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EXTREMADURA
CONVOCATORIA JUNIO 2012
SOLUCIÓN DE LA PRUEBA DE ACCESO
AUTOR: Pedro Pérez Bautista
Opción A
Parte 1
a) En el texto propuesto, Irene Lozano cuenta
que en España, en los años treinta, la defensa
de la lengua común se asociaba a las tendencias
progresistas y que (según explica Fernando
González Ollé) hasta que el borrador del Estatuto
de Cataluña proclamó la oficialidad del catalán,
no se vio la necesidad de decretar la oficialidad
del castellano.
En aquella época, los idiomas vernáculos eran
defendidos por los nacionalistas (amparados en
los ideales románticos) y, en parte, por los tradicionalistas españolistas, que anteponían la ideología a la protección de la lengua.
Así, la oficialidad del castellano se recoge en la
Constitución republicana de 1931 como una forma de progreso, de universalización de la educación y de desarrollo humano, frente a las ideas
conservadoras y aldeanas.
b) [Dado que se pide un texto personal, ofrecemos tan solo un ejemplo de composición de texto
argumentativo, optando por una de las múltiples
posturas que se podrían defender, a fin de ejemplificar el uso de los mecanismos de estructuración y argumentación del texto].
Antes de entrar en la cuestión de si deben defenderse por igual todos los idiomas de un estado, debería definirse qué es el lenguaje verbal,
qué es una lengua y qué implica el hecho de
hablarla. El lenguaje verbal no es solo el principal
medio que los humanos tenemos para comunicarnos, sino también un instrumento esencial
para nuestro desarrollo personal y social. Y los
idiomas o lenguas no constituyen únicamente la
concreción de ese instrumento, sino la forma que
tiene cada cultura de interpretar la realidad y de
comprender el mundo.
Cada lengua es parte irrenunciable de una cultura determinada, con todas sus realizaciones
artísticas y sociales y, por lo tanto, con su determinada visión del mundo. Cada lengua constituye un modo de entender la vida y no solo un
mecanismo para explicarla. Por ello, cuando un
idioma muere, muere también con él una forma
de ver y comprender el mundo, muere parte de
su riqueza cultural.
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Por otro lado, la diversidad que supone la coexistencia de varias lenguas resulta enormemente
positiva, evita la uniformidad y el cerramiento
mental. En consecuencia, se debe preservar y
defender de la misma manera todas las lenguas
de un estado, como ocurre en algunos países
europeos, de los que Suiza es un buen ejemplo.
Además, el aprendizaje de otras lenguas distinta
de la materna es un bien cultural, no solo económico. Entonces, ¿qué sentido tiene que un
estado se preocupe por defender una sola de las
lenguas habladas en su territorio y no tenga en
cuenta la protección de las demás?
Se podría objetar que la oficialidad de varios
idiomas en un estado genera un gran coste económico. Pero, desde mi punto de vista, se trata
de una cuestión de ceguera, de prepotencia y de
autoritarismo (político y económico), que olvida
que el estado no solo cuenta con riquezas materiales sino con una riqueza cultural irrenunciable
que tiene la obligación de proteger y cuidar, una
realidad lingüística plural que está en la base
misma del concepto de estado democrático. Y
que perderla supondría convertir ese estado en
algo más pequeño e insignificante o, peor, que
defender una única lengua e imponerla a otras
es una muestra más de su sentimiento de inferioridad y su sentido autoritario de gobierno.
c) La situación lingüística de España: lenguas y dialectos
España es un estado plurilingüe, como se establece en la Constitución de 1978. La lengua oficial del Estado español es el castellano y son
cooficiales, según sus respectivos estatutos de
autonomía:
El catalán en Cataluña e Illes Balears. En el
Estatuto de Cataluña se establece también la
cooficialidad del aranés, lengua reconocida como
propia del Valle de Arán.
El valenciano (que pertenece al ámbito lingüístico del catalán) en la Comunidad Valenciana.
El gallego en Galicia.
El euskera en el País Vasco. El Estatuto de la
Comunidad Foral de Navarra reconoce la cooficialidad del vascuence en parte de su territorio.
