DOLOR CRÓNICO: TRATAMIENTO FÍSICO Y PSICOLÓGICO.

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DOLOR CRÓNICO: TRATAMIENTO FÍSICO Y PSICOLÓGICO.
Fernández García, R.; García Montes, J. M.; Muyor Rodríguez J. M.; Fornieles Ortiz, I.;
Fidalgo Aliste A. M.
Universidad de Almería. Departamento de Enfermería y Fisioterapia.
PALABRAS CLAVE: Dolor, Rehabilitación, Calidad de vida.
RESUMEN:
El dolor está relacionado con la enfermedad. Puede tener diferentes formas, ya que la percepción
que tiene el paciente y la que tiene el profesional son diferentes. Para el paciente, por lo general, el
dolor es un síntoma más, y para el profesional es una señal que puede dar mucha información
sobre el problema físico o psicológico que subyace a ese dolor. El tipo de dolor que se padece, en
ocasiones genera importantes reacciones emocionales que supone para la persona un sufrimiento
continuo donde las relaciones con uno mismo y con los demás se deterioran. Actualmente, no cabe
duda que el dolor es una experiencia subjetiva y multidimensional que se ve influido por un gran
número de factores. Por este motivo es importante prestar atención a las consecuencias de la
vivencia del dolor. Son muchos los estudios ya realizados en relación a la búsqueda de
procedimientos y formas para la evaluar y medir el dolor. El tratamiento adecuado del dolor obliga
hoy a su medición. La intensidad del dolor y el alivio que producen las diferentes drogas y
tratamientos psicológicos utilizados deben ser tomados como medida objetiva en la búsqueda de
instrumentos efectivos para obtener información estandarizada en la medición del dolor.
Definición
EL CONCEPTO DE DOLOR EN PSICOLOGÍA
Definición de dolor de la IASP (Asociación internacional para el estudio del dolor)
"EL DOLOR ES UNA EXPERIENCIA SENSORIAL Y EMOCIONAL DESAGRADABLE, ASOCIADA
CON UNA LESIÓN PRESENTE 0 POTENCIAL 0 DESCRITA EN TÉRMINOS DE LA MISMA".
Implicaciones de la definición del dolor de la IASP
- Considera el dolor como algo subjetivo.
- Invalida el concepto de dolor como modalidad sensorial, presentándolo como una experiencia
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compleja.
- Otorga importancia al informe verbal del sujeto en la definición del cuadro.
- Considera que la experiencia de dolor implica asociaciones entre los elementos de la experiencia
sensorial y un estado afectivo aversivo.
- Considera parte intrínseca de la experiencia de dolor la atribución de
significado a los hechos sensoriales desagradables
Modelos explicativos del dolor crónico
Modelos multidimensionales del dolor
Se basan en la teoría multidimensional, según la cual, en la sensación de dolor intervienen diversos
factores (atención, pensamiento, sugestión, etc.) que modulan el estímulo doloroso y hacen que la
intensidad de la respuesta dolorosa no dependa sólo de la intensidad del estímulo
. Modelo de valoración multiaxial de Turk y Rudy
Este modelo propone tres grupos distintos de pacientes; de forma que en función del grupo al cual
pertenece el paciente las manifestaciones de dolor serán mayores:
a) Pacientes disfuncionales: se caracterizan por altos niveles de dolor y malestar psicológico, bajos
niveles de percepción de control de su vida u bajos niveles de rendimiento en sus actividades
normales
b) Pacientes interpersonalmente angustiados: Se caracterizan por sentimientos de escaso apoyo
social y una elevada frecuencia de respuestas negativas de los demás.
c) Pacientes Adaptativos: Se caracterizan por informar de menores niveles de malestar emocional y
una mayor percepción sobre sus vidas
. Modelo de Melzack y Casey
El proceso doloroso está regulado por tres aspectos:
a) Dimensión sensorial discriminativa: Es la transmisión neurofisiológica de los estímulos
nocioceptivos y que explica la intensidad del dolor y su localización en el organismo.
b) Dimensión afectivo-motivacional: Es la caracterización que la persona hace del dolor cuando lo
adjetiva como agradable o desagradable. Son cualidades que se pueden asociar con estado de
ansiedad, motivación, respuestas de escape o evitación, etc.
c) Dimensión cognitivo-evolutiva: Es el papel que juegan las variables de atención, creencias y
pensamientos sobre el dolor y que pueden afectar a las dimensiones anteriores
Modelos psicológicos del dolor
Diferentes modelos de la psicología han estudiado las variables que inciden en el dolor. Entre estos
modelos se encuentran los que se basan en la aproximación conductual y cognitivo-conductual
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. Aproximación conductual
El modelo de condicionamiento clásico del dolor crónico considera que éste es una reacción de la
hipertensión muscular. En este sentido, dicho planteamiento es aplicable a todo tipo de dolor.
