Juan Esteban tiene un nuevo reto

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Comité editorial
Juan Luis Mejía Arango, rector de EAFIT
Juan David Pérez Ortiz, gerente de la ANDI - seccional Antioquia
Lina María Gaviria Giraldo, subgerente de la ANDI - seccional Antioquia
Juan Sebastián Franco Franco, director de emprendimiento de la ANDI–seccional Antioquia
Luz Amparo Posada Ceballos, directora de Desarrollo Humano-Bienestar Universitario de EAFIT
Catalina Suárez Restrepo, jefa del Departamento de Comunicación de EAFIT
Paola Gaviria Meléndez, jefa del Departamento de Beneficios y Compensación de EAFIT
Juan Carlos Luján Sáenz, coordinador del Área de Información y Prensa de EAFIT
Carolina Mejía Henao, coordinadora de Beneficios del Departamento de Beneficios y
Compensación de EAFIT
María Camila Tobón Taborda, auxiliar del Departamento de Beneficios y Compensación de EAFIT
PROGRAMA
FONDO SOCIAL
ANDI-EAFIT
Redacción
Juan Esteban Mejía Upegui
Edición
Juan Carlos Luján Sáenz
Bibiana Andrea Moná Giraldo
Diseño
Isabel Cristina Castaño Preciado
Fotografía
Róbinson Henao Cañón
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Editorial
¡Mejor capital humano para Colombia!
Hace poco me reuní con un joven becario del
Fondo Social ANDI-EAFIT que fue aceptado
para hacer su maestría en la Universidad de
Purdue (Estados Unidos). Estábamos conversando de cómo ha cambiado su vida, su
entorno familiar, así como las posibilidades
que ahora tiene.
Él me decía: “Para mí hace cinco años era
inconcebible pensar en estudiar en una universidad privada y, mucho menos, en una de
las mejores instituciones del mundo”.
Hoy eso es posible gracias a esta alianza entre la ANDI y EAFIT, que cumplirá, en
2015, 20 años de existencia.
Después de tanto tiempo, al mirar hacia atrás, vemos cuántos jóvenes, cuántas
familias y cuántos entornos mejoraron sus condiciones de vida y, además, el capital
humano que gana Colombia con este proyecto.
De esto dan cuenta los 92 jóvenes que transforman su vida gracias a esta alianza,
así como los 88 egresados, de los cuales 20 se han formado en las mejores universidades del mundo (ocho son doctores), así como una buena cantidad de empresas
nuevas que generan empleo, y que conformaron eafitenses que se beneficiaron de
estas becas gracias al esfuerzo del empresariado y de la Universidad.
Transformar vidas a través de la educación
Las oportunidades que surgen para las personas que pueden acceder a la educación
universitaria son inmensas. Y el Fondo Social
ANDI-EAFIT es evidencia de esto. Desde hace
cerca de 20 años los empresarios, afiliados a
la Seccional Antioquia de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, en alianza
con la Universidad, apoyan la formación de
jóvenes de escasos recursos económicos del
Valle de Aburrá y del Oriente cercano.
Son casi 200 jóvenes los que, gracias a esta iniciativa, han podido acceder a formación universitaria de altísima calidad y encontrar en la educación la oportunidad de
transformar sus vidas y las de sus familias. Muchos de estos jóvenes se encuentran vinculados laboralmente en las mismas empresas que apoyaron su formación,
mientras que otros viajan al exterior para adelantar sus estudios en posgrado.
Desde mi privilegiado rol en la Gerencia Seccional de la ANDI en Antioquia he tenido
la oportunidad de verificar, de primera mano, cómo la educación ha transformado
las vidas de estos jóvenes y conocer sus historias de vida, que son impactantes, y
en las que, gracias a las becas ANDI-EAFIT, los beneficiarios han podido cambiar el
curso del destino que la vida les tenía trazado.
Desde la mirada de la responsabilidad social empresarial, solo en términos de costo-beneficio, no hay mejor inversión que la que hacemos de manera conjunta la ANDI
y EAFIT. En este esfuerzo entre empresarios y academia hemos contribuido durante
estos 20 años a formar capital humano en un país que lo requiere urgentemente.
El ciento por ciento de los gastos de inscripción y matrícula, la posibilidad de adelantar estudios en una segunda lengua o de cursar un programa de educación continua, la entrega de hasta un salario mínimo mensual para el sostenimiento, según
las condiciones económicas del estudiante, y del material didáctico hasta por dos
salarios mínimos por semestre, es lo que ofrece este programa, fruto de la alianza
ANDI y EAFIT.
Creamos futuro, cambiamos vidas, transformamos familias, pero, ante todo, sembramos una semilla que, de forma permanente, genera frutos a la empresa y a la
sociedad colombiana.
Además, el beneficio se extiende al permitirles a los alumnos becados acceder a
otros servicios y cursos de la Universidad como nivelaciones académicas, deportes,
talleres artísticos, y consultas médicas y psicológicas.
