La Avalancha : revista ilustrada. Año 18, n. 416 (6 julio 1912)

Anuncio
Año xvm
PAMPLONA, 6 de Julio de 1912
Núm. 416
LA AVALANCHA
»>— REVISTA QUINCENAL ILUSTRADA —«>
ÓRGANO DE Lfl BIBLIOTECA
GflTÓLIGO-PROPflGftNDISTfl
alegría que por aquí se gasta, sin faltar á lo que exigen
la honestidad de costumbres, las consideraciones Bocialea
y la moralidad cristiana.
Suele decirse que en la mesa y en el juego se conoce
la educación de la persona. Pues si, con esto en cuenta,
se observa bien al pueblo navarro durante los fiestas de
o es fácil encontrar un nombre
San Fermín, no podrá menos de reconocerse y admirarse
que eueue más grato en loa oídos
en general la saua, sólida y cristiana educacióu de nuesdel navarro que el nombre de estro pueblo.
te santo.
Cada vez que se pronuncia, se
Cuando descienda la Tragedia a danzar con los proterreproducen en Ja imaginación tovos Batiros lo hará, decía Horacio, con todo el porte y
das las variadas escenas de IBB
diguidad de una señora, siu olvidar nunca lo que á su
simpáticas á incomparables fiesconsideración ee debe. También el pueblo navarro, al eutas á este insigne santo dedicatregarse á las expansiones de las fiestas, con todos los redas con todo el desbordamiento del bueu humor que pocreos en que otros pueblos descubren la procacidad de
ne de relieve la jovialidad riel ca
los sátiros, lo hace hermanando
racter navarro y la expansión y
en el más atractivo, consorcio la jofranqueza de su alma.
vialidad máB franca con la decencia y honestidad más correctas, sin
jSan Fermínl Consigo trae alboolvidar nunca la propia dignidad
rada de gaitas, alegre despertar de
que le corresponde, como á pueblo
dianas, delicioso vocear de nifíos
grande y raza verdaderamente eeante extraña comparsa, bullir de
flora. qXie sabe cautivar la'admiincontable muchedumbre rodean
ración de todos.
do al Ayuntamiento que á festejar al Patrono solemnemente mar1CI pueblo navarro lanza un socha, abrazos de amigos DO vistoe
berano mentís fl tos que creen que
deede la infancia, efusión complela religión es de caracteres tétricos
ta del corazón, público regocijo,
y crea espíritus misántropos y hu
raro, muy distinto del que se estila
ranos. Todo lo contrario. Precisaeu otros pueblos, singular como
mente así eabe divertirse, porque
puestra historia y nuestra raza.
sabe trabajar y orar como ninguno. Las iflzonadaa y juBtas expan¡Si llegaré á San Fermín!—dasiones tienen muy bien cabida eu
ma el navarrieo retenido en el leel corazón regulado por la ley crischo del dolor por cruel enfermetiana, la cual reconoce esta necedad: esta esperanza le Bostiene,
sidad para mejor dedicarse á la
dulcifica sus dolores y á esto él
diaria labor, y «I misino tiempo
convierte toda? sus ansias.
predispone al" espíritu para disfru¡Hasta San Fermín! ee despide
tar de ellas recta é intensamente,
el hijo de familia, hermano ó padándole vigor para sobreponerse
riente á quien la suerte ó azares
á IBB contrariedades de esta vida y
de la vida le han obligado á aueen
dilatando BU seno cou la esperantñvee de la patria.
za de üu cielo dichoso cuyo serePara San Fermín intenta volno azul hace que cooBtantemenie
ver de allende los mareB aquel
sonría.
otro que en busea de] sustento, ó
El ulma religiosa se revela en
por proporcionarse una más holga
estas nuestras fiestas, que tienen
da situación, tuvo que consagrarse
toda 1H simpatía y franqueza de
á una vida ruda y penosa, Jejos,
uua conciencia limpia.
muy Jejos de su amado pueblo.
No le preguntéis cómo se consue
Si eu su Patrono se iuspira siemla entre las amargas privaciones
pre este pueblo, el temple que
Imagen de S. Fermín en la catedral de Amiens
que ha de sufrir y las grandes mo
aquel manifestó Be comunicará
lestias que forzosamente tiene que
también ti !os demás, y en las consoportar: con el halagüeño pensamiento de volver por
trariedades como en las prosperidades, en la tribulación
San Fermín convertido en acaudalado propietario, ó por
lo mismo que en la fieBta, en el reir y en el llorar, eu el
lo menos dueño de algún regular capital. Entonces precivivir y en el morir, aparecerá siempre la grandeza del
samente ha de hacer su presentación; la primera vez que
pueblo de Fermín, del pueblo que en Dios confía, desestreche las manos de sus amigos ha de ser la víspera
causando tranquilo bajo su providencia y á su gloria
de la ñesta por la tarde, entre sonido de gaitas, acordes
consagrando gozoso toda su existencia.
de música, bullicioso tropel de gente y empujones de IOB
ABI ha sido el pueblo navarro grande en todo: grande
asustadizos chicueloB.
en el trabajo de la vida ordinaria, en el que se ha conA todos tos extraños llama la atención el derroche de
quistado el título de honrado, y grande en el gozar y ho-
iSAN FERMINI
r*.
?•'•'-•.•*•
•/:•>.* •" ' v - : , v i
LA AVALANCHA
146
nestamente recrearse; grande en sus manifestaciones sociales, como es grande en sus manifestaciones religiosas.
Todo el aspecto que Pamplona ofrece en el bullicioso
período de las fiestas puede considerarse algo así como el
bello desorden de uaa oda religiosa al invicto mártir dedicada.
Contemplad cómo se divierten y solazan esos que parecen hermanos, porque son hijos de Fermín cuya protección todos invocan.
Con gran ardor se entregan al esparcimiento; con el
mismo y aun mayor sabrán defender una huena causa,
y con sublime alegría darían también muchos de ellos su
sangre por Cristo si así se lea exigiese, á iuiitacióu del
ínclito patrón San Fermín.
¡Que este glorioso santo proteja siempre á todos y conserve su raro temple!
G.éL
MOTA DE COLOR
LAS VÍSPERAS DE SAN FERMÍN
A asistencia del Excmo. Ayuulaiuieutu en corporación á las vísperas que solé tunísima mente
se cantan eu la iglesia de San Lorenzo el 6 de
Julio es una nota de color de nuestras tradicionales fiestas; y si no puede haber prngreao sin
tradición, porque uno y otra tienen necesariamente que enlazarse, bueno es que lo hagamos notar para
que no se interrumpan con pretextos democráticos las
buenas costumbres de la corporación de Pamplona, se^
nado venerable donde tantos verdaderos padres de esta
noble Irufia han contribuido con su talento y sus luces á
BU prosperidad y bienestar, que aquí van encadenados.
Tres grupos distinguimos siempre en la marcha de la
corporacióu á San Lorenzo; en el primero, la tretieración
que vivo por primera vez, 1» niQez con sus risas y sus
alegrías; en el segundo, la autoridad del municipio que
rinde un acto de cortesanía y fe, de devoción y piedad
ante el mártir protector de Pamplona, y luego el pueblo,
compuesto de todos los ciudadanos, sin distinción de clases, que van acompañando, haciendo escolta á la ilustre
corporación.
Con este reconocimiento de los derechos de Dios dan
principio nuestras fiestas.
Lu capilla de nuestro excelso Patrono viste sus galas.
El altar, sus frontales de plata, obra rica de orfebrería;
á la izquierda del altar, en una credencia, un rimero de
bandejas de plata y unos soberbios jarrones del mismo
metal están allí para dar fe, para certificar la munificencia del pueblo navarro que enriqueció con sus donativos
la casa de Dios.
En el centro de la nave, formando cuadro cou el altar,
se hallan los concejales de esta católica ciudad.
Del fondo grana de los divanes resalta la correcta pechera sombreada por el negro frac.
¿Han rendido culto á Dios? Eso es lo principal, cumplir bieo, no defraudar las ideas religiosas de quieneB los
elevaron á un sitial de honor.
#* *
En el trayecto de la carrera vemos todos los arios muchos americanos que vienen con BUS señoras á presenciar
uuestras fiestas.
En su vida de lucha por la fortuna han oído despotricar mucho contra lo que llaman nuestro fanatismo; pero
nosotros hemos visto á esos americanos complacidísimos
al ver la religiosidad de este pueblo, sintiéndose confiadamente entre gente honrada, y más rica poseyendo sus
creencias que muchoB que por conquistar oro dejan escapar el mejor tesoro, la esperanza en otra vida mejor.
O, y A.
NUESTRO SANTO PATRONO
por el señor director de LA AVALANCHA
para que envíe unas cuartillas para el número
de gala que se publicará en las fiestas de nuestro Santo Patrono, para no desairar tan amable
invitación he creído conveniente escribir unas
breves líneag en honor del Santo Patrono de
Navarra, nuestro moreníto Sñn Fermín.
Este nuestro Patrono r-vocti en mi memoria dulcísimos
recuerdos, y con 61 se unen estrechamente nombres ilustres y sucesos asombroso que no caben en líueas cortas
para ser narradrs debidamente. San Fermín es el compendio de nuestras grandezas pasadas, el pendón de
nuestras gloriosas tradición* s, el escudo de nuestras
creencias y el muro de contención á la ingente avalancha
de los errores moderno?, que quieren ap'astr nuestra
razH y nuestra religión para hacer de ella un rebaño de
ilotas europeizados, paganizados.
E* San Fermín invocado en tnuchee regiones de la
desgraciada Francia, en la cual evangelizó y en la que
dejó enn sus ToliijuitiB en Aruiens la buena nueva del
Evangelio. Nuestros vecinos conocen á Nnvarra por San
Fermín; y cuando en el siglo XIX el gran franciscano
navarro R. P. Jopé Areso, amigo de Wisseman, Lacordaire y Montalembert, anunciaba eu las severas catedrales Ins glorias religiosas, vio, no ein asomhro, que el nombre de San Fermín y Navarra iban enlazados, por lo cual
tan considerado y respetado fuó el austero sayal franciscano.
San Fermín y Navarra, uoinbres benditos, son anunciados en todo el orbe terráqueo por sus hijos los navarros; ya es la Hermana de la Caridad, yfl el jesuíta misionero, ya el navegante americano, ya el poeta de altos
vuelos, ya el sacerdote secular que dejó su patria por
cumplir su altísima misión. Y en la añoranza de la vida,
y en l»s tribulaciones sociales, y en el atardecer de la
despedida, y en lu ausencia del hogar doméstico, del que
nos separan muchos kilómetros y millas, el recuerdo de
San Fermín es un alivio al corazón navarro, que trae á
su imaginación mil y mil dichosos recuerdos, mezclados,
revueltos, entrelazados como las cerezas y la horca de
ajos: los gigantes y las kilikis, las gaitas y músicas, los
cuhetes y los bandeos, la procesión y los toros, las barracas y los conciertos, los bailes y las retretas, el sermón de
la octava y las mágicas notas de Sarasatt?, loa alborotos
y cantos de la gente de bronce y las sonoras cantatas de
Gayarre, los churros y las dianas del festival En ese verdadera potpourri de añoranzas, en ese cajón
de sastre de múltiples recuerdos, en eja- recodo de la
Magdaleua, cual aura de rocío suave se baria la imaginación, ae refresca la memoria, se alegm el espíritu y se
siente uno orgulloso por ser navarro como San Fermín
y pamplonés como nuestro moreno Bauto prelado; para
afirmar sin temores que no hay provincia como Navarra,
ni ciudad como Pamplona, ni santos como San Fermín,
y que aun uo ha nacido en el mundo cristiano un paisano tan nombrado cumo el nuestro de Javier, paisano del
hijo de Firmo.
Así es mi patria: patria noble, heroica, guerrera, navegante, poeta, teóloga, cultural, en doude se cría lo bueno,
se halla la hidalguía, crece la educación, vive la religión,
y bulle el buen humor y el temple.
Yo venero la clasica mantilla española, que mis paisanas lucen en el templo con tanto garbo; me extasío ante
las notas delicadas de las guitarras de los mozos de mi
tiermea; me elevo al ver el baile sencillo de nuestras
montañesas; y me regocijo con la lengua euskara, que no
sabe blasfemar. Eu vista de IOB dones que Dios ha derramado sobre esta patria amadísima de San Fermín, de la
que reniegan hijos espúreos ó extranjeros ignorantes, mi
alma se regocija y se inflama en agradecimiento al Dador
de todo bien, á quien dirijo las endechas amorosas de
mis labios para decir sin ambages ni rodeoB que me enorgullezco, con santo orgullo, de ser navarro, de ser pam(EQÜERIDO
•r v
LA AVALANCHA
plonóa, como navarros fuerou los don grandes santos de
mi tierra, patronos uueatros jurados, Fermiu y Javier.
