Gaia Films y Festival Films presentan Un film de CORNELIU PORUMBOIU RUMANÍA – 2006 – 35 mm – Color – 1:1,8 Estéreo Duración: 1 h 29 San Bernardo, 74 2º C 28015 Madrid Tel: 91 360 48 17 91 531 50 70 www.gaiawww.gaia-films.com www.festivalwww.festival-films.com Alejandro Muñoz 91 389 65 31 660 446 334 alejandromunoz@[email protected] Pequeñas Miserias y Grandes Cuestiones A través del retrato de una pequeña ciudad de Rumanía y de sus habitantes, Corneliu Porumboiu, realiza una comedia sabrosa, divertida, tierna, profunda y filosófica. “Hilarante” Deborah Young, Variety Brillantísima comedia en la mejor tradición del humor del Este Europeo, fresca pero concreta, suave pero aguda como un cuchillo. La cámara de Porumboiu explora el mundo Post Comunista con un humor irónico e inteligente que alcanza el clímax en las escenas en el estudio de Televisión. Deborah Young, Variety ¡Que película más divertida. La audiencia no paró de reír… reír… y al mismo tiempo tan inteligente! inteligente! Jacques Morice, Tèlerama “Divertida y cruel, con mucho estilo”. Didiere Pèron, Libération Libération “Una delicada sátira sobre las desilusiones del post Comunismo, que remarca la crueldad de la Historia sin ser cruel con los personajes”. Thomas Satinel, Le Monde “Mordiente ingenio balcánico”. A. O. Scott, The NY Times El país entero observó en directo en televisión como las enfadadas multitudes forzaban al dictador Rumano Ceaucescu a huir de Bucarest en helicóptero. En un tranquilo pueblo al este de la capital, dieciséis años después de ese histórico día, el dueño del canal local de televisión ofrece a dos invitados compartir sus momentos de gloria revolucionaria. Uno es un viejo retirado y eventual Santa Claus, el otro un profesor de historia que acaba de gastarse el sueldo completo en saldar sus deudas de alcohol. Juntos recordarán el día en que tomaron por asalto el Ayuntamiento a los gritos de “Abajo Ceaucescu”. Pero los telespectadores que llaman por teléfono cuestionan las reivindicaciones de los autoproclamados “héroes”, que más parecían haber estado festejando con Vodka la marcha del dictador, que forzando su caída. GUIÓN Y DIRECCIÓN FOTOGRAFÍA SONIDO EDICIÓN MÚSICA PRODUCTOR PRODUCTOR EJECUTIVO MIRCEA ANDREESCU TEO CORBAN ION SAPDARU CORNELIU PORUMBOIU MARIUS PANDURU ALEX DRAGOMIR – SEBASTIAN ZSEMLYE ROXANA SZEL ROTARIA CORNELIU PORUMBOIU DANIEL BURLAC PISCOCI JDERESCU MANESCU Rumanía 2006 - 89 min. - 35 mm – color – 1:1,85 – Estéreo CAMERA D’OR PREMIO EUROPA CINEMAS EUROPE CINEMA LABEL Cannes, Francia MEJOR PELÍCULA, TRANSILVANIA TROPHY Cluj, Rumanía PREMIO DEL PÚBLICO Cluj, Rumanía ROMANIAN DAYS AWARD Cluj, Rumanía GOBBO D'ORO Bobbio, Italia PREMIO DEL PÚBLICO Eurasia IFF, Antalya, Turkía MEJOR PELÍCULA Golden Swan, Copenhage, Dinamarca MEJOR GUIÓN Golden Swan, Copenhague, Dinamarca MEJOR PELÍCULA Siena, Italia MEJOR ACTOR (para los tres actores protagonistas) Siena, Italia PREMIO DEL PÚBLICO Siena, Italia MEJOR ACTOR (para los tres actores protagonistas) Cinessonne, Francia PREMIO DEL JURADO Cinessonne, Francia PREMIO DEL JURADO ESTUDIANTIL Cinessonne, Francia PRIX EMERGENCES (Mejor Primera o Segunda Película) Cinessonne, Francia PREMIO DEL JURADO Sarajevo, Croacia PREMIO DEL JURADO Bangkok, Tailandia PREMIO ESPECIAL A LA MEJOR CONTRIBUCIÓN ARTÍSTICA Cottbus FF, Alemania GRAND PRIX Molodist, Ucrania ¿De donde ha sacado la idea de hacer una película sobre la revolución rumana de 1989, situada en nuestros días? Corneliu Porumboiu: Vi un debate televisado sobre ello hace cinco años en mi ciudad natal Vaslui al Este de Rumanía. La pregunta del día era: ¿hubo o no hubo una revolución en nuestra ciudad? Tres personas discutían sobre como los