Esta es solo una pequeña semilla, desde cada empresa y la Universidad, al igual que
lo han hecho algunos países que le apuestan, de forma decidida, a la educación superior e, incluso, la que involucra segundos y terceros ciclos, porque estamos convencidos de que la mejor inversión que puede hacer un país es sembrar capital humano.
Invito a los empresarios de la ANDI para que sigan apostándole a esta iniciativa, que
ha cambiado y seguirá cambiando la vida de tantas personas.
Juan David Pérez Ortiz, gerente seccional ANDI Antioquia
Durante estos casi 20 años no quedan más que satisfacciones, y eso nos muestra
y nos hace pensar en lo bueno que sería poder consolidar más estos fondos, poder
darle muchas más oportunidades a tantos jóvenes que se destacan por su excelencia académica, pero que no tienen oportunidades debido a sus dificultades económicas. Entonces qué bueno que podamos multiplicar ese esfuerzo que hemos
hecho hasta ahora.
Juan Luis Mejía Arango, rector de la Universidad EAFIT
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Son varias las generaciones de estudiantes que se han beneficiado de la alianza ANDI-EAFIT.
En la imagen los alumnos que obtuvieron la beca en 2014.
Educación para transformar vidas:
El objetivo común de la Universidad y
los empresarios
Son cerca de dos décadas las que han pasado después de que la ANDI y EAFIT decidieran hacer una apuesta por la educación. La idea era crear un fondo para recoger
recursos que permitieran darle la posibilidad de estudiar en la universidad a jóvenes
de estratos 1, 2 y 3 con excelente desempeño académico. El proyecto comenzó a
gestarse en 1994 y al año siguiente se hizo realidad.
Fue en 1995 que se matriculó el primer estudiante beneficiario de esta beca que le
cubría la matrícula, un aporte económico mensual para su sostenimiento, y otro adicional para comprar libros y útiles en cada semestre del pregrado.
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No es la primera vez que los empresarios antioqueños hacen una apuesta por
la educación. De hecho, EAFIT nació en 1960 con los auspicios de empresarios
congregados en esta entidad. Su objetivo inicial era crear la Escuela de Administración y Finanzas, una institución que formó administradores profesionales
que, al terminar sus estudios, se incorporaron a las empresas del país.
“En la mesa donde se reunía la junta directiva de la ANDI se firmó la constitución de EAFIT. Así que desde el principio la Universidad ha estado relacionada
con las empresas, a través de esta agremiación”, comenta Juan Luis Mejía
Arango, rector de esta institución que fue ampliando la oferta académica y, a
su vez, su compromiso con la educación.
Así fue como nació el Fondo Social ANDI-EAFIT, una alianza en la que la Universidad
cubre el ciento por ciento de la matrícula de pregrado, así como los cursos en el
Centro de Idiomas; y la ANDI aporta los recursos para el sostenimiento mensual, y
la compra de útiles y materiales de estudio, de modo que no haya lugar a la deserción y, por el contrario, los alumnos avancen en su sueño de ser profesionales.
Esta misma voluntad existe hace 30 años, cuando la Universidad puso en marcha un programa de becas que le permite ampliar su cobertura a jóvenes de
diferentes estratos. Desde entonces, el número de becados se acerca al 15 por
ciento de los estudiantes de la Institución. Ellos acceden a la educación por
medio de diferentes programas de apoyo entre los que está el Fondo Social
ANDI-EAFIT y otros como las becas de la Fundación Educación Suiza, la Corporación Amigos de EAFIT, y otras que provienen de aportes de empleados.
En 2002 los empresarios afiliados a la ANDI en Antioquia creyeron en la idea y decidieron hacer aportes voluntarios al fondo. “Coincidimos en que la educación es de
vital importancia, es la piedra angular de todo el proceso de transformación que
requiere nuestra sociedad. Pero, igualmente, como empresarios del sector privado,
nosotros requerimos profesionales idóneos que respondan al entorno actual y, como
parte de nuestras políticas de responsabilidad social empresarial, quisimos aportar
para que la educación de un grupo de jóvenes antioqueños fuera posible”, dice Juan
David Pérez Ortiz, gerente seccional de la ANDI en Antioquia.
Al cabo de estos años, el resultado es palpable. “Cuando me preguntan por
estas becas respondo, en pocas palabras, que es la educación transformando
vidas. Es increíble ver cómo, gracias a esta posibilidad de estudiar en una universidad de primer nivel como EAFIT, los egresados actuales tienen hoy oportunidades de todo tipo: laborales, académicas y de vida, porque muchos han
optado por ser emprendedores”, concluye el gerente de la ANDI, quien afirma
que lo importante es que esta transformación no solo se da en las personas que
toman la beca, sino en todo su entorno familiar y social.
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La Universidad y la empresa,
en una alianza por el cambio
Entre los jóvenes que están a punto de graduarse del colegio, cada vez son más
reconocidas las becas que ofrece el Fondo Social ANDI-EAFIT.
