Untitled - Sistema Argentino de Información Jurídica

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PROVINCIA DE SANTA FE
Poder Judicial
Fallos Plenos y Plenario
Cámara de Apelación
en lo Civil y Comercial
Cámara de Apelación en lo Laboral
Tomo II-A
Anónimo
Fallos plenos y plenario : Cámara de Apelación en lo Civil y
Comercial. Cámara de Apelación en lo Laboral . 1a ed. Ciudad
Autónoma de Buenos Aires : Infojus, 2014.
v. 1, 424 p.; 23x16 cm.
ISBN 978­-987­-45036­-9­-5
1. Derecho Civil y Comercial. 2. Derecho Laboral. 3. Fallos.
CDD 347.077
Fecha de catalogación: 05/03/2014
ISBN: 978-987-45036-7-1
ISBN: 978­-987­-45036­-9­-5
Fallos Plenos y Plenario.
Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe.
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial. Cámara de Apelación en lo Laboral.
1ra. edición - Marzo 2014
Editorial Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, Sarmiento 329,
C.P. 1041AFF, C.A.B.A.
Editado por la Dirección Nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica.
Directora: María Paula Pontoriero
Correo electrónico: [email protected]
La legislación y la jurisprudencia que integran esta publicación se encuentran
disponibles en forma libre y gratuita en: www.infojus.gov.ar
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informático, su transmisión en cualquier forma, o por cualquier medio, electrónico,
mecánico, fotocopia u otros métodos, con la previa autorización del Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
Corte Suprema de Justicia
Provincia de Santa Fe
Integración año 2014
•
Presidente
Dr. Rafael Francisco Gutierrez
Ministros
Dr. Roberto Héctor Falistocco
Dr. Eduardo Guillermo Spuler
Dra. María Angélica Gastaldi
Dr. Mario Luis Netri
Dr. Daniel Aníbal Erbetta
Procurador General
Dr. Jorge Alberto Barraguirre
Secretario de Gobierno
Autoridades
Dr. Eduardo Marcos Pedro Bordas
V
Cámara de Apelación
en lo Civil y Comercial
Integración año 2014
•
Circunscripción Judicial N° 1 – Santa Fe
Sala I
Sala II
Dr. Armando Luis Drago
Dr. Edgardo Ignacio Saux
Dra. María Cristina De Cesaris
De Dos Santos Freire
Dr. Abraham Luis Vargas
Dr. Enrique Muller
Sala III
Dra. Norah Susana Echarte
Dra. Estela Aletti De Tarchini
Sala I
Sala II
Dr. Ricardo A. Silvestri
Dr. Gerardo Fabián Muñoz
Dr. Ariel Carlos Ariza
Dra. María de los Milagros Lotti
Dra. María Mercedes Serra
Dr. Oscar Raúl Puccinelli
Sala III
Sala IV
Dr. Darío Luis Cuneo
Dr. Jorge Walter Peyrano
Dr. Mario Eugenio Chaumet
Dr. Avelino José Rodil
Dra. María del Carmen Alvarez
Dr. Edgar José Baracat
Autoridades
Circunscripción Judicial N° 2 – Rosario
VII
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
Circunscripción Judicial N° 3 – Venado Tuerto
Dr. Carlos Alberto Chasco
Dr. Héctor Matías López
Dr. Juan Ignacio Prola
Circunscripción Judicial N° 4 – Reconquista
Dr. Aldo Pedro Casella Lanteri
Dra. María Eugenia Chapero
Dr. Santiago Andrés Dalla Fontana
Circunscripción Judicial N° 5 – Rafaela
Dr. Lorenzo José María Macagno
Dr. Alejandro Alberto Roman
Dra. Beatriz Alicia Abele
VIII
Cámara de Apelación
en lo Laboral
Integración año 2014
•
Circunscripción Judicial N° 1 – Santa Fe
Sala I
Sala II
Dr. Julio César Villaggi
Dr. José Daniel Machado
Dr. Julio Gabriel Dallo
Dr. Sebastián Copoletta
Dr. JorgeÁngel Garraza
Dr. Julio César Alzueta
Circunscripción Judicial N° 2 – rosario
Sala I
Sala II
Dr. Julio César Villaggi
Dr. Roxana Mambelli
Dr. Julio Gabriel Dallo
Dra. Adriana María Mana
Dr. Jorge Ángel Garraza
Dra. Lucía María Aseff
Sala III
Dr. Ángel Félix Angelides
Dra. Amelia Ana Anzulovich
Autoridades
Dr. Eduardo Enrique Pastorino
IX
Índice General
•
Fallo Plenario
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial........................................p. 3
Fallos Plenos
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial......................................p. 15
Circunscripción N° 1 - Santa Fe………………......................................... …….p. 17
Circunscripción N° 2 - Rosario.........................................................................p. 129
Cámara de Apelación en lo Laboral.....................................................p. 285
Circunscripción N° 1 - Santa Fe…………………............................................p. 287
Circunscripción N° 2 - Rosario………………............................................…..p. 295
Índice de Actores................................................................................... p. 401
Índice de Demandados …………………................................. ….……p. 403
Índice por Materia ………………………................................ .…….…p. 405
Índice General
Índice de Cuestiones a resolver........................................................... p. 399
XI
Fallo Plenario
•
Cámara de Apelación
en lo Civil y Comercial
•
“Brega, Arturo Edelmiro
c/ Capdevielle, Kay y Cía.
de mandatos s/ ordinario”
•
Cuestión a resolver:
¿La intermediación inmobiliaria encuadra exclusivamente en la figura del
corretaje, con la consiguiente carencia de acción para cobrar comisión en
el caso de incumplimiento de las condiciones o calidades legales, o por
el contrario, también es posible calificarla como locación de servicio generadora de obligación civil que da derecho a exigir el cumplimiento de
contraprestación pecuniaria?
Doctrina legal:
En la intermediación inmobiliaria no merece retribución de ninguna especie quien realizó la actividad de corredor no estando matriculado y que
cuando se configura un supuesto de corretaje en esas condiciones, no es
lícito ocurrir a disposiciones o contratos análogos.
Fundamentos sustentatorios:
El corredor no matriculado en el correspondiente registro, no tiene derecho al cobro de la comisión. Se debe partir de la base de la existencia de
la norma específica, art. 89, in fine, del Código de Comercio, que reza que:
“Los que sin cumplir estas condiciones o sin tener las calidades exigidas por
el artículo anterior, ejercieran el corretaje, no tendrán acción (rectius: derecho) para cobrar comisión de ninguna especie“. (Del voto del Dr. Drago).
Referencias normativas: Código de Comercio, art. 89 in fine
Materia: Comercial
Fallo Plenario
Cámara de Apelación. Tribunal Plenario. Corredor Inmobiliario.
Comisión. Matrícula. Inscripción.
5
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Plenario. Corredor Inmobiliario.
Comisión. Matrícula. Inscripción. Ley. Interpretación.
Como lo ha afirmado prestigiosa doctrina autoral y judicial ante tal texto
legal (art. 89 in fine del Código de Comercio), quien ejerciere una actividad
propia de corredor, sin estar debidamente matriculado, no tiene derecho
al cobro de la comisión, aun cuando se hubiere pactado lo contrario por
las partes sobre la base de la aplicación del art. 1197 C. Civil, y si la previsión es injusta la solución consiste en modificar tal precepto legal, pero no
cabe admitir su derogación por vía de interpretación judicial. Esta posición
es, ahora, francamente mayoritaria (casi unánime) pues se viene exigiendo, acorde a la ley, la inscripción en la matrícula correspondiente de conformidad al art. 89 del Código de Comercio ya que, con ello, se sanciona
al corredor clandestino salvaguardando el interés público comprometido,
procurando que quienes ejerzan esa profesión cumplan con determinadas
formalidades destinadas a asegurar la idoneidad, corrección y responsabilidad de los mismos. (Del voto del Dr. Drago).
Doctrina: Fontanarrosa, Rodolfo: “Derecho Comercial Argentino“, Parte General, T. I, pág. 523
Citas jurisprudenciales: Sup. Corte de Just. de la Prov. de Bs. As., en Casación,
L.L. 144, pág. 538
Referencias normativas: Código de Comercio, art. 89 in fine. Código Civil,
art. 1197
Materia: Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Plenario. Corredor Inmobiliario. Comisión. Matrícula. Inscripción. Jurisprudencia. Cambio de Criterio.
Si bien sólo en un principio se reconoció el derecho al cobro de la comisión al corredor no matriculado —con fundamento en las disposiciones
de los arts. 1197 y 1627 del C. Civil—, acordando fuerza de ley al contrato escrito o verbal celebrado con el comitente, la jurisprudencia terminó
por aceptar el carácter imprescindible de la matrícula específica, exigida
taxativamente por el art. 89 del Código de Comercio, y la imposibilidad
de suplirla con cualquier otro medio, incluso con la inscripción de martillero. Dicha tesis ha sido aplicada por el Alto Tribunal de la Nación sin
posibilidad de dispensa ni aun ante la existencia de convención expresa
celebrada sobre el punto con apoyo en el art. 1197 y/o 1627 del Código
Civil. (Del voto del Dr. Drago).
Citas jurisprudenciales: Cám. Civ. y Com. de la Cap. Fed., en Pleno: “Brunetti vs.
Nolte“ JA 7-393; Sup. Corte de Just. de Bs. As., en Casación, “Zolotnik vs. Caja
6
“Brega, Arturo Edelmiro c/ Capdevielle, Kay y Cía. de mandatos s/ ordinario”
de Previsión Social para Martilleros y Corredores Públicos de la Provincia de Buenos Aires“, JA 1984-III-747; ED 8-779; LL 102-26; JA 1967-II-212; ED 21-424; LL
137-838; Corte Fed.: “Caracciolo v. Provincia de San Luis“, 17/03/1987, Fallos
T. 301/570, correspondiente a C. 495 XX, considerando n° 3
Referencias normativas: Código de Comercio, art. 89 in fine; Código Civil,
arts. 1197 y 1627
Materia: Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Plenario. Corredor Inmobiliario.
Comisión. Matrícula. Inscripción. Corte Suprema de Justicia de
la Nación. Jurisprudencia. Criterio Rector.
La doctrina judicial de la Corte Federal —en el sentido de que quien
ejerciere una actividad propia de corredor sin estar matriculado no tiene
derecho a cobrar comisión— no provino de la interpretación de temas
federales sino sobre cuestiones de derecho común y por conducto de
su competencia originaria en las hipótesis contempladas por el entonces
art. 101 de la Constitución Nacional, antes de la Reforma de 1994 (aplicable aquella norma a la época del pronunciamiento), por lo que parecería
que carece del poder vinculante a nivel institucional o moral; pero debe
entenderse, por otro lado, y de todos modos, que como afirma la doctrina
constitucional la jurisprudencia de la Corte Suprema vale porque proviene
del Alto Tribunal y no por la vía procesal o la temática abordada. Es la calidad de la Corte la que confiere mayor robustez a sus pronunciamientos
como intérprete final de todo el derecho (federal o común, por recurso
extraordinario, o por cualquier tramitación procesal diversa), por lo que
se le debe reconocer sino obligatoriedad automática, al menos, en este
plano, un predicamento particular más allá del mecanismo rituario o de la
materia sobre la cual versa su decisión. (Del voto del Dr. Drago).
Doctrina: Sagüés, Néstor P.: “Derecho Procesal Constitucional. Recurso Extraordinario“, T. 1, pág.199
Citas: Cám. Civ. y Com. de Rosario, en Pleno, 10/07/1979, Juris T. 60/190
Materia: Constitucional - Procesal
En la intermediación inmobiliaria, no merece retribución de ninguna especie quien realizó la actividad de corredor no estando matriculado, cuando
se configura un supuesto de materia comercial.
Fallo Plenario
Cámara de Apelación. Tribunal Plenario. Doctrina Legal. Corredor Inmobiliario. Matrícula. Inscripción.
Materia: Comercial
7
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
Fallo en texto completo:
En Santa Fe, el 4 de junio de dos mil tres, se reúne la SALA SEGUNDA DE LA
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL NÚMERO UNO, integrada por los Dres. ARMANDO
L. DRAGO, JORGE R. DEPETRIS y ENRIQUE C. MÜLLER y el TRIBUNAL
PLENARIO compuesto por las Salas I y III de la misma Circunscripción y las
Cámaras de Apelación del mismo Fuero de las Circunscripciones Judiciales N° 2 —Rosario—; N° 3 —Venado Tuerto—; N° 4 —Reconquista— y N° 5
—Rafaela—, integradas por los Dres. RAÚL CORDINI, JUAN C. GENESIO,
EDGARDO I. SAUX, BEATRÍZ MIRÓ PLA, ESTELA ALETTI de TARCHINI,
NORAH S. ECHARTE, JORGE W. PEYRANO, RICARDO A. SILVESTRI,
AVELINO J. RODIL, JORGE J. ELENA, JOSÉ M. SERRALUNGA, JOSÉ H.
DONATI, ALICIA L. GARCÍA, MARÍA del C. ÁLVAREZ, NÉSTOR P. Sagüés,
MARIO E. CHAUMET, EDGAR BARACAT, GRISELDA M. MIR, CARLOS
A. CHASCO, LUIS E. AYUSO, MARÍA C. ALBIZZATI, ALDO P. CASELLA
LANTERI, ALBERTO H. GIANNESCHI, LORENZO J. M. MACAGNO, CAMILO S. BERGER y OMAR E. VECCHIOLI, respectivamente, para resolver
el recurso deducido contra la sentencia dictada por el Juez de Primera
Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de Rafaela, en los caratulados
“BREGA, Arturo Edelmiro c/ CAPDEVIELLE, KAY y Cía. de mandatos s/ ordinario“ (expte. n° 125 - año 1981), y se planteó para resolver las siguientes
cuestiones:
Primera: ¿La intermediación inmobiliaria encuadra exclusivamente en la
figura del corretaje, con la consiguiente carencia de acción para cobrar
comisión en el caso de incumplimiento de las condiciones o calidades
legales, o por el contrario, también es posible calificarla como locación de
servicio generadora de obligación civil que da derecho a exigir el cumplimiento de contraprestación pecuniaria?
Segunda: ¿ Es aplicable la doctrina del plenario en esta sentencia, y en su
caso, es ella justa?
Tercera : ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
A la primera cuestión, el Dr. Drago dijo:
1. Considero liminarmente que el corredor no matriculado en el correspondiente registro, no tiene derecho al cobro de la comisión. Se debe
partir de la base de la existencia de la norma específica, art. 89, in fine,
del Código de Comercio, que reza que: “Los que sin cumplir estas condi8
“Brega, Arturo Edelmiro c/ Capdevielle, Kay y Cía. de mandatos s/ ordinario”
ciones o sin tener las calidades exigidas por el artículo anterior, ejercieran
el corretaje, no tendrán acción (rectius: derecho) para cobrar comisión de
ninguna especie“.
2. Como lo ha afirmado prestigiosa doctrina autoral y judicial ante tal texto
legal quien ejerciere una actividad propia de corredor, sin estar debidamente matriculado, no tiene derecho al cobro de la comisión, aún cuando
se hubiere pactado lo contrario por las partes sobre la base de la aplicación del art. 1197 C. Civil, y si la previsión es injusta la solución consiste
en modificar tal precepto legal, pero no cabe admitir su derogación por
vía de interpretación judicial (Fontanarrosa, Rodolfo: Derecho Comercial
Argentino, Parte General, T.I-p.523).
Esta posición es, ahora, francamente mayoritaria (casi unánime) pues se
viene exigiendo, acorde a la ley, la inscripción en la matrícula correspondiente de conformidad al art. 89 citado ya que, con ello, se sanciona al
corredor clandestino salvaguardando el interés público comprometido,
procurando que quienes ejerzan esa profesión cumplan con determinadas
formalidades destinadas a asegurar la idoneidad, corrección y responsabilidad de los mismos (Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires, en Casación, L.L. 144-p.538).
4. Finalmente, debe ponderarse, significativamente, que esta misma tesis
que vengo siguiendo ha sido aplicada por el Alto Tribunal de la Nación y,
reitero, sin posibilidad de dispensa ni aún ante la existencia de convención
expresa celebrada sobre el punto con apoyo en el art. 1197 y/o 1627 del
C.C. (Corte Federal, causa Caracciolo v. Provincia de San Luis, del 17 de
Fallo Plenario
3. Y si bien sólo en un principio se reconoció ese derecho al no matriculado, con fundamento en las disposiciones de los arts. 1197 y 1627 del
C. Civil, acordando fuerza de ley al contrato escrito o verbal celebrado con
el comitente (C. Civ. y Comercial, en Pleno, de la Cap. Federal, causa Brunetti
v. Nolte, J.A. 7-393), la jurisprudencia terminó por aceptar el carácter imprescindible de la matrícula específica, exigida taxativamente por el art. 89
del C. Com. y la imposibilidad de suplirla con cualquier otro medio, incluso con la inscripción de martillero (Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, en Casación, causa Zolotnik v. Caja de Previsión
Social para Martilleros y Corredores Públicos de la Provincia de Buenos
Aires, J. A, 1984-III-747 y s.s.; igualmente por otros tribunales ordinarios y
a título meramente enunciativo: E.D. 8-779; L.L. 102-26; J.A. 1967-II-212;
E.D. 21-424; L.L. 137-838, entre otros).
9
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
Marzo de 1987, Fallos T. 301-570, correspondiente a C. 495 XX, considerando n° 3, a los cuales hago remisión en este acto).
5. Puede aceptarse que esta doctrina judicial de la Corte Federal no
provino de la interpretación de temas federales sino sobre cuestiones
de derecho común y por conducto de su competencia originaria en las
hipótesis contempladas por el entonces art. 101 C.N., antes de la Reforma de 1994 (aplicable aquella norma a la época del pronunciamiento),
por lo que parecería que carece del poder vinculante a nivel institucional
o moral (C.C.C. Rosario, Pleno, del 10 de Julio de 1979, Juris T. 60-190),
pero debe entenderse, por otro lado, y de todos modos, que como afirma la doctrina constitucional la jurisprudencia de la Corte Suprema vale
porque proviene del Alto Tribunal y no por la vía procesal o la temática
abordada. Es la calidad de la Corte la que confiere mayor robustez a sus
pronunciamientos como intérprete final de todo el derecho (federal o
común, por recurso extraordinario, o por cualquier tramitación procesal
diversa), por lo que se le debe reconocer sino obligatoriedad automática, al menos, en este plano, un predicamento particular más allá del mecanismo rituario o de la materia sobre la cual versa su decisión (Sagüés,
Néstor P.: Derecho Procesal Constitucional. Recurso Extraordinario,
T. 1-p.199).
Voto por la negativa, en el sentido que quién ejerciere una actividad propia de corredor sin estar matriculado no tiene derecho a cobrar comisión.
Así voto.
Los Dres. Depetris, Müller, Cordini, Genesio, Saux, Miró Pla, Aletti de Tarchini, Echarte, Peyrano, Silvestri, Rodil, Elena, Serralunga, Donati, García,
Álvarez, Sagüés, Chaumet, Baracat, Mir, Chasco, Ayuso, Albizzati, Casella
Lanteri, Gianneschi, Macagno, Berger y Vecchioli, expusieron iguales motivaciones que el Dr. Drago y basados en ellas votaron en el mismo sentido.
A la segunda cuestión, el Dr. Drago dijo:
Habida cuenta la doctrina del plenario adoptada por unanimidad al tratar la cuestión que antecede, media obstáculo para que la intermediación inmobiliaria analizada se juzgue a la luz de normas distintas de las
aplicables a los corredores, lo que basta para desestimar la demanda.
De lo expresado y por tales razones, deviene justa la decisión de la jueza
de anterior instancia, votando en consecuencia por la afirmativa en la
segunda cuestión.
10
“Brega, Arturo Edelmiro c/ Capdevielle, Kay y Cía. de mandatos s/ ordinario”
Los Dres. Depetris, Müller, Cordini, Genesio, Saux, Miró Pla, Aletti de Tarchini, Echarte, Peyrano, Silvestri, Rodil, Elena, Serralunga, Donati, García,
Álvarez, Sagüés, Chaumet, Baracat, Mir, Chasco, Ayuso, Albizzati, Casella
Lanteri, Gianneschi, Macagno, Berger y Vecchioli, votaron por la afirmativa.
A la tercera cuestión, el Dr. Drago dijo:
Atento el resultado de la votación, corresponde: 1°) Declarar como doctrina del plenario: en la intermediación inmobiliaria no merece retribución de ninguna especie quien realizó la actividad de corredor no estando matriculado y que cuando se configura un supuesto de corretaje en
esas condiciones, no es lícito ocurrir a disposiciones o contratos análogos. 2°) Rechazar el recurso de apelación concedido al actor y confirmar
el fallo alzado, imponiéndole las costas de la segunda instancia (art. 251
de la ley 5531). Así voto.
A la tercera cuestión, los Dres. Depetris, Müller Cordini, Genesio, Saux,
Miró Pla, Aletti de Tarchini, Echarte, Peyrano, Silvestri, Rodil, Elena, Serralunga, Donati, García, Álvarez, Sagüés, Chaumet, Baracat, Mir, Chasco,
Ayuso, Albizzati, Casella Lanteri, Gianneschi, Macagno, Berger y Vecchioli
votaron por igual pronunciamiento.
En su mérito, las CÁMARAS DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL
DE LA PROVINCIA DE SANTA FE, en ACUERDO PLENO, RESUELVEN:
1°) Plenario obligatorio: En la intermediación inmobiliaria no merece retribución de ninguna especie quien realizó la actividad de corredor no estando matriculado y que cuando se configura un supuesto de corretaje en
esas condiciones, no es lícito ocurrir a disposiciones o contratos análogos.
2°) Rechazar el recurso de apelación concedido al actor y confirmar el fallo
alzado, imponiéndole las costas de la segunda instancia.
Drago - Depetris - Müller - Cordini - Genesio - Saux - Miró
Pla - Aletti de Tarchini - Echarte - Peyrano - Silvestri Rodil - Elena - Serralunga - Donati García - Álvarez - Sagüés Chaumet - Baracat - Mir - Chasco - Ayuso - Albizzati - Casella
Lanteri - Gianneschi - Macagno - Berger - Vecchioli - Páez de
La Torre
•
Fallo Plenario
Regístrese, notifíquese y bajen.
11
Fallos Plenos
•
Cámara de Apelación
en lo Civil y Comercial
•
CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
“Camarasa Lombardi y Cía.
(C.L.O.) Sociedad Anónima
s/ quiebra”
•
Cuestión a resolver:
En la quiebra liquidativa, a los fines regulatorios, si el piso que establece
el art. 267 de la Ley de Concursos y Quiebras supera el 12% del activo
realizado, ¿corresponde respetar dicho mínimo o debe prevalecer la pauta
del 12%?
Doctrina legal:
A los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso que establece
el art. 267 de la ley 24.522 —en especial referencia al de tres sueldos de
secretario de primera instancia de la jurisdicción en que se tramita el
juicio—, los casos en los que la supera el 12% del activo realizado, debe
prevalecer la pauta del 12%.
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley de Concursos. Interpretación. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Porcentajes.
Debido a la redacción de la norma regulatoria prevista los casos en los
que la quiebra culmina con la liquidación de los bienes del fallido, o bien
cuando existe avenimiento (art. 267, ley 24.522), en cierto modo poco
Fallos Plenos
Fundamentos sustentatorios:
17
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
clara, una parte de la jurisprudencia tiene posición tomada en el de que
ante la situación de que la suma de tres sueldos de secretario de primera instancia supere el 12% del activo realizado, éste último constituye
un techo insuperable, no pudiendo el mínimo previsto traspasar dicho
máximo. La interpretación de la norma resulta accesible si quien lo hace
se ajusta al texto del artículo tachado de confuso, teniendo en cuenta
el fin perseguido por el legislador al dictar la nueva regulación, siendo
ésta quien deberá corregir la disposición si el resultado es contrario a
la intención tenida en mira al aprobar el texto. (De los fundamentos del
Dr. Cordini).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Materia: Procesal - Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Quiebra. Liquidación.
Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Porcentajes. Ley de
Concursos. Interpretación.
En materia de honorarios la finalidad del artículo 267 de la ley 24.522, cuyo
acierto o error no cabe determinar a los jueces, fue evitar los excesos que
daban lugar al nacimiento de nuevos acreedores de rango especial frente
a la masa, agravando notoriamente el pasivo, y ésta prioridad se ve reflejada en los porcentajes máximos previstos como insuperables, para el
caso el 12% del activo realizado. Es decir que el fin primario de la ley no
fue asegurar un mínimo para los funcionarios y profesionales, sino reducir
los montos de los honorarios que en anterior legislación podían consumir
gran parte del activo (hasta el 25%, art. 250 - ley 19.551); y si el mínimo del
4% no alcanza a cubrir el valor de tres sueldos de secretario, recién en ese
extremo se aplica dicho valor tarifado (“...el que sea mayor...“) que está
previsto para establecer un piso mínimo a regular, pero no para superar el
máximo. (De los fundamentos del Dr. Cordini).
Referencias normativas: ley 19.551: art. 250, ley 24.522: art. 267
Materia: Procesal - Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Quiebra. Liquidación.
Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Porcentajes. Ley de
Concursos. Interpretación.
Si el artículo 267 de la ley 24.522 dice que la regulación de los honorarios
de los funcionarios y profesionales, se efectúa sobre el activo realizado, no
18
“Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.) Sociedad Anónima s/ quiebra”
pudiendo en su totalidad ser inferior al cuatro por ciento ni a tres sueldos
de secretario, para recién después poner un tope máximo, al contrario de
lo realizado en el artículo anterior (art. 266) donde se salva el mínimo, no
cabe interpretar contrariamente al orden lógico del texto. Es decir que el
límite del 12% como monto máximo del total de las regulaciones es aplicable en cualquier hipótesis, porque la ubicación del mismo dentro de la
redacción de la norma no permite otra interpretación. (De los fundamentos del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Ley 24.522: arts. 266 y 267
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. Com., Sala E, 29/05/97, J.A. 1998-I-131; Cám.
Civ. y Com. de Jujuy, Sala II, 26/12/96; L.L. 1997-C-986
Materia: Procesal - Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal pleno. Ley Concursal. Interpretación. Quiebra. Liquidación. Síndico. Facultades. Honorarios.
Regulación. Mínimo. Máximo.
No corresponde a los jueces forzar la interpretación del artículo 267
de la ley 24.522; y si está previsto normativamente que los honorarios
puedan consumir la totalidad de los fondos existentes, es decir superar
el máximo del 12%, lo es para el caso de clausura del procedimiento
por falta de activo. De tal modo el síndico, en cumplimiento de sus funciones debe tratar de recomponer el patrimonio del fallido realizando
todas las tareas investigativas y de persecución que permitan detectar
la mayor cantidad de bienes realizables y cuando advierte que estos no
alcanzan para cubrir los gastos incluidos los honorarios en la suma que
prudencialmente se estime, solicitar la clausura conforme lo indican los
artículos 232, 268 y concordantes ley 24.522. (De los fundamentos del
Dr. Cordini).
Referencias normativas: Ley 24.522: arts. 232, 268 y 267
Cámara de Apelación. Tribunal pleno. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Ley de concursos. Interpretación.
Si el mínimo arancelario establecido en el artículo 267 de la ley 24.522 ha
sido instituido para evitar remuneraciones desproporcionadas respecto
de la labor profesional efectivamente realizada en el proceso de quiebra,
Fallos Plenos
Materia: Procesal - Comercial
19
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
no parece lógico que por aplicación del piso alternativo de tres sueldos
sea posible vulnerar el tope del 12% del activo realizado. (De los fundamentos del Dr. Cordini).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. Civ. y Com., Sala D, 20/12/96, L.L. 1997-C-986
Materia: Procesal - Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley. Interpretación. Ley
de Concursos. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación.
Mínimo. Máximo. Corte Suprema de Justicia de la Nación. Jurisprudencia.
Estando al texto legal —ley 24.522, art. 267— debe concluirse que a los
efectos regulatorios la pauta mínima no puede superar el máximo permitido, pues no existe otro modo de conciliar las disposiciones del precepto
analizado y aplicar íntegramente las directivas contenidas en el mismo.
Tiene resuelto desde antiguo la Corte Suprema de Justicia de la Nación
que la inconsecuencia no se supone en el legislador y por esto se reconoce como principio que las leyes deben interpretarse siempre evitando
darles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones, destruyendo las
unas por las otras, y adoptando como verdadero el que las concilie y deje
a todas con valor y efecto, por ello en el caso solo puede alcanzar adoptando el porcentual del 12% como monto total de las regulaciones. (De los
fundamentos del Dr. Cordini).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Citas jurisprudenciales: Corte Suprema de Justicia de la Nación: r-234-xx, “Rieffolo
Basilotta, Fausto“, 05/02/1987, Cám. Nac. Com., Sala C, 10/11/98; J.A. 1999III-101
Materia: Constitucional - Procesal - Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Ley de Concursos. Interpretación.
En la quiebra liquidativa, si el mínimo de tres sueldos de secretario de primera instancia supera el máximo del 12% del activo liquidado, este último
deberá ser tenido en cuenta para proceder a regular los honorarios de los
funcionarios y demás profesionales intervinientes en el proceso universal.
(De los fundamentos del Dr. Cordini).
Materia: Procesal - Comercial
20
“Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.) Sociedad Anónima s/ quiebra”
Cámara de Apelación. Tribunal pleno. Poder Judicial. Personal.
Remuneración. Suplementos. Secretario.
La conformación del “sueldo del Secretario“, a la que alude el artículo 267
de la ley 24.522, debe inescindiblemente integrarse también con el rubro
“bonificación por título“ desde que es imprescindible para el ejercicio de
esa función judicial contar con título de abogado o de escribano (art. 170,
inc. 1°, ley Orgánica del Poder Judicial). Del voto del Dr. Genesio.
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Materia: Comercial - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley Concursal. Interpretación sistemática. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación.
Máximo. Mínimo.
La interpretación de la ley debe practicarse computando la totalidad de
sus preceptos, de manera que en tal tarea se armonicen todas las normas
que atañen a la legislación falencial, porque el orden jurídico es un sistema
de unidad coherente y jerárquicamente escalonado, que exige la compatibilidad vertical y horizontal de todas sus normas. En tal inteligencia, el
art. 267 de la ley 24.522, al establecer que los honorarios de los funcionarios
y profesionales del concurso no puede “ser inferior (...) ni a tres (3) sueldos
del Secretario de Primera Instancia (...) “ni superior al doce por cierto (12%)
del activo realizado“, no nos precisa que ocurre cuando el mínimo supera el máximo que se indica; por lo tanto, en la especie, debe prevalecer
el mínimo tarifado —tres sueldos de Secretario—, aún cuando supere el
máximo porcentual señalado. Del voto del Dr. Müller (en disidencia).
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. Fed. de la Seg. Social, Sala II, 16/03/1998,
comunidad Bet El c/ Dirección General Impositiva - DT, 1998-b, 1528
Materia: Constitucional - Comercial
Cuando por aplicación del art. 267 de la ley 24.552, el mínimo de los honorarios del concurso supera el máximo que se indica, debe prevalecer el mínimo tarifado —tres sueldos de Secretario—, aun cuando supere el máximo
porcentual señalado. Ello es así: a) porque en la faena regulatoria cuando
se alude en la ley concursal a tomar como pauta regulatoria los sueldos de
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley de Concursos. Interpretación. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Máximo. Mínimo. Porcentajes.
21
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
secretario, nunca ata tal patrón a porcentaje alguno; pudiéndose dar como
ejemplo de ello lo establecido en el art. 266 de la ley 24.522, cuando luego
de señalar los porcentajes a respetar, precisa que la regulación no podrá
ser inferior a dos sueldos de secretario de primera instancia; b) porque la
disminución de la onerosidad por la carga de honorarios de síndicos, abogados y otras profesiones acometida por la ley de mención, en relación al
régimen anterior de la ley 19.551, nos lleva a aplaudir soluciones como las
propuestas; pero, no nos impide apreciar que en la búsqueda de retribuciones decorosas, nos señala límites que debemos respetar aún cuando se superen los porcentajes fijados; c) porque la circunstancia de que el producto
se agote sin distribuir a los acreedores luce como argumento más efectista
que real; y d) porque si de lo que se trata es de evitar que no se consuma
el activo o gran parte del mismo, con los estipendios que se establezcan, la
propia ley falencial es la que señala el camino a seguir; que no es el de atar
el mínimo de tres sueldos de Secretario a un porcentaje como se postula,
sino por el contrario atender a lo expresamente establecido en el art. 271 de
dicho cuerpo legal, que nos determina claramente cuándo y en qué circunstancias, podemos efectuar regulaciones sin atender a los mínimos fijados
legalmente. Del voto del Dr. Müller (en disidencia).
Referencias normativas: ley 24.552: arts. 267, 266 y 271
Doctrina: Rivera, Julio César: “Instituciones de derecho concursal“, t. I, pág. 156,
1996, Ed. Rubinzal - Culzoni. Rouillón: ll litoral, octubre de 1998, pág. 1359, Editorial Juris
Materia: Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley de Concursos. Interpretación. Quiebra. Liquidación. Acreedores. Privilegio. Honorarios. Regulación. Máximo. Mínimo.
En la quiebra liquidativo-distributiva, el reparto se hace según un orden
de jerarquías “ranking“, que responde a los privilegios o preferencias legales (arts. 239 y sgtes., ley 24.522). Ello así, y al ser posible (en la práctica,
suele ser la regla) que el producto no alcance para cubrir el ciento por
ciento de las acreencias, el déficit del activo se traduce en la insatisfacción —parcial o inclusive, total— de una o de varias categorías de acreedores, según fuera el peldaño de la escala jerárquica en que se produjese el agotamiento del dinero repartible. Por caso, cuando ello ocurre
después de pagados los acreedores el concurso, quedan sin cobrar los
privilegiados generales, los quirografarios y los subordinados (si hubiese).
22
“Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.) Sociedad Anónima s/ quiebra”
Mas todavía. Si el producto se consumiese en la atención de los privilegiados especiales, ni siquiera cobrarían los acreedores del concurso (o
“gastos de administración y justicia“), con lo que es posible que en una
quiebra liquidativa con producto considerable, en la cual la regulación de
los letrados y funcionarios fuese superior a los tres sueldos de Secretario
por aplicación de las porcentualidades del art. 267 de la ley 24.522, dichos
funcionarios no cobrasen por la postergación que a su crédito podría imponerles la existencia de créditos de mejor rango como, por ejemplo,
privilegiados especiales por monto que superase el producto de la liquidación. Del voto en disidencia del Dr. Müller.
Referencias normativas: ley 24.552: arts. 239 y 267
Materia: Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Quiebra. Liquidación.
Acreedores. Privilegio. Honorarios. Regulación.
Referencias normativas: ley 24.552: arts. 267 y 240
Doctrina: Rivera, Roitman y Vítolo: “Concursos y Quiebras. Ley 24.522“, pág. 409,
Ed. Rubinzal - Culzoni
Materia: Comercial
Fallos Plenos
En la quiebra liquidativa, nadie tiene asegurado el cobro al partirse de la
premisa de que el pago está condicionado a la existencia y cuantía del producto. Al ser éste, por lo general, escaso, la insatisfacción de una o varias
categorías es previsible, posible jurídicamente al existir privilegios y comprobable en la experiencia cotidiana. Porque el déficit de activo suele ser
frecuente —precisamente, por eso—, el legislador ha querido asegurar a
ciertos acreedores mejor rango, privilegios o preferencias que los protejan
de la contingencia de la no percepción de su crédito. Los letrados y funcionarios de la quiebra liquidativa también son acreedores, con peor rango
que los privilegiados especiales, con igual rango que el resto de los gastos
de administración y justicia (art. 240, ley 24.522), y con mejor rango que
el resto de los privilegiados generales, quirografarios y subordinados. Al
habérsele asegurado a aquéllos un mínimo retributivo “despegado“ de las
contingencias porcentuales en las quiebras liquidadas de poca monta, mediante los susodichos “tres sueldos del Secretario“, el legislador ha querido asegurar una retribución justa a esos acreedores cuya causa proviene
de actuación en beneficio común; y al otorgárseles jerarquía de acreedores
del concurso (art. 240, ley cit.), resulta posible en derecho que ellos desplacen a los otros acreedores de inferior rango. De la disidencia del Dr. Müller.
23
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Máximo. Mínimo.
En el caso de la quiebra liquidativa (art. 267, Ley Concursal) el conjunto de
los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede ser inferior a
tres sueldos de Secretario aún cuando con ello se supere el 12% del activo
realizado. Sin perjuicio de lo establecido en el art. 271 del mismo cuerpo
legal. Del voto del Dr. Müller (en disidencia).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267 y 271
Materia: Constitucional - Comercial
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley de Concursos. Interpretación hermenéutica. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Máximo. Mínimo.
La pauta interpretativa que terminantemente establece la ley en la quiebra
liquidativa al tiempo de regular honorarios, si bien determina que el total
de las regulaciones no podrá ser inferior al 4% del activo realizado o a tres
sueldos de secretario de primera instancia el que sea mayor, también fija
un tope máximo del 12% del activo realizado, lo que resulta acorde no
sólo con la letra sino con el espíritu de la ley en razón de la redacción del
artículo 267 y la reducción que a las regulaciones de honorarios introdujo
la ley 24.522. (De los fundamentos de la Dra. Aletti de Tarchini).
Referencias normativas: Ley 24.522: arts. 267 y 272
Citas jurisprudenciales: Cám. Civ. y Com. de Santa Fe, Sala III, “Ursini“,
26/06/1996; “Veterinaria Allasia“, 30/12/1996; “Schaller“, 06/06/1997; “Iriondo
y Asoc.“, 19/05/1998, “González“, 18/04/1998; “Duchon“, 06/12/1999, Autos
“Rodríguez“, 27/06/2000; “Demaría“, 04/07/2000; “Foigelman“, 04/10/2000
Materia: Comercial - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley de Concursos. Interpretación. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Máximo. Mínimo.
Resulta inexorable la vigencia del tope del doce por ciento del activo realizado para los supuestos previstos en los incisos 3º y 4º del artículo 265
de la ley 24.522 para la regulación de los honorarios de los funcionarios y
demás profesionales participantes en la quiebra liquidativa. (De los fundamentos de la Dra. Echarte).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Doctrina: La Ley del 15/12/2000, nota de redacción al fallo de la Sala C de la
Cám. Nac. de Com., 11/08/2000
Materia: Comercial
24
“Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.) Sociedad Anónima s/ quiebra”
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Santa Fe, a los 9 días del mes de Febrero del año dos
mil uno, se reunió la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial en
Tribunal Pleno (art. 28, Ley 10.160), integrada por los Dres. Raúl J. Cordini, Juan Carlos M. Genesio, Edgardo Ignacio Saux, Enrique Müller,
Armando Drago, Jorge Rafael Depetris, Estela Aletti de Tarchini, Norah S. Echarte y Beatriz Miró Plá con el objeto de unificar jurisprudencia, evitando fallos contradictorios, respecto de la interpretación del
artículo 267 de la ley 24.522, solicitado por el Síndico mediante escrito de fecha 30/6/2000 (fs. 441), en los autos caratulados “CAMARASA
LOMBARDI Y CIA. (C.L.O.) SOCIEDAD ANONIMA s/ QUIEBRA“ (Expte.
Sala I, Nº 152 - Año 2000). Acto seguido el Tribunal Pleno estableció el
orden de votación conforme con el estudio de los autos —Dres. Cordini, Saux, Müller, Drago, Depetris, Aletti de Tarchini, Echarte, Miró Plá—
y se planteó para resolver las siguientes cuestiones:
1era.: ¿A los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso que establece el art. 267 LCQ, en especial referencia al de tres sueldos de secretario de primera instancia de la jurisdicción en que se tramita el juicio,
supere el 12% del activo realizado, corresponde respetar dicho mínimo o
debe prevalecer la pauta del 12%?
2da.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
Determinado el orden de votación en cuya virtud estos pasan a estudio, a
la primera cuestión, el Dr. Cordini dijo:
La interpretación de la norma resulta accesible si quien lo hace se ajusta al
texto del artículo tachado de confuso, teniendo en cuenta el fin perseguido por el legislador al dictar la nueva regulación, siendo ésta quien deberá
corregir la disposición si el resultado es contrario a la intención tenida en
mira al aprobar el texto.
Fallos Plenos
Debido a la redacción de la norma regulatoria prevista para el caso en
que la quiebra culmina con la liquidación de los bienes del fallido, o bien
cuando exista avenimiento (art. 267, ley 24.522), en cierto modo poco
clara, la Sala que integro tiene posición tomada en el sentido que ante
la situación consistente en que la suma de tres sueldos de secretario de
primera instancia supere el 12% del activo realizado, éste último constituye un techo insuperable, no pudiendo el mínimo previsto traspasar
dicho máximo.
25
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
En materia de honorarios dicha finalidad, cuyo acierto o error no cabe determinar a los jueces, fue evitar los excesos que daban lugar al nacimiento
de nuevos acreedores de rango especial frente a la masa, agravando notoriamente el pasivo, y ésta prioridad se ve reflejada en los porcentajes
máximos previstos como insuperables, para el caso el 12% del activo realizado. Es decir que el fin primario de la ley no fue asegurar un mínimo para
los funcionarios y profesionales, sino reducir los montos de los honorarios
que en anterior legislación podían consumir gran parte del activo (hasta el
25%, art. 250 - Ley 19.551); y si el mínimo del 4% no alcanza a cubrir el valor
de tres sueldos de secretario, recién en ese extremo se aplica dicho valor
tarifado (“...el que sea mayor...“) que está previsto para establecer un piso
mínimo a regular, pero no para superar el máximo.
De así haberlo querido era mucho más sencillo redactar la norma en el
orden que se hizo para el concurso preventivo (art. 266) diciendo que en
ningún caso los honorarios serían inferiores a los tres sueldos; en cambio
se lo menciona al referir exclusivamente al mínimo, para recién luego aludir al techo.
Si el artículo en cuestión dice que la regulación de los honorarios de los
funcionarios y profesionales, se efectúa sobre el activo realizado, no pudiendo en su totalidad ser inferior al cuatro por ciento ni a tres sueldos de
secretario..., para recién después poner un tope máximo, al contrario de
lo realizado en el artículo anterior (art. 266) donde se salva el mínimo, no
cabe interpretar contrariamente al orden lógico del texto.
Es decir que “el límite del 12% como monto máximo del total de las regulaciones es aplicable en cualquier hipótesis, porque la ubicación del
mismo dentro de la redacción de la norma no permite otra interpretación“. (C. Nac. Com., Sala E, 29.5.97, J.A. 1998-I-131; en igual sentido:
C. C. Com., Jujuy, Sala II, 26.12.96; L.L. 1997-C-986).
No corresponde a los jueces forzar la interpretación de la disposición
legal y si está previsto normativamente que los honorarios puedan consumir la totalidad de los fondos existentes, es decir superar el máximo
del 12%, lo es para el caso de clausura del procedimiento por falta de
activo. De tal modo el síndico, en cumplimiento de sus funciones debe
tratar de recomponer el patrimonio del fallido realizando todas las tareas
investigativas y de persecución que permitan detectar la mayor cantidad
de bienes realizables y cuando advierte que estos no alcanzan para cu26
“Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.) Sociedad Anónima s/ quiebra”
brir los gastos incluidos los honorarios en la suma que prudencialmente
se estime, solicitar la clausura conforme lo indican los artículos 232, 268
y concordantes Ley 24.522.
“Si el mínimo arancelario establecido en el artículo 267 de la Ley 24.522
ha sido instituido para evitar remuneraciones desproporcionadas respecto
de la labor profesional efectivamente realizada en el proceso de quiebra,
no parece lógico que por aplicación del piso alternativo de tres sueldos
sea posible vulnerar el tope del 12% del activo realizado“. (C. Nac. C. y C.,
Sala D, 20.12.96, L.L. 1997-C-986).
Estando al texto legal debe concluirse que la pauta mínima no puede superar el máximo permitido, “pues no existe otro modo de conciliar las
disposiciones del precepto analizado y aplicar íntegramente las directivas
contenidas en el mismo. Tiene resuelto desde antiguo la Corte Suprema de Justicia de la Nación que la inconsecuencia no se supone en el
legislador y por esto se reconoce como principio que las leyes deben interpretarse siempre evitando darles un sentido que ponga en pugna sus
disposiciones, destruyendo las unas por las otras, y adoptando como verdadero el que las concilie y deje a todas con valor y efecto. (Corte Suprema,
R-234-XX, “Rieffolo Basilotta, Fausto“, 5.2.87); resultando que en el caso
solo puede alcanzar adoptando el porcentual del 12% como monto total
de las regulaciones“. (C. Nac. Com., Sala C, 10.11.98; J.A. 1999-III-101).
Por lo expuesto, considero que el interrogante planteado tiene como
respuesta que en la quiebra liquidativa, si el mínimo de tres sueldos de
secretario de primera instancia supera el máximo del 12% del activo liquidado, éste último deberá ser tenido en cuenta para proceder a regular los
honorarios de los funcionarios y demás profesionales intervinientes en el
proceso universal.
Adhiero al voto del Dr. Cordini por ser coincidente con el criterio que
expuso oportunamente en “El ‘sueldo de secretario’ en la Ley 24.522 y
la regulación de honorarios en las pequeñas quiebras“ (Zeus, tomo 69,
pág. D-85 y sgtes.), receptado por lo demás en numerosos precedentes
de la Sala que integro (cfr. “Restelli“, del 8.9.95; “Sanchetti“, del 10.3.98;
“Preiswerk“ del 23.9.97, entre muchos otros).
Si bien mantengo una disidencia con los vocales de mi Sala en cuanto a
la confirmación del llamado “sueldo de secretario“ —en mi opinión debe
Fallos Plenos
A la misma cuestión, el Dr. Genesio dijo:
27
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
inescindiblemente integrarse también con el rubro “bonificación por título“ desde que es imprescindible para el ejercicio de esa función judicial
contar con título de abogado o de escribano (art. 170, inc. 1º, LOT)— ello
es materia ajena a la propuesta para el presente pleno, con lo que en lo
pertinente mi adhesión al voto precedente, es total.
A la misma cuestión, el Dr. Saux dijo:
Adhiero a la opinión expuesta por el Dr. Cordini.
A la misma cuestión, el Dr. Müller dijo:
Que en la intención de dar respuesta al interrogante que nos convoca,
entiendo importante destacar liminarmente que la interpretación de la ley
debe practicarse computando la totalidad de sus preceptos, de manera
que en tal tarea se armonicen todas las normas que atañen a la legislación falencial, porque como bien se ha señalado, el orden jurídico es un
sistema de unidad coherente y jerárquicamente escalonado, que exige la
compatibilidad vertical y horizontal de todas sus normas (CNFed., Seg.
Social, Sala II, marzo 16-998-Comunidad Bet-El c/ Dirección General Impositiva - DT, 1998-B, 1528).
Que en tal inteligencia, si bien el art. 267 de la Ley 24.522, al establecer
que los funcionarios y profesionales no puede “ser inferior... ni a tres (3)
sueldos del Secretario de Primera Instancia... ni superior al doce por cierto
(12%) del activo realizado“, no nos precisa que ocurre cuando el mínimo
supera el máximo que se indica, me apresuro a manifestar en disidencia
con lo expuesto por los distinguidos Vocales que me precedieron, que en
la especie, debe prevalecer el mínimo tarifado —tres sueldos de Secretario—, aún cuando supere el máximo porcentual señalado.
Que en efecto, ello es así: a) porque en la faena regulatoria cuando se alude en la ley concursal a tomar como pauta regulatoria los sueldos de secretario, nunca ata tal patrón a porcentaje alguno; pudiéndose dar como
ejemplo de ello lo establecido en el art. 266 de la Ley 24.522, cuando luego
de señalar los porcentajes a respetar, precisa que la regulación no podrá
ser inferior a dos sueldos de secretario de primera instancia; b) porque la
disminución de la onerosidad por la carga de honorarios de síndicos, abogados y otras profesiones acometida por la ley de mención, en relación al
régimen anterior de la Ley 19.551, nos lleva a aplaudir soluciones como las
propuestas; pero, no nos impide apreciar que en la búsqueda de retribu28
ciones decorosas, nos señala límites que debemos respetar aún cuando se
superen los porcentajes fijados (Julio César Rivera, “Instituciones de Derecho Concursal“, T. I, pág. 156, 1996, Rubinzal-Culzoni Editores); c) porque como bien predica Rouillón (LL Litoral, Octubre de 1998, pág. 1359,
Editorial Juris), la circunstancia de que el producto se agote sin distribuir a
los acreedores luce como argumento más efectista que real. En la quiebra
liquidativo-distributiva, el reparto se hace según un orden de jerarquías
(“ranking“), que responde a los privilegios o preferencias legales (arts. 239
y sgtes., Ley 24.522). Ello así, y al ser posible (en la práctica, suelde ser la
regla) que el producto no alcance para cubrir el ciento por ciento de las
acreencias, el déficit del activo se traduce en la insatisfacción —parcial o
inclusive, total— de una o de varias categorías de acreedores, según fuera
el peldaño de la escala jerárquica en que se produjese el agotamiento del
dinero repartible. Por caso, cuando ello ocurre después de pagados los
acreedores el concurso, quedan sin cobrar los privilegiados generales, los
quirografarios y los subordinados (si hubiese). Mas todavía. Si el producto
se consumiese en la atención de los privilegiados especiales, ni siquiera
cobrarían los acreedores del concurso (o “gastos de administración y justicia“), con lo que es posible que en una quiebra liquidativa con producto
considerable, en la cual la regulación de los letrados y funcionarios fuese
superior a los tres sueldos de Secretario por aplicación de las porcentualidades del art. 267 cit., dichos funcionarios no cobrasen por la postergación que a su crédito podría imponerles la existencia de créditos de mejor
rango como, por ejemplo, privilegiados especiales por monto que superase el producto de la liquidación. En definitiva, en la quiebra liquidativa
nadie tiene asegurado el cobro al partirse de la premisa de que el pago
está condicionado a la existencia y cuantía del producto. Al ser éste, por lo
general, escaso, la insatisfacción de una o varias categorías es previsible,
posible jurídicamente al existir privilegios y comprobable en la experiencia
cotidiana. Porque el déficit de activo suele ser frecuente —precisamente,
por eso—, el legislador ha querido asegurar a ciertos acreedores mejor
rango, privilegios o preferencias que los protejan de la contingencia de
la no percepción de su crédito. Los letrados y funcionarios de la quiebra
liquidativa también son acreedores, con peor rango que los privilegiados
especiales, con igual rango que el resto de los gastos de administración y
justicia (art. 240, Ley 24.522), y con mejor rango que el resto de los privilegiados generales, quirografarios y subordinados. Al habérsele asegurado
a aquéllos un mínimo retributivo “despegado“ de las contingencias por-
Fallos Plenos
“Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.) Sociedad Anónima s/ quiebra”
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CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
centuales en las quiebras liquidadas de poca monta, mediante los susodichos “tres sueldos del Secretario“, el legislador ha querido asegurar una
retribución justa a esos acreedores cuya causa proviene de actuación en
beneficio común; y al otorgárseles jerarquía de acreedores del concurso
(art. 240, ley cit.), resulta posible en derecho que ellos desplacen a los
otros acreedores de inferior rango (confrontar: Rivera - Roitman - Vítolo,
“Concursos y Quiebras. Ley 24.522“, pág. 409, Ed. Rubinzal - Culzoni); y
d) porque si de lo que se trata es de evitar que no se consuma el activo o
gran parte del mismo, con los estipendios que se establezcan, la propia
ley de falencia es la que señala el camino a seguir; que no es el de atar el
mínimo de tres sueldos de Secretario a un porcentaje como se postula,
sino por el contrario atender a lo expresamente establecido en el art. 271
de dicho cuerpo legal, que nos determina claramente cuándo y en qué
circunstancias, podemos efectuar regulaciones sin atender a los mínimos
fijados legalmente.
Por lo expuesto, considero que en el caso de la quiebra liquidativa (art. 267,
Ley Concursal) el conjunto de los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede ser inferior a tres sueldos de Secretario aún cuando con ello
se supere el 12% del activo realizado. Sin perjuicio de lo establecido en el
art. 271 del mismo cuerpo legal.
Los Dres. Drago y Depetris expusieron idénticas razones en términos
semejantes a los expuestos por el Dr. Müller y votaron, de consiguiente,
en igual sentido.
A la misma cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo:
Conforme resulta de los antecedentes emanados de esta Sala III en su anterior reciente integración, ante la heterogénea construcción que presenta
el artículo 267 de la Ley Concursal se optó por escoger entre las dos soluciones alternativas que prescribe dicha norma positiva, por aquélla que
considera que el porcentaje previsto en su parte final opera como un techo
que resulta forzoso aplicar (v. autos “Ursini“, 26.6.96; “Veterinaria Allasia“,
30.12.96; “Schaller“, 6.6.97; “Iriondo y Asoc.“, 19.5.98, etc.); habiéndose
efectuado en determinadas circunstancias consideradas excepcionales
una interpretación diversa que, dando razones, permitió confirmar regulaciones venidas en consulta que excedían dicho máximo legal, cuando
esencialmente se trataba de tareas profesionales desarrolladas en su mayor parte durante la vigencia de la Ley 19.551 que contemplaba, como es
30
“Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.) Sociedad Anónima s/ quiebra”
notorio, porcentajes mayores (v. Autos “González“, 18.4.1998; “Duchon“,
6.12.1999), habiéndose ratificado implícitamente este último criterio en
casos que participando de la señalada excepcionalidad, permitió en supuestos puntuales confirmar honorarios remitidos conforme el art. 272 de
la ley (v. Autos “Rodríguez“, 27.6.2000; “Demaría“, 4.7.2000; “Foigelman“,
4.10.2000) en los que se hizo prevalecer el mínimo constituido por la suma
de tres sueldos de secretario judicial a despecho del máximo legal invariable y genéricamente aceptado.
La detallada referencia que antecede obedece al propósito de clarificar lo
que lejos de trasuntar una jurisprudencia vacilante y contradictoria constituyelo que considero debe entenderse la pauta interpretativa que terminantemente establece la ley en la quiebra liquidativa al tiempo de regular
honorarios y que si bien determina que el total de las regulaciones no
podrá ser inferior al 4% del activo realizado o a tres sueldos de secretario
de primera instancia el que sea mayor, también fija un tope máximo del
12% del activo realizado, lo que resulta acorde no solo con la letra sino con
el espíritu de la ley en razón de la redacción del precepto citado y la reducción que a las regulaciones de honorarios introdujo la Ley 24.522. Por
lo expuesto adhiero a los fundamentos vertidos respecto de la cuestión
convocante por el Dr. Raúl J. Cordini y voto en igual sentido.
Adhiero al voto del Dr. Cordini por así haber interpretado la norma contenida en el artículo 267 de la Ley 24.522 en forma reiterada como Juez de
Primera Instancia de Distrito, compartiendo asimismo los argumentos vertidos para fundar aquél, discrepando, por ello, con la opinión expresada
por la Nota de Redacción de la revista la Ley del 15.12.2000 en oportunidad de comentar el fallo de la Sala C de la Cámara Nacional de Comercio
del 11 de Agosto próximo pasado que da idéntica solución al tema, artículo que destaca ambas tendencias en la interpretación de la norma cuyo
alcance nos convoca, en cuanto manifiesta que para la prevalencia de alguna de ellas no existen bases positivas ni lógicas, considerando, por el
contrario, que la opinión del Vocal a la que me adhiero posee claras bases
de interpretación positiva y fundamento lógico de su postura, tanto como
sistemática del estatuto concursal y teleológica, sobre lo que no considero
necesario abundar, juzgando, por ende, inexorable la vigencia del tope
del doce por ciento del activo realizado para los supuestos previstos en
los incisos 3º y 4º del artículo 265 de la Ley 24.522 para la regulación de los
Fallos Plenos
A la misma cuestión, la Dra. Echarte dijo:
31
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
honorarios de los funcionarios y demás profesionales participantes en la
quiebra liquidativa.
A la misma cuestión, la Dra. Miró Plá dijo:
Considero, como la Dra. Aletti de Tarchini, con apoyo en los antecedentes
que ella individualiza, que esta Sala, en su anterior reciente integración,
ha venido aplicando como norma el criterio que se ajusta al topo del 12%
del activo realizado previsto en el artículo 267 de la L.C.Q. y que, si medió
apartamiento del mismo en algunos supuestos, se hizo con fundamento y en presencia de circunstancias que se estimaron excepcionales. En
consecuencia, adhiero, como los vocales de la Sala que me precedieron
en el tratamiento del tema, a los fundamentos que sustentan el voto del
Dr. Cordini y expido el mío en idéntico sentido.
Respecto a la segunda cuestión, el Tribunal Pleno, por mayoría manifestó
que de acuerdo al resultado obtenido corresponde que a los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso que establece el art. 267 de la
LCQ, en especial referencia al de tres sueldos de secretario de primera
instancia de la jurisdicción en que tramita el juicio, supera el 12% del activo
realizado, debe prevalecer la pauta del 12 por ciento.
Por los fundamentos del acuerdo precedente, la Cámara DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, en Tribunal Pleno,
resolvió: Que a los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso
que establece el art. 267 LCQ, en especial referencia al de tres sueldos de
secretario de primera instancia de la jurisdicción en que se tramita el juicio, supera el 12% del activo realizado, debe prevalecer la pauta del 12%.
Insértese, notifíquese.
Con lo que finaliza el presente Acuerdo Ordinario que suscriben los Señores Jueces de Cámara por ante mí, que certifico.
Cordini - Genesio - Saux - Müller - Drago - Depetris - Aletti De
Tarchini - Echarte - MirÓ PlÁ - De Bullrich (Secretaria)
•
32
“Martocchia, Juan Rubén
y otra c/ B.B.V.A. Banco
Francés s/ Demanda
Ordinaria”
•
Cuestión a resolver:
¿Son competentes los tribunales ordinarios para entender en las acciones
contra instituciones financieras por cumplimiento de contratos bancarios
relacionados con las disposiciones contenidas en la ley 25.561/02, sus
reglamentaciones y complementarias?
Doctrina legal:
Corresponde declarar la inconstitucionalidad de los artículos 1 y 6 de la
ley 25.587, siendo competentes los tribunales ordinarios para entender
en las acciones fundadas en las relaciones contractuales entre instituciones
crediticias y ahorristas, resultando competentes los jueces federales en las
acciones de amparo fundadas en la ilegitimidad y lesividad del acto consistente en el plexo normativo conformado por la ley 25.561, decretos 1579,
214 y demás reglamentaciones y complementarias.
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Competencia Federal. Contrato Bancario. Ley. Aplicación. Constitucionalidad. Amparo. Jurisprudencia Aplicable.
La Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, ha entendido “...la cuestión debatida en las acciones de amparo es la política
Fallos Plenos
Fundamentos sustentatorios:
33
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
nacional monetaria y cambiaria establecidas en leyes especiales, y no el
contrato que une a las partes“ y haciéndose eco de jurisprudencia reciente dijo en referencia a la asignación de jurisdicción que establece el
art. 116 de la Constitución Nacional que es relevante determinar a qué
refiere el precepto cuando alude a “leyes de la Nación“ porque una interpretación amplia llevaría a la absorción de la competencia común y ordinaria por la federal, interpretando por tales aquellas leyes especiales que,
sin pertenecer a las estructuras dogmáticas de los códigos de fondo, está
facultado a dictar el Congreso en miras al interés general y con aplicación
a todo el territorio de la República. Este criterio se fijó en resoluciones dictadas por el cuerpo en acciones de amparo en las cuales el acto impugnado por manifiestamente ilegítimo e inconstitucional consistía, además de
la actitud negativa de la institución demandada a devolver los depósitos,
en la legislación emanada del Congreso Nacional y Decretos del Poder
Ejecutivo tachados de inconstitucionales en forma expresa y directa. (Del
voto del Dr. Cordini).
Citas jurisprudenciales: Cám.de Apel. en lo Civ. y Com. de Santa Fe, Sala I, “Drago c/ Nuevo Banco de Santa Fe S.A. s/ Recurso de Amparo“ y “Moreira c/ Francés Administradora de Inversiones S.A. y otro s/ Amparo“ (Autos: 42-140 del 22
de abril de 2002 y 42/105, del 26 de marzo de 2002, respectivamente)
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Contrato Bancario. Incumplimiento Contractual. Emergencia Económica. Decreto.
Inconstitucionalidad. Ley Posterior. Aplicación. Antecedentes. Interpretación.
Teniendo en cuenta en el caso concreto, que no se está frente a un amparo
sino a una demanda ordinaria de cobro por incumplimiento contractual,
requiriéndose además, debido a la justificación ensayada por el banco demandado para no cumplir con lo acordado, la declaración de inconstitucionalidad de los decretos 1570/01; 214/02; 320/02 y en esta instancia por
ser de sanción posterior a la interposición de la demanda de los artículos
1 y 6 de la ley 25.587, estimo prudente reseñar debido a la profusa emisión
de disposiciones legislativas, cuyo desorden provoca natural confusión,
aquellas normas que tienen directa relación con la cuestión a resolver,
dejando de lado leyes y decretos anteriores. Así, el 6 de enero de 2002
(Boletín Oficial: 07/01/2002 es sancionada por el Congreso Nacional, la ley
25.561, reglamentada por el Decreto N° 71 del 09/01/02, la que declara la
emergencia pública en materia social, económica, administrativa, financie34
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
ra y cambiaria, derogando la Ley de Convertibilidad 23.928, modificando
varios artículos. Anteriormente, el Decreto 1570 de fecha 1° de diciembre
de 2001, publicado en el Boletín Oficial el 03/12/2001, entre otras medidas había prohibido los retiros en efectivo que superaran los 250 pesos o
dólares por semana, junto con otras restricciones relacionadas con transferencias al exterior. El 03/02/2002, se produce el advenimiento dentro del
orden jurídico del Decreto 214 (EDLA 2002, Bol. 2-25), publicado en el Boletín Oficial el 04/02/2002 el que, entre muchas disposiciones transforma a
pesos todas las obligaciones de dar sumas de dinero, de cualquier causa y
origen, judiciales y extrajudiciales expresadas en dólares u otras monedas
convirtiéndolas a razón de un peso con cuarenta centavos cada dólar o su
equivalente, estableciendo que las deudas financieras se convertirían a
pesos a razón de un peso por cada dólar o equivalente. El Decreto 320/02
aclara disposiciones del Decreto 214/02 y sustituye el art.12 suspendiendo
por 180 días el cumplimiento de medidas cautelares en todos los procesos
judiciales en los que se demande o accione contra el Estado Nacional y/o
entidades integrantes del sistema financiero en vinculación con el Decreto
1570, ley 25.561, decreto 71; decreto 260/02, resoluciones del Ministerio
de Economía, circulares y demás disposiciones del Banco Central, suspendiendo además la ejecución de las sentencias dictadas con fundamento
en las normas mencionadas contra el Estado y demás entes públicos aludidos. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Arts. 1 y 6 de la ley 25.587, ley 25.561 de fecha 6 de
enero de 2002 (publicado en BO el 07/01/2002, reglamentada por el decreto 71 del 09/01/2002); Ley de Convertibilidad 23.928, decreto 1570 de fecha 01/12/2001, (publicado en BO el 03/12/2001), Decreto 214; EDLA 2002,
Bol. 2/25, publicado en el BO 04/02/2002, decreto 320/2002; decreto 260/2002,
resoluciones del Ministerio de Economía, circulares y demás disposiciones del
Banco Central
Materia: Constitucional - Civil - Comercial
Diagnosticado por el poder político un estado de emergencia en la economía, fueron dictadas leyes, decretos, reglamentaciones administrativas,
que como es casi norma en los poderes políticos responde a la coyuntura, dejando de lado la observancia de normas de raigambre superior,
trasuntando una improvisión difícil de corregir. Al respecto, la Sala I de
esta Cámara ha expresado que “La emergencia como concepto de la rea-
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Ley. Efectos jurídicos. Derecho. Proliferación Legislativa. Norma
Jurídica. Interpretación. Aplicación.
35
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
lidad que genera una regulación sobreviniente circunstancial, anárquica,
contradictoria, atomística —y como tal asistemática— en la crisis argentina
de los años 2001/2002 tiene cinco manifestaciones relevantes: la bancarización forzosa (Leyes 25.345, LA 2000-D-4487) y 25.413 (LA 2001-B-1480) y
Decreto 1570/2001 (LA 2001-4959, del 03/12/01), la indisponibilidad de los
depósitos bancarios (idem y comunicación A 3467 del Banco Central de
la República Argentina, del 8/02/2002 (LA 2002-A-707), la pesificación de
las deudas y de los depósitos (ley 25.561 del 06/01/2002 y decreto 214 del
04/02/2002), la suspensión de las medidas cautelares, ejecuciones y pedidos de quiebra“. (Edgardo I. Saux, “Pesificación y Jurisdicción de Equidad“, Lexis Nexis JA fascículo N°5 del 30/10/2002, pág. 53)“. (Sala I en
“Tool Research Argentina S.A. s/ Concurso - Hoy Quiebra“, Resol. N° 324,
F°482, T°42-A). Este inorgánico conglomerado de normas reglamentos no
sólo alteró las relaciones existentes entre las partes cambiando las reglas
contractuales libremente pactadas, en el presente caso entre el banco demandado y los actores, sino que además modificó el régimen legal vigente. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: leyes 25.345 (LA 2000-D-4487) y 25.413 (LA 2001-B-1480)
y decreto 1570/2001 (LA 2001-4959, del 03/12/2001); Comunicación A 3467
del Banco Central de la República Argentina, del 08/02/2002 (LA 2002-A-707);
ley 25.561 del 06/01/2002 y decreto 214 del 04/02/2002
Citas jurisprudenciales: Sala I en “Tool Research Argentina S.A. s/ Concurso -Hoy
Quiebra“, resol. N° 324, F 482, T 42-A
Doctrina: Saux, Edgardo I.: “Pesificación y Jurisdicción de Equidad“, Lexis Nexis,
JA fascículo N°5, 30/10/2002, pág. 53
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Civil. Interpretación. Emergencia Económica. Contrato Bancario. Ley. Aplicación. Competencia. Naturaleza de la Acción. Competencia Federal. Competencia Ordinaria.
El sistema obligacional de la ley civil es invadido por la Ley de Emergencia 25.561, decreto 214/02 y demás resoluciones particularmente en relación con la ley 23.928, denominada “de convertibilidad“, normativa que
integra el Código Civil, manteniendo con las excepciones y alcances que
establece la ley las disposiciones de los artículos 617, 619 y 623 del Código Civil, facultando al Poder Ejecutivo Nacional a dictar disposiciones
aclaratorias y reglamentarias sobre situaciones específicas sustentadas en
la doctrina de la buena fe contractual (art. 1198, CC).Presentes estas consideraciones así como el principio según el cual la competencia por razón
36
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
de la materia se determina por la naturaleza de la cuestión debatida y no
por lo que invoquen las partes, no puede escapar a la consideración para
dirimir la cuestión respecto de la competencia, la excepcionalidad de la
justicia federal, siendo regla “...que todo derecho común lo apliquen las
justicias locales de provincia, y sólo en casos excepcionales y enumerados
lo haga la justicia federal ...“. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Ley de Emergencia 25.561, decreto 214/2002 y demás
resoluciones particularmente en relación con la ley 23.928 denominada “de convertibilidad“, normativa que integra el Código Civil: disposiciones de los arts. 617,
619 y 623 y art.1198 CC
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación Civil y Comercial de Santa Fe, Sala I,
“Drago c/ Nuevo Banco de Santa Fe S.A. s/ Recurso de Amparo“ y “Moreira c/
Francés Administradora de Inversiones S.A. y otro s/ Amparo“ (Autos: 42-140 del
22 de abril de 2002 y 42-105, del 26 de marzo de 2002, respectivamente)
Doctrina: Haro, Ricardo: “La Competencia Federal“, Depalma, pág. 23
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Competencia Federal.
Competencia. Principio de Especialidad.
El carácter excepcional y limitado de la competencia federal, resultado de
la organización del país regida por la Constitución, importa que el fuero
federal es de excepción, por lo que no dándose una causal específica que
lo haga surgir en el caso, su conocimiento queda librado al derecho común en orden a la competencia, es decir a la jurisdicción local. (Del voto
del Dr. Cordini).
Materia: Constitucional - Procesal
La organización federal del Estado Argentino implica, en lo que se relaciona
con la organización judicial, una distribución de competencia según refiera a
gobierno de provincia o gobierno nacional y en relación específica a lo que
debe dirigirse en esta instancia, la competencia federal en razón de la materia surge del texto del art. 116 de la Constitución Nacional al disponer que le
corresponde a la Corte Suprema de Justicia y demás tribunales inferiores de
la Nación el conocimiento y decisión de las causas que versen sobre puntos
regidos por la Constitución y las leyes de la Nación, con reserva respecto
de lo que dispone el art. 75 inc.12, tratados, etc. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Constitución Nacional: arts. 116 y 75 inc.12
Materia: Constitucional - Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Competencia Federal.
Principio de Especialidad. Constitución Nacional. Interpretación.
37
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Competencia Federal. Contrato Bancario. Ley. Aplicación. Constitucionalidad. Amparo. Jurisprudencia Aplicable.
El orden constitucional limitativo de las facultades de los jueces federales a los
casos taxativamente enumerados en la norma implica que su competencia no
puede extenderse a supuestos distintos a los consignados en el art. 116, es
decir los regidos por la Constitución y leyes federales o especiales, quedando
fuera de su competencia las leyes que rigen el denominado derecho común,
en referencia a los códigos de derecho sustancial y leyes provinciales, los que
quedan reservados al conocimiento último de la Corte Suprema Nacional
por vía del recurso extraordinario. De tal modo que la jurisdicción federal es
compartida por los tribunales provinciales, lo que significa que en cualquier
causa que se desarrolle ante un tribunal local, si se presenta una cuestión de
derecho federal vinculada al objeto del proceso, el juez tiene obligación de
resolverla, ya que todo tribunal judicial integra el poder judicial federal o local
y en los casos sometidos a su decisión debe interpretarse y aplicar con prioridad la Constitución Nacional. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Constitución Nacional: art. 116
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juez. Facultades. Control
de Constitucionalidad.
Ha dicho nuestro más Alto Tribunal que la aptitud jurisdiccional de los tribunales de todo el país para ejercer el control de constitucionalidad halla
su fundamento en la obligación de las provincias de asegurar su administración de justicia, objetivo que torna necesario que sus jueces no se aparten del principio de supremacía constitucional (art. 5° CN), para que dicha
obligación se cumpla de manera plena y eficaz. (Del voto del Dr. Cordini).
Citas jurisprudenciales: CSJN Fallos 323:2510
Doctrina: Martiniano Guevara, Augusto: “La Competencia Provincial y las normas
del ‘Corralito’“, L.L., Suplemento Especial, Pesificación-Junio 2002, págs. 49/50
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Corralito Financiero. Ley. Interpretación Sistemática. Juez. Facultades. Aplicación del Derecho Vigente. Contrato Bancario.
Competencia Ordinaria. Amparo. Competencia Federal.
Las normas legales de la Emergencia, incluidas las reglamentaciones dictadas por el Poder Ejecutivo, Ministerio de Economía y Banco Central, en lo
38
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
que se relaciona con el denominado “corralito“, pueden considerarse que
integran el derecho federal, pero además al modificar normas de derecho
sustancial, introduciéndose en cuestiones regladas por los Códigos Civil
y de Comercio, constituyen derecho común cuya aplicación se encuentra
reservada a los jueces ordinarios o provinciales según la normativa constitucional aplicable (arts. 5°, 75 inc. 12, 121 CN). Es por esa circunstancia que
la Sala I declaró la incompetencia en los recursos de amparo, evaluando
que si bien se aludía al contrato celebrado con el banco (derecho común),
la acción tendía a impugnar el acto lesivo, definiendo que “...La cuestión
debatida es la política nacional monetaria y cambiaria establecida en leyes
especiales y no el contrato que une a las partes“. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Constitución Nacional: arts. 5, 75 inc. 12 y 121, leyes 25.345
(LA 2000-D-4487) y 25.413 (LA 2001-B-1480) y decreto 1570/2001 (LA 2001-4959,
del 03/12/2001), Comunicación A 3467 del Banco Central de la República Argentina, del 08/02/2002 (LA 2002-A-707), ley 25.561 del 06/01/2002 y decreto 214
del 04/02/2002
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación Civil y Comercial de Santa Fe, Sala I,
“Drago c/ Nuevo Banco de Santa Fe S.A. s/ Recurso de Amparo“ y “Moreira c/
Francés Administradora de Inversiones S.A. y otro s/ Amparo“ (Autos: 42-140 del
22 de abril de 2002 y 42-105, del 26 de marzo de 2002, respectivamente)
Materia: Constitucional - Procesal
En la acción de amparo, por las propias características de este tipo especial de acción, lo que se ataca como acto manifiestamente ilegítimo, es
la normativa nacional que estableció la moratoria financiera por lo cual el
objeto y naturaleza eminentemente constitucional de la pretensión está
marcando que la base normativa esencial del reclamo se encuentra en las
disposiciones federales, ya que la vinculación entre los derechos demandados y la ley federal deben ser tan estrechos, que la dilucidación de la
controversia dependa de la interpretación y aplicación exclusiva o principal de la norma federal, pues lo que en estos casos interesa es la sustancia
o materia jurídica federal del pleito. Insisto, en la acción de amparo el acto
o decisión atacado como manifiestamente ilegítimo lesivo de derechos y
garantías constitucionales (art. 43 CN, 17 CP) lo constituyen las leyes, decretos y reglamentaciones federales. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Constitución Nacional: art. 43, CP: art. 17
Doctrina: Haro, Ricardo: “La Competencia Federal“, Depalma, pág. 108
Materia: Constitucional - Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Ley. Ámbito de Aplicación. Amparo. Competencia Federal.
39
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Corralito Financiero. Interpretación Sistemática. Juez. Facultades. Aplicación del Derecho Vigente. Contrato Bancario. Competencia Ordinaria. Amparo. Competencia Federal.
Cabe el interrogante respecto de la naturaleza de la cuestión debatida en
función de establecer la competencia. En el presente, la demanda y los
agravios se centran en resaltar el carácter contractual privado vinculante
entre el banco accionado y los actores mediante la figura del depósito,
tachando de inconstitucionalidad las disposiciones que alteraron dicho
acuerdo. El contenido del reclamo consiste en demandar de la entidad financiera el fiel cumplimiento del contrato de depósito bancario, incluyendo la impugnación del decreto 1570/01 y demás normativa modificatoria y
complementarios posteriores, en tanto afectan las relaciones de carácter
privado, regladas por los artículos 1.137 y 2.185 inciso 4° del Código Civil,
lo que constituye evidentemente materia de derecho común de aplicación
reservada a los jueces provinciales. La cuestión principal a resolver, es decir el cumplimiento del contrato regido por el derecho privado, es la que
determina al intervención de los denominados tribunales ordinarios, quienes deben también resolver en su caso la inconstitucionalidad de las leyes
federales pues son cuestiones conexas con la principal por cuento “...todo
tribunal judicial, en cualquier tipo de proceso, puede y debe resolver una
cuestión constitucional federal“. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: decreto 1570/2001, Código Civil: arts. 1137 y 2185 inc. 4
Doctrina: Bidart Campos, Germán: “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino“, pág. 355
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Competencia Federal. Juez. Facultades. Aplicación del Derecho
Vigente.
Los tribunales locales pueden interpretar y aplicar normas federales en la
medida en que ello sea accesoriamente necesario para dilucidar el cuestionamiento realizado principalmente y de modo directo respecto de leyes locales, como vg. en los casos previstos por el inciso 2° del art. 14 de la
ley 48 que prevé expresamente la procedencia del recurso extraordinario
ante la Corte Suprema. (Del voto del Dr. Cordini).
Doctrina: Haro, Ricardo: “La Competencia Federal“, Depalma, pág. 107
Materia: Constitucional - Procesal
40
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica. Competencia. Naturaleza de la Acción. Contrato Bancario. Competencia
Ordinaria. Amparo. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
En función de establecer la competencia no puede darse una pauta única
e inamovible para cualquier tipo de proceso, sino que debe distinguirse en
orden a determinar la asignación de competencia material, la naturaleza de
la acción interpuesta y el contenido específico de la demanda, correspondiendo en caso de optarse por la acción de amparo, intervenir a la justicia
federal, y en la acción de derecho común fundada en normas contractuales
vinculantes entre banco y ahorrista, aunque subsidiariamente deba el juez
tratar la constitucionalidad de normas federales, la competencia corresponde a los jueces ordinarios. Este criterio distintivo para determinar la competencia se ve dificultado a partir de la sanción de la ley 25.587, al disponer
dicha normativa en su art. 6° que los procesos a que alude en el art.1° corresponde intervenir a la justicia federal. En consecuencia no se puede, sin analizar la constitucionalidad de la ley mencionada, cuando la acción es ejercida
contra entidades financieras, concluirse que por demandarse en función de
derechos sustantivos de carácter patrimonial, en relación con las normas de
derecho de fondo que rigen los contratos y el régimen obligacional, debido
a lo dispuesto por los arts. 5, 75 inc. 12 y 121 de la Constitución Nacional,
que la competencia es de los jueces provinciales. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: ley 25.587: arts. 1 y 6, Constitución Nacional: arts. 5, 75
inc. 12 y 121
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Ley. Interpretación. Competencia Federal.
La legislación de emergencia ha modificado todo el sistema argentino,
por lo que, no puede considerarse que se trata de “leyes especiales“,
materia exclusiva de la competencia federal, sin clarificar el objeto y naturaleza de la pretensión ejercida“. (Del voto del Dr. Cordini).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Competencia Federal. Ley. Constitucionalidad.
El 25 de abril de 2001 se sancionó y promulgó la ley 25.587, cuyo art. 1°
dispuso que en los procesos judiciales de cualquier naturaleza en que se
Fallos Plenos
Doctrina: Junyent Bas, Francisco, “La declarada competencia federal en materia
de corralito financiero“, Zeus, Boletín del 26/06/2002, pág. 3
Materia: Constitucional - Procesal
41
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
demanda al Estado Nacional, entidades integrantes del sistema financiero,
de seguros o mutuales de ayuda económica en razón de los créditos, deudas, obligaciones, depósitos o reprogramaciones financieras que pudieran
considerarse afectadas por las disposiciones contenidas en la ley 25.561 y
sus reglamentaciones y complementarias, sólo será admisible la medida
cautelar reglada por el art. 230 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación... “Esta disposición de orden público se aplicará a todas las causas en trámite y alcanzará también a todas las medidas cautelares, que se
encuentren pendientes de ejecución, cualquiera fuere la fecha de la orden
judicial“. En el art. 6° de la ley expresa que “La tramitación de los procesos mencionados en el artículo 1° corresponden a la competencia de la
justicia federal“. Se presenta entonces con la vigencia de esta legislación
un escollo que de no sortearse impediría la consideración y resolución de
los interrogantes que le siguen, esto es, en la hipótesis de estimarse apropiada una respuesta favorable a la competencia de los tribunales llamados
ordinarios, ante la asignación expresa de competencia federal que realiza
la ley 25.587. En consecuencia, es imprescindible despejar la validez constitucional de la norma. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: ley 25.587: art.1, ley 25.561, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación: art. 230
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad. Amparo.
La ley 25.587 vulnera las autonomías provinciales en clara contravención
a lo establecido por la Constitución Nacional. No sólo afecta en determinados artículos relacionados con las medidas cautelares el principio de
división de poderes que consagra el art. 1° CN; al establecer el sistema
republicano de gobierno, sino además vulnera el art. 43 de la CN que
recepciona constitucionalmente el amparo como garantía de los derechos
individuales, afecta asimismo el principio esencial relacionado con la irretroactividad de la ley al disponer su aplicación respecto de medidas cautelares ordenadas con anterioridad a su vigencia, y además en lo que tiene
relación directa con el tema en tratamiento, atenta contra los principios
federales de la Constitución al disponer obligatoriamente la competencia
federal en esta clase de juicios. (Del voto del Dr. Cordini).
Doctrina: Hernández, Antonio M. (h): “Las Emergencias y el Orden Constitucional“, Rubinzal - Culzoni, pág.117; Guevara, Augusto Martiniano: “La Competen42
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
cia Provincial y las normas del ‘Corralito’“, L.L., Suplemento Especial, Pesificación-Junio 2002, pág. 50
Referencias normativas: ley 25.587; CN: art. 43 y 1
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia económica.
Competencia Federal. Contrato Bancario. Competencia Ordinaria. Ley. Interpretación. Inconstitucionalidad.
Antonio M. Hernández ha señalado que “Si bien consideramos que cuando se demanda al estado federal la competencia debe ser federal en razón de la persona, en cambio puede darse el caso de que los ahorristas
sólo demanden a los bancos y en este supuesto ello puede hacerse ante
la justicia provincial, por imperio de los principios federales de la Constitución Nacional y de la competencia provincial, en razón de que las personas o cosas caigan bajo dicha jurisdicción“ (art. 75, inc. 12 CN). Al extender
la competencia federal sobre casos enumerados por los arts. 116 y 117 de
la Constitución Nacional, la ley 25.587 resulta claramente inconstitucional
y así debe declararse. (Del voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Constitución Nacional: art. 75, inc.12, 116 y 117; ley 25.587
Doctrina: Hernández, Antonio M. (h): “Las Emergencias y el Orden Constitucional“, Rubinzal - Culzoni, pág. 117
Materia: Constitucional - Procesal
Dice Haro que las facultades de los jueces federales están necesariamente limitadas a los casos enumerados en la Constitución sin que por ley o
interpretaciones de sus textos pueda extenderse, y además que “la facultad de prescribir excepciones al fuero federal que la Corte Suprema
ha reconocido al Congreso, no lleva consigo la de ampliarlo, es decir, la
de asignar a la justicia federal el conocimiento de asuntos diferentes a los
que determina el artículo 100 (léase 116) de la Constitución“. Considero
entonces que en el caso concreto corresponde declarar la inconstitucionalidad de lo dispuesto por el art. 6° de la ley 25.587, siendo competentes los
tribunales ordinarios para entender en las acciones fundadas en las relaciones contractuales entre instituciones crediticias y ahorristas, resultando
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juez Federal. Competencia. Límites. Constitución Nacional. Interpretación. Emergencia
Económica. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
Amparo.
43
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
competentes los jueces federales en las acciones de amparo fundadas en
la ilegitimidad y lesividad del acto consistente en el plexo normativo conformado por la ley 25.561, decretos 1579, 214 y demás reglamentaciones y
complementarias. (Del voto del Dr. Cordini).
Doctrina: Haro, Ricardo: “La Competencia Federal“, Depalma, pág. 76
Referencias normativas: Constitución Nacional: art. 100 (léase 116); art. 6° de la
ley 25.587; ley 25.561; decretos 1579, 214 y demás reglamentaciones y complementarias.
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad. Jurisprudencia.
Antecedentes.
En decisión del 26 de Abril del año 2002 en autos “Drago, Silvina Rosa
c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Amparo“ (Expte. N° 83 - Año 2002) (v. Autos,
T. XXXVI, fs. 277/9) la Sala Tercera de esta Cámara, declaró la competencia de la Justicia Provincial para entender en la causa, situación que varió
con la promulgación el 25 de abril del mismo año de la ley 25.587 cuyo
art. 6° adjudica a la competencia de la justicia federal el conocimiento de
las causas mencionadas en el art. 1°, lo que así se resolviera en los autos
“Silvetti, Ana G. y Otras c/ Provincia de Santa Fe s/ Amparo“ (Expte. N° 73 Año 2003) (v. Autos, T. XXVII, fs. 257) decisión donde se resolviera la incompetencia de la justicia ordinaria en el reclamo por medio de la acción
jurisdiccional de amparo. (De los fundamentos de la Dra. Echarte).
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelaciónes en lo Civil y Comercial, Sala III,
“Drago, Silvina Rosa c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Amparo“ (Expte. N° 83 - Año
2002) (v. Autos, T. XXXVI, fs. 277/9) “Silvetti, Ana G. y Otras c/ Provincia de Santa
Fe s/ Amparo“ (Expte. N° 73 - Año 2003) (v. Autos, T. XXVII, fs. 257)
Referencias normativas: ley 25.587: arts 1 y 6
Materia: Civil - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Partes. Banco.
Contrato Bancario. Incumplimiento Contractual. Emergencia
Económica. Ley. Aplicación. Competencia. Naturaleza de la Acción. Competencia Ordinaria.
Según surge del contenido de la demanda, en este proceso se acciona
contra una sola persona privada y cierta, el Banco B.B.V.A. - Banco Francés, no al Estado Nacional ni al Banco Central de la República Argenti44
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
na u otra dependencia oficial; con la pretensión del cumplimiento de un
contrato entre particulares, solicitándose también la declaración de inconstitucionalidad de determinadas normas específicas sobrevinientes a
su celebración, que lo obstaculizan, sin abarcar a la totalidad del sistema
económico y financiero dispuesto como es público desde fines del año
2001 por los Poderes Ejecutivo y Legislativo de la Nación. Dentro de tal
marco,la materia corresponde al conocimiento de la justicia ordinaria provincial (art. 72, ley 10.160), por tratarse de tema relativo a los efectos de
las obligaciones contractuales respecto del acreedor (art. 505 del Código
Civil). No por desconocido, la demanda, primer parámetro para determinar la competencia “ratione materiae“, en el caso refiere concretamente a
pretensión del derecho común, no a derechos subjetivos de carácter administrativo; en cuya consecuencia, el pleito planteado no tiene su origen
en acto administrativo nacional, aún cuando como fundamento accesorio
se pretenda la inconstitucionalidad de algunas normas, ni cae dentro de la
competencia federal. (De los fundamentos del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 72 y Código Civil: art. 505
Materia: Procesal - Constitucional
Los arts. 1 y 6 de la ley 25.587, publicada el 26 de abril de 2002, en cuanto
disponen que la tramitación de los procesos judiciales “de cualquier naturaleza“ —es decir todos— en los que “demande“ a algunos sujetos de
derecho —o sea cuando sus beneficiados actúen como demandados pero
no cuando lo hagan como actores—, entre los que se encuentran las entidades integrantes del sistema financiero, corresponde a la justicia federal, son inconstitucionales: 1°) Porque pretende sacar a ciertos justiciables
—los depositantes— de sus jueces naturales, que son los designados por
ley antes del hecho de la causa (art.18 CN), trasladando la competencia a
otro fuero, aún en caso donde la principal materia debatida es un contrato
de la legislación común entre particulares, donde desde siempre interviene la justicia provincial cuando actúa como actor un banco que demanda
a un particular, deviniendo en apariencia que su finalidad no es preservar
la materia comprometida, sino otras extrañas al adecuado servicio de justicia, produciendo la concentración de causas el efecto de retrasar o imposibilitar materialmente el atendimiento de los reclamos de los particulares,
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Juicio. Partes. Banco. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
45
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
a raíz del abarrotamiento de juicios en una justicia federal sobrepasada en
su estructura funcional por las miles de demandas generadas en el llamado corralito, ya puesta de manifiesto por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación en las acordadas N° 11-22/marzo/02- y 15-11/abril/02-, adoptando paliativos para superar la situación de privación de justicia, pero que
obviamente no alcanzan al no cubrir la posibilidad de decisión. (De los
fundamentos del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 25.587: arts. 1 y 6, publicada el 26 de abril de 2002
Materia: Procesal - Constitucional
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Juicio. Partes. Banco. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
Los arts. 1 y 6 de la ley 25.587, publicada el 26 de abril de 2002, en cuanto
disponen que la tramitación de los procesos judiciales “de cualquier naturaleza“ —es decir todos— en los que “demande“ a algunos sujetos de
derecho —o sea cuando sus beneficiados actúen como demandados pero
no cuando lo hagan como actores—, entre los que se encuentran las entidades integrantes del sistema financiero, corresponde a la justicia federal,
son inconstitucionales porque rompe la igualdad ante la ley (art. 16 CN), al
establecer que solo las causas de los particulares contra los bancos tramiten en la justicia federal, lo que implícitamente significa que los cientos de
juicios de los bancos contra los particulares continuarán la radicación en
la justicia ordinaria provincial, favoreciendo la tramitación a las entidades
crediticias conforme a lo expresado precedentemente y perjudicando a
los ciudadanos. (De los fundamentos del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 25.587: arts. 1 y 6, publicada el 26 de abril de 2002
Materia: Procesal - Constitucional
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Juicio. Partes. Banco. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
Los arts. 1 y 6 de la ley 25.587, publicada el 26 de abril de 2002, en cuanto
disponen que la tramitación de los procesos judiciales “de cualquier naturaleza“ —es decir todos— en los que “demande“ a algunos sujetos de
derecho —o sea cuando sus beneficiados actúen como demandados pero
no cuando lo hagan como actores—, entre los que se encuentran las entidades integrantes del sistema financiero, corresponde a la justicia federal,
46
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
son inconstitucionales porque se está obstruyendo aviesamente el derecho de peticionar ante las autoridades y el acceso a la justicia, cercenando
el derecho de defensa en juicio (arts. 16 y 18 CN), al obligar, en la ciudad
de Santa Fe, a recurrir a dos jueces federales, cuando en la justicia ordinaria hay diez, lo que implicará en la práctica una administración de justicia
tardía por imperio de los hechos. (De los fundamentos del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 25.587: arts. 1 y 6, publicada el 26 de abril de 2002
Materia: Procesal - Constitucional
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Juicio. Partes. Banco. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
Los arts. 1 y 6 de la ley 25.587, publicada el 26 de abril de 2002, en cuanto
disponen que la tramitación de los procesos judiciales “de cualquier naturaleza“ —es decir todos— en los que “demande“ a algunos sujetos de
derecho —o sea cuando sus beneficiados actúen como demandados pero
no cuando lo hagan como actores—, entre los que se encuentran las entidades integrantes del sistema financiero, corresponde a la justicia federal,
son inconstitucionales porque los principios, garantías y derechos reconocidos constitucionalmente, no pueden ser alterados por las leyes que
reglamenten su ejercicio (art. 28, CN). (De los fundamentos del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 25.587: arts. 1 y 6, publicada el 26 de abril de 2002
Materia: Constitucional - Procesal
Los arts. 1 y 6 de la ley 25.587, publicada el 26 de abril de 2002, en cuanto
disponen que la tramitación de los procesos judiciales “de cualquier naturaleza“ —es decir todos— en los que “demande“ a algunos sujetos de
derecho —o sea cuando sus beneficiados actúen como demandados pero
no cuando lo hagan como actores—, entre los que se encuentran las entidades integrantes del sistema financiero, corresponde a la justicia federal,
son inconstitucionales porque se somete a una parte de la población, los
depositantes en las causas, a un fuero personal, por la sola circunstancia
de ser ahorrista, violando la garantía del art. 16 de la Constitución Nacional. (De los fundamentos del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 25.587: arts. 1 y 6, publicada el 26 de abril de 2002
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica. Juicio. Partes. Banco. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
Materia: Procesal
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CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Emergencia Económica.
Juicio. Partes. Banco. Competencia Federal. Ley. Inconstitucionalidad.
Los arts. 1 y 6 de la ley 25.587, publicada el 26 de abril de 2002, en cuanto disponen que la tramitación de los procesos judiciales “de cualquier
naturaleza“ —es decir todos— en los que “demande“ a algunos sujetos
de derecho —o sea cuando sus beneficiados actúen como demandados
pero no cuando lo hagan como actores—, entre los que se encuentran
las entidades integrantes del sistema financiero, corresponde a la justicia federal, son inconstitucionales porque legisla materia netamente
procesal, propia de las provincias; como es la relativa a la competencia,
excediendo la previsión constitucional restrictiva. (De los fundamentos
del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 25.587: arts. 1 y 6, publicada el 26 de abril de 2002
Materia: Procesal - Constitucional
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Santa Fe, a los 4 días del mes de agosto del año dos mil
tres, se reunió la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial en Tribunal Pleno (art. 28, Ley 10.160), integrada por los Dres. Raúl J. Cordini,
Juan Carlos M. Genesio, Norah S. Echarte, Enrique Müller, Armando L.