]Viva Navarra por Sau Fermínl
KKÜINO AKBIZU AYALA, Fbro.
Iruña 24 de Jumo do 1912.
PATHCH X)J£ H A V A H K A
Crin tu virtud, Fermín, y con tu coló
En cristianos trocaste á los gentiles
Y aplastaste los pérfidos reptiles
Que el paganismo trajo al vasco suelo.
Ardiente y pura fe con tu desvelo
Hiciste florecer en almas viles,
Y tua rostoa, brotar bellos pensiles
Hicieron del albaB floree sobre el hielo. (1)
Tú arraucaste á Vaueonia de la garra
Con que Luzbel la asía con encono;
Por eso para honrar tu fe bizarra,
Bajo el cíelo do estas, te alzara un trono
Sobre sus bravas cumbres, la Navarra
Cuyos hijos te aclaman por Patrono.
DOMINGO MELERO BOLDOVA.
Excmo. é limo. Sr. D. Manuel Polo y Peyrolón
de grata actualidad entre nosotros es
el Excmo. é limo. Sr. D. Manuel Polo y Peyrolón, uno de los eminentes oradores y sociólogos
que han honrado esta capital con motivo de la
sexta Semana Social. Indeleble recuerdo quedará de sus hermosas conferencias pronunciadas el día 3. Antes de esto era ya altamente simpático
para nosotros, por ser uno de los más prestigiosos é
infatigables propagandistas que la buena causa tiene en la
España contemporánea. El Sr. Polo ha consagrado desde
su juventud todo su talento y su actividad, que son muy
grandes, á la defensa del catolicismo y de la tradición. Es
un adalid benemérito, cuya vida parece haberse inspirado en estos versos del gran poeta Ruiz Aguilera:
No arrojará cobarde el limpio acero,
Mientras oiga el clarín de la pelea,
Soldado que su honor conserve entero.
Nació en Cañete (Cuenca) el 11 de Junio de 1846. Hizo estudios brillantísimos y cursó dos carreras. Es abogado y Doctor en Filosofía y Letras. En 1870 ganó en pública oposición la cátedra de Psicología, Lógica y Ética
del Instituto de Teruel, pasando nueve años más tarde á
explicar la misma asignatura en el Instituto de Valencia.
Aunque fue nombrado catedrático de Metafísica de la
Universidad de Santiago, prefirió continuar ejerciendo la
enseñanza en su cátedra del Instituto valentino.
Dedicado, por vocación y deber, al estudio de la Filosofía, ha demostrado su dominio de esta ciencia con
obras muy estimables, como sus tratados elementales de
Psicología, Lógica y Ética, sus Rudimentos de Derecho,
varios trabajos apologéticos y de polémica y traducciones de importantes obras extranjeras, entre las cuales
descuella la substanciosa y sólida Apología científica de
la Fe cristiana, de Duilhé de Saint Projet. En todas sus
obras de esta especie se muestra un espíritu verdaderamente didáctico, es decir, claro, sencillo, metódico, propio de quien no busca deslumhrar con oropeles, sino
adoctrinar con la verdad.
ERSONAJE
(I) Entre los muchos milagros de San Fermín, uno de los más notables es el verificado en la iglesia de S. Acttenl de Amiens, donde tras largos siglos de ignorarlo se
hallaron milagrosamente los restos de San Fermín; y es tradieión en dicha iglesia que
al descubtirsed cuerpo del Santo en d corazón del invierno, no ubstante, reverdeció
de repente todo el campo y los árboles aparecieron cubiertos de hojas.
147
Pero la exuberante vida intelectual del Sr. Polo no se
ha encerrado en el campo de la ciencia, sino que se ha
dilatado también espléndida y gallardamente por la amena Literatura. D. Manuel es un discretísimo narrador de
viajes, como lo ha demostrado en Hojas de mi cartera
de viajero; un chispeante satírico, que pone con cuatro
rasgos indelebles en la picota del ridículo los vicios de
nuestra sociedad, y flagela con su sátira los tipos despreciables, como el grotesco ministro de Su Excelencia por
dentro; un admirable costumbrista, y sobre todo un insigne novelista, admirado por Pereda, Trueba, Fernán
Caballero y Menéndez Pelayo, que muchas veces elogió
sus producciones en escritos públicos y en cartas particulares. Es, en efecto, como lo fue Pereda en Santander, felicísimo cultivador de la novela de costumbres populares, hábil fotógrafo que sabe sorprender en una instantánea el rasgo ya sublime, ya tierno, ya ridículo de la
vida del pueblo, y narrador que combina y expone con
arte supremo fábulas interesantísimas, como Los Mayos,
Sólita ó amores archiplátónicos, El Guerrillero (bellísima novela histórica) y Pacorro, que en varios pasajes recuerda Don Gonzalo González de la Gonzalera, y que
encierra, bajo una historia trágica y emocionante, una altísima enseñanza moral. Claro es que su sistema de novelar es la antítesis del brutal naturalismo de ciertas lumbreras; pero no deja de ser realista, con el sano y castizo realismo de Cervantes y Pereda. Aunque muy espiritualista, dista mucho del idealismo soñador, muelle y enfermizo de los románticos, á veces no menos funesto que
el excesivo realismo. Sin necesidad de fingir un mundo
falso, su pluma sabe trazar idilios tan delicados y sublimes como Todo un poema de amor cristiano. Sabe hallar siempre el punto de conjunción de lo ideal y lo real,
en el que consiste precisamente la belleza. Su mundo es
el mundo real, bañado por los reflejos del ideal cristiano.
Aventaja mucho en castidad á los dos altísimos novelistas mencionados.
Dedicado también, por convicción y requerimiento de
su conciencia, á las luchas políticos, está en la brecha
desde hace más de treinta años, escribiendo innumerables folletos, libros y artículos de periódico en defensa
de las ideas tradicionalistas, y sirviéndolas también como
orador elocuentísimo, ora en conferencias y discursos
académicos, ora en las difíciles contiendas parlamentarias. Diputado á Cortes en 1896, senador en 1907 y actualmente, ha medido sus fuerzas con los más prestigiosos
de sus adversarios, mostrándose polemista hábil, sereno,
documentado, gran orador, enfin,en las múltiples campañas que ha hecho para mejorar la Instrucción pública
y el presupuesto del Clero, para vindicar el catolicismo,
para defender las Asociaciones religiosas, para oponerse
al centenario de las Cortes de Cádiz y para proteger los
Sindicatos católicos, que han tenido y tienen en él celosísimo abogado.
Porque el Sr. Polo es un enamorado de la acción social católica, y no de los de última hora, sino de los iniciadores y aun de los precursores. Cuando nadie ó casi
nadie se acordaba en España de estas cuestiones, él fundaba Círculos y predicaba eficazmente los sanos principios de la sociología católica. Es un gran maestro en
estos asuntos y su autorizada voz ha resonado muchas
veces, en ambos palacios de la representación nacional,
en pro de las instituciones sociales católicas.
Como orador figuró también en las sesiones públicas
de los Congresos Católicos de Sevilla y Burgos, pronunciando desde los pulpitos de ambas catedrales dus resonantes discursos, en Sevilla sobre la Fecundidad maravillosa de la Iglesia en materia de asociaciones religiosas y
benéficas, y en Burgos sobre la Masonería española, y
compartiendo con el inolvidable Brañas la resonancia de
aquella asamblea.
Por sus propios méritos como periodista, publicista, literato, orador, y sobre todo como propagandista y organizador, ha conquistado el alto prestigio de que goza entre los suyos y la universal respetabilidad con que le consideran los extraños, sin distinción ninguna de ideas. Esta justa fama le ha llevado á ocupar múltiples y honrosí-
148
LA AVALANCHA
Modelo de estudiantes, su carrera de leyes iba pasansimos puestos, y á recibir codiciados honores, prueba
do de sobresaliente en sobresaliente; fervoroso congreganunos y otros de su rara variedad de aptitudes: catedrátite mañano, ni un domingo dejó la misa, ni un mes la
co, diputado á Cortes, senador, presidente del Círculo
comunión; mozo bien educado y jaiciosillo, nunca le oyecarlista de Valencia, jefe provincial y regional de la Coron sus compañeros una palabra asi ó asá, jamás trasnomunión carlista, vicepresidente de la Comisión de Mochó ni para ir al teatro.
numentos históricos y artísticos de Valencia, socio de
honor de la Económica de Amigos del país de Alicante,
Su madre estaba con él más que orgullosa.
socio de las Conferencias de San Vicente de Paúl, co—Hija, que suerte tienes con tu Julián—le decían á
rrespondiente de !a Rea! Academia de la Historia, coveces sus amigas.
mendador de la orden de Isabel la Católica, y condeco—¿Qué queréis?—respondía la madre—bastante ha
rado con la Gran cruz pontificia Pro Ecclesia et Pontífisufrido una en este mundo; no todo han de ser lágrimas
ce, que le fue otorgada por S. S. León XIII para premiar
para las viudas
{Cuánto disfrutaría con él su padre si
su biografía del mismo Papa. Además, tres veces candiel pobre vivieral— añadía la viuda suspirando. Es verdad
dato á Cortes y Presidente honorario de la Federación
—contestaba satisfecha la madre.—Julián es muy bueno.
Agraria de Levante.
Y si que lo era. Pero
• *•
Sus libros y Folletos forman una pequeña biblioteca.
Indicaremos no todos, sino los principales: "Psicología,,,
Pero
Julián era rabiosamente aficionado á los toros.
•Lógica,,, "Ética», "Rudimentos de Derecho,,, "La Hu¡Cómo! ¿Acaso eao es malo ?
mildad» (traducción), a Apo*
Ni mucho menos. Y si uo,
logia científica de la fe cristiapreguntadle no ya á él, sino
PUBLICISTAS CATÓLICOS
nan (traducción), "Hojas de
á la bendita de su madre.
mi cartera de viajero,,, "ViDejad que se divierta en
da de León XIII», "Páginas
lo único que le gusta—os
edificantes», "Discursos acacontestaría;—dejad que se
démicos,,, "Pepinillos en vidivierlael pobre hijo. Bastannagre», "Costumbres populates malos ratos se da con los
res de la sierra de Albarralibros y demasiado complacín,,, "Seis novelas cortas»,
ciente es conmigo para que
"Quien mal anda, cómo acayo no le deje divertirse con
ba?», "Sólita ó amores aruna cosa ni buena ni mala.
chiplatónicos», "El guerrilleAdemás, su padre, el pobre
ro», "Pacorro», "Sacramento
jera loco por los toros 1
y concubinato», "Autógrafos
Y las tardes en que Julián
de D. Carlos,,, "La madre
se divertía con aquella cosa
de D. Carlos», 'Vida y virni buena ni mala
parecía
tudes de la venerable Cristiotro. [Era del naturall
na de Saboya», "La enseñanCon su sombrerillo flexiza española ante la ley y el
ble cuyas alas caídas le somsentido común», "España y
breaban el rostro; con su pala masonería», "El liberalisnolillo de seda liado al cuemo católico», "Pan y catecisllo; á veces en mangas de camo», "D. Carlos de Bormisa; todo sudoroso, encenbón», "Anarquía fiera y mandido, seca la boca de tanto
sa», "La solidaridad», "Burgritar, rotaa las manos de tangueses y proletarios,,, "Las
to aplaudir, hecho un manolibertades de perdición„,
jo de nervios, allá en su ba"Las malas lecturas», "¿Hay
rrera de Bombra—él ibaBÍemacaso Providencia?,,, "Anarpre allí—participaba por enquismo,,, "Errores y horro
tero del delirio frenético de
res contemporáneos», "El trala muchedumbre
de toda
bajo y el salario», "¡Picaros
muchedumbre que, sentada
frailes!,,, "Credo católico-traante un ruedo, achicharrada
dicionalista».
bajo un sol de verano, agitaD. MANUEL POLO V PEYROLÓN
Con muchos escritores tan
da
por el ansia del goce, se
conferenciante de la Semana Social en Pamplona
fecundos y valiosos como el
«ntusiasmabarbáramente anque es objeto de esta breve semblanza se realizaría
te caballos destripados, toros furiosos, toreros volteados,
fácilmente la idea del insigne Balmes: Ahogar el mal
hombres heridos.
con la abundancia del bien.