El proyecto, que se creó para darle la posibilidad de acceder a la educación superior
a jóvenes de estratos 1, 2 y 3 de Medellín, ha venido ampliando su cobertura. Ahora
pueden obtener estas becas bachilleres de todo el Valle de Aburrá y del Oriente antioqueño, siempre y cuando pertenezcan a los mismos estratos y hayan tenido buen
desempeño académico en su bachillerato.
Desde 2002, el Fondo recibe recursos que ofrecen, de manera voluntaria, los empresarios afiliados a la ANDI en Antioquia. Así, a comienzos de cada año, la asociación les envía una invitación a sus afiliados para que se vinculen al proyecto y hagan
sus aportes.
De 180 empresas antioqueñas que hacen parte de esta agremiación, 140 aportan
al Fondo. “Esos recursos cuentan con un adecuado manejo administrativo y de recaudo, que permite subsidiar los gastos mensuales de sostenimiento y la compra de
útiles cada semestre de los estudiantes beneficiarios”, dice Juan David Pérez Ortiz,
gerente seccional de la ANDI en Antioquia.
Creer en la educación,
un valor de estos líderes empresariales
Para que haya más equidad
Por su parte, EAFIT, además de asumir el costo total de las matrículas de los becarios, se encarga del proceso inicial de convocatoria para aplicar al beneficio cada
año. Entre los requisitos, que se dan a conocer a través de un aviso de prensa, está
no solo el del estrato socioeconómico, sino el puntaje en las pruebas del Icfes.
Desde el momento en que los
empresarios empezaron a hacer
aportes al Fondo Social ANDIEAFIT, el Grupo Sura ha apoyado
la iniciativa. David Bojanini
García, su presidente, habla de
las motivaciones que llevaron a
su compañía a participar en esta
iniciativa.
Una vez se publica la convocatoria se presentan entre 400 y 500 estudiantes que
aspiran a obtener la beca. El encargado de hacer la selección es el Departamento
de Beneficios y Compensación, adscrito a la Dirección de Desarrollo Humano-Bienestar Universitario de la Institución.
“Empezamos por identificar a los aspirantes que cumplen los requisitos básicos,
como son el que, efectivamente, pertenezcan a los estratos 1, 2 o 3; que tengan un
buen promedio en las calificaciones del colegio, así como buen puntaje en el Icfes”,
explica Paola Gaviria Meléndez, jefa de esa dependencia eafitense.
Lo que sigue en el proceso es una entrevista con el psicólogo y después una visita
domiciliaria. “Nos interesa mucho el entorno familiar de los aspirantes, su real interés en estudiar, su calidad humana y el apoyo que reciben en sus hogares”, comenta
Paola Gaviria.
Así, una vez ingresan a la Universidad, los nuevos estudiantes tienen acceso a varios
beneficios como, por ejemplo, adelantar estudios en el Centro de Idiomas y el Centro
de Educación Continua; y accederá a los servicios que ofrecen los departamentos
de Desarrollo Artístico, Deportes, y Servicio Médico (para consultas médicas y psicológicas), entre otros.
Pero este privilegio exige también responsabilidades. Para disfrutar de la beca, los
beneficiarios deben cursar y aprobar al menos cinco materias en el semestre, y
cumplir con los requisitos académicos y disciplinarios contemplados en el reglamento estudiantil de la Universidad.
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“Un programa como este es algo que
va muy en la línea de los proyectos
de ciudadanía corporativa y de sostenibilidad que tenemos en el Grupo Sura. Además, es una iniciativa que ayuda a que haya más equidad en el país y a formar jóvenes que, con su talento, fortalecen la competitividad empresarial”.
David Bojanini García, presidente del Grupo Sura.
El directivo afirma que su grupo empresarial siempre ha orientado el apoyo en temas sociales y proyectos sostenibles como esta beca, la que considera una oportunidad que retribuye al sector productivo y a la sociedad ese esfuerzo.
“Hacer solos estos proyectos sociales es difícil. Todas las empresas tenemos programas de responsabilidad social, tenemos apoyo a diferentes proyectos, pero el
impacto se multiplica si hay alianzas como esta, donde tanto la Universidad como
los empresarios aportan parte de sus recursos”.
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La responsabilidad: crear un mejor futuro
Un esfuerzo con resultados concretos
Peldar fue una de las primeras empresas afiliadas a la ANDI en Antioquia y, desde entonces, ha hecho su aporte al Fondo Social de becas que tiene esta agremiación con EAFIT. Su
presidente, Álvaro Suárez Quiceno, cuenta por
qué hicieron esta apuesta por la educación.
Álvaro Suárez Quiceno, presidente de Peldar.
“En cristalería Peldar somos conscientes de
que tenemos la responsabilidad social de crear
un mejor futuro en los territorios donde operamos y para Colombia en general. Por eso, creemos que este aporte es muy importante para
generar un mejor mañana en este país”.
Un proyecto como este, respaldado por una entidad como la ANDI y por una universidad
como EAFIT es, en sus palabras, una garantía para que los recursos y los aportes tengan el
mejor retorno para la sociedad y para las empresas que participan.
