Proceso de Trabajo - Universidad Autónoma de Querétaro

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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO
FACULTAD DE FILOSOFÍA
“PROCESO DE TRABAJO DE LA MINERÍA DE MERCURIO EN SAN
JOAQUÍN, QUERÉTARO”
TESIS
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE:
LICENCIATURA EN ANTROPOLOGÍA
PRESENTA
EZEQUIEL TREJO PÉREZ
DIRIGIDO POR:
Doctora. Elizabeth Mejía Pérez Campos
SANTIAGO DE QUERÉTARO, QRO. JULIO 2011
Proceso de Trabajo
PROCESO DE TRABAJO DE LA MINERÍA DE
MERCURIO EN SAN JOAQUÍN, QUERÉTARO
Foto 1. Tren de góndolas o carritos, de arrastre de mulas que trasportan mineral para su beneficio, de la mina del
Santo Entierro al Socavón. Año 1920. Compilador Ezequiel Trejo.
ii
Proceso de Trabajo
A los mineros de San Joaquín,
que sin los relatos de sus
vivencias no sería posible este
trabajo…
In memoriam a algunos mineros
que ya no están entre nosotros,
pero conservamos parte de su
memoria…
A la institución que orientó mi
aprendizaje tanto profesional
como personal, UAQ.
iii
Proceso de Trabajo
Agradecimientos
Escribir los agradecimientos significa que he terminado con el presente estudio
que servirá para obtener el título de Licenciatura en Antropología Social. No
queda más que agradecer a las personas que de alguna manera me han
apoyado.
En primer lugar está el apoyo incondicional de mi madre que, sin los jalones de
oreja oportunos esto se hubiera prolongado aún más, a mi padre que también ha
estado presente en todo momento. A mis hermanas de quienes he tenido un gran
respaldo sin la necesidad de pedirlo. En especial a una de ellas que por haber
estudiado la Lic. en Lenguas Modernas cargó con el peso de corregir mis
“horrores” ortográficos y de redacción. A la nueva y maravillosa familia de la cual
ahora formo parte.
A mis maestros quienes son responsables de mi formación académica durante mi
incursión por las aulas de la Lic. en Antropología Social. En especial a la doctora
en Arqueología Elizabeth Mejía Pérez Campos y al maestro en Arqueología
Alberto Juan Herrera Muños, quienes me apoyaron y motivaron para continuar
con este proceso de titulación.
Por fortuna hay muchos agradecimientos que dar a familiares, maestros y amigos,
y a todas aquellas personas que compartieron sus recuerdos e historias de vida y
que me permitieron plasmarlas en estas páginas GRACIAS.
iv
Proceso de Trabajo
ÍNDICE
………………………..
DEDICATORIA
………………………..
………………………..
………………………..
………………………..
iii
iv
vii
viii
viii
ix
………………………..
14
………………………..
32
Los usos del mercurio en época
Prehispánica en México
Proceso de Explotación en
Época Prehispánica
Quema del Mercurio en Época
Prehispánica
CAPITULO III.
………………………..
39
………………………..
41
………………………..
47
LA MINERÍA DE ÉPOCA
COLONIAL AL SIGLO XX
3.1.1 El mercurio en el siglo XIX y XX
………………………..
54
………………………..
………………………..
61
72
………………………..
………………………..
73
76
………………………..
78
………………………..
86
………………………..
………………………..
………………………..
………………………..
93
97
102
106
………………………..
110
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCIÓN
OBJETIVO DE ESTUDIO
JUSTIFICACIÓN
METODOLOGÍA
CAPITULO I.
1.1
1.2
ANTECEDENTES: Población de
la Sierra Gorda
Fundación de San Joaquín
CAPITULO II.
2.1
2.2
2.3
3.1
3.1.2 Evolución al Querétaro
contemporáneo: Conformación
estatal
3.1.3 Querétaro Área de Estudio
3.1.4 Control de la producción de San
Joaquín
3.1.5 Tecnología
CAPITULO IV.
4.
4.1
VISIÓN
DE
LOS
EXTRABAJADORES
DE
LA
MINERÍA DE SAN JOAQUÍN
Búsqueda y tentadura de la mina
4.2
Método de Trabajo
4.3
TRABAJO DENTRO DE LA MINA
4.3.1 BARRENADO: Manual y con
maquinaria neumática
4.3.2 Tronada y Amacize
v
Proceso de Trabajo
4.3.3 Proceso de acarreo
4.4
TRABAJO DE PATIO DE MINA
4.4.1 Área de almacenado, lavado y
selección
4.4.2 Trituración y secado
4.4.3 DESCRIPCIÓN DE LOS HORNOS
4.4.4 Preparación de la carga y
horneado
4.4.5 Descarga, la rezaga o desechos
4.4.6 Recuperación y limpieza de los
hornos
4.4.7 Envasado del mercurio
CONSIDERACIONES FINALES
ANEXO
I.
fotográficas
BIBLIOGRAFÍA
Referencias
vi
………………………..
………………………..
………………………..
112
119
119
………………………..
………………………..
………………………..
120
120
125
………………………..
………………………..
127
127
………………………..
………………………..
………………………..
129
131
136
………………………..
140
Proceso de Trabajo
INTRODUCCIÓN
En este trabajo se presenta una descripción del proceso minero en la Sierra Gorda
del estado de Querétaro. La actividad minera se aborda desde sus orígenes, su
desarrollo a través de varias etapas, y se profundiza en temas relacionados con el
proceso de trabajo.
Como primera parte se expone una breve reseña histórica de la población de la
Sierra Gorda y la fundación de San Joaquín, municipio en el que se centra la
actividad de la minería y la presente investigación.
Se hace una recopilación de los usos para los cuales estaba destinada la
producción de cinabrio en época prehispánica. En este apartado veremos que el
cinabrio o sulfuro rojo de mercurio (Hgs) acaparaba el interés por su uso en
aspectos rituales fúnebres, y como pigmentos decorativos, siempre ligado al
estatus socioeconómico del individuo que lo portaba. Mientras que el mercurio
líquido era de menor importancia.
También veremos a grandes rasgos las técnicas y herramientas con las que se
desempeñaba la actividad minera.
Se relata la práctica minera que se perpetuó durante la colonia, época en la que
se implementaron nuevas técnicas traídas por los colonizadores así como la
utilización de herramientas de hierro. En este periodo el interés primordial estaba
enfocado a la obtención del mercurio líquido que se utilizó como insumo en la
producción de plata, debido a esto la producción de mercurio estuvo ligada y
determinada por cuestiones de carácter internacional que repercutieron en el
control y consumo de mercurio en el actual territorio mexicano.
Con la finalidad de centrarnos en un espacio se muestra una breve descripción de
la conformación del Estado de Querétaro como área de estudio, así como el
control de la producción del distrito minero de San Joaquín, y cómo debido a su
gran actividad, llega a ser uno más de los dieciocho municipios del Estado.
vii
Proceso de Trabajo
Se expone la información obtenida en un par de temporadas de trabajo de campo,
retomando el tema de minería de mercurio enmarcado en el “Proyecto
Arqueológico Toluquilla”.
Se presentan los resultados etnográficos, obtenidos por medio de entrevistas con
ex-mineros, que se desempeñaron en las distintas áreas de trabajo como; exfajineros (acarreadores, paleros, carretilleros, carreros, y todas las actividades
propias de este rango), así como barreteros, perforistas, horneros, y trabajadores
de
todas
las
áreas
de
la
actividad
minera.
Finalmente
se
muestran
consideraciones personales, experiencias de los implicados en relación con
actividades propias de la minería, y apreciaciones escritas sobre realidades de los
actores sociales que protagonizaron este evento.
OBJETIVO DE ESTUDIO
Desde un enfoque antropológico este proyecto tiene como objetivo general
contribuir en la preservación del legado histórico del proceso de trabajo de la
minería, que se desarrolló en San Joaquín municipio de Querétaro.
Los objetivos particulares son los siguientes:
1. Dar seguimiento al desarrollo del proceso de trabajo minero, basado en una
descripción etnográfica y sustentada en información bibliográfica.
2. Aportar un texto que exponga sistemáticamente el proceso de trabajo de la
minería de la región.
3. Crear interés y reconocimiento sobre la actividad minera al interior y fuera
de la comunidad.
JUSTIFICACIÓN
Los cambios en el uso del mercurio y su caída de precio a nivel mundial en la
década de los 60’s, provocó que poco tiempo después en el municipio de San
Joaquín se abandonara la actividad minera. Situación que no ha mejorado hasta
viii
Proceso de Trabajo
nuestros días, lo que está ocasionando que los conocimientos adquiridos gracias a
esta actividad se estén olvidando. Situación que motivó el interés del presente
trabajo, retomando una línea de investigación del proyecto Arqueológico
“Toluquilla” del que la doctora en Arqueología Elizabeth Mejía Pérez Campos, es
titular.
La investigación etnográfica del “Proyecto Arqueológico de Toluquilla”, implicaba la
convivencia con las personas que se dedicaban a la minería en la región de San
Joaquín. El acercamiento con estas personas, provocó inquietud por evidenciar
sus relatadas experiencias y conocimientos que permitieron satisfacciones
efímeras, producto de las ganancias económicas, mismas que provocaron un
cúmulo de sentimientos. En este sentir se idealiza, se anhela y se demerita la
actividad del minero; interesante panorama que debería preservarse a través de la
Historia.
Para el logro de lo anterior considero importante aportar un texto sobre el tema,
mismo que sistematice, informe, y genere interés en futuros trabajos que permitan
conocer el pasado minero de la comunidad en cuestión, para comprender su
presente. “La incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del
pasado. Pero no es, quizás, menos vano esforzarse por comprender el pasado si
no se sabe nada del presente” (Bloch. 1961, s/p).
METODOLOGÍA
Esta investigación es un ejercicio descriptivo en el que se relatan las
características importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro
fenómeno que sirva al tema. Con el interés de contribuir al acopio y preservación
de información del proceso de trabajo de la minería de esta región.
Para lograr lo propuesto, se realizó trabajó de campo desde una perspectiva
antropológica, es decir, dándole importancia al sujeto y su desarrollo mediante el
proceso de trabajo minero. Para lo anterior se aplicaron entrevistas utilizando la
ix
Proceso de Trabajo
técnica etnográfica para lograr los testimonios de las personas que contribuyeron
a dar cuerpo y forma a este trabajo.
Para lograr un panorama más amplio de los trabajadores de la minería de San
Joaquín
se
entrevistó
a trabajadores de
todas las
áreas,
ex-fajineros
(acarreadores, paleros, carretilleros, carreros, todas las actividades propias de
este rango), así como barreteros, perforistas, horneros, de esta forma se obtuvo
información que permitió conocer sus experiencias durante su trayectoria como
trabajadores de la minería de mercurio.
A este cúmulo de información se le extrajo lo referente al tema del proceso de
trabajo de la minería, que es el tema principal de éste material, postergando la
información extra para futuras investigaciones.
Cabe señalar que los datos etnográficos recopilados, fueron transmitidos por los
principales actores sociales del trabajo minero, de generación en generación a
través de la tradición oral. Esta actividad forma parte de los conocimientos y
costumbres que se añoran y al mismo tiempo se rechazan, pero a pesar de esto,
crearon hábitos dentro de este grupo social. Como menciona Marvin Harris en su
definición sobre cultura: “…un complejo que comprende conocimientos, creencias,
arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos
adquiridos por el hombre en tanto que miembro de la sociedad” (Harris, 1983: 20).
En esta búsqueda de información fue necesaria la aportación de más informantes,
que se logró con la recomendación de los ya entrevistados. Es decir, cuando se
entrevistaba a un individuo se le pedía que recomendara a algún miembro de la
comunidad que se hubiera desempeñado como minero.
El fin era que los mismos informantes recomendaran a más personas para
procurar que la información fuera de buena fuente, y poder hacer un análisis
buscando puntos en los que convergieran los datos, y así comparar y corroborar la
información obtenida entre ellos mismos. De esta manera lograr un mayor grado
de certeza y confiabilidad.
x
Proceso de Trabajo
Durante las entrevistas, algunos de los informantes tuvieron la amabilidad de
mostrar, con un gran orgullo, utensilios de trabajo que aún guardan con gran celo.
Entre sus objetos mostraron, lámparas de carburo, cascos, palas, picos,
carretillas, que en algunos casos seguían utilizando en sus actividades diarias,
ollas azogueras, y hasta pequeños hornos caseros para la obtención del mercurio
líquido.
Durante las estancias de campo también se tuvo la oportunidad de conocer y
caminar por el patio de minas ya abandonadas como el Otatal, Calabacillas, la
Maravilla, San Juan Nepomuceno que no es una mina de mercurio, pero si es muy
emblemática para la región. Se conocieron muchas más que aunque no tuvieron
una producción tan destacada como las ya mencionadas, también forman parte de
esta historia y contribuyeron a darle forma a la comunidad y a la cultura de los
pobladores de San Joaquín.
En la búsqueda de información sobre el tema, se obtuvieron datos bibliográficos,
lo que permitió remontarnos a los orígenes de la actividad minera y por ende a la
comunidad, así como a su evolución y desarrollo. Parte de la información no fue
posible obtenerla en textos impresos por lo que fue necesario consultar medios
electrónicos.
La información que se obtuvo se agrupó de la siguiente manera:
1. TRABAJO DE GABINETE O ESCRITORIO; Recopilación de material
bibliográfico agrupado en el siguiente orden;
a) Textos con información precolombina de la región; de los que se
consiguieron datos de las técnicas y procesos de producción del polvo
de cinabrio y sus usos más frecuentes, así como la obtención del
mercurio líquido.
b) Época colonial; en la cual se muestran los diferentes motivos para
dominar, pacificar y posteriormente poblar la Sierra Gorda queretana,
siempre ligados de alguna forma con la minería de cinabrio. En estos
datos se encuentra inmerso el proceso de fundación del actual municipio
de San Joaquín.
xi
Proceso de Trabajo
c) Del periodo anterior se buscaron textos que hablaran de la demanda, los
usos, y abastecimiento del mercurio en la Nueva España. Así como
factores que influyeron en la producción y control de las minas de
cinabrio en la región.
d) Durante el siglo XX, la actividad minera trascendió y se dieron de nueva
cuenta etapas de auge y declive de esta práctica, motivadas por
sucesos
nacionales
e
internacionales.
De
manera
general
se
documentaron los cambios en las técnicas, procesos, y usos del
mercurio.
2. TRABAJO DE CAMPO; en esta etapa es donde se muestra el trabajo
que se desempeñó en la comunidad y donde se realizaron entrevistas
con personas de la comunidad. Se utilizaron los dos tipos de entrevistas
más comunes; abiertas y dirigidas, en la combinación de ambas, los
informantes comenzaban relatando recuerdos de su vida siempre ligada
a la actividad minera. En cuanto se abordaban temas de interés para la
investigación se profundizaba con preguntas tratando de aclarar
cualquier duda.
La forma de dividir a los informantes fue la siguiente; dueños o
propietarios de las minas, y trabajadores u obreros de éstas. Con esta
división se pretendió tener un panorama más amplio de esta actividad.
La información obtenida se dividió en diez subtemas, de los cuales para
esta tesis solamente se consideran los datos relacionados con el de
proceso de trabajo.
3. Una etapa más, fue la búsqueda de bibliografía que ubicara y
describiera el Estado de Querétaro, así como sus municipios entre ellos
San Joaquín.
xii
Foto 2. Familia Torres. Que orgullosamente se asumen como una de las familias que fundaron San Joaquín. Foto
proporcionada por Salvador Torres.
CAPITULO I
13
Procese de Trabajo
1.1 ANTECEDENTES: Población de la Sierra Gorda
Cerca del año de 1530, se realizó la fundación del estado de Querétaro ya como
pueblo español. Desde los inicios de su fundación y a través del tiempo, a este
estado se le ha visto como el centro del territorio de México. Algo similar ocurre
con el área denominada Bajío a la que Querétaro y Guanajuato pertenecen, y
donde aún se cuenta con tierras de abundante vegetación. Estas tierras son
regadas por una serie de cuencas que al este comienzan en el Valle del estado y
llegan a su límite en las tierras altas de Jalisco al oeste.
La ciudad queretana durante el siglo XVI y hasta principios del siglo XIX funcionó
como el último asentamiento colonizado. A mediados del siglo se incluían la región
de frontera al norte, en donde da inicio el camino denominado “Tierra Adentro”. A
partir de allí existían tierras poco exploradas, que se reconocían como el refugio
para los grupos denominados genéricamente Chichimecas, de acuerdo a las
descripciones relatadas durante la entrega de las mercedes reales que la corona
otorgo a mediados del siglo XVI (Cruz, 2003: 73).
Ilustración 1. Mapa de la Sierra Gorda y caminos a tierra adentro.
Al norte de los valles de Querétaro y al sur de la Sierra Gorda comienzan los
territorios más inhóspitos. En esta zona, se pueden encontrar las regiones más
14
Procese de Trabajo
áridas o semidesérticas del territorio queretano. Las tierras son más delgadas, lo
que da como resultado una vegetación y una fauna limitada y con ello terrenos
problemáticos para la subsistencia. El semidesierto es el acceso directo a la Sierra
Gorda.
El primer nombre para esta región fue; Sierra Alta, ésta forma parte de la extensa
región denominada “La Gran Chichimecapan” o la “Chichimeca”. En el periodo
colonial a sus habitantes se les nombró “chichimecas”. Las vías de acceso a la
Sierra Gorda pueden ser cuatro, “una de ellas es por una ruta que va desde el
noreste por la vía Tampico-Xilitla; desde el sur por la ruta de Cadereyta; al este
por Zimapán y por el noroeste por Río Verde” (Gustin, 1969: 53). Por ello se puede
ver que la ciudad de Querétaro fue solamente una de las vías por donde comienza
la penetración hispana a un nuevo territorio. Este territorio hasta entonces
desconocido para los colonizadores y que hoy reconocemos como Sierra Gorda,
región en la que se centrará el presente trabajo.
Cabe aclarar que la distribución territorial y los nombres que se asignaban a los
poblados que se establecieron durante el periodo de colonización, fueron distintos
y se modificaron hasta quedar como actualmente los conocemos. No fue una
excepción en la Sierra, por tal motivo se hace una descripción somera de la
fundación del asentamiento minero; “Real de Minas de Ranas” hoy conocido como
el municipio de San Joaquín.
En 1534 la Nueva España tenía una división territorial y política que constaba de
cuatro provincias denominadas; Michoacán, México, Coatzacoalcos y las
Mixtecas. Posteriormente se formó la provincia de Xilotepec a partir de la provincia
de México, Ejemplo de esto se puede observar en la ilustración de Mendoza,
15
Procese de Trabajo
Este hecho es un detonante para
continuar la fundación de nuevas
entidades
como:
la
jurisdicción,
corregimientos, reales de minas y
alcaldía mayor. En el año de 1552 se
delimitó la frontera norte de la
provincia de Xilotepec, en ella se
encuentra el corregimiento de la
nueva zona minera de Xichú y
Puxinguía. En el año de 1590 se
convirtieron en alcaldía mayor del
real y minas de Xichú. En este
territorio continuaron las divisiones
geográficas
dado
que
las
ya
existentes no fueron definitivas, en
Ilustración 2. (Mendoza: 2005: 14)
parte por la continua destrucción que los
indígenas hacían a los poblados recién
construidos. Mientras tanto, durante la
etapa de formación de fronteras en 1577,
se separó del territorio de Xilotepec la
Alcaldía Mayor de Querétaro (Mendoza,
2005: 13,15).
En la Provincia del Panuco, hacia el norte
de la Provincia de Xilotepec continuaron
las
separaciones
de
entidades
territoriales, y en 1579, se separa la nueva
Alcaldía de Villa de Valles. Ésta tiene
frontera
hacia
el
sudoeste
con
la
jurisdicción de las minas de Xichú, donde
en
julio
de
1599,
se
informa
del
Ilustración 3. (Mendoza, 2005: 29)
16
Procese de Trabajo
descubrimiento de unas minas de nombre “Las Escanelas”. Posteriormente se
nombraría Alcaldía Mayor de las minas de Escanelas (Mendoza, 2005: 16).
Durante el proceso de pacificación desde finales del siglo XVI y a causa de la
fundación de los asentamientos novohispanos, los pobladores de la región
denominada la Gran “Chichimeca”, fueron paulatinamente despojados de su
territorio.
Los agustinos entran en contacto con los chichimecas en la entonces conocida
como Sierra Alta en 1537, en nuestros días Sierra Gorda. Esto trajo como
consecuencia la fundación de los primeros conventos. Así, se dio inicio al proceso
de evangelización (Solís, 2004: 231). Aunque los asentamientos de carácter
religioso, no fueron los únicos pues los nuevos colonizadores también fueron
empresarios, mineros, ganaderos y militares. El motivo central fue el mismo para
todos, buscar el beneficio de acuerdo a sus intereses, entre éstos; el de los
religiosos fue salvar vidas y ganar devotos de la religión católica. Mientras que el
objetivo de las incursiones por parte de los civiles, fue la de aprovechar las nuevas
tierras conquistadas. Uno de los beneficios fue el trabajo del subsuelo, propio de la
minería, para obtener la riqueza de sus minerales y utilizar la superficie para el
cultivo y/o el pastoreo de ganado. En tanto que desde el aspecto militar, se tenía
la misión de dar protección y seguridad a estos nuevos pobladores españoles.
En los primeros años de la década de 1530, colonizadores como Connin o
Hernando de Tapia y Nicolás de San Luis Montañes, establecen San Juan del Río,
posteriormente el segundo conquista San Pedro Tolimán.
“Querétaro fue fundado cerca de1530 por el pochteca otomí Connin
o Hernando de Tapia, quien había sido mercader precisamente en esta
zona de contacto chichimeco-mesoamericano, factor importante para su
positiva actuación como agente del colonialismo español” (Cruz, 2003:
125).
Para el año de 1533, (Páez, 2002: 69) menciona que Xilotepec estaba en manos
de Juan Jaramillo quien fuera el primer propietario de esta encomienda.
Continuaron los avances de nuevos poblados de carácter novohispano, en la
17
Procese de Trabajo
década de 1540 los pueblos sedentarios de Jalpan y Oxitipa, de origen
prehispánico, se convierten en encomiendas a manos de Francisco Barrón. En
esta misma década Nicolás de San Luis Montañés conquista Tequisquiapan hasta
Xichú y Puxinguía. Fray Juan de San Miguel fundó conventos en Xichú, Puxinguía,
Río Verde, San Miguel y Concá, al respecto anota:
“…tras la consolidación del dominio ibérico sobre los pueblos de alta
cultura mesoamericana del México Central y con el descubrimiento de
ricos veneros de plata en el norte: Zacatecas, San Luis Potosí y Durango
se aceleró la expansión colonial hacia Aridamérica” (Cruz, 2003: 124,125).
El descubrimiento de las minas de Xichú, “Las Escanelas” y los yacimientos
argentíferos de Zacatecas, intensificaron el interés por poblar el territorio
chichimeca. De 1542 a 1546 se establece un grupo de pacificadores en la región
de los Zacatecos entre ellos; Cristóbal de Oñate, Diego de Ibarra, Juan Fernández
de Hijar y Baltazar Temiño (Cruz, 2003: 198). En la siguiente década de 1550 la
expansión española continúa. Para ese momento había ya 34 compañías mineras
explotando las minas de Zacatecas, trayendo como consecuencia el impulso al
avance de los hatos ganaderos. Con estas acciones se cubre una gama más
amplia en la ocupación y aprovechamiento de las nuevas tierras conquistadas (Op.
Cit: 199).
San Francisco Tolimanejo es fundado en 1550 por Nicolás de San Luis Montañes,
Don Pascual de la Cruz Pájaro y Don Francisco Pájaro. También los acompañaron
Don Diego de Elías, Don Agustín de Santiago y Don Pedro Martín Elías, con la
intención de obtener más tierras. Todos provenientes de Xilotepec, quienes
posteriormente serían reconocidos como conquistadores de este nuevo poblado y
de la Villa de San Miguel, San Luis de la Paz y Xichú (Páez, 2002: 64).
En 1556, (Cruz, 2003: 174-175) muestra cómo estos nuevos pobladores siguieron
apropiándose y repartiendo estas tierras, uno de los primeros beneficiados fue
Juan Sánchez Nicolás. Poco tiempo después Don Alonso de Granada principal de
Xilotepec recibe su merced en 1560, al igual que a Cristóbal de Cerda se le
mercedó cerca del cerro del Sindó. En el semidesierto continuó la repartición de
18
Procese de Trabajo
mercedes, una de las primeras fue otorgada a Antonio Ximénez, posteriormente a
Alonso Pérez de Bocanegra en el año de 1572 (Páez, 2002: 79).
Los poblados de origen hispano sufrían de ataques y agresiones por parte de los
grupos chichimecas que habitaban estas tierras, las defendían y trataban de
recuperarlas. Para reprimir las acciones de los chichimecas, se crearon presidios
que albergaban a militares encargados de dar protección a estos poblados, y
desde 1563 en Jalpan y Villa de Valles se estableció un presidio (Cruz, 2003: 206).
Con estas acciones también se garantizaba la defensa de los caminos y la
protección de los comerciantes y sus mercancías. “Mientras que Luis de Carbajal,
fue nombrado capitán del presidio de Jalpan en 1576, Carbajal buscó la
pacificación de los chichimecas que comprendía la región de Tampasquín,
Tamutela, Jalpan y Xichú, lo cual no logró en su totalidad” (Cruz, 2003: 123).
Los poblados que se mencionaron anteriormente fueron establecidos con el fin de
pacificar estos territorios, tal es el caso de San Pedro Tolimán y San Francisco
Tolimanejo. Asentamientos que fueron creando una ruta de acceso segura desde
el actual Estado de Querétaro a la Sierra Gorda. Para 1580 se establecieron más
pueblos de defensa y presidios en las cercanías a Querétaro, entre ellos se
encuentran Jofre, Maxcala y Palmar de Vega en la Sierra Gorda y en la Huasteca
los de Jalpan y Villa de Valles (Op. Cit.: 206).
Las solicitudes de defensa fueron aumentando y en respuesta se agregaron
presidios en San Juan del Río y Xichú, entre 1582 y 1584. Para 1580 y 1600
fueron creados con el mismo propósito 25 presidios (Páez, 2002: 28), notando que
en todos estos nuevos asentamientos es cada vez más evidente el interés dirigido
a la minería.
Ya en 1590 fueron más recurrentes los trabajos de minería, en ésta fecha se hace
la declaratoria de Real de Minas de Xichú. En este mismo año entra a la Sierra
Gorda la orden religiosa de franciscanos del Santo Evangelio, procedente del
convento del Xiliapan, visitando las minas de Escanelas aún bajo la jurisdicción de
Xichú. También en esta década se descubren más vetas de plata en el real de
Escanelas, lo que da nuevos bríos para seguir poblando la región. Por la gran
19
Procese de Trabajo
cantidad de yacimientos mineros encontrados en San Pedro Escanelas, éste se
consideró uno de los más importantes y de los primeros reales de minas en la
década.
En 1604 aparecen las primeras incursiones en la Sierra Gorda relacionadas con la
minería por parte del hijo de Fernando de Tapia, Don Diego de Tapia, a quien
Juan Calderón de la Vega Cabeza, le renta sus minas del Palmar de Vega. Al
siguiente año Domingo Hernández establece un ingenio y molino de metales. En
1606 Pedro González Cabezón funda dos ingenios para moler metales y Diego de
Llano un ingenio de Agua con el mismo fin. Este mismo año en Escanelas se
reporta una relación de personas que incursionaron en los descubrimientos de las
minas de la región, al frente del grupo se nombra a Don Armando Velázquez de
Cárdenas a quien le siguen; Francisco González, Francisco de Saldarriaga, el
capitán Diego de Velázquez Cevallos, Jerónimo Gil de Cárdenas, Jerónimo de
Aguilar, Francisco Simón, Juan de Rea, Bartolomé Vázquez, Álvaro de Escobar,
Antonio de Salamanca, Diego Velázquez, Francisco de Cárdenas y Domingo
López Padilla. En esos momentos Amaro Velázquez de Cárdenas era alcalde
mayor del real de minas de Xichú (Mendoza, 2005: 19).
Diego de Tapia comienza los trabajos de minería en 1607, y al parecer la mina
estaba retirada del ingenio para moler los metales, por lo cual en el transcurso del
año hace un contrato con Andrés López, Andrés Enríquez y Francisco de la Parra,
propietarios de recuas de mulas para acarrear éstos materiales a dichos ingenios.
También compra cuarenta barras de trabajo minero a Jerónimo de Aguilar (Op.
Cit.: 21).