Lengua castellana y Literatura 4
EXTREMADURA
CONVOCATORIA JUNIO 2012
Castellano
Vasco o euskera
El castellano es una lengua románica derivada
del latín vulgar, que surgió en el norte de la península, entre la cordillera cantábrica y La Rioja.
Se fue extendiendo a medida que lo hacía Castilla como reino independiente durante la Reconquista, limitando la expansión del leonés y el
aragonés.
Lengua prerromana de origen incierto, el vasco
es la lengua más antigua de España y no proviene del tronco indoeuropeo: se la relaciona con
lenguas caucásicas o bereberes, aunque otros
lingüistas la mencionan como origen o evolución
del ibero. Se habla en el País Vasco, en el norte
de la Comunidad Foral de Navarra y en zonas
fronterizas de Francia.
El castellano se habla en todo el territorio del
Estado español y en numerosos países de América, donde presenta diferentes variedades. Su
difusión por el mundo no deja de crecer gracias a
la emigración, los medios de comunicación y la
actividad del Instituto Cervantes.
Además de las hispanoamericanas, el castellano
o español presenta otras variedades dialectales:
las variedades septentrionales, las meridionales
(el andaluz, el canario y las hablas de transición
—murciano y extremeño—), las variedades de
las zonas bilingües (en contacto con el catalán,
el gallego y el vasco) y las variedades de las
zonas en contacto con los dialectos leonés y
aragonés.
Gallego
El gallego es una lengua románica que se extiende por Galicia y el oeste de Asturias, León y
Zamora. Surgió vinculada al portugués y durante
la Edad Media tuvo un importante cultivo literario;
después fue relegada al entorno familiar y las
áreas rurales hasta que en el siglo XIX, con el
Rexurdimento, se convirtió de nuevo en lengua
de cultura. Presenta tres variedades o dialectos:
el occidental, el central y el oriental.
Catalán
Lengua derivada también del latín, el catalán se
habla en Cataluña, Illes Balears, Comunidad
Valenciana, las comarcas fronterizas de Aragón,
Andorra (donde es lengua oficial), el Rosellón
francés y la ciudad sarda de Alguer.
De intenso y productivo desarrollo literario en la
Edad Media, el catalán fue relegado, debido a la
presión y el prestigio del castellano, al ámbito
familiar y rural, hasta que en el siglo XIX la Renaixença lo recuperó como lengua literaria y de
transmisión cultural, llegando a convertirse, en la
actualidad, en una lengua con gran vitalidad.
Sus principales variedades son el catalán occidental (que incluye el noroccidental de Andorra,
el valenciano, el septentrional, el apitxat y el
meridional) y el catalán oriental (que incluye el
central, el rosellonés y el balear).
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Eminentemente popular, no existen testimonios
escritos fehacientes de esta lengua hasta el siglo
XVI y su recuperación no se inicia hasta el XIX,
con el surgimiento del nacionalismo vasco. En
1968 se estableció un código común, el euskara
batua, que permitió unificar su gran variedad de
dialectos. Sus principales variedades son el occidental, el central, el navarro, el navarrolabortano y el suletino (estos últimos, hablados
en Francia).
Para completar el panorama lingüístico del Estado español, deben mencionarse los dialectos
históricos: el leonés (llamado bable en Asturias)
y el aragonés, derivados directamente del latín y
que, reducidos durante mucho tiempo al ámbito
familiar, están ampliando en la actualidad su
ámbito de uso, debido a la protección de los
gobiernos autonómicos.
Parte 2
a) Por lo que se refiere a la tipología textual, nos
encontramos frente a un fragmento de un texto
humanístico (posiblemente un ensayo) de carácter divulgativo que explica la situación del castellano en la España de los años treinta y su
declaración como lengua oficial en la Constitución de 1931.
En el texto se emplea la modalidad expositiva
para dar cuenta de los hechos, por lo que en él
predomina la función referencial; sin embargo, al
final del mismo, en la última oración, se refleja la
valoración de la autora con una clara intención
persuasiva, por lo que en esta parte se hace
presente la función apelativa.