Drago, Beatríz Miró Plá, Estela Aletti de Tarchini, Daniel Rucci y Agustín
Bassó para resolver si la apertura de la apelación extraordinaria por una
causa abre o no la instancia para el tratamiento del juzgamiento de las
demás causales, solicitada por la parte actora en los autos caratulados
“MARTOCCHIA, JUAN RUBÉN Y OTRA c/ B.B.V.A. BANCO FRANCÉS
s/ DEMANDA ORDINARIA“ (Expte. Sala I, N°108 - Año 2002). Acto seguido el Tribunal Pleno estableció el orden de votación conforme con
el estudio de los autos —Dres. Cordini, Genesio, Echarte, Müller, Drago, Miró Plá, Aletti de Tarchini, Rucci y Bassó— y se planteó para resolver las siguientes cuestiones:
1era.: ¿Son competentes los tribunales ordinarios para entender en las acciones contra instituciones financieras por cumplimiento de contratos bancarios relacionados con las disposiciones contenidas en la Ley 25.561/02,
sus reglamentaciones y complementarias?
2da.: Es aplicable la doctrina del plenario en esta sentencia en su caso ¿es
ella justa?
48
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
3era.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse?
Determinado el orden de votación en cuya virtud estos pasan a estudio, a
la primera cuestión, el Dr. Cordini dijo:
Juan R. Martoccia y Amelia B. Lamas promovieron contra el Banco B.B.V.A.
Banco Francés y/o quien resulte responsable jurídicamente, demanda por
cumplimiento de contrato por la suma de U$S41.592 o lo que en definitiva
se fije, con más intereses.
Fundamentan la acción diciendo que celebrados sendos contratos bancarios de depósito a plazo fijo en dólares estadounidenses, cuyos certificados acompañan en fotocopia, habiéndose comprometido la institución
demandada a devolver su importe con los intereses pactados en fechas
10 de enero de 2002 y 11 de enero de 2002, no cumplió con lo pactado
aduciendo la existencia de disposiciones emanadas de las autoridades de
contralor de las actividades financieras, incumpliendo con lo acordado,
tachando de inconstitucionalidad los Decretos 1570/01; 214/02; 320/02 y
artículos 2 y 6 de la Ley 25.561.
Recurrido el pronunciamiento y ya en esta instancia, a fs. 34 los actores
formulan su expresión de agravios y al respecto mencionan que los documentos que sirven de base a la acción ordinaria son el resultado de un
contrato privado celebrado entre personas privadas (banco y particular) y
sus consecuencias deben dirimirse ante los jueces naturales, es decir los
tribunales de la provincia, siendo abusivo pretender que concurran ante
Tribunales Federales mediante decretos y leyes cuando se contrató bajo
las normas del derecho común. Al mismo tiempo solicitan la formación de
Tribunal Pleno entendiendo que existen conceptos antagónicos respecto
de la competencia entre los distintos jueces del fuero y las Salas de esta
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, a lo cual se hizo lugar.
Atento ello y debiendo responder a la primera cuestión, con el fin de clarificar debidamente mi postura, estimo necesario hacer mención expresa
Fallos Plenos
Ante dicho reclamo la jueza de primera instancia declara su incompetencia considerando que si bien la relación entidad financiera-depositante es
de orden privado, regida por normas privadas, la inferencia excepcional
de normas de derecho público, en el caso la legislación cambiaria, es federal y la que modifica los términos contractuales debe ser sometida al conocimiento de los jueces federales, rechazando liminarmente la demanda
y disponiendo el archivo del expte. (fs. 14/16).
49
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
a resoluciones de la Sala Primera de esta Cámara, que integro, en las que
se declaró la incompetencia, en la comprensión que la materia principal a
resolver en estos casos puntuales era federal.
En las causas “Drago c/ Nuevo Banco de Santa Fe S.A. s/ Recurso de Amparo“ y “Moreira c/ Francés Administradora de Inversiones S.A. y Otro
s/ Amparo“ (Autos: 42-140 del 22 de abril de 2002 y 42-105, del 26 de marzo de 2002, respectivamente) la Sala entendió que “...la cuestión debatida
en las acciones de amparo es la política nacional monetaria y cambiaria establecidas en leyes especiales, y no el contrato que une a las partes“ y haciéndose eco de jurisprudencia reciente dijo en referencia a la asignación
de jurisdicción que establece el art. 116 de la Constitución Nacional que
es relevante determinar a qué refiere el precepto cuando alude a “leyes
de la Nación“ porque una interpretación amplia llevaría a la absorción de
la competencia común y ordinaria por la federal, interpretando por tales
aquellas leyes especiales que, sin pertenecer a las estructuras dogmáticas
de los códigos de fondo, está facultado a dictar el Congreso en miras al
interés general y con aplicación a todo el territorio de la República.
Destaco entonces, este criterio se fijó en resoluciones dictadas por el cuerpo en acciones de amparo en las cuales el acto impugnado por manifiestamente ilegítimo e inconstitucional consistía, además de la actitud negativa
de la institución demandada a devolver los depósitos, en la legislación
emanada del Congreso Nacional y Decretos del Poder Ejecutivo tachados
de inconstitucionales en forma expresa y directa.
Importa entonces tener en cuenta en el caso concreto, que no se está frente a un amparo sino a una demanda ordinaria de cobro por incumplimiento contractual, requiriéndose además, debido a la justificación ensayada
por el banco demandado para no cumplir con lo acordado, la declaración
de inconstitucionalidad de los Decretos 1570/01; 214/02; 320/02 y en esta
instancia por ser de sanción posterior a la interposición de la demanda de
los artículos 1 y 6 de la Ley 25.587 (fs. 35).
Estimo prudente reseñar debido a la profusa emisión de disposiciones legislativas, cuyo desorden provoca natural confusión, aquellas normas que
tienen directa relación con la cuestión a resolver, dejando de lado leyes y
decretos anteriores.
El 6 de enero de 2002 (Boletín Oficial 7/01/02) es sancionada por el Congreso Nacional, la Ley 25.561, reglamentada por el Decreto N° 71 del 9/01/02,
50
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
la que declara la emergencia pública en materia social, económica, administrativa, financiera y cambiaria, derogando la Ley de Convertibilidad
N° 23.928, modificando varios artículos.
Anteriormente, el Decreto N° 1570 de fecha 1° de Diciembre de 2001, publicado en el Boletín Oficial el 3/12/01, entre otras medidas había prohibido los retiros en efectivo que superaran los 250 pesos o dólares por semana, junto con otras restricciones relacionadas con transferencias al exterior.
El 3/02/02, se produce el advenimiento dentro del orden jurídico del Decreto N°214 (EDLA 2002, Bol.2-25), publicado en el B.O. el 4 de febrero de
2002 el que entre muchas disposiciones transforma a pesos todas las obligaciones de dar sumas de dinero, de cualquier causa y origen, judiciales
y extrajudiciales expresadas en dólares u otras monedas convirtiéndolas
a razón de un peso con cuarenta centavos cada dólar o su equivalente,
estableciendo que las deudas financieras se convertirían a pesos a razón
de un pesos por cada dólar o equivalente.
Es decir que diagnosticado por el poder político un estado de emergencia en la economía, respecto de lo cual no corresponde expedirse ya que
escapa a la cuestión sometida a la decisión del tribunal, fueron dictadas
leyes, decretos, reglamentaciones administrativas, que como es casi norma en los poderes políticos responde a la coyuntura, dejando de lado la
observancia de normas de raigambre superior, trasuntando una improvisión difícil de corregir. Al respecto la Sala I, de esta Cámara ha expresado
que “La emergencia como concepto de la realidad que genera una regulación sobreviniente circunstancial, anárquica, contradictoria, atomística
—y como tal astemática— en la crisis argentina de los años 2001/2002
tiene cinco manifestaciones relevantes: La bancarización forzosa (Leyes
25.345, LA 2000-D-4487) y 25.413 (LA 2001-B-1480) y Decreto 1570/2001
(LA 2001-4959, del 3/12/01), la indisponibilidad de los depósitos bancarios
Fallos Plenos
El Decreto N° 320/02 aclara disposiciones del Decreto 214/02 y sustituye el
art.12 suspendiendo por 180 días el cumplimiento de medidas cautelares
en todos los procesos judiciales en los que se demande o accione contra
el Estado Nacional y/o entidades integrantes del sistema financiero en vinculación con el Decreto 1570, Ley 25.561, Decreto 71; Decreto 260/02, Resoluciones del Ministerio de Economía, circulares y demás disposiciones
del Banco Central, suspendiendo además la ejecución de las sentencias
dictadas con fundamento en las normas mencionadas contra el Estado y
demás entes públicos aludidos.
51
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
(idem y comunicación A 3467 del Banco Central de la República Argentina, del 8/02/2002 (LA 2002-A-707)), la pesificación de las deudas y de los
depósitos (Ley 25.561 del 06/01/2002 y Decreto 214 del 04/02/2002), la
suspensión de las medidas cautelares, ejecuciones y pedidos de quiebra“.
(Edgardo I. Saux, “Pesificación y Jurisdicción de Equidad“, Lexis Nexis J.A:
fascículo N° 5 del 30/10/02, pág. 53)“. (Sala I en “Tool Research Argentina
S.A. s/ Concurso - Hoy Quiebra“, Resol. N° 324, F° 482, T° 42-A).
Este inorgánico conglomerado de normas y reglamentos no sólo alteró las
relaciones existentes entre las partes cambiando las reglas contractuales
libremente pactadas, en el presente caso entre el banco demandado y los
actores, sino que además modificó el régimen legal vigente.
El sistema obligacional de la ley civil es invadido por la Ley de Emergencia N° 25.561, Decreto 214/02 y demás resoluciones particularmente en
relación con la Ley 23.928 denominada “de convertibilidad“, normativa
que integra el Código Civil, manteniendo con las excepciones y alcances
que establece la ley las disposiciones de los artículos 617, 619 y 623 del
Código Civil, facultando al Poder Ejecutivo Nacional a dictar disposiciones
aclaratorias y reglamentarias sobre situaciones específicas sustentadas en
la doctrina de la buena fe contractual (art. 1.198, C.C.).
Presentes estas consideraciones así como el principio según el cual “... la
competencia por razón de la materia se determina por la naturaleza de
la cuestión debatida y no por lo que invoquen las partes (Esta Sala I, Autos 42-140 y 42-105 ya citados) no puede escapar a la consideración para
dirimir la cuestión respecto de la competencia, la excepcionalidad de la
justicia federal, siendo regla “...que todo derecho común lo apliquen las
justicias locales de provincia, y sólo en casos excepcionales y enumerados
lo haga la justicia federal...“ (Haro, Ricardo, “La Competencia Federal“,
Depalma, pág. 23).
Ese carácter excepcional y limitado de la competencia federal, resultado
de la organización del país regida por la Constitución, importa que el fuero federal es de excepción, por lo que no dándose una causal específica
que lo haga surgir en el caso, su conocimiento queda librado al derecho
común en orden a la competencia, es decir a la jurisdicción local.
La organización federal del Estado Argentino implica, en lo que se relaciona con la organización judicial, una distribución de competencia según
refiera a gobierno de provincia o gobierno nacional y en relación especí52
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
fica a lo que debe dirigirse en esta instancia, la competencia federal en
razón de la materia surge del texto del art. 116 de la Constitución Nacional
al disponer que le corresponde a la Corte Suprema de Justicia y demás
tribunales inferiores de la Nación el conocimiento y decisión de las causas
que versen sobre puntos regidos por la Constitución y las leyes de la Nación, con reserva respecto de lo que dispone el art. 75 inc.12, tratados, etc.
Este orden constitucional limitativo de las facultades de los jueces federales a los casos taxativamente enumerados en la norma implica que su
competencia no puede extenderse a supuestos distintos a los consignados en el art. 116, es decir los regidos por la Constitución y Leyes federales o especiales, quedando fuera de su competencia las leyes que rigen
el denominado derecho común, en referencia a los códigos de derecho
sustancial y leyes provinciales, los que quedan reservados al conocimiento
último de la Corte Suprema Nacional por vía del recurso extraordinario.
Las normas anteriormente citadas, incluidas las reglamentaciones dictadas
por el Poder Ejecutivo, Ministerio de Economía y Banco Central, en lo que
se relaciona con el denominado “corralito“, pueden considerarse que integran el derecho federal, pero además al modificar normas de derecho
sustancial, introduciéndose en cuestiones regladas por los Códigos Civil
y de Comercio, constituyen derecho común cuya aplicación se encuentra
reservada a los jueces ordinarios o provinciales según la normativa constitucional aplicable (arts. 5°, 75 inc.12, 121 C.N.).
Fallos Plenos
De tal modo que la jurisdicción federal es compartida por los tribunales
provinciales, lo que significa que en cualquier causa que se desarrolle ante
un tribunal local, si se presenta una cuestión de derecho federal vinculada
al objeto del proceso, el juez tiene obligación de resolverla, ya que todo
tribunal judicial integra el poder judicial federal o local y en los casos sometidos a su decisión debe interpretarse y aplicar con prioridad la Constitución Nacional. “En este sentido ha dicho nuestro más Alto Tribunal,
que la aptitud jurisdiccional de los tribunales de todo el País para ejercer
el control de constitucionalidad halla su fundamento en la obligación de
las provincias de asegurar su administración de justicia, objetivo que torna
necesario que sus jueces no se aparten del principio de supremacía constitucional (art. 5°, C.N.), para que dicha obligación se cumpla de manera
plena y eficaz (CSJN Fallos 323-2510)“ (Conf: Augusto Martiniano Guevara, “La Competencia Provincial y las normas del ‘Corralito’“, L. L., Suplemento Especial, Pesificación - Junio 2002, págs. 49-50).
53
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Es por esa circunstancia que suscribí las resoluciones de la Sala declarando
la incompetencia en los recursos de amparo, evaluando, conforme dijera,
que si bien se aludía al contrato celebrado con el banco (derecho común),
la acción tendía a impugnar el acto lesivo, definiendo que “...la cuestión
debatida es la política nacional monetaria y cambiaria establecida en leyes
especiales y no el contrato que une a las partes“ (auto citado).
En la acción de amparo, por las propias características de este tipo especial de acción, lo que se ataca como acto manifiestamente ilegítimo, es
la normativa nacional que estableció la moratoria financiera por lo cual el
objeto y naturaleza eminentemente constitucional de la pretensión está
marcando que la base normativa esencial del reclamo se encuentra en las
disposiciones federales, ya que la vinculación entre los derechos demandados y la ley federal deben ser tan estrechos, que la dilucidación de la
controversia dependa de la interpretación y aplicación exclusiva o principal de la norma federal, pues lo que en estos casos interesa es la sustancia
o materia jurídica federal del pleito (Conf.: Haro, ob. cit., pág. 108).
Insisto, en la acción de amparo el acto o decisión atacado como manifiestamente ilegítimo lesivo de derechos y garantías constitucionales
(art. 43 CN, 17 CP) lo constituyen las leyes, decretos y reglamentaciones
federales.
Distinta es la situación traída a resolución de este tribunal. En el presente,
la demanda y los agravios se centran en resaltar el carácter contractual privado vinculante entre el banco accionado y los actores mediante la figura
del depósito, tachando de inconstitucionalidad las disposiciones que alteraron dicho acuerdo, cabiendo entonces el interrogante respecto de la naturaleza de la cuestión debatida en función de establecer la competencia.
El contenido del reclamo inserto en el escrito introductivo, reiterado ante
esta segunda instancia, consiste en demandar de la entidad financiera el
fiel cumplimiento del contrato de depósito bancario, incluyendo la impugnación del Decreto 1570/01 y demás normativa modificatoria y complementarios posteriores, en tanto afectan las relaciones de carácter privado,
regladas por los artículos 1.137 y 2.185 inciso 4° del Código Civil, lo que
constituye evidentemente materia de derecho común de aplicación reservada a los jueces provinciales.
La cuestión principal a resolver, es decir, el cumplimiento del contrato
regido por el derecho privado, es la que determina la intervención de
54
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
los denominados tribunales ordinarios, quienes deben también resolver
en su caso la inconstitucionalidad de las leyes federales pues son cuestiones conexas con la principal por cuanto “...todo tribunal judicial, en
cualquier tipo de proceso, puede y debe resolver una cuestión constitucional vinculada con la causa —inclusive como ya dijimos— los tribunales provinciales cuando enfrentan una cuestión constitucional federal“.
(Germán Bidart Campos, “Tratado Elemental de Derecho Constitucional
Argentino“, pág. 355), en igual sentido señala Haro (ob. cit., pág. 107) que
“...los tribunales locales pueden interpretar y aplicar normas federales
en la medida en que ello sea accesoriamente necesario para dilucidar el
cuestionamiento realizado principalmente y de modo directo respecto de
leyes locales, como vg. en los casos previstos por el inciso 2° del art. 14
de la Ley 48 que prevé expresamente la procedencia del recurso extraordinario ante la Corte Suprema“.
Resumiendo, para despejar el primer interrogante no puede darse una
pauta única e inamovible para cualquier tipo de proceso, sino que debe
distinguirse en orden a determinar la asignación de competencia material, la naturaleza de la acción interpuesta y el contenido específico de la
demanda, correspondiendo en caso de optarse por la acción de amparo,
intervenir a la justicia federal, y en la acción de derecho común fundada en
normas contractuales vinculantes entre banco y ahorrista, aunque subsidiariamente deba el juez tratar la constitucionalidad de normas federales,
la competencia corresponde a los jueces ordinarios.
Este criterio distintivo para determinar la competencia se ve dificultado
a partir de la sanción de la Ley 25.587, al disponer dicha normativa en su
art. 6° que los procesos a que alude en el art. 1° corresponde intervenir a
la justicia federal. En consecuencia, no se puede, sin analizar la constitucionalidad de la ley mencionada, cuando la acción es ejercida contra entidades financieras, concluirse que por demandarse en función de derechos
sustantivos de carácter patrimonial, en relación con las normas de derecho
de fondo que rigen los contratos y el régimen obligacional, debido a lo
Fallos Plenos
“En una palabra la legislación de emergencia ha modificado todo el sistema argentino, por lo que, no puede considerarse que se trata de ‘leyes
especiales’, materia exclusiva de la competencia federal, sin clarificar el
objeto y naturaleza de la pretensión ejercida“. (Francisco Junyent Bas, “La
declarada competencia federal en materia de corralito financiero“, Zeus,
Boletín del 26/6/02, pág. 3).
55
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
dispuesto por los arts. 5, 75 inc. 12 y 121 de la Constitución Nacional, que
la competencia es de los jueces provinciales.
El 25 de abril de 2001 se sancionó y promulgó la Ley 25.587, cuyo art. 1°
dispuso que en los procesos judiciales de cualquier naturaleza en que se
demanda al Estado Nacional, entidades integrantes del sistema financiero,
de seguros o mutuales de ayuda económica en razón de los créditos, deudas, obligaciones, depósitos o reprogramaciones financieras que pudieran
considerarse afectadas por las disposiciones contenidas en la Ley 25.561
y sus reglamentaciones y complementarias, sólo será admisible la medida
cautelar reglada por el art. 230 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación... “Esta disposición de orden público se aplicará a todas las causas en trámite y alcanzará también a todas las medidas cautelares, que se
encuentren pendientes de ejecución, cualquiera fuere la fecha de la orden
judicial“.
En el art. 6° de la ley expresa que “La tramitación de los procesos mencionados en el artículo 1° corresponden a la competencia de la justicia federal“.
Se presenta entonces con la vigencia de esta legislación un escollo que
de no sortearse impediría la consideración y resolución de este primer
interrogante y como consecuencia de los dos que le siguen, esto en la
hipótesis de estimarse apropiada una respuesta favorable a la competencia de los tribunales llamados ordinarios, ante la asignación expresa de
competencia federal que realiza la Ley 25.587, lo que sellaría la suerte de
la cuestión puesta a consideración de este tribunal.
Estimo en consecuencia imprescindible, dado que la normativa aludida
ha sido tachada de inconstitucional por la parte que recurre, siendo esta
segunda instancia la oportunidad de hacer lo debido a que la ley entró
en vigencia con posterioridad a la fecha en que se promovió la demanda
e inclusive luego de declarada la incompetencia por el tribunal de primer
grado, despejar la validez constitucional de la norma.
Al respecto adelanto opinión en el sentido que la Ley N° 25.587 vulnera
las autonomías provinciales en clara contravención a lo establecido por
la Constitución Nacional (Conf: Augusto Guevara, ob.cit., pág. 50), no
solo afecta en determinados artículos relaciones con las medidas cautelares el principio de división de poderes que consagra el art. 1° C.N.; al
establecer el sistema republicano de gobierno, sino además vulnera el
art. 43 de la C.N. que recepciona constitucionalmente el amparo como
56
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
garantía de los derechos individuales, afecta asimismo el principio esencial relacionado con la irretroactividad de la ley al disponer su aplicación
respecto de medidas cautelares ordenadas con anterioridad a su vigencia, y además en lo que tiene relación directa con el tema en tratamiento, atenta contra los principios federales de la Constitución al disponer
obligatoriamente la competencia federal en esta clase de juicios (Conf.:
Antonio M. Hernández (h), “Las Emergencias y el Orden Constitucional“,
Rubinzal-Culzoni, pág. 117). Este autor ha señalado en cita al pie que “Si
bien consideramos que cuando se demanda al estado federal la competencia debe ser federal en razón de la persona, en cambio puede darse el caso de que los ahorristas sólo demanden a los bancos y en este
supuesto ello puede hacerse ante la justicia provincial, por imperio de
los principios federales de la Constitución Nacional y de la competencia
provincial, en razón de que las personas o cosas caigan bajo dicha jurisdicción (art. 75 inc.12, C.N.).
Al extender la competencia federal sobre casos no enumerados por los
arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional, la Ley 25.587 resulta claramente inconstitucional y así debe declararse. Dice Haro (ob. cit., pág. 76) que
las facultades de los jueces federales están necesariamente limitadas a los
casos enumerados en la Constitución sin que por ley o Interpretaciónes
de sus textos pueda extenderse, y además que “la facultad de prescribir
excepciones al fuero federal que la Corte Suprema ha reconocido al Congreso, no lleva consigo la de ampliarlo, es decir, la de asignar a la justicia
federal el conocimiento de asuntos diferentes a los que determina el
artículo 100 (léase 116) de la Constitución“.
Por todo lo expuesto, a esta primer cuestión, así lo voto.
El Dr. Genesio expresó idénticas razones en términos semejantes a los
expuestos por el Dr. Cordini y votó de consiguiente, en igual sentido.
Fallos Plenos
Considero entonces que en el caso concreto corresponde declarar la inconstitucionalidad de lo dispuesto por el art. 6° de la Ley 25.587, siendo competentes los tribunales ordinarios para entender en las acciones
fundadas en las relaciones contractuales entre instituciones crediticias y
ahorristas, resultando competentes los jueces federales en las acciones
de amparo fundadas en la ilegitimidad y lesividad del acto consistente en
el plexo normativo conformado por la Ley 25.561, Decretos 1579, 214 y
demás reglamentaciones y complementarias.
57
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
A la primera cuestión, la Dra. Echarte dijo:
Comparto los fundamentos y decisión adoptados por el Dr. Cordini a la
que me adhiero en todas sus partes, correspondiendo no obstante aclarar
que en decisión del 26 de Abril del año 2002 en autos “Drago, Silvina Rosa
c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Amparo“ (Expte. N°83 - Año 2002) (v. Autos,
T. XXXVI, fs. 277/9) la Sala Tercera de esta Cámara, Cuerpo del que soy
miembro natural declaró la competencia de la Justicia Provincial para entender en la causa, situación que varió con la promulgación en 25 de Abril
del mismo año de la Ley 25.587 cuyo art. 6° adjudica a la competencia de
la justicia federal el conocimiento de las causas mencionadas en el art. 1°,
lo que así se resolviera en los autos “Silvetti, Ana G. y Otras c/ Provincia
de Santa Fe s/ Amparo“ (Expte.N°73 - Año 2003) (v. Autos, T. XXVII, fs. 257)
decisión donde se resolviera la incompetencia de la justicia ordinaria en el
reclamo por medio de la acción jurisdiccional de amparo, ello en concordancia con lo concluido en el voto al que me adhiero.
El Dr. Müller expresó idénticas razones en términos semejantes a los
expuestos por el Dr. Cordini y votó de consiguiente, en igual sentido.
A la primera cuestión, el Dr. Drago dijo:
Según surge del contenido de la demanda (fs. 8/10) en este proceso se
acciona contra una sola persona privada y cierta, el Banco B.B.V.A. - Banco
Francés, no al Estado Nacional ni al Banco Central de la República Argentina u otra dependencia oficial; con la pretensión del cumplimiento
de un contrato entre particulares, solicitándose también la declaración de
inconstitucionalidad de determinadas normas específicas sobrevinientes a
su celebración, que lo obstaculizan, sin abarcar a la totalidad del sistema
económico y financiero dispuesto como es público desde fines del año
2001 por los Poderes Ejecutivo y Legislativo de la Nación.
Dentro de tal marco, comparto las fundamentaciones del Dr. Cordini, a las
que adhiero, en el convencimiento de que la materia corresponde al conocimiento de la justicia ordinaria provincial (art. 72, Ley 10.160), por tratarse
de tema relativo a los efectos de las obligaciones contractuales respecto
del acreedor (art. 505 del Código Civil).
No por desconocido, cabe insistir en que la demanda (fs. 8/10 vta.), primer parámetro para determinar la competencia “ratione materiae“, en el
caso refiere concretamente a pretensión del derecho común, no a derechos subjetivos de carácter administrativo; en cuya consecuencia, el pleito
58
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
planteado no tiene su origen en acto administrativo nacional, aún cuando
como fundamento accesorio se pretenda la inconstitucionalidad de algunas normas, ni cae dentro de la competencia federal.
Específicamente respecto de los arts. 1 y 6 de la Ley 25.587, publicada
el 26 de abril de 2002, el mismo día del auto recurrido (fs. 28/30 vto.),
su inconstitucionalidad ha sido peticionada al expresar agravios (fs. 34/36
vto.). Sobre el particular, estimo conveniente agregar que las citadas normas en cuanto disponen que la tramitación de los procesos judiciales “de
cualquier naturaleza“ —es decir, todos— en los que “demande“ a algunos sujetos de derecho —o sea cuando sus beneficiados actúen como
demandados pero no cuando lo hagan como actores—, entre los que se
encuentran las entidades integrantes del sistema financiero, corresponde
a la justicia federal (arts. 6 y 1), son inconstitucionales:
2°) Porque asimismo rompe la igualdad ante la ley (art. 16 C.N.), al establecer que solo las causas de los particulares contra los bancos tramiten
en la justicia federal, lo que implícitamente significa que los cientos de
juicios de los bancos contra los particulares continuarán la radicación en
la justicia ordinaria provincial, favoreciendo la tramitación a las entidades
crediticias conforme a lo expresado precedentemente y perjudicando a
los ciudadanos.
Fallos Plenos
1°) Porque pretende sacar a ciertos justiciables —los depositantes—
de sus jueces naturales, que son los designados por ley antes del hecho
de la causa (art. 18 C.N.), trasladando la competencia a otro fuero, aún
en caso donde la principal materia debatida es un contrato de la legislación común entre particulares, donde desde siempre interviene la justicia provincial cuando actúa como actor un banco que demanda a un
particular, deviniendo en apariencia que su finalidad no es preservar la
materia comprometida, sino otras extrañas al adecuado servicio de justicia, produciendo la concentración de causas el efecto de retrasar o imposibilitar materialmente el atendimiento de los reclamos de los particulares,
a raíz del abarrotamiento de juicios en una justicia federal sobrepasada
en su estructura funcional por las miles de demandas generadas en
el llamado corralito, ya puesta de manifiesto por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en las acordadas N° 11 —22/marzo/02— y 15
—11/abril/02—, adoptando paliativos para superar la situación de privación de
justicia, pero que obviamente no alcanzan al no cubrir la posibilidad de
decisión.
59
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
3°) Porque se está obstruyendo aviesamente el derecho de peticionar ante
las autoridades y el acceso a la justicia, cercenando el derecho de defensa
en juicio (arts. 16 y 18 C.N.), al obligar, en la ciudad de Santa Fe, a recurrir
a dos jueces federales, cuando en la justicia ordinaria hay diez, lo que implicará en la práctica una administración de justicia tardía por imperio de
los hechos.
4°) Porque los principios, garantías y derechos reconocidos constitucionalmente, no pueden ser alterados por las leyes que reglamenten su ejercicio
(art. 28, C.N.).
5°) Porque se somete a una parte de la población, los depositantes en las
causas, a un fuero personal, por la sola circunstancia de ser ahorrista, violando la garantía del art. 16 de la Constitución Nacional.
6°) Porque legisla materia netamente procesal, propia de las provincias;
como es la relativa a la competencia, excediendo la previsión constitucional restrictiva.
Por todo ello, voto en el mismo sentido del Vocal que lleva la voz.
A la primera cuestión, la Dra. Miró Plá dijo:
Como la Dra. Echarte comparto el criterio del Dr. Cordini así como los fundamentos que lo sustentan, considerando, también, apropiada la aclaración referida a los antecedentes de la Sala Tercera de esta Cámara —que
integro como miembro natural— en lo relativo al amparo.
Voto, pues, en igual sentido que el Dr. Cordini.
A la primera cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo:
Con las aclaraciones efectuadas por las vocales que me preceden en la
votación, integrantes naturales juntamente con la suscripta de la Sala III
de esta Cámara, adhiero en todas sus partes a los fundamentos vertidos
por el Dr. Cordini en su voto como así también, por compartirla, la pauta
decisoria alcanzada en el mismo.
El Dr. Rucci expresó idénticas razones en términos semejantes a los
expuestos por el Dr. Cordini y votó de consiguiente, en igual sentido.
El Dr. Bassó expresó idénticas razones en términos semejantes a los expuestos por el Dr. Cordini y votó de consiguiente, en igual sentido.
60
“Martocchia, Juan Rubén y Otra c/ B.B.V.A. Banco Francés s/ Demanda Ordinaria”
Propuesta la segunda cuestión, el Dr. Cordini dijo:
Habiendo declarado liminarmente la jueza de primera instancia su incompetencia para entender en el juicio ordinario, resulta aplicable la doctrina
del Tribunal Pleno desarrollada al tratar el primer interrogante, por lo que
el pronunciamiento recurrido resulta injusto.
Los Dres. Genesio, Echarte, Müller, Drago, Miró Plá, Aletti de Tarchini,
Rucci y Bassó expresaron idénticas razones en términos semejantes a los
expuestos por el Dr. Cordini y votaron de consiguiente, en igual sentido.
Respecto a la tercera cuestión, los Dres. Cordini, Genesio, Echarte, Müller,
Drago, Miró Plá, Aletti de Tarchini, Rucci y Bassó manifestaron, sucesivamente, de que de acuerdo a los votos emitidos corresponde declarar la inconstitucionalidad de los artículos 1 y 6 de la Ley 25.587; revocar el auto alzado y disponer que la Jueza A quo proceda a sustanciar la presente causa.
Por los fundamentos del acuerdo precedente, la CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, en Tribunal Pleno,
RESOLVIÓ: Declarar la inconstitucionalidad de los artículos 1 y 6 de la
Ley 25.587; revocar la resolución alzada y disponer que la jueza A quo
proceda a sustanciar la presente causa.
Insértese, hágase saber, bajen.
Concluido el acuerdo, firmaron los Señores Jueces de Cámara por ante
mí, que certifico.
Cordini, Genesio Echarte, Müller, Drago, Miró Plá, Aletti de
Tarchini, Rucci, Bassó.
Fallos Plenos
•
61
“Brancatto, Alberto Héctor
c/ Fazzolari, Vicente Paz
y otros s/ ordinario Recurso directo”
•
Cuestión a resolver:
¿Es apelable el auto que rechaza la pretensión de declaración de caducidad del proceso?
Doctrina legal:
La resolución que rechaza el pedido de caducidad de instancia es apelable en el juicio ordinario.
Fundamentos sustentatorios:
El auto que desestima un planteo de caducidad del proceso (a diferencia
del que lo acoja) no integra el elenco de supuestos aptos para sostener
el recurso de apelación en los términos del artículo 346 CPCyC. Además,
“no siendo la recurrida sentencia definitiva cuya característica consista en
resolver sobre lo principal, sino respecto de un incidente que no paraliza
el juicio sino, por el contrario, permite su prosecución, lo que sumado a
que el gravamen que produce en su caso es susceptible de ser reparado
por vía del recurso de nulidad contra el fallo definitivo si el proceso había
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Sentencia no definitiva. Recurso de Nulidad.
63
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
efectivamente caducado viciando con ello el trámite posterior, se arriba a
que el franqueamiento de esta instancia de grado no deviene pertinente.
En el caso, la cuestión a resolver era la apelabilidad del auto que rechaza
la pretensión de declaración de caducidad del proceso. (De la disidencia
del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Código Procesal, Civil y Comercial de Santa Fe: art. 346
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Santa
Fe, Sala I: “Club A. San jorge c/ vera, l. E. y otros“, autos: 40-435; “Banco
Provincial c/ Yacor“, autos: 40-435; “Mestre c/ Mesa“, del 07/05/1997; “Lange
c/ Allevi“, del 20/06/1997; “Robles c/ Club A. y D. Estudiantes Unidos y Otro“,
del 08/02/1999; “Rotondi c/ Tapizar SRL“, del 26/04/1999“, “Guastavino e Imbert y cia. c/ Club A. Unión“, del 10/03/1997; “Sabater c/ Forestal Sauce Viejo
SA“, del 28/06/1999
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Sentencia no definitiva. Recurso de Nulidad.
La perención de la instancia, como medio de extinción del proceso cuyo
fundamento de interés público reside en la necesidad de que los juicios
no permanezcan paralizados en el tiempo en desmedro de la normal actividad jurisdiccional y en pos del principio de economía, constituye un
instrumento de evidente naturaleza procesal y, como tal, alcanzado por
la disposición del art. 326 de la ley adjetiva. Al decidir cuestiones de esa
naturaleza, y salvo que el resultado sea la declaración de caducidad, en
cuyo caso sí importaría la paralización del juicio o del incidente, siendo
alcanzado por la disposición del art. 346 inciso 3° del CPCyC, la decisión
contraria, concluyendo la inexistencia de perención escapa a la norma
aludida, en tanto no se trata de sentencia definitiva sobre el principal ya
que no se expide sobre el fondo de la cuestión litigiosa sino que pone
fin al incidente de caducidad. Por lo demás, el agravio que ocasiona
dicha decisión negativa no es definitiva por cuanto en caso de decisión
adversa sobre lo principal, el recurso de nulidad juega como reparador.
En el caso, la cuestión a resolver era la apelabilidad del auto que rechaza
la pretensión de declaración de caducidad del proceso. (De la disidencia
del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Código Procesal, Civil y Comercial de Santa Fe: art. 346,
incs. 3 y 326
Materia: Procesal
64
“BRANCATTO, ALBERTO HÉCTOR c/ FAZZOLARI, VICENTE PAZ y OTROS S/ ORDINARIO - RECURSO DIRECTO”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Juicio Ordinario. Gravamen Irreparable.
Tratándose de un juicio ordinario, tanto la decisión que rechaza la caducidad como aquella que la admite configuran hipótesis del art. 346 inc. 2 de
la ley 5531, ya que el gravamen que genera no podrá ser reparado en la
sentencia definitiva, de ser esta la del juez de primera instancia quien está
impedido de volver sobre aquella decisión desestimatoria y tal clausura,
priva de la tutela de un derecho que sólo se puede ejercer en una oportunidad determinada, deviniendo de tal modo irreparable el perjuicio de ser
el auto individualizado al principio insusceptible de apelación. En el caso,
la cuestión a resolver era la apelabilidad del auto que rechaza la pretensión de declaración de caducidad del proceso. (Del voto del Dr. Müller).
Referencias normativas: ley 5531, art. 346 inc. 2
Materia: Civil - Procesal
No es compartida la posición según la cual el tribunal de alzada puede reparar el perjuicio que generaría la imposibilidad de apelar la resolución que
rechaza el pedido de caducidad de instancia vía recurso de nulidad, porque
tal como es sostenido por algunos procesalistas “... procede ante los defectos de procedimiento que importan un retaceo de la defensa o la prueba“ y
“cuando se deniega la caducidad, no hay tal retaceo; la defensa y la prueba
en cuanto tales permanecen incólumes“. Si se pretendiese que porque el
proceso estaba en realidad caduco, ha existido un vicio de procedimiento
que hace nulificable la sentencia, en realidad se estaría juzgando por esta
vía un error in iudicando de la resolución que rechazara la caducidad, a través de lo que sería un verdadero recurso de apelación diferido que no existe en nuestra ley, porque, proviniendo la nulidad de vicio de procedimiento
habría que declarar nulo lo obrado que se relacione con la actuación nula
o que sea a su consecuencia; y cuál sería aquella primera actuación nula,
sino la resolución del a quo que no admitiera la caducidad. En el caso, la
cuestión a resolver era la apelabilidad del auto que rechaza la pretensión
de declaración de caducidad del proceso. (Del voto del Dr. Müller).
Referencias normativas: CPCyC, art. 346 incs. 2 y 326
Doctrina: Rosas Lichtschein , M. A.: “Comentario a fallo“, Juris, t. 39, p. 72
Materia: Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Recurso de Nulidad. Alcance.
65
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Recurso de Nulidad. Alcance. Principio de
Economia Procesal. Principio de Celeridad Procesal.
De acuerdo al procedimiento previsto en el art. 362 in fine CPCyC —por
no generarse la nulidad en la forma o contenido de la sentencia— declarada la nulidad por el supuesto vicio procedimental —que no sería sino el
error del a quo— habría que remitir los autos al juez que le corresponda
entender en su lugar, para que dicte otra resolución en el mismo sentido
en que habría decidido el superior que nulificó el procedimiento por haber caducado el proceso, porque de otra manera se llevaría a una nueva
nulidad. Frente a ello, el argumento acerca que la inapelabilidad, lleva la
innegable ventaja de abreviar los trámites y surtir con ello eficazmente el
principio de economía procesal, es más efectiva que real, porque se trata
de un camino tortuoso para llegar a la solución que se podría lograr más
rápida y sencillamente mediante el recurso de apelación sin el inútil desgaste jurisdiccional que provocaría la tramitación de todo un juicio —ya
caduco— con los posteriores recursos contra la sentencia, y nuevo trámite
ante el Juez Inferior subrogante. En el caso, la cuestión a resolver era la
apelabilidad del auto que rechaza la pretensión de declaración de caducidad del proceso. (Del voto del Dr. Müller).
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario
en pleno, “Foinco Cía Financiera SA c/ Ortiz, Luis Agustín“, publicado en Zeus,
T. 79, pág. J-366 y sgtes.: voto del Dr. Serralunga
Materia: Procesal - Civil
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Gravamen Irreparable. Recurso de Nulidad. Juicio Ordinario. Juicio Ejecutivo.
En la hipótesis de admitir la reparabilidad por vía del recurso de nulidad
contra la sentencia definitiva, no puede dejar de considerarse que el tema
de la caducidad está vinculado con el de la prescripción de las acciones,
porque la interrupción de la prescripción por la promoción de la demanda se tendrá por no sucedida si se declararse la caducidad de instancia
(art. 3987 CC). La tardía decisión de la caducidad, en la sentencia definitiva, podría determinar en algunos casos la prescripción de la acción, con
el consecuente irreparable perjuicio para su titular, lo que quizás puede
no ocurrir de haberse resuelto en su momento concediendo la apelación
de la resolución de primera instancia que rechazara indebidamente la ca66
“BRANCATTO, ALBERTO HÉCTOR c/ FAZZOLARI, VICENTE PAZ y OTROS S/ ORDINARIO - RECURSO DIRECTO”
ducidad, y este riesgo debe ser evitado. Por todo lo expuesto, considero
que el auto que rechaza la pretensión de declaración de caducidad del
proceso es apelable en un juicio ordinario —siendo distinta la solución
en el supuesto de mantenerse dentro de un juicio ejecutivo— atento al
régimen de recurribilidad establecido en la primera parte del artículo 484
del CPCyC. En el caso, la cuestión a resolver era la apelabilidad del auto
que rechaza la pretensión de declaración de caducidad del proceso. (Del
voto del Dr. Müller).
Referencias normativas: CC: art. 3987; CPCyC: art. 484
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario
en pleno, “Foinco Cía Financiera SA c/ Ortiz, Luis Agustín“, publicado en Zeus,
T. 79, pág. J-366 y sgtes.: voto del Dr. Serralunga.
Materia: Procesal - Civil
Resultan inapelables las decisiones que rechazan la caducidad de la instancia en el juicio ejecutivo, con fundamento en la restricción contenida
en el artículo 484 del Código Procesal Civil de donde resultan recurribles
la sentencia —con la excepción del art. 474 del Código citado—, y los
autos y resoluciones que la ley declara tales y los que importan la paralización del juicio, categoría en ninguna de las cuales se encuentra la denegatoria de la caducidad, que no equivale a sentencia definitiva sobre
lo principal, tampoco implica la paralización del juicio ni esta incluida
entre los que la ley declara recurribles (arts. 484, 446 y 498, 2da. Parte del
CPCyC), siendo dable señalar que no existe en la resolución mentada
el elemento de la irreparabilidad del gravamen que ella pudiera causar (art. 346, inc. 2 del CPCyC), resultando intrínsecamente inapelables
por ausencia de tal elemento en cuanto el presunto agraviado tiene a
su alcance el recurso de nulidad de vicios de procedimiento contra la
sentencia de mérito fundado en el supuesto de no haberse declarado la
caducidad que se pretende operada, no subsanada por consentimiento
del nulisdicente. En el caso, la cuestión a resolver era la apelabilidad del
auto que rechaza la pretensión de declaración de caducidad del proceso. (Del voto de la Dra. Echarte).
Referencias normativas: CPCyC: arts. 484, 474, 446, 498, 346, inc. 2
Citas jurisprudenciales: autos T. Xiv, fs. 381; T. Xix, fs. 114
Materia: Procesal - Civil
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Juicio Ejecutivo.
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CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Caducidad. Auto Denegatorio. Recurribilidad. Juicio Ordinario. Juicio Ejecutivo. Principio
de Economia Procesal. Ley Procesal. Interpretación
La resolución que rechaza el pedido de caducidad de instancia es apelable en el juicio ordinario, no así en lo procesos ejecutivos, ya que para
los juicios de trámite más amplio como el declarativo tramitado como
ordinario, resulta aplicable a su respecto la posibilidad de que se configure para quien ve rechazada su solicitud de caducidad, con costas, el
supuestos que prevé el inc. 2 del art. 346 del Código Procesal Civil, ante la
ausencia de norma expresa que consagre una restricción de la actividad
recursoria, impidiendo con tal temperamento se substancie la totalidad
del procedimiento ordinario con la posibilidad que estuviera perimida
la instancia, abonando tal temperamento también razones de economía
procesal. En el caso, la cuestión a resolver era la apelabilidad del auto
que rechaza la pretension de declaración de caducidad del proceso. (Del
voto de la Dra. Echarte).
Referencias normativas: CPCyC, arts. 346 inc. 2; art. 33 in fine; 156; 326; 437
Citas jurisprudenciales: Autos T. XIX, fs. 337, T. XXVI, fs. 49
Materia: Procesal - Civil
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Santa Fe, a los 28 días del mes de Diciembre del año
dos mil cuatro, se reunió la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial en Tribunal Pleno (art. 28, Ley 10.160), integrada por los Dres. Raúl J.
Cordini, Juan Carlos M. Genesio, Edgardo I. Saux, Enrique Müller, Armando L. Drago, Norah S. Echarte, Beatriz Miró Pla, Estela Aletti de Tarchini
y Julio C. Villaggi con el objeto de unificar jurisprudencia, evitando fallos
contradictorios, respecto de la interpretación del recurso de apelación
de la caducidad que admite el art. 346 inc. 2° de la Ley 5531, solicitado
por el apoderado de la parte demandada, en los autos caratulados
“BRANCATTO, ALBERTO HÉCTOR contra FAZZOLARI, VICENTE PAZ y
OTROS S/ ORDINARIO (Expte. n° 1418 - 2.001) - RECURSO DIRECTO“ (Expte.
Sala I Nº 134 - Año 2003). Acto seguido el Tribunal Pleno estableció el
orden de votación conforme con el estudio de los autos —Dres. Cordini,
Genesio, Saux, Müller, Drago, Echarte, Aletti de Tarchini, Miró Plá, Villaggi— y se planteó para resolver las siguientes cuestiones:
1era.: ¿Es apelable el auto que rechaza la pretensión de declaración de
caducidad del proceso?
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“BRANCATTO, ALBERTO HÉCTOR c/ FAZZOLARI, VICENTE PAZ y OTROS S/ ORDINARIO - RECURSO DIRECTO”
2da.: Conforme lo resuelto por el Pleno ¿procede el recurso de queja?
3era.: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse?
Determinado el orden de votación en cuya virtud estos pasan a estudio, a
la primera cuestión, el Dr. Cordini dijo:
Sin dejar de tener presentes los argumentos que en sentido contrario
vertiera el Dr. Miguel A. Rosas Lechtschein, que andamian el fundamento
contrario, que aunque en minoría aun perdura en la provincia, cuando en
comentario vertido en relación al pronunciamiento de la Sala Segunda de
la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, resolviendo que en general no es susceptible de apelación el auto que rechaza la
caducidad de primera instancia opuesta por el demandado (Autos:
“Chiarpenello c/ Portoni y Otros“, Juris 39-72), lo critica exponiendo entre
otros fundamentos que cuando el inciso 2° del artículo 346 del CPCyC
habla de sentencia definitiva se refiere a la principal de primera instancia,
Fallos Plenos
Este interrogante, ya despejado normativamente en códigos más modernos
que el santafesino, tal el de procedimiento en lo Civil y Comercial de la Nación que en su art. 317 determina que la resolución sobre caducidad “sólo
será apelable cuando éste fuera declarada procedente...“; en igual sentido:
Código Procesal Civil de Bs. As., Catamarca, Chubut, Misiones, Neuquén,
Río Negro, Salta, San Luis, Chaco, entre otros, ha sido el criterio seguido
por la Sala I de esta Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Santa
Fe que integro, expidiéndose en el sentido que “...el auto que desestima
un planteo de caducidad del proceso (a diferencia del que lo acoja) no integra el elenco de supuestos aptos para sostener el recurso de apelación
en los términos del artículo 346 del CPCyC“ y además que “no siendo la
recurrida sentencia definitiva cuya característica consista en resolver sobre
lo principal, sino respecto de un incidente que no paraliza el juicio sino, por
el contrario, permite su prosecución, lo que sumado a que el gravamen que
produce en su caso es susceptible de ser reparado por vía del recurso de
nulidad contra el fallo definitivo si el proceso había efectivamente caducado
viciando con ello el trámite posterior, se arriba a que el franqueamiento de
esta instancia de grado no deviene pertinente“. (“Club. A. San Jorge c/ Vera,
L. E. y Otros“, 40-435; “Banco Provincial c/ Yacor“, Autos: 40-435; “Mestre
c/ Mesa“, del 7/5/97; “Lange c/ Allevi“, del 20/6/97; “Robles c/ Club A.
y D. Estudiantes Unidos y otro“, del 8/2/99; “Rotondi c/ Tapizar SRL“,
del 26/4/99“, “Guastavino e Imbert y Cía. c/ Club A. Unión“, del 10/3/97;
“Sabater c/ Forestal Sauce Viejo S.A.“, del 28/6/99; entre otros).
69
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
por lo que si el agravio no resulta subsanado por ésta sino por la de segundo grado, aparece claro que no nos encontramos ante uno reparable por
aquélla, sino que es la de segunda instancia que pone remedio al caso,
presentándose indirectamente un recurso diferido que la ley no sanciona,
entiendo que debo mantener el criterio negativo. Esto sin pretensión alguna de por ello poner en duda o desmerecer la capacidad, conocimiento
y solidez de concepto que siempre distinguió al reconocido procesalista.
Sobre este interrogante ya que en el año 1986 la Cámara rosarina reunida en Tribunal Pleno se expidió por mayoría de votos en el sentido que
“es inapelable el auto que rechaza la pretensión de caducidad del proceso“ (Zeus 44-127) y el mismo cuerpo lo reitera en Tribunal Pleno en fecha
26/2/99 (Zeus 79-366).
La perención de la instancia, como medio de extinción del proceso, cuyo
fundamento de interés público reside en la necesidad que los juicios no
permanezcan paralizados en el tiempo en desmedro de la normal actividad jurisdiccional y en pos del principio de economía, constituye un
instrumento de evidente naturaleza procesal y como tal alcanzado por la
disposición del art. 326 de la ley adjetiva.
Al decidir cuestiones de esa naturaleza, y salvo que el resultado sea la
declaración de caducidad, en cuyo caso sí importaría la paralización del
juicio o del incidente, siendo alcanzado por la disposición del art. 346 inciso 3° del CPCyC, la decisión contraria, concluyendo la inexistencia de
perención escapa a la norma aludida, en tanto no se trata de sentencia
definitiva sobre el principal ya que no se expide sobre el fondo de la cuestión litigiosa sino que pone fin al incidente de caducidad. Por lo demás, el
agravio que ocasiona dicha decisión negativa no es definitiva por cuanto
en caso de decisión adversa sobre lo principal, como lo sostenemos en la
Sala I y constituye la postura mayoritaria de otros tribunales provinciales,
el recurso de nulidad juega como reparador.
En consecuencia, voto por la negativa.
Los Dres. Genesio y Saux expresaron idénticas razones en términos semejantes a los expuestos por el Dr. Cordini y votaron de consiguiente, en
igual sentido.
A la misma cuestión, el Dr. Müller dijo:
Que desde hace años sostengo la postura contraria a la señalada por los
vocales que me precedieron en la voz, tratándose de un juicio ordinario,
70
“BRANCATTO, ALBERTO HÉCTOR c/ FAZZOLARI, VICENTE PAZ y OTROS S/ ORDINARIO - RECURSO DIRECTO”
Por otra parte, como bien lo indica el Dr. Serralunga en su voto como
integrante del tribunal pleno convocado frente a igual temática por Cámara de la Segunda Circunscripción, espigado en Zeus, t. 79, pág. J-366 y
sgtes., de acuerdo al procedimiento previsto en el art. 362 in fine CPCyC
—por no generarse la nulidad en la forma o contenido de la sentencia—
declarada la nulidad por el supuesto vicio procedimental —que no sería
sino el error del a quo— habría que remitir los autos al juez que le corresponda entender en su lugar, para que dicte otra resolución en el mismo
sentido en que habría decidido el superior que nulificó el procedimiento
por haber caducado el proceso, porque de otra manera se llevaría a una
nueva nulidad. Frente a ello, el argumento también esbozado acerca que
la inapelabilidad, lleva la innegable ventaja de abreviar los trámites y surtir
con ello eficazmente el principio de economía procesal, interpreto que
es más efectiva que real, porque comparto con Serralunga —frente a lo
expuesto— que se trata de un camino tortuoso para llegar a la solución
Fallos Plenos
por considerar que la decisión que rechaza la caducidad igual que la admite configuran hipótesis del art. 346 inc. 2 de la Ley 5531, ya que el gravamen que genera no podrá ser reparado en la sentencia definitiva, de
ser esta la del Juez de primera instancia quien está impedido de volver
sobre aquella decisión desestimatoria y tal clausura, priva de la tutela de
un derecho que solo se puede ejercer en una oportunidad determinada,
deviniendo de tal modo irreparable el perjuicio de ser el auto individualizado al principio insusceptible de apelación. Esto porque tampoco se
comparte que el Tribunal de alzada pueda reparar el perjuicio vía recurso
de nulidad, porque como expresara M. A. Rosas Lichtschein, procesalista
a quien se sigue en el comentario al fallo citado en Juris t. 39, p. 72 “...procede ante los defectos de procedimiento que importan un retaceo de la
defensa o la prueba“ y “cuando se deniega la caducidad, no hay tal retaceo; la defensa y la prueba en cuanto tales permanecen incólumes“. Si se
pretendiese que porque el proceso estaba en realidad caduco, ha existido
un vicio de procedimiento que hace nulificable la sentencia, en realidad
se estaría juzgando por esta vía un error in iudicando de la resolución que
rechazara la caducidad, a través de lo que sería un verdadero recurso de
apelación diferido que no existe en nuestra ley, porque como precisa Rosas Lichtschein, proviniendo la nulidad de vicio de procedimiento habría
que declarar nulo lo obrado que se relacione con la actuación nula o que
sea su consecuencia (art. 326 CPCyC); y cual aquella primera actuación
nula, sino la resolución del a quo que no admitiera la caducidad.
71
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
que se podría lograr más rápida y sencillamente mediante el recurso de
apelación sin el inútil desgaste jurisdiccional que provocaría la tramitación
de todo un juicio —ya caduco— con los posteriores recursos contra la
sentencia, y nuevo trámite ante el Juez Inferior subrogante.
Sin contar con que a más, en la hipótesis de admitir la reparabilidad por
vía del recurso de nulidad contra la sentencia definitiva, no puede dejar
de considerarse que estando vinculado el tema de la caducidad con el de
la prescripción de las acciones, porque la interrupción de la prescripción
por la promoción de la demanda se tendrá por no sucedida si se declararse la caducidad de instancia (art. 3987 Cód. Civil), la tardía decisión de
la caducidad, en la sentencia definitiva, podría determinar en algunos casos la prescripción de la acción, con el consecuente irreparable perjuicio
para su titular, lo que quizás puede no ocurrir de haberse resuelto en su
momento concediendo la apelación de la resolución de primera instancia
que rechazara indebidamente la caducidad, y este riesgo debe ser evitado
(Serralunga voto cit.).
Por todo lo expuesto, y dado que el tema apelabilidad en examen refiere
a un juicio ordinario —siendo distinta la solución en el supuesto de mantenerse dentro de un juicio ejecutivo atento al régimen de recurribilidad
establecido en la primera parte del artículo 484 del CPCyC— a la cuestión
bajo análisis voto por la afirmativa.
El Dr. Drago expresó idénticas razones en términos semejantes a los expuestos por el Dr. Müller y votó, de consiguiente, en igual sentido.
A la primera cuestión, la Dra. Echarte dijo:
Que respecto al tema que nos convoca, la Sala de la que soy miembro
natural tenía postura tomada compartida al incorporarse por la suscripta,
admitiendo que sobre él existen decisiones dispares que cuentan con respectivo respaldo doctrinario, limitando los supuestos de inapelabilidad a
las decisiones que rechazan la caducidad de la instancia en el juicio ejecutivo, con fundamento en la restricción contenida en el artículo 484 del Código Procesal Civil de donde resultan recurribles la sentencia —con la excepción del artículo 474 del Código citado—, los autos y resoluciones que
la ley declara tales y los que importan la paralización del juicio, categoría
en ninguna de las cuales se encuentra la denegatoria de la caducidad, que
no equivale a sentencia definitiva sobre lo principal, tampoco implica la
paralización del juicio ni está incluida entre los que la ley declara recurribles
(arts. 484, 446 y 498, 2da. parte, CPCyC), siendo dable señalar que no exis72
“BRANCATTO, ALBERTO HÉCTOR c/ FAZZOLARI, VICENTE PAZ y OTROS S/ ORDINARIO - RECURSO DIRECTO”
te en la resolución menada el elemento de la irreparabilidad del gravamen
que ella pudiera causa (arg. art. 346, inc. 2°, CPCyC), resultando intrínsecamente inapelable por ausencia de tal elemento en cuanto el presunto
agraviado tiene a su alcance el recurso de nulidad por vicios de procedimiento contra la sentencia de mérito fundado en el supuesto de no haberse declarado la caducidad que se pretende operada, no subsanada por
consentimiento del nulidicente (v. Autos T. XIV, fs. 381; T. XIX, fs. 114; etc.).
Que distinta posición es la que corresponde para los juicios de trámite
más amplio como el declarativo tramitado como ordinario, por entender
aplicable a su respecto la posibilidad de que se configure para quién ve
rechazada su solicitud de caducidad, con costas, el supuesto que prevé
el inciso 2° del artículo 346 del Código Procesal Civil, ante la ausencia de
norma expresa que consagre una restricción de la actividad recursoria
arg. Arts. 33 in fine, 156, 326, 437 del CPCyC; Autos T. XIX, fs. 337; T. XXVI,
fs. 49; etc.), impidiendo con tal temperamento se substancie la totalidad
del procedimiento ordinario con la posibilidad que estuviera perimida
la instancia, abonando tal temperamento también razones de economía
procesal.
Que de lo expuesto y sus fundamentos se concluye que la decisión que
rechaza la pretensión de declaración de caducidad del proceso es inapelable en los procesos ejecutivos, no así en los de trámite ordinario, votando
afirmativamente a la cuestión sometida a estudio en razón de la naturaleza
del proceso, pero sosteniendo su inapelabilidad en los ejecutivos. Con tal
salvedad, así voto.
Los Dres. Alleti de Tarchini, Miró Plá y Villagi expresaron idénticas razones
en términos semejantes a los expuestos por la Dra. Echarte y votaron, de
consiguiente, en igual sentido.
Respecto a la segunda cuestión, el Dr. Cordini dijo:
Los Dres. Genesio, Saux, Müller, Drago, Echarte, Alleti de Tarchini, Miró
Plá y Villaggi expresaron idénticas razones en términos semejantes a
los expuestos por el Dr. Cordini y votaron de consiguiente, en igual
sentido.
Fallos Plenos
Conforme a la opinión mayoritaria, tratándose el presente de un juicio
ordinario, el auto que rechaza la caducidad resuelta apelable, debiendo
accederse al franqueamiento de esta segunda instancia, por lo que procede el recurso de queja.
73
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Respecto a la tercera cuestión, los Dres. Cordini, Genesio, Saux, Müller,
Drago, Echarte, Alleti de Tarchini, Miró Plá y Villaggi manifestaron, sucesivamente, que de acuerdo a los votos emitidos corresponde hacer lugar
al recurso de queja y en consecuencia conceder el recurso de apelación
deducido contra el auto de fecha 31 de diciembre de 2002, en relación y
con efecto suspensivo, debiendo elevarse los autos principales para su
sustanciación.
En mérito al TRIBUNAL PLENO precedente, la Cámara DE APELACIÓN
EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, RESOLVIÓ: 1) La resolución
que rechaza el pedido de caducidad de instancia es apelable en el juicio
ordinario. 2) Hacer lugar al recurso de queja y en consecuencia conceder
el recurso de apelación interpuesto contra el auto de fecha 31 de diciembre de 2002, en relación y con efecto suspensivo, debiendo elevarse los
autos principales para su sustanciación.
Insértese, hágase saber.
Con lo que finaliza el presente Acuerdo que suscriben los Señores Jueces
de Cámara, por ante mí, que certifico.
Cordini - Genesio - Saux - Müller - Drago - Echarte - Aletti de
Tarchini - MirÓ PlÁ - Villaggi - Amanda B. De Bullrich (Secretaria).
•
74
“Obligatoriedad
de los fallos plenos luego
del plazo de cinco años”
•
Cuestión a resolver:
Después de transcurridos cinco años de su dictado, ¿el fallo pleno que no
fuese expresamente modificado continúa siendo obligatorio?
Doctrina legal:
Establecer que “después de transcurridos cinco años de su dictado, el fallo pleno continúa siendo obligatorio en tanto no sea modificado por otro
decisorio de igual rango o por un Tribunal Plenario“.
Fundamentos sustentatorios:
Un pronunciamiento del Tribunal Pleno no es otra cosa que la exposición
de un criterio sectorial de la jurisprudencia del ramo que carece de la vigencia sine die que la ley otorga a lo dictado por Tribunal Plenario y que,
a contrario de éste, la obligatoriedad de su acatamiento se asienta temporalmente en la letra expresa del art. 28 de la LOPJ, que la limita a cinco
años y, por ende, insusceptible de convalidar una “cristalización jurisprudencial“ coercitiva, no sólo para los jueces de la Cámara sino también
para todos los jueces inferiores con idéntica competencia material. En el
marco de este Pleno, encuentro de una claridad meridiana el último párrafo del artículo 28 del ordenamiento orgánico provincial en tanto limita
la obligatoriedad de la interpretación al lapso de cinco años. Sencillamen-
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término. Ley Procesal. Interpretación.
75
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
te, vencido ese plazo, la jurisprudencia dictada por el Pleno ya no será
obligatoria. Resulta así evidente que las decisiones que adopten las Salas
de esta Cámara sobre cuestiones interpretadas en Tribunal Pleno, luego
de transcurridos cinco años desde su dictado, no podrían asentarse en la
ultraactividad coercitiva de tal decisorio. Ello no impediría, es claro, que
en ejercicio de las facultades jurisdiccionales que le competa cada Sala
pueda decidir con base en los fundamentos que alentaron el fallo de la
Cámara por entenderse que no han variado los principios allí sostenidos.
(De la disidencia del Dr. Genesio).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Doctrina: Peyrano, Jorge W.: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de
Rosario, Acuerdo Pleno N° 16/98 del 13/02/1998 y Acuerdo Pleno N° 1/2006 del
18/05/2006
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Fallo Plenario. Vigencia.
Obligatoriedad. Término. Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación.
Como oportunamente lo consignara un distinguido ex Vocal de la Cámara
de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la ciudad de Rosario el simple
cotejo del texto del mencionado artículo 28 de la LOT —en tanto prevé
que la doctrina judicial sentada en el Pleno obliga a los Vocales de la Cámara que lo expide y a los Jueces inferiores por un lapso de cinco años—
con el del subsiguiente artículo 29 (que regula los Tribunales Plenarios,
admitidamente de escasa operatividad en función de la paquidérmica
tramitación que insumen al convocar la opinión de todos los Jueces de
Cámara del fuero de la Provincia) pareciera evidenciar que lo que el legislador quiso decir es que la doctrina plenaria no puede ser modificada antes de los cinco años de expedida (criterio congruo con aquella trabajosa
conformación de pareceres múltiples en asientos jurisdiccionales muy distantes), pudiendo sólo ser variada cumplido el quinquenio y por revisión
pedida por simple mayoría de votos de todos los integrantes del Plenario;
en tanto que la emanada del Pleno —de más acotada proyección geográfica, coincidente con el ámbito de competencia material de la Cámara
que lo evacuara— puede ser alterada antes de esos cinco años por un
Plenario. No es claro, ni en las palabras ni en el espíritu de la norma bajo
télesis que de allí deba derivarse inexorablemente la caducidad automática de su vigencia vinculante cumplidos esos cinco años. En otras palabras:
76
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
la doctrina plenaria es inamovible durante el quinquenio subsiguiente a su
dictado, y cumplido él, puede serlo por otro plenario convocado por simple mayoría de miembros; en tanto que la doctrina plena es modificable
antes de ese lapso por un plenario, y después de él por otro pleno. (Del
Voto del Dr. Saux de la mayoría)
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Doctrina: Dr. Adolfo Rouillon: “Sobre la vigencia temporal de los fallos plenos y
plenarios“, LL Litoral, 1997, págs. 107/108
Materia: Procesal
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Ley Procesal. Interpretación Herméneutica.
No estamos ante una norma clara, cuya interpretación textual sólo pueda
obviarse mediante la descalificación constitucional, sino ante un precepto
que requiere y amerita el laboreo interpretativo judicial. Y es sabido entonces que no sólo desde la teoría general del derecho sino incluso a partir de la misma y añeja preceptiva jusprivatista velezana de los artículos 15
y 16 del Código Civil, los elementos integrativos de ese quehacer hermenéutico son múltiples y axiológicamente comprometidos. Y puesto en tal
designio, entiendo que la fuerza vinculante de los tribunales plenos debe
sobrevivir a los cinco años de su dictado, en tanto la misma no sea modificada por otro pronunciamiento de similar rango —o, eventualmente, por
un plenario—. Varias razones comulgan en dar sustento a tal postulación,
siempre a partir de la textura “abierta“ de la norma del artículo 28 de la
ley 10.160, que no sólo justifica sino que reclama una interpretación judicial valorativa. (Del Voto del Dr. Saux).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28; Código Civil:
arts. 15 y 16
Citas jurisprudenciales: Cám. Civ. y Com. de Santa Fe, Sala I: “Juarez, Griselda
s/ quiebra“, 05/07/2006, Protocolo Único, Tomo 3, Folio 266; “Leiva, Guadalupe
s/ pedido de quiebra“, 30/04/2007, Tomo 4, Folio 317; “Rodolfo Donnet
c/ Portmann, René s/ pedido de quiebra“, 07/09/2007, Tomo 5, Folio 50
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Ley Procesal. Interpretación Herméneutica. Interpretación Analógica.
No es menor en su grado persuasivo el recurso analógico, previsto como
herramienta hermenéutica por el artículo 16 del Código Civil. Para el
Fallos Plenos
Materia: Procesal
77
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
caso, el artículo 303 del CPCyC de la Nación, regulando la obligatoriedad de los fallos plenarios (que en ese orden equivalen a nuestros plenos, en cuanto son los emanados de la Cámara del fuero integrada por
todas sus Salas), determina que su fuerza vinculante para los propios
vocales de la Cámara y para los jueces de primera instancia subsiste en
tanto otro fallo plenario no lo sustituya, sin estar sujeto a plazos de eventual caducidad (que sí podría indirectamente inferirse como predicable
para el recurso de inaplicabilidad de la ley del artículo 288 del mismo
código ritual nacional), criterio que es compartido por calificada doctrina
procesalista (Del Voto del Dr. Saux).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28; CC: art. 16;
CPCyC: art. 303
Doctrina: Gozaíni, Osvaldo A.: “Respuestas procesales“, Segunda Parte, Editorial Ediar, Bs. As., 1999, págs. 426 y 427
Citas jurisprudenciales: Cam. de Apel. Civ. y Com. de Santa Fe, Sala I, 07/09/2007,
“Rodolfo Donnet c/ Portmann, René s/ pedido de quiebra“, Protocolo Único,
Tomo 5, Folio 50
Materia: Procesal
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Ley Procesal. Interpretación. Seguridad Jurídica.
Sin adentrarme en los meandros de si en el tema bajo tratamiento cabe
una interpretación exegética o puramente gramatical, dogmática o teleológica —obviamente, la falta de claridad de la norma indefectiblemente
abre las perspectivas del intérprete hacia ámbitos valorativos y lógicos—,
es cierto que la caducidad automática de la vigencia de la doctrina emanada de un Tribunal Pleno aporta un alto margen de inseguridad a los operadores jurídicos, quienes deben estar atentos no sólo a plazos procesales
en las causas propias, sino a tiempos de vigencia de estos modos indirectos de unificación de doctrina judicial (en ausencia de casación dentro de
nuestra sistemática provincial). ( Del voto del Dr.Saux).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Materia: Procesal
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Ley Procesal. Interpretación. Seguridad Jurídica.
El fenecimiento automático de la vigencia de la doctrina emanada de un
pleno requeriría, para mantenerla, otro pleno que así lo declare. Lo riesgo78
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
so es el verdadero tembladeral que media entre el momento en el cual el
primer quinquenio se vence y el otro en el cual la Cámara eventualmente
revitaliza la doctrina vinculante que ya dejó de serlo, situación que generaría —con severas incertidumbres para los operadores jurídicos locales—
que una doctrina judicial vinculante deje de serlo sin publicidad alguna
que así lo evidencie (ya que no mediaría acto administrativo o judicial que
lo declare, y que permita ser difundido), y transcurrido un tiempo vuelva
eventualmente a revivir a partir de otro decisorio ulterior, para volver a
vencerse y otra vez esperar el albur de su revitalización o descalificación
subsiguiente, y así sine die. Nada imagino más atentatorio contra la seguridad jurídica, la cual puede ser resguardada —sin riesgos ciertos de
anquilosamientos dogmáticos, ya que siempre la propia Cámara, de oficio
o a pedido de parte interesada, puede mutar el criterio de un pleno o
dejarlo sin efecto, con toda la publicidad que es inherente a toda doctrina
plena o plenaria. (Del voto del Dr. Saux).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Materia: Procesal
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término.
La vigencia del fallo pleno que no fuese expresamente modificado subsiste más allá del plazo de cinco años, y lo hace sine die en tanto no sea
alterada por otro decisorio de similar rango o por un Tribunal Plenario.
(Del Voto del Dr. Saux).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Materia: Procesal
La disposición del artículo 28 de la ley 10.160, vinculado con la vigencia y
consecuente obligatoriedad de los fallos plenos transcurridos cinco años,
no resulta absolutamente clara y precisa, como lo afirman quienes sostienen la inexorable y automática pérdida de vigencia. Partiendo de esa
realidad que lleva, por el hecho de la existencia de opiniones encontradas, a considerar la ausencia de una concepción absoluta y terminante del
contenido de la norma, que de ser así tornaría innecesaria la constitución
de un Tribunal Pleno para interpretarla, la posición que más se acerca al
sentido lógico, a la base de sentido común que en lo sustancial informa
Fallos Plenos
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término. Ley Procesal.
Interpretación.
79
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
y justifica el nacimiento y reconocimiento de la ley, es la que admite la
permanencia de lo resuelto en Tribunal Pleno luego de transcurridos cinco
años. (Del Voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Unificación de Criterios.
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término. Seguridad Jurídica. Ley Procesal. Interpretación.
Pronunciado el Tribunal Pleno —cuyo fin persigue unificar jurisprudencia
o evitar fallos contradictorios, es decir, evitar tanto a justiciables como a
los magistrados del fuero el desgaste y la inseguridad que determinadas
cuestiones provocan como consecuencia de las contradicciones presentes y futuras en las decisiones que se dicten— durante los cinco años siguientes al Pleno, lo decidido resulta obligatorio no pudiendo ser objeto
de revisión salvo por fallo Plenario. Transcurrido ese período, se abre la
posibilidad revisora que puede surgir por pedido de la simple mayoría
de los jueces que conforman la Cámara por lo que, concluir que luego de
los cinco años que menciona el artículo 28, el Pleno sigue siendo obligatorio no representa una afirmación excesiva o contraria a la disposición
legal expresa; por el contrario, el objetivo final que persigue la disposición
aludida, y que seguramente debió estar en el pensamiento legislativo, teniendo en cuenta precisamente el fin enunciado, no puede ser otro que
mantener, mientras no exista modificación concreta, el principio de seguridad jurídica. (Del Voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Tribunal. Facultades. Ley Procesal. Interpretación. Seguridad Jurídica.
La posibilidad de que las Salas de una Cámara, vencido el Pleno, en uso
de sus facultades y entendiendo que no han variado los principios sostenidos en su oportunidad, dicten un nuevo fallo, lo que sería según el
concepto opuesto al que propiciamos obligatorio por cinco años, es decir,
con fecha cierta de vencimiento, no es útil, menos aún práctico y seguramente contrario a lo que el legislador tuvo en mente cuando dicta la
80
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
norma. Con el transcurrir del tiempo y la existencia de nuevos pronunciamientos Plenos no es difícil imaginar que inevitablemente se generaría
un caos jurisprudencial mayor al que la ley quiso evitar, no sería osado
pensar que transcurridos cinco años del fallo que resolviera que ese límite
marca la vigencia del Pleno, debería dictarse uno nuevo estableciendo
igual resultado para luego poder decidir respecto de otras resoluciones
de igual naturaleza ya vencidas, debiendo nuevamente resolver la Cámara
del lugar al respecto para así mantener cierto orden y seguridad, situación
que teniendo presente el fin que lleva al dictado de los artículos 28 y 29 se
evita acudiendo a la interpretación que considero más lógica y útil para el
sistema, los justiciables, los magistrados y especialmente para proteger la
seguridad jurídica que es a lo que la disposición en análisis tuvo presente.
(Del Voto del Dr. Cordini).
Referencias normativas: Ley Orgánica del Poder Judicial: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Al embate crítico que se ha generado por el alcance y vigencia de los
fallos de esta naturaleza, a la par que descansan en sostener que la obligatoriedad de esta jurisprudencia configura una expresa delegación de
facultades legislativas en el Poder Judicial, y por lo tanto, una transgresión
al principio constitucional de la división de los poderes; que el acuerdo
pleno no se concilia con el instituto de la cosa juzgada, ante la posibilidad
de extender erga omnes el efecto vinculante de la misma; que se desentiende de lo mutable que es la realidad, lo cual hoy resulta inconciliable
con interpretaciones jurisdiccionales pétreas; que permite la desvirtuación
de la ley como fuente a la par que quiebra la independencia de los jueces
en la interpretación de la misma; que provoque situaciones paradojales,
como que tiene un efecto vinculante, que la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en determinados supuestos no reclama para sus fallos; etc.,
nos está demostrando que a la par que la hospitalidad del Instituto cuando menos deviene excepcional, los efectos de su dictado requieren de
una hermenéutica estricta y, en ese orden si a la tarea del legislador se le
atribuye consecuencia y previsión, no encuentro aquí razones que me permitan sostener que su vigencia pueda extenderse más allá del plazo legal
establecido, como criterio de objetividad abstracta a seguir; dado que
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Validez Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término.
81
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
surtida eficazmente la seguridad jurídica en el tiempo propuesto, también
la misma requiere que se reiteren las nuevas visiones que puedan suscitarse en torno a las nuevas realidades que puedan presentarse. (De la
disidencia del Dr. Müller).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Doctrina: Sartorio: “La Obligatoriedad de los fallos plenarios. Su inconstitucionalidad“, LL 96-799
Materia: Procesal
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término. Ley Procesal.
Interpretación.
Conforme a la redacción clara del artículo 28 de la ley 10.160, la interpretación de un acuerdo pleno obliga tanto a los jueces de Cámara como
a los jueces inferiores “por el lapso de cinco años“ —textual—. Consecuentemente, después de vencido dicho plazo, desaparece la obligatoriedad. Sostener por vía de interpretación que subsiste la obligatoriedad del
acuerdo pleno hasta que se modifique por otro acuerdo vinculante, importa hacer decir a la ley lo que la ley no dice, excediéndola. Tal extensión
en el tiempo del acuerdo pleno, similarmente a una ley, importa atribuirse
facultades de otro poder del Estado, no obstante la conveniencia práctica
o de seguridad jurídica que podría asignarse a tal postura; además, nada
impide la posibilidad revisora mediante una reforma legislativa posterior,
si las personas con atribuciones para ello así lo deciden, incluso adoptando legislaciones de extraña jurisdicción. (De la disidencia del Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Jurisprudencia Contradictoria. Ley Procesal. Interpretación.
La convocatoria de tres Tribunales Plenos en un plazo menor a diez (10)
años en la Provincia de Santa Fe para decidir qué interpretación ha de
darse al artículo 28 de la ley 10.160 en orden al plazo de vigencia (ésta
en la ciudad de Santa Fe, y dos en Rosario que dieron como resultado
el Acuerdo de fecha 13/02/1998 publicado en LL Litoral 1998-372, y el
ya referido del año próximo pasado) con los resultados conocidos, es
reveladora de que el texto legal no es absolutamente claro y por ende es
justo admitir que las dos posiciones en las que se han encolumnado los
82
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
intérpretes no se sustentan, exclusivamente, en razones de orden práctico sino fundamentalmente en una diferente comprensión del significado
y sentido de la norma en conflicto. (De la disidencia de la Dra. De Césaris
de Dos Santos Freire).
Materia: Procesal
Corte Suprema de Justicia de la Nación. Jurisprudencia. Ley.
Interpretación Literal. Juez. Facultades. Límites.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha dicho que el significado literal de las palabras es la primera fuente de interpretación de la ley y que,
por ello, si bien los jueces están habilitados para utilizar diversas técnicas
hermenéuticas, de ningún modo les está permitido alterar el significado
específico de los términos empleados por el legislador. Asimismo, ha señalado que la inconsecuencia o falta de previsión del legislador no se suponen y que, por ende, los términos empleados en la norma no son superfluos sino que han sido empleados con algún propósito, sea de ampliar,
limitar o corregir los conceptos. (De la disidencia de la Dra. De Césaris de
Dos Santos Freire).
Citas jurisprudenciales: CSJN: Fallos 295:376, 318:1012, 324:2603, 324:2780,
306:722, 307:518 y 324:2780, 200:165 y 324:2780
Materia: Constitucional
Es principio del ordenamiento jurídico que rige en la República que tanto
la organización social como la política y económica del país reposan en la
ley; y si bien la exégesis de esta expresión no ha de caracterizarla como un
concepto exclusivamente formal, debe estimarse como excluyente de la
creación ex nihilo de la norma legal por parte de los órganos específicos
de su aplicación. El ingente papel que en la elaboración del derecho incumbe a los jueces no llega hasta la facultad de instituir la ley misma. De
ahí que el principio constitucional de separación de poderes no consiente
a los jueces el poder de prescindir de lo dispuesto por la ley respecto del
caso, so color de desacierto o injusticia“. (De la disidencia de la Dra. De
Césaris de Dos Santos Freire).
Citas jurisprudenciales: CSJN: Fallos 314:1849
Materia: Constitucional
Fallos Plenos
Corte Suprema de Justicia de la Nación. Jurisprudencia. Estado.
División de Poderes. Juez. Facultades. Límites.
83
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término. Ley Procesal.
Interpretación.
El detenido análisis de la norma del art. 28 de la ley 10.160 persuade de
que el legislador descartó mantener sine die la vigencia de los fallos plenos pues los términos utilizados en la redacción sólo permiten sostener:
a) que las interpretaciones de los Tribunales Plenos obligan por el plazo
de cinco años; b) que durante ese lapso las decisiones sólo pueden ser
revisadas por un Tribunal Plenario; y c) que expirado ese lapso el pleno
pierde eficacia vinculante, o sea “deja de obligar“. Repárese que el legislador ha utilizado dos términos distintos —“obliga“ y “revisada“— y ha
diferenciado la regulación de la obligatoriedad de los fallos plenos de las
previsiones en torno a la posibilidad de revisarlos. En efecto, la norma por
un lado establece que las decisiones que se adopten obligan “por el lapso
de cinco años“, y por otro prevé la posibilidad de revisar las interpretaciones de los Tribunales Plenos mientras dure su vigencia, es decir, dentro de
ese plazo de cinco años mediante la convocatoria a un Tribunal Plenario.
Ambas vicisitudes —la obligatoriedad y la “revisabilidad“— están íntimamente relacionadas. Por un lado, mediante la expresión “obliga (...) por
el lapso de cinco años“ se establece una limitación temporal al efecto
vinculante de los fallos plenos, limitación que se ve corroborada por la ausencia de previsión alguna respecto de la posibilidad de revisarlos luego
de transcurrido el plazo señalado. Por el otro, sólo corresponde hablar de
revisión en los casos en que la decisión es todavía obligatoria, o dicho en
otros términos, carece de todo sentido intentar revisar una decisión que
ya no es obligatoria. Por ende, si sólo está prevista la revisión de los fallos
plenos “dentro del plazo de cinco años“, estimo no puede sino concluirse
que vencido ese plazo tales decisiones no son obligatorias. (De la disidencia de la Dra. De Césaris de Dos Santos Freire).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Fallo Plenario. Fallo Pleno. Vigencia.
Obligatoriedad. Término. Ley Procesal. Interpretación.
En el artículo 29 de la ley 10.160, al igual que en el artículo 28, existe una clara diferenciación entre la obligatoriedad de las decisiones de
un Tribunal Plenario y su “revisabilidad“. Ahora bien, a diferencia del
artículo 28, también se advierte que el fallo plenario “obliga“ sin que
84
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
exista referencia a ningún plazo de vigencia, y que la revisión se habilita sólo “después“ de transcurridos cinco años del respectivo acuerdo.
Es decir que si bien ambos artículos ostentan prácticamente la misma
estructura, son sumamente claras las diferencias en sus disposiciones.
Por un lado, los fallos plenos obligan por cinco años, período durante
el cual sólo pueden ser revisados por un plenario. En cambio, los fallos
plenarios obligan sine die, y sólo pueden ser revisados por otro plenario
luego de transcurridos cinco años de su dictado. (De la disidencia de la
Dra. De Césaris de Dos Santos Freire).
Referencias normativas: Ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Fallo Plenario. Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término.
Ley Procesal. Interpretación Teleológica. Cámara de Apelación.
Tribunal Pleno. Unificación de Criterios.
El legislador provincial, al sancionar los artículos 28 y 29 de la ley 10.160,
tuvo como objetivo “unificar la jurisprudencia y evitar fallos contradictorios“
en toda la Provincia de Santa Fe a los efectos de alcanzar un mayor grado
de seguridad jurídica. Por ello, si bien reguló los Tribunales Plenos, principalmente quiso incentivar la convocatoria de Tribunales Plenarios, otorgándole efectos diferenciados al establecer que aquéllos obligan sólo por
cinco años y que éstos obligan sine die, precisamente porque los Tribunales
Plenarios cumplen más acabadamente el objetivo que sustenta la incorporación de ambos institutos, pues los fallos plenos, al limitar sus efectos a una
sola circunscripción judicial, no aseguran la unificación de la jurisprudencia
en toda la Provincia. Por cierto han existido y existen dificultades prácticas
para convocar Tribunales Plenarios pero tales dificultades no son en modo
alguno insalvables y menos aún podemos los jueces abogar por una interpretación de las normas en función de nuestras propias limitaciones operativas. (De la disidencia de la Dra. De Césaris de Dos Santos Freire).
Materia: Procesal
Toda interpretación tendiente a maximizar la seguridad jurídica no puede de ningún modo hacerse a costa del propio texto de la ley, puesto
que ella constituye la primera fuente hermenéutica de interpretación,
y su desconocimiento generará inevitablemente aún más inseguridad
Fallos Plenos
Seguridad Jurídica. Ley Procesal. Interpretación.
85
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
jurídica que la que se busca paliar. Pero por sobre todo considero
que en aras de la seguridad jurídica no pueden propiciarse soluciones
que, como efecto secundario, produzcan una suerte de “petrificación
o cristalización“ en desmedro del “criterio evolutivo“ que requiere la
interpretación de la ley ya que el propósito es regular situaciones genéricas y cambiantes. (De la disidencia de la Dra. De Césaris de Dos
Santos Freire)
Doctrina: Kemelmajer de Carlucci, A., “Breves Reflexiones sobre la Interpretación de los Contratos y de la Ley“, en RDPC 2006-3-28 y su remisión a Lorenzetti,
R., “Tratado de los Contratos, Parte General“, pág. 456, Rubinzal-Culzoni, 2004;
Arazí-Rojas, “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación“, T. I, págs. 1062 y
sgtes., Rubinzal-Culzoni, 2007
Citas Jurisprudenciales: Voto del Dr. Margariños, in re “Meneghini“, 24/02/2000,
Tribunal Oral en lo Criminal N° 23 de la Capital Federal, publicado en
LL 2000-B-576 y su remisión a la exposición del Diputado Gonnet en ocasión
del debate previo a la sanción de la ley 7055 del 17/08/1910 en la Cámara de
Diputados de la Nación
Materia: Procesal
Valores Jurídicos. Jerarquía. Valor Seguridad. Valor Justicia.
Recasens Siches sabiamente dijo: “con relación concreta al Derecho, hallamos que al lado, o mejor dicho, enfrente del deseo de certeza y seguridad, actúan el deseo de cambio y el deseo de perfeccionamiento. Así,
pues, inevitablemente hay y debe haber un margen de incertidumbre y
de inseguridad en todo sistema jurídico, para que éste pueda irse adaptando a los cambios de la realidad social, y también para que pueda ir
progresando en el sentido de un mayor acercamiento a las exigencias de
la justicia“, señalando también que, de todos modos, “el propósito de
certeza y seguridad en determinados aspectos de las relaciones sociales
sigue siendo el valor funcional del Derecho. Lo que sucede es que sería
un error entender la certeza y seguridad en términos absolutos. En primer
lugar, en la vida humana no hay ni puede haber nada absoluto. En segundo lugar, la estructura de la vida humana es siempre bipolar en todos sus
aspectos, es decir, la vida humana se desenvuelve en cada uno de sus
aspectos entre dos polos o extremos opuestos, así por ejemplo: soledad
y compañía, individualidad y sociabilidad, orden y aventura, seguridad y
cambio, etcétera. En tercer lugar, la seguridad, si bien es el valor funcional
del Derecho, aquel valor que todo Derecho trata de cumplir por el mero
hecho de su existencia, no es en modo alguno el valor supremo en el que
el Derecho debe inspirarse; pues resulta evidente que los valores más
86
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
altos hacia los que el Derecho debe tender son la justicia, y el séquito de
valores por ésta implicados, tales como el bienestar social, etcétera“. (Del
Voto de la Dra. De Césaris de Dos Santos Freire).
Doctrina: Recasens Siches: “Nueva filosofía de la interpretación del derecho“,
México, Fondo de Cultura Económica, 1956, págs. 271/272
Materia: Constitucional
Cámara de Apelación. Fallo Plenario. Fallo Pleno. Vigencia.
Obligatoriedad.
La doctrina plenaria es inamovible durante el quinquenio subsiguiente a
su dictado y, cumplido éste, puede ser revisada por otro plenario convocado por la simple mayoría de sus miembros. La doctrina plena, en cambio,
es modificable antes del cumplimiento de ese plazo por un plenario, y
vencido éste, por otro fallo pleno. La posible pérdida de fuerza moral del
fallo pleno después de fenecido el plazo que, para justificar la necesidad
de acotar la vigencia de su obligatoriedad, arguyen quienes sostienen
esta postura, no conforma un argumento decisivo si se considera que las
propias normas examinadas proveen los medios para resolver la situación
asignando a los miembros de la Cámara tal responsabilidad (Del voto de
la Dra. Miró Plá).
Materia: Procesal
Cuando el artículo 28 de la ley 10.160 se está refiriendo al tiempo durante
el cual la interpretación acordada por el Pleno mantiene su obligatoriedad
específica, se vincula con su irrevisibilidad, salvo mediante un Tribunal Plenario, lo que no importa aceptar —porque la ley no lo dice— que caduque
automáticamente al cabo del transcurso de los primeros cinco años. Por
el contrario, y sin dejar de ser obligatorios, es notorio que, según resulta
del texto claro de la ley, el Cuerpo que lo dictara en su oportunidad —de
darse las condiciones previstas— pueda propiciar su revisión. Una interpretación contraria patentizaría el contrasentido que pudiera exhibir la
circunstancia de tratarse de una doctrina judicial pacífica y uniformemente
aceptada, que, por el solo hecho de haber sido establecida cinco años
atrás, debiera ser renovada al haber dejado de ser obligatoria, con las
disvaliosas consecuencias que la convocatoria a un nuevo Tribunal Pleno,
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Fallo Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación.
87
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
pudiera acarrear en la realización del valor certidumbre y de la seguridad
jurídica, dentro de la naturaleza temporalmente dinámica de los procesos
judiciales. (Del voto de la Dra. Aletti de Tarquini).
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Alcance. Unificación de
Criterios.
El tema que nos convoca, respecto del cual se han vertido interesantes
opiniones tanto dentro de esta convocatoria como por la Cámara Civil y
Comercial en Pleno de Rosario, alude en nuestro sistema judicial de origen
latino dentro del cual la sentencia que pone fin al juicio sólo tiene efecto
obligatorio frente al caso decidido, no extendiéndose la cosa juzgada más
allá de los límites objetivos y subjetivos del caso litigioso y la interpretación general obligatoria sólo compete al Poder Legislativo, respondiendo
su admisión a necesidad muy grande de unificar la jurisprudencia, a lo que
cabe preservar el valor de seguridad jurídica puesto en peligro también
con los fallos contradictorios. (Del voto de la Dra. Echarte).
Doctrina: Zeus, T. 101, J-539; Couture, “Estudios de Derecho Procesal Civil“,
T. I, pág. 97 y sgtes
Materia. Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Alcance. Fallo Pleno. Obligatoriedad. Vigencia. Ley Procesal. Interpretación.
La doctrina plenaria es inamovible durante el quinquenio subsiguiente a
su dictado, cumplido el cual puede serlo por otro plenario convocado por
simple mayoría de sus miembros, no operando transcurrido aquél su caducidad automática, lo que no significa su sacralización sine die oponiéndose a la mutabilidad de lo jurídico, toda vez que puede ser modificado
antes de ese lapso por un plenario y transcurrido el mismo por otro pleno.
(Del Voto de la Dra. Echarte).
Materia: Procesal
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Santa Fe, a los 9 días del mes de junio del año dos mil
ocho, se reúnen en Acuerdo Extraordinario los señores Vocales que integran la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la Circunscripción
88
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
Judicial N° 1, Dres. Juan Carlos Genesio, Raúl Cordini, Enrique Müller, Armando Luis Drago, María Cristina De Césaris de Dos Santos Freire, Beatriz
Miró Plá, Estela Aletti de Tarchini y Norah Echarte, bajo la presidencia de
su titular, Dr. Edgardo Ignacio Saux, para tratar, de conformidad a la convocatoria a Tribunal Pleno (art. 28, 1er. párrafo, última parte, ley 10.160)
dispuesta en el Acuerdo del veintisiete de junio del año dos mil siete (punto 3) y según el orden de votación por Sala establecido en el Acuerdo
del veintidós de agosto del mismo año (punto 5.2), la siguiente cuestión:
Después de transcurridos cinco años de su dictado, ¿el fallo pleno que no
fuese expresamente modificado continúa siendo obligatorio?
El Dr. Genesio dijo:
Se nos ha convocado para decidir, en defecto de caso concreto y en el
marco de lo normado por el artículo 28 de la LOPJ, acerca de la vigencia
y/u obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años.
Me apresuro a señalar que esta Cámara no se ha expedido antes de ahora sobre esa cuestión, a diferencia de su par de la Segunda Circunscripción que sí lo ha hecho ora por la continuación de la obligatoriedad de
todo fallo pleno que, transcurridos cinco años de su dictado, no fuese
expresamente modificado (Acuerdo Pleno N° 16/98 del 13 de febrero de
1998), ora porque la interpretación efectuada por un tribunal pleno sólo
obliga por el lapso de cinco años (Acuerdo Pleno N° 1/06 del 18 de mayo
de 2006).
A diferencia de otras Interpretaciónes que aportaron algunos miembros
de la Cámara rosarina en aquellos ámbitos y de las que, seguramente,
se escucharán —me anticipo— en el marco de este Pleno, encuentro de
una claridad meridiana el último párrafo del artículo 28 del ordenamiento
orgánico provincial en tanto limita la obligatoriedad de la interpretación
Fallos Plenos
Como bien lo refiriera el colega Jorge W. Peyrano en ambos decisorios citados, un pronunciamiento del Tribunal Pleno no es otra cosa que la exposición de un criterio sectorial de la jurisprudencia del ramo que carece de
la vigencia “sine die“ que la ley otorga a lo dictado por Tribunal Plenario
y que, a contrario de éste, la obligatoriedad de su acatamiento se asienta
temporalmente en la letra expresa del art. 28 de la LOPJ, que la limita
a cinco años y, por ende, insusceptible de convalidar una “cristalización
jurisprudencial“ coercitiva, no sólo para los jueces de la Cámara sino también para todos los jueces inferiores con idéntica competencia material.
89
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
al lapso de cinco años. Sencillamente, vencido ese plazo la jurisprudencia
dictada por el Pleno ya no será obligatoria.
Según lo entiendo, resulta así evidente que las decisiones que adopten las Salas de esta Cámara sobre cuestiones interpretadas en Tribunal
Pleno, luego de transcurridos cinco años desde su dictado, no podrían
asentarse en la ultraactividad coercitiva de tal decisorio. Ello no impediría, es claro, que en ejercicio de las facultades jurisdiccionales que
le competa cada Sala pueda decidir con base en los fundamentos que
alentaron el fallo de la Cámara por entenderse que no han variado los
principios allí sostenidos.
Me pronuncio así porque la interpretación efectuada por un Tribunal Pleno
obliga sólo por el lapso de cinco años.
El Dr. Saux dijo:
La cuestión convocante a este Tribunal Pleno de la Cámara de Apelación
en lo Civil y Comercial de la ciudad de Santa Fe es, precisamente, la interpretación que cabe asignarle al artículo 28 de la ley 10.160 (Orgánica
de los Tribunales) en punto a si vencido el plazo de cinco años desde el
dictado de un Tribunal Pleno, la doctrina judicial allí sentada mantiene vigencia en tanto no sea modificada por otro Pleno —o Plenario— ulterior, o
si caduca automáticamente vencido dicho plazo legalmente contemplado
en la norma de referencia.
Dos notas singularizantes creo que no son controvertibles en cuanto hacen al tema: por una parte, la poco clara redacción del precepto legal en
cuestión, y por la otra —quizá como inexorable consecuencia de ello—,
la existencia de propuestas hermenéuticas diversas y encontradas. Todo
ello, sin dudas, determina la existencia de esta convocatoria.