En la primera década del siglo XVII se registran las primeras incursiones
misionales que partieron del poblado de Río Verde, entonces bajo la jurisdicción
de la provincia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán. Las misiones
que fundó esta provincia fueron San Juan Tetla, Asiento de Gatos, San Cristóbal y
San Miguel las cuales fueron temporales, pues a causa del asedio de los indios,
los religiosos se vieron obligados a abandonarlas en 1609 (Cruz, 2003: 268-269).
20
Procese de Trabajo
Jesús Mendoza Muñoz en su libro “Cadereyta, Cuatro Siglos de Gobierno Siglo
XVII-XVIII-XIX y XX”, describe algunos acontecimientos ocurridos durante el año
de 1609. Uno de ellos es la creación formal de la Alcaldía de las minas de
Escanelas, así como la incursión del capitán Salvador Madera alguacil mayor de
Querétaro quien dona sus acciones de minas a Cristóbal Gallegos, también la
mitad de la mina de San Bartolomé y la mitad de la mina de Nuestra Señora de
Belén, mientras que Juan Pérez de Cabra obtiene poder para administrar una
hacienda de minas. El mismo año, Juan Cortés de origen indígena, renta un
ingenio de moler metal en San Pedro, por su parte Diego de Tapia obtiene, vía
donación voluntaria, minas de Pablo Hernández.
También se establecen los límites de la Alcaldía Mayor de Escanelas, en los que
al norte limita con la Alcaldía Mayor de Villa de Santiago de los Valles y Río Verde.
Al sur con el río Extórax y el cerro de la Media Luna, provincia de Xilotepec y
Huichapan, incluyendo el Cerro Gordo y minas de San Juan Tetla y Maconí. Al
oriente, con la Alcaldía Mayor de Meztitlán y las minas de Zimapán, considerando
dentro de su territorio la misión agustiniana de Xiliapan y Pacula. Por el poniente,
la Alcaldía Mayor de San Luis de la Paz, comprendiendo las minas de Xichú y el
pueblo de Tolimán (Mendoza, 2005: 25).
En 1611 reaparece Jerónimo de Aguilar, que en este año denunció una veta en el
poblado de la Hierbabuena y Aguas de Don Alonso. Para 1613, Juan Calderón de
la Vega Cabeza es Alcalde Mayor de las minas de Escanelas, real de minas que
es nombrado Alcaldía hasta el año de 1615.
Los franciscanos en el siglo XVII continuaron su avance adentrándose a la Sierra
Gorda, llegaron a Jalpan, Tancoyol y Ahuacatlán, aunque al igual que en otras
ocasiones las misiones que fundaron tuvieron que ser abandonadas a causa de
los ataques que protagonizaban los chichimecas a estos poblados de origen
español.
Desde Xichú en 1617 restablecen los religiosos la misión de San Juan Tetla del
Cerro Gordo, la cual queda como cabecera de sus visitas a Maconí. Las Ranas, el
Palmar y otras próximas al río Extórax hasta la jurisdicción de Zimapán, las cuales
21
Procese de Trabajo
corrieron con la misma suerte, ya que continuaron los ataques de estos grupos
indígenas originarios de la región (Cruz, 2003: 270).
Juan Fernández de Tovar, junto a sus cinco hermanos Pedro Hernández Tovar,
Francisco de Tovar, Alonso Hernández Tovar, Bartolomé Hernández Tovar y
Antonio Hernández Tovar a finales del siglo XVI y principios del XVII, participaron
en la guerra contra los chichimecas en la Sierra Gorda, minas de Zimapán, valle
de San Juan del Río y Provincia de Xilotepec. Seguidos por el doctor Juan de
Orozco, Oidor de la Real Audiencia de México, el General Carlos de Luna y
Arellano, el General Luis Ponce de León, el General Luis de Velasco y su caudillo
Juan Galván, el General Pedro de Quesada, el Teniente de Capitán General
Hernando de Vargas, y los Capitanes Juan Martín, Alonso de Contreras, Alonso
Pérez, Bernardino de Santoyo, Andrés López Céspedes, Pedro de Cifuentes,
Pedro García de Berber, Diego de Arce, Miguel Caldera y Bartolomé de Perales.
Para el año de 1626 Juan Fernández de Tovar y su familia ya tenían más de 16
años de mineros en esta región (Mendoza, 2005: 63).
Cruz Rangel en el texto “Chichimecas, Misioneros, Soldados y Terratenientes”
describe un documento datado en 1632, donde aparecen los nombres de los
descubridores y futuros pobladores de la villa de Cadereyta; Juan de Tovar,
Antonio Francisco, Gaspar de Ledezma, Francisco Solórzano, Alonso de Tovar el
“Mozo”, Diego de Ledezma y Gabriel de Ortiz quienes de acuerdo a dicho
documento andaban en busca de una veta que les diera fortuna (Cruz, 2005: 369).
El mismo año, Nicolás Ramírez de Medrano registró y cateó tres minas en el
descubrimiento de Nuestra Señora de la Candelaria en el Cerro Gordo en
Escanelas. Diego Ortiz de León descubrió unas minas a las cuales llamó Nuestra
Señora de la Candelaria. Una mina más, de nombre la Hierbabuena, fue
descubierta por la misma fecha y pasa a manos de Lázaro Sánchez de Espinosa
(Op. Cit.: 369). Mientras Francisco de Cárdenas, Alonso de Guzmán y Tovar dan
impulso a la minería y comienzan a poblar el real de Escanelas.
Desde finales del siglo XVI comenzaron las primeras exploraciones en la región de
lo que posteriormente sería el real de Escanelas y Maconí, de acuerdo a los
22
Procese de Trabajo
testimonios documentados por Cruz Rangel (2005). El descubridor y poblador de
los reales ya mencionados fue don Alonso de Tovar y Guzmán en 1635. Este
mismo texto también menciona que Mariano de Bárcena vio documentos que
hablaban de la fundación de Cadereyta por la familia Ledezma, la familia Tovar y
Guzmán.
La colaboración y participación en el proceso de pacificación, y fundación de
nuevos poblados en las tierras chichimecas, por parte de familias como los
Ledezma, la familia Tovar y Guzmán, tuvo el propósito de obtener algún beneficio.
En este caso y de acuerdo a los registros de archivo que recaba Jesús Mendoza
Muñoz en su texto “Cadereyta Cuatro Siglos de Gobierno, XVII, XVIII, XIX y
XX.pg.55”, el día 29 de junio de 1640 el capitán Alonso de Tovar en nombre del
Rey tomó posesión de los terrenos para construir la nueva Villa al sur del Valle del
Maya. Esta villa sería la que posteriormente llamarían “Cadereyta” en honor del
Virrey Don Lope Diez de Armendáriz, y Tovar quedó como fundador de dicha villa
(Mendoza, 2005: 55).
El Capitán Alonso de Tovar obtiene la comisión de repartir las tierras de la nueva
villa de Cadereyta, así como el oficio de
Alcalde Mayor de la misma. Algunos de
los fundadores que obtuvieron tierras de
manos de Tovar en el año de 1641
fueron: José Yañez, Juan Tovar, Doña
Ana de Espinoza y al siguiente año
1642, Diego Álvarez, Amaro Lorenzo,
Melchor Gutiérrez, María Leal, Domingo
de Olvera, entre otros (Cruz, 2003:
176).
En los primeros años esta nueva Villa
no contaba con una jurisdicción propia,
sólo con unas pocas leguas en su
contorno de asentamiento. Tovar tenía
Ilustración 4. (Mendoza, 2005: 78
23
Procese de Trabajo
la facultad de Alcalde Mayor, juez repartidor y encargado de justicia, hasta que en
el año de 1653 Cadereyta obtiene la categoría de cabecera de una Alcaldía
Mayor. Para este año Mendoza Muñoz muestra un mapa de la conformación de la
Alcaldía Mayor de la Villa de Cadereyta (Mendoza, 2005: 78).
Con todos estos nuevos poblados seguía habiendo chichimecas rebeldes que no
se adaptaban a la nueva forma de vida que planteaban los religiosos y los
colonizadores españoles. En los siguientes años se instituyó el título de protector
de los indios y para el año de 1670 Jerónimo de Labra compite por el cargo con
Lázaro Martínez Pedraza. Labra ganó el título que incluía capitán protector cabo y
caudillo de los indios chichimecas (Cruz, 2003: 137).
La pacificación, congregación, reducción y protección de los indios no continuó
sólo por caudillos, protectores, militares, etc. También los religiosos continuaron
con su labor de pacificar a los chichimecas por medio de la religión. Un primer
punto de partida de los trabajos de evangelización franciscana como se mencionó
anteriormente fue el poblado de Xichú. En 1683 continuaban los esfuerzos, y un
segundo punto de partida fueron los conventos de Tecozautla y Cadereyta, de
donde salieron a restablecer las misiones de Deconí, San Jerónimo y la Nopalera,
ésta última abarca; Mesa de León, Pathé, el Infiernillo y la Misión de Santiago del
Palmar (Cruz, 2003: 270).
Durante estos años se prolongaron los ataques de los chichimecas y las órdenes
religiosas franciscana y dominicana culpaban a los congregados de una y la otra,
como los responsables de dichos ataques. El Licenciado Francisco Saraza, quien
levantara un padrón de las misiones de San José del Llano y la Nopalera, donde
se mostró que en las misiones vivían algunas familias y en su mayoría eran
mujeres, ancianos y niños, mientras que los indios guerreros se mantenían
viviendo entre las barrancas, y seguramente eran los que llevaban a cabo los
ataques a los asentamientos novohispanos.
Continuó creciendo la cantidad de poblados y éstos en extensión dentro de la
Sierra Gorda, un ejemplo es la hacienda de San Pedro y San Pablo, propiedad del
24
Procese de Trabajo
Licenciado Diego de Vega vecino de Cadereyta. Dicha hacienda se formó al ir
absorbiendo otras propiedades en el siguiente orden:
“…en procesos de compra venta, casi todos fueron fundadores entre 1641
y 1642 de la Villa de Cadereyta por Guzmán de Tovar pero con el tiempo
venden las tierras, este es el caso de las mercedes dadas en 1689 en el
sitio de Juchitlan, junto con un sitio de ganado que adquirió de don Miguel
de Guevara Portocarrero, quien las obtuvo de Amaro Lorenzo en 1659 a
quien se le había repartido en 1642. Más otro sitio que compra a José
Yáñez quien fue fundador en 1641. Sumándole tierras adquirió de Don
Diego de Olvera entre 1685 y 1689, que a su vez compró en 1657 a Juan
de Tovar fundador de 1641. También compró en 1681 a Melchor
Gutiérrez y a María Leal, las tierras que les repartió Alonso Tovar en
1642. Así como tres caballerías compradas a Alonso de Ledezma y Tovar
fundador en 1651, y una propiedad que compró a Doña Ana de Espinosa
dada por Tovar en 1641. De esta forma crecieron las haciendas
monopolizando grandes extensiones de tierras” (Cruz, 2003: 176).
Los movimientos de tierras continuaron por varios años y para 1690, se constituye
un pueblo más que es llamado San Gaspar de los Reyes, separándose de
Xilotepec este mismo año. Por otra parte, los trabajos de pacificación comienzan a
tener frutos y en el siglo XVII se reporta como exitosa la campaña de pacificación
del capitán Francisco de Cárdenas desde la misión de San José del Llano.
Mientras los ataques de los chichimecas en territorios de Cadereyta en 1701
provocan que Fernando de Silva Suárez y San Martín se preparen para entrar en
la Sierra Gorda en busca de los infractores.
En el siglo XVIII la minería retoma nuevos bríos y en 1701 Domingo de Olvera
registra una mina de plata y azogue en Cadereyta. Para completar su trabajo
minero, solicita tierras con el fin de agregarlas a una hacienda de beneficio en el
puerto de Maconí para el pastoreo de ganado y obtención de materia prima para el
beneficio de estos metales. También reclama el lugar que llaman Las Ranas así
como el territorio del poblado denominado El Doctor (Cruz, 2003: 172, 371).
25
Procese de Trabajo
Años después en 1710, Jerónimo de Labra registró una mina a la que llamó la
Quebradilla, trabajada en 1756 por Salvador José Cruz y denunció otra mina en el
cerro de San Nicolás junto a una hacienda de beneficio en Maconí. También en
1710, se recuerda que el Virrey Luis de Velasco había mercedado desde 1560
tierras en Alfayuca, en el valle de Chichimequillas y en el valle de Vaxi. Mercedes
que en 1631 pasaron a manos de Gregorio de Arbisu y en 1711 por orden del
virrey se le asignaron las tierras de la misión de San José a don Lorenzo Antonio
Ramos Izquierdo (Op. Cit.: 172, 174,175).
Las acciones de los colonizadores y las órdenes religiosas siguieron en disputa y
piden su oportunidad para entrar en acción en la tarea de evangelizar a estos
grupos chichimecas rebeldes. Es el caso de los predicadores de la Provincia de
México, debido al fracaso de los franciscanos en 1683, restablecen algunas
misiones, una de ellas la Nopalera ahora con la advocación de Nuestra Señora del
Rosario. Dicha orden religiosa tampoco corre con mucha suerte pues su estancia
en esta misión termina en 1713, al ser destruida por los milicianos de la región
(Op. Cit.: 270).
En tanto que la destrucción de la misión La Nopalera fue parte de la campaña
militar a cargo del contador Ardila, con el fin de pacificar a los chichimecas del
Cerro Gordo, esto ocurrió en el transcurso de 1713. Pocos años después en 1715,
el contador Gabriel Guerrero de Ardila logra la paz con los chichimecas del paraje
de Maconí, apoyado por el capitán Jerónimo de Labra - hijo - y el religioso
franciscano fray Pedro de la Fuente (Mendoza, 2005: 94-95).
Después de la pacificación que Ardila logra en 1715, viene un reclamo de los
participantes en este proceso y reclaman para Ardila tierras en recompensa por su
labor en la guerra contra los chichimecas. Bartolomé y Jerónimo de Labra piden se
les otorguen tierras en el Cerro Prieto, Cerro de San Nicolás, Maconí, los Ríos
Extoraz y del Desagüe y la ciudad antigua de Las Ranas.
Lorenzo Labra denuncia tierras en la Sierra de Xiliapan, Pacula, Cerro de Ocotitlán
y Río del Desagüe. Los soldados que participaron en dicha guerra también
acudieron ante el Virrey de Cadereyta para solicitar merced de tierras, a estos
26
Procese de Trabajo
reclamos se unieron los hacendados que buscaban la forma de ampliar sus
tierras. Todas estas peticiones ya unificadas en una sola estancia se dividió en
quince sitios de los cuales se tomó posesión en 1724 la estancia comprendía los
parajes: La Laja, El Pinal, Tiembla la Tierra, El Doctor, Revuelve Gallinas, El Agua
Fría, Las Ranas, San Juan Tetla, Las Adjuntas de los ríos Extoraz y del Desagüe
de México, San Cristóbal, San Onofre, la barranca de Culebras, La Desgracia, Los
Magueyes Prietos, y el sitio de la Yerbabuena. Con las tierras otorgadas por el
Virrey los nuevos pobladores continuaron con sus actividades relacionadas con los
trabajos de campo, o cualquiera que fuera el interés de estos nuevos colonos (Op.
Cit.: 102).
Con el crecimiento de población civil también fue creciendo la cantidad de
Presidios de protección y en 1734 se crearon los de San José Vizarrón, Peña
Miller y Arroyo Seco. Para garantizar la seguridad de los poblados y sus
habitantes, de esta forma se buscaba que los poblados y misiones perduraran y
no fueran efímeras como ocurrió en años anteriores. Hubo quienes con el
propósito de evitar que siguieran llegando buscadores de metales y tierras de
cultivo o pastoreo, corrieran el rumor de que la Sierra Gorda estaba asediada por
indios Chichimecas, lo cual desmintió José de Escandón en 1748 diciendo que
sólo era un invento para ahuyentar a los buscadores.
A pesar de los intentos por terminar los nuevos descubrimientos de minas en 1767
Diego de Lizarde hace un nuevo registro al cual llama Nuestra Señora de los
Dolores y San Silvestre, detrás de los nuevos poblados llegaban los religiosos y en
1770 se estableció la primer misión de los franciscanos del colegio de San
Fernando. El lugar se identifica como San José de la Sierra, donde previamente se
habían establecido los religiosos dominicos y a la cual cambiaron los franciscanos
el nombre por San José de Vizarrón (Cruz, 2003: 140).
La Diputación de Minería de Cadereyta se estableció el año de 1770, y en éste
momento comprendía los minerales de El Doctor, San Pedro Escanelas, Amoles,
Río Blanco y Majada Grande. Para este año la principal mina del mineral de El
Doctor era la de San Juan Nepomuceno, misma que fue cerrada en 1811 y
27
Procese de Trabajo
aunque hubo intentos por reabrirla nunca fue posible volver a trabajar en ésta (Op.
Cit.: 379).
En un principio era muy atractivo y parecía muy redituable el trabajar las minas,
pero con el paso del tiempo los primeros propietarios de tales empresas se
enfrentaron a diversos problemas por lo cual algunos se vieron en la necesidad de
vender sus propiedades. Acción que propició la oportunidad de otros para
acumular grandes extensiones de tierras, tal fue el caso de Francisco Barberos
quien por medio de su representante Juan Covarrubias en 1778, adquiere la
hacienda de la Nopalera y sus anexas Mesa de Espíndola, Loberas y Maconí. En
1780 Barberos adquiere los bienes de Francisco de Olvera y Ana de Olvera, lo
que provocó los grandes monopolios de tierras de trabajo (Cruz, 2003: 179).
Los problemas de algunos otros pobladores no fueron motivos para que decayera
el ánimo en algunos como Pedro de Echave y José de Salazar, quienes en 1783
registraron en la alcaldía mayor de Cadereyta una veta llamada Nuestra Señora
de Aránzazu en la Jurisdicción del Doctor. Un caso más fue el de Miguel Antonio
Yusti quien en 1785 hizo un reconocimiento de una mina de azogue en el Cerro de
San Onofre, y al que llama Nuestra Señora de Guadalupe (Op. Cit.: 372-73).
La concentración de las tierras en pocas manos provoca que para el año de 1794
en la Jurisdicción de Cadereyta existieran sólo 15 haciendas, 21 pueblos y una
sola misión, la de Bucareli. Lo que hace pensar que las demás fueron destruidas,
repartidas sus tierras o vendidas y pasaron a formar parte de haciendas. Otra
posibilidad es que las hayan convertido en pueblos, en esta zona también se
registran 20 ranchos de los 37 existentes y 4 minas de 27, que conformaban toda
la Alcaldía mayor y algunas tierras habitadas por indios. En 1840 quedan sólo 11
haciendas y aumentan los ranchos a 64 (Op. Cit.: 182-184).
Al ser pocas propiedades, es lógico pensar que éstas fueron de grandes
extensiones de tierra y en posesión de pocas personas por lo que en el año de
1850, las haciendas de Mesa de León, Loberas y La Nopalera que pertenecían a
Amaro Gómez de Terán, bisnieto del Capitán Barbero, fueron enajenadas a favor
de José María Trejo. Esto a causa de la promulgación de la Ley Lerdo en 1858
28
Procese de Trabajo
(Op. Cit.: 184) con ello empieza la desintegración de las haciendas de su
propiedad, iniciando con La Nopalera que es intercambiada por una casa en San
Juan del Río a Fernando Basurto. Las haciendas de Mesa de León y Loberas se
remataron en el año de 1874. A causa de esta misma ley se continuó con la
separación de las grandes propiedades, para 1861 Don Ramón Zires ya había
desvinculado una capellanía, y en 1865 hace lo mismo con otra propiedad a
nombre de su hijo Miguel Zires Barbero.
Ya para 1879 en Cadereyta se cuentan 93 fincas entre ranchos y haciendas y sólo
diecinueve variantes de apellidos de fundadores. En el ámbito nacional
comenzaba un periodo de paz establecido por don Porfirio Díaz y durante éste, en
la congregación de San Joaquín Ranas se establece una Comisaría, bajo la
jurisdicción de la Sub-prefectura del Doctor. Después a la de Vizarrón y en 1909
(Mendoza, 2005: 155) se nombró Comisaría Municipal dependiente directamente
de Cadereyta.
Durante el siglo XIX como es bien sabido México pasó por una larga guerra de
independencia lo que trajo consigo desorganización en aspectos sociales,
políticos, económicos y territoriales en toda la nación mexicana. En el caso de
Cadereyta, una de las regiones que forman parte de este trabajo, la riqueza y la
estabilidad que había logrado durante el siglo anterior se perdió, en las grandes
haciendas y minas la actividad productiva se encontraba suspendida y los pueblos
abandonados. Para el 27 de septiembre de 1821 se consumó la Independencia
Nacional y Cadereyta logró conservar el mismo territorio, y fue hasta el siguiente
año con el gobierno de Iturbide que comenzó a desintegrarse (Mendoza, 2005:
146).
Vale la pena continuar con la descripción de algunos acontecimientos o
movimientos sociales que atañen a la conformación del actual estado de
Querétaro y algunos de sus municipios, como es el caso de Cadereyta. Siguiendo
con esta cronología de hechos sociales, en febrero de 1824 fue elaborada la
primer Constitución Federal, en la que se publica un Acta Constitutiva de la
29
Procese de Trabajo
Federación Mexicana, en la cual se creó el nuevo estado de Querétaro, aunque
éste ya era parte de la Federación Mexicana en la primer Constitución.
Un año anterior a la primera Constitución, en 1823 el Soberano Congreso
Constituyente hacía referencia al tema que afectaba la configuración territorial y
política de la Villa de Cadereyta quedando sujeta al estado Querétaro (Op. Cit.:
146-147). Posteriormente el 4 de octubre de 1824 el Congreso general
Constituyente promulgó la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos,
que duró vigente hasta 1835. El estado de Querétaro siguió estos pasos y eligió su
Congreso Constituyente local elaborando la primer Constitución de Gobierno en
1825.
En esta constitución de 1825, el territorio jurisdiccional del estado de Querétaro lo
componían fundamentalmente los territorios de San Juan del Río y Cadereyta.
Pero en realidad comprendía las tierras que durante el virreinato pertenecían al
Corregimiento de Querétaro y al Partido de Intendencia de la villa de Cadereyta y
para ese entonces se dividió en seis Distritos: Amealco, Cadereyta, San Juan del
Río, San Pedro Tolimán, Querétaro y Jalpan (Op. Cit.: 148-149).
Los cambios continuaron en el estado de Querétaro y en 1833, se publicaron
reformas y adiciones hechas a la Constitución Política de Querétaro. En 1837 una
de las reformas que se llevó a cabo en el Estado fue cambiar la denominación de
Estado por Departamento, por lo tanto sólo en la Capital y en San Juan del Río
habría ayuntamiento. De tal forma que el Departamento de Querétaro se dividió en
tres únicos distritos: Querétaro, San Juan del Río y Cadereyta. Este último distrito
quedó formado por los partidos de Jalpan, Landa y Ahuacatlán (Op. Cit.: 151).
En el año de 1855, Querétaro emite un estatuto provisional para el régimen y
gobierno interior del Estado, manteniendo la división en seis distritos. En este
estatuto los distritos retomaban su papel como cabeceras, de forma que
Cadereyta perdió la jurisdicción de Jalpan y todos los pueblos de la Sierra Gorda.
Los acontecimientos políticos se extendieron, y en 1869 se elaboró una nueva
carta magna y se publicó el 18 de enero del mismo año. El estado, en el aspecto
territorial continuó con la división de seis distritos. Se ratificaron los distritos de
30
Procese de Trabajo
Tolimán, Querétaro, Amealco, San Juan del Río, Jalpan y Cadereyta, pero éste
último en la nueva Constitución se dividía en cuatro Municipalidades, entre ellas se
cuenta como cabecera a Cadereyta, y las municipalidades de Bernal, El Doctor y
Vizarrón (Op. Cit.: 153).
A la Constitución de Querétaro de 1869 le siguió la de 1879 y coincidió con el
periodo que a nivel nacional se conoce como el “Porfiriato”, durante este periodo
se estableció una Comisaría en la congregación de San Joaquín Ranas en 1880,
bajo la jurisdicción de la Sub-prefectura de El Doctor, y posteriormente se adjudicó
a Vizarrón (Op. Cit.: 154).
Con el final de la Revolución Mexicana en 1915, se decretó la implementación del
Municipio Libre en todo el País. En 1916 Querétaro fue nombrado capital
provisional del País y el 14 de febrero de 1917 se decretó la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos. Constitución que surgió de la ideología que
perseguía la revolución del país. La cual se creó con el firme propósito de resolver
las problemáticas de injusticias y abusos provocados por la clase burguesa que
mantenía el control político, social, y económico de la Nación (Op. Cit.: 157).
Querétaro ya como estado siguió el ejemplo puesto por el gobierno federal, en ese
mismo año elaboró una nueva Constitución local sustituyendo a la anterior de
1879. La nueva Constitución se decretó en 1919, con respecto a la congregación
de San Joaquín Ranas en el Municipio de Cadereyta, menciona que en adelante el
nombre de dicha congregación sería Sub-delegación del mineral de San Joaquín,
y posteriormente sería elevado a la categoría de Delegación Municipal. También la
denominación de distritos se cambió por la denotación de Municipios (Op. Cit.:
160).
Años después se dio una nueva división territorial en Querétaro, por lo que el
Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Querétaro publica en 1941 la ley que
dividió la región en dieciocho Municipios, separando a Ezequiel Montes y San
Joaquín de Cadereyta, ésta fue la última modificación que sufrió el Estado en el
siglo XX.
31
Procese de Trabajo
1.2 Fundación de San Joaquín
El actual municipio de San Joaquín, inmerso en la Sierra Gorda Queretana forma
parte esencial del auge minero más importante en el Estado. Tiene sus
antecedentes en una misión establecida por parte de los franciscanos de la
Provincia del Santo Evangelio de México, representados por el padre fray Nicolás
de Ochoa y apoyados por el Capitán Gerónimo de Labra Izaguirre. Éste en
compañía de cuadrillas de chichimecas-jonaces estableció la Comunidad de Ojo
de Agua Ranas en 1682 (Vega, 27: 1997).
También es la fecha que se maneja como la fundación de la comunidad de San
Nicolás Tolentino y actualmente a esta población se le conoce como San Joaquín
y cabecera del municipio del mismo nombre.
Juan Bautista Molinedo, fundador y organizador de la custodia de Río Verde en
1617 fundó la misión de San Juan Tetla del Cerro Gordo, donde dejó por ministro
a fray Felipe de San Antonio, con la encomienda de visitar las comunidades de
San Buenaventura, Maconí, El Palmar, Santa María Deconí. Las Ranas, fue el
primer nombre con que conocieron los religiosos a este poblado, esto demuestra
que años atrás ya se tenía conocimiento de esta comunidad de origen
precolombino, en la cual se establecieron los religiosos con el propósito de
evangelizar a los pobladores (Cruz, 2003: 140).
Para el año de 1632 seguía vigente el territorio conocido como Las Ranas, por
estas fechas el arzobispo de México, Don Francisco Manso de Zúñiga visitó el
convento de San Mateo Huichapan, a donde un grupo de chichimecas jonaces
procedentes del paraje de Las Ranas y Deconí en el centro del Cerro Gordo,
bajaron hasta ese convento a recibir el bautismo (Mendoza, 2005: 30). Estas
acciones son pequeñas muestras de cómo fueron dando frutos los esfuerzos de
los religiosos en el proceso de evangelizar y algunos grupos comenzaron a
asimilar los cambios traídos y predicados por los religiosos hispanos, y por
convicción propia aceptaban más elementos de ésta, para ellos, “nueva cultura”.
32
Procese de Trabajo
Debido a otros grupos chichimecas que no se adherían con la misma facilidad a la
religión católica predicada por los franciscanos, se ejercieron acciones de despojo
que tenían la finalidad de formar tierras de cultivo o trabajo de minería y cobrar los
impuestos correspondientes en beneficio de la corona española. Dichas acciones
ejercidas por los civiles, militares de origen español y otros de origen indígena
convertidos a la cultura hispana.
Esta lucha por las tierras entre grupos indígenas y españoles frenaba el avance de
la colonización, motivo por el cual hasta 1650 el padre fray Blas González, guardia
del convento de Tecozautla, en compañía de un testigo y José Resendiz, Nicolás
de Tolentino y Baltasar, fue con ornamentos para decir misa en los parajes de
Maconí, Las Ranas y las Aguas de Don Alonso (Cruz, 2003: 306, 307).