El fragmento se puede dividir en dos partes claramente diferenciadas:
En la primera parte, que ocupa los tres primeros párrafos, los recursos lingüísticos utilizados
remarcan la pretensión informativa y objetiva:
referencias al tiempo y el lugar mediante complementos circunstanciales (en esos años treinta
en España; desde el siglo XIII); uso del presente
histórico (recoge, pasan, se convierte) para acercar los hechos al lector, y del pretérito imperfecto
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EXTREMADURA
(se asociaban, proclamaba), propio de la narración o exposición de acontecimientos; presencia
de pasivas reflejas (para que se regulara legalmente) que diluyen la presencia del emisor; empleo de la tercera persona verbal, que indica objetividad; predominio de oraciones enunciativas;
uso de un vocabulario denotativo y concreto, y
escasa adjetivación, que, cuando aparece, es
especificativa (diputados republicanos, asunto
lingüístico). Además, aparecen abundantes oraciones adjetivas, que permiten concretar y aclarar (la que recoge por primera vez…; que se da a
conocer…) y se menciona la explicación de un
experto en la materia, para reforzar las ideas
expuestas.
En la segunda parte (los dos últimos párrafos
del texto), una vez expuesta la cuestión principal
de la declaración del castellano como lengua
oficial, la autora realiza su propia valoración,
apoyándose en elementos lingüísticos que demuestran su subjetividad: el vocabulario se vuelve connotativo y abstracto, asociado a valores
morales (irracional, sentimental, aldeanismo,
cerrazón, progreso, universalismo), el fragmento
se llena de enumeraciones (al progreso, la razón,
la ilustración y la cultura de la libertad revolucionaria francesa) y paralelismos (entre conservadurismo y progreso, entre aldeanismo y universalismo), que sirven para reforzar el contraste
entre ideas que se sienten como positivas o negativas. Y la subjetividad se acentúa mediante el
uso de marcadores que, en este contexto, se
convierten en marcadores de modalidad (sobre
todo, generalmente, en el fondo) y de recursos
expresivos como la metáfora (que abona los
nacionalismos).
Nos encontramos, por tanto, con un texto expositivo que bajo la pretensión de objetividad esconde una clara valoración a favor de las ideas
progresistas y el universalismo y en contra del
tradicionalismo y los nacionalismos.
b) El significado de las palabras propuestas es
el que se indica a continuación.
alertar: «poner a alguien sobre aviso». [DRAE:
alertar: 1. tr. Poner alerta. DRAE: alerta: 1. adj.
Atento, vigilante].
aspiración: «deseo o pretensión de algo».
[DRAE: 2. f. Acción y efecto de pretender o
desear algún empleo, dignidad u otra cosa].
doctrinario: «que pertenece a la doctrina de
un determinado grupo ideológico o religioso».
Actualmente, cuando se refiere a una persona,
posee connotación peyorativa. [DRAE: 1. adj.
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CONVOCATORIA JUNIO 2012
Que ajusta sus ideas y sus actos a una doctrina
de una manera dogmática].
Respecto a las oraciones, algunos ejemplos
podrían ser los siguientes: Se alertó a los usuarios del riesgo de que la aplicación estuviera
infectada por virus; La aspiración de los romanos
era conquistar el mundo; Los jefes de ese grupo
político son demasiado doctrinarios y no admiten
ninguna nueva idea.
c) Se trata de una oración compleja compuesta
por una oración principal (El proyecto del Estatuto proclamaba la oficialidad del catalán) y una
subordinada adjetiva de relativo (lo cual alertó a
los diputados constituyentes sobre la posibilidad
de que el castellano y sus hablantes quedaran
privados de derechos), que tiene como antecedente todo el enunciado anterior y funciona como
adyacente explicativo.