De esta forma, evitando el moviendo se reduce el dolor, aumentando al movilidad aumenta la
tensión y el dolor es mucho mayor. Sin embrago, evitar el movimiento debido al miedo al dolor,
conlleva menos movilidad, la cual va asociada a mayor disfunción y física
Dentro del modelo de condicionamiento operante cabe citar a Fordyce que propuso del concepto
de conducta del dolor. Para este autor el dolor no es directamente observable. Existe por un lado
una experiencia privada y por el otro una conducta cuantificable o manifiesta de dolor. La conducta
manifiesta de dolor es la forma en que el paciente comunica su dolor y sufrimiento. En esta
conducta de dolor la que es posible modificar.
Cuando el dolor se convierte en crónico queda bajo el control de condiciones ambientales, en cuyo
caso se habla de un dolor operante. En este caso la conducta operante de dolor se instaura a
través del tiempo, produciendo alteraciones importantes en los patrones de interacción del paciente
(conductas dependientes, dinámica familiar, incapacidad laboral, etc.).
. Aproximación cognitiva
Esta aproximación se centra en las estrategias de afrontamiento, la percepción de autoeficacia en
el control del dolor y las creencias y expectativas del paciente
Las estrategias de afrontamiento eficaces se han agrupado en dos tipos:
1. Las que intentan alterar la valoración de la situación del dolor
2. Las que intentan diversificar la atención fuera del dolor
Ejemplo de estrategias de afrontamiento para el dolor:
1. Inatención imaginativa. Se refiere a ignorar la atención del estímulo, desviando la atención hacia
una imagen mental incompatible con la experiencia de dolor
2. Trasformación imaginativa del dolor. Trata de interpretar las sensaciones como algo diferente al
dolor o minimizarlo
3. Trasformación imaginativa del contexto como algo diferente de la situación actual
4. Focalizar la atención en las características físicas del medio (mirar la televisión, etc) utilizándolo
como foco de atención.
5. Distracción mental en actividades o realizar planes
Modelo Integrador (multidimensional y psicológico): el modelo de los tres estadios psicológicos
En el curso de la enfermedad del dolor, los pacientes presentan una variedad de problemas
psicológicos que difieren dependiendo del periodo durante el cual ellos experimentan el dolor y del
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periodo en que son evaluados por los médicos
Gatchel y Weisberg propusieron el modelo de los tres estadios para explicar los cambios que se
producen en el curso del dolor
El estadio 1 se asocia con una reacción emocional semejante al miedo, ansiedad y preocupación
como consecuencia de la percepción del dolor durante la fase aguda. El dolor está relacionado con
el daño y por eso es una reacción emocional natural ante el potencial del daño físico. Si el dolor
persiste pasado un periodo agudo de tiempo (2-4 meses) éste tiende a pasar al estadio 2.
Estadio 2: Se asocia a un conjunto de reacciones y problemas psicológicos y conductuales
semejantes a la indefensión, depresión, la cólera y la somatización, que son el resultado de la
cronificación del dolor. Estos problemas psicológicos dependen de la existencia de una
personalidad premórbida o de características psicológicas individuales, así como de condiciones
económicas y ambientales.
Este modelo asume que existe una relación entre los problemas de personalidad-psicológicos y el
dolor. Además, las características de personalidad y características psicológicas de cada persona
favorecen el uso y utilización de distintas estrategias de afrontamiento del dolor
La progresión de problemas psicológicos y conductuales persistentes conllevan al estadio 3. En
este estadio el paciente asume el rol de enfermo y se excusa al paciente de responsabilidades y
obligaciones. Durante esta fase aparecen reacciones emocionales negativas como depresión, que
pueden implicar una disminución del funcionamiento físico. La falta de motivación hacia el trabajo y
hacia actividades recreativas contribuyen a una disminución de la actividad física con atrofia
muscular y falta de movilidad articular.
En este modelo el mejor predictor en el desarrollo del dolor crónico en la incapacidad psicosocial.