“Creemos que es el vehículo más adecuado para hacer este tipo de inversiones. Nos sentimos muy satisfechos y orgullosos del trabajo que se ha logrado. Son muchos los jóvenes
que hoy día pueden estudiar en la Universidad en diferentes carreras y pueden tener un
mejor futuro, así como mayores posibilidades”.
Una oportunidad de movilidad social
El fomento a la educación es uno de los ejes
de gestión social del Grupo Nutresa, una compañía que aporta al Fondo Social ANDI-EAFIT
con la convicción de que este esfuerzo conjunto ha tenido, a lo largo del tiempo, resultados
concretos. Así lo afirma su presidente Carlos
Ignacio Gallego Palacio.
Carlos Ignacio Gallego Palacio,
presidente del Grupo Nutresa.
El empresario considera que esta beca es un privilegio para quienes logran obtenerla porque
otorga la posibilidad de acceder a educación de alta calidad que, luego, se puede aplicar en
beneficio propio y del país.
“Esta iniciativa tiene un positivo resultado por lo que, en el futuro, nuevas ideas y nuevos
aportes de empresarios y de egresados de la beca permitirían que esta voluntad común
amplíe su impacto y llegue a más personas”.
La educación, una contribución a la paz
Para el Grupo Bancolombia una de sus convicciones es creer que su papel en el desarrollo
social va más allá de ser un actor económico.
Así lo ve Carlos Raúl Yepes Jiménez, presidente de esta compañía, que valora y le da
importancia a esta sinergia entre Universidad-Empresa.
Una de las empresas que participan con su
aporte al Fondo Social ANDI-EAFIT es el Grupo Argos. Su presidente, José Alberto Vélez
Cadavid, valora la propuesta, convencido de
que no hay nada mejor que la educación para
el desarrollo de los países, de las regiones, de
las familias y de los individuos.
“Cuando uno tiene un pueblo y una comunidad educada, tiene muchísimo por hacer.
José A. Vélez Cadavid, presidente del Grupo Argos.
Creo profundamente en este Fondo porque
el hecho de tener una de estas becas le da la posibilidad a un joven de acceder a una muy
buena universidad como EAFIT, considerada una de las mejores del país”.
Para este empresario, los estudiantes no solo acceden a recursos que son fundamentales
para darle continuidad a su educación, sino que esto les permite una movilidad social muy
importante.
“Pueden acceder a empresas, organizaciones e instituciones de prestigio, o hacer emprendimientos, viajar a países desarrollados y continuar su formación, en términos de maestría y
doctorado. Son historias de vida ejemplares”.
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“En el Grupo Nutresa estamos convencidos de
que con la educación se adquieren capacidades
que, bien aprovechadas, generan desarrollo individual, empresarial y progreso para el país”.
Carlos Raúl Yepes Jiménez,
presidente del Grupo Bancolombia.
“Qué mejor forma de unir esfuerzos que a través de la educación, pues es un gran vehículo
de participación y, por supuesto, los estudiantes, hoy muchos de ellos ya profesionales, nos
hacen sentir orgullosos”.
Para el directivo es claro que una alianza como la de la ANDI-EAFIT propicia un mayor desarrollo y genera una importante transformación en los jóvenes que acceden a la beca. Pero
también sabe que el impacto de estos aportes pueden, incluso, cambiar las condiciones de
vida de un país.
“En este proyecto es muy fácil creer porque se convierte en parte de nuestra contribución
a la paz. Es una estrategia que nos une en un solo propósito, es la educación donde nos encontramos para propiciar condiciones de equidad, igualdad e inclusión social”.
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Un aporte social que se refleja en cifras
Egresados por nivel de formación:
En proceso
El balance que dejan las becas del Fondo Social ANDI-EAFIT, desde su creación en 1995, es de
resultados satisfactorios. En total han sido 180 estudiantes del Valle de Aburrá y del Oriente
antioqueño los que se han beneficiado con estas becas, de los que 92 cursan, en la actualidad,
su pregrado y 88 son egresados.
Esto les ha permitido alcanzar logros profesionales en Colombia y en el exterior, gracias a que
muchos han continuado sus estudios de posgrados, dentro y fuera del país, o están vinculados
en reconocidas empresas, incluso algunos ya cuentan con sus propias iniciativas empresariales.
Finalizados
40
2
18
4
20 Especialistas
14
7
2
40 Profesionales
18 Magísteres
9 Doctores
Número de beneficiarios en total entre 1995-2014:
92
estudiantes
activos
+ 88 egresados > Total:180
Ocupación actual de los egresados:
Estudiantes y egresados que han viajado al exterior a continuar
su formación:
68 egresados
están
vinculados
Estudiantes
activos: 13
laboralmente
Doble
titulación
Práctica
profesional
1 egresado
con una empresa
en proyecto
2 egresados
trabajan en sus
propias empresas
Intercambio académico
Empresas creadas por egresados y número aproximado
de empleos generados por estos eafitenses:
Egresados: 20
Estudios de doctorado
12
6 egresados
adelantan estudios
Estudios de maestría Periodo de
práctica
profesional
Intercambio
académico
5
Empresas
Francia
Alemania
Italia
España
Venezuela
Argentina
México
India
Gran Bretaña
Australia
Nueva Zelanda
Bélgica
Chile
Estados Unidos
Número de empleos generados:
35
13
Los rostros de la transformación
La beca mejoró la vida en el hogar
de Henry
acompañamiento con profesores que le ayudaron a reforzar su formación. La ayuda
económica le dio un respiro a las finanzas del hogar, pues no solo era suficiente para
sus gastos de sostenimiento, sino que podía compartir su bienestar con los suyos.
