocurre a muchas otras
mujeres, el esposo de Blandine no
puede ir con ella; él salió a trabajar
de madrugada y no regresará
hasta que el sol se ponga. Así que
ella deberá caminar sola varios
kilómetros bajo el abrasador sol
congoleño. Finalmente, encuentra
lo que está buscando y comienza
el regreso a su hogar. En el camino
de vuelta, piensa en que pronto
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podrá alimentar a sus tres hijos
pequeños. De repente, se tropieza
con cinco hombres armados
que bloquean el camino. Estos
empiezan a burlarse de ella y a
empujarla hasta que cae al suelo.
Entonces uno tras otro la violan.
“Cuando, por fin, se fueron, no
sabía si estaba viva o muerta. Mi
rostro estaba humedecido por las
lágrimas, pero no quería que nadie
me viera. Estaba avergonzada
por lo que me ocurrió”, recuerda
Blandine.
Por suerte, ella sabía qué tenía
que hacer: ir al hospital antes
de 72 horas para conseguir los
medicamentos necesarios (píldoras
para aquellas personas que piensan
que han podido quedar expuestas
al VIH). Pero no podía contar a su
esposo lo ocurrido por miedo a que
la repudiara, la echara de su hogar
y pusiera a la familia en su contra.
Los hombres a menudo culpan a
las mujeres de ser las responsables
de abusos sexuales o las acusan
de tener un amante. En este caso,
probablemente, Blandine también
habría sido víctima del rechazo por
parte de los otros residentes del
campamento. Pero la dura prueba
de la violación fue sólo el principio
de más sufrimientos. Sin la ayuda
República Democrática del Congo
del esposo, Blandine no podía
ir al hospital, demasiado lejos
para llegar sola sin algún tipo de
transporte privado.
“Para conseguir que mi marido
me acompañase, le dije que estaba
teniendo convulsiones. El doctor le
pidió que esperase fuera y entonces
pudo darme las tabletas. Si me las
hubiera llevado a casa, mi esposo
habría entendido inmediatamente
lo ocurrido. Todos los hombres de
aquí saben muy bien para qué son
estas pastillas del VIH y el color
que tienen”, explica Blandine.
La violencia sexual y de
género es la causa de un terrible
sufrimiento en la RDC, hasta el
punto que este país es conocido
como la capital mundial de las
violaciones. Según un estudio
reciente, cada hora 48 mujeres y
niñas son víctimas de este tipo de
violencia.
La situación es aún mucho
peor en Kivu, las provincias
orientales del Congo, un área
caracterizada por la presencia de
grupos rebeldes armados tanto
locales como extranjeros y por un
desplazamiento forzoso masivo de
civiles. Sólo en Kivu Norte hay más
de 500.000 desplazados, el 25 por
ciento de todos los del país.
Los autores de los actos de
violencia sexual y de género
pueden ser tanto rebeldes como
soldados del ejército regular, pero
también puede también puede
tratarse de civiles corrientes e
incluso de desplazados que viven
en los campamentos. Sus víctimas
– mujeres, chicas e incluso niñas
– quedan con cicatrices físicas y
psicológicas imborrables.
Uno de los mayores obstáculos
para reducir la violencia sexual
y de género en el Congo es la
impunidad de los responsables. Si
bien el país ha aprobado una de
las legislaciones más severas del
mundo contra la violencia sexual –
con penas que van de los cinco a los
veinte años de cárcel, o el doble si
se trata de miembros de las fuerzas
armadas – muy pocos autores de
violaciones han sido condenados.
En estas circunstancias, las
víctimas de la violencia sexual
y de género prefieren callar y no
denunciar lo sufrido. Confían
así en evitar represalias de sus
agresores cuyo crimen quedará sin
castigo.
Poner fin a la impunidad de
los autores de la violencia sexual
y de género es una prioridad en
Kivu Norte. Todo el mundo debe
identificar esta violencia con duras
sentencias de cárcel; quienes
cometen estos actos deberían ser
puestos entre rejas.
Sólo cuando la comunidad
internacional, y en particular los
gobiernos de Estados Unidos y
la Unión Europea, presionen a
las autoridades congoleñas para
que apliquen las leyes contra el
abuso sexual, esta sensación de
impunidad empezará a disminuir.