En orden a lo primero, como oportunamente lo consignara un distinguido
ex Vocal de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la ciudad
de Rosario (Dr. Adolfo Rouillon, vide su trabajo titulado “Sobre la vigencia
temporal de los fallos plenos y plenarios“, LL Litoral, 1997, págs. 107/108),
el simple cotejo del texto del mencionado artículo 28 de la LOT —en tanto
prevé que la doctrina judicial sentada en el Pleno obliga a los Vocales de
la Cámara que lo expide y a los Jueces inferiores por un lapso de cinco
años— con el del subsiguiente artículo 29 (que regula los Tribunales Plenarios, admitidamente de escasa operatividad en función de la paquidérmica tramitación que insumen al convocar la opinión de todos los Jueces
90
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
de Cámara del fuero de la Provincia) pareciera evidenciar que lo que el
legislador quiso decir es que la doctrina plenaria no puede ser modificada
antes de los cinco años de expedida (criterio congruo con aquella trabajosa conformación de pareceres múltiples en asientos jurisdiccionales
muy distantes), pudiendo sólo ser variada cumplido el quinquenio y por
revisión pedida por simple mayoría de votos de todos los integrantes del
Plenario; en tanto que la emanada del Pleno —de más acotada proyección geográfica, coincidente con el ámbito de competencia material de
la Cámara que lo evacuara— puede ser alterada antes de esos cinco años
por un Plenario. No es claro, ni en las palabras ni en el espíritu de la norma
bajo télesis —y en ello coincidimos con Rouillon— que de allí deba derivarse inexorablemente la caducidad automática de su vigencia vinculante
cumplidos esos cinco años.
En otras palabras: la doctrina plenaria es inamovible durante el quinquenio subsiguiente a su dictado, y cumplido él puede serlo por otro plenario convocado por simple mayoría de miembros; en tanto que la doctrina
plena es modificable antes de ese lapso por un plenario, y después de él
por otro pleno.
Y aquí aparece el otro componente caracterizante de la cuestión en debate: la diversidad de interpretaciones. Más allá de la voz de la doctrina
(para el caso, en pro de la subsistencia de la doctrina plenaria vide el ya
mencionado trabajo de Adolfo Rouillon; en el enfoque contrapuesto ver
las propuestas de Julio Chiappini tituladas “La perdurabilidad de los fallos plenarios“ en JS 40-79 y “Un acuerdo de Cámara con posibles defecciones“, en Zeus, tomo 104, revista n° 8.185 del 11/5/07), es relevante la
mutación de criterio operada en la Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de la ciudad de Rosario, la cual, mediante Acuerdo Pleno del
13/2/98 por mayoría de votos había declarado que después de transcurridos cinco años de la vigencia de la doctrina emanada de un pleno, si la
misma no era expresamente modificada debía seguir siendo considerada
obligatoria; en tanto que ocho años después (en 18/5/06), ante igual tema
de convocatoria dijo también por mayoría de votos que tal obligatoriedad
subsiste sólo por el quinquenio subsiguiente, operando la caducidad automática de su vigencia al cumplirse esos cinco años (consecuentemente
Fallos Plenos
La cuestión es, entonces, si en tanto no exista ese otro pleno las proyecciones vinculantes subsisten o puede considerárselas desvaídas ope legis
de modo automático.
91
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
con ello, en otro Pleno ulterior —del 23/3/07— la misma Cámara “renovó“
los acuerdos plenos que habían quedado automáticamente sin vigencia a
partir de aquel precedente, singularizándolos en sus contornos).
Los argumentos que los distinguidos colegas rosarinos han expuesto (en
ambos decisorios, con mayorías y minorías alternadas, y con obvios cambios de integración de votantes) hablan de sus cualidades técnicas y jurídicas, y discurren desde lo gramatical a lo jusfilosófico, y desde lo lógico-argumental hasta lo sociológico. El contexto del debate evidencia algo que
desde el comienzo de mi voto quiero resaltar: no estamos ante una norma
clara, cuya interpretación textual sólo pueda obviarse mediante la descalificación constitucional (como alguna voz de doctrina admonitoriamente
ha parecido señalarlo), sino ante un precepto que requiere y amerita el
laboreo interpretativo judicial. Y es sabido entonces que no sólo desde
la teoría general del derecho sino incluso a partir de la misma y añeja
preceptiva jusprivatista velezana de los artículos 15 y 16 del Código Civil,
los elementos integrativos de ese quehacer hermenéutico son múltiples y
axiológicamente comprometidos.
Y puesto en tal designio, debo anticipar desde ya que consecuentemente
con lo que he manifestado como Vocal de la Sala que integro en varios
precedentes afines (vide entre otros “Juarez, Griselda s/ quiebra“, 5/7/06,
Protocolo Único, Tomo 3, Folio 266; “Leiva, Guadalupe s/ pedido de quiebra“, 30/4/07, Tomo 4, Folio 317; “Rodolfo Donnet c/ Portmann, René
s/ pedido de quiebra“, 7/9/07, Tomo 5, Folio 50; etc.), entiendo que la
fuerza vinculante de los tribunales plenos debe sobrevivir a los cinco años
de su dictado, en tanto la misma no sea modificada por otro pronunciamiento de similar rango —o, eventualmente, por un plenario—.
Asumo que varias razones comulgan en dar sustento a tal postulación,
siempre —lo reitero— a partir de la textura “abierta“ de la norma del
artículo 28 de la ley 10.160, que no sólo justifica sino que reclama una interpretación judicial valorativa, y que como tal aventa las críticas que algunas
voces adversas a tal cometido han hecho argumentando arbitrariedades o
designios judiciales superpuestos a la voluntad del legislador, que honestamente no comparto.
No es menor en su grado persuasivo el recurso analógico, previsto como
herramienta hermenéutica por el artículo 16 del Código Civil. Para el
caso, el artículo 303 del CPCyC de la Nación, regulando la obligatoriedad
de los fallos plenarios (que en ese orden equivalen a nuestros plenos, en
92
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
cuanto son los emanados de la Cámara del fuero integrada por todas sus
Salas), determina que su fuerza vinculante para los propios vocales de la
Cámara y para los jueces de primera instancia subsiste en tanto otro fallo
plenario no lo sustituya, sin estar sujeto a plazos de eventual caducidad
(que sí podría indirectamente inferirse como predicable para el recurso
de inaplicabilidad de la ley del artículo 288 del mismo código ritual nacional), criterio que es compartido por calificada doctrina procesalista (vide
Osvaldo A. Gozaíni, “Respuestas procesales“, Segunda Parte, Editorial
Ediar, Bs. As., 1999, pág. 426). La razón en la cual se asienta la persistencia
de la doctrina plenaria no modificada gira en torno al resguardo del valor
seguridad jurídica (ibidem, pág. 427; así como Cam. Apel. Civ. y Com.
Santa Fe, Sala 1°, 7/9/07, “Rodolfo Donnet c/ Portmann, René s/ pedido
de quiebra“, Protocolo Único, Tomo 5, Folio 50).
No es un detalle menor —y vuelvo al recurso analógico “a pari“— recordar
que la propia ley 10.160 Orgánica de Tribunales, al modificar el régimen
del recurso de apelación extraordinaria primigeniamente normado en los
artículos 564 a 566 del CPCyC en el ya añoso texto de la ley 5531, dejó sin
efecto la previsión que contenía el artículo 566 inciso 1° de este último, en
tanto establecía que la causal de procedencia relacionada a la violación
de la doctrina legal se relacionaba con la interpretación que a la misma
cuestión de derecho hubiera hecho “otro tribunal colegiado de segunda
instancia de la provincia dentro de un plazo no mayor de cinco años“, y en
su lugar (ver artículo 42 inciso 4° de la ley 10.160), suprimió tal referencia
temporal limitativa (ver, de mi autoría, comentario a los arts. 564 a 566 en la
obra “Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe – Análisis doctrinario y jurisprudencial“, obra dirigida por J. Peyrano y coordinada por R. Vazquez Ferreyra, Editorial Juris, Rosario, 1997, Tomo 2, pág. 662).
No se me ocurre otra razón —indagando la “ratio legis“ del legislador de
Fallos Plenos
Sin adentrarme en los meandros de si en el tema bajo tratamiento cabe
una interpretación exegética o puramente gramatical, dogmática o teleológica —obviamente, la falta de claridad de la norma indefectiblemente
abre las perspectivas del intérprete hacia ámbitos valorativos y lógicos—,
es lo cierto que la caducidad automática de la vigencia de la doctrina
emanada de un Tribunal Pleno aporta un alto margen de inseguridad a
los operadores jurídicos, quienes deben estar atentos no sólo a plazos
procesales en las causas propias, sino a tiempos de vigencia de estos modos indirectos de unificación de doctrina judicial (en ausencia de casación
dentro de nuestra sistemática provincial).
93
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
1988, casualmente el mismo que redactara el precepto cuyos alcances aquí
y ahora nos desvela— que evitar los conflictos, planteos, debates y controversias que implicaría computar la real vigencia de ese quinquenio y la
determinación de su efectiva ineficacia, en la inteligencia, lógica, de que la
doctrina plena o plenaria no importa una cristalización o anquilosamiento
de un derecho vivo y mutante, siempre resguardado en su vitalidad a través de un eventual y nuevo decisorio vinculante que lo adapte a los nuevos
tiempos cuando las circunstancias así lo hicieran necesario.
Hay incluso razones prácticas —no por ello desdeñables— que me mantienen en el punto de vista al cual he expuesto ya que adhiero. Tal como
lo evidencia el decisorio —Tribunal Pleno— de la Cámara de Apelaciones
en lo Civil y Comercial de Rosario, de fecha 23/3/07 (el cual, consecuente
con lo declarado por la mayoría de los Vocales de esa Cámara en Pleno
del 18/5/06 que se expidiera por la caducidad automática quinquenal de
la doctrina plena precedente, procedió a “renovar“ o revitalizar en su vigencia todos aquellos temas en los cuales la Cámara se había expedido
hasta entonces), el fenecimiento automático de la vigencia de la doctrina
emanada de un pleno requeriría, para mantenerla, otro pleno que así lo
declare. Lo riesgoso es el verdadero tembladeral que media entre el momento en el cual el primer quinquenio se vence y el otro en el cual la Cámara eventualmente revitaliza la doctrina vinculante que ya dejó de serlo,
situación que generaría —con severas incertidumbres para los operadores
jurídicos locales— que una doctrina judicial vinculante deje de serlo sin
publicidad alguna que así lo evidencie (ya que no mediaría acto administrativo o judicial que lo declare, y que permita ser difundido), y transcurrido un tiempo vuelva eventualmente a revivir a partir de otro decisorio ulterior, para volver a vencerse y otra vez esperar el albur de su revitalización
o descalificación subsiguiente, y así “sine die“.
Nada imagino más atentatorio contra la seguridad jurídica, la cual puede
ser resguardada —sin riesgos ciertos de anquilosamientos dogmáticos, ya
que siempre la propia Cámara, de oficio o a pedido de parte interesada,
puede mutar el criterio de un pleno o dejarlo sin efecto, con toda la
publicidad que es inherente a toda doctrina plena o plenaria— interpretando, como propicio, que los plenos mantienen su vigencia en tanto no
sean revocados o modificados o sustituidos por otros.
Como consecuencia de estas sucintas digresiones, concluyo en que la respuesta que cabe conferir al interrogante que convoca a este Pleno es la
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“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
afirmativa, vale decir, que la vigencia del fallo pleno que no fuese expresamente modificado subsiste más allá del plazo de cinco años, y lo hace
“sine die“ en tanto no sea alterada por otro decisorio de similar rango o
por un Tribunal Plenario.
El Dr. Cordini dijo:
Ante la necesidad de expedirme respecto del tema cuya dilucidación motiva la conveniencia de convocar al Tribunal Pleno, conforme Acuerdo de
esta Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de la Primera Circunscripción de fecha 27 de junio de 2007, encontrándome con opiniones
divergentes al respecto emitidas por los colegas vocales de la Sala I que
integro, y teniendo especialmente en consideración las opiniones diversas
emitidas en oportunidad de tratar similar cuestión por los jueces que componen la Cámara de Apelaciones del fuero de la ciudad de Rosario, antecedente cuyo contenido no puede soslayarse atento el paralelismo de la
situación planteada y el valor jurídico de las opiniones allí vertidas, estimo
que no puede dejar de concluirse, como realidad que surge por sí misma,
que la disposición del artículo 28 de la ley 10.160, vinculado con la vigencia y consecuente obligatoriedad de los fallos plenos transcurridos cinco
años, no resulta absolutamente clara y precisa, como lo afirman quienes
sostienen la inexorable y automática pérdida de vigencia.
Si así lo fuera, simplemente no sería necesaria esta convocatoria ni las
anteriormente realizadas en la segunda circunscripción; es precisamente
porque la norma da lugar a diferente interpretación que se requiere la
opinión de este tribunal especialmente constituido.
Como lo menciona en su voto el Dr. Saux, al que adhiero en su contenido
y conclusiones, la vigencia del fallo pleno no modificado en forma expresa
subsiste transcurrido ese lapso de tiempo y continúa siendo obligatorio
para los restantes jueces del fuero de la circunscripción a la que pertenece
la Cámara mientras no se vea modificado por otro Pleno o Plenario.
Fallos Plenos
Partiendo de esa realidad que lleva, por el hecho de la existencia de opiniones encontradas, a considerar la ausencia de una concepción absoluta y
terminante del contenido de la norma, que de ser así tornaría innecesaria la
constitución de un Tribunal Pleno para interpretarla, la posición que más se
acerca al sentido lógico, a la base de sentido común que en lo sustancial informa y justifica el nacimiento y reconocimiento de la ley, es la que admite la permanencia de lo resuelto en Tribunal Pleno luego de transcurridos cinco años.
95
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Los fundamentos de esta conclusión ya han sido expuestos por el Vocal
a cuyo voto adhiero. Resumiendo, pronunciado el Tribunal Pleno, cuyo fin
innecesario sería recordarlo, persigue unificar jurisprudencia o evitar fallos
contradictorios, es decir evitar tanto a justiciables como a los magistrados
del fuero el desgaste y la inseguridad que determinadas cuestiones provocan como consecuencia de las contradicciones presentes y futuras en
las decisiones que se dicten; durante los cinco años siguientes al Pleno,
lo decidido resulta obligatorio no pudiendo ser objeto de revisión salvo
por fallo Plenario. Transcurrido ese período, se abre la posibilidad revisora
que puede surgir por pedido de la simple mayoría de los jueces que conforman la Cámara por lo que, concluir que luego de los cinco años que
menciona el artículo 28, el Pleno sigue siendo obligatorio no representa
una afirmación excesiva o contraria a la disposición legal expresa; por el
contrario, el objetivo final que persigue la disposición aludida, y que seguramente debió estar en el pensamiento legislativo, teniendo en cuenta
precisamente el fin enunciado, no puede ser otro que mantener, mientras
no exista modificación concreta, el principio de seguridad jurídica.
De no serlo, se pasaría automáticamente del orden a la confusión y reiteración de fallos contradictorios sobre una misma materia, como se puede advertir en esta sede respecto del Pleno “Camarasa“, sin beneficio
alguno para quienes buscan acceder a la justicia para solución de entuertos y no para peregrinar en callejones oscuros donde el derecho deja
de ser prioritario.
De por sí es dificultoso dar a cada uno lo suyo en un mundo cada vez más
complejo que permanentemente suma nuevos desafíos que a veces las leyes no alcanzan a regular debidamente, más aún, es usual advertir que en
la actividad de quienes participan en la elaboración de éstas las enseñanzas de Montesquieu cuando refiere a las “cosas que deben ser observadas
en la composición de las leyes“ son ignoradas, recayendo sobre el Poder
Judicial la facultad y el deber constitucional de aplicación e interpretación
de dicho orden.
Se me representa en este momento, como digresión, la actitud de Javert
enfrentada su vida limitada a la aplicación a ultranza de la orden emitida
por un tribunal siguiendo pétreamente el dictado legal, con la realidad del
conocimiento de los hechos y de la persona que obstinadamente acecha,
que de golpe, brutalmente, se ve ante la necesidad de confesarse esto:
“que la infalibilidad no es infalible, puede haber error en el dogma; no
96
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
todo ha sido dicho, después que ha hablado un código; la sociedad no es
perfecta; la autoridad está llena de vacilaciones; es posible un crujido en
lo inmutable; los jueces son hombres, la ley puede equivocarse, y los tribunales errar. Es como ver una grieta en la inmensa bóveda del firmamento“. No podemos los jueces, ante la necesidad de interpretar la norma
que reitero, no es claramente determinante, abstenernos del fin que esta
persigue y del resultado que apareja la postura contraria, opuesta al fin,
renaciendo la confusión y contradicción jurisprudencial.
La posibilidad de que las Salas de una Cámara, vencido el Pleno, en uso
de sus facultades y entendiendo que no han variado los principios sostenidos en su oportunidad, dicten un nuevo fallo, lo que sería según el
concepto opuesto al que propiciamos obligatorio por cinco años, es decir,
con fecha cierta de vencimiento, no es útil, menos aún práctico y seguramente contrario a lo que el legislador tuvo en mente cuando dicta la
norma. Con el transcurrir del tiempo y la existencia de nuevos pronunciamientos Plenos no es difícil imaginar que inevitablemente se generaría
un caos jurisprudencial mayor al que la ley quiso evitar, no sería osado
pensar que transcurridos cinco años del fallo que resolviera que ese límite
marca la vigencia del Pleno, debería dictarse uno nuevo estableciendo
igual resultado para luego poder decidir respecto de otras resoluciones
de igual naturaleza ya vencidas, debiendo nuevamente resolver la Cámara
del lugar al respecto para así mantener cierto orden y seguridad, situación
que teniendo presente el fin que lleva al dictado de los artículos 28 y 29 se
evita acudiendo a la interpretación que considero más lógica y útil para el
sistema, los justiciables, los magistrados y especialmente para proteger la
seguridad jurídica que es a lo que la disposición en análisis tuvo presente.
Por ello, así voto.
Que convocado para decidir, en defecto de caso concreto y en el marco
de lo normado por el artículo 28 de la ley 10.160, acerca de la vigencia y/u
obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años, adelanto que me pronunciaré en el sentido expuesto por el Dr. Genesio al
sufragar esta cuestión.
En efecto, al embate crítico que se ha generado por el alcance y vigencia
de los fallos de esta naturaleza, a la par que descansan en sostener que
la obligatoriedad de esta jurisprudencia configura una expresa delegación
Fallos Plenos
El Dr. Müller dijo:
97
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
de facultades legislativas en el Poder Judicial, y, por lo tanto, una transgresión al principio constitucional de la división de los poderes (Sartorio, “La Obligatoriedad de los fallos plenarios. Su inconstitucionalidad“,
L.L. 96-799); que el acuerdo pleno no se concilia con el instituto de la cosa
juzgada, ante la posibilidad de extender erga omnes el efecto vinculante
de la misma; que se desentiende de lo mutable que es la realidad, lo cual
hoy resulta inconciliable con interpretaciones jurisdiccionales pétreas; que
permite la desvirtuación de la ley como fuente a la par que quiebra la independencia de los jueces en la interpretación de la misma; que provoque
situaciones paradojales, como que tiene un efecto vinculante, que la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en determinados supuestos no reclama
para sus fallos; etc., nos está demostrando que a la par que la hospitalidad
del Instituto cuando menos deviene excepcional; los efectos de su dictado
requieren de una hermenéutica estricta y, en ese orden si a la tarea del
legislador se le atribuye consecuencia y previsión, no encuentro aquí razones a la luz de lo expuesto que me permitan sostener que su vigencia
pueda extenderse más allá del plazo legal establecido, como criterio de
objetividad abstracta a seguir; dado que surtida eficazmente la seguridad
jurídica en el tiempo propuesto, también la misma requiere que se reiteren
las nuevas visiones que puedan suscitarse en torno a las nuevas realidades
que puedan presentarse.
Voto en el sentido indicado.
El Dr. Drago dijo:
Sobre el tema convocante opino que conforme a la redacción clara del
artículo 28 de la ley 10.160, la interpretación de un acuerdo pleno obliga
tanto a los jueces de Cámara como a los jueces inferiores “por el lapso de
cinco años“ —textual—. Consecuentemente, después de vencido dicho
plazo, desaparece la obligatoriedad. Estimo que sostener por vía de interpretación que subsiste la obligatoriedad del acuerdo pleno hasta que
se modifique por otro acuerdo vinculante, importa hacer decir a la ley lo
que la ley no dice, excediéndola. Tal extensión en el tiempo del acuerdo
pleno, similarmente a una ley, importa atribuirse facultades de otro poder
del Estado, no obstante la conveniencia práctica o de seguridad jurídica
que podría asignarse a tal postura; además, nada impide la posibilidad
revisora mediante una reforma legislativa posterior, si las personas con
atribuciones para ello así lo deciden, incluso adoptando legislaciones de
extraña jurisdicción.
98
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
Por ello, como así argumentaciones desarrolladas por los Vocales Dr. Genesio y Dr. Müller que me precedieron en el estudio del tema, que comparto, voto en el mismo sentido que ellos.
La Dra. De Césaris de Dos Santos Freire dijo:
La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial que tengo el honor de
integrar se ha autoconvocado para decidir si los fallos plenos continúan
siendo obligatorios después de transcurridos cinco años de su dictado.
Adelanto que comparto el criterio interpretativo expuesto por los Vocales que formaron mayoría en el Pleno de fecha 18/5/06 de la Cámara
Civil y Comercial de Rosario al que alude el Dr. Genesio en su voto (el
fallo está publicado en Zeus 101-J-539), y por lo tanto sumo mi voto a los
emitidos por mis colegas de Sala —Dres. Drago y Müller— sin perjuicio
de lo cual, a mayor abundamiento, me permito agregar las siguientes
consideraciones.
Considerando entonces que, a mi juicio, las dos posiciones que ya se han
planteado en esta convocatoria se sustentan —en definitiva— en distintos
métodos y técnicas de interpretación de la ley, expresaré mi opinión acudiendo a las directrices elaboradas en la materia por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. En ese sentido, el Máximo Tribunal ha dicho que el
significado literal de las palabras es la primera fuente de interpretación de
la ley y que, por ello, si bien los jueces están habilitados para utilizar diversas técnicas hermenéuticas, de ningún modo les está permitido alterar el
significado específico de los términos empleados por el legislador (Fallos
295:376, 318:1012, 324:2603, 324:2780, entre muchos otros). Asimismo, ha
señalado que la inconsecuencia o falta de previsión del legislador no se
suponen (Fallos 306:722, 307:518 y 324:2780, entre otros) y que, por ende,
Fallos Plenos
La convocatoria de tres Tribunales Plenos en un plazo menor a diez (10)
años en la Provincia de Santa Fe para decidir qué interpretación ha de
darse al artículo 28 de la ley 10.160 en orden al plazo de vigencia (ésta
en la ciudad de Santa Fe, y dos en Rosario que dieron como resultado el
Acuerdo de fecha 13/2/1998 publicado en LLLitoral 1998-372, y el ya referido del año próximo pasado) con los resultados conocidos, es reveladora
de que el texto legal no es absolutamente claro y por ende es justo admitir
que las dos posiciones en las que se han encolumnado los intérpretes no
se sustentan, exclusivamente, en razones de orden práctico sino fundamentalmente en una diferente comprensión del significado y sentido de
la norma en conflicto.
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CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
los términos empleados en la norma no son superfluos sino que han sido
empleados con algún propósito, sea de ampliar, limitar o corregir los conceptos (Fallos 200:165 y 324:2780).
Todo ello por cuanto “es principio del ordenamiento jurídico que rige
en la República que tanto la organización social como la política y económica del país reposan en la ley; y si bien la exégesis de esta expresión
no ha de caracterizarla como un concepto exclusivamente formal, debe
estimarse como excluyente de la creación ‘ex nihilo’ de la norma legal
por parte de los órganos específicos de su aplicación. El ingente papel
que en la elaboración del derecho incumbe a los jueces no llega hasta la
facultad de instituir la ley misma. De ahí que el principio constitucional de
separación de poderes no consiente a los jueces el poder de prescindir
de lo dispuesto por la ley respecto del caso, so color de desacierto o injusticia“ (Fallos 314:1849).
Sentado ello, y para mayor claridad en mi exposición, transcribiré parcialmente el artículo 28 de la ley 10.160, que en su último párrafo dispone: “La interpretación que se establezca mayoritariamente obliga a todos los jueces de la Cámara, aunque no hayan participado en la votación
respectiva, y a los jueces inferiores con idéntica competencia material,
por el lapso de cinco años. Dentro de él sólo puede ser revisada por una
decisión del Tribunal Plenario en las condiciones previstas en el artículo
siguiente“.
El detenido análisis de la norma transcripta, me persuade de que el legislador descartó mantener “sine die“ la vigencia de los fallos plenos pues
los términos utilizados en la redacción sólo permiten sostener: a) que las
interpretaciones de los Tribunales Plenos obligan por el plazo de cinco
años; b) que durante ese lapso las decisiones sólo pueden ser revisadas
por un Tribunal Plenario; y c) que expirado ese lapso el pleno pierde eficacia vinculante, o sea “deja de obligar“.
Repárese que el legislador ha utilizado dos términos distintos —“obliga“
y “revisada“— y ha diferenciado la regulación de la obligatoriedad de los
fallos plenos de las previsiones en torno a la posibilidad de revisarlos. En
efecto, la norma por un lado establece que las decisiones que se adopten
obligan “por el lapso de cinco años“, y por otro prevé la posibilidad de revisar las Interpretaciónes de los Tribunales Plenos mientras dure su vigencia, es decir, dentro de ese plazo de cinco años mediante la convocatoria
a un Tribunal Plenario.
100
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
Ambas vicisitudes —la obligatoriedad, y la “revisabilidad“— están íntimamente relacionadas. Por un lado, mediante la expresión “obliga (...) por
el lapso de cinco años“ se establece una limitación temporal al efecto
vinculante de los fallos plenos, limitación que se ve corroborada por la ausencia de previsión alguna respecto de la posibilidad de revisarlos luego
de transcurrido el plazo señalado. Por el otro, sólo corresponde hablar de
revisión en los casos en que la decisión es todavía obligatoria, o dicho en
otros términos, carece de todo sentido intentar revisar una decisión que
ya no es obligatoria. Por ende, si sólo está prevista la revisión de los fallos
plenos “dentro del plazo de cinco años“, estimo no puede sino concluirse
que vencido ese plazo tales decisiones no son obligatorias.
En refuerzo de esta conclusión, analizaré el artículo 29 de la ley 10.160,
que respecto de los Tribunales Plenarios, dispuso que “La interpretación
que se establezca mayoritariamente obliga a todos los jueces de todas
las Cámaras aunque no hayan participado de la votación respectiva y a
los jueces inferiores con idéntica competencia material. Tal interpretación
sólo puede ser sometida a revisión a pedido de la simple mayoría de todos los jueces que la componen, después de cinco años de dictado el
respectivo acuerdo“.
En la norma transcripta, al igual que en el artículo 28, existe una clara diferenciación entre la obligatoriedad de las decisiones de un Tribunal Plenario y su “revisabilidad“. Ahora bien, a diferencia del artículo 28, también
se advierte que el fallo plenario “obliga“ sin que exista referencia a ningún
plazo de vigencia, y que la revisión se habilita sólo “después“ de transcurridos cinco años del respectivo acuerdo.
Un análisis teleológico de la norma conduce a idéntica conclusión. En efecto, el legislador provincial, al sancionar los artículos 28 y 29 de la ley 10.160,
tuvo como objetivo “unificar la jurisprudencia y evitar fallos contradictorios“ en toda la Provincia de Santa Fe a los efectos de alcanzar un mayor
grado de seguridad jurídica. Por ello, si bien reguló los Tribunales Plenos,
principalmente quiso incentivar la convocatoria de Tribunales Plenarios,
Fallos Plenos
Es decir, que si bien ambos artículos ostentan prácticamente la misma estructura, son sumamente claras las diferencias en sus disposiciones. Por
un lado, los fallos plenos obligan por cinco años, período durante el cual
sólo pueden ser revisados por un plenario. En cambio, los fallos plenarios
obligan “sine die“, y sólo pueden ser revisados por otro plenario luego de
transcurridos cinco años de su dictado.
101
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
otorgándole efectos diferenciados al establecer que aquéllos obligan sólo
por cinco años y que éstos obligan “sine die“, precisamente porque los
Tribunales Plenarios cumplen más acabadamente el objetivo que sustenta
la incorporación de ambos institutos, pues los fallos plenos, al limitar sus
efectos a una sola circunscripción judicial, no aseguran la unificación de la
jurisprudencia en toda la Provincia. Por cierto que han existido y existen
dificultades prácticas para convocar Tribunales Plenarios pero tales dificultades no son en modo alguno insalvables y menos aún podemos los
jueces abogar por una interpretación de las normas en función de nuestras
propias limitaciones operativas.
Por último y ya como epílogo de mi desarrollo argumental, entiendo necesario analizar la cuestión que nos convoca desde la perspectiva de la
seguridad jurídica.
En ese sentido, los distinguidos Vocales que han postulado una interpretación contraria a la aquí expuesta han señalado que limitar la obligatoriedad de los fallos plenos genera un alto grado de inseguridad en los operadores jurídicos por cuanto éstos, a la hora de plantear sus pretensiones
y defensas, deberán estar alertas respecto de los tiempos de vigencia de
las interpretaciones efectuadas.
Por mi parte, entiendo que toda interpretación tendiente a maximizar la
seguridad jurídica no puede de ningún modo hacerse a costa del propio
texto de la ley, puesto que, como se ha señalado, ella constituye la primera
fuente hermenéutica de interpretación, y su desconocimiento generará
inevitablemente aún más inseguridad jurídica que la que se busca paliar.
Pero por sobre todo considero que en aras de la seguridad jurídica no
pueden propiciarse soluciones que, como efecto secundario, produzcan
una suerte de “petrificación o cristalización“ en desmedro del “criterio
evolutivo“ que requiere la interpretación de la ley ya que el propósito es
regular situaciones genéricas y cambiantes (Kemelmajer de Carlucci, A.,
“Breves Reflexiones sobre la Interpretación de los Contratos y de la Ley“,
en RDPC 2006-3-28 y su remisión a Lorenzetti, R., “Tratado de los Contratos, Parte General“, pág. 456, Rubinzal-Culzoni, 2004; ver también ArazíRojas, “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación“, T. I, págs. 1062
y sigs., Rubinzal-Culzoni Editores, 2007 y voto del Dr. Margariños, in re
“Meneghini“, 24/2/2000, Tribunal Oral en lo Criminal N° 23 de la Capital
Federal, publicado en LL 2000-B-576 y su remisión a la exposición del Diputado Gonnet en ocasión del debate previo a la sanción de la ley 7055
del 17/8/910 en la Cámara de Diputados de la Nación).
102
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
Mi última reflexión en torno a la seguridad jurídica, la hago apropiándome de las palabras de Recasens Siches, quien sabiamente dijo: “con relación concreta al Derecho, hallamos que al lado, o mejor dicho, enfrente
del deseo de certeza y seguridad, actúan el deseo de cambio y el deseo
de perfeccionamiento. Así, pues, inevitablemente hay y debe haber un
margen de incertidumbre y de inseguridad en todo sistema jurídico, para
que éste pueda irse adaptando a los cambios de la realidad social, y también para que pueda ir progresando en el sentido de un mayor acercamiento a las exigencias de la justicia“, señalando también que, de todos
modos, “el propósito de certeza y seguridad en determinados aspectos
de las relaciones sociales sigue siendo el valor funcional del Derecho.
Lo que sucede es que sería un error entender la certeza y seguridad en
términos absolutos.
En primer lugar, en la vida humana no hay ni puede haber nada absoluto.
En segundo lugar, la estructura de la vida humana es siempre bipolar en
todos sus aspectos, es decir, la vida humana se desenvuelve en cada uno
de sus aspectos entre dos polos o extremos opuestos, así por ejemplo:
soledad y compañía, individualidad y sociabilidad, orden y aventura, seguridad y cambio, etcétera. En tercer lugar, la seguridad, si bien es el
valor funcional del Derecho, aquel valor que todo Derecho trata de cumplir por el mero hecho de su existencia, no es en modo alguno el valor
supremo en el que el Derecho debe inspirarse; pues resulta evidente que
los valores más altos hacia los que el Derecho debe tender son la justicia,
y el séquito de valores por ésta implicados, tales como el bienestar social, etcétera“ (Recasens Siches, “Nueva filosofía de la interpretación del
derecho“, Fondo de Cultura Económica, México, 1956, págs. 271/272).
Por todo ello, concluyo al igual que los Vocales Dres. Genesio, Müller y
Drago, que transcurridos cinco años desde la emisión del fallo, la interpretación efectuada por un Tribunal Pleno deja de ser obligatoria.
Así voto.
Adhiero a la interpretación de los artículos 28 y 29 de la ley 10.160 que
proponen los Dres. Saux y Cordini en sus respectivos votos, la cual deja
sentado, concretamente, que la doctrina plenaria es inamovible durante el
quinquenio subsiguiente a su dictado y, cumplido éste, puede ser revisada
por otro plenario convocado por la simple mayoría de sus miembros. La
Fallos Plenos
La Dra. Miró Plá dijo:
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CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
doctrina plena, en cambio, es modificable antes del cumplimiento de ese
plazo por un plenario, y vencido éste, por otro fallo pleno. Es cierto que el
tema ha provocado encontradas controversias doctrinarias así como decisiones jurisprudenciales opuestas —como las que se individualizan en
el voto del Dr. Saux— debido a que las normas sujetas a exégesis no son
de aquellas que por su claridad, sólo admiten una interpretación literal.
Comparto, pues, las razones y argumentos expuestos en los dos votos
mencionados, las que, por su precisión y seriedad, así como por su tratamiento exhaustivo, entiendo que no requieren ampliación alguna; sólo
agrego que la posible pérdida de fuerza moral del fallo pleno después de
fenecido el plazo que, para justificar la necesidad de acotar la vigencia de
su obligatoriedad, arguyen quienes sostienen esta postura (v. Peyrano M.,
en Peyrano J. y Eguren C., “Ley Orgánica del P. Judicial“), no conforma un
argumento decisivo si se considera que las propias normas examinadas
proveen los medios para resolver la situación asignando a los miembros
de la Cámara tal responsabilidad.
Voto, pues, en el sentido expresado precedentemente.
La Dra. Aletti de Tarchini dijo:
Se somete a consideración de esta Cámara la cuestión relativa a si los
fallos plenos a que refiere el artículo 28 de la ley 10.160 continúan siendo
obligatorios una vez transcurridos los cinco años desde su dictado. En el
tema adelanto mi adhesión a los exhaustivos argumentos expuestos por
los señores Jueces de la Sala I de esta Cámara, Dres. Saux y Cordini y a la
ampliación que de los mismos efectuara la Dra. Miró Plá que me precediera en la votación.
Para así expedirme interpreto que cuando la norma citada se está refiriendo al tiempo durante el cual la interpretación acordada por el Pleno mantiene su obligatoriedad específica, se vincula con su irrevisibilidad, salvo
mediante un Tribunal Plenario, lo que no importa aceptar —porque la ley
no lo dice— que caduque automáticamente al cabo del transcurso de los
primeros cinco años. Por el contrario, y, sin dejar de ser obligatorios, es notorio que, según resulta del texto claro de la ley, el Cuerpo que lo dictara
en su oportunidad —de darse las condiciones previstas— pueda propiciar
su revisión. Una interpretación contraria patentizaría el contrasentido que
pudiera exhibir la circunstancia de tratarse de una doctrina judicial pacífica
y uniformemente aceptada, que, por el solo hecho de haber sido establecida cinco años atrás, debiera ser renovada al haber dejado de ser obli104
“Obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
gatoria, con las disvaliosas consecuencias que la convocatoria a un nuevo
Tribunal Pleno, pudiera acarrear en la realización del valor certidumbre y
de la seguridad jurídica, dentro de la naturaleza temporalmente dinámica
de los procesos judiciales.
En consecuencia, y por lo expuesto, me pronuncio por la vigencia de los
fallos plenos una vez transurridos los cinco años de su dictado, y hasta
tanto no sean revisados.
La Dra. Echarte dijo:
Convocada para integrar sobre el tema conforme lo resuelto en el punto 3
del Acuerdo Ordinario de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
del 27 de Junio del año próximo pasado para pronunciarse si transcurrido
cinco años de su dictado, el fallo pleno que no fue expresamente modificado ¿continúa siendo obligatorio?
Entrando al tema de la convocatoria me adhiero, igualmente que mis colegas de Sala, a la opinión vertida por los Dres. Saux y Cordini enriquecida también por aquéllas, remitiéndome a sus argumentos, postulando
también, como lo resume el primero de los nombrados, que la doctrina
plenaria es inamovible durante el quinquenio subsiguiente a su dictado,
cumplido el cual puede serlo por otro plenario convocado por simple
mayoría de sus miembros, no operando transcurrido aquél su caducidad
automática, lo que no significa su sacralización “sine die“ oponiéndose
a la mutabilidad de lo jurídico, toda vez que puede ser modificado antes
de ese lapso por un plenario y transcurrido el mismo por otro pleno. Que
entiendo tal conclusión ajustada a la doctrina que se extrae del artículo 28
de la ley 10.160 interpretado de acuerdo con los valores destacados.
Fallos Plenos
El tema que nos convoca —respecto del cual se han vertido interesantes
opiniones dentro de esta convocatoria como por la Cámara Civil y Comercial en Pleno de Rosario (v. Zeus, T. 101, J-539)—, alude en nuestro sistema
judicial de origen latino dentro del cual la sentencia que pone fin al juicio
sólo tiene efecto obligatorio frente al caso decidido, no extendiéndose la
cosa juzgada más allá de los límites objetivos y subjetivos del caso litigioso
y la interpretación general obligatoria sólo compete al Poder Legislativo,
respondiendo su admisión a necesidad muy grande de unificar la jurisprudencia (v. Couture, “Estudios de Derecho Procesal Civil“, T. I, págs. 97 y
sgtes.), a lo que cabe preservar el valor de seguridad jurídica puesto en
peligro también con los fallos contradictorios.
105
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
De acuerdo al resultado de la votación, la CÁMARA DE APELACIÓN EN
LO CIVIL Y COMERCIAL DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL N° 1, en
Tribunal Pleno, RESUELVE: Establecer que “después de transcurridos cinco años de su dictado, el fallo pleno continúa siendo obligatorio en tanto
no sea modificado por otro decisorio de igual rango o por un Tribunal
Plenario“.
No siendo para más, se dio por terminado el Acuerdo, firmando los señores Jueces por ante mí, que certifico.
Dr. Saux (Presidente); Dres. Genesio, Cordini, Müller, Drago, De
Césaris de Dos Santos Freire, Miró PlÁ, Aletti de Tarchini y
Echarte (Jueces); Dra. Moya (Secretaria).
•
106
“Mansilla, Alberto
Fernando s/ concurso
preventivo (hoy quiebra)”
•
Cuestión a resolver:
A los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso que establece
el art. 267 LCQ, en especial referencia al de tres sueldos de Secretario
de Primera Instancia de la jurisdicción en que se tramita el juicio, supera
el 12% del activo realizado, ¿corresponde respetar dicho mínimo o debe
prevalecer la pauta del 12%?
Doctrina legal:
En el caso de la quiebra liquidativa, si el mínimo de tres sueldos de Secretario de Primera Instancia supera el máximo del 12% del activo realizado,
este último deberá ser tenido en cuenta para proceder a la regulación de
los honorarios de los funcionarios y demás profesionales intervinientes en
el proceso falencial.
Fundamentos sustentatorios:
La interpretación de la ley debe practicarse computando la totalidad de
sus preceptos, de manera que en tal tarea se armonicen todas las normas
que atañen a la legislación falencial, porque como bien se ha señalado, el
orden jurídico es un sistema de unidad coherente y jerárquicamente escalonado, que exige la compatibilidad vertical y horizontal de todas sus
normas. Que en tal inteligencia, si bien el art. 267 de la ley 24.522, al es-
Fallos Plenos
Ley Concursal. Interpretación Sistemática. Quiebra. Liquidación.
Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Porcentajes.
107
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
tablecer que los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede
“ser inferior (...) ni a tres (3) sueldos del Secretario de Primera Instancia (...)
ni superior al doce por ciento (12%) del activo realizado“, no nos precisa
qué ocurre cuando el mínimo supera el máximo que se indica, me apresuro a manifestar —en reiteración de lo ya dicho— que en la especie, debe
prevalecer el mínimo tarifado —tres sueldos de Secretario—, aun cuando
supere el máximo porcentual señalado. Ello es así: a) porque en la faena
regulatoria cuando se alude en la ley concursal a tomar como pauta regulatoria los sueldos de Secretario, nunca ata tal patrón a porcentaje alguno;
pudiéndose dar como ejemplo de ello lo establecido en el art. 266 de la
ley 24.522, cuando luego de señalar los porcentajes a respetar, precisa que
la regulación no podrá ser inferior a dos sueldos de Secretario de Primera
Instancia; b) porque la disminución de la onerosidad por la carga de honorarios de síndicos, abogados y otras profesiones acometida por la ley de
mención, en relación al régimen anterior de la ley 19.551, nos lleva a aplaudir soluciones como las propuestas, pero no nos impide apreciar que en
la búsqueda de retribuciones decorosas, nos señala límites que debemos
respetar aun cuando se superen los porcentajes fijados; c) porque el déficit
de activo suele ser frecuente —precisamente, por eso—, el legislador ha
querido asegurar a ciertos acreedores mejor rango, privilegios o preferencias que los protejan de la contingencia de la no percepción de su crédito.
Los letrados y funcionarios de la quiebra liquidativa también son acreedores, con peor rango que los privilegiados especiales, con igual rango que
el resto de los gastos de administración y justicia (art. 240, ley 24.522), y
con mejor rango que el resto de los privilegiados generales, quirografarios
y subordinados. Al habérseles asegurado a aquéllos un mínimo retributivo
“despegado“ de las contingencias porcentuales en las quiebras liquidadas
de poca monta, mediante los susodichos “tres sueldos del Secretario“,
el legislador ha querido asegurar una retribución justa a esos acreedores
cuya causa proviene de actuación en beneficio común; y al otorgárseles
jerarquía de acreedores del concurso (art. 240 ley cit.), resulta posible en
derecho que ellos desplacen a los otros acreedores de inferior rango y
d) porque si de lo que se trata es de evitar que no se consuma el activo o
gran parte del mismo, con los estipendios que se establezcan, la propia ley
de falencia es la que señala el camino a seguir, que no es el de atar el mínimo de tres sueldos del Secretario a un porcentaje como se postula, sino
por el contrario atender a lo expresamente establecido en el art. 271 de dicho cuerpo legal, que nos determina claramente cuándo y en qué circuns108
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
tancias, podremos efectuar regulaciones sin atender a los mínimos fijados
legalmente. (De la disidencia del Dr. Müller a la que adhiere el Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 24.522: arts. 267, 266, 240, 271
Citas jurisprudenciales: Pleno “Camarasa Lombardi y Cía. (LCO) SA s/ Quiebra“
de fecha 09/02/2001, Fallo N° 92980 Sala Civil 1ra., Resolución N° 2, Folio 418,
T. 48 (Cám. Nac. Fed. de Seg. Social, Sala II, 16/03/1998, Comunidad Bet-El c.
Dirección General Impositiva, DT, 1998-B, pág. 1528
Doctrina: Rivera, Julio César: “Instituciones de Derecho Concursal“, T. I, pág. 156,
Rubinzal-Culzoni Editores, 1996; Rivera; Roitman; y Vítolo: “Concursos y Quiebras. Ley 24.522“, pág. 409, Ed. Rubinzal-Culzoni; Rouillon: LL Litoral, 1998-1359
Materia: Procesal - Comercial
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Honorarios Mínimos.
En el caso de la quiebra liquidativa (art. 267, Ley Concursal) el conjunto de
los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede ser inferior a
tres sueldos de Secretario aun cuando con ello se supere el 12% del activo realizado. Y sin perjuicio de los establecido en el art. 271 del mismo
cuerpo legal. (De la disidencia del Dr. Müller a la que adhiere el Dr. Drago).
Referencias normativas: ley 24.522: arts. 265 y 271
Materia: Procesal - Comercial
La convocatoria de un nuevo Tribunal Pleno para decidir el conflicto que
plantea la redacción del art. 267 de la Ley 24.522 en cuanto utiliza simultáneamente “dos conceptos heterogéneos“ para expresar el tope mínimo y
el tope máximo de las remuneraciones de los funcionarios y profesionales
de la quiebra y los recurrentes recursos de los acreedores de dichas remuneraciones, son reveladoras de que la solución escogida por mayoría
en el Pleno “Cámarasa Lombardi y Cía. (CLO) SA“ no encontró aceptable
acogida en el fuero, y ello porque la mayoría de los procesos concursales
que tramitan en nuestra Provincia son pequeños concursos, y también la
mayor parte de las quiebras carecen de activo o tienen un activo mínimo
que conduce a regulaciones de honorarios irrisorias y absolutamente desproporcionadas a la labor realizada. (De la disidencia de la Dra. De Césaris)
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Citas Jurisprudenciales: Pleno “Camarasa Lombardi y Cía. (LCO) SA s/ Quiebra“
de fecha 09/02/2001, Fallo N° 92980, Sala Civil 1ra., Resolución N° 2, Folio 418,
T. 48 (nota de redacción publicada en LL 2000-F-715)
Materia: Procesal - Comercial
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Ley Concursal. Interpretación. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación.
Mínimo. Máximo.
109
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Ley Concursal. Interpretación. Juez. Conflicto de Intereses
Concretos.
Si “no existe base ni positiva ni lógica“ para componer la contradicción
resultante de utilizar el artículo 267 en forma “simultánea dos conceptos
heterogéneos (pues) el mínimo fue indicado mediante una cifra autónoma respecto al activo incautado, mientras el máximo quedó expresado
como una parte del producto de dicho activo“, para resolver la antinomia entre esas dos normas, cronológicamente simultáneas y de igual jerarquía, concretamente establecer cuál es prioritaria, cabe recurrir a los
principios en base al “juicio de ponderación“. Coincido con el Ministro
Lorenzetti en que “la decisión de un jurista puede ser analizada como
un ‘modelo de adjudicación’: si un juez o un legislador pudieran dar a
todos los mismos derechos no habría necesidad de solucionar ningún
conflicto. La realidad es que hay proliferación de derechos y escasez de
bienes; derechos que colisionan entre sí y es necesario adjudicar. Esta
constatación obliga a una mirada distinta de la habitual: resolver un caso
complejo o dictar una norma legal, importa una decisión de adjudicación
de recursos escasos, para las que se necesita un criterio (...) Lo expresado
sobre el juicio de ponderación y el modelo de adjudicación son desarrollos más específicos de una antigua regla de interpretación: los derechos
consagrados en la Constitución Nacional deben ser interpretados armónicamente, de modo que unos no excluyan a otros“. (De la disidencia de
la Dra. De Césaris).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Doctrina: Lorenzetti, R.: “Teoría de la decisión judicial“, págs. 181 y sgtes., en
especial Cap. IV, Rubinzal-Culzoni Editores, 2006, pág. 255 y sgtes.
Materia: Constitucional
Juez. Conflicto de Intereses Concretos. Principio de Economía
Procesal. Gastos Procesales. Derecho a la Retribución Profesional. Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo.
Máximo. Porcentajes. Ley Concursal. Interpretación.
En el caso que nos convoca, se constata una situación de conflicto entre
dos principios contrapuestos: por un lado, el principio de economía de
costos y reducción de los gastos de conservación y justicia que está presente en el criterio adoptado por los jueces que formaron mayoría en el
Pleno “Camarasa Lombardi y Cía. SA“ y en muchos fallos de distintos tri110
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
bunales nacionales y provinciales, y por el otro, el principio de onerosidad
del servicio o trabajo relativo a la profesión del que lo prestó, contenido en
forma expresa en diferentes normas, por ejemplo, los arts. 1623 y 1628 CC,
y los estatutos profesionales, y en forma implícita en aquellas de rango
constitucional que garantizan el derecho al trabajo y a la propiedad. Pues
bien: la ponderación de los valores en juego a la hora de estimar los honorarios en las quiebras en las cuales el monto de tres sueldos de Secretario
establecido como mínimo supere el 12% del activo realizado, me conduce
a optar por la protección del trabajo profesional antes que por la “reducción de costos“, por las siguientes razones. Primero, porque si de la satisfacción total de uno de los principios en pugna resulta que se produce la
lesión del patrimonio de los profesionales que intervienen en el proceso,
es claro que el juicio de ponderación es errado porque se ha lesionado
el derecho de propiedad que tiene jerarquía constitucional (art. 17 CN y
art. 15 Constitución Provincial). También es errado porque la ley contiene en el art. 271 el “remedio“ para solucionar situaciones de inequidad
derivadas de la desproporción entre el monto resultante de establecer
tres sueldos de Secretario y la extensión y calidad de la labor profesional
justipreciada, pero no prevé el “remedio“ para la inequidad e injusticia
derivadas de aplicar el porcentaje del 12% en quiebras con activos escasos
pero que han transitado por todas las etapas y requerido el cumplimiento
de los deberes y obligaciones que la ley impone sin distinción entre procesos “pequeños y grandes“ (vg. arts. 200 y 275 LCQ). Y por último, porque
no contribuyen a la “reducción de costos“ las regulaciones insignificantes
en tanto ello coadyuva a una irreflexiva y generalizada utilización de los
mecanismos previstos para la superación de la insolvencia, con el consiguiente incremento de los costos que en definitiva soportan todos los
contribuyentes. (De la disidencia de la Dra. De Césaris).
Referencias normativas: Constitución Nacional: art. 17; Constitución Provincial:
art. 15; ley 24.522: arts. 267, 200, 271 y 275; Código Civil: arts. 1623 y 1628.-
Ley Concursal. Interpretación Teleológica. Quiebra. Liquidación.
Honorarios. Regulación. Honorarios Mínimos.
Ha de servir como guía para el intérprete el Mensaje de Elevación del
Proyecto destinado a reemplazar la ley 19.551, luego sancionado como
Fallos Plenos
Citas jurisprudenciales: Pleno “Camarasa Lombardi y Cía. (LCO) SA s/ Quiebra“ de fecha 09/02/2001, Fallo N° 92.980, Sala Civil 1ra., Resolución N° 2,
Folio 418, T. 48
Materia: Procesal - Comercial
111
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
ley 24.522. Se consignó allí, en el punto 12 subtitulado “economía de los
costos concursales“ que “si bien la reducción (de la escala arancelaria) es
propiciada, ello no debe interpretarse como una afectación de legítimas
expectativas de retribución de los profesionales que intervienen en ese
proceso, por el contrario, atendiendo a la realidad de que muchas veces
tales estipendios son insuficientes, se fijan montos de honorarios mínimos
para el síndico y otros profesionales intervinientes en el concurso“. (De la
disidencia de la Dra. De Césaris).
Referencias normativas: Mensaje de Elevación del Proyecto destinado a reemplazar la ley 19.551, luego sancionado como ley 24.522: punto 12 (Antecedentes
Parlamentarios, año 1995, N° 7, pág. 125 y sgtes. de la ley)
Materia: Constitucional - Procesal Comercial
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo.
Porcentajes. Ley Concursal. Interpretación Sistemática.
En los casos de que la quiebra culmine con la liquidación de los bienes
del fallido, o bien en el supuesto de avenimiento (art. 267 LCQ), ante la
situación consistente en que la suma de tres sueldos de Secretario de
Primera Instancia supere el 12% del activo realizado, esta última pauta
constituye un techo que no podrá ser superado por el mínimo previsto. Se impone esta interpretación en el sentido de que el espíritu que
alienta la normativa aplicable en materia de honorarios fue previsto a los
fines no de asegurar un mínimo para los funcionarios y profesionales intervinientes, sino reducir los montos de los honorarios que en la anterior
legislación podían consumir gran parte del activo (hasta el 25%, art. 250,
ley 19.551); y en el mismo sentido, si el mínimo no alcanza a cubrir el valor
de tres sueldos de Secretario de Primera Instancia, es recién que se aplica
dicho valor tarifado (“...el que sea mayor...“), que está previsto para establecer un piso mínimo a regular, pero no para “superar el máximo. Es
decir, se trata de evitar regulaciones que exhorbiten el activo enajenado,
y ello es así ya que si bien el total de las regulaciones no podrá ser inferior
al 4% o a tres sueldos de Secretario de Primera Instancia, el tope máximo
está fijado en el 12% del activo liquidado. En estas condiciones, en razón
de la redacción del precepto citado y la reducción de las regulaciones de
honorarios introducida por la ley 24.522, cabe interpretar que este límite
no puede ser superado en ningún caso. De esta manera se concilian ambas normas, de conformidad con el criterio establecido por la CSJN, en
el sentido de que las leyes deben interpretarse siempre“ evitando poner
112
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
en pugna sus disposiciones o destruir las unas por las otras, debiéndose
optar por la interpretación que las concilie y deje a todas con valor y efecto. (Del voto del Dr. Cordini que hace mayoría).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267; ley 19.559: art. 250
Citas Jurisprudenciales: Cám. Nac. de Apel. en lo Com., Sala C, 11/08/2000
“Blokret SA s/ Quiebra“ citado por Rivera, Roitman, Vítolo, “Ley de Concursos y
Quiebras“, t. o. III, 3era. ed., Rubinzal-Culzoni Editores, 2005, pág. 616
Materia: Procesal - Comercial
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Topes. Ley Concursal. Interpretación Sistemática.
Conforme surge del texto legal “el límite del 12% como monto máximo
del total de las regulaciones es aplicable en cualquier hipótesis, porque la
ubicación del mismo dentro de la redacción de la norma no permite otra
interpretación“. No corresponde a los jueces forzar la interpretación de
la disposición legal y si está previsto normativamente que los honorarios
puedan consumir la totalidad de los fondos existentes, es decir, superar el
12%, lo es en el caso de clausura del procedimiento por falta de activo. El
síndico, acorde a sus funciones, debe tratar de recomponer el patrimonio
del fallido a los fines de poder determinar la mayor cantidad de bienes
realizables y cuando advierte que estos no alcanzan para cubrir los gastos
incluidos los honorarios en la suma que prudencialmente se estime, solicitar la clausura como lo indican los artículos 232, 268 y concordantes de
la ley 24.522. A las resultas del texto legal debe concluirse que la pauta
mínima no puede superar el máximo permitido. (Del voto del Dr. Cordini
que hace mayoría).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. de Apel. en lo Com., Sala E, 29/05/1997,
JA 1998-1131; en igual sentido, Cám. Civ y Com. de Jujuy, Sala II, 26/12/1996;
LL 1997-C-986
Materia: Procesal - Comercial
La regulación de los honorarios concursales no puede exceder el 12%
previsto por el art. 267 del texto legal vigente. Ante situaciones en que
el monto del capital liquidado resulta de tal exigüedad que no resiste la
aplicación del mínimo mayor (tres sueldos de Secretario de Primera Instan-
Fallos Plenos
Quiebra. Honorarios. Regulación. Topes. Ley Concursal. Interpretación.
113
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
cia) por resultar éste superior, no sólo al 12% previsto como máximo, sino
mayor aún que el importe resultante de la liquidación del activo, resulta
de estricta justicia regular forzosamente el porcentaje previsto como tope
legal permitido. (Del voto del Dr. Cordini que hace mayoría).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Citas jurisprudenciales: Cám. Civ. y Com. de Rosario, Sala IV, “Indelho s/ Conc.
Prev. Quiebra“, Zeus, 74-R-29 N° 17.570
Materia: Procesal - Comercial
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Ley concursal. Interpretación.
“Si el mínimo arancelario establecido en el art. 267 de la Ley 24.522 ha
sido instituido para evitar remuneraciones desproporcionadas respecto de
la labor profesional efectivamente realizada en el proceso de quiebra, no
parece lógico que por aplicación del piso alternativo de tres sueldos sea
posible vulnerar el tope del 12% del activo realizado (...) La protección
legal prevista en el art. 267 de la Ley 24.522 está destinada a impedir que
los estipendios sean irrisorios con relación a la labor cumplida por el profesional y a evitar una regulación que desorbite el activo enajenado“. (Del
voto del Dr. Cordini que hace mayoría).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. de Apel. en lo Com., Sala D, 20/12/1996,
“Naviera Antares“, LL 1997-C­986; J. Agrup. caso 22.470
Materia: Procesal - Comercial
Síndico. Honorarios. Regulación. Ley Concursal. Interpretación.
Corresponde fijar los honorarios del síndico por su actuación en la
quiebra conforme las pautas establecidas en el art. 267 de la ley 24.522
(Adla, LV-D-4381) y en virtud de ello adoptar el máximo previsto del
12% del activo realizado, en tanto ese límite es aplicable en cualquier
caso, pues su ubicación dentro de la norma no permite otra interpretación; de lo contrario podría resultar que los emolumentos consumieran
el total del activo postergando definitivamente a los acreedores, consecuencia no querida por el legislador. (Del voto del Dr. Cordini que
hace mayoría).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 267
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. de Apel. en lo Com., Sala E, 13/10/2000,
“Marinucci, Horacio s/ Quiebra“, LL 2001- C-955; DJ 2001-2-564
Materia: Procesal - Comercial
114
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo.
En el caso de la quiebra liquidativa si el mínimo de tres sueldos de
Secretario de Primera Instancia supera el máximo del 12% del activo
realizado, este último deberá ser tenido en cuenta para proceder a la
regulación de los honorarios de los funcionarios y demás profesionales
intervinientes en el proceso falencial. (Del voto del Dr. Cordini que hace
mayoría).
Materia: Procesal - Comercial
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Gastos Procesales. Ley Concursal. Interpretación Teleológica. Ley. Finalidad.
Debe tenerse en cuenta la finalidad perseguida por el legislador al dictar
la norma en cuestión de reducir el costo de los procesos concursales. En
el mensaje de envío del proyecto de ley al Congreso de la Nación, el PEN,
sobre la cuestión “Economía de los costos concursales“, textualmente expresó: “12. Economía en los costos procesales. Otro de los elementos
negativos que han influido en los procesos concursales y falenciales han
sido los elevados costos que, en definitiva, van en detrimento, o bien de
la posibilidad de saneamiento de la empresa, o bien del crédito que definitivamente percibirán los acreedores. (...) Con ese objeto, el proyecto
propone una disminución en la escala arancelaria de los honorarios en
concursos preventivos y quiebras“. Por lo cual, claramente en aquella
oportunidad de reformar la anterior ley concursal, se expresó cual fue la
finalidad querida por el legislador al reducir los montos de los honorarios
que en la ley anterior podían consumir gran parte del activo. (Del voto de
la Dra. Echarte).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 265
Materia: Constitucional - Comercial
Resulta inexorable la vigencia del tope del 12% del activo realizado para
los supuestos previstos en los incisos 3° y 40 del artículo 265 de la ley 24.522
para la regulación de los honorarios de funcionarios y demás profesionales
participantes en la quiebra liquidativa. (Del voto de la Dra. Echarte).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 265
Materia: Constitucional - Comercial
Fallos Plenos
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Topes
115
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Quiebra. Liquidación. Gastos Procesales.
Conspiraría contra la finalidad del trámite falencial que los gastos provocados por el procedimiento creado por la ley para posibilitar el cobro
de sus créditos por parte de los acreedores sean de tal entidad que
absorban la totalidad de lo obtenido, y los acreedores, verdaderos
destinatarios de la actividad jurisdiccional nada cobren. (Del voto de la
Dra. Echarte).
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. de Apel. en lo Com., Sala A., 11/03/2010
“Intercarpa SA“, publicado en La Ley on line cita: AR/JUR/12048/2010
Materia: Procesal - Comercial
Quiebra. Liquidación. Honorarios. Regulación. Mínimo. Máximo. Ley Concursal. Interpretación. Topes.
El límite del 12% como monto máximo del total de las regulaciones es
aplicable en cualquier caso, porque la ubicación del mismo dentro de la
redacción de la norma no permite otra interpretación. De admitirse una
postura diversa, podría darse el supuesto que los emolumentos consumieran el total el activo postergando definitivamente a los acreedores, lo cual
es una consecuencia no querida por el legislador, que fijó un tope máximo
para las retribuciones. (Del voto de la Dra. Echarte).
Referencias normativas: ley 24.522: art. 265
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. de Apel. en lo Com., Sala E, 04/08/2003,
“Ferreiro, Raúl M.“, publicado en: DJ 2004-1, 734- La Ley 2004-8, 849
Materia: Procesal - Comercial
Fallo en texto completo:
En en la ciudad de Santa Fe, a los 7 días del mes de junio del año 2011, se
reunió la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial en Tribunal Pleno
(art. 28, Ley 10160), integrada por los Dres. Raúl J. Cordini, Abraham L. Vargas, Edgardo I. Saux, Enrique C. Müller, Armando L. Drago, María Cristina
De Césaris, Estela Aletti de Tarchini, Norah S. Echarte y Beatriz Miró Plá
con el objeto de unificar jurisprudencia, evitando fallos contradictorios,
respecto de la interpretación del artículo 267 de la Ley 24.522, solicitado
por el síndico mediando escrito de fecha 13/02/2008 (fs. 308/311 vto.), en
los autos caratulados “MANSILLA, ALBERTO FERNANDO s/ CONCURSO
PREVENTIVO (HOY QUIEBRA)“ (Expte. N° 262 - Año 2007). Acto seguido
el Tribunal Pleno estableció el orden de votación conforme con el estudio
de los autos: Dr. Müller, Dr. Drago, Dra. De Césaris, Dr. Cordini, Dr. Saux,
116
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
Dra. Echarte, Dra. Tarchini, Dra. Miró Plá y Dr. Vargas, y se planteó para
resolver las siguientes cuestiones:
Primera: ¿A los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso que
establece el art. 267 L.C.Q., en especial referencia al de tres sueldos de Secretario de Primera Instancia de la jurisdicción en que se tramita el juicio,
supere el 12% del activo realizado, corresponde respetar dicho mínimo o
debe prevalecer la pauta del 12%?
Segunda: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictarse?
A la primera cuestión, el Dr. Müller dijo:
Que en la intención de dar respuesta al interrogante que nos convoca, y
como oportunamente lo manifestara al emitir mi voto en el Pleno “Cámarasa Lombardi y Cía. (L.C.O.) S.A. s/ Quiebra“ de fecha 09/02/2001 - Fallo
N° 92980 Sala Civil 1ra., Resolución N° 2, Folio 418, T. 48, entiendo importante destacar liminarmente que la interpretación de la ley debe practicarse computando la totalidad de sus preceptos, de manera que en tal tarea
se armonicen todas las normas que atañen a la legislación falencial, porque
como biéh se ha señalado, el orden jurídico es un sistema de unidad coherente y jerárquicamente escalonado, que exige la compatibilidad vertical
y horizontal de todas sus normas (C. N. Fed. Seg. Social, Sala II, marzo 16998 - Comunidad Bet-El c. Dirección General Impositiva - DT, 1998-B, 1528).
Que en efecto, ello es así: a) porque en la faena regulatoria cuando se
alude en la ley concursal a tomar como pauta regulatoria los sueldos de
Secretario, nunca ata tal patrón a porcentaje alguno; pudiéndose dar
como ejemplo de ello lo establecido en el art. 266 de la Ley 24.522, cuando luego de señalar los porcentajes a respetar, precisa que la regulación
no podrá ser inferior a dos sueldos de Secretario de Primera Instancia; b)
porque la disminución de la onerosidad por la carga de honorarios de síndicos, abogados y otras profesiones acometida por la ley de mención, en
Fallos Plenos
Que en tal inteligencia, si bien el art. 267 de la Ley 24.522, al establecer
que los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede “ser inferior (...) ni a tres (3) sueldos del Secretario de Primera Instancia (...) ni
superior al doce por ciento (12%) del activo realizado“, no nos precisa qué
ocurre cuando el mínimo supera el máximo que se indica, me apresuro
a manifestar —en reiteración de lo ya dicho— que en la especie, debe
prevalecer el mínimo tarifado —tres sueldos de Secretario—, aún cuando
supere el máximo porcentual señalado.
117
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
relación al régimen anterior de la Ley 19.551, nos lleva a aplaudir soluciones como las propuestas, pero no nos impide apreciar que en la búsqueda
de retribuciones decorosas, nos señala límites que debemos respetar aún
cuando se superen los porcentajes fijados (Julio César Rivera, “Instituciones de Derecho Concursal“, t. I, p. 156, 1996, Rubinzal-Culzoni Editores);
c) porque como bien predica Rouillon (LLLitoral, 1998-1359), “la circunstancia de que el producto se agote sin distribuir a los acreedores luce como
argumento más efectista que real. En la quiebra liquidativo-distributiva, el
reparto se hace según un orden de jerarquías (“ranking“) que responde a
los privilegios o preferencias legales (arts. 239 y sigtes., Ley 24.522). Ello
así, y al ser posible (en la práctica, suele ser la regla) que el producto no
alcance para cubrir el ciento por ciento de las acreencias, el déficit del
activo se traduce en la insatisfacción —parcial o inclusive, total— de una
o de varias categorías de acreedores, según fuera el peldaño de la escala
jerárquica en que se produjese el agotamiento del dinero repartible. Por
caso, cuando ello ocurre después de pagados los acreedores del concurso, quedan sin cobrar los privilegiados generales, los quirografarios y los
subordinados (si hubiese). Mas todavía. Si el producto se consumiese en
la atención de los privilegiados especiales, ni siquiera cobrarían los acreedores del concurso (o “gastos de administración y justicia“), con lo que es
posible que en una quiebra liquidativa con producto considerable, en la
cual la regulación de los letrados y funcionarios fuese superior a los tres
sueldos de Secretario por aplicación de las porcentualidades del art. 267
cit., dichos funcionarios no cobrasen por la postergación que a su crédito podría imponerles la existencia de créditos de mejor rango como, por
ejemplo, privilegiados especiales por monto que superase el producto de
la liquidación. En definitiva, en la quiebra liquidativa nadie tiene asegurado el cobro al partirse de la premisa de que el pago está condicionado a
la existencia y cuantía del producto. Al ser éste, por lo general, escaso, la
insatisfacción de una o varias categorías es previsible, posible jurídicamente al existir privilegios y comprobable en la experiencia cotidiana. Porque
el déficit de activo suele ser frecuente —precisamente, por eso—, el legislador ha querido asegurar a ciertos acreedores mejor rango, privilegios
o preferencias que los protejan de la contingencia de la no percepción
de su crédito. Los letrados y funcionarios de la quiebra liquidativa también son acreedores, con peor rango que los privilegiados especiales, con
igual rango que el resto de los gastos de administración y justicia (art. 240
Ley 24.522), y con mejor rango que el resto de los privilegiados genera118
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
les, quirografarios y subordinados. Al habérseles asegurado a aquéllos un
mínimo retributivo “despegado“ de las contingencias porcentuales en las
quiebras liquidadas de poca monta, mediante los susodichos “tres sueldos del Secretario“, el legislador ha querido asegurar una retribución justa
a esos acreedores cuya causa proviene de actuación en beneficio común;
y al otorgárseles jerarquía de acreedores del concurso (art. 240 ley cit.),
resulta posible en derecho que ellos desplacen a los otros acreedores de
inferior rango (confrontar: Rivera - Roitman - Vítolo, “Concursos y Quiebras. Ley 24.522“, p. 409, Ed. Rubinzal-Culzoni)“; y d) porque si de lo que
se trata es de evitar que no se consuma el activo o gran parte del mismo,
con los estipendios que se establezcan, la propia ley de falencia es la que
señala el camino a seguir, que no es el de atar el mínimo de tres sueldos
del Secretario a un porcentaje como se postula, sino por el contrario atender a lo expresamente establecido en el art. 271 de dicho cuerpo legal,
que nos determina claramente cuándo y en qué circunstancias, podremos
efectuar regulaciones sin atender a los mínimos fijados legalmente. Amén
de que el tiempo transcurrido sirvió para poner en evidencia que el actual
esquema legal permitió el pedido de su propia quiebra por personas físicas, que utilizaron la falencia con fines ‘aiejádos a los perseguidos por
la misma, cuando la aplicación del mínimo de mención en estos casos
hubiese cumplido con un fin moralizador, y a su vez hubiese actuado como
disuasivo de tales peticiones.
Por lo expuesto, considero que en el caso de la quiebra liquidativa (art.
267 ley concursal) el conjunto de los honorarios de los funcionarios y profesionales no puede ser inferior a tres sueldos de Secretario aún cuando
con ello se supere el 12% del activo realizado. Y sin perjuicio de lo establecido en el art. 271 del mismo cuerpo legal.
A la misma cuestión, el Dr. Drago expresó idénticos fundamentos a los
expuestos por el Dr. Müller y votó en igual sentido.
La Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial que tengo el honor de integrar ha sido convocada —nuevamente— para decidirse el mínimo equivalente a tres sueldos del Secretario de Primera Instancia establecido en el
art. 267 de la Ley 24.522 para la regulación de los honorarios profesionales
se aplica aún cuando supere el 12% del activo realizado, o por el contrario
prevalece el máximo legal. Adelanto que sumo mi voto a los emitidos por
Fallos Plenos
A la misma cuestión, la Dra. De Césaris dijo:
119
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
mis colegas de Sala —Dres. Drago y Müller— y que comparto el criterio
interpretativo expuesto por los Vocales que formaron mayoría en el Pleno
de fecha 05/08/1998 de la Cámara Civil y Comercial de Rosario al que alude el Dr. Müller en su voto (el fallo está publicado en LL Litoral 1998-2-296),
en especial las consideraciones expuestas en los votos de los Dres. Adolfo
Rouillon y María L. Carbone, sin perjuicio de lo cual, a mayor abundamiento, me permito agregar las siguientes consideraciones.
La convocatoria de un nuevo Tribunal Pleno para decidir el conflicto que
plantea la redacción del art. 267 de la Ley 24.522 en cuanto utiliza simultáneamente “dos conceptos heterogéneos“ para expresar el tope mínimo y
el tope máximo de las remuneraciones de los funcionarios y profesionales
de la quiebra (ver nota de redacción publicada en LL 2000-F-715) y los recurrentes recursos de los acreedores de dichas remuneraciones, son reveladoras de que la solución escogida por mayoría en el Pleno “Cámarasa
Lombardi y Cia (C.L.O.) S.A.“ no encontró aceptable acogida en el fuero,
y ello porque como de algún modo se señala en el voto del Dr. Müller, la
mayoría de los procesos concursales que tramitan en nuestra Provincia son
pequeños concursos, y también la mayor parte de las quiebras carecen de
activo o tienen un activo mínimo que conduce a regulaciones de honorarios irrisorias y absolutamente desproporcionadas a la labor realizada. En
Ponencia presentada en el VI Congreso Argentino de Derecho Concursal
y IV Congreso Iberoamericano de la Insolvencia celebrado en Rosario en el
mes de septiembre de 2006 dimos a conocer los resultados de un trabajo
de campo realizado en los tribunales de la ciudad de Santa Fe con competencia en concursos, que en el período considerado eran diez (2001 a junio
de 2006 inclusive) y que arrojó como resultado que en ese período ingresaron un mil seiscientos cuarenta y cinco pedidos de quiebra que representan el 71% de los procesos concursales, de los cuales un mil cuatrocientos
veinte, o sea el 86%, son pedidos de quiebra “voluntarios“ o sea realizados
por el propio deudor. A su vez, de aquellas 1645 quiebras, el 93% corresponden a personas físicas. También es útil señalar a los fines de fundar mi
decisión, que del relevamiento de los procesos de quiebra en tres de los
diez juzgados surge que en un porcentaje cercano al 80% esas quiebras
carecen de activo o el mismo está representado por un pequeño fondo
producto de la afectación del porcentaje embargable de sueldos, salario
o remuneraciones (la ponencia está publicada en la página 249 y sigs. del
Tomo I de Ponencias, publicado por la Facultad de Derecho de la UNR y
la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Rosario de la UCA). Esta
120
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
realidad fue puesta de manifiesto en varias ponencias cuyos autores abogaron por una solución para los problemas que plantea la “insolvencia o el
sobreendeudamiento de los consumidores“ pero donde también se pusieron de manifiesto las consecuencias del previsible “trabajo sin remunerar“
atendiendo a la comprobada insuficiencia de activo liquidable y repartible.
En el caso que nos convoca, se constata una situación de conflicto entre
dos principios contrapuestos: por un lado el principio de economía de
costos y reducción de los gastos de conservación y justicia que está presente en el criterio adoptado por los jueces que formaron mayoría en el
Pleno “Cámarasa Lombardi y Cía. S.A.“ y en muchos fallos de distintos tribunales nacionales y provinciales, y por el otro, el principio de onerosidad
del servicio o trabajo relativo a la profesión del que lo prestó, contenido en
Fallos Plenos
Se dirá que estas circunstancias en nada inciden a la hora de interpretar un
texto legal, pero si “no existe base ni positiva ni lógica“ para componer
la contradicción resultante de utilizar el artículo 267 en forma “simultánea
dos conceptos heterogéneos (pues) el mínimo fue indicado mediante una
cifra autónoma respecto al activo incautado, mientras el máximo quedó
expresado como una parte del producto de dicho activo“ (nuevamente
me remito a la Nota de redacción espigada en LL 2000-F-715), para resolver la antinomia entre esas dos normas, cronológicamante simultáneas y
de igual jerarquía, concretamente establecer cuál es prioritaria, cabe recurrir a los-principiós en base al “juicio de ponderación“ (sobre el esquema
del razonamiento Midal y la solución de casos difíciles sigo a Lorenzetti, R.
en “Teoría de la decisión judicial“, págs. 181 y sigs. en especial Cap. IV,
Rubinzal-Culzoni Editores, 2006). Coincido con el Ministro Lorenzetti en
que “la decisión de un jurista puede ser analizada como un ‘modelo de
adjudicación’: si un juez o un legislador pudieran dar a todos los mismos
derechos no habría necesidad de solucionar ningún conflicto. La realidad
es que hay proliferación de derechos y escasez de bienes; derechos que
colisionan entre sí y es necesario adjudicar. Esta constatación obliga a una
mirada distinta de la habitual: resolver un caso complejo o dictar una norma legal, importa una decisión de adjudicación de recursos escasos, para
las que se necesita un criterio (...) Lo expresado sobre el juicio de ponderación y el modelo de adjudicación son desarrollos más específicos de una
antigua regla de interpretación: los derechos consagrados en la Constitución Nacional deben ser interpretados armónicamente, de modo que
unos no excluyan a otros“ (op. cit. Pág. 255 y sigs.).
121
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
forma expresa en diferentes normas, por ejemplo los arts. 1623 y 1628 CC,
y los estatutos profesionales, y en forma implícita en aquellas de rango
constitucional que garantizan el derecho al trabajo y a la propiedad.
Pues bien: la ponderación de los valores en juego a la hora de estimar
los honorarios en las quiebras en las cuales el monto de tres sueldos de
Secretario establecido como mínimo supere el 12% del activo realizado,
me conduce a optar por la protección del trabajo profesional antes que
por la “reducción de costos“, por las siguientes razones. Primero, porque
si de la satisfacción total de uno de los principios en pugna resulta que
se produce la lesión del patrimonio de los profesionales que intervienen
en el proceso, es claro que el juicio de ponderación es errado porque se
ha lesionado el derecho de propiedad que tiene jerarquía constitucional
(art. 17 CN y art. 15 Constitución Provincial). También es errado porque
la ley contiene en el art. 271 el “remedio“ para solucionar situaciones de
inequidad derivadas de la desproporción entre el monto resultante de establecer tres sueldos de Secretario y la extensión y calidad de la labor
profesional justipreciada, pero no prevé el “remedio“ para la inequidad e
injusticia derivadas de aplicar el porcentaje del 12% en quiebras con activos escasos pero que han transitado por todas las etapas y requerido el
cumplimiento de los deberes y obligaciones que la ley impone sin distinción entre procesos “pequeños y grandes“ (vg. arts. 200 y 275 LCQ). Y por
último, porque no contribuyen a la “reducción de costos“ las regulaciones
insignificantes en tanto ello coadyuva a una irreflexiva y generalizada utilización de los mecanismos previstos para la superación de la insolvencia,
con el, consiguiente incremento de los costos que en definitiva soportan
todos los contribuyentes.
Finalmente, también considero que ha de servir como guía para el intérprete el Mensaje de Elevación del Proyecto destinado a reemplazar la
ley 19.551, luego sancionado como ley 24.522. Se consignó allí, en el punto 12 subtitulado “economía de los costos concursales“ que “si bien la reducción (de la escala arancelaria) es propiciada, ello no debe interpretarse
como una afectación de legítimas expectativas de retribución de los profesionales que intervienen en ese proceso, por el contrario, atendiendo a la
realidad de que muchas veces tales estipendios son insuficientes (...) se fijan montos de honorarios mínimos para el síndico y otros profesionales intervinientes en el concurso“ (Antecedentes Parlamentarios, año 1995, N° 7,
pág. 125 y siguientes la ley).
122
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
Por ello, y reiterando que coincido íntegramente con los fundamentos expresados por el Dr. Müller, voto en el sentido de que en la quiebra liquidativa debe considerarse como monto mínimo los tres sueldos de Secretario
aún cuando ello implique un monto superior al 12% del activo.
Según lo expuesto en oportunidad de emitir opinión en los autos “Cámarasa Lombardi...“, Resolución N° 2, F° 418, L. 48, cuyo criterio mayoriatiro
resolvió en dicho Tribunal Pleno que a los fines de la quiebra liquidativa
si el piso que establece el artículo 267 de la ley concursal, en especial
referencia al de tres sueldos de Secretario de Primera Instancia de la jurisdicción donde se tramita el juicio, supera el 12% del activo realizado,
debe prevalecer la pauta del 12% insisto y sostengo dicho criterio que no
es otro que el que mantiene la Sala que integro, asumiendo la posición
de que en los casos de que la quiebra culmine con la liquidación de los
bienes del fallido, o bien en el supuesto de avenimiento (art. 267 LCQ),
ante la situación consistente en que la suma de tres sueldos de Secretario
de Primera Instancia supere el 12% del activo realizado, esta última pauta
constituye un techo que no podrá ser superado por el mínimo previsto. Se
impone esta interpretación en el sentido de que el espíritu que alienta la
normativa aplicable en materia de honorarios fue previsto a los fines no de
asegurar un mínimo para los funcionarios y profesionales intervinientes,
sino reducir los montos de los honorarios que en la anterior legislación
podían consumir gran parte del activo (hasta el 25% art. 250 Ley 19.551);
y en el mismo sentido, si el mínimo no alcanza a cubrir el valor de tres
sueldos de Secretario de Primera Instancia, es recién que se aplica dicho
valor tarifado (“...el que sea mayor...“), que está previsto para establecer
un piso mínimo a regular, pero no para superar el máximo. Es decir se
trata de evitar regulaciones que exhorbiten el activo enajenado, y ello es
así ya que si bien el total de las regulaciones no podrá ser inferior al 4%
o a tres sueldos de Secretario de Primera Instancia, el tope máximo está
fijado en el 12% del activo liquidado. “En estas condiciones, en razón de
la redacción del precepto citado y la reducción de las regulaciones de
honorarios introducida por la Ley 24.522, cabe interpretar que este límite
no puede ser superado en ningún caso. De esta manera se concilian ambas normas, de conformidad con el criterio establecido por la CSJN, en
el sentido de que las leyes deben interpretarse siempre’ evitando poner
en pugna sus disposiciones o destruir las unas por las otras, debiéndose
Fallos Plenos
A la misma cuestión, el Dr. Cordini dijo:
123
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
optar por la interpretación que las concilie y deje a todas con valor y efecto (C. Nac. Com., Sala C, 11/08/2000 “Blokret SA s/ Quiebra“) (citado por
Rivera, Roitman, Vítolo “Ley de Concursos y Quiebras“, To. III, 3era. Ed.,
Rubinzal-Culzoni Editores, 2005, pág. 616). Y es así que conforme surge
del texto legal “el límite del 12% como monto máximo del total de las
regulaciones es aplicable en cualquier hipótesis, porque la ubicación del
mismo dentro de la redacción de la norma no permite otra interpretación“
(C. Nac. Com., Sala E, 29/05/1997, JA 1998-1131; en igual sentido CCCom.
Jujuy, Sala II, 26/12/1996; LL 1997-C-986).
Considero que no corresponde a los jueces forzar la interpretación de la
disposición legal y si está previsto normativamente que los honorarios
puedan consumir la totalidad de los fondos existentes, es decir superar el
12%, lo es en el caso de clausura del procedimiento por falta de activo. El
síndico, acorde a sus funciones, debe tratar de recomponer el patrimonio
del fallido a los fines de poder determinar la mayor cantidad de bienes
realizables y cuando advierte que estos no alcanzan para cubrir los gastos
incluidos los honorarios en la suma que prudencialmente se estime, solicitar la clausura como lo indican los artículos 232, 268 y concordantes de
la Ley 24.522.
A las resultas del texto legal debe concluirse que la pauta mínima no puede superar el máximo permitido, “la regulación de los honorarios concursales no puede exceder el 12% previsto por el art. 267 del texto legal
vigente. Ante situaciones en que el monto del capital liquidado resulta de
tal exigüedad que no resiste la aplicación del mínimo mayor (tres sueldos
de Secretario de Primera Instancia) por resultar éste superior, no sólo al
12% previsto como máximo, sino mayor aún que el importe resultante de
la liquidación del activo, resulta de estricta justicia regular forzosamente
el porcentaje previsto como tope legal“ (CCC Rosario, Sala 4ta., “Indelho
s/ Conc. Prev. Quiebra“, Zeus, 74-R-29 N° 17570.). Concordante con ello
se ha sostenido que “si el mínimo arancelario establecido en el art. 267
de la Ley 24.522 ha sido instituido para evitar remuneraciones desproporcionadas respecto de la labor profesional efectivamente realizada en el
proceso de quiebra, no parece lógico que por aplicación del piso alternativo de tres sueldos sea posible vulnerar el tope del 12% del activo realizado (...) La protección legal prevista en el art. 267 de la Ley 24.522 está
destinada a impedir que los estipendios sean irrisorios con relación a la
labor cumplida por el profesional y a evitar una regulación que desorbite
124
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
el activo enajenado“ (C. Nac. Com., Sala D, 20/12/1996, “Naviera Antares“
LL 1997-C986; J. Agrup. caso 22470) y también que “...corresponde fijar
los honorarios del síndico por su actuación en la quiebra conforme las
pautas establecidas en el art. 267 de la Ley 24.522 (Adla, LV-D-4381) y en
virtud de ello adoptar el máximo previsto del 12% del activo realizado, en
tanto ese límite es aplicable en cualquier caso, pues su ubicación dentro
de la norma no permite otra interpretación; de lo contrario podría resultar
que los emolumentos consumieran el total del activo postergando definitivamente a los acreedores, consecuencia no querida por el legislador“
(C. Nac. Com., Sala E, 13/10/2000, “Marinucci, Horacio s/ Quiebra“, LL
2001- C-955; DJ 2001-2-564).
En definitiva, debo concluir que de conformidad a los argumentos ut supra
mencionados, en el caso de la quiebra liquidativa si el mínimo de tres
sueldos de Secretario de Primera Instancia supera el máximo del 12% del
activo realizado, este último deberá ser tenido en cuenta para proceder a
la regulación de los honorarios de los funcionarios y demás profesionales
intervinientes en el proceso falencial.
A la misma cuestión, el Dr. Saux dijo:
Que adhiero a los fundamentos que sustentan el voto del Dr. Cordini y
expido el mío en idéntico sentido.
A la misma cuestión, la Dra. Echarte dijo:
Entrando al tema de la convocatoria anticipo mi adhesión a los argumentos expuestos por el Señor Juez de esta Cámara Dr. Cordini, al cual
adhiriera también el Dr. Saux, en el sentido de que si el mínimo de tres
sueldos de Secretario de Primera Instancia supera el 12% del activo realizado debe considerarse este tope no pudiendo el mínimo previsto traspasar ese máximo.
Considero para arribar a dicha conclusión y en forma coincidente a los
fundamentos de los votos que formaron mayoría en el Pleno: “Camarasa
Lombardi y Cía C.L.O. Sociedad Anónima s/ Quiebra“ de fecha 09/02/2001,
Fallos Plenos
Se nos ha convocado para decidir qué interpretación debe darse a la norma regulatoria del artículo 267 Ley 24.522 que prevé el caso que la quiebra
culmina con la liquidación de los bienes del fallido o bien cuando exista
avenimiento en el supuesto que la suma de tres sueldos de Secretario de
Primera Instancia supere el 12% del activo realizado.
125
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Fallo N° 92980 Sala Civil Primera, Resolución N° 2, Folio 418, Tomo 48, que
debe tenerse en cuenta la finalidad perseguida por el legislador al dictar la
norma en cuestión de reducir el costo de los procesos concursales.
En el mensaje de envío del proyecto de ley al Congreso de la Nación, el
PEN, sobre la cuestión “Economía de los costos concursales“, textualmente expresó: “12. Economía en los costos procesales. Otro de los elementos negativos que han influido en los procesos concursales y falenciales
han sido los elevados costos que, en definitiva, van en detrimento, o bien
de la posibilidad de saneamiento de la empresa, o bien del crédito que
definitivamente percibirán los acreedores. (...) Con ese objeto, el proyecto
propone una disminución en la escala arancelaria de los honorarios en
concursos preventivos y quiebras...“. Por lo cual, claramente en aquella
oportunidad de reformar la anterior ley concursal, se expresó cual fue la
finalidad querida por el legislador al reducir los montos de los honorarios
que en la ley anterior podían consumir gran parte del activo.
“Conspiraría contra la finalidad del trámite falencial que los gastos provocados por el procedimiento creado por la ley para posibilitar el cobro
de sus créditos por parte de los acreedores sean de tal entidad que absorban la totalidad de lo obtenido, y los acreedores, verdaderos destinatarios de la actividad jurisdiccional nada cobren“ (C. N. Apel. en lo Comercial Sala A., 11/03/2010 “Intercarpa S.A.“ Publicado en LL On line cita:
AR/JUR/12048/2010). En igual sentido se ha señalado: “En este punto es
dable señalar que el límite del 12% como monto máximo del total de las
regulaciones es aplicable en cualquier caso, porque la ubicación del mismo dentro de la redacción de la norma no permite otra interpretación. De
admitirse una postura diversa, podría darse el supuesto que los emolumentos consumieran el total el activo postergando definitivamente a los
acreedores, lo cual es una consecuencia no querida por el legislador, que
fijó un tope máximo para las retribuciones (Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, Sala E, 04/08/2003, “Ferreiro, Raúl M.“ Publicado en:
DJ 2004-1, 734- LA LEY 2004-8, 849).
Por lo expuesto y adhiriendo a los fundamentos vertidos respecto de la
cuestión convocante por el Dr. Raúl J. Cordini, considero inexorable la vigencia del tope del 12% del activo realizado para los supuestos previstos
en los incisos 3° y 40 del artículo 265 de la Ley 24.522 para la regulación
de los honorarios de funcionarios y demás profesionales participantes en
la quiebra liquidativa.
126
“Mansilla, alberto fernando s/ concurso preventivo (hoy quiebra)”
A la misma cuestión, la Dra. Aletti de Tarchini dijo:
Sobre el tema convocante comparto los fundamentos vertidos por la Dra.
Echarte quien me precediera en la votación que a su vez son coincidentes
con los expuestos por el Dr. Cordini, en consecuencia voto en el mismo
sentido que ellos.
A la misma cuestión, la Dra. Miró Plá dijo:
Como la Vocal Dra. Aletti de Tarchini que me precede en la votación,
adhiero a los fundamentos que sustentan las conclusiones de los votos de
la doctora Echarte y el Doctor Cordini y, en consecuencia, voto en igual
sentido que ellos.
A la misma cuestión, el Dr. Vargas dijo:
Que adhiero a los fundamentos que sustentan el voto del Dr. Raúl Cordini
y expido el mío en idéntico sentido.
Respecto a la segunda cuestión y de acuerdo al resultado obtenido corresponde en el caso de la quiebra liquidativa si el mínimo de tres sueldos
de Secretario de Primera Instancia supera el máximo del 12% del activo realizado, este último deberá ser tenido en cuenta para proceder a la
regulación de los honorarios de los funcionarios y demás profesionales
intervinientes en el proceso falencial.
Por los fundamentos del acuerdo precedente, la CÁMARA DE APELACIÓN
EN LO CIVIL Y COMERCIAL DE SANTA FE, en Tribunal Pleno, RESUELVE:
En el caso de la quiebra liquidativa si el mínimo de tres sueldos de Secretario de Primera Instancia supera el máximo del 12% del activo realizado,
este último deberá ser tenido en cuenta para proceder a la regulación de
los honorarios de los funcionarios y demás profesionales intervinientes en
el proceso falencial.
Regístrese, notifíquese y bajen.
Müller - Drago - De CÉsaris - Cordini - Saux - Echarte - Aletti
de Tarchini - MirÓ PlÁ - Vargas
•
Fallos Plenos
Con lo que concluyó el acuerdo firmando los señores jueces, por ante mí
que certifico.
127
CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
“Interpretación del art. 13
del Código Procesal
Civil y Comercial”
•
Cuestión a resolver:
Interpretación que en lo sucesivo ha de darse al artículo 13 del Código
Procesal Civil y Comercial (ley 5531).
Doctrina legal:
En lo sucesivo ha de interpretarse el artículo 13 CPCyC (ley 5531) en el
sentido de que la sustitución de abogado o procurador no puede producir
la separación de un Vocal de Cámara —salvo en el caso de parentesco del
inc. 1) del art. 10—, cuando esa sustitución se hace efectiva después de
haberse dictado la resolución o la sentencia que motivan la apertura de la
instancia de alzada o si la causa ya hubiera tenido anterior radicación ante
una de las Salas.
Fundamentos sustentatorios:
Para respetar la finalidad tenida en cuenta por el legislador, entiéndese
que la sustitución de abogado o procurador no puede producir la separación de un Vocal de Cámara —salvo el caso del parentesco del inc. 1)
del art. 10— cuando esa sustitución, aun llevada a cabo en baja instancia,
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Vocal. Excusación. Abogado. Sustitución.
Ley Procesal. Interpretación.
129
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
se hace efectiva después de haberse dictado en la instancia originaria la
resolución o la sentencia que motivan la apertura de la instancia de alzada.
Igual solución cabe para el supuesto de sustitución de abogado o procurador en baja instancia, si la causa ya hubiera tenido anterior radicación
ante una de las Salas de la Cámara. (Del voto del Dr. Rouillon que hace
mayoría).
Referencias normativas: Código Procesal Civil y Comercial: art. 13
Materia: Procesal - Civil
Abogado. Sustitución. Ley Procesal. Interpretación Literal.
De la letra del art. 13 del Código Procesal Civil y Comercial surge que la
sustitución de abogado o procurador sólo produce la separación del juez
en la hipótesis allí prevista. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: Código Procesal Civil y Comercial: art. 13
Materia: Procesal - Civil
Fallo en texto completo:
ACUERDO N° 1
En la ciudad de Rosario, a los 4 días del mes de julio del año dos mil, se
reunieron en Tribunal Pleno (art. 28, ley 10.160) los jueces de la Cámara de
de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario doctores María del Carmen
Alvarez, José H. Donati, Jorge José Elena, Alicia García, Mario L. Netri,
Adolfo A. N. Rouillón y Néstor P. Sagüés, bajo la presidencia del Dr. Ricardo A.
Silvestri para fijar la interpretación que en lo sucesivo ha de darse al art. 13
del Código Procesal Civil y Comercial (ley 5531), conforme a lo propuesto
por el doctor Sagüés y según lo resuelto en el Acuerdo N° 4 de fecha
5/07/00.
Sobre la cuestión propuesta, el doctor Rouillón dijo: para respetar la finalidad tenida en cuenta por el legislador, entiéndese que la sustitución de
abogado o procurador no puede producir la separación de un Vocal de
Cámara —salvo el caso del parentesco del inc. 1) del art. 10— cuando esa
sustitución, aun llevada a cabo en baja instancia, se hace efectiva después
de haberse dictado en la instancia originaria la resolución o la sentencia
que motivan la apertura de la instancia de alzada. Igual solución cabe para
el supuesto de sustitución de abogado o procurador en baja instancia, si
130
“Interpretación del art. 13 DEL CÓdigo procesal Civil y Comercial”
la causa ya hubiera tenido anterior radicación ante una de las Salas de la
Cámara. Así voto.
Sobre la misma cuestión los doctores Elena, Silvestri, Donati, Álvarez, Sagüés
y Netri dijeron: que la interpretación que corresponde efectuar del art. 13
del CPCyC es la propuesta por el doctor Rouillón y votaron en igual sentido.