¿Y los insultos groseros á los picadores, á los banderiEl Sr. Polo y Peyrolón es, además de todo esto, un
lleros, á loe espadas? ¿Y las injurias soeces, coreadas por
cristiano ferviente, práctico y piadoso, un perfecto cabamiles de bocas? ¿Y los crueles piropos, lanzados furiosallero, un gran carácter, de los que nunca se tuercen ni
mente cunira la presidencia? ¿Y el ambiente de feroz redoblegan, de los que piensan, como Fernández Andrada,
gocijo que flota por toda la plaza? ¿Y las conversaciones
Que el corazón entero y generoso
sembráis <i« sucias palabrotas
¡Qué culto, qué agra"'
j Al lado adverso inclinará la frente
dable, qué ni bueno ni malo GB todo esol
Compiiradn con ello la educación inglesa, que por apar•" ' Antes que la rodilla al poderoso.
tar
á los jóvenes del mal loe lanza ó. juegos vigorosos en
' > . .,
,
ROGELIO J. MONGELOS.
los parques y los acostumbra á sanos ejercicios, se queda
tan atrás
Julián conoce ni dedillo todo el complicado tecnicismo
de la lidia, lee cuantos periódicos taurinos pueden caer
PÁOIHAS DE
YIDA
en sus manos, discute con asombroso empeño las Buertes
todas del divino arte
Y es en verdad extraño ver salir
de sus labioB, tan formales de ordinario, bendecidos los
domingos con el rezo del oficio parvo de Nuestra Señora,
ver salir de ellos frases peregrinas en que revolotean con
marcada insistencia palabras semibárbaras
chalequeJulián era un buen chico, un buen muchacho en toda
ras, bajonazos, pitones, quites, hule.
—¡Que se distraiga el pobrecillol—pensaba BU madre.
la extensión de la palabra.
•
.. i
,.
;
149
LA AVALANCHA
eternos y jaspes divinos, de rosas azules del cielo y nardos cariñosos de la gloria, sube, sube
hasta el trono
del Eterno. Dios, real, magnífico, infinito, sonríe amando;
gozando en su esencia. Al fondo, un desgarrón de nube,
un girón de halo de neblina célica parece un ventanal
glorioso. Más abajo, el firmamento, las estrellas, el Sol,
Júpiter, Venus
Y más abajo aún, el mundo, los hombres, el placer de espejismos, el goce de las mentiras.
Por la escena pasa un ángel cantando. Luego, otro, otro,
otro
Todos jugando. El cielo esplende.)
Pero cuando los días de corrida, al caer la tarde, lo
veía llegar á casa congestionado, ronco, blanco de polvo,
fatigado más qne si volviera de reñida batalla, entonces
la señora se asustaba un poco
**•
La corrida de aquella tarde fuá buena, buena porque sí.
Los toros, de excelente lámina y mejores hechos, como
que mataron catorce caballos; los diestros, superiores en
la faena; las cuadrillas muy iguales; la plaza llena; el sol
radiante.
Hacia el fínal del quinto toro, Julián ya no sabía don
de tenía la cabeza; tanto era lo que había gesticulado, lo
que había gritado.
En lo más recio de su entusiasmo sintió unos golpecitos de abanico en la espalda y oyó una voz guasona de
mujer que le decía:
—Nifio
¿va su mercó á la procesión?
Volvióse Julián á la moza, que sentada detrás de él
reía ti carcajadas, y aun preguntó el inocente;
—¿Qué dice usted?
—Que si va á la procesión
Que lleva ya el
escapulario colgandito —Y la descarada dio un
tirón al pequeño pedazo de tela color de café
que asomaba por detrás del cuello de Julián á
causa del continuo agitarse de este.
Rieron todos los de por aquel sitio la gracia de
la moza.
Sin saber qué decir, avergonzado, ocultó rápidamente Julián su escapulario. Y tan corrido
quedó, que el sexto toro pasó casi inadvertido
para él
Le parecía sentir en la nuca un escozor muy vivo, como si muchos ojos burlones se
clavaran en ella.
Y la venganza que tramaba se encerraba en
estos términos:
—lEstúpidoal
¡Descocada!
Bien se me
está, por alternar con ceta gentuza.-... Se acabó: no vendré más A lu plaza, no me da la gana
de aguantar esto
No vendré múa
ESCENA 1.a
Rosabel, Dosibel
(Al pie de la escalinata soberbia duermen bellos los
dos ángeles. En su testa dulce brilla un resplandor sagrado en un haz rubio de cabellos, como hilos de sol, Sobre el cuerpecillo juguetón, una túnica alba, y al aire los
piececitos minúsculos. Un halo de neblina los envuelve.
Hay un silencio ensoñador en la escena, y sólo alguna
vez por sobre las nubes cabalga un acorde, un eco de
***
Y diciendo «uo iré, no irói se pasó toda la
semana.
Y llegó el domingo
Y ae quitó el escapulario y se marcbó á los toros.
Le venía de raza
J. LE BRUJÍ.
FIESTA EN LA GLORIA
(Escenas sonadas en el rumor místico de una oración)
PERSONAJES:
9
9
„
n
»
9
5. Pedro, venerable.
Rosabel, ángel de las flores.
Dosibel, ángel de la música.
Sta. Cecilia, dulce.
S. Fermín, glorioso.
5. Saturnino, excelso.
Un rayo divino del Eterno.
Ángeles, voces suaves, música lejana, rumor de Felicidad, triunfo de luz, algazara de fiesta en lejanía, acordes
santos de arpas celestes, y alguna vez, lejos, muy lejos,
ecos de dulzainas
(La escena es en un rincón glorioso del cielo blanco,
pleno de un perfume de ensoñación divina. Hay un rumor dulce de alas de nieve. Los ángeles pasan volando y
juegan con el plumaje albo de sus túnicas de nieve y sus
alas de cisne. Todo está envuelto en una suave palidez
mortecina de nubéculas, y parece que un eco de plegaria
lo aroma todo. Una escalinata soberana de mármoles
PAMPLONA.—Puerta de la sacristía de la capilla de S. Fermín
{Fotografía de D. Aquilino Garda Deán)
|
dulzaina, de atabales. Las estrellas, lejos, rebrillan coquetonas.)
Dosibel, despertando.—Rosabel, Rosabel; ¡qué extra! ño rumor de música llega hasta aquí! ¡Escucha, Rosabel!
Rosabel, que aparta con su manecita de nieve la de
I Dosibel que quiere despertarlo.—Déjame un momento;
tengo sueño, ¡mucho sueño!
:
;
Dos.—Atiende, Rosabel; que por nuestro Dios he de
asegurarte que alguien hace música en el cielo.
;
Rosabel, incorporándose.—A fe que habías tú de con1
seguir alborotarme. ¿Qué rumor es ese de que hablas?
Dos.—Escucha un momento
¿No oyes sonido de
LA AVALANCHA •
160
. atabal? ¿Notas alegres? (Los dos escuchan. Pausa larga.)
Ros.—¡Oh qué dulce algazara de fiesta!
Dos.—¿Será en el cielo?
Ros.—¿Ves aquel resplandor glorioso?
Dos.—jOh! sí; junto al coro de obispos y confesores.
Ros.—Pues creería yo á mi fe que de allí brota tan
suave acordar.
Dos.—Mas no parece música de cielo. Yo diría que es
fiesta de la tierra. (Escuchan más. Muy lejano, llega un
acorde opaco de gaitas.)
Ros.—¿Quieres que volemos?
Dos.—No; que está el arcángel Miguel de centinela, y
¡pobres de nosotros si nos llegase á ver!
Ros.—Mira; volaremos por tras de esa nube blanca, y
has de ver cómo sabemos volar ocultos. (Los dos ánge- les abren sus alas nfveas y se disponen á salir flotantes
.- por el espacio azul. Y cuando empieza á resonar un suave rumor de aleteo celeste aparece en escena Santa Cecilia, la mística rosa de hojas musicales. Viene virginal,
entonando el ritmo melancólico áfi una canturía sacra.)
Dos.—¡Oh, Rosabei; mira la dulce cantora de las bellas cosas!
Ros.—¡La pálida trovera de las cosas divinas!
ESCENA 2."
Rosabei, Dosibel, Santa Cecilia,
Sta. Cecilia, que entra, entornados los ojos en dulce
éxtasis.—Laademas Deam in choráis et órgano.
Ros. _ ,
.
Dos. Lauaemus in ceternum.
(Pausa. Los ángeles se retiran hacia el desgarrón de
nubes. Luego fíjase Sta. Cecilia en los espíritus.)
Sta. Cec—Loado sea Dios, ¿cómo llegasteis aquí vosotros?
Ros.—Vine yo por ver las flores que al pie del Dios
Eterno crecen.
Dos.—Yo por escuchar el canto sagrado délas vírgenes.
Sta. Cec-—La belleza flota por doquiera en el palacio
del Señor.
(Callan todos. Y como rompiendo el silencio ensoñador vuelve á escucharse en el cielo un lejano rumor de
dulzainas. Sta. Cecilia sonríe alborozada.)
Rosabei, con halago.—¿Sabéis decirnos vos, reina de
la música, dónde surge ese rumor?
Dos.—¿En qué parte del cielo harán fiesta?
Sta. Cecilia, escuchando.—No semeja esta música de
cielo. (Escuchando más.) ¡Oh! no; ya lo sé; brota en la
tierra; donde yo enseñé á los hombres el dulce cántico
del amor divino. ¿No veis aquella estrellita que parece
tremelucir de inquietud? Aquel es el mundo. Allí nació
Jesús; allí María; allí se aman y se odian los hombres.
Dos.—Y dinos, santa, ¿cómo podríamos ver esa fiesta
desde aquí?
Sta. Cec—¿Por qué no bajáis?
Ros.—Porque está Miguel de centinela.
Sta. Cec—Pues mirad; ¿veis aquella alcoba azul, resplandeciente, más que ninguna otra del cielo?
Ros.
...,,_,
», _, „
j}os
¡Ah! sí; la de nuestra Madre Santísima.
Sta. Cec—Pues junto á ella hay un camarín precioso;
es el de Teresa la Doctora. Sobre un libro encontraréis
una flor. Es flor que suele decir á Teresa cosas del mundo; del mundo donde ella vertió amor. Acercaos, y como
la Doctora pasea en estos momentos fuera del camarín,
podéis alcanzar la flor. Cuando sepáis dónde es la fiesta,
llamadme, que yo también quiero saber de los hombres.
Y ahora os dejo; voy á seguir cantando cosas de amor
por el palacio de Dios.
(Se va, y al marcharse canta otra vez el salmo de
alabanza.)
ESCENA 3.a
i, •'.
Dosibel, Rosabei; luego San Pedro.
Dosibel.—Loor á Dios y á Cecilia la santa.
V,.
Rosabei.—¡Loor! (Pausa)
Rosabei.—Acércate hacia el camarín de Teresa.
Dos.—Debieras hacerlo tú, ya que eres el ángel de las
flores,
Ros.—¿Quieres que los dos vayamos en busca de la
misteriosa flor?
Dos.—Así sea.
(Los dos agitan sus alas y desaparecen. Queda un momento la escena sola, y al poco rato vuelven alegres y
bulliciosos. Se posan como avecicas blancas sobre la
escena.)
Ros.—¡Qué ñor de los santos colores!
Dos.—¡Qué flor de los santos perfumes!
Ros.—Ahora sabremos dónde es la fiesta.
Dos.—Ahora.
(Revuelan inquietos de gozo por la escena, y al rumor
del aleteo despierta S. Pedro.)
S. Pedro.—¿Quién anda por ahí en tanta algazara?
Rosabei, fingiendo la voz.—Dos almas que quieren entrar en la mansión del Señor.
S. Pedro, saliendo.—¿Dos almas? ¿Por qué caminos
vinieron?
Ros.—Por caminos de flores y de música.
S, Ped.—¡Pueden marcharse! Aquí se viene por camino de espinas y amarguras.
Rosabei, en tono dulzón.—¡Si fuimos tan buenas!
S. Pedro, enfadado.—Vayanse las desdichadas.
Ros. y Dos.—(Saliendo al centro de la escena y abrazando á S. Pedro mientras ríen juguetones.)—¡Si somos
nosotros! ¡Tus ángeles! ¡Tus amigos!
S. Pedro.sonriendo en un gesto beatífico.—Pero ¿cuando habéis de concluir en esos juegos traviesillos?
Dos.—¡Qué bueno eres, Pedro!
Ros.—¡Qué santo!
S. Ped.—¿Qué hacéis en este rinconcito del cielo?
(Los dos ángeles hacen á S. Pedro señales para que
se acerque a! desgarrón donde flota una nube.)
Rosabei poniendo en la mano de S. Pedro la rosa mística que guardaba como un misterio Santa Teresa.)—Escucha y cuéntanos.
(Todos callan y escuchan. S. Pedro oye en el cáliz de la
rosa y los ángeles quieren saber de la fiesta del mundo.)
S. Ped.—Oid; me dice la rosa cosas bellas. España
Navarra
Pamplona
S. Fermín
Ahora resuenan
músicas bravas. Oigo un dulce rumor de ziorziko. El
pueblo pamplonés, recio, eterno, adora á su santo. (San
Pedro no dice más. Parece callar la rosa.) Ya no escucho, mis ángeles.
