Ciudadana Jueza del Tribunal Octavo de Mediación de

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Ciudadana Jueza del Tribunal Octavo de Mediación de Niños, Niñas Y
Adolescentes del Circuito judicial del Área Metropolitana de Caracas.
Nosotros, abogada Jessica Duhan y abogados Marino Alvarado Betancourt, Leonel
José Galindo y Antonio Puppio Vegas venezolana y venezolanos, inpreabogados
Nros: 139.955, 61.381, 40.753 y 97.102 respectivamente, actuando en este acto
con el carácter de apoderados judiciales de la Parte Demandada la Asociación Civil
Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea)
organización plenamente identificada en autos
y estando en la oportunidad
procesal para contestar la demanda, procedemos a realizarla de la siguiente
manera.
I. Contexto General
La presente demanda de la representación fiscal se inicia como parte de un
conjunto de medidas que fueron emprendidas por distintos entes del Estado para
contrarrestar una acción de protesta pacífica realizada el 21 de julio de 2010 por
aproximadamente 80 personas del pueblo indígena Yukpa frente a la sede del
Tribunal Supremo de Justicia en Caracas.
Los indígenas se concentraron a las afueras del Tribunal para exigir a la Sala
Constitucional se pronunciara ante una acción de amparo constitucional que se
había interpuesto solicitando se aplicara la jurisdicción indígena en un caso penal
donde estaban involucrados dos integrantes de la comunidad.
Los Yukpa son un pueblo indígena que tiene su hábitat principalmente en la sierra
de Perijá estado Zulia. Los Yukpa es un pueblo de filiación lingüística Caribe, así
como los Japreria, Kariña, Pemon, Yekuana, Mapoyo, Yavarana, Añepá, entre
otros. Viven en el noroeste del estado Zulia, en la Sierra de Perijá, desde el río
Tinacoa al extremo norte, en el municipio La Villa del Rosario hasta el sur del río
Santa Rosa en el municipio Machiques de Perijá; también hay comunidades Yukpa
del lado de Colombia. Hoy están agrupados en cuatro cuencas de río, Apón, Negro,
Yaza y Tykuko, al sur, distribuidos en 160 comunidades cada una con su propio
jefe o Yakpu. Según el último censo son aproximadamente 13 mil habitantes.
Desde 1920 comenzó su despojo de sus tierras planas por parte de los
hacendados y parceleros criollos colombianos y venezolanos e indígenas
campesinos Wayuu. Pero hace 30 años vienen ocupando o recuperando
lentamente sus tierras despojada a sangre y fuego en el piedemonte perijanero.
Dejaron de ser una sociedad eco sistémica para transformarse en pobres y vivir en
extrema pobreza. Sin tierra salen las familias a vender artesanía a Caracas y otros
estados del interior del país. El Estado tiene una deuda histórica con el pueblo
Yukpa, con sus niños en especial.
Durante años han exigido una demarcación de tierras adecuadas que les permita
desarrollar sus actividades socioeconómicas como comunidad. Exigencia que se
ha desarrollado en sus hábitat y trasladándose a distintos sitios del estado Zulia y
del país siempre en sentido familiar y colectivo con la participación de niñas, niños
y adolescentes.
La exigibilidad de esta reivindicación se ha desarrollado en un clima de tensión y
hostilidad por parte de ganaderos, terratenientes e instituciones del Estado. Esa
hostilidad ha tenido que sortearla los adultos con sus niños, niñas y adolescentes,
puesto que así como en familia exige sus derechos, en familia y colectivo se han
defendido de los ataques de sectores privados y la represión del Estado.
Como
consecuencia
de
ese
ambiente
tenso
se
produjo
el
lamentable
enfrentamiento entre dos familias Yukpas donde resultaron dos personas muertas
en sucesos ocurridos el 13 de octubre de 2009 en una comunidad Yukpa de la
Sierra de Perijá. Dicho homicidio fue investigado y juzgado en la justicia ordinaria
contraviniendo el artículo 260 de la Constitución, el cual establece,
que las
autoridades legítimas de los pueblos indígenas podrán aplicar en su hábitat
instancias de justicia con base en sus tradiciones ancestrales y que sólo afecten a
sus integrantes. Frente a esa violación el Pueblo Yukpa exigió la aplicación de la
jurisdicción indígena a dicha causa.
En tal sentido inició una serie de acciones de exigibilidad que incluyeron la
concentración por varios días de las adyacencias del TSJ. Acción que surgió de su
propia iniciativa como otras tantas que desarrollaron meses antes en solidaridad
con el Cacique Sabino Romero y dos integrantes más de la comunidad juzgados
por tales hechos.