Los esfuerzos por cambiar las costumbres culturales de los grupos prehispánicos
continuaron y es en 1681 cuando Don Jerónimo de Labra padre, reiteró una
solicitud que venía haciendo desde 1673 a los Virreyes de España. Esta solicitud
que consistía en que se enviaran misioneros que adoctrinaran los casi mil indios
que eran el resultado de treinta y siete años de trabajo a favor de la pacificación
de la Sierra Gorda. Petición que fue atendida hasta 1683 año en que ya se
contaba con mayor presencia y dominio hispano en dicha región chichimeca
(Cruz, 2003: 139, 270).
Las ocupaciones y fundaciones de nuevos puestos o poblados dominados por el
grupo conquistador de estas tierras fueron creciendo. El 4 de noviembre de 1682,
el capitán protector de los indios de la Sierra Gorda, Jerónimo de Labra, dio
posesión a franciscanos de la provincia del Santo Evangelio, fray Francisco de
Aguirre y fray Nicolás de Ochoa, de un templo de piedra y techo de paja. El cual
se encontraba dentro de los territorios de la misión del real de San Buenaventura
Maconí.
El apoyo por parte de los militares a los religiosos continuó y el 13 de noviembre
1682 se dio posesión a los franciscanos del puesto de Las Ranas. Lugar donde ya
moraban las cuadrillas de chichimecas dirigidas por Baltasar El Monarca y Diego
de Ledesma. Al parecer es en este lugar donde el Capitán Jerónimo de Labra
33
Procese de Trabajo
mandó construir una iglesia con la advocación de San Nicolás de Tolentino
actualmente San Joaquín. En la cual el padre fray Nicolás de Ochoa predicó en
otomí y al siguiente día el 14 de noviembre de 1682, predicó en el puesto de
Deconí donde estaba establecida la cuadrilla capitaneada por Antonio Pizaña y
Nicolás Marín (Cruz, 2003: 273).
Las misiones mencionadas anteriormente son sólo una parte de las fundaciones
que fueron hechas por el Capitán Jerónimo de Labra pues para 1683 se habían
establecido a instancias de Labra los asentamientos de San Buenaventura
Maconí, San Nicolás Tolentino de Ranas, Nuestra señora de Guadalupe Deconí,
San Juan Bautista de Tetla, San Francisco Tolimán, La Nopalera, El Palmar y San
José Vizarrón. Decayeron poco después de su muerte en 1685, por no contar con
la protección del Capitán Labra.
A estos acontecimientos le precedió un corto periodo de poca presencia por parte
de los religiosos y durante este tiempo algunas de las misiones, iglesias y
asentamientos de carácter religioso permanecieron en abandono. Las incursiones
por parte de militares y civiles continuó, pues de acuerdo con Jesús Mendoza
Muñoz entre los años de 1720 y 1722 soldados que participaron en la pacificación
de los indios chichimecas de la Sierra Gorda, pidieron que se les premiara con
mercedes de tierra en la jurisdicción de Cadereyta.
El Virrey Marqués de Valero benefició otorgando tierras al Capitán Jerónimo de
Labra, en una de las misiones de los agustinos de Pacula lo que provocó el
desalojo de los indios dueños de esos terrenos. A la solicitud de tierras se unieron
en abril de 1722 todos los soldados de la villa de Cadereyta, también solicitando
su recompensa por los servicios prestados al Contador Gabriel Guerrero de Ardila,
en este caso pidieron los sitios que se encuentran en el Cerro Gordo; La Laja, El
Pinal, Tiembla la Tierra, El Doctor, Revuelve Gallinas, El Agua Fría, Las Cabras,
Las Ranas, Toluquilla, y Los Aguacates. A esta repartición se agregan los sitios
de, Río del Desagüe, San Juan Tetla, San Cristóbal, La Desgracia, La Barranca de
Culebras, San Onofre, Los Magueyes Prietos, y La Yerbabuena (Mendoza, 2003:
101).
34
Procese de Trabajo
Los argumentos para sostener la petición de tierras por parte del contador Ardila
fueron el poblar por completo las tierras de la Sierra Gorda. Con esto hacer un
lugar más seguro para los pobladores al someter a la mayor cantidad posible de
indios, tener pueblos que tributen a la corona española y de igual forma tener un
corredor comercial. Al parecer estos fueron excelentes argumentos pues en
octubre de 1723, se otorgaron a todos los solicitantes los documentos que los
acreditaban como poseedores de las mercedes solicitadas, lo que da un total de
quince sitios de estancia, pero la posesión de los sitos se dio hasta agosto de
1724. En esta fecha es cuando se tuvo carta abierta para establecer ranchos de
cultivo, de crianza de ganado o incursionar en la minería.
Fausto Vega coincide con Mendoza en la fecha del 7 de agosto de 1724 año en el
que Vega plantea una segunda fundación de San Joaquín, en la cual el Virrey Don
Juan de Acuña, Marqués de Casafuerte repartió tierras a una cuadrilla de
milicianos que participaron en la pacificación de las tierras chichimecas. Dicho
reparto se llevó a cabo en el lugar conocido como Las Ranas.
Unos años después en 1792 la guerra en la Sierra Gorda era cosa del pasado y
para ese momento San Joaquín ya estaba dentro de los principales centros
mineros y también entra en esta categoría El Doctor, Las Aguas, Ajuchitlán,
Maconí y Escanelas.
En 1806 el auge de la minería provocó que San Joaquín fuera el blanco de nuevas
incursiones y asentamientos, pero ya no por familias o grupos españoles, ahora le
tocó probar fortuna a familias mestizas provenientes de otras partes del territorio
mexicano. Los apellidos Martínez y Ledesma que provienen de Valladolid hoy
Mérida, de Alaquines San Luis Potosí llegaron los Torres Acosta; Jiménez del
estado de Guanajuato, el apellido Vizuett proviene del nuevo Santander hoy
Tamaulipas, Camacho de Tecozautla, los Becerril de Naucalpan Estado de
México. También llamó la atención a los pobladores de regiones cercanas como
los Herrera de Vizarrón de Montes; los Trejo de Santiago del Palmar y los Flores
de Octopan Hidalgo (Vega, 28: 1997).
35
Procese de Trabajo
Por la importancia y características recobradas por la comunidad de San Joaquín
éste aparece en un mapa de 1897 donde se le da la categoría de congregación.
Pero es hasta el año de 1941 cuando el nombre de San Joaquín se encuentra
entre la lista de municipios, publicada por la revista “La Sombra de Arteaga”,
donde se nombran los actuales 18 municipios del Estado de Querétaro, situación
geográfica que no ha cambiado hasta nuestros días.
Foto 3. Fotografía de San Joaquín tomada aproximadamente a finales en los últimos años de 1950. Proporcionada
por Sr. Bulmaro. 2002
El interés primordial por dominar estas tierras de la Sierra Gorda fue para tener el
control de estos yacimientos de plata en los primeros siglos de la conquista XVI y
XVIII. Aunque también se tenía conocimiento del cinabrio, el cual en este periodo
no fue explotado en grandes cantidades.
Toda esta región de la Sierra Gorda es muy rica en minerales, lo sabían los
grupos prehispánicos, lo supieron los grupos coloniales, aunque el sentido de
valor para estos minerales o “materiales” no era el mismo. Los grupos indígenas
utilizaban esos materiales para fabricar herramientas o elaborar objetos de atavió
36
Procese de Trabajo
u ornato. Pero los conquistadores sobrepusieron su interés, el cual fue de valor
monetario como lo conocemos en la actualidad.
Aunque no fuera un valor directamente de moneda como fue el caso del oro y
plata, el cinabrio o mercurio líquido, tenía gran valor pues eran necesarios para
beneficiar los dos anteriores, por lo tanto para obtener el mercurio había que pagar
por él, y con él realizar el proceso de beneficio de la plata y obtenerla en estado
puro.
37
Procese de Trabajo
Foto 4. Vasija colección San Joaquín
CAPITULO II
38
Procese de Trabajo
2.1 Los usos del mercurio en época Prehispánica en México
En este punto es pertinente dar un panorama de cómo el desarrollo de la
humanidad desde sus inicios, comenzó a valerse de los materiales que le
proporcionaba la naturaleza. Los grupos llamados cazadores-recolectores,
empezaron utilizando lo que tenían al alcance de la mano, con el paso del tiempo
fueron adquiriendo experiencias, y conocimientos acumulados sobre el mejor
aprovechamiento de los recursos disponibles en el medio en que se desarrollaban.
Domesticaron animales, plantas, se aprovechaban las piedras que les generaban
interés ya sea para fabricar herramientas, atavío personal y/o de ornato.
En esta parte es donde entra el interés por el cinabrio de un seductor color rojo
“Ciertas combinaciones de cualidades en los minerales y en las rocas ejercieron y
aún ejercen algún grado de fascinación que los humanos compartimos”
(Langenscheidt, 1988: 26). Seducción que se presenta en culturas antiguas de
todo el mundo, en Mesoamérica época prehispánica no podía ser la excepción
pues los primeros habitantes de esta región compartían la misma fascinación por
este mineral.
En Mesoamérica, el sentido primordial en cuanto al uso de este mineral al igual
que en muchas otras culturas de todo el mundo, fue con valor de atavío; “Se le
usó para ofrendas funerarias en enterramientos primarios, para embadurnar
huesos en enterramientos secundarios y para decoración corporal, de cerámica y
aún de obras arquitectónicas”. También el azogue o mercurio nativo pudo haberse
utilizado como espejo, pues su superficie en calma tiene características de tal
(Langenscheidt, 1986: 24).
Desde época prehispánica los habitantes del actual territorio de México, tenían
conocimiento de los yacimientos de mercurio, los cuales se encuentran entre otros
lugares en la Sierra Gorda de Querétaro. Eso no significa que sea la única región
dentro del país en donde se puede encontrar el cinabrio o azogue nativo, también
están los yacimientos que se encuentran en toda la Sierra Madre Occidental, el
Eje Neo volcánico de la Sierra Madre del Sur.
39
Procese de Trabajo
El ingeniero Adolphus Langenscheidt en su artículo de “El Cinabrio y el Azogue en
el México Antiguo”, menciona que los yacimientos de mercurio más destacados
por su gran importancia o por su extendida explotación hasta tiempos muy
recientes se encuentran en Huahuaxtla, Huitzuco, Chiautla, Taxco y Chilapa en el
estado de Guerrero, en Zacatecas Sain Alto, Guadalcázar, y Durazno en San Luis
Potosí, Tamascaltepec en México, en Morelos Tepeyopulco y en muchos otros
estados como; Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nuevo León, Tamaulipas,
Nayarit, Jalisco, Aguascalientes, Michoacán, Hidalgo, Oaxaca, Tabasco y
Chiapas. La mayor cantidad de yacimientos encontrados en la Sierra Gorda,
demuestra que esta región fue más productiva que las demás regiones antes
mencionadas (Langenscheidt, 1986: 25).
Algunos de estos depósitos naturales de mercurio mencionados en el párrafo
anterior, tienen su origen de explotación desde época prehispánica. Muchos más
se fueron descubriendo con el paso del tiempo pues el uso del cinabrio según
Langenscheidt, en Mesoamérica va desde los años de 1250 a 400 años a. C. Bajo
una influencia cultural Olmeca (Langenscheidt, 1988: 43). El mismo ingeniero
propone que hay vestigios de que se producía mercurio en tiempos prehispánicos.
Sin embargo, las interpretaciones del ingeniero no han podido confirmarse ya que
los fechamientos de C14 (15 d. C.) no coinciden con la ocupación Olmeca (2000 a
900 aC) y los materiales excavados por contextos arqueológicos no corroboran las
interpretaciones del ingeniero al ser cerámica similar a la de filiación de Panuco y
no de la zona Olmeca (Mejía, 2010: 285-287).
Lo que provocaba el interés en los distintos materiales fueron las características
propias de cada material, su dureza, color, textura, maleabilidad, etc. En este
sentido también se le concedían virtudes y valores especiales e importantes. Por
consecuencia el cinabrio se incorpora en rituales funerarios, en donde a mayor
cantidad de este polvo o piedras rojas, es más alto el estatus social del difunto,
según Langenscheidt (1989: 290).
Ya incorporado este material a la vida ritual de estas culturas, para embadurnar
con este polvo los huesos de algún muerto, posiblemente tratando de simular la
40
Procese de Trabajo
sangre, pues el cinabrio puro es de un intenso color rojo, muy semejante a este
liquido vital que en nuestro cuerpo es indispensable. El cinabrio, era un producto
muy preciado de valor similar al de la misma sangre, “el jugo de la vida”.
2.2 Proceso de Explotación en Época Prehispánica
Adolphus Langenscheidt, dice que antes de poder hacer una ofrenda de cinabrio,
hay que conseguirlo y para dicha obtención plantea tres etapas que describe de la
siguiente manera:
“…la primera fue la recolección de material desprendido de su formación
de manera natural, la segunda la constituyeron las operaciones de tumbe a
cielo abierto, y la tercera las operaciones subterráneas de tumbe”
(Langenscheidt, 1989: 41).
En la primera etapa se refiere a las piedras de cinabrio que se encontraban en
la superficie y al agotarse éstas, se pasaba a la segunda etapa, que consistía
en excavaciones al aire libre, y en la tercera las operaciones eran
subterráneas.
Como ya se mencionó anteriormente en época prehispánica el valor asignado a
distintos materiales era de acuerdo a características propias de cada material.
Posteriormente se le dotaba de propiedades místicas o mágicas y en este sentido
se le atribuían virtudes y valores, y quienes lograban obtener algo de este material
para ofrendarlo eran recompensados espiritualmente, nada tenía que ver con el
valor monetario.
Aquí es donde empiezan los procesos de aprovisionamiento de este material tan
preciado, y relacionado de forma directa con las actividades de subsistencia. A
esta práctica se le nombra “recolección” puede considerarse que éste es el primer
paso de la minería, aunque en esta etapa no es posible encontrar grandes restos
arqueológicos, ya que se realizaba en la superficie del terreno (Herrera Muñoz,
1994: 347).
Es posible que el siguiente paso se haya desarrollado dentro del área en donde ya
se practicaba la recolección, al ya tener identificado el lugar en donde se pueden
41
Procese de Trabajo
encontrar fragmentos de algún material de interés, en este caso el cinabrio.
Herrera Muñoz en su tesis Minería de cinabrio en la región de El Doctor,
Querétaro en su apartado Obras a Cielo Abierto, describe este proceso como
“rebajes y trabajos abiertos” y para realizarlos Langenscheidt menciona que, al
agotarse el material que se encontraba en la superficie, el siguiente paso era
buscarlo bajo la tierra o desprenderlo de las paredes rocosas en donde se
encontraba en estado natural (Langenscheidt, 1989: 41, Herrera Muñoz, 1994:
347).
Foto 5. Bocamina prehispánica (chocolon), 2002.
Foto Ezequiel Trejo.
La tercer etapa de este trabajo consiste en obras o procesos subterráneos,
realizadas en oquedades en las cuales penetraron los mineros y explotaron los
puntos donde afloraba la roca o el mineral, debido a esto el trabajo fue dirigido por
la veta y sus ramales o depósitos, en estos trabajos al seguir la veta no se
intervino en la estructura natural geológica de esta manera se conservó la
estabilidad de los túneles y galerías.
Para este siguiente paso se requirió de un mayor esfuerzo y tecnificación, hay que
tener en cuenta que la tecnología de época prehispánica se basaba en
instrumentos hechos de madera, astas, huesos y otras rocas que servían para
golpear el mineral y desprenderlo. En algunos casos también se utilizó el fuego
como un agente para fracturar ayudado por cuñas de madera dura, instrumentos
42
Procese de Trabajo
que funcionaron como palancas
para lograr un desprendimiento
más grande y obtener una mayor
cantidad de producto útil con un
mínimo de esfuerzo. A estas
evidencias
de
Langenscheidt
las
trabajos
llama
“de
sajones, de tajos y pozos a cielo
abierto además del método de
cantera” (Langenscheidt,
1989:
41). Ya desprendido el mineral el
Foto 6. Maqueta del Museo Regional. Foto Elizabeth M
siguiente paso es la selección y separación del cinabrio de los demás materiales
desprendidos. No menos importante fue el traslado realizado a cuestas con la
ayuda de recipientes (Langenscheidt, 1989: 42; Herrera Muñoz, 1994: 350, 351).
Este proceso subterráneo es la prueba de las obras técnicamente más complejas,
de las cuales según Langenscheidt; en “el siglo X a C, fue cuando se empezaron a
hacer minas subterráneas formales mediante la técnica de percusión para explotar
los yacimientos mercuriferos” (Langenscheidt, 1989: 290). De acuerdo con Herrera
Muñoz (1994, 348, 349) los trabajos subterráneos se complementaban con
túneles, tiros y galerías, estas son obras que se interconectaban por medio de los
túneles y que conducían a diversos frentes de excavaciones, abarcando distintos
niveles, diferentes ramales de la veta. Al ser una técnica tan compleja existía la
presencia de especialistas e instancias de control. Centrales que controlaban este
recurso tan escaso, de difícil obtención y por lo tanto asignado socialmente como
un marcador de clase social y uso de fuertes vínculos religiosos.
Todo el trabajo minero fue especializándose, el hombre de la recolección sobre la
superficie de la tierra pasó a penetrarla, buscando en el subsuelo mejor
rendimiento de su trabajo por lo tanto sus herramientas también se especializaron
para optimizar su esfuerzo. Para lograr tal objetivo Adolphus Langenscheidt
menciona que al principio los percutores fueron simples guijarros, después se
formaron mediante lascado, y en algunos casos hasta pulido. Percutores en forma
43
Procese de Trabajo
de disco, de forma cilíndrico o de prismas de sección ovalada con un extremo un
tanto agudo. Otros percutores con cintura donde se amarraba un mango de
madera (Langenscheidt, 1989: 42, 44).
Los percutores y palancas no fueron los únicos vestigios que se han encontrado
dentro de las minas para realizar este trabajo. También se encontraron cuñas de
piedra o de madera, puntas de astas de venado, fragmentos de huesos largos,
cucharas (a veces de cráneo humano), y escobetas para reunir el mineral
deshecho por los golpes. No podían faltar los recipientes para acumular y
transportar el mineral.
Esta práctica continuó su evolución y en las minas con una profundidad
considerable se encuentra el uso de escaleras de muesca. También se valía de
trancas y travesaños o llaves, de plataformas hechas de troncos, y ramas de árbol
que les servían para desplazarse en los pozos y galerías muy inclinadas. Otra
forma para desplazarse dentro de los tiros de la mina era por medio de oquedades
hechas en las paredes donde se apoyaban manos y pies la espalda la recargaban
en la pared contraria de esta forma se subía o bajaba (Op. Cit.: 41, 42, 44).
Una característica más de esta actividad minera proporcionada por Langenscheidt,
es la evidencia de ventilación y desagüe hechas únicamente para este propósito,
pasadizos o “chorreaderos” para sacar por gravedad mineral o rezaga. En
ocasiones el trabajo de preselección o de limpieza se realizaba dentro de la mina y
las rezagas se acumulaban dentro para posteriormente utilizarlas como relleno.
Tal vez la preferencia a estos metales haya sido porque era más fácil su
extracción, y sobre todo que no requerían de un proceso muy elaborado de
beneficio, como los óxidos, los carbonatos, los sulfuros y sulfatos en estado
natural. Es fácil de identificar lo que ocasiona que el trabajo minero siga el rumbo
de la veta a lo cual se puede agregar:
“Suele haber una gran coincidencia entre el desarrollo y la forma
natural del yacimiento; es decir, que el minero preferentemente siguió
con sus galerías los ramaleos y formas de veta o yacimiento, con lo
cual, en muchos casos tuvo la ventaja de no interferir gravemente con
44
Procese de Trabajo
la estructura natural geológica y, por tanto, tener muchas veces
galerías estables aunque desde luego muy tortuosas” (Langenscheidt,
1989: 42).
Una vez obtenido el material ya seleccionado y concentrado el de mejor calidad,
se acarreaba fuera de la mina en donde continuaba el proceso en el área
denominada “patio de mina”. En esta etapa las piedras se ponían al sol para
secarlas, después pulverizarlas y así obtener el preciado polvo rojo. Estas
actividades sólo son la acumulación de experiencias que permitieron llegar al
método de metalurgia.
Dichas experiencias tienen origen en el sentido místico y valor agregado que se le
asignaba al cinabrio, anteriormente se mencionó que a este material se le
relacionaba con la sangre como lo expone Langenscheidt en la siguiente cita.
“El azogue era un sudor o exudación que salía de aquellas piedras
rojas que eran como sangre seca. Para lograr la exudación
calentaban las piedras rojas; lo hacían colocándolas en comales, en
cazuelas o en ollas para no perder el material en las cenizas de la
hoguera, para capturar la mayor cantidad de exudación una
alternativa muy adecuada resultaba ser la olla, y si el material rojo se
colocaba también en olla y ambas se unían boca a boca el sistema
resultaba ideal” (Langenscheidt, 1989: 291).
Estos conocimientos se podrían considerar como el continuo de estas
experiencias durante el trabajo minero. Proceso que fue dándole forma a la
técnica indígena, para lo cual Langenscheidt (1987: 292) describe tres etapas;
a) Observación accidental, ésta consistía en que el cinabrio
desprendía vapores al ser calentados y de que en una superficie
menos caliente cercana al vapor, se producían pequeñas gotitas de
azogue.
b) Búsqueda de una forma para conseguir las gotitas de
azogue en la mayor cantidad posible y en la forma más práctica.
45
Procese de Trabajo
Probando diversos tipos de vasijas se llegó a la solución de que las
ollas cuyas bocas se unían convenientemente, determinaron el
sistema que rendía mejores resultados.
c) Observación accidental de que la piedra de cal, que en
algunos
yacimientos
acompaña
al
cinabrio,
permitía
obtener
proporcionalmente más azogue, sobre todo cuando ya había sido
calcinada, es decir, convertida a cal viva.
46
Procese de Trabajo
2.3 Quema del Mercurio en Época Prehispánica
Ya se habló un poco de las formas para obtener el cinabrio técnicas de
recolección a cielo abierto, minería a cielo abierto y las minas subterráneas, la
fabricación de herramientas como: percutores de piedra, palancas de madera o
hueso y otros utensilios como las cucharas también de hueso, recipientes de barro
para contener el material logrado, los canastos eran de fibras naturales o de
cueros y cuerdas para ayudar en su transporte.
Pero qué pasa con el azogue (o mercurio nativo) que se ha encontrado en forma
de ofrendas como es el caso del hallazgo encontrado en Copán, Honduras y
reportado por el arqueólogo Maudslay contenido en una vasija de alabastro. Lo
más probable es que este azogue haya sido obtenido de manera natural, ya que
en el territorio que comprende Mesoamérica no se ha podido comprobar que:
“…se destilara el azogue partiendo de sus minerales como el cinabrio; no
tenemos prueba alguna al respecto. Creemos además que ello no ocurrió,
pues no resultaba realmente necesario a los antiguos habitantes de estas
tierras ante la relativa abundancia del azogue nativo y su consumo
relativamente pequeño” (Langenscheidt, 1986: 26).
En años recientes Mejía anota:
“…se han realizaron trabajos registrando el mercurio líquido y el análisis
del cinabrio, lo que muestra varias procedencias en varios puntos de
México” (Mejía, 2010: 285-287).
En esta parte del quemado del cinabrio existe una pequeña duda originada por
Adolphus Langenscheidt. En un primer artículo publicado en la revista
“Mineroamérica” afirma que no hay pruebas del uso de hornos para la obtención
de mercurio, esto se describe en la cita del párrafo anterior.
El mismo autor en un nuevo texto “Consideraciones sobre la evolución de la
metalurgia del mercurio en México”, menciona que en estudios realizados por
Barba y Herrera en vestigios arqueológicos aunadas a las observaciones
obtenidas por Morrison Limón en el Valle de Temascalcingo indica el uso de ollas
47
Procese de Trabajo
unidas boca a boca y el uso de cal en el proceso, factores que complementan el
uso de hornos para la quema y obtención del mercurio a lo que Langenscheidt
agrega;
“Las observaciones de dichos investigadores, así como las del autor
de estas líneas en la Sierra Gorda muestran también el uso de ollas
unidas por las bocas. La posición de las ollas puede ser con el eje
longitudinal inclinado u horizontal. La disposición horizontal del
sistema es la que mejor permite destacar el calentamiento en la olla
de calcinación y el enfriamiento en la olla de condensación”
(Langenscheidt, 1989: 292).
Pero esta duda se disuelve al revisar el texto de “Anales de Antropología”, donde
se publica la investigación de Barba y Herrera quienes apuntan:
“Aunque existen en la actualidad varios diseños de hornos, sólo nos
ocuparemos
de
la
descripción del que está
formado
por
embrocadas,
estrecha
ollas
por
relación
la
que
tiene con los hallazgos
arqueológicos
José
en
Ixtapán.
San
Este
hornillo es el más rústico
y tradicional de la Sierra
Gorda
de
Querétaro1.
Consiste en dos vasijas
embrocadas, una dentro
de otra
con
su unión
Ilustración 5. (Barba, Luis y Herrera, Alberto, 1986: 91)
perfectamente sellada con
1. En esta ilustración se observa la forma en cómo se unen las ollas azogueras, mostrando la cámara de carga,
la cámara de condensación y la poca recuperación del mercurio.
48
Procese de Trabajo
lodo. El recipiente superior es llamado cámara de condensación y
normalmente es una olla o jarro globular. El recipiente inferior se
denomina cámara de carga y aunque muy semejante al superior, tiene
una boca de mayor diámetro. Éste es el que contiene la mezcla de
mena y cal, la que ocupa los diez centímetros del fondo al iniciarse la
reacción. La posición normal en que opera el hornillo es con una
inclinación de 45º, lo que se requiere para que los vapores de mercurio
que pasan a la cámara superior y que condensan en sus paredes,
permanezcan en forma líquida en la parte cóncava y no regresen a la
cámara de carga” (Barba, Luis y Herrera, Alberto, 1986: 89).
2
Ilustración 6. (Langenscheidt, 1988: 142)
El proceso de quemado se inicia ya con el mineral fuera de la mina a cielo abierto
en el área de “patio de mina” lugar localizado al frente de la bocamina, espacio
que se divide en las siguientes áreas:
“Área de “pepena” o selección de materia prima, área de lavado, de
almacenamiento y de horneado. En la primera se selecciona el mineral,
atendiendo a características físicas como color, textura, brillo y se
separa el que pueda pasar directamente al horneado y el mineral que
requiera de una etapa intermedia de concentración. En ocasiones es
necesario que la materia prima se fragmente, ya que de esta manera
las reacciones posteriores ocurren con mayor facilidad, entonces se
2
En la ilustración se muestra la propuesta de Adolphus Langenscheidt de cómo se elaboraban los hornillos
para la destilación del mercurio.
49
Procese de Trabajo
hace necesario utilizar morteros o metates para moler el mineral. Una
vez molido el mineral se lava con agua para minerales sin mercurio y
concentrar los que lo contienen. Conviene, además, secar este mineral
para evitar consumir combustible de forma innecesaria. La “mena” se
mezcla con cal viva y esta mezcla es la que se coloca en el interior de
los hornillos. Es conveniente notar que el área de habitación se
encuentra retirada, en el extremo opuesto, del lugar en donde se
realiza el horneado” (Op. Cit.: 88-89).
Ilustración 7. Croquis de bocamina y patio de mina tradicionales (Sn Cristobal, Qro.) (Barba, Luis y Herrera,
Alberto, 1986: 90)
Esto demuestra y comprueba que aunque en baja escala en época prehispánica,
en el territorio comprendido como la Sierra Gorda, el mercurio ya se obtenía de
manera artificial o por medio de hornillos. Aunque la mayor importancia la seguía
teniendo el polvo rojo o cinabrio molido. Como vimos para ambos procesos de
obtención de materiales, ya se contaba con un cierto grado de tecnificación, que
como se menciona en párrafos anteriores, es el producto de las observaciones a
los procesos naturales ya antes descritos, por los cuales se logró conseguir los
materiales requeridos para sus distintas finalidades de ritual.
Durante 2005 la revista Arqueología Mexicana en su número 77 se dedica a la
Sierra Gorda. Al respecto la arqueóloga Mejía hace la siguiente observación:
50
Procese de Trabajo
“…el ingeniero Langenscheidt reitera el nexo entre olmecas y antiguos
pobladores de la sierra y matiza su postura sosteniendo que el trabajo
minero era considerado sagrado, al desarrollarse dentro del inframundo
para extraer la sangre de la tierra (cinabrio) y el agua mágica (azogue),
que fue organizado por un sistema centralista” (Langenscheidt, 2005:
47, 49-52) (Mejía, 2010: 81).