Causas de dolor crónico
Las causas más frecuentes de dolor crónico son:
. Traumáticas: Fracturas, cicatrices dolorosas, lesiones musculares o tendinosas
. Músculoesqueléticas: hernia discal, espondilitis anquilosante, enfermedad de paget, cambios
mecánicos y degenerativos
. Neurológicas: neuralgias y atrapamientos nerviosos, dolor facial y dental, cefaleas, espasmos
musculares y espasticidad, dolor de miembro fantasma, neurinoma
. Neoplasias: primarias y metastásicas
. Sistema nervioso autónomo: síndrome de dolor regional complejo
Clasificación del dolor
Existen diversas clasificaciones del dolor. La mayor parte de ellas se basan en aspectos del dolor
tales como cualidad, origen, localización, intensidad, etiología.
Clasificación del dolor en función de su localización:
. Dolor de origen periférico. Se inicia por un problema localizado a nivel de las fibras nerviosas
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periféricas, que trasmiten impulsos nocivos y originan la sensación de dolor
. Dolor central. Es un dolor de presentación espontáneo o provocado que aparece como
consecuencias de lesiones neurológicas de la médula espinal, bulbo raquídeo, tálamo o corteza
cerebral.
Las causas más frecuentes son lesiones traumáticas de la médula, especialmente las que se
producen en los segmentos por encima de la primera vértebra lumbar.
Una característica muy específica el dolor central que lo distingue del dolor neuropático provocado
por lesiones de los nervios periféricos es el tiempo de inicio de los síntomas dolorosos, que suelen
ocurrir semanas o incluso meses después de la lesión neurológica causante.
. Dolor psicógeno
Se utiliza para describir el dolor donde no se encuentra ninguna etiología orgánica definida.
En el sujeto con dolor psicógeno es frecuente observar una respuesta exagerada a los estímulos.
El dolor es vago, no definido, migratorio o localizado en distintos puntos. La intensidad del dolor va
muy relacionada con el estado emocional y generalmente los síntomas desaparecen con el sueño.
Suelen ser personas con poca capacidad para reconocer y verbalizar sus sentimientos, con
tendencia al neuroticismo y a la somatización.
Los criterios para el diagnóstico del dolor psicógeno atendiendo al manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales son los siguientes:
a) Dolor intenso y prolongado
b) Síntomas físicos que no obtienen hallazgos orgánicos demostrables o mecanismos fisiológicos
conocidos
c) Los factores psicológicos se consideran etiológicamente involucrados en el dolor:
- Relación temporal entre un estímulo ambiental que se encuentra aparentemente relacionado con
un conflicto o necesidad psicológica y la iniciación o exacerbación del dolor
- El dolor permite al paciente evitar alguna conducta que es nociva para él
- El dolor permite al paciente obtener algún apoyo ambiental
d) La alteración no es debida a una enfermedad mental
En función del tiempo de duración
. Dolor agudo:
- Corta duración.
- Físico.
- Cambios en la realización de actividades cotidianas proporcionales a la intensidad del estímulo
nocioceptico.
- Curso temporal previsible.
- Dolor biológicamente "útil" pues "avisa" la existencia de una lesión o enfermedad.
- Suele desaparecer cuando se cura la lesión a la que va asociado.
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- La respuesta al tratamiento es buena.
- El estado emocional asociado suele ser la ansiedad.
. Dolor crónico:
- Dolor continuo o recurrente.
- Dura más de 3 meses, aunque los síntomas dolorosos se suelen desarrollar en semanas
- Asociado o no a un proceso de enfermedad.
- Se mantiene al menos durante seis meses o una vez curada la enfermedad o lesión.
- Se repite durante intervalos de meses o años.
- Las medidas terapéuticas habituales no son eficaces.
- Si el dolor es persistente suele darse un cambio en la realización de actividades cotidianas
- Aparece un patrón de signos vegetativos (alteraciones de sueño, cambios de apetito, fatiga..)
- No cumple ninguna función útil para el organismo desde un punto de vista físico.
- El estado emocional asociado suele ser la depresión.
- El dolor crónico, continuo o recurrente, supone una experiencia aversiva constante que varía en
intensidad e importancia a través del tiempo, pero que siempre está presente.
Clasificación del dolor crónico en función de afectación de daño estructural o causa psicológica:
. Relacionado con enfermedades estructurales, tales como la artritis reumatoide o el cáncer. Se
caracteriza por la alternancia de episodios prolongados de dolor con intervalos libres o bien por la
existencia de dolor continuo con variaciones en su intensidad. Este tipo de dolor se controla con
analgésicos además del tratamiento específico de la enfermedad de base.