Las instituciones del Estado en lugar de dar solución a la exigencia de demarcación
de tierras y la creación de la jurisdicción indígena, procedieron a tomar medidas
arbitrarias buscando desestimular, dividir y derrotar las acciones de exigibilidad
emprendidas. Entre esas medidas adoptadas se encuentran: presiones mediante
amenaza de desalojo policial de la sede del TSJ y amenazas de trasladar los niños,
niñas y adolescentes a un lugar distinto donde se encontraban sus madres y
padres., la presencia compulsiva del Consejo de Protección del Municipio
Bolivariano Libertador y esta acción de protección que como explicaremos más
adelante está viciada procesalmente de ultrapetita al pretender la representación
fiscal obtener con la acción más de lo que la ley le permite.
La acción de protección presentada por la Fiscalía, más que tener interés real por
la situación de la calidad de vida y satisfacción de derechos de los niños, niñas y
adolescentes que participaban junto a sus padres y madres en la reivindicación de
derechos de interés colectivo para el pueblo Yukpa, pretendió intimidar a los
participantes de la protesta y pretende se impongan sanciones a las organizaciones
de derechos humanos Homo et Natura y Provea.
Es una acción que en su fundamento aparenta enmarcarse en el estado de
derecho es contraria al texto constitucional que establece en su artículo 119 que
“El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su
organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas
y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que
ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y
garantizar sus formas de vida”
Es igualmente contraria a la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas,
la cual en su artículo 86 establece el “derecho a la cultura propia”.
Artículo 86. El Estado reconoce y garantiza el derecho que cada pueblo y
comunidad indígena tiene al ejercicio de su cultura propia, expresando,
practicando y desarrollando libremente sus formas de vida y manifestaciones
culturales, fortaleciendo su identidad propia, promoviendo la identidad propia,
promoviendo la vitalidad lingüística de su idioma, preservando su propia visión del
mundo, profesando sus religiones, creencias y cultos, así como conservando y
protegiendo sus lugares sagrados y de culto.
Le informamos ciudadana Juez que la concentración frente a la sede del Tribunal
Supremo de Justicia no fue la primera donde el pueblo Yukpa exigió derechos
participando en dichos procesos también los niños, niñas y adolescentes.
Los niños participaron con sus padres y madres, el 17 febrero de 1994, en una
Marcha, en Maracaibo, de indígenas, ecologistas y estudiantes, haciendo un
recorrido desde el Rectorado de LUZ hasta la Gobernación del Estado Zulia contra
la explotación del carbón y los atropellos contra los indígenas.
En la marcha del 22 de abril de 1999 en contra de la explotación del carbón en
Machiques, Estado Zulia.
Con sus niños, niñas y adolescentes marcharon hasta las puertas del Palacio de
Miraflores en Caracas el 31 de marzo de 2005, durante el Foro Social Mundial.
De la misma manera lo realizaron en enero de 2006 exigiendo tierra y la no
explotación de carbón.
En las dos marchas del año 2010 hacia las puertas de la Cárcel Nacional de Trujillo
exigiendo a las autoridades y a los denominados “Pranes” (personas que son
reconocidas dentro de la población penitenciaria como jefes de áreas o espacios
dentro de los recintos carcelarios), para
que no asesinaran a Sabino Romero
Izarra y Alexander Fernández Fernández por negarse a cumplir sus órdenes de
convivencias carcelarias. Estuvieron todos los días con sus padres mientras duró el
Juicio de sus caciques en el estado Trujillo donde fue radicada la causa. La
protesta en el TSJ en julio 2010 era la continuidad de un conjunto de acciones
desarrolladas ese año para exigir se aplicara la jurisdicción indígena.
II. De la extemporaneidad de la acción de protección
La representación fiscal al interponer la acción de protección expresamente indicó
que la pretensión tenía como propósito “el restablecimiento inmediato de la
situación jurídica infringida, y en tal sentido, se tomen las medidas necesarias para
garantizar el regreso de los niños, niñas y adolescentes de marras a su ambiente
natural, al ambiente propio de su cultura, al hábitat común a sus descendientes
(sic) y al cual pertenecen y les pertenece por tradición histórica”
Esta Acción de Protección data de 2010. Los niños, niñas y adolescentes
regresaron sin ningún contratiempo en unidades de transporte cedidas por el
gobierno nacional. Están ya en su hábitat.
Han trascurrido más de dos años desde aquellos hechos que motivaron a la
Fiscalía a demandar la acción de protección. No tendrá ningún efecto dictar una
medida para restablecer una situación que hace más de 24 meses se restableció.
Por lo tanto, solicitamos formalmente se declare SIN LUGAR la presente acción de
protección motivado a que es evidente su carácter extemporáneo infundado e
inoficioso.
Lo que existe y persiste es el permanente abandono del Estado para esa
comunidad. Existe y persiste la deuda para demarcar los territorios. Existe y
persiste la deuda social para dignificarlos. Existe y persiste la miseria, el hambre, la
desnutrición. Para esa situación, para que no continúe y para que el presente y el
futuro de los niños, niñas y adolescentes Yukpas sean mejor y esperanzador hace
falta una acción de protección y muchas otras medidas desde los distintos órganos
y entes del Estado.