acontecimientos se rebelaron en el tiempo. Este tema ha estado dando vueltas en mi cabeza durante cinco años. Luego, en mayo del pasado año, terminé de escribir un guión en el que había estado trabajando durante dos años, pero que no acababa de convencerme. Así que empecé a escribir 12:08 Al Este de Bucarest, usando como inspiración a esos tres personajes que había visto en televisión. Fue una especie de terapia para aparcar el otro guión. Para mi grata sorpresa, lo terminé un mes después. Estaba tan contento con él, que decidí empezar a grabar lo antes posible. ¿Dónde estaba usted cuando el régimen comunista se derrumbó? derrumbó? Tenía catorce años en ese momento y lo recuerdo muy bien. El día en que el régimen cayó, yo estaba jugando al ping pong fuera y mis padres estaban pegados delante de la televisión. Volví a casa justo después del momento crucial examinado en mi película: porque a las 12:08 PM donde nosotros vivíamos, todo el mundo estaba observando en directo como Ceaucescu huía. ¿Por qué a un joven director como usted le interesa este momento histórico? La revolución tuvo un profundo impacto en mí. En ese momento pensé que terminaría trabajando como ingeniero en una fábrica. La revolución cambió completamente mis perspectivas, como lo hizo para otros rumanos. El programa de televisión que inspiró la película, mostró cómo la revolución del 22 de diciembre de 1989 no se extendió a mi ciudad, Vaslui. La gente salió a la calle sólo después de conocer los acontecimientos de Bucarest. De repente, se dieron cuenta de que esto era una agitación radical. Dicho esto, no hay nada autobiográfico en esta película. ¿Cómo se presenta presenta usted en relación a sus personajes que están reñidos con su pasado? Soy como el personaje del joven cámara que graba el debate “revolucionario”. Él quiere participar así que intenta dar su punto de vista con su encuadre y siendo innovador: graba a los testigos en primeros planos, zooms, se mueve cerca de ellos para capturar algunas de sus faltas de veracidad. Como él, yo quería involucrarme en la película directamente en primera persona. ¿Juega su su película con la fuerza de la Televisión? Televisión? No, yo intenté centrarme en mis tres personajes- el presentador, el profesor, el hombre viejo y sus recuerdos sobre la Revolución. Quería multiplicar los puntos de vista sobre este suceso. Sin embargo, durante el espectáculo, muchos espectadores llamaron para dar su versión de las cosas….Su debate sobre los detalles más pequeños de este “histórico” día 22 de Diciembre de 1989 es divertido y desesperante a la vez, porque esta gente habla sobre un suceso que cambió sus vidas, mientras se auto cuestionan sobre la existencia de tal suceso en su ciudad. ¿Son como el coro de una comedia humana? Si, porque tenía miedo de perderme en las generalidades de un tema tan vasto. Quería mostrar los diferentes puntos de vista en hechos cuyos recuerdos son muy personales. Cuando la gente habla de la revolución en la televisión local, no tiene en cuenta la historia, pero rápidamente se acuerda de sus experiencias personales. Y ahí, dejo ver que en las pequeñas comunidades como ésta, la noción de héroes es superflua. ¿Ridiculiza sus pretensiones de convertirse en héroes? Nadie en la película podría llegar a creer nunca que un borracho pudiera ser jamás un héroe de la historia. En una pequeña ciudad como ésta, los ciudadanos viven puerta con puerta cada día, saben exactamente de donde provienes, así que, por supuesto no puede haber para ellos nada heroico sobre tu vida. Para cambiar este punto de vista, el periodista televisivo, por ejemplo, quiere crear un personaje que sea eterno. Esto es típico. ¡Esta persona sueña con