Henry recibió el título de economista en 2012 y, de inmediato, empezó a trabajar en el
programa Buen Comienzo de la Alcaldía de Medellín. Ahora, a sus 27 años, estudia una
maestría en Ciencias Económicas en la Universidad Nacional.
Gracias a su empeño, a sus sueños alcanzados, al empuje de su madre y a la credibilidad que generó en sus dos hermanos menores, quienes siguieron su ejemplo y ahora estudian en instituciones de educación superior, las condiciones de su hogar hoy son distintas.
La beca me dió la posibilidad de soñar
Henry Daniel Puerta Álvarez, egresado de Economía.
Henry Daniel Puerta Álvarez supo entender la gran preocupación de su madre y se
comportó a la altura. Ella siempre quiso que sus tres hijos tuvieran buena educación,
pero las condiciones económicas de ese momento no lo permitían. Ella sola libraba
los gastos del hogar, mientras sus “muchachos” crecían. Pero fue en las dificultades
que encontró posibilidades.
Henry, su hijo mayor, estudió el bachillerato en el colegio José María Bravo Márquez,
reconocido entre los mejores de Campo Valdés. Dio la talla con lo que su madre quería y fue uno de los mejores estudiantes. Se graduó en 2004 con el mayor puntaje del
Icfes del colegio y quedó entre los 10 mejores de Medellín.
Quería estudiar Economía y, antes de graduarse, se dedicó a comparar los programas que ofrecían las diferentes universidades. El que más le gustó fue el de EAFIT,
por su enfoque hacia la administración y las finanzas.
Pero estudiar en esta universidad parecía estar muy lejos de sus posibilidades. Sin
embargo, encontró una esperanza al enterarse, por un aviso de prensa, del Fondo Social ANDI-EAFIT y todos sus beneficios. Así que, sin pensarlo dos veces, se postuló.
Pasó el proceso. El día de la visita domiciliaria lo acompañó toda su familia. Era evidente que Henry quería seguir estudiando y que contaba con todo el acompañamiento necesario, razones para ganarse la beca. Sus méritos académicos, sus cualidades
humanas y su entorno en el hogar se acomodaban a lo que exigía la Institución.
Empezó su pregrado en 2005. Al principio, dice, sentía alguna brecha en el conocimiento suyo respecto al de los otros compañeros, pero la Universidad le ofreció
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Julián David Parra Restrepo, estudiante de Ingeniería Mecánica.
Cuando estudiaba bachillerato en la Institución Educativa Jesús Rey, en Bello Horizonte (Robledo), a Julián David Parra Restrepo ni se le pasaba por la cabeza irse a estudiar
algún día fuera del país.
Pero hoy las cosas son distintas. En los últimos meses su vida ha girado en torno al
viaje que hará a Francia para cursar la doble titulación en Ingeniería Mecánica, en la
Escuela Nacional de Ingenieros de Metz (Enim). Estará allá hasta 2016.
Mientras estaba en el colegio, Julián se destacó en matemáticas y física. Antes de su
graduación, en 2010, ya sabía que quería estudiar Ingeniería Mecánica y también que
EAFIT era una muy buena opción. Pero la realidad lo alejaba del sueño de estudiar en
su campus.
Aunque es hijo único, y vive con su papá y su mamá, el poner sus deseos en términos
económicos hacía que las cosas no encajaran para ese momento de su vida. Pese a
todo, Julián no se resignó, y cuando encontró en la prensa la convocatoria del Fondo
Social ANDI-EAFIT hizo sus cálculos.
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Su puntaje del Icfes fue de los mejores del núcleo educativo en que se ubicaba su
colegio y tuvo buenas notas en el bachillerato. La ecuación le decía que cumplía los
requisitos y se animó, se postuló a la beca y cuál sería su sorpresa días después, al
recibir una llamada que le comunicaba la decisión de la Universidad de aceptarlo
como uno de sus alumnos beneficiados.
En 2011 empezó el pregrado, en el que se acomodó fácil al ambiente, disfrutó, igual
que todos sus compañeros, del acceso a los laboratorios. Además, hizo parte de un
semillero que terminó coordinando, perfeccionó el inglés y le apostó a aprender francés. Ahora, a sus 20 años, está listo para irse a continuar su formación en Francia.
“La beca me dio la posibilidad de soñar y ahora me voy a estudiar fuera del país”,
dice Julián, convencido de que volverá para aportar todos sus conocimientos a la
industria nacional.