III. Del vicio de “ultrapetita” de la acción
La representación fiscal en su acción de protección excede de lo que podía solicitar
a través de ella, de conformidad con el artículo 277 de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes que expresamente establece que la
acción misma tiene como finalidad hacer cesar la amenaza y restituir el derecho
mediante la imposición de obligaciones de hacer y no hacer.
Sin embargo, con un propósito que podemos calificar como temerario, la Fiscalía
se excede en la finalidad de la acción de protección haciendo uso de circunstancias
o elementos, algunos de ellos premeditadamente exagerados, para orientar la
acción hacia una especie de imputación penal o criminal en contra de las
organizaciones defensoras de derechos humanos, Sociedad Homo et Natura y
Provea. Ello por ejemplo, se evidencia cuando califica como de armas blancas, las
flechas que cargaban los niños y adultos, con lo cual se presenta la acción de
protesta pacífica, con características de potencial violencia y en el fondo pretender
culpabilizar a las dos organizaciones antes mencionadas.
Narra la parte actora las circunstancias de modo y lugar induciendo a presumir los
hechos como intencionales para consumir un hecho delictivo más que reivindicativo
y garantista de los derechos indígenas a la identidad cultural y tradicional de su
cosmovisión.
Si la finalidad de la acción de protección de conformidad con la ley es precisamente
garantizar la protección en circunstancias de emergencia o peligro, qué sentido
tiene usar la misma, para señalar a dos organizaciones de derechos humanos,
puesto ello no es esencial para la finalidad de la acción de protección y qué sentido
tiene poner en duda la capacidad del Pueblo Yukpa de organizar y desarrollar sus
acciones de exigibilidad de derechos.
IV.
El escrito fiscal carece de una relación entre los hechos y la supuesta
violación de derechos
Realiza la fiscalía en su escrito una serie de elucubraciones puesto que a través de
textos imprecisos y generalidades pretende afirmar que se violan los derechos de
los niños Yukpas, sin ninguna fundamentación ni relación de causalidad entres
hechos y las presuntas amenaza o violaciones a los derechos de niños, niñas y
adolescentes..
Así por ejemplo afirma “El presunto uso de estos niños, niñas y adolescentes al
frente de pancartas y protestas constituye sin lugar a dudas un riesgo inminente
para su integridad, pues se convierten en un instrumento de publicidad y así en
verdaderas víctimas de un conflicto del cual no forman parte…”
Sin duda el Fiscal parte de reproducir la visión que desde el colonialismo se ha
impuesto para valorar los actos de los pueblos indígenas. Una línea de
pensamiento que desconoce la cosmovisión, los valores, la cultura, los intereses y
las aspiraciones del pueblo Yukpa.
Afirmar de manera tan categórica que los niños, niñas y adolescentes no forman
parte del conflicto existente desde hace años para lograr una adecuada
demarcación de las tierras que ancestralmente les pertenecen, es desconocer su
derecho a ser parte protagónica de sus aspiraciones y esperanzas de vivir mejor o
de la exigencia que se respete los mandatos de la Constitución relacionados a los
pueblos indígenas. Afirmar que son víctimas de un conflicto es desconocer que
más bien son víctimas del descuido del Estado y que como consecuencia de ese
descuido tienen que desplazarse a Maracaibo con frecuencia y a Caracas de vez
en cuando, porque comprenden que es el centro de las decisiones políticas.
No hay en todo el texto del escrito del ciudadano fiscal una descripción de hechos
que indique con claridad en qué medida las madres y padres Yukpas que se
encontraban ahí con sus hijos e hijas no cumplían con sus obligaciones como
ascendentes; de qué manera se afectaba algún derecho en particular. Por ejemplo:
Afirma la Fiscalía que los niños se encontraban en riesgo por “la puesta en peligro
de la integridad física, por encontrarse en un lugar rodeado de avenidas de
circulación rápida (av. Baralt, acceso a la avenida Boyacá)”. Si se parte de ese
criterio, todos los niños y niñas del país que juegan un lugar abierto donde pasa
una avenida cercana, estarían en riesgo ¿haría la Fiscalía una acción de
protección? Los niños y niñas que van a la playa con sus padres o representantes
podrían estar
en riesgo de morir ahogados ¿haría la fiscalía una acción de
protección contra los padres y madres que se atreven a llevar a esos niños a tan
riesgoso lugar? O es que en el fondo se quiere afirmar que los padres y madres
Yukpas son descuidados con sus hijos y no tienen la capacidad de adoptar
medidas como padres y madres para evitar ocurra cualquier situación que coloque
en riesgo a los niños y niñas. Al contrario, como lo hemos indicado anteriormente
si algo caracteriza a la cultura Yukpa es esa relación constante entre padres e hijos
Por lo tanto la Fiscalía debió y debe indicar de qué manera las madres y padres
Yukpas no cuidaban en el espacio de las adyacencias del tribunal de sus hijos e
hijas. Una afirmación tan genérica como lo hemos indicado solo tiene como
propósito presentar un ambiente de riesgo para los niños, niñas y adolescentes que
nunca existió
V.