Dos.—¡Oh! pero es fiesta navarra, es fiesta de San
Fermín.
Ros.—Llamémosle para que oiga el cantar de su
pueblo.
S. Ped.- -Sí, sí; marchad.
(Todos desaparecen. Los ángeles vuelan á buscar á San
Fermín glorioso, y S. Pedro á escrutar las almas que llegan buscando gloria á la portería celestial. Un momento
está desierta la escena. Luego se acerca alguien.)
ESCENA 4."
Rosabei y San Fermín,
Rosabei.—Mas no di luego con vuestra mansión. A'fe
que vivís lejos.
S. Fermín.—En la gloria de Dios no hay lejos ni cerca; todos nos abrazamos en santa efusión de amor. ¿Dónde voló tu amigo el ángel de la música?
Ros.—Cuando estábamos complaciéndonos en ese dulce aroma de música, y queríamos saber dónde brotaba
tan dulce son, pasó por aquí Cecilia, la cantora, que nos
enseñó el secreto de la rosa y nos pidió que cuando la
flor cantara el misterio, voláramos en su busca. Por eso
mi amigo fue por el cielo á encontrarla.
(Los dos se acercan al ventanal glorioso, y Rosabei entrega á S. Fermín la rosa de la mística Doctora. S.Fermín
la recibe, escucha un momento, y sonríe. No habla. Parece que no quiere romper el encanto de un ensueño.)
S. Fermín, después de larga pausa, temblando de emoción.—Ángel, vuela presto y llama á S. Saturnino.
(El ángel hace una reverencia gentil, y vase.)
Tí.
•
. ' - . • <
f "
•••
LA AVALANCHA
'
ESCENA 5. a
San Fermín, solo
(Escucha plácido y radiante.) ¡Es mi pueblo como siempre excelso! E! pueblo real de las grandes hazañas, el
pueblo procer de las cosas nobles. Allí jugué yo; allí
aprendí á ser santo; allí me aureoló la virtud. (Interrumpiendo el éxtasis de S. Fermín, entra Rosabel acompañando á S. Saturnino. Viene excelso,, glorioso, resplandeciente.)
ESCENA 6.*
S. Fermín, S. Saturnino, Rosabel
S. Saturnino.—¡Loor á Dios que me hizo apóstol en
Pamplona!
. S. Fermín.—Venid, venid; llegad presto; ahora escucho más cerca el rumor de fiesta del pueblo que hicisteis
grande.
(Adelántase S. Saturnino y ambos escuchan místicos.)
S. Sat.—Es para vos la fiesta.
S. Fer.—Es para todos.
S. Sat.—Vos sois el hijo glorioso de la ciudad bendita.
S. Fer.—Y vos e! apóstol grande de aquel pueblo
sencillo.
S. Sat.—Dios puso en vuestro espíritu la fiebre de las
cosas grandes.
S. Fer.—Dios escanció en vuestra alma el ensueño del
amor radiante.
S. Sat.—Su mano de luces escribió en vuestra frente
nobleza.
S. Fer—Su aletazo glorioso encendió en vos el fuego
de las conquistas magníficas.
S. Sat.—Por vos Pamplona es procer.
S. Fer.—Por vos es cristiana Pamplona.
(En este momento, un rayo de luz que brota del trono
del Padre Eterno cruza la escena é ilumina el mundo.)
Rosabel, alborozado.—Mis santos, llegad á contemplar
el mundo.
(Los dos santos se acercan al desgarrón, y á través de
la luz divina contemplan la ciudad de sus amores.)
S. Fer.—Mira, Rosabel; ¿ves el templo grave, en cuya
torre ancestral danzan locas unas campanas? Es el templo de Saturnino.
S, Sat.—¿Ves aquella procesión que se mueve, con un
cortejo de clarines, atabales, músicas y luz? Es la procesión de Fermín.
Ros.—¡Cuánto os quieren en Pamplona!
(En el rayo de luz divina parece flotar un espíritu. La
luz llega al mundo iluminando con su resplandor glorioso
las rúas pamplonesas. Habla el rayo.)
El rayo de luz divina.—Benditos los hombres que saben hacer pueblos cristianos.
(Esfúmase la luz y los santos se abrazan.)
Ros.—Yo volaré al Trono de Dios para pedirle que
celebremos fiesta en el cielo.
(Desaparece. Por debajo de la nube blanca aparece
Sta. Cecilia, acompañada de Dosibel.)
ESCENA 7.a
S. Fermín, S. Saturnino, Sta. Cecilia, Dosibel, Rosabel
Sta. Cecilia.—Laúdenlas Üeum in tympano el choro.
Todos.—Laudemus.
Sta. Cec—En vuestro honor dijéronme que celebraran fiesta en el mundo.
Dos.—También allí invocan tu nombre, Cecilia.
S. Fer.—Hoy es fiesta en nuestro pueblo. ¡Gloria á
Pamplona!
Rosabel, que aparece volando.—Bendito el Señor,
nuestro Dios. Hoy haremos en vuestro honor fiesta en
la gloria.
(Acrece el rumor de fiesta, la algazara de fiesta, el acorde de dulzainas. Lejos, muy lejos... un cantar bravo de jota que surge en Pamplona y sube al cielo. Telón rápido.)
MANUEL AZNAR (Lesbio)
Pamplona—7- 912.
15Í
SU EXCELENCIA POR DENTRO
I
r
se dice que DO hay ningún
grande hombre para su ayuda de
cámara, no se niegan las grandezas humanas, ni mucho menos, sino que lisa y llanamente se afirma
que hasta el sol tiene manchas,
que no hay rosas sin espinas, y
que loa grandes hombres, lo mismo que Jos pequeños, tienen también faltas y miserias, que, aunque no ae distingan desdo lejos, no se escapan, ni pueden escaparse, á los criados Íntimos que tan de cerca tratan á los grandes señores. Conste, pues, que no me propongo escribir sobre las pequeneces de los grandes hombres, todos los cuales las tienen, quién más y quién menue, sino acerca de esos pigmeos que se consideran gigantes porque fortuna loca los ha encaramado en puestos
que ni merecen, ni desempeñar saben.
Con lo dicho basta para que el lector entienda que se
trata de un Excelentísimo señor, en su opinión propia,
aunque no humilde, gran estadista, gran literato, grao
orador, gran poeta, gran jurisconsulto (porque, eso sf, en
sus mocedades estudió leyes y obtuvo el título de abogado), gran burócrata, gran periodista (también üué gacetillero una temporada), gran historiador, gran geógrafo y
hasta
grand hotel, como dicen los franceses de toda
posada, grande ó pequeña, y gran Lama, como apellidan
ésu sacerdote sumo los budhistas.
Tantas grandezas juntas piden á voz en grito
todo
cuanto puede pedirse, hasta
secretario particular.
Por cierto que el tal secretario, amigo mío por más señas, era un muchacho tan joven y simpático como ÍUBtruido y listo: para decirlo cou una sola palabra, era el
reverso de au orno.
Su Excelencia era alto, erguido y rozagante; el secretario bajo, encogido y temeroso. Gastaba Su Excelencia,
sendas y cerdosos patillas á la iuglesa, mientras que su
secretario particular era imberbe casi, apuntándole apenas sedoso bigote. Vestía Su Excelencia siempre con
arreglo al figurín diplomático; es decir, copiando cuidadosfimente al presidente del C^neejo de miniatros, al paBO que eu secretario parecía un hortera de ultramarinospor el corte y calidad de au traje. Tenía aquel fraae huera, campanuda, ampulosa, incorrecta y perezosa; y era,
por el contrario este, conciso, sentencioso, sencillo y de
fácil y correcta palabra. Para decirlo de una vez: el primero era vauo como toda nulidad encumbrada; y modesto el segundo, como todo hombre de verdadero valer,
obscurecido.
Tan vauo, tan neciamente vano era nuestro Excelentísimo sefinr que, estando do gobernador eu cierta ínsula,
nunca salía a la calle más que seguido de inspectores y
agentes de urden público, los cuuleB le escoltaban ostensiblemente, pero á respetuosa distaucia; y en dias de C>irnesto'endHs aconteció que un máscara, disfrazado de llorón, so acercó a Su Excelencia y le rogó que mantuviese
en alto el corneta que ia supuesta criatura llevaba para
su esparcimiento. Cayó el grande hombre eu la red infantil, sostuvo el cometa, ecuó a correr el tallado llorón,
y desde lejos, tirando del hilo, comenzó á llorar, en tanto
que gritaba desconao'ado:
—¡Ay, madre, que se me ha enganchado el cometa en
UD farol
en un jarol
en uu farol!
Su Excelencia eoltó eu el acto el cachirulo, y mandó á
los agentes que pereiguieran al máscara, el cual había tenido buen cuidado de alejarse, confundiéndose con la
muchedumbre.
ÜANDO
' Honramos hoy las columnas de LA AVALANCHA COO este
hermoso trabajo literario del Eicmo. Sr. D. Manuel Polo y
Peyrolón, cu)-o retrato adorna ol presente número de nuestra
revista.
., •
LA AVALANCHA
152
n
Sin embargo, no todo eran defectos en nuestro grande
hombre: tenía, sobre todo, tan graude habilidad para
apropiarse loa pensamientos y hasta las palabras sjenas,
que con el tiempo y de buena fe concluía por creerlos de
su propia cosecha, defendiendo su paternidad con entuBiasmo digno de mejor causa. Imitaba también admirablemente á todo el mundo, y entre imitaciones y plagios,
adornábase, como el grajo de la fábula, coa méritos nje
nos, y lucía su robado plumaje ante el número de los
tontos, que, como dice el Sabio, es infinito.
¿Se quiere una prueba del anterior aserto? Sorprendámosle dictando cartaB á f=u secretario part culac Paseaba
se 8. E. por la estancia, eu actitud meditabunda y como
•
v
FRANCIA
—Nada, nada, por saberlo.
—Es que si quiere usted algo para él, ahora estamos á
tiempo; porque aunque yo no le conozco ni de vista, ya
sabe usted que el presidente (así llamaba siempre al del
Consejo de ministros) hará cuanto yo le mande.
—Muchas gracias, no seOor; nada me ocurre.
Reanudóse y se terminó la carta en el misino tono y estilo, y después de discurrir un rato, dictó para encabezar
la segunda:
—Desde estas frescas montanas, en donde me encuentro tomando la leche de burra
El secretario no pudo contenerse, y dijo:
—¿No le parece á V. E. que basta ya de leche de burra?
— jMajaderoI Escriba usted lo que se le dicta y no me
venga usted con lecciones que no le piden ni necesito.
—Adelante, adelante, y dispense V. E., que por su
bien se lo he dicho, por si acaso esos seflores se coaocen
y se enseñan las cartas.
—Vaya si fe conocen
y mucho.
—Pues entonces corre peligro V. E. de que se le rían
de esa frase, vulgarísima, por otra paite, y repetida en
las tres cartas á manera de muletilla.
Discutió acaloradamente el asuuto S. E., no dando á
torcer fácilmente su brazo; pero es lo cierto que las cartas sé rasgaron, las escribió el secretario á su gusto, discreta y elegantemente, Bin que en ellas quedase más frase
del gran literato que la firma, y se mandaron al correo.
Lo cual no fue obstáculo para que S. E. saliese de su
despacho provisional pasándose el pañuelo por la frente,
como hombre que se ha fatigado de discurrir, y para que
dijese soplando á la vez:
—Es una calamidad no poder confiar á estos chicos ni
la simple redacción de una carta.
-—Vamos, pues usted no ee queje, amigo mío, que el
secretario de usted es listo como el hambre—le dijo otro
prohombre que por allí también veraneaba.
—Sí señor, listo es; pero eso de que hasta los puntos y
Gomas tenga que dictar uno, á la larga fatiga.
MANTEL POLO Y PRYROLÓN.
(Continuará.)
PAMPLONA
Mis recuerdos personales é históricos v sus altos méritos.
en Pamplona; que es como decir, estoy en
mi pueblo, estoy en mi casa, estoy entre los
míos: que bien parece que puede permitirse el
lujo de hablar de ese modo quien como yo ha
residido cinco años en la capital de Navarra,
aunque estos años correspondan á la primavera
de la vida y se me hayan escurrido la mayor parte de
ellos encerrado en un colegio, y otra parte amarrado á las
columnas de un periódico.
Y creo estar en mi pueblo cuando estoy en Pamplona,
porque sé todos los rincones de la ciudad, hasta el mismo Redín, en donde después de burlar la vigilancia de
pasantes importunos, tantas veces me refugié entre las
bombas y morteros afumarme la Psicología, la Geometría, la Física y el Latín, mientras Muguiro se engolfaba
en el yo y el no yo, y Tarazona escupía fórmulas trigonométricas, y Moya explicaba sus famosos meniscos, y
mi respetable Sr. Robles arreaba sus correspondientes
lapos sin exceptuar alguna vez ni á Diestro ni á Reta,
que con Ubago eran de lo mejor del grupo.