Sobre la misma cuestión la doctora García dijo: de la letra del art. 13 del
Código Procesal Civil y Comercial surge que la sustitución de abogado O
procurador solo produce la separación del juez en la hipótesis allí Prevista.
Así voto.
Atento el resultado obtenido, la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en Tribunal Pleno (art. 28, ley 10.160) —por mayoría y con
disidencia de la doctora García— RESOLVIÓ: declarar que en lo sucesivo ha
de interpretarse el artículo 13 del CPCyC (ley 5531) en el sentido de que la
sustitución de abogado o procurador no puede producir la separación de un
Vocal de Cámara —salvo en el caso de parentesco del inc. 1) del art. 10—,
cuando esa sustitución se hace efectiva después de haberse dictado la resolución o la sentencia que motivan la apertura de la instancia de alzada o si la
causa ya hubiera tenido anterior radicación ante una de las Salas.
Insertarlo en el Protocolo de Presidencia y remitir copia a cada una de las
Salas de esta Cámara.
Con lo que terminó el Acuerdo, firmando los jueces por ante mí, que doy fe.
Adolfo A. N. Rouillón - jorge José Elena. - Ricardo A.
Silvestri - josé Humberto Donati - Alicia GarcÍa - maría Del
Carmen Álvarez —en disidencia— Néstor Pedro SagüÉS - mario
Luis Netri - Perla S. Frontini.
Fallos Plenos
•
131
“Posibilidad
de subsanación en la Alzada
del incumplimiento
de los requisitos
de la presentación
preventiva concursal
(art. 11 de la ley 24.522)”
•
Cuestión a resolver:
El incumplimiento en primera instancia de los requisitos de la presentación preventiva concursal (art. 11 de la ley 24.522), ¿es subsanable en la
alzada? (Tribunal pleno).
Doctrina Legal:
No es subsanable en la Alzada el incumplimiento en primera instancia
de los requisitos de la presentación preventiva concursal (art. 11 de la
ley 24.522).
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Sustanciales. Requisitos Formales.
La ley 24.522 establece en sus arts. 10 y 11 los requisitos exigidos para
el pedido del concurso preventivo. En el primero de ellos se refiere a los
“Requisitos Sustanciales“ (sujetos con remisión al art. 2, e inclusión de las
Fallos Plenos
Fundamentos sustentatorios:
133
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
personas de existencia ideal en liquidación: representación; y oportunidad
de la presentación) y en el segundo a los “Requisitos Formales“. (De los
fundamentos del Dr. Serralunga).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
arts. 2, 10 y 11. Derogación de la 19.551
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Sustanciales. Requisitos Formales. Ley de Concursos. Interpretación.
Respecto de los requisitos formales para el pedido de concurso preventivo (como dijera Zavala Rodríguez en relación al artículo 11 de la
ley 19.551, similar al artículo 11 de la ley actual de concursos), aunque
parecieran —dado el calificativo de “formales“—, no tener tanta importancia como los sustanciales, que se refieren a la sustancia de las
cosas, debe expresarse enfáticamente que son de tanta importancia y
tan sustanciales como los primeros (los del artículo 10). Los iniciales, a
los que la ley llama requisitos sustanciales, se relacionan con el derecho
al invocar la apertura del concurso preventivo, y los segundos, aunque
la ley los llame formales, sirven también para establecer si puede llevarse ante la actividad jurisdiccional una petición que por la forma de
los elementos y hechos materiales que la integran, es acreedora a que
la justicia se ponga en movimiento, buscando solucionar los requisitos
sustanciales a que refiere la Sección I. Con eso se trata de asegurar la
seriedad, la formalidad y la sensatez del arreglo que surgirá de esta petición. Es que las leyes de concursos, enfrentadas a la crisis de la empresa, brindan varias soluciones para resolver los problemas, evitando, por
medio de medidas de paulatina incidencia, llegar al remedio extremo
que es la quiebra de la empresa. Pero esa solución atenuada en provecho de todos —deudor, acreedores, Estado— no se adopta al azar, sino
teniendo en cuenta una serie de factores, y también la conducta del
empresario, y tomando en consideración todos los hechos, circunstancias y acciones que rodean el desarrollo de la empresa, para saber qué
es lo más conveniente a ella, al comercio y a los intereses económicos
generales. (De los fundamentos del Dr. Serralunga).
Doctrina: Zavala Rodríguez: “Código de Comercio Comentado“, T. VII, Ed. Depalma, 1980, pág. 244
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
arts. 10 y 11. Derogación de la 19.551; Ley nacional 19.551: art. 10; Ley de Concursos, derogada por la 24.522
Materia: Comercial
134
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Sustanciales. Requisitos Formales.
La enumeración de los requisitos del art. 11 de la ley 24.522 constituye
una selección de exigencias para la presentación preventiva concursal,
absolutamente necesarias para indagar lo que hace falta saber para dar
seriedad y certeza a la solución que con estas normas se quiere alcanzar. (De los fundamentos del Dr. Serralunga).
Referencias normativas: ley nacional 24.522 Ley de Concursos y Quiebras:
art. 11. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Sustanciales. Requisitos Formales. Plazo.
La ley impone el cumplimiento de todos los requisitos al peticionarse el
concurso preventivo, admitiendo que, “cuando se invoque causal debida
y válidamente fundada el juez debe conceder un plazo improrrogable de
diez (10) días, a partir de la fecha de la presentación, para que el interesado
dé cumplimiento total de las disposiciones del presente artículo“ (art. 11
in fine). Este plazo debe entenderse previsto sólo para completar la información exigida, pero no para que el peticionante pretenda llenar en él
la mayor parte de las exigencias establecidas en la norma legal. (De los
fundamentos del Dr. Serralunga).
Citas: Cám. Nac. de Apel. Com., Sala C, ED 164, pág. 218
Materia: Comercial
El artículo 13 de la ley 24.522 establece que “presentado el pedido, o en
su caso, vencido el plazo que acuerde el juez, éste debe pronunciarse...“,
y debe hacerlo rechazando la petición, “cuando el deudor no sea sujeto
susceptible de concurso preventivo (o), si no se ha dado cumplimiento al
artículo 11...“, esto es, si no se dan los requisitos “sustanciales“ o no se
cumplieron los requisitos “formales“. Frente a tan claras y expresas disposiciones de la ley, que le imponen por un lado, al peticionante, el cumplimiento de los recaudos formales, al tiempo de la presentación, o en el
plazo “improrrogable“ de diez días que se le pueda conceder de haber in-
Fallos Plenos
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Sustanciales. Requisitos Formales. Plazo. Ley de Concursos. Interpretación. Juez.
Facultades. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
135
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
vocado “causal debida y válidamente fundada“, y por otro al juez el rechazo del pedido de concurso, de no darse las mismas en esas oportunidades,
no corresponde facilitar el cumplimiento omitido, aunque fuere parcial, en
la alzada y por vía del recurso de apelación. Ello así porque importaría de
hecho, ampliar un plazo que la misma ley establece es improrrogable. Esto
es, que lo que no le está permitido al juez inferior, lo haría el tribunal de
alzada. En otro aspecto, se estaría desvirtuando la función revisora de este
último, o bien se la admitiría respecto de una resolución que fuera dictada
conforme a la ley. (De los fundamentos del Dr. Serralunga).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
arts. 11 y 13. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Ley de Concursos. Interpretación. Concurso Preventivo. Pedido.
Requisitos. Excesivo Rigor Formal. Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Alcance.
La interpretación residual —excepcional— que se postula de los arts. 11 y
13 de Ley de Concursos y Quiebras constituye preponderantemente una
cuestión de hecho a ponderar en cada caso concreto y relativo al “exceso
ritual“ en la admisión de los pedidos de concursos, lo cual escapa al alcance del Tribunal Pleno. (De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras: art. 11.
Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Plazo. Ley
de Concursos. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
El admitir subsanar en la Alzada el incumplimiento en primera instancia
de los requisitos para la presentación preventiva concursal choca con la
clara disposición de los arts. 11 y 13 de la Ley de Concursos y Quiebras. En
su virtud, literalmente “subsanar“ el “incumplimiento“ de la ley, vencido
el plazo procesal (artículo 11 in fine) y en instancia de revisión es un contrasentido lógico y jurídico no propuesto. Nadie postula excusar algún
requisito formal de cumplimiento. (De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras: arts. 11
y 13. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
136
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Alcance. Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Plazo. Ley de Concursos.
Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
El artículo 13 de la ley 24.522 establece que el Juez “debe rechazar la
petición (...) si no se ha dado cumplimiento al artículo 11 (...) La resolución es apelable“. Limitada pues la apelación necesariamente al juicio
negativo del juez, difícilmente se discuta en ella otra cosa que el error o
acierto de éste —su mérito— sobre el cumplimiento o incumplimiento
de la carga legal que es su objeto; como recaudo de proponibilidad o
admisibilidad según el ángulo desde donde se lo mire. Para tal supuesto
no es necesario Tribunal Pleno. (De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras: arts.
11 y 13. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Tribunal de Alzada. Función Revisora. Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Ley Concursal. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
Existe la “posibilidad“ de una pretensión pura y dura en la alzada de
subsanar omisiones incurridas en baja instancia: sea cumplir en la alzada lo que no se hizo ante el Juez, o bien completar algún recaudo
incompleto. Según se propone, el valladar de los artículos 11 y 13 de la
ley 24.522 dejaría un resquicio excepcional para un criterio “flexible“
que viene a operar como residuo interpretativo ante un eventual tempreramento “rígido“, particularmente cuando se trata de “completar“
tales recaudos formales. En otras palabras, se trataría de evitar una interpretación “rígida“ del sentido claro y que es propio de la norma,
cuando se intenta cubrir una falencia de la carga procesal operada en
primera instancia. (De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras: arts. 11
y 13. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
El Tribunal Pleno (artículo 28, Ley Orgánica del Poder Judicial) está reservado a cuestiones de derecho; es decir, de auténtica discrepancia de
criterios jurídicos. (De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley provincial 10.160, Ley Orgánica del Poder Judicial: art. 28
Materia: Comercial
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Alcance.
137
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Ley de Concursos. Interpretación. Excesivo Rigor Formal. Tribunal de Alzada. Función Revisora. Cámara de Apelación. Tribunal Pleno.
Si acordamos que no es posible cumplir en la Alzada los recaudos del
artículo 11 de la Ley de Concursos y Quiebras, pero sí lo sería cuando ello
importe un “exceso ritual“ aunque sin amparar la negligencia del concursado, ello se trataría en todo caso de circunstancias de hecho —no de derecho— puesto que una conclusión “amplia“ —por así llamarla— queda a
la postre atrapada por el criterio que en cada caso aplique el magistrado a
quien va dirigido el Pleno. (De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras: art. 11.
Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Ley de Concursos. Interpretación. Concurso Preventivo. Pedido.
Requisitos.
En la vieja polémica de la jurisprudencia concursal sobre el remedio preventivo judicial de la insolvencia, es posible identificar dos concepciones
históricas. La más vieja nació con las legislaciones concursales de fines del
siglo XIX y comienzos del siglo XX que regularon a la convocatoria de acreedores teniendo principalmente en mira a la persona del comerciante, persona física, insolvente pero de buena fe. A su amparo, la mentada convocatoria y su resultante exitosa, el concordato preventivo, eran una suerte de
premio o gracia concedido al comerciante cuya cesación de pagos era obra
de circunstancias puramente casuales. La idea de que la regla para la insolvencia era —debía ser— la quiebra (liquidación) llevaba a concebir como
excepción —y, por ende, de manera restrictiva— a cualquier alternativa que
evitase la susodicha liquidación. (De los fundamentos del Dr. Rouillón).
Materia: Comercial
Ley de Concursos. Interpretación. Concurso Preventivo. Pedido.
Requisitos.
En la vieja polémica de la jurisprudencia concursal sobre el remedio
preventivo judicial de la insolvencia, es posible identificar dos concepciones históricas. La más nueva surge después de la segunda década del
siglo XX, cuando el fenómeno empresarial hizo eclosión en el campo jurídico, la empresa se convirtió en el centro de atención del derecho comercial,
138
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
y se desvió el eje del derecho concursal. Al pasar a ser principal preocupación la suerte de las actividades empresariales en crisis financiera pero económicamente viables, era lógico que después de décadas se llegase a la
conclusión de que, al menos para los sujetos que explotaban esa clase de
actividades, la quiebra debía dejar de ser la regla y había de reemplazársela
por los procedimientos enderezados a evitar la liquidación y, más modernamente, a facilitar la reorganización empresarial. Ya en esta nueva concepción, las conductas de las personas físicas responsables de los estados
críticos pasan a un segundo plano en orden a la influencia que tienen para
decidir sobre la apertura de los procesos concursales de reorganización
y/o la homologación de los acuerdos preventivos. Dentro de este marco
conceptual de qué es lo primordial para el derecho concursal contemporáneo, resultan congruentes las Interpretaciónes menos restrictivas —más
amplias— de todo lo que tiene que ver con el acceso, la prosecución y la
feliz culminación de los concursos preventivos. Así, la interpretación judicial
mayoritaria pregona favorecer la apertura concursal en caso de duda razonable sobre su procedencia. (De los fundamentos del Dr. Rouillón).
Materia: Comercial
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Plazo. Ley de
Concursos. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
Doctrina: Iglesias, José Antonio: “La integración en la alzada de los requisitos
formales de la demanda de concurso preventivo“, Revista Derecho Comercial
1987-498; H. C. G.: “El incumplimiento de los requisitos formales de la presentación en concurso preventivo: puede subsanarse en la alzada?“, en LLLitoral,
1997-216; Prono, Ricardo S. y Prono, Mariano R.: “Nuevas controversias en la
apertura concursal preventiva“, en LLLitoral, 1998-413
Fallos Plenos
Durante la vigencia de la derogada ley 19.551, la integración en la alzada
de los requisitos formales de la demanda de concurso preventivo recibió
mayoritaria respuesta favorable de la jurisprudencia, aunque es dable señalar que muchos fallos pusieron el acento en que lo posible era integrar,
completar, subsanar, omisiones de la presentación preventiva concursal en
la primera instancia pero no, por cierto, utilizar a la posibilidad recursiva del
art. 13 in fine, de la ley concursal, para obtener un automático alargamiento
del plazo a fin de cumplir todo lo que el artículo 11 exige se haga al tiempo
de la presentación o en el plazo de gracia de su último párrafo, que el juez
concede, cuando mediara causal debida y válidamente fundada, para que el
interesado “dé cumplimiento total a las disposiciones del presente artículo“.
(De los fundamentos del Dr. Rouillón).
139
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
arts. 11 y 13. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Plazo. Ley de
Concursos. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
El tema sobre la posibilidad de subsanar en la Alzada el incumplimiento en la primera instancia de los requisitos de la presentación preventiva
concursal, tiene dos extremos difíciles de compatibilizar. De un lado, una
interpretación demasiado laxa acerca del momento del cumplimiento de
los requisitos de la presentación concursal podría llevar al extremo de tolerar la presentación sin recaudo alguno para, apelación mediante de la
resolución denegatoria de la apertura por el juez a quo, obtener los plazos
mucho más largos e indeterminados de un recurso de apelación y, recién
entonces, cumplir con el art. 11 de la Ley de Concursos y Quiebras. Esta
alternativa, llevada al extremo, podría transformar en letra muerta a las
exigencias formales que, en principio, deben ser contemporáneas de la
solicitud de apertura concursal y, a lo sumo, integrarse dentro del plazo
de gracia de la parte final del artículo precitado. De otro lado, el opuesto
extremo de la rigurosidad absoluta, minoritario en jurisprudencia, puede
terminar en la convalidación de excesos rituales, antieconómicos y disvaliosos en sus consecuencias, al condenar muchas veces a la quiebra a un
sujeto que puede haber sido algo descuidado en las formas de la presentación preventiva, o a quien el juez a quo ha exigido excesivamente los aspectos formales, y que, al fin y de hecho, cumple acabadamente con todas
las exigencias de apertura concursal así fuera en la Alzada, no obstante lo
cual ésta niega la última alternativa de reorganización empresarial. (De los
fundamentos del Dr. Rouillón).
Referencias Normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
art. 11. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Plazo. Ley
de Concursos. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora. Jurisprudencia.
La Corte Suprema de Justicia de Mendoza ha balanceado los resultados de las posturas extremas al afirmar que las severas exigencias impuestas por la legislación concursal al empresario que pretende lograr
140
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
concurso preventivo no pueden verse agravadas por una interpretación en exceso rigurosa de los requisitos a satisfacer (artículo 11 de la
ley 24.522), pero a la vez la interpretación flexible no importa amparar la
negligencia procesal ni la permisibilidad del cumplimiento escalonado
de aquellos recaudos. Con esas premisas, el prestigioso tribunal citado
concluye que es improcedente cumplir en la alzada los recaudos del
artículo 11 de la ley concursal cuando las omisiones son de tal importancia que prácticamente se han dejado de cumplir las exigencias de
esa norma, pero en la alzada es admisible completar aquéllos recaudos
que son motivo de diversa interpretación judicial o cuyo incumplimiento
parcial no adquiere real significación jurídica en el contexto general del
cumplimiento. (De los fundamentos del Dr. Rouillón).
Citas: Corte Sup. de Just. de Mendoza, “Salvador Barea e Hijos Sociedad de
Hecho“, 04/07/1989, RDCO 1990-A-379; Corte Sup. Just. de Tucumán, “Samuel
Dicker”, 23/04/1992, JA 1993-II-46
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
art. 11. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Plazo. Ley
de Concursos. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
Es improcedente cumplir en la alzada los recaudos del artículo 11 de la
ley concursal cuando las omisiones son de tal importancia que prácticamente se han dejado de cumplir las exigencias de esa norma, pero
en la alzada es admisible completar, integrar o subsanar aquellos recaudos que son motivo de diversa interpretación judicial o cuyo incumplimiento parcial no adquiere real significación jurídica en un contexto
general de cumplimiento. (De los fundamentos del Dr. Rouillón).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
art. 11. Derogación de la 19.551
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Ley de Concursos. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
Si bien es improcedente cumplir en la Alzada los recaudos del art. 11 de la
ley concursal, cuando las omisiones son de tal importancia que prácticamente se ha dejado de cumplir las exigencias de la norma, es admisible en
Fallos Plenos
Materia: Comercial
141
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
segunda instancia —en cambio—, completar, integrar o subsanar aquéllos
requisitos que son motivo de diversa interpretación judicial, o cuyo cumplimiento parcial no adquiere real significancia jurídica en un contexto de
general cumplimiento. (De los fundamentos del Dr. Silvestri).
Citas: Cámara Civil, Comercial y Laboral de la 3ª Circunscripción Judicial de Santa
Fe: “Vassalli, Roque s/ Concurso Preventivo, Resolución nº 164, del 28/12/1993“;
Cámara Civil y Comercial, Sala 1ª Rosario: “Meneghello“, del 09/08/1996, publicada en LLLitoral T. 1997, pág. 216, y “Cooperativa Agrícola Federal Limitada de San José de la Esquina s/ Concurso Preventivo“, auto Nº 185/99;
Cám. Nac. Apel. Com., Sala C: “Droguería Stalgis“, publicada en LL 1981-A,
pág. 253; “Beutelspader“, publicada en LL 1992-A, pág. 94; Sala B,
“Oliver“, publicado en LL rev. del 28/02/1997; “Degram“, 01/04/1987;
Sala A, “Ríos“, 09/12/1995; “Algodonera Flandria“, 20/07/1995; Sala D, “Inrae
S.R.L.“, 24/09/1990; “Zapater Días ICSA“, 30/06/1994; Sala E, “Celoto S.R.L.“,
20/04/1988; “Tete S.A.“, 06/03/1990; “Casas“, 11/05/1994
Doctrina: Iglesias, José A.: “La integración en la Alzada de los requisitos formales
de la demanda de concurso preventivo“, en Revista de Derecho Comercial y de
las Obligaciones 1987, pág. 498; Rivera, Julio C.: “Instituciones de Derecho Concursal“, T. 1, pág. 205; García Martínez, Roberto: “Derecho Concursal“, ed. 1997,
pág. 88; Grispo, Jorge D.: “Tratado sobre la Ley de Concursos y Quiebras“, T. 1,
ed. 1997, pág. 206
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras:
art. 11. Derogación de la 19.551
Materia: Comercial
Concurso Preventivo. Pedido. Requisitos Formales. Ley de Concursos. Interpretación. Tribunal de Alzada. Función Revisora.
La solución que, mayoritariamente, admite completar, integrar o subsanar en la Alzada aquellos recaudos del artículo 11 de la ley 24.522 que
son motivo de diversa interpretación judicial o cuyo incumplimiento
parcial no adquiere real significación jurídica en un contexto general de
cumplimiento, se adecua con mayor plenitud axiológica al principio de
la conservación de la empresa (relevante en material concursal) en cuanto “actividad útil para la comunidad y principio inspirador en la reforma mercantil en curso“ (como rezaba la exposición de Motivos de la ley
19.551, en sus nº I/4º). Este principio se proyecta, a su turno, en la ley
sobre la base de una mayor amplitud de soluciones (concursales) preventivas que, arrancando con las reducidas previsiones sobre el tema de
la ley 11.719, se amplificó por imperio de la ley 19.551 y su reforma posterior —por ley 22.917—, criterios mantenidos, ahora, en la ley 24.522,
que incluso flexibiliza el trámite del concurso preventivo (arts. 30, 31, 48,
y 69 y sgtes. de la Ley de Concursos y Quiebras). En síntesis, la propues142
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
ta contempla debidamente los principios procesales de adquisición y
economía procesal y es axiológicamente ponderable o más justa desde
la visión sustantiva de la conservación de la empresa en crisis, en consonancia con la notoria apertura normativa de soluciones (concursales)
preventivas. (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley nacional 24.522, Ley de Concursos y Quiebras: arts.
11, 30, 31, 48 y 69. Derogación de la 19.551; ley nacional 22.917 modificatoria de
la ley 19551; ley nacional 19.551, Ley de Concursos; ley nacional 11.719, Quiebras. Reemplazo del Libro IV del Código de Comercio
Materia: Comercial
Fallo en texto completo:
ACUERDO Nº1
En la ciudad de Rosario, a los 4 días del mes de junio del año dos mil
uno, a pedido de la Sala Cuarta se reunieron en Tribunal Pleno (art. 28,
ley 10.160) los Jueces de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario, doctores María del Carmen Álvarez, José Humberto
Donati, Jorge José Elena, Alicia García, Mario L. Netri, Jorge W. Peyrano,
Adolfo A. N. Rouillón, Néstor Pedro Sagüés y José María Serralunga,
bajo la presidencia del doctor Ricardo Silvestri, para fijar la interpretación que se dará en lo sucesivo a la siguiente cuestión de derecho: EL INCUMPLIMIENTO EN PRIMERA INSTANCIA DE LOS REQUISITOS DE LA
PRESENTACIÓN PREVENTIVA CONCURSAL (ART. 11 DE LA LEY 24.522),
¿ES SUBSANABLE EN LA ALZADA?
El Doctor Serralunga dijo: La ley 24.522 establece en sus arts. 10 y 11 los
requisitos exigidos para el pedido del concurso preventivo.
Respecto de estos últimos, —como dijera Zavala Rodríguez (“Código de
Comercio Comentado“, T. VII, p. 244, Ed. Depalma, 1980) en relación al
art. 11 de la ley 19.551, similar al art. 11 de la ley actual de concursos—
aunque “parecieran , dado ese calificativo de ´formales´, no tener tanta
importancia como los anteriores, que se refieren a la sustancia de las cosas, debe expresarse enfáticamente que son de tanta importancia y tan
Fallos Plenos
En el primero de ellos se refiere a los “Requisitos Sustanciales“ (Sujetos
con remisión al art. 2, e inclusión de las personas de existencia ideal en
liquidación: representación; y oportunidad de la presentación) y en el segundo a los “Requisitos Formales“.
143
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
sustanciales como los primeros“ (los del art. 10). “Los iniciales, a los que
la ley llama requisitos sustanciales, se relacionan con el derecho a invocar la apertura del concurso preventivo, y los segundos, aunque la ley los
llame formales, sirven también para establecer si puede llevarse ante la
actividad jurisdiccional una petición que por la forma de los elementos y
hechos materiales que la integran, es acreedora a que la justicia se ponga
en movimiento, buscando solucionar los requisitos sustanciales a que refiere la Sección I. Con eso se trata de asegurar la seriedad, la formalidad
y la sensatez del arreglo que surgirá de esta petición“. Es que “Las leyes
de concursos, enfrentadas a la crisis de la empresa (...) brindan varias soluciones para resolver los problemas, evitando, por medio de medidas
de paulatina incidencia, llegar al remedio extremo que es la quiebra de
la empresa. Pero esa solución atenuada en provecho de todos —deudor,
acreedores, Estado— no se adopta al azar, sino teniendo en cuenta una
serie de factores, y también la conducta del empresario, y tomando en
consideración todos los hechos, circunstancias y acciones que rodean el
desarrollo de la empresa, para saber qué es lo más conveniente a ella, al
comercio y a los intereses económicos generales“.
Así entonces la enumeración de los requisitos del art. 11 constituye “una
selección de exigencias absolutamente necesarias para indagar lo que
hace falta saber para dar seriedad y certeza a la solución que con estas
normas se quiere alcanzar“.
Ahora bien, la ley impone el cumplimiento de todos los requisitos al peticionarse el concurso preventivo, admitiendo que, “cuando se invoque
causal debida y válidamente fundada el juez debe conceder un plazo improrrogable de diez (10) días, a partir de la fecha de la presentación, para
que el interesado dé cumplimiento total de las disposiciones del presente artículo“ (art. 11 “in fine“). Este plazo debe entenderse previsto sólo
para completar la información exigida, pero no para que el peticionante
pretenda llenar en él la mayor parte de las exigencias establecidas en la
norma legal (C. N. Com. “C“, ED. 164, 218).
Es, conforme lo expuesto, que el art. 13 de la Ley 24.522 establece que
“presentado el pedido, o en su caso, vencido el plazo que acuerde el juez,
éste debe pronunciarse...“, y debe hacerlo rechazando la petición, “cuando el deudor no sea sujeto susceptible de concurso preventivo (o), si no
se ha dado cumplimiento al art. 11...“, esto es, si no se dan los requisitos
“sustanciales“ o no se cumplieron los requisitos “formales“.
144
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
Frente a tan claras y expresas disposiciones de la ley, que le imponen
por un lado, al peticionante, el cumplimiento de los recaudos formales,
al tiempo de la presentación, o en el plazo “improrrogable“ de diez días
que se le pueda conceder de haber invocado “causal debida y válidamente fundada“, y por otro al juez el rechazo del pedido de concurso, de no
darse las mismas en esas oportunidades, estimo no corresponde facilitar
el cumplimiento omitido, aunque fuere parcial, en la alzada y por vía del
recurso de apelación.
Ello es así porque importaría de hecho, ampliar un plazo que la misma ley
establece es improrrogable. Esto es, que lo que no le está permitido al
juez inferior, lo haría el tribunal de alzada. En otro aspecto, se estaría desvirtuando la función revisora de este último, o bien se la admitiría respecto
de una resolución que fuera dictada conforme a la ley.
Por lo que mi voto es en el sentido de que no procede cumplir en la alzada, aunque fuere parcialmente, los recaudos del art. 11 de la ley 24.522.
Así voto.
Los Doctores Peyrano, Netri, Sagüés y García expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por el doctor Serralunga y votaron en igual sentido.
El Doctor Donati dijo: Adhiero al Voto del Dr. Serralunga, sin perjuicio de
señalar que la interpretación residual —excepcional— que se postula de
los arts. 11 y 13 L.C.Q. constituye preponderantemente una cuestión de
hecho a ponderar en cada caso concreto y relativo al “exceso ritual“ en
la admisión de los pedidos de concursos, lo cual escapa al alcance del
Tribunal Pleno.
1.- Una respuesta afirmativa al interrogante propuesto choca con la clara
disposición de los arts. 11 y 13 L.C.Q.
2.- El art. 13 establece que el Juez “debe rechazar la petición (...) si no se
ha dado cumplimiento al art. 11 (...) La resolución es apelable“.
Limitada pues la apelación necesariamente al juicio negativo del juez,
difícilmente se discuta en ella otra cosa que el error o acierto de éste
Fallos Plenos
En su virtud, literalmente “subsanar“ el “incumplimiento“ de la ley, vencido el plazo procesal (art. 11 “in fine“) y en instancia de revisión es un
contrasentido lógico y jurídico no propuesto. Nadie postula excusar algún
requisito formal de cumplimiento.
145
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
—su mérito— sobre el cumplimiento o incumplimiento de la carga legal que es su objeto; como recaudo de proponibilidad o admisibilidad
según el ángulo desde donde se lo mire. Para tal supuesto no es necesario Tribunal Pleno.
3.- Pero existe la “posibilidad“ de una pretensión pura y dura en la alzada
de subsanar omisiones incurridas en baja instancia: sea cumplir en la alzada
lo que no se hizo ante el Juez, o bien completar algún recaudo incompleto.
Según se propone, el valladar de las claras normas citadas — en lo que es
enfatizar lo obvio decir que no procede— dejaría un resquicio excepcional
para un criterio “flexible“ que viene a operar como residuo interpretativo
ante un eventual tempreramento “rígido“, particularmente cuando se trata
de “completar“ tales recaudos formales.
En otras palabras, se trataría de evitar una interpretación “rígida“ del sentido claro y que es propio de la norma, cuando se intenta cubrir una falencia de la carga procesal operada en primera instancia.
4.- ¿Esa opción jurisdiccional puede ser objeto del Pleno (art. 28 LOPJ)?
Tribunal éste reservado a cuestiones de derecho; es decir, de auténtica
discrepancia de criterios jurídicos.
Si acordamos que no es posible cumplir en la alzada los recaudos del
art. 11 L.C.Q., pero sí lo sería cuando ello importe un “exceso ritual“ aunque sin amparar la negligencia del concursado, en todo caso se trata de
circunstancias de hecho —no de derecho— puesto que una conclusión
“amplia“ —por así llamarla— queda a la postre atrapada por el criterio
que en cada caso aplique el magistrado a quien va dirigido el Pleno.
Tampoco encuentro que haya habido real discrepancia entre nosotros
puesto que lo que realmente ha operado como tal son casos en los cuales
pudo aplicarse un criterio u otro, reitero en orden al caso concreto.
No advierto claro el objeto propio del pleno en función de su sentido
estabilizador de sentencias judiciales. La imponderable multitud de circunstancias de probable suceso frente al sentido de este Acuerdo relativo a “posibilidades“, no autorizaría a esgrimirlo como una garantía de
válida justificación permisiva en el cumplimiento de los recaudos. Porque
a la postre la “amplitud de criterio“ reglada es dable avisorar que será
utilizada en perjuicio de los acreedores. Y es que existen circunstancias
imposible de atrapar “a priori“ en el arco de posibilidades: excusabilidad,
146
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
inexcusabilidad, cumplimiento, incumplimiento, oportuna acreditación,
subsanación, completamiento, etc.
Creo por lo dicho que no es conveniente el Pleno en cuanto el mismo
puede alentar tramitaciones concursales amañadas o dilatorias, tal como
se insinúa con razón en el voto precedente.
En definitiva, si es que se impone dar opinión al respecto, adhiero a lo
manifestado por el Dr. Serralunga.
Así voto.
El Doctor Rouillón dijo: La cuestión para la cual este tribunal pleno ha sido
consituído evoca una vieja polémica de la jurisprudencia concursal, detrás
de la cual es posible identificar dos concepciones históricas sobre el remedio preventivo judicial de la insolvencia.
Después de la segunda década del siglo XX, cuando el fenómeno empresarial hizo eclosión en el campo jurídico, y la empresa se convirtió en
el centro de atención del derecho comercial, también se desvió el eje
del derecho concursal. Al pasar a ser principal preocupación la suerte de
las actividades empresariales en crisis financiera pero económicamente
viables, era lógico que después de décadas se llegase a la conclusión de
que, al menos para los sujetos que explotaban esa clase de actividades,
la quiebra debía dejar de ser la regla y había de reemplazársela —como
regla— por los procedimientos enderezados a evitar la liquidación y, más
modernamente, a facilitar la reorganización empresarial. Ya en esta nueva concepción, las conductas de las personas físicas responsables de
Fallos Plenos
La más vieja de esas concepciones nació con las legislaciones concursales de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX que regularon a
la convocatoria de acreedores teniendo principalmente en mira a la
persona del comerciante, persona física, insolvente pero de buen fe
(“onesto ma sventurato“, en la clásica y tantas veces citada expresión
italiana). A su amparo, la mentada convocatoria y su resultante exitosa,
el concordato preventivo, eran una suerte de premio o gracia concedido al comerciante cuya cesación de pagos era obra de circunstancias
puramente casuales. La idea de que la regla para la insolvencia era
—debía ser— la quiebra (liquidación) llevaba a concebir como excepción —y, por ende, de manera restrictiva— a cualquier alternativa que
evitase la susodicha liquidación.
147
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
los estados críticos pasan a un segundo plano en orden a la influencia
que tienen para decidir sobre la apertura de los procesos concursales de
reorganización y/o la homologación de los acuerdos preventivos. Dentro
de este marco conceptual de qué es lo primordial para el derecho concursal contemporáneo, resultan congruentes las interpretaciones menos
restrictivas —más amplias— de todo lo que tiene que ver con el acceso,
la prosecución y la feliz culminación de los concursos preventivos. Así,
la interpretación judicial mayoritaria que pregona favorecer la apertura
concursal en caso de duda razonable sobre su procedencia, criterio dentro del cual es posible encuadrar a las respuestas favorables a la pregunta que nos convoca.
Durante la vigencia de la derogada ley 19.551, la integración en la alzada
de los requisitos formales de la demanda de concurso preventivo recibió
mayoritaria respuesta favorable de la jurisprudencia, aunque es dable
señalar que muchos fallos pusieron —razonablemente, a mi juicio— el
acento en que lo posible era integrar, completar, subsanar, omisiones de
la presentación preventiva concursal en la primera instancia pero no, por
cierto, utilizar a la posibilidad recursiva del art. 13 in fine, de la ley concursal, para obtener un automático alargamiento del plazo a fin de cumplir
todo lo que el art. 11 exige se haga al tiempo de la presentación o en el
plazo de gracia de su último párrafo, que el juez concede, cuando mediara causal debida y válidamente fundada, para que el interesado “dé
cumplimiento total a las disposiciones del presente artículo“ (exhaustivas reseñas de los fallos sobre el tema, que omito transcribir en homenaje a la brevedad, pueden verse en los trabajos de José Antonio Iglesias
La integración en la alzada de los requisitos formales de la demanda
de concurso preventivo, RDCO 1987-498; H.C.G., El incumplimiento de
los requisitos formales de la presentación en concurso preventivo: puede subsanarse en la alzada?, LLLitoral, 1997-216; y Ricardo S. Prono y
Mariano R. Prono, Nuevas controversias en la apertura concursal preventiva, LLLitoral, 1998-413)
En suma, el tema en análisis tiene dos extremos difíciles de compatibilizar.
De un lado, una interpretación demasiado laxa acerca del momento del
cumplimiento de los requisitos de la presentación concursal podría llevar
al extremo de tolerar la presentación sin recaudo alguno para, apelación
mediante de la resolución denegatoria de la apertura por el juez a quo,
obtener los plazos mucho más largos e indeterminados de un recurso de
148
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
apelación y, recién entonces, cumplir con el art. 11 de la LCQ. Esta alternativa, llevada al extremo, podría transformarse en letra muerta a las exigencias formales que, en principio, deben ser contemporáneas de la solicitud
de apertura concursal y, a lo sumo, integrarse dentro del plazo de gracia
de la parte final del artículo precitado.
De otro lado, el opuesto extremo de la rigurosidad absoluta, minoritario
en jurisprudencia, puede terminar en la convalidación de excesos rituales,
antieconómicos y disvaliosos en sus consecuencias, al condenar muchas
veces a la quiebra a un sujeto que puede haber sido algo descuidado en
las formas de la presentación preventiva, o a quien el juez a quo ha exigido excesivamente los aspectos formales, y que, al fin y de hecho, cumple
acabadamente con todas las exigencias de apertura concursal así fuera en
la alzada, no obstante lo cual ésta niega la última alternativa de reorganización empresarial.
En esa línea, la Corte Suprema de Justicia de Mendoza ha balanceado
los resultados de las posturas extremas al afirmar que las severas exigencias impuestas por la legislación concursal al empresario que pretende
lograr concurso preventivo no pueden verse agravadas por una interpretación en exceso rigurosa de los requisitos a satisfacer (art. 11, cit.),
pero a la vez la interpretación flexible no importa amparar la negligencia
procesal ni la permisibilidad del cumplimiento escalonado de aquéllos
recaudos. Con esas premisas, el prestigioso tribunal citado concluye
que es improcedente cumplir en la alzada los recaudos del art. 11 de la
ley concursal cuando las omisiones son de tal importancia que prácticamente se han dejado de cumplir las exigencias de esa norma, pero en
la alzada es admisible completar aquéllos recaudos que son motivo de
diversa interpretación judicial o cuyo incumplimiento parcial no adquiere real significación jurídica en el contexto general del cumplimiento
(CSJ Mendoza, 4/7/89, Salvador Barea e Hijos Sociedad de Hecho,
RDCO 1990-A-379; en sentido similar: CSJTucumán, 23/4/92, Samuel
Dicker, JA 1993-II-46).
Por compartir íntegramente las consideraciones que he transcripto de
los fallos precitados, postulo como respuesta a la pregunta convocante:
Fallos Plenos
Entre esos dos excesos igualmente disvaliosos es posible hallar ubicada
mayoría jurisprudencial a la que más arriba he referido, y a la cual, por
cierto, sigo.
149
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Es improcedente cumplir en la alzada los recaudos del art. 11 de la ley
concursal cuando las omisiones son de tal importancia que prácticamente se han dejado de cumplir las exigencias de esa norma, pero en la
alzada es admisible completar, integrar o subsanar aquellos recaudos
que son motivo de diversa interpretación judicial o cuyo incumplimiento
parcial no adquiere real significación jurídica en un contexto general de
cumplimiento.
Así voto.
Los Doctores Elena y Álvarez expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por el doctor Rouillón y votaron en igual sentido.
El Doctor Silvestri dijo: 1. Adhiero a la ponencia del Dr. Rouillón. Dicha postura la he sustentado antes de ahora (causa “Vassalli, Roque
s/ Concurso Preventivo“, Resolución Nº 164, del 28 de diciembre de
1993, como integrante de la C.C.C.L. de la 3ª Circunscripción Judicial, a
cuyos fundamentos hago remisión). Y es, por otra parte, doctrina judicial
de la Sala, que ahora integro, que ha expresado que “si bien es improcedente cumplir en la Alzada los recaudos del art. 11, de la ley concursal,
cuando las omisiones son de tal importancia que prácticamente se ha
dejado de cumplir las exigencias de la norma, en cambio, en segunda
instancia, es admisible completar, integrar o subsanar aquéllos requisitos
que son motivo de diversa interpretación judicial, o cuyo cumplimiento
parcial no adquiere real significancia jurídica en un contexto de general
cumplimiento“ (C.C.C. Rosario, Sala 1ª, con diversa integración a la actual, causa “Meneghello“, del 9 de agosto de 1996, publicada en LLLitoral T. 1997 - p. 216; y en la causa “Cooperativa Agrícola Federal Limitada
de San José de la Esquina s/ Concurso Preventivo“, auto Nº 185/99, con
la actual integración; hago remisión a los fundamentos y citas como parte integrante del voto).
2. Si bien la cuestión analizada despertó polémicas y posiciones encontradas en el plano de la doctrina judicial (Iglesias, José A. La integración en la
Alzada de los requisitos formales de la demanda de concurso preventivo
en Revista de Derecho Comercial y de las Obligaciones 1987 - p.498 y sus
referencias jurisprudenciales), el interrogante se ha venido develando en el
sentido propuesto por medio de una clara y franca inclinación de la jurisprudencia comercial más moderna (en igual sentido y sólo a título ejemplificativo: C. N. Comercial, Sala C, causa Droguería Stalgis, L.L. 1981-A.253;
misma Sala, causa Beutelspader, L.L. 1992-A.94; Sala B, causa “Oliver“,
150
“posibilidad de subsanación en la alzada del incumplimiento de los requisitos...”
L.L. ejemplar del 28 de febrero de 1997; Sala B, causa “Degram“, del 1º de Abril
de 1987; Sala A, causa “Ríos“ (quien gira en plaza con el nombre comercial
de Miss Daisy), del 9 de junio de 1995; Sala A, causa “Algodonera Flandria“,
del 20 de julio de 1995; Sala D, causa “Inrae S.R.L.“, del 24 de septiembre
de 1990; Sala D, causa “Zapater Días ICSA“, del 30 de junio de 1994; Sala E,
causa “Celoto S.R.L.“, 20 de abril de 1988, reiterada por la misma en
“Tete S.A.“ del 6 de marzo de 1990 y “Casas“ del 11 de mayo de 1994). Los
citados pronunciamientos, en tesitura compartible, hacen hincapié, como
fundamento de la postura señalada, en los principios de adquisición y economía procesal.
3. También cierta importante doctrina se ha expresado en la misma línea
de pensamiento (Rivera, Julio C., Instituciones de Derecho Concursal T. 1 p. 205; García Martínez, Roberto, Derecho Concursal p. 88, edición 1997;
Grispo, Jorge D., Tratado sobre la Ley de Concursos y Quiebras T. 1 - p. 206,
edición 1997).
4. La solución que se viene proponiendo, mayoritariamente, se adecua
con mayor plenitud axiológica al principio de la conservación de la empresa (relevante en material concursal) en cuanto “actividad útil para la
comunidad y principio inspirador en la reforma mercantil en curso“ (como
rezaba la exposición de Motivos de la Ley 19.551, en su nº I - 4º. Este principio se proyecta, a su turno, en la ley sobre la base de una mayor amplitud
de soluciones (concursales) preventivas que arrancando con las reducidas
previsiones, sobre el tema, por la ley 11.719, se amplificó por imperio de
la ley 19.551 y su reforma posterior, por la ley 22.917, criterios mantenidos,
ahora, en la ley 24.522, que incluso flexibiliza el trámite del concurso preventivo (arts. 30, 31, 48, y 69 y s.s. de la LCQ).
5. En síntesis, la propuesta contempla debidamente los principios procesales de adquisición y economía procesal y es axiológicamente ponderable o más justa desde la visión sustantiva de la conservación de la empresa
en crisis, en consonancia con la notoria apertura normativa de soluciones
(concursales) preventivas.
Atento el resultado obtenido al tratar la cuestión propuesta, la Cámara
de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en Tribunal Pleno (LOPJ),
por mayoría RESOLVIÓ: declarar que en lo sucesivo ha de interpretarse
que no es subsanable en la Alzada el incumplimiento en primera instan-
Fallos Plenos
Así voto.
151
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
cia de los requisitos de la presentación preventiva concursal (art. 11 de
la Ley 24.522). Insertarlo en el Protocolo de Presidencia y remitir copia a
cada una de las Salas de esta Cámara y a los jueces del fuero.
Con lo que terminó el Acuerdo, firmando los jueces por ante mí, doy fe.
MarÍa Del Carmen Álvarez - JosÉ Humberto Donati - Jorge
JosÉ Elena - Alicia GarcÍa - Mario L. Netri - Jorge W. Peyrano Adolfo A. N. RouillÓn - NÉstor Pedro SagÜÉs - JosÉ MarÍa
Serralunga - Ricardo Silvestri.
•
152
“Regulación de
honorarios en ejecuciones
fiscales:  interpretación
del art. 7 de la ley 11.257
(modificatoria de la ley 6767
de Aranceles Profesionales
de Abogados y Procuradores)”
•
Cuestiones a resolver:
Primera: ¿El art. 7 de la ley 11.257, que modifica la ley 6767 (Aranceles Profesionales de Abogados y Procuradores), agregando el inc. 5) a su art. 7,
importa una vigencia material y temporal limitada sólo a los procesos de
ejecución fiscal instaurados en relaciones especiales comprendidos en ella
—regímenes de regularización impositiva provincial— o bien debe entenderse de alcance general y permanente para todo tipo de ejecución fiscal
en el territorio provincial?
Segunda: ¿Cuál es el alcance de la expresión “ejecución fiscales“: provincial, municipal o comunal?
Doctrina legal:
Primera y segunda: el art. 7 de la ley 11.257, modificatorio de la ley 6767
agregando el inc. 5 a su art. 7, debe entenderse aplicable con carácter ge-
Fallos Plenos
Tercera: ¿Este tope regulatorio en las ejecuciones fiscales comprende o no
a los honorarios a regular al profesional de la ejecutada?
153
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
neral y permanente para todo tipo de ejecuciones fiscales en el territorio
provincial, alcanzando a todas las ejecuciones fiscales: provincial, municipal y comunal.
Tercera: El tope regulatorio en las ejecuciones fiscales antedichas comprende a los honorarios a regular al profesional de la ejecutada.
Fundamentos sustentatorios:
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Ámbito de Aplicación. Ley Anterior. Ley Posterior. Ley. Interpretación.
La ley 6767 (10/01/1972 actualizada Dto. 1217/1981) reglamenta: “los honorarios profesionales de abogados y procuradores devengados en juicios o gestiones administrativas o extrajudiciales“ en la Provincia de Santa
Fe (art. 1). Su art. 7 en cuatro (4) incisos, contiene las “limitaciones“ a la
escala de porcentuales de regulación judicial según cuantía del art. 6. La
ley 11.257 (23/06/1995) reimplanta la vigencia de la ley 11.022 y 11.160 en
lo referente al Régimen de Regularización impositiva y en tanto no se le
oponga, hasta el 31/07/1995, facultándose al P. Ejecutivo a prorrogar su
vencimiento (art. 1). En su art. 7 establece: “Modifícase la ley 6767, agregándose al art. 7 inc. 5 el siguiente texto: “En los casos de deudas sometidas a ejecución fiscal, cualquiera fuere el estado en que se encuentre el
proceso, la regulación de honorarios profesionales no podrá en ningún
caso exceder el cinco por ciento (5%) del capital determinado y no inferior
a pesos treinta y cuatro ($ 34.-)“. Una categoría de problemas que ofrece
esta normativa es si refiere solamente a las ejecuciones fiscales comprendidas en las “regularizaciones impositivas“ o bien a toda ejecución fiscal
sea cual fuere su origen: es decir, su alcance específico. Otra cuestión es
si la limitación arancelaria refiere a las ejecuciones fiscales promovidas por
la Provincia o bien a todo ente del derecho público provincial habilitado
a ejecutar deudas fiscales propias (Municipios y Comunas): es decir su alcance subjetivo según las partes del juicio. Por último, se discrepa sobre el
alcance subjetivo respecto de los letrados a los que alcanza en el sentido
si comprende o no al profesional de la demanda. (Del voto del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 6767 (10/01/1972, actualizada Dto. 1217/1981): arts.
1, 7 y 6; ley 11.257 (23/06/1995): art. 1, que reimplanta la vigencia de la ley 11.022
y 11.160 en lo referente al Régimen de Regularización impositiva; ley 6767: art. 7,
inc. 5
Materia: Constitucional - Procesal
154
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios.
Regulación. Normas Arancelarias. Ámbito de Aplicación. Vigencia.
El art. 7 de la ley 11.257, en cuanto establece un agregado en el art. 7 (inc. 5) a
la ley de aranceles 6767, tiene vigencia general y permanente, esto es para
todo tipo de ejecución fiscal (provincial, municipal o comunal), en todo el
territorio de la Provincia en tanto no sea derogada comprendiendo los honorarios a regular a los letrados de la ejecutada. (Del voto del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 7; ley 6767: art. 7, inc. 5
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación Civil y Comercial de Rosario, Sala II:
“A.P.I. c/ Bianchi, Hugo s/ Ejecución Fiscal“, auto N° 317/98
Materia: Civil - Procesal
Existe un interrogante común derivado de la expresa contundencia del texto normativo: ¿qué es lo que haría que una norma que incorpora un nuevo
texto a un cuerpo codificado de reglas generales sobre aranceles, no sea
aplicable a todos los casos de su tipo? El definido objeto de modificar la
ley de aranceles surge de modo expreso, de la norma (ley 11.257 art. 7) en
los verbos “modifícase“ y “agregándose“, referidos a aquéllas y su nuevo
texto. El que se ubica en la sistemática correspondiente: esto es en el art. 7 al
que se incorpora un inciso de objeto limitativo de la escala general. A su vez,
el sentido general del nuevo texto es también expreso al contener todos los
elementos normativos requeridos. Delimita un área u objeto preciso de la
realidad: “deudas sometidas a ejecución fiscal“; define el orden imperativo
genérico al que se la somete “la regulación de honorarios“ y especifica su
objeto particular: “no podrá exceder del 5% del capital“. Lo general de su
vigencia se da en la letra de la norma al decir: “cualquiera fuere el estado
en que se encuentre el proceso“, para terminar establecido que la limitación arancelaria “no podrá en ningún caso exceder del 5% del capital“. En
síntesis, tratándose de una expresa “modificación - agregado“ a la ley de
aranceles provincial, es esta norma la que rige en cuestión con el alcance
general de su propia entidad (art. 1). Cuestión que consiste en un aditamento limitativo especial aplicable a los casos subsumidos en ella, sin distinción
de sujetos ni de regímenes. (Del voto del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 7; ley 6767: art. 7, inc. 5
Materia: Civil - Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Ámbito de Aplicación. Ley Anterior. Ley Posterior. Interpretación Sistemática.
155
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley Arancelaria. Ley. Ratio Legis.
Se ha observado (Sala 1° Auto 86/98) por el lado de la intención armónica del legislador, una política de reducción del llamado “coste judicial“.
En esa línea se inscribe la ley 11.257, y de la cual es dable citar —como
se ha hecho— las leyes 24.432, 24.522: y en el ámbito provincial las leyes
10.787, 11.089. El hecho de que el legislador haya dispuesto la limitación
por vía de una modificación de la ley de aranceles en una norma transitoria de regularización permite inferir que se pudo adoptar un criterio
contrario, es decir específico. Esto es indicar que la limitación arancelaria
era válida exclusivamente para dicho régimen temporario. El no haberlo hecho así, la preferencia por la modificación del régimen general de
aranceles, permite inferir que la ratio legis ahonda en la generalidad.
(Del voto del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 7; leyes 24.432, 24.522: y en el ámbito
provincial las leyes 10.787, 11.089
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación Civil y Comercial de Rosario, Sala I,
auto 86/98
Materia: Civil - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Honorarios. Regulación. Ley Aplicable. Ámbito
de Aplicación. Estado Provincial. Municipalidad. Ley. Ratio Legis.
Validez Erga Omnes.
Una cosa es que el Estado provincial decida disponer un régimen transitorio de regularización tributaria, que obviamente comprende beneficios
para todos los contribuyentes provinciales comprendidos —y para el propio Estado que espera recaudar pronto— y otra que en su virtud disponga
modificar la retribución del ejecutor fiscal, quien despliega una actividad
profesional rentable para sí. Esa actividad es objetivable y común a los
fines regulatorios a todos los ejecutores letrados en el territorio provincial en igual situación (proceso judicial específico). No le cuadra como
igualdad de tratamiento en situaciones iguales que se reduzcan aranceles legales transitoriamente sólo para algunos casos y no para otros. La
distinción se dinamiza al reparar que la facultad de establecer moratoria
impositiva por parte del estado provincial, siendo propia, no puede imponerla a los municipios y por tal razón se los invita a igual temperamento.
Pues cosa muy distinta es la facultad de disponer reducción de honorarios
156
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
que corresponde exclusivamente a la legislatura provincial. De tal suerte
si se predicara la transitoriedad de la limitación arancelaria al ámbito de la
regularización impositiva provincial, ¿cuál sería la razón de aplicarla a las
ejecuciones de los municipios si éstos adhieren a la convocatoria, siendo
que esa adhesión no tiene virtualidad sobre la ley arancelaria provincial?
La desigualdad sería no sólo patente, sino que desnuda la ratio legis de la
modificación del régimen general de aranceles como modo de tornar erga
omnes la disposición provincial. (Del voto del Dr. Donati).
Materia: Civil - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Estado Provincial. Facultades No Delegadas. Régimen Municipal. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Ámbito de Aplicación. Modificación.
En un análisis extrínseco —funcional legislativo— parece obvio enfatizar
que la facultad de establecer normas de regulación de honorarios profesionales —en el caso de abogados y procuradores— corresponde a las
Provincias (art. 75 CN) al conservar éstas todo el poder no expresamente
delegado al Estado Nacional. Habiéndolo hecho en un cuerpo de normas
—codificación arancelaria— sobre la materia, sólo a la legislatura provincial le corresponde su modificación. (Del voto del Dr. Donati).
Materia: Civil - Procesal
La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha señalado que “los artículos
del título preliminar del Código Civil constituyen principios generales, válidos para todas las ramas del derecho, aún las del público“ (21/06/1957, en
LL 87, p. 113). De tal modo, su art. 1 en cuanto “las leyes son obligatorias
para todos los que habitan el territorio del República...“ —por ende de la
Provincia respectiva— importa consagrar el principio de generalidad vinculante de las normas respecto del territorio correspondiente para todos
sus habitantes “sean ciudadanos o extranjeros, domiciliados o transeúntes“. (Del voto del Dr. Donati).
Citas jurisprudenciales: CSJN: 21/06/1957, en LL 87, p. 113
Materia: Civil - Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno.Corte Suprema de Justicia
de la Nación. Jurisprudencia. Ley. Ámbito de Aplicación. Obligatoriedad. Interpretación.
157
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Materia Tributaria.
Ámbito de Aplicación. Interpretación. Constitucionalidad. Analogía. Laguna Legislativa. Aplicación. Equidad.
No es inconstitucional la norma del 7 de la ley 11.257, que modifica la ley 6767
(Aranceles Profesionales - Abogados y Procuradores), agregando el inc. 5) a su
art. 7) —por la desigualdad ante la ley (art. 16 CN) que derivaría a su vez de la
diversidad de tratamiento respecto de letrados por el sólo hecho de tratarse
de ejecuciones fiscales— por cuanto ella exclusivamente es “... en lo referente
al Régimen de Regularización impositiva...“ (art. 1), con lo cual se excluye toda
aplicación analógica de una cuestión anexa y jurídicamente diversa, como
es la arancelaria tratada en el art. 7. Por lo demás, tampoco existe en el caso
lagunas de interpretación sobre el sentido de su texto para apelar a disposiciones análogas y es sabido que como regla de interpretación la “analogía“
supone extender a un caso no previsto la regulación prevista para otro por
razones de semejanza. No es el caso en análisis donde se trata precisamente
de regulaciones diversas. Por último, la Sala II ha tenido oportunidad de expresar lo siguiente: “Por cierto, esa intención se vería severamente retaceada
sí, como lo pretende el letrado de la demandada, la norma se circunscribiera a
los honorarios del curial de la actora. Y, sobre este aspecto, no puede dejar de
señalarse la contradicción en que incurre el sentenciante de grado al poner el
acento en el propósito legislativo de “aliviar la carga de los morosos“ y, a la
par, excluir de ese “alivio“ los emolumentos a percibir por los abogados de
los demandados que, de ordinario —aunque no sea esto lo que sucede en la
especie— son los condenados en costas“. (Del voto del Dr. Donati).
Citas jurisprudenciales: Cám. Nac. del Trabajo, Sala I, 30/06/1980, en DT
1981-A-139; Cám. Nac. Esp. Civ. y Com., Sala IV, 30/07/1980, BCNE 1981-698;
Cám. Nac. Com., Sala C, en LL 1979-D-35; Cámara Civil y Comercial de Rosario,
Sala II, ac. N° 317/98, 23/10/1998
Referencias normativas: ley 11.257: art. 7; ley 6767 (Aranceles Profesionales de
Abogados y Procuradores), agregando el inc. 5) a su art. 7; CN: art. 16
Materia: Civil - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Ámbito de Aplicación. Ley Anterior. Ley Posterior. Interpretación. Derogación
Tácita. Complementariedad. Vigencia. Validez Erga Omnes.
Con posterioridad a la sanción de la ley 11.257, cuyo art. 7 modifica el
art. 7 de la Ley de Aranceles agregando el inc. 5 —el cual ahora estu158
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
diamos— se dictaron las leyes 11.451 (06/01/1997) y 11.697 (12/12/1999)
también de regularización impositiva cuyos arts. 16 y 19 respectivamente
también son normas arancelarias. Al respecto, corresponde señalar que
en ningún caso se ha derogado expresamente la ley analizada. Tampoco
existe una derogación tácita o implícita dado la diversidad de textos y
el sentido transitorio no especial de estas dos últimas conciliables con el
claro objeto modificatorio de la Ley de Aranceles de la 11.257. Es decir, “la
abrogación tácita supone una incompatibilidad formal“ y “para que opere
la derogación tácita es preciso la incompatibilidad entre la ley nueva y la
anterior, que debe ser absoluta“. Y no lo son dado que ambos regímenes
resultan al menos parcialmente conciliables así como lo sería el texto de
la Ley de Aranceles (sin modificación) con tales normas transitorias. Y aún
cuando pudiera predicarse que estas leyes obran como acreditación de la
voluntad del legislador de que en todo caso estas disposiciones son orgánicamente transitorias, incluyendo así la del art. 7 ley 11.257, no puede
delimitarse el alcance de ésta dándole un sentido transitorio porque el legislador dicta nuevas normas transitorias donde refiere al tema de honorarios, si del claro sentido literal y de su espíritu surge con nitidez su vigencia
erga omnes en todo el territorio provincial. (Del voto del Dr. Donati).
Citas jurisprudenciales: Venini, J.C.: “Comentarios a Fallos“, C.A.C.C. T. Lauquen,
L.L. 1989-B-25; Cám. Nac. Civ., Sala A, en LL 1992-B-561
Referencias normativas: 11.257: art. 7; ley 6767 (Aranceles Profesionales de Abogados y Procuradores): agregando el inc. 5) a su art. 7; ley 11.451 (06/01/1997):
art. 16; y ley 11.697 (12/12/1999): art. 19
Materia: Civil - Procesal
La ley 11.257/1995, publicada el 23/06/1995, en su art. 7 modifica la ley 6767,
de aranceles de abogados y procuradores de la Provincia de Santa Fe, agregándole al art. 7 como inciso 5, el siguiente texto: “En los casos de deudas
sometidas a ejecución fiscal, cualquiera fuere el estado en que se encuentra el proceso, la regulación de los honorarios profesionales no podrá, en
ningún caso, exceder el cinco por ciento (5%) del capital determinado y no
inferior a pesos treinta y cuatro ($34)“. Implicó, de suyo, una modificación a
una ley general arancelaria para los citados profesionales, con claro sujetos
destinatarios, y para juicios específicamente determinados, llamados de ejecución fiscal, sin distinciones. La agregación como inciso 5 al art. 7 (ley 6767)
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Honorarios. Regulación. Ley Aplicable. Ámbito
de Aplicación. Interpretación.
159
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
a las ejecuciones fiscales y el tope (5% sobre el capital determinado) implica,
a la vez, la aplicación del art. 1 de aquella que reza “que los honorarios profesionales de abogados y procuradores, devengados en juicios o gestiones
administrativas o extrajudiciales, se regirán por las disposiciones de la presente Ley a partir de su publicación“. La tesis contraria que cree advertir que
la modificación de la ley de aranceles comprende sólo deudas fiscales de la
provincial sujeta a un plan de moratoria impositiva, no se compadece con el
texto mencionado. (Del voto del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 11.257/1995, publicada el 23/06/1995: art. 7. Modifica la ley 6767, art. 7 como inciso 5
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Ley. Ámbito de Aplicación. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Interpretación. Ley. Ratio Legis.
La reforma arancelaria (art. 7, inc. 5) se ha incorporado por medio de la
ley 11.257/1995 con sentido general a todas las ejecuciones fiscales y no
a las sujetas a un plan de regularización; precisamente, con sentido de
generalidad, para ello se modificó la ley (general) arancelaria. Este criterio
del legislador significó un manifiesto cambio de alcance normativo, sobre
el punto, de las leyes 11.022 (art. 15) y 11.160 (art. 5), normas éstas que
limitaban los honorarios de los ejecutores fiscales, tope mediante, para
las deudas de los contribuyentes sujetas a los planes de regularización
tributaria que tales leyes promovían. En tal inteligencia, el límite de los
estipendios referenciados (art. 15, ley 11.022 y art. 5, ley 11.160) no implicó
ninguna modificación a la ley de aranceles de profesionales ya que la vigencia de aquéllos estaba sujeto a un régimen vicario de cada moratoria o
plan regularizador. Por el contrario, la ley 11.257 (art. 7), al modificar la ley
general de aranceles e incorporar un nuevo inciso 5 dentro del art. 7 de la
ley 6767, le otorga un sentido general, como toda ley, integrativa de la ley
de aranceles, al margen de la contingencia de que la ejecución fiscal por
deudas de los contribuyentes estén, o no, sujetas a un plan moratorio. Ese
fue el claro sentido y la ratio legis impuesta por el legislador: fijación de un
límite (o tope) regulatorio a las ejecuciones fiscales sin distinciones (sujetas
o no a regularización). (Del voto del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 11.257/1995, publicada el 23/06/1995: art. 7. Modifica la ley 6767, art. 7 como inciso 5; leyes 11.022: art. 15; y 11.160: art. 5
Materia: Constitucional - Procesal
160
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Ley. Ámbito de Aplicación. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Topes.
El hecho que la ley 11.257 refiera a una regularización impositiva en el ámbito de la provincia no quita la autonomía propia de su art. 7 que modificó
el art. 7 ley 6767 y le adunó un nuevo inciso a todos los efectos generales
de toda ejecución fiscal. La norma desvincula de la moratoria y pasa a ser
norma general de aranceles para ese tipo de juicio sin distinciones. Por
lo tanto, a partir de su entrada en vigencia, las ejecuciones fiscales tienen
un régimen de honorarios sobre la base de un tope (5% del capital determinado) en consonancia con el alcance del art. 1 de la ley 6767 (art. 1, en
relación, al art. 7 inc. 5). (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257/1995, publicada el 23/06/1995: art. 7 modifica la ley 6767, art. 7 como inc. 5
Materia: Constitucional - Procesal
Es de buena técnica interpretativa indagar el alcance y sentido de una ley
partiendo, en primer lugar, de su texto o letra ya que no es admisible una
hermenéutica que equivalga a la prescindencia del texto legal, desde que
el primer elemento de interpretación de la ley es su texto o gramática.
Esta regla de fijación de alcances y sentido legal permite tener presente
que la ley reformada reza: “en los casos de deudas sometidas e ejecución fiscal, cualquiera fuere el estado en que se encuentre el proceso, la
regulación de honorarios profesionales no podrá, en ningún caso (ídem),
exceder el cinco por ciento (5%) del capital determinado y no inferior a
$34.-“. La norma es nítida en punto a abarcar a todas las ejecuciones fiscales, no circunscribe su ámbito a las ejecuciones fiscales de determinada
competencia; ni alude al C. F. o ley 5066; etc. ni tampoco reduce su aplicación a deudas sujetas a moratoria o regularización, ya que para ello no era
menester la reforma de la ley general de aranceles, bastando la fijación de
cierto tope exclusivamente a las contempladas por la moratoria, como sí
ocurrió con las leyes 11.022 (art. 15) y 11.160 (art. 5). No corresponde hacer
distingos donde la ley no los hace (Ubilex non distinguit, nec nostrum est
distinguere). (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257/1995, publicada el 23/06/1995: art. 7 modifica la ley 6767, art. 7 como inciso 5; leyes 11.022: art. 15; y 11.160: art. 5
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia
tributaria. Ámbito de Aplicación. Ley Posterior. Ley. Interpretación.
161
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Citas jurisprudenciales: CSJN en Fallos T. 299-167; T. 300-687; T. 301-958; JA
1991- E. 37; JA1991-B. 1996; LL 1992-D.30, entre otros
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Interpretación Teleológica. Poder Legislativo. Facultades. Política Legislativa. Honorarios. Normas Arancelarias. Ley
Modificación.
Surge de la misma intención del legislador (su voluntad o finalidad) la imposición de reducción del llamado “coste judicial“ en materia de ejecución fiscal al entender, la autoridad constitucional competente, la concurrencia de
ciertos desajustes producidos en las deudas tributarias (impuestos, tasas,
contribuciones, etc.) llevadas a juicio y la enrostrada alta incidencia de los
honorarios de los profesionales en la determinación final de la deuda. Esta
política legislativa de reducción de los llamados costos y costas judiciales
no es nueva (v. gr.: en el ámbito nacional, ley 24.432, 24.522; en el ámbito
provincial, leyes 10.787, 11.089 en materia de desregulación y la eliminación
del orden público arancelario). La ley 11.257 que modifica la ley 6767 con
un nuevo agregado al art. 7 (inc. 5) se inscribe en tal línea de cierta política
legislativa que la jurisdicción no debe calificar su acierto o error, equidad o
no, más aún cuando no hubo ataque o impugnación de inconstitucionalidad contra la norma últimamente citada. (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257/1995, publicada el 23/06/1995: art. 7, que
modifica la ley 6767, art. 7 como inciso 5; en el ámbito nacional, ley 24.432,
24.522; en el ámbito provincia, leyes 10.787, 11.089
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Interpretación Sistemática. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ámbito de Aplicación.
También es buen procedimiento interpretativo realizar una indagación del
espíritu de la ley, sin perjuicio de no dejar de lado su gramática. Y especialmente en la tarea de fijación del sentido y alcances del legislador se debe
atender a la búsqueda de la armonía entre sus disposiciones. Las normas
deben ser interpretadas indagándose su auténtico alcance mediante un
examen de sus términos que consulte la racionalidad del precepto, armonizándola con el resto del ordenamiento específico, esto es, haciendo de
éste como una totalidad del objeto razonable y discreta hermenéutica.
162
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
La disposición analizada (art. 7 de la ley 11.257), por todo lo expuesto, no
permite al intérprete circunscribir su ámbito de vigencia solo a un plan de
regularización o moratoria, sino que, lisa y llanamente, es parte integrativa de una ley general de aranceles con su nuevo articulado que regula,
particularmente, la regulación de los honorarios, en punto al tope legal,
para las ejecuciones fiscales (art. 7, inc. 5 de la ley 6767). (Del voto del
Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257/1995, publicada el 23/06/1995: art. 7 que modifica la ley 6767, art. 7 como inciso 5
Citas jurisprudenciales: CSJN, Fallos T. 308-1664; Fallos T. 301-489; T. 297-142; T.
299-93, G. 358 XXIII-“García de Morales c/ Cavasso“ del 10/03/1992
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Interpretación. Ámbito de Aplicación. Vigencia.
Obligatoriedad.
La ley 11.257 responde a los parámetros genéricos de su definición como
precepto común, justo, estable, suficientemente promulgado. Justo como sinónimo de igualdad de tratamiento en situaciones iguales, común al tratarse
de norma formulada en términos generales, en el sentido de haberse establecido para un número indeterminado de actos; y promulgado en el sentido de
haberse cumplido con el proceso constitucional de formación de leyes. Tiene
carácter imperativo o sea obligatoriedad (art. 1, ley 6767; arg. art. 1 CC) por lo
que obliga a todos dentro de la Provincia (art. 1 citada), siendo general en el
sentido que se debe aplicar a los sujetos contemplados en forma indefinida,
general y abstractamente, sin agotarse en un caso concreto; de ahí su permanencia, ya que la ley se aplica de manera permanente desde el día de su
puesta en vigencia hasta su derogación. (Del voto del Dr. Silvestri).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Ámbito de Aplicación. Estado Provincial. Municipalidad. Interpretación. Adhesión.
El art. 7 de la ley 11.257 no debe ser aplicado genéricamente a las ejecuciones municipales o comunales pues la previsión contenida en el art. 14,
de la misma ley, ha quedado supeditada a la adhesión a los municipios o
Fallos Plenos
Referencias normativas: ley 6767: art. 1; ley 11.257
Doctrina: Rivera, Julio C.: “Instituciones de Derecho Civil. Parte General“, T. 1-95 a 97.
Materia: Constitucional - Procesal
163
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
comunas a quienes se invitó a adherirse al régimen de dicha ley. Cuando la
ley 11.257 invita a municipios y comunas (de la provincia) a adherirse al régimen de la presente ley lo hace, como corresponde, “en cuanto ello les fuere
aplicable y de su competencia“. La invitación a la adhesión refiere, concretamente, al plan de regularización o moratoria impositiva provincial a la órbita municipal y comunal teniendo en cuenta, especialmente, lo dispuesto
por la Constitución Provincial (art. 107, parte pertinente) en la medida que
cada régimen municipal puede crear, recaudar y disponer libremente de sus
recursos propios provenientes de las tasas y contribuciones que se establezcan en su jurisdicción. Tienen, asimismo, participación en gravámenes directos, o indirectos, que recaude la provincia con un mínimo del cincuenta por
ciento del producido del impuesto inmobiliario. (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257: arts. 7 y 14; Constitución Provincial: art. 107
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución fiscal. Ley. Materia Tributaria. Ámbito de Aplicación. Estado Provincial. Municipalidad. Adhesión.
En punto a un plan moratorio de tasas y contribuciones municipales y comunales en la misma línea de una regularización impositiva provincial, la
Provincia no puede imponerlo a cada Municipalidad y Comuna, por ser
tal cuestión de la pertinencia y competencia de estos entes (art. 106 a 108
de la Constitución Provincial, Sección Séptima, Capítulo Único). De ahí el
curso y sentido de la invitación a la adhesión (art. 14, ley 11.257), por ello,
además, la debida previsión del legislador provincial al supeditar la adherencia en cuanto “le fuere aplicable y de su competencia“. (Del voto del
Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 14; Constitución Provincial: arts. 106 a 108
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución fiscal. Ley. Materia Tributaria. Interpretación. Estado Provincial. Municipalidad.
Ámbito de Aplicación. Ley de Aranceles. Adhesión. Jerarquía.
Lo único que formula la ley 11.257 es invitar a los municipios y comunas,
dentro de sus esferas de atribuciones, a plegarse a un mismo sistema de
regularización (acogimientos, formas, destinatarios, plan de pagos, intereses, consolidación de la deuda, caducidad del plan, etc.), para que los
invitados (municipios y comunas) hagan lo mismo, uniformando en cada
164
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
órbita de competencia, un plan regularizador de deudas fiscales. Pero una
cosa es la invitación a adherir al sistema del plan de moratoria (que es
constitucional), y otra muy distinta es la pretensión recurrente que se interprete que la adhesión (art. 14) también deba referir a la modificación de la
ley de aranceles. Esto último, pondría en crisis el sistema de nuestro derecho público provincial afectando, fatalmente, el principio de la jerarquía
de las normas. (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 14
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley de Aranceles. Ley.
Ámbito de Aplicación. Ley Provincial. Estado Provincial. Municipalidad. Interpretación.
La ley provincial de aranceles con la modificación mencionada (art. 7, inc. 5,
en relación al art. 1, ley 6767) es ley general que rige en toda la jurisdicción
provincial obligatoriamente (art. 60 Constitución Provincial); ha sido el producto de un proceso constitucional de formación de leyes sancionada por
el Poder Legislativo de acuerdo a sus facultades (arts. 55, 56 y sgtes. de
la CP) y promulgada y publicada por el poder ejecutivo (art. 56, Segunda
Parte, CP). Por lo cual es contrario a derecho (constitucional) pretender
supeditar la validez, eficacia, y vigencia de una ley provincial, en el caso
de aranceles, a la adhesión o aprobación de una autoridad municipal o
comunal. No es de su pertinencia, ni de su competencia, imponer una
condición para la aplicación de la ley arancelaria (art. 14, ley 11.257). (Del
voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 6767: art. 7, inc. 5 y art. 1; ley 11.257: art. 14; Constitución Provincial: arts.60, 55,56 y sgtes.
Materia: Constitucional - Procesal
La competencia y pertinencia de la autoridad municipal y comunal es, a
adherir a un cierto plan de regularización en su esfera de actuación, pero
tal competencia y pertinencia no se extiende a prestar adhesión para la
aplicación de una norma arancelaria de alcance provincial y general (art. 1
ley 6767, art. 60 CP, art. 31 CN). (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: CN: art. 31; CP: art. 60; ley 6767: art. 1
Materia: Constitucional - Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Municipalidad. Facultades. Límites. Ley Arancelaria. Ley Provincial. Aplicación.
165
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Constitución Nacional.
Ley. Provincial. Ley. Primacía. Jerarquía. Interpretación Sistemática.
La jerarquía o supremacía constitucional determina que la Constitución
Nacional, norma supralegal, obliga a que las normas y los actos procesales
se ajusten a ella, por lo que puede definirse que el orden jurídico político
del Estado debe ser compatible con tal norma fundamental, prevaleciendo sobretodo el orden jurídico del Estado (arts. 27, 28, 86 inc. 2 CN) y en
cuanto ley fundamental federal sobre el resto del derecho provincial. Tal
jerarquía o supremacía normativa se traslada igualmente al ámbito provincial. (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: CN: arts. 27, 28, 86, inc. 2
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Constitución Nacional.
Interpretación. Estado Provincial. Facultades No Delegadas. Régimen Municipal. Constitución Nacional. Supremacía. Ley Nacional. Ley Provincial. Ley. Preeminencia.
Conforme nuestro sistema constitucional, las provincias conservan todo el
poder no expresamente delegado al Estado Nacional. Por lo tanto, las legislaturas provinciales tienen competencia para legislar en todo aquello que
no esté expresamente mencionado en el art. 67 de la Constitución, que fija
las materias de competencia del Congreso de la Nación. A su turno, la ley
provincial está subordinada al derecho federal, inclusive las leyes dictadas
por el Congreso de la Nación y los tratados internacionales aprobados por
el mismo (arts. 5 y 31 de la CN). Y finalmente, siguiendo esta noción piramidal, el régimen municipal debe ser asegurado por las provincias (art. 5 de la
Constitución Nacional); como los municipios y comunas son personas jurídicas de derecho público (art. 33 CC) tienen atribuciones en determinadas
materias establecidas por las constituciones provinciales y leyes orgánicas
de cada municipalidad. Pero, naturalmente, como ocurre con la legislación
provincial con relación a la federal, las disposiciones dictadas por los municipios y comunas deben subordinarse a las leyes provinciales, a las leyes federales, a la constitución provincial y a la federal. (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: CN: arts. 5, 31 y 67; CC: art. 5
Doctrina: Bidart Campos, Germán: “Tratado Elemental de Derecho Constitucional Argentino“, T. II, pág. 77 y sgtes.
Materia: Constitucional - Procesal
166
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Constitución Nacional.
Supremacía. Ley de Aranceles. Ley Provincial. Ámbito de Aplicación. Municipalidad. Facultades. Ley. Adhesión.
Acorde a la supremacía de las normas no puede concebirse que una ley
provincial de aranceles requiera, para su validez y vigencia, la adhesión o
aprobación de cada municipio o comuna. De ahí, provisoriamente, que
el legislador (art. 14, ley 11.257) haya acotado el sentido y alcance de la
norma de adhesión dirigida a los municipios y comunas, en cuanto “le
fuere aplicable y sea de su competencia“. (Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 14
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Corte Suprema de Justicia de la Nación. Jurisprudencia. Ley. Interpretación Teleológica.
Repitiendo la doctrina constitucional de la Corte Federal, se afirma que, como
principio general de hermenéutica, la inteligencia de las leyes debe ajustarse
a un examen atento y profundo de sus términos que mejor consulte con la racionalidad del precepto y la voluntad del legislador. (Del voto del Dr. Silvestri).
Citas jurisprudenciales: CSJN: Fallos T. 308-2246; T. 310-572; T. 310-1390
Materia: Constitucional - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley. Interpretación Sistemática.
La inconsecuencia o la falta de previsión no se presume en el legislador y
por ello se admite, como principio indiscutible, que debe hacerse una exégesis de la ley evitando darles a sus normas un sentido que ponga en pugna
sus disposiciones, destruyendo una a las otras, y al ordenamiento jurídico
todo, y adoptando, en cambio, como verdadero el camino que las concilie
y deje a todas ellas con valor y efecto. Hay plena compatibilidad, pues, en
el sistema de nuestro derecho público constitucional provincial y se ha respetado la jerarquía normativa por el legislador. (Del voto del Dr. Silvestri).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Ley. Modificación. Ley. Interpretación Analógica. Honorarios. Regulación. Ley Aplicable.
Nada predica, tampoco, contra la ley, el hecho que el legislador con técnica o metodología legisferante cuestionable modifique, dentro de una
Fallos Plenos
Citas jurisprudenciales: CSJN, Fallos T. 310-195; T. 312-1614, entre otros
Materia: Constitucional
167
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
ley con determinados fines (regularización impositiva), y al mismo tiempo otra con otros fines (aranceles profesionales), sirviendo aquélla de
vehículo para ello. Así lo explica la doctrina como experiencia acaecida
(tanto en el ámbito nacional la ley de reforma del CC, por ley 17.711, modificó las normas procesales provinciales sobre la oportunidad de alegar
la prescripción; la ley 24.432 en punto a límites a honorarios; en la órbita
provincial ciertas disposiciones de la Ley Orgánica del Poder Judicial
modificaron normas procesales; la ley 11.025 sobre la adhesión provincial
a la ley nacional 24.028 termina modificando el art. 336 del CPCyC, etc.).
(Del voto del Dr. Silvestri).
Referencias normativas: CPCyC: art. 336; ley 24.432; ley 11.025; ley nacional 24.028
Doctrina: Peyrano, Jorge W.: “Acerca de las reformas ocultas del CPC santafecino“, en JS n° 23, págs. 145/148
Materia: Constitucional
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley de Aranceles. Emergencia Económica. Validez. Vigencia.
En la emergencia bien se pudo reformar la ley de aranceles por medio del
dictado de una ley específica o autónoma, pero el hecho de haber procedido como finalmente ocurrió (dentro de una ley que preveía una regularización impositiva) no quita su validez y vigencia. (Del voto del Dr. Silvestri).
Citas jurisprudenciales: Auto N° 86/98 de la Sala I, causa “Munic. Roldán c/ Montechiarini“ y LLL Febrero 1999, pág. 135; Doctrina del Cuerpo con la actualización reiterada en auto N° 1/99, causa “API c/ Bianchi“ (primer estudio del Dr.
Elena); y auto N° 105/99, causa “API c/ Polten SA“ (primer estudio del Dr. Rouillón); y auto N° 206/99, “API c/ Pirani“ (primer estudio del Dr. Elena)
Materia: Constitucional
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Topes. Ley. Ámbito de Aplicación.
En lo referente a si el tope regulatorio en las ejecuciones fiscales comprende o no a los honorarios a regular al profesional de la ejecutada, doy respuesta afirmativa al interrogante. Es que la norma en cuestión no formula
distinción alguna (ubi lex non distinguet nec nos distinguere debemus),
por lo que aquélla es omnicomprensiva de todos los letrados. (Del voto
del Dr. Silvestri).
Citas jurisprudenciales: Cám. Apel. en lo Civ. y Com. de Rosario, Sala I, causa
“API c/ Bianchi“, auto N° 1-99
Materia: Constitucional - Procesal
168
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Ley. Materia Tributaria. Honorarios. Regulación. Ley Aplicable. Ámbito
de Aplicación. Estado Provincial. Municipalidad. Ley. Ratio Legis.
Validez Erga Omnes.
En lo tocante a la fijación del alcance de la expresión de ejecuciones
fiscales, entiendo que debe abarcar a todas las ejecuciones fiscales (provinciales, municipales y comunales) ya que la ley no formula distinciones
y nunca podría hacerlas por respeto al principio de la igualdad ante la ley
(art. 16 CN). (Del voto del Dr. Silvestri).
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apel. en lo Civ. y Com. de Rosario, Sala I, causa
“Municipalidad de Roldán c/ Montechiarini“, auto N° 86-98 y sus citas
Materia: Constitucional
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Ámbito de Aplicación. Ley Anterior. Ley Posterior. Interpretación.
La ley 11.257 es una ley de naturaleza eminentemente tributaria y transitoria, encaminada al restablecimiento de un régimen de regularización
impositiva dispuesto por leyes anteriores (ley 11.022 y ley 11.160) y cuya
norma específica de reducción arancelaria (art. 7) debe entenderse ceñida a un acotado ámbito de vigencia: el de los preceptos instaurados en
relación a los supuestos especialmente comprendidos en ella, o sea sólo
a los casos de “deudas sometidas a ejecución fiscal“, es decir, las deudas
comprendidas y beneficiadas por el régimen de regularización impositiva
establecido en su articulado. (De la disidencia del Dr. Peyrano).
Referencias normativas: ley 11257: art. 7; ley 11.022 y ley 11.160
Materia: Constitucional - Tributaria
Sostengo la tesis “estricta“ o “acotada“ apoyado en que: “Una interpretación histórica arrojaría el siguiente resultado: la ley 11.257 es de igual
naturaleza a las leyes 11.022 y 11.160. Éstas, con la mayoría de las de igual
naturaleza que le precedieron, poseen normas que fijan límites a la percepción de los honorarios (incluso el artículo 15 de la ley 11.022 es textualmente idéntico al artículo 7 de la ley 11.257), resultando indudable que su
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Interpretación
Teleológica. Ley. Materia Tributaria. Ámbito de Aplicación. Ley
Anterior. Ley Posterior. Vigencia Temporal.
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
aplicabilidad se reduce a los procesos promovidos contra los deudores
que se acogen a sus beneficios. A su vez, esta ley 11.257 fue sucedida por
otras dos leyes, la 11.451 y 11.697. El artículo 16 de la primera prevé que
“...los honorarios profesionales se reducirán al 3% del monto determinado
en la presentación y con un mínimo de $50.-, con excepción del impuesto
inmobiliario y patente única de vehículos cuyo mínimo será de $40“, y el
artículo 19 de la segunda que “...los honorarios se reducirán al 3% del
monto determinado en la liquidación del acogimiento...“ para los casos
en que los contribuyentes se hubieran adherido a los respectivos planes
de moratoria previstos por cada una de esas leyes, lo que lleva a la conclusión que la modificación a la ley de aranceles efectuada por la ley 11.257
sólo debe abarcar a las deudas fiscales provinciales sujetas a la moratoria
abarcada por esa ley y no a las demás deudas de tal naturaleza provinciales, municipales o comunales no sujetas a esa regularización. O sea, creo
que esta sucesión de leyes testimonia la voluntad del legislador de que en
todos los casos estas disposiciones son transitorias, incluyendo así la del
artículo 7 de la ley 11.257. (De la disidencia del Dr. Peyrano).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 7; ley 11.022; ley 11.160; la ley 11.022:
art. 15; ley 11.451; y ley 11.697
Materia: Constitucional- Tributaria - Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Materia Tributaria.
Interpretación. Ámbito de Aplicación. Vigencia Temporal.
En la interpretación de leyes de regularización impositiva el rigor de los razonamientos lógicos o ceñidos a la literalidad debe ceder ante la necesidad
de que no se desnaturalicen jurídicamente los fines que las inspiran. Por
tanto, cuando el artículo de marras dice “Modifícase la ley 6767 agregando
al artículo 7 inciso 5 el siguiente texto...“ evidentemente se trató de una modificación transitoria, igual que la ley y limitada al régimen por ella legislado
que se agota con lo supuestos comprendidos en ella, por ella legislado que
se agota con los supuestos comprendidos en ella, por lo que no modificó
en general el régimen arancelario vigente para los apremios o ejecuciones
fiscales sino que reguló un caso excepcional y transitorio que surge como
consecuencia de la ley que lo contiene. (De la disidencia del Dr. Peyrano).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 7; ley 6767: art. 7, inc. 5
Citas jurisprudenciales: Cám. de Apel. en lo Civ. y Com., Sala Cuarta, “Municipalidad
de Rosario c/ La Tropa S.A. s. Apremio“, 20/05/1998
Materia: Constitucional - Procesal
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“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ejecución Fiscal. Honorarios. Regulación. Normas Arancelarias. Ley. Ámbito de Aplicación. Vigencia Temporal. Interpretación.
El artículo 7 de la ley 11.257, que modifica la ley 6767 agregando el inc. 5 a
su artículo 7, importa una vigencia material y temporal limitada sólo a los
procesos de ejecución fiscal abarcados por el régimen de regularización
impositiva provincial comprendidos por dicha ley, circunscribiendo el alcance de la expresión “ejecuciones fiscales“ exclusivamente a las provinciales y comprendiendo la regularización de honorarios de los profesionales de las dos partes. (De la disidencia del Dr. Peyrano).
Referencias normativas: ley 11.257: art. 7; ley 6767: art. 7, inc. 5
Materia: Constitucional - Procesal
Fallo en texto completo:
ACUERDO N° 2
El doctor Donati dijo: I.- Los textos legales.
La ley 6767 (10/1/72 Actualizada Dto. 1217/81) reglamenta: “los honorarios profesionales de abogados y procuradores devengados en juicios
o gestiones administrativas o extrajudiciales“ en la Provincia de Santa
Fallos Plenos
En la ciudad de Rosario, a los 15 días del mes de noviembre del año dos
mil uno, a pedido de la Sala Segunda se reuniera en Tribunal Pleno (art. 28
ley 10.160) los Jueces de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial
de Rosario doctores María del Carmen Álvarez, Mario E. Chaumet, José
Humberto Donati, Jorge José Elena, Alicia García, Jorge Walter Peyrano,
Avelino J. Rodil, Adolfo A. M. Rouillón, Néstor Pedro Sagües y Ricardo A.
Silvestri, bajo la presidencia del doctor José María Serralunga, para fijar la
interpretación que se dará en lo sucesivo a las siguientes cuestiones de
derecho: 1) ¿El art. 7 de la ley 11.257, que modifica la ley 6767 (Aranceles
Profesionales - Abogados y Procuradores), agregando el inc. 5) a su art. 7,
importa una vigencia material y temporal limitada sólo a los procesos de
ejecución fiscal instaurados en relaciones especiales comprendidos en ella
—regímenes de regularización impositiva provincial— o bien debe entenderse de alcance general y permanente para todo tipo de ejecución fiscal
en el territorio provincial?; 2) ¿Cuál es el alcance de la expresión “ejecuciones fiscales“: provincial, municipal o comunal?; 3) ¿Este tope regulatorio
en las ejecuciones fiscales comprende o no a los honorarios a regular al
profesional de la ejecutada?
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Fe (art. 1). Su art. 7 en cuatro (4) incisos, contiene las “limitaciones“ a la
escala de porcentuales de regulación judicial según cuantía del art. 6.
La ley 11.257 (23/6/95) reimplanta la vigencia de la ley 11.022 y 11.160 en
lo referente al Régimen de Regularización impositiva y en tanto no se le
oponga, hasta el 31 de julio de 1995, facultándose al P. Ejecutivo a prorrogar su vencimiento (art. 1). En su art. 7 establece: “Modifícase la ley 6767,
agregándose al art. 7 inc. 5 el siguiente texto: ‘En los casos de deudas sometidas a ejecución fiscal, cualquiera fuere el estado en que se encuentre
el proceso, la regulación de honorarios profesionales no podrá en ningún
caso exceder el cinco por ciento (5%) del capital determinado y no inferior
a pesos treinta y cuatro ($ 34.-)’“.
II.- Dudas y discrepancias sobre su alcance.
a.- Una categoría de problemas que ofrece esta normativa es si refiere
solamente a las ejecuciones fiscales comprendidas en las “regularizaciones impositivas“ o bien a toda ejecución fiscal sea cual fuere su origen: es
decir, su alcance específico.
b.- Otra cuestión es si la limitación arancelaria refiere a las ejecuciones fiscales promovidas por la Provincia o bien a todo ente del derecho público
provincial habilitado a ejecutar deudas fiscales propias (Municipios y Comunas): es decir, su alcance subjetivo según las partes del juicio.
c.- Por último, se discrepa sobre el alcance subjetivo respecto de los letrados a los que alcanza en el sentido si comprende o no al profesional de la
demanda.
III.- Ponencia.
En congruencia con la opinión vertida por la Sala II que integro en “A.P.I.
c/ Bianchi, Hugo s/ Ejecución Fiscal“ (Auto n° 317/98) postularé que: “El
art. 7 de la ley 11.257, en cuanto establece un agregado en el art. 7 (inc. 5)
a la ley de aranceles n° 6767, tiene vigencia general y permanente, esto
es para todo tipo de ejecución fiscal (provincial, municipal o comunal), en
todo el territorio de la Provincia en tanto no sea derogada comprendiendo
los honorarios a regular a los letrados de la ejecutada“.
IV.- Fundamentos.
De los textos legales transcriptos, argumentaciones defensivas y criterios
judiciales que se han desarrollado entre nosotros se desprende que exis172
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
te un interrogante común derivado de la expresa contundencia del texto
normativo: ¿qué es lo que haría que una norma que incorpora un nuevo
texto a un cuerpo codificado de reglas generales sobre aranceles, no sea
aplicable a todos los casos de su tipo?
Expondré a continuación las argumentaciones afirmativas de la generalidad de la norma. Luego lo que considero insuficiencia de las argumentaciones contrarias.
1.- Texto legal claro: “por las palabras“ (art. 16 C.C.).
El definido objeto de modificar la ley de aranceles surge de modo expreso, de la norma (ley 11.257 art. 7) en los verbos “modifícase“ y “agregándose“, referidos a aquéllas y su nuevo texto. El que se ubica en la sistemática correspondiente: esto es en el art. 7 al que se incorpora un inciso de
objeto limitativo de la escala general.
A su vez, el sentido general del nuevo texto es también expreso al contener todos los elementos normativos requeridos. Delimita un área u objeto
preciso de la realidad: “deudas sometidas a ejecución fiscal“; define el orden imperativo genérico al que se la somete “la regulación de honorarios“
y especifica su objeto particular: “no podrá exceder del 5% del capital“. Lo
general de su vigencia se da en la letra de la norma al decir: “cualquiera
fuere el estado en que se encuentre el proceso“, para terminar establecido que la limitación arancelaria “no podrá en ningún caso exceder del 5%
del capital“ (Subrayé).
En síntesis, tratándose de una expresa “modificación - agregado“ a la ley
de aranceles provincial, es esta norma la que rige en cuestión con el alcance general de su propia entidad (art. 1). Cuestión que consiste en un
aditamento limitativo especial aplicable a los casos subsumidos en ella, sin
distinción de sujetos ni de regímenes.
Se ha observado (Sala 1° Auto 86/98) por el lado de la intención armónica
del legislador, una política de reducción del llamado “coste judicial“. En
esa línea se inscribe la ley en examen, y de la cual es dable citar —como
se ha hecho— las leyes 24.432, 24.522: y en el ámbito provincial las leyes
10.787, 11.089.
Asimismo el hecho de que el legislador haya dispuesto la limitación por
vía de una modificación de la ley de aranceles en una norma transitoria de
Fallos Plenos
2.- La “ratio legis“: “por el espíritu de la ley“ (art. 16 C.C.).
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
regularización permite inferir que se pudo adoptar un criterio contrario,
es decir, específico. Esto es indicar que la limitación arancelaria era válida
exclusivamente para dicho régimen temporario.
El no haberlo hecho así, la preferencia por la modificación del régimen
general de aranceles, permite inferir que la “ratio legis“ ahonda en la generalidad.
En efecto, una cosa es que el Estado provincial decida disponer un régimen transitorio de regularización tributaria, que obviamente comprende
beneficios para todos los contribuyentes provinciales comprendidos —y
para el propio Estado que espera recaudar pronto— y otra que en su virtud disponga modificar la retribución del ejecutor fiscal, quien despliega
una actividad profesional rentable para sí. Esa actividad es objetivable y
común a los fines regulatorios a todos los ejecutores letrados en el territorio provincial en igual situación (proceso judicial específico). No le
cuadra como igualdad de tratamiento en situaciones iguales que se reduzcan aranceles legales transitoriamente sólo para algunos casos y no
para otros.
La distinción se dinamiza al reparar —como lo hace la Sala 1° en el auto
citado— que la facultad de establecer moratoria impositiva por parte del
estado provincial, siendo propia, no puede imponerla a los municipios y
por tal razón se los invita a igual temperamento. Pues cosa muy distinta es la facultad de disponer reducción de honorarios que corresponde
exclusivamente a la legislatura provincial. De tal suerte si se predicara la
transitoriedad de la limitación arancelaria al ámbito de la regularización
impositiva provincial, ¿cuál sería la razón de aplicarla a las ejecuciones de
los municipios si éstos adhieren a la convocatoria, siendo que esa adhesión
no tiene virtualidad sobre la ley arancelaria provincial ? La desigualdad sería no sólo patente, sino que desnuda la “ratio legis“ de la modificación
del régimen general de aranceles como modo de tornar “erga omnes“ la
disposición provincial.