que haya una estatua de él algún día! Él creó su canal de televisión, porque quiere hacer cosas importantes, quiere formar parte de la historia. ¿Es más fácil aceptar temas como la caída del régimen comunista y los cambios en la sociedad, dieciséis años más tarde? Veo una gran división en la historia de mi país, diferenciando entre antes y después de la revolución. No pretendo aceptar la revolución en mi película pero intento enseñar lo que ha pasado en los siguientes dieciséis años. Esta es la razón por la que le he cogido tanto cariño a la vida de mis tres personajes. Observo lo que esta revolución ha llegado a ser después de dieciséis años y cómo la visión de la revolución ha sido transformada por cada uno de los protagonistas. También tengo la sensación de que las grandes esperanzas y deseos que hemos tenido desde la revolución han sido, en gran parte, decepcionantes. La mayoría de los ciudadanos no estaban nada preparados para los cambios que ocurrieron. Un ingeniero que se convierte en un periodista, periodista, un miembro de la Seguridad que se forma a sí mismo como el propietario de una fábrica. ¿Cómo ha visto los cambios que ocurrieron en las vidas de sus personajes? En mi película no estigmatizo al chico de seguridad que trabaja cada día y que tiene su versión propia de la historia. A diferencia de él, mucha gente no fue capaz de sacar ventajas de los cambios en la sociedad desde la revolución. Mira al profesor de historia, se aferra a su pasado sin avanzar, no trabaja y se niega a cambiar su vida. ¿Tus personajes personajes siguen conmoviendo porque no intentas esconder sus debilidades? Quería ser lo más honesto posible, sin artificio y sin depender de una estructura confeccionada o siguiendo las líneas dramáticas convencionales que enseñan en las escuelas de cine. Inspirado por este show televisivo y sus tres personajes, quise ser muy realista. Quería que la película fuera lo más cercana posible a lo que yo veo y siento. No es una película maniqueísta. Me encantan mis personajes por su humanidad. Enseñan sus debilidades, nadie es perfecto. La puesta en escena de la ejecución de Ceauc Ceaucescu fue un shock, shock, una nueva forma de realidad mostrada en televisión ¿Es ésta en parte la razón por la cual la TV juega un rol central en su película? Creo que nuestra revolución fue la primera que se emitió en directo a todo el mundo. En 1989, teníamos muy poca información sobre lo que estaba pasando en Berlín, Praga y otras partes de la Europa del Este. Todo lo que sabíamos venía del canal de radio americano “Free Europe”. Sólo había unos cuantos rumores que circulaban que hablaban sobre los hechos en curso en Europa y sobre lo que allí estaba pasando y pronto pasaría en Rumanía. ¿Sin la televisión, televisión, cree usted que este espíritu revolucionario se habría diseminado por toda Rumania Rumania? ia? ¿Quien sabe? La historia suele hacerse en las grandes ciudades, pero el programa de televisión en mi película muestra cómo a mucha gente en los pueblos más pequeños también les gustaría ser parte de la historia a pesar de que no ocurra nada de relevancia histórica en el lugar de donde ellos viven. La televisión es una especie de catalizador. Todavía recuerdo cuando Ceaucescu huyó: mi pueblo entero salió a las calles. ¿Porqué sus personajes argumentan sus verdades con tanta vehemencia? No creo en una única verdad histórica. Toda la película está basada en esto. Me encuentro a mí mismo en cada uno de mis personajes, pero cada uno de ellos tiene su propia verdad. Por encima de todo, lo que queda de una revolución, más que los símbolos o las imágenes de sus líderes, son las memorias contradictorias de personas como las de la