. Pacientes con enfermedades psicosomáticas que producen dolor. En ellos puede existir o no, un
antecedente de enfermedad estructural, pero los factores psicológicos asociados han provocado
alteraciones funcionales crónicas que provocan dolor, pese a la resolución del cuadro que lo
originó. Estos pacientes responden mal a los analgésicos administrados por vía sistémica, pero la
respuesta es mucho mejor cuando el tratamiento es local (infiltración en el lugar del dolor). Se debe
asociar tratamiento frente a los factores psicológicos que mantienen el dolor (benzodiacepinas,
antidepresivos, etc.)
. Pacientes cuyo dolor no parece estar relacionado con enfermedades
estructurales ni con factores funcionales. Son pacientes con graves alteraciones psiquiátricas
(esquizofrenia, psicosis), que refieren un dolor de características atípicas y sin distribución
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anatómica. Se suelen tratar con el tratamiento psiquiátrico de su enfermedad.
Clasificación en función de su interpretación:
. Dolor Amenazador: Vivido por el paciente como premonitorio de una enfermedad grave o
acontecimiento funesto. Como en personas con migrañas, si estos dolores aumentan pueden
pensar que tengan una enfermedad más grave como cáncer.
Suele darse también en personas hipocondríacas, que están continuamente atentas y alertas a sus
sensaciones corporales. Este tipo de personas suelen tener tendencia a considerar determinados
síntomas en su cuerpo como una señal indicativa de una enfermedad grave o proceso crónico
incurable
. Dolor Funcional: Es vehículo de cierto beneficio para el paciente. Es Paradójico. Sus
consecuencias son la obtención de ganancias secundarias como abandonar las obligaciones y
responsabilidades y la búsqueda de afectividad.
. Dolor de Espiritualización: Busca trascender al dolor en el sentido existencial, metafísico y
religioso. Requiere como paso previo la integración de este. Ayuda al paciente a tolerarlo porque
tiene un sentido, es una prueba.
. Dolor Lacerante: Se dan reacciones de descargas motrices y sobresalto. Es innato y primitivo e
independiente de la personalidad y la situación. Es el dolor puramente físico como la neuralgia del
trigémino.
. Dolor Frustrante: Se produce cuando la persona lo vive como un obstáculo a su proyecto vital. En
este caso, una determinada lesión debida a un accidente, traumatismo, ec, conlleva en el
organismo una serie de secuelas funcionales que impide a la persona realizar ciertas actividades
con la misma facilidad que antes. Estas limitaciones son vividas con mucha negatividad
produciendo en ocasiones conductas de agresividad, negación, etc. Un caso típico es el del
deportista que no puede jugar en las mismas condiciones después de haber sufrido una grave
lesión
. Dolor Psicógeno: Suele darse en apacientes consolar crónico donde no hay una causa orgánica
que lo justifique. Lo más importante en este caso que se debe tener en cuenta es romper el círculo
vicioso que se establece entre dolor y estados de tensión, preocupación, ansiedad, etc porque
hace que el dolor se sienta aún con más intensidad y el umbral de tolerancia disminuya.
Distinción entre dolor y daño
El dolor suele estar asociado a la percepción de un daño que se ha producido en nuestro cuerpo.
En este sentido el dolor sería la percepción del daño. Pero entre el daño y el dolor intervienen una
serie de factores de tipo psicológico. Por ejemplo, cuando a un torero le coge el toro, con la
emoción de la lucha que está manteniendo puede seguir toreando, sin embargo, cuando acaba,
todos se asombran de cómo ha sido posible hacerlo con una herida de esa magnitud, que tendría
que dolerle mucho. Otra persona ante el más mínimo dolor deja de hacer cualquier cosa. En
circunstancias normales, sabemos que no todos sentimos el mismo dolor ante una herida similar,
hay personas que lo soportan mejor que otras y nosotros mismos unas veces lo aguantamos mejor
que otras dependiendo de nuestro estado de ánimo.
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Distinción entre daño y sufrimiento
El sufrimiento es una reacción afectiva producida por un estado emocional. Sufrimos con la pérdida
de un ser querido. Lo hacemos con el miedo a que a nosotros o alguien allegado nos ocurra una
desgracia o cuando estamos sometidos a una amenaza grave.
La reacción emocional asociada al sufrimiento puede ser mucho más intensa e insoportable que un
fuerte dolor físico, ¿cuantos no preferiríamos un fuerte dolor de muelas al sufrimiento de una
pérdida importante?