3.- Constitucionalidad de la norma.
La Sala que integro ha tenido oportunidad de expedirse, en un caso concreto sobre la constitucionalidad de la norma que analizamos (Auto 317/98).
De momento cabe puntualizar —como lo ha hecho la Sala 1° en el caso citado— la compatibilidad constitucional de la norma en su vigencia provincial
y general.
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“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
En un análisis extrínseco —funcional legislativo— parece obvio enfatizar
que la facultad de establecer normas de regulación de honorarios profesionales —en el caso de abogados y procuradores— corresponde a las
Provincias (art. 75 C.N.) al conservar éstas todo el poder no expresamente
delegado al Estado Nacional.
Habiéndolo hecho en un cuerpo de normas —codificación arancelaria— sobre la materia, sólo a la legislatura provincial le corresponde su modificación.
De otro lado, ha señalado la Corte Suprema de Justicia de la Nación que
“los artículos del título preliminar del Código Civil constituyen principios
generales, válidos para todas las ramas del derecho, aún las del público“
(21/6/57 en L.L. 87-113). De tal modo, su art. 1 en cuanto “las leyes son obligatorias para todos los que habitan el territorio del República...“, por ende
de la Provincia respectiva importa consagrar el principio de generalidad vinculante de las normas respecto del territorio correspondiente para todos
sus habitantes “sean ciudadanos o extranjeros, domiciliados o transeúntes“.
Ya específicamente, la inconstitucionalidad de la norma predicada por la
desigualdad ante la ley (art. 16 C.N.) que derivaría a su vez de la diversidad de tratamiento respecto de letrados por el sólo hecho de tratarse de
ejecuciones fiscales (Auto n° 405/98 Juzgado Distrito n° 9 exclusivamente
es “... en lo referente al Régimen de Regularización impositiva...“ (art. 1),
con lo cual se excluye toda aplicación analógica de una cuestión anexa y
jurídicamente diversa, como es la arancelaria tratada en el art. 7.
Por lo demás no existe en el caso de la norma en examen lagunas de
interpretación sobre el sentido de su texto para apelar a disposiciones
análogas (C. N. T. Sala I, 30.06.80 D.T. 1981-A-139; C. N. Esp. C.C. Sala IV
30/07/80 BCNE 1981-698; C. N. Com. Sala C. L.L. 1979-D-35).
Por otra parte, es sabido que como regla de interpretación la “analogía“
supone extender a un caso no previsto la regulación prevista para otro por
razones de semejanza. No es el caso en análisis donde su trata precisamente de regulaciones diversas.
Esta Sala ha tenido oportunidad de expresar lo siguiente: “Por cierto, esa
intención se vería severamente retaceada sí, como lo pretende el letrado
de la demandada, la norma se circunscribiera a los honorarios del curial
de la actora. Y, sobre este aspecto, no puede dejar de señalarse la con-
Fallos Plenos
5.- Situación del letrado del demandado.
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
tradicción en que incurre el setenciante de grado al poner el acento en el
propósito legislativo de ‘aliviar la carga de los morosos’ y, a la par, excluir
de ese ‘alivio’ los emolumentos a percibir por los abogados de los demandados que, de ordinario —aunque no sea esto lo que sucede en la
especie— son los condenados en costas“. (Ac. N° 317/98, 23.10.98).
V. Perplejidades de la legislación posterior.
1.- Con posterioridad a la sanción de la ley 11.257 cuyo art. 7 modifica
el art. 7 de la L. A. agregando el inc. 5 —el cual ahora estudiamos— se
dictaron las leyes 11.451 (06/01/97) y 11.697 (12/12/99) también de regularización impositiva.
En ellas también se dictan normas arancelarias.
Por el art. 16 de la ley 11.451 se dispone: “Cuando las deudas estén en
proceso de ejecución fiscal, los contribuyentes que se adhieran al presente régimen, deberán manifestarlo expresamente allanándose paralelamente a la ejecución y desistiendo de todo recurso, acción y/o derecho,
comunicándosela a la A.P.I. o en el Juzgado donde se sustancia la causa.
Deberán, además, pagar los honorarios profesionales, que se reducirán al
3% del monto determinado en la presentación y con un mínimo de $50.(pesos cincuenta), con excepción del impuesto inmobiliario y Patente Unica de Vehículos cuyo mínimo será de $40.- (pesos cuarenta)“.
El art. 19 de la ley 11.697 establece: “Cuando las deudas estén en proceso
de ejecución fiscal, los contribuyentes que se adhieran al presente régimen deberán acogerse expresamente ante la Administración Provincial
de Impuestos, allanándose paralelamente a la ejecución y desistiendo de
todo recurso, acción y/o derecho; comunicándoselo al Juzgado donde
se sustancie la causa. Deberán, además pagar los honorarios profesionales que se reducirán al tres por ciento (3%) del monto determinado en
la liquidación del acogimiento. En todos los casos se podrán abonar los
honorarios mediante la formalización de convenios de pagos en cuotas,
en las condiciones generales que se prevén para el pago de las deudas
impositivas. La Administración Provincial de Impuestos podrá reglamentar
todos los aspectos inherentes al pago de los honorarios de los profesionales intervinientes“.
2. Corresponde señalar lo siguiente.
En ningún caso se ha derogado expresamente la ley analizada.
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“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
Tampoco existe una derogación tácita o implícita dado la diversidad de
textos y el sentido transitorio no especial de estas dos últimas conciliables
con el claro objeto modificatorio de la Ley de Aranceles de la N° 11.257.
Es decir, “la abrogación tácita supone una incompatibilidad formal“ (Venini,
J.C. “Comentarios a Fallos“, C.A.C.C. T. Lauquen, L.L. 1989-B-25) y “para
que opere la derogación tácita es preciso la incompatibilidad entre la ley
nueva y la anterior, que debe ser absoluta“ (C.N.Civ. Sala A L.L. 1992-B-561).
Y no lo son dado que ambos regímenes resultan al menos parcialmente
conciliables así como lo sería el texto de la ley de aranceles (sin modificación) con tales normas transitorias.
3. Sin ingresar por ello a la hermenéutica de estas últimas disposiciones
que no afecta a la que ahora analizamos, vale descartar una probable observación de incidencia de las una sobre el sentido de la otra.
Es decir, volviendo al tema del pleno, pudiera predicarse que estas leyes
obran como acreditación de la voluntad del legislador de que en todo
caso estas disposiciones son orgánicamente transitorias, incluyendo así la
del art. 7 ley 11.257.
No puede delimitarse el alcance de la ley que analizamos dándole un
sentido transitorio porque el legislador dicta nuevas normas transitorias
donde refiere al tema de honorarios, si del claro sentido literal y de su
espíritu surge con nitidez su vigencia “erga omnes“ en todo el territorio
provincial.
Así voto.
Los doctores Serralunga, Álvarez y García expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por el doctor Serralunga y votaron en igual sentido.
El doctor Silvestri dijo: 1) Sobre el particular tema convocante he dicho
en su oportunidad que la ley 11.257/95, publicada el 23 de junio de 1995,
en su art. 7° modifica la ley 6767, de aranceles de abogados y procuradores de la Provincia de Santa Fe, agregándole al art. 7° como inciso 5°,
el siguiente texto: “En los casos de deudas sometidas a ejecución fiscal,
cualquiera fuere el estado en que se encuentra el proceso, la regulación
Fallos Plenos
El doctor Sagüés dijo: Comparto en términos generales el voto del doctor
Donati aclarando además que el pleno no debe abordar temas constitucionales, atento el control difuso que al respecto establece nuestra constitución.
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
de los honorarios profesionales no podrá, en ningún caso, exceder el cinco por ciento (5%) del capital determinado y no inferior a pesos treinta y
cuatro ($34)“. Implicó, de suyo, una modificación a una ley general arancelaria para los citados profesionales, con claro sujetos destinatarios, y
para juicios específicamente determinados, llamados de ejecución fiscal,
sin distinciones.
La agregación como inciso 5° al art. 7° (ley 6767) a las ejecuciones fiscales y
el tope (5% sobre el capital determinado) implica, a la vez, la aplicación del
art. 1° de aquella que reza “que los honorarios profesionales de abogados y procuradores, devengados en juicios o gestiones administrativas o
extrajudiciales, se regirán por las disposiciones de la presente Ley a partir
de su publicación“.
2) La tesis contraria que cree advertir que la modificación de la ley de
aranceles comprende sólo deudas fiscales de la provincial sujeta a un plan
de moratoria impositiva, no se compadece, en mi parecer, con el texto
mencionado.
La reforma arancelaria (art. 7° inc. 5°) se ha incorporado por medio de la
ley 11.257/95 con sentido general a todas las ejecuciones fiscales y no a
las sujetas a un plan de regularización; precisamente, con sentido de generalidad, para ello se modificó la ley (general) arancelaria. Este criterio
del legislador significó un manifiesto cambio de alcance normativo, sobre
el punto, de las leyes 11.022 (art. 15) y 11.160 (art. 5), normas éstas que
limitaban los honorarios de los ejecutores fiscales, tope, mediante, para
las deudas de los contribuyentes sujetas a los planes de regularización
tributaria que tales leyes promovían. En tal inteligencia el límite de los
estipendios referenciados (art. 15 ley 11.022 y art. 5 ley 11.160) no implicó
ninguna modificación a la ley de aranceles de profesionales ya que la vigencia de aquéllos estaba sujeto a un régimen vicario de cada moratoria
o plan regularizador.
Por el contrario, la ley 11.257 (art. 7), al modificar la ley general de aranceles e incorporar un nuevo inciso (5°) dentro del art. 7° de la ley 6767, le
otorga un sentido general, como toda ley, integrativa de la ley de aranceles, al margen de la contingencia de que la ejecución fiscal por deudas de
los contribuyentes estén, o no, sujetas a un plan moratorio. Ese fue el claro
sentido y la “ratio legis“ impuesta por el legislador: fijación de un límite (o
tope) regulatorio a las ejecuciones fiscales sin distinciones (sujetas o no a
regularización).
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“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
El hecho que la ley 11.257 refiera a una regularización impositiva en el ámbito de la provincia no quita la autonomía propia de su art. 7° que modificó
el art. 7° ley 6767 y le adunó un nuevo inciso a todos los efectos generales
de toda ejecución fiscal. La norma desvincula de la moratoria y pasa a ser
norma general de aranceles para ese tipo de juicio sin distinciones.
Por lo tanto, a partir de su entrada en vigencia, las ejecuciones fiscales
tienen un régimen de honorarios sobre la base de un tope (5% del capital
determinado) en consonancia con el alcance del art. 1° de la ley 6767 (art. 1°,
en relación, al art. 7° inc. 5°).
3) En tal línea de análisis se debe advertir que es de buena técnica interpretativa indagar el alcance y sentido de una ley partiendo, en primer
lugar, de su texto o letra ya que no es admisible una hermenéutica que
equivalga a la prescindencia del texto legal, desde que el primer elemento de interpretación de la ley es su texto o gramática (C.S.J.N. en Fallos
T. 299-167; T. 300-687; T. 301-958; J.A. 1991- E. 37; J.A.1991-B. 1996; L.L.
1992-D.30, entre otros). Esta regla de fijación de alcances y sentido legal
permite tener presente que la ley reformada reza: “en los casos de deudas
sometidas a ejecución fiscal, cualquiera fuere el estado en que se encuentre el proceso, la regulación de honorarios profesionales no podrá, en ningún caso (ídem), exceder el cinco por ciento (5%) del capital determinado
y no inferior a $34.-“.
La norma es nítida en punto a abarcar a todas las ejecuciones fiscales, no
circunscribe su ámbito a las ejecuciones fiscales de determinada competencia; ni alude al C. F. o ley 5066; etc. ni tampoco reduce su aplicación a
deudas sujetas a moratoria o regularización, ya que para ello no era menester la reforma de la ley general de aranceles, bastando la fijación de
cierto tope exclusivamente a las contempladas por la moratoria, como sí
ocurrió con las leyes 11.022 (art. 15) y 11.160 (art. 5).
4) Además surge de la misma intención del legislador (su voluntad o
finalidad) la imposición de reducción del llamado “costa judicial“ en materia de ejecución fiscal al entender, la autoridad constitucional competente, la concurrencia de ciertos desajustes producidos en las deudas
tributarias (impuestos, tasas, contribuciones, etc.) llevadas a juicio y la
enrostrada alta incidencia de los honorarios de los profesionales en la
Fallos Plenos
No corresponde hacer distingos donde la ley no los hace (ubilex non distinguit, nec nostrum est distinguere).
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
determinación final de la deuda. Esta política legislativa de reducción
de los llamados costos y costas judiciales no es nueva (v.g.: en el ámbito
nacional, ley 24.432, 24.522; en el ámbito provincial, leyes 10.787, 11.089
en materia de desregulación y la eliminación del orden público arancelario). La Ley 11.257 que modifica la ley 6767 con un nuevo agregado al
art. 7° (inc. 5) se inscribe en tal línea de cierta política legislativa que la
jurisdicción no debe calificar su acierto o error, equidad o no, más aún
cuando no hubo ataque o impugnación de inconstitucionalidad contra la
norma últimamente citada.
También es buen procedimiento interpretativo realizar una indagación del
espíritu de la ley, sin perjuicio de no dejar de lado su gramática (Corte
Suprema de Justicia de la Nación, Fallos T. 308-1664). Y, especialmente, en
la tarea de fijación del sentido y alcances del legislador se debe atender
a la búsqueda de la armonía entre sus disposiciones (Fallos T. 301-489;
T. 297-142; T. 299-93, entre otros). Las normas deben ser interpretadas
indagándose su auténtico alcance mediante un examen de sus términos
que consulte la racionalidad del precepto, armonizándola con el resto del
ordenamiento específico, esto es, haciendo de éste como una totalidad
del objeto razonable y discreta hermenéutica (G. 358 XXIII- “García de
Morales v. Cavasso“ del 10 de marzo de 1992, entre otros).
La disposición analizada, por todo lo expuesto, no permite al intérprete
circunscribir su ámbito de vigencia solo a un plan de regularización o moratoria, sino que, lisa y llanamente, es parte integrativa de una ley general
de aranceles con su nuevo articulado que regula, particularmente, la regulación de los honorarios, en punto al tope legal, para las ejecuciones
fiscales (art. 7, inc. 5°, de la ley 6767).
5) Por lo demás, esta ley responde a los parámetros genéricos de su definición como precepto común, justo, estable, suficientemente promulgado.
Justo como sinónimo de igualdad de tratamiento en situaciones iguales,
común al tratarse de norma formulada en términos generales, en el sentido de haberse establecido para un número indeterminado de actos; y
promulgado en el sentido de haberse cumplido con el proceso constitucional de formación de leyes. Tiene carácter imperativo o sea obligatoriedad (art. 1° ley 6767; arg. art. 1° CC) por lo que obliga a todos dentro de la
Provincia (art. 1° citada), siendo general en el sentido que se debe aplicar
a los sujetos contemplados en forma indefinida, general y abstractamente,
sin agotarse en un caso concreto; de ahí su permanencia, ya que la ley se
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“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
aplica de manera permanente desde el día de su puesta en vigencia hasta
su derogación (Rivera, Julio C. en Instituciones de Derecho Civil. Parte
General. T. 1-95 a 97).
6) No es argumento atendible acerca que la normativa en análisis no debe
ser aplicada genéricamente a las ejecuciones municipales o comunales
pues la previsión contenida en el art. 14, de la ley 11.257, ha quedado
supeditada a la adhesión a los municipios o comunas a quienes se invitó a
adherirse al régimen de dicha ley.
Por lo tanto, en punto a un plan moratorio de tasas y contribuciones municipales y comunales en la misma línea de una regularización impositiva
provincial, la Provincia no puede imponerlo a cada Municipalidad y Comuna, por ser tal cuestión de la pertinencia y competencia de estos entes
(art. 106 a 108 de la Constitución Provincial, Sección Séptima, Capítulo
Único). De ahí el curso y sentido de la invitación a la adhesión (art. 14 citado), por ello, además, la debida previsión del legislador provincial al supeditar la adherencia en cuanto “le fuere aplicable y de su competencia“.
Lo único que formula la ley 11.257 es invitar a los municipios y comunas,
dentro de sus esferas de atribuciones, a plegarse a un mismo sistema de
regularización (acogimientos, formas, destinatarios, plan de pagos, intereses, consolidación de la deuda, caducidad del plan, etc.), para que los
invitados (municipios y comunas) hagan lo mismo, uniformando en cada
órbita de competencia, un plan regularizador de deudas fiscales.
Pero una cosa es la invitación a adherir al sistema del plan de moratoria
(que es constitucional, como vimos), y otra muy distinta es la pretensión
recurrente que se interprete que la adhesión (art. 14) también deba referir
Fallos Plenos
Cuando la ley 11.257 invita a municipios y comunas (de la provincia) a
adherirse al régimen de la presente ley lo hace, como corresponde, “en
cuanto ello les fuere aplicable y de su competencia“. La invitación a la
adhesión refiere, concretamente, al plan de regularización o moratoria impositiva provincial a la órbita municipal y comunal teniendo en cuenta,
especialmente, lo dispuesto por la Constitución Provincial (art. 107, parte
pertinente) en la medida que cada régimen municipal puede crear, recaudar y disponer libremente de sus recursos propios provenientes de las
tasas y contribuciones que se establezcan en su jurisdicción. Tienen, asimismo, participación en gravámenes directos, o indirectos, que recaude
la provincia con un mínimo del cincuenta por ciento del producido del
impuesto inmobiliario.
181
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
a la modificación de la ley de aranceles. Esto último, pondría en crisis el
sistema de nuestro derecho público provincial afectando, fatalmente, el
principio de la jerarquía de las normas.
La ley provincial de aranceles con la modificación mencionada (art. 7, inc. 5°,
en relación al art. 1° ley 6767) es ley general que rige en toda la jurisdicción
provincial obligatoriamente (art. 60 Constitución Provincial); ha sido el producto de un proceso constitucional de formación de leyes sancionada por
el Poder Legislativo de acuerdo a sus facultades (arts. 55, 56 y ss. de la C.P.)
y promulgada y publicada por el poder ejecutivo (art. 56, segunda parte,
C.P.). Por lo cual es contrario a derecho (constitucional) pretender supeditar
la validez, eficacia, y vigencia de una ley provincial, en el caso de aranceles,
a la adhesión o aprobación de una autoridad municipal o comunal. No es de
su pertinencia, ni de su competencia, imponer una condición para la aplicación de la ley arancelaria (art. 14 citada). La competencia y pertinencia de la
autoridad municipal y comunal es, como vimos, a adherir a un cierto plan de
regularización en su esfera de actuación, pero tal competencia y pertinencia
no se extiende a prestar adhesión para la aplicación de una norma arancelaria de alcance provincial y general (art. 1° ley 6767, art. 60 C.P., art. 31 C.N.).
7) La cuestión se enanca con la aplicación de un elemental principio de derecho constitucional referido a la jerarquía de las normas (supremacía de la
Constitución Federal y la jerarquía del resto de la legislación). La jerarquía
o supremacía constitucional determina que la Constitución Nacional, norma supralegal, obliga a que las normas y los actos procesales se ajusten a
ella, por lo que puede definirse que el orden jurídico político del Estado
debe ser compatible con tal norma fundamental, prevaleciendo sobretodo el orden jurídico del Estado (arts. 27, 28, 86 inc. 2° C.N.) y en cuanto ley
fundamental federal sobre el resto del Derecho provincial.
Tal jerarquía o supremacía normativa se traslada igualmente al ámbito provincial. Conforme nuestro sistema constitucional las provincias conservan
todo el poder no expresamente delegado al Estado Nacional. Por lo tanto, las legislaturas provinciales tienen competencia para legislar en todo
aquello que no esté expresamente mencionado en el art. 67 de la Constitución, que fija las materias de competencia del Congreso de la Nación. A
su turno, la ley provincial está subordinada al derecho federal, inclusive las
leyes dictadas por el Congreso de la Nación y los tratados internacionales
aprobados por el mismo (art. 5 y 31 de la C.N.). Y finalmente, siguiendo esta noción piramidal, el régimen municipal debe ser asegurado por
182
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
las provincias (art. 5 de la Constitución Nacional); como los municipios y
comunas son personas jurídicas de derecho público (art. 33 C.C.) tienen
atribuciones en determinadas materias establecidas por las constituciones
provinciales y leyes orgánicas de cada municipalidad. Pero naturalmente,
como ocurre con la legislación provincial con relación a la federal, las disposiciones dictadas por los municipios y comunas deben subordinarse a
las leyes provinciales, a las leyes federales, a la constitución provincial y
a la federal (Bidart Campos, Germán en Tratado Elemental de Derecho
Constitucional Argentino T. II - p. 77 y ss.).
Por lo expuesto, acorde a la supremacía de las normas no puede concebirse que una ley provincial de aranceles requiera, para su validez y vigencia,
la adhesión o aprobación de cada municipio o comuna. De ahí, provisoriamente, que el legislador (art. 14 ley 11.257) haya acotado el sentido y
alcance de la norma de adhesión dirigida a los municipios y comunas, en
cuanto “le fuere aplicable y sea de su competencia“.
8) En síntesis y repitiendo la doctrina constitucional de la Corte Federal, se
afirma que, como principio general de hermenéutica, la inteligencia de las
leyes debe ajustarse a un examen atento y profundo de sus términos que
mejor consulte con la racionalidad del precepto y la voluntad del legislador
(Fallos T. 308-2246; T. 310-572; T. 310-1390). Además, es correcto sostenerlo,
la inconsecuencia o la falta de previsión no se presume en el legislador y por
ello se admite, como principio indiscutible, que debe hacerse una exégesis
de aquélla evitando darles a sus normas un sentido que ponga en pugna sus
disposiciones, destruyendo una a las otras, y al ordenamiento jurídico todo,
y adoptando, en cambio, como verdadero el camino que las concilie y deje
a todas ellas con valor y efecto (Fallos T. 310-195; T. 312-1614, entre otros).
9) Nada predica, tampoco, contra la ley, el hecho que el legislador con técnica o metodología legisferante cuestionable modifique, dentro de una ley
con determinados fines (regularización impositiva), y al mismo tiempo otra
con otros fines (aranceles profesionales), sirviendo aquélla de vehículo para
ello. Así lo explica la doctrina como experiencia acaecida (tanto en el ámbito nacional la ley de reforma del C.C., por ley 17.711, modificó las normas
procesales provinciales sobre la oportunidad de alegar la prescripción; la
ley 24.432 en punto a límites a honorarios; en la órbita provincial ciertas dis-
Fallos Plenos
Hay plena compatibilidad, pues, en el sistema de nuestro derecho público
constitucional provincial y se ha respetado la jerarquía normativa por el
legislador.
183
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
posiciones de la ley orgánica del Poder Judicial modificaron normas procesales; la ley 11.025 sobre la adhesión provincial a la ley nacional 24.028
termina modificando el art. 336 del CPCC, etc.; Peyrano, Jorge W. Acerca
de las reformas ocultas del CPC santafecino en J.S. N° 23 p. 145 a 148).
10) En la emergencia bien se pudo reformar la ley de aranceles por medio
del dictado de una ley específica o autónoma, pero el hecho de haber procedido como finalmente ocurrió (dentro de una ley que preveía una regularización impositiva) no quita su validez y vigencia. Por fin, una interpretación
exegética-gramatical, finalista y sistemática de la ley, conduce a la solución
propuesta (Auto n° 86/98 de la Sala Primera, causa “Munic. Roldán c/ Montechiarini“ y L.L.L. Febrero 1999, p. 135; doctrina del Cuerpo con la actualización reiterada en auto N° 1/99, causa “API c/ Bianchi“ (primer estudio del
Dr. Elena); y auto n° 105/99, causa “API c/ Polten S.A.“ (primer estudio del
Dr. Rouillón); y auto n° 206/99, “API c/ Pirani“ (primer estudio del Dr. Elena).
Por fin, adhiero al voto del Dr. Donati en lo relativo a la nueva legislación
(punto V, “Perplejidades de la legislación posterior“).
11) En lo referente a si el tope regulatorio en las ejecuciones fiscales comprende o no a los honorarios a regular al profesional de la ejecutada, doy
respuesta afirmativa al interrogante. Es que la norma en cuestión no formula distinción alguna (ubi lex non distinguet nec nos distinguere debemus)
por lo que aquélla es omnicomprensiva de todos los letrados (igualmente
hago remisión a la causa API c/ Bianchi, auto n° 1-99, de la Sala Primera de
la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en tal sentido,
por razones de brevedad expositiva).
12) Finalmente, en lo tocante a la fijación del alcance de la expresión de
ejecuciones fiscales, entiendo que debe abarcar a todas las ejecuciones
fiscales (provinciales, municipales y comunales) ya que la ley no formula
distinciones y nunca podría hacerlas por respeto al principio de la igualdad ante la ley (art. 16 de la CN). Sobre el particular me remito a los antecedentes del caso en un pronunciamiento de la Sala que integro (causa
Municipalidad de Roldán v. Montechiarini, Auto n° 86-98 y sus citas).
Así voto.
Los doctores Rouillón, Elena, Chaumet y Rodil expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por el doctor Silvestri y votaron en igual sentido.
El doctor Peyrano dijo: La ley 11.257 es una ley de naturaleza eminentemente tributaria y transitoria, encaminada al restablecimiento de un régi184
“regulación de honorarios en ejecuciones fiscales: interpretación del art. 7...”
men de regularización impositiva dispuesto por leyes anteriores (ley 11.022 y
ley 11.160) y cuya norma específica de reducción arancelaria (artículo 7°)
debe entenderse ceñida a un acotado ámbito de vigencia: el de los preceptos instaurados en relación a los supuestos especialmente comprendidos en ella, o sea sólo a los casos de “deudas sometidas a ejecución
fiscal“, es decir, las deudas comprendidas y beneficiadas por el régimen
de regularización impositiva establecido en su articulado.
Que sostengo esta tesis “estricta“ o “acotada“ apoyado en que: “Una
interpretación histórica arrojaría el siguiente resultado: la ley 11.257 es de
igual naturaleza a las leyes 11.022 y 11.160. Éstas, con la mayoría de las de
igual naturaleza que le precedieron, poseen normas que fijan límites a la
percepción de los honorarios (incluso el artículo 15 de la ley 11.022 es textualmente idéntico al artículo 7 de la ley 11.257), resultando indudable que
su aplicabilidad se reduce a los procesos promovidos contra los deudores
que se acogen a sus beneficios.
A su vez, esta ley 11.257 fue sucedida por otras dos leyes, la 11.451 y
11.697. El artículo 16 de la primera prevé que “...los honorarios profesionales se reducirán al 3% del monto determinado en la presentación y con
un mínimo de $50.-, con excepción del impuesto inmobiliario y patente
única de vehículos cuyo mínimo será de $40.-“, y el artículo 19 de la segunda que “...los honorarios se reducirán al 3% del monto determinado en la
liquidación del acogimiento...“ para los casos en que los contribuyentes
se hubieran adherido a los respectivos planes de moratoria previstos por
cada una de esas leyes, lo que lleva a la conclusión que la modificación a
la ley de aranceles efectuada por la ley 11.257 sólo debe abarcar a las deudas fiscales provinciales sujetas a la moratoria abarcada por esa ley y no a
las demás deudas de tal naturaleza provinciales, municipales o comunales
no sujetas a esa regularización.
En la interpretación de leyes de regularización impositiva el rigor de los
razonamientos lógicos o ceñidos a la literalidad debe ceder ante la necesidad de que no se desnaturalicen jurídicamente los fines que las inspiran.
Que, por tanto, sigo sosteniendo lo que se dijo por parte de la Sala Cuarta de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial en 20 de mayo de
1998 en “Municipalidad de Rosario c/ La Tropa S.A. s. Apremio“: cuando
Fallos Plenos
O sea, creo que esta sucesión de leyes testimonia la voluntad del legislador de que en todos los casos estas disposiciones son transitorias, incluyendo así la del artículo 7 de la ley 11.257.
185
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
el artículo de marras dice “Modifícase la ley 6767 agregando al artículo 7
inciso 5 el siguiente texto...“ evidentemente se trató de una modificación
transitoria, igual que la ley y limitada al régimen por ella legislado que se
agota con lo supuestos comprendidos en ella, por ella legislado que se
agota con los supuestos comprendidos en ella, por lo que no modificó en
general el régimen arancelario vigente para los apremios o ejecuciones
fiscales sino que reguló un caso excepcional y transitorio que surge como
consecuencia de la ley que lo contiene.
En conclusión, propongo como respuesta al interrogante planteado:
El art. 7 de la ley 11.257, que modifica la ley 6767 agregando el inciso 5 a su
art. 7, importa una vigencia material y temporal limitada sólo a los procesos
de ejecución fiscal abarcados por el régimen de regularización impositiva
provincial comprendidos por dicha ley, circunscribiendo el alcance de la expresión “ejecuciones fiscales“ exclusivamente a las provinciales y comprendiendo la regularización de honorarios de los profesionales de las dos partes.
Así voto.
Atento al resultado obtenido al tratar la cuestión propuesta, la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en Tribunal Pleno (art. 28,
ley 10.160), por mayoría RESOLVIÓ: 1) Declarar que el art. 7° de la ley 11.627
modificatoria de la ley 6767 agregando el inc. 5° a su art. 7°, debe entenderse aplicable con carácter general y permanente para todo tipo de ejecuciones fiscales en el territorio provincial, alcanzando a todas las ejecuciones
fiscales: provincial, municipal y comunal. 2) Declarar que el tope regulatorio
en las ejecuciones fiscales antedichas corresponde a los honorarios a regular al profesional de la ejecutada. Insertarlo en el Protocolo de Presidencia y
remitir copia a cada una de las Salas de esta Cámara y a los jueces del fuero.
Con lo que terminó el Acuerdo, firmando los señores jueces por ante mí,
doy fe.
María Del Carmen Álvarez - Mario E. Chaumet - José Humberto Donati (Por sus argumentos) - Jorge José Elena - Alicia
García - Avelino J. Rodil - Jorge W. Peyrano (En disidencia) Néstor Pedro Sagüés - Adolfo A. N. Rouillón - Ricardo Silvestri (Por sus argumentos) - José María Serralunga - Perla S.
Frontini
•
186
“Aclaratoria
del Acuerdo n° 2
de fecha 15/11/2001”
•
Cuestión a resolver:
Aclaratoria del acuerdo N° 2 de fecha 15/11/2001.
Doctrina legal:
Corresponde aclarar el Acuerdo N° 2 de fecha 15 de noviembre de 2001
atento a que en el punto 1) de la parte resolutiva se ha deslizado un error
numérico y donde expresa Ley 11.627 debe consignarse Ley 11.257 y en el
punto 2) sustituir la palabra “corresponde“ por “comprende“.
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Rosario, a los 4 días del mes de diciembre del año dos mil
uno, se reunieron en Tribunal Pleno (art. 28 ley 10.160) los Jueces de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario doctores María del
Carmen Álvarez, Mario E. Chaumet, José Humberto Donati, Jorge José
Elena, Alicia García, Jorge Walter Peyrano, Avelino J. Rodil, Adolfo A. N.
Rouillón, Néstor Pedro Sagüés y Ricardo A. Silvestri, bajo la Presidencia
del doctor José María Serralunga, a fin de aclarar el Acuerdo N° 2 de fecha
15 de noviembre de 2001, atento a que en el punto 1) de la parte resolutiva se ha deslizado un error numérico y donde expresa Ley 11.627 debe
consignarse Ley 11.257 y en el punto 2) sustituir la palabra “corresponde“
por “comprende“.
Fallos Plenos
ACUERDO N° 3
187
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Por lo tanto, la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en
Tribunal Pleno (art. 28, ley 10.160) RESUELVE: Aclarar el Acuerdo N° 2 de
fecha 15 de noviembre de 2001 en el sentido expuesto precedentemente.
Insertarlo en el Protocolo de Presidencia y remitir copia a cada una de las
Salas de esta Cámara y a los jueces del fuero.
Con lo que terminó el Acuerdo, firmando los señores jueces por ante mí,
doy fe.
María del Carmen Álvarez - mario E. Chaumet - José Humberto
Donati - jorge José Elena - Alicia García - avelino J. Rodil Jorge W. Peyrano - nÉstor Pedro SagüÉs - Adolfo A. N.
RouillÓn - ricardo Silvestri - José María Serralunga - Perla S.
Frontini
•
188
“Interpretación
de los artículos 226 y 227
del Código Fiscal”
•
Cuestión a resolver:
¿Qué interpretación ha de darse a los artículos 226 y 227 del Código Fiscal
en cuanto a la obligatoriedad, o no, respecto de la parte actora y al momento de arribarse al dictado de la sentencia, de satisfacer el 50% restante
del sellado judicial no pagado con anterioridad?
Doctrina legal:
La interpretación que en adelante ha de darse a los artículos 226 y 227 del
Código Fiscal es que la actora está obligada —al momento de arribarse al
dictado de la sentencia— a satisfacer el 50% restante del sellado judicial
no pagado con anterioridad.
Fundamentos sustentatorios:
La proyección de los artículos 5 y 6 del Código Fiscal genera las siguientes
reflexiones: a) el examen hermenéutico debe iniciarse a partir de la literalidad de los artículos 228 y 244 CF; b) los resquicios de ambigüedad que
arroje ese análisis, han de superarse a través de la interpretación sistemática de otros artículos del Código Fiscal, como modo de precisar recíprocamente el significado de los unos y los otros; c) si bien no puede perderse
de vista “la naturaleza y finalidad de las normas fiscales“ (CF, 6), debe tenerse en cuenta que las normas conflictivas sólo tangencialmente refieren
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación Sistemática.
189
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
a la relación contribuyentes-Fisco, pues el mayor peso de su gravitación se
instala en la relación procesal; así entonces, a tenor de lo dispuesto en la
última parte del artículo 6 CF, debe estarse al “significado y alcance“ que
ellas tengan dentro del derecho procesal; d) por la misma razón, en punto a
la “solidaridad“ establecida en el art. 228 CF habrá que recurrir al derecho
civil pues, como agudamente señala Andreozzi, “una ley fiscal provincial
no puede crear tributos en base a la tortura de conceptos jurídicos que están en el Derecho Privado“; e) especial cautela ha de merecer la analogía,
sobre todo desde la propia advertencia legal que surge de los artículos
ut supra transcriptos: tal regla hermenéutica —autorizada en CF, 6— debe
usarse “salvo lo dispuesto por el artículo anterior“, vale decir, con la limitación de no crear impuestos, tasas o contribuciones ni considerar a ninguna persona como contribuyente o responsable por vía de interpretación;
f) y por fin, la conclusión a la que se arribe deberá soportar airosamente el
control constitucional. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: Código Fiscal: arts. 5 y 6; 228 y 244
Doctrina: Andreozzi: Derecho tributario argentino, T. 1, pág. 40
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Juicio.
Partes. Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Interpretación.
Las palabras y los silencios de los artículos 228 y 244 del Código Fiscal
han generado esta polémica; a partir de ellos, pues, ha de comenzar la
indagación normativa. El artículo 228 CF establece que “las partes que
intervengan en los juicios responden solidariamente del pago de la tasa
proporcional de justicia, conforme la siguiente regla: a) En los juicios contenciosos, se pagará la mitad de la tasa al deducir la demanda y el resto,
en la primera oportunidad en que el demandado se presente, por cualquier motivo relacionado con la acción...“. Generalizadamente, se le atribuye a esta norma una proyección exclusivamente temporal, o sea, se le
confiere al actor la opción de oblar sólo el 50% de la tasa al promover el
juicio y pagar el resto en la primera oportunidad que el accionado se presente. Sin embargo, esa interpretación no resulta integradora del texto;
por de pronto, nada optativo puede inferirse del verbo “se pagará“; pero
además, la alusión a “las partes“ que se hace en el acápite conduce a entender que “la mitad“ no está referida exclusivamente a la época del pago
sino también a la atribución subjetiva de la deuda: si se ensamblan ambos
190
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
extremos, la conclusión es que cada litigante debe pagar en el momento
en que se produce su primera intervención en el proceso. Esa conclusión
no riñe con el franco significado que tiene el adverbio de modo “solidariamente“. Tal hermenéutica del 228 CF encuentra vigoroso respaldo en lo
dispuesto por el 244 CF. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: arts. 244 y 228
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Juicio.
Partes. Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
El art. 244 del CF cita: “Mientras el litigante deudor no abonare el importe
de la planilla respectiva prescripta en el artículo 241 y sus multas, no podrá
impulsar el trámite de la causa pero sí podrá hacerlo otro litigante que
no sea deudor. Para el litigante deudor moroso correrá el término de perención de la instancia. El litigante deudor podrá proseguir el trámite del
pleito si demostrare que sufrirá perjuicio inminente con el cumplimiento
estricto del pago y diere fianza suficiente a criterio del juez para asegurar
el pago“. La insistente referencia al “litigante deudor“, sumada a la inequívoca expresión al “otro“ litigante que no sea deudor, no deja margen a la
especulación respecto de que son las dos partes las obligadas al pago de
la tasa. En primer lugar, el contexto temporal del precepto elimina la posibilidad de equiparar la expresión “litigante deudor“ con “condenado en
costas“ ya que la hipótesis normativa se inscribe en el lapso concerniente
a la sustanciación del proceso, donde aún ese condenado no existe. En segundo término, la indubitable alusión al “otro litigante“ descarta la posibilidad de que sea sólo “uno“ (el actor) el obligado a pagar la tasa, tal como
sucede en el marco de la ley 23.898. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: art. 244
Materia: Tributario
Peyrano, al comentar la norma (art. 244 CF, equivalente al anterior 239) —y
analizar la “divisoria de aguas“ entre ella y la declaratoria de pobreza—,
también refiere genéricamente a las “partes“ y al “interesado“. Dice el
distinguido colega: “No se trata, creemos, simplemente de señalar, v.gr.,
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Juicio. Partes.
Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Declaratoria de Pobreza. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
191
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
que el desembolso por una de las partes de lo necesario para atender
cierta obligación fiscal constituiría un sacrificio desmesurado y desproporcionado respecto del patrimonio de aquélla, puesto que tal ‘perjuicio’ podría encontrar solución con la declaratoria de pobreza. En cambio,
el interesado en el funcionamiento del precitado beneficio fiscal debería
subrayar y de algún modo tornar verosímil prima facie la posibilidad de
que un derecho ‘en sentido lato’ (...) se encuentre en trance de perderse
y que, además, dicho riesgo sea ‘inminente’ por lo que no se encontraría
remedio adecuado en el funcionamiento de una declaratoria de pobreza“.
(De la disidencia de la Dra. García).
Doctrina: Peyrano, Jorge W.: “Soluciones posibles para las dificultades en afrontar el pago de obligaciones fiscales: declaratoria de pobreza versus aplicación
del artículo 239 del Código Fiscal“, en JS, nº 2, pág. 155
Referencias normativas: CF: art. 244
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Juicio.
Partes. Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
Otros preceptos del Código Fiscal auspician la interpretación que se viene
esbozando de los arts. 244 y 228 CF. El artículo 229 CF (“En caso de duda
sobre la oportunidad en que deba satisfacerse la tasa de justicia, deberá
hacerse efectiva ésta, al presentarse la primera petición“) al aludir omnímodamente a la “petición“, refiere a la postulación de cualquiera de las
partes (que se acoja la pretensión o que se la rechace). Si, al contrario, se
entendiera que el vocablo “petición“ debe ser mezquinamente asimilado
a “demanda“, la norma resultaría tautológica respecto de la contenida en
el artículo 228 inc. a) que, con respecto al actor, establece que debe oblarse la tasa al “deducir“ la demanda. Sería, a no dudar, una repetición inútil,
viciosa y distorsionadora. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: art. 244, 228 y 229
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Juicio.
Partes. Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
Otros preceptos del Código Fiscal auspician la interpretación que se viene esbozando de los arts. 244 y 228 del CF. El artículo 237 CF (“Ninguna
192
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
resolución será notificada a las partes sin las previas reposiciones que correspondan...“), al contemplar la notificación a “ambas partes“, también
apunta a la dualidad de obligados ya que, de otro modo, no se concebiría que si el demandado tiene interés en la notificación se vea impedido
de hacerlo cuando es el actor quien no ha pagado la tasa. El art. 241 CF
también ahuyenta la posibilidad de que, durante la tramitación del juicio,
exista un único responsable del pago del gravamen. (“El actuario deberá
confeccionar en el respectivo expediente en todos los casos y sin mandato
judicial ni petición de parte, una liquidación de la tasa proporcional de justicia, sellado, estampillas profesionales y demás gravámenes creados por
esta Ley que se adeudaren en el expediente. La liquidación será puesta
de manifiesto en la oficina por el término perentorio improrrogable de tres
días, pasado el cual el juez la aprobará de oficio o reformará si fue bien
observada por las partes durante el manifiesto. El auto mandará intimar al
deudor el pago dentro de cuarenta y ocho horas bajo apercibimiento de
que si no paga sufrirá ipso facto una multa del décuplo“). Por de pronto,
el uso de la forma impersonal del tiempo futuro del modo subjuntivo (se
adeudaren) no propicia la conjetura de un “único“ deudor. Esa contingencia tampoco se ve alentada por la efectiva posibilidad que tienen ambas
partes de observar la liquidación, pues resultaría ilógico que pudiera hacerlo el demandado sin tener interés personal y actual (presupuesto de
admisibilidad de toda impugnación y no otra cosa es esta “observación“).
Y, por fin, la indefinición que sugiere la expresión deudor es más que significativa para orientar la cavilación, porque no se justificaría esa fórmula
ante la perspectiva de que el obligado únicamente fuese el actor. (De la
disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: arts. 244, 228, 237 y 241
Materia: Tributario
La directa incidencia que en el proceso tienen las normas del Código Fiscal determina que no pueda prescindirse de lo establecido en el Código Procesal Civil y Comercial. El artículo 241 establece que “Cuando por
infracción a las leyes fiscales deban paralizarse los procedimientos y el
deudor de la obligación tributaria fuere el actor, se producirá la perención
si transcurridos noventa días, incluidos los inhábiles, no se hubiere satis-
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Código Procesal Civil y Comercial. Ley.
Interpretación Sistemática.
193
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
fecho el impuesto y la multa. En segunda instancia, si el infractor fuere el
apelante, se le considerará como actor a estos efectos, y la paralización
durante el tiempo establecido tendrá como consecuencia la deserción del
recurso“. Aquí sí acontece que todo intento de argumentar en pro de la
existencia de un solo deudor de la tasa de justicia durante la tramitación
del pleito (el actor), se desbarranca estrepitosamente y es la lógica más
elemental la que sufre con esa propuesta. Porque, en efecto, esos términos —que constituyen una aserción condicional desde un punto de vista
estrictamente lógico (la repetición tiende al énfasis)— permiten sostener
que, para el legislador, el deudor bien puede ser “otro“ que no sea el actor. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: art. 241, Código Procesal Civil y Comercial
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Partes.
Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de
Solidaridad. Declaratoria de Pobreza. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
Si se tiene en cuenta que “el beneficio de la pobreza comprende el derecho de actuar en juicio libre de todo impuesto, tasa o contribución de
carácter fiscal...“ (art. 335 CPCC), no se advierte por qué se otorgaría esa
chance al demandado si éste no debiera cargar con tal responsabilidad.
Ninguna norma de la Sección III del capítulo VII del Libro II del Código
Procesal santafesino excluye al accionado como eventual destinatario de
ese beneficio. También aquí, la generalidad de los vocablos utilizados
resulta asaz significativa: “el peticionario“ (art. 334 CPCC), “el pobre“
(art. 335 CPCC), “el declarado pobre“ (arts. 336 y 337 CPCC) y el “titular“
(art. 339 CPCC). (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CPCC: arts. 335, 334, 336 , 337 y 339
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Litis Consorcio. Solidaridad Pasiva. Juicio. Partes. Obligaciones. Tasa de
Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
El fundamento de la solidaridad pasiva, como se sabe, es asegurar al acreedor la percepción del crédito, ya que tiene derecho a requerir el pago íntegro a cualquiera de los deudores: a eso apunta, precisamente, el precepto
194
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
del Código Fiscal (art. 228). Sin embargo, esa prerrogativa del Estado de
demandar indistintamente a cada una de las partes —y que, en definitiva,
hace a la relación contribuyentes-Fisco— no tiene virtualidad para alterar
la responsabilidad que a ellas les compete respecto del pago de la tasa
en el marco de la relación procesal. Entender lo contrario implicaría a las
claras, distorsionar dos elementos claves del artículo 699 del código civil:
a) por de pronto, se mimetizaría al acreedor del tributo —que es la API—
con el fiscalizador —que es el actuario, conforme lo dispuesto en los
artículos 252 y 254 CF—; y b) en segundo lugar, se sustituiría la demandabilidad de la obligación, por la coerción al pago que derivaría de la imposibilidad de impulsar el procedimiento (sustitución que tornaría ocioso
el procedimiento reglado en el art. 243 CF destinado, puntualmente, a la
preparación de la “demanda judicial“). (De la disidencia de la Dra. García)
Referencias normativas: CF: arts. 228, 243, 252 y 254; Código Civil: art. 699.Doctrina: González Urquiaga, Estudio Teórico-Práctico del Código Fiscal de la
Provincia de Santa Fe, Santa Fe, 1968, pág. 141
Materia: Tributario
Eduardo Luis Scarpello y Wilfredo Germán Scarpello —tras sostener que
“no existe ninguna norma que autorice la detención del proceso en perjuicio de la parte contribuyente que ha cumplido con su obligación tributaria“— expresan que “no obsta a esta conclusión las solidaridades
establecidas por la ley fiscal que sólo entrarían a jugar en el momento
de la ejecución fiscal y constituye un derecho facultativo para el acreedor
de la obligación tributaria“. En suma: acordar al adverbio “solidariamente“ la potencialidad de desvanecer —hasta aniquilar— todas las restantes
y decisivas expresiones de la ley, importaría una objetable exégesis: es
doctrina consolidada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que
las leyes deben interpretarse siempre evitando acordarles un sentido que
ponga en pugna sus disposiciones, destruyendo las unas por las otras; al
contrario, debe adoptarse como verdadera la que concilie y deje a todas
con valor y efectos. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: arts. 244, 228, 237 y 241
Doctrina: Scarpello, Eduardo Luis y Scarpello, Wilfredo, Germán: “Tasa Judicial“,
en Zeus, 52–D.41
Materia: Tributario
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Juicio.
Partes. Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Partes.
Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
Frente a una ley que, como la santafesina, ha prohijado obstinada duda
y pareja porfía respecto de que es exclusivamente el actor quien —durante el proceso— debe satisfacer la tasa de justicia, resulta casi irresistible la fácil tentación de recurrir a otro régimen fiscal que, como la ley
nacional 23.898, establece sin ambigüedad ese sistema. Empero, aquella
inicial seducción se ve patéticamente reprimida apenas se advierte que
la esperada analogía no existe.
Aun soslayando la circunstancia de que el artículo 15 de la ley 23.898
dispone que las recaudaciones de las tasas judiciales establecidas en ella
ingresan en una Cuenta Especial que se denomina “Infraestructura Judicial“, mientras que en el régimen local el producido va a Rentas Generales —aspecto que según lo ha puntualizado alguna doctrina incide en la
naturaleza jurídica del tributo—, desde tres flancos distintos se evidencia
la diametral diferencia de política legislativa entre un sistema y otro: un
paisaje que malogra toda expectativa de considerarlos análogos. 1) Por
de pronto, la inequívoca y acotada referencia al “actor“ (o reconviniente
o quien promueva la actuación o requiera el servicio de justicia) que la
ley nacional contiene en su artículo 9, contrasta ostensiblemente con los
vocablos —semántica y jurídicamente dilatados— que utiliza el Código Fiscal santafesino (“partes“, arts. 228, 237, 241; “litigante deudor“,
art. 244); 2) Mientras que no resulta dudoso que en el ámbito nacional
el hecho imponible acaece cuando se inicia el juicio, no ocurre lo mismo
en el mapa local pues, en ese aspecto, y según lo dispone el artículo 223
CF, la tasa se paga por los servicios que presta la justicia provincial (cuyos
destinatarios, obviamente, son todas las partes del proceso) y el pago
debe efectuarse en oportunidad de solicitarse la prestación del servicio
(art. 223 CF); esta directriz inicial del capítulo I del Título Cuarto del cuerpo legal tributario no puede verse opacada por la desvalida referencia
contenida en el artículo 227 CF (los juicios que se inicien; 3) Pero además, la “prohibición condicional de impulsar el trámite“ que consagra el
artículo 244 CF, encuentra enfático repudio en el orden nacional: según
el artículo 11 de la ley 23.898, “ninguna de las circunstancias expuestas
(alude a distintas vicisitudes de la falta de pago de la tasa por parte del
actor) impedirá la prosecución del trámite normal del juicio“. De allí que
resulten decididamente desafortunadas las desprevenidas citas que en
196
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
el ámbito local se efectúan respecto de la jurisprudencia nacional. (De la
disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: arts. 223, 227, 237, 241, 244; ley 23.898: arts. 11 y 15
Doctrina: Scarpello, Eduardo Luis y Scarpello, Wilfredo Germán: “Tasa Judicial“,
en Zeus, 52–D.41; Peyrano, Jorge Walter: “La detención del procedimiento civil“,
Rosario, 1979, pág. 99
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Código Fiscal. Ley. Interpretación. Juicio. Sellado. Partes. Obligaciones. Tasa de Justicia. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Declaratoria de
Pobreza.
De poco serviría una interpretación que, aun cuando encontrara suficiente
apoyo legal, no pudiera ser tamizada con fluidez por el filtro de la Carta
Magna y los Tratados Internacionales que garantizan el acceso a la jurisdicción. Sin embargo, tal como está perfilada esta hermenéutica, ni siquiera es necesario limar asperezas para lograr el beneplácito constitucional
pues, sea por vía de la declaratoria de pobreza o en virtud de lo dispuesto
en la parte final del artículo 244 CF (“...el litigante deudor podrá proseguir
el trámite del pleito si demostrare que sufrirá perjuicio inminente con el
cumplimiento estricto del pago y diere fianza suficiente a criterio del juez
para asegurar el pago“), el derecho de defensa del demandado tiene seguro resguardo. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CN: arts. 18 y 75, inc. 22; Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre: art. 25; Convención Americana sobre Derechos
Humanos: art. 25; CF: art. 244
Materia: Constitucional - Tributario
Doctrinariamente se ha insistido en que la diferente regulación entre una
y otra tasa también atañe al sujeto obligado al pago. En este aspecto,
Scarpello comienza señalando esa doble tributación: “a) una tasa de actuación judicial y b) una tasa proporcional de justicia —arts. 221 y 222
respectivamente (equivalentes a los 226 y 227 t.o. 1997)— disposiciones
que se correlacionan con las reglamentarias de la Ley Impositiva Anual
—arts. 35 y 36—“. Con esa referencia normativa, el autor dice que la
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Tasa de Actuación Judicial. Juicio. Obligaciones. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
197
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
primera de ellas “se abonará mediante un pago único, que se adiciona
a la tasa proporcional de justicia y que la ley impositiva anual lo estima
en el 25% del monto de la otra tasa ‘la proporcional’ —art. 35 L.I.A.—“.Y
aquí viene lo que interesa resaltar: “...a diferencia de la tasa proporcional
de justicia, la normativa referente a la tasa por actuación no determina
quién es el obligado al pago, actor o demandado. Tampoco establece
la responsabilidad solidaria de la obligación. Por último, no desdobla el
pago —como lo hace con la tasa proporcional—, sino que dispone un
pago único hasta la terminación de la actuación...“. (De la disidencia de
la Dra. García).
Referencias normativas: CF: arts. 226 y 227; Ley Impositiva Anual: arts. 35 y 36
Doctrina: Scarpello, Eduardo Luis y Scarpello, Wilfredo Germán: “Tasa Judicial“,
en Zeus, 52–D.41
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Tasa por Actuación Judicial. Código Fiscal. Ley. Interpretación Sistemática.
Scarpello señala que “en relación al sujeto obligado al pago, no existen
dudas que la tasa proporcional de justicia debe necesariamente satisfacerse por ambas partes en igual proporción, por así establecerlo el ordenamiento jurídico (...) La duda aparece entonces respecto de la tasa por
actuación judicial, por el hecho de no existir disposición alguna en el ordenamiento jurídico que establezca con precisión quién es el sujeto pasivo
de la obligación tributaria“. Y enseguida, tras proponer un interpretación
armónica del Código Fiscal, el comentarista expresa: “...al no haber disposición en contrario, como la contenida en el artículo 223 del CF (actual 228),
la tasa debe pagarse al momento de solicitarse la prestación del servicio,
esto es, con la promoción de la demanda y éste, conforme se ha expresado, debe ser único y adicionado al monto tributado en concepto de tasa
proporcional por el actor. En este sentido, debe entenderse que la tasa de
actuación judicial debe necesariamente ser abonada por el actor al promover la demanda —ya que debe satisfacerse mediante un pago único y no
desdoblado—, sin perjuicio del derecho del actor a repetirla en caso que
la contraria sea condenada en costas“. (De la disidencia de la Dra. García).
Doctrina: Scarpello, Wilfredo Germán: “Las tasa judiciales. Algunas consideraciones respecto de su determinación y pago en los procesos judiciales“, en Zeus,
Boletín 03/04/1995
Materia: Tributario
198
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Tasa de Actuación Judicial. Tasa Proporcional de Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación. Ratio legis.
No resulta apropiado apuntalar diferencias en la desnuda circunstancia de
que una tasa —la denominada “sellado“ en el art. 226 CF y “sellado de
reposición“, en el art. 35 de la Ley Impositiva Anual (LIA) a la que Scarpello
llama “tasa de actuación judicial“— esté en el Capítulo II del Título Cuarto
del Código Tributario, mientras que la otra —la “tasa proporcional de justicia“, según el art. 227 CF y “sellado especial de justicia“, conforme art. 36
LIA— esté en el Capítulo III del mismo Título; y es que la fatigosa y reiterada lectura de esas normas terminan persuadiendo de que la ratio legis no
puede bucearse en la técnica legislativa empleada, ya que ningún vestigio
de ésta exhibe el aludido cuerpo legal. (De la disidencia de la Dra. García).
Doctrina: Scarpello, Wilfredo G.: “Las tasa judiciales. Algunas consideraciones respecto de su determinación y pago en los procesos judiciales“, en Zeus, Boletín 03/04/1995
Referencias normativas: Código Fiscal: arts 226 y 227; Ley Impositiva Anual: arts. 35 y 36
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
No tiene asidero sostener que el gravamen establecido en CF, 226 está a
cargo del actor en lo dispuesto por el art. 223 CF (“...Salvo expresa mención en contrario el pago deberá efectuarse en oportunidad de solicitarse
la prestación del servicio“), pues dos razones se oponen a ello: 1) la primera es que —aun dentro de la tortuosa sistemática del Código Fiscal— no
quedan dudas de que se trata de una directiva genérica aplicable tanto a
uno como a otro tributo; 2) la segunda es que sólo una interpretación peligrosamente reñida con la “igualdad de las partes en el proceso“, podría
conducir al entendimiento de que la “solicitud de prestación del servicio“
sólo acaece frente a la petición del actor (acá sí, el derecho constitucional
padecería una innecesaria afrenta). (De la disidencia de la Dra. García).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de Justicia. Tasa de Actuación Judicial. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
Cuando Bielsa formula su clasificación de las tasas, advierte que “el elemento de servicio voluntariamente solicitado, que en una época servía para diferenciar la tasa del impuesto, no existe prácticamente, sino en pocos servicios.
Fallos Plenos
Referencias normativas: CF: arts. 223 y 226
Materia: Tributario
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
En efecto (dice), no puede evitarse, por disponerlo fundadamente las leyes,
la actuación ante los órganos del Estado en defensa de los derechos o de
los intereses de orden diverso, y eso obliga a pagar la tasa de actuación...“;
y ya con relación a las tasas judiciales, agrega luego el insigne autor: “Aunque la justicia —función esencial del Estado para la conservación del orden
jurídico— es gratuita, los que demandan el reconocimiento o declaración
de un derecho, sea en forma contenciosa, sea en forma voluntaria, obtienen
una ventaja diferencial. Pero como hay casos en que la pobreza no le permitiría al demandante, o parte en juicio, ese reconocimiento, por módicas que
sean las tasas, las leyes procesales admiten la exención mediante comprobación de ese estado (declaratoria de pobreza)“. Y agrega enseguida: “Se
ha dicho que las tasas judiciales se establecen para contener ese ánimo de
litigar que no pocos revelan, es decir, refrenar a los contendientes; pero este
argumento es de valor relativo, porque el litigio no sólo obliga al pago de
sellado de actuación, sino también al de honorarios y otros gastos que son
en realidad los más onerosos; además, ese argumento del ánimus litigandi
no puede aducirse en los llamados actos de jurisdicción voluntaria, que por
cierto suelen ser a veces menos voluntarios que los contenciosos, pues los
impone la ley, o bien la necesidad...“. (De la disidencia de la Dra. García).
Doctrina: Bielsa, Rafael: “Compendio de Derecho Público, Constitucional, Administrativo y Fiscal“, Bs. As., 1952, T. III, págs. 361 y 364
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Actuación Judicial. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
No puede inferirse que el pago de la tasa de actuación judicial esté exclusivamente a cargo del actor, de la circunstancia de que el artículo 226 CF
establezca que “el pago será único hasta la terminación de la actuación en
todas las instancias e incidentes“; esa expresión debe visualizarse como
opuesta al pago fraccionado por actuación, pero nada tiene que ver con
la imputación subjetiva de la deuda. (De la disidencia de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: art. 226
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación. Tasa de Actuación
Judicial. Tasa Proporcional de Justicia.
Aun dentro del caos normativo, existen vasos comunicantes entre
la “tasa de actuación judicial“ y la “tasa proporcional de justicia“; así:
200
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
1) como ya se dijo, el artículo 223 CF (“el pago deberá efectuarse en
oportunidad de solicitarse la prestación del servicio“) está destinado a
los dos gravámenes; 2) el 226 CF, referido a la “tasa de actuación judicial“
o “sellado de reposición“, remite —respecto del pago— a lo dispuesto
para la “tasa proporcional de justicia“ (“Ante los jueces y tribunales del
trabajo, el importe, cuando corresponda, se pagará con posterioridad
a la sentencia definitiva, y ante los demás jueces y tribunales en oportunidad de pagarse la tasa proporcional de justicia“); 3) el 241 CF, al establecer la “determinación impositiva del actuario“, dentro del capítulo
“normas comunes“, alude a ambos gravámenes (“una liquidación de la
tasa proporcional de justicia, sellado, estampillas profesionales y demás
gravámenes creados por esta ley que se adeudaren en el expediente“);
y, 4) finalmente, el 244 CF, al consagrar la prohibición de impulsar el
trámite, remite al 241 (“Mientras el litigante deudor no abonare el importe de la planilla prescripta en el artículo 241...“). (De la disidencia
de la Dra. García).
Referencias normativas: CF: arts. 223, 226, 241 y 244
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación. Juicio. Partes. Obligaciones. Deudor Judicial. Principio de Solidaridad. Tasa Proporcional de Justicia.
Citas jurisprudenciales: Cámara Civil y Comercial de Rosario, Sala II, in re “Faliere“,
auto nº 237, del 07/08/1998
Referencias normativas: CF: arts. 226 y 227; Ley Impositiva Anual: arts. 35 y 36
Materia: Tributario
Fallos Plenos
Las razones que he vertido, antes de ahora, como integrante de la Sala II
in re “Faliere“ (auto nº 237, del 07/08/1998) determinan que: a) ambos
litigantes —cada uno por el 50% del total—son deudores de los tributos
establecidos en los artículos 226 y 227 del Código Fiscal (y sus correlativos 35 y 36 de la Ley Impositiva Anual) desde que se inician sus respectivas intervenciones en el expediente; b) únicamente el que los haya
pagado estará en condiciones de instar el procedimiento; y c) la solidaridad establecida en el Código Fiscal —respecto de la tasa proporcional
de justicia— opera si la Administración de Impuestos decide demandar
la acreencia. (De la disidencia de la Dra. García).
201
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
La interpretación que en adelante ha de darse a los artículos 226 y 227 del
Código Fiscal es que la actora no está obligada —al momento de arribarse al dictado de la sentencia— a satisfacer el 50% restante del sellado
judicial no pagado con anterioridad. (De la disidencia de la Dra. García).
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación. Litis consorcio. Solidaridad Pasiva.
Más allá de los límites de toda interpretación literal, cabe destacar que el
art. 22 del Código Fiscal está titulado como “solidaridad de las partes“.
Por su parte, el art. 18 del mismo Código Fiscal, bajo el título obligación
solidaria conjunto económico, prescribe que “cuando un mismo hecho
imponible sea realizado por dos o más personas, todas se considerarán
como contribuyentes por igual, y serán solidariamente obligadas al pago
del tributo por la totalidad del mismo, salvo el derecho del Fisco a dividir la
obligación a cargo de cada una de ellas. Y por último, como hecho imponible, y ya dentro del acápite “actuaciones judiciales“ el art. 227 establece
“...los juicios que se inicien ante las autoridades judiciales estarán sujetos
al pago de una tasa proporcional que fijará la ley impositivo anual“. Así,
la Sala 4ª fallo ha sostenido que: “Actor y demandado son solidariamente
responsables por el pago adeudado de sellado judicial, aunque uno de
ellos no haya sido condenado en costas“. (Del voto del Dr. Chaumet).
Referencias normativas: CF: arts. 226 y 227
Citas jurisprudenciales:Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial: Sala IV:
“Varassi, F. c/ Rienzi, O., J.” (agosto 12 -980-, 63-187).
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Jurisprudencia Vinculada. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
En el caso “Leiva“—que tramitara ante el Juzgado de Distrito de la 1a.
Nominación de la ciudad de Santa Fe— se sostuvo que no podía ser
atendida la pretensión del actor que se impusiera el 50% de la reposición
al demandado dado que: a) ninguna norma del CF se desprende que la
202
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
tasa de justicia deba ser atendida por el accionado en proporción alguna
salvo cuando resulte condenado en costas (art. 229); b) porque la solidaridad que establece el CF debe ser analizada a la luz de lo preceptuado
en el art. 228 donde el actor y demandado pueden llegar a soportar
la carga de abonar las costas y, lo establecido por el art. 18 por si resultaren varios los actores y c) porque debe ser abonado por el actor aun
cuando el demandado se presente, pues si existen dudas en la oportunidad en que debe satisfacerse el impuesto de justicia, deberá hacerse
efectivo éste al presentarse la primera petición (art. 229). (Del voto del
Dr. Chaumet).
Citas jurisprudenciales: Juzgado de Distrito de la 1ª Nominación de la ciudad de
Santa Fe, “Leiva“
Referencias normativas: CF: arts. 228 y 229
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación. Juicio. Partes. Obligaciones.
Como se afirmó en el caso “Bco. Argencoop“, la nota distintiva del art. 228
del Código Fiscal es la solidaridad que establece respecto del pago del
tributo. Por ello es que a todo evento, si se ha arribado al momento de la
sentencia sin que éste se encuentre pago, corresponderá al actor el pago
del 50% restante, en razón de que él es obligado solidario y, por ende,
obligado por el todo. (Del voto del Dr. Chaumet).
Referencias normativas. CF: art. 228
Citas jurisprudenciales: Juzgado de Distrito en lo Civil y Comercial de la 5ª nominación de Rosario, “Banco Argencoop C.L. c/ López, Eusebio C. y otrs s/ Juicio
Ejecutivo“, expte. 25/97
Materia: Tributario
No comparto la interpretación referida a que la solidaridad establecida
por el art. 228 CF opera si la Administración decide demandar la acreencia. Al respecto, resulta especialmente clarificador lo expresado por Gustavo Latini: “Si ambas partes son deudoras solidarias, la intimación al pago
—antes de la condena en costas—, debe dirigirse contra las dos. El juez
carece de atribuciones para dividir la tasa (o impuesto) entre las partes,
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Principio de Solidaridad. Código Fiscal. Ley. Interpretación. Juez. Facultades. Límites.
203
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
transformando la deuda solidaria en simplemente mancomunada. Ello es
facultad excluyente del Fisco“. (Del voto del Dr. Chaumet).
Referencias normativas: CF: art. 228
Doctrina: Latini, Gustavo: “La Tasa de Justicia“, en Zeus, Boletín 25/10/1993,
nº 4779, Tomo 63
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Jurisprudencia Vinculada. Principio de Solidaridad. Ley.
Interpretación.
Es que, como se sostiene en la sentencia del caso “Banco Argencoop“:
“La solidaridad es una nota propia de las obligaciones que, a mi modo
de ver, produce efectos en forma independiente a que ellas sean exigidas
ante los estrados judiciales o no. Las intimaciones extrajudiciales, el curso
de los intereses para todos los deudores, el incumplimiento de uno de
ellos, el derecho de retención ante los acreedores solidarios, etc., son posibilidades que se dan en las obligaciones solidarias independientemente
de su demandabilidad en juicio. La solidaridad, pues, aparece como una
nota ya condicionante de la deuda, independientemente de que se llegue
a la etapa de responsabilidad“. Es consonante con ello la definición brindada por Cazeaux y Trigo Represas quienes sostienen que: “Obligación
solidaria es aquella obligación de sujeto plural, en la cual, por voluntad de
las partes o de la ley y con prescindencia de la naturaleza divisible o indivisible de su objeto, cualquiera de los acreedores puede exigir y a cualquiera de los deudores puede serle exigido el cumplimiento de la prestación“.
(Del voto del Dr. Chaumet).
Citas jurisprudenciales: Juzgado de Distrito en lo Civil y Comercial de la 5ª Nominación de Rosario, “Banco Argencoop C.L. c/ López, Eusebio C. y otrs s/ Juicio
Ejecutivo“, expte. 25/97
Doctrina: Alterini, A.; López Cabana, R.; Ameal, O.: “Derecho de Obligaciones“,
1995, pág. 21; Cazeaux, Pedro y Trigo Represas, Félix, “Derecho de las Obligaciones“, T. 2, pág. 75
Materia: Tributario - Civil
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia . Principio de Solidaridad. Ley. Interpretación.
Conforme las normas vigentes, no es posible interpretar que la solidaridad
únicamente se hace efectiva en caso de demanda judicial. La sustancia de
la solidaridad hace que los obligados solidarios tienen el deber de presta204
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
ción desde el momento mismo en que la obligación es exigible independientemente que se demande o no. (Del voto del Dr. Chaumet).
Materia: Civil - Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Principio de Solidaridad. Ley. Interpretación.
Tal como lo preceptúa el art. 705 CC puede exigirse el pago de la deuda
por entero a todos los deudores o cada uno de ellos. Se considera que tal
exigencia no es indispensablemente judicial, puesto que lo normal es que
el funcionamiento de las obligaciones solidarias no llegue a los tribunales
y aun así la solidaridad cobre efecto. “También se entiende que, en el caso
de los tributos que se analizan, al exigirse el sellado faltante al actor —que
es deudor solidario— no se suplanta una facultad del acreedor, puesto
que el agente de retención no hace otra cosa que exigirle el todo a quien
desde el origen debe el todo“. (Del voto del Dr. Chaumet).
Referencias normativas: CC: art. 705
Citas jurisprudenciales: Juzgado de Distrito de la 8ª Nominación de Rosario, caso
“Pavese, María Esperanza y Espíndola, R. s/ cobro de australes“, expte. 554/94
Doctrina: Martínez Raimonda, Rafael y Latini, Gustavo: “La tasa Judicial: la opinión del API“, en Zeus, Boletín 17/02/1959
Materia: Civil - Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de Justicia. Impuestos. Hecho Imponible. Juicio. Partes. Obligaciones. Deudor Judicial. Litis Consorcio. Solidaridad Pasiva. Ley. Interpretación.
Citas jurisprudenciales: Juzgado de Distrito de la 8ª Nominación de Rosario, caso
“Pavese, María Esperanza y Espíndola, R. s/ cobro de australes“, expte. 554/94
Doctrina: Martínez Raimonda, Rafael y Latini, Gustavo: “La tasa Judicial: la opinión del API“, en Zeus, Boletín 17/02/1959
Materia: Civil - Tributario
Fallos Plenos
En el marco de las actuaciones judiciales el hecho imponible es “iniciar
juicios“ ante las autoridades judiciales y el mismo resulta agotado por el
actor al promover la demanda, no siendo necesario actividad posterior
alguna para que se genere la obligación de pago. Por ello, la causa de la
obligación fiscal del demandado no es la solidaridad con el actor respecto
de la tasa, sino la condena en costas recaída respecto de quien no goza
de exención subjetiva. Así, serán solidariamente responsables por toda
la tasa proporcional, todos los sujetos que integran la parte demandada.
(Del voto del Dr. Chaumet).
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
No es posible por vía de interpretación de la ley tributaria desobligar a
quien la ley considera responsable. Se ha sostenido que: “Las normas impositivas no deben necesariamente entenderse con el alcance más restringido que su texto admita, sino en forma tal que el propósito de la ley se
cumpla de acuerdo con los principios de una razonable y discreta interpretación“. (Del voto del Dr. Chaumet).
Citas jurisprudenciales: CSJN, 31/05/1995, J.A., 1995-IV, síntesis
Materia: Civil - Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juez. Función. Fines. Juez.
Facultades. Interpretación del Derecho Vigente.
Es función de los jueces la realización efectiva del derecho en las situaciones reales que se le presentan, conjugando los enunciados normativos con
los elementos fácticos del caso y en la tarea de razonamiento que ejercitan para indagar el sentido que corresponde acordar a las normas deben
atender a las consecuencias que normalmente derivan de sus fallos, lo que
constituye uno de los índices más seguros para verificar la razonabilidad
de su interpretación y su congruencia con el todo el ordenamiento jurídico. (Del voto del Dr. Chaumet).
Citas jurisprudenciales: CSJN: Fallos 302:1611; Fallos 302:1284
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de Justicia. Ley Procesal. Interpretación. Derecho de Defensa en Juicio.
Afecta el derecho de defensa de los demandados sostener que únicamente
el que haya pagado estará en condiciones de instar el procedimiento. Y en
cuanto a que el derecho de defensa de los demandados tiene seguro resguardo dado que tienen la vía de la declaratoria de pobreza o la posibilidad
de peticionar la prosecución del trámite del pleito si demostrare que sufrirá
perjuicio inminente con el cumplimiento estricto del pago y diere fianza suficiente a criterio del juez para asegurar el pago, no concuerdo con ello puesto que conforme lo prescribe el art. 333 CPCC la solicitud de declaración de
pobreza interpuesta antes o simultáneamente con la demanda, suspende
el curso de ésta, pero en caso contrario proseguirán los procedimientos.
Por otra parte, exigirle a un demandado por una pretensión interpuesta por
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“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
otro, cuyo monto no determinó, que para poder defenderse debe obtener
una fianza, afecta seriamente su derecho a defenderse. Por último, cabe
considerar también los efectos de aquella solución con relación a los casos
en rebeldía, en los que de aplicarse el criterio supondría que no se pagaría
el sellado faltante o el demandado vería agravada con una multa tributaria
su no comparecencia. (Del voto del Dr. Chaumet).
Doctrina: Martínez Thoss, Eduardo R. A.: “Lo fiscal en sede judicial“, J. 78, pág. 253
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Ley. Interpretación.
Resulta criterio orientador para resolver numerosas situaciones que se plantean a nivel procesal que, salvo excepción debidamente justificada, es el actor
el que rompe el statu quo y que pretende la modificación de un estado de cosas y para lo cual se vale del servicio de justicia. Ejemplo de ello son las pautas
generales de carga de la prueba, el arraigo, las pautas de determinación de
la competencia o de la jurisdicción internacional (v. gr. “Se debe empezar con
la jurisdicción radicada en el país en el que el demandado tiene su domicilio.
Esta regla es universal, y no se aplica sólo en materia de jurisdicción internacional, sino igualmente cuando enfrentamos el problema de la competencia
territorial. Por un lado, se desea conceder a la persona atacada la comodidad
de litigar en el lugar donde se domicilia“. (Del voto del Dr. Chaumet).
Doctrina: Goldschmidt, Werner: “Derecho Internacional Privado“, Bs. As., Depalma, 5ª ed., págs. 460 y ss.
Materia: Tributario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de
Justicia. Obligaciones. Deudor Judicial.
La parte actora está obligada —al momento de arribarse al dictado de la
sentencia— a satisfacer el 50% restante del sellado judicial no pagado con
anterioridad. (Del voto del Dr. Chaumet).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Juicio. Sellado. Tasa de Justicia. Oportunidad de Pago. Código Fiscal. Ley. Interpretación.
La oportunidad del pago hasta el llamamiento de autos sólo es posible en
caso de rebeldía del accionado, si éste en cambio, comparece es esa la
Fallos Plenos
Materia: Tributario
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
oportunidad para reponer por expresa disposición legal (art. 228 CF t.o.
del 2350/97). (De los fundamentos del Dr. Rodil).
Materia: Tributario
Fallo en texto completo:
ACUERDO Nº 1
En la ciudad de Rosario, a los 14 días del mes de agosto del año dos mil dos,
a pedido de la Sala Primera, se reunieron en Tribunal Pleno (LOPJ, art. 28) los
jueces de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, doctores María del Carmen Álvarez, José Humberto Donati, Jorge José Elena,
Alicia García, Jorge W. Peyrano, Avelino J. Rodil, Néstor Pedro Sagüés,
José María Serralunga y Ricardo A. Silvestri, bajo la presidencia del doctor
Mario E. Chaumet, para fijar la interpretación que se dará en lo sucesivo a
la siguiente cuestión de derecho: ¿QUÉ INTERPRETACIÓN HA DE DARSE A LOS ARTÍCULOS 226 Y 227 DEL CÓDIGO FISCAL EN CUANTO A
LA OBLIGATORIEDAD, O NO, RESPECTO DE LA PARTE ACTORA Y AL
MOMENTO DE ARRIBARSE AL DICTADO DE LA SENTENCIA, DE SATISFACER EL 50% RESTANTE DEL SELLADO JUDICIAL NO PAGADO CON
ANTERIORIDAD?
La doctora García dijo:
1. Las reglas de interpretación
El artículo 5 del Código Fiscal santafesino establece que “Para la interpretación de las disposiciones de este Código y demás leyes fiscales que no
se refieran a exenciones, son admisibles todos los métodos, pero en ningún caso se establecerán impuestos, tasas o contribuciones, ni se considerará a ninguna persona como contribuyente o responsable del pago de
una obligación fiscal, sino en virtud de este Código u otra ley. En materia
de exenciones, la interpretación será estricta“.
A su vez, el artículo 6 CF dispone que “Para los casos que no puedan ser
resueltos por las disposiciones pertinentes de este Código o de una ley fiscal especial, se recurrirá a las disposiciones de este Código u otra ley fiscal
relativa a materia análoga, salvo, sin embargo, lo dispuesto en el artículo
anterior. En defecto de normas establecidas para materia análoga, se recurrirá a los principios generales del derecho teniendo en cuenta la naturaleza y finalidad de las normas fiscales. Cuando los términos o conceptos
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“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
contenidos en las disposiciones del presente Código o demás leyes fiscales no resulten aclarados en su significación y alcance por los métodos de
interpretación indicados en el párrafo anterior, se atenderá al significado y
alcance que los mismos tengan en las normas del derecho común“.
La proyección de esas normas a la especie genera las siguientes reflexiones:
a) el examen hermenéutico debe iniciarse a partir de la literalidad de los
artículos 228 y 244 CF;
b) los resquicios de ambigüedad que arroje ese análisis, han de superarse a través de la interpretación sistemática de otros artículos del Código
Fiscal, como modo de precisar recíprocamente el significado de los unos
y los otros;
c) si bien no puede perderse de vista “la naturaleza y finalidad de las normas fiscales“ (CF, 6), debe tenerse en cuenta que las normas conflictivas
sólo tangencialmente refieren a la relación contribuyentes - Fisco, pues
el mayor peso de su gravitación se instala en la relación procesal; así entonces, a tenor de lo dispuesto en la última parte del artículo 6 CF, debe
estarse al “significado y alcance“ que ellas tengan dentro del derecho
procesal;
d) por la misma razón, en punto a la “solidaridad“ establecida en CF,
228 habrá que recurrir al derecho civil pues, como agudamente señala
Andreozzi, “una ley fiscal provincial no puede crear tributos en base a la
tortura de conceptos jurídicos que están en el Derecho Privado“ (Derecho
tributario argentino, T. 1, pág. 40);
e) especial cautela ha de merecer la analogía, sobre todo desde la propia
advertencia legal que surge de los artículos ut supra transcriptos: tal regla
hermenéutica —autorizada en CF, 6— debe usarse “salvo lo dispuesto por
el artículo anterior“, vale decir, con la limitación de no crear impuestos, tasas o contribuciones ni considerar a ninguna persona como contribuyente
o responsable por vía de interpretación;
2. Los dos preceptos claves
Las palabras y los silencios de los artículos 228 y 244 del Código Fiscal
han generado esta polémica; a partir de ellos, pues, ha de comenzar la
indagación normativa.
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f) y por fin, la conclusión a la que se arribe deberá soportar airosamente el
control constitucional.
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2.1 El artículo 228 CF establece que “las partes que intervengan en los
juicios responden solidariamente del pago de la tasa proporcional de justicia, conforme la siguiente regla: a) En los juicios contenciosos, se pagará
la mitad de la tasa al deducir la demanda y el resto, en la primera oportunidad en que el demandado se presente, por cualquier motivo relacionado
con la acción...“.
Generalizadamente, se le atribuye a esta norma una proyección exclusivamente temporal, o sea, se le confiere al actor la opción de oblar sólo el
50% de la tasa al promover el juicio y pagar el resto en la primera oportunidad que el accionado se presente.
Sin embargo, esa interpretación no resulta integradora del texto; por de
pronto, nada optativo puede inferirse del verbo “se pagará“; pero además, la alusión a “las partes“ que se hace en el acápite conduce a entender que “la mitad“ no está referida exclusivamente a la época del pago
sino también a la atribución subjetiva de la deuda: si se ensamblan ambos
extremos, la conclusión es que cada litigante debe pagar en el momento
en que se produce su primera intervención en el proceso.
Como se verá infra, esa conclusión no riñe con el franco significado que
tiene el adverbio de modo “solidariamente“.
2.2. Tal hermenéutica del 228 CF encuentra vigoroso respaldo en lo dispuesto por el 244 CF: “Mientras el litigante deudor no abonare el importe
de la planilla respectiva prescripta en el artículo 241 y sus multas, no podrá
impulsar el trámite de la causa pero sí podrá hacerlo otro litigante que
no sea deudor. Para el litigante deudor moroso correrá el término de perención de la instancia. El litigante deudor podrá proseguir el trámite del
pleito si demostrare que sufrirá perjuicio inminente con el cumplimiento
estricto del pago y diere fianza suficiente a criterio del juez para asegurar
el pago“.
La insistente referencia al “litigante deudor“, sumada a la inequívoca
expresión al “otro“ litigante que no sea deudor, no deja margen a la
especulación respecto de que son las dos partes las obligadas al pago
de la tasa.
En primer lugar, el contexto temporal del precepto elimina la posibilidad
de equiparar la expresión “litigante deudor“ con “condenado en costas“
ya que la hipótesis normativa se inscribe en el lapso concerniente a la sustanciación del proceso, donde aún ese condenado no existe.
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“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
En segundo término, la indubitable alusión al “otro litigante“ descarta la
posibilidad de que sea sólo “uno“ (el actor) el obligado a pagar la tasa, tal
como sucede en el marco de la ley 23.898.
Aunque no de modo expreso, a esta tesis adhiere Peyrano pues, al comentar la norma en examen (CF, 244, equivalente al anterior 239) —y analizar
la “divisoria de aguas“ entre ella y la declaratoria de pobreza—, también
refiere genéricamente a las “partes“ y al “interesado“. Dice el distinguido colega: “No se trata, creemos, simplemente de señalar, v. gr., que el
desembolso por una de las partes de lo necesario para atender cierta obligación fiscal constituiría un sacrificio desmesurado y desproporcionado
respecto del patrimonio de aquélla, puesto que tal ‘perjuicio’ podría encontrar solución con la declaratoria de pobreza. En cambio, el interesado
en el funcionamiento del precitado beneficio fiscal debería subrayar y de
algún modo tornar verosímil prima facie la posibilidad de que un derecho
‘en sentido lato’... se encuentre en trance de perderse y que, además, dicho riesgo sea ‘inminente’ por lo que no se encontraría remedio adecuado
en el funcionamiento de una declaratoria de pobreza“ (Peyrano, Jorge W.,
“Soluciones posibles para las dificultades en afrontar el pago de obligaciones fiscales: declaratoria de pobreza versus aplicación del artículo 239
del Código Fiscal“, JS, nº 2, pág. 155).
3. El entorno normativo
Otros preceptos del Código Fiscal auspician la interpretación que se viene
esbozando.
Si, al contrario, se entendiera que el vocablo “petición“ debe ser mezquinamente asimilado a “demanda“, la norma resultaría tautológica respecto
de la contenida en el artículo 228 inc. a) que, con respecto al actor, establece que debe oblarse la tasa al “deducir“ la demanda. Sería, a no dudar,
una repetición inútil, viciosa y distorsionadora.
3.2. El artículo 237 CF (“Ninguna resolución será notificada a las partes sin
las previas reposiciones que correspondan...“), al contemplar la notificación a “ambas partes“, también apunta a la dualidad de obligados ya que,
Fallos Plenos
3.1. El artículo 229 CF (“En caso de duda sobre la oportunidad en que
deba satisfacerse la tasa de justicia, deberá hacerse efectiva ésta, al presentarse la primera petición“) al aludir omnímodamente a la “petición“,
refiere a la postulación de cualquiera de las partes (que se acoja la pretensión o que se la rechace).
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de otro modo, no se concebiría que si el demandado tiene interés en la
notificación se vea impedido de hacerlo cuando es el actor quien no ha
pagado la tasa.
3.3. El artículo 241 CF también ahuyenta la posibilidad de que, durante la
tramitación del juicio, exista un único responsable del pago del gravamen.
(“El actuario deberá confeccionar en el respectivo expediente en todos
los casos y sin mandato judicial ni petición de parte, una liquidación de la
tasa proporcional de justicia, sellado, estampillas profesionales y demás
gravámenes creados por esta Ley que se adeudaren en el expediente. La
liquidación será puesta de manifiesto en la oficina por el término perentorio improrrogable de tres días, pasado el cual el juez la aprobará de oficio
o reformará si fue bien observada por las partes durante el manifiesto. El
auto mandará intimar al deudor el pago dentro de cuarenta y ocho horas
bajo apercibimiento de que si no paga sufrirá ipso facto una multa del
décuplo“).
Por de pronto, el uso de la forma impersonal del tiempo futuro del
modo subjuntivo (se adeudaren) no propicia la conjetura de un “único“
deudor.
Esa contingencia tampoco se ve alentada por la efectiva posibilidad que
tienen ambas partes de observar la liquidación, pues resultaría ilógico que
pudiera hacerlo el demandado sin tener interés personal y actual (presupuesto de admisibilidad de toda impugnación y no otra cosa es esta
“observación“).
Y, por fin, la indefinición que sugiere la expresión deudor es más que significativa para orientar la cavilación, porque no se justificaría esa fórmula
ante la perspectiva de que el obligado únicamente fuese el actor.
4. El ensamble de la ley fiscal con el código procesal
Como ya se esbozó en el ítem c) del párrafo 1, la directa incidencia que en
el proceso tienen las normas analizadas determina que no pueda prescindirse de lo establecido en el Código Procesal Civil y Comercial.
4.1. El artículo 241 establece que “Cuando por infracción a las leyes fiscales deban paralizarse los procedimientos y el deudor de la obligación
tributaria fuere el actor, se producirá la perención si transcurridos noventa
días, incluidos los inhábiles, no se hubiere satisfecho el impuesto y la multa. En segunda instancia, si el infractor fuere el apelante, se le considerará
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“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
como actor a estos efectos, y la paralización durante el tiempo establecido
tendrá como consecuencia la deserción del recurso“.
Aquí sí acontece que todo intento de argumentar en pro de la existencia
de un solo deudor de la tasa de justicia durante la tramitación del pleito
(el actor), se desbarranca estrepitosamente y es la lógica más elemental la
que sufre con esa propuesta.
Porque, en efecto, esos términos —que constituyen una aserción condicional desde un punto de vista estrictamente lógico (la repetición tiende al
énfasis)— permiten sostener que, para el legislador, el deudor bien puede
ser “otro“ que no sea el actor.
4.2. En diverso ámbito, si se tiene en cuenta que “el beneficio de la pobreza comprende el derecho de actuar en juicio libre de todo impuesto,
tasa o contribución de carácter fiscal...“ (CPCC, 335), no se advierte por
qué se otorgaría esa chance al demandado si éste no debiera cargar con
tal responsabilidad.
Ninguna norma de la Sección III del capítulo VII del Libro II del Código Procesal santafesino excluye al accionado como eventual destinatario de ese
beneficio. También aquí, la generalidad de los vocablos utilizados resulta
asaz significativa: “el peticionario2 (CPCC, 334), “el pobre“ (CPCC, 335), “el
declarado pobre“ (CPCC, 336 y 337) y el “titular“ (CPCC, 339).
5. La solidaridad
La circunstancia de que el artículo 228 CF establezca que “las partes que
intervengan en los juicios responden solidariamente del pago de la tasa
proporcional de justicia“, no conmueve la tesis que hasta aquí se prefigura.
El fundamento de la solidaridad pasiva, como se sabe, es asegurar al
acreedor la percepción del crédito, ya que tiene derecho a requerir el
pago íntegro a cualquiera de los deudores: a eso apunta, precisamente, el
precepto del código fiscal.
Sin embargo, esa prerrogativa del Estado de demandar indistintamente a
cada una de las partes —y que, en definitiva, hace a la relación contribuyen-
Fallos Plenos
Según el artículo 699 del Código Civil, “la obligación mancomunada es
solidaria, cuando la totalidad del objeto de ella puede, en virtud del título
constitutivo o de una disposición de la ley, ser demandada por cualquiera
de los acreedores o a cualquiera de los deudores“.
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
tes - Fisco— no tiene virtualidad para alterar la responsabilidad que a ellas
les compete respecto del pago de la tasa en el marco de la relación procesal.
Entender lo contrario implicaría a las claras, distorsionar dos elementos
claves del citado artículo 699 del código de fondo: a) por de pronto, se
mimetizaría al acreedor del tributo —que es la API— con el fiscalizador que
es el actuario, conforme lo dispuesto en los artículos 252 y 254 CF (González
Urquiaga, Estudio Teórico - Práctico del Código Fiscal de la Provincia de
Santa Fe, Santa Fe, 1968, pág. 141); y b) en segundo lugar, se sustituiría la
demandabilidad de la obligación, por la coerción al pago que derivaría
de la imposibilidad de impulsar el procedimiento (sustitución que tornaría
ocioso el procedimiento reglado en CF, 243 destinado, puntualmente, a la
preparación de la “demanda judicial“).
En este sentido, Eduardo Luis Scarpello y Wilfredo Germán Scarpello
—tras sostener que “no existe ninguna norma que autorice la detención
del proceso en perjuicio de la parte contribuyente que ha cumplido con
su obligación tributaria“— expresan que “no obsta a esta conclusión las
solidaridades establecidas por la ley fiscal que sólo entrarían a jugar en el
momento de la ejecución fiscal y constituye un derecho facultativo para el
acreedor de la obligación tributaria“ (“Tasa Judicial“, Zeuz, 52–D.41).
En suma: acordar al adverbio “solidariamente“ la potencialidad de desvanecer —hasta aniquilar— todas las restantes y decisivas expresiones de
la ley, importaría una objetable exégesis: es doctrina consolidada de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación que las leyes deben interpretarse
siempre evitando acordarles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones, destruyendo las unas por las otras; al contrario, debe adoptarse
como verdadera la que concilie y deje a todas con valor y efectos.
6. La analogía
Maguer las prevenciones señaladas en el ítem e) del parágrafo 1, frente
a una ley que, como la santafesina, ha prohijado obstinada duda y pareja porfía respecto de que es exclusivamente el actor quien —durante el
proceso— debe satisfacer la tasa de justicia, resulta casi irresistible la fácil
tentación de recurrir a otro régimen fiscal que, como la ley nacional 23.898,
establece sin ambigüedad ese sistema.
Empero, aquella inicial seducción se ve patéticamente reprimida, apenas se
advierte que la esperada analogía no existe. Aun soslayando la circunstancia
de que el artículo 15 de la ley 23898 dispone que las recaudaciones de las
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“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
tasas judiciales establecidas en ella ingresan en una Cuenta Especial que
se denomina “Infraestructura judicial“, mientras que en el régimen local el
producido va a Rentas Generales —aspecto que según lo ha puntualizado
alguna doctrina incide en la naturaleza jurídica del tributo (Cfr. Scarpello,
op. cit.)—, desde tres flancos distintos se evidencia la diametral diferencia
de política legislativa entre un sistema y otro: un paisaje que malogra toda
expectativa de considerarlos análogos.
6.1. Por de pronto, la inequívoca y acotada referencia al “actor“ (o reconviniente o quien promueva la actuación o requiera el servicio de justicia) que
la ley nacional contiene en su artículo 9, contrasta ostensiblemente con los
vocablos —semántica y jurídicamente dilatados— que utiliza el código fiscal santafesino (“partes“, arts. 228, 237, 241; “litigante deudor“, art. 244).
6.2. Mientras que no resulta dudoso que en el ámbito nacional el hecho
imponible acaece cuando se inicia el juicio, no ocurre lo mismo en el mapa
local pues, en ese aspecto, y según lo dispone el artículo 223 CF, la tasa se
paga por los servicios que presta la justicia provincial (cuyos destinatarios,
obviamente, son todas las partes del proceso) y el pago debe efectuarse
en oportunidad de solicitarse la prestación del servicio (CF, 223); esta directriz inicial del capítulo I del Título Cuarto del cuerpo legal tributario no
puede verse opacada por la desvalida referencia contenida en el artículo 227 CF (los juicios que se inicien).
6.3. Pero además, la “prohibición condicional de impulsar el trámite“ que consagra el artículo 244 CF (Cfr. Peyrano, Jorge Walter, La detención del procedimiento civil, Rosario, 1979, pág. 99), encuentra enfático repudio en el orden
nacional: según el artículo 11 de la ley 23898 “ninguna de las circunstancias
expuestas (alude a distintas vicisitudes de la falta de pago de la tasa por parte
del actor) impedirá la prosecución del trámite normal del juicio“.
De allí que resulten decididamente desafortunadas las desprevenidas citas
que en el ámbito local se efectúan respecto de la jurisprudencia nacional.
De poco serviría una interpretación que, aun cuando encontrara suficiente
apoyo legal, no pudiera ser tamizada con fluidez por el filtro de la Carta
Magna y los Tratados Internacionales que garantizan el acceso a la jurisdicción (CN, arts. 18 y 75 inc. 22; Declaración Americana de los Derechos
y Deberes del Hombre, art. 25; Convención Americana sobre Derechos
Humanos, art. 25).
Fallos Plenos
7. El control constitucional
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Sin embargo, tal como está perfilada esta hermenéutica, ni siquiera es necesario limar asperezas para lograr el beneplácito constitucional pues, sea
por vía de la declaratoria de pobreza o en virtud de lo dispuesto en la parte
final del artículo 244 CF (“...el litigante deudor podrá proseguir el trámite
del pleito si demostrare que sufrirá perjuicio inminente con el cumplimiento
estricto del pago y diere fianza suficiente a criterio del juez para asegurar
el pago“), el derecho de defensa del demandado tiene seguro resguardo.
8. El caso de la “tasa de actuación judicial“
8.1. Corresponde ahora indagar si las consideraciones que preceden son
trasladables derechamente al tributo establecido en CF, 226, ya que —al
menos, doctrinariamente— se ha insistido en que la diferente regulación
entre una y otra tasa también atañe al sujeto obligado al pago.
En este aspecto, Scarpello comienza señalando esa doble tributación:
“a) una tasa de actuación judicial y b) una tasa proporcional de justicia
—arts. 221 y 222 respectivamente (equivalentes a los 226 y 227 t.o. 1997)—
disposiciones que se correlacionan con las reglamentarias de la Ley Impositiva Anual —arts. 35 y 36—“.