La ecuación de Verónica y
J. Sebastián es de números pares
Y Verónica le hizo caso. Conoció en qué consistía la beca y encontró que sería de
gran ayuda para el difícil momento que se vivía en ese entonces en su casa, en la
que residía con su mamá, pues su padre falleció cuando ella estaba muy pequeña.
Su madre trabajaba en un cargo operativo en una clínica que entró en crisis financiera, para lo que la beca podía darles un respiro. Así que Verónica llenó el formulario
y empezó el proceso, del que obtuvo la buena noticia justo momentos antes de irse
a matricular en otra institución.
Durante la visita domiciliaria, las personas del Departamento de Beneficios y Compensación de EAFIT, le anunciaron otra buena noticia irrelevante para ese momento,
pero que sería el inicio de un cambio definitivo en su vida. Era la intención de presentarle a otro joven que, como ella, había ganado la beca para estudiar el mismo
pregrado.
Y claro, lo conoció el primer día de clases. Se trataba de J. Sebastián Palacio, que
llegó a EAFIT con su propia historia de vida. Él vivió su infancia con su papá, su
mamá y sus dos hermanas en el barrio Popular Uno. Siendo adolescente, a su padre,
que es ebanista, le salió una oportunidad laboral en Costa Rica, así que Sebastián se
quedó a cargo del hogar.
La casa de una amiga de su madre, en el barrio Aranjuez, cerca del colegio Agustiniano, fue el lugar donde se estableció con su madre y sus hermanas. Luego de
cursar hasta octavo en esta institución educativa y de vivir en Costa Rica, donde
estudió noveno y décimo grado, volvió al país para terminar el bachillerato en el colegio Lucrecio Jaramillo Vélez, en Laureles, institución de la que se graduó en 2004
con el mejor Icfes.
Él, quien tenía claro que quería estudiar matemáticas, se matriculó en una universidad pública. Pero una prima, que estudió gracias al Fondo Social ANDI-EAFIT, le recomendó presentarse a la beca, en la que quedó elegido como uno de los beneficiarios.
Les llegó el amor
Fue el primer día de clases en EAFIT, en una actividad de grupo, cuando J. Sebastián
escuchó que alguien, desde la parte de atrás del salón, dijo que estudiaría Ingeniería
Matemática. En cuestión de segundos, él se volteó y se encontró con la mirada de
Verónica, de la que no se volvió a separar más.
Compartieron materias y amistades durante toda la carrera. Juntos compaginaron
bien en el ambiente de la Universidad, ese que ahora, como esposos, recuerdan
con cariño.
Verónica María Gallego Otálvaro y J. Sebastián Palacio, egresados de Ingeniería Matemática.
Su buen desempeño académico le garantizó el estudio desde cuando estaba en bachillerato. Verónica María Gallego Otálvaro se graduó del colegio del Concejo de
Medellín, becada en décimo y undécimo por ser buena estudiante.
Se destacaba sobre todo en química, física y matemáticas, y en los Icfes sacó un
puntaje alto. Su historia le daba para ingresar a la universidad que quisiera. De hecho, se presentó a dos universidades públicas y, como era de esperarse, pasó. Pero
la profesora de química del colegio, que bien conocía sus habilidades, le aconsejó
que aspirara a una beca de las que ofrece la alianza ANDI-EAFIT.
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“Con decirle que los demás compañeros hasta nos elogiaban porque teníamos libros
nuevos que nos reconocía la beca cada semestre y todo el grupo estudiaba con estos”, recuerda Verónica.
En 2011, dos años después de sus grados, esta pareja tomó la decisión de continuar
unida. Ahora ella trabaja en el Grupo Sura y él en Isagén, ambos con la meta de conformar una familia con posibilidades diferentes a las que imaginaron.
“Gracias a la posibilidad de estudiar que nos dio la beca, nuestra familia tuvo uno de
los cambios más importantes”, dice Verónica.
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Yurani se graduó con el mejor
promedio de su pregrado
Yurani Arias Granada, egresada de Economía.
Siempre se destacó por ser buena estudiante y por eso la becaron entre sexto y octavo en el colegio Alvernia, en Campo Valdés. Pero Yurani Arias Granada quiso fortalecer sus conocimientos en matemáticas, la materia que más le gustaba.
Entonces se fue a estudiar décimo y undécimo al Cefa, que le ofrecía la posibilidad
de escoger un énfasis para su formación en esta área que siempre la apasionó. En
los últimos meses de 2007, cuando se iba a graduar del colegio, un profesor de inglés le contó que EAFIT y la ANDI ofrecían becas, y que le podrían interesar. Y la idea
le quedó sonando.
Yurani entendió que si se ganaba una beca iba a tener una gran oportunidad. Ella
misma fue al Departamento de Beneficios y Compensación de EAFIT y pidió el formulario para presentarse. Ese fue el comienzo de un recorrido que hoy la tiene como
una economista eafitense.
Empezó clases en 2008 y se acomodó fácil al ambiente de la Universidad. Como
la beca le reconocía todo lo necesario para que se concentrara únicamente en sus
estudios sabía que no debía preocuparse por nada diferente y se dedicó a sacarle
provecho al pregrado.