Pero hemos visto como el propio dolor puede generar una reacción afectiva que incrementa el
sufrimiento asociado a él, generando una serie de sentimientos insoportables que se mezclan y se
hacen indistinguibles del propio dolor. Por ejemplo, si el dolor nos lleva a empeorar nuestra relación
con nuestros seres queridos, o a no poder realizar nuestras actividades favoritas o a no poder
trabajar, o simplemente a estar peor físicamente por no poder dormir; el sufrimiento que está
asociado es mucho mayor que el que corresponde solamente al daño físico que lo genera
inicialmente.
La lucha a ultranza contra el dolor tiene que tener en cuenta los aspectos psicológicos que surgen
asociados a él, para poder disminuir el sufrimiento que conlleva.
Círculos viciosos en el dolor crónico
Los intentos de eliminar el dolor crónico nos pueden llevar a entrar en círculos viciosos que no
solamente no solucionan el problema, sino que lo empeoran. La ruptura de estos círculos es uno
de los objetivos prioritarios de la intervención del psicólogo en el tratamiento del dolor.
. La lucha contra el dolor se libra en nuestro propio cuerpo y en él generamos cambios para
conseguir disminuirlo. Así, modificamos nuestra respiración, nuestra postura o incrementamos la
tensión muscular lo que nos ayuda muchas veces a soportarlo. Pero cuando el dolor es crónico
estas conductas mantenidas largo tiempo acaban incrementando el problema y amplían el impacto
del dolor, así nos aparecen contracturas musculares y problemas de dolor en zonas cercanas. Son
reacciones automáticas; pero no por ello menos dañinas. Intentan controlar el dolor, pero en
realidad nos lo producen más, entrando en un círculo vicioso del que es difícil salir.
. También hemos visto como una lucha que fracasa contra el dolor crónico nos lleva a un estado de
ansiedad y de depresión que a su vez potencian las sensaciones dolorosas, porque nuestro estado
las hace más insoportables con lo que el dolor aumenta y hace que nos esforcemos más y que el
fracaso sea más importante. Estableciéndose así otro círculo vicioso.
. A veces el dolor tiene ganancias secundarias cuando nos evita hacer determinadas cosas que no
nos gustan o conseguimos atención de las personas queridas. Pero estas esas "ganancias" son
una trampa mortal, porque están deteriorando nuestras capacidades personales y limita nuestras
relaciones personales de manera determinante. Además, no nos permiten olvidar el dolor y
dedicarnos a otra cosa y por tanto nos impiden superarlo.
. Los cambios sociales derivados de nuestra nueva situación incrementan notablemente el estrés.
Si queremos mantener nuestra actividad necesitamos más esfuerzo. Si no lo hacemos podemos
perder nuestra posición económica, pero los esfuerzos más allá de nuestras capacidades nos
llevan al incremento del dolor en un círculo vicioso adicional.
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. Si no encontramos remedio a nuestro dolor porque la ciencia y la medicina son limitadas, la
búsqueda de una vida sin dolor nos puede llevar a abandonar un tratamiento adecuado y de nuevo
nuestro afán por mejorar nos lleva a empeorar.
Aspectos psicológicos y conductuales del dolor crónico
. Percepción del fracaso de los recursos terapéuticos tanto profesionales como controlados por el
paciente y escasa confianza de que se pueda encontrar un remedio eficaz.
. Dificultad para discriminar y describir los elementos del cuadro clínico. La información de que
dispone y que proporciona el paciente es confusa y ambigua.
. Exceso de reposo y reducción del nivel de actividad física, agravados a menudo por la
coincidencia con la edad avanzada y la jubilación.
. Abuso y posible dependencia de los narcóticos y psicofármacos. Trastornos del sueño y deficiente
calidad reparadora del mismo. Alteraciones del humor y estados de ánimo.
. Reducción en el nivel de actividad funcional. Deficientes repertorios de habilidades en diversas
esferas adaptativas, por falta de aplicación.
. Deterioro de las habilidades de comunicación e inadecuadas pautas de relación interpersonal o
habilidades sociales. En la interacción social, predominio de los repertorios comunicativos
relacionados con el dolor.
. Abandono del trabajo y los consiguientes problemas de contacto y de relación social, además de
económicos.
. Ausencia de alternativas conductuales competitivas con las conductas de dolor.
. Reducción en el acceso a las consecuencias naturales propias de las actividades normales:
ambiente natural empobrecido.
. Restricción de las fuentes de estimulación alternativa o distracciones.
. Modificaciones en el ambiente familiar. Relaciones familiares basadas en la asistencia y los
cuidados del paciente. Falta de autonomía personal.