Respecto a la presencia de mercurio en Mesoamérica la arqueóloga Mejía anota:
“… la presencia de cinabrio y mercurio líquido en Copan y Kamilnaljuyu
usado bajo estelas o en Lamanai empleado detrás de los muros de
juegos de pelota, reportados por la arqueóloga Patricia Austin en la
zona maya” (Mejía, 2002; 2010: 288; comunicación personal)
Respecto a la relación de los olmecas con los habitantes de la sierra la
arqueóloga añade:
“Todavía no se ha probado que la composición química del cinabrio de
La Venta sea similar a la de los yacimientos de Querétaro y con ello
poder asegurar que el cinabrio de los olmecas provenía de la Sierra
Gorda. […] al efectuar un análisis crítico de las vasijas de la sierra
provenientes de contextos primarios fechados junto con las piezas
olmecas […] En resumen, no se ve la existencia de una relación directa
como lo propone Langenscheidt, además el sentido común nos lleva a
pensar que para los habitantes de Tabasco y Veracruz sería más
sencillo abastecerse de cinabrio en el norte de Chiapas, y no
trasladarlo desde Querétaro. Esto es porque en la región montañosa de
Tabasco y Chiapas existen las condiciones geológicas para la aparición
del mercurio, incluso se reportan minas históricas, por ello es factible la
presencia de minas prehispánicas, aunque nunca se han buscado”
(Mejía, 2010: 286).
51
Procese de Trabajo
Otro aspecto que se debate es la especialización sexual del trabajo minero y
considerando los resultados del trabajo en Toluquilla de los últimos años la
arqueóloga refiere que:
“Por la cantidad de mercurio y arsénico presente en los huesos de las
mujeres podríamos proponer que ellas ayudaron en la molienda y
envasado del mineral, incluso posiblemente esto se realizó dentro de
los sitios arqueológicos” (Mejía, 2010: 301).
De estos últimos datos se está en espera que sean corroborados para que
contribuyan en el enriquecimiento de la información sobre la actividad minera
desarrollada en la Sierra Gorda y sobretodo conocer más sobre los primeros
trabajos y trabajadores de esta región serrana.3
Ilustración 8. (Langenscheidt, 1988: 138)
Ilustración 9. (Langenscheidt, 1988: 140)
3
En las ilustraciones Adolphus Langenscheidt, muestra dos técnicas más de cómo elaborar un horno para la
destilación del mercurio.
52
Procese de Trabajo
Ilustración 10 (AGRICOLA, 1556: 105)
CAPITULO III
53
Procese de Trabajo
3.1 LA MINERÍA DE ÉPOCA COLONIAL AL SIGLO XX
Por lo que se ha expuesto hasta el momento, se puede aseverar que el mercurio
o azogue y el cinabrio, en época precolombina tuvieron una gran importancia en
sentido cultural por las características atribuidas en los aspectos místicos,
sobrenaturales y divinos. Este mineral formaba parte de los objetos rituales, al
igual que los seres vivos proceden de las entrañas de la tierra. Con la llegada de
los Españoles no se le restó importancia, mejor aún su importancia fue mayor. Su
valor fue económico, ya no en el carácter de cinabrio usado como polvo, sino
como azogue o mercurio y usado como insumo en el proceso de beneficio de
otros minerales con mayor valor económico, como el Oro y la Plata.
En la búsqueda de beneficiar oro y plata con otros métodos que no fueran un
procedimiento pirometalúrgico, en el territorio conquistado creció la demanda de
azogue en la medida que creció la producción de estos dos minerales preciosos.
Para estas actividades más del 70% de azogue era importado del viejo mundo,
debido a que en el territorio conquistado no se trabajaban grandes yacimientos de
cinabrio para beneficiar mercurio, ya que estaba prohibido por la corona quien
tenía el control de la producción.
En la búsqueda de técnicas para el beneficio del oro y la plata un inventor
mexicano de nombre Bartolomé de Medina hace la petición al virrey Luis de
Velasco el 12 de diciembre de 1555, en la que pide se le adjudique la patente de
un método de patio para beneficiar la plata mediante la utilización de mercurio,
técnica que menciona haber aprendido de un alemán en Sevilla España (M. F.
Lang, 1977: 40).
Aunque
los
pobladores
originarios
de
estas
regiones
tenían
bastante
conocimiento de la ubicación de los yacimientos de cinabrio, en la colonización no
se registran grandes trabajos relacionados con la extracción de este mineral. En
lo poco registrado no existe una técnica más desarrollada a la local, sólo se le
agregó el uso del hierro en forma de barretas, palas, picos, marros y la pólvora
cuando ya era común su uso en estas actividades.
54
Procese de Trabajo
Recordando el proceso de colonización se observa que son civiles o soldados los
primeros buscadores de los metales preciosos Lang menciona que la minería
colonial, en sus principios, no se basó en la técnica europea, sino que fue
primitiva y no contó con otro equipo que el necesario para una fundición muy
elemental. También los aztecas, que fueron grandes productores de plata,
empleaban el procedimiento de fundición. Esta técnica fue mejorada de 1530 a
1550, con la ayuda de técnicas alemanas que con el tiempo fueron llegando a los
poblados mineros del virreinato (Op. Cit.: 37).
Como se mencionó en las líneas anteriores, la producción de mercurio en el
territorio mexicano no fue relevante a diferencia de España, que para el siglo XVI
tenía grandes avances en proceso de beneficio del mercurio. De especial interés
son los hornos de quemado del cinabrio para obtener el mercurio, por lo cual de
nueva cuenta me auxilio del trabajo de Langenscheidt, pues en la vasta
información obtenida en sus investigaciones sobre el tema de minería, en especial
la de mercurio y su proceso de beneficio, el autor agrupa los hornos creados para
este proceso de la forma siguiente;
Los que condensan los vapores mercuriales en la parte superior,
es decir “por ascenso”
Los que lo hacen en la parte inferior, o “por descenso”
Los que lo hacen desviándolos lateralmente (Langenscheidt, 1989:
292).
Como panorama general y recapitulando la información obtenida, podemos decir
que en México durante el siglo XVI, XVII y XVIII no hubo grandes trabajos ni
desarrollo de tecnología en el proceso de obtención del mercurio. Sin embargo,
esto no significa que no hubiera la producción en otras partes del mundo, sobre
todo si sabemos que la mayor parte del azogue requerido en México fue
suministrado por la minas de Almadén en España. También hubo producción
importante en Idria en los Alpes austriacos usando la técnica de “patio de mina”.
Así el aumento de producción de plata en México dio como resultado que con el
paso del tiempo ocurriera una mayor demanda de producción de azogue.
55
Procese de Trabajo
Es en este momento cuando se estableció el monopolio de mercurio, motivo para
reanimar las minas de Almadén y las de Idria, ya que la producción de ambas
llegaba a los 1000 quintales en 1569. Cantidad que en ese momento era
suficiente para satisfacer la demanda de la Nueva España. Entre los años de
1590 a 1630, se tenía el abastecimiento de azogue más alto (M. F. Lang, 1977:
52, 53).
Aunque en estos primeros años el consumo de mercurio en la Nueva España fue
cubierta, la demanda fue en aumento lo que implicó que la producción de azogue
no creció a la par con la de plata. El año de 1608 la colonia recibió 6231 quintales,
al siguiente año sólo fueron 3177, en 1609 el déficit fue de 1000 quintales. En los
siguientes años la situación empeoró, en 1630 fue crítica la situación y en 1643 en
Michoacán la actividad minera en toda la diócesis estaba completamente
suspendida por causa de la escasez de azogue (Op. Cit.: 53, 54, 55).
(Tabla I)
Centro minero
Taxco
Zacualpan
Sultepec
Guanajuato
Tlalpujahua
Pachuca
Chiautla
Chichicapa
Temascaltepec
Tetela
Palmar de vega y Sichu
Zacatecas
Durango
Guadalajara
TOTAL
Cantidad de mercurio
requerido en 1609
600
quintales
300
500
150
130
300
100
120
130
150
40
1000
350
300
4170
Cantidad
requerida
en
realidad
450
200
600
100
100
280
50
70
100
110
30
750
200
200
3240
(M. F. Lang, 1977: 54)
La Corona mantuvo el control en el abastecimiento de este insumo para la minería
hispana, controlando la venta de España a la Nueva España, situación que
comprendía todo el territorio conquistado, dado que el metal procedía de la
península Ibérica. También controlaba su distribución, de acuerdo con María
56
Procese de Trabajo
Eugenia Romero Sotelo (2000, 357) el azogue procedente de las minas de
Almadén llegaba al puerto de Veracruz y de ahí se trasladaba a la ciudad de
México, para ser depositado en los almacenes generales, y proceder a su
distribución en las distintas cajas reales. De ahí se repartía en las siete cajas
mineras; Guanajuato, Zacatecas, Pachuca, Sombrerete, San Luis Potosí,
Guadalajara y Durango. Pues en la Nueva España no se contaba con fuentes de
producción para satisfacer las necesidades de azogue en esos años. Alfonso
Rodríguez Gallardo (s/a) menciona que la Corona debía mandar entre cuatro y
cinco mil quintales anuales, según lo que mandó decir a España en 1659 el Virrey
conde de Alva de Liste. Situación que ocasionó una total dependencia de estos
envíos en los primeros años del siglo XVII.
Ya en 1665 de acuerdo a lo que menciona M. F. Lang (1977: 58) la situación era
tan seria que el Virrey Marqués de Mancera solicitó seis mil quintales anuales
además de las entregas acostumbradas y propuso que en lo futuro se enviaran un
mínimo de ocho mil quintales anuales.
Se podría decir que el monopolio que estableció la Corona referente al envío,
distribución y venta del azogue, se utilizó también para controlar la producción de
los demás metales, de manera que la producción del mercurio cobro gran
importancia. Con dicho envío se impulsaba y controlaba la producción de la
minería en la Nueva España y con esto también se logró el aumento de las
cantidades recibidas a través de la tributación establecida por el gobierno
hispano.
En este afán de controlar y monopolizar el azogue Rodríguez Gallardo (s/a: 225)
hace referencia a una ley expedida por Felipe III el 17 de octubre de 1617 en la
cual les fue prohibido a los particulares vender cualquier tipo de metal. Afectando
la distribución dentro de la Nueva España; en cuanto a los envíos de España o del
Perú, se dispuso que se enviara por cuenta de la Real Hacienda.
A pesar de que la Corona trató de controlar la producción de mercurio por medio
de la Real Hacienda, al parecer también le era bastante complicado abastecer
desde España toda la demanda de azogue de la minería de la Nueva España. En
57
Procese de Trabajo
respuesta a esta problemática se promovió la búsqueda de minas de azogue y
sistemas que permitieran el ahorro de dicho metal en el proceso de beneficio de
los metales preciosos.
La respuesta en la búsqueda de minas de azogue y sistemas que ahorren este
metal en el proceso de beneficio de la plata y oro, tuvo buena respuesta ya que se
encontraron yacimientos y se experimentó con la búsqueda de sistemas que
ahorraban mercurio, pero no dieron buenos resultados. El principal motivo fue
disminuir la demanda de este metal y que la Nueva España fuera autosuficiente,
objetivo que no se logró según lo que refiere Rodríguez Gallardo (s/a). Éste
menciona que el Virrey Don García Sarmiento de Sotomayor, conde de
Salvatierra, notificó a la Corona que se estaban haciendo más experimentos en la
Nueva España de los cuales no salió ningún proceso o sistema satisfactorio. En
1645 el Rey insistió por medio de una real cédula en que se continuaran los
experimentos para ahorrar azogue en el beneficio de los metales.
Al parecer esta fue una preocupación durante toda la colonia pues Rodríguez
Gallardo cita una cédula que data desde el 1609 en donde dice:
“Encargamos y mandamos a los virreyes, audiencias y gobernadores
que pongan todo cuidado y procuren, que las minas de azogue, de
que hubiere noticias en cualquier parte de las Indias, se descubran y
beneficien, y hagan a los que las descubrieren, y lavaren, las
conveniencias que les pareciere, y fueran justas, advirtiendo, que no
se les ha de dar repartimiento de indios para su labor” (Rodríguez
Gallardo, s/a: 229).
A lo largo de toda esta época existen varias recomendaciones del Rey a sus
virreyes para que impulsen el descubrimiento de minas de azogue. De acuerdo al
trabajo recopilado por Rodríguez Gallardo (s/a: 230) ubicado en el Archivo
General de la Nación, existen algunas referencias al descubrimiento de minas de
mercurio, que seguramente fueron insuficientes, ya que la producción de plata no
aumentó considerablemente, ni la demanda de azogue disminuyó. El mismo autor
también menciona el nombre de algunos de los descubridores de minas y sus
58
Procese de Trabajo
minas, por ejemplo, en 1647 Luis Berrio y Alonso de Páez, las minas de Chilapa
en 1664, bajo la supervisión de Martín López y después por Gonzalo Suárez de
San Martín, otra mina la de San Gregorio en Guanajuato. (Op. Cit.: 230)
Aunque la Corona exhortaba la búsqueda de este metal para el beneficio de los
metales preciosos, la producción estuvo limitada a los particulares, lo que significa
que España nunca invirtió fondos en esta exploración. Entonces la producción se
restringía al capital del particular pues el estado se negó a apoyar, una vez
agotados los recursos de los empresarios, los proyectos eran suspendidos y aún
cuando estos yacimientos eran de muy buena ley se trabajaban a corto plazo. De
manera que si hubo avances en la producción de este insumo fue propiciado por
los mineros en forma personal sin el apoyo de la Corona.
Las vetas mexicanas representaban fuertes inversiones sin grandes esperanzas
de obtener el equivalente en ganancias a corto plazo. Esto se debía a que el
mineral en la superficie era de baja calidad, y para obtener mejores resultados en
la producción había que hacer una segunda etapa de extracción más profunda,
misma que nunca ocurrió en la búsqueda de azogue en el siglo XVII, ya que en
estos tiempos esta actividad no fue intensa ni se concentro lo suficiente para
lograr mejores resultados (M.F. Lang, 1977: 325).
A estos inconvenientes le agregamos que la Corona declara tener graves
problemas económicos, motivo por el que decía no contar con la capacidad para
dar el apoyo suficiente a la minería de la Nueva España, lo que sumado a los
continuos fracasos de los buscadores de mercurio, fue creando desconfianza en
esta actividad. Por lo anterior las autoridades de España se volvieron muy
cuidadosas al proporcionar algún apoyo a la minería hispana (Op. Cit.: 327).
Pareciera que los problemas en el abastecimiento de mercurio para la minería de
la Nueva España fueron ocasionados para ser resueltos por la misma corona y en
esta forma continuar con el monopolio de este metal. Otra medida de control fue
reunir la producción de Almadén en España y la de Alemania en la Casa de
Contratación de Sevilla para de ahí ser distribuido a la Nueva España (Rodríguez
Gallardo, s/a: 231).
59
Procese de Trabajo
El suministro de azogue durante la colonia siempre fue complicado, durante el
siglo XVII los intentos por satisfacer las necesidades de la minería novohispana
se ven frustrados por un sin número de motivos algunos de ellos ya señalados,
este suministro se agravó por la ocupación de las minas españolas por los
franceses y se complicó más con los movimientos sociales de independencia
Mexicana. Para solucionar este problema el 26 de enero de 1826, la Regencia
emitió una orden que permitía la libre explotación de azogue en la Nueva España.
Este decreto fue mucho más amplio que los que prevalecían hasta ese momento
(Romero, 2000: 366). Ya que poco antes de esta orden, en 1776 antes del
movimiento de independencia la libertad en la explotación del azogue era mínima,
tal como menciona Romero (2000: 366) y en el año de 1779 la minería de
mercurio se permitía sólo bajo permiso y con la condición de que la corona tenía
el derecho de comprar la mina en cualquier época y el producto sólo podía ser
vendido a la Real Hacienda para distribuirse mediante el monopolio regular. Esto
originó por parte de las Cortes de Cádiz una nueva ordenanza por medio de la
cual las minas de azogue pudieran ser trabajadas libremente en los términos de
las de oro y plata, con la posesión garantizada del denunciante y con el derecho
de vender su producto libremente.
En todos estos años de control sobre la producción minera novohispana de
metales preciosos, la liberación para explotación los yacimientos de cinabrio fue
muy recurrente y la Corona no eliminó por completo el monopolio de la
producción, sólo cambiaba de estrategias en el control de este insumo y su
distribución. Entonces pasaba del control del mercado a la producción y de alguna
manera intervenía en el precio y con esto también vigilaba la obtención de los
metales preciosos.
Es de llamar la atención que los grupos que poblaban este territorio ya tenían
conocimiento de los yacimientos de cinabrio que se encontraban en la Sierra
Gorda a la llegada del grupo español conquistador. Conocimiento que fue
transmitido a este grupo dominante, quienes a pesar de esto, no explotaron el
mineral abiertamente y registrado en las fuentes.
60
Procese de Trabajo
Analizando un poco el proceso de población del territorio que actualmente
comprende la Sierra Gorda, los primeros asentamientos de carácter colonial van
en relación con trabajos de minería. Este proceso duró cerca de cuatro siglos,
tiempo en el cual el actual estado de Querétaro todavía a mediados del siglo XX
seguía teniendo modificaciones en cuanto a territorio y sus pobladores. Situación
que en gran parte tiene origen en la resistencia de los grupos chichimecas que no
cedían ante el dominio de los españoles ocasionando una zona de guerra con
inestabilidad en todos sentidos político, social y económico. El proceso de
pacificación de la Sierra Gorda, se dificultó aún más por la precaria infraestructura
que imposibilitaba o por lo menos encarecía toda actividad productiva. La baja
inversión en la minería de la Sierra Gorda, provocaba una baja producción, misma
que se vio más opacada por el alto rendimiento de las minas de Almadén que
eran las que satisfacían las necesidades de azogue requeridas en la Nueva
España.
Podría considerarse que todo lo anterior causó que la Sierra Gorda de Querétaro
no tuviera un gran desarrollo. Por el contrario, pareciera que toda esta región se
estancó en el área minera, aunque siempre mantuvo en práctica actividades
artesanales y tecnológicamente tampoco tuvo grandes progresos. Fenómeno que
es visible en el resto del país pues en el viejo Mundo se seguían desarrollando
técnicas para obtener mercurio a partir del cinabrio, para seguir con el control de
esta producción y su distribución en la Nueva España.
3.1.1 El Mercurio en el Siglo XIX Y XX
En el siglo XX, el principal uso que tuvo el mercurio en el territorio mexicano
seguía siendo la refinación de metales preciosos, debido a esto se realizaron
grandes esfuerzos por encontrar yacimientos de mercurio. Búsqueda que no fue
muy productiva debido a la precaria infraestructura con la que contaba el país,
situación que hacía poco redituable esta práctica.
El siglo XIX fue crucial para México, en 1810 por la lucha de independencia, al
comenzar el movimiento se apreció la escasez de azogue en los reales mineros
61
Procese de Trabajo
pertenecientes al territorio todavía conocido como la Nueva España, problema
originado desde el exterior, ya que los envíos se restringieron pero, al parecer el
país contaba con reservas que le permitirían abastecer a la industria minera
durante la guerra. Respecto a estos envíos Romero (2000: 354) menciona que
antes de la guerra, para refinar 24,000,000.00 de pesos de plata se necesitaban
entre 13 y 14000 quintales de azogue al año. En 1811 se suponía que hubo una
producción de 7 y 8 mil kilos de azogue, por lo cual la minería novohispana
requería de 5000 la existencia en el almacén general era de 15 a 16 000
quintales, cantidad que le permitió subsistir a la actividad minera.
Para esta actividad Romero cita datos obtenidos de John Te-Paske, datos que
demuestran que existía suficiente mercurio para satisfacer las necesidades de
producción durante el conflicto:
“Entre 1 de junio de 1809 y el 31 de junio de 1810 llegaron a la
Nueva España, provenientes de España, 35,309 quintales de
azogue. Alrededor de 2009 arribaron provenientes de Cádiz el 2 de
febrero de 1814, y el 30 de agosto del mismo año se recibieron otros
3007.5 quintales Kendall Brown encontró que fueron enviados a
México 56,322 quintales en 1809. Richard Garner sostiene que a
finales del siglo, después de un crecimiento sostenido de la
producción de plata, la corona española entregó suficiente mercurio
a México, 25,000 quintales y mantuvo una reserva de entre 15,000 a
25,000 quintales” (Romero, 2000: 354, 355).
Los presentes datos son de interés porque muestran el movimiento o distribución
del azogue con que contaba el país durante la primera mitad del siglo XIX,
movimientos que se realizaban desde el almacén general de Veracruz Tampico y
Altamira, para llevarlos posteriormente al de San Luis Potosí y de ahí a los
centros mineros. En el cuadro 1 presentado por Romero (2000: 362) se muestran
las cantidades de azogue de Veracruz a la ciudad de México de 1811 a 1816.
62
Procese de Trabajo
(Tabla. 2) AZOGUE ENVIADO DE VERACRUZ A LA CIUDAD DE MÉXICO VÍA
TAMPICO DURANTE EL PERIODO DE 1811-1816
Año
Cantidad de azogue (quintales)
1811
2181
1812
600
1813
3627
1814
4920
1815
4890
1816
1329
Total
17547
Veracruz, 23 de abril de 1813. AHPM, 1812--155-doc.16.
(Romero, 2000: 362)
De acuerdo al estudio de Inés Herrera Canales, se proponen tres periodos en el
abasto de la obtención del mercurio para refinar la plata mexicana en el siglo XIX:
De 1821 a 1835, se normaliza el abasto de mercurio al país alterado por la
guerra de Independencia.
De 1835 a 1850 caracterizado por un fuerte monopolio mundial de mercurio
y por el esfuerzo mexicano para extraerlo de su propio territorio.
De 1850 a 1905 empieza a notarse un mejoramiento en el suministro y
recepción del azogue externo y un incremento en la producción local…”
(Herrera, I. C: 1994, 121).
Las fuentes de abastecimiento de mercurio no sólo en México sino en todo el
mundo seguían siendo escasas y el control de esta producción recaía en pocas
manos europeas y norteamericanas, “…las casas N.M. Rothschild e Hijos de
Londres y Rothschild Hermanos de París fueron los agentes exclusivos del
mercurio de la mina de Almadén entre 1857 y 1921, excepto de 1857 a 1866”
(Herrera, I C: 1994, 128-131). Esto duró hasta la última década del siglo XIX pues
por estas fechas comenzó a utilizarse el método de cianuración en México para
refinar los metales preciosos y una década antes en otras regiones europeas.
63
Procese de Trabajo
Al tener conocimiento en México de regiones donde ya antes se explotaba el
cinabrio y con la insuficiencia de este mineral en todo el mundo, sobre todo por la
intención de acabar con la dependencia al abastecimiento del mercurio procedente
del extranjero. Surgen nuevos bríos en la búsqueda de minas en el territorio
mexicano en los años de 1835 y 1847, búsqueda que no rindió los frutos
esperados (Op. Cit.: 128).
Aunque durante los últimos años del siglo pasado, en 1880, siguieron los
esfuerzos por parte de los mineros mexicanos por encontrar nuevos yacimientos
de cinabrio y despuntar la producción de mercurio nacional. Evento poco
afortunado ya que satisfacía menos del 20 % de la demanda, factor que creó una
dependencia de la producción de mercurio exterior, lo que duró hasta pasada la
primera década del siglo XX debido a que la amalgamación, hecho que en México
fue el principal reto de beneficio de los metales preciosos (Op. Cit.: 132).
En los años noventa del siglo XIX en México comenzaba a notarse un
decrecimiento en la demanda de azogue, ocasionado por las nuevas técnicas
para refinar los metales preciosos ya que utilizaban el cianuro como catalizador
para llevar a cabo la separación del metal noble de la mena. Esta nueva técnica
se empezó a practicar en México en la última década de este siglo. Para 1905, la
mayor parte de los empresarios ya habían cambiado sus haciendas de patio por
plantas de cianuración y así terminaron más de tres siglos de refinación de
metales preciosos con mercurio (Op. Cit.: 133).
Lo absurdo del caso es que después de la larga lucha por parte de los mineros
mexicanos por encontrar una mina de azogue digna de ser explotada en su propio
territorio, se hubiera encontrado este metal hasta la primera mitad del siglo XX, en
los estados de Zacatecas, Guerrero, Chihuahua y San Luis Potosí donde se
habían trabajado minas de metales preciosos como la plata.
El bienestar de la producción minera de México comenzó desde la década de los
años treinta (de 1933 a 1937) cuando ya estaba prácticamente recuperada esta
actividad en el país. El principal mercado de compra era Estados Unidos, y cuando
el país del norte participó en la segunda guerra mundial la minería mexicana
64
Procese de Trabajo
recibió un gran impulso pues los norteamericanos requerían de los productos
minerales estratégicos para le guerra. Como consecuencia en 1943 se registró un
aumento en la producción. La mayor parte de la producción era orientada al
comercio externo, aunque esta mejoría duró poco, pues en 1944 comenzó a
disminuir la demanda estadounidense y en consecuencia, afectó directamente a la
minería mexicana (Cantú, 1995: 209).
En la siguiente década el azogue perdió demanda para el beneficio de los metales
preciosos, pero a raíz de eventos en los que se vieron involucrados una gran
cantidad de países como la segunda guerra mundial, propició un acuerdo
comercial entre México y Estados Unidos. Tal acuerdo establecía que los
estadounidenses tendrían la venta exclusiva de toda la producción de metales
estratégicos y fibras para la guerra, a cambio de esto los estadounidenses se
comprometían a vender a México productos para el desarrollo industrial, dicho
convenio se firmo en diciembre de 1942 (Op. Cit.: 205).
Durante la segunda guerra mundial las actividades comerciales tuvieron
repercusiones, sobre todo el comercio exterior mexicano y el más beneficiado fue
el sector minero. Con esto se favoreció una dependencia del mercado
estadounidense lo que se reflejaba en 1937 con un 56 % de las exportaciones de
México para los Estados Unidos, que para 1940 representaban ya el 90 %, de
igual manera las importaciones representaban un 90 % procedente de los
mercados estadounidenses (Op. Cit.: 210).
En este siglo México tuvo una gran producción de mercurio aunque hubo otros
países que contaban con yacimientos de mercurio más productivos, es el caso de
España y con la mina de Almadén. Para esta época en México la distribución y el
control de una gran parte de este producto fue acaparado por la familia Braniff,
caso similar ocurre en España con la familia Rothschild en 1870 que obtuvo el
manejo de la producción. Esta familia consiguió la exclusiva de venta por treinta
años y se convirtió en propietaria de las minas del Nuevo Almadén, recién
descubiertas. También lograron tener la exclusividad de la distribución de la
producción de las minas de Idria Italia y por consecuencia el monopolio mundial
65
Procese de Trabajo
del mercurio. Entre los años de 1870 a 1900 fueron los de mayor producción con
unos beneficios de 240 millones de pesetas, de los cuales el Estado recibió 110
millones (45,90 %) y los Rothschild 129,7 millones (54,10 %). Durante la Guerra
Civil de España entre 1936 a 1939 la explotación se mantuvo en el nivel mínimo y
en 1942 se acrecentó hasta llegar a las 2,461.1 toneladas. Tras la segunda Guerra
Mundial 1939-1945 los índices disminuyeron y en 1949 se obtuvieron 10,855
toneladas de mercurio. Desde aquel año y hasta 1954 la evolución productiva de
Almadén fue variable4 hasta llegar a 14,845 toneladas, mientras que el ritmo de
crecimiento aumentó lentamente hasta 1964, en que se consiguieron 2,224
toneladas (www.dealmaden.com).
A continuación se muestran cantidades de la productividad de esta mina en donde
se toman periodos de producción de mercurio de las últimas décadas del siglo XX,
considerando que este yacimiento representaba prácticamente el 100 % del total
de la producción de España.
A partir de 1984 la tendencia era de disminución y en las dos últimas décadas de
este siglo XX, la mina sólo trabajaba de 6 a 8 meses por año, aspecto que
coincidió con una saturación del mercado interior y exterior y varía de acuerdo con
la demanda mundial y la pugna en precios con el resto de países productores.
Situación que mantuvo la disminución de las actividades de la minería.
Los depósitos de importancia económica de cinabrio en el mundo se encuentran
en China, Italia, España, México, Filipinas, Perú, la antigua URSS, los Estados
Unidos de América y Yugoslavia (Zamora & Piñeiro, 1965: 4-5).
Entre todos estos países productores sobresale la producción de España e Italia,
ya que sólo ellos aportaban más del 20 %, el resto lo aportan los demás países.
España e Italia de 1934 a 1957 ocuparon los dos primeros lugares a nivel mundial,
aportando el 35 y 31 por ciento de mercurio, México fue el tercero con el 21 % y
Canadá el cuarto con el 4 % (Op. Cit.: 5).
4
Para 1950 fue de 17,258 toneladas, en 1951 de14,504 toneladas, en 1952 de 12,666 toneladas,
para 1953 fue de 14,307 toneladas.