película. Pensé en Rashomon de Akira Kurosawa: ¿como transformamos la realidad que queremos recordar? Los personajes de mi película no mienten como en la de Kurosawa, pero cuando quieren recordar algo que sucedió hace dieciséis años, empiezan a modificar la realidad. Cada persona tiene sus propios recuerdos o perspectivas. ¿Dónde está la verdad? Yo muestro las diferentes opciones, y como las personas olvidan tan rápido, la memoria empaña los hechos y transforma la realidad. ¿De donde viene el humor que juega con las paradojas, el absurdo y el sentido de fatalismo? Este humor es como un hilo que se entreteje a través de mis películas. Probablemente está vinculado a la idea de una cierta fatalidad en la vida. Mientras hablamos por teléfono, en este preciso momento, estoy viendo un anuncio de cerveza. E iré a tomar una cuando hayamos terminado nuestra conversación. Los rumanos hemos, de alguna forma, inventado la absurdidad…o al menos hemos hecho un arte de ello. Pero no tengo ningún método. El humor es superior a mí. Debe venir de mi ciudad natal y de la mentalidad de la gente de esa zona. ¿Cómo Cómo trabaja, deja abierta la posibilidad de los “accidentes”? He estado trabajando con el mismo equipo durante los últimos años, lo que hace las cosas más fáciles. Paso mucho tiempo con mis actores. Hago muy pocos cambios en el plató, puedo por ejemplo, probar un diferente encuadre….esto es una clave elemental para mí. Cada segundo de la película y cada centímetro de película debe estar justificado y tener un sentido. De la misma forma que cada personaje debe tener sus propios gestos, espero de mis actores que se olviden de sí mismos y de esa forma estén más en sus papeles. Ensayamos mucho antes de rodar; esto me ayudó a encontrar la esencia de mis personajes. Cuando funciona, les sigo por todas partes y estoy incluso preparado para cambiarles el diálogo. Por el contrario, cuando no funciona, sueño con ser capaz de trabajar con ellos como Robert Bresson. (Risas) ¿Graba las vidas de sus personajes sin mover la cámara para ser más realista? Sí, todas mis películas están inspiradas en hechos reales pero el cine realista es un deseo piadoso, es imposible de hacer. Es por ello que creo mi propia realidad. Por ejemplo, grabé el show televisivo de la revolución en tiempo real, pero a mi manera. Soy como el joven cámara de la película que quiere poner su impontra personal en todo lo que hace. Cojo situaciones reales y las transformo. Para esta película, decidí no mover la cámara para darle tiempo a los personajes. Contrariamente a la gente joven de mis cortos, que eran de mi edad, los personajes en 12:08 Al Este de Bucarest no tienen la misma edad que yo. Tuve que llegar a conocerles…. ¿…..y es de ahí de donde viene la distancia? Sí, al no mover la cámara, quería dejar que su forma de vivir se expresara por sí misma. No quería cortar escenas. Pero dejarles respirar por sí solos. El tiempo es muy importante en esta película: es “dieciséis años después de la revolución….” Intentaba plasmar cómo la vida en una pequeña población crea una cierta forma de ser. ¿De donde viene la atmósfera en sus tomas tomas largas? ¿Cuáles son sus influencias? Me gustan mucho las últimas películas de Jim Jarmusch, aunque no pienso realmente en él cuando estoy grabando. Su estilo sí tiene pequeños ecos en esta película, por lo que parece un documental realista. Cuando escribo un guión pienso ante todo en capturar el espíritu de la historia. Es desde ahí cuando empiezo a escribir como director. Down By Law probablemente inspiró la estructura ligeramente extraña de mi historia: en la primera parte seguimos a cada personaje y luego los encontramos a todos juntos en una charla