Es una falta de respeto afirmar que los adultos indígenas utilizan a los
niños, niñas y adolescentes como escudos humanos.
Afirma el Fiscal en su escrito que “…los responsables de la acción de protesta
colocan a los niños, niñas y adolescentes como escudos humanos….”
Esta
afirmación que parece copiada de los argumentos usados desde hace varios años
por los sectores más conservadores del gobierno chileno para descalificar las
justas exigencias del pueblo indígena Mapuche, constituye una falta de respeto al
pueblo indígena Yukpa.
Es cuestionable que funcionarios quienes pertenecen a instituciones que se
autodefinen como progresistas y comprometidas con los más humildes, usen los
mismos argumentos de quienes en otras latitudes arremeten contra lo más pobres.
A partir de esa visión impuesta, como ya dijimos, desde la época de la colonia
española, de desconocer la cultura indígena, se pretende descalificar una protesta
que se desarrolló de una manera absolutamente pacífica. Asimismo, es necesario
resaltar que esta se realizó por supuesto desde la propia forma de ser y pensar del
pueblo Yukpa que considera la movilidad familiar como un aspecto esencial de su
particularidad como pueblo y donde los niños, niñas y adolescentes acompañan
permanentemente a los adultos particularmente a su madre.
Es la madre quien tiene el mayor vínculo de afecto con su hijo, quien lo cuida y lo
amamanta por un largo período de tiempo, siempre el niño permanece con su
madre, y juntos se desplazan en el cumplimiento de su rol de mujer, tanto al interior
de su vivienda como en la comunidad, o más allá del pueblo. Es frecuente que las
hijas mayores también cuiden del más pequeño, pero bajo la mirada alerta de la
madre. La vida del niño transcurre entre los rituales y quehaceres de los adultos,
pero al lado de su madre y de sus hermanos mayores, o del resto de los familiares
cuando se reúnen por algún acontecimiento social importante.
El papel de la mujer en la sociedad Yukpa es de mucha beligerancia y de mayor
riesgo cotidiano. Son ellas las que enfrentan a los hacendados, a la Guardia
Nacional Bolivariana o a los efectivos del Ejército cuando reprimen o se acercan sin
permiso en sus comunidades, son las primeras al salir cuando llegan
representantes de las instituciones del Estado a sus comunidades, ellas
acompañan a sus jefes comunitarios y participan en todo tipo de reuniones, y
siempre lo hacen con su hijos. Es más, cada vez que el hombre se desplaza fuera
de su comunidad lo acompañan su mujer y sus hijos, sea cual sea su edad. Casi
nunca la mujer queda sola en la comunidad, más cuando van a durar fuera largo
período. No existe algún acontecimiento social en el que no participe la mujer con
sus hijos.
Sin duda de esos aspectos culturales, tanto el Fiscal como los funcionarios del
Consejo de Protección debieron conocer, antes de actuar de manera arbitraria,
pues si se hubiesen empeñado en conocer mejor la cultura del pueblo Yukpa muy
posiblemente la interpretación de los hechos sería distinta.
La acción deliberada del representante del Ministerio Público de descalificar la
protesta pacífica de los Yukpa con fundamento en una filosofía y razonamiento
cultural y jurídico alejado de las prácticas, normas consuetudinarias y una visión del
mundo indígena,
es absolutamente cuestionable.
Es a su vez riesgosa
considerando que se produce en un escenario judicial que puede concluir en un
mandato arbitrario y en un abuso de poder, el mismo con el que se ha sometido
durante siglos a nuestras comunidades indígenas.
La Sala Político- Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia al analizar e
interpretar las normas de la Constitución referidas a los pueblos indígenas ha
expresado: “En efecto, el Capítulo VIII, ubicado dentro del Título III relativo a los
deberes, derechos humanos y garantías, dispone un articulado especialmente
destinado a regular los derechos de los pueblos y comunidades indígenas, tales
como: protección a su identidad y cultura, derecho a la salud, derecho a la
propiedad de la tierra, a la propiedad intelectual, a la participación política, entre
otros.
Esta nueva Carta Magna se aparta del esquema integracionista y “civilizador” del
indígena y plantea la necesidad de proteger su cultura por considerarla patrimonio
de todos los venezolanos, fomentando el desarrollo del indígena pero respetando al
mismo tiempo sus modos de vida, su religión e incluso reconoce las lenguas
indígenas como idiomas oficiales, además del castellano.” (subrayado nuestro)
(Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, 04.11. 2008.