66
Procese de Trabajo
A mediados del siglo pasado el ser un país productor de mercurio no implicaba ser
consumidor de este metal, pues el mayor consumo se reparte entre los países de;
Canadá, El Reino Unido, Alemania, Estados Unidos, La URSS, Japón y Francia,
abastecidos por España, México, Yugoslavia y las Filipinas (Op. Cit: 5-6).
La producción de mercurio durante la última década del siglo pasado no ha sido
muy constante y el comportamiento de la producción mundial ha presentado
variaciones considerables, ya que se incrementó hasta alcanzar su mayor nivel en
1991 con 10,488 toneladas al año, y pocos años después decae en forma
considerable hasta 2,002 toneladas a nivel mundial (Consejo de Recursos
Minerales, 2003).
(Tabla. 3) Relación de Minas de Mercurio en México
Estado
Chihuahua
Durango
Estado de México
Guanajuato
Guerrero
Querétaro
San Luis Potosí
Zacatecas
Total
Minas que Producen
Solo Hg
6
6
2
1
1
14
18
18
66
Minas que Producen
Hg y otros metales
1
9
3
3
1
17
Minas que
producen Hg
7
15
2
1
4
17
18
19
83
Fuente: Consejo de Recursos Minerales. Monografía Geológico-Minera de los Estados de: Chihuahua, 1994;
Coahuila, 1993; Colima, 1994; Durango, 1993; Estado de México, 1996; Guanajuato, 1992, Guerrero, 1999;
Hidalgo, 1992; Jalisco, 1992, Michoacán, 1995; Nayarit, 1994; Oaxaca, 1996; Puebla, 1995; Querétaro, 1992; San
Luis Potosí, 1992; Sinaloa, 1991; Sonora, 1992; Veracruz, 1994; Zacatecas, 1991. (Álvarez, 2000: 8).
Actualmente El COREMI o Consejo de Recursos Minerales cuenta con
Monografías Geológico-Mineras por estado, en donde muestra la cantidad de
minas detectadas reportando un total de 4,705 minas; de este total sólo se tiene
un registro de 83 productoras de mercurio, localizadas en Chihuahua, Durango,
Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas,
de las 83 sólo 66 benefician al mercurio y el resto algunos otros minerales
(Álvarez, 2000: 8). En los últimos cinco años ninguna de estas minas ha reportado
producción a la Secretaria de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI) y cabe la
posibilidad de que algunas estén siendo explotadas de forma artesanal con el fin
de vender el mercurio en el mercado informal.
67
Procese de Trabajo
(Tabla. 4) Mercurio Primario Producido de 1985 a 1998
Año
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
Producción (ton)
394
185
124
345
651
735
340
21
12
11
0
0
0
0
ND
Fuente: Anuario Estadístico de la Minería Mexicana, 1998. Edición 1999. Consejo de Recursos Minerales. Banco
Nacional de Comercio Exterior, SNC, 1998. (Álvarez, 2000: 9).
Para localizar las principales zonas productoras de mercurio en el país se cuenta
con la información obtenida del Consejo de Recursos Minerales, estos yacimientos
se concentran particularmente en el noroeste y centro del territorio mexicano en
estados como son: Aguascalientes, Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato,
Hidalgo, Estado de México, Morelos, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora,
Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas, Colima, Nayarit, Puebla, Jalisco, Guerrero y
Michoacán. Ubicándose los principales yacimientos en los estados de: San Luis
Potosí, Zacatecas, Querétaro, Guanajuato y Guerrero (COREMI, 2002: 8). En los
últimos años de producción de mercurio en nuestro país, participaron de esta
actividad principalmente los estados de Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.
El Consejo de Recursos Minerales cuenta con registros de la producción de
mercurio en México desde 1891, en donde el comportamiento en inicios de este
siglo es bajo y durante las décadas medias alcanza una muy alta producción y
comienza a descender conforme se acerca el fin de dicho siglo (Álvarez, 2000: 8).
En el siglo XX la producción ha mostrado la misma tendencia que tuvo durante el
siglo pasado. Entre 1920-1929 su producción fue mínima y alcanzó su máximo de
1,118 toneladas en 1942; después los precios de mercurio van a la baja en el
68
Procese de Trabajo
mercado internacional, y es tiempo en que se redujo la producción en México de
6,100 toneladas métricas en 1990, 340 toneladas en 1991 y llega a 2,200
toneladas métricas, en 1994, por esta causa el país contribuye sólo con el 0.5 %
de la producción mundial (sólo 11 toneladas). A partir de 1995 no hay registros de
extracción minera (Álvarez, 2000: 8).
En las dos últimas décadas del siglo XX la producción de mercurio está en franca
decadencia en lo que toca a la producción primaria de este metal, del año 1985 a
1994 se produjo en nuestro país un promedio de 280 toneladas por año
acumulando un total de 2,818 y en lo que resta de este siglo no se registra
producción básica.
Además existe una producción a la cual se le conoce como “producción
secundaria” de mercurio que continua, entre las plantas productoras de minerales
metálicos. En la Cámara Minera de México, existen registradas en la actualidad
cuatro plantas que de manera secundaria producen mercurio a partir del beneficio
de minerales y de jales de mercurio, las cuales se encuentran ubicadas en los
estados de San Luis Potosí, Durango y Zacatecas.
El mercurio se recupera como subproducto de la extracción de plata y oro a partir
de jales mineros en el estado de Zacatecas, donde se producen alrededor de 20
toneladas anuales (Álvarez, 2000: 9).
(Tabla. 5) Plantas que Benefician Jales en Zacatecas
Razón Social
Productos
Subproductos
Jales de Zacatecas,
S.A. de C.V.
Precipitado de Plata:
600-900 Kg/mes
Mercurio 350 Kg/mes
Beneficiadora de Jales
de Zacatecas, S.A. de
C.V.
Precipitado de Oro y Plata:
1 ton/mes
Mercurio 1,207
Kg/mes
Jales del Centro, S.A.
de C.V.
Precipitado de Oro, Plata y
Cobre: 2 ton/mes
Mercurio 690 Kg/mes
Mercurio del Bordo,
S.A. de C.V.
Precipitado de Oro, Plata y
Mercurio: 0.5 ton/mes
Mercurio 518 Kg/mes
Fuente: Subprocuraduría de Auditoría Ambiental, PROFEPA. Julio, 1996. Directorio de la Minería Mexicana, 1999.
(Álvarez, 2000: 9).
69
Procese de Trabajo
Durante el siglo XX se atribuyen más de 3,000 aplicaciones para el mercurio, lo
que implicaría toda una tesis para nombrar y analizar ya que se utiliza en estado
puro, como metal básico en aleaciones y por la propiedad de ser líquido a
temperatura ambiente, la alta densidad, el volumen de expansión uniforme, la
conductividad eléctrica, la capacidad de aleación, la alta superficie de tensión, la
estabilidad química y toxicidad de sus componentes, adquiere importancia
industrial y militar, también puede aplicarse en actividades como la medicina, la
agricultura, las sanitarias, entre otras.
(Tabla. 6) Mercurio Importado y Exportado de 1985 a 1998
Año
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
Importación (ton)
7
0
0
0.4
276.1
0.4
2.15
101.9
40.5
27.8
5.78
0.85
0.87
13.72
Exportación (ton)
92
154
121
142
91
23.2
0.3
1.9
0.3
0.3
0.3
4
7.0
0.24
Fuente: Anuario Estadístico de la Minería Mexicana, 1998. Edición 1999. Consejo de Recursos Minerales.
Banco Nacional de Comercio Exterior, SNC, 1998. (Álvarez, 2000: 10).
Para hacer una breve descripción de una mínima parte de los usos del mercurio
se menciona la Industria del cloro, para tal proceso se utiliza una celda de
mercurio cuyo cátodo es un lecho de mercurio elemental. Otra aplicación es en la
Industria de la pulpa y el papel, en donde se utilizan los compuestos orgánicos de
mercurio.
La industria eléctrica y de pintura son actividades que consumen grandes
cantidades de mercurio. Los compuestos organomercuriales como son los oleatos,
fenilmercuriales y dodecilsuccinatos que se utilizan como bactericidas y fungicidas.
La Industria eléctrica utiliza mercurio en la fabricación de lámparas fluorescentes,
70
Procese de Trabajo
rectificadores, osciladores, contactos de control de energía, tubos de cátodo
caliente y algunos otros tubos utilizados en aplicaciones de alta frecuencia en los
radares o radio (Yarto, 2000: 25).
La lista de aplicaciones en la industria sigue, incluyendo manufactura de una
variedad
de
instrumentos
y
aplicaciones,
baterías,
termómetros,
esfingomanómetros, sensores térmicos y eléctricos y amalgamas dentales, en las
plantas de cloro-álcali y en la producción de cloruro polivinilo, acetaldehído y
explosivos, en la industria farmacéutica. En las ya mencionadas prácticas
religiosas y culturales, acondicionadores de agua y en cremas cosméticas. Así
podríamos continuar durante todo el trabajo, pero no es el tema que nos ocupa por
lo que damos fin a la lista (Op. Cit: 2000: 31).
En las últimas tres décadas del siglo XX, la producción de mercurio fue mínima
hasta finales de este siglo en que no se registra producción alguna, debido a que
encontraron sustitutos para este metal.
71
Procese de Trabajo
3.1.2 Evolución al Querétaro contemporáneo: Conformación
Estatal
Para llegar a la forma y extensión actual del
estado de Querétaro fue necesario pasar por
varios procesos. De acuerdo a la Enciclopedia
Temática de dicho estado, para el año de 1745
este territorio estaba dividido sólo en dos
zonas, la Alcalda de Cadereyta y Alcaldía de
Querétaro, en 1823 se convirtió en Provincia
de Querétaro y se divide en tres partidos: el de
Cadereyta, Partido de Querétaro y de San
Ilustración 11. (Geografía, 1995: 13)
Juan
del
Río.
En
1825
cambian
convirtiéndose en distritos y las divisiones
aumentan agregándose tres más que son
Distrito de San Pedro Tolimán, Distrito de
Amealco y Distrito de Jalpan y en 1848 se
convierten en departamentos sin agregar ni
quitar ninguno.
Esta
división
Ilustración 12. (Geografía, 1995: 14)
continuó sin
grandes modificaciones durante varios años
hasta que en 1931 se reforma nuevamente el
artículo 2° y divide el territorio estatal en once
municipios;
Amealco,
Cadereyta,
Colón,
Corregidora, Jalpan, Marqués, Querétaro, San
Juan del Río, Santa Rosa, Tequisquiapan y
Tolimán. Los cambios continuaron y en 1932 la
Ilustración 13. (Geografía, 1995: 16)
72
Procese de Trabajo
configuración política estatal se divide en sólo ocho municipios: Amealco, Amoles,
Cadereyta, Colón, Jalpan, Querétaro, San Juan del Río y Tolimán. Es hasta 1941
que el estado queda dividido en los dieciocho municipios actuales: Amealco,
Arroyo Seco, Cadereyta, Colón, Corregidora, Jalpan, Pinal de Amoles, Querétaro,
San Juan del Río, Tequisquiapan, Tolimán, La Cañada (que vuelve a ser él
Marqués), Pedro Escobedo, Huimilpan, San Joaquín, Landa de Matamoros,
Ezequiel Montes y Peña Miller (Geografía de
Querétaro, 1995: 13-20).
3.1.3 Querétaro área de estudio
El estado de Querétaro es uno de las entidades
federativas más pequeñas del país con una
extensión
cuadrados,
territorial
y
se
de
divide
11,638
en
kilómetros
tres
regiones
fisiográficas nacionales: parte de la Meseta
Central, el Eje Neovolcánico y la Sierra Madre
Oriental (Geografía de Querétaro, 1995).
Ilustración 14. (Geografía, 1995: 7)
En el norte del estado, en la Sierra Gorda se
encuentran los municipios de Jalpan de Serra, Pinal de Amoles, Arroyo Seco,
Landa de Matamoros, Peña Miller, parte de Cadereyta y San Joaquín, éste último
es el municipio en que se centra el presente trabajo.
Actualmente el estado de Querétaro se localiza en la parte centro-oriente de la
República Mexicana. Sus coordenadas geográficas son; al norte por el paralelo
21° 37`; al Sur, se extiende hasta el paralelo 20° 01`; al oriente es limitado por el
meridiano 98°54` y al poniente por el meridiano 100° 35`.(Geografía de Querétaro,
Tomo I: 6). Físicamente el territorio queretano queda delimitado de la siguiente
manera, al norte por el estado de San Luis Potosí, al este por Hidalgo, al sur con
los estados de México y Michoacán y al oeste con el estado de Guanajuato. (Op.
Cit.: 6).
73
Procese de Trabajo
En la región este-norte del estado de Querétaro, se encuentra un ramal de la
Sierra Madre Oriental, conocido localmente como Sierra Gorda queretana. Es un
lugar de grandes yacimientos de plata y de mercurio, por ello a toda esta región se
le denomina zona mercurífera y motivo principal para la colonización de este vasto
territorio que cubre cerca de la mitad del territorio que conforma el estado.
El municipio de San Joaquín y la cabecera de igual nombre, fue el lugar donde se
centró el apogeo de la minería moderna de mercurio. Resultado de esta práctica,
también ocurre el aprovisionamiento de insumos, compra y venta de productos de
la minería, centro de reunión de los trabajadores de las minas y de los
propietarios. Motivo por el cual San Joaquín se elige como punto de partida para
las investigaciones relacionadas con el presente trabajo.
Para llegar a San Joaquín partiendo de la ciudad de Querétaro se toma la
carretera federal México-Querétaro número 57 en dirección México, a continuación
se toma la desviación a Jalpan de Serra en la Sierra Gorda, pasando por las
comunidades de Ezequiel Montes, Cadereyta, Vizarrón, después de 7 kilómetros
de la última, se desvía a la derecha por el camino estatal y 35 kilómetros más
adelante se encuentra la cabecera municipal de San Joaquín.
La cabecera municipal tiene una altitud de 2,170 msnm. Una temperatura media
anual de 14°C. En la actualidad tiene una actividad económica basada en
fruticultura, agricultura, ganadería y algunos remanentes relacionados con la
industria minera.
Dentro de este municipio se encuentran minas importantes como: La Fe, La
Guadalupe o Barranca, El Cristo Rey o El Otatal, La Maravilla, La Perla entre
otras, la mayoría registradas en un informe realizado por El Consejo de Recursos
Naturales No Renovables (Zamora & Piñeiro, 1965: 2). Además de las minas de
“El Doctor”, ubicadas más al norte y dentro del municipio de Cadereyta.
En el año de 1960 San Joaquín no contaba con vías de comunicación adecuadas,
a pesar de esto el municipio era el centro de operaciones entre los poblados y
minas que tenían trabajos de explotación, éste a su vez, se enlazaba con la ciudad
de Querétaro por una ruta de terracería que funcionaba en ese entonces.
74
Procese de Trabajo
Tomando como punto de partida al poblado de San Joaquín y dirigiéndose al sur,
se llega al poblado de El Doctor, después se subiría a la parte más alta del cerro y
luego de pasar la cima comienza el descenso para recorrer los poblados de
Chavarrias y Sombrerete. Ya en terreno plano se encuentra el poblado de San
Javier Tuzas, donde entroncaba con el camino Querétaro–Jalpan en dirección
Tamaulipas (Op. Cit.: 1).
Las vías de comunicación no fueron una limitante para que el área minera de San
Joaquín fuera uno de los productores más importantes de mercurio, ya que llegó a
tener una producción semanal de 3.9 toneladas, ello sin tomar en cuenta que el
proceso de beneficio del mineral se realizaba con técnicas rudimentarias y la
mayoría de los caminos fueron hechos para comunicar las minas entre sí y con los
poblados de los distritos mineros de San Joaquín y El Doctor (Op. Cit.: 2).
El distrito minero de San Joaquín se puede dividir en dos zonas que son:
San Joaquín, formado por las minas de La Fé, La Guadalupe, La Barranca,
Las Maravillas, Rosa María, Los Puerquitos, El Zopilote, El Cristo Rey
(Otatal) y Santa Mónica.
Azogues, en donde se incluían las minas de Pito Real, Mina Grande, El
Vidrio, El Sauce, La Palma, El Abra, Providencia y El Rincón (Herrera
Muñoz, 1994: 158,159).
El arqueólogo Alberto Herrera Muñoz menciona que para 1980 las minas más
importantes por su producción son: La Guadalupe, La Perla, Cristo Rey (Otatal), y
El Zopilote en el área de San Joaquín; mientras que para la región de Azogues
menciona las minas de: El Pito Real, Providencia, Mina Grande y El Rincón. En
ambas regiones el principal mineral es el mercurio.
75
Procese de Trabajo
3.1.4 Control de la producción de San Joaquín
Anteriormente se mostró el tema de la minería en el tiempo y la forma como se
comportó en nuestro país, su apogeo y desarrollo, importante para este trabajo ya
que nos permite ver parte del proceso de trabajo de ésta. Así, en este apartado se
expondrá la relevancia que tuvo San Joaquín en la producción de mercurio en la
época de mayor intensidad, esto es durante gran parte del siglo XX.
Como se expuso, la fundación del municipio de San Joaquín se debió al interés
por controlar los medios de producción y toda clase de actividad económica
agricultura, ganadería y sobre todo la minería de metales preciosos y de otros
minerales que eran requeridos en el proceso de beneficio, de cinabrio del cual se
obtiene el mercurio. Mineral muy apreciado pues sólo con él se podían refinar los
minerales de la plata y el oro, para obtener estos dos metales en estado puro.
Esto generó que alrededor del cinabrio se crearan grupos de poder para controlar
tanto la producción como la distribución en la Nueva España. Fue un reflejo de lo
que sucedió a nivel mundial, en años pasados cuando este mismo mineral estaba
controlado por la familia Rothschild, no obstante lo que sucedía en el caso
queretano era más local y por otros empresarios.
Desde finales del siglo XIX se empezaba a vislumbrar un ambiente más tranquilo
en estos territorios chichimecas, ahora con poblados pacíficos dirigidos por
caciques que en su mayoría fueron de origen español o por lo menos de
descendencia española, la estabilidad de este territorio fue el principal motivo para
que incrementaran las inversiones en el rubro de la minería. Así observamos como
en el siglo XX apareció la familia Braniff en el estado de Querétaro. Estaba
conformada por el ingeniero Thomas Braniff y sus tres hijos Arturo, Jorge y Oscar
Braniff, ellos pertenecientes a una de las familias de la Burguesía mexicana, y con
una gran trayectoria en las inversiones relacionadas con la economía del país.
Desde mediados del siglo XIX, esta familia intervino en áreas económicas a nivel
nacional en lugares como: Ferrocarriles de México y en la industrialización del
País, Thomas Braniff, también fue accionista del Banco de Londres y de México,
76
Procese de Trabajo
intervino en el comercio y la minería, la versatilidad, experiencia y capital
disponible de los empresarios extranjeros aunado a un país con necesidad de
generar desarrollo social y laboral, era un buen prospecto para toda clase de
inversiones las cuales eran esperadas y bien recibidas. Provocando el interés de
inversionistas alemanes e ingleses a participar en las actividades de las minas en
Real del Monte en Pachuca a finales de la década de 1830 y en los primeros años
de la década de 1840.
Es en esta época en que la familia Braniff se aventuró a trabajar en la Sierra
Gorda, lo que resultó en un intento fallido al tratar de hacer producir minas de
mercurio en el distrito minero de El Doctor. Y fue hasta 1905 después de la muerte
de Thomas Braniff, en que tres de sus hijos: Arturo, Jorge y Oscar Braniff con el
respaldo de la “Casa G. y O. Braniff”, empresa dedicada a la venta de maquinaria
y a la instalación de equipos eléctricos y telefónicos, que en 1906 adquirieron un
conjunto de 45 minas en el estado de Querétaro. Estas minas producían cobre,
plata, zinc, antimonio, bismuto y plomo, el conjunto de minas estaba dividido en
tres regiones; las minas de Maconí, El Doctor y Ranas (Collado, 1987: 86).
Para ese entonces la minería en la Sierra Gorda no era un tema desconocido,
pues como ya se mencionó, esta actividad se venía practicando desde época
Prehispánica, durante el periodo colonial y continuó durante gran parte del siglo
XX por un sinnúmero de mineros que se resistían a abandonar esta práctica
económica y a quienes se les unió la familia Braniff.
Cuando los hermanos Braniff compraron sus minas no contaban con instalaciones
apropiadas para el beneficio de los minerales que de ellas se extraían y las
técnicas de explotación no eran las más adecuadas, para optimizar los trabajos de
la producción, los hermanos Braniff se dieron a la tarea de modernizar los equipos
de fundición y los de extracción de minerales. A pesar de esto, el mayor problema
a que se enfrentaron los empresarios para la práctica de la minería en esta región
fue la lejanía, la mala comunicación de la empresa con los mercados de venta y la
del abastecimiento, ésta fue la razón por la cual los mineros también invirtieron en
77
Procese de Trabajo
caminos para que la región fuera más accesible y la producción tuviera más
utilidades (Collado, 1987: 86).
Pero a pesar de estos esfuerzos por optimizar los trabajos, a los ojos de los
empresarios la producción de las minas no era lo suficientemente abundante para
generar ganancias equivalentes a los gastos de inversión. Y con ello reactivar las
actividades de producción de las minas de mayor importancia en primera
instancia.
Una de las minas más importantes de la región se localiza en San Antonio de El
Doctor en el distrito minero de El Doctor, con la mina de plata de San Juan
Nepomuceno, que para 1906 pertenecía a los hermanos Braniff y posiblemente
fue la mina más grande que poseían los hermanos (Langenscheidt, 1988: 125,
126)
De acuerdo al texto de “Chichimecas, misioneros, soldados y terratenientes”, el
real de minas principal era El Doctor, categoría dada por su mina San Juan
Nepomuceno descubierta hacia 1753 (Cruz, 2003: 333), fecha en que inicia la
explotación de sus minerales y continúan los trabajos en esta mina de plata hasta
principios del siglo XX. Aunque no hayan sido trabajos continuos sino
intermitentes, las actividades de producción se mantuvieron vigentes por muchos
años y en consecuencia la región también lo fue.
3.1.5 Tecnología
Los conocimientos de un grupo de mineros que trabajan de forma artesanal, no
incluye nada más lo aprendido dentro del mismo trabajo sino también abarca otros
conocimientos en relación con el trabajo minero, en ocasiones las técnicas se
transmitieron de padres a hijos. Es así que la tecnología que se desarrolló en cada
uno de los momentos específicos de la historia de esta región no sólo cubrió las
necesidades de la producción y de los trabajadores, sino que también representó
parte de esta cultura. Así, es de considerar que la tecnología forma parte de la
expresión cultural del grupo social, y ésta se va adecuando a medida que el
tiempo transcurre y nuevas técnicas se van desarrollando y mejorando a causa del
78
Procese de Trabajo
ingenio de los integrantes. En algunos de los casos las nuevas ideas fueron
tomadas de trabajos previos en algunos otros centros mineros.
La tecnología se ha desarrollado a través del tiempo para dominar, subsistir y
satisfacer necesidades, además también está encaminada al perfeccionamiento
de técnicas y procesos que se utilizan para realizar el trabajo de una manera más
sencilla y aplicando el mínimo esfuerzo, es por esto que la invención y el ingenio
del ser humano en este caso, de los mineros, fue indispensable.
La unión de los elementos, “trabajo y tecnología”, junto con los conocimientos que
se desarrollaron alrededor de la actividad minera, dieron como resultado la
producción de mercurio, que fue el fin último de todo un proceso de trabajo. En
esta actividad productiva, requirió de un gran desgaste físico que repercutió en
todas las áreas del cuerpo provocando enfermedades relacionadas con el sistema
nervioso afectando la motricidad de las extremidades y reumatismo. Secuelas que
aun están presentes en las personas que desempeñaron esta actividad.
La tecnología se puede resumir en que; “es una parte de la cultura, de aquel
cuerpo de tradiciones que todo grupo posee” (Herskovits, 1954: 79), una de las
características de esta etapa de la vida e historia de San Joaquín fue el conjunto
de técnicas en las que se plasmaron los conocimientos de este grupo social, no
sólo los aprendidos al interior, sino también las técnicas de trabajo minero
externas traídas por individuos y aplicadas en esta comunidad.
Recordemos lo descrito en el capitulo “Proceso de Explotación en Época
Prehispánica”, en el que se habla de la tecnología y herramientas con las que se
contaba en dicha época, los percutores o utensilios de golpe sólo eran otras
piedras de tamaño y adaptadas para ser manipuladas por un hombre, así como
estacas o cuña de madera, y algunos utensilios de hueso como pequeños
punzones, el fuego para iluminarse en el caso de túneles y galerías. El fuego
combinado con el agua funcionaba como una excelente técnica para fragmentar
las rocas.
Lo anterior fue muestra de la tecnología desarrollada en la región, posteriormente
con el contacto hispano se implementaron nuevas técnicas como herramientas
79
Procese de Trabajo
dirigidas a mejorar la producción minera, como el caso de los utensilios de hierro
como las barras, los marros, picos y palas, de forma gradual y de acuerdo a las
posibilidades económicas de cada mina se implementaron los explosivos, estos
cambios se dieron durante el periodo colonial.
Durante la época Precolombina el principal interés de la minería en la región de
estudio fue la extracción del polvo rojo de cinabrio, debido a esto hay pocas
evidencias de hornos de beneficio de mercurio a diferencia de la época Colonial,
en donde el mayor interés se concentró en obtener el mercurio líquido para el
beneficio de la plata, lo que provocó la implementación de hornos de beneficio de
mercurio a los que desde esta época se les conoce como hornos de “retorta o
regionales”.
La mayor parte de la tecnología y técnicas para obtener el mercurio en esta área
de estudio, siguió teniendo el mismo principio hasta mediados del siglo XX.
Sustituyendo la fuerza del hombre que manipulaba los percutores por las
maquinas neumáticas y los explosivos que fueron más populares, también se
mejoraron los hornos conservando el principio de destilación y condensación de
vapores pero implementado en la elaboración de estos materiales como tubos
metálicos, materiales refractarios en la construcción de los muros del horno y
quemadores de combustible como petróleo y diesel dando como resultado una
mayor producción de mercurio.
De manera breve se hará mención sobre la tecnología con la cual contaban
algunas minas en la década de 1960, esto de acuerdo a lo descrito por el
ingeniero Salvador Zamora y Fernando Piñeiro (1965: 24-79). Entre las más
destacadas en el momento de la visita se encuentran; La Fe, La Guadalupe o
Barranca, La Perla, La Maravilla: Cristo Rey o El Otatal. El compresor que
accionaba las barras neumáticas
más popular en la región y momento
mencionado es el de marca Atlas Copco de 100 a 125 libras de fuerza, otro
compresor de la misma marca pero tipo TV4 de dos pistolas, Tower Vane de 100
libras.
80
Procese de Trabajo
La Maravilla es la que en ese momento se encuentra mejor equipada y por
consiguiente tuvo una mayor producción, contaba con un compresor eléctrico
Garner Denver, un compresor de diesel de 110 pies cúbicos de capacidad, uno
más Sullivan de gasolina de la misma capacidad, además dos plantas eléctricas:
una General Motors y otra White-Motor Deutz, un malacate Wisconsin y un horno
rotatorio.
Foto 7. Perforadoras neumáticas de distintas marcas, modelos y potencia, y trípodes. Propiedad de Salvador
Torres, foto Ezequiel T.
Para la extracción del material al área de patio de mina se implementaban varias
técnicas, la más común o tradicional era el mecapal; que consistía en un costal
con
capacidad
de
cargar
los
kilos
que
pudiera
soportar
un
hombre
proporcionalmente ligado a la distancia que se transportaba la carga, a mayor
distancia menor carga y menor distancia mayor carga. En minas de gran
profundidad y producción se implementó el malacate sistema de poleas
accionadas por un motor que subía el material de un nivel a otro y de ahí
continuaba el acarreo ya fuera con mecapal o en carrito o góndola que utilizaba un
sistema de vías para desplazarse y eran accionados por la fuerza de un hombre,
el más común de los carritos tenían una capacidad de carga de media tonelada.
Esta tecnología se complemento con los hornos que para la década de 1960 se
conocían como de “retorta o tradicionales”, que consistía en tubos de doce
81
Procese de Trabajo
pulgadas de diámetro sobre quemadores de leña, petróleo y diesel, de acuerdo a
la producción de la mina la inversión en la infraestructura era mayor y en la
construcción de los hornos se utilizó desde piedra y lodo hasta técnicas modernas
con materiales refractarios para un mejor aprovechamiento del calor producto de
los quemadores y un mayor rendimiento en la producción de mercurio liquido.