Con esa referencia normativa, el autor dice que la primera de ellas “se
abonará mediante un pago único, que se adiciona a la tasa proporcional
de justicia y que la ley impositiva anual lo estima en el 25% del monto de
la otra tasa ‘la proporcional’ —art. 35 L.I.A—“.
Y aquí viene lo que interesa resaltar: “...a diferencia de la tasa proporcional
de justicia, la normativa referente a la tasa por actuación no determina
quién es el obligado al pago, actor o demandado. Tampoco establece
la responsabilidad solidaria de la obligación. Por último, no desdobla el
pago —como lo hace con la tasa proporcional—, sino que dispone un
pago único hasta la terminación de la actuación...“.
Más puntualmente, señala que “en relación al sujeto obligado al pago, no
existen dudas que la tasa proporcional de justicia debe necesariamente
satisfacerse por ambas partes en igual proporción, por así establecerlo el
ordenamiento jurídico (...) La duda aparece entonces respecto de la tasa
por actuación judicial, por el hecho de no existir disposición alguna en
el ordenamiento jurídico que establezca con precisión quién es el sujeto
pasivo de la obligación tributaria“.
Y enseguida, tras proponer un interpretación armónica del Código Fiscal, el comentarista expresa: “...al no haber disposición en contrario,
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“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
como la contenida en el artículo 223 del CF (actual 228), la tasa debe
pagarse al momento de solicitarse la prestación del servicio, esto es, con
la promoción de la demanda y éste, conforme se ha expresado, debe ser
único y adicionado al monto tributado en concepto de tasa proporcional
por el actor. En este sentido, debe entenderse que la tasa de actuación
judicial debe necesariamente ser abonada por el actor al promover la
demanda —ya que debe satisfacerse mediante un pago único y no desdoblado—, sin perjuicio del derecho del actor a repetirla en caso que la
contraria sea condenada en costas“ (Scarpello, Wilfredo Germán, “Las
tasas judiciales. Algunas consideraciones respecto de su determinación
y pago en los procesos judiciales“, Zeuz, Bol. del 03/04/95).
8.2. No comparto esa idea:
a) en primer lugar, no resulta apropiado apuntalar la referida diferencia en
la desnuda circunstancia de que una tasa —la denominada “sellado“ en
CF, 226 y “sellado de reposición“ en L.I.A, 35 y a la que Scarpello llama
“tasa de actuación judicial“— esté en el Capítulo II del Título Cuarto del
código tributario, mientras que la otra —la “tasa proporcional de justicia“,
según CF, 227 y “sellado especial de justicia“, conforme L.I.A., 36— esté
en el Capítulo III del mismo Título; y es que la fatigosa y reiterada lectura
de esas normas terminan persuadiendo de que la ratio legis no puede bucearse en la técnica legislativa empleada, ya que ningún vestigio de ésta
exhibe el aludido cuerpo legal;
c) a propósito de esto último, ha de verse que cuando Bielsa formula su
clasificación de las tasas, advierte que “el elemento de servicio voluntariamente solicitado, que en una época servía para diferenciar la tasa del impuesto, no existe prácticamente, sino en pocos servicios. En efecto (dice),
Fallos Plenos
b) por el mismo motivo, tampoco tiene asidero sostener que el gravamen
establecido en CF, 226 está a cargo del actor en lo dispuesto por CF, 223
(“...Salvo expresa mención en contrario el pago deberá efectuarse en oportunidad de solicitarse la prestación del servicio“), pues dos razones se oponen a ello: 1) la primera es que —aun dentro de la tortuosa sistemática del
Código Fiscal— no quedan dudas de que se trata de una directiva genérica
aplicable tanto a uno como a otro tributo; 2) la segunda es que sólo una
interpretación peligrosamente reñida con la “igualdad de las partes en el
proceso“, podría conducir al entendimiento de que la “solicitud de prestación del servicio“ sólo acaece frente a la petición del actor (acá sí, el derecho
constitucional padecería una innecesaria afrenta);
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CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
no puede evitarse, por disponerlo fundadamente las leyes, la actuación
ante los órganos del Estado en defensa de los derechos o de los intereses
de orden diverso, y eso obliga a pagar la tasa de actuación...“ (Bielsa,
Rafael, Compendio de Derecho Público, Constitucional, Administrativo y
Fiscal, Bs. As., 1952, T. III, pág. 361); y ya con relación a las tasas judiciales, agrega luego el insigne autor: “Aunque la justicia —función esencial
del Estado para la conservación del orden jurídico— es gratuita, los que
demandan el reconocimiento o declaración de un derecho, sea en forma contenciosa, sea en forma voluntaria, obtienen una ventaja diferencial.
Pero como hay casos en que la pobreza no le permitiría al demandante,
o parte en juicio, ese reconocimiento, por módicas que sean las tasas, las
leyes procesales admiten la exención mediante comprobación de ese estado (declaratoria de pobreza)“. Y agrega enseguida: “Se ha dicho que las
tasas judiciales se establecen para contener ese ánimo de litigar que no
pocos revelan, es decir, refrenar a los contendientes; pero este argumento
es de valor relativo, porque el litigio no sólo obliga al pago de sellado de
actuación, sino también al de honorarios y otros gastos que son en realidad los más onerosos; además, ese argumento del animus litigandi no
puede aducirse en los llamados actos de jurisdicción voluntaria, que por
cierto suelen ser a veces menos voluntarios que los contenciosos, pues los
impone la ley, o bien la necesidad...“ (ibidem, pág. 364);
d) tampoco puede inferirse que el pago de la tasa de actuación judicial esté
exclusivamente a cargo del actor, de la circunstancia de que el artículo 226
CF establezca que “el pago será único hasta la terminación de la actuación
en todas las instancias e incidentes“; esa expresión debe visualizarse como
opuesta al pago fraccionado por actuación, pero nada tiene que ver con la
imputación subjetiva de la deuda;
e) por último, el análisis no puede prescindir de los vasos comunicantes que
—dentro del caos normativo— existen entre uno y otro tributo; así: 1) como
ya se dijo, el artículo 223 CF (“el pago deberá efectuarse en oportunidad de
solicitarse la prestación del servicio“) está destinado a los dos gravámenes;
2) el 226 CF, referido a la “tasa de actuación judicial“ o “sellado de reposición“, remite —respecto del pago— a lo dispuesto para la “tasa proporcional de justicia“ (“Ante los jueces y tribunales del trabajo, el importe, cuando
corresponda, se pagará con posterioridad a la sentencia definitiva, y ante
los demás jueces y tribunales en oportunidad de pagarse la tasa proporcional de justicia“); 3) el 241 CF, al establecer la “determinación impositiva del
218
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
actuario“, dentro del capítulo “normas comunes“, alude a ambos gravámenes (“una liquidación de la tasa proporcional de justicia, sellado, estampillas
profesionales y demás gravámenes creados por esta ley que se adeudaren
en el expediente“); y, 4) finalmente, el 244 CF, al consagrar la prohibición de
impulsar el trámite, remite al 241 (“Mientras el litigante deudor no abonare
el importe de la planilla prescripta en el artículo 241...“).
9. Las conclusiones
Las razones que anteceden —que he vertido, antes de ahora, como integrante de la Sala II in re “Faliere“ (auto nº 237, del 07/08/98)— determinan
que: a) ambos litigantes —cada uno por el 50% del total— son deudores
de los tributos establecidos en los artículos 226 y 227 del Código Fiscal (y
sus correlativos 35 y 36 de la Ley Impositiva Anual) desde que se inician
sus respectivas intervenciones en el expediente; b) únicamente el que los
haya pagado estará en condiciones de instar el procedimiento; y c) la solidaridad establecida en el Código Fiscal —respecto de la tasa proporcional
de justicia— opera si la Administración de Impuestos decide demandar la
acreencia.
10. Mi voto.
Por los fundamentos expuestos, mi respuesta al interrogante planteado
es: “La interpretación que en adelante ha de darse a los artículos 226 y 227
del Código Fiscal es que la actora no está obligada —al momento de arribarse al dictado de la sentencia— a satisfacer el 50% restante del sellado
judicial no pagado con anterioridad“.
Así voto.
Los doctores Donati y Serralunga expresaron idénticos fundamentos a los
vertidos por la doctora García y votaron en igual sentido.
1. Debo destacar la erudición con que viene sustentada la tesitura del enjundioso voto de la Dra. Alicia García que, empero, no voy a compartir.
Reitero en el presente los argumentos que se expusieran en el caso “Bco.
Credicoop C. L. c/ Gimenez, Ernesto S. s/ Ejecución hipotecaria - Acuerdo
nº 309/00“ de la Sala 3ª de esta Cámara.
Conforme se había señalado allí existen pronunciamientos de distintos Tribunales que no coinciden con el criterio plasmado en el referido voto. A
título de ejemplo y, en función de resaltar que el criterio propuesto implica
Fallos Plenos
El doctor Chaumet dijo:
219
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
modificar una interpretación mayoritaria de la práctica de los Tribunales de
esta Provincia, se pueden citar los casos: “Varassi, F. c/ Rienzi, O., J.” de
la (C. Apel. C. C. Rosario, SALA IV, agosto 12 980, 63187), “Banco Argencoop C.L. c/ López, Eusebio C. y otrs s/ Juicio Ejecutivo“ (expte. 25/97, del
Juzgado de Distrito en lo Civil y Comercial de la 5ª Nominación de esta
ciudad), “Pavese, Maria Esperanza y Espindola, R. s/ cobro de Australes“
(expte. nº 554/94, del Juzgado de Distrito de la 8ª Nominación de Rosario),
y el caso “Leiva“ que tramitara ante el Juzgado de Distrito de la 1ª Nominación de la ciudad de Santa Fe.
2. Antes de concluir su voto, la vocal preopinante sintetizó la doctrina jurisprudencial sentada sosteniendo que: 1) ambos litigantes —cada uno
por el 50% del total— son deudores de los tributos establecidos en los
artículos 226 y 227 del Código Fiscal (y sus correlativos 35 y 36 de la Ley
Impositiva Anual) desde que se inician sus respectivas intervenciones en el
expediente; 2) únicamente el que los haya pagado está en condiciones de
instar el procedimiento; 3) la solidaridad establecida en el Código Fiscal
—respecto de la tasa proporcional de justicia— opera si la Administración
Provincial de Impuestos decide demandar la acreencia.
3. Más allá de los límites de toda interpretación literal, cabe destacar que
el art. 22 del código fiscal está titulado como “solidaridad de las partes“.
Por su parte, el art. 18 del mismo código fiscal, bajo el título obligación
solidaria conjunto económico, prescribe que “cuando un mismo hecho
imponible sea realizado por dos o más personas, todas se considerarán
como contribuyentes por igual, y serán solidariamente obligadas al pago
del tributo por la totalidad del mismo, salvo el derecho del Fisco a dividir la
obligación a cargo de cada una de ellas. Y por último, como hecho imponible, y ya dentro del acápite “actuaciones judiciales“ el art. 227 establece
“...los juicios que se inicien ante las autoridades judiciales estarán sujetos
al pago de una tasa proporcional que fijará la ley impositivo anual“. Así,
la Sala 4ª en el citado fallo ha sostenido que: “Actor y demandado son
solidariamente responsables por el pago adeudado de sellado judicial,
aunque uno de ellos no haya sido condenado en costas“.
De la misma manera se resolvió en el caso “Leiva“ en donde se sostuvo
que no podía ser atendida la pretensión del actor que se impusiera el
50% de la reposición al demandado dado que: a) ninguna norma del C. F.
se desprende que la tasa de justicia deba ser atendida por el accionado
en proporción alguna salvo cuando resulte condenado en costas (art. 229);
220
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
b) porque la solidaridad que establece el C. F. debe ser analizada a la luz
de lo preceptuado en el art. 228 donde el actor y demandado pueden
llegar a soportar la carga de abonar las costas y, lo establecido por el
art. 18 por si resultaren varios los actores y c) porque debe ser abonado
por el actor aun cuando el demandado se presente, pues si existen dudas
en la oportunidad en que debe satisfacerse el impuesto de justicia, deberá hacerse efectivo éste al presentarse la primera petición (art. 229).
Es que como se afirmó en el caso “Bco. Argencoop“, la nota distintiva
del art. 228 del Código Fiscal es la solidaridad que establece respecto del
pago del tributo. Por ello es que a todo evento, si se ha arribado al momento de la sentencia sin que éste se encuentre pago, corresponderá al
actor el pago del 50% restante, en razón de que él es obligado solidario y,
por ende, obligado por el todo.
Es que, como se sostiene en la citada sentencia (caso “Bco. Argencoop“),
“La solidaridad es una nota propia de las obligaciones que, a mi modo
de ver, produce efectos en forma independiente a que ellas sean exigidas
ante los estrados judiciales o no. Las intimaciones extrajudiciales, el curso
de los intereses para todos los deudores, el incumplimiento de uno de
ellos, el derecho de retención ante los acreedores solidarios, etc., son posibilidades que se dan en las obligaciones solidarias independientemente
de su demandabilidad en juicio. La solidaridad, pues, aparece como una
nota ya condicionante de la deuda, independientemente de que se llegue
a la etapa de responsabilidad (por graficar con la tradicional expresión de
shuld y haftung, v. Alterini, A.; López Cabana, R.; Ameal, O. “Derecho de
Obligaciones“, 1995, pág. 21). Es consonante con ello la definición brindada por Cazeaux y Trigo Represas quienes sostienen que: “Obligación
solidaria es aquella obligación de sujeto plural, en la cual, por voluntad de
las partes o de la ley y con prescindencia de la naturaleza divisible o indivi-
Fallos Plenos
Acuerdo en no compartir la interpretación referida a que la solidaridad establecida por el art. 228 C. F. opera si la Administración decide demandar
la acreencia. Al respecto, resulta especialmente clarificador lo expresado
por Gustavo Latini: “Si ambas partes son deudoras solidarias, la intimación
al pago —antes de la condena en costas—, debe dirigirse contra las dos.
El juez carece de atribuciones para dividir la tasa (o impuesto) entre las
partes, transformando la deuda solidaria en simplemente mancomunada.
Ello es facultad excluyente del Fisco“ (en Z. del 25/10/93, Nº 4779, Tomo 63,
“La Tasa de Justicia“).
221
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
sible de su objeto, cualquiera de los acreedores puede exigir y a cualquiera de los deudores puede serle exigido el cumplimiento de la prestación“
(Cazeaux, Pedro; Trigo Represas, Félix, “Derecho de las Obligaciones“,
T. 2, pág. 75).
Conforme la normas vigentes, no es posible interpretar que la solidaridad
únicamente se hace efectiva en caso de demanda judicial. La sustancia de
la solidaridad hace que los obligados solidarios tienen el deber de prestación desde el momento mismo en que la obligación es exigible independientemente que se demande o no.
Bien se dice en este caso que: “tal como lo preceptúa el art. 705 del C.C.
puede exigirse el pago de la deuda por entero a todos los deudores
o cada uno de ellos. Se considera que tal exigencia no es indispensablemente judicial, puesto que lo normal es que el funcionamiento de las
obligaciones solidarias no llegue a los tribunales y aun así la solidaridad
cobre efecto. También se entiende que, en el caso de los tributos que se
analizan, al exigirse el sellado faltante al actor —que es deudor solidario—
no se suplanta una facultad del acreedor, puesto que el agente de retención no hace otra cosa que exigirle el todo a quien desde el origen debe
el todo“.
De allí que se deduzca que: “en el marco de las actuaciones judiciales
el hecho imponible es ‘iniciar juicios’ ante las autoridades judiciales y el
mismo resulta agotado por el actor al promover la demanda, no siendo
necesario actividad posterior alguna para que se genere la obligación
de pago. Por ello, la causa de la obligación fiscal del demandado no es
la solidaridad con el actor respecto de la tasa, sino la condena en costas
recaída respecto de quien no goza de exención subjetiva. Así, serán solidariamente responsables por toda la tasa proporcional, todos los sujetos
que integran la parte demandada. (Rafael Martínez Raimonda y Gustavo Latini, “La tasa Judicial: la opinión del API“, Boletín Zeus 17/2/1959)
(caso “Pavese“).
4. En función de ello, me parece significativo destacar que no es posible
por vía de interpretación de la ley tributaria desobligar a quien la ley considera responsable. Se ha sostenido que: “Las normas impositivas no deben
necesariamente entenderse con el alcance más restringido que su texto
admita, sino en forma tal que el propósito de la ley se cumpla de acuerdo
con los principios de una razonable y discreta interpretación“ (Corte Suprema, 31/05/95, J.A., 1995-IV, síntesis).
222
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
5. Sin perjuicio de lo expuesto, el camino propugnado por los colegas
con los que disiento, encontraría, a mi criterio, el valladar del criterio de
interpretación tantas veces expuesto por Corte Suprema de Justicia de la
Nación, la Corte de esta Provincia y reiterados pronunciamientos de las
Salas de esta Cámara que han expresado que es función de los jueces la
realización efectiva del derecho en las situaciones reales que se le presentan, conjugando los enunciados normativos con los elementos fácticos del
caso (Fallos, 302:1611) y en la tarea de razonamiento que ejercitan para
indagar el sentido que corresponde acordar a las normas deben atender
a las consecuencias que normalmente derivan de sus fallos, lo que constituye uno de los índices más seguros para verificar la razonabilidad de
su interpretación y su congruencia con el todo el ordenamiento jurídico
(Fallos, 302:1284).
Resulta criterio orientador para resolver numerosas situaciones que se
plantean a nivel procesal que, salvo excepción debidamente justificada,
es el actor el que rompe el statu quo y que pretende la modificación de
un estado de cosas y para lo cual se vale del servicio de justicia. Ejemplo
de ello son las pautas generales de carga de la prueba, el arraigo, las pautas de determinación de la competencia o de la jurisdicción internacional
(vgr. “Se debe empezar con la jurisdicción radicada en el país en el que el
Fallos Plenos
5.1. Entiendo que la solución que propicia el voto preopinante afecta el
derecho de defensa de los demandados. Adviértase que se sostiene que
únicamente el que haya pagado estará en condiciones de instar el procedimiento. En función de ello, no concuerdo con lo expuesto por la Dra.
García en cuanto que el derecho de defensa de los demandados tiene
seguro resguardo dado que tienen la vía de la declaratoria de pobreza
o la posibilidad de peticionar la prosecución del trámite del pleito si demostrare que sufrirá perjuicio inminente con el cumplimiento estricto del
pago y diere fianza suficiente a criterio del juez para asegurar el pago.
Con relación a la posibilidad de la vía de la declaratoria de pobreza, cabe
recordar que conforme lo prescribe el art. 333 del C.P.C.C. la solicitud
de declaración de pobreza interpuesta antes o simultáneamente con la
demanda, suspende el curso de ésta, pero en caso contrario proseguirán
los procedimientos. Por otra parte, exigirle a un demandado por una
pretensión interpuesta por otro, cuyo monto no determinó, que para poder defenderse debe obtener una fianza, afecta seriamente su derecho
a defenderse.
223
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
demandado tiene su domicilio. Esta regla es universal, y no se aplica sólo
en materia de jurisdicción internacional, sino igualmente cuando enfrentamos el problema de la competencia territorial. Por un lado, se desea
conceder a la persona atacada la comodidad de litigar en el lugar donde
se domicilia“; v. Goldschmidt, Werner, “Derecho Internacional Privado“,
Bs. As., Depalma, 5a. ed., ps. 460 y ss.).
5.2. Para el análisis de las consecuencias de la solución propuesta, cabe considerar también los efectos de la misma con relación a los casos en rebeldía,
en los que de aplicarse el criterio supondría que no se pagaría el sellado
faltante o el demandado vería agravada con una multa tributaria su no comparecencia (sobre el pago de la tasa en los juicios en rebeldía puede verse:
Martínez Thoss, Eduardo R. A., “Lo fiscal en sede judicial“, J. 78, p. 253).
6. Mis límites para poder sintetizar las razones expuestas, sólo me permiten expresarlas por intermedio de las siguientes preguntas: ¿es correcto
relativizar por vía de interpretación la solidaridad legalmente establecida a
través de la cual se obliga a pagar el todo?, ¿es compatible tal tesitura con
la regla hermenéutica de garantizar el cumplimiento del propósito legal al
establecer un tributo?, ¿podemos obligar a los demandados a peticionar
una declaratoria de pobreza —que no suspende el procedimiento— o a
tener que solicitar una fianza sobre la base de montos que el no propuso
al Tribunal?, ¿no afectamos su derecho de defensa? En función de las respuestas que creo haber dado a las mismas es que no comparto, no obstante el rigor de su formulación, la solución dada por mis colegas.
6.1. En virtud de los argumentos que acabo de expresar, mi respuesta al
interrogante planteado es que la parte actora está obligada —al momento
de arribarse al dictado de la sentencia— a satisfacer el 50% restante del
sellado judicial no pagado con anterioridad.
La doctora Álvarez y el doctor Sagüés expresaron idénticos fundamentos a
los vertidos por el doctor Chaumet y votaron en igual sentido.
El doctor Rodil dijo: Sin perjuicio de mi adhesión al voto del juez Chaumet
debe aclararse que la oportunidad del pago hasta el llamamiento de autos
sólo es posible en caso de rebeldía del accionado, si éste en cambio, comparece es esa la oportunidad para reponer por expresa disposición legal
(art. 228 CF t.o. Decreto 2350/97).
Los doctores Peyrano, Elena y Silvestri expresaron idénticos fundamentos
a los vertidos por el doctor Chaumet y votaron en igual sentido.
224
“interpretación de los artículos 226 y 227 del código fiscal”
Atento al resultado obtenido al tratar la cuestión propuesta, la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en Tribunal Pleno (art. 28,
ley 10.160), por mayoría RESOLVIÓ: La interpretación que en adelante ha
de darse a los artículos 226 y 227 del Código Fiscal es que la actora está
obligada —al momento de arribarse al dictado de la sentencia— a satisfacer el 50% restante del sellado judicial no pagado con anterioridad.
Insertarlo en el Protocolo de Presidencia y remitir copia a cada una de las
Salas de esta Cámara y a los jueces del fuero.
Con lo que terminó el Acuerdo, firmando los señores jueces por ante mí,
doy fe.
Mario E. Chaumet - María Del Carmen Álvarez - José
Humberto Donati - Jorge José Elena - Alicia García - Jorge W.
Peyrano - Avelino J. Rodil - Néstor P. Sagüés - José María
Serralunga - Ricardo Silvestri - Perla S. Frontini
Fallos Plenos
•
225
“Base regulatoria
de honorarios en el caso
de demanda rechazada”
•
Cuestión a resolver:
¿Cuál es la base regulatoria en el caso de demanda rechazada?
Doctrina legal:
La base regulatoria en el caso de demanda rechazada es la misma
que en el supuesto de demanda acogida.
Fundamentos sustentatorios:
Honorarios. Base Regulatoria. Demanda. Rechazo.
En principio, los honorarios devengados a favor del abogado de la vencedora suscitados en una causa donde la demanda ha sido totalmente
rechazada deben justipreciarse en función del monto de lo reclamado por
el actor porque tal era el monto del litigio. (Del voto del Dr. Peyrano que
hace mayoría).
Honorarios. Regulación. Juicio. Cuantía. Demanda. Rechazo.
El artículo 8 de la ley 6767 establece en su primera parte un principio general, a saber: “la cuantía del juicio a los fines de la aplicación de la escala
Fallos Plenos
Doctrina: Peyrano, Jorge W.: “Compendio de reglas procesales en lo civil y comercial“, Rosario, 1992, T. II, pág. 95
Citas jurisprudenciales: Cám. Civ. y Com. de Rosario, Sala IV: “Fernández
c/ Castelloti“, auto n° 181, 18/10/1993
Materia: Procesal
227
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
del artículo 6, será la cantidad reclamada en la demanda...“, computándose “los intereses devengados a la fecha de la regulación...“. Y entre las situaciones particulares contempladas en dicha norma trata el supuesto en
que la demanda prospere parcialmente, pero no el caso de la “demanda
rechazada“, donde no hay éxito parcial sino derrota total, o mejor, éxito
total de los profesionales de la demandada. Es claro, pues, que a éstos les
asiste derecho, en tal hipótesis, a que se les remunere tomando igual base
de cálculo que cuando los ganadores son los profesionales de la actora,
guardándose en la regulación de honorarios la relación de proporcionalidad que el inc. 7 del artículo 12 de la ley arancelaria establece entre el
profesional de la parte que pierde el pleito y el del litigante vencedor. (Del
voto del Dr. Peyrano que hace mayoría).
Referencias normativas: ley 6767: arts. 6 y 8
Materia: Procesal
Honorarios. Base Regulatoria. Normas Arancelarias. Interpretación.
No resulta lógico establecer una diferencia en la base de cálculo —que la
ley no contempla— para los supuestos de éxito total, según quien sea la
parte gananciosa, pues ello significaría que la labor del abogado o procurador del demandado se retribuyera mejor cuando “pierde“ que cuando
“gana“. (Del voto del Dr. Peyrano que hace mayoría).
Citas jurisprudenciales: Cám. Civ. y Com. de Rosario, Sala I, “Franco c/ Nueva
Central Argentino“, Ac. n° 49, 04/052001, disidencia del Dr. Elena
Materia: Procesal
Corte Suprema de Justicia Provincial. Jurisprudencia. Honorarios. Base Regulatoria. Juicio. Cuantía.
La cuantía del juicio a los fines regulatorios es la misma tanto si la demanda prospera como si es rechazada, pues los efectos de la sentencia son
idénticos para ambas partes desde el punto de vista económico ya que el
desplazamiento patrimonial que se convierte es igual numéricamente para
los dos aun cuando se presente, en uno y otro caso, bajo diverso signo.
La acción de condena y la de rechazo tienen la misma significación pecuniaria y la determinación de aquella cuantía como base para la regulación
de honorarios —inexcusable decisión del proceso (art. 255 CPCC)— en
el caso de resultar triunfante la acción negativa, no se verá impedida por
ese resultado, no podrá calificársela de hipotética pues coincidirá, necesariamente, con lo reclamado o con lo que se le hubiere atribuido en caso
228
“Base regulatoria de honorarios en el caso de demanda rechazada”
de prosperar la demanda, con base en los mismos elementos calificantes
extraídos de un proceso tramitado con las garantías de la defensa“...A los
efectos de regular los honorarios de los letrados, admitir distinto tratamiento para demanda acogida que para demanda rechazada, significaría
otorgar en cuanto al rubro más importante de las costas, un ostensible
privilegio para el actor ya que el riesgo para éste sería siempre inferior al
asumido por el demandado“. (Del voto del Dr. Peyrano que hace mayoría).
Citas jurisprudenciales: Corte Sup. Just. Sta. Fe, “Salas y Billoch Compañía de
Construcciones SA c/ Provincia de Santa Fe“, 22/02/1979, en Zeus, 18-99
Materia: Procesal
Honorarios. Base Regulatoria. Juicio. Cuantía. Jurisprudencia
Aplicable.
Aun cuando la demanda fuere desestimada, para los efectos arancelarios
retributivos de los profesionales intervinientes, deberá ser considerado
como si hubiese sido acogida, ya que tanto en el caso de demanda admitida como desechada, la discusión versa sobre una misma cantidad de
dinero, el beneficio o perjuicio económico es idéntico para la parte vencedora o la vencida, que tanto se beneficia quien obtiene una condena al
pago de una suma de dinero como el que se libra de la misma obligación,
y tanto se perjudica el que debe pagarla como el que no puede obtener
su pago. (Del voto del Dr. Peyrano que hace mayoría).
Citas jurisprudenciales: Cám. de Apel. Civ. y Com. Sta. Fe, Sala 1ª, “Sociedad
Cooperativa de Créditos Limitada la Mutua de Santa Fe c/ Banco del Interior y
Buenos Aires - Casa Santa Fe“, en Zeus, 14-177
Materia: Procesal
Honorarios. Base Regulatoria. Ley Procesal. Interpretación.
Ninguna disposición de la ley establece que para los casos en que la demanda se rechace el honorario será calculado en forma distinta al supuesto en ella prospere. (Del voto del Dr. Peyrano que hace mayoría).
Citas jurisprudenciales: Cám. Civ. y Com. de Rosario, Sala 3ª, “Polanc c/ Moral“,
auto n° 16, 26/02/1993
Honorarios. Regulación. Topes. Control de Razonabilidad.
Adhiero al voto del doctor Peyrano, proponiendo algunas precisiones:
1°) que sólo se trata aquí de la determinación de la base regulatoria, lo cual
Fallos Plenos
Materia: Procesal
229
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
no obsta a la aplicación de topes como el proveniente del artículo 505 CC ni
a la aplicación de las pautas previstas, por ejemplo, por el artículo 4 de la
ley 6767 o los artículos 13 de la ley 24.432 o 1627 CC; y 2°) que cuando se
deba recurrir para regular al monto de la demanda, por ejemplo por haber
sido ésta rechazada total o parcialmente, deberá tomarse en cuenta también que los montos incluidos en aquélla puedan entenderse razonables,
es decir, que correspondan al valor real del pleito. Tengo aquí en mente
lo que ocurre en numerosas oportunidades con las demandas de daños y
perjuicios y sobre todo cuando se encuentran acompañadas del beneficio
de litigar sin gastos, donde los montos que se incluyen no habrían sido admitidos aun de progresar la demanda. (De la ampliación de fundamentos
del Dr. Rodil).
Referencias normativas: CC: arts. 5 y 1627; ley 6767: art. 4; ley 24.432: art. 13
Doctrina: ED 163-612
Materia: Procesal
Fallo en texto completo:
ACUERDO N° 1
En la ciudad de Rosario, a los 8 días del mes de noviembre del año dos
mil cinco, se reunieron en Tribunal Pleno (art. 28, ley 10.160), los integrantes de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario,
bajo la presidencia del doctor Ricardo A. Silvestri, según lo resuelto en
el Acuerdo n° 6, del 1 de diciembre de 2004, para unificar la jurisprudencia respecto de CUÁL ES LA BASE REGULATORIA EN EL CASO DE DEMANDA RECHAZADA (propuesta elevada por la Sala Segunda mediante
auto n° 284, del 19 de agosto de 2004); se estableció el siguiente orden
de votación: doctores Jorge W. Peyrano, Alicia García, José Humberto
Donati, José María Serralunga, Mario Chaumet, Néstor Pedro Sagüés,
María del Carmen Álvarez, Edgar Baracat, Ariel Ariza, Ricardo A. Silvestri
y Avelino Rodil.
El doctor Peyrano dijo: In re “Fernández v. Castelloti“ (auto n° 181, del
18/10/93), he sostenido que “En principio, los honorarios devengados
a favor del abogado de la vencedora suscitados en una causa donde la
demanda ha sido totalmente rechazada deben justipreciarse en función
del monto de lo reclamado por el actor porque tal era el monto del litigio
(Peyrano, Jorge W., ‘Compendio de reglas procesales en lo civil y comercial’, Rosario, 1992, T. II, p. 95)“.
230
“Base regulatoria de honorarios en el caso de demanda rechazada”
El artículo 8 de la ley 6767 establece en su primera parte un principio general, a saber: “la cuantía del juicio a los fines de la aplicación de la escala
del artículo 6, será la cantidad reclamada en la demanda...“, computándose “los intereses devengados a la fecha de la regulación...“. Y entre las situaciones particulares contempladas en dicha norma trata el supuesto en
que la demanda prospere parcialmente, pero no el caso de la “demanda
rechazada“, donde no hay éxito parcial sino derrota total, o mejor, éxito
total de los profesionales de la demandada.
Es claro, pues, que a éstos les asiste derecho, en tal hipótesis, a que se les
remunere tomando igual base de cálculo que cuando los ganadores son
los profesionales de la actora, guardándose en la regulación de honorarios
la relación de proporcionalidad que el inciso 7° del artículo 12 de la ley
arancelaria establece entre el profesional de la parte que pierde el pleito
y el del litigante vencedor.
En la misma línea se ha pronunciado la Corte Suprema local: “La cuantía
del juicio a los fines regulatorios es la misma tanto si la demanda prospera
como si es rechazada, pues los efectos de la sentencia son idénticos para
ambas partes desde el punto de vista económico ya que el desplazamiento patrimonial que se convierte es igual numéricamente para los dos aun
cuando se presente, en uno y otro caso, bajo diverso signo. La acción
de condena y la de rechazo tienen la misma significación pecuniaria y la
determinación de aquella cuantía como base para la regulación de honorarios —inexcusable decisión del proceso (art. 255, CPCC)— en el caso de
resultar triunfante la acción negativa, no se verá impedida por ese resultado, no podrá calificársela de hipotética pues coincidirá, necesariamehte,
con lo reclamado o con lo que se le hubiere atribuido en caso de prosperar la demanda, con base en los mismos elementos calificantes extraídos
de un proceso tramitado con las garantías de la defensa (...) A los efectos
de regular los honorarios de los letrados, admitir distinto tratamiento para
demanda acogida que para demanda rechazada, significaría otorgar en
cuanto al rubro más importante de las costas, un ostensible privilegio para
Fallos Plenos
No resulta lógico establecer una diferencia en la base de cálculo —que la
ley no contempla— para los supuestos de éxito total, según quien sea la
parte gananciosa, pues ello significaría que la labor del abogado o procurador del demandado se retribuyera mejor cuando “pierde“ que cuando
“gana“. (En igual sentido, CCCR, S. 1ª, “Franco c/ Nueva Central Argentino“, Ac. n° 49, del 04/05/01, disidencia del doctor Elena).
231
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
el actor ya que el riesgo para éste sería siempre inferior al asumido por el
demandado“ (CSSF, “Salas y Billoch Compañía de Construcciones S.A. v.
Provincia de Santa Fe“, 22/02/79, Zeus, 18-99).
Es también el criterio sustentado por otros tribunales: “Aun cuando la demanda fuere desestimada, para los efectos arancelarios retributivos de los
profesionales intervinientes, deberá ser considerado como si hubiese sido
acogida, ya que tanto en el caso de demanda admitida como desechada,
la discusión versa sobre una misma cantidad de dinero (...), el beneficio o
perjuicio económico es idéntico para la parte vencedora o la vencida, que
tanto se beneficia quien obtiene una condena al pago de una suma de
dinero como el que se libra de la misma obligación, y tanto se perjudica el
que debe pagarla como el que no puede obtener su pago“ (CCC Sta. Fe,
S. 1a, “Sociedad Cooperativa de Créditos Limitada la Mutua de Santa Fe
c/ Banco del Interior y Buenos Aires - Casa Santa Fe“, Z, 14-177); “Ninguna
disposición de la ley establece que para los casos en que la demanda se
rechace el honorario será calculado en forma distinta al supuesto en ella
prospere“ (CCCR, S. 3ª, “Polanc c/ Moral“, auto n° 16, 26/02/93).
Propongo, en definitiva, que —en el marco de lo dispuesto por el artículo 28
de la ley 10160— se fije la siguiente interpretación: “La base regulatoria en
el caso de demanda rechazada es la misma que en el supuesto de demanda
acogida“.
Así voto.
Los doctores García, Donati, Serralunga, Chaumet, Sagüés, Álvarez, Baracat
y Ariza expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por el doctor Peyrano y votaron en igual sentido.
El doctor Silvestri dijo:
Adhiero al voto del doctor Peyrano y, al mismo tiempo, hago remisión a
la ampliación de fundamentos del auto n° 15 del 8 de febrero de 2005 en
la causa “Poggio, Carlos A. y otros c/ Rinaldi, Rubén y otros s/ Daños y
Perjuicios“ (Expte. N° 495/ 03) de la Sala Segunda.
Así voto.
El doctor Rodil dijo:
Adhiero al voto del doctor Peyrano, proponiendo algunas precisiones: 1°) que
sólo se trata aquí de la determinación de la base regulatoria, lo cual no
obsta a la aplicación de topes como el proveniente del artículo 505 CC ni
232
“Base regulatoria de honorarios en el caso de demanda rechazada”
a la aplicación de las pautas previstas, por ejemplo, por el artículo 4 de la
ley 6767 o los artículos 13 de la ley 24.432 o 1627 CC; y 2°) que cuando se
deba recurrir para regular al monto de la demanda, por ejemplo por haber
sido ésta rechazada total o parcialmente, deberá tomarse en cuenta también que los montos incluidos en aquélla puedan entenderse razonables,
es decir, que correspondan al valor real del pleito (ED 163-612). Tengo aquí
en mente lo que ocurre en numerosas oportunidades con las demandas
de daños y perjuicios y sobre todo cuando se encuentran acompañadas
del beneficio de litigar sin gastos, donde los montos que se incluyen no
habrían sido admitidos aun de progresar la demanda.
Así voto.
Atento al resultado obtenido al tratar la cuestión propuesta, la Cámara de
Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en Tribunal Pleno (art. 28,
ley 10.160) RESOLVIÓ: declarar que en lo sucesivo ha de interpretarse que:
“La base regulatoria en el caso de demanda rechazada es la misma que en
el supuesto de demanda acogida“.
Insertarlo en el protocolo de Presidencia, comunicarlo a los órganos inferiores, al Colegio de Magistrados y al Colegio de Abogados y ordenar su
publicación en las revistas jurídicas que circulan en esta circunscripción.
Con lo que terminó el Acuerdo, firmando los jueces por ante mí, doy fe.
JORGE W. PEYRANO - ALICIA GARCÍA - JOSÉ HUMBERTO DONATI JOSÉ MARÍA SERRALUNGA - MARIO CHAUMET - MARÍA DEL CARMEN
ÁLVAREZ - EDGAR BARACAT - ARIEL CARLOS ARIZA - RICARDO A.
SILVESTRI - AVELINO RODIL - Perla Frontini.
Fallos Plenos
•
233
“Obligatoriedad de los Fallos
Plenos luego del plazo
de cinco años”
•
Cuestión a resolver:
Si después de transcurridos cinco años de su dictado, el fallo pleno que no
fuese expresamente modificado continúa siendo obligatorio.
Doctrina legal:
La interpretación efectuada por un tribunal pleno obliga por el lapso de
cinco años.
Fundamentos sustentatorios:
Los fallos plenarios (aquellos que se adoptan por las cinco circunscripciones judiciales de la Provincia), teóricamente subsistentes por la ley,
han demostrado su escasa viabilidad por las obvias dificultades prácticas
de implementación. Por el contrario, en diez años la Cámara aproximadamente veinte veces se ha reunido en Acuerdos Plenos (de sus Salas)
y dictado resoluciones enderezadas a evitar futuras contradicciones o a
unificar precedentes jurisprudenciales encontrados, con utilidad relevante desde el punto de vista de la seguridad jurídica. El fin de la zozobra y
la certidumbre del pronóstico han sido resultados concretos, tangibles y
valiosos de los fallos plenos. Pero éstos han encontrado su flanco débil
al cabo de los cinco años de dictado porque dada su redacción, ha aparecido la incertidumbre acerca de la perduración de su efecto vinculante.
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Plenario. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad. Término.
235
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Y aquellos plenos supuestamente fenecidos, muchas veces no han merecido siquiera atención como precedentes aunque no fuese ya obligatorio; generando una especie de doctrina judicial opuesta al fallo pleno
con total prescindencia de los resultados de igualdad y seguridad jurídica alcanzados durante los primeros cinco años. (De los fundamentos del
Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación.
El artículo 28 de la ley 10.160 genera un problema al decir que “la interpretación que se establezca mayoritariamente obliga a todos los jueces
de la Cámara, aunque no hayan participado en la votación respectiva, y
a los jueces inferiores con idéntica competencia material, por el lapso de
cinco años, dando la impresión que su vigencia caduca a los cinco años
de su dictado, lo cual no es así ya que el artículo ut supra mencionado
importa la perduración o inmodificabilidad, salvo plenario, por cinco años
de la doctrina judicial de los plenos, mas no la pérdida de su vigencia o
su caducidad una vez transcurrido dicho lapso. (De los fundamentos del
Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 10.160, arts. 28 y 29
Materia. Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación Sistemática.
La norma contenida en el artículo 28 de la Ley Orgánica de Tribunales es
de redacción oscura por lo que requiere interpretación; ella dice “groso
modo“ y es cierto, que los plenos “obligan“ a los jueces “por el lapso de
cinco años“. El verbo (obligar) tiene un predicado que comprende la aclaración relativa a todos los jueces de la Cámara que no hayan participado
de la votación respectiva y la excepción del Plenario. Especifica pues la
temporalidad de la vigencia predicada: a evitar el meneo inmediato de
la doctrina judicial sentada, salvo plenario. El “lapso“ se vincula pues con
la vigencia (obligatoriedad) por la irrevisabilidad incluida en el texto. Y ya
no dice el texto que los plenos dejan de ser vinculantes con posterioridad a esos cinco años. Lo contrario —la perentoriedad de la vigencia—
sería una inferencia difusa y conforme una exégesis errónea pues en tal
236
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
registro literal, daría lo mismo afirmar una cosa que la otra, y un texto
normativo no tolera una impropiedad tal: “por encima de lo que las leyes
parecen decir literalmente, es propio de la interpretación indagar lo que
ellas dicen jurídicamente. En esa indagación no cabe prescindir de las
palabras de la ley, pero tampoco atenerse rigurosamente a ellas, cuando
la interpretación razonable y sistemática así lo requiera“. (De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Citas jurisprudenciales: CSJN, en LL 1979- D- 171
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término.
El que la obligatoriedad de los plenos supone un plazo en que son además irrevisables —salvo Plenario— y posteriormente, sin dejar de ser
obligatorios pueden ser modificados, surge del texto en cuanto si bien
habla de la vigencia —en la expresión “obliga“— incluye su revisabilidad,
toda vez que temporariamente veda que una nueva mayoría de la Cámara modifique el pleno y en el tramo siguiente, referido al plazo de cinco
años, hace la salvedad que entre tanto sólo puede revisarlo un “Tribunal
plenario“. De modo que la expresión “por el lapso de cinco años“ queda
reducida a la inmodificabilidad de la vigencia que se establece desde
entonces, en la poco feliz redacción de la norma. (De los fundamentos
del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Existe una contradicción jurídica cuando una norma dispuesta para un fin
justo y valioso, aplicada conforme un texto defectuoso, produce el efecto inverso al que le es propio. Así, en tanto la doctrina judicial del pleno
se endereza a procesos judiciales temporalmente dinámicos, la definición jurídica que ella comporta (doctrina vinculante) no conjuga. antes
bien repugna —en su valor erga omnes— con una fecha de caducidad
en el transcurso de los juicios a los que va dirigida. Las consecuencias
técnico-procesales que el engorro es capaz de generar, sea por su influencia en los intereses de las partes, por la fuente de incidencias, por la
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación.
237
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
consecuencia procesal específica que implica (nulidad), etc. vulnerarían
el sentido jurídico del instituto al resultar fuente de inseguridad jurídica.
En otras palabras, aquello establecido para certeza en la interpretación
de la ley, de entenderse que tiene un plazo de caducidad legalmente
determinado, se tornaría en fuente de una incertidumbre mayor. En tal
caso no sería aconsejable celebrar este tipo de Acuerdos Plenos, sujetos a un término perturbatorio de los procesos en trámite o a iniciarse.
Consecuentemente, el “ lapso de cinco años“ del art. 28 de la ley 10.160
importa la inmodificabilidad, invariabilidad de los Acuerdos Plenos
de Cámara, pero no la pérdida de su vigencia transcurrido dicho lapso.
(De los fundamentos del Dr. Donati).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley. Antecedentes. Interpretación.
El Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial (ley 2924), a fin de
superar el problema de decisiones contradictorias por parte de distintos
tribunales de segunda instancia de la Provincia, en cuestiones de derecho, previó en su art. 672 que se pudiese dictar sentencia por un “Tribunal Pleno“ —integrado por magistrados de las dos circunscripciones
judiciales existentes entonces— “que unificase así la jurisprudencia“.
La solución adoptada no dio los resultados que se esperaban, principalmente por carecer los fallos de imperatividad en el futuro en cuanto
a la interpretación establecida. De allí que el Código (ley 5531) en su
art. 375, dispusiera que en las mismas circunstancias, la tesis mayoritaria
que se aceptase en la sentencia que dictase el “tribunal plenario“ —formado por todos los miembros de los tribunales de segunda instancia
del mismo fuero de la Provincia— “será obligatoria para los tribunales
de segunda instancia que entiendan de procesos que se resuelvan con
posterioridad al plenario“. A su vez, estableció que el criterio adoptado
“podrá ser sometido a revisión de oficio o a pedido de parte, después
de cinco años de dictado el pronunciamiento“. De tal forma salvó la
omisión señalada del Código anterior, pero a su vez incurrió en una nueva, al no decir que la interpretación dada también sería obligatoria para
los jueces inferiores, tal como lo hace el art. 29 de la ley 10.160. Teniendo
en cuenta tales antecedentes, y siendo que la finalidad que los inspirara
(al margen de la omisión de la ley 2924) es la misma que la de los arts. 28
238
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
y 29 LOPJ (ley 10.160), la de dar certeza sobre la interpretación que
cabe dar a una cuestión de derecho, atendiendo a la seguridad jurídica,
aparece así necesario que se estableciera en la ley 10.160, tanto en lo
que hace al “tribunal pleno“ como al “tribunal plenario“ que tal interpretación sea obligatoria para los integrantes del tribunal que la realizara y para los jueces inferiores que de ellos dependan, y que la misma
tenga una cierta perdurabilidad en el tiempo. (De los fundamentos del
Dr. Serralunga).
Doctrina: Cabal y Atienz: “Código Proc...“, pág. 500; Rosas Lichtschein, Carlos:
“Comentario a la reforma...“, págs. 170/171
Referencias normativas: Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial
(ley 2924): art. 672 ; Código (ley 5531): art.375; ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Tanto el art. 28 (Tribunal pleno) como el art. 29 (Tribunal plenario) de la
ley 10.160 determinan la irrevisabilidad de sus pronunciamientos por el
lapso de cinco años. Ahora bien, en lo que hace a la vigencia de los fallos
plenos, que es el tema que nos convoca, una interpretación literal del
art. 28 pareciera llevar a concluir que la misma sería indefectiblemente
de cinco años, al decir que el fallo pleno “obliga“ por ese lapso, porque
si transcurrido el mismo deja de ser obligatorio, es porque ya no rige.
En cambio, los plenarios subsistirían luego de cinco años, en tanto el
art. 29 dispone —tras referirse sólo a su obligatoriedad— que pueden
ser sometidos a revisión después de cinco años, es decir, que mientras
no fuesen revisados, seguirían vigentes. Sin embargo, una comprensión
armónica e integral de las dos disposiciones, superadora del mero texto
legal, que tenga en cuenta fundamentalmente que el propósito de ambos pronunciamientos es el mismo, y que lo único que los diferencia es a
instancia de quién puede convocarse a su dictado, y el ámbito de su aplicación, que resulta del tribunal que los dicta, debe conducir a entender
que el lapso de cinco años se circunscribe en los fallos plenos, al igual
que los plenarios, al tema de su irrevisabilidad y no al de su vigencia,
por lo que, en tanto no se disponga su revisión después de transcurridos
cinco años siguen subsistiendo. (De los fundamentos del Dr. Serralunga).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Tribunal Plenario. Vigencia. Obligatoriedad. Término. Ley Procesal. Interpretación Literal. Interpretación Sistemática.
239
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley. Aplicación. Seguridad Jurídica.
La posmodernidad impide en gran medida la proyección hacia el futuro. La
aceleración de la historia, la cultura de lo efímero, de lo fugaz, tan típicas
de este tiempo, oprimen la lógica del porvenir y la posibilidad de construir
normas generales. En consecuencia, una de las características de este tiempo a tener en cuenta —en particular en los países herederos del derecho
continental— es el desarrollo de una juridicidad formada principalmente
por normas individuales, representativas de la cultura de la inmediación.
Cada día va a ser más difícil legislar, lanzándose hacia el futuro, prediciendo
el provenir. Ello se hace más tenso si se piensa que en el derecho actual las
normas generales se contraponen, en mucho, a las bases culturales de esta
época. Los cambios son vertiginosos y la aceleración de la historia es cada
vez mayor, por lo que el alto grado de racionalidad que supone predecir
el futuro no es propio de estos tiempos. Hay un progresivo y apresurado
avance de normas generales indeterminadas, mas aun, en realidad muchas
veces no se pretende formalizar normas imprecisas o incompletas sino meros “principios“ de reparto que reclaman “reglas“ para que pueda empezar
a funcionar. Una de las incertidumbres que ello genera es la de inseguridad
por la carencia de reglas determinadas para la solución de controversias,
y la posibilidad de decisiones judiciales contradictorias. Muchas veces se
piensa, con razón, que tal sensación puede atenuarse recurriendo a procedimientos que deben llevarse a cabo por órganos del Poder Judicial. En ese
marco se incluyen a los fallos plenos. (De los fundamentos del Dr. Chaumet).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término.
En una época donde todo cambia propiciar soluciones tendientes a “cristalizaciones jurisprudenciales más allá de lo que legalmente de modo indudable corresponde no parece adecuado“. Los mismos límites culturales que
encuentra el legislador también los tienen los jueces. En este sentido, si bien
hemos intentado demostrar la inconveniencia teórica y práctica del instituto
de las fallos plenarios, debemos confesar que por medio de los mismos pueden llegarse a resolver algunos problemas interpretativos de importancia.
Pero lo que cuestionamos es que el medio en estudio sea el más conveniente para satisfacer aquella exigencia y porque, además, el mismo violenta la
240
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
naturaleza de las funciones propias del Poder Judicial. Distinta es la dinámica
y posibilidades de los Tribunales Constitucionales. No se puede equiparar
implícitamente, a los fines de salvar la incertidumbre, por su origen, objeto,
destinatarios, el funcionamiento de una Corte Suprema, de un Tribunal Constitucional con el de un Tribunal Pleno. Como lo sostuvo Peyrano, “el Tribunal
Pleno no es más que la formalización de un criterio sectorial de la jurisprudencia del ramo y nada más“. Aun fuera de las dificultades que origina su funcionamiento, esta Cámara ha tenido que enfrentar la experiencia de revisar sus
decisiones tomadas en pleno, por lo que posteriormente decidiera la Corte
Suprema de Justicia de la Nación. (De los fundamentos del Dr. Chaumet).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Doctrina: Vigo: “Interpretación Jurídica“, Bs. As., Rubinzal-Culzoni, 1999, pág. 231;
Cám. Apel. Civ. y Com. Rosario: Acuerdo N° 12, 03/12/1997, que dejó sin efecto el
Acuerdo pleno n° 9 del 04/10/1995, voto del Dr. Peyrano
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término.
El recurso de los denominados Tribunales Plenos, es un instrumento limitado, y no se puede pensar que mediante su uso se pueden superar todos los
límites culturales que encuentra la labor legislativa en nuestros días. Sin perjuicio de ello, la interpretación del art. 28 de la ley 10.160 es clara en cuanto
indica que un tribunal pleno obliga “por el lapso de cinco años“. Con razón
señalan Atienza y Ruiz Manero que las reglas están destinadas a que, cuando
se dan sus condiciones de aplicación, los órganos jurisdiccionales excluyan,
en cuanto base de su resolución, su propio juicio acerca del balance de razones aplicables y adopten como tal base el contenido de la regla. En consecuencia, corresponde revisar el Acuerdo Pleno N° 16 de fecha 13 de febrero
de 1998 y establecer que la interpretación establecida por un Tribunal Pleno
obliga por el lapso de cinco años. (De los fundamentos del Dr. Chaumet).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Tribunal Plenario. Vigencia. Obligatoriedad. Término.
Existen hoy grandes diferencias entre el Tribunal Pleno del artículo 28
de la ley 10.160 y el Plenario previsto por el art. 29 del mismo ordena-
Fallos Plenos
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Doctrina: Atienza y Ruiz Manero: “Las piezas del Derecho.Teoría de los enunciados jurídicos“, Barcelona, Ariel, 1996, pág. 12 y ss.
Materia: Procesal
241
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
miento, justificadas por la mayor jerarquía de este último al representar
la opinión de toda la judicatura provincial correspondiente. Por ello es
que —aunque con reparos— puede de algún modo legitimarse que el
fallo plenario posea una vigencia sine die hasta tanto otro Plenario lo
deje sin efecto. No obstante ello, dicha vigencia sine die lo acerca, peligrosamente para la división republicana de poderes, al valor de una
verdadera ley. Pero el tribunal pleno es otra cosa. Se trata de un criterio
sectorial de la jurisprudencia del ramo, y nada más. Precisamente hasta
hoy una de las principales diferencias entre el Tribunal Plenario y el Pleno
finca en que éste carece de la referida vigencia sine die que sí posee el
primero. Precisamente, también, la aludida vigencia sine die del Tribunal
Plenario es uno de los principales flancos débiles del sistema y objeto de fundados reproches constitucionales. En una época donde todo
cambia —también la materia jurídica— de manera tan rápida y en la cual
todo resulta fluido, propiciar soluciones tendientes a “cristalizaciones jurisprudenciales“ más allá de lo que legalmente de modo indudable corresponde, no aparece adecuado, y está fuera de toda duda que la letra
del art. 28 de la ley 10.160 no convalida la nueva “cristalización jurisprudencial“ propugnada. Pertinazmente hemos defendido interpretaciones
evolutivas de disposiciones legales, pero en tanto y cuanto no se apartaran palmaria y violentamente del texto intergiversable del legislador“.
(De los fundamentos del Dr. Peyrano).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Doctrina: Peyrano, Jorge W.: “Contra la eternidad de los fallos plenarios“, en
Procedimiento civil y comercial, Editorial Juris, Tomo 1, pág. 164 y ss.
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación.
La facultad de establecer interpretaciones judiciales obligatorias a los
miembros de la propia Cámara y a los Jueces de primera instancia constituye una manifestación excepcional de la función jurisdiccional. Por ello,
aun considerando válidas las elocuentes razones que se dan en sustento de
mecanismos judiciales que tiendan a evitar jurisprudencia contradictoria, no
se logra modificar ni atenuar el hecho de que la jurisprudencia obligatoria
importa una verdadera categoría híbrida de las sentencias judiciales sobre
todo a partir de un dato relevante: su obligatoriedad trasciende el caso
concreto y se proyecta con generalidad hacia el futuro. Esta excepcional
manifestación de la potestad jurisdiccional tiene su principal basamento en
242
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
el reconocimiento legal que la origina y enmarca. Adviértase que, dejando
inclusive a un lado las discusiones sobre su constitucionalidad, el legislador
ha llegado a admitir en la Provincia de Santa Fe que tales fallos plenos se
emitan en “defecto de caso concreto“, es decir, aun en ausencia de causa,
lo que evidencia el marco de competencia atípico en que se ejercen estas
facultades interpretativas. (De los fundamentos del Dr. Ariza).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Juez. Facultades.
Si bien la utilización de mecanismos de unificación de criterios jurisprudenciales pudo reconocer históricamente un origen sociológico, en la actualidad el fundamento y límites de su ejercicio es de eminente fuente
legal. Es así que en esta materia dependiendo la potestad jurisdiccional
de una atribución específica que reconoce su fuente directa en la ley, la
interpretación del alcance de esas facultades debe atenerse de la manera
mas estricta posible al tenor de la disposición legal. (De los fundamentos
del Dr. Ariza).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Doctrina: Falistocco, Roberto; Martin, Ana María y Trovatto, Fabián: “Ley Orgánica del Poder Judicial de la Provincia de Santa fe. Doctrina y Jurisprudencia“,
Jorge Peyrano (Dir.), Nova Tesis, Rosario, 2002, pág. 210 y ss.
Materia: Procesal
Del artículo 28 de la ley 10.160 se advierte desde un punto de vista gramatical que la primera oración del párrafo regula los sujetos que se verán
alcanzados pasivamente por la obligatoriedad del pleno como así también el lapso de duración de la obligatoriedad, sin que existan elementos
consistentes —desde la perspectiva del elemento literal— para sostener
que la norma no regula la vigencia temporal del pleno al establecer que
la interpretación “será obligatoria por el lapso de cinco años“. Es que,
si bien en el plano teórico puede establecerse diferencias entre vigencia
—entendida como existencia de la norma— obligatoriedad y eficacia, en
el caso del fallo pleno, la extinción de la obligatoriedad a los cinco años
implica directamente la pérdida del sentido vinculante del pleno que es
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación Literal.
243
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
su razón de ser, por lo que el mismo, transcurridos cinco años desde su
emisión deja de ser obligatorio. (De los fundamentos del Dr. Ariza).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Doctrina: Kelsen, Hans: “Teoría General de las normas“, trad. de Hugo Carlos
Delory Jacob, Trillas, Méjico, 1994, pág. 144 y ss.
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación Sistemática.
No se advierte que exista fundamento en el elemento histórico para sostener que el legislador no logró expresar en el art. 28 de lal ley 10.160 lo que
en realidad era su objetivo o finalidad al normar esta situación. Es por ello
que, encontrándose suficientemente regulado el tema de la duración de
la obligatoriedad del pleno en el artículo 28 no parece indicado ocurrir a
otra disposición —art. 29 de la ley 10. 160— para extraer sistemáticamente
un sentido complementario del precepto, ya que ello implicaría en realidad introducir en la norma interpretada un mantenimiento de la vigencia
luego de los cinco años que el legislador descartó al no establecerlo. (De
los fundamentos del Dr. Ariza).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Ley Procesal. Interpretación Hermenéutica. Seguridad
Jurídica.
Desde el plano interpretativo, constituye una hermenéutica sobreabundante
e innecesaria del precepto legal achacar al legislador que no estableció la
caducidad automática del pleno a los cinco años, cuando ya había regulado
suficientemente dicha limitación al establecer que el pleno “obliga (...) por
el lapso de cinco años“. En efecto, aparece como contribución principal a
la seguridad jurídica que la sentencia que sienta jurisprudencia obligatoria
tenga una razonable proximidad temporal y personal con los autores —intérpretes que la establecen—. La seguridad jurídica no depende en sí de la
existencia de la obligatoriedad sino también de la certeza sobre la actualidad
y conveniencia de la posición interpretativa que se impondrá, lo que indica
que la limitación temporal de la obligatoriedad —mas allá de su opinable
duración— es una alternativa aceptable. (De los fundamentos del Dr. Ariza).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia: Procesal
244
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Vigencia. Obligatoriedad.
Término. Unificación de Criterios. Seguridad Jurídica.
Constituye una pieza importante de conformación de la seguridad jurídica
el funcionamiento de los criterios jurisprudenciales en un sistema judicial
que aspira a ser eficiente y evolutivo en sus criterios de justicia. Si en la actualidad no se pone seriamente en duda el carácter de fuente de derecho
a la jurisprudencia no puede tampoco desconocerse que la sola pérdida
de la obligatoriedad del pleno y, en tanto se decide su revisión, mantenimiento o la no regulación del tema a través de otro pleno, no puede
implicar la desorganización o diversificación de los criterios jurisprudenciales unificados anteriormente de manera obligatoria. Es que los jueces
de Alzada y los jueces de primera instancia reconocerán en la materia decidida por el fallo pleno una importante fuente de acuerdo y de decisión.
Es claro que si el apartamiento de un fallo de Alzada nunca se lo hace de
manera caprichosa o inmotivada sino siempre de manera reflexiva y fundada, dicho proceder no se verá alterado en el caso en que un magistrado
opte por apartarse de una doctrina consolidada a través de un fallo que
meramente ha perdido obligatoriedad pero no consistencia de razones,
antes bien, ese necesario esfuerzo argumental puede servir para iluminar
nuevos costados de una problemática que no necesariamente se cristalizó
por el dictado de un fallo pleno. Por tanto, propicio que se declare que
transcurridos cinco años desde su emisión el fallo pleno deja de ser obligatorio. (De los fundamentos del Dr. Ariza).
Referencias normativas: ley 10.160: arts. 28 y 29
Materia Procesal
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Rosario, a los 18 días del mes de mayo del año dos mil seis,
se reunieron en Tribunal Pleno (Art. 28, ley 10.160) los Sres. Vocales de la
Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, Dres. María del
Carmen Álvarez, Ariel C. Ariza, Edgar J. Baracat, Mario E. Chaumet, José H.
Donati, Alicia García, Jorge W. Peyrano, Avelino J. Rodil, María Mercedes
Serra, José María Serralunga y Ricardo A. Silvestri, bajo la presidencia del
Dr. Néstor Pedro Sagüés, según lo resuelto en Acuerdo n° 6 de fecha 1° de
diciembre de 2004, para revisar el Acuerdo Pleno n° 16/98 que dice: después de transcurridos cinco años de su dictado, el fallo pleno que no fuese
expresamente modificado continúa siendo obligatorio.
Fallos Plenos
ACUERDO N°1
245
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
El doctor Donati dijo:
Por Acuerdo n° 6 del 01/12/04, seis años después y parcialmente renovado, el Cuerpo ha dispuesto revisar el Acuerdo Pleno n° 16/98 del 13/02/98
según el cual “después de transcurridos cinco años es obligatorio el fallo
pleno (art. 28 ley 10.160) no modificado expresamente“.
Entonces adherí al primer voto del Dr. Rouillón, con ampliación de fundamentos. Dado el alejamiento de dicho magistrado, así como reitero los
míos considero necesario complementarlos con lo esencial de aquella exposición.
I. La experiencia de la Cámara en materia de fallos “plenos“ y “plenarios“
debe ser tenida en cuenta.
Los fallos “plenarios“ (aquellos que se adoptan por las cinco Circunscripciones judiciales de la Provincia) teóricamente subsistentes por la ley, han
demostrado su escasa viabilidad por las obvias dificultades prácticas de
implementación. Dato vivido por el actual elenco de magistrados de esta
Cámara en ocasión del refrendado en la ciudad de Santa Fe el 4 de Junio
de 2003 (“Brega Arturo c/ Capdevielle“).
Por el contrario en diez años la Cámara aproximadamente veinte veces se
ha reunido en Acuerdos Plenos (de sus Salas) y dictado resoluciones enderezadas a evitar futuras contradicciones o a unificar precedentes jurisprudenciales encontrados, con utilidad relevante desde el punto de vista de
la seguridad jurídica. El fin de la zozobra y la certidumbre del pronóstico
han sido resultados concretos, tangibles y valiosos de los fallos plenos en
la década posterior a la ley 10.160.
Pero éstos han encontrado su flanco débil al cabo de los cinco años de
dictado porque dada su redacción, ha aparecido la incertidumbre acerca
de la perduración de su efecto vinculante. Y aquellos plenos supuestamente fenecidos, muchas veces no han merecido siquiera atención como
precedente aunque no fuese ya obligatorio; generando una especie de
doctrina judicial opuesta al fallo pleno con total prescindencia de los resultados de igualdad y seguridad jurídica alcanzados durante los primeros
cinco años.
Cuando se comparan los textos de los arts. 28 y 29 de la ley 10160 la diferencia entre ambas normas tiene que ver —solamente— con la revisabilidad dentro de los primeros cinco años. El fallo plenario es absolutamente
irrevisable dentro de los primeros cinco años, mientras que es posible re246
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
visar el “fallo pleno“, aun dentro de sus primeros cinco años, precisamente por un “fallo plenario“. Esto está claro. No es claro en cambio que el
fallo pleno “caduque automáticamente“ en su específica obligatoriedad
al cabo del transcurso de los primeros cinco años. Tal “caducidad“ no está
expresamente establecida en la ley y tampoco por cierto, es valiosa esa
interpretación.
Al voto espigado (obviamente más extenso) me permití agregar las siguientes reflexiones.
II. Los arts. 28 y 29 de la ley 10.160 regulan la creación de normas interpretativas generales (fallos “plenos“ y “plenarios“) por parte de órganos del
Poder Judicial (Cámaras) dirigidas a los órganos del fuero en su función
jurisdiccional. Su vigencia comporta la aplicación vinculante de tal doctrina judicial a los casos particulares, o la nulidad de los pronunciamientos
que la violen. Son ellas normas derivadas —en virtud de un precepto superior— de derecho público procesal, que definen criterios jurídicos dudosos u opinables (doctrina judicial) y en cuanto tal, fuente de derecho;
por lo que brindan seguridad jurídica al justiciable. Enseñan Mouchet y
Zorraquín Becu que “adquieren una fuerza obligatoria análoga a la que
tienen las leyes“ (“Introducción al Derecho“, Ed. Perrot, 1962, pág. 212).
Pero el contenido opinable de las cuestiones jurídicas que trata, los cambios de circunstancias o de normas legales que inciden en la interpretación, la renovación de los cuadros de la estructura orgánica que la dicta
como que la aplica, conllevan la posibilidad de prever su caducidad o bien
la revisión posterior, en una palabra su modificación, cambio o extinción.
De la institución surge pues la distinción entre vigencia o fuerza vinculante
del pleno y modificabilidad. Tales aspectos deben armonizar.
De lo contrario, ¿qué garantía ofrece una opinión vinculante, en cualquier
tiempo modificable? o ¿ cuán gravosa es una doctrina judicial pétrea?
III. El problema radica en que el art. 28 (Fallos Plenos de una Cámara) al
decir que “la interpretación que se establezca mayoritariamente obliga a
todos los jueces de la cámara, aunque no hayan participado en la votación
respectiva, y a los jueces inferiores con idéntica competencia material, por
Fallos Plenos
Se ve pues palmaria e ineludible la distinción entre un tiempo de vigencia
cierto —en orden al valor seguridad que subyace en el instituto— y otro
de labilidad, abierto a las cambiantes circunstancias aludidas.
247
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
el lapso de cinco años“ (subrayé) da la impresión, que su vigencia caduca
a los cinco años de su dictado.
No es así y por el contrario, el art. 28 de la ley 10.160 importa la perduración o inmodificabilidad, salvo plenario, por cinco años de la doctrina judicial de los tribunales plenos. No la pérdida de su vigencia o su caducidad
una vez transcurrido dicho lapso, ¿por qué es esto así?
IV. La norma es de redacción oscura por lo que requiere interpretación. De
lo contrario holgado estaría lo que ahora hacemos.
Ella dice “groso modo“ y es cierto, que los plenos “obligan“ a los jueces
“por el lapso de cinco años“.
Pero el verbo (obligar) tiene un predicado que comprende la aclaración
relativa a todos los jueces de la Cámara que no hayan participado de la
votación respectiva y la excepción del Plenario. Especifica pues la temporalidad de la vigencia predicada: a evitar el meneo inmediato de la doctrina judicial sentada, salvo plenario.
El “lapso“ se vincula pues con la vigencia (“obligatoriedad“) por la irrevisabilidad incluida en el texto. Y ya no dice el texto que los plenos dejan de ser vinculantes con posterioridad a esos cinco años. Lo contrario
—la perentoriedad de la vigencia— sería una inferencia difusa, y conforme una exégesis errónea pues en tal registro literal, daría lo mismo
afirmar una cosa que la otra. Y un texto normativo, sabemos, no tolera
una impropiedad tal. “Por encima de lo que las leyes parecen decir literalmente, es propio de la interpretación (tal nuestro objeto) indagar
lo que ellas dicen jurídicamente. En esa indagación no cabe prescindir
de las palabras de la ley, pero tampoco atenerse rigurosamente a ellas,
cuando la interpretación razonable y sistemática así lo requiera“ (CSJN
en L.L. 1979-D-171).
Entonces, si la obligatoriedad de los plenos suponen un plazo en que
son además irrevisables —salvo Plenario— y, posteriormente, sin dejar de ser obligatorios pueden ser modificados, ello surge del texto en
cuanto si bien habla de la vigencia —en la expresión “obliga“— incluye
su revisabilidad. Toda vez que, como hemos dicho, temporariamente
veda que una nueva mayoría de la Cámara modifique el pleno; y en el
tramo siguiente, referido al plazo de cinco años, hace la salvedad que
entre tanto sólo puede revisarlo un “Tribunal plenario“. De modo que la
248
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
expresión “por el lapso de cinco años“ queda reducida a la inmodificabilidad de la vigencia que se establece desde entonces; en la poco feliz
redacción de la norma.
V. Contradicción jurídica si lay hay, es aquella en que una norma dispuesta
para un fin justo y valioso, aplicada conforme un texto defectuoso, produce el efecto inverso al que le es propio.
En tanto la doctrina judicial del pleno se endereza a procesos judiciales
temporalmente dinámicos, la definición jurídica que ella comporta (doctrina
vinculante) no conjuga. antes bien repugna —en su valor “erga omnes“—
con una fecha de caducidad en el transcurso de los juicios a los que va
dirigida. Las consecuencias técnico-procesales que el engorro es capaz de
generar, sea por su influencia en los intereses de las partes, por la fuente de
incidencias, por la consecuencia procesal específica que implica (nulidad),
etc. vulnerarían el sentido jurídico del instituto al resultar fuente de inseguridad jurídica.
En otras palabras, aquello establecido para certeza en la interpretación
de la ley, de entenderse que tiene un plazo de caducidad legalmente determinado, se tornaría en fuente de una incertidumbre mayor. En tal caso
no sería aconsejable celebrar este tipo de Acuerdos Plenos, sujetos a un
término perturbatorio de los procesos en trámite o a iniciarse.
En efecto, ¿qué ocurre con la doctrina judicial sentada al término de los
cinco años si es ella pacífica?
Remediarlo antes choca con el mismo texto que lo prohíbe; y ello más que
por lo formal, por la fuente de litigiosidad a que se expone.
¿No es más práctico, sano y sencillo que una vez transcurridos los cinco
años, si el Cuerpo considera necesario modificar el Pleno lo haga con
total libertad y sentido de oportunidad? Lo contrario, ¿no torna paradójicamente más rígido el sistema que cada lustro reitera su inmodificabilidad?
Por todo lo cual vale reiterar que el “lapso de cinco años“ del art. 28 de la
ley 10.160 importa la inmodificabilidad, invariabilidad de los Acuerdos Plenos de Cámara, pero no la pérdida de su vigencia transcurrido dicho lapso.
Fallos Plenos
Hacerlo el mismo día que fenece es impracticable por la naturaleza misma
del acto. Con posterioridad supone un lapso sin vigencia fuente de mayor
incertidumbre.
249
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
El Dr. Serralunga dijo:
Adhiero al voto del Dr. Donati, a lo que añado lo por mi expuesto en oportunidad del Acuerdo Pleno N° 16 del 13/02/98:
El Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial (ley 2924), a fin de
superar el problema de decisiones contradictorias por parte de distintos
tribunales de segunda instancia de la Provincia, en cuestiones de derecho,
previó en su Art. 672 que se pudiese dictar sentencia por un “Tribunal
Pleno“ —integrado por magistrados de las dos circunscripciones judiciales existentes entonces— “que unificase así la jurisprudencia “ (Cabal y
Atienza, “Código Proc....“, p. 500).
Como señalan Rosas Lichtschein - Carlos (“Comentario a la reforma...“,
p. 170-171), La solución adoptada por el CD, en el Art. 672, no dio los
resultados que se esperaban, principalmente por carecer los fallos de
imperatividad en el futuro en cuanto a la interpretación establecida“. De
allí que el Código (ley 5.531) en su Art. 375, dispusiera que en las mismas
circunstancias, la tesis mayoritaria que se aceptase en la sentencia que
dictase el “tribunal plenario“—formado por todos los miembros de los
tribunales de segunda instancia del mismo fuero de la Provincia— “será
obligatoria para los tribunales de segunda instancia que entiendan de
procesos que se resuelvan con posterioridad al plenario“. A su vez, estableció que el criterio adoptado “podrá ser sometido a revisión de oficio
o a pedido de parte, después de cinco años de dictado el pronunciamiento“.
De tal forma salvó la omisión señalada del Código anterior, pero a su vez
incurrió en una nueva, al no decir que la interpretación dada también sería
obligatoria para los jueces inferiores, tal como lo hace el art. 29 de la ley
10.160 (aunque pudiera interpretarse que estaría implícito en tanto que,
de no ceñirse los jueces inferiores a los fallos plenarios en sus pronunciamientos, ello llevaría a que los mismos fuesen revocados en la Alzada en
virtud de la obligación que se le impusiera a los tribunales de ésta).
Teniendo en cuenta tales antecedentes, y siendo que la finalidad que los
inspirara (al margen de la omisión de la Ley 2.924) es la misma que la de
los Arts. 28 y 29 de la LOPJ (ley 10.160), la de dar certeza sobre la interpretación que cabe dar a una cuestión de derecho, atendiendo a la seguridad jurídica, aparece así necesario que se estableciera en la ley 10.160,
tanto en lo que hace al “tribunal pleno“ como al “tribunal plenario“ que
250
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
tal interpretación sea obligatoria para los integrantes del tribunal que la
realizara (más allá de las variaciones posteriores que se produjesen en su
formación) y para los jueces inferiores que de ellos dependan, y que la
misma tenga una cierta perdurabilidad en el tiempo.
Que así, en lo que atañe a este último aspecto, tanto el Art. 28 (tribunal
pleno) como el Art. 29 (tribunal plenario) determinan la irrevisabilidad de
sus pronunciamientos por el lapso de cinco años (con la excepción de los
que aquél, por un tribunal plenario, esto es, uno más amplio).
Ahora bien, en lo que hace a la vigencia de los fallos plenos, que es el
tema que nos convoca, una interpretación literal del Art. 28 pareciera
llevar a concluir que la misma sería indefectiblemente de cinco años, al
decir que el fallo pleno “obliga“ por ese lapso, porque si transcurrido el
mismo deja de ser obligatorio, es porque ya no rige. En cambio, los plenarios subsistirían luego de cinco años, en tanto el Art. 29 dispone —tras
referirse sólo a su obligatoriedad— que pueden ser sometidos a revisión
después de cinco años, es decir que mientras no fuesen revisados, seguirían vigentes.
A ello deben sumarse otras razones. Una, la que con acierto se señala
como obstativa a una excesiva fijeza jurisprudencial, porque si a los cinco
años no se considerase necesario cambiar el criterio existente, de mantenerse la vigencia, cabría la posibilidad de revisión posterior a los seis,
siete, etc., años, por ejemplo; mientras que, si al término de cinco años, en
la misma situación caducara el pleno, habría que renovarlo por otros cinco
años más, y en tal caso ya no existiría interín la posibilidad de cambiarlo,
aunque se entendiese que debería hacérselo.
Otra, es que, de no seguirse el criterio propugnado —de subsistencia de
la vigencia—, a fin de evitar el vacío que se produciría entre la fecha de
Fallos Plenos
Sin embargo, considero que una comprensión armónica e integral de las
dos disposiciones, superadora del mero texto legal, que tenga en cuenta fundamentalmente que el propósito de ambos pronunciamientos es el
mismo, y que lo único que los diferencia es a instancia de quién puede
convocarse a su dictado, y el ámbito de su aplicación, que resulta del tribunal que los dicta, debe conducir a entender que el lapso de cinco años
se circunscribe en los fallos plenos, al igual que los plenarios, al tema de su
irrevisabilidad y no al de su vigencia, por lo que, en tanto no se disponga
su revisión después de transcurridos cinco años siguen subsistiendo.
251
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
vencimiento de un fallo pleno y la del dictado de uno nuevo, con la consecuente inseguridad que se crearía nuevamente en el tema objeto de
los mismos en ese lapso, la Cámara debería pronunciarse en pleno ante
la proximidad del cumplimiento del plazo de vigencia, y antes de que ello
ocurra, y así podría hacerlo tanto en el sentido del mantenimiento del criterio existente, como en el de su revisión.
No pudiéndose considerar que se le pueda dar al fallo pleno un sentido
diferido de vigencia, esto es, para un futuro, por más próximo que sea
—entre otros motivos porque ello no está previsto en la ley, y porque entretanto podría variar la integración del tribunal, y en tal caso se le estaría
imponiendo la decisión a aquel a que le correspondería hacerlo luego
del plazo legal— en la primera situación se reduciría el lapso de vigencia
del segundo pleno, al superponerse con el del primero, y en la segunda
situación se estaría produciendo una revisión dentro del período en que
no se puede hacerlo.
Por lo que me pronuncio por la vigencia de los fallos plenos después de
transcurridos los cinco años de su dictado, y hasta tanto no sean revisados.
La Dra. García dijo:
Adhiero a los votos de los Dres. Donati y Serralunga.
La Dra. Álvarez dijo:
Adhiero a los votos de los Dres. Donati y Serralunga.
El Dr. Chaumet dijo:
Creo que se mantienen vigentes los argumentos que expusieron los Dres.
Sagüés y Peyrano cuando esta Cámara tratara el tema en el Acuerdo
N° 16/98.
1. La postmodernidad impide en gran medida la proyección hacia el futuro. La aceleración de la historia, la cultura de lo efímero, de lo fugaz, tan
típicas de este tiempo, oprimen la lógica del porvenir y la posibilidad de
construir normas generales. En consecuencia, una de las características de
este tiempo a tener en cuenta —en particular en los países herederos del
derecho continental— es el desarrollo de una juridicidad formada principalmente por normas individuales, representativas de la cultura de la
inmediación. Cada día va ser más difícil legislar, lanzándose hacia el futuro,
prediciendo el porvenir.
252
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
Por otra parte, ello se hace más tenso si se piensa que en el derecho actual las normas generales son cada día más indeterminadas y abiertas. El
nivel de abstracción que suponen las normas generales se contrapone, en
mucho, a las bases culturales de esta época. Los cambios son vertiginosos
y la aceleración de la historia es cada vez mayor, por lo que el alto grado
de racionalidad que supone predecir el futuro no es propio de estos tiempos. Hay un progresivo y apresurado avance de normas generales indeterminadas. Más aún, en realidad muchas veces no se pretende formalizar
normas imprecisas o incompletas sino meros “principios“ de reparto que
reclaman “reglas“ para que pueda empezar a funcionar.
Una de las incertidumbres que ello genera es la de inseguridad por la
carencia de reglas determinadas para la solución de controversias, y la posibilidad de decisiones judiciales contradictorias. Muchas veces se piensa,
con razón, que tal sensación puede atenuarse recurriendo a procedimientos que deben llevarse a cabo por órganos del Poder Judicial. En ese marco se incluyen a los fallos plenos.
Sin perjuicio de ello, urge no exagerar la tarea de la función judicial para
que no se desarrolle su negación. Como lo expusiera el Dr. Peyrano en
el citado acuerdo, “en una época donde todo cambia propiciar soluciones tendientes a ‘cristalizaciones jurisprudenciales’ más allá de lo que
legalmente de modo indudable corresponde no parece adecuado“. Los
mismos límites culturales que encuentra el legislador también los tienen
los jueces.
Distinta es la dinámica y posibilidades de los Tribunales Constitucionales.
No se puede equiparar implícitamente, a los fines de salvar la incertidumbre, por su origen, objeto, destinatarios, el funcionamiento de una Corte
Suprema, de un Tribunal Constitucional con el de un Tribunal Pleno. Como
lo sostuvo el citado procesalista, “el Tribunal Pleno no es más que la for-
Fallos Plenos
En este sentido, ha señalado el Dr. Vigo, que: “si bien hemos intentado
demostrar la inconveniencia teórica y práctica del instituto de las fallos
plenarios, debemos confesar que por medio de los mismos puede llegarse a resolver algunos problemas interpretativos de importancia. Pero
lo que cuestionamos es que el medio en estudio sea el más conveniente
para satisfacer aquella exigencia, y porque además, el mismo violenta la
naturaleza de las funciones propias del Poder Judicial (en Interpretación
Jurídica, Bs. As., Rubinzal-Culzoni, 1999, p. 231).
253
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
malización de un criterio sectorial de la jurisprudencia del ramo y nada
más“. Aún fuera de las dificultades que origina su funcionamiento, esta
Cámara ha tenido que enfrentar la experiencia de revisar sus decisiones
tomadas en pleno, por lo que posteriormente decidiera la Corte Suprema
de Justicia de la Nación (Acuerdo N° 12 del 3/12/97 que dejó sin efecto el
Acuerdo pleno n° 9 del 4/10/95).
En síntesis, el recurso de los denominados Tribunales Plenos, es un instrumento limitado, y no se puede pensar que mediante su uso se pueden
superar todos los límites culturales que encuentra la labor legislativa en
nuestros días.
Sin perjuicio de ello, la interpretación del art. 28 de la ley 10.160 es clara
en cuanto indica que un tribunal pleno obliga “por el lapso de cinco años“
(del voto del Dr. Sagüés). En el mismo sentido, el Dr. Peyrano expuso que:
“está fuera de toda duda que la letra del art. 28 de la ley 10.160 no convalida la nueva ‘cristalización jurisprudencial’ propugnada por algunos de
los distinguidos miembros de esta Cámara de Apelación. En efecto: qué
hacer con el vocablo ‘obliga’( por cinco años) que incluye la primera parte
del Art. 28 de la Ley 10.160 y que también comprende a los ‘jueces inferiores’. Si dicha locución ‘obliga’ pudiera ser interpretada —como se ha propiciado— en el sentido de que alude tan sólo a la obligación de no reemplazar un pleno por otro antes de que transcurran cinco años, resultaría
superfluo y hasta equivocado mencionar en dicha disposición a los ‘jueces
inferiores’ que no están en condiciones de formar Pleno para revisar uno
anterior. Pertinazmente hemos defendido interpretaciones evolutivas de
disposiciones legales, pero en tanto y en cuanto no se apartaran palmaria
y violentamente del texto intergiversable del legislador“.
Con razón señalan Atienza y Ruiz Manero que las reglas están destinadas
a que, cuando se dan sus condiciones de aplicación, los órganos jurisdiccionales excluyan, en cuanto base de su resolución, su propio juicio acerca
del balance de razones aplicables y adopten como tal base el contenido
de la regla. (Las piezas del Derecho.Teoría de los enunciados jurídicos,
Barcelona, Ariel, 1996, ps. 12 y ss.).
En consecuencia, corresponde revisar el Acuerdo Pleno n° 16 de fecha 13
de febrero de 1998 y establecer que la interpretación establecida por un
Tribunal Pleno obliga por el lapso de cinco años.
Voto por la afirmativa.
254
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
El Dr. Sagüés dijo:
Excma Cámara: me remito a mi disidencia en el Acuerdo n° 16/98.
Entiendo que mantiene plena vigencia el voto que emitiera en el seno del
Acuerdo n° 16/98, remitiéndome, “brevitatis causae“, a sus términos que
más abajo transcribo. Sin perjuicio de ello señalo, a mayor abundamiento,
que la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario es la única
de las cinco circunscripciones judiciales de Santa Fe que ha dictado tan atípico y “contra legem“ pronunciamiento cual es el contenido en el referido
Acuerdo n° 16/98. En su defensa, pienso, que sólo pueden hacerse valer
razones muy secundarias de orden práctico que no convalidan, en modo alguno, tamaño atentado contra la letra y espíritu del Art. 28 de la Ley 10.160.
A continuación, y cumpliendo con lo anunciado transcribo los términos de
mi pretérito voto que hoy también es el que renuevo en el presente Acuerdo: “Desde siempre ha concitado mi interés el tema de la llamada Jurisprudencia obligatoria o “mandato“ en el ámbito de la Provincia de Santa Fe.
Por ello es que suscitó mi aplauso la reforma producto de la sanción de la
Ley 10.160 (arts. 28 y 29), que vino a mejorar sensiblemente el régimen anterior (Art. 365 CPC y normas de la derogada LOT). Sin embargo, aunque remozado el nuevo sistema también incluye el funcionamiento de un tribunal
plenario que —como lo señala el voto del Dr. Rouillón— presenta múltiples
dificultades en orden a su convocatoria, agilidad, etc. Como fuere, lo que
es indudable es que hasta hoy existen grandes diferencias entre el Tribunal
Pleno del artículo 28 de la ley 10160 y el Plenario previsto por el Art. 29 del
mismo ordenamiento (conf. “Apuntes sobre ciertos tribunales atípicos del
sistema procesal santafesino“, en Revista de Jurisprudencia Civil y Comercial de Santa Fe N° 26, pág. 93), justificadas por la mayor jerarquía de éste
último al representar la opinión de toda la judicatura provincial correspondiente. Por ello es que —aunque con reparos— puede de algún modo legitimarse que el fallo plenario posea una vigencia “sine die“ hasta tanto otro
Plenario lo deje sin efecto. No obstante ello, dicha vigencia “sine die“ lo
acerca, peligrosamente para la división republicana de poderes, al valor de
una verdadera ley. Pero el tribunal pleno es otra cosa. Se trata de un criterio
sectorial de la jurisprudencia del ramo, y nada más. Precisamente hasta hoy
una de las principales diferencias entre el Tribunal Plenario y el Pleno finca
en que éste carece de la referida vigencia “sine die“ que sí posee el primero
(“Contra la eternidad de los fallos plenarios“, en “Procedimiento civil y co-
Fallos Plenos
El Dr. Peyrano dijo:
255
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
mercial“ por Jorge W. Peyrano, Editorial Juris, tomo 1, página 164 y ss). Precisamente, también, la aludida vigencia “sine die“ del Tribunal Plenario es
uno de los principales flancos débiles del sistema y objeto de fundados reproches constitucionales (conf. “Contra la eternidad de los...“, pág. 165). En
una época donde todo cambia —también la materia jurídica— de manera
tan rápida y en la cual todo resulta fluido, propiciar soluciones tendientes a
“cristalizaciones jurisprudenciales“ más allá de lo que legalmente de modo
indudable corresponde, no aparece adecuado, y está fuera de toda duda
que la letra del Art. 28 de la ley 10.160 no convalida la nueva “cristalización
jurisprudencial“ propugnada por algunos de los distinguidos miembros de
esta Cámara de Apelación. En efecto: qué hacer con el vocablo “obliga“
(por cinco años) que incluye la primera parte del Art. 28 de la ley 10160 y que
también corresponde a los “jueces inferiores“. Si dicha locución “obliga“
pudiera ser interpretada —como se ha propiciado— en el sentido de que
alude tan solo a la obligación de no reemplazar un pleno por otro antes de
que transcurran cinco años, resultaría superfluo y hasta equivocado, mencionar en dicha disposición a los “jueces inferiores“ que no están en condiciones de formar Pleno para revisar uno anterior. Pertinazmente hemos defendido interpretaciones evolutivas de disposiciones legales, pero en tanto
y cuanto no se apartaran palmaria y violentamente del texto intergiversable
del legislador“. En consecuencia de todo lo anterior, sumo mi voto al de los
emitidos por los Dres. Chaumet y Sagüés.
El Dr. Baracat dijo:
Adhiero al voto del Dr. Peyrano.
El Dr. Rodil dijo:
Adhiero al voto del Dr. Peyrano.
El Dr. Ariza dijo:
Se somete a consideración la doctrina adoptada por esta Cámara en el
Acuerdo N°16 del 13/2/1998, estableciéndose en aquella oportunidad que
“la interpretación que en lo sucesivo ha de darse al art. 28 de la ley 10.160
es: después de transcurrido el fallo pleno que no fuese expresamente modificado continúa siendo obligatorio“.
Adelanto que no comparto el criterio interpretativo sentado en aquella ocasión adhiriendo a lo expresado precedentemente por los Doctores Chaumet
y Peyrano.
256
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
En el fallo pleno cuya doctrina se ha convocado a revisar en esta oportunidad han quedado expresadas las dos orientaciones principales de que
ha sido objeto de interpretación el art. 28 de la ley 10.160. Es justo admitir
que ambas posiciones han estado robustecidas tanto por el esfuerzo argumental de mayoría y minoría —que hizo que la cuestión haya quedado
prácticamente agotada en cuanto a razones comprometidas en una y otra
postura— como así también en cuanto a la preocupación que ambas tesis
reclamaron sobre la mejor manera de contribuir al funcionamiento del sistema judicial y al logro de parámetros más adecuados de seguridad jurídica.
El criterio hermenéutico a seguir no puede desconocer que la facultad de
establecer interpretaciones judiciales obligatorias a los miembros de la
propia Cámara y a los jueces de primera instancia constituye una manifestación excepcional de la función jurisdiccional. Aun considerando válidas
las elocuentes razones que se dan en sustento de mecanismos judiciales
que tiendan a evitar jurisprudencia contradictoria no se logra modificar
ni atenuar el hecho de que la jurisprudencia obligatoria importa una verdadera categoría híbrida de las sentencias judiciales sobre todo a partir
de un dato relevante: su obligatoriedad trasciende el caso concreto y se
proyecta con generalidad hacia el futuro.
Esta excepcional manifestación de la potestad jurisdiccional tiene su principal basamento en el reconocimiento legal que la origina y enmarca. Adviértase que, dejando inclusive a un lado las discusiones sobre su constitucionalidad, el legislador ha llegado a admitir en la Provincia de Santa
Fe, que tales fallos plenos se emitan en “defecto de caso concreto“, es
decir, aun en ausencia de causa (art. 116 de la Constitución Nacional), lo
que evidencia el marco de competencia atípico en que se ejercen estas
facultades interpretativas.
Es así que en esta materia dependiendo la potestad jurisdiccional de una
atribución específica que reconoce su fuente directa en la ley, la interpretación del alcance de esas facultades debe atenerse de la manera más
estricta posible al tenor de la disposición legal.
Fallos Plenos
Por ello, juzgo que si bien la utilización de mecanismos de unificación de criterios jurisprudenciales pudo reconocer históricamente un origen sociológico
(conf. Falistocco Roberto, Martín Ana María y Trovatto Fabián en “Ley Orgánica del Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe. Doctrina y Jurisprudencia“,
Dir. Jorge Peyrano, Nova Tesis, Rosario, 2002, págs. 210 y sgtes.) en la actualidad el fundamento y límites de su ejercicio es de eminente fuente legal.
257
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
El precepto analizado e interpretado en el Acuerdo Pleno que se está revisando dice:
“La interpretación que se establezca mayoritariamente obliga a todos los
jueces de la Cámara, aunque no hayan participado en la votación respectiva, y a los jueces inferiores con idéntica competencia material, por el lapso
de cinco años. Dentro de él sólo puede ser revisada por una decisión del
Tribunal Plenario en las condiciones previstas en el artículo siguiente. El
apartamiento de la tesis mayoritaria causa la nulidad del respectivo pronunciamiento“.
Desde un punto de vista gramatical se advierte que la primera oración de
este párrafo regula los sujetos que se verán alcanzados pasivamente por
la obligatoriedad del pleno como así también el lapso de duración de la
obligatoriedad. No advierto que existen elementos consistentes —desde
la perspectiva del elemento literal— para sostener que la norma no regula
la vigencia temporal del pleno al establecer que la interpretación “será
obligatoria por el lapso de cinco años“.
Es que, si bien en el plano teórico pueden establecerse diferencias entre vigencia —entendida como existencia de la norma— obligatoriedad
y eficacia (Kelsen, Hans, “Teoría General de las normas“, trad. Hugo
Carlos Delory Jacob, Trillas , Méjico, 1994, pág. 144 y sgtes.), en el caso
del fallo pleno, la extinción de la obligatoriedad a los cinco años implica
directamente la pérdida de sentido vinculante del pleno que es su razón
de ser.
No se advierte que exista fundamento en el elemento histórico para sostener que el legislador no logró expresar en el art. 28 de la ley 10.160
lo que en realidad era su objetivo o finalidad al normar esta situación.
Es por ello, que, encontrándose suficientemente regulado el tema de
la duración de la obligatoriedad del pleno en el art. 28 de la ley 10.160,
no parece indicado ocurrir a otra disposición —art. 29 ley 10.160— para
extraer sistemáticamente un sentido complementario del precepto, ya
que ello implicaría en realidad introducir en la norma interpretada un
mantenimiento de la vigencia luego de los cinco años que el legislador
descartó al no establecerlo.
En síntesis, desde el plano interpretativo, constituye una hermenéutica sobreabundante e innecesaria del precepto legal achacar al legislador que
no estableció la caducidad automática del pleno a los cinco años cuando
258
“obligatoriedad de los fallos plenos luego del plazo de cinco años”
ya había regulado suficientemente dicha limitación al establecer que el
pleno “obliga (...) por el lapso de cinco años“.
Es propicio señalar igualmente que la hermenéutica adoptada en el Acuerdo Pleno que se está sometiendo a reconsideración de esta Cámara tuvo
por principal inspiración ofrecer reglas simples y claras que favorezcan el
logro de seguridad jurídica. Sin embargo, la interpretación del art. 28 de
la ley 10.160 que allí se propició no constituye el único camino de afianzamiento de tal aspiración.
En efecto, aparece como contribución principal a la seguridad jurídica
que la sentencia que sienta jurisprudencia obligatoria tenga una razonable proximidad temporal y personal con los autores —intérpretes que la
establecen—. La seguridad jurídica no depende en sí de la existencia de
la obligatoriedad sino también de la certeza sobre la actualidad y conveniencia de la posición interpretativa que se impondrá, lo que indica que la
limitación temporal de la obligatoriedad —más allá de su opinable duración— es una alternativa aceptable.