Así, estuvo en un semillero financiero, apoyó investigaciones académicas, fue monitora en materias de pregrado y posgrado, ayudó a organizar eventos y simposios,
hizo parte de la Organización Estudiantil y representó a la Institución en la Federación Nacional de Estudiantes de Economía.
En 2012, a sus 20 años, se graduó como economista, con el mejor promedio entre
los egresados de ese año y con un puntaje en el Ecaes por encima del promedio nacional. En 2014 se ganó una beca para hacer una maestría en Economía con énfasis
en investigación, también en EAFIT.
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Para Gizlena sus metas fueron más
importantes que la adversidad
Gizlena Moreno Restrepo, estudiante de Ingeniería de Procesos.
En la vida de Gizlena Moreno Restrepo la palabra obstáculo era la constante. Ella
es hija de una madre soltera que, con su trabajo, logró comprar un apartamento en
el barrio San Michel, en la Comuna 13. Pero la satisfacción de tener un techo estuvo
disminuida por el ambiente que, en ese entonces, había en este sector de la ciudad.
Cuando era niña, Gizlena estudiaba en el colegio María Auxiliadora, en el centro.
Ella misma cuenta lo difícil que se volvió ir al colegio en los años en que su barrio
tuvo serios problemas de orden público. “A veces no podía asistir porque el conflicto no me dejaba salir de la casa. Y, si salía del barrio, en ocasiones no podía volver y
me tocaba quedarme donde unos tíos”, recuerda.
Sin embargo, más allá de las adversidades, estaba su deseo de alcanzar sus metas.
Después de terminar la primaria, su madre la trasladó para el colegio Teresiano
de Nuestra Señora de la Candelaria, ubicado más cerca de la casa y allí estudió el
bachillerato. Antes de graduarse, en 2010, sabía que era difícil estudiar en una universidad privada, por lo que se presentó a Ingeniería Química y Matemáticas en dos
reconocidas universidades públicas en las que, por su nivel académico, fue admitida.
Luego de un año de estudio decidió presentarse a EAFIT y mostrar sus excelentes
resultados en el Icfes para ser una de las beneficiadas con la beca del Fondo Social.
Y, aunque en principio estaba un poco escéptica sobre si sería admitida (pues su
Icfes era de 2010 y ya había iniciado un pregrado en otra universidad), hizo los
trámites y se ganó este beneficio que hoy la tiene en sexto semestre de Ingeniería
de Procesos, programa en el que ya ha hecho cuatro monitorías y del que no tiene
dudas de que será una profesional.
19
Juan Esteban tiene un nuevo reto:
ser un doctor en Alemania
Mucho esfuerzo y dedicación mostró que Juan Esteban estaba seguro de su profesión y ganas de salir adelante. Así que los sueños de este alumno comenzaron
a hacerse realidad. En marzo de 2008, en su noveno semestre de Ingeniería de
Procesos, viajó a Alemania becado para terminar el pregrado en la universidad Hochschule Bremerhaven. La beca cubrió tiquetes, matrícula y sostenimiento.
Aunque sabía que el idioma era difícil, desde temprano se rodeó de alemanes y con
la práctica aprendió. Ocho meses después leyó el primer informe en alemán, y año
y medio más tarde escribió su tesis en ese idioma.
Se graduó en 2010 con doble titulación y se quedó en Alemania para hacer una
maestría en Ingeniería Aeronáutica y Aeroespacial en la Universität Bremen. Ahora, a sus 27 años, Juan Esteban cursa su doctorado en Termodinámica y Mecánica
de Fluidos en la misma institución alemana.
A Mariana el estudio de las rocas la
llevó a conocer el mundo
Juan Esteban Gómez Herrera, egresado de Ingeniería de Procesos.
Juan Esteban Gómez Herrera estudió su bachillerato en el Inem José Félix de Restrepo y su meta era sacar un buen puntaje en el Icfes para entrar a EAFIT, esa universidad que podía ver todos los días de camino a su colegio y de la que, a veces creía,
estar más lejos que la distancia que separaba a los dos campus.
Sin embargo, su ánimo cambió durante el segundo semestre de 2003 cuando se
hicieron en su plantel los simulacros del Icfes. Siempre sacaba el mejor puntaje
entre todos sus compañeros. Él y su familia sabían que una calificación alta en las
pruebas le iba a abrir muchas puertas, pues el colegio, además, obtuvo los mejores
resultados durante varios años.
En el hogar de este eafitense, conformado por su papá, que trabajaba en aquel entonces como operador de maquinaria pesada; su mamá, ama de casa; y una hermana
un año menor que él, la constante siempre era la preocupación por la educación.
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Mariana Jaramillo Jaramillo, estudiante de Geología.