La oración principal contiene un grupo nominal
con función de sujeto (El proyecto del Estatuto),
que incluye, a su vez, un grupo preposicional (del
Estatuto) con función de adyacente del núcleo
(proyecto); y un grupo verbal con función de
predicado (proclamaba la oficialidad del catalán)
compuesto por el núcleo verbal (proclamaba) y
un grupo nominal con función de complemento
directo (la oficialidad del catalán), que, a su vez,
incluye un grupo preposicional (del catalán) con
función de adyacente del núcleo (oficialidad).
La subordinada adjetiva está introducida por un
nexo (lo cual), que desempeña la función de
sujeto de la subordinada, y un grupo verbal con
función de predicado (alertó a los diputados
constituyentes sobre la posibilidad de que el
castellano y sus hablantes quedaran privados de
derechos). El núcleo verbal (alertó) aparece
acompañado por un grupo preposicional con
función de complemento directo (a los diputados
constituyentes) y un grupo preposicional con
función de complemento de régimen (sobre la
posibilidad de que el castellano y sus hablantes
quedaran privados de derechos).
En el complemento de régimen encontramos un
grupo preposicional (de que el castellano y sus
hablantes quedaran privados de derechos) con
función de adyacente del núcleo (posibilidad),
cuyo término es una subordinada sustantiva
introducida por el nexo que (que el castellano y
sus hablantes quedaran privados de derechos).
Dicha subordinada sustantiva incluye un sujeto
compuesto (un grupo nominal con dos núcleos:
el castellano y sus hablantes) y un predicado
formado por el núcleo verbal (quedaran) y un
sintagma adjetival (privados de derechos) con
función de complemento predicativo.
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EXTREMADURA
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Opción B
Parte 1
a) La autora del texto, Pilar Galán, manifiesta,
mediante el recuerdo de sus lecturas de juventud
en su antigua casa, la maestría literaria de Miguel Delibes. Afirma que recomienda las obras
del escritor a sus alumnos, pero admite que algunos no entienden el uso de la palabra justa y
apropiada que Delibes dominaba. Ella prefería su
mirada literaria, que le parecía más innovadora
que la novela urbana en boga, porque consideraba que el escritor creaba el mundo con ella. Y
termina diciendo que tras la muerte de este autor
sus libros seguirán enseñándonos, enseñando a
los nuevos lectores.
b) [Dado que se pide un texto personal, ofrecemos tan solo un ejemplo de composición de texto
argumentativo, optando por una de las múltiples
posturas que se podrían defender].
La literatura es, entre otras cosas, la recreación
de mundos ficticios, presentes solo en la mente
del autor, de modo que afirmar, por ejemplo, que
la novela realista es un espejo de la realidad
significa no comprender qué es la literatura. Como todo arte, la literatura puede imitar la realidad, crear un mundo de ficción que al lector le
parezca real, posible, más cercano y verdadero,
incluso, que su propio mundo. Y cuanto más
veraz, más verosímil le parezca ese mundo imaginario recreado, más lo atrapará. Pero la ficción
no siempre refleja mundos atractivos que sorprendan al lector; muy bien pueden recrear hechos cotidianos, vidas «aburridas», sucesos intrascendentes, como los que nos ocurren a todos
en la vida real.
Sin embargo, muchas de esas historias que contienen tramas que podrían resumirse en pocas
líneas, que se asemejan a nuestra vida cotidiana
y que no tienen nada especial, maravilloso o
extraordinario nos atrapan y nos obsesionan.
¿Qué poseen, entonces, para despertar la pasión del lector, para que este experimente el
placer de leer e imaginar? Poseen un buen autor,
capaz de crear universos atractivos solo con el
poder de la palabra, que observa la realidad más
allá de lo que nosotros llegamos a percibir y nos
relata lo que ha captado con esos nuevos ojos,
con esa nueva mirada ficticia más real que la
realidad misma.
La palabra es creadora de mundos, quien domina la palabra desentraña los múltiples misterios
de la vida y los muestra abiertos, de modo que,
mediante ese poder creador, el mundo se nos
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ofrece comprensible. Y ese magistral manejo de
la lengua que hace extraordinario lo cotidiano
solo lo poseen los grandes escritores, aquellos
que no necesitan sorprendernos con un giro
inesperado de la trama, con las aventuras del
protagonista o lo fantástico de sus historias.