Expediente 2005-5648)
VI.
Derecho de los niños, niñas y adolescentes Yukpa a promover y
defender sus derechos
Es el caso ciudadana Juez que la representación Fiscal desconoce el derecho de
los niños, niñas y adolescentes de la etnia Yukpa a promover y defender sus
derechos. No existen en el presente caso razones jurídicas y fácticas que conlleven
a desconocer o limitar la posibilidad que los niños, niñas y adolescentes exijan,
conjuntamente con sus familias, la restitución de sus derechos y el reconocimiento
de su cultura.
Resulta inevitable conocer y valorar la cosmovisión y cultura de la comunidad
Yukpa para entender la participación de los niños, niñas y adolescentes dentro de
éste grupo social.
Desde Unicef (2010) en su publicación “Promoción de los
Derechos de los Niños Indígenas” ha señalado que las familias, los ancianos y los
líderes naturales juegan un papel importante en ayudar a la niñez y adolescencia
indígena a entender y conocer su espiritualidad, identidad cultural y valores, su
fuerte vínculo con su tierra de origen, su memoria colectiva y sus estructuras de
parentesco y de organización social. Los niños, niñas y adolescentes indígenas
llevan en sí mismos una reserva de conocimientos que es su patrimonio especial,
reafirmando el orgullo de su propia identidad.
Desde el Ministerio Público se desconoce las particularidades de ésta cultura, bajo
el argumento de la necesidad de protección basado únicamente en la integridad
personal, el derecho a un nivel de vida adecuado y al acceso a salud y servicios de
salud. Históricamente la niñez y adolescencia de comunidades indígenas han visto
amenazados y violados sus derechos no precisamente por acciones de protesta o
movilización social sino por la ausencia de políticas públicas básicas y de
protección especial que los reconozca como verdaderos ciudadanos y ciudadanas.
Es ineludible realizar el análisis del presente caso a la luz de la Convención sobre
los Derechos del Niño y Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes (LOPNNA), instrumentos normativos que si bien se aplica para todos
los niños, niñas y adolescentes, indígenas o no, desarrolla derechos especiales
para éste sector de la población, siendo necesario incorporar en su enfoque de
derechos la especificidad cultural de los niños, niñas y adolescentes indígenas.
Para garantizar el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño y la
LOPNNA para los niños, niñas y adolescentes indígenas, al igual que para el resto
de la población, es necesario aplicar algunos principios básicos que ella contiene:
no discriminación; el interés superior del niño; el derecho a la vida, la supervivencia
y el desarrollo; reconocer la condición evolutiva y cambiante del niño; y el derecho
de opinar, ser oído y participar en todos los ámbitos y problemáticas que le atañen.
De esta manera, el artículo 30 de la Convención sobre los Derechos del Niño y el
artículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 36
de la LOPNNA afirma expresamente el derecho que tiene el niño, niña y
adolescente, en común con los demás miembros de su grupo étnico, a tener su
propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a emplear su propio
idioma. El derecho establecido es tanto individual como colectivo y constituye un
importante reconocimiento de las tradiciones y los valores colectivos de las culturas
indígenas.
En el presente caso, sería contradictorio excluir o invisibilizar a los niños, niñas y
adolescente de una problemática que afecta al grupo social que pertenecen. Todas
las acciones de movilización realizadas en los últimos años por comunidades
indígenas Yukpa se materializan como grupo familiar, donde los padres, madres y
responsables asumen el cuidado y la protección de sus hijos e hijas.
Tomando como referencia la
Observación General Número 11 del año 2009
(CRC/C/GC/11) del Comité sobre los Derechos del Niño invocamos a favor los
niños, niñas y adolescentes Yukpa los siguientes principios y derechos:
El interés superior del niño: la aplicación del principio del interés superior del niño
requiere particular atención en el caso de los niños indígenas. El Comité señala
que el interés superior del niño se concibe como un derecho colectivo y como un
derecho individual, y que la aplicación de ese derecho a los niños indígenas como
grupo exige que se examine la relación de ese derecho con los derechos culturales
colectivos. El interés superior del niño no puede desatenderse o vulnerarse en
favor del interés superior del grupo. Sin embargo, al determinar cuál es el interés
superior de un niño, niña o adolescente indígena, las autoridades y funcionarios
públicos, deben tener en cuenta los derechos culturales del niño indígena y su
necesidad de ejercerlos colectivamente con los miembros de su grupo.
En
determinadas circunstancias puede haber diferencias entre el interés superior del
niño considerado individualmente y el interés superior de los niños como grupo. En
las decisiones judiciales o administrativas relativas a un niño en particular, lo que
se debe determinar es el interés superior de ese niño en concreto. No obstante, la
consideración de los derechos culturales colectivos del niño forma parte de la
determinación del interés superior del niño.