Un primer paso sería que los
grandes donantes vinculen la
ayuda al desarrollo a la reducción
de la impunidad.
Además, hay que trabajar más
en sensibilizar sobre el problema
mediante servicios educativos
tanto formales como informales
a las comunidades desplazadas.
Hay que dar más apoyo a las ONG
y a las comunidades locales para
que organicen campañas en aldeas
y escuelas para concienciar sobre
los derechos humanos en general
y sobre la legislación contra la
violencia sexual en particular. Hay
que brindar un apoyo más práctico
a quienes trabajan con las víctimas
de la violencia sexual y de género,
así como información básica sobre
qué hacer en caso de ataque.
El resultado de la lucha contra
defender
la impunidad depende, por encima
de todo, de la voluntad de las
autoridades congoleñas. Educar
a la gente a oponerse a cualquier
forma de violencia con todos los
medios a su alcance es un objetivo
concreto que se puede alcanzar con
un compromiso diario alimentado
por la pasión y la esperanza. El
JRS, firmemente convencido de
ello, continuará estando junto a las
poblaciones de esta parte de África
cada vez más olvidada.
*No es su nombre real
Una sesión de sensibilización organizada por
el JRS en Mweso. (Danilo Giannese/JRS)
Esta lacra sólo se
erradicará cuando
quede claro a
quienes cometan
actos de violencia
sexual que esto
significa una
condena grave.
15
defender
Francia
¿Qué hemos hecho con el derecho de asilo?
JRS Francia
Un hombre cargando sus pertenencias
camina mientras unos manifestantes muestran
pancartas contra el desalojo de cientos de
solicitantes de asilo de un edificio ocupado
en Niza en diciembre de 2010. (Reuters/ Eric
Gaillard, courtesy Trust.org – AlertNet)
¿Puede la ley
triunfar “creando
un espacio dónde
esto es válido?
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Denise, de Ruanda, tenía tres años
cuando su familia fue exterminada.
De un campamento de refugiados a
otro, cruzó Tanzania y se encontró
en Mayotte, en las islas Comores.
Mayotte es un territorio francés,
así que cuando Denise llegó a los
18, fue llamada por el Tribunal
Nacional de Asilo. Lo dejó todo y
viajó a París donde descubrió que
su audiencia había sido pospuesta.
Denise estaba totalmente sola. Seis
meses después, su solicitud fue
desestimada. ¿La iban a devolver a
Ruanda? “¿Cuándo podré regresar
a Mayotte, con mis libros y mis
amigos?” repite una y otra vez.
La ley no le garantiza el derecho
a hacerlo, y en cambio le abre un
futuro de explotación. ¿Cómo
puede un proceso totalmente legal
de asilo convertirse en un camino
degradante?
Durante más de 200 años,
Francia ha reafirmado su
compromiso con el derecho de
asilo. Sin embargo, cada vez se
dan más razones para retroceder
en este derecho. Su legitimación
suele residir en las estadísticas del
gobierno, que muestran a Francia
como un faro de generosidad, un
país que hace más que su parte en
la acogida de refugiados.
Ello no oculta la violencia
real de una política que excluye
a los extranjeros, de una ley que
organiza y trivializa la violencia.
Las estadísticas no dicen nada
sobre las brutales redadas
policiales, ni sobre las medidas
que separan familias, o sobre
los retrasos administrativos y
las humillaciones incesantes.
Las estadísticas callan sobre
la deliberada y sistemática
marginación de hombres y mujeres
cada día. Esta es la violencia más
escandalosa porque se encubre y se
apoya en la ley.
Nos llegan a la memoria
innumerables casos. Algunos
solicitantes de asilo queman sus
huellas dactilares antes de entrar
en Francia, para evitar que la
policía de fronteras les identifique
y deporte. Las autoridades han
emitido una circular denegando
el asilo, en principio, a aquellos
que llegan a este extremo en su
desesperación.
En febrero de 2012, el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos
sentenció que la “vía rápida” del
proceso de asilo francés no dio
respuesta efectiva a un solicitante
de asilo en primera instancia.
El hombre, sudanés, al que se le
concedió asilo tras apelar, habría
sido probablemente deportado
de no haber recurrido al Tribunal
Europeo de Derechos Humanos.
En 2010, el 24% de todos los
solicitantes de asilo se vieron
obligados a hacerlo por la vía
rápida, y no se les dio la misma
asistencia básica que la recibida
por los que siguen los trámites
habituales.