Evaluación del dolor
Para una correcta valoración del paciente con dolor crónico es importante:
Realizar una historia y exploración física completas; es frecuente que el paciente haya sido visto
previamente por muchos médicos. No es raro encontrar una lesión maligna o una lesión aguda
sobreañadida al proceso doloroso crónico. Cuando esto ocurre, deberemos investigar esas
lesiones y su posible tratamiento.
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Contenidos de la evaluación: historia clínica.
Los datos o informaciones más frecuentemente citados en la bibliografía y que la mayoría de
autores considera pertinentes al estudio clínico del dolor se pueden clasificar en los siguientes
apartados:
. Aspectos del comportamiento verbal referidos a las características espacio-temporales, de
intensidad y cualidades de dolor.
Se debe realizar una historia detallada del dolor, que incluya su localización, carácter, intensidad,
irradiación, cronología, factores que lo exacerban, factores que lo alivian y la afectación funcional
que provoca, así como el efecto del dolor sobre los hábitos de vida del paciente (calidad de vida).
. Aspectos del comportamiento verbal y no verbal considerados socialmente significativos o
indicativos de dolor (conductas de dolor).
. Indicadores de incapacitación o invalidez y de la interferencia en el nivel de actividad habitual y
del estilo de vida.
. Aspectos del comportamiento general, no constitutivos de problemas, que ofrezcan información
sobre los recursos adaptativos del paciente.
El dolor crónico se describe de forma más vaga que el dolor agudo, y la afectación de la dimensión
afectivo-emocional suele ser mucho más acusada.
Analizando la definición de dolor es posible comprender la dificultad para medirlo, debido a su
naturaleza subjetiva y por su carácter multidimensional. Se trata de objetivar un fenómeno
fundamentalmente subjetivo, sujeto a una gran variabilidad individual, y en el cual el propio
paciente es el mejor juez evaluador.
Los métodos más útiles usan la información proporcionada por el enfermo como forma de
expresión de la intensidad o calidad del dolor. Habitualmente sólo se utiliza la primera en su
evaluación, por ser una de sus dimensiones más significativas, observando lo que ocurre en reposo
o al realizar algunos movimientos o maniobras (por ejemplo toser), sin considerar otras
características evaluables, de tipo sensorial (dolor quemante, penetrante o punzante) o afectivo
(agotador, atemorizante).
Las variaciones individuales en el umbral del dolor dificultan su evaluación. Diversos factores
pueden variar el umbral doloroso -raciales, la edad (mayor dolor en adultos jóvenes que en viejos),
el sexo, el estado psicológico (mayor en pacientes intranquilos o no premedicados). Otro factor
importante es el efecto placebo, la capacidad de aliviar el dolor que tiene una droga a la que no se
le conoce efecto analgésico alguno, habitualmente con menor intensidad y duración que el
provocado por un analgésico de potencia conocida, pero que pudiera ser igual al del analgésico
que se ensaya.
Medición del dolor en clínica
En clínica, la mayoría de las veces tanto la naturaleza como la intensidad del estímulo son
desconocidos, pudiendo variar ambas cualidades en el tiempo. A diferencia de otras variables
fisiológicas (pulso, presión arterial, glicemia) no existe un método objetivo y directo que permita
medir el dolor. Los métodos más utilizados son de tres categorías:
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. Informes subjetivos de dolor.
. Mediciones y observaciones de conducta dolorosa.
. Correlaciones fisiológicas.
. Informes subjetivos de dolor
Son sin duda los métodos más usados en la evaluación clínica y en investigación. Se basan en el
informe que el paciente realiza, generalmente de la intensidad del dolor y pueden ser de diferentes
tipos:
a) Escala descriptiva simple: escalas verbales que clasifican al dolor en 4, 5 o más categorías,
como por ejemplo Intenso, Moderado, Leve o Ausente, y que muchas veces se confrontan con
otras escalas, también descriptivas, del alivio producido por el tratamiento (Figura 1). En ambos
casos el paciente debe responder y ubicarse en categorías preestablecidas. Este es el método que
más se acerca a lo cotidiano, cuando preguntamos a un paciente si tiene dolor.