Y creo estar en mi casa cuando estoy en Pamplona,
porque recuerdo todos los escondrijos de la capital, como la escondida biblioteca del Instituto, donde solfa escamotear las clases leyendo libracos viejos de historia
navarra, y la antigua pastelería del Suizo en Pozo Blanco, y el café del Centro Navarro en la Plaza del Castillo, donde con otros compañeros de internado nos jugáSTOY
T-innnnpnnnnnri
AMIENS.—Fachada de la catedral, donde se conserva el sepulcro
l
.- i'T
•
de San Fermín
-
rumiando las frueee que iban ú tener el honor de salir de
SUB labioB, y esperaba, eutre tnntot el secretario aquel
nuevo parto del monte, colocando el papel, limpiando la
ploma y pensando en que ee cuenta de Santo Tomás que
dictaba á siete escribientes á la vez, sobro asuntos variados é inconexos.
—Vamos, ¿eBtá usted ya?
- .
—Sí seflor, cuando V. E. guste.
—Que invierte usted más tiempo en preparar las
cosas
—Todo está á punto.
'
—Bueno
bueno
pues escriba usted.....
—Al Eicmo. Sr. D. Fulano.
—Ya está.
*
-;
—Bueno
pues escriba usted
Muy distinguido Beflor y
amigo mío: Desde estas frescas montañas, en
donde me encuentro tomando la leche de burra
—El Sr. D. Fulano ¿trata á V. E. con franqueza?
—¿Por qué lo pregunta usted?
LA AVALANCHA
15a
bamos, dominó en mano y puro en boca, la cátedra de
dos, como diciendo, paso á ese Grande de España tan
Agricultura, de Grande de Vargas y el repaso de Barrau;
pequeño; ó lo que vale tanto, paso á ese Bachiller rehasta que un día memorable, el bueno é inolvidable dicién escudillado; es decir, que el Paseo de Valencia me
rector D. Francisco nos hizo capicúa veinte ó treinta verecuerda uno de los mejores días de mi vida.
ces seguidas á cada uno con la punta de la bota suya en
Inclino mi cabeza delante del Monumento de los Fuelos antípodas del ombligo nuestro.
ros y del Palacio de la Diputación, en cuyo rico y solitaY creo estar entre los míos cuando estoy en Pamplorio Archivo duermen muchas glorias legítimas y tradiciona, porque conozco á una gran parte de los vecinos de la
nes de Navarra. Y conste que el sueño no es la muerte, y
población; es decir, me rectifico: los conocía antes, en
que si el que muere no resucita, el que duerme puede
tiempos ¡ayl relativamente lejanos. Y aun conozco a* aldespertar.
gunos habitantes de Pamplona, entre los cuales recuerdo
Me descubro ante la cercana basílica de San Ignacio,
á los Sres. Campión, Mena, Felipe, Sánchez Marco, Mardonde el insigne caudillo de la Casa de Loyola cayó hetínez de Azagra, Lasantas, Arbizu, Ruiz de Galarreta
rido en tierra para subir hasta el cielo.
(D. Felipe), Huarte, Garcilaso, Etayo, Ascarate, Fradúe
La Plaza del Castillo, llamada así tal vez por la proxi(aunque no esté en Pamplona), Los-arcos, Olóriz, Sanz,
midad de aquel castillo viejo sobre cuyos cimientos leGoñi Izura, Sagúes (D. Teodosio), Roldan, Sánchez (don
vantóse la iglesia de San Ignacio, me recuerda la anteTirso), Iriarte y otros muchos, á los que saludo afectuorior forma de la Plaza del prado de la procesión de presamente.
dicadores, cercana al convento de Dominicos, donde el
día 1.° de Mayo de 1328 se celebraron las famosísimas
Y en Pamplona veo confundidos recuerdos personales
cortes en favor de los derechos de la corona de Juan II,
míos con recuerdos históricos.
conforme al fuero navarro, en contra de la ley sálica que
En las murallas recuerdo las distintas defensas de la
por ser hembra quería excluirla del trono. Y en la misma
plaza contra los moros; contra el destronado Juan de
plaza se verificó en 1374 el ruidoso desafío entre Fillot
Labrit; en favor de Pepe Botella después del desastre de
de Agramont y D. Ramiro Sánchez, señor de Asiáin, con
Vitoria, y el bloqueo del año 1813, puesto por el general
D. Carlos de España, con la
FRANCIA
: •
salida de los franceses sitiados el día 10 de Abril; los
proyectos del general francés
Casan de desmantelarlos muros, y la entrada triunfal de
las tropas aliadas en la plaza.
Voy á la Taconera, campo
donde estuvieron acampadas las Fuerzas invasoras del
Duque de Alba antes de apoderarse de la plaza.
Veo la fuente del León que
en el bombardeo de Pamplonaocurridoen 1823, cuando entraron en España los
hijos de San Luis mandados
por el duque de Angulema,
fue acariciada por la metralla.
Examino de prisa el convento de Recoletas, fundado
creo que en 1584, y á S. Lorenzo con la capilla de San
Fermín, construida en el siglo XVIII en el mismo sitio
donde se supone que nació
el santo; y aun me parece
distinguir en la parte exteAMIENS. -Bajo relieves de la catedral, representando escenas del martirio de S. I;erm!n
rior de la iglesia, cerca de la
asistencia de Carlos II y de la corte.
• capilla antigua del Patrón de Pamplona, el tonel, el marAl pasar por la calle de Héroes de Estella me acuerdo
tillo y las tenazas pintados con el nombre del regidor
del antiguo Chapitel ó centro de contratación y medición
Udarra para representar la cuba donde este pamplonés
de granos; y en la calle de Mercaderes, frente á la Estafue hallado, y el martillo y las tenazas con que los agrafeta, viene á mi memoria la Cruz que allí fue colocada el
monteses quisieron abrir las puertas de la ciudad cuanaño 1500 a honor y reverencia de Nuestro Señor Jesudo en 1471 pretendieron sorprender la plaza dominada
cristo y de la Virgen María.
por los beamonteses las tropas de !a princesa gobernaEn la Bajada de San Agustín no puedo resistir á la ten• dora D.fl Leonor, advertidos aquellos por el repique de
tación de entrar en el antiguo y acreditado colegio de
la campana mayor de San Cerni.
Huarte, que me inspira delicados pensamientos; mas lo
El magnífico ensanche, cuyos pasos precursores alcanabandono luego, porque aquella ¡aula me interesa mucho,
• cé en la prensa local, reproduce en mi mente la figura
pero con los pájaros dentro; y la jaula allí está, pero los
simpática de un patriota olvidado.
pájaros todos han volado. ¡Loor á colegios como el de
Miro la renombrada ciudadela construida en 1571 por
Huarte, que tanto bien hacen al país donde ejercen su
Felipe II, según parece á imitación de la famosa de Amsaludable influencia!
beres, y prisión de importantes hombres públicos de EsPenetro en la iglesia de San Agustín, donde el limo, se•, paña.
ñor obispo D.José Oliver me confirmó en la fe de CrisEn el Paseo de Valencia recuerdo la sombra de una
to; y por la calle de Calderería llego á la plazuela de Sanmujer que por vez primera eclipsó, aunque fugazmente,
ta Cecilia, donde aun está la fuente, tal vez restaurada,
la luz de mis ojos de quince años¡ y sobre todo, me condebida á la iniciativa de Beltrán Doances (a) Cabezón,
templo viniendo del Instituto con un puro que abultaba
recompensado en 1504 con mil libras por las Cortes de
más que yo, llevando en el bolsillo la calificación recienNavarra.
temente obtenida en los exámenes, y en la fantasía la
Preséntase á mi vista la hermosa fachada de la Catepueril vanidad de creer que el ancho boulevard era esdral, estilo greco-romano, ideada por el gran Ventura Ro- trecho para mi persona, y que todos me miraban admira-
154
. LA AVALANCHA
«Jríguez en el siglo XVIII y construida bajo la dirección
del arquitecto D. Santos Ángel de Ochandategui; penetro
en el monumental templo admirando sus riquezas artísticas, entre ellas !a sillería de Ancheta y el mausoleo de
Carlos III; ante el magnífico retablo mayor elevo mi corazón á Dios, ayudado por la impresión religiosa que deja en el alma la arquitectura gótica, y por la luz suave y
misteriosa que baja de los altos ventanales y penetra por
los preciosos ajimeces. En los hermosos claustros contemplo la Barbazana; beso la verja de la capilla de Santa
Cruz, hecha como todos saben con cadenas de la batalla
de las Navas, y dejo mis ojos clavados en la sala Preciosa, donde se reunían las Cortes de Navarra, puertas que
de buena gana abriría.
No 'puedo detenerme á admirar todas y cada una de
las fechas y grandezas históricas de Pamplona que señalan los autores (á quienes copio generalmente y bajo cuya responsabilidad únicamente hablo) para no hacerme
interminable.
Yo recuerdo en el Palacio de los virreyes á los reyes
y á los obispos, sus antiguos dueños; la Cámara de Comptos y Casa de la moneda; la lápida que recuerda el bautismo de los primeros cristianos; en Jai Alai, al juego de
pelota de los pamplonés en la calle»Nueva durante los
siglos XVII y XVIII; en el Teatro Gayarre, al Liceo fundado en 1840 en el antiguo convento de Carmelitas descalzas; en la espléndida iluminación de la ciudad y en
sus túneles que centellean como soles en días clásicos, al
raquítico alumbrado público inaugurado en 1830; en la
Plaza de Toros, las corridas celebradas antes en la Plaza
del Castillo; y sobre tantos y tantos recuerdos, dedico
uno especialfsimo á San Fermín, Patrón de Navarra é
hijo de la capital, y á la Virgen del Camino, Reina de
Pamplona.
Y quiero reproducir sobre las cenizas y escombros de
la Navarrería, escarmiento de los pueblos divididos por
la política, sus nuevas calles de- Gorriburu, la Era, Euglentina, Mediano, Atahalea, Mugateria, Santa Cecilia,
Peregrinos, San Martín, Cementerio, Santa María y el
Capitolio; las torres de la Población; las murallas del Burgo; las máquinas de guerra que destrufan los barrios de
la ciudad, y creo ver la gran figura de Carlos III el Noble, derribando muros, suprimiendo jurisdicciones, estirpando odios, enseñándonos á levantar los pueblos sobre
las ruinas de la mezquindad y egoísmo de los políticos.
Aun contemplo en las calles, en los paseos y en las casas
de Pamplona, á reyes y príncipes como Sancho el Mayor
y Felipe III el Noble, y á Carlos de Viana; á los esclarecidos pamploneses los teólogos y moralistas Padres
Esparza y Erice; jurisconsultos como Jeloaga, Ozcoidi,
Sagaseta de Ilúrdoz y Monreal; historiadores como el
Padre Moret; literatos como Idiáquez y Meneos; oradores como el P. Goldáraz; guerreros como Ezpeleta; consultores como el P. Rooledo, y tantos otros hijos insignes que honraron á su pueblo, glorificaron á Navarra y
ensalzaron ásu raza.
Estos lugares, estos sitios, estos monumentos son como el cuerpo gallardo destinado á aposentar dignamente
á su esencia espiritual, digámoslo así; y estos recuerdos
-históricos son como el espíritu que flota sobre ese cuerpo; y esos cuerpo y espíritu juntos integran y constituyen la noble, la culta, la hermosa ciudad que aun cuando
tenga un cielo más sombrío que el de mi tierra y un horizonte menos dilatado que el de mi modesto pueblo,
atrae mi corazón con fuerza irresistible: que no en vano
la bondad de los hijos de Pamplona me dio siempre más
de lo que yo merecí; y en sus centros aprendí á ensalzar
las glorias patrias; y sus aulas formaron mi pobre inteligencia; y en su iglesia de S. Agustín recibí el sacramento
de la Confirmación; y Dios me dotó de un alma agradecida.
Salve, ciudad veneranda; la del cuerpo gentil cuya belleza contemplan embelesados los gigantes que envidiosos se asoman por los cuatro puntos cardinales; la del espíritu cristiano que se eleva á Dios por las agujas de las
torres de sus templos, hundidas arriba en las nubes; la
soberbia matrona del manto y corona reales que cente-
llean con el esplendente fulgor de su rica pedrería en laoscuridad de las noches españolas, y cuyas sandalias se
abrochan con las cintas de plata del Rhuna; archivo de
nuestras glorias, custodio de nuestras tradiciones, corazón de los patriotas, alma de los creyentes, baluarte de
los héroes, cuna de los mártires, esperanza nuestra, Dios
te guardel
•
JUAN P. ESTEBAN Y CHAYAREÍA.