Una de las pocas minas que contó con horno rotatorio fue “La Maravilla” y puesto
que no nos tocó ver este horno a continuación una descripción del mismo de
acuerdo a lo relatado por el ingeniero Salvador Zamora en el año de 1965;
“El horno rotatorio consiste esencialmente en una concha de acero
tubular ligeramente inclinada, para permitir, cuando está en rotación,
el paso del mineral del extremo superior por donde es alimentado al
extremo inferior, en donde se encuentra la fuente de calor, de una
serie de tubos en “U” que sirven de condensadores, una pileta con
agua en donde se recibe el mineral y el cuarto de humos. Este horno
quema 12 toneladas en 24 horas a una temperatura de 355°C y
tiene una recuperación del 90 % a diferencia de los hornos
tradicionales que tienen una recuperación que va del 40 a 60 %”
(Zamora y Piñeiro, 1965: 44).
Aunque evolucionaron e implementaron nuevas técnicas y herramientas en la
minería de mercurio en el actual municipio de San Joaquín, la mayoría de las
minas continuaron trabajando de tal manera que se puede considerar como
“artesanal”, utilizando mano y fuerza del hombre como principal motor en las
diversas actividades productivas en la minería. Actividad de la que se desprende
gran parte de la identidad cultural de San Joaquín.
82
Procese de Trabajo
Foto 8. Horno rotatorio, foto proporcionada por Salvador Torres
83
Procese de Trabajo
Foto 9. Informante de San Cristóbal. Foto: Ezequiel Trejo.
CAPITULO IV
84
Procese de Trabajo
CAPÍTULO IV
El presente apartado se basa en la información obtenida mediante técnicas
etnográficas puestas en práctica durante las estancias de campo en la comunidad
de San Joaquín. Así como material visual de apoyo para una mejor comprensión y
entendimiento del proceso de trabajo relatado por los informantes, esto se dio
mediante un video realizado por la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de
México), en 1989. En el que se puede observar parte de las técnicas y procesos
de trabajo que perduraron hasta esos años.
En el desarrollo de este capítulo se toma como fuente central de información la
plática/entrevista con Heriberto Torres, quien proviene de familia minera, él mismo
menciona que estuvo en contacto con esta actividad durante toda su vida y
durante la cual adquirió y acumuló una gran cantidad de conocimientos en todo lo
referente a este tema.
Por lo tanto la información proporcionada por esta persona es la pauta para
redactar y desarrollar el tema. En el transcurso del mismo se va complementando,
corroborando y afianzando la redacción con muchas otras experiencias
compartidas, con quienes se tuvo la oportunidad de platicar. Con el mismo fin se
utiliza el video ya mencionado. En la bibliografía se anexa la información
pertinente de los informantes y del video.
85
Procese de Trabajo
4. VISIÓN DE LOS EXTRABAJADORES DE LA MINERÍA
DE SAN JOAQUIN
En las diferentes etapas que vivió un
grupo de individuos ocurren cambios
y en algunos momentos la vida de los
implicados se ve modificada debido a
diversos factores internos o externos,
mismos
que
inciden
de
alguna
manera en la población. De esta
manera la minería del mercurio se vio
definida por dos etapas importantes a
las cuales se les denomina como el
auge y el declive. Entendiendo como
auge la parte en la cual la minería
proporcionó enormes producciones
(en las décadas de los sesenta y de
Foto 10. Palemon Ledezma e hijos, una de las primeras
familias pobladoras de San Joaquín, Compilador Ezequiel
Trejo
los setentas), y donde muchos de los
dueños de minas obtuvieron grandes
ganancias. Mientras que el declive vino a partir de los años ochenta, donde la
minería aunque se seguía trabajando ya no era una actividad redituable.
Algunos de los cambios más notables se dan principalmente dentro de la
organización familiar y laboral, es donde los roles y las jerarquías existen. Con
respecto a esto es necesario mencionar que existen tres versiones sobre la
interpretación que se le dio al trabajo minero, estas versiones aportadas por los
trabajadores, los empresarios (dueños y socios de minas) y por supuesto las
mujeres.
Para clarificar el porqué de las tres versiones antes mencionadas es importante
una concisa contextualización de los roles que los tres grupos ejercían.
Comenzando por el rol que desempeñaba la mujer, de acuerdo con Lucy Mair
quien señala, “…en la mayor parte de las sociedades los hombres piensan que las
86
Procese de Trabajo
mujeres no están capacitadas para algunos tipos de trabajo…” (Mair, 1986: 162),
de acuerdo al rol social de la época el hombre era el proveedor de casa vestido y
sustento, debido a que el trabajo de la región fue muy pesado la mujer sólo se
dedicaba a las labores domesticas y el cuidado de los hijos. El hogar se ubicaba
cerca de las tierras de cultivo, era en esta actividad en la que participaban más,
pues en muchos de los casos ellas eran las responsables del trabajo de la tierra,
sólo apoyadas por los hijos, en el mejor de los casos, adolescentes. En los ratos
libres que en ocasiones tenía el jefe de familia también apoyaba estas labores,
después de su turno de trabajo en alguna mina, lo anterior causó que la agricultura
sólo fuera de subsistencia familiar.
Otra visión por la cual se aborda el proceso del trabajo minero es la que tienen los
empresarios o dueños de las minas, de quienes el estilo de vida fue claramente
diferente al de los trabajadores, este grupo en especial repercutió en cambios en
la organización política, pues fue el grupo dominante de la comunidad. Pilar Calvo
y Roger Bartra en la investigación “Clases dominantes y lucha ideológica”, definen
el poder político y el poder social como;
“…el poder político se define por el control de los medios de decisión
política y de represión. En esta última instancia, significa el control
del aparato estatal, que en las zonas rurales está representado por
las presidencias municipales, los organismos estatales, el partido
oficial, el ejército, los congresos estatales, los caciques, el sistema
judicial, etc. Por poder social entendemos el poder que obtienen
ciertas personas sobre la base de su influencia en amplios sectores
de la población, basado en su popularidad, liderazgo, o control de
medios de difusión (prensa, radio, etc.). Es decir, se trata del poder
que obtiene un dirigente en virtud de que se obtiene la
representación de uno o varios grupos sociales” (CALVO, Pilar y
BARTRA, Roger, 1986: 92).
En los fragmentos de texto anteriores se plantea la existencia de una estructura
política, en la cual existen ciertas jerarquías enfocadas al equilibrio y buen
87
Procese de Trabajo
funcionamiento de una comunidad, en este caso el poder político está
representado en primera instancia por el presidente municipal, que en muchas
ocasiones el cacicazgo se presenta en este grupo. El cacicazgo concentra el
poder sobre la comunidad, repercutiendo fuertemente en su organización política,
económica y social del lugar sin dejar a un lado el control de los medios de
producción en éste caso la actividad minera.
Finalmente la visión más importante para este trabajo es la que proporcionaron los
trabajadores (obreros de la mina), quienes también son parte de una sociedad con
dos actividades productivas predominantes y combinadas que son; la agricultura y
la minería encaminadas a una mejor sustentabilidad de los miembros del grupo.
En el trabajo realizado por Juan Luis Sariego se plantea la forma en que se realizó
el cambio de actividad de campesinos a mineros, así como la idea que éstos
tenían sobre los beneficios que ésta nueva actividad les traería. Aunque no hubo
tales beneficios, pero la combinación
de ambas actividades económicas,
la agricultura y la minería, les
proporcionó
la
oportunidad
de
obtener mejores ingresos y mejorar
el sustento de la familia;
“…al sur de Cananea si
existía
sin
embargo
una
agricultura de subsistencia
concentrada
en
las
poblaciones cercanas al río
de
Sonora,
de
las
que
provino el más nutrido grupo
de campesinos que llegaron
a Cananea, para ellos el
trabajo
en
las
minas,
representaba la posibilidad
Foto 11. Informante fuera de una mina familiar. Foto
Ezequiel Trejo
88
Procese de Trabajo
de obtener un salario fabuloso de tres pesos diarios…” (Sariego,
1988: 110,111).
De ésta manera podemos entender que la combinación de las dos actividades
surgió de una necesidad de subsistencia, aquí radica la posibilidad de obtener
ingresos más altos donde las dos labores económicas son bien aceptadas. Queda
claro que la visión de los actores sociales pertenecientes a los diferentes sectores
económicos varía, esto es de acuerdo a los intereses y los beneficios que reciba
cada grupo.
Foto 12. Exminero dedicado sólo a la agricultura. Foto Ezequiel T.
En la región de la Sierra Gorda queretana hay evidencia de actividad minera
realizada por los grupos de pobladores locales desde mucho tiempo antes del
contacto hispano, labor dirigida a la búsqueda y obtención del cinabrio, mineral de
color rojo intenso, usado como pigmento para decoración en vasijas y ofrendas
fúnebres entre otros usos. El cinabrio se obtenía mediante un proceso de beneficio
similar al de destilación para obtener el mercurio, metal utilizado durante la colonia
para el beneficio de la plata, ésta fue la razón principal de dominio sobre los
pobladores y el vasto territorio serrano y por consecuencia de las minas de
89
Procese de Trabajo
cinabrio, con el propósito de no depender del mercado español en la obtención de
mercurio.
Actividad que se prolongó hasta el siglo XX y durante el periodo de gobierno de
1917 a 1919 se decreta que el poblado de categoría de Congregación de San
Joaquín de Ranas sea elevado a Pueblo del Mineral de San Joaquín,
nombramiento que según Juan Luis Sariego, es más que una categoría
demográfica. En el sentir y en la tradición escrita de sus habitantes, los minerales
fueron poblaciones que nacieron, decayeron o resurgieron a raíz del éxito o
fracaso de sus minas. Por eso su historia se identifica con el origen y la trayectoria
de una empresa y de un proletariado adscripto a ella (Sariego, 1988: 71).
En las siguientes décadas el consumidor y el uso del mercurio cambiaron,
entonces se utilizó como detonante de algunos explosivos usados en la segunda
guerra mundial y guerras posteriores. Es en éste periodo cuando viene una nueva
bonanza provocada por la gran demanda de este metal, demanda que duró
aproximadamente desde 1940 hasta principios de 1980.
El resurgimiento y sobre todo la buena rentabilidad de esta actividad en el poblado
de San Joaquín generó un intenso proceso de población y a su vez de
proletarización, además de una profunda transformación de la economía local.
La actividad minera fue el eje alrededor del cual se articularon subordinadamente
las demás actividades económicas. El impacto de esta actividad repercutió
directamente en el sector agro-ganadero, que aunque estas actividades no fueron
a gran escala se relegaron a realizarse durante el tiempo libre de los pobladores
ya que su prioridad fue el trabajo minero.
Asimismo incidió en la transformación del entorno agrario y de igual forma el
espacio urbano-social giró de acuerdo a las necesidades de la fuerza de trabajo
de dicha actividad minera y dentro de este “Mineral” los empresarios se
atribuyeron el monopolio de los recursos económicos, el espacio, los servicios y el
comercio, además del control social y político de la población.
90
Procese de Trabajo
La hegemonía local de la empresa, los propietarios de minas quienes
conformaban la clase dominante, el relativo aislamiento geográfico de la
comunidad, su entorno con respecto a los centros urbanos y en general la
completa estructuración de la vida social con la actividad minera, contribuyó a que
esta comunidad se desarrollara como una sociedad cerrada a la influencia externa
y cohesionada alrededor de la vida y de las pugnas sociales internas que afectan
al sector más importante de sus habitantes: los obrero-mineros.
Cómo continuar este relato, cómo transmitir el pensar, el sentir de los trabajadores
de la mina, cómo contar sus vivencias, anécdotas, cómo contar la historia donde
se les fue la vida, puesto que el siguiente paso del presente trabajo ya no son
datos obtenidos de los libros, es la historia de los mineros, de esos personajes que
vivieron de la minería y sobretodo de los que sobrevivieron a esta actividad tan
peligrosa. Aunque algunos de ellos todavía anhelan el tiempo de abundancia y
esperan
su
regreso,
en
contraste con algunos extrabajadores de la minería
que recuerdan esta etapa de
sus
vidas
accidentes,
cargada
de
enfermedades
que aún padecen, maltratos y
humillaciones por parte de
algunos de los patrones. A
todo esto no podía faltar el
recuerdo
de
trabajar
en
condiciones tan precarias con
las que se contaba en esa
época lo que se resume en
un agotamiento físico y moral.
Todo esto sólo matizado por
Foto 13. Habitante y minero de la comunidad de San Cristóbal.
Foto Ezequiel T.
91
las
efímeras
satisfacciones
Procese de Trabajo
producto de las ganancias de esta actividad, puesto que muchos de los
trabajadores
comentan
que
al empezar la
minería
tenían
necesidades
económicas, y al término de la bonanza quedaron en igual o peor situación debido
a las enfermedades adquiridas y provocadas por la actividad minera. Las
experiencias vividas originaron cierto recelo, pero ese sentimiento no les impide
identificarse culturalmente con este grupo aunque afirman de manera rotunda que
no volverían a realizar dicha actividad.
“Tal parece que fue una cosa que ni nosotros hemos podido darle una
explicación”, comenta Heriberto Torres quien fue un minero muy reconocido por la
comunidad al preguntarle cómo fue esa etapa de su vida, y aunque fue un evento
que se dio paulatinamente además de ser una actividad con la que habían
convivido desde siempre, motivo por el cual no le prestaban mucha atención pues
formaba parte de sus vidas.
Sin darse cuenta, cobró gran importancia la minería de mercurio cuando
incrementó la demanda a la par con el precio, dando como resultado que los
pobladores de San Joaquín se dedicaran a la busca de las minas prehispánicas (o
chocolones como ellos las nombran).
Fue una gran ventaja para los pobladores de esta comunidad el hecho de que las
minas de esta región hayan tenido origen en época prehispánica y algunas de
ellas hayan tenido continuidad durante el proceso colonial. Debido a esto, sólo
había que buscarlas, aunque en la mayoría de los casos la actividad minera
indígena consistía en un pequeño túnel de excavación en donde cabían los
individuos acostados y la gran mayoría de las minas se encontraban tapadas con
la rezaga o escombros producto de este trabajo.
Otros informantes describen la forma de ocultar las minas de la siguiente manera;
a cierta profundidad (variable) había un tapiado, una lapida redonda de roca de
unos 50 cm de diámetro y sobre ella hasta llegar a la superficie presentaba un
retaque de piedra y lodo. Era necesario retirar este tapón para introducirse y
obtener un poco de mineral e iniciar el proceso de tentadura, etapa en la cual y
92
Procese de Trabajo
dependiendo de la calidad del mineral obtenido se tomaba la decisión de explotar
o no el yacimiento.
4.1 Búsqueda y tentadura
de la mina
La
búsqueda
de
las
minas
consistía en recorrer el territorio
serrano en busca de cambios en
el
paisaje
como
cambios
de
del
suelo,
el
coloración
afloramiento de cierto tipo de
rocas.
El
derramaderos,
encontrar
los
rodaderos
de
rezaga, entendiendo que son los
tiraderos de escombros que se
acumulan
Foto 14. Foto extraída de la solicitud de denuncio mina Santa
Ana
fuera
de
la
mina,
actualmente patio de mina, y por
consecuencia
encontrar
la
bocamina o los trabajos a cielo abierto. Éstos son los que se desarrollaron al aire
libre sin túneles, galerías o socavones, y sólo mantienen el frente de extracción al
aire libre estos trabajos pueden ser de época prehispánica y en ocasiones colonial
y fueron el lugar idóneo para iniciar una exploración (Herrera, 1994: 374, 410,).
El problema de identificar si una mina tenía posibilidades de ser explotada se
resolvía de varias formas y de acuerdo al criterio del gambusino, la primera y la
menos común se realizaba de la siguiente manera; el momento de encontrar una
mina prehispánica era de suma alegría e importancia pero lo más importante era
la segunda fase y en ocasiones lo más peligroso ya que había quienes se metían
al túnel sin importar que estos trabajos tuvieran varios cientos de años. El que se
introducía era de complexión delgada, y se amarraba de las piernas o por la
cintura con una cuerda que era sujetada por una persona que se quedaba fuera
de la mina. Como estos túneles eran de pequeñas dimensiones la forma de entrar
93
Procese de Trabajo
era arrastrándose boca abajo impulsándose con las manos hacia adelante,
iluminados por lámparas de carburo o de baterías, herramientas como una
pequeña picoleta o barreta, un costal o morral para poder sacar la muestra del
mineral que hubiera en el frente de excavación.
“…era de los indios le dije al finado Moy, a ver, amárrame de aquí de
las… los pies compadre, y me bajo boca abajo, y así le hicimos y me
lleve la lámpara de mano y la de carburo, baje como cuatro metros, y
abajo en el fondo ¡habían hecho un montón de mineral los indios!,
saque una morralada, ¡pero! de ¡primera!, de un cincuenta por
ciento, si traías veinte kilos de mineral se convertía en diez kilos de
mercurio, es lo mejor lo más rico…” (Torres, 2002).
Afuera de la mina y después de analizar con más detenimiento el material extraído
y de acuerdo a la potencialidad del mineral estudiado se tomaría posteriormente la
decisión de trabajar de manera formal o no en ese yacimiento.
La segunda forma y también la más practicada fue el proceso conocido como la
tentadura y tenían una forma menos osada de realizarse, esta se puedo observar
en un video realizado por la UMAM. Se depositaba en un recipiente extendido
(una charola, un plato) un poco de tierra o desechos de la mina en cuestión, y de
forma manual se iban quitando las piedras y todas las impurezas más grandes que
se pudieran retirar de esta forma. A la tierra restante en el recipiente le agregan
agua y lo agitan con movimientos circulares, de manera que el agua junto con los
materiales más livianos vayan saliendo de la charola o plato y lo más pesado se
asienta en el fondo y al ser el cinabrio un mineral muy pesado es prácticamente lo
único que queda en el recipiente. La cantidad de mineral acumulado en el fondo
de la charola es lo que da una idea de que calidad de mineral o veta puede haber
en el frente ya que si en los desechos de este trabajo se obtiene una buena
concentración de mineral es muy probable que la veta sea mucho mejor (TVUNAM, Los Srs. del Mercurio: 1989).
Los mineros de esta época lo manejaban como kilo por tonelada, si la rezaga tiene
una concentración de medio kilo por tonelada, por lógico para ellos en el frente del
94
Procese de Trabajo
yacimiento debe haber mineral de gran calidad y por consecuencia tiene un gran
potencial la mina.
Estas dos etapas se llevan a nivel de gambusino, esto no es un trabajo formal, es
un proceso en donde se busca la potencialidad del yacimiento, además del grado
de rentabilidad como para integrar maquinaria o sólo dejar la tecnología de picos,
marros, palas, talachos, cuñas, cinceles y barrenas (Herrera, 1994: 374, 410,).
En esos días tocó mucha suerte encontrar minas, porque muchos de los
pobladores de San Joaquín intentaron por su cuenta encontrarlas y trabajarlas, se
corría el rumor de muchas minas trabajándose de forma informal y unos contaban
con suerte y en poco tiempo su trabajo comenzaba a dar frutos y otros más ya
tenían algún tiempo trabajando un yacimiento sin obtener una buena producción.
Muchos de ellos al no contar con los recursos y sobre todo cuando no obtenían
ganancias se veían forzados a abandonar su papel de empresarios y enrolarse
como trabajadores u obreros de la minería
Pero siempre hay quien cuenta con los recursos y pueden aprovechar las
oportunidades de invertir en algún negocio, y otros más que fueron perseverantes
aunque no contaban con los recursos, trabajaron en las minas para aprender y su
sueldo lo invertían en insumos para en su tiempo libre trabajar por su cuenta algún
yacimiento, y poco a poco aprendieron los dos trabajos, el de obrero de la minería
y el de empresario minero.
El conocimiento sobre su entorno los vuelve muy diestros en la búsqueda y
reconocimiento de las minas prehispánicas, conocimiento heredado de generación
tras generación hasta nuestros días y la pericia fue la mejor herramienta para
encontrar y trabajar las minas de época prehispánica que pronosticaran una buena
producción. En su entendimiento de las cosas se refieren a estos indicios de
minería precolombina como chocolones o chocoloncitos de los indios y de acuerdo
a ellos ninguna mina en todo lo que es la región de la sierra se encontró nueva,
todas absolutamente todas chicas o grandes fueron inicio de los pobladores de
esta región a quienes se refieren como Los Aztecas.
95
Procese de Trabajo
Foto 15. Extraída de un denuncio de mina hecho por Vicente F. Martínez Martínez. Bocamina colonial
Si bien es cierto estos inicios de minería tienen origen en época precolombina y
algunos de ellos tuvieron continuidad en época colonial no exactamente fueron
Aztecas, pero el punto no es identificar al grupo cultural que ocupó la Sierra Gorda
lo que atañe a esta investigación como punto principal es describir el proceso de
trabajo, sin dejar de lado algunas otras actividades que estén directamente
involucrados o que formen parte del gran desarrollo de conocimientos adquiridos
por los pobladores de esta comunidad para encontrar y explotar estos indicios de
actividad minera.
No todos los pobladores y trabajadores de la minería en San Joaquín tenían el
conocimiento para detectar un chocolón, aunque un gran número de ellos
conocían de esto, lo veían como un golpe de suerte siendo su oportunidad para
probar fortuna. Pero no era suficiente con saber encontrar los vestigios
prehispánicos, además era indispensable identificar la calidad y rentabilidad del
yacimiento y de acuerdo a su experiencia, había muchos chocolones pero no era
rentable trabajarlos todos porque muchos de ellos no tenían una buena calidad de
mineral y a esto agregamos que no todos los trabajadores tenían el capital para
invertir en una mina por lo que la mejor opción era integrarse como trabajadores
por un sueldo semanal.
96
Procese de Trabajo
Para involucrarse en la minería existía otra opción, al no contar con el capital para
comenzar una empresa y si encontraban una mina la mejor opción era dar parte a
quienes si tuvieran los recursos para invertir. Esto no se tomaba como una
sociedad pues la mina era de quien tenía los recursos para hacer el denuncio y
explotarla. A la persona que había tenido la fortuna de encontrarla sólo se le
otorgaba una pequeña cantidad de mercurio cada semana sin tener que trabajar,
esto era una especie de pensión, pero tenía su penalización y si trataba de
reclamar más mercurio o llevárselo sin autorización se le revocaba su pensión y
jamás le volvían a dar mercurio.
Los nuevos empresarios de la minería y los mismos trabajadores no se explican la
actividad minera de época prehispánica, para algunos era una actividad que
conocían desde su infancia y el origen lo desconocían, pero comprendían que era
una práctica que padres y abuelos ya realizaban antes de que ellos nacieran y
algunos otros vinieron a aprender este oficio más tarde. Unos más a poner en
práctica sus conocimientos adquiridos en alguna otra región minera, pero todos
con un fin común mejorar su nivel de vida, motivo por el cual todos llegaron a
dominar este trabajo. Al pasar las generaciones de trabajadores esta actividad se
fue tecnificando, al mismo tiempo se fue haciendo más eficiente la búsqueda de
las minas de origen prehispánico, así como el proceso de trabajo.
4.2 Método de trabajo
En la comunidad de san Joaquín la actividad minera comienza con la dinámica
mencionada anteriormente, que fue la búsqueda y tentadura de yacimientos. Esto
para lograr tener una idea del grado de rentabilidad de dicho hallazgo, en el caso
de quienes se aventuraron como empresarios motivados por iniciativa propia y
sobre todo por la satisfacción económicas que representaba el ser propietario de
los medios de producción.
Para los trabajadores, quienes llevaban a la práctica el conocimiento de la minería,
el trabajo comenzaba en las primeras horas del día antes del alba entre las cuatro
y seis de la mañana, esta era la hora apropiada para encaminarse a su destino de
97
Procese de Trabajo
trabajo procurando tener un buen margen de tiempo pues en ocasiones el traslado
duraba un par de horas. Algunos tuvieron la fortuna de habitar cerca del área de
trabajo y les tomaba unos minutos en llegar. El ingreso en la mayoría de los casos
era a las siete de la mañana según señala Cirilo Sánchez Martínez quien tuvo la
oportunidad de trabajar en minas que contaron con este sistema, fueron contadas
las minas que manejaban de dos a tres turnos de ocho horas de trabajo cada uno,
en todas las actividades propias de la producción.
Foto 16. Mina del Otatal, se observa la techumbre que cubre el área de hornos y las dimensiones del patio de mina:
foto proporcionada por Heriberto Torres.
En minas de dimensiones como El Otatal, La Maravilla, Calabacillas y algunas
más que fueron empresas muy bien establecidas con una producción de poco más
de media tonelada de mercurio por semana lo que se traduce en una gran
rentabilidad. Razón por la cual existía la facilidad de proporcionar al trabajador
equipo de seguridad que constaba de casacas o impermeables de plástico, botas
de hule y casco para los faineros o fajilleros. Para los barreteros o perforistas una
casaca de mezclilla o alguna otra tela resistente a este trabajo, casco y en
ocasiones gafas para proteger los ojos del polvo y tierra, a los horneros se les
proporcionaban mascarillas y gafas para protegerse de los gases del mercurio.
De acuerdo al testimonio de Juan Martínez:
“…a los faineros, se les proporcionaba un traje de hule, botas y
casco pero hubo minas que en algunos de sus túneles el agua les
pasaba de la cintura y en estos casos el equipo no servía de mucho.
98
Procese de Trabajo
A los horneros una mascarilla y gafas para que se protegieran de los
gases, de acuerdo a la experiencia de ellos mismos no servía y
muchos decían –ese fregadera en lugar de ayudarnos nos friega
más- y sólo se ponían un paño amarrado en la cara. Ahora llegamos
a la conclusión de que no estaban acostumbrados a utilizar el equipo
y por eso nos resultaba más un estorbo que una ayuda…” (Martínez,
2002).
El equipo era dejado en una habitación que formaba parte de las instalaciones de
la mina, en el que cada trabajador tenía asignado un espacio numerado que
constaba de un gancho fijo a la pared en donde colgaba su equipo o uniforme de
seguridad, por el cual pasaban
antes de dirigirse a su área de
trabajo y por supuesto antes de
pasar lista de asistencia.
El siguiente paso era acudir a la
bodega
de
herramientas
en
donde
se
solicitaban
las
herramientas
de
de
acuerdo
cada
actividad
los
faineros
a
desempeñada;
trabajo
requerían de palas, picos, marros
para triturar el mineral, carretillas
Foto 17. Vicente Ferrer, trabajador y empresario minero. Foto
proporcionada por Vicente Ferrer.
y en caso de ser necesario las
barricas o costales para acarrear
el material en la espalda, en donde había sistemas de vías en las que se
desplazaban las góndolas sólo relevaban a su compañero.
Los barreteros o perforistas solicitaban barras, marros y cuñas, los segundos
utilizaban barras y en ocasiones sustituían la máquina perforadora en uso por una
que estuviera en mejores condiciones, todos los que trabajaban dentro de la mina
requerían de una lámpara de carburo. El demás personal como guardias de
99
Procese de Trabajo
seguridad, operarios del malacate, y horneros sólo se presentaban a su área de
trabajo.
Por lo general los hornos eran los únicos que permanecían trabajando las
veinticuatro horas del día y por lo mismo tres jornadas de trabajo aunque en
ocasiones únicamente se contaba con dos turnos de doce horas cada uno. Debido
a esto las personas que desempeñaban esta actividad y un ayudante
permanecían durante la noche en la mina acompañados por personal de confianza
de los empresarios (socios de la mina) guardias o veladores.
Había actividades o tareas asignadas en las que al cumplir con lo establecido el
trabajador daba por finalizada la jornada del día retirándose de la mina. En la
mayoría de los casos se realizaba en menos horas de las que constaba una
jornada o turno, debido a esto contaban con tiempo libre para desempeñar otras
actividades como la agricultura y cría de ganado de corral, en su mayoría
desempeñadas como complemento y apoyo al gasto diario.
En ocasiones familiares, amigos y algunos miembros de una localidad se
asociaban en el denuncio de una mina convirtiéndose en pequeños empresarios
con la finalidad de aminorar la inversión aportada por persona en dicho denuncio y
explotación de la mina en cuestión. Además de desempeñar la función de
trabajadores y en lugar de un sueldo se repartían las ganancias, debido a que no
contaban con empleados era más rentable rolar turno cada uno de los socios para
permanecer en la mina durante la noche realizando la actividad de hornero y
velador, siendo relevado al siguiente día por los socios que les tocaba trabajar en
el proceso de extracción.