Respeto de las opiniones del niño: hay que distinguir entre, por una parte, el
derecho del niño como persona a expresar su opinión y, por otra, el derecho a ser
oído colectivamente, que permite que los niños como grupo intervengan en las
consultas sobre cuestiones que los afectan.
El Estado tiene la obligación de respetar el derecho del niño a expresar,
directamente o por medio de un representante, su opinión en todos los asuntos que
lo afecten, así como de tener debidamente en cuenta esa opinión en función de la
edad y la madurez del niño. Teniendo en cuenta los obstáculos que impiden que
los niños indígenas ejerzan ese derecho, el Estado debe crear y garantizar un
entorno que aliente y respete la libre expresión de la opinión del niño.
El derecho a ser oído incluye el derecho a la representación, a una interpretación
culturalmente apropiada y, asimismo, el derecho a no expresar la propia opinión.
Cuando se aplica ese derecho a los niños indígenas como grupo, el Estado
desempeña una importante función en la promoción de la participación de esos
niños y debería velar por que se les consulte en todos los asuntos que los afecten.
El Estado lejos de limitar o criminalizar la participación debe elaborar estrategias
especiales para que esa participación sea realmente efectiva.
Derecho a la manifestación: todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a
manifestar pacíficamente y sin armas. La manifestación es un derecho que está
vinculado a la libertad de expresión porque es un mecanismo idóneo para visibilizar
las situaciones o problemas que afecta a un determinado grupo social y advertir al
Estado cuáles son sus obligaciones constitucionales y legales. Por tanto, es jurídica
y socialmente válido que los niños, niñas y adolescentes Yukpa ejerzan su derecho
conjuntamente con sus padres y familiares de acuerdo a sus propias culturas y
creencias, siendo la “unidad familiar” una de las premisas primordiales para la
comunidad Yukpa, donde no puede concebirse una movilización sin todos los
miembros del grupo familiar. Por tanto, la acción del Estado debe limitarse a
garantizar y proteger el ejercicio de éste derecho.
VII.
VII Del derecho de los Yukpa a manifestar de manera pacífica de
acuerdo a su cosmovisión y valores culturales.
La Actuación del Ministerio Público y del Consejo de Protección del Municipio
Bolivariano Libertador
en la presente causa tuvo como propósito fundamental
obstaculizar el ejercicio a la protesta pacífica por parte del pueblo Yukpa. De ello no
tenemos duda, pues se pretendió intimidar a los padres y madres y principalmente
a estas para que abandonaran la concentración que re realizaba a las puertas del
tribunal.
Instrumentalizando los mecanismos y procedimientos judiciales se pretendió
intimidar a los hombres y mujeres que con decisión y en pleno ejercicio de sus
derechos constitucionales le exigían al Tribunal Supremo de Justicia se aplicaran
las normas Constitucionales que les favorecen como Pueblo.
Ciudadana Jueza, como lo indicamos anteriormente con respecto a los derechos
de los niños, niñas y adolescentes, mayor preocupación nos causa que mediante el
uso inadecuado de la jurisdicción que debe protegerlos y mediante un uso
incorrecto de los principios de interés superior, se vaya a generar un precedente
que pretenda imponer al pueblo Yukpa, y con ello a los pueblos indígenas del país,
la manera en que pueden realizar sus procesos de exigibilidad de derechos,
imposición que no respetaría su cultura y limitaría la posibilidad del protagonismo
de los niños, niñas y adolescentes, Sería contrario al mandato constitucional que
establece en su artículo 68 como único requisito para manifestar el que se efectúe
de manera pacífica y sin el uso de armas, Imponer otras condiciones. Pretender
que el pueblo indígena Yukpa
en futuros procesos de reivindicación de
sus
derechos, se aparte de su cultura no solo es irreal sino que los obliga a rebelarse
con mayor indignación frente a las imposiciones que irrespetan su cosmovisión.
El deber del Estado no es obstaculizar la protesta pacífica. El deber del Estado es
garantizar que la misma se desarrolle sin que terceros o el propio Estado ponga en
riesgo la libertad, e integridad física de los manifestantes.
Ciudadana Jueza, la Fiscalía a través del Fiscal Ramón Liscano indica que
pareciera poco probable la llegada a Caracas de tantos niños, niñas y
adolescentes, así como de sus representantes espontáneamente, pudiendo
suponer que el traslado se hizo en grupos bajo algún tipo de plan, estrategia o
logística. Esa respuesta concreta solo la pueden dar los propios participantes
indígenas quienes deben ser escuchados.