Otra variante de este tipo de escalas categorizan el dolor de acuerdo a la necesidad de analgésicos
(sin dolor, dolor que no requiere analgesia, y dolor que requiere analgesia), pero no presentan
ventajas o limitaciones en relación a la escala verbal simple.
b) Escala visual análoga (EVA): consiste en una línea recta, habitualmente de 10 cm de longitud,
con las leyendas "SIN DOLOR" y "DOLOR MAXIMO" en cada extremo (Figura 2). El paciente anota
en la línea el grado de dolor que siente de acuerdo a su percepción individual, midiendo el dolor en
centímetros desde el punto cero (SIN DOLOR). También pueden confrontarse con escalas
semejantes que en un extremo tengan "SIN ABOLICION DEL DOLOR" y en el otro "AUSENCIA DE
DOLOR" o "MAXIMA ABOLICION".
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La EVA es hoy de uso universal. Es un método relativamente simple, que ocupa poco tiempo, aun
cuando requiere de un cierto grado de comprensión y de colaboración por parte del paciente. Tiene
buena correlación con las escalas descriptivas, buena sensibilidad y confiabilidad, es decir, es
fácilmente reproducible.
c) Cuestionario de dolor de McGill. Melzack y Casey sugieren que existen tres dimensiones
principales del dolor:
1. Sensorial (p.e. dolor penetrante, lancinante o punzante)
2. Afectiva (p.e. dolor sofocante, atemorizante, agotador o cegador)
3. Cognitiva (intensidad del dolor).
El cuestionario de dolor de McGill (CDM) fue diseñado para medir estas distintas dimensiones
(Figura 3). Son cerca de 100 palabras que describen el dolor, agrupadas en las tres categorías
descritas y una cuarta de términos misceláneos. El paciente marca los términos que mejor
describen su dolor, recibiendo un puntaje por cada uno de ellos, los que se suman para obtener un
puntaje total. Desde su introducción en 1975.
Es el método más confiable para la evaluación del dolor crónico. Permite por ejemplo distinguir
cuáles aspectos del dolor son modificados por una droga (p.e. sensación de quemadura) y cuáles
no (p.e. sensación de descarga eléctrica).
El CDM es una ayuda en el diagnóstico diferencial de síndromes dolorosos, especialmente entre
patología funcional y orgánica, pero tiene limitaciones, como la dificultad del uso del lenguaje y el
tiempo que demanda su evaluación. Existen versiones abreviadas del CDM, que disminuye los
grupos de palabras utilizadas, con información comparable a la del original, así como cuestionarios
adaptados a distintos idiomas.
. Mediciones y observaciones de conducta dolorosa
Son especialmente útiles para evaluar el dolor crónico y en particular la respuesta al tratamiento
empleado. Los índices más utilizados para la evaluación tienen relación con la actividad diaria del
paciente, como por ejemplo actividad laboral, patrón de sueño, actividad sexual y alimentación.
Entre las observaciones de conducta dolorosa destacan los signos de dolor (gemido, facies), la
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limitación funcional y las alteraciones en el ánimo y las relaciones personales. Si bien estas
medidas no cuantifican directamente el dolor, proporcionan datos objetivos que son
extremadamente útiles para evaluar la respuesta al tratamiento analgésico o la necesidad de
drogas coadyuvantes (sedantes o antidepresivos).
. Correlaciones fisiológicas
La medición de un proceso fisiológico que participara en el dolor podría dar evidencias objetivas
que permitirían grandes avances en el estudio de este campo. Se han usado la inscripción de la
transmisión eléctrica de nervios periféricos, la electromiografía, la electroencefalografía, índices
autonómicos (frecuencia cardíaca, presión arterial, temperatura corporal, conductancia de la piel),
potenciales evocados y otros. Sin embargo, los resultados no han sido satisfactorios y su uso está
restringido a investigación o a pacientes con incapacidad de expresarse (niños).
Tratamiento del dolor crónico
Clínicas Multidisciplinarias para el tratamiento del dolor.
- Es habitual que se apliquen algunas o todas las siguientes modalidades terapéuticas:
- Bloqueos nerviosos.
- Electroestimulación transcutánea (TENS)
-Fisioterapia, osteopatía, Terapia Craneo-Sacral, etc.
- Acupuntura.
- Psicofarmacoterapia (sobre todo antidepresiva)
- Biofeedback.
- Relajación.
- Hipnosis.
- Terapias de grupo.
- Entrenamiento asertivo.
- Desensibilización sistemática y terapia de conducta.
- Modificación de conducta o "programas operantes"
- Terapias cognitivas (autocontrol, manejo de estrés...
- Programas de enseñanza al paciente.
- Programas de entrenamiento de los familiares.