de un show televisivo. (Estéticamente el espíritu del pintor Vermeer me inspiró. No hay muchos sucesos dramáticos en sus cuadros, pero quise capturar algo de una forma de vivir y ser.) Un nuevo cine Rumano está emergiendo en los festivales internacionales de cine pero ¿están los directores como usted obligados obligados a producir sus propias películas? No esta película es un caso especial,, porque escribí el guión en junio de 2005 y quería rodar inmediatamente sin esperar una decisión de la agencia de fondos gubernamentales rumanos. Grabamos en diciembre de 2005. La película era relativamente sencilla de producir. Trabajo con muchos amigos y mucha gente me ayudó. Es mucho menos caro hacer una película en Rumania que en Francia, Alemania o España. Además, tengo que encontrar un productor rumano que me apoye en mis ideas. Así que tengo que producirme a mi mismo para poder llevar hasta el final la historia que quiero hacer. He incluso invertido parte de mi propio dinero en la película. No quiero tener que dar explicaciones a nadie. ¿Cuáles son los principales obstáculos al hacer películas en Rumania? Como en cualquier país, el mayor obstáculo para dirigir una película es el director en sí mismo. (Risas). Según su colega Cristi Puiu (La muerte del Sr. Lazarescu) no hay una Nueva Ola rumana, sólo directores desesperados…… (Risas) ¡Tiene toda la razón! ¿Como trabaja en el plató? Mis películas están basadas en historias reales y en gente que conozco y quiero. Me encanta grabar, incluso cuando tengo que luchar contra mi propio caos. Cuando siento la concentración de mis actores en los ensayos, entonces es cuando empiezo a ver la película como un todo. Incluso cuando hay problemas que no he resuelto en preproducción el primer día de rodaje todo de repente se vuelve claro para mí. Es cuando estoy rodando cuando se me ocurren las mejores ideas. Es una droga que es placentera y creativa. Una vez que he capturado el espíritu particular de una historia es cuando tengo el dominio de mi película, de otra manera… ¿Son sus películas socialmente comprometidas? Cuento historias en el presente y espero que mis películas muestren una parte de la sociedad rumana de hoy. Intento hacer películas sobre la verdad de un personaje y no dar una charla política. Incluso si el punto inicial es un hecho histórico, como la prohibición sobre el aborto con Ceaucescu, en medio metraje que hice, El sueño de Livius estoy contando sobre todo, una historia sobre un chico joven, sus deseos y su verdad. No quiero hacer documentales o comentarios sociales….siempre intento encajar los personajes en el centro de mis películas. Temo hacer juicios morales, tirar cosas a la cara de la gente….para mi eso es lo contrario a lo que el cine significa. La Rumania de hoy todavía está convaleciente. El comunismo no se preocupó lo más mínimo por el individuo. En comparación con el estado, un ser humano no tenía importancia…..pero, hasta cierto punto, combato estas ideas dogmáticas por la naturaleza de las historias que elijo. ¿No juzgar es su respuesta respuesta al espíritu espíritu de la era comunista bajo Ceaucescu? Ceaucescu? Absolutamente. En ese momento las películas debían tener un mensaje, un juicio o una moralidad,….Yo creo que es más importante mostrar los personajes y sus destinos….Soy cualquier cosa menos un juez! El final de su película evoca nieve con una mezcla de poesía y nostalgia…. nostalgia…. Si, pero mis personajes no están lamentándose de la era comunista. Están nostálgicos de los notables días de la revolución cuando cualquier cosa parecía posible. La revolución fue como un renacer. Pero la gente veía las cosas en blanco y negro. Pensaron que viviríamos como las personas en Estados Unidos; el sueño americano se convirtió en su principal objetivo. Nace en Rumanía en el año 1975. Obtiene el Diploma en Realización Cinematográfica en la Universidad Dramática y Cine I. L. Caragiale de Bucarest. Sus cortometrajes “LIVIUS DREAM” (EL SUEÑO DE LIVIO) – 2003, “GONE WITH THE WINE (LO QUE EL VINO SE LLEVÓ) – 2002 y “A TRIP TO THE CITY (UN VIAJE A LA CIUDAD) – 2003 han sido muy premiados resaltando el Premio Cinéfondation en Cannes 2004. 