Aunque para estos tampoco es
fácil la vida: por ejemplo, Barnabé,
que pidió asilo hace un año, sigue
esperando que le entrevisten. Fue a
la prefectura para que le renovasen
el ‘recibo’ unas diez veces: primero
se presentó él mismo y luego
para que le dieran el documento,
después para rellenarlo, más
adelante porque los documentos no
eran los correctos, luego expiraron,
Francia
defender
Fortaleza Europa
Unos solicitantes de asilo desembarcan en Malta tras haber sido rescatados en el mar. A pesar de las dificultades que
conlleva tratar de llegar a Europa, esta región es el primer destino de los solicitantes de asilo individuales. En 2010,
Francia era el principal destino dentro de Europa y el tercero del mundo.
Times of Malta
después la foto era demasiado
oscura. “Solía ponerme en la cola a
las cinco de la madrugada, pero no
podía entrar porque sólo atienden a
unas pocas personas. Entonces vine
a las 3 de la madrugada, cuando
había gente haciendo cola para
vender su puesto al mejor postor.
Ahora llego a las 2 de la madrugada
y es perfecto,” dice. Perfecto.
Al menos tendrá los beneficios
sociales de los solicitantes de asilo,
pero el 1 de febrero de 2012, la
temperatura nocturna alcanzo los
-9 grados, y Barnabé estaba allí de
pie haciendo cola.
¿Puede la ley redescubrir su
vocación de garantizar la seguridad
humana y la dignidad? En palabras
de Hannah Arendt (1906-1975),
una judía alemana, referente de
los filósofos políticos del siglo XX,
¿puede la ley triunfar “creando un
espacio donde ella sea válida, un
mundo donde nos podamos mover
libremente”? Al tratar de complacer
las investigaciones de opinión,
ofreciendo una ilusoria seguridad
jurídica, la ley ha perdido sus
legítimos fundamentos: sabiduría,
justicia y la universalidad de los
valores.
Si la gente pierde sus derechos
como ciudadanos, deberían tener
protección y disfrutar de sus
inalienables derechos humanos.
Sin embargo, “ocurre lo contrario,”
dice Arendt. “Un hombre que no es
más que un hombre ha perdido las
cualidades que hacen posible que
otros le traten como a un igual.”
No podemos permanecer
indiferentes ante la violencia
contra los extranjeros. Todos
somos emigrantes y viajeros sobre
la tierra, mañana más que ayer.
Quizás nuestros hijos y nietos
estén exiliados lejos del hogar. ¿Los
tratarán con la misma violencia
en esos países donde busquen ser
recibidos?
17
defender
Francia
Welcome
Defender la dignidad humana acogiendo a los necesitados es tan esencial como luchar por una
reforma legal, tal y como ha descubierto Nadette Noël.
Allí está él, sentado en el suelo
de la cocina pelando patatas,
sintiéndose como en casa, como
si estuviera de regreso a su campo
afgano. “¡Buenas tardes! ¡Qué
tenga un buen día!” La verdad
es que tenía un mal día y que su
sonrisa de bienvenida me hizo
sentir mejor; estoy contenta con
ese rayo de luz en mi cocina.
Luego, me invita a probar lo
que preparó, orgulloso de poder
ofrecerme algo. Y me cuenta que
está feliz de no tener que hacer
cola en el frío, ni luchar por un
puesto en la fila para tener su
cena.
Pertenezco a la red Welcome
del JRS Francia, lo que significa
que ofrezco alojamiento a los
solicitantes de asilo durante un
máximo de seis semanas. Ya
conocía al JRS, y era consciente
de los problemas que tenían
los extranjeros para encontrar
alojamiento en París. Veía cada
vez más gente deambulando por
las calles y por las estaciones de
metro, pero ¿qué podía hacer yo?
No estaba en mi poder resolver los
problemas del mundo.
Entonces yo pertenecía a una
Comunidad de Vida Cristiana
(CVX) y, de repente, estar
bautizada resultó algo más que
una convención social. Era el
momento de pasar a la acción,
de poner en práctica el urgente
llamado a ser concreto al dar
la bienvenida a los otros en mi
propio hogar. Me vinieron a la
cabeza las palabras “era forastero
y me acogistéis” y “hoy vendré a tu
casa”.