Gran variedad de modalidades terapéuticas con objetivos de:
- Investigación
- Formación
- Asistenciales
Los objetivos comunes (asistenciales) de las diversas modalidades terapéuticas del dolor, se
traducen en programas (bastante generalizados) en los siguientes ámbitos:
Tratamientos de:
- Desintoxicación, dirigidos a tratar el abuso y la posible dependencia a psicofármacos y opiáceos.
- Rehabilitación funcional o terapia ocupacional.
En ocasiones para el tratamiento del dolor crónico, sobre todo cuando los estados psicológicos de
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ansiedad, tensión, preocupación son muy habituales, se debe hacer ver al paciente que se enfrenta
a una situación que no se puede cambiar y que la aceptación es un camino a tener en cuenta:
1. Aceptación es no hacer nada para evitar, dejar de hacer todo lo que no sirve: desmontar los
círculos viciosos y potenciar el tratamiento médico adecuado.
2. Aceptar es abrirnos a experimentar los sucesos y las sensaciones completamente, plenamente y
en el presente, como son y no como tememos que sean.
3. Aceptar es tomar conciencia de las limitaciones que conlleva el dolor crónico.
4. La aceptación abre el camino al compromiso. A seguir haciendo aquello para lo que valemos de
acuerdo a nuestras capacidades, aunque esto signifique que tenemos adecuar nuestras metas a
nuestras capacidades limitadas por un dolor crónico.
5. Aceptar no es quedarse con el sufrimiento que se tiene, la aceptación disminuye el sufrimiento e
incluso inicia proceso psicofisiológico de la habituación, por el que el dolor se hace más tolerable
porque nos habituamos a él. Habituándonos a las sensaciones disminuye la ansiedad, el miedo y la
depresión, tendremos menos sensaciones asociadas al dolor y continuaremos comprometidos con
un nuevo papel social con valores propios.
Consejos generales para manejo del dolor crónico
Busque atención profesional adecuada.
El tratamiento del dolor crónico generalmente consiste en varios métodos en combinación, más que
en un solo método por su cuenta. Las investigaciones han demostrado que estrategias, tales como
el ejercicio, la relajación y el cambiar los patrones de pensamiento negativo pueden ayudar a las
personas a enfrentar mejor el dolor crónico. Estas estrategias pueden usarse además de la terapia
física, medicamentos, suplementos y otros tratamientos.
. Relajación: Ejercicios tales como la respiración lenta y profunda, la meditación y las imágenes
mentales guiadas pueden ayudar con el manejo del dolor.
. Cambiar el ritmo de las actividades: Si las actividades que realiza le causan dolor al día siguiente,
trate de:
Dividir las tareas grandes en tareas más pequeñas
Alternar las actividades más pesadas con las más fáciles
Practicar ejercicios de relajación diariamente
. Use el ejercicio: El ejercicio diario suave puede efectivamente disminuir en vez de aumentar el
dolor persistente. Fortalece los músculos que lo ayudan a ser más activo e independiente. También
puede ser una distracción placentera.
. Revise sus patrones de pensamiento: Preste atención a sus patrones de pensamiento. Los
pensamientos pueden influir sobre su estado de ánimo, actividades y también sobre su dolor. Al
notar estos patrones de pensamiento, usted puede intentar cambiar sus pensamientos negativos,
tales como: no puedo disfrutar nada a causa de este dolor. Aprenda a centrarse más en lo positivo:
Aunque estoy sufriendo dolor, disfruto al hablar con mis amigos.
. Distráigase con actividades placenteras: A veces, ver una película entretenida, leer un buen libro,
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escuchar música o pasar el tiempo con un amigo, puede ser un modo poderoso para distraerlo del
dolor.
. Tome sus medicamentos: Trabaje con su doctor u otro profesional de la salud para desarrollar un
plan con respecto a su medicación. No aumente o disminuya su medicación sin antes hablar con su
profesional médico.
. Reduzca el consumo de tabaco, cafeína, y otras bebidas o hierbas
estimulantes (por ejemplo ginseng, ma huang/effedra, guaraná y yerba mate). Estos estimulantes
pueden causar tensión en las partes de su cuerpo que ya están doloridas y pueden aumentar el
dolor. También pueden turbar su sueño. Eliminarlos gradualmente, puede ayudarlo a sentirse
mejor.
. Trate los ataques de dolor: Los ataques son comunes y pasarán con el tiempo. Es una buena idea
planificar para enfrentar los ataques. Haga una lista de ideas de lo que funciona mejor para usted.
Por ejemplo, un ejercicio de relajación puede ser útil. Puede también pensar en usar hielo los
primeros tres días y luego calor o hielo en lo sucesivo.
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