Como vimos en las líneas anteriores hubo varias formas de organizar los tiempos
de trabajo determinado por el grado de rentabilidad y potencialidad de la veta. En
numerosos de los casos influyó mucho la inversión que podía asignar él o los
socios de una mina ya que en ocasiones los socios no contaban con los recursos
suficientes para explotar un yacimiento de la mejor forma posible, y se quedaba en
una producción a baja escala aunque la veta fuera de gran rentabilidad.
100
Procese de Trabajo
En este proceso minero-metalúrgico ya se habló de la etapa de búsqueda y
tentadura de los yacimientos, la evaluación y potencial de la veta, ahora es el
momento de hablar de lo que es propiamente la actividad minera. Los procesos
que se realizan en el área de trabajo para obtener el mineral deseado, en este
caso el mercurio.
Comenzando por la división de las partes con las que cuenta una mina, éstas son:
camino de acceso, patio, frente de explotación, bocamina y terreros. Los espacios
mencionados como las actividades que se realizan en cada uno de ellos se
pueden englobar en dos grandes áreas, que serian; el interior y el exterior de la
mina, por consiguiente el trabajo se divide en; “Trabajo dentro de la mina y Trabajo
en patio de mina”.
101
Procese de Trabajo
4.3 TRABAJO DENTRO DE LA MINA
Foto 18. Foto del proceso de registro de una mina hecho por J. Marcolino Camacho L.
A continuación se describirán las actividades productivas que se realizan al interior
de la mina, entre ellas el barrenado, la tronada o tumbe y el acarreo de todo este
material al exterior de la mina, en donde continúa el proceso de beneficio del
mercurio y del cual se hablará más adelante.
Todo el trabajo minero en San Joaquín lo podemos dividir en tres temporalidades;
la más antigua refiere al trabajo que se desarrolló en época prehispánica, actividad
que ya se describió en capítulos anteriores. Este trabajo continúo con el contacto
hispano implementando nuevas técnicas y herramientas en busca de mejorar la
producción de mercurio utilizado en el beneficio de la plata. Aunque con el
descubrimiento de nuevas técnicas de beneficio de la plata, la demanda de
mercurio disminuyo notablemente y las minas fueron abandonadas quedando sólo
una producción a muy baja escala. A mediados del siglo XX se generó a nivel
mundial una gran demanda de mercurio, el cual ya en esos tiempos se utilizó en
artefactos explosivos que eran empleados en guerras que tuvieron lugar en esa
época en varias partes del mundo.
102
Procese de Trabajo
La actividad minera colonial trajo consigo técnicas de explotación y algunas se
generaron aquí en San Joaquín y, a pesar del avance tecnológico, muchas de
estas técnicas perduraron durante
todo
el
tiempo
que
duró
esta
actividad en dicha región. Una de
éstas fue el barrenado manual, en el
cual se utilizaba la barra y el marro
para
hacer
los
barrenos,
herramientas que fueron sustituidas
por
los
hidroneumáticos.
compresores
El
mecapal
fue
remplazado por la carretilla, ésta a su
vez por la góndola, la escalera por el
malacate5 sustitución que se dio sólo
en
algunas
minas
de
una
alta
producción. Aunque aún en estas
minas existían áreas en las que era
forzosamente necesario el empleo de
estas
Foto 19. Malacate de manufactura artesanal.
técnicas
de
explotación
rudimentarias.
Más aún en minas que se explotaron por sociedades generadas por la unión de
familiares, vecinos y amigos. Miembros de una comunidad que se agrupaba con la
finalidad de trabajar un yacimiento de mercurio, agrupación en la que cada
integrante cooperaba con lo que tuviera en bienes económicos y sobre todo con
mano de obra. Debido a que este tipo de sociedades contaba con una baja
inversión el proceso de explotación así como las herramientas implementadas
eran las más rudimentarias. Estos son los motivos por los que esta actividad se
5
Malacate: Máquina que consiste en un torno colocado verticalmente con varias palancas horizontales desde
donde se engancha el motor que lo mueve, a fin de subir recipientes cargados con diversos materiales, del
fondo de un pozo.
103
Procese de Trabajo
puede definir como un proceso de
extracción y beneficio de mercurio
artesanal,
característica
que
predominó en la comunidad de
San Joaquín.
Al encontrar y realizar la tentadura
de un yacimiento de cinabrio que
tuviera origen indígena o colonial y
de
acuerdo
arrojados
por
a
los
el
resultados
proceso
de
tentadura se tomada la decisión
de explotar el depósito de mineral.
Debido a que los túneles de
actividad minera prehispánica son
de
pequeñas
dimensiones,
el
primer paso era ampliar la altura
hasta el grado en el que un
Foto 20. Mina sin técnica definida de trabajo. Foto Ezequiel T.
hombre pudiera pasar de pie. La
altura quedaría de 1.80 y el ancho de dimensiones en las que pudieran transitar
dos hombres, aproximadamente 1.50 metros. Estas dimensiones dependían del
grado de tecnificación que se empleara en el proceso de extracción de cada mina
(Torres, 2002).
La dimensión del túnel o socavón está directamente relacionada con la forma de
acarreo del material o mineral, la más rudimentaria que es el acarreo en costales
requiere de un espacio menor. En caso de emplear en el acarreo la carretilla o la
góndola implica un túnel de dimensiones mucho mayores, claro que el acarreo
está determinado por la potencialidad de la veta, que a su vez influía en las
dimensiones del túnel, estos aspectos iban cambiando durante el desarrollo de la
obra.
104
Procese de Trabajo
Foto 21. Mina del Otatal, socavón de extracción por sistema de vías y góndola (carritos de acarreo).
En esta región serrana en la que se encuentra localizado el municipio de San
Joaquín, el camino siempre es cuesta arriba o abajo, por las laderas de los
grandes cerros debido a lo accidentado del terreno la bocamina se encontraba en
el costado de alguna de estas grandes elevaciones. Se le hacían rebajes al cerro
para nivelar el exterior y de esta manera crear el área de trabajo fuera de la mina.
Para agilizar el trabajo, todo el sobrante o rezaga de producto de la quema del
cinabrio, es arrojaba justo fuera de la mina o en la orillas de los rebajes para ir
formando y ampliando el patio de mina. La principal finalidad era tener
concentradas las distintas áreas de trabajo para reducir el tiempo de proceso de
producción y sobretodo reducir el esfuerzo hombre.
105
Procese de Trabajo
4.3.1 BARRENADO
Manual y con maquinaria neumática
Como se vio en los antecedentes de este trabajo durante el proceso de obtención
del cinabrio en época prehispánica, se realizaban herramientas de piedra, cuñas
de madera y fuego para calentar las piedras más próximas a la veta.
Posteriormente se enfriaban de manera abrupta para que se estrellaran o
rompieran, después eran golpeadas con otras piedras, los hombres se apoyaban
con cuñas de madera para desprender fragmentos e ir obteniendo el cinabrio. Con
el contacto hispano se implementa el hierro, barras, marros y sobre todo la
pólvora, que simplificó y optimizó el trabajo de obtención de cinabrio y por
consiguiente del mercurio.
Terminada la ampliación del túnel o
socavón y haber llegado a lo que es
el frente de explotación, comienza el
barrenado de extracción, trabajo que
se desarrolla alrededor de la veta o
hilo de mineral procurando optimizar
los recursos, de acuerdo a la
rentabilidad del yacimiento.
Foto 22. Bocamina moderna. Foto Elizabeth Mejía.
“…a barrenar 4 o 5 barrenos según lo que pidiera el hilo del metal, y
si hay un hilo hay que barrenar para donde quiera que vaya el metal
para sacar el mineral” (Santos, 2002).
Esto puede ser tan simple como lo es el tumbe manual empleando marro, barreta
y cuñas sin utilizar explosivos. En segundo término en donde también influye la
solvencia económica y sobretodo la riqueza de la veta viene el barrenado con
barra y marro incorporando los explosivos, posteriormente cuando los recursos y
la producción son mayores se emplearon las herramientas neumáticas.
106
Procese de Trabajo
Foto 23. Se observa el trabajo en etapa de trabajo a cielo abierto. Foto
proporcionada por Vicente Ferrer.
Los informantes coinciden en que la cantidad de barrenos depende del tamaño de
la veta y si ésta es demasiado pequeña, es más factible el trabajo a mano
auxiliado por barras metálicas, cuñas y marros. Lo anterior con la finalidad de
hacer más redituable el tumbe del mineral, ya que por los costos no es rentable
invertir en un trabajo que no va a producir para sufragar lo invertido. Este proceso
se realiza de esta misma manera hasta que el minero considere pertinente, el
cambio de técnica, decisión que se tomará sólo al ver que el grueso de la veta
mejora y se hace de mayores dimensiones ocasionando que sea rentable
implementar la perforadora hidroneumática y los explosivos.
El trabajo de barrenado se realizaba entre dos personas, el barretero y el
ayudante, en ocasiones cuando la mina así lo ameritaba y siempre que hubiera
espacio trabajaban en un mismo frente hasta tres barreteros, con la finalidad de
realizar la tronada o tumbe en el menor tiempo posible, agilizando la obtención de
mineral y por consecuencia de mercurio. Esta actividad se llevaba a cabo
alrededor de la veta, hilo o mantos de metal (Aurelio, 2002).
Ya decíamos que intervienen dos personas para hacer un barreno, el barretero,
quien ha ganado ese rango por dominar esta actividad, su experiencia le permite
analizar la dureza de la piedra y las dimensiones de la veta para determinar
107
Procese de Trabajo
cuántos barrenos se harán y en donde hay que hacerlos. Además este mismo
personaje determina la profundidad que tendrá cada uno de los barrenos, que son
de veinte centímetros de profundidad en yacimientos de poco grosor y piedra de
poca dureza, en estas condiciones un promedio de perforaciones realizadas era
aproximadamente de cuatro. Cuando la piedra es de mayor densidad o dureza y
una veta de gran grosor el barreno llega a tener una profundidad de hasta un
metro con veinte centímetros y también aumenta la cantidad de ellos.
El conocimiento en esta materia es muy complejo, pues hay que tener una idea de
cómo se va presentando la falla, por dónde va la acumulación de mineral para
aplicar la cantidad de barrenos y dinamita o pólvora suficientes, esto con la
finalidad de no provocar el desperdicio de los insumos. Al mismo tiempo se
pretendía percibir si más adelante la veta pudiera ser de mayores dimensiones o
cambiara de dirección, y así se prevería que la explosión no quemara el mineral.
Algunos barreteros recuerdan que el trabajo era muy duro cuando se realizaba de
forma manual, sobre todo donde la piedra era muy dura y para hacer un barreno
con una profundidad que oscilaba entre los cincuenta y ochenta centímetros,
llegaba a tardar hasta cuatro horas, en estas condiciones se les asignaban de dos
a tres barrenos por jornada de trabajo, en áreas donde la piedra era suave
tardaban por barreno una hora y el límite era su horario de trabajo.
Para realizar el trabajo anterior, el barretero sostenía la barra mientras el ayudante
la golpeaba con un marro de diez libras, aproximadamente cinco kilogramos de
peso, a cada golpe del marro la barra se rotaba cerca de unos quince grados para
ir desgastando la piedra y formar el barreno al que posteriormente se le introducía
el explosivo para realizar la tronada o detonación.
Existían barras de varias medidas que iban desde cincuenta centímetros a un
metro con cincuenta centímetros. El inicio de cada barreno se hacía con la barra
más pequeña y se cambiaba de acuerdo a la profundidad que se requería,
teniendo un promedio de ochenta centímetros (Aurelio, 2002).
108
Procese de Trabajo
Posteriormente el trabajo de
barrenado
se
herramienta
realizó
neumáticas,
con
que
era accionada por un compresor
de aire localizado la mayoría de
las veces se localizaba en el
exterior, en el patio de la mina
comunicado por mangueras a la
maquina barrenadora que era
sostenida
por
manipulada
comúnmente
un
por
un
trípode
y
operario
conocido
como
perforista. Durante el inicio de
cada nuevo barreno la punta de
la barra era sostenida y dirigida
en el punto elegido para perforar
Foto 24. Maquinas barrenadoras neumáticas, propiedad de
Salvador Torres. Foto Ezequiel T.
por el ayudante, proceso que se realizaba con las manos protegidas con guantes
de carnaza, aunque en muchos de los casos no se contaba con ninguna
protección (eran contadas las minas que proporcionaban a sus trabajadores
equipo de seguridad) (Lugo, 2002).
Esta máquina optimizó el trabajo realizando el doble de barrenos en la mitad del
tiempo, y logrando una profundidad mucho mayor pues si la veta era de buenas
proporciones se podían hacer barrenos de hasta un metro y medio de profundidad,
y en ocasiones un poco más. Lo anterior para obtener un tumbe más profundo y
tener mayor cantidad de material removido, lo que se traduce en una mayor
producción en menor tiempo.
El implementar las nuevas tecnologías en el proceso de barrenado trajo consigo
beneficios como, aligerar y facilitar este trabajo a los barreteros, evitar accidentes
provocados por el constate golpeteo con el marro, disminuir notablemente la
cantidad de barreteros, pues un perforista u operario realizaba el trabajo de tres
barreteros en la mitad del tiempo, lo que da como resultado, ahorro de gastos, y
109
Procese de Trabajo
todos los beneficios se reflejan directamente en la producción de ganancias
obtenidas.
“…un barrenito o dos chiquito para que se te haga el tramito largo
donde lo aproveches a su máxima y haya que le limpias –ahí- entras
con la maquina y le das la serie de barrenos por alrededor y ya no
desperdiciaste nada ¿Qué es lo que pasa?, ni desperdicias ni nada
por que el mineral va más adelante y con la barrenación se empareja
allá vuelves a barrenar en el metal y haces la misma operación y así
te vas yendo para que no se desperdicie...¡cuando se trata de
maquinas!, ¡cuando se trata de hilitos chiquitos!, es a mano, porque
no se justifica que con maquina barrenar un hilo de 20 cm , no mas
lo que ocasionas es que la dinamita lo desaparezca, entonces tiene
que ser barrenitos a mano con poca dinamita
que no aviente
calculas tu, bueno ya conoces la piedra, si es falsa poquita dinamita,
si es más dura poquita mas dinamita pero que no te la aviente por
que se dispersan las paredes de la mina, el chiste es no mas que
haga ¡pum!, y que ahí queda se cae tantito y ya vas y le macizas se
llama amacice” (Torres, 2002).
4.3.2 Tronada y Amacize
Al siguiente paso se le conoce como; tronada, tumbe o detonación de la dinamita,
y comienza con la carga de los barrenos, proceso que consta de introducir
dinamita en el barreno realizado previamente, la cantidad de explosivo varía
dependiendo de la profundidad del barreno, dureza de la piedra y la cercanía del
mineral al barreno.
En una mina pequeña de sólo doce trabajadores, y que el desarrollo de la misma
alcanzó una profundidad máxima de sesenta metros, a la semana requería de los
siguientes insumos en este rubro: “…comprábamos unas tres cajas de dinamita,
unos seis, siete rollos de cañuela y luego el flamón, el fulminante, eran cuatro
cosas que llevaba aquí para explorar” (Aurelio, 2002).
110
Procese de Trabajo
De acuerdo a los informantes una buena detonación dependía en gran medida de
la pericia que tuviera el barretero quien era el encargado de realizar la tronada, de
acuerdo a sus conocimientos cargaba los barrenos con cantidades de dinamita
que eran de medio cartucho en un barreno de poca profundidad y piedra suave, en
un barreno de un metro veinte centímetros de profundidad y piedra dura, era
necesario un cartucho y medio de dinamita.
A la dinamita se le conecta un fulminante o detonador que muchas de las veces
era colocado y ajustado con los dientes, aunque existiera la herramienta apropiada
para esta labor, con éste se conectaba la cañuela o mecha al explosivo. La
longitud de la mecha dependía de la dificultad de ponerse a salvo, la mecha sería
corta si el ubicarse en un lugar seguro era rápido, de lo contrario sería larga.
Una vez que el explosivo se encuentra conectado a la mecha y dentro del barreno
el espacio que queda libre es retacado con trapos, pedazos de tela, y
asegurándose que en el túnel o cerca al área de tronada no hubiera ningún
trabajador.
“…manejar dinamita tiene su chiste, antes se manejaba, se hacía el
bombillo y la cañuela tenias el fulminante con los dientes lo
apachurrabas, ¡pero no! eso es peligroso entonces hay unas pinzas
especialistas ¡verdad!, y le calculas si tienes 20 metros de frente
cortas tus cañuelitas de 40cm porque al prenderla te da chance de
correrle, si tienes que subir escaleras y están mucho más
colada(profunda) entonces calculas y le tienes que meter cañuelas
de a metro o de 1.5 metros…” (Torres, 2002).
Para extraer el material que se produjo con la detonación hay que esperar a que el
humo y en ocasiones el polvo se disipen, entonces es turno de realizar lo que se
conoce como amacize. Trabajo que realiza un empleado que armado con una
barra desprende todo el material como piedras y tierra que hayan quedado
sueltas, esto con la finalidad de optimizar la tronada y sobretodo evitar algún
accidente que se pudiera producir por desprendimiento de piedras o tierra.
111
Procese de Trabajo
4.3.3 Proceso de acarreo
El proceso de acarreo en la
minería es la actividad más loable
y representativa de esta labor,
debido a esto, en la plaza principal
del municipio de San Joaquín
existe una estatua de un individuo
que
realiza
este
proceso
de
trabajo, esta actividad ocupó una
gran
cantidad
quienes
de
fueron
trabajadores
los
menos
beneficiados y los más golpeados
por
haber
desempeñado
este
trabajo. El trabajo de acarreo
comienza justo después de la
tronada, cuando se ha disipado el
humo y polvo producto de la
Foto 25. Se observa el proceso de acarreo con carretilla, mina
santo entierro, Foto Vicente Ferrer.
explosión y después de haber
realizado el proceso de amacize
para descartar todo riesgo de accidente.
El proceso de acarreo era denominado faina (faena) por tal motivo a los
trabajadores que desempeñaban esta actividad se les nombraba faineros o
fagineros, este proceso de la minería no requiere de conocimientos técnicos sobre
la extracción de minerales sólo de una gran fuerza.
Los faineros era el grupo de trabajadores más nutrido y eran los encargados de
trasladar todo el material producto de las detonaciones al exterior de la mina. Este
grupo se dividía en paleros y acarreadores, los primeros llenaban los utensilios en
los cuales se trasladaba el mineral al patio de la mina por los acarreadores,
proceso que se realizó posteriormente con la ayuda del mecapal o costal. Sólo en
112
Procese de Trabajo
algunas minas se implementó la carretilla y en contadas ocasiones un tendido de
vías sobre las cuales se desplazaban las góndolas que eran empujadas por un
fainero.
Con la exhortación por parte de la corona desde inicios del siglo XVII para que en
la Nueva España se trabajaran las minas de mercurio, comienza la tecnificación
en el proceso de extracción y algunas de estas técnicas prevalecieron hasta y
durante el auge de la minería de mercurio en la segunda mitad del siglo XX.
Una de las formas de acarreo que prevaleció en los procesos de extracción hasta
los periodos de auge minero desarrollados en el siglo XX, fue la técnica de acarreo
con mecapal “correa que carga sobre la frente, y de esta forma permite llevar toda
clase de bultos” (Nieto, 2011). Ésta consta de un costal de aproximadamente 50
cm de ancho y de 50 a 80 centímetros de largo según se acomode el fainero y
dependiendo de su fuerza, en la parte superior o la boca del costal va una correa
sujeta por cada uno de los costados.
“el material se sacaba por escaleras, con costales en la espalda,
colgados en la cabeza, y nuestro ¡costalote! y ¡nuestra lámpara
colgada en el cintura! y a darle allá dentro con la pala y acarrearle y
vamos ¡pa arriba!. Primero echábamos el trueno, esperamos a que
saliera todo el humo, porque estaba muy fuerte el humo, ya que se
salía todo el humo a meterle pala y pico y a los costales y a subir y
acá el horno estar trabajando” (Aurelio, 2002).
113
Procese de Trabajo
Foto 26. Elaboración de escaleras para ser utilizadas en el proceso de acarreo, mina Santo Entierro. Foto Vicente
Ferrer.
Una vez lleno el costal que tenía un promedio de carga de sesenta a ochenta
kilogramos, se sujetaba por la correa y se deslizaba por la espalda hasta el punto
en que la cabeza del fainero entrara por la correa y ésta fuera sostenida con la
frente mientras que el costal quedaba recargado sobre la espalda. En algunas de
las ocasiones y de acuerdo con las posibilidades económicas del fainero se cubría
la espalda con un mandil de cuero al cual llamaban ¡culera! y su función era
proteger la espalda del rose del costal.
Una vez lista la carga y sostenida con la frente y recargado en la espalda
comenzaba la caminata. En los túneles que eran horizontales o con poco desnivel
y con dirección al exterior de la mina, no existía mayor problema, pero cuando la
pendiente rebasaba los treinta o no más de sesenta grados, para hacer más fácil
el asenso se labraban escalones en el piso del túnel. Con la ayuda de una soga
que se amarraba en la parte más alta o donde terminara el desnivel, se sujetaba el
fainero y al mismo tiempo que caminaba se impulsaba de la soga manteniendo el
equilibrio y todo esto permitía que la carga se aligerara.
114
Procese de Trabajo
Cuando el desnivel ya rebasaba sesenta grados de inclinación lo ideal era la
escalera que también evolucionó y en sus inicios fue elaboraba con un tronco de
árbol. El tronco era recargado en el muro y se le realizaban cortes y rebajes
formando en el cuerpo del éste los escalones, para colocar los pies y con una
mano se sujetaban de la escalera mientras que con la otra equilibraban el mecapal
hasta llegar al siguiente nivel del túnel.
Esta técnica se utilizó predominantemente durante la colonia y en las décadas
intermedias del siglo XX, en minas de baja inversión en infraestructura y por
consiguiente poca producción. En
minas de gran producción y túneles
muy profundos se utilizó la carretilla
que podía cargar en un viaje el doble
de producto que el mecapal, también
en alguna se implementó un sistema
de vías en el que se desplazaban las
góndolas que tenían una capacidad
promedio
de
media
tonelada,
accionadas con la fuerza del elemento
hombre,
en
su
mayoría
eran
manejadas por uno o si era mucho
Foto 27. Interior de mina, foto proporcionada por
Vicente Ferrer.
peso por dos faineros.
La carretilla y la góndola eran utilizadas en los socavones que fueran totalmente
horizontales o si presentaban algún desnivel éste debería ser con pendiente en
dirección al exterior de la mina. Con la finalidad de que la góndola ya cargada
saliera de la mina por gravedad, cuando estaba vacía no se requería de tanto
esfuerzo para llegar al sitio de carga. Nunca dejaron de existir las minas o
empresas familiares en las que todo el sistema de acarreo seguía siendo el
tradicional, empleando el mecapal.
Cuando el desarrollo de la mina ya era muy profundo con varios desniveles, la
forma más factible de extraer la producción fue hacer un tiro o túnel totalmente
115
Procese de Trabajo
vertical que comunicara la mayor cantidad de desniveles de cada frente de
excavación, de donde se trasladaba el material producto de las detonaciones
hasta donde se localizaba el tiro. Aquí se llenaba la barrica, barril o bote del
malacate que en ocasiones tenía una capacidad de carga de hasta una tonelada,
este mecanismo subía el producto al exterior de la mina en donde nuevamente los
faineros eran los encargados de trasladarlo a las distintas áreas de proceso.
En
ocasiones
el
malacate
era
colocado al interior de la mina y
cumplía la misma función, solo que
éste no llegaba al exterior de la mina,
y el material era transportado de los
niveles más profundos de la mina al
socavón
en
donde
entraban
nuevamente en acción los faineros
ya fueran auxiliados con mecapal,
carretillas o góndolas para trasladar
la producción al patio de mina y a su
vez
al
área
de
proceso
Foto 28. En el interior de un socavón de la mina la
Maravilla se observan utensilios de trabajo. Foto
Ezequiel T.
correspondiente.
El trabajo de la faena o faina como lo
nombran los mismos fajineros fue organizado de distintas maneras y de acuerdo a
ésta era la paga, por día o turno en donde se asignaba un sueldo no importaba la
cantidad de material acarreado sólo era necesario cumplir con el horario de
trabajo. Al parecer el trabajo más solicitado por ambas partes, empresarios y
faineros, fue el que se denominaba tarea, esta consistía en que cada trabajador
debía acarrear hasta el patio de la mina una tonelada de material, al cumplir con
esta meta se terminaba la jornada de trabajo. Al empresario esta forma de trabajar
le permitía tener despejado el patio de mina, además de tener en continuo proceso
el material extraído.
116
Procese de Trabajo
Por lo general los hornos se encontraban la mayor parte del tiempo trabajando a
su máxima capacidad ya que este proceso fue el más tardado y cada horno por
carga duraba un promedio de ocho a trece horas, lo que provocaba que las demás
áreas de proceso se saturaran con el material extraído.
Parecería ser una gran tarea acarrear una tonelada de roca, pero no lo era para
ellos pues estaban acostumbrados a la vida y trabajo duro. Había quienes
cargaban 60 kilogramos por viaje en mecapal, esta carga fue la más pequeña para
quienes no deseaban esforzarse o simplemente no querían fatigarse mucho, pero
tenían que realizar aproximadamente 17 viajes y tardar el equivalente a un turno
de trabajo de ocho horas para cumplir con el cometido.
El fainero que deseara terminar temprano su jornada de trabajo y tener tiempo de
realizar alguna otra actividad, cargaba por viaje en promedio 80 kilogramos y en
sólo trece viajes cumplía su cometido, además si era rápido al caminar al medio
día ya había cumplido con su tarea. Existen historias sobre super-faineros que
cargaban en cada viaje cien kilogramos y en diez vueltas terminaban con el
cometido.
La cantidad de carga por viaje estaba directamente relacionada con la distancia a
recorrer, y los desniveles que se tenían que subir, por lo tanto a mayor cantidad de
desniveles o socavón de gran longitud, menor era el peso de carga y a mayor
carga, menor fue la distancia.
A diferencia de las grandes compañías mineras en donde mucho del proceso de
trabajo estaba mecanizado, y tenían una producción de varias toneladas de
mercurio por semana, también existieron las pequeñas industrias, en donde la
actividad minera fue muy rudimentaria, donde se empleó el marro, la barra, palas y
mecapal, y toda la labor se realizaba a mano. Por lo tanto el desarrollo del túnel de
las minas pequeñas no presentaba ninguna técnica, y el acceso hasta el frente de
trabajo se presentaba muy accidentado ocasionando que el acarreo también fuera
más difícil y pesado. En esta modalidad de minas de explotación familiar no existía
una tarea a realizar, se trabajaba mientras se contara con luz de día o se
concentraba la mano de obra en los procesos que así lo requirieran.
117
Procese de Trabajo
En estas minas las condiciones de trabajo fueron más precarias de acuerdo al
testimonio de Francisco Santos, quien refiere, que no se contaba con ningún
equipo de seguridad:
“…No, nada, no más así en puros huarachitos, ¡se desclavaban! y
¡otra vez a clavarlos! y a ¡seguirle!, esas piedras están bien
resbalosas y más donde hay agua. En el ¡escaloneado! igual de
¡resbaloso! y el mecapal cargado en la cabeza, ¡pura cabeza para
sostener todo el peso!...” (Santos, 2002).
Cuando se realizaba la tronada todos los miembros de la sociedad cumplían el
papel de faineros para retirar lo más pronto posible el material producto de la
detonación, y dejar libre el frente de la labor para continuar con el barrenado.
Terminado el proceso de acarreo ahora el trabajo se concentraba en al patio de
mina en las diferentes etapas del proceso y en el interior de la mina se quedaban
el barretero y su ayudante.
Una actividad más realizada en el interior de las minas fue el uso y manejo de las
bombas hidráulicas, ya que debido a la profundidad las minas presentaban una
gran filtración y acumulación de agua en algunos de sus túneles. Las bombas
drenaban el agua al exterior de la mina. El agua que se extraía, en la mayoría de
los casos, era utilizada para lavar los materiales extraídos, herramientas de trabajo
e incluso los trabajadores al término de su jornada de trabajo se daban un baño.
El nombre que recibía cada actividad se daba refiriendo a la actividad misma; la
faena igual a faina, el trabajador que la realizaba era el fainero; el proceso de
acarreo era realizado por el acarreador; entonces el proceso de bombear el agua
lo realizaban los bomberos, esto implicaba mantener funcionando las bombas de
drenado las veinticuatro horas del día durante todo el año, con la finalidad de que
el acceso a las áreas de trabajo no se vieran afectadas y de igual forma no se
perjudicara la producción.
