Manual sobre la fiscalidad de la vivienda Vivienda e impuestos son dos términos que generalmente van de la mano. En la adquisición del inmueble elevan el valor de la operación, si bien dicho sobrecoste varía en función de si se trata de una compra directa al promotor o si la misma se realiza de segunda mano. En otras ocasiones aparecen en el momento en que tiene lugar la transmisión de la misma, gravando la ganancia puesta de manifiesto como consecuencia de la misma. Incluso la mera tenencia de la vivienda genera la obligación de tributar, como en el caso del Impuesto sobre el Patrimonio (I.P.)y el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (I.B.I.). No obstante, la adquisición de la vivienda también permite al contribuyente la posibilidad de practicarse durante periodos amplios –que van en función del tiempo que tarde en amortizar el pago– deducciones por las cantidades invertidas, si bien con ciertas limitaciones. La adquisición de una vivienda Una vivienda puede adquirirse bien de forma onerosa (por ejemplo, por compraventa), que suele ser la forma más usual, o bien de forma lucrativa o gratuita (por ejemplo por donación o por herencia). Cuando se compra una vivienda, el nuevo propietario debe satisfacer diversos impuestos. Si la casa es de nueva construcción y se compra directamente al promotor abonará el 7 % de Impuesto sobre el Valor Añadido (I.V.A.) más el porcentaje que corresponda por el Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados (I.A.J.D.). El I.A.J.D. es un impuesto cedido a las autonomías y por tanto los tipos de gravamen varían según cual sea la comunidad autónoma en la que se encuentre la vivienda, si bien en general es del 0,5 %. Depende de la comunidad autónoma el tipo puede ser del 0,4 %, del 0,5 % o del 1 % según cual sea el valor real de la vivienda transmitida. Si la casa es de segunda o ulterior mano, el comprador ha de pagar el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (I.T.P.), también de gestión autonómica. El tipo general suele ser del 6 % si bien algunas autonomías lo cambian; por ejemplo, en la Comunidad Valenciana el tipo impositivo es del 7 %. Pero puede ocurrir que la vivienda se adquiera de modo gratuito, en cuyo caso hay que destacar dos supuestos: cuando la vivienda es objeto de donación y cuando la vivienda es adquirida por herencia. El impuesto que grava estos dos tipos de adquisición es el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (I.S.D.), cuya gestión está en manos de las comunidades autónomas, de manera que son éstas las que fijan sus propias Tarifas. En el supuesto de la herencia conviene destacar que la vivienda habitual del fallecido transmitida en favor de su cónyuge, ascendiente, descendiente o pariente colateral mayor de 65 años, que hubiese convivido con él durante los dos años anteriores, disfruta de una reducción del 95 % de su valor (hasta un límite de 122.606,47 euros) en la base imponible del I.S.D.. Por otro lado, en el ámbito del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (I.R.P.F.), la adquisición de una vivienda también puede tener su trascendencia. Si la vivienda que se adquiere va a constituir la vivienda habitual del comprador, éste puede practicar una deducción en su declaración del Impuesto sobre la Renta. Es la llamada “deducción por adquisición de vivienda habitual” cuyo porcentaje general es del 15%, teniendo como base de deducción máxima anual el importe de 9.015,18 euros. En el caso de que la adquisición se haga a través de financiación ajena (siempre y cuando ésta suponga al menos el 50 % del valor de adquisición de la vivienda y siempre que durante los tres primeros años no se amorticen cantidades que superen en su totalidad el 40% del importe total solicitado) el porcentaje que se aplica sobre los primeros 4.507,59 euros es del 25 % para los 2 primeros años de financiación y del 20% para los años posteriores (manteniéndose el 15 % para los restantes 4.507,59 euros). Por “habitual” se entiende aquella vivienda en la que el contribuyente resida durante un plazo continuado de tres años (salvo casos excepcionales como el de fallecimiento, separación matrimonial, traslado laboral, etc.). La vivienda habitual deberá ser habitada de manera efectiva y de forma permanente en un plazo de 1 año desde la fecha de la adquisición de la misma, o en su caso, desde la finalización de las obras. No obstante, en el caso de que el contribuyente haya tenido una vivienda habitual con anterioridad a la actual, no se podrá practicar deducciones por la propia vivienda si no se invierten cantidades superiores a las que dieron el derecho a la deducción de la vivienda anterior. Por ejemplo, un contribuyente lleva residiendo en una vivienda desde 1997 y en octubre de 2002 decide vender la vivienda para comprarse otra. Supongamos en la primera vivienda que las cantidades que destinó para la deducción fueron 100.000 euros. Pues bien, solamente se podrá practicar deducciones por la segunda vivienda cantidades superiores a esta cantidad. Hasta que no se