Solía decirme que como
periodista hacía lo que estaba
en mi mano para dar voz a los
pobres, para denunciar injusticias.
Pero me sentí llamada a pasar a
la acción, y tras hablarlo con mis
hijos, que me alentaron, me lancé
a la aventura.
Desde entonces vienen a casa
algunos jóvenes afganos, y estoy
descubriendo la realidad de su
país, los horrores de la guerra y el
desplazamiento, y la dureza del
viaje de los solicitantes de asilo.
Comparto su angustia mientras
esperan una respuesta de las
autoridades que decidirán sobre
su futuro. Veo su humillación al
tener que poner la mano para que
les den comida o ropa, para estar
en un lugar cálido.
Todo es una lucha. También
estoy descubriendo el goce de
recibirles y de saber que, por un
tiempo, mi invitado no tendrá
ni hambre ni frío. Descubro la
gracia de sonreir cuando me da la
bienvenida cada tarde. Admiro su
valentía y esperanza, su fe en la
vida. Tengo mucho por lo que estar
agradecida.
Enlace Internet
Para leer más sobre la red
Welcome, ir a www.jrsfrance.org
Hacer que los solicitantes de asilo se sientan en casa: una actividad organizada por la red Welcome para los voluntarios del JRS y los solicitantes de asilo;
a la izquierda, Nadette.
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Afghanistan
evento
Pintar la paz a través
de las fronteras
Stan Fernandes SJ, director del JRS Asia del Sur
Afganistán es uno de los países
menos desarrollados del mundo.
Los jóvenes, que constituyen el
70% de la población, anhelan
“paz, la seguridad y una buena
educación”. Eso es lo que dicen
nuestros estudiantes cuando les
preguntamos.
No están solos en sus sueños.
La Dra. Margret Bergmann
es una entusiasta, incansable
y creativa benefactora de los
proyectos educativos del JRS
Afganistán. Junto con la Dra.
Petra Eisentecken, está reuniendo
amigos, funcionarios y más de
5.500 estudiantes (en el último
conteo) de Bozen/Bolzano en el
sur de Tirol, Italia, para construir
puentes en una exposición llamada
‘Pintemos la paz ¡y la paz vendrá!’
Con envidiable entusiasmo,
los niños y los jóvenes que
aprenden inglés en los proyectos
del JRS en Afganistán, y los
niños de las escuelas
del Sur de Tirol, han
cogido sus lápices y
los colores para pintar
la paz. Sus trabajos se
presentarán en el centro
cultural Walther von der
Vogelweide, de Bozen/
Bolzano del 16 al 24 de
abril, una semana durante
la cual se realizarán muchas
actividades.
“Cuando sueñas solo, es
sólo un sueño; pero cuando
soñamos juntos, es el principio
de una realidad.” Margret y Petra
comparten nuestro sueño por la
juventud de Afganistán.
Cuando sueñas solo, sólo un sueño;
pero cuando soñamos juntos,
es el principio de una realidad.
Niños y niñas en Italia y en Afganistán pintan por la paz.
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Jesuit Refugee Service
Borgo S. Spirito 4,
00193 Roma, Italia
TEL: +39 06 69 868 465
FAX: +39 06 69 868 461
Servir está editado,
producido e impreso en Malta
Dirección del remitente
(por favor, devuelvan también las
direcciones obsoletas)
Jesuit Refugee Service Malta,
St Aloysius Sports Complex,
50, Triq ix-Xorrox,
Birkirkara, Malta
www.jrs.net
Design by
‘Compartir tu pan con el hambriento y albergar a
los oprimidos y a los sin techo; cubrir al que veas
desnudo y no despreocuparte de tu propia carne.’
Isaías 58:6-7
Una de las muchas maneras en que el JRS llega a los
refugiados es respondiendo a sus necesidades básicas
de comida y alojamiento, especialmente cuando se han
olvidado de ellos o cuando hay una emergencia.
Su donativo nos ayudará a reaccionar
a tiempo cuando los refugiados necesiten
de nuestra ayuda para sobrevivir.
Gracias
Quiero apoyar el trabajo del JRS
Les adjunto una donación de
Desearía dirigir mi donación a
Adjunto mi cheque
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Para transferencias bancarias
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Circonvallazione Cornelia 295,
00167 Roma, Italia
Ag. 12
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