Sí, es cierto, la literatura está llena de mundos
cotidianos, pero también de escritores que, con
el solo instrumento de la lengua, con su manejo
magistral, consiguen que la lectura de lo corriente se convierta en un auténtico placer, el placer
de leer.
c) La narrativa española desde la posguerra
hasta finales de los años sesenta
Durante la posguerra y la dictadura franquista, el
panorama cultural español se empobrece; el
aislamiento internacional, la miseria, la represión
ideológica, la censura y el exilio de grandes intelectuales interrumpen la evolución natural de la
narrativa española. Solo a partir de los años
cincuenta, con la progresiva incorporación al
contexto internacional, el incipiente turismo y una
cierta recuperación económica, España se unirá,
poco a poco, a las tendencias generales.
Tradicionalmente se ha dividido la narrativa española de posguerra en distintas etapas, coincidentes, más o menos, con decenios.
Década de los cuarenta
Dejando a un lado las novelas sobre la guerra y
de alabanza del régimen, en estos años predomina el realismo tradicional, que refleja el ambiente de miseria de la España de la época e
incide en la angustia y la soledad de personajes
que luchan contra un destino incierto. Nada, de
Carmen Laforet, y La sombra del ciprés es alargada, de Miguel Delibes (novela impregnada de
preocupaciones existencialistas, como la obsesión por la muerte y por la infelicidad), son obras
destacadas de esta tendencia.
Algunas novelas de esta época, entre las que
sobresale La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela, se inscriben en una variante del
realismo denominada «tremendismo»: reflejan
los aspectos más desagradables y brutales de la
realidad para efectuar una reflexión profunda
sobre la condición humana.
Década de los cincuenta
A lo largo de los años cincuenta predomina el
realismo crítico: la novela se caracteriza por el
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CONVOCATORIA JUNIO 2012
compromiso social, por el intento de reflejar la
realidad del momento con intención de denuncia.
Esta tendencia, influida por el neorrealismo italiano, el objetivismo francés y la novela norteamericana, presenta algunas innovaciones ya
avanzadas por La colmena, de Camilo José Cela: uso de la técnica objetivista (que elimina al
narrador y refleja solo la conducta de los personajes mediante el diálogo), estructura fragmentaria, reducción del espacio y el tiempo, aparición
del protagonista colectivo… En esta corriente se
observan dos tendencias:
Esta tendencia novelística, inaugurada por la
obra Tiempo de silencio (1962), de Luis Martín
Santos, fue cultivada también por autores consagrados como Camilo José Cela (San Camilo,
1936; Oficio de tinieblas 5), Gonzalo Torrente
Ballester (La saga / fuga de J. B.; Off-side) y Miguel Delibes (Cinco horas con Mario; Parábola
del náufrago), y por los nuevos narradores, entre
los que puede citarse a Juan Benet (Volverás a
Región), Luis Goytisolo (con su ciclo narrativo de
Antagonía) y Juan Marsé (Últimas tardes con
Teresa).
El neorrealismo, cuya crítica es, generalmente, más difusa y que incluye obras como El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, o Gran sol, de
Ignacio Aldecoa.
Parte 2
El realismo social, centrado en la denuncia
de las injusticias y algunas de cuyas novelas
principales fueron Tormenta de verano, de Juan
García Hortelano; Central eléctrica, de Jesús
López Pacheco, o La zanja, de Alfonso Grosso.
Década de los sesenta
A finales de los años cincuenta, algunos escritores empezaron a cuestionar la calidad literaria de
la novela social. Esta circunstancia, unida al
descubrimiento de la novela hispanoamericana
(La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa;
Rayuela, de Julio Cortázar; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez) y la influencia
de los grandes renovadores de la novela universal (Marcel Proust, James Joyce, Franz Kafka,
William Faulkner), hizo que surgiera una novelística en la que lo importante era, además de la
historia, la continua experimentación con elementos formales (lenguaje y técnicas narrativas).