12:08 AL ESTE DE BUCAREST es el primer largometraje que realiza por el cual ha obtenido la Cámara de Oro de Cannes 2006. CORNELIU PORUMBOIU y un amigo Nacido en 1918 en Scornicesti, Nicolae Ceaucescu es el tercero de nueve hermanos. Comienza a trabajar como zapatero, pero tras una carrera política sin mácula, en 1965 se convierte en principal dirigente del Partido Comunista Rumano. En 1971, tras un viaje a China, el “Conducator” cambia radicalmente de dirección. En 1974 se convierte en presidente de Rumania, y su política lleva al país al borde de la hambruna y el peligro inminente de epidemias. Sin embargo, gracias a la “Securitate”, controla los medios de comunicación y no tolera oposición interna alguna. Practica el nepotismo y pone a su mujer Elena, así como a otros miembros de su familia en puestos importantes dentro de la Administración. Su proyecto más díscolo es la “Sistematización del país”, cuyo objetivo es la erradicación de las ciudades y pueblos de las zonas rurales. Extracto de un discurso de Nicolae Ceaucescu del 3 de Marzo de 1988: “Antes de 1990, debemos reducir de forma radical el número de pueblos de los actuales 13.000 a 5 ó 6.000 como máximo…” Ceaucescu tuvo tiempo de destruir 9 pueblos antes de la Revolución. En 1989, huye de su palacio, “La Casa del Pueblo”, en helicóptero, pero rápidamente se entrega a la policía, y el 25 de Diciembre, tras un escueto y controvertido proceso ante un tribunal militar, es reconocido culpable de genocidio por su pueblo. Será fusilado junto con su mujer Elena. El recuento oficial de la revolución rumana es de 1. 1.104 muertos. 9 DE NOVIEMBRE DE 1989 Caída del muro de Berlín. El bloque comunista ha caído. Todas las miradas se giran ahora hacia Rumanía, último bastión, cuyo fin parece tan próximo como inevitable. 24 DE NOVIEMBRE DE 1989 Nicolae Ceaucescu es reelegido triunfalmente como dirigente del Partido Comunista Rumano. 16 DE DICIEMBRE DE 1989 5.000 personas se manifiestan en Timisoara para apoyar a un pastor disidente encarcelado. A las 21 horas, la sede del Partido Comunista es saqueada. Según algunas fuentes, muchos manifestantes eran extranjeros, sobre todo de la ex URSS, enviados por el Kremlin para iniciar una Revolución. 18 DE DICIEMBRE DE 1989 100.000 manifestantes desfilan en Timisoara y la “Securitate” dispara sobre ellos. Resultado: 40 muertos. Los restos de las víctimas son mostrados para sensibilizar la opinión de Occidente. Las divisiones de la ciudad ponen fin al movimiento, pero es demasiado tarde. La revolución está en marcha. Varias fábricas se ponen en huelga. 21 DE DICIEMBRE DE 1989 100.000 personas se han reunido delante de “La Casa del Pueblo” para apoyar al “Conducator”, pero lo inimaginable se produce. La masa pita y abuchea a Nicolae Ceaucescu, que no puede terminar su discurso. La gente se dispersa en Bucarest, la policía no reacciona. Ya de noche, el ejército vigila a la masa, que monta barricadas. A medianoche se da la orden de disparar. Comienza la persecución. 