Con la actividad realizada por los bomberos se termina la descripción de los
trabajos dentro de la mina. El siguiente fue el trabajo realizado en el exterior o el
“patio de mina” que se ubicaba frente a la boca mina, espacio en donde se
118
Procese de Trabajo
realizaban varios procesos como el lavado del material extraído, la selección del
mineral y algunas otras, aquí también se encuentran los hornos en donde se
beneficia el cinabrio para obtener el mercurio, es también el área en donde se
recolecta y envasa el producto final para su comercialización.
4.4 TRABAJO DE PATIO DE MINA
El patio de la mina es la otra gran área de trabajo, espacio localizado al frente de
la boca minal y se forma con rebajes que se le hacen al cerro y con los materiales
extraídos del interior de la mina. En este lugar se encontraban los materiales
acarreados y se concentraban en el área de almacenado para continuar con el
proceso de lavado, pepena o selección para separar el mineral de la rezaga o
material que no tenía presencia de cinabrio, además del área de horneado.
Foto 29. Se aprecia la bocamina en la ladera de un cerro y parte del patio que se va formando con los desechos del
trabajo.
4.4.1 Área de almacenado, lavado y selección
Todo el material extraído por los fajineros era colocado en un solo lugar, en este
espacio se extendía por pequeñas cantidades y con abundante agua producto de
la misma mina se lavaba para retirarle las impurezas, así el mineral de cinabrio
quedaría a la vista y se podrían escoger las rocas que tuvieran presencia de éste.
119
Procese de Trabajo
6
Todo el material restante que no tenía utilidad alguna era arrojado al rodadero
con lo que en muchas de las ocasiones se iba formando y ampliando el patio de la
mina. Después de la selección el mineral era trasladado a la siguiente área de
proceso que fue el triturado y secado.
4.4.2 Trituración y secado.
En el área de triturado, se empleaba un marro de bajo peso, no más de un
kilogramo, sobre un yunque de piedra o cualquier artefacto que sirviera como tal,
se colocaban las rocas que contenían cinabrio y eran golpeadas con dicho marro
hasta el punto de dejarlas como grava. Las piedras eran no mayores a tres
centímetros de diámetro con la finalidad de que en la etapa de horneado las
reacciones químicas ocurrieran con más facilidad para tener mejores resultados.
Si en el horno se introducen fragmentos de piedra de mayor tamaño a lo
mencionado, este proceso se prolongaba varias horas y muchas de estas piedras
no liberaban la totalidad de mercurio y quedaba crudo o se quemaba el mineral
por lo que no se tenían buenos
rendimientos,
a
esta
etapa
del
horneado también se conoce como
quema del mineral.
4.4.3 DESCRIPCIÓN DE LOS
HORNOS.
Durante el siglo XX existieron varias
técnicas para elaborar los hornos, en
minas
de
pocos
recursos
se
elaboraban con piedra y se pegaban
con una mezcla de lodos y arcillas de
la región. En algunas otras se utilizó el
Foto 30. Representación de un horno tradicional en el que
se emplearon ollas de barro como recolectoras del
mercurio. Foto Ezequiel Trejo.
6
En la fotografía se observa cómo eran los hornos tradicionales antes del llamado horno de retorta. En este se
utiliza como condensador los niples y las ollas de barro que a la vez sirven como recolectoras del mercurio
liquido. Representación hecha dentro del marco del proyecto “Cultura minera de mercurio, pasado y presente”
120
Procese de Trabajo
tabique o ladrillo rojo, en las minas de una gran productividad se empleó el tabique
refractario que es el ideal para la construcción de hornos.
Algunos de los trabajadores recuerdan los hornos que se hacían con ollas o
cántaros de barro una de ellas era alargada y otra globular, a grandes rasgos es la
unión de dos vasijas embrocadas una dentro de la otra y la unión sellada con
lodos, el recipiente superior podía ser una olla globular o preferentemente
alargada como la describen algunos informantes. Esta vasija superior cumplía las
funciones de una cámara de condensación pues era en donde se condensaban
los vapores producto del horneado y se convierte en mercurio líquido. La olla
globular se utilizaba comúnmente como recipiente inferior y la nombraban cámara
de carga, es donde se depositaba el cinabrio en poca cantidad, este horno se
colocaba con una inclinación aproximada de cuarenta y cinco grados, para que los
vapores de mercurio que desprendía el cinabrio pasaran a la cámara de
condensación en donde se acumulaba el mercurio liquido.
“…yo tendría como unos diez años, ¡no menos! unos siete años
cuando veía yo vamos a traer un cántaro o dos cantaros para comer,
y váyanse a comprar unas ollitas, venían los comerciantes de
Cadereyta, que hacen mucho traste allá y les compraban cantaros o
se los encargaban los traían en burro desde Cadereyta, llegaban con
sus cántaro u ollitas pero ya sobre pedido para el mercurio…”
(Torres, 2002).
Como sellado de la unión de las vasijas se utilizaba una mezcla de lodos y arcillas
resistentes al calor, aun así se revisaban constantemente estos sellos y se
reforzaban cada vez que lo requirieran, ya que si el sello se rompía, los vapores
de mercurio se escapaban y generaban perdidas.
A este horno le siguió el que se conoce como de “retorta o regional”, se fabricó
con tubos metálicos de diez pulgadas de diámetro una longitud media de ochenta
centímetros, se colocaba una serie de seis de estos tubos sobre dos muros de 50
cm de altura, en el espacio que quedaba bajo los tubos se introducía leña o
madera que servía como combustible para realizar el horneado. En uno de los
121
Procese de Trabajo
extremos de cada tubo se colocaba una tapadera y en la parte superior de la tapa
se dejaba un orificio de aproximadamente cuatro pulgadas en donde se introducía
un tubo de este diámetro y una longitud no mayor a un metro que se conectaba a
un recipiente de barro el cual servía como cámara de condensación, el otro
extremo de los tubos fungía como boca de llenado y el tubo mismo como
recamara de carga. Todas las uniones y tapaderas de los tubos eran selladas con
lodos de la región y supervisadas constantemente para reparar en caso de una
fractura y no permitir la fuga de vapores.
Con la finalidad de mejorar la productividad de la minería de mercurio los hornos
estuvieron cambiando constantemente en busca de una mejor rentabilidad, el
siguiente horno estaba constituido por once tubos de similares dimensiones pero
un acomodo distinto, seis tubos abajo y sobre ellos cinco más, en los tubos
inferiores se dejaba un espacio de aproximadamente quince centímetros para que
el fuego alcanzara a los tubos de arriba, al ver que el mineral de la recamara
superior tardaba más en quemarse y además una gran cantidad de esta carga
quedaba cruda, se eliminó muy pronto esta propuesta de horno.
Foto 31. Se observa en cómo se conectaban los hornos con los condensadores, mina la Maravilla. Foto Ezequiel
Trejo.
122
Procese de Trabajo
Los cambios continuaron y así llegamos a los hornos que los informantes
denominan normales (de retorta o tradicionales), para los que se construía un
rectángulo de aproximadamente dos metros de ancho por el largo que ocuparan
nueve (un aproximado dos metros con sesenta centímetros) tubos de doce
pulgadas de diámetro por ochenta centímetros de altura (esta es la atura a la que
se colocaban los tubos, dando el horno una altura máxima de 1,20 a 1,50 metros).
En uno de los extremos se dejaba una pequeña puerta, y si era posible y
necesario en los dos extremos se contaba con dicha puerta para introducir el
combustible por ambos lados, el espacio entre estos cuatro muros era la recamara
en donde se hacia la quema del combustible, en los inicios este tipo de horno fue
abastecido con madera o leña y posteriormente con petróleo.
Foto 32. Hornos de la mina del Otatal. Foto Ezequiel Trejo.
Para un mejor rendimiento en el horneado se procuraba que la menor superficie
de los tubos se apoyara sobre los muros, para que el mineral que quedaba cerca
de los dos extremos de los tubos del horno no quedara crudo. Esto daba como
resultado una mayor área de los tubos suspendida y libre para que recibiera la
mayor cantidad de fuego posible, de esta manera se aprovechaba al máximo el
rendimiento de los insumos del horno y la productividad del mineral de cinabrio.
La superficie de los tubos que formaban la recamara de carga del horno quedaban
a la intemperie, en el mejor de los casos sólo debajo de un tejamanil a más de un
metro sobre ellos, lo que provocaba una gran pérdida de calor y por consiguiente
123
Procese de Trabajo
una gran consumo de combustible. Este problema se solucionó al recubrir los
tubos con una mezcla de lodos o arcillas con la que se pegaba teja o tabique, y si
se contaba con recursos se colocaba tabique refractario, con este recubrimiento el
horno cobraba una altura aproximada de un metro con cincuenta centímetros, el
propósito del recubrimiento fue impedir la perdida de calor provocando un mejor
rendimiento de los insumos del horno.
Paralelo al horno en un promedio de dos a tres metros de distancia se construía
con ladrillo común otra estructura de dimensiones similares al horno, y a esta se le
da el nombre de recamara de condensación, sobre la cual descansaba un techo
de concreto, que por lo regular en una de las esquinas llevaba un respiradero o
chimenea hecha con un tubo de cuatro pulgadas de diámetro, la altura máxima de
la estructura fluctuaba entre de 1,80 a 2,00 metros.
Este otro edificio era el complemento del horno, el condensador, su función era
recolectar los vapores de mercurio que desprendía el mineral de cinabrio producto
del orneado así como el
mercurio líquido que llegaba
a esta estructura por medio
de
conectores
o
niples
metálicos, los tubos que
formaban el horno y que
quedaban de frente a esta
otra
Foto 33. Recamara de condensación de un horno moderno o de
retorta. Foto Elizabeth Mejía
estructura
colocaba
una
se
les
tapadera
metálica que se sellaba con
arcilla. A esta tapadera se le dejaba en la parte superior un orificio de cuatro
pulgadas de diámetro en donde se introducía el niple de similares dimensiones
para que conectara con la parte más baja del condensador, donde previamente se
habían dejado los orificios por donde entraría éste y que también serían sellados
con arcillas.
124
Procese de Trabajo
El interior del condensador era enjarrado o recubierto y pulido con una argamasa a
base de cemento, también se le ponía piso de concreto acanalado al centro de la
estructura y con declive a donde se encontraba una puerta de acceso. Esta puerta
era de pequeñas dimensiones no mayores a cincuenta centímetros de acho por
setenta centímetros de alto, frente a ella en la tierra se hacia un hoyo para
construir con concreto un contenedor que se conectaba con el condensador con
un tubo de una pulgada de diámetro, por donde escurría el mercurio líquido al
contenedor, éste contaba con una puerta metálica que al igual que la del
condensador eran aseguradas con un candado para evitar que los trabajadores
tomaran este producto. Puertas que sólo se abrían por personal de confianza el
día de recolección o recuperación del mercurio acumulado en ambos espacios.
4.4.4 Preparación de la carga y el horneado
Aun siendo la última etapa de este proceso tiene varios pasos antes de empezar
lo que sería propiamente el horneado del cinabrio. Antes de preparar la carga, el
cinabrio ya triturado se deja reposar al sol con la finalidad de que se elimine toda
humedad para optimizar el horneado. Una vez seco el mineral se mezcla con cal
frente al horno, en este lugar se hace un cúmulo alargado que abarcará la longitud
del mismo, aquí se le espolvoreaba nuevamente cal, al parecer la cal era para
eliminar lo más posible la humedad antes, y durante el horneado para que sea
liberado con mayor eficacia el vapor de cinabrio y eliminado el vapor de agua. El
cúmulo de material se quedaba en ese lugar a la espera de que se cargara el
horno.
“…siempre se hace un pisito de concreto, si no se puede de
concreto aunque sea de laja bien hecho para que el mineral no se
esté revolviendo con la tierra, más cuando es ¡buenito! siempre uno
busca la forma, entonces haces tú montón de mineral a un metro de
lejos de donde está el muro y aquí haces tú montoncito así larguito
como ¡muertito! Así le decíamos, tu metalito así para que lo vayas
paleando al tubo. Entonces cuando has terminado de cargar tienes
125
Procese de Trabajo
que tener tu… ¡tu cubeta! con el lodo bien hecho, un barro que hay
aquí, que al principio no sabíamos, pero después nos fuimos
adentrando más, y las quemadas son canijas los dedos se revientan
y para taparle usábamos primerito tierra común y corriente y a la
hora que poníamos el tapón ya que se carga el tubo, se ponía el
tapón con los dedos bien ¡caliente! pues ¡rechinaba! después con un
pedacito de trapo ya se salvaban tantito los dedos, después ya con
la brochas y fue más fácil...”(Torres, 2002).
El cúmulo de cinabrio es paleado a la boca de los tubos procurando que estos se
llenen hasta la mitad y de la mitad hacía arriba quede libre, la repartición uniforme
de la carga en el interior de los tubos que formaban el horno se realizaba con una
herramienta que algunos trabajadores llamaban rastrillo. Este consistía en un
mango metálico de hasta dos metros de largo en uno de los extremos tenía un
medio círculo de metal soldado al mango por la parte plana y ambas partes mango
y medio circulo formaban un ángulo de noventa grados, con este artefacto también
se extraía la carga cuando había terminado el tiempo de horneado.
Una vez llenos los tubos del horno seguía el sellado de estos para lo cual se
empleaba una tapadera circular de metal, ya colocada en su lugar la tapa de cada
tubo para que no se escaparan los vapores de mercurio se sellaba todo el rededor
de la tapadera con una mezcla de arcillas que se obtenían en esta región y que
eran muy resistentes a las temperaturas altas. Estos sellos estaban en constante
supervisión.
Cuando los hornos eran más rústicos hechos de tabique común y alimentados con
leña o madera el tiempo de horneado era muy prolongado, hasta catorce horas
por carga, este tiempo bajó a un promedio de ocho horas cuando se utilizó como
combustible el petróleo y en algunas minas que se empleo en la construcción de
los hornos material refractario se redujo a seis horas, en la gran mayoría de las
minas aún con los recursos el material refractario no se empleó y el promedio de
duración por carga oscilaba alrededor de ocho horas.
126
Procese de Trabajo
4.4.5 Descarga, la rezaga o
desechos
Cumplido el tiempo de horneado se
apagaba el horno y se esperaba un
par de horas para que se enfriara y
que los vapores terminaran de fluir la
cámara de condensación. Así evitar
la pérdida de mercurio y sobre todo
evitar la intoxicación con los vapores
mercuriales. Ya fría la recamara de
carga se procedía a destapar los
tubos, este proceso consistía en
Foto 34. Cortina del rodadero de la mina la Maravilla. Foto
Ezequiel Trejo.
romper los sellos y retirar las tapas
para con el rastrillo extraer todo el
material ya quemado y arrojarlo al rodadero hecho esto el horno quedaba listo
para la siguiente carga.
El rodadero es el lugar en donde se desechaba todo el material estéril, producto
del horneado o rezaga que no contenía mineral de cinabrio. Prácticamente todas
las boca minas de esta región se encuentran en la ladera de los grandes cerros,
en estos casos se hacía un rebaje al cerro para crear una pequeña terraza y con
el escombro que se arrojaba en las orilla se agrandaba para crear el patio de mina
lugar en donde se continuaba con el beneficio del mercurio.
4.4.6 Recuperación y limpieza de los hornos
La recuperación es el proceso por el cual se reúne todo el mercurio líquido que se
encuentre en los hornos, este proceso se realizaba una vez a la semana los días
sábado a partir del medio día. El primer paso es destapar los contenedores que se
encuentran fuera de la recamara de condensación para retirar el agua que se
acumuló con el proceso de destilación y condensación. Posteriormente se extrae
el mercurio con un recipiente pequeño y se filtra con una coladera par retirar
127
Procese de Trabajo
impurezas solidas como cenizas, tierra, etc. Ya limpio el mercurio se vertía en un
contenedor
por
medio
del
cual
se
envasaba
para
su
distribución
o
comercialización.
Durante el proceso de horneado o quema del cinabrio era común que parte del
mineral callera por los niples y llegara a la cámara de condensación, motivo por el
cual los niples también eran retirados, el material que se encontraba en el interior
era depositado en un cajón de madera de aproximadamente un metro cuadrado
con una profundidad de aproximadamente veinte centímetros. Se vertía en el
cajón una cantidad que pudiera ser manipulado y se le agregaba cal, con la ayuda
de una pala se mezclaba, para separar el mercurio y con la ayuda de una
cucharilla o un orificio hecho al cajón de madera en una de sus esquinas, se
extraía todo el mercurio que fuera posible.
La operación se repetía cuantas veces fuera necesario asta asegurarse que no
quedara una gota de mercurio en toda el área de horneado y que todo estuviera
concentrado en el otro contenedor de envasado.
128
Procese de Trabajo
4.4.7 Envasado del mercurio
El envasado es el último proceso que recibe el mercurio en el patio de la mina, en
el proceso de recuperación el mercurio se trasladó del contenedor de la cámara de
condensación a una especie de tanque elevado o tinaco trípode. Con una altura
de entre cincuenta y sesenta centímetros. En el fondo el tanque contaba con una
válvula o llave de vació o desagüe y ésta tenía una extensión de manguera de
plástico flexible, al pie de este contenedor se colocaba una tina de sesenta
centímetros
de
diámetro
y
una
profundidad
de
cuarenta
centímetros
(aproximadamente), al interior se colocaban los tarros o frascos metálicos para ser
llenados con mercurio para su distribución.
Estos envases o frascos metálicos como los nombran los informantes tenían una
boca no mayor a una pulgada de diámetro, para su llenado se le colocaba un
embudo y al embudo una especia de zacate. Posteriormente se colocaba la
manguera y se abría la llave para que el mercurio fluya y se llenara el envase. A
continuación era pesado, para la comercialización en el interior del país el peso
requerido de cada tarro debía ser de treintaicinco kilogramos (35 kg) y para la
exportación el peso por tarro era de treintaicuatro y medio kilogramos (34.5 kg),
cubierto este requisito se le colocaba un tapón metálico de rosca que se apretaba
con pinzas y se sellaba con un poco de pintura, para mayor seguridad se le ponía
un cheque de plomo (un seguro o sello), todo esto con la finalidad de que los
tarros no sean adulterados en el trayecto a su destino. Una vez hecho esto sólo
quedaba subir los tarros a un vehículo y trasladarlos con el distribuidor o
comprador.
129
Procese de Trabajo
Foto 35. Vehículo utilitario en espera a ser cargado. Instalaciones de la mina del Santo Entierro. Foto
proporcionada por Vicente Ferrer.
Es el último momento del proceso de trabajo minero que recuerdan los
trabajadores. A más de veinte años de haber suspendido esta actividad, se está
olvidando su importancia en la conformación de la comunidad, su cultura y su
forma de vida. Los trabajadores que sobreviven, comentan que algunos de sus
compañeros están muriendo a causa de enfermedades originadas por su trabajo
en las minas, con ellos también mueren sus experiencias, aprendizajes y
conocimientos referentes a esta actividad.
130
Procese de Trabajo
CONSIDERACIONES FINALES
Gracias a la recopilación de información etnográfica en el presente estudio, se ha
documentado a manera de descripción el proceso de trabajo minero a través de la
historia de San Joaquín. Como se pudo observar, dicho proceso tiene origen en
época prehispánica y las actividades continuaron durante la minería colonial y se
mantuvieron presentes durante el siglo XX.
Algunos autores aseveran que esta actividad fue promovida en la región de la
Sierra Gorda por culturas tan lejanas y antiguas como la Olmeca, valiéndose de la
población local. Posteriormente se tuvo influencia de culturas mesoamericanas del
periodo preclásico, para desaparecer en el siglo XII después de Cristo. Estos
datos los podemos tomar sólo como antecedente de una ocupación continua y
muy extensa en el tiempo. Sin pretender adjudicarla a un grupo cultural en
específico, queda a reserva de que futuras investigaciones arqueológicas lo
comprueben.
De acuerdo a la línea de investigación de los Arqueólogos Elizabeth Mejía y
Alberto Herrera, después de la evangelización y durante el contacto hispano, la
continuación del trabajo minero en la Sierra Gorda se centró en la búsqueda y
dominio de los yacimientos de mineral de mercurio. Esta búsqueda, posiblemente
fue guiada y orientada por pobladores que conocían el lugar, y compartieron sus
conocimientos.
Durante el desarrollo de la investigación vimos que la minería de mercurio en la
región de San Joaquín se encontraba motivada por varios factores, mismos que se
deben a necesidades propias de su tiempo, lo que permitió dividir el trabajo minero
en tres grandes épocas; la primera, se inicia en época prehispánica, le precede
época colonial y la tercera fueron las actividades del Siglo XX.
Tomando como origen y primer periodo de esta actividad, la “época prehispánica”
a finales del siglo XV, y la principal característica fue el trabajo realizado con
herramientas de piedra. Donde el fin último de la minería era la obtención del
131
Procese de Trabajo
cinabrio para utilizarse en rituales y ceremonias, ofrendas funerarias, decoración
corporal, cerámicas y pigmentos empleados en obras arquitectónicas.
De acuerdo a los datos presentados, la minería de San Joaquín no se detuvo en la
obtención del cinabrio sino que fue más allá, generó el conocimiento y las técnicas
para beneficiar el cinabrio y obtener el mercurio, estos yacimientos despertaron el
interés de los colonizadores, por buscar el control de la producción de mercurio,
consiguiendo que la actividad minera se mantenga vigente enriqueciendo las
técnicas de extracción con los conocimientos locales y los inducidos por los
colonizadores.
La unión de las técnicas regionales y las de origen hispano dan como resultado la
minería colonial o segunda etapa, caracterizada por herramientas de hierro y la
pólvora, motivada y tomada como insumo en la producción de plata
aproximadamente en el siglo XVIII.
Los conocimientos se continuaron transmitiendo de generación en generación y
puestos en práctica en la primera mitad del siglo XX. Pues a mediados de este
siglo se originaron conflictos a nivel mundial, que demandaban el consumo de
mercurio, lo que motivo la tercera época minera de mercurio en San Joaquín que
se prolongo hasta los primeros años de la década de los 80´s. en la que se
continuo empleando explosivos y se agregaron las herramientas neumáticas.
Cada una de estas temporalidades de trabajo minero en la Sierra Gorda
queretana, empleó para diversos fines el mineral de cinabrio o el mercurio líquido,
la especialización en este trabajo y la tecnología desarrollada para la explotación
de estos yacimientos estuvo motivada por intereses particulares.
En la década de los 60´s el CRNNR Consejo de Recursos Naturales No
Renovables en conjunto con el COREMI Consejo de Recursos Minerales, realizó
estudios con el propicito de mejorar las técnicas de extracción del cinabrio y la
destilación del mercurio. De acuerdo a los resultados de estas instituciones los
resultados fueron favorables y con ellos se mejoraría la producción.
132
Procese de Trabajo
Las recomendaciones hechas por las instituciones mencionadas en la mayoría de
las labores mineras no produjeron un avance significativo y pareciera que su
desarrollo se estancó, se detuvo, y aún con la asesoría de instituciones enfocadas
a mejorar y optimizar la actividad minera no se lograron grandes cambios. Por lo
que en la mayoría de las minas se continuó trabajando de manera tradicional,
podría decirse que fue un trabajo de “proceso artesanal”.
La comunidad de San Joaquín decayó y renació con cada uno de estos
acontecimientos, aunque en el intermedio de dichos sucesos no se extinguió por
completo esta actividad. Sólo se desempeñada a menor escala, estuvo siempre
presente y formó parte de la vida diaria de los pobladores de la comunidad, tan es
así que uno de ellos señala; “¡Tal parece que fue una cosa que ni nosotros hemos
podido darle una explicación!” (Torres, 2002).
La minería marcó la pauta para la creación y organización de otras actividades
económicas y recreativas que giraban en torno a la producción del mercurio y sí,
había una gran demanda, el ser minero garantizaba una estabilidad económica
holgada y la satisfacción de pertenecer a un grupo socio-económico de prestigio.
Por lo que se puede apreciar, el trabajo en la minería garantizaba satisfacciones
recíprocas.
Entre los trabajadores se generó un gran orgullo al ser reconocidos como mineros
sentimiento que ha perdurado hasta nuestros días. Algunos de estos ex mineros
son protagonistas del presente trabajo, y su aportación me sirve para ilustrar cada
una de las etapas del Proceso de Trabajo:
a. Búsqueda de la mina
1. Exploración de mina prehispánica o colonial.
2. Toma de muestra o tentadura
3. Decisión de explotar o no la mina en cuestión.
b. Trabajo dentro de la mina
1. Ampliación y adecuación del túnel.
2. Barrenado al frente de la mina; manual o con maquinaria
133
Procese de Trabajo
3. Tronada o tumbe
4. Amacize
5. Acarreo del producto, por medio del mecapal, carretilla, o góndola.
c. Trabajo fuera de mina o en patio de mina, compuesto por tres áreas.
1. Almacenado, lavado y selección.
2. Triturado y secado
3. Horneado; carga, descarga, acarreo de la rezaga, recuperación del
producto y limpieza de los hornos.
De ésta sociedad minera que surge y gran parte de ella desaparece al ritmo de la
demanda del mercurio, puedo hablar de tres grandes grupos sociales. El primero
de ellos y el más numeroso estaba formado por el estrato social más bajo, y los
miembros de este desempeñaron las actividades más pesadas y de menor
remuneración y quienes sin reservas disfrutaron del estatus y los beneficios que
proporciona una buena solvencia económica, sin preocuparse por el mañana, y al
termino de la bonanza también termino los beneficios económicos que esta
proporcionaba. “Lo trabajo lo disfruto”. Aunque no quedaron fuera de este grupo
dueños de minas, socios y algunos comerciantes que no supieron administrar sus
ganancias.
El segundo grupo menos numeroso y sus integrantes preocuparon por asegurar
su futuro, invirtiendo el producto de su trabajo en una acumulación original
constituida por bienes inmuebles y ahorros en dinero. Lo que les sirvió como
palanca para subir en el escalafón social, siendo reconocidos como individuos que
triunfaron en el ámbito local y comparándose en igualdad con los inversionistas
que llegaron a la comunidad procedentes de Querétaro.
Sólo unos pocos mineros conforman el tercer y último grupo y son aquellos que
sus ganancias les permitieron y que ellos como individuos se atrevieron a invertir
en el flujo del capital minero y la demanda de distintos minerales en el mercado,
dando la pauta para dirigir la inversión a la producción de conveniencia y de
conocimiento.
134
Procese de Trabajo
El torbellino de venta y consumo que se genero en torno la Bonanza Minera,
origino una competencia en la adquisición de la canasta básica, insumos para la
minería, artículos de consumo para el disfrute del hombre, enseres de ornato y
lujos, generaron un estatus social en donde el de mayor rango era el que gastaba
más. Al termino de la turbulencia social, los minero inmersos en éste torbellino
quedaron desorientados y sin reservas, teniendo que integrarse a la vida laboral
mucho menos remunerada que la minería.
Para concluir puedo decir que fue una gran experiencia convivir y conocer
contextos de otras épocas recabadas ya fuera mediante información escrita y la
obtenida con las entrevistas, que fueron sin lugar a dudas, lo más enriquecedor
para la argumentación y conclusiones sobre el Proceso de Trabajo en la obtención
del mercurio.
Foto 36. José Piodose, dentro de una mina familiar en la comunidad de Piodose, San Joaquín. Foto Ezequiel Trejo.
135
Procese de Trabajo
ANEXO I
Referencias fotográficas
Se exponen las fotografías de algunos de los mineros que con su valiosa e
invaluable participación, dieron forma al presente trabajo:
Foto 37. Salvador Torres. (Finado) en su inseparable chapulín y quien después de la minería se dedico a la
ganadería en su rancho las Estacas. Foto: Ezequiel Trejo.
Foto 38. Samuel Ledesma, en su quinta de mercurio. Foto: Ezequiel Trejo.
136
Procese de Trabajo
Foto 39. Vicente Ferrer e hijos, quien fue propietario de varias minas y en la actualidad sigue intentando reactivar
la minería. Foto: Ezequiel Trejo.
Foto 40. Alfredo Arteaga, en una bocamina cercana a la Zona Arqueológica de Ranas. Foto: Ezequiel Trejo.
137
Procese de Trabajo
Foto 41. Hornero que en su tiempo libre se dedicaba al comercio y con el fin de la minería invirtió en su negocio y
estableció una miscelánea. Foto Ezequiel Trejo
Foto 42. Exfainero que en la actualidad se dedica
a la labor de la tierra. Foto: Ezequiel Trejo
138
Procese de Trabajo
Foto 43. El señor Bulmaro de la comunidad del Doctor, cuanta que a causa del
comercio tuvo la oportunidad de interactuar con productores y trabajadores de
la minería de mercurio de San Joaquín. Foto Ezequiel Trejo
Foto 44. Fainero que en la actualidad se desempeña como trabajador de la
construcción. Foto: Ezequiel Trejo.
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