superen no se podrá practicar deducción alguna. Esta deducción puede llevarse a efecto antes incluso de adquirirse la vivienda. Es la denominada “deducción por Cuenta vivienda”, en virtud de la cual el contribuyente se puede deducir el 15% de las cantidades depositadas en una cuenta vivienda, siempre que las mismas se destinen exclusivamente, en un período nunca superior a los 4 años, a la adquisición o rehabilitación de la primera vivienda habitual, con el límite de 9.015,18 euros anuales de base de deducción. Si una Empresa pone a disposición de un trabajador para su uso particular una vivienda, de su propiedad o que a su vez ha arrendado, se entiende que a efectos de I.R.P.F. ese bien constituye una retribución de trabajo en especie valorada en un 10 % del valor catastral de la vivienda o el 5 % si el valor catastral está revisado. La tenencia de una vivienda La vivienda habitual cuyo valor no supere los 150.253,03 euros está exenta del I.P., a partir de dicha cantidad, se debe tributar por dicho impuesto. El propietario de la vivienda debe pagar anualmente el I.B.I. Este impuesto se calcula aplicando sobre el valor catastral del inmueble un tipo de gravamen (que con carácter general está fijado en un 0,4 para los inmuebles urbanos y en un 0,3 para los inmuebles rústicos, si bien cada Ayuntamiento puede incrementar o disminuir estos tipos dentro de ciertos límites). La transmisión de una vivienda En una transmisión onerosa de vivienda (por compraventa), el vendedor debe satisfacer el Impuesto sobre el Incremento de Valor de Terrenos de Naturaleza Urbana, (también conocido como plusvalía municipal). En cambio, si la transmisión es gratuita, el sujeto pasivo de este impuesto pasa a ser el adquirente. Este impuesto es de establecimiento voluntario por los ayuntamientos a quienes corresponde íntegramente su gestión. No obstante en el contrato de compraventa que se efectúe se puede pactar el pago de dicho impuesto. Asimismo, en una transmisión onerosa (por compraventa) el vendedor obtiene bien una ganancia patrimonial, bien una pérdida patrimonial que debe consignar en su declaración del I.R.P.F. de año en que la venta se lleva a cabo. En este caso, el importe de la ganancia o pérdida patrimonial se determina por la diferencia entre el valor de transmisión (importe real de la venta menos los gastos y tributos accesorios) y el valor de adquisición (importe real de la adquisición más el coste de inversiones y mejoras –si las hubiese– más los gastos y tributos accesorios). Son gastos accesorios los de Notario y Registro de la Propiedad. Son tributos accesorios el I.V.A., el I.T.P. y I.A.J.D. Debe mencionarse que si se dona una vivienda, para el donante supone una ganancia o pérdida patrimonial por la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta. Dado que al transmitirse por donación no hay precio de venta, se considera como valor de transmisión el que se haya dado a la vivienda en el I.S.D. Esa ganancia o pérdida patrimonial podrá compensarse con otras rentas. Para ello se hace necesario determinar si la ganancia o perdida se ha generado en un período inferior al año o si, por el contrario, se ha generado en uno superior al año: · Las ganancias y pérdidas patrimoniales generadas hasta 1 año se compensan primero entre sí y después, si el saldo que resulta es negativo, con el resto de rentas del ejercicio, con el límite del 10%. La cantidad no compensada se puede compensar en los cuatro años siguientes. En cambio, si el saldo resultante es positivo, el mismo tributará conforme a la escala del impuesto. · Las ganancias y pérdidas patrimoniales generadas en más de 1 año se compensan exclusivamente entre sí y después, si el saldo que resulta es negativo con saldos positivos de ganancias y pérdidas patrimoniales del mismo tipo (es decir, generadas en más de 1 año) que se produzcan en los 4 años siguientes. Asimismo, si el saldo resultante es positivo, la ganancia tributará al 15% (hasta el 31 de diciembre de 2002 la ganancia tributaba al 18%). Si la vivienda que se transmite fue adquirida en 1.994 o en fecha anterior la ganancia patrimonial generada con su venta se ve reducida en un 11,11 % por cada año que anteceda a 1.994 (éste incluido). De este modo, si la vivienda ahora vendida fue adquirida antes del año 1.987, la ganancia patrimonial que se genera con su venta estará exenta del I.R.P.F. Por último, no debe olvidarse el beneficio fiscal de la exención por reinversión. Es decir, se excluye de tributación la ganancia puesta de manifiesta por la transmisión de la vivienda habitual, siempre que el importe obtenido se reinvierte en la adquisición de una nueva vivienda habitual. La reinversión deberá efectuarse de una sola vez, o sucesivamente en un plazo no superior a dos años. Es posible adquirir primero la nueva vivienda habitual y posteriormente, en los dos años siguientes, transmitir la anterior, siempre que la cantidad percibida por ésta se destine a satisfacer el precio de aquella. José Carlos Bernabéu Pérez Titulado Mercantil-Asesor Fiscal