Entre los aspectos más novedosos de esta nueva novela es necesario mencionar los siguientes:
El monólogo interior y el fluir de conciencia de
los personajes.
El perspectivismo.
La ruptura del orden cronológico en la narración de los hechos, y el contrapunto o narración
de acciones paralelas.
El lenguaje barroco, la variedad de registros
lingüísticos, la inclusión de fragmentos pertenecientes a otros géneros (ensayo, periodismo…),
la mezcla de prosa y verso, la alteración o ausencia de puntuación, la mezcla de conversaciones en otros idiomas, la incorporación de
materiales diversos, como eslóganes, letras de
canciones, etcétera.
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a) Nos encontramos ante un texto periodístico
de opinión, concretamente una columna en la
que la autora realiza una alabanza de la obra
literaria de Miguel Delibes por su reciente muerte
(un panegírico que inicia recordando la propia
juventud, lo que refuerza la carga emotiva del
texto).
El estilo sencillo, el registro culto, pero accesible
a cualquier lector, la alusión a circunstancias
personales, el acertado uso de las figuras retóricas, el elogio de la labor literaria de Delibes y su
significación hacen de esta columna una alabanza emotiva; sin embargo, las referencias literarias presentes en el texto solo serán comprendidas totalmente por personas interesadas o
con algún conocimiento de la literatura contemporánea. Así, la pretensión de llegar a un receptor universal, propia de este tipo de textos periodísticos, queda limitada: se dirige a ciertos
sectores de la población.
En el texto predomina, por tanto, la función expresiva, aunque también están presentes la referencial (por cuanto la autora basa su elogio en el
relato de experiencias personales y recuerdos),
la poética (por la voluntad de estilo que refleja el
texto y la incorporación de figuras literarias) e,
incluso, la apelativa (en el discurso directo incluido al hacer aparecer la voz de otros —Cómo
puede gustarte alguien que solo habla de campo
y cazadores, o lugares donde nunca pasa nada—, que refuerza la expresión de la gran consideración que la autora tuvo siempre por el
escritor).
El fragmento no constituye una exposición de
hechos o características, sino que la autora se
sirve de la argumentación para justificar y realzar
la importancia que para ella tuvo la obra de Miguel Delibes. La misma estructura del texto refuerza esta afirmación: introducción (líneas 1-3),
dominada por la evocación y que inicia el tema;
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CONVOCATORIA JUNIO 2012
alusión al presente, que funciona como un argumento (líneas 4-7); nueva evocación que incluye
un contraargumento (el discurso directo de un
tercero anónimo y universalizado, al no especificarse, en la línea 9) seguido de argumentos personales (relativos a la crítica literaria y alguno de
los cuales puede asimilarse al discurso amoroso
(líneas 8 a 14); y una conclusión que funciona
también a modo de tesis, expresada de manera
poética en las últimas líneas: la autora considera
que Delibes era un maestro, y su obra, eterna.
mediante la alusión a los sentidos, la palabra
justa de Delibes como alimento del alma, no aire
ni mero artificio que pueda llevarse el viento. O la
consideración del escritor como demiurgo (él
hacía aparecer al mundo), que habla del poder
de la literatura. Se trata, sin ninguna duda, de
bellos argumentos de una escritora enamorada
de la palabra de un gran maestro.
El análisis lingüístico no hace sino reforzar las
consideraciones anteriores. Existe un predominio
de vocabulario connotativo, pleno de sugerencias, que manifiesta el carácter subjetivo del
texto. Esta subjetividad se observa, además, en
el uso de la primera persona, sobre todo en los
pronombres personales (yo, me, mí, nos) y determinantes posesivos (mi, mis), pero también en
algunas formas verbales (criamos, recomiendo).
fortuna: «destino, éxito o suerte que se tiene
en algo». [DRAE: 1. f. encadenamiento de los
sucesos, considerado como fortuito].