EN EL DÍfl DE LA PRIMERA COMUNIÓN
DE MI NIETO JORGE BORDAS V OIZ
Espíritus seráficos, dejad el alto cielo,
Venid hasta la tierra, morada del pecar,
Traodlo ricos dones do paz y de consuelo,
De nobles energías, de forvoroso anhelo,
Y acompafiad sus pasos hasta el sagrado altar.
Lloradle hasta María, la bella entro las bellas,
La inagotable tuente del celestial amor,
Cuya virgínea frente colman las estrellas,
Heraioaa cual ninguna, y mas que todas ellaa!...
La sola Inmaculada, la Madre del Señor.
Llevadlo hasta María! No turban su conciencia
Ni errores ni pecados... ci mienza hoy & vivir...
Es puro como un ángel.., la candida inocencia
Es el mayor encanto que tiene su existencia:
¡Dichoso si pudiera guardarlo hasta morir!...
Y vos, Reina de reinas, Emperatriz divina,
Calzada de la luna, vestida do arrebol,
Inmaculada rosa que uuuca tuvo espina,
Tesoro de los cielos que el hombre ao imagina
Prestándole bellezas y luz al claro al sol!.. •
Aquí tenéis al niño qua amé desde la cuna,
Que os consagré amorosa y quo por hijo oa di;
A quien repito siempre que sois como ninguna,
Su Madre, su esperanza, su amparo, su fortuna,
A quien constante digo que os ame más que a mi.
Y os ama, Virgen santa, que eu su infantil anhelo
Bendice vuestro nombro con tierna devoción,
Y admira vuestras gracias, y sueña coa ei cielo,
Y es ángel inocente que vivo en este suelo
Y guarda limpio y aauo su noble corazáu.
Miradlo a vuestras plantas, dulcísima Maria!
Con ansia fervorosa desea unirse a Dios.. •
Al Dios de sus amores que eatá en la Eucaristía,
Por qulfm suspira BU alma un día y otro dia. -.
¡Que eu apretado lazo se estrechen hoy los dos!
Que broten en su pecho de la virtud las flores;
Que ahora que comienza a comprender y amar,
Encadenado quede con vínculos de amores,
Tan fuertes que resistan la lucha y los dolores,
Tan dulces que suavicen las hieloB del pesar.
Que paso por el mundo mirando siempre al cielo;
Que envuelto en oleadas do esplendorosa luz
Desprecie las miserias quñ halaban en el suelo,
Y encuentre únicamente su dicha y su consuelo
En imitar á Cristo y en abrazar su Cruz!
Que busque en el trabajo la paz de BU existencia;
Que sea su divisa vivir con fe y honor...
Que sacie de verdades su clara inteligencia,
Y que eu la íe contemple la ciencia de la ciencia,
Y en el honor encuentre la fuerza y el valor.
Quo aprenda de BUS padres las nobles enseñanzas
Que con ardiente celo constantes lo han de dar;
Que sienta y acaricie las dulces añoranzas
De la memoria mía... con santas esperanzan
De hallarnos todos juntos eu el paterno hogar.
El Cielo! donde no entra la amarga desventura...
Dondo la gloria estriba en ver de Dio» la faz,
Y en éxtasis supremo de amor y do dulzura,
Entre ángeles y santos, con Voa ¡oh Virgen Pura!
Unidos disfrutemos la tan ansiada paz.
RAQUEL
(Matilde T. de Oís.}'
LA AVALANCHA
SAN FERMÍN EN LA MANIGUA
N los luctuosos tiempos de la última insurrección cubana se levantaba un fortín de madera, bautizado pomposamente con el nombre de fuerte de «Selbabo», á unos
veinte kilómetros de la ciudad de
Santa Clara. El fortín estaba asentado en la cumbre de una pequeña
colíua cuyas laderas hablan sido
chopeadas cuidadosamente, dejándolas limpias de toda especie de vegetación para evitar
que la manigua avanzase hasta el foso que circundaba
al castillejo, cuya guarnición ae componía de unos treinta hombres al mando de un sargento. Al pie de la altura
en que estaba colocado el fuerte de «Seíbabo» se agrupaban un par de docenas de bohíos que servían de morada ú una población de color en la que había representantes de la raza roja, antigua poseedora de la isla de
Cuba; negros y mulatos que convivían en fraternidad
aparente, mantenida por el respeto á los fusileB españoles. A distancia de medio kilómetro alrededor se extendía una sábann ó potrero destinado al cultivo de los tubérculos que allí llaman viandas y platanarea.
La vida en el fortín era harto pesada para aquellos
-pobres soldados que á dos mil leguas de la patria se
veían obligados á faenas militares rudos y fatigosas, puesto que además del servicio de guardia y vigía que era
necesario efectuar constantemente, de día y de noche,
muy á menudo tenían que hacer descubiertas á través de
los bosques vírgenes, abriéndose paso por la espesa maleza á fuerza de machete y sosteniendo vivos tiroteoB con
un enemigo anónimo que disparaba sus fusiles oculto
en la espesura.
A los veinte años las penas no hacen gran mella, y aun
en medio de IOB mayores peligros y de las más penoBaB
privaciones encuentra la juventud medios de alegrar la
vida y diaipar las amarguras. Entre los soldados del fortín se contaban cinco ó Beis navarros que venían á representar las cinco meriudades de esta provincia, descollandoeutre todos por su buen humor Fermincho, un pamplónica de pura cepa á quien ni eí dormir en el duro y
húmedo suelo, ni la dieta forzosa de los alimentos y buen
vino de la tierra ausente, ni las fatigas y sobresaltos de
aquella guerra de encrucijadas, ni los rigores del clima,
habían podido hasta entonces debilitar sus energías físicas y entristecer su corazón.
Fermincho venía á ser así como el clown de aquella
pequeña guarnición perdida en las soledades de la manigua de Santa Clara, porque él organizaba juegos, bailes y francachelas siu gasto apenas, echando mano de
los recursos escasos que las circunstancias le proporcionaban. Era amigo de todos sus compañeros de armas y
más especialmente de sus paisanos los navarricos, en
unión de los cuales concertó, allá un año antes de la dehade colonial, celebrar dignamente la fiesta del insigne
Patrón de Navarra, el dia de San Fermín, acudiendo para etlo á los bolsillos, bien pobres por cierto, de él y de
sus paisanicos.
n
Como era de suponer, una de las cosas que más quehacer dieron ¡\ los organizadores de lafíeBta fuélade acordar
el menú que había de constituir la comida. Era preciso
tener presente que existían dos factores imposibles de
saprimir para el mejor resultado del banquete: la falta
de recursos, y la diferencia de alimentación entre la manigua cubana y la cuenca pamplonesa. Bien hubieran
querido los soldados navarros regalarse con un buen chi• lindrón de cordero de la tierra, con un sabroso ajuarriero
salpicado de langosta y con apetitosos pollos en tomate,
regado todo bien con chacolí ó con vino de Artajona; pe-
155
ro hubieron de contentarse con un chilindrón de cabrito,
con ajuarriero hecho, al parecer, de suela remojada en
agua de sal, y con dos ó tres botellas de aguardiente de
caña, con fuerza alcohólica muy capaz de levantar ea
vuelo al cerro de San Cristóbal.
La comida se celebró en el campo, en un día fresco,
relativamente, y en medio del mayor entusiasmo, acrecentado por laB frecuentes libaciones de caña. Allí Be remedó a IOB gigantes y cabezudos, á los toreros, á loa bailadores de la Plaza del Castillo; y con voz algo enronquecida por el alcohol y con acompañamiento de una guitarra vieja que tocaba con cierta habilidad Fermincko, ae
cantaron jotas y otros aires de la tierra navarra, bailando
unos con otros aquellos alegres muchachos haBta caer
rendidos de fatiga y regar, materialmente hablando, con
el sudor de BUS cuerpos la seca yerba del potrero. Los
negros, indios y mulatos salían de los bohíos y contemplaban admirados el vigor físico y el temple de alma de
aquelloB jóvenes desterrados de BU patria y rodeados de
tantos peligros en una tierra en que el suelo, el aire y
los hombres eran todos enemigos del nombre español.
Al cesar el día cesó también la sencilla ñesta organizada por los soldadoB navarros en recuerdo de las de San
Fermín. Los deberes militares apagaron todo ruido y toda
nlegría: era necesario entrar en el fuerte y prestar los servicios que á cada cual correspondía cumplir. Al subir por
la angosta vereda de una de las laderas de aquella altura
dijo solemnemente Fermincho á sus compañeros;
—jPaisanicosl jque dentro de un año podamos celebrar la fiesta en Pamplona! Yo por mi parte prometo,
apenas baje del tren en la estación de Pamplona, ir á la
capilla de San Fermín y rezar ante su imagen.
—Eso eatá bien dicho, couteBtó un ribero; ei yo voy á
Pamplona, haré lo mismo que tú.
—1Y yol jy yo!, dijeron loe demás.
III
El mambís, aunque enemigo oculto, al fin y al cabo
solía caer en el garlito. A sua celadas ee oponían otra»
celadas de nuestros soldados, y como donde las dan las
toman, á menudo en vez de sorprender eran sorprendidos. Pero había otros enemigos más terribles y máB ocultos que no era posible sorprender y muy difícil el escapar de sus iras. Loa nguerridos soldados de Napoleón ae
morían do inacción en las estepas de Rusia por efecto
del horrible frío del crudo clima del norte. Los valerosos
é incansables soldados españolea caían en las encrucijadas cubanas víctimas de la fiebre amarilla y de las calenturas pulúdicas. Los microbios patógenos tenían mucho más poder que las balas explosivas de los insurrectos.
El fuerte de «Seíbabo» había Bido respetado durante
más de doa afioB por la peste del vómito negro; mas una
columna de tropa que pernoctó en los alrededores llevó
á aquel lugar los gérmenes de la mortífera dolencia.
De la noche á la mañana, de una manera fulminante,
fue acometida la mitad de la guarnición por el vómito
negro. Sin módicos ni medicinas ni ninguna especie de
medio curativo para combatir la enfermedad, los atacados fallecieron en sn mayor parte, y para cuando de Santa Clara se enviarou los auxilios necesarios, no quedaban
en el fortín uaás que media docena de hombres sanos y
ocho ó diez convalecientes. Eutre eBtos últimos se encontraba Fermincko, de quien decían sus compañeros que
tenía siete vidas como los gatos, porque diéroule por
muerto y remuerto en el período álgido de la dolencia,
tanto que ya se había pensado en abrir BU sepultura. El
muchacho fue trasladado, una vez convaleciente, al hospital de Santa Clara, donde, apenas restablecido de la
fiebre amarilla, adquirió una liebre perniciosa que otra
vez le puso á las puertas de la muerte. Sin embargo, la
protección de San Fermín, según Fermincho aseguraba,
le libró de aquellas garras formidables y mortales de las
fiebres mencionadas, quedando en extremo debilitado
por la anemia.
Al verificarse la repatriación general de nuestros soldados de Cuba se procuró traer primeramente á EBpaña
á IOB enferraoB, y Fermincho llegó á Pamplona formando
LA AVALANCHA
156
parte de aquel triste convoy de cuatrocientos enfermos y
convalecientes que destinaron ai hospital de esta plaza
en las postrimerías de nuestro poder colonia!.
Muchos recordarán aquel doloroso cuadro eu el que se
ofrecían á la vista multitud de espectros, tal lo parecían,
agobiados por el dolor y extenuados por los rigores de
nn clima implacable. A la mayor parte hubo necesidad
de trasladarlos en camillas al hospital; los meuos pudieron con ayuda de personas caritativas ir por su pie al
benéfica establecimiento.
Estaba yo con el corazón encogido contemplando aque,
lias escenas de dolor, y llamóme la atención poderosamente un grupo formado por dos mujeres, anciana la
una y joven la otra, y uu soldado vestido con el clásico
rayadillo y un destrozado sombrero de paja. El muchacho era alto, de facciones bastante correctos y varoniles,
y sus mejilla» presentaban el aspecto ictérico de los que
vienen en forraos de los países tropicales. Lloraban los
Pamplona y entraron en la iglesia de San Lorenzo. Yolea seguí, sin tomar parte en au conversación, porque el
muchacho y las mujeres sentían necesidad de comunicarse á solas sus impresiones y de dirigirse mil ternezas
salidas de lo más profundo del alma.
No es para descrito el cuadro conmovedor de aquella
pobre familia prosternada á los pies del altar del insigne
Mártir, Patrón de Navarra, elevando al Cielo una oración
en acción de gracias por la vuelta al hogar del desgraciado Feriniucho.
Los cuidados de una madre piadosa y de una hermana tan cariñosa como era Marichu vencieron la anemia
que corrola el organismo de aquel soldado de la patria
que á los pocos meses no presentaba huella alguna de
sus enfermedades y habla recobrado todaB BUS energías
físicas.