Sin embargo, nos preguntamos ¿por qué la Fiscalía subestima la capacidad del
pueblo indígena Yukpa para organizarse y organizar su logística para el desarrollo
de sus procesos reivindicativos? ¿Acaso no tienen capacidad de acción coordinada
y colectiva? Los pueblos indígenas de Venezuela y el Continente han demostrado a
lo largo de la historia la capacidad para desplazarse en las condiciones más
adversas de un lugar a otro y más cuando los motiva una razón de justicia. Y que
son las grandes protestas indígenas que han culminado en las capitales de países
como Ecuador, Bolivia, Chile y Guatemala. ¿y que son las anteriores protestas ya
reseñadas que también ha realizado el pueblo indígena Yukpa?
¿Por qué la Fiscalía no cree en los poderes creadores del pueblo indígena Yukpa.?
¿Por qué no cree en su capacidad para ser protagónica de su propio destino? ¿Por
qué se empeña en tratar al pueblo Yukpa en situación de minusvalía como si no
tuviesen capacidad para defender sus derechos?
Pero además, la historia reciente en América Latina es que tras cada marcha surge
un sentimiento de solidaridad de diversos sectores de la población. Solidaridad que
ha contribuido a que logren sus objetivos. ¿Por qué cuestionar esa solidaridad?
¿Por qué en el caso venezolano usar la administración de justicia para abrir un
juicio a quien expresa esa solidaridad? Eso tiene menos comprensión en un país
donde el discurso a favor de la solidaridad es casi constante desde la diversidad de
instituciones del Estado incluyendo a la propia Fiscalía
La propia Fiscal General el pasado 14 de Noviembre de 2012 expresó en relación
a los jóvenes: "Hay que evitar el surgimiento de condiciones de vulnerabilidad
social y ética. La prevención debe ser integral, donde se comprometa el Estado, la
sociedad y la familia, y procurar la promoción de valores como la solidaridad, el
respeto
y
la
humildad"
(Agencia
Venezolana
de
Noticias.
14/11/2012.
http://bit.ly/QeSFLD) Como entender que se pregone la solidaridad y a su vez se busca
castigar los actos de solidaridad social.
VIII.
Es un extravío jurídico inadmisible calificar a los niños, niñas y
adolescentes que participaban de la concentración como potenciales
asesinos por el hecho de portar flechas
Resulta sorprendente pero además indignante la afirmación de la representación
Fiscal en la persona del Fiscal Ramón Liscano quien en su escrito califica como de
armas blancas las flechas que portaban los niños, niñas y adolescentes y que
además se atreva a considerar que son potenciales asesinos quienes “pueden
identificar a instituciones y personas como objetivos o enemigos, estando en riesgo
de infringir la ley….”
Una afirmación tan desproporcionada realizada de manera deliberada para dar un
contexto general de peligrosidad y violencia a la protesta pacífica que realizaba el
pueblo Yukpa no solamente debería ser cuestionada por este tribunal, sino incluso
solicitar sea revisado por los superiores del funcionario pues deja muy mal la
imagen institucional del Ministerio Público.
Es de hacer notar, que la acción de protección incoada por la representación fiscal
en vez de garantizar una real de protección, pretende legitimar la violación
sistemática y continuada de las garantías de rango constitucional y establecidas en
convenios internacionales aprobadas por el constituyente originario en su TITULO
III, CAPITULO VIII que se refieren a los derechos indígenas desde su propia
ancestralidad, cultura, usos, tradiciones y cosmovisión, lo cual se establece
previsto en los Artículos: 9, 119 al 126 y 260, para lo cual su movilidad en familia y
colectiva identifica su propia etnia milenaria. Igualmente su vestuario, alimentación,
artesanía y cualquier accesorio de caza o defensa personal no puede el derecho
ordinario pretender calificar su uso o presentación como un ARMAS o instrumentos
propios para maltratar, herir o amenazar a cualquier ciudadano de la administración
pública o privada,
Ciudadana Jueza la FLECHA Y ARCO no se encuentran dentro de la tipología de
ARMAS O EXPLOSIVOS a las que menciona el CODIGO PENAL en su Artículo
272 y siguiente; como tampoco la LEY SOBRE ARMAS Y EXPLOSIVOS, define la
flecha y el arco como armas o explosivos. Es así como toda la mención o
referencia de algunos hechos del actor, solo se fundamentan en la naturaleza
propia de la nación Yukpa como medio natural de defensa de sus miembros y
demarcación de sus territorios ancestrales y propios de su familia lingüística.
Finalmente, destacamos que el propio Fiscal reconoce que portar las flechas “es
propio de su cultura” sin embargo, su interés deliberado de presentar los hechos
con una gravedad tal irreal y desmedida lo conduce a calificar tales flechas como
armas.
IX.
Provea cumple con el deber de solidaridad establecido en el artículo
132 de la Constitución.
Resulta cuestionable que la Fiscalía valore como negativa la actuación de una
organización de la sociedad civil que asume la obligación de participar de manera
solidaria en la dinámica social del país. Y además que active un proceso judicial
contra quienes también cumplimos el deber de promover y defender los derechos
humanos.