Resulta curioso que exista un predominio de
sustantivos sobre los adjetivos calificativos y que
estos últimos sean mayoritariamente especificativos (desencuadernados, obligatoria, azules,
urbana) en un texto marcadamente subjetivo,
pero ya hemos mencionado su carácter argumentativo. Por este motivo, y para otorgar validez a sus propias opiniones, la autora se sirve de
elementos lingüísticos que marcan la objetividad
(verbos en infinitivo, oraciones impersonales,
pasivas reflejas, atributivas) y de oraciones
subordinadas adjetivas (que seguían el ritmo de
las estaciones) que concretan y aclaran los argumentos personales.
Se debe recalcar también el uso de los tiempos
verbales: pretérito perfecto simple e imperfecto
de indicativo (ocupaban, fue) cuando la autora
evoca el pasado o la figura del escritor; presente
para situaciones de su vida actual (recomiendo,
protesta), y un futuro que constituye una perífrasis de obligación (tendrán que cambiar, tendrán
que escribir) para expresar una certeza que (mediante el juego de palabras referido al uso de los
tiempos verbales y el pronombre de primera
persona del plural —enseñándonos—, claramente apelativo y globalizador) culmina el texto y
significa la mayor alabanza que puede hacerse a
un escritor: que vencerá al tiempo y que, al hablar de él, se debe usar el imperfecto, porque su
obra no ha finalizado todavía, sino que seguirá
vigente, venciendo a la muerte.
Antes de finalizar, hay que mencionar el sugerente uso que se hace en el texto de algunas
figuras literarias. Es el caso de la metáfora las
palabras de Delibes no son pompas de jabón,
sino que se saborean lentamente, que evoca,
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b) El significado de las palabras propuestas es
el que se indica a continuación.
anclar: «quedarse en las ideas, recuerdos o
lugares antiguos. Aferrarse a ideas». [DRAE: 3.
intr. Quedarse, arraigar en un lugar, o aferrarse
tenazmente a una idea o actitud].
ritmo: «sucesión acompasada de acontecimientos». [DRAE: 1. m. Orden acompasado en la
sucesión o acaecimiento de las cosas].
Respecto a las oraciones, algunos ejemplos
podrían ser los siguientes: Todos niegan su fortuna en los juegos de azar, pero a alguien le toca
ser afortunado siempre; Mi familia vive anclada
en el pasado glorioso de sus ancestros; Por
aquel entonces, sucedíanse los días y las noches con el ritmo pausado de la vida serena.
c) Se trata de una oración compleja compuesta
por dos oraciones coordinadas copulativas unidas por el nexo conjuntivo y.
La primera coordinada (Mis alumnos tendrán que
cambiar los tiempos verbales de sus trabajos)
incluye un grupo nominal con función de sujeto
(Mis alumnos) y un grupo verbal con función de
predicado (tendrán que cambiar los tiempos verbales de sus trabajos), cuyo núcleo (tendrán que
cambiar) es una perífrasis verbal de obligación
complementada por un grupo nominal con función de complemento directo (sus trabajos).
La segunda oración coordinada (escribir que era
un maestro […], porque sus libros siguen enseñándonos todavía) presenta un sujeto elidido,
que coincide con el de la oración anterior (tercera
persona del plural), y un predicado (toda la oración) cuyo núcleo es la perífrasis de obligación
que se sobrentiende (tendrán que + escribir),
complementada por:
Una oración subordinada sustantiva con función de complemento directo introducida por el
nexo que (que era un maestro) y que presenta
un sujeto omitido (Delibes), el núcleo verbal (era)
y un atributo (el maestro).
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EXTREMADURA
Una oración subordinada adverbial causal, en
función de complemento circunstancial de causa,
introducida por el nexo porque (porque sus libros
siguen enseñándonos todavía). Esta oración está
formada por un grupo nominal con función de
sujeto (sus libros) y un grupo verbal con función
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CONVOCATORIA JUNIO 2012
de predicado cuyo núcleo es una perífrasis aspectual (sigue enseñándo-), que incluye un pronombre enclítico con función de complemento
directo (-nos) y un sintagma adverbial (todavía)
con función de complemento circunstancial de
tiempo.
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