HERMÓGENES.
NAVARRA
—Coro de la iglesia, catedral
(Fotografía úetos Sres. Roldan é hijo)
tres y menudeaban los abrazos con la mayor ternura.—
¡Pobre hijo mío! ya te tenia por muerto; pero por la gracia de Dios has llegado, aunque en un estado bien lastimoso. No te apures; el cariño de tu madre y el de tu hermana te salvarán. No quiero que vayas al hospital: ya
he pedido permiso á los jefes y te vendrás á casa con
nosotras. iVamos, querido hijo! yo te cogeré del brazo
derecho y tu hermana del izquierdo, y te sostendremos.
—[Madre del almal no pensaba tener la dicha de poder
volver á ver á usted y á mi hermana querida. Ahora que
ya las he abrazado no me importaría nada el morir.—
jVamos, vamos á casa, hijo míol—¡Sí, hermano mío! vamos á casa —Ya iremos. Antes he de cumplir una
promesa que hice hace un año. He de ir á rezar en la capilla de San Fermín.—|Vamos allá!—dijeron las dos
mujeres.
Despacio, muy despacio porque las piernas de Fermincho estaban muy débiles, subieron de la estación á
-•-i
NUESTROS GRABADOS
Imagen de San Fermín en
Amiens.—Reprodu-
ce nuestro grabado la imagen de nuestro insigne Patrono
San Fermín que adorna una entreventana de la puerta
norte de la catedral de Ainieus, en la nación francesa, en
cuya iglesia se venera el sepulcro del primer Obispo de
Pamplona, que allí obtuvo ia palma del martirio por predicar el Evangelio.
En distintas ocasiones el Reino de Navarra ha pretendido obtener para sí los restos de su ilustre hijo y trasladarlos de Atnieus ú, la capital del Reino, habiendo sido
infructuosas cuantas gestiones ha realizado.
Una de sus solicitudes fue dirigida á Felipe ü , rey de
España, el año 1597, y su original se conserva en el Archivo de Navarra. Dice así:
•3. C. 12. M.=El bien aventurado San Fermínt cuya-
LA AVALANCHA
cuerpo está en la dudad de Amiens en el reino de Francia,
que agora es de V. M., fue obispo de la ciudad de Pam
piona en este reino, é hijo de un senador della, donde, y
otras muchas partes, se ha tenido y tiene grandísima devoción y se celebra su fiesta con grande solenidad, cuyo euer
po está como dicho es; y aunque por diversas veces se ha
procurado trasladarle á su patria no ha tenido ejecto. Y
considerando agora ser todo de V. M. ha parecido á este
reino suplicar, como lo hace por esta, sea servido de mandar escribir al señor Cardenal archiduque, pidiéndole am
pare y esfuerce esta petición, de manera que se consiga este
buen proposito departe de la dicha ciudad de Pamplona;
que demos de ser obra tan pía, y en que tanto se sirve nuestro Señor, este reino recibirá la que siempre de V. M.; cuya
real persona guarde con acrecentamiento de mas reinos y
señoríos. Be Pamplonaá 25 de agosto de 1597=8. G. R. M.
=Los diputados del reino de Navarra, que sus reales pies
y manos besan—El abad de San Salvador=El vizconde
157
el grabado, es uno de los mejores monumentos góticos
de Francia. Su construcción se comenzó el año 1120 y
fuá terminada en 1288.
Bajo relieves de la catedral de Amiens, representando escenas del martirio de San Fermín.—Según consigna la Historia, en los primeros arlos
del siglo II, y después de haber dejado completamente
evangelizada toda la región navarra, marchó San Fermín
á Ambiani, en Francia, para difundir en aquellos países
la doctrina cristiana, recogiendo muy copiosos frutos en
las ciudades de Theronanne, Bonlogne, Montreuii, Ponthieu y en la Morinia (Pas-de»CalaÍB); pero donde principalmente hizo muy prodigiosas conversiones y donde residió grandes temporadas fue en Aiuiene, llamada antiguamente Saraorobriva, en cuya ciudad fue martirizado
en tiempo del emperador Trajano.
HAYARRA
PAMPLONA. -Profesores que teman parte en los conciertos de San Fermín
(Fotografía de los Sres. Roldan é hijo)
de Zo\ina=D. Miguel de Donamaria y Ayanz—Remon
de Aguirre=Antonio de Alfaro—Bernardo Aldaz=Por
su acuerdo Martin de Senosiain secretario.*
Puerta de la sacristía de la capilla de San
Fermín en Pamplona.—Sobre el lugar en que se supone nució San Feruríu levantó la ciudad de Pamplona
una hermosa capilla para dar culto á su ilustre hijo, inau
guráudola el 6 de Julio de 1717.
La puerta de su sacristía, según puede verse en ol grabado, se halla coronada por dos ángeles sosteniendo un
escudo circular bordeado de guirnalda, escudo que ostenta distintos atributos de la dignidad episcopal.
Fachada de la catedral de Amiens, donde se
conserva el sepulcro de San Fermín. - E B Amiens
una ciudad del Norte de Francia, con 65.000 habitantes,
capital del departamento y prefectura del Somrae, y se
encuentra á orillaB del río de eBte nombre.
Es sede episcopal desde el siglo IV; tiene tribunales
de apelación y de 1.a ioatancia; es capital de subdivi
sión de región militar de Francia, y plaza fuerte de 2.R
-clase.
La iglesia catedral, cuya fachada principal representa
•
Diversas escenas del martirio de San Fermín se hallan
esculpidas en bajo relieves embellecidos con gabletes, los
cuales adornan el cierre de una de las naves laterales de
aquella catedral. Nuestra fotografía reproduce los bajo
relieves esculturales, representando, de izquierda á derecha, la entrada de San Fermín en Ainiena, la predicación
del Evangelio en la ciudad, el bautismo de los habitantes
de Auiieus y el apresamiento y encarcelación de San Fermín por orden del gobernador romano SebaBtian.
Las reducidas dimensiones del grabado impiden apreciar en todo lo que valen esos hermosos relieves, que son
un prodigio escultórico de su época. En otra ocasión publicaremos detalles completos de tudus eeos grupos.
Coro de la catedral de Pamplona.—Este coro,
de forma cuadrangular, de 14 metros de longitud por 11
de anchura, está en medio de la nave central. Consta de
dos órdeues de sillas: el snperior cuenta 57 y el inferior
45, talladas en pino negro do Inglaterra por el célebre
escultor pamplonés D. Miguel de Ancheta, a principios
del siglo XVI, presentando todas gran variedad de decoración en las columnas y graciosas labores, y adornadas
con lindas estatuas del Viejo y Nuevo Testamento, cuyo
mérito, buen gusto y acabada ejecución hacen de esta
obra—eu expresión del eminente arquélogo D. Pedro de
LA AVALANCHA
168
Madrazo—una de las mejores de las catedrales de España.
Cierra el coro una hermosa verja construida en el siglo XV, coronada con la imagen del Crucificado, y adornada con guirnaldas, follajes y figuras quiméricas.
Grupo de profesores que toman parte en Jos
conciertos musicales de San Fermín.—Durante
las íiestaa de San Fermín de nuestra ciudad se celebran
conciertos musicales en el Teatro Gayarre, organizados
por las sociedades «Santa Cecilia» y «Orfeón Pamplonés^
los cuales son muy renombrados por la delicadísima ejecución de laa difíciles piezas que eu ellos Be ejecutan, como también por los eminentes artistas de fama
europea que suelen tomar parte.
El grupo fotográfico que aparece en nuestras páginas
da á conocer gran parte de los profeaores músicos de
Pamplona que ejecutan en los referidos conciertos, y sus
nombres, comenzando de abajo arriba y de izquierda á
derecha, son estos:
Primera fila: D. Florentino Labiano, D. Serapio Zairanz, D. Severiano Guerra, D. Tomás García, D. José
Marín y D. Robustiano Setuáin.
Segunda Jila; D. Fermín Esparza, D. Leandro Sánchez,
D. Gregorio Mijangoa, D. Tomáa Zabülo, Sr. Bauza, don
Felipe Aramendía, D. Valentín Fernández, D. Tomás
Moya y D. Antonio Imaz.
Tercera fila: D. Nicolás Huarte, D. Enrique Dimaró,
D. Nemf-sio Arnedo, D. Joaquín Altuna, D. Juan Florenzano, D. Clemente del Hoyo, D. Juan González, D. Pedro
Tarazona, D. Doroteo Lostao y D. Luis García Goizueta.
SALIENDO DEL AERÓDROMO
de personas acabamoB de presenciar
el soberbio vuelo del magnífico aeroplano.
Es verdaderamente hermoso y emocionante este alarde de la inteligencia humana; excita profunda admiración ver al hombre lanzarse audazmente al espacio y asentar en él
BU dominio, como fruto y premio de tenaces estudios que
el éxito corona, permitiéndole, aunque sea sólo hasta limitado punto, posesionarse de la región para ól vedada.
Participo irresistiblemente de la admiración y del entUBiasmo que electriza á la multitud, y como ella, aplaudo, emocionado, así la intrepidez del aviador, como el
talento y el trabajo de los que han conseguido crear su
aparato.
Mi conciencia me dice que es muy justo eBte tributo
de alabanza al genio.
Pero
m
Mas la razón y la justicia ofendida, presto vienen á
reclamar sus derechos.
Voz misteriosa, suave, claramente perceptible, cual ei
fuese de interior duentleeillo, me acrimina con abrumadoras reflexiones.
Eres juBto—me dice—en lo menos; muy injusto en lo
más. Jnsto es tu homenaje á la ciencia; pero eres enormemente injusto al no elevar tu pensamiento al Supremo Autor de ella. Justa es tu admiración ante el poder
de tu ciencia humana, emanada de su Supremo Autor y
Dador; pero groseramente injusto es no conducir tu inteligencia á la admiración y adoracióu de Aquel que á ti
se manifiesta en la inimitable perfección de sus obras.
Muy bien que admires en ese aparato la copia (remedo
imperfecto al fin! del sencillo y majestuoso vuelo de laa
aves, el que puedes contemplar sin la íntima zozobra que
sientes ante el peligro inminente de un desastre á que
está siempre expuesto aquel; pero muy mal que tan frío
é indiferente te muestres ante las obras perfectísimas
que á tus ojos se ofrecen.
¿Nada te dice, ningún afecto despierta en tu alma inteligente la serena contemplación de estas bellezas?
¿Tu razón, capaz de apreciar la obra imperfecta do la
criatura, no sabe abismarse ante la contemplación de laa
perfectísimas obras del Criador?
jEreB injustol
IV
Rindiéndome á la lógica de estas secretas y atinadas
reprensiones, elevados y nobilísimos sentimientos vinieron felizmente á enseOorearse de mi alma. Y desde entonces, cuando contemplo el portentoso vuelo de estos
modernos aparatos, mézclase á mi admiración como el
perfume—por decirlo así—de un religioso respeto, y adoro al Señor cuya bondad inagotable así favorece á la inteligencia de que ha dotado al hombre, permitiéndole
progresarincesantemente en el dominio de todo lo creado.
¡Bendito pur todoa y por siempre eeal
J. S.
ILLARES
II
Termina el sugestivo espectáculo. Abandono el aeródromo, recreando mi memoria con la consideración de lo
que he visto, y mentalmente vuelvo á entonar un himno
en honor de la humana ciencia.
Y mientras así deleito y expansiono mi espíritu, se
cierne sobre mi cabeza, no ya la orgullosa águila real, señora y dominadora de los aires, Bino la rústica tímida cigüeña, ó el milano, ó el azor, ó el más humilde pajarillo,
ora elevándose, ora descendiendo, con pleno dominio de
la región aérea, ya manteniéndose fijo, como clavado, con
solo un leve aleteo, ya describiendo en raudo vuelo innumerables líneas en todas direcciones, con rapidez vertiginosa, con seguridad inimitable.
Y
tranquilo é indiferente, voy chupando mi cigarrillo, y sigo en mi cantilena á la ciencia. Sin fijarme en lo
que me rodea ó esta sobre mí, ¡como si de tanta maravilla no se me hiciese inteligente espectador!!
BIBLIOTECA CAT0LIC0-PR0PAGAHD1STA
RELACIÓN de los folletos y hojas repartidos gratuitamente por la Biblioteca Católico-Propagandista durante
el primer semestre de 1912.
OPÚSCULOS
«De broma y do veras»
Devocionario popular del P. Vílariüo
Loa Sle.to Domiugos a S. José
Díverbos devocionarios
6.000
3.000
500
200
9.700
HOJAS
La Lectura Popular, do Orihuela
Puñados de lodo
Educación y enseñanza
El dia del Señor
La monja y la tipio
La inquisición, republicana
Sobre la escuela laica
La pena de muerto
La torre de Etffel
La neutralidad
El sacrificio.
