En voz alta bajo los árboles, se llevó la gran fiesta de lectura en el Parque Nacional Escrito por Kyara Ortega Méndez Ilustraciones de Oscar Rodriguez El pasado primero de septiembre, se llevó a cabo la segunda versión de lectura bajo los árboles, iniciativa acogida por el famoso trueque de libros históricamente documentado desde 2005; IDARTES, institución encargada de la organización y ejecución del evento, estuvo a la cabeza de este proyecto cultural, familiar y creativo que surge de la búsqueda de espacios que incentiven la lectura, el acercamiento a la literatura y el compartir con las letras en la capital. Dando cita a apasionados eruditos, conocedores e inclusive instituciones públicas y privadas con el interés general de promocionar e incentivar la lectura, el evento que desde las once de la mañana hasta las ocho de la noche se tomó el Parque Nacional, promulgo un sentimiento compartido de camaradería, calidez e interés común por las letras. Generar una oferta bibliográfica de primera calidad a través del trueque, el préstamo o la venta, fue tan solo uno de los muchos objetivos cumplidos que dejó la iniciativa, la diversidad otorgada a los lectoresvisitantes fue incluyente y novedosa, fue así como las librerías itinerantes, contaron con el apoyo de la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI) poniendo sobre la mesa interesantes títulos literarios. El escenario principal, epicentro de muchas de las actividades programadas para la fecha, contó con escritores que leyeron fragmentos de sus propias obras, así como lectores apasionados que entonaban la prosa o el verso de otros autores; “el salpicón literario, música y video” tuvo lugar allí mismo en tiempo real, así como algunas obras de teatro que otorgaban vida a ilustres personajes que solo reencarnan en cuanto abrimos un texto y emprendemos su lectura. Niños y jóvenes disfrutaron de espacios diseñados exclusivamente para ellos, en donde la realización de distintos talleres, como “libros cartoneros” junto a actividades como la “Radionovela de Pombo” o “la lectura compartida de autores infantiles”, hicieron de aquella tarde soleada, un día destacado en el que se mostró al libro cómo un cómplice que cuenta una realidad a la espera de ser leída y no el típico enemigo aburrido y conceptual, que debe ser leído. También hubo lugar para los apasionados del verso, en la Fuente de poesía, donde a modo de menú se daba la posibilidad de escoger lo que quería degustar el paladar lector, fantasía, ficción, amor, misterio, clásico o especializado, fueron algunos de los platos con los cuales se saciaba el deseo irreparable por las letras en rima. La repartición gratuita de textos (Iniciativa Libro al viento), junto a la programación de salsas de lectura o actividades culturales en la ciudad, hicieron de este espacio un trampolín de nuevas propuestas y un acercamiento sincero a niños, jóvenes y adultos a la lectura, la escritura, las artes, la cultura y el patrimonio.