Es que los jueces de Alzada y los jueces de primera instancia reconocerán
en la materia decidida por el fallo pleno una importante fuente de acuerdo
y de decisión. Es claro que si el apartamiento de un fallo de Alzada nunca
se lo hace de manera caprichosa o inmotivada sino siempre de manera reflexiva y fundada, dicho proceder no se verá alterado en el caso en que un
magistrado opte por apartarse de una doctrina consolidada a través de un
fallo que meramente ha perdido obligatoriedad pero no consistencia de
razones. Antes bien, ese necesario esfuerzo argumental puede servir para
iluminar nuevos costados de una problemática que no necesariamente se
cristalizó por el dictado de un fallo pleno.
Fallos Plenos
Otro elemento que constituirá una pieza importante de conformación de
la seguridad jurídica radica previamente en el funcionamiento de los criterios jurisprudenciales en un sistema judicial que aspira a ser eficiente y
evolutivo en sus criterios de justicia. Si en la actualidad no se pone seriamente en duda el carácter de fuente de derecho de la jurisprudencia no
puede tampoco desconocerse que la sola pérdida de la obligatoriedad
del pleno y, en tanto se decide su revisión, mantenimiento o la no regulación del tema a través de otro pleno, no puede implicar la desorganización
o diversificación de los criterios jurisprudenciales unificados anteriormente
de manera obligatoria.
259
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Adhiero, pues, a los votos de los Dres. Chaumet y Peyrano por compartirlos, propiciando que se declare que transcurridos cinco años desde su
emisión el fallo pleno deja de ser obligatorio.
La Dra. Serra dijo:
Adhiero al criterio de los votos que propician revisar el acuerdo pleno n° 16 de
fecha 13 de febrero de 1998, correspondiendo establecer que la interpretación efectuada por un tribunal pleno obliga por el lapso de cinco años.
El Dr. Silvestri dijo:
Adhiero a la postura de los votos que propician revisar el Acuerdo Pleno
n° 16/98, en el sentido de establecer que la interpretación efectuada por
un tribunal pleno obliga por el lapso de cinco años.
Atento el resultado obtenido al tratar la cuestión propuesta, la Cámara
de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, en Tribunal Pleno (art. 28,
ley 10.160); RESUELVE: establecer que: “la interpretación efectuada por un
tribunal pleno obliga por el lapso de cinco años“.
Insertarlo en el Protocolo de Presidencia y remitir copia a cada una de las
Salas de esta Cámara y a los Juzgados del fuero.
Con lo que terminó el acuerdo, firmando los jueces por ante mí, doy fe.
Néstor Pedro Sagüés - María Del Carmen Álvarez - Ariel
Carlos Ariza - Edgar J. Baracat - Mario E. Chaumet - José
Humberto Donati - Alicia García - Jorge W. Peyrano Avelino J. Rodil. Siguen firmas. María Mercedes Serra - José
María Serralunga - Ricardo A. Silvestri - Perla S. Frontini.
•
260
“Renovación de acuerdos
plenos que quedaron
sin efecto a raíz
del Acuerdo Pleno Nº 1/06”
•
Cuestión a resolver:
Renovación de Acuerdos Plenos que quedaron sin efecto a raíz del Acuerdo Pleno Nº 1 del año 2006.
Punto 4: Se resuelve renovar el carácter de Fallos Plenos a partir de la fecha de los siguientes Acuerdos:
Acuerdo Nº 1 de fecha 18/03/1981: declarar la necesidad de la notificación
por cédula de la sentencia que recaiga en incidente concursal a los efectos
de su firmeza y ejecutoriedad.
Acuerdo Nº 8 de fecha 01/10/1983: es aplicable el plazo de gracia previsto
en el art. 70 del Código Procesal Civil, a los procesos que versen sobre
materia concursal y prendaria.
Acuerdo Nº 10 de fecha 22/03/1983: es procedente el recurso de apelación interpuesto contra la resolución que pone fin a la revisión prevista por
el art. 38 de la ley 19.551.
Fallos Plenos
Acuerdo Nº 20 de fecha 15/04/1982: iniciado el trámite de Concurso Preventivo, encontrándose pendiente de resolución ante otro juzgado la
solicitud de quiebra contra el mismo deudor, incoada por un tercero en
fecha anterior, debe el concurso preventivo continuar su tramitación en
su juzgado de origen.
261
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Acuerdo de fecha 28/06/1983: declara la apelabilidad de la cuestión de
costas contenida en la resolución denegatoria de una petición de quiebra.
Acuerdo Nº 33 de fecha 24/06/1985: no procede el arraigo en los juicios
seguidos contra un tercero por el Síndico del concurso.
Acuerdo Nº 81 de fecha 05/11/1986: es inapelable el auto que rechaza la
pretensión de caducidad del proceso.
Acuerdo Nº 11 de fecha 27/03/1987: declara que es apelable la sentencia
desestimatoria de la solicitud de quiebra formulada por acreedor.
Acuerdo Nº 52 de fecha 08/09/1988: fija la interpretación para regular honorarios por el planteo y contestación de recursos de inconstitucionalidad
y/o extraordinario federal ante la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, y determina qué se entiende por “sentencia apelada“.
Acuerdo Nº 70 de fecha 17/12/1991: 1) es inapelable la resolución de impugnación al informe individual del Síndico; 2) es inapelable la cuestión de
costas en auto; 3) no corresponde pronunciarse respecto si devenga o no
imposición de costas al perdidoso el trámite de impugnación al informe
individual del Síndico.
Acuerdo Nº 71 de fecha 27/12/1991: no es menester la impugnación prevista por el art. 36 de la Ley de Concursos con el objetivo de gozar de
legitimación para promover el recurso de revisión regulado por el art. 38
de la Ley de Concursos.
Acuerdo Nº 83 de fecha 27/12/1991: es improcedente la convocatoria a
Tribunal Plenario en un proceso de amparo.
Acuerdo Nº 22 del 30/04/1992: los vocales designados para integrar el
Tribunal ad hoc que dirime los conflictos entre pares por recusación o excusación rechazadas (primera parte del inc. 2, art. 33 de la ley 10.160) no
pueden ser recusados por las partes, ni pueden excusarse invocando motivos relacionados con ellas.
Acuerdo Nº 54 de fecha 12/11/1992: fijar como doctrina que nada autoriza a establecer una pauta monetaria mínima, igualitaria e indiferenciada,
correspondiente a un valor vida humana o pérdida de vida humana como
monto indemnizatorio, con prescindencia de todo otro perjuicio cierto.
Acuerdo Nº 23 de fecha 17/06/1993: declarar que en lo sucesivo se interpretará el inc. 2 del art. 10 del Código Procesal Civil, en el sentido de no
estar incluidos en esa causal de excusación, con la Provincia y en juicios
262
“renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz...”
donde ésta sea parte y con los jueces que tienen juicios de amparo por
divergencias interpretativas con el Poder Ejecutivo sobre el régimen remunerativo del Poder Judicial. Este criterio vincula exclusivamente al Tribunal
que deba resolver la cuestión.
Acuerdo Nº 3 del 23/02/1995: no es procedente el arraigo en los juicios
seguidos contra un tercero por el Síndico del concurso.
Acuerdo Nº 32 del 14/05/1997: no hace lugar a la convocatoria a Tribunal
Pleno para unificar jurisprudencia sobre intereses.
Acuerdo Nº 132 del 03/06/1997: de haber dos vocales titulares de una
Sala, el tercero subrogante estudia la causa en tercer lugar.
Acuerdo Nº 88 del 13/11/1997: interpretación del art. 261 de la ley 24.522:
A) si en la quiebra fracasa la subasta por causa no imputable al martillero,
éste no tiene derecho a percibir honorarios del concurso; B) esa regla no
se aplica en caso de subasta suspendida a instancia del fallido cuya quiebra concluye de modo no liquidativo.
Acuerdo Nº 85 de fecha 05/08/1998: en la quiebra liquidativa si los tres
sueldos del Secretario de Primera Instancia de la Jurisdicción en que tramita el Concurso, previstos como mínimo a los fines de regular honorarios,
implican un monto superior al 12% del activo realizado, la pauta a aplicar
es la del mínimo de tres sueldos de Secretario.
Acuerdo Nº 1 del 24/02/1999: interpretación del art. 10 del inc. 3 del Código
Procesal Civil: el juez no debe excusarse y puede desestimar la recusación
si las hipótesis previstas en esa norma se configuran respecto de entidades
públicas o privadas bancarias, aseguradoras, prestadores de servicios, prepagas de salud, emisoras de tarjeta de crédito y prestadores de servicios públicos concesionados o privatizados, en los cuales participan o con las cuales contratan el magistrado o su cónyuge, salvo que existieran situaciones
especiales o contingencias puntuales con entidad suficiente que hicieren
procedente el apartamiento en pos de la preservación de la imparcialidad.
Acuerdo Nº 1 del 04/07/2001: declara que, en lo sucesivo, ha de interpretarse que no es subsanable en la Alzada el incumplimiento en primera
instancia de los requisitos de la presentación preventiva concursal (art. 11
de la ley 24.522).
Fallos Plenos
Acuerdo Nº 2 del 26/02/1999: es inapelable el auto que rechaza la pretensión de caducidad del proceso.
263
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Acuerdo Nº 2 del 15/11/2001: 1) declara que el art. 7 de la ley 11.257, modificatoria de la ley 6767, que agrega el inc. 5, debe entenderse aplicable
con carácter general y permanente para todo tipo de ejecuciones fiscales en el territorio provincial, alcanzando a todas las ejecuciones fiscales:
provincial, municipal y comunal. 2) Declara que el tope regulatorio en las
ejecuciones fiscales antedichas corresponde a los honorarios a regular al
profesional de la ejecutada.
Acuerdo Nº 3 del 04/12/2001: aclara el Acuerdo Nº 2 del 15/11/2001.
Fallo en texto completo:
Acuerdo Nº 3
En la ciudad de Rosario, el día 22 de marzo del año dos mil siete, se reunieron en Acuerdo los Jueces integrantes de la Cámara de Apelación en lo
Civil y Comercial de Rosario, bajo la presidencia de su titular, el Dr. Baracat
y con la presencia de los Dres. Álvarez, Ariza, Chaumet, Peyrano, Rodil,
Serra y Silvestri, para tratar los siguientes temas:
Punto 1: suspensión de subastas urgentes.
Punto 2: nota presentada por el Presidente de la Comisión de Asuntos
Tribunalicios del Colegio de Abogados.
Punto 3: art. 118 del Código Procesal Civil y Comercial en relación a la
Jueza del Juzgado Civil, Comercial y Laboral de Villa Constitución de la 2ª
Nominación.
Punto 4: renovación de Acuerdos Plenos que quedaron sin efecto a raíz
del Acuerdo Pleno Nº 1/06.
Punto 5: nota presentada por el Dr. Moneta en relación a la situación de vacancia del Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº 2.
Punto 6: convocatoria a Tribunal Pleno propuesto por la Sala Tercera, a fines
de que se unifique jurisprudencia de las Salas de esta Cámara respecto de
la regulación de los honorarios en los juicios de la ley 10.000 (art. 28 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial).
Otros asuntos de interés.
Punto 1: suspensión de subastas urgentes. Luego de un intercambio de
opiniones, la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario resuelve: 1) en caso de subastas de inmuebles no hay razón suficiente para
264
“renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz...”
alterar los plazos procesales de las normativas vigentes. 2) En caso de resultar imposible la localización de los integrantes de una Sala que tienen
que intervenir en un caso urgente, el Presidente de la Cámara se encuentra facultado para constituir una Sala ad hoc al solo efecto de atender y
decidir la urgencia.
Punto 3: art. 118 del Código Procesal Civil y Comercial. En relación a la
Jueza del Juzgado Civil, Comercial y Laboral de Villa Constitución de la 2ª
Nominación. Visto: el informe elevado por la Dra. Ferrari, en fecha 1/3/07,
a tenor de lo dispuesto por el art. 118 del Código Procesal Civil y Comercial; y Considerando: que en relación al pedido de la Dra. Ferrari, el número informado conduce, en uso de las facultades del art. 118 del Código
Procesal Civil y Comercial, a señalar un plazo dentro del cual deben dictarse las resoluciones, y durante el que el juez resolverá las causas teniendo
en cuenta la categorización establecida en el art. 105 del Código Procesal
Civil y Comercial, la fecha en que el expediente pasó a resolución y la
urgencia de cada caso. Por tanto, la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Rosario; resuelve: 1) establecer que el art. 109 del Código Procesal
Civil y Comercial recién operará respecto de los expedientes radicados
en el Juzgado de Primera Instancia de Distrito Civil, Comercial y Laboral
Nº 2 de Villa Constitución, a partir del 22 de septiembre del corriente año.
2) Hacer saber a la Dra. Ferrari lo resuelto.
Fallos Plenos
Punto 2: nota presentada por el Presidente de la Comisión de Asuntos
Tribunalicios del Colegio de Abogados. Considerando: las razones expuestas, la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario; resuelve: al punto 1) dado el alto cúmulo de trabajo y la cantidad de años
que no se crea una Sala para esta Cámara, se dará curso urgente al pedido si el caso así lo requiere. A los puntos 2 y 3) téngase presente. Al
punto 4) No hacer lugar, por cuanto ello implicaría crear privilegios que
pueden resultar injustos en los sectores marginales y que implicarían
una violación al principio de igualdad consagrado en la Constitución
Nacional. Más allá de lo expuesto, el Presidente de este Cuerpo informó que la Corte Suprema de Justicia está abocada a la confección de
un Reglamento, a fin de que los justiciables que requieran servicio de
Defensoría puedan concurrir a los Juzgados de Familia con abogados
que, a tal efecto, suministraría el Colegio de Abogados, con lo que se
resolvería el problema suscitado en relación a la atención del público
en los Juzgados referidos.
265
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Punto 4. Renovación de Acuerdos Plenos que quedaron sin efecto a raíz
del Acuerdo Pleno Nº 1/06. Luego de un intercambio de opiniones la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Rosario; RESUELVE: renovar el
carácter de fallos Plenos a partir de la fecha a los siguientes Acuerdos:
Nº 1 de fecha 18/3/81: declarar la necesidad de la notificación por cédula
de la sentencia que recaiga en incidente concursal a los efectos de su
firmeza y ejecutoriedad. Nº 20 de fecha 15/4/82: iniciado el trámite de
Concurso Preventivo, encontrándose pendiente de resolución ante otro
juzgado la solicitud de quiebra contra el mismo deudor, incoada por un
tercero en fecha anterior, debe el concurso preventivo continuar su tramitación en su juzgado de origen. Nº 8 de fecha 1/10/83: es aplicable el plazo de gracia previsto en el art. 70 del Código Procesal Civil, a los procesos
que versen sobre materia concursal y prendaria. Nº 10 de fecha 22/3/83: es
procedente el recurso de apelación interpuesto contra la resolución que
pone fin a la revisión prevista por el art. 38 de la ley 19551. Fecha 28/6/83:
declara la apelabilidad de la cuestión de costas contenida en la resolución denegatoria de una petición de quiebra. Nº 33 de fecha 24/6/85: no
procede el arraigo en los juicios seguidos contra un tercero por el Síndico
del concurso. Nº 81 de fecha 5/11/86: es inapelable el auto que rechaza la
pretensión de caducidad del proceso. Nº 11 de fecha 27/3/87: declara que
es apelable la sentencia desestimatoria de la solicitud de quiebra formulada por acreedor. Nº 52 de fecha 8/9/88: fija la interpretación para regular
honorarios por el planteo y contestación de recursos de inconstitucionalidad y/o extraordinario federal ante la Cámara de Apelación en lo Civil y
Comercial, y determina qué se entiende por “sentencia apelada“. Nº 70
de fecha 17/12/91: 1) es inapelable la resolución de impugnación al informe individual del Síndico; 2) es inapelable la cuestión de costas en auto;
3) no corresponde pronunciarse respecto si devenga o no imposición de
costas al perdidoso el trámite de impugnación al informe individual del
Síndico. Nº 71 de fecha 27/12/91: no es menester la impugnación prevista
por el art. 36 de la Ley de Concursos con el objetivo de gozar de legitimación para promover el recurso de revisión regulado por el art. 38 de la Ley
de Concursos Nº 83 de fecha 27/12/91: es improcedente la convocatoria
a Tribunal Plenario en un proceso de amparo. Nº 22 del 30/4/92: los vocales designados para integrar el Tribunal ad hoc que dirime los conflictos entre pares por recusación o excusación rechazadas (primera parte del
inciso 2, art. 33 de la ley 10160) no pueden ser recusados por las partes,
ni pueden excusarse invocando motivos relacionados con ellas. Nº 54 de
266
fecha 12/11/92: fijar como doctrina que nada autoriza a establecer una
pauta monetaria mínima, igualitaria e indiferenciada, correspondiente a
un valor vida humana o pérdida de vida humana como monto indemnizatorio, con prescindencia de todo otro perjuicio cierto. Nº 23 de fecha
17/6/93: declarar que en lo sucesivo se interpretará el inciso 2 del art. 10
del Código Procesal Civil, en el sentido de no estar incluidos en esa causal
de excusación, con la Provincia y en juicios donde ésta sea parte y con los
jueces que tienen juicios de amparo por divergencias interpretativas con
el Poder Ejecutivo sobre el régimen remunerativo del Poder Judicial. Este
criterio vincula exclusivamente al Tribunal que deba resolver la cuestión.
Nº 3 del 23/2/95: no es procedente el arraigo en los juicios seguidos contra
un tercero por el Síndico del concurso. Nº 32 del 14/5/97: no hace lugar a la
convocatoria a Tribunal Pleno para unificar jurisprudencia sobre intereses.
Nº 132 del 3/6/97: de haber dos vocales titulares de una Sala, el tercero
subrogante estudia la causa en tercer lugar. Nº 88 del 13/11/97: interpretación del art. 261 de la ley 24.522: A) si en la quiebra fracasa la subasta
por causa no imputable al martillero, éste no tiene derecho a percibir honorarios del concurso; B) esa regla no se aplica en caso de subasta suspendida a instancia del fallido cuya quiebra concluye de modo no liquidativo.
Nº 85 de fecha 5/8/98: en la quiebra liquidativa si los tres sueldos del Secretario de Primera Instancia de la Jurisdicción en que tramita el Concurso, previstos como mínimo a los fines de regular honorarios, implican un
monto superior al 12% del activo realizado, la pauta a aplicar es la del
mínimo de tres sueldos de Secretario. Nº 1 del 24/2/99: interpretación del
art. 10 del inciso 3 del Código Procesal Civil: el juez no debe excusarse y
puede desestimar la recusación si las hipótesis previstas en esa norma se
configuran respecto de entidades públicas o privadas bancarias, aseguradoras, prestadores de servicios, prepagas de salud, emisoras de tarjeta de
crédito y prestadores de servicios públicos concesionados o privatizados,
en los cuales participan o con las cuales contratan el magistrado o su cónyuge, salvo que existieran situaciones especiales o contingencias puntuales con entidad suficiente que hicieren procedente el apartamiento en pos
de la preservación de la imparcialidad. Nº 2 del 26/2/99: es inapelable el
auto que rechaza la pretensión de caducidad del proceso. Nº 1 del 4/7/01:
declara que, en lo sucesivo, ha de interpretarse que no es subsanable en la
Alzada el incumplimiento en primera instancia de los requisitos de la presentación preventiva concursal (art. 11 de la ley 24522). Nº 2 del 15/11/01:
1) declara que el art. 7 de la ley 11257, modificatoria de la ley 6767, que
Fallos Plenos
“renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz...”
267
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
agrega el inciso 5, debe entenderse aplicable con carácter general y permanente para todo tipo de ejecuciones fiscales en el territorio provincial,
alcanzando a todas las ejecuciones fiscales: provincial, municipal y comunal. 2) Declara que el tope regulatorio en las ejecuciones fiscales antedichas corresponde a los honorarios a regular al profesional de la ejecutada.
Nº 3 del 4/12/01: aclara el Acuerdo Nº 2 del 15/11/01.
Punto 5: nota presentada por el Dr. Moneta en relación a la situación de
vacancia del Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº 2.
Luego de un intercambio de opiniones, la Cámara de Apelación Civil y
Comercial de Rosario resuelve: establecer, con carácter transitorio, que
las vacancias producidas en el Tribunal Colegiado de Responsabilidad Extracontractual Nº 2 serán cubiertas en forma transitoria por los Jueces de
Distrito Civil y Comercial Nºs. 16, 17 y 18, una vez que juren. A este fin, para
que puedan actuar como jueces de trámite, se deja sin efecto el Acuerdo
de esta Cámara Nº 5/84, punto 3. Hacer saber al Juzgado y a los jueces de
mención lo resuelto.
Punto 6: convocatoria a Tribunal Pleno propuesto por la Sala 3ª, a fines de
que se unifique la jurisprudencia de las Salas de esta Cámara respecto de
la regulación de los honorarios en los juicios de la ley 10.000 (art. 28 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial). Luego de un breve debate, la Cámara de
Apelación Civil y Comercial de Rosario resuelve: que no es procedente la
convocatoria a Tribunal Pleno en el tema propuesto, por las razones analógicas aplicables al Juicio de Amparo (Ac. 83 del 27/12/91).
Otros asuntos de interés: se ha acordado plantear nuevamente ante la
Corte Suprema de Justicia la necesidad de modificar la unidad Jus, con la
finalidad de elevar el monto de la inapelabilidad.
Con lo que terminó el acto firmando el Presidente y los Jueces de Cámara,
por ante mí que doy fe.
Baracat - Álvarez - Ariza - Chaumet - Peyrano - Rodil - Serra Silvestri
•
268
“Renovación de acuerdos
plenos que quedaron
sin efecto a raíz
del Acuerdo Pleno Nº 1/06”
•
Cuestión a resolver:
Renovación de Acuerdos Plenos que quedaron sin efecto a raíz del Acuerdo Pleno Nº 1 del año 2006.
Punto 1: Se resuelve renovar el carácter de fallos Plenos a partir de
la fecha a los siguientes Acuerdos (dejando constancia además que se
hacen correcciones adecuándolos a la legislación vigente):
Acuerdo N° 1 de fecha 18/03/1981: Declarar la necesidad de la notificación por cédula de la sentencia que recaiga en incidente concursal a los
efectos de su firmeza y ejecutoriedad.
Acuerdo N° 8 de fecha 01/10/1983: Es aplicable el plazo de gracia previsto en el artículo 70 CPC a los procesos que versen sobre materia concursal y prendaria.
Acuerdo Nº 10 de fecha 22/03/1983: Es procedente el recurso de apelación interpuesto contra la resolución que pone fin a la revisión prevista por
el art. 37 LCQ.
Fallos Plenos
Acuerdo Nº 20 de fecha 15/04/1982: Iniciado el trámite de concurso
preventivo, encontrándose pendiente de resolución ante otro Juzgado,
solicitud de quiebra contra el mismo deudor, incoada por un tercero en
fecha anterior debe el concurso preventivo continuar su tramitación en su
Juzgado de origen.
269
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Acuerdo de fecha 28/06/1983: Declara la apelabilidad de la cuestión de
costas contenida en la resolución denegatoria de una petición de quiebra.
Acuerdo N° 33 de fecha 24/06/1985: No procede el arraigo en los juicios
seguidos contra un tercero por el Síndico del concurso.
Acuerdo N° 81 de fecha 05/11/1986: Es inapelable el auto que rechaza la
pretensión de caducidad del proceso. (Con la disidencia del Dr. Darío L.
Cúneo).
Acuerdo N° 11 de fecha 27/03/1987: Declara que es apelable la sentencia
desestimatoria de la solicitud de quiebra formulada por acreedor.
Acuerdo N° 52 de fecha 08/09/1988: Fija la interpretación para regular honorarios por el planteo y contestación de recursos de inconstitucionalidad
y/o extraordinario federal ante la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, y determina qué se entiende por “sentencia apelada”.
Acuerdo N° 70 de fecha 17/12/1991: Es inapelable la cuestión de costas
en auto inapelable.
Acuerdo N° 71 de fecha 27/12/1991: No es menester la impugnación prevista por el art. 36 LCQ para gozar de legitimación para promover el recurso de revisión regulado por el art. 37 LCQ.
Acuerdo N° 83 de fecha 27/12/1991: Es improcedente la convocatoria a
tribunal plenario en un proceso de amparo.
Acuerdo N° 22 de fecha 30/04/1992: Los vocales designados para integrar
el tribunal ad hoc que dirime los conflictos entre pares por recusación o
excusación rechazadas (1ª parte del inc. 2, art. 33 ley 10.160) no pueden
ser recusados por las partes ni pueden excusarse invocando motivos relacionados con ellas.
Acuerdo N° 54 de fecha 12/11/1992: Fijar como doctrina que nada autoriza a
establecer una pauta monetaria mínima, igualitaria e indiferenciada correspondiente a un valor vida humana o pérdida de vida humana como
monto indemnizatorio, con prescindencia de todo otro perjuicio cierto.
Acuerdo N° 23 de fecha 17/06/1993: Declarar que en lo sucesivo se
interpretará el inc. 2 del art. 10 CPCyC en el sentido de no estar incluidos en esa causal de excusación, con la Provincia y en juicios donde
ésta sea parte, los jueces que tienen juicios de amparo por divergencias interpretativas con el Poder Ejecutivo sobre el régimen remunera270
“Renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz del acuerdo...”
tivo del Poder Judicial. Este criterio vincula exclusivamente al tribunal
que deba resolver la cuestión.
Acuerdo N° 32 de fecha 14/05/1997: No hace lugar a la convocatoria
a Tribunal pleno para unificar jurisprudencia sobre intereses.
Acuerdo N° 132 de fecha 03/06/1997: De haber dos vocales titulares
de una Sala, el tercero subrogante estudia la causa en tercer lugar.
Acuerdo N° 88 de fecha 13/11/1997: Interpretación del art. 261 LCQ
a) Si en la quiebra fracasa la subasta por causa no imputable al martillero, éste no tiene derecho a percibir honorarios del concurso; b) Esa
regla no se aplica en caso de subasta suspendida a instancia del fallido
cuya quiebra concluye de modo no liquidativo.
Acuerdo N° 85 de fecha 05/08/1998: En la quiebra liquidativa si los
tres sueldos del Secretario de Primera Instancia de la Jurisdicción en
que tramita el concurso previstos como mínimo a los fines de regular
honorarios implica un monto superior al 12% del activo realizado, la
pauta a aplicar es la del mínimo de tres sueldos de Secretario.
Acuerdo N° 1 de fecha 05/07/2000: En lo sucesivo ha de interpretarse el
art. 13 CPCyC (ley 5531)en el sentido de que la sustitución de abogado o
procurador no puede producir la separación de un Vocal de Cámara —salvo en el caso de parentesco del inc. 1 del art. 10— cuando esa sustitución
se hace efectiva después de haberse dictado la resolución o sentencia que
motivan la apertura de la instancia de alzada o si la causa ya hubiera tenido
anterior radicación ante una de las Salas.
Acuerdo N° 1 de fecha 04/07/2001: Declara que en lo sucesivo ha de interpretarse que no es subsanable en la Alzada el incumplimiento en primera instancia de los requisitos de la presentación preventiva concursal (art.11 LCQ).
Fallos Plenos
Acuerdo N.º 1 de fecha 24/02/1999: Interpretación del art.10 del
inc. 3 CPCyC: El Juez no debe excusarse y puede desestimar la recusación si las hipótesis previstas en esa norma se configuran respecto de
entidades públicas o privadas bancarias, aseguradoras, prestadores de
servicios prepagas de salud, emisoras de tarjeta de crédito y prestadores
de servicios públicos concesionados o privatizados, en los cuales participan o con los cuales contratan el magistrado o su cónyuge, salvo que
existieran situaciones especiales o contingencias puntuales con entidad
suficiente que hicieren procedente el apartamiento en pos de la preservación de la imparcialidad.
271
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Acuerdo N° 2 de fecha 15/11/2001: Con la aclaración efectuada por Acuerdo N° 3 de fecha 04/12/2001 en virtud queda redactado definitivamente
de la siguiente forma: 1) Declara que el art. 7 de la ley 11.257 modificatoria
de la ley 6767 agregando el inc. 5 a su art. 7 debe entenderse aplicable
con carácter general y permanente para todo tipo de ejecuciones fiscales en el territorio provincial, alcanzando a todas las ejecuciones fiscales:
Provincial, Municipal y Comunal. 2) Declara que el tope regulatorio en las
ejecuciones fiscales antedichas comprende a los honorarios a regular a los
profesionales de ambas partes.
Acuerdo N° 1 de fecha 14/08/2002: Declara que la interpretación que en
adelante ha de darse a los arts. 226 y 227 del Código Fiscal es que la actora está obligada —al momento de arribarse al dictado de la sentencia— a
satisfacer el 50% restante del sellado judicial no pagado con anterioridad.
Acuerdo N° 1 de fecha 08/11/2005: Declara que en lo sucesivo ha de
interpretarse que la base regulatoria en el caso de demanda rechazada es
la misma que en el supuesto de demanda acogida.
Acuerdo N° 1 de fecha 18/05/2006: Establece que la interpretación efectuada por un tribunal pleno obliga por el lapso de cinco años.
Fundamentos sustentatorios:
Fallo Pleno. Doctrina Legal. Juez. Facultades. Interpretación del
Derecho Vigente.
No debe prorrogarse la vigencia del pleno, correspondiendo declarar
que es facultad jurisdiccional de los jueces de primera instancia ponderar o no la procedencia de la doctrina legal plenaria o del Código Procesal en su artículo 21, sin perjuicio del posterior juicio de admisibilidad
de la Alzada en defensa de la Constitución Nacional y Provincial. (De la
disidencia del Dr. Cúneo a la renovación del Acuerdo Pleno N° 81 de
fecha 05/11/1986).
Materia: Procesal
Fallo en texto completo:
Acuerdo N° 3
En la ciudad de Rosario, a los 19 días del mes de marzo del año dos
mil doce, se reunieron en Acuerdo los señores Jueces integrantes de
272
“Renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz del acuerdo...”
la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario bajo la presidencia de la Dra. María Mercedes Serra, y con la presencia de los
doctores María del Carmen Álvarez, Ariel C. Ariza, Edgar J. Baracat,
Darío L. Cúneo, María de los Milagros Lotti, Gerardo Muñoz, Jorge W.
Peyrano, Avelino J. Rodil y Ricardo A. Silvestri para tratar lo siguiente:
Luego de un intercambio de opiniones la Cámara de Apelaciones Civil y
Comercial de Rosario; RESUELVE: Renovar el carácter de fallos Plenos a
partir de la fecha a los siguientes Acuerdos (dejando constancia además
que se hacen a la fecha del presente Acuerdo correcciones adecuándolos
a la legislación vigente): N° 1 de fecha 18/3/81: Declarar la necesidad de
la notificación por cédula de la sentencia que recaiga en incidente concursal a los efectos de su firmeza y ejecutoriedad. N° 20 de fecha 15/4/82:
Iniciado el trámite de concurso preventivo, encontrándose pendiente de
resolución ante otro Juzgado, solicitud de quiebra contra el mismo deudor, incoada por un tercero en fecha anterior debe el concurso preventivo
continuar su tramitación en su Juzgado de origen. N° 8 de fecha 1/10/83:
Es aplicable el plazo de gracia previsto en el artículo 70 del C.P.C. a los
procesos que versen sobre materia concursal y prendaria. N° 10 de fecha 22/3/83: Es procedente el recurso de apelación interpuesto contra la
resolución que pone fin a la revisión prevista por el art. 37 de la L.C.Q.
Fecha 28/6/83: Declara la apelabilidad de la cuestión de costas contenida
en la resolución denegatoria de una petición de quiebra. N° 33 de fecha
24/6/85: No procede el arraigo en los juicios seguidos contra un tercero
por el Síndico del concurso. N° 81 de fecha 5/11/86: Es inapelable el auto
que rechaza la pretensión de caducidad del proceso —Con la disidencia
del Dr. Darío L. Cúneo que se agrega en anexo aparte—. N° 11 de fecha
27/3/87: Declara que es apelable la sentencia desestimatoria de la solicitud de quiebra formulada por acreedor. N° 52 de fecha 8/9/88: Fija la
interpretación para regular honorarios por el planteo y contestación de
recursos de inconstitucionalidad y/o extraordinario federal ante la Cámara
de Apelación en lo Civil y Comercial, y determina qué se entiende por
“sentencia apelada”. N° 70 de fecha 17/12/91: Es inapelable la cuestión
de costas en auto inapelable. N° 71 de fecha 27/12/91: No es menester la
impugnación prevista por el Art. 36 L.C.Q. para gozar de legitimación para
promover el recurso de revisión regulado por el Art. 37 de la L.C.Q. N° 83
de fecha 27/12/91: Es improcedente la convocatoria a tribunal plenario en
Fallos Plenos
Punto 1: Renovación de Acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz
del Acuerdo Pleno N° 1/06 .
273
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
un proceso de amparo. N° 22 de fecha 30/4/92: Los vocales designados
para integrar el tribunal ad hoc que dirime los conflictos entre pares por
recusación o excusación rechazadas (1ª parte del inc. 2 art. 33 Ley 10.160)
no pueden ser recusados por las partes ni pueden excusarse invocando
motivos relacionados con ellas. N° 54 de fecha 12/11/92: Fijar como doctrina que nada autoriza a establecer una pauta monetaria mínima, igualitaria e indiferenciada correspondiente a un valor vida humana o pérdida
de vida humana como monto indemnizatorio, con prescindencia de todo
otro perjuicio cierto. N° 23 de fecha 17/6/93: Declarar que en lo sucesivo
se interpretará el inc. 2 del art. 10 del C.P.C.C. en el sentido de no estar
incluidos en esa causal de excusación, con la Provincia y en juicios donde
ésta sea parte, los jueces que tienen juicios de amparo por divergencias
interpretativas con el Poder Ejecutivo sobre el régimen remunerativo del
Poder Judicial. Este criterio vincula exclusivamente al tribunal que deba
resolver la cuestión. N° 32 de fecha 14/5/97: No hace lugar a la convocatoria a Tribunal pleno para unificar jurisprudencia sobre intereses. N° 132
de fecha 3/6/97: De haber dos vocales titulares de una Sala, el tercero
subrogante estudia la causa en tercer lugar. N° 88 de fecha 13/11/97: Interpretación del art. 261 de la L.C.Q: a) Si en la quiebra fracasa la subasta
por causa no imputable al martillero este no tiene derecho a percibir honorarios del concurso; b) Esa regla no se aplica en caso de subasta suspendida a instancia del fallido cuya quiebra concluye de modo no liquidativo.
N° 85 de fecha 5/8/98: En la quiebra liquidativa si los tres sueldos del Secretario de Primera Instancia de la Jurisdicción en que tramita el concurso
previstos como mínimo a los fines de regular honorarios implica un monto
superior al 12% del activo realizado, la pauta a aplicar es la del mínimo
de tres sueldos de Secretario. N° 1 de fecha 24/2/99: Interpretación del
art. 10 del inc. 3 del C.P.C.C.: El Juez no debe excusarse y puede desestimar la recusación si las hipótesis previstas en esa norma se configuran
respecto de entidades públicas o privadas bancarias, aseguradoras, prestadores de servicios prepagas de salud, emisoras de tarjeta de crédito
y prestadores de servicios públicos concesionados o privatizados, en los
cuales participan o con los cuales contratan el magistrado o su cónyuge,
salvo que existieran situaciones especiales o contingencias puntuales con
entidad suficiente que hicieren procedente el apartamiento en pos de la
preservación de la imparcialidad. N° 1 de fecha 5/7/00: En lo sucesivo ha
de interpretarse el art. 13 del C.P.C.C. (Ley 5531) en el sentido de que la
sustitución de abogado o procurador no puede producir la separación
274
“Renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz del acuerdo...”
de un Vocal de Cámara —salvo en el caso de parentesco del inc.1 del
art. 10— cuando esa sustitución se hace efectiva después de haberse dictado la resolución o sentencia que motivan la apertura de la instancia de
alzada o si la causa ya hubiera tenido anterior radicación ante una de las
Salas.
N° 1 de fecha 4/7/01: Declara que en lo sucesivo ha de interpretarse que
no es subsanable en la alzada el incumplimiento en primera instancia de
los requisitos de la presentación preventiva concursal (Art. 11 de L.C.Q.).
N° 2 de FECHA 15/11/01: Con la aclaración efectuada por Acuerdo N° 3
de fecha 4/12/01 en virtud queda redactado definitivamente e la siguiente
forma: 1) Declara que el art. 7 de la Ley 11.257 modificatoria de la Ley 6767
agregando el inc. 5 a su art. 7 debe entenderse aplicable con carácter general y permanente para todo tipo de ejecuciones fiscales en el territorio
provincial, alcanzando a todas las ejecuciones fiscales: Provincial, Municipal y Comunal. 2) Declara que el tope regulatorio en las ejecuciones fiscales antedichas comprende a los honorarios a regular a los profesionales de
ambas partes. N° 1 de fecha 14/8/02: Declara que la interpretación que en
adelante ha de darse a los Arts. 226 y 227 del Código Fiscal es que la actora está obligada —al momento de arribarse al dictado de la sentencia— a
satisfacer el 50% restante del sellado judicial no pagado con anterioridad.
N° 1 de fecha 8/11/05: Declara que en lo sucesivo ha de interpretarse que
la base regulatoria en el caso de demanda rechazada es la misma que en
el supuesto de demanda acogida. N°1 de fecha 18/5/06: establece que
la interpretación efectuada por un tribunal pleno obliga por el lapso de
cinco años.
Con lo que se da por terminado el acto, firmando el Sr. Presidente y los
Sres. Jueces de Cámara por ante mí que certifico.
Fallos Plenos
MARÍA MERCEDES SERRA - MARÍA DEL CARMEN ÁLVAREZ - ARIEL
C. ARIZA - EDGAR J. BACARAT - DARÍO L. CUNEO - MARÍA DE LOS
MILAGROS LOTTI - GERARDO F. MUÑOZ - JORGE W. PEYRANO AVELINO J. RODIL - RICARDO A. SILVESTRI - Perla S. Frontini (Secretaria)
275
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
ANEXO:
DISIDENCIA del DR. DARIO LUIS CÚNEO a la renovación del acuerdo
pleno N° 81 de fecha 5/11/86. Partiendo de la base que el recurso de
apelación interpuesto, ha sido rechazado y que al dictarse la sentencia
definitiva, la invocante de caducidad resulta vencedora en la cuestión de
fondo; es de esperar, que la contraria apelará la misma y, expresados la
contraria los agravios, la solicitante de caducidad se verá limitada, no apela ni puede hacerlos, pues no ha sufrido ningún gravamen. Sólo podrá
invocar nulidad en el procedimiento por denegación de la caducidad, con
lo que se quedaría sin sentencia favorable.
Mismo resultado que si el tribunal de Alzada decide revocar la sentencia
de primera instancia y hacer lugar a la demanda sin analizar nuevamente
la caducidad dado que “los agravios son el fundamento y la medida del
recurso, que limitan así, los poderes decisorios del tribunal de alzada. Que
tiene que concretarse a los requerimientos del respectivo memorial”.
Ante esto, el demandado vencido no puede interponer recurso alguno contra el fallo de la Alzada, ni para que trate la perención, porque la misma no
fue oportunamente sometida a estudio, ni para que trate la cuestión de fondo, pues no tenía recurso alguno contra la sentencia de primera instancia.
En caso que no se pudiera aplicar el art. 570 C.P. y dictar la sentencia en la
alzada sucedería lo mismo que en el supuesto de planteo de nulidad, pues
habría que desviar la cuestión a un tribunal subrogante.
Tampoco debe dejarse de lado un supuesto aun más grave que atenta directamente contra la vida misma de la acción que está en juego. Ello así,
toda vez que si hipotéticamente la caducidad rechazada en primera instancia y cuya apelación es denegada, puede ser revocada vía el recurso de nulidad contra la sentencia definitiva, ello pondría en riesgo la acción entablada
ante la eventual prescripción de la misma que podría operar si se llega a
declarar la caducidad, tal como lo prescribe el art. 3987 del Código Civil.
En tal caso, el gravamen causado por la prescripción de la acción es a todas luces irreparable, cobrando operatividad total el mentado inc. 2° del
art. 346 del C.P.C.C. y, en consecuencia, apelable el auto que rechaza la
caducidad”.
Cita aquí fallo atribuido a la Corte Suprema de Justicia de la Provincia de
Santa Fe dictado en autos “A.F.I.P. D.G.I. c/ Personal Servicios Empresarios
276
“Renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz del acuerdo...”
S.R.L. s/ Recurso de revisión” (A. y S., t. 234, p. 351355) en virtud de que
“...si bien el auto que resuelve una caducidad de instancia, en principio,
no es equiparable a sentencia definitiva, debe considerarse tal cuando
puede verse comprometida la vida misma de la acción por efecto de la
prescripción que podría operar, lo que traería aparejado a la recurrente un
agravio de imposible reparación ulterior”.
No cabe desconocer que se ha sostenido como correcta la doctrina
judicial que viene expidiéndose en forma reiterada y sin fisuras de manera negatoria a la apertura del recurso de apelación en los casos en
que se ha denegado en baja instancia la procedencia de caducidad
invocada.
Se ha recurrido reiteradamente a la invocación de la norma contenida
en el art. 346 inc 2° del CPCC, sosteniendo que en vista a la denegatoria
de la caducidad, no existiría paralización del proceso y cualquier agravio
podría encontrar subsanación al momento del dictado de definitiva o,
incluso, en la Alzada.
En este caso en particular la vía estaría, por vía de hipótesis presentada
por la quejosa “y con el correspondiente arraigo en los hechos de la causa, expedita o abierta mediante la invocación de vicios de procedimiento
que estuvieren eventual y verosímilmente dotados de la entidad suficiente
como para fundar seriamente una nulidad.
La caducidad es una figura eminentemente de carácter procesal y por tanto ajena a la materia de fondo.
Resultan entonces de aplicación, en materia de caducidad, los criterios
que señalan que aquellas cuestiones que constituyen materia puramente
procedimental se encuentran excluidas del recurso de apelación ordinaria.
No puede soslayarse tampoco la doctrina legal sentada por el fallo pleno
sumariado bajo el nro. J0990150 en “Fallos Plenos Cámara de Apelación
en lo Civil y Comercial”, Poder Judicial, 2001, t. I, ps. 491 y ss. en que se
sostiene que “Es inapelable el auto que rechaza la pretensión de caducidad del proceso”.
Fallos Plenos
De aplicarse de manera estrictamente formal y apegado indisolublemente a
las expresiones de rito este criterio, puede concluirse que en los casos en que
el incidente caducidad ha sido planteado por la parte y denegada su procedencia por el juez de baja instancia, no resulta recurrible bajo esta figura.
277
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Sin embargo, y bajo la óptica impeditiva de ajustar el comportamiento
jurisdiccional a formalidades exageradas que redunden en perjuicio de
derechos o garantías constitucionales, subordinándolos a disposiciones
de rango inferior y que guardan relación de medio a resultado (de procedimiento) con los derechos de fondo, la Doctrina Legal, supuestamente
aplicable según el Fallo Pleno mencionado, no puede considerarse superior a la normativa legal expresa, aunque ésta guarde rango exclusivamente procesal, pues tanto la norma legislativa como la impuesta como regla
de doctrina plenaria, refieren a aspectos del mismo orden jerárquico.
La norma ritual contenida en el CPCC conforma, a mi criterio y respecto
de la aplicabilidad a determinados casos, un mandato legislativo, el que
está dotado con una carga imperativa cuanto menos equivalente a aquella
que emana de la asunción por parte de los jueces, de cualquier grado, de
potestades legislativas.
Ello sin olvidar que la LOPJ, en el caso sus arts. 28 y 29 han de ser considerados como reglamentaria del modo de puesta en ejercicio por parte de
los jueces de las leyes procesales.
Esta sería la visión que aparenta, con suficiente entidad convictiva para
mi criterio, encuadrar la situación de cada caso según sus circunstancias.
Con especial referencia la “doctrina legal” cabe recordar que Rouillón,
Adolfo en los caratulados “Cosecha Coop. de Seguros Limitada c/
Werkalec y Cía S.R.L. Repetición de pago, en trámite ante la Sala Segunda de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Rosario”
tiene dicho: “...Si de seguridad jurídica se trata, un criterio pragmático
sobre ella aconseja seguir los precedentes del Alto Tribunal mientras no
se funde expresamente el eventual apartamiento en razones específicas
del caso o en nuevos argumentos que no hubieran podido ser apreciados por el Tribunal Supremo. Parece obvio que en un fallo pleno no es
posible contemplar especificidades de todos los casos futuros posibles
(...) luce como inconveniente la multiplicidad de circunstancias particulares de cada caso que obligan a adoptar en justicia soluciones apartadas
de fórmulas genéricas, en un tema como el que nos ocupa” (v. Peyrano,
Jorge W. Dir., “Ley Orgánica del Poder Judicial. Comentarios”, Nova
Tesis, Rosario).
El art. 55 inc. 4° de la Constitución de la Provincia de Santa Fe consagra,
como atribución del Poder Legislativo, que corresponde a la legislatura
278
“Renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz del acuerdo...”
ejercer el de dictar las leyes de organización y procedimientos judiciales;
y en su inc. 27° atribuye a ese Poder: “En general, ejercer la potestad
legislativa en cuanto se considere necesario o conveniente para la organización y funcionamiento de los poderes públicos y para la consecución de
los fines de esta Constitución, en ejercicio de los poderes no delegados
al gobierno federal, sin otras limitaciones que las emergentes de dicha
Constitución o de la Nacional”.
Obviamente estas normas Constitucionales son las que dan sustento al
dictado de la mencionada norma del art. 21 del código ritual.
Si bien el artículo 97 de la Constitución provincial señala que: “La administración de justicia se rige por una ley reglamentaria de SU organización y
por códigos que determinen sus modos de proceder”, no pueden interpretarse las normas consagradas por los arts. 28 y 29 del la LOPJ, al otorgar
a los Tribunales de Alzada la facultad de dictar fallos plenos y/o plenarios,
como facultando a las respectivas Cámaras de Apelaciones de un poder legislativo genérico y abstracto, aun actuando en defecto de caso concreto.
Es mi opinión que cabe a los Jueces de baja instancia hacer el encuadre fáctico y normativo correspondiente a cada caso en particular, distinguiendo cada pleito según sus especificidades y haciendo un fino análisis
circunstanciado, determinar si las normas válidamente dictadas por fallos
plenos o plenarios en vigencia son o no las que enmarcan el cuadro litigioso sometido a su jurisdicción.
En todos los casos deberá considerarse que, dentro de las facultades de
los Jueces, se destaca como fundamental la del ejercicio de la jurisdicción,
esto es decir el derecho, interpretándolo y aplicándolo, forjando en cada
caso resuelto una norma particular relativa a las circunstancias de hecho
que les fueran sometidas a su consideración y resolución.
La cuestión litigiosa a resolver en cada circunstancia debe serlo mediante
una interpretación del rito aplicable conforme la normativa vigente, aplicada en forma acorde con criterios de sentido común eludiendo los resultados innecesariamente (en términos técnicos: absurdamente) perjudiciales
para los intereses en juego.
Fallos Plenos
La fundamentación normativa ha de ser adecuada en cada caso a los supuestos fácticos que presenta la causa de que se trate, so riesgo de caer
en un error de encuadramiento que pueda descalificar el proceso como el
debido (garantía constitucional del debido proceso).
279
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
Debe también considerarse que seguir invariablemente la Doctrina Legal
restringe de manera indiscutible la posibilidad de acceder a la revisión
de un error “in procedendo” (si hubiera habido error en la solución del
caso en primera instancia) por ante las instancias superiores, cuando aun
la CSJSF se ha declarado competente para subsanar errores “in procedendo“ (LLLitoral, N° 10, noviembre 2009, p. 1116).
En algunos casos, la aplicación de la doctrina plenaria aparece como notoriamente anti-funcional en cuanto obligaría al tránsito de distintas etapas procesales que serían pasibles de un ataque posterior a la sentencia
definitiva por vicios de procedimiento que las partes no están dispuestas
a consentir, tal como lo hacen saber al momento de efectuar las reclamaciones pertinentes y con una antelación que toma atentatorio contra los
principios y valores que sustentan la idea de eficacia en los medios de
otorgar debido proceso y justicia “in tempu”.
La norma procesal que permite revisar la aplicabilidad de la “doctrina legal”
citada, frente a situaciones que, como en el caso, aparecen lo suficientemente excepcionales como para justificar adentrarse en el análisis de la materia
propuesta a esta Alzada, es la que indica que los Jueces deberán, en ejercicio de la dirección del debate, adoptar todas las medidas para “obtener la
mayor rapidez y economía en el proceso” y “disponer cualquier diligencia
que fuera necesaria para evitar la nulidad del procedimiento” (art. 21, CPCC).
Los jueces, por norma legal, válida, expresa y vigente, están obligados a
evitar nulidades de procedimiento y la misma ley les otorga las facultades
para, cuando adviertan la posibilidad de de nulidades, eviten las mismas.
No resulta reglamentación de grado suficiente la expresión general dada
por un fallo pleno para justificar que los Magistrados puedan eludir el
mandato que les impone el primer párrafo del art. 21 del CPCC, del que
expresamente se extrae en forma textual “El debate judicial es dirigido
por el juez, quien deberá adoptar todas las medidas que estime conducentes al esclarecimiento de los hechos, a mantener la igualdad entre las
partes y a obtener la mayor rapidez y economía en el proceso”.
Tampoco resulta relevante dicha doctrina, aisladamente tomada como
norma general aplicable automáticamente para relevar a los Jueces del
cumplimiento de las obligaciones y del uso de las correspondientes facultades oficiosas que les impone la ley escrita en punto a “disponer cualquier
diligencia que fuera necesaria para evitar la nulidad del procedimiento”.
280
“Renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz del acuerdo...”
Cobra relevancia específica esta nulidad procedimental que deberá evitarse, cuando se proyecta sobre la eficacia de la sentencia definitiva a dictarse y lo hace determinando una alongadera innecesaria, prolongada y
evitable.
Así un eventual planteo sobre la nulidad de lo decidido, pasible de invocación contra pronunciamiento futuro con entidad de definitiva, podría dar
lugar a su muy tardía descalificación como acto jurisdiccional válido por un
reconocimiento de la existencia de vicios subsanables hoy y no de forma
segura y oportuna en una ulterior instancia, de por sí evitable.
El rigorismo formal puede resultar arbitrario y descalificante de la sentencia definitiva cuando no se encuadrare el procedimiento en forma adecuada a su calidad instrumental (al servicio del derecho sustancial), aquella
que inequívocamente lo dirige hacia un pronunciamiento final válido, rápido y eficaz.
Refiriendo a las sentencias arbitrarias, Sagüés, Néstor P., en su “Recurso
Extraordinario”, Depalma, Buenos Aires, 1984, t. II, p. 645, tiene expresado que: “En diversos fallos de la C.S.J.N. se aglutinan los conceptos
de interpretación ‘prescindente’ y ‘distorsionante’ de la ley. Por ejemplo,
la C.S.J.N. tiene dicho que corresponde dejar sin efecto una sentencia
que efectúa una interpretación ‘que equivale a la prescindencia del texto legal’. Una hermenéutica normal tiene que realizarse, enseña el alto
tribunal, sin violencia de la letra y del espíritu de la norma, cosa que
no ocurre en el supuesto que tratamos. Del mismo modo la aplicación
inadecuada de una norma, que la desvirtúa o la vuelve inoperante, equivale a decidir contra o con prescindencia de sus términos, y genera una
sentencia arbitraria”.
Resulta sensato prevenir ataques impugnativos, por invocación de eventuales nulidades en el procedimiento que precedió a los pronunciamientos judiciales, tal como lo prevé la norma de rito (art. 21, CPCC). No lo es,
por el contrario, dejar abiertas las puertas para tardías y evitables obje-
Fallos Plenos
Es mi convicción que el proceso no puede ser conducido en términos estrictamente formales o mecánicos, conforme a un ritualismo caprichoso,
y actuar en contrario perturba y perjudica seriamente el correcto servicio
de justicia, garantizado por el art. 18 de la C.N., quedando frustrada, por
irrazonabilidad (al hacer primar lo instrumental sobre lo sustancial), la aplicación del Derecho.
281
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
ciones posteriores, ya que esta última actitud obliga, por exceso formal,
al desgaste jurisdiccional necesario (no lo sería así de aplicarse la primera
postura interpretativa) para llegar a definitiva.
Ello implica, tanto para el Estado como para los propios justiciables, un
costo que se traduce en términos económicos y de tiempo que indudablemente afecta, con sensible entidad como para causar agravio, el derecho
a la propiedad de estos últimos (también digno de protección expresa en
la C.N.), cuya reparación posterior deviene probablemente difícil y seguramente tardía o quizá imposible, pero que, antes fuera evitable.
Por eso tampoco sorprende que haya sido doctrina plenaria la que determinó, dentro del ámbito territorial de la provincia de Córdoba que:
“Es impugnable mediante el recurso de inconstitucionalidad, la resolución que declaró la inconstitucionalidad del art. 19 del dec. 2656/01 de
la Provincia de Córdoba (Adla, LXIIA, 827), en cuanto dispone la suspensión de pleno derecho de los plazos procesales en curso en los juicios
en que el Estado Provincial es parte, dado que dicha declaración tendrá
directa incidencia en el incidente de perención de instancia en el cual
se declaró, debido a lo cual es susceptible de acarrear al impugnante
un gravamen de dificultosa reparación ulterior” (TS Córdoba, en pleno,
2005/09/19, “Toledo Carranza, Ramón c/ Caja de Jubilaciones, Pensiones y Retiros de Córdoba”, LLC, T. 2006, p. 31).
Así la CSJN ha podido sostener que es contraria a derecho una interpretación de la norma realizada con rigor formal en los razonamientos, de tal
modo que desvirtúa el espíritu de la ley (Fallos, T. 304, ps. 1340 y 1397) y
que la doctrina del exceso ritual manifiesto importa una excepción al principio genérico de que el Recurso Extraordinario no se habilita para tratar
en él cuestiones procesales (Fallos, T. 300, p. 1185), ya que corresponde
su aplicación cuando el sometimiento a la norma ritual significa prescindir
de su teleología.
Si bien cabe admitirse que existen precedentes respecto a que corresponde a la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe la verificación de los vicios
“in procedendo”, la posibilidad de habilitar dicha revisión es de muy difícil
o casi imposible acceso para las partes si el vicio no ha sido introducido
en la instancia inmediatamente inferior; esto es la alzada, ya que, de otra
manera la cuestión habría quedado agotada en primera instancia, por la
deducción de un recurso realizado o por no haberse recurrido en ese instante procesal por temor a la aplicación de la Doctrina Legal Plenaria.
282
“Renovación de acuerdos plenos que quedaron sin efecto a raíz del acuerdo...”
Esto obliga a traer nuevamente a la memoria que ese Alto Tribunal ha
dicho en su oportunidad: “El control de motivación de las sentencias judiciales que debe realizar la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe por
mandato constitucional, comprende también la observancia o no los requisitos y exigencias con los que la Constitución y leyes procesales reglamentarias condicionan su validez, lo que equivale a la verificación de los
vicios ‘in procedendo’”, (CSJSF, 03/06/2009, “Club Atlético Newell’s Old
Boys”, Litoral, T. 2009, p. 1116).
Esta falencia en la interpretación y aplicación de las normas, prescindiendo de la finalidad con que fueron previstas, si redunda palmariamente en
una visualización del sustrato decisorio, calificable collo irrazonable y, por
tanto, arbitraria por no ajustarse a un adecuado encuadre de los hechos a
la plataforma normativa realmente aplicable, teniendo presente la justicia
del caso concreto, o la toma insolubre o de muy difícil solución en tiempos
futuros y sin seguidores de ningún tipo.
Pronunciarse al respecto en esta instancia se me aparece como inevitable,
en función del respeto a los justiciables y al Estado, cuando la revisión
de la caducidad denegada posibilita la realización del debido proceso, la
amplitud en el ejercicio de la defensa en integridad, sin obstruirla sustancialmente y se responde a los principios de un acceso a la jurisdicción en
tiempo oportuno para dar respuestas no solamente válidas, siendo también eficaces. Para ello cabe, según mi manera de verlo, a estos Magistrados hacer un examen exploratorio y razonado sobre los resultados de la
aplicación normativa de unas y otras, debiendo luego, hacer primar ente la
Doctrina Legal y el Código Procesal Civil, aquellas que resulten más valiosas en el sentido de respetar los principios constitucionales que se ponen
en juego al ser aplicadas al caso concreto.
Si de ese análisis surge que la aplicación de alguna de estas opciones
normativas puede implicar inconstitucionalidad en su empleo dentro del
Fallos Plenos
Estimo que no puede sustentarse válidamente la imposibilidad de que
esta alzada pueda resolver sobre cuestiones dotadas de entidad suficiente como para, eventualmente, implicar la necesidad de discurrir sobre la
eventualidad de, válidamente, poder o no adentrarse a resolver instancias
recursivas ulteriores al dictado de definitiva con fundamento en la invocación de nulidades de procedimiento eventualmente con capacidad invalidante de la misma, resultando evitable hoy tal circunstancia, evitándose
dilemas procedimentales y alongaderas innecesarias.
283
CÁMara de APELaciÓN EN LO CIVil Y COMercial - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
caso, habrá de dejarse de lado esa opción porque su utilización para la
dilucidación del litigio redundará en un vicio violatorio de normas de categoría superior en grado sumo, lo que no puede resultar tolerable.
Así el conflicto normativo será resuelto en forma adecuada cuando se
apliquen efectivamente aquellas normas que, sin derogar a las otras que
aparecen como encontradas con ellas, permitan la subsistencia de ambas
opciones como válidas ‘dentro del sistema normativo sin desintegrarlo‘”,
a la vez resulten adecuadas al caso particular.
Si en el caso, la norma que impone, desde la ley ritual, evitar nulidades
resulta más ajustada a la cuestión sometida a resolución, mientras que la
doctrina lega plenaria vidente resulta inaplicable por inconstitucional, el
juez ha de elegir la norma legal y no la Doctrina Legal.
Se cumple así con la carga procesal impuesta al Tribunal de procurar el
resultado más eficaz con el mínimo de actividad jurisdiccional.
Por ello, y atento a las circunstancias particulares del caso, en que se da
la eventualidad de abrir discusiones posteriores sobre la posible irreparabilidad oportuna de lo decidido en primera instancia (en caso de haberse
introducido tal tipo de vicio como denunciado) por vías de la eventual declaración nulidad de la sentencia definitiva, por invocación de vicios procedimentales cabe, a mi criterio, declarar la admisibilidad de la instancia
revisiva de la denegación del recurso de apelación con la denegación de
la caducidad denunciada con la finalidad de cumplir el mandato legislativo impuesto por el art. 21 del código ritual.
Frente al conflicto entre normas legales y otras emanadas de fallos plenos o
plenarios, deben ser los jueces de primera instancia quienes diriman cuál de
ellas resulta aplicable al caso dado que, a mi criterio, se ha superado el valladar de la hipótesis de verosimilitud con arraigo en las Constancias de la causa
como para abrir la instancia revisiva posterior a la queja para dar respuestas
de certeza, sin perjuicio del control de admisibilidad por parte de la Alzada.
Considero que: 1) No debe prorrogarse la vigencia del pleno.
2) Declara que es facultad jurisdiccional de los jueces de primera instancia
ponderar o no la procedencia de la procesal en su art. 21, doctrina legal
plenaria o del código sin perjuicio del posterior juicio de admisibilidad de
la Nacional y Provincial.
Dr. Darío Luis CÚneo
284
Cámara de Apelación
en lo Laboral
•
CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
“Aplicación de los Regímenes
de Emergencia que difieren
la ejecución de sentencias
sobre bienes o fondos
públicos a las causas resueltas
por el fuero del trabajo”
•
Cuestión a resolver:
¿Son aplicables a las causas resueltas por el Fuero del Trabajo los regímenes de emergencia que difieren la ejecución de sentencias sobre bienes o
fondos públicos? En caso afirmativo: ¿bajo qué condiciones?
1. Los regímenes de emergencia que temporalmente difieren la ejecución
de sentencias sobre bienes o fondos públicos son aplicables a las causas
resueltas por el fuero del trabajo, magüer su trasfondo alimentario, en los
límites que fluyen de la doctrina y condiciones que se mencionan en este
Acuerdo, los que deberán ser escrupulosamente respetados por el ente
público que se beneficie con su aplicación. 2. Corre por cuenta del ejecutante, eventualmente y por excepción, la demostración de que en su
caso particular la aplicación de la regla precedente apareja consecuencias
inconstitucionales por irrazonables.
Fallos Plenos
Doctrina legal:
287
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
Fundamentos sustentatorios:
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Estado Provincial. Bienes.
Embargo. Deuda Laboral. Emergencia Económica. Alcance.
A través de este pleno, se trata de aclarar la temática del derecho de la
emergencia estatal (en sentido amplio), en tanto trate el acreedor laboral
de embargar bienes o fondos con destino a rentas generales por la ejecución de su sentencia. La Corte Suprema de Justicia de Santa Fe ha abordado la cuestión en los casos “Mazza“ y “Leuchuk“, donde se ponderó que,
frente a la situación emergencial, no es irracional un diferimento temporal
en la satisfacción del crédito ni ello implica frustrar derechos adquiridos.
Citas jurisprudenciales: CSJPSF: “Mazza“, 30/05/2001; “Leuchuk“, 13/06/01; Cámara Laboral Santa Fe: “Pantanelli, Liliana c/ I.A.P.O.S.“, 05/11/1999
Materia: Laboral - Administrativo
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Corte Suprema de Justicia Provincial. Jurisprudencia. Estado Provincial. Bienes. Embargo. Deuda Laboral. Emergencia Económica. Alcance.
La modificación que en relación a la doctrina sentada por esta Cámara en
el precedente “Pantanelli, Liliana c/ I.A.P.O.S. s/ Apelación del decreto del
28/6/99“, sentencia del 5/11/1999, deriva de lo decidido por la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe en la causa “Marozzi“ y radica en la consideración
de que la legislación de emergencia permite coyunturalmente tener por probada como “hecho notorio“ la circunstancia de que la ejecución de la sentencia traería aparejadas perturbaciones insuperables respecto del cumplimiento de los objetivos prioritarios del Estado conforme fueran delineados
en el presupuesto de gastos y recursos, viniendo a conjurar aquélla la posibilidad de un “jaque“ constante y asistemático sobre la hacienda pública.
Citas jurisprudenciales: CSJPSF: “Mazza“, 30/05/2001; “Leuchuk“, 13/06/01; Cámara Laboral Santa Fe: “Pantanelli, Liliana c/ I.A.P.O.S.“, 05/11/1999
Materia: Laboral - Administrativo.
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Estado Provincial. Bienes.
Embargo. Deuda Laboral. Emergencia Económica. Alcance. Derechos Individuales. Restricción.
La respuesta afirmativa al interrogante: ¿son aplicables a las causas resueltas por el Fuero del Trabajo los regímenes de emergencia que difieren la
ejecución de sentencias sobre bienes o fondos públicos?, implica también
288
“Aplicación de los Regímenes de Emergencia que difieren...”
una valoración desde el punto de vista de la solidaridad social, en tanto
la postergación provisoria impuesta a la satisfacción del derecho de propiedad particular no reconoce otro fundamento que el evitar alternativas
más crueles, como sería la claudicación del Estado en el cumplimiento de
los fines que le dan sentido (educación, salud, seguridad, etc.). La emergencia se trata, en rigor, de una restricción de derechos, sin convertirlos
en ilusorios ni alterarlos en sustancia, pero también sin hacer caer en un de
sorden económico al Estado en el contexto transitorio de la emergencia.
Esa inembargabilidad que la ley consagra adquiere en la situación actual
el carácter de una herramienta para evitar un mal mayor a la comunidad
en general, y es una respuesta presupuestaria, pues el Estado además de
la inembargabilidad de sus cuentas no retaceará el pago de los créditos
siempre que proponga un sistema ordenado de ejecución que no sea irrazonable, lo que deberá concretar en el plazo que el Juez o Tribunal disponga, si no lo hiciera espontáneamente.
Materia: Laboral - Administrativo
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Estado Provincial. Bienes.
Embargo. Deuda Laboral. Emergencia Económica. Alcance.
En la debida armonización de los intereses contrapuestos entre el Estado y
sus acreedores, reconocida la prevalencia del primero sobre los segundos,
la invocación de la emergencia (como hecho que no debe probarse, luego
de su declaración por ley) no puede entenderse como una lisa y llana prerrogativa de “no pago“, caso en que incurriría en violación de decenas de
preceptos constitucionales, sino como una voluntad de “ordenar“ un sistema de cancelaciones relacionado con la situación y los recursos disponibles
y que “discipline“, sin suprimirlas, las acreencias particulares cuya satisfacción se viene así a postergar. Por otra parte, de las propias normas que la
instituyen, fluyen límites de dicho tipo, cuya estricta observancia es dable
exigir al ente público cuando se vale de una prerrogativa que ya de por sí es
exorbitante y, por ende, incompatible con un ejercicio abusivo o displicente.
Cámara de Apelación. Tribunal pleno. Estado provincial. Bienes.
Embargo. Deuda laboral. Emergencia económica. Alcance.
Parece razonable que la articulación que por cualquier vía procesal se introdujere a los fines de impedir el embargo y ejecución de bienes públicos
Fallos Plenos
Materia: Laboral - Administrativo
289
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
(lato sensu) debe estar acompañada de concretos y razonables compromisos respecto de la cancelación de la deuda que prevean el tiempo y
modalidad de pago al que deberá atenerse el acreedor postergado, quedando condicionada la suspensión de la ejecución a su posterior cumplimiento, si no mediara algún modo convencional de ordenarlo de manera
distinta. Dicho recaudo parece razonable (y de hecho, regularmente viene
así previsto en la legislación de emergencia) en orden a que el sacrificio
que se impone al acreedor en aras del interés general, se vea mínimamente compensado con una cierta certeza que le permita ordenar con la
previsibilidad del caso sus propios negocios y asuntos personales.
Cita jurisprudencial: “Caamiña, Juan José c. Municipalidad de Santa Fe
s/ R.C.A.P.J. -Incidente de apremio-“, A. y S. T.115, págs. 447/453; “Maza, Ise
Alejandro c/ Municipalidad de Santa Fe s/ R.C.A.P.J. -Incidente de apremio-“,
A. y S. T. 172, págs. 328/330; “Marozzi“, A. y S. 161, págs. 290/301
Materia: Laboral - Administrativo
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Estado Provincial. Bienes. Embargo. Deuda Laboral. Emergencia Económica. Alcance.
Excepción. Ley. Inconstitucionalidad.
El incumplimiento de las propias reglas de juego establecidas por el Estado en ejercicio de sus facultades de “policía de emergencia“ priva a
las mismas de ajuste constitucional y permite interpretar su conducta, no
como un mero diferimiento temporal en la satisfacción de sus obligaciones, sino como una frustrante de los derechos de los particulares. En síntesis: la invocación de la emergencia queda condicionada en su razonabilidad constitucional a que suponga diferir la cancelación de la obligación
sustantiva, a cuyos fines debe mediar un concreto y operativo sistema de
ordenamiento de los pagos cuya postergación se pretende. Por otra parte, corresponde dejar a salvo la posibilidad de que medien especialísimas
circunstancias del caso que, demostradas que fueren por el acreedor, permitan sustentar un efecto de inconstitucionalidad de la norma en relación
con ese concreto supuesto de hecho.
Cita jurisprudencial: “Chimento“, A. y S. 159, pág. 206
Materia: Laboral - Administrativo
Fallo en texto completo:
CERTIFICO: Que en el Acuerdo celebrado por la Cámara de Apelación en lo
Laboral de esta ciudad, celebrado el 5 de Setiembre de 2001, Acta N° 4, Pun290
“Aplicación de los Regímenes de Emergencia que difieren...”
to Único; se adoptó la siguiente resolución: “...TRIBUNAL PLENO (Art. 28 Ley 10.160). ¿Son aplicables a las causas resueltas por el Fuero del Trabajo
los regímenes de emergencia que difieren la ejecución de sentencias sobre
bienes o fondos públicos? En caso afirmativo: ¿bajo qué condiciones?
El interrogante que convoca al Tribunal Pleno, nace para dar respuesta a
una situación actual que origina polémicas a nivel jurisprudencial y doctrinal.
Luego de un renovado y exhaustivo análisis de la cuestión se trata de aclarar la temática de este derecho de la emergencia estatal (en sentido amplio), en tanto trate el acreedor laboral de embargar bienes o fondos con
destino a rentas generales por la ejecución de su sentencia, y así definir el
criterio actual de este Tribunal.
Así se adelantaba en el precedente “Pantanelli, Liliana c. I.A.P.O.S. s. Apelación del decreto del 28.06.99“ Sentencia del 05/11/99 en la conclusión
del voto que “...En síntesis, de cara a cuestiones similares que previsiblemente se plantearán ante el fuero con motivo de las leyes provinciales
aquí mencionadas y por razones de seguridad jurídica y economía procesal, conviene dejar precisada la ubicación dogmática de esta Cámara,
sin perjuicio de las particularidades de cada caso que pudieran configurar
excepción, como sigue: Por derivación del art. 42 del Código Civil, norma
que según la regla de suprasubordinación contenida en el art. 31 de la
C.N. ha de prevalecer sobre “cualquier disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones provinciales“, el Estado Provincial puede
ser “ejecutado en sus bienes“. El vocablo “ejecutado“ adquiere en dicho contexto un preciso sentido procesal que presupone una sentencia
declarativa firme en su contra, descartando la posibilidad de embargos
meramente preventivos (C.S.J.N. en Fallos 313:650), habida cuenta de la
solvencia supuesta del Estado. Siendo “la Provincia“ una persona jurídica
pública o de “existencia necesaria“ (art. 33 del Código Civil), el embargo
ejecutivo que en su contra se trabe afronta la restricción de que no podrá
Fallos Plenos
En esta inteligencia la Cámara no trata de innovar en la medida que
ya tiene sentado algún precedente, al que se suma en el último tiempo el abordaje de la cuestión a partir del pronunciamiento de la Corte
Suprema de Justicia de Santa Fe, sobre idéntica cuestión, en los casos
“MAZZA“ y “LEUCHUK“, (sentencias del 30/05/01 y 13/06/01), donde
se ponderó que frente a la situación emergencial, no es irracional un
diferimento temporal en la satisfacción del crédito ni ello implica frustrar
derechos adquiridos.
291
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
recaer sobre bienes o fondos que resulten indispensables para el cumplimiento de sus funciones o la prestación de servicios públicos esenciales
(art. 469 C.P.C.C.). Dicha afectación no se presume, corriendo por cuenta
del Estado la oportuna invocación y prueba de que la medida recae sobre
fondos o bienes que, en particular, revisten dicha calidad, ocasionando un
perjuicio grave a intereses públicos o generales de ponderación claramente superior a los del acreedor particular. En caso de fondos que obren depositados indiscriminadamente a la orden del organismo o ente público, la
prueba podrá versar sobre el nivel de compromisos financieros asumidos
presupuestariamente para la atención de aquéllas finalidades prioritarias,
en demostración de que el progreso de la ejecución significaría irremediablemente una imposibilidad económica de cumplir con las mismas“.
La modificación que en relación a dicha doctrina deriva de lo decidido
por la C.S.J.P. de Santa Fe en la causa “Marozzi“ (29/03/00) radica en la
consideración de que la legislación de emergencia permite coyunturalmente tener por probada como “hecho notorio“ la circunstancia de que la
ejecución de la sentencia traería aparejadas perturbaciones insuperables
respecto del cumplimiento de los objetivos prioritarios del Estado conforme fueran delineados en el presupuesto de gastos y recursos, viniendo
a conjurar aquélla la posibilidad de un “jaque“ constante y asistemático
sobre la hacienda pública.
La respuesta afirmativa al interrogante implica también una valoración
desde el punto de vista de la postergación provisoria impuesta a la satisfacción del derecho de propiedad particular no reconoce otro fundamento que el evitar alternativas más crueles, como sería la claudicación
del Estado en el cumplimiento de los fines que le dan sentido (educación,
salud, seguridad, etc.).
Se trata en rigor la emergencia de una restricción de derechos, sin convertirlos en ilusorios ni alterarios en sustancia, pero también sin hacer caer en un
desorden económico al Estado en el contexto transitorio de la emergencia.
Esa inembargabilidad que la ley consagra adquiere en la situación actual
el carácter de una herramienta para evitar un mal mayor a la comunidad
en general, y es una respuesta presupuestaria, pues el Estado además de
la inembargabilidad de sus cuentas no retaceará el pago de los créditos
siempre que proponga un sistema ordenado de ejecución que no sea irrazonable, lo que deberá concretar en el plazo que el Juez o Tribunal disponga si no lo hiciera espontáneamente.
292
“Aplicación de los Regímenes de Emergencia que difieren...”
Va de suyo que en la armonización debida de los intereses contrapuestos
entre el Estado y sus acreedores, reconocida como queda en los párrafos
anteriores la prevalencia del primero sobre los segundos, la invocación de
la emergencia (como hecho que no debe probarse, luego de su declaración por ley) no puede entenderse como una lisa y llena prerrogativa de
“no pago“, caso en que incurriría en violación de decenas de preceptos
constitucionales, sino como una voluntad de “ordenar“ un sistema de cancelaciones consistente con la situación y los recursos disponibles y que
“discipline“, sin suprimirlas, las acreencias particulares cuya satisfacción
así se viene a postergar.
Por otra parte, de las propias normas que la instituyen fluyen límites de dicho tipo, cuya estricta observancia es dable exigir al ente público cuando
se vale de una prerrogativa que ya de por sí es exorbitante y, por ende,
incompatible con un ejercicio abusivo o displicente.
Así lo ha establecido nuestro Alto Tribunal al fallar en la causa
“Caamiña, Juan José c. Municipalidad de Santa Fe s. R.C.A.P.J. —Incidente de apremio—“ (A. y S. T. 115-447 al 453); “En las especiales características de la causa, en las que existe sentencia definitiva y planilla de capital
aprobada, amén de la naturaleza de la deuda reclamada (alimentaria), la
Municipalidad de Santa Fe deberá arbitrar los mecanismos conducentes
al cumplimiento del pago al actor en el menor tiempo legal disponible;
debiendo hacer saber a este Tribunal el tiempo y modo de cumplimiento
de la sentencia definitiva y de la presente, en un todo conforme al régimen legal aplicable“.
Fallos Plenos
En tal sentido, parece razonable que la articulación que por cualquier
vía procesal se introdujere a los fines de impedir el embargo y ejecución
de bienes públicos (lato sensu) debe estar acompañada de concretos
y razonables compromisos respecto de la cancelación de la deuda que
prevean el tiempo y modalidad de pago al que deberá atenerse el acreedor postergado, quedando condicionada la suspensión de la ejecución
a su posterior cumplimiento, si no mediara algún modo convencional
de ordenarlo de manera distinta. Dicho recaudo parece razonable (y de
hecho, regularmente viene así previsto en la legislación de emergencia)
en orden a que el sacrificio que se impone al acreedor en aras del interés
general, se vea mínimamente compensado con una cierta certeza que
le permita ordenar con la previsibilidad del caso sus propios negocios y
asuntos personales.
293
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 1 - SANTA FE
A su vez, en “Maza, Ise Alejandro c. Municipalidad de Santa Fe s. R.C.A.P.J.
—Incidente de apremio—“ (A. y S. T. 172-328 al 330), enfatizó en la idea que:
“mientras el sistema de pago tenga operatividad, la inembargabilidad no
puede considerarse irrazonable“ (criterio que ya aparecía en “Marozzi“, A. y
S. 161-290 al 301), lo que por contrario imperio significa que el incumplimiento de las propias reglas de juego establecidas por el Estado en ejercicio de
sus facultades de “policía de emergencia“ priva a las mismas de ajuste constitucional, y permite interpretar su conducta no como un mero diferimiento
temporal en la satisfacción de sus obligaciones, sino como una frustrante de
los derechos de los particulares (criterio de “Chimento“, A. y S. 159-206 en
que se consideró insuficiente que la Provincia argumentara vagamente que
“se están arbitrando los medios para dar cumplimiento a los fallos“).
En síntesis: la invocación de la emergencia queda condicionada en su
razonabilidad constitucional a que suponga diferir la cancelación de la
obligación sustantiva, a cuyos fines debe mediar un concreto y operativo
sistema de ordenamiento de los pagos cuya postergación se pretende.
Por otra parte, corresponde dejar a salvo la posibilidad de que medien
especialísimas circunstancias del caso que, demostradas que fueren por
el acreedor, permitan sustentar un efecto de inconstitucionalidad de la
norma en relación con ese concreto supuesto de hecho.
Por ello, la CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL;
RESUELVE: 1. Los regímenes de emergencia que temporalmente difieren
la ejecución de sentencias sobre bienes o fondos públicos son aplicables
a las causas resueltas por el fuero del trabajo, magüer su trasfondo alimentario, en los límites que fluyen de la doctrina y condiciones que se mencionan en este Acuerdo, los que deberán ser escrupulosamente respetados
por el ente público que se beneficie con su aplicación. 2. Corre por cuenta
del ejecutante, eventualmente y por excepción, la demostración de que
en su caso particular la aplicación de la regla precedente apareja consecuencias inconstitucionales por irrazonables. 3. Notificar el presente a los
Juzgados de Primera Instancia.
MARÍN - DALLO - VILLAGGI - SÁNCHEZ GAMBINO - MACHADO ALZUETA (Presidente) - Ventura Roca (Secretaria)
•
294
CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - rosario
“Fabrizi, Aldo Albero
c/ Horst S.R.L. y/o Horacio
Luis Horst s/ cobro
de pesos-laboral”
•
Cuestión a resolver:
¿Procede la aplicación del recurso de rescisión en el procedimiento laboral?
Doctrina legal:
El recurso de rescisión no resulta aplicable en el procedimiento laboral.
Fundamentos sustentatorios:
Existe una clara incompatibilidad entre el recurso de rescisión y el fin de
procedimiento laboral, que no es otro que el de acompañar y materializar
un derecho sustantivo protectorio y principista. Aceptar que, en cualquier
estado del juicio y hasta seis meses después del decisorio, podrá quien
no ha comparecido (y en algunos casos se ha desentendido por completo) entablar el recurso de rescisión contra el procedimiento ó contra la
sentencia; es forma concreta de atentar contra la necesaria celeridad del
proceso laboral, en el que los excesivos plazos, las esperas, las desigualdades aún procesales deben ser subsanadas para mitigar las consecuen-
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación Supletoria. Ratio Legis. Ley
Procesal Laboral.
295
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
cias del desequilibrio económico ínsito en la dependencia jurídica. Hay
una distinta orientación en la ley que regula el proceso laboral, donde la
igualdad no es punto de partida de las controversias sino punto final, razón de ser y fundamento de las decisiones jurisdiccionales que respetan y
priorizan la justicia y la paz social. (Del voto del Dr. García Colombi).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28; CPCC: arts. 83/86
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación Supletoria. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Aceptar este tipo de pretensión recursiva —como es el recurso de rescisión en el proceso laboral— es desnaturalizar el carácter tuitivo del
orden público laboral justificando, por ejemplo, la falta de ejecución
de una sentencia durante seis meses, con todos los inconvenientes e
irregularidades que ello acarrea. No solamente luce ello inequitativo,
sino que es absolutamente antijurídico, dado que: a) nada dice ni prevé en materia de recursos el Código de Procedimientos Laborales con
relación a la rescisión, y no puede ni debe haber integración porque las
normas del Código de Procedimientos Civiles sólo se aplican en forma
supletoria si resultan compatibles con las características específicas del
proceso laboral; COMO ASÍ TAMBIÉN (si respetan) LA ABREVIACIÓN Y
SIMPLIFICACIÓN DE LOS TRÁMITES. b) En la última parte del art. 128
CP Laboral, y para los casos de duda, el legislador manda adoptar el
procedimiento que importe menor dilación. Desde y a partir no sólo del
texto legal sino del espíritu de nuestra ley adjetiva, parece irrefutable
que el art. 83 CPCC no guarda correspondencia con el sistema procesal
laboral, en el que (por otra parte) no procede la declaración de rebeldía,
requisito ineludible y previo que hace no sólo a la procedencia del recurso, sino que es su única razón de ser. (Del voto del Dr. García Colombi).
Referencias normativas: ley 10160: art. 28; CPCC: arts.83/86; CPL: art. 128
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación Supletoria. Interpretación
Hermenéutica. Ley Procesal Laboral.
Es improcedente aplicar el recurso de rescisión previsto en la normativa
procesal civil en forma integradora del proceso laboral si atendemos y
296
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
respetamos la voluntad claramente manifestada en el legislador de excluir
el recurso y sus consecuencias. (Del voto del Dr. García Colombi).
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Laboral. Ley Procesal Civil. Ley. Interpretación.
El recurso de rescisión legislado por el Título III Sección VI (Rebeldía),
arts. 83/86 del Código Procesal Civil y Comercial de la Pcia. de Santa Fe,
no es de aplicación supletoria al proceso laboral por vía del art. 128 de la
ley 7945 ya que, además de no contener tal remisión mención específica
en dicha ley, la misma Comisión Redactora del Anteproyecto señala su
falta de regulación en el mismo, a lo que se agrega que el instituto legislado en el CPCC ofrece características incompatibles con las específicas
del proceso laboral y sobre todo con su función adjetiva del derecho de
fondo. (Del voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias normativas: ley 10160: art. 28; CPCC: arts. 83/86; CPL, ley 7945: art. 128
Jurisprudencia vinculada: “Ramírez A.B. c/ Empresa Guillén“, en Zeus, T. 22 J24
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Ley Procesal. Aplicación Supletoria.
“Por magnífica que fuera, teóricamente al menos, la legislación de fondo
en materia laboral, de un determinado país en un determinado momento
histórico, no pasaría de ser una mera declaración lírica, de normas programáticas, si no se articula, se integra, por una legislación de forma, de
normas que regulan el proceso, normas adecuadas al fin que se ha tenido
en cuenta, para el dictado de aquella legislación de fondo“. (Del voto de
la Dra. Belloti De Podestá).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Ley Procesal. Aplicación Supletoria. Acto Procesal. Ineficacia. Nulidad.
Los autores del Código Procesal Laboral (Comisión Redactora del Anteproyecto), en la Exposición de Motivos (punto XII in fine), afirman: “En lo
Fallos Plenos
Doctrina: Marc, Jorge Enrique: “Normas procesales en el Régimen de Contrato
de Trabajo“, en T. y SS., T. III, 1976, pág. 195.
Materia: Laboral
297
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
que refiere al recurso de rescisión —no regulado en el anteproyecto— es
criterio de la Comisión que en los casos que dan motivo a la interposición
del mismo se deberá aplicar lo dispuesto en el título relativo a la ineficacia
de los actos procesales“ (refiriéndose al Título del CPCC, al que también
remite en el art. 38). De la lectura del texto transcripto es dable extraer varias conclusiones: la primera concierne a la admisión de la la falta de regulación; la segunda señala que, no obstante ello, procede la impugnación
de la cosa juzgada por las mismas condiciones de procedencia del recurso
de rescisión; y la tercera se centra en que no se llevaría a cabo por el procedimiento específico establecido en el Título III, Sección VI (arts. 83/86
CPCC) sino por aplicación de los principios del régimen de nulidades de
los actos procesales. (Del voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28; CPCC: arts. 83/86; CPL, ley 7945:
art. 128
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Interpretación. Acto Procesal. Ineficacia.
Cuando se niega la integración del ordenamiento normativo procesal con
las previsiones del Código Procesal Civil referidas al recurso de rescisión,
se abren dos nuevas posibilidades: la una es la relativa a la negativa a que
encuentre remedio la indefensión inimputable que procura el instituto rescisorio; la otra implica aceptación de tal subsanación, pero a través de un
trámite distinto. El autor del Código Procesal Laboral no deja al intérprete
la primera posibilidad, siendo clara su expresión de voluntad respecto de
la segunda, aun cuando no determina específicamente cuál ha de ser la
vía por la que deberá impugnarse la sentencia firme recaída con indefensión del demandado, indicando sólo a manera de pauta orientadora que
en los casos que dan motivo a la interposición del recurso de rescisión, se
deberá aplicar lo dispuesto en el título relativo a la ineficacia de los actos
procesales. (Del voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Interpretación. Acto Procesal. Ineficacia. Acto
Procesal. Nulidad.
El legislador procesal laboral: 1) acepta la impugnación de la sentencia dictada con indefensión inimputable por iguales causales de procedencia que
298
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
el recurso de rescisión (art. 84 CPCC), esto es: a) la nulidad del emplazamiento; b) la acreditación de la falta de comparecencia por causa de fuerza
mayor ó por no haber tenido conocimiento del pleito y 2) remite al marco
genérico de las nulidades por ineficacia de los actos procesales, aun para
el supuesto en que la causa obstativa no se refiera a ninguna irregularidad
intra proceso sino a causas externas al mismo, como la fuerza mayor y la falta
de conocimiento del pleito. El interrrogante se sitúa en punto a si, al hablar
de “los casos que dan motivo a la interposición del mismo“ (recurso de
rescisión), el legislador se refirió también al inc. 2° del art. 84, que establece
como requisito de procedencia que no haya transcurrido sino el máximo del
término legal del emplazamiento y treinta días más desde la cesación de la
fuerza mayor ó desde la noticia del pleito hasta la instauración del recurso.
La respuesta está dada por la circunstancia que nada obsta a la exigencia
del requisito temporal establecido en el inc. 2° del art. 84, fraccionamiento
necesario para el equilibrio entre el valor justicia y la consecuencia del primero, que es la seguridad jurídica. (Del voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28; CPCC: arts. 83/86; CPL, ley 7945: art. 128
Materia: Laboral
El autor del Código Procesal Laboral si bien acepta la impugnación de
la sentencia dictada con indefensión inimputable por iguales causales de
procedencia que el recurso de rescisión (art. 84 CPCC), esto es: a) la nulidad del emplazamiento; b) la acreditación de la falta de comparecencia
por causa de fuerza mayor ó por no haber tenido conocimiento del pleito, remite al marco genérico de las nulidades por ineficacia de los actos
procesales, aún para el supuesto en que la causa obstativa no se refiera a
ninguna irregularidad intra proceso, sino a causas externas al mismo como
la fuerza mayor y la falta de conocimiento del pleito. La contradicción entre ambas conclusiones es sólo aparente dado que el legislador laboral, al
igual que el civil, sólo pretende evitar la sentencia intrínsecamente injusta
por el vicio de la indefensión, equiparando ambas hipótesis (nulidad por
fraude y fuerza mayor o falta de conocimiento) en cuanto a un igual tratamiento como causales de indefensión, aún cuando su naturaleza jurídica
sea distinta. (Del voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias normativas: CPCC: art. 84
Materia: Laboral
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Interpretación Hermenéutica.
299
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley.
Aplicación Supletoria. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Para dilucidar qué razones determinan al autor de la norma procesal laboral disponer la falta de remisión del CPL, lisa y llana, al recurso de rescisión
legislado en el CPCC —cuando se admiten en el primero las causales básicas de procedencia instituídas por el segundo—, es bueno detenerse en
las incompatibilidades en el modo en el que la ley adjetiva civil legisla el
instituto, y las peculiaridades del proceso laboral, las que se centran en:
a) la ausencia en el segundo de la declaración de rebeldía y, fundamentalmente, su consecuencia en cuanto a la sentencia, en el sentido que
—según el art. 82 CPCC— no puede ejecutarse hasta seis meses después,
a menos que se preste fianza de devolver lo que ella mande entregar, en
caso de rescisión, lo que resulta incompatible con la urgencia derivada de
la naturaleza alimentaria de los créditos laborales, así como la imposibilidad de hecho de la prestación de la fianza, y de devolver lo percibido. (Del
voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias normativas: CPCC: art. 82; CPL
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley.
Aplicación supletoria. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Un aspecto del recurso de rescisión normado por el CPCC, incompatible
con las características del procedimiento laboral caracterizado constitucionalmente como “breve y expeditivo“, se refiere al trámite del juicio sumario establecido por el art. 85 CPCC, que si bien constituye un trámite
abreviado con respecto al juicio ordinario, no reviste iguales ventajas en
relación con el juicio laboral. (Del voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias normativas: CPCC: art. 85
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión.
Sentencia Firme. Nulidad. Acción Autónoma de Nulidad. Ley
Procesal Laboral. Interpretación.
La vía por la que ha de concretarse el ataque a la sentencia firme dictada en indefensión no puede ser otra que la de la acción autónoma de
nulidad, ya que no podría hablarse de incidente de nulidad, por cuanto
no sólo se ha de reparar por este medio la indefensión provocada por
300
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
la nulidad del emplazamiento (solución que entra cómodamente en el
marco genérico de las nulidades) sino que, trascendiendo el supuesto del
proceso viciado o fraudulento (art. 84, inc. 1°, primera parte del Código
Procesal Civil y Comercial) incluye también el caso de la falta de audiencia
por fuerza mayor obstativa e inimputable (art. 84, inc. 1°, segunda parte).
Y es el caso que el incidente de nulidad no sólo está reservado a los vicios
de procedimiento, sino que su otra característica consiste en que los mismos sean anteriores a la sentencia y también a la deducción del incidente.
(Del voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias Normativas: CPCC: art. 84
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión.
Sentencia Firme. Nulidad. Acción Autónoma de Nulidad. Ley
Procesal Laboral. Interpretación.
Sin perjuicio de que la naturaleza de la vía por la que ha de concretarse
el ataque a la sentencia firme dictada en indefensión sea la de una acción
autónoma de nulidad, otra cuestión es la relativa al trámite que no obsta,
sino que por el contrario favorece, que el mismo sea el del juicio sumarísimo previsto por el art. 413 y ss. CPCC por resultar adecuado al diseño y
fines del procedimiento laboral que aúna: a) el predominio de la oralidad
a los principios de celeridad, concentración e inmediación, objetivos que
debe cumplir el proceso laboral, que están consagrados constitucionalmente (art. 20 Constitución Pcia. Sta. Fe) y b) la posibilidad del pleno ejercicio del derecho de defensa en razón de la amplia posibilidad de prueba
(circunscripta, en este caso, a las circunstancias de la indefensión). (Del
voto de la Dra. Belloti De Podestá).
Referencias normativas: Constitución de la Provincia de Santa Fe: art. 20; CPCC:
art. 413.
Materia: Laboral
A los fines de adoptar una determinación sobre la viabilidad del recurso de
rescisión, no cabe considerarlo en forma aislada sino dentro del contexto de
nuestro Código de Procedimientos en lo Laboral. Una interpretación teleológica del mismo nos lleva necesariamente a sus raíces. Ya en el Mensaje de
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Interpretación Teleológica. Ley Procesal. Sentido Finalista.
301
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
elevación del Anteproyecto de Ley Procesal Laboral (21/09/76) se destacó
que la Comisión respectiva “efectuó un análisis comparativo con relación
a la legislación procesal laboral de la Capital Federal y de otras provincias
para ponderar la posible incorporación y vigencia adecuada al anteproyecto, procurando armonizar la implementación de un procedimiento apto
para instrumentar eficazmente la justicia social con las garantías insoslayables que requiere la defensa en juicio“. A su vez, la Comisión redactora de
tal Anteproyecto, al formular su exposición de motivos, explicitó que prevaleció el criterio de elaborar un régimen especial que contempla aquellos
caracteres particulares que deben configurar el proceso laboral, para responder adecuadamente a los fines y principios informadores de la materia
y que, en lo demás, se hizo expresa remisión a la “ley procesal común“ (el
Código Procesal, Civil y Comercial), por lo que “en base a ello se formuló
un esquema previo de todas las instituciones que debían ser consideradas
en la iniciativa consiguiente a los efectos de compaginar con unidad de
conceptos y de normas el proceso judicial laboral, de conformidad con los
postulados propios de esta rama del derecho“. Es evidente entonces que,
pensando en un proceso acorde con el derecho de fondo, el que tiende
a nivelar a las partes en razón de la desigualdad habitual que se observa
entre ellas, y previo estudio de las instituciones, se decidió no regular el
recurso de rescisión tal como lo indicara expresamente la Comisión redactora del Anteproyecto del CPL en su exposición de motivos, aclarando que
es su criterio que, en los casos que dan motivo a la interposición del mismo,
se deberá aplicar lo dispuesto en el título relativo a la ineficacia de los actos
procesales. La no inclusión, entonces, del recurso de rescisión en el Código
de Procedimientos en lo Laboral (ley 7945), fue una actitud deliberada de
la Comisión Redactora del Anteproyecto respectivo, con lo que no existen
dudas que, con ello, se trató de preservar la homogeneidad deseada con el
derecho de fondo y la unidad de conceptos que integran el CPL. (Del voto
de la Dra. Bugni De Basualdo).