Este interés lo tuvo su madre un día, en el que vio en el periódico la convocatoria
para aplicar a las becas del Fondo Social ANDI-EAFIT. Ella misma se fue desde su
casa, ubicada en el barrio Belalcázar (cerca al Tricentenario), hasta la Universidad
para preguntar por este beneficio. La respuesta de la Institución fue positiva: Juan
Esteban era un candidato para acceder a la beca, lo que lo motivó a indagar por la
oferta académica de EAFIT, en la que encontró interés por Ingeniería de Procesos.
Los últimos años de la vida de Mariana Jaramillo Jaramillo han sido para viajar.
Nació en el municipio de Jardín y cuando tenía 15 años se instaló con su familia
en Medellín para abrir una empresa de confecciones que vendía mercancía en Venezuela. El negoció funcionó bien por un tiempo y Mariana pudo entrar a estudiar
noveno grado de bachillerato en el colegio La Enseñanza. Pero, justo por esos años,
la empresa familiar entró en crisis, y con muchos esfuerzos económicos Mariana
cursó décimo y undécimo en el mismo plantel, del que se graduó en 2009 con un
puntaje alto en los Icfes.
Sin dejarse llevar por el entusiasmo, prefirió esperar el resultado definitivo de los
Icfes. El puntaje fue tan alto, que pudo acceder a varios beneficios, pero se decidió
por EAFIT porque consideró que esta beca era la más completa.
En una visita a EAFIT conoció la oferta académica, y en esta el programa de Geología del que quedó enamorada. Ella misma fue al Departamento de Beneficios y
Compensación de la Institución para consultar qué becas había disponibles y fue
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Testimonios
cuando se enteró de las que ofrece el Fondo Social ANDI-EAFIT, así que presentó los
papeles que no solo demostraban su excelente desempeño, sino la situación real de
su familia en ese momento. Su ilusión fue correspondida, y para la familia de Mariana el que ella obtuviera esta beca fue un alivio.
“La beca nos da todo. Es una oportunidad gigante para mí y para todos los que accedemos a esta”, afirma Mariana.
Desde 2010 y durante los primeros cuatro semestres esta eafitense tuvo beca de
honor por su promedio académico, el más alto entre sus compañeros. Pero como
ella ya tenía la beca del Fondo Social, que le cubría todo, se quedaba con el reconocimiento de haber obtenido las mejores notas.
Años después un meteorito sería el motivo que la llevó a postularse a una pasantía
en Japón, en la que ocho estudiantes de India, Estados Unidos, Canadá, Inglaterra,
Japón, Brasil, Alemania y Colombia estarían en la Universidad de Okayama, entre
julio y agosto de 2013, para analizar una muestra de este elemento del espacio que
cayó en Rusia a principios de ese año. La experiencia, sin duda, fue enriquecedora.
Pero los viajes y la curiosidad de Mariana no terminaron ahí. Gracias a un contacto
que hizo en Japón logró una práctica en investigación en la Universidad de Portsmouth, Inglaterra, y en el que su misión era estudiar un método para encontrar la
edad de las rocas. Después de este viaje, que tiene regreso en el segundo semestre
de 2014, a Mariana la espera una meta más: terminar su pregrado y comenzar a
soñar con un posgrado.
“La educación es el mejor
regalo que se le puede
dar a una persona”.
Juan Luis Mejía Arango,
rector de la Universidad EAFIT.
“Nos sentimos muy
satisfechos y con la
intención de aportar y hacer
algo más por la sociedad”.
Álvaro Suárez Quiceno,
presidente de Peldar.
“No sé hasta dónde sean
conscientes las
empresas de lo que
significa esta iniciativa y
de lo que se ha hecho.
Debemos buscar, de
alguna manera, llegar a
otras organizaciones
empresariales”.
José Alberto Vélez Cadavid,
presidente del Grupo Argos.
“La idea es seguir contando
con el apoyo de los
empresarios afiliados a la
ANDI, para que ellos, cada
año, reiteren su compromiso
por aportar a este proyecto
que transforma vidas”.
Juan David Pérez Ortiz,
gerente seccional de la ANDI en Antioquia.
“Conjugar aportes entre los
empresarios y la Universidad
tiene un impacto mucho mayor
que los esfuerzos individuales
que hace cada empresa”.
David Bojanini García,
presidente del Grupo Sura.
“Estoy muy agradecido con los
empresarios que me dieron
esta posibilidad de estudiar”.
Julián David Parra Restrepo, becado.
“La beca nos da todo. Es
una oportunidad gigante
para mí y para todos los
que accedemos a esta”.
Mariana Jaramillo Jaramillo, becada.
“Gracias a la posibilidad de
estudiar que nos dio la beca,
nuestra familia tuvo uno de los
cambios más importantes”.
Verónica María Gallego, becada.
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2011
2010
2012
2013
2014
¡Gracias por su apoyo a esta iniciativa que cambia vidas!
Mayores informes:
Universidad EAFIT
Teléfono: (57) (4) 448 95 00
www.eafit.edu.co
Asociación Nacional de Empresarios de Colombia
ANDI - Seccional Antioquia
Teléfono: (57) (4) 326 51 00 Ext. 1105 / Fax: (57) (4) 326 51 09
www.andi.com.co
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