22 DE DICIEMBRE DE 1989 A las 7 de la mañana, la gente vuelve al centro de la ciudad. Esta vez, el ejército no dispara. La masa se dirige a “La casa del Pueblo” al grito de “Libertate, libertate”. La gente enarbola banderas rumanas con el emblema, una estrella roja sobre fondo de fábrica y bosque, cortado. El ejército se suma al pueblo. A las 12:08, un helicóptero despega del techo del palacio evacuando a los Ceaucescu en dirección a Snagov. Las imágenes son retransmitidas en directo por televisión. El impacto en la población es considerable: el tirano tiene miedo, el poder está disponible. Durante la tarde, Iliescu, Roman y Voican establecen un gobierno provisional. El helicóptero de los Ceaucescu los abandona en Titu. Huyen en un coche rojo que se avería. Paran otro coche esperando encontrar refugio en una fábrica, pero los obreros los expulsan. Desesperados, se entregan al ejército. 23 DE DICIEMBRE DICIEMBRE DE 1989 1989 Los combates continúan en Bucarest. Un periodista francés es aplastado por un tanque. 25 DE DICIEMBRE DICIEMBRE DE 1989 1989 Los Ceaucescu son juzgados y condenados a muerte por un tribunal militar. Se les acusa del genocidio de 60.000 personas, la “limpieza” del Estado con acciones armadas contra el pueblo, el robo y destrucción de bienes públicos, corrupción, intento de fuga, y enriquecimiento personal (estimado en 400 millones de dólares en oro). Son ejecutados el mismo día. Hoy, diecisiete años después, la revolución rumana de Diciembre 1989 es más que nunca objeto de interrogantes. Tanto los rumanos como los investigadores evocan con pudor los acontecimientos de 1989. De alguna manera, se entiende que esa es una manera de reconocer que no se sabe exactamente en qué punto estamos en cuanto al conocimiento y la interpretación de aquellos días, entonces presentados como “revolucionarios”. En primer lugar, los acontecimientos de Diciembre de 1989 en Rumanía deben abordarse con un filtro, integrando el concepto de complot, en parte extranjero. Si bien la intervención de la KGB no se pone en duda, aun queda precisar en qué medida intervino occidente, en particular la CIA y el Departamento de Estado Norteamericano. Sin embargo, tampoco hay que convertir aquellos acontecimientos en un mero complot. Los escolares y universitarios se implicaron de manera sincera y espontánea en sus manifestaciones en Timisoara, Iassi y Bucarest. Las víctimas de los disparos eran, a menudo, jóvenes, en ocasiones de 13 ó 14 años. Bajaron a las calles y se plantaron ante los tanques como héroes. De este modo, desencadenada por fuerzas exteriores, la revolución no existió en sí misma, más que en las palabras de los periodistas. No se trata de un vasto movimiento popular espontáneo, extendido al conjunto del territorio, sino de acciones precisas y organizadas, dirigidas prioritariamente a objetivos estratégicos, el primero de los cuales fue la televisión rumana (TVR), permitiendo la toma del poder mediático. Fue hace diecisiete años, unos días antes de Navidad. En Rumanía, una dictadura se derrumbaba ante las cámaras. Los medios de comunicación se apoderaban de cualquier información para difundirla, re-emitirla y hacerla circular… POR UN LADO, EN RUMANIA El 22 de Diciembre de 1989, la televisión rumana (TVR), caída en manos de los opositores al régimen, transforma una revuelta en Bucarest, en una revolución a nivel nacional. Dicha revuelta era efectivamente la manifestación de una población en ebullición, pero se limitaba a dicha ciudad y a dos o tres ciudades importantes más. Y durante los días siguientes, en Diciembre de 1989, TVR hizo todo lo que estuvo en su mano para dar una imagen negativa del país. Difundió noticias sobre el envenenamiento del agua en numerosas ciudades, sobre unidades terroristas acercándose o sobre combates en diferentes lugares, sobre la interrupción inminente del sistema eléctrico o sobre sabotajes con explosivos a las presas