Desde 1988, fecha de su fundación, Provea ha tenido como mandato acompañar
los reclamos de los sectores más vulnerables del país, así como de las diferentes
víctimas de derechos humanos. Provea entiende que el trabajo de garantizar el
disfrute de la dignidad humana, para todos y todas, pasa obligatoriamente por
fortalecer la auto-organización y autonomía de los sectores populares en el reclamo
de sus derechos. Pasa por apoyar los procesos de exigibilidad de derechos de
quienes aspiran mejores condiciones de vida. Provea reivindica el derecho a exigir
derechos en los términos establecidos en el artículo 68 de la Constitución. Provea
reivindica visibilizar los procesos organizativos y las acciones en defensa de sus
derechos por parte de los más excluidos.
Por ello Provea ha acompañado a
cientos de organizaciones sociales que en el marco de la Constitución y la ley han
emprendido acciones reivindicativas. Reafirmamos el derecho del pueblo al
ejercicio protagónico y como parte de ello, a defender y conquistar derechos. Así lo
definen nuestra Visión y Misión como organización social
Misión: El Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos
(Provea) es una organización no gubernamental especializada en la defensa y
promoción de los derechos económicos, sociales y culturales (Desc), que tiene
como fin la plena realización de los derechos humanos y el respeto al Estado de
Derecho, en el marco de una sociedad democrática y participativa. Toda acción
que lleva a cabo Provea busca beneficiar a las víctimas o potenciales víctimas a las
que el Estado no les garantiza o les viola sus derechos humanos, propiciando su
protagonismo
y
la
concientización
de
sus
derechos.
Desde una perspectiva integral y multidisciplinaria Provea realiza labores de:
Documentación, investigación y difusión de la situación de derechos humanos en
Venezuela y de promoción y educación en derechos humanos, apoyo, asesoría y
asistencia a grupos sociales en la defensa jurídica y extra-jurídica de sus derechos,
ante instancias nacionales e internacionales y la promoción de políticas públicas y
legislación favorable a los derechos humanos.
Visión: Provea aspira a contribuir en la creación de una sociedad democrática,
participativa y justa, que se desarrolle en el marco de un Estado democrático que
garantice la efectiva vigencia de la justicia social y el pleno respeto de los derechos
humano
Fundamenta su acción en la Declaración Universal de Derechos Humanos, los
instrumentos y declaraciones internacionales y regionales de protección y
promoción de los mismos, las disposiciones contenidas en la Constitución y normas
nacionales
coherentes
con
los
derechos
humanos.
Asume la visión integral e interdependiente de los derechos humanos.
Es independiente y autónoma de partidos políticos, grupos económicos,
instituciones religiosas,
organizaciones internacionales o
gobierno
alguno.
Reivindica el respeto a la autonomía de las organizaciones y grupos destinatarios y
sujetos de su acción
Cree en la práctica interdisciplinaria y solidaria, respetuosa de la democracia
interna, el pluralismo y la transparencia de gestión.
Y es precisamente sustentado en esa Misión y Visión que no consideramos en
ningún momento que constituya una falta o delito entrevistar a integrantes de un
pueblo indígena que realiza una protesta pacífica. No consideramos falta o delito
convocar a la solidaridad activa con un pueblo indígena que exige el cumplimiento
de mandatos de la Constitución. Reivindicamos el derecho humano a informar.
Reivindicamos el derecho y el deber de apoyar a quienes ejercen el protagonismo
día a día en cualquier lugar del país contribuyendo a construir la Venezuela donde
exista realmente un Estado democrático y social de derecho y de justicia.
Enjuiciar la solidaridad es totalmente contrario a la Constitución. El deber del
Estado es estimularla no obstaculizarla. El deber del Estado ciudadana Jueza es
favorecerla, no castigarla.
El deber del Estado también es de conformidad con el artículo 132 de nuestra
Constitución estimular y facilitar que individuos y organizaciones promuevan y
defiendan los derechos humanos
Así también lo establece la Declaración de Naciones Unidas sobre Defensores y
Defensoras de Derechos Humanos.
“Artículo 5 - A fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades
fundamentales, toda persona tiene derecho, individual o colectivamente, en el
plano nacional e internacional:
a) A reunirse o manifestar pacíficamente;
b) A formar organizaciones, asociaciones o grupos no gubernamentales, y a
afiliarse a ellos o a participar en ellos;
c)
A
comunicarse
con
las
organizaciones
no
gubernamentales
e
intergubernamentales.”
Por todas las razones de hecho y de derecho expuesto, solicitamos de Usted
ciudadana Jueza declare la presente Acción de Protección SIN LUGAR.
En Caracas a los 23 días del mes de enero de 2013.
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