El movimiento sindical en Alemania
12.900
8.000
3.000
3-°00
3.000
3.000
^'®9Sl
3.000
3.000
8-000
3-0C0
3.000
45.900
I4-200
Ejemplares de LA AVALANOHA
SI BlDIfotecario,
Feliciano Goñi é Izura.*.
Pamplona 28 de Junio de 1912.
LA AVALANCHA
CANCIONERO POPULAR NAVARRO
Si 1A flor ama al roclo
y si el pez adora al mar,
mAs amamos los navarros
nuestra santa libertad.
Más glorias hay en losbechos
de los hijos de Navarra,
que robles BUS montes crian
y arenas el Ebro arrastra.
Un tesoro en cada cuerpo
crfan el Kbro y el Arga:
de valor, eu los navarros;
de boíl fiza, en las navarras.
En política, Navarra
podra tener muchos bandos,
pero en amor á los Fueros,
no hay aquí más quo navarros.
Leones tieno León,
Castilla, torres y almenas,
pero mas glnriosaB son
de Navarra las cadenas.
Navarra, en amor y odio
siempre supo ser muy grande:
Cuando ama... ¡como ninguna!
Si aborrece... ¡como nadie!
Si dio color á tus ojos
En Castilla á los navarros
el cielo do la Ribera,
llaman malos españoles;
dan sombra á mis esperanzas que respondan los franceses
del la Montaña las nieblas,
en dónde los hay mejores.
P. G.
A\ESA REVUELTA
A n u e s t r o s lectores.—El número próximo de LA
correspondióme al 24 del corriente mea de
Julio, será extraordinario y dedicado á conmemorar el
glorioso centenario de las NavaB de Tolosa. Para ello
contamos con la colaboración de distinguidos escritores
que quieren cooperar á nuestra modesta obra de propaganda católica y navarra, y de notables artistas que nos
han facilitado interesantes fotografías.
AVALANCHA,
¡Buenos aires llegan de Buenos Airea!—En
aquella capital de Isi República Argentina la autoridad
ha decreta»Jo la clausura del teatro de Ja Avenida por representar obras de López Silva.
Aquellos republicanos no resisten el género ínfimo.
Aquí hasta gentes que quieren pasar pur católicas lo
aguantan. ¿Y no nos avergonzaremos de ello?
t
Confortado con los Santos Sacramentos de la Iglesia
falleció en esta capital el día 25 de Junio último nuefltro
amigo D. Casimiro Arrarás, celoso couserje de la cBiblioteca católico-propagandista» de Pamplona.
Acompañamos á su apreciabte familia en ol sentimiento que en estos momentos experimenta y suplicamos á
nuestros lectores una oración por el alma del finado.
Tin a l c a l d e modelo.—El alcalde de Burdeos, siguiendo el ejemplo de otros colegas Buyos, ha dictado un
banda probibiendo en los cinematógrafos la exhibición
de películas en las que se hace la apología del crimeo, el
robo y el incendio, así como tambiéu de aquellas otraB
que representan escenas escabrosas:
Y eu Pamplona, no hace falta que ee dicten disposiciones análogas por nuestras autoridades?
La coleta sobre el gorro frigio.—Un periódico
de esta capital publicó hace pocoB días la noticia de que
el conocido escritor republicano Eugenio Noel se ha separado de la redacción de España Nueva, el diario ateo
de Soriano, por negarse este periódico á publicarle varios
artículos contra la fiesta taurina.
El motivo de la negativa no es otro que el de haber
manifestado eu oposición á tal campaña los diestros Emilio Torres, Bombita, y Rafael ÍTonzález, Machaquito, ac-
159
cionistas en gordo del citado diario anticlerical, quienes
no tienen la doBis suficiente de democracia para consentir ataques contra sus coletas respectivas.
|Y luego saldrá el vertedero sorianesco cantando himnos á la libertad de la prensa! jBuen volapié le han atibado esos maestros!
C r i s t i a n o s m i l i t a r e s . — E l sargento de Alcántara
Sixto Inisterra escribe á un estimado colega de Zaragoza desde Melilla, y en nombre de 117 soldados agradecidos á la Santísima Virgen remite fondos para estipendio,
durante quince días, de la primera misa que se celebre
en el Pilar.
P o r t f o l i o F o t o g r á f i c o d e E s p a ñ a . — L a casa
editorial Alberto Martín, de Barcelona, ha puesto á la
venta loa cuadernos 15 y 16 de este interesante portfolio,
correspondientes, respectivamente, á Tarragona y Guadala jara. En el primero, á más del acostumbrado mapa á
varias tintas, descripción de su provincia y capital, eto.,
6guran 16 hermosas fotografías, entre las que descuellan,
Castillo de Pilatera, Puertti ciclópea, Restos del Anfiteatro
romano, Acueducto de las Ferreras, etc.
El cuaderno 16, corree pon diente á Guadalajaia, Be
compone, como el anterior, del mapa á varios colores,
descripción y nomenclátor de la provincia y su capital,
y entre las 16 fotografías que publica sobresalen la Academia de Ingenieros, Paseo de la Concordia, Torreón del
Alamín, etc., etc.
A latigazos.—Según dicen de Londres con fecha
reciente, decididas las autoridades á cortar de raíz la pornografía, los magistrados castigan con penas severísimaa
á los acusados de fomentarla.
Un vendedor de fotografías inmorales en las calles ha
comparecido ante, el Tribunal de Newiugtoo. Fuó detenido en Piccadilly por ofrecer su mercancía á los transeúnteB, y condenado á nueve meses de trabajos forzados y á
25 latigazos.
Otro individuo, acusado de ejercer la trata do blancas,
ha sido también condenado á nueve meses de trabajos
forzados y á recibir 35 latigazos.
Por hoy no va más, pues basta un botón para muestra^
Los penalistas de guardarropía que se estilan en España
no han protestado contra esos latigazos, contra eso procedimiento, como ellos dirían, cruel, digno de tiempos de
atraso y de pueblos incultos: ¡qué han de protestar! Los
que nos atruenan, ¿van á meterse con Inglaterra, con ese
pueblo modelo de cultura, según ellos? ¿Van á meterse
con Francia, donde el verdugo Deblier no da abasto en
sus funciones de guillotinar criminales, y donde se han
movido tropas y gendarmes y se ha empleado la melinita para exterminar á unos bandidos automovilistas?
Al contrario: lo que deben hacer los europeizantes—y
en esto votamQB noBütros con ellos—es pedir que se imite el sistema inglés para corregir la pornografía y que ee
consagre el látigo como gran instrumento de la decencia
y de la honradez social.
El látigo hace el oficio de arco de violln que arranca
notas armónicas en lae cuerdas sensibles de los sin vergüenzas, y sin ól todo nos parece inútil.
Necesitamos europeizarnos en este punto, sí, necesitamos europeizarnoB.
Es una vergüenza que mientras Francia emplea boinr
bas explosivas contra los asesinos, ó les corta el pescuezo
á máquina, haya diputados y políticos españoles que se
abracen con amor á los reos de Callera, v. gr., y los comparen como cosa propia; y también lo es que mientras
Inglaterra llena de verdugones las espaldas de los desmoralizadores de oficio, aquí se traiga en palmitas á eoupletistas famosas por la desenvoltura, y se las ofrezcan apoteosis y banquetee.
PAMPLONA.-Impronta, Librería y Centro de suscripciones de Jesús García, calle de la Estafeta, número 81.
LA AVALANCHA
160
SOMBRERERÍA DE AZNAREZ
LA VASCONIA
SOCIEDAD ANÓNIMA DE BANCA Y CRÉDITO
!
'
COW S U C U R S A L EW T O D E L A
f
•;
j
Sombreros yara señores sacerdotes, desde 8 á 30 ptas.
Solideos y gorros. Bonetes á 1*50 pesetas.
Capital, CINCO MILLONES de pesetas
Medicamento de Familias * » »
PAMPLONA
Principales operaciones que verifica:
Descuentos, préstamos, cuentas corrientes, concesión
de créditos con garantía, giros, negociaciones, depósitos
de valores, etc.
Compra y venta de toda clase de valores.
Caja de aborroa con 3 % interés á la vista.
Imposiciones con interés anual de 4 por ciento.
Horas de despacho: mañana y tarde.
ACEITES DE OLIVA
¿
• g * g-
Q. -por los Ministerios d e
1
W Aá
toa de Bismuto
y CeHo de Vivas Pérez. Asi lo
Toda oíase de V ó -
mito» y D i a r r e
asen nlhosjradulto,
a suran pronto y bien
c:tr Los S a l i c l l a -
afirman indiscutibles
autoridades médicas.
De venta en las principales farmacias y almacenes
de drogas del mando.
Aceites de Andalucía, Aragón y Navarra, de diferentes
clases y precios. Esta enea es la más antigua en esta pía*
ia, dedicada al negocio de aceites de oliva.
2 . os Qd
s.« * ®
O D DB
GRANDE T VARIADO SURTIDO DE CALZADO
- . Dirección, JOSÉ QOICOECHEA
ESPECIALIDAD
PAMPLONA, calle Comedias, mim. 18
JBN COLORES',
JOSÉ LLÓRENTE, MAYOR, 9
O ^p
Zapatería de F. RBFARAZ
Eslava, 1, Pamplona
SUCURSALES MN T A F A L L A Y SANGÜESA
Abundante y variado surtido en calzado de
todas clases, construido en sus talleres.
Precios sin competencia,
H
B "• 5
g M^B
•<»"*' t í
O D * ff
E-sr« S.
SE SIRVEN LAS HEDIDAS EN OCHO HORAS
FUNDICIÓN DE CAMPANAS
-• s 3 o&
*S » • 2.
— DB —
ISIDRO ALBIZU
IVAS PERE
Recetado por verdaderas eminencias, no tlm* rival y es el tomadlo
mái racional, leguro 7 d» Inmediatos Mialtadoi de todog los
ferruginosos j de la medicación túnico-reconstituyante para la
Anemia, Raquitismo, colores pálidos, empoheeimimto U ttnfre,
debilidad 4 inapetencia y menstruaciones difluí**. Teñimos •nmerosM
certificados de terdaderas eminencias médicas que le recomiendan; y
recetan con admirables resultados. Bsñgir la finn* y nutre* 4$ $ara%tUt.
De renta en todas las principales Parmaoiu del mund».—Dap^ilto
r«nwal: ALHEBÍA, España, farmaola VIVA" PBRBZ.
1
Se envía un bote de muestra á todo el que lo pida, remitiendo al autor setenta
y cinco céntimos de peseta por gastos de correo.
,\
. . • ¡t
DESCALZOS, 71, PAMPLONA
En esta Casa, que ba merecido la re
comendación de Ja Autoridad superior
eclesiástica, se bañen campanas de todas
formas y tamaños con bronce de primera
clase. Los únicos metales que se emplean
para la aleación son cobre y estaño inglés
Buperior, en proporción para obtener fino
bronce campanil. Se refunden las viejas
y se garantizan para dos afios.
MARÍA POLO
Enseña el corte francés y español, y vende
patrones á la medida.
MAYOR,
ARRILLAGA;
,
Zapatería, 50, PAMPLONA
* '
En esta casa se venden anteojos de cristal de
roca periscópicos y las demás clases que prescriben
os señores oculistas.
MODISTA
g
Sí
rííf
3.s.
™oñ
11 si
0
1, I. —PAMPLONA
Mirando al Centenario de las Naras de Tolosa
Artículos en prosa y verso, por D. Atanasio Mutuberríá. Se vende en las librerías de los señores D. Nemesio
Arainburo, D. Teodoro Bescausa y Arainendla y Uuaalo.
m
S -• -• o"
3W ^ ^
LIBRERÍA DE GARCÍA
PARA
convalecientes y
personas
débiles.
Es el mejor tónico y nutritivo.
Inapetencias, malas digestiones, anemia, tisis, raquitismo, &.
CARNE PEPTONIZADA
PEPTONA DE LECHE
Faraaola: Lees, 13.—Laboratorio: erauda 5.—EAOBID
Estafeta, 31, PAMPLONA
5«Bo
En ella encontrarán sus favorecedores todas laB últimas ediciones y obras modernas; devocionarios para se'
floras, nifios y nifias; papelería y libros rayados de todas
clases; tarjetería; recordatorios de defunción, piimeras
misas y comuniones; participaciones para misas de gloria, de enlace y otras; completo surtido en estampería religiosa; placas esmaltadas del Corazón de Jesús y del Pilar; incienso; rosarios cruciferos, de nácar, escribanías y
objetos de escritorio, y otros artículos.
S S S S
O B (D g-
I
00
™ KD
p n $
51
5 T*
Descargar