eléctricas. Nunca se ha hecho una evaluación pormenorizada de los perniciosos efectos de estos eventos, pero las noticias provocaron momentos de pánico próximos a la locura. Además, la retransmisión de órdenes contradictorias por diferentes representantes militares via TVR, perturbó la jerarquía militar y sembró la confusión y el pánico tanto dentro del ejército como en la población. Algunos días más tarde, se mostraban unas imágenes de presuntas víctimas de la revolución en Timisoara, cuando en realidad se trataba de cadáveres provenientes de un osario, acompañadas de informaciones según las cuales la violencia habría generado más de 60.000 víctimas; esto reforzó la convicción de que estaba sucediendo un genocidio. Entre otras causas, este genocidio fue por el que Ceaucescu fue condenado a muerte. Las actividades de la televisión rumana en ese periodo son las causantes de la muerte de la mayor parte de las víctimas de los acontecimientos de Diciembre de 1989 en Rumanía (más de un millar). POR OTRO LADO, EN EL EXTRANJERO Se habló de “genocidio”, de “fosas comunes”, de “masacres”, de “embarazadas destripadas”, de “torturas”, de “cuerpos quemados en crematorios”… Se mencionaron “conductores de camiones que transportaban toneladas de cadáveres, abatidos con un tiro en la nuca por la policía para evitar dejar testigos”. Se habló de 70.000 muertos en pocos días. En la televisión francesa, un periodista lanzó un llamamiento a la formación de brigadas internacionales dispuestas a “morir en Bucarest”. Se habló de Timisoara, 350.000 habitantes, ciudad mártir. El 23 de Diciembre de 1989 el recuento era de 10.000 muertos víctimas de la Securitate, la policía del régimen. Según el enviado especial de “El País”, “en Timisoara, el ejército ha descubierto cámaras de tortura donde, sistemáticamente, se desfiguraba con acido, a los disidentes y a los líderes obreros para evitar que sus cadáveres fueran reconocidos”. Se descubrió una fosa común gigantesca. De hecho, a modo de ejemplo, se expusieron ante las cámaras diecinueve cadáveres, pegados los unos a los otros, más o menos descompuestos, entre los que estaban el de un bebé sobre el de una mujer, que se suponía era su madre. En realidad todos los cuerpos habían sido extraídos de una fosa común. El 22 de Diciembre, las investigaciones de agencias de noticias húngaras, alemanas orientales y yugoslavas, retomadas por la agencia francesa de prensa, hablaban de 4.632 cadáveres víctimas de las revueltas del 17 y 19 de Diciembre, “muertos a tiros o con bayoneta”, o de 7.614 manifestantes fusilados por la Securitate. Un periódico francés titulaba “Carnicería”, y contaba: Timisoara liberada descubre un osario. Miles de cuerpos desnudos, recién exhumados, sucios y mutilados, precio insoportable de su insurrección”. Más adelante, el redactor en jefe del periódico reconocía: “todo nos hacía pensar, incluidas las imágenes, que la información era cierta”. El recuento oficial de victimas en toda Rumanía durante ese período es de 689 muertos, no 70.000. En Timisoara murieron entre 90 y 147 personas, no 12.000. UNA REVOLUCIÓN MEDIÁTICA La importancia de los medios de comunicación es la característica principal de la revolución rumana. Si bien no hay que minimizar la realidad de los enfrentamientos, ya no se trata de tomar el poder con las armas, combatiendo en el conjunto del territorio, sino de combatir los símbolos del antiguo poder con nuevos símbolos: mitificar a los mártires del régimen, mostrar la confusión del poder y el coraje de los opositores con el fin de cambiar la opinión de los rumanos, que viven con miedo desde hace muchos años, y asentar la legitimidad del nuevo régimen en el escenario internacional.