Referencias normativas: CPCC; Ley Procesal Laboral
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal. Interpretación. Juicio. Demandado. Declaración de
Rebeldía. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
El recurso de rescisión se encuentra legislado en la ley adjetiva en la Sección VI del Título III del CPCC, intitulado “Rebeldía“ y, conforme lo dis302
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
puesto por los arts. 77 y 83 CPCC, la posibilidad de promover un recurso
de rescisión depende imprescindiblemente de un presupuesto procesal
cuál es la declaración de rebeldía. En el proceso laboral se ha tratado
de lograr una abreviación de trámites, motivo por el cual se ha dispuesto en forma conjunta el emplazamiento, contestación de la demanda y
ofrecimiento de determinadas pruebas en un mismo plazo, a la vez que
el incumplimiento de tales cargas especiales acarrea como inmediata
consecuencia, la efectivización de los apercibimientos previstos en los
arts. 44 y 50 CPL. No teniendo cabida en el proceso laboral la “declaración
de rebeldía“ que es uno de los puntos de partida para la interposición del
recurso de rescisión, existe una imposibilidad de dar trámite al mismo.
(Del voto de la Dra. Bugni de Basualdo).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28; CPCC: arts. 77/83; CPL: arts. 44 y 50
Materia: Laboral
El art. 109 CPL exige a quien interpone contra la sentencia definitiva recurso de apelación y bajo sanción de tenerlo por no interpuesto, la obligación de especificar expresamente si la impugnación es total o parcial
y, en este último caso, la de precisar sobre qué puntos o rubros de la
sentencia recurre. Tal requerimiento tiene por objeto que el acreedor
de rubros cuya admisión judicial fuere consentida por la parte contraria
pueda ejercer la facultad que le confiere el art. 121 CPL, el que consagra
para el derecho procesal laboral la institución del “pronto pago“, característica del mismo. Tal figura responde a principios siempre latentes en
el derecho del trabajo, por los que se tienen en cuenta las necesidades
del trabajador y el carácter alimentario de la mayoría de sus reclamos.
¿Qué sentido tendría establecer un procedimiento breve y expeditivo
si, finalizado el mismo, se debiera paralizar la ejecución por seis meses,
salvo otorgamiento de fianza, aun cuando el demandado en persona
hubiera recibido la notificación respectiva? Ello así, por cuanto admitir o
permitir la aplicación en el proceso laboral de las normas sobre recurso
de rescisión contenidas en los arts. 83/86 CPCC importaría la aceptación
de la prohibición absoluta por el término de seis meses de ejecutar la
sentencia conforme art. 82 CPCC, lo que además de significar el riesgo
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión.
Procedimiento Laboral. Recursos. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Juicio laboral. Pronto Pago. Principio de Celeridad
Procesal.
303
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
de alongar indebidamente en el tiempo la obligación de pago del deudor, coloca a quien desoyó el llamado del juez y se mantuvo indiferente
ante los reclamos del actor en una situación de privilegio en relación a
aquél que, habiendo integrado la litis, debe abonar de inmediato los
rubros admitidos so peligro de ejecución de sus bienes. (Del voto de la
Dra. Bugni de Basualdo).
Jurisprudencia vinculante: “Miño, Mario c/ Monje Andrés y otros s/ Cobro de
Australes“, Expte. N° 98/96 A. y S., n° 45, 26 de mayo de 1997
Referencias normativas: CPL: arts. 109 y 121; CPCC: arts. 82/86
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Interpretación. Derecho Laboral. Carácter Protectorio. Principio de Celeridad Procesal.
Admitir la aplicación en el proceso laboral de las normas sobre recurso
de rescisión contenidas en los arts. 83/86 CPCC importaría la aceptación
de la prohibición absoluta por el término de seis meses de ejecutar la
sentencia conforme art. 82 CPCC. La única posibilidad del demandante,
ante una situación como la prevista por el art. 82 CPCC, es la de afianzar
la restitución de lo que la sentencia mande abonar. Y aquí se advierte una
nueva diferencia con el procedimiento civil, pues el demandante no es
un acreedor hipotecario, ni un propietario de inmueble a desalojar, ni un
prestamista de dinero, etc., que pueda esperar el cobro de su crédito o
contar con medios o relaciones que le permitan ofrecer fianza. En los juicios laborales, el actor reclama rubros cuya percepción necesita para su
subsistencia y la de su familia, por lo que una inactividad procesal de seis
meses después de haberle sido reconocido su derecho le causa graves
perjuicios, los que difícilmente podrá sortear por cuanto, generalmente,
ni él ni su entorno a nivel humano se encuentran en condiciones de ofrecer una fianza que resulte aceptable para el sentenciante. Por otra parte,
el colocar al trabajador en la situación de tener que afianzar o soportar
la paralización del proceso por imperativo legal, no guarda concordancia
con otras disposiciones del CPL, ni del derecho de fondo establecidas en
beneficio del trabajador con el objeto de paliar la desigualdad de condiciones en que se encuentra el mismo con la otra parte de una relación
laboral, tales como la gratuidad consagrada por el art. 19 CPL y por el
art. 20 de la LCT, el que a su vez prohíbe que la vivienda del trabajador
pueda verse afectada al pago de costas, como así también la inembarga304
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
bilidad de salarios e indemnizaciones pertenecientes al trabajador que,
según el monto de sus ingresos, disponen los arts. 120, 147 y 149 LCT; art. 13
de las leyes 9688-23.643; art. 13 de la ley 24.028 y el decreto 484/87. (Del
voto de la Dra. Bugni de Basualdo).
Jurisprudencia vinculante: “Miño, Mario c/ Monje Andrés y otros s/ Cobro de
Australes”. Expte. N° 98/96 A. y S., n°45 ,de 26 de mayo de 1997
Referencias normativas: CPL: art. 19; LCT: arts. 20, 120, 147 y 149; ley 968823.643: art. 13; ley 24.028: art. 13; decreto 484/1987
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Derecho Laboral. Carácter Protectorio. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Acción Autónoma de Nulidad.
El carácter protectorio de la reglamentación del proceso laboral, estatuída
por la ley 7945, y la finalidad perseguida por quienes la pergeñaron al no
incluir en la misma —en forma consciente y deliberada— el recurso de rescisión, hacen que resulten inaplicable en el fuero laboral por vía integradora lo normado sobre el mismo en la ley procesal civil, todo ello sin perjuicio
de la posibilidad de quien se considere afectado por un acto o notificación
irregular de requerir la aplicación de las disposiciones procesales tendientes a obtener la nulidad pretendida mediante la tramitación de una acción
autónoma de nulidad. (Del voto de la Dra. Bugni de Basualdo).
Jurisprudencia vinculante: “Miño, Mario c/ Monje Andrés y otros s/ Cobro de
Australes“, Expte. N°98/96 A. y S., n°45, 26 de mayo de 1997
Referencias normativas: ley 7945.
Materia: Laboral
La mayoría de la Cámara Apelación del Trabajo Sala II de Rosario in re
“Jaime Inocencio c/ Alvarellos S. A. Constructora s/ Cobro de Pesos“
sostuvo que “la vía que en realidad tiene el rebelde para atacar el procedimiento o la sentencia que considera viciados de nulidad, es la del
recurso de rescisión. Es cierto que éste no ha sido previsto por la Ley Procesal (se refería a la 3480) pero dado ese vacío, cabe llenarlo mediante
la norma supletoria, es decir, el Código de Procedimientos Civiles al que
aquélla remite en su art. 78. No empece a ello la circunstancia de que en
la ley 3480 no haya declaración de rebeldía pues, de cualquier manera,
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Aplicación Supletoria. Juicio. Demandado.
Declaración de Rebeldía.
305
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
el trámite se sigue como si la hubiera y, si tampoco existe representación del rebelde, es razón de más para tutelarlo confiriéndole el recurso
de rescisión establecido por la ley de forma en materia civil y comercial.
(De la desidencia de la Dra. Burde).
Jurisprudencia vinculante: Cámara de Apelación del Trabajo, Sala II , de Rosario:
“Jaime Inocencio c/ Alvarellos S. A. Constructora s/ Cobro de Pesos“, 25/4/73,
Zeus 1-J/149
Referencias normativas: ley 3480
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Aplicación Supletoria. Juicio. Demandado.
Declaración de Rebeldía. Recurso de Nulidad.
La mayoría de la Cámara Apelación del Trabajo, Sala II, de Rosario in re
“Jaime Inocencio c/ Alvarellos S. A. Constructora s/ Cobro de Pesos“
sostuvo que si bien se podría argüir que el rebelde, al tomar conocimiento de la sentencia, puede intentar contra la misma el recurso de nulidad,
a ello cabe responder: 1) que si existe una vía más adecuada, como es
la rescisión, corresponde utilizar la misma y no otra; 2) que el recurso de
nulidad no es suficiente garantía para el rebelde desde que, en el procedimiento, no hay apertura a prueba en la Alzada y, por ende, no tiene
oportunidad para acreditar los extremos de la nulidad, quedando toda
su suerte cifrada a las medidas para mejor proveer que el Tribunal pueda
o no dictar; y que, de cualquier modo, no aseguran su defensa como
en el supuesto de brindársele la posibilidad de proponer su prueba.
Concluyó que “siendo en el fondo el recurso de rescisión un incidente
de nulidad“, es dable su recepción en materia laboral. Cabe destacar a
esta altura que, a diferencia de la ley 3480, la 7945 no prohíbe la apertura a prueba en la Alzada. Pero tampoco la contempla expresamente,
considerándose en general que procede por aplicación integrativa del
art. 369 CPCC. Claro está que los supuestos allí previstos son sumamente acotados, de índole excepcional e interpretación restrictiva, lo que
otorga vigencia al argumento plasmado en el fallo transcripto. (De la
desidencia de la Dra. Burde).
Jurisprudencia vinculante: Cámara de Apelación del Trabajo, Sala II, de Rosario:
“Jaime Inocencio c/ Alvarellos S.A. Constructora s/ Cobro de Pesos“, 25/4/73,
Zeus 1-J/149
Referencias normativas: CPCC: art. 369; ley 3480; ley 7945
Materia: Laboral
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“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Interpretación. Aplicación Supletoria. Juicio.
Demandado. Declaración de Rebeldía. Ineficacia de los Actos
Procesales.
Una razón a favor de la recepción del recurso de rescisión en materia de
procedimiento laboral es la lectura de la Exposición de Motivos formulada
por la Comisión Redactora del Anteproyecto de Código de Procedimiento Laboral vigente quien, en relación al tema, expresa que “en cuanto al
recurso de rescisión, en los casos que él procediera“ deberá estarse a
lo normado en el art. 38 CPL que a su vez —en materia de ineficacia de
los actos procesales— remite a las disposiciones pertinentes del CPCC
Puede inferirse de ello claramente que aunque no se lo haya legislado en
forma expresa, ha estado presente en la intención del legislador al referir
a los casos en que el mismo procediera. No estaría vedada entonces su
aplicación en el proceso laboral, por remisión del art. 38 citado ya que,
en esencia, el recurso de rescisión es un verdadero incidente de nulidad
que debe tramitar ante el Tribunal de Primera Instancia que dictó la sentencia en rebeldía y no ante el Tribunal de Alzada por la vía del recurso de
nulidad que no puede considerarse sustitutivo del incidente pues priva al
recurrente de una instancia de conocimiento.De igual modo, también se
privaría al recurrente de una instancia de revisión. (De la desidencia de la
Dra. Burde).
Doctrina: Alvarado Velloso, Adolfo, “Estudio Jurisprudencial“, Código Procesal
Civil y Comercial, Pcia. Santa Fe, Editorial Rubinzal Culzoni, T° 1, pág. 374 y ss.
Referencias normativas: CPL: art. 38; CPCC
Materia: Laboral
No se resguarda el debido proceso si prevalece la notificación impugnada tempestivamente por el accionado ante el primer conocimiento que
tiene de la notificación inválida. La indefensión absoluta que genera abre
la puerta al recurso de rescisión interpuesto; lo contrario importa mala
fe procesal pues se notifica a sabiendas de que, en ese domicilio, el demandado no reside, no asegurando así la bilateralidad del proceso y la
defensa en juicio de la contraparte por violación de la forma de citación.
Tal solución es justa e importa una vía de mucho más sencillo y rápido
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión.
Acto Procesal. Notificación. Ineficacia. Notificación. Domicilio
Inválido.
307
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
acceso que el arduo tránsito de una acción autónoma de nulidad. (De la
desidencia de la Dra. Burde).
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelación en lo Laboral de Santa Fe,
Sala I, “Terzaghi Indoro Humberto - Recurso de Rescisión“, Resolución de fecha
17/12/1992
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación Supletoria. Acto Procesal.
Ineficacia. Notificación Inválida. Derecho Laboral. Carácter Protectorio. Principio de Celeridad Procesal. Garantía del Debido
Proceso.
Los planteos de recurso de rescisión en el fuero laboral no son frecuentes. Se trata de casos aislados que generalmente ofrecen un margen de
duda razonable que habilita el acogimiento de la vía ya prevista en el
CPCC, y que resulta compatible con el art. 128 CPL, en tanto permite
la remisión cuando resultaren insuficientes sus disposiciones, debiendo
—obviamente— ajustarse el trámite a las peculiaridades de este tipo de
proceso. Sin desconocer la importancia del principio de celeridad en
materia de créditos de naturaleza alimentaria, el principio protectorio
nunca podría trasvasar la estricta idea de justicia y la garantía de debido
proceso. No se trata aquí de casos comunes sino de supuestos de excepción donde se plantean defectos de notificación. La Corte Provincial
ha sostenido que la función judicial no se agota en la letra de la ley
con olvido de la efectiva y eficaz realización del derecho. La garantía del
debido proceso que asegura el art. 18 CN está necesariamente reglamentada en las normas de los Códigos Procesales y, dentro de éstos,
en aquellos que ordenan los modos de hacer saber a los justiciables la
existencia de la causa y las alternativas de su desarrollo, en resguardo a
su derecho a ser oídos y hacer valer sus defensas. El principio de contradicción quiere y dispone que cada una de las partes pueda controlar y
oponerse a los actos del adversario y también a los del juez, los cuales no
adquieren eficacia antes de ser comunicados a aquéllas y de que transcurran los plazos legales en que puedan ser consentidos o impugnados.
(De la desidencia de la Dra. Burde).
Citas jurisprudenciales: CSJSF, “Roulet Rafael c/ Taverna Irigoyen Jorge y Otros - Recurso de Inconstitucionalidad“,19/03/1992, Zeus, 25 de agosto de 1992, pág. 2 y ss.Referencias normativas: CN: art. 18; CPCC: art. 128
Materia: Laboral
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“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación Supletoria. Acto Procesal.
Ineficacia. Notificación Inválida. Incidente de Nulidad.
El recurso de rescisión es el remedio que otorga el CPCC al incompareciente involuntario contra quien se ha dictado sentencia, a los fines de obtener
la anulación de lo actuado y la nueva tramitación del juicio, esta vez con su
participación. El Código Procesal Laboral no contempla la situación, disponiendo el art. 128 que cuando resultaren insuficientes sus disposiciones,
se aplicarán en forma supletoria los preceptos del CPCC. Descarto que
pueda considerarse la suficiencia de la Ley Ritual Laboral por el tratamiento
brindado en el Título VII en cuanto a los recursos. Es que, además de estar previstos para otros supuestos no asimilables, el de rescisión no es un
verdadero recurso, sino un incidente de nulidad (Alsina, De Santo, Podetti,
Palacio, Ibañez Frocham, Chiapini, etc.). Por su parte, puede provocar razonable duda lo dispuesto por el art. 38 CPL, que remite en forma expresa en
materia de nulidad de los actos procesales, a las disposiciones pertinentes
del CPCC. Pero, en el ordenamiento civil, la forma de atacar la sentencia
que tiene el incompareciente involuntario una vez dictada y firme, es el recurso de rescisión. Entonces, se advierte la insuficiencia de la norma procesal laboral (Título VII: recursos) y, por lo tanto, resulta aplicable el remedio
específico previsto por el CPCC. (De la disidencia del Dr. Angelides).
Jurisprudencia vinculante: “Miño, Mario c/ Monje Andrés y otros s/ Cobro de
Australes“, A. y S. n° 45, 26 de mayo de 1997
Referencias normativas: CPL: arts. 38 y 128; CPCC: arts. 84/85
Materia: Laboral
La exposición de motivos del Código Procesal Laboral, sin sobredimensionar su importancia como herramienta hermenéutica, refiere a los casos en
que dan motivo a la interposición del recurso de rescisión: tanto la nulidad
del emplazamiento como la falta de comparecencia por fuerza mayor o por
desconocimiento del pleito. Consecuentemente, a partir de la misma, resulta ineludible la integración del CPL con el CPCC (aunque se la quiera
limitada al art. 84). Finalmente, la suspensión de la ejecución de la sentencia,
prevista en el art. 85 CPCC, resulta fundamental, por cuanto no atiende la
situación del incompareciente involuntario un presunto remedio que permita la ejecución, teniendo en cuenta la casi segura imposibilidad del actor
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Interpretación. Interpretación Hermenéutica.
Acto Procesal. Ineficacia. Sentencia. Ejecución.
309
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
de reintegrar lo percibido, en caso de que al ejecutado no se le hubiere
brindado la posibilidad de defenderse. (De la disidencia del Dr. Angelides).
Jurisprudencia vinculante: “Miño, Mario c/ Monje Andrés y otros s/Cobro de
Australes“, A. y S. n° 45, 26 de Mayo de 1997
Referencias normativas: CPL: arts. 38 y 128; CPCC: arts. 84 y 85
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Ley
Procesal Laboral. Interpretación. Aplicación Supletoria. Juicio.
Demandado. Declaración de Rebeldía.
No es óbice para concluir que no es procedente el recurso de rescisión la falta
de declaración de rebeldía en el proceso laboral. Es que éste es un remedio
otorgado al incompareciente involuntario, no siendo, en sustancia, consecuencia de una previa “declaración formal“ de rebeldía. Lo esencial es que,
en el proceso laboral, el rebelde existe, y si no tuvo oportunidad de comparecer al juicio por razones ajenas a su voluntad, resulta inequívoca la necesidad
de tutela a través de un medio adecuado. (De la disidencia del Dr. Angelides).
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación Supletoria. Juicio. Demandado. Declaración de Rebeldía.
El recurso de rescisión está regulado en los artículos 83/86 CPCC, no acarreando la procedencia del mismo en el procedimiento laboral la suspensión que prescribe el art. 82 del mismo cuerpo. El vacío de la ley laboral es
concretamente en cuanto al remedio, no respecto de otras consecuencias
de la rebeldía. (De la disidencia del Dr. Angelides).
Referencias normativas: CPCC: arts. 82, 83 y 86.
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación Supletoria. Derecho Laboral.
Principio de Celeridad Procesal. Juicio. Demandado. Declaración
de Rebeldía. Notificación por Cédula. Acto Procesal. Ineficacia.
En cuanto a los principios del procedimiento laboral y del derecho del
trabajo, que podrían verse afectados por el recurso de rescisión (regulado
por los artículos 83/86 CPCC) no hay incompatibilidad insalvable. Por un
lado, no resulta un objetivo menor la efectiva custodia de la garantía cons310
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
titucional fundamental que está en juego, esto es la del debido proceso y
la defensa en juicio de la persona. Por otra vertiente, la cuestión, en definitiva, pasará por la celeridad con que sea tramitado el recurso (incidente),
teniendo a esos fines amplias facultades el juzgador, ya para imprimirle el
trámite sumarísimo en la compatibilización con las características del proceso laboral, la abreviación y simplificación de los trámites (art. 128 CPL),
ya mediante la inmediación, la concentración y el impulso de oficio. No
debe perderse de vista además que, en nuestra realidad, la concreción del
principio de celeridad del proceso tiene que ver, más que con el procedimiento reglado por la ley, con la diligencia de las partes en su tramitación
y la actuación oficiosa del juzgado, dentro de sus posibilidades materiales.
Finalmente, no es aventurado señalar que la situación puede conjurarse
en gran parte con una detenida observación del diligenciamiento de la
cédula de notificación al incompareciente, efectuada cuando se produce,
al comienzo del juicio, tomándose en su caso las medidas pertinentes. Es
la forma más concreta de asegurar el principio de celeridad, evitándose
posteriores ulterioridades nulificantes. (De la disidencia del Dr. Angelides).
Referencias normativas: CPCC: arts. 83/86; CPL: art. 128
Materia: laboral
En una materia opinable, el juez no debería desechar de plano ningún
remedio que reconozca atendible fundamento para hacer efectiva la garantía constitucional. Podrá adecuar la vía o el procedimiento, pero no
dejar de analizar si el demandado tuvo posibilidad de defensa —para lo
cual bastará a veces con cotejar las constancias de autos— y, mientras tanto, impedir la ejecución. Adoptar, en síntesis, una solución razonable, que
brinde un necesario contenido de justicia, ejerciendo plenamente sus facultades como director del proceso. Es por ello que no resulta conveniente dictar un fallo con la obligatoriedad que dispone el art. 28 de la ley 10.160, más
aún cuando son muy escasos los antecedentes existentes en ataques —por
cualquier vía, no sólo por medio del recurso de rescisión— a las sentencias
dictadas en rebeldía. (De la disidencia del Dr. Angelides).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Materia: Laboral
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Obligatoriedad. Recurso
de Rescisión. Procedimiento laboral. Ley. Aplicación supletoria.
Juez. Equidad. Facultades. Proceso. Dirección. Juicio. Demandado. Declaración de Rebeldía.
311
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Alcance.
Validez.
El art. 28, ley 10.160, dispone que la facultad de reunirse en Tribunal Pleno
reside en las Salas de esta Cámara y que esa decisión la adoptan por la
simple mayoría de jueces, votación que no se realizó. En este punto, soy
de la opinión que no se debe reunir en Tribunal Pleno esta Cámara atento
los escasos antecedentes sobre la materia, las distintas cuestiones fácticas
que pueden plantearse, las normas semejantes existentes en nuestra ley
ritual, la facultad del juez de dictar resolución de acuerdo a derecho y las
consecuencias que esta resolución provoca. (De la disidencia parcial del
Dr. Villar).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley. Aplicación supletoria. Juicio. Demandado. Declaración de Rebeldía. Acto Procesal. Ineficacia. Derecho Laboral. Carácter Protectorio.
En el derecho laboral se contempla la rebeldía del accionado en el art. 45
y en el art. 54 se contempla la situación del rebelde que no ha contestado la demanda compareciendo posteriormente a la audiencia de trámite. Pero la ley ritual no prevé su representación, ni tampoco el legislador
incorpora el instituto del recurso de rescisión toda vez que se contrapone con normas específicas del proceso laboral, como son el carácter
alimentario de las acreencias del trabajador y el instituto de pronto pago
que prevé el art. 121 y concordantes de nuestra ley adjetiva, que se contraponen con lo dispuesto en el art. 82 CPCC. Es que los medios impugnativos contra las decisiones en materia laboral se encuentran legislados
en detalle y se limitan a los mencionados en los arts. 105/116, pertenecientes al Título VII, por lo que la aplicación supletoria del Código de
Procedimiento Civil y Comercial no procede por no compatibilizar el instituto en examen con las características específicas del derecho procesal.
(Del voto del Dr. Villar).
Jurisprudencia Vinculada: “Miño, Mario C/monje, Andres y Otros s/ Cobro De
Australes“, Expte. N° 98/96, Sentencia n° 45, del 26 de mayo de 1997
Referencias normativas: CPL: arts. 45, 54, 105/116 y 121; CPCC: art. 82
Materia: Laboral
312
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Rebeldía. Ley Procesal. Interpretación.
La rebeldía —instituto que es base del recurso de rescisión—, no esta
tipificada como tal en nuestro ordenamiento laboral, a diferencia del
procedimiento civil que le dedica toda una Sección (VI, artículos 76/86
CPCC). En la ley 7945 solamente hay menciones a la rebeldía o al rebelde
(ver arts. 45 y 54) pero, en realidad, éstas son “meras denominaciones“
—esto es, la forma de llamar al demandado que no ha comparecido
ni contestado la demanda “ya que de alguna manera había que denominarlo“— pero sin institucionalizar la figura, lo que requeriría en ese
caso un tratamiento especial, como lo hace la ley de enjuiciamiento civil.
Siendo así, si no hay “rebeldía“, no hay recurso de rescisión. (Del voto
del Dr. Rodini).
Referencias normativas: CPL: arts.45 y 54; CPCC: arts. 76/86
Doctrina: Vitantonio, Nicolás: “El recurso de rescisión en el proceso laboral“,
Boletines 5960/1/2 de Zeus, año 1998
Materia: Laboral
La Exposición de Motivos de la ley 7945 permite claramente inferir la no
existencia del recurso de rescisión, cuando en el apartado XII, titulado
“Procedimientos y recursos especiales“, dice: “En lo que refiere al recurso
de rescisión —no regulado en el Anteproyecto— es criterio de la Comisión que en los casos que dan motivo a la interposición del mismo se
deberá aplicar lo dispuesto en el título relativo a la ineficacia de los actos
procesales“; es decir, afirma que el mismo no está contemplado en el CPL
—y esto solo bastaría para dirimir esta cuestión—, para después dar la
solución ante esta ausencia: que cuando haya motivos para su aplicación
se recurrirá al incidente de nulidad (arts. 124 a 129 CPCC). Y, si se hubiere
dictado sentencia, se recurrirá al recurso de nulidad, no siendo atendible
la crítica de que el mismo no es suficiente garantía para el rebelde, ya que
en segunda instancia hay apertura a prueba (art. 369 CPCC, aplicable por
la remisión que hace el art. 128 CPL), por lo cual queda así garantizada
aquélla. La rebeldía y el recurso de rescisión no son viables puesto que no
se compadecen con la celeridad del procedimiento laboral tan caro a su
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Ley. Interpretación Hermenéutica. Recurso de Nulidad. Principio de Celeridad Procesal
313
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
existencia, derivada de la naturaleza alimentaria del crédito del trabajador.
(Del voto del Dr. Rodini).
Referencias normativas: CPCC: arts. 124/129; CPCC: art. 369; CPL: art. 128
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Juicio.
Demandado. Declaración de Rebeldía. Acto Procesal. Ineficacia.
El recurso de rescisión no es aplicable en el procedimiento laboral. La propia Comisión Redactora del Anteproyecto, en la exposición de motivos,
punto XII in fine, afirman: “En lo que refiere al recurso de rescisión, no regulado en el Anteproyecto, es criterio de la Comisión que en los casos que
dan motivo a la interposición del mismo se deberá aplicar lo dispuesto en
el título relativo a la ineficacia de los actos procesales, lo que se plasma en
el art. 38 CPL remitiéndose al título respectivo del CPCC. Ello denota que,
apreciada la situación de tal contingencia procesal, la que daría lugar a dicho recurso, el legislador la entendió reparable con la remisión efectuada,
cuando en su lugar pudo referir al Título III, Sec. VI, del CPC que regula
dicho recurso. (Del voto del Dr. Rodrigáñez).
Referencias normativas: CPL: art. 38; CPCC
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión.
Procedimiento Laboral. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Juicio. Demandado. Declaración de Rebeldía. Acto Procesal.
Ineficacia.
La respuesta al motivo por el cual el legislador no efectuó una remisión al
recurso de rescisión para el procedimiento laboral, no puede ser otra que
las incompatibilidades en el modo en el que la ley adjetiva civil legisla el
recurso de rescisión, con las particularidades del proceso laboral. En tal
sentido, la declaración de rebeldía, y su subsistencia regulada en el primero, no se encuentra prevista en el procedimiento laboral. Ésta sólo se menciona en los arts. 45 y 54, pero se utiliza el término “rebelde“ en alusión
al demandado como parte, cuyo domicilio se desconoce al demandar;
previendo un trámite propio; y para quien no contestó la demanda. Pero
en ningún caso en relación a la sentencia en el sentido del art. 82 CPC:
demora en la ejecución de la sentencia de seis meses salvo acreditar fianza de devolver lo que se mande entregar, que resulta incompatible con la
314
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
urgencia por alimentarios de los créditos laborales y la casi imposibilidad
de hecho de prestar fianza. (Del voto del Dr. Rodrigáñez).
Referencia normativa: CPCC: art. 82; CPL: arts. 45 y 54
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Juicio.
Demandado. Declaración de Rebeldía. Acto Procesal. Ineficacia.
Acción Autónoma de Nulidad.
El legislador ha considerado inadecuado en el trámite laboral el remedio
previsto mediante el recurso de rescisión en la ley adjetiva civil, y para
los casos en que ello se produjera según la normativa del art. 84 CPC, se
deberá acudir a lo previsto en la remisión del art. 38, sobre ineficacia de
actos procesales y, en su caso, al recurso de nulidad, con la posibilidad
de la apertura a prueba (Art. 369 CPC) —ahora prevista en el art. 128 y su
remisión—. Por otro lado, nada obstaría a que dicha cuestión de eventual indefensión alegada, se planteara por vía de la acción autónoma de
nulidad, que podría la afectada introducir como trámite más amplio. (Del
voto del Dr. Rodrigáñez).
Referencias normativas: CPL: arts. 38,128, 84 y 369
Materia: Laboral
La posibilidad de interponer el recurso de rescisión en el procedimiento
laboral no resulta otra cosa que una cuestión de interpretación de la ley,
en el caso de nuestro Código Procesal Laboral. En esta tarea interpretativa, cabe señalar que el recurso de rescisión no está previsto de manera
expresa en nuestro Código Procesal Laboral, mas cabe conceder que el
art. 116 CPL admite la procedencia de “recursos especiales y extraordinarios“ en los casos establecidos en las leyes específicas, debiendo sustanciarse por los trámites previstos en las mismas, por lo que, conforme
se interprete este artículo, podrá o no considerarse que el recurso de
rescisión integra nuestro régimen procedimental específico. (Del voto de
la Dra. Rucci).
Referencias normativas: CPL: art. 116
Materia: Laboral
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Ley.
Aplicación Supletoria.
315
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley Procesal Laboral. Ley Procesal Civil y
Comercial. Principio de Celeridad Procesal
El artículo 116 CPL debe interpretarse conjuntamente con el art. 128 que
remite a la aplicación supletoria de los preceptos del CPCC, pero sujeta dicha remisión a condiciones que deberán tener en cuenta los magistrados al hacerlo y que son: su compatibilidad con las características
específicas del proceso laboral, y la abreviación y simplificación de los
trámites, debiendo adoptarse en caso de duda el procedimiento que
importe menor dilación, por lo que en la hipótesis de admitirse que el
recurso de rescisión sea un “recurso especial“, según la denominación
empleada por el art. 116 CPL, debe analizarse si el mismo resulta compatible con las características específicas del proceso laboral. Es luego de
realizar este análisis que no parece compatible el mencionado remedio
procesal con las características específicas del proceso laboral. (Del voto
de la Dra. Rucci).
Referencias normativas: CPCC: arts. 116 y 128
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Juicio. Demandado. Declaración de Rebeldía. Ley Procesal Laboral. Ley Procesal Civil. Crédito Laboral.
Naturaleza Alimentaria. Principio de Celeridad Procesal
En la regulación del trámite, en el CPL no se prevé la declaración de
rebeldía, instancia que constituye un presupuesto de la posibilidad de
interponer recurso de rescisión. En este aspecto, las menciones efectuadas en el CPL al respecto (arts. 45 y 54) no refieren a la declaración de
rebeldía propiamente dicha, sino que prevén un trámite en relación al
demandado cuyo domicilio se desconoce o aluden a quien no ha contestado la demanda. La otra circunstancia que excluye la compatibilidad
de la rescisión con el proceso laboral es la de la exigencia que impone el
procedimiento civil y comercial en el art. 82 CPCC, en cuanto a la imposibilidad de ejecutar la sentencia en rebeldía hasta seis meses después, a
menos que se preste fianza, lo que resulta totalmente incompatible con
la necesidad alimentaria que involucran los créditos de los trabajadores,
y que el legislador ha reconocido específicamente al instituir el pronto
pago, a lo que cabe agregar la casi imposibilidad para los trabajadores
de obtener la fianza que la ley exige, todo lo cual implicaría interpretar el
316
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
procedimiento laboral de una manera que contraría sus fines, por lo que
no se cumplirían las condiciones exigidas por el art. 128 CPL para la aplicación supletoria de las normas de procedimiento civil y comercial. Es
luego de realizar este análisis que no parece compatible el mencionado
remedio procesal con las características específicas del proceso laboral.
(Del voto de la Dra. Rucci).
Referencias normativas: CPL: arts. 45,54, 128; CPCC: art. 82
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión.
Procedimiento Laboral. Ley Procesal. Interpretación. Juicio. Demandado. Declaración de Rebeldía. Juicio Declarativo. Juicio
Laboral. Juicio Sumarísimo
A las pautas interpretativas, abonadas por la opinión de la Comisión Redactora del CPL, cabe agregar que si bien la rebeldía existe en el trámite declarativo previsto por el procedimiento civil, no es de su esencia, al
punto tal que un procedimiento también declarativo y de gran similitud
con el laboral por los derechos que protege, el sumarísimo excluye expresamente la posibilidad de la declaración de rebeldía y su consecuencia,
la posibilidad de interponer recurso de rescisión (art. 415 CPCC). A ello
cabe agregar que si bien el trámite sumarísimo se halla previsto para los
incidentes, también se prevé para juicios autónomos de gran similitud con
el proceso laboral, como es el caso de juicio por alimentos. (Del voto de
la Dra. Rucci).
Referencias normativas: CPCC: art. 415
Materia: Laboral
La remisión efectuada por el art. 38 CPL al CPCC en materia de nulidades
procesales no resulta suficiente para interpretar comprendida en ella al
recurso de rescisión, que posee en el procedimiento civil y comercial una
regulación específica, independiente de la realizada en el capítulo relativo
a las nulidades procesales, por lo que la remisión efectuada nunca podría
abarcar al recurso de rescisión. (Del voto de la Dra. Rucci).
Referencias normativas: CPL: art. 38
Materia: Laboral
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Nulidad Procesal. Ley Procesal. Interpretación. Ley Procesal Laboral. Ley Procesal Civil.
317
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Recurso de Rescisión. Procedimiento Laboral. Ley Procesal. Interpretación. Juicio. Demandado. Declaración de Rebeldía. Acción Autónoma de Nulidad.
La posibilidad de aplicar el recurso de rescisión en el procedimiento laboral surge ante el hecho incontrastable de la necesidad de proveer adecuados mecanismos procesales a quien, por causas graves y ajenas a su
voluntad, no pudo hacer valer en juicio sus defensas; en definitiva a quien
no ha comparecido al juicio, no porque no quiso, sino porque no pudo. No
obstante ello, tal situación puede ser subsanada mediante el ejercicio de
la acción autónoma de nulidad. (Del voto de la Dra. Rucci).
Materia: Laboral
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Rosario, a los dos días del mes de mayo del año dos
mil dos, dentro de los autos caratulados “FABRIZI, ALDO ALBERO
C/ HORST S.R.L. Y/O HORACIO LUIS HORST S/ COBRO DE PESOSLABORAL“, venidos del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo
Laboral de la 1ra. Nominación, se reunieron en Acuerdo los Sres. Vocales Dres. Sonia Bellotti de Podestá, Félix García Colombi y Celestina
Bugni de Basualdo de la Sala Segunda; Marta Rucci, Felipe Rodini y
Luis M. Rodrigáñez, de la Sala Primera; y Sara Burde, Ángel Angelides
y José A. Villar, de la Sala Tercera, integrando el Tribunal de la Excma.
Cámara de Apelaciones en lo Laboral, para resolver la apelación deducida por la parte demandada contra la resolución N° 444, glosada a fs.
139/140, que rechaza el recurso de rescisión interpuesto oportunamente. Expresados los agravios y debidamente respondidos y habiéndose
solicitado la integración de un Tribunal Pleno, se resuelve por mayoría
la convocatoria (ver fs. 178). Hecho el estudio del juicio, se resolvió
plantear la siguiente cuestión:
¿Procede la aplicación del recurso de rescisión interpuesto?
Practicado el sorteo de ley, resultó que la votación debía realizarse en el
siguiente orden: Dres. Félix García Colombi, Sonia Bellotti de Podestá,
Celestina Bugni de Basualdo, Sara Burde, Ángel Angelides, José A. Villar,
Felipe Rodini, Luis M. Rodrigáñez y Marta Rucci.
El Dr. García Colombi dijo: Que existe una clara incompatibilidad entre el
recurso de rescisión y el fin de procedimiento laboral que no es otro que
el de acompañar y materializar un derecho sustantivo protectorio y princi318
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
pista. Aceptar que en cualquier estado del juicio y hasta seis meses después del decisorio podrá quien no ha comparecido (y en algunos casos se
ha desentendido por completo) entablar el recurso de rescisión contra el
procedimiento o contra la sentencia, es forma concreta de atentar contra
la necesaria celeridad del proceso laboral, en el que los excesivos plazos,
las esperas, las desigualdades aún procesales deben ser subsanadas para
mitigar las consecuencias del desequilibrio económico ínsito en la dependencia jurídica.
Hay una distinta orientación en la ley que regula el proceso laboral, donde
la igualdad no es punto de partida de las controversias sino punto final,
razón de ser y fundamento de las decisiones jurisdiccionales que respetan
y priorizan la justicia y la paz social.
Aceptar este tipo de pretensión recursiva es desnaturalizar el carácter tuitivo
del orden público laboral justificando por ejemplo la falta de ejecución de
una sentencia durante seis meses, con todos los inconvenientes e irregularidades que ello acarrea. No solamente luce ello inequitativo, sino que es
absolutamente antijurídico, dado que: a) nada dice ni prevé en materia de
recursos el Código de Procedimientos Laborales (1) con relación a la rescisión y
no puede ni debe haber integración porque las normas del Código de Procedimientos Civiles sólo se aplican en forma supletoria si resultan compatibles
con las características específicas del proceso laboral; COMO ASÍ TAMBIÉN
(si respetan) LA ABREVIACIÓN Y SIMPLIFICACIÓN DE LOS TRÁMITES.
b) En la última parte del premencionado art. 128 del C.P. Laboral y para los
casos de duda, el legislador manda adoptar el procedimiento que importe
menor dilación.
Conforme todo lo expresado surge evidentemente la improcedencia del
recurso de rescisión en el proceso laboral si atendemos y respetamos la
voluntad claramente manifestada en el legislador de excluir el recurso y
sus consecuencias.
(1) N. del E.: se refiere al Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, ley 5531
(BO: 29/01/1962).
Fallos Plenos
c) Desde y a partir no sólo del texto legal sino del espíritu de nuestra ley
adjetiva, se me antoja irrefutable que el art. 83 del C.P. Civiles no guarda correspondencia con el sistema procesal laboral, en el que (por otra parte) no
procede la declaración de rebeldía, requisito ineludible y previo que hace
no sólo a la procedencia del recurso, sino que es su única razón de ser.
319
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
De acuerdo a todo lo expresado, obvio resulta que respondo negativamente al interrogante sobre si procede o no aplicar en forma integradora
el recurso de rescisión previsto en la normativa procesal civil.
La Dra. Bellotti de Podestá dijo: Mi respuesta al interrogante planteado al
Tribunal Pleno coincide con la expresada por el Dr. García Colombi y es
obviamente negativa, por iguales razones que las sostenidas en su voto
y siguiendo reiterada jurisprudencia de esta Sala ya en anteriores integraciones y respecto a la ley 7945 a partir del precedente “Ramírez A. B.
c/ Empresa Guillén“ (Zeus T. 22 J24), criterio reiterado en numerosas resoluciones de la Sala en sucesivas integraciones.
No me cabe ninguna duda de que el recurso de rescisión legislado por
el Título III Sección VI (Rebeldía) arts. 83 a 86 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Pcia. de Santa Fe no es de aplicación supletoria al proceso
laboral por vía del art. 128 ley 7945 ya que, además de no contener tal remisión mención específica en dicha ley, la misma Comisión Redactora del
Anteproyecto señala su falta de regulación en el mismo, a lo que se agrega que el instituto legislado en el C.P.C.C. ofrece características incompatibles con las específicas del proceso laboral y sobre todo con su función
adjetiva del derecho de fondo que provocara el acertado comentario de
Jorge Enrique Marc (ver “Normas procesales en el Régimen de Contrato
de Trabajo“ aparecido en T. y SS. 1976 T. III, pág. 195): “Por magnífica que
fuera, teóricamente al menos, la legislación de fondo en materia laboral,
de un determinado país en un determinado momento histórico, no pasaría de ser una mera declaración lírica, de normas programáticas, si no se
articula, se integra, por una legislación de forma, de normas que regulan
el proceso, normas adecuadas al fin que se ha tenido en cuenta, para el
dictado de aquella legislación de fondo“.
Cuando aludo al pensamiento de los autores del Código Procesal Laboral
(Comisión Redactora del Anteproyecto) me refiero a lo expresado por los
mismos en la Exposición de Motivos (punto XII in fine) cuando afirman:
“En lo que refiere al recurso de rescisión —no regulado en el anteproyecto— es criterio de la Comisión que en los casos que dan motivo a la
interposición del mismo se deberá aplicar lo dispuesto en el título relativo
a la ineficacia de los actos procesales“ (refiriéndose al Título del C.P.C.C.
al que también remite en el art. 38).
De la lectura del texto transcripto es dable extraer varias conclusiones: la
primera —como ya señaláramos—, concierne a la admisión de la falta de
320
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
regulación y la segunda, que no obstante ello, procede la impugnación
de la cosa juzgada, y por las mismas condiciones de procedencia del
recurso de rescisión, centrándose la tercera conclusión en que no se llevaría a cabo por el procedimiento específico establecido en el Título III,
Sección VI (arts. 83/86 del C.P.C.C.) sino por aplicación de los principios
del régimen de nulidades de los actos procesales.
El autor del Código Procesal Laboral no deja al intérprete la primera posibilidad, siendo clara su expresión de voluntad —arriba transcripta— respecto a la segunda, aun cuando no determina específicamente cuál ha
de ser la vía por la que deberá impugnarse la sentencia firme recaída con
indefensión del demandado, indicando sólo a manera de pauta orientadora que en los casos que dan motivo a la interposición del recurso de rescisión, se deberá aplicar lo dispuesto en el título relativo a la ineficacia de
los actos procesales. De ello se siguen dos conclusiones aparentemente
contradictorias y un nuevo interrogante: 1) acepta el legislador la impugnación de la sentencia dictada con indefensión inimputable por iguales
causales de procedencia que el recurso de rescisión (art. 84 C.P.C.C.), esto
es: a) la nulidad del emplazamiento; b) la acreditación de la falta de comparecencia, por causa de fuerza mayor o por no haber tenido conocimiento del pleito y 2) remite al marco genérico de las nulidades por ineficacia
de los actos procesales, aún para el supuesto en que la causa obstativa
no se refiera a ninguna irregularidad intra proceso sino a causas externas
al mismo como la fuerza mayor y la falta de conocimiento del pleito. El
nuevo interrogante se sitúa en punto a si se refirió el legislador al hablar
de “los casos que dan motivo a la interposición del mismo“ (recurso de
rescisión) también al inciso 2° del art. 84 que establece como requisito de
procedencia que no haya transcurrido sino el máximo del término legal
Fallos Plenos
Y como el sentido de la convocatoria al Pleno no se ciñe a la sola respuesta positiva o negativa respecto a la remisión, pues así su objeto quedaría
cumplido sólo en el primer supuesto, ya que este es el único caso en el
que la aplicación de la ley adjetiva civil (arts. 83 a 86) disipa todos los interrogantes acerca de las condiciones de procedencia, plazos, tribunal y
trámite. Ello no ocurre cuando se niega la integración del ordenamiento
normativo procesal laboral con las previsiones del código procesal civil
referidas al recurso de rescisión, pues entonces se abren dos nuevas posibilidades: la una es la relativa a la negativa a que encuentre remedio la
indefensión inimputable que procura el instituto rescisorio, la otra implica
aceptación tal subsanación, pero a través de un trámite distinto.
321
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
del emplazamiento y treinta días más desde la cesación de la fuerza mayor
o desde la noticia del pleito hasta la instauración del recurso. La respuesta
está dada por la circunstancia que nada obsta a la exigencia del requisito
temporal establecido en el inc. 2° del art. 84, fraccionamiento necesario
para el equilibrio entre el valor justicia y la consecuencia del primero que
es la seguridad jurídica.
En lo atinente a la referida contradicción entiendo que es sólo aparente,
dado que, el legislador laboral, al igual que el civil, sólo pretende evitar
la sentencia intrínsecamente injusta por el vicio de la indefensión, equiparando ambas hipótesis (nulidad por fraude y fuerza mayor o falta de conocimiento) en cuanto a un igual tratamiento como causales de indefensión,
aun cuando su naturaleza jurídica sea distinta.
Y aquí es bueno detenerse para dilucidar la causa de la falta de remisión
del C.P.L. lisa y llana al recurso de rescisión legislado en el C.P.C.C., cuando
se admiten en el primero las causales básicas de procedencia instituidas
por el segundo y preguntarse por ello, qué razones determinan al autor de
la norma procesal laboral para así disponerlo y la respuesta no es otra que
las incompatibilidades en el modo de legislar el instituto la ley adjetiva civil
con las peculiaridades del proceso laboral, las que veo centradas en: a) la
ausencia en el segundo de la declaración de rebeldía y fundamentalmente
su consecuencia en cuanto a la sentencia, en el sentido que —según el
art. 82 C.P.C.C.— no puede ejecutarse hasta seis meses después, a menos
que se preste fianza de devolver lo que ella mande entregar, en caso de
rescisión, lo que resulta incompatible con la urgencia derivada de la naturaleza alimentaria de los créditos laborales, así como la imposibilidad de
hecho de la prestación de la fianza, y de devolver lo percibido.
Otro aspecto del recurso de rescisión normado por el C.P.C.C incompatible con las características del procedimiento laboral caracterizado constitucionalmente como “breve y expeditivo“ se refiere al trámite del juicio
sumario establecido por el art. 85 C.P.C.C. que si bien constituye un trámite abreviado con respecto al juicio ordinario, no reviste iguales ventajas en
relación con el juicio laboral.
¿Por qué vía ha de concretarse entonces el ataque a la sentencia firme
dictada en indefensión?
Tengo para mí que no puede ser otra que la de la acción autónoma de
nulidad, ya que no podría hablarse de incidente de nulidad. Lo entendien322
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
do así por cuanto no sólo se ha de reparar por este medio la indefensión
provocada por la nulidad del emplazamiento (solución que entra cómodamente en el marco genérico de las nulidades) sino que, trascendiendo el
supuesto del proceso viciado o fraudulento (art. 84, inc. 1°, primera parte)
incluye también el caso de la falta de audiencia por fuerza mayor obstativa
é inimputable (art. 84, inc. 1°, segunda parte). Y es el caso que el incidente
de nulidad no sólo está reservado a los vicios de procedimiento, sino que
su otra característica consiste en que los mismos sean anteriores a la sentencia y también la deducción del incidente.
Sin perjuicio de que la naturaleza de la vía sea la de una acción autónoma
de nulidad, otra cuestión es la relativa al trámite y entiendo que nada obsta, sino por el contario favorece, que el mismo sea el del juicio sumarísimo
previsto por el art. 413 y ss. del C.P.C.C. por resultar adecuado al diseño y
fines del procedimiento laboral que aúna: a) el predominio de la oralidad
a los principios de celeridad, concentración é inmediación, objetivos que
debe cumplir el proceso laboral consagrados constitucionalmente (art. 20
Constitución Pcia. Sta. Fe) y b) la posibilidad del pleno ejercicio del derecho de defensa en razón de la amplia posibilidad de prueba (circunscripta,
en este caso, a las circunstancias de la indefensión).
No es necesario pero estimo aconsejable finalmente remarcar que la elección de tal trámite se debe a su compatibilidad con el procedimiento laboral y necesidad probatoria, pero no a que se considere de naturaleza
incidental (art. C.P.C.C.), pues ya se ha señalado su caracterización como
acción autónoma de nulidad.
La Dra. Bugni de Basualdo dijo: A mi entender, a los fines de adoptar
una determinación sobre la viabilidad del recurso de rescisión, no cabe
considerarlo en forma aislada sino dentro del contexto de nuestro Código de Procedimientos en lo Laboral. Una interpretación teleológica del
mismo nos lleva necesariamente a sus raíces. Ya en el Mensaje N° 433 de
fecha 21/09/76 de elevación del Anteproyecto de Ley Procesal Laboral
se destacó que la Comisión respectiva “efectuó un análisis comparativo con relación a la legislación procesal laboral de la Capital Federal y
de otras provincias para ponderar la posible incorporación y vigencia
adecuada al anteproyecto, procurando armonizar la implementación de
un procedimiento apto para instrumentar eficazmente la justicia social
Fallos Plenos
Voto en consecuencia por la negativa, con las especificaciones apuntadas.
323
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
con las garantías insoslayables que requiere la defensa en juicio“. A su
vez, la Comisión redactora de tal Anteproyecto al formular su Exposición
de Motivos, explicitó que prevaleció el criterio de elaborar un régimen
especial que contempla aquellos caracteres particulares que deben configurar el proceso laboral, para responder adecuadamente a los fines y
principios informadores de la materia y que, en lo demás, se hizo expresa
remisión a la “ley procesal común“ (el Código Procesal, Civil y Comercial), por lo que “en base a ello se formuló un esquema previo de todas
las instituciones que debían ser consideradas en la iniciativa consiguiente a los efectos de compaginar con unidad de conceptos y de normas el
proceso judicial laboral, de conformidad con los postulados propios de
esta rama del derecho“.
Es evidente entonces que, pensando en un proceso acorde con el derecho
de fondo, el que tiende a nivelar a las partes en razón de la desigualdad
habitual que se observa entre ellas, y previo estudio de las instituciones,
se decidió no regular el recuso de rescisión tal como lo indicara expresamente la Comisión redactora del Anteproyecto del C.P.L. en su Exposición
de Motivos, aclarando que es su criterio que en los casos que dan motivo
a la interposición del mismo se deberá aplicar lo dispuesto en el título
relativo a la ineficacia de los actos procesales. La no inclusión, entonces,
del recurso de rescisión en el Código de Procedimientos en lo Laboral
(ley 7945), fue una actitud deliberada de la Comisión Redactora del Anteproyecto respectivo, con lo que no existen dudas que con ello se trató de
preservar la homogeneidad deseada con el derecho de fondo y la unidad
de conceptos que integran el C.P.L.
En efecto, el recurso de rescisión se encuentra legislado en la ley adjetiva en la Sección VI del Título III del C.P.C.C. intitulado “Rebeldía“ y,
conforme lo dispuesto por los arts. 77 y 83 del C.P.C.C., la posibilidad de
promover un recurso de rescisión depende imprescindiblemente de un
presupuesto procesal cual es la declaración de rebeldía. En el proceso
laboral se ha tratado de lograr una abreviación de trámites, motivo por
el cual se ha dispuesto en forma conjunta el emplazamiento, contestación de la demanda y ofrecimiento de determinadas pruebas en un
mismo plazo, a la vez que el incumplimiento de tales cargas especiales
acarrea como inmediata consecuencia, la efectivización de los apercibimientos previstos en los arts. 44 y 50 del C.P.L.. No teniendo cabida en
el proceso laboral la “declaración de rebeldía“ que es uno de los pun324
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
tos de partida para la interposición del recurso de rescisión, existe una
imposibilidad de dar trámite al mismo.
La única posibilidad del demandante, ante una situación como la prevista por el art. 82 del C.P.C.C., es la de afianzar la restitución de lo que la
sentencia mande abonar. Y aquí se advierte una nueva diferencia con el
procedimiento civil, pues el demandante no es un acreedor hipotecario
ni un propietario de inmueble a desalojar ni un prestamista de dinero,
etc., etc., que pueda esperar el cobro de su crédito o contar con medios
o relaciones que le permitan ofrecer fianza. En los juicios laborales, el actor reclamo rubros cuya percepción necesita para su subsistencia y la de
su familia, por lo que una inactividad procesal de seis meses después de
haberle sido reconocido su derecho le causa graves perjuicios, los que
difícilmente podrá sortear por cuanto, generalmente, ni él ni su entorno a
Fallos Plenos
Asimismo, el art. 109 del C.P.L. exige a quien interpone contra la sentencia
definitiva recurso de apelación y bajo sanción de tenerlo por no interpuesto, la obligación de especificar expresamente si la impugnación es total o
parcial y, en este último caso, la de precisar sobre qué puntos o rubros de
la sentencia recurre. Tal requerimiento tiene por objeto que el acreedor
de rubros cuya admisión judicial fuere consentida por la parte contraria
pueda ejercer la facultad que le confiere el art. 121 del C.P.L., el que consagra para el derecho procesal laboral la institución del “pronto pago“,
característica del mismo. Tal figura responde a principios siempre latentes
en el derecho del trabajo, por los que se tienen en cuenta las necesidades
del trabajador y el carácter alimentario de la mayoría de sus reclamos.
¿Qué sentido tendría establecer un procedimiento breve y expeditivo si
finalizado el mismo se debiera paralizar la ejecución por seis meses salvo
otorgamiento de fianza, aún cuando el demandado en persona hubiera
recibido la notificación respectiva? Ello así por cuanto admitir o permitir la
aplicación en el proceso laboral de las normas sobre recurso de rescisión
contenidas en los arts. 83/86 del C.P.C.C. importaría la aceptación de la
prohibición absoluta por el término de seis meses de ejecutar la sentencia
conforme art. 82 del C.P.C.C., lo que además de significar el riesgo de
alongar indebidamente en el tiempo la obligación de pago del deudor,
coloca a quien desoyó el llamado del Juez y se mantuvo indiferente ante
los reclamos del actor en una situación de privilegio en relación a quien
habiendo integrado la litis debe abonar de inmediato los rubros admitidos
so peligro de ejecución de sus bienes.
325
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
nivel humano se encuentran en condiciones de ofrecer una fianza que resulte aceptable para el sentenciante. Por otra parte el colocar al trabajador
en la situación de tener que afianzar o soportar la paralización del proceso
por imperativo legal, no guarda concordancia con otras disposiciones del
C.P.L. ni del derecho de fondo establecidas en beneficio del trabajador
con el objeto de paliar la desigualdad de condiciones en que se encuentra
el mismo con la otra parte de una relación laboral, tales como la gratuidad
consagrada por el art. 19 del C.P.L. y por el art. 20 de la L.C.T. el que a su
vez prohíbe que la vivienda del trabajador pueda verse afectada al pago
de costas, como así también la inembargabilidad de salarios e indemnizaciones pertenecientes al trabajador que según el monto de sus ingresos
disponen los arts. 120, 147 y 149 L.C.T., art. 13 de las leyes 9688-23643,
art. 13, ley 24.028 y el Decreto N° 484/87. Y con esto vuelvo al punto de
inicio de esta exposición cual es la necesidad expuesta por el legislador,
de un proceso judicial laboral armónico que sirva para instrumentar eficazmente la aplicación del derecho del trabajo y que, por ende, este embuído del carácter protectorio de la legislación de fondo.
Tal el espíritu de la reglamentación del proceso laboral estatuida por la
ley 7945 y la finalidad perseguida por quienes la pergeñaron al no incluir
en la misma —en forma consciente y deliberada— el recurso de rescisión,
por lo que considero inaplicable en el fuero laboral por vía integradora lo
normado sobre el mismo en la ley procesal civil, todo ello sin perjuicio de
la posibilidad de quien se considere afectado por un acto o notificación
irregular de requerir la aplicación de las disposiciones procesales tendientes a obtener la nulidad pretendida, respecto a lo cual me adhiero a la
opinión de la Dra. Bellotti de Podestá en cuanto a la tramitación de una
acción autónoma de nulidad con observancia del trámite por ella postulado. En consecuencia, respecto a la posibilidad de admisión del recurso de
rescisión en el proceso laboral, voto por la negativa.
La Dra. Burde dijo: Discrepo con la opinión vertida por los Vocales que
me preceden respecto a la viabilidad del recurso de rescisión dentro del
proceso laboral, inclinándome por la afirmativa.
Tal como he dicho en la causa “Miño, Mario c/ Monje, Andrés y otros
s/ Cobro de Australes“, Expte. N° 98/96 (Sentencia N° 45 de fecha 26 de
mayo de 1997) el tema —aunque escasamente tratado en relación a nuestra ley ritual específica— muestra dos tendencias divergentes que se advierten con claridad en el acuerdo emitido el 25/4/73 por la C.A. Tr. Sala II
326
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
de Rosario in re “Jaime Inocencio c/ Alvarellos S.A. Constructora s/ Cobro
de Pesos“ publicado en Zeus 1-J/149. Allí sostuvo la mayoría que “la vía
que en realidad tiene el rebelde para atacar el procedimiento o la sentencia que considera viciados de nulidad, es la del recurso de rescisión.
Es cierto que éste no ha sido previsto por la ley procesal (se refería a la
N° 3480) pero dado ese vacío, cabe llenarlo mediante la norma supletoria, es decir, el código de procedimientos civiles al que aquella remite en
su art. 78. No empece a ello —continúa— la circunstancia de que en la
ley 3480 no haya declaración de rebeldía pues, de cualquier manera, el
trámite se sigue como si la hubiera y, si tampoco existe representación
del rebelde, es razón de más para tutelarlo confiriéndole el recurso de
rescisión establecido por la ley de forma en materia civil y comercial“. En
relación a las objeciones que podrían presentarse, señala el fallo que “se
podría argüir que el rebelde al tomar conocimiento de la sentencia puede
intentar contra la misma el recurso de nulidad, pero a ello cabe responder:
1°) que si existe una vía más adecuada como es la rescisión corresponde
utilizar la misma y no otra; 2°) que el recurso de nulidad no es suficiente
garantía para el rebelde desde que en el procedimiento no hay apertura a
prueba en la alzada y por ende no tiene oportunidad para acreditar los extremos de la nulidad, quedando toda su suerte cifrada a las medidas para
mejor proveer que el Tribunal pueda o no dictar y que de cualquier modo,
no aseguran su defensa como en el supuesto de brindársele la posibilidad
de proponer su prueba...“. Concluye en que “siendo en el fondo el recurso de rescisión un incidente de nulidad“, es dable su recepción en materia
laboral (Fallo citado, extracto del voto de la mayoría, que he considerado
conveniente transcribir dada su claridad expositiva).
Otra razón que me lleva a pronunciarme por la recepción del recurso de
rescisión en materia de procedimiento laboral es la lectura de la Exposición
de Motivos formulada por la Comisión Redactora del Anteproyecto de Código de Procedimiento Laboral vigente quien, en relación al tema, expresa
que “en cuanto al recurso de rescisión, en los casos que él procediera“
(el subrayado me pertenece) deberá estarse a lo normado en el art.38 del
Fallos Plenos
Cabe destacar a esta altura que, a diferencia de la ley 3480, la 7945 no prohíbe la apertura a prueba en la Alzada. Pero tampoco la contempla expresamente, considerándose en general que procede por aplicación integrativa del art. 369 del C.P.C.C.. Claro está que los supuestos allí previstos son
sumamente acotados, de índole excepcional e interpretación restrictiva lo
que otorga vigencia al argumento plasmado en el fallo transcripto.
327
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
C.P.L. que a su vez —en materia de ineficacia de los actos procesales—
remite a las disposiciones pertinentes del C.P.C.C.. Puede inferirse de ello
claramente que aunque no se lo haya legislado en forma expresa, ha estado presente en la intención del legislador al referir a los casos en que el
mismo procediera. No estaría vedada entonces su aplicación en el proceso
laboral, por remisión del art. 38 citado ya que, en esencia, el recurso de
rescisión es un verdadero incidente de nulidad que debe tramitar ante el
Tribunal de Primera Instancia que dictó la sentencia en rebeldía y no ante
el Tribunal de Alzada por la vía del recurso de nulidad que no puede considerarse sustitutivo del incidente pues priva al recurrente de una instancia
de conocimiento (cfr. Alvarado Velloso Adolfo, “Estudio Jurisprudencial“
C.P.C.C., Pcia. Santa Fe, Editorial Rubinzal Culzoni, T° 1, pág. 374 y s.s.). De
igual modo, también se privaría al recurrente de una instancia de revisión.
Es este también el criterio de la Cámara de Apelación en lo Laboral, Sala
Primera de Santa Fe quien sostuvo que “no se resguarda el debido proceso si prevalece la notificación impugnada tempestivamente por el accionado ante el primer conocimiento que tiene de la notificación inválida. La
indefensión absoluta que genera, abre la puerta al recurso interpuesto; lo
contrario importa mala fe procesal pues se notifica a sabiendas de que en
ese domicilio el demandado no reside, no asegurando así la bilateralidad
del proceso y la defensa en juicio de la contraparte por violación de la
forma de citación“ (autos “Terzaghi Indoro Humberto - Recurso de Rescisión“, Expte. N° 140/92, Resolución de fecha 17/12/92).
Considero que tal solución es justa e importa una vía de mucho más
sencillo y rápido acceso que el arduo tránsito de una acción autónoma
de nulidad.
Cabe finalmente una reflexión respecto al tema, sugerida por el hecho
concreto de que los planteos de recurso de rescisión en el fuero laboral
no son frecuentes. Se trata de casos aislados que ofrecen generalmente
un margen de duda razonable que habilita el acogimiento de la vía ya
prevista en el C.P.C.C. y que resulta compatible con el art. 128 del C.P.L.
en tanto permite la remisión cuando resultaren insuficientes sus disposiciones, debiendo —obviamente— ajustarse el trámite a las peculiaridades
de este tipo de proceso.
No escapa a la suscripta la importancia del principio de celeridad en materia de créditos de naturaleza alimentaria pero el principio protectorio
328
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
nunca podría trasvasar la estricta idea de justicia y la garantía de debido
proceso. No se trata aquí de casos comunes sino de supuestos de excepción donde se plantean defectos de notificación. Ha dicho la Corte Provincial que “La función judicial no se agota en la letra de la ley con olvido de
la efectiva y eficaz realización del Derecho. La garantía del debido proceso
que asegura el art. 18 de la C.N., está necesariamente reglamentada en las
normas de los códigos procesales y, dentro de éstos, en aquellos que ordenan los modos de hacer saber a los justiciables la existencia de la causa
y las alternativas de su desarrollo, en resguardo a su derecho a ser oídos
y hacer valer sus defensas. El principio de contradicción quiere y dispone
que cada una de las partes pueda controlar y oponerse a los actos del
adversario y también a los del juez, los cuales no adquieren eficacia antes
de ser comunicados a aquéllas y de que transcurran los plazos legales
en que puedan ser consentidos o impugnados“. (C.S.J.S.F. “Roulet Rafael
c/ Taverna Irigoyen Jorge y Otros - Recurso de Inconstitucionalidad“- Fallo
del 19/3/92, Zeus, 25 de agosto de 1992, pág. 2 y ss.).
Determinado lo cual y en relación al interrogante planteado, voto por la
afirmativa.
El Dr. Angelides dijo: Conforme postura que sustentara en autos “Miño,
Mario c/ Monje, Andrés y otros s/ Cobro de Australes“ encuentro idóneo
el llamado recurso de rescisión en el procedimiento laboral conforme expongo a continuación:
1. a) El recurso de rescisión es el remedio que otorga el C.P.C.C. al incompareciente involuntario contra quien se ha dictado sentencia, a los fines de
obtener la anulación de lo actuado y la nueva tramitación del juicio, esta
vez con su participación.
Descarto que pueda considerarse la suficiencia de la ley ritual laboral por
el tratamiento brindado en el Título VII en cuanto a los recursos. Es que
además de estar previstos para otros supuestos no asimilables, el de rescisión no es un verdadero recurso, sino un incidente de nulidad (Alsina, De
Santo, Podetti, Palacio, Ibañez Frocham, Chiapini, etc.).
Por su parte, puede provocar razonable duda lo dispuesto por el art. 38
del C.P.L., que remite en forma expresa en materia de nulidad de los actos
Fallos Plenos
El Código Procesal Laboral no contempla la situación, disponiendo el
art. 128 que cuando resultaren insuficientes sus disposiciones, se aplicarán en forma supletoria los preceptos del C.P.C.C.
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CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
procesales, a las disposiciones pertinentes del C.P.C.C. Pero en el ordenamiento civil, la forma de atacar la sentencia que tiene el incompareciente involuntario una vez dictada y firme, es el recurso de rescisión. Además, se observan calificadas opiniones vertidas en los votos precedentes
—contrarias a la aceptación del recurso de rescisión en el procedimiento
laboral— que descartan la posibilidad de impugnación de la sentencia
por medio de las normas generales en materia de nulidades (postura que
encuentra apoyo en importante doctrina y jurisprudencia).
Entonces, se advierte la insuficiencia de la norma procesal laboral, y por lo
tanto resulta aplicable el remedio específico previsto por el C.P.C.C. para
el caso de que se trata.
Por su parte, la exposición de motivos, sin sobredimensionar su importancia como herramienta hermenéutica, refiere a los casos en que dan motivo
a la interposición del recurso de rescisión, esto es, tanto la nulidad del
emplazamiento como también la falta de comparecencia por fuerza mayor
o por desconocimiento del pleito.
Consecuentemente, a partir de la misma, resulta ineludible la integración
del C.P.L. con el C.P.C.C. (aunque se la quiera limitada al art. 84) lo cual
sustenta la insuficiencia apuntada.
Finalmente, la suspensión de la ejecución de la sentencia, prevista en el
art. 85 del C.P.C.C., resulta fundamental, por cuanto no atiende la situación del incompareciente involuntario un presunto remedio que permita
la ejecución, teniendo en cuenta la casi segura imposibilidad del actor de
reintegrar lo percibido, en caso de que al ejecutado no se le hubiere brindado la posibilidad de defenderse.
b. No es óbice para concluir que no es procedente el recurso de rescisión
la falta de declaración de rebeldía en el proceso laboral.
Es que éste es un remedio otorgado al incompareciente involuntario, no siendo, en sustancia, consecuencia de una previa “declaración formal“ de rebeldía.
Lo esencial es que en el proceso laboral el rebelde existe, y si no tuvo
oportunidad de comparecer al juicio por razones ajenas a su voluntad,
resulta inequívoca la necesidad de tutela a través de un medio adecuado.
c. Por su parte, el recurso de rescisión está regulado en los artículos 83/86
del C.P.C.C., no acarreando la procedencia del mismo en el procedimiento
laboral la suspensión que prescribe el art. 82 del mismo cuerpo.
330
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
El vacío de la ley laboral es concretamente en cuanto al remedio, no respecto de otras consecuencias de la rebeldía.
d. En cuanto a los principios, del procedimiento laboral y del derecho del
trabajo, que podrían verse afectados, no encuentro incompatibilidad insalvable.
Por un lado, no resulta un objetivo menor la efectiva custodia de la garantía constitucional fundamental que está en juego, esto es la del debido
proceso y la defensa en juicio de la persona.
Por otra vertiente, la cuestión, en definitiva, pasará por la celeridad con
que sea tramitado el recurso (incidente), teniendo a esos fines amplias
facultades el juzgador, ya para imprimirle el trámite sumarísimo, en la compatibilización con las características del proceso laboral, la abreviación y
simplificación de los trámites (art. 128 C.P.L.), ya mediante la inmediación,
la concentración y el impulso de oficio.
No debe perderse de vista además que, en nuestra realidad, la concreción
del principio de celeridad del proceso tiene que ver más que con el procedimiento reglado por la ley, con la diligencia de las partes en su tramitación
y la actuación oficiosa del juzgado, dentro de sus posibilidades materiales.
Finalmente, no es aventurado señalar que la situación puede conjurarse
en gran parte con una detenida observación del diligenciamiento de la
cédula de notificación al incompareciente, efectuada cuando se produce,
al comienzo del juicio, tomándose en su caso las medidas pertinentes. Es
la forma más concreta de asegurar el principio de celeridad, evitándose
posteriores ulterioridades nulificantes.
2. Expreso finalmente que más allá de encontrar en el recurso de rescisión el remedio específico previsto por nuestra legislación para atacar la
sentencia dictada en detrimento del derecho de defensa del demandado,
admito que en la materia —y en el procedimiento laboral— pueden sostenerse otras posturas.
Es que en una materia opinable, el juez no debería desechar de plano
ningún remedio que reconozca atendible fundamento para hacer efectiva
la garantía constitucional. Podrá adecuar la vía o el procedimiento, pero
no dejar de analizar si el demandado tuvo posibilidad de defensa —para
Fallos Plenos
Pero definitivamente no concuerdo con que sólo por la vía elegida pueda
consumarse la ejecución de quien no fue llamado debidamente al pleito.
331
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
lo cual bastará a veces con cotejar las constancias de autos— y mientras
tanto impedir la ejecución.
Adoptar, en síntesis, una solución razonable, que brinde un necesario contenido de justicia, ejerciendo plenamente sus facultades como directos
del proceso.
Es por lo expuesto que me permito —en ésta, la primera oportunidad que
al respecto tengo— expresar mis reparos sobre la convocatoria, no encontrando conveniente dictar un fallo con la obligatoriedad que dispone el
art. 28 de la ley 10.160, más aún cuando son muy escasos los antecedentes
existentes en ataques —por cualquier vía, no sólo por medio del recurso
de rescisión— a las sentencias dictadas en rebeldía.
Voto, en cuanto a la pregunta de derecho formulada al pleno, por la afirmativa.
El Dr. Villar dijo: En este acto tomo conocimiento que por resolución N° 44,
de fecha 15/5/2000 obrante a fs. 174 la Sala II de esta Cámara, por decisión en mayoría resolvió la convocatoria a Tribunal Pleno. Recibido por la
Presidencia, por decreto de fecha 31/5/2000 decide que pasen los autos
a los Sres. Jueces.
Estimo que el procedimiento adoptado no se ajusta a derecho. En efecto,
el art. 28 de la ley 10.160 dispone que la facultad de reunirse en Tribunal
Pleno reside en las Salas de esta Cámara y esa decisión la adoptan por la
simple mayoría de jueces. Por ello se debió primero votar en tal sentido.
En este primer punto soy de opinión que no se debe reunir en Tribunal
Pleno esta Cámara atento los escasos antecedentes sobre la materia, las
distintas cuestiones fácticas que pueden plantearse, las normas semejantes existentes en nuestra ley ritual, la facultad del juez de dictar resolución
de acuerdo a derecho y las consecuencias que esta resolución provoca.
Abordando la segunda cuestión como lo he expuesto en la resolución
señalada por la Dra. Burde, he dicho que “en el derecho laboral se contempla la rebeldía del accionado en el art. 45 como así también en el
art. 54 contempla la situación del rebelde que no ha contestado la demandad compareciendo posteriormente a la audiencia de trámite. Pero la
ley ritual no prevé su representación ni tampoco incorpora el legislador el
instituto del recurso de rescisión toda vez que se contrapone con normas
específicas del proceso laboral, como son el carácter alimentario de las
332
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
acreencias del trabajador y el instituto de pronto pago que prevé el
art. 121 y concordantes de nuestra ley adjetiva, que se contraponen con lo
dispuesto en el art. 82 del Cód. de Proc. C. y C.. Es que, como lo ha dicho
reiteradamente esta Cámara, los medios impugnativos contra las decisiones en materia laboral se encuentran legislados en detalle y se limitan a los
mencionados en los arts. 105 a 116, pertenecientes al Título VII, por lo que
la aplicación supletoria del Código de Procedimiento Civil y Comercial no
procede por no compatibilizar el instituto en examen con las características específicas del derecho procesal“.
El Dr. Rodini dijo: A despecho de la poca claridad existente en el tema
que nos convoca —y que precisamente ello es el fundamento del pleno— entiendo que el recurso de rescisión no está contemplado en el
C.P.L. Y ello así porque, en primer lugar cabe aclarar que la rebeldía
—instituto que precede y es base del recurso de rescisión, y por ello debe
ser analizada para poder sustentar una opinión fundada sobre el recurso
en estudio— no esta tipificada como tal en nuestro ordenamiento ritual,
a diferencia del procedimiento civil que le dedica toda una Sección (VI,
artículos 76 al 86 del C.P.C.y C.); solamente —reitero, en la ley 7945—
hay menciones a la rebeldía o al rebelde (ver así art. 45 y 54) pero en
realidad éstas son “meras denominaciones“, esto es la forma de llamar
al demandado que no ha comparecido ni contestado la demanda “ya
que de alguna manera había que denominarlo“ (ver Vitantonio, Nicolás
en “El recurso de rescisión en el proceso laboral“, boletines 5960/1/2 de
Zeus, año 1998) pero sin institucionalizar la figura, que requería en ese
caso un tratamiento especial, como lo hace la ley de enjuiciamiento civil
ya relatada. Siendo así, si no hay “rebeldía“ no hay recurso de rescisión,
a mérito de lo narrado precedentemente. Por otro lado, y siguiendo con
este análisis debe decirse que la Exposición de Motivos de la ley 7945 claramente permite inferir la no existencia del recurso de rescisión, cuando
en el apartado XII, titulado “Procedimientos y recursos especiales“ dice:
“En lo que refiere al recurso de rescisión —no regulado en el anteproyecto (el subrayado me pertenece)— es criterio de la Comisión que en los
casos que dan motivo a la interposición del mismo se deberá aplicar lo
Fallos Plenos
Es por lo expuesto que se puede concluir que el legislador, si bien no
regló el recurso de rescisión, se ha preocupado de dejar sentado las nulidades y responsabilidades de quienes no observen en plenitud las reglas
procesales instituidas.
333
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
dispuesto en el título relativo a la ineficacia de los actos procesales“; es
decir, afirma que el mismo no está contemplado en el C.P.L., con lo cual
esto solo bastaría para dirimir esta cuestión; para después, dar la solución
ante esta ausencia y ello es que cuando haya motivos para su aplicación
se recurrirá al incidente de nulidad (arts. 124 a 129 del C.P.C. y C.). Y si se hubiere dictado sentencia se recurrirá al recurso de nulidad, no siendo atendible la crítica de que el mismo no es suficiente garantía para el rebelde,
ya que en segunda instancia hay apertura a prueba (art. 369 del C.P.C.
y C., aplicable por la remisión que hace el art. 128 C.P.L.) por lo cual queda así garantizada aquélla. Digo también, a mayor abundamiento y cohonestando esta postura, que la rebeldía y el recurso de rescisión no son
viables puesto que no se compadecen con la celeridad del procedimiento laboral tan caro a su existencia, derivada de la naturaleza alimentaria
del crédito del trabajador. A mérito pues de lo expresado, y contestando
al interrogatorio planteado, voto por la negativa.
El Dr. Rodrigáñez dijo: La convocatoria a Tribunal Pleno, conforme art. 28,
Ley 10.160, mediante auto n° 44 de fs. 174 y vta. refiere a la determinación
de si el recurso de rescisión es aplicable en el procedimiento laboral. En
tal sentido, entiendo que ello resulta negativo, en tanto la propia Comisión Redactora del Anteproyecto, en la exposición de motivos, punto XII
in-fine, afirman: En lo que refiere al recurso de rescisión, no regulado en el
anteproyecto, es criterio de la Comisión que en los casos que dan motivo
a la interposición del mismo se deberá aplicar lo dispuesto en el título
relativo a la ineficacia de los actos procesales, lo que se plasma en el
art. 38 C.P.L. remitiéndose al título respectivo del C.P.C.C. Ello denota que
apreciada la situación de tal contingencia procesal, la que daría lugar a
dicho recurso, el legislador la entendió reparable con la remisión efectuada, cuando en su lugar pudo referir al título III Sec. VI del C.P.C. que
regula dicho recurso.
La respuesta al motivo por el cual el legislador no efectuó tal remisión,
prefiriendo la solución antes indicada, no puede ser otra que las incompatibilidades en el modo de legislar el recurso de rescisión la ley adjetiva
civil, con las particularidades del proceso laboral. En tal sentido, la declaración de rebeldía y su subsistencia regulada en el primero, no se encuentra
prevista en el procedimiento laboral, pues ello tan solo se menciona en
Arts. 45 y 54 como “rebelde“ pero aludiendo al demandado como parte,
cuyo domicilio se desconoce al demandar, previendo un trámite propio y
334
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
para quien no contestó la demanda, pero en ningún caso con las consecuencias en cuanto a la sentencia en el sentido del Art. 82 C.P.C. demora
en la ejecución de la sentencia de seis meses salvo acreditar fianza de devolver lo que se mande entregar, que resulta incompatible con la urgencia
por alimentarios de los créditos laborales y la casi imposibilidad de hecho
de prestar fianza.
De tal manera se entiende que el legislador ha considerado inadecuado
en el trámite laboral, el remedio previsto mediante el recurso de rescisión,
y para los casos en que ello se produjera según la normativa del art. 84
C.P.C. se deberá acudir a lo previsto en la remisión del art. 38, sobre ineficacia de actos procesales y en su caso al recurso de nulidad, con la posibilidad de la apertura a prueba (art. 369 C.P.C.) ahora prevista en art. 128 y
su remisión. Por otro lado, en coincidencia con votos precedentes (Bellotti
de Podestá y Bugni de Basualdo) nada obstaría a que dicha cuestión de
eventual indefensión alegada, se planteara por vía de la acción autónoma
de nulidad, que podría la afectada introducir como trámite más amplio.
Consecuentemente y con la salvedad apuntada, voto por la negativa.
La Dra. Rucci dijo: Entiendo que la respuesta al interrogante formulado no
puede ser otra que la negativa.
En definitiva, la posibilidad de interponer el recurso de rescisión en el procedimiento laboral no resulta otra cosa que una cuestión de interpretación
de la ley, en el caso de nuestro Código Procesal Laboral.
Según mi criterio, esta norma debe interpretarse conjuntamente con el
art. 128 C.P.L. que remite a la aplicación supletoria de los preceptos del
Cód. Proc. Civil y Comercial pero sujeta dicha remisión a condiciones que
deberá tener en cuenta los magistrados al hacerlo y que son: su compatibilidad con las características específicas del proceso laboral y la abreviación y simplificación de los trámites, debiendo adoptarse en caso de
Fallos Plenos
En esta tarea interpretativa inicialmente cabe señalar que el recurso de
rescisión no está previsto de manera expresa en nuestro Código Procesal
Laboral, mas cabe conceder que el art. 116 C.P.L. admite la procedencia
de “recursos especiales y extraordinarios“ en los casos establecidos en
las leyes específicas debiendo sustanciarse por los trámites previstos en
las mismas, por lo que conforme se interprete este artículo podrá o no
considerarse que el recurso de rescisión integra nuestro régimen procedimental específico.
335
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
duda el procedimiento que importe menor dilación, por lo que en la hipótesis de admitirse que el recurso de rescisión sea un “recurso especial“
según la denominación empleada por el art. 116 del C.P.L. debe analizarse si el mismo resulta compatible con las características específicas del
proceso laboral.
Es luego de realizar este análisis que no hallo compatible el mencionado
remedio procesal con las características específicas del proceso laboral.
Así en la regulación del trámite no se prevé en el C.P.L. la declaración de
rebeldía, instancia que constituye un presupuesto de la posibilidad de interponer recurso de rescisión.
En este aspecto, las menciones efectuadas en el C.P.L. al respecto (arts. 45
y 54) no refieren a la declaración de rebeldía propiamente dicha, sino que
prevén un trámite en relación al demandado cuyo domicilio se desconoce
o aluden a quien no ha contestado la demanda.
La otra circunstancia que excluye la compatibilidad de la rescisión con el
proceso laboral es la de la exigencia que impone el procedimiento civil y
comercial en el art. 82 C.P.C.y C. en cuanto a la imposibilidad de ejecutar
la sentencia en rebeldía hasta seis meses después, a menos que se preste
fianza, lo que resulta totalmente incompatible con la necesidad alimentaria que involucran los créditos de los trabajadores y que el legislador
ha reconocido específicamente al instituir el pronto pago, a lo que cabe
agregar la casi imposibilidad para los trabajadores de obtener la fianza
que la ley exige, todo lo cual implicaría interpretar el procedimiento laboral de una manera que contraría sus fines, por lo que no se cumplirían las
condiciones exigidas por el art. 128 C.P.L. para la aplicación supletoria de
las normas de procedimiento civil y comercial.
A estas pautas interpretativas, abonadas por la opinión de la Comisión Redactora del C.P.L., cabe agregar que si bien la rebeldía existe en el trámite
declarativo previsto por el procedimiento civil, no es de su esencia, al punto tal que un procedimiento también declarativo y de gran similitud con el
laboral por los derechos que protege, el sumarísimo, excluye expresamente la posibilidad de la declaración de rebeldía y su consecuencia que es la
posibilidad de interponer recurso de rescisión (art. 415 C.P.C.y C.), a lo que
cabe agregar que si bien el trámite sumarísimo se halla previsto para los
incidentes, también se prevé para juicios autónomos de gran similitud con
el proceso laboral, como es el caso de juicio por alimentos.
336
“Fabrizi, Aldo Albero c/ Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst s/ cobro de pesos-laboral”
Por lo demás la remisión efectuada por el art. 38 C.P.L. al C.P.C. y C. en materia de nulidades procesales, no resulta suficiente para interpretar comprendida en ella al recurso de rescisión, que posee en el procedimiento
civil y comercial una regulación específica, independiente de la realizada
en el capítulo relativo a las nulidades procesales, por lo que la remisión
efectuada nunca podría abarcar al recurso de rescisión.
No se me escapa que los criterios interpretativos divergentes en cuanto a la posibilidad de aplicar el recurso de rescisión en el procedimiento
laboral surgen ante el hecho incontrastable de la necesidad de proveer
adecuados mecanismos procesales a quien por causas graves y ajenas a su
voluntad no pudo hacer valer en juicio sus defensas, en definitiva a quien
no ha comparecido al juicio no porque no quiso sino porque no pudo.
No obstante ello, coincido con los votos de las Dras. Bellotti de Podestá y
Bugni de Basualdo en cuanto tal situación puede ser subsanada mediante
el ejercicio de la acción autónoma de nulidad, por lo que no se provocaría
con la interpretación propiciada el resultado no querido en la indefensión
de quien no compareció involuntariamente al proceso.
Practicada la votación pertinente y atento el resultado de los votos, esta
Excma. Cámara de Apelaciones en lo Laboral:
RESUELVE: 1) Responder negativamente al interrogante sobre si resulta
o no de aplicación en el Procedimiento Laboral y en el caso el Recurso
de Rescisión interpuesto. 2) Desestimar el Recurso de anulación y rechazar la apelación interpuesta por la representación legal de la demandada
confirmándose la Resolución N° 444 del 6/8/99 glosado a fs. 139/140, con
costas a la demandada apelante. 3) Ordenar la insertación del presente
en el Protocolo de Acuerdos de esta Sala con remisión de testimonio a la
Presidencia del cuerpo. 4) Los honorarios de la Alzada a los letrados intervinientes se regulan en la proporción del 50% de los que se fijen por sus
trabajos en la Instancia originaria.
Fdo.:BELLOTTI DE PODESTÁ - GARCÍA COLOMBI - BUGNI DE BASUALDO
- RUCCI - RODINI - RODRIGÁÑEZ - BURDE - ANGELIDES - VILLAR
•
Fallos Plenos
Con lo que no siendo para más se da por finalizado el acto previa lectura
y ratificación del Acuerdo por los Vocales presentes, quienes firman después del Sr. Presidente por ante mi que doy fe.
337
“Giordanelli, Susana
c/ Swift-Armour A.A.A.
s/ Demanda Laboral”
•
Cuestión a resolver:
Posibilidad de que las llamadas gratificaciones o pagos graciables al trabajador que practican algunas empresas, en el momento del cese de la
relación, se compensen imputándolas a posibles acreencias vinculadas
con el contrato de trabajo, por cualquier concepto que sea, aún indemnizatorias de la ley 9688, reconocidas por sentencia judicial.
Fundamentos sustentatorios:
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Acto Procesal. Firmeza.
La firmeza de la convocatoria a Tribunal Pleno a pedido de una parte con
consentimiento de la otra y del tercero citado en garantía y la oportunidad de tratar un tema que ha concitado encontradas opiniones doctrinarias y jurisprudenciales y de realizar las precisiones que otorguen una mayor claridad a la postura que adoptara en numerosas resoluciones, llevan
a no formular objeción formal a la presente tramitación. (Del voto de la
Dra. Bellotti de Podestá).
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Contrato Laboral. Extinción. Contrato Laboral. Gratificaciones. Crédito
Laboral. Compensación.
Los casos que convocan la opinión de la Cámara en pleno refieren a la posibilidad de compensación de las llamadas gratificaciones o pagos gracia-
Fallos Plenos
Materia: Procesal
339
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
bles al trabajador que se advierte como práctica de algunas empresas, realizadas por las mismas con motivo del cese de la relación, con imputación a
posibles acreencias por cualquier concepto vinculadas con el contrato de
trabajo, aún indemnizatorias en el marco de la ley 9688, reconocidos por
sentencia judicial. Estos casos no deben confundirse con el instituto de la
compensación propiamente dicho contemplado en la Segunda Parte, Título XVIII (arts. 818 a 831) del Código Civil, consistente en el modo de extinción de obligaciones que se da cuando dos personas, por derecho propio,
reúnen la condición de acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera
que sean las causas de una y otra deuda (art. 818), figura que recepta la Ley
de Contrato de Trabajo en su artículo 131 prohibiéndola —con puntuales
excepciones enumeradas en el artículo 132— junto con las retenciones y
deducciones o descuentos por “entrega de mercaderías, provisión de alimentos, vivienda o alojamiento, uso o empleo de herramientas o cualquiera otra prestación en dinero o especie“ y “multas“ que rebajen el monto
de las remuneraciones. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativas: CCC: arts. 818/831; Ley de Contrato de Trabajo: arts. 131
y 132; ley 9688
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Contrato Laboral. Gratificaciones. Crédito Laboral. Compensación. Ley
Laboral. Interpretación.
Tanto la norma del art. 131 como la del art. 149 de la Ley de Contrato de Trabajo —extensivo a las indemnizaciones— están dirigidas al empleador. Es él
quien reúne las condiciones de deudor (remuneraciones) y acreedor (por las
causas enumeradas en los arts. 131 y 149) del trabajador; el que, a su vez, en
forma inversa ostenta dichas condiciones frente al empleador; a quien la ley
prohíbe hacerse justicia por sí mismo colocándose en situación privilegiada
respecto del resto de los acreedores del deudor al efectuar compensaciones,
retenciones o deducciones; y quien tiene la finalidad de proteger el derecho
del trabajador a percibir su remuneración en atención al carácter alimentario
de la misma que apunta al principio de “integridad“ o de “intangibilidad“
del salario, procurando evitar que el trabajador vea disminuida la posibilidad
de elegir libremente sus consumos. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativas: Ley de Contrato de Trabajo: arts. 131 y 149
Doctrina: Fernández Madrid: “Ley de Contrato de Trabajo Comentada“, comentada por López y Centeno, T. II, pág. 548
Materia: Laboral
340
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Crédito Laboral. Compensación. Derecho Laboral. Contrato Laboral. Extinción. Gratificaciones. Principios Laborales. Principio de Irrenunciabilidad. Ley
Laboral. Interpretación.
La “compensación“ que convoca a la Cámara en pleno es el negocio jurídico cuya naturaleza reside, por un lado, en una gratificación sujeta a la
condición de que no exista crédito a favor del trabajador —proveniente
de la relación de trabajo— que se reclame con posterioridad al pago; y,
si lo hay, que la imputación de lo recibido se destine a saldar dicha deuda hasta su concurrencia. De modo tal que, en el caso, no se advierte
la calidad recíproca de acreedor y deudor de cada una de las partes: el
empleador no reviste el carácter de acreedor del trabajador al momento
de realizar el pago graciable (en todo caso, lo sería eventualmente en el
futuro y si existieran reclamos del trabajador), ni inversamente éste sería su
deudor sino en las citadas condiciones, como ocurre en la verdadera compensación, y con ello está ausente uno de los requisitos esenciales de su
existencia, cual es el de la reciprocidad cierta y no potencial o eventual. Lo
mismo cabe apuntar respecto de la condición esencial de la exigibilidad
de ambas obligaciones: aquí el trabajador recibe un pago graciable —es
decir, no obligatorio legal ni convencionalmente— y, por otra parte, el
acreedor potencial entrega una suma de dinero como adelanto de pago,
institución receptada por la Ley de Contrato de Trabajo en su art. 260, precisamente en resguardo del principio de irrenunciabilidad consagrado por
el art. 12 de la ley. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativas: Ley de Contrato de Trabajo: arts. 12 y 260
Materia: Laboral
La compensación prevista en el art. 131 de la Ley de Contrato de Trabajo
apunta al supuesto de vigencia del contrato de trabajo y a retenciones o
compensaciones efectuadas por el empleador “per se“, pero siempre fuera del ámbito jurisdiccional. De lo considerado surge que, el término compensación empleado en los fallos que tratan de la situación en examen, no
está usado en el sentido técnico con el que define el instituto el art. 818
del Código Civil, sino en su sentido etimológico: compenso-are (del latín
pendeo-ere) “suspender, colgar“; de allí, “pesar“, dado el tipo de balan-
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Crédito Laboral. Compensación. Derecho Laboral. Contrato Laboral. Extinción. Gratificaciones.
341
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
zas usadas en la antigüedad. Más adelante, compenso-are significa “pesar
una cosa con otra“, por lo tanto, igualar los pesos. Además, el verbo “penso“ pasó muy pronto a significar en especial “pesar dinero“ y “pagar“,
debido a que los pagos se hacían antiguamente con lingotes sin acuñar,
que se pesaban en la balanza, y de allí se llega a “pesar dinero suficiente
para indemnizar“. Es por estos motivos por los cuales las disposiciones de
la Ley de Contrato de Trabajo (art. 131 y ss.) no resultan aplicables a este
tipo especial de “compensaciones“ judiciales que constituyen el tema del
pleno. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias Normativas: CC: art. 818; Ley de Contrato de Trabajo: art. 131
Doctrina: Couture, Eduardo: “Vocabulario Jurídico“, Bs. As., Ed. Depalma,
1976, pág. 154
Citas jurisprudenciales: “Sandler, Guillermo c/ V.A.S.A.“, voto del Dr. Billoch, T. y SS.
1982-500
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Pagos Graciables. Ley
Laboral. Interpretación. Derecho Laboral. Principios Laborales.
Principio de Irrenunciabilidad.
El hecho de la calificación de “pagos graciables“ a determinadas gratificaciones que abona la empleadora resulta discutible, ya que su causa no
obedece a una simple liberalidad —en todo caso, sería condicional, pues
depende de la inexistencia de deuda futura que cubrir—, no enerva el hecho de que constituyan verdaderos adelantos de pago o pagos a cuenta
de eventuales créditos contra la empresa, y en ello no se advierte ataque
alguno al principio de irrenunciabilidad consagrado por el art. 12 de la Ley
de Contrato de Trabajo. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Citas jurisprudenciales: C.A.T. Rosario, Sala 2: Acuerdo N° 16, “Vélez, Ramón Oscar c/ Acindar S.A. s/ Indemnización por incapacidad“ del 03/03/1999, Protocolo
de Sentencias T. 52, F. 0371
Referencias normativas: Ley de Contrato de Trabajo: art. 12
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Pagos Graciables. Crédito
Laboral. Compensación. Ley Laboral. Interpretación. Derecho
Laboral. Principios Laborales. Principio de Irrenunciabilidad.
Resulta válido el pago gratificatorio realizado al trabajador, compensable,
en forma genérica, con cualquier otro crédito que tuviese con motivo de
la disolución del vínculo, o derivado de las disposiciones de la ley 9688.
La existencia de tales acuerdos no viola el principio de irrenunciabilidad
342
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
(art. 12 de la Ley de Contrato de Trabajo), aun en el supuesto de carecer
de homologación judicial. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Citas jurisprudenciales: CSJN: “Gatarri c/ Cometarsa“, en DT 1989 A, pág. 585
Referencias normativas: Ley de Contrato de Trabajo: art. 12; ley 9688
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Crédito Laboral. Compensación. Requisitos.
El primero de los requisitos de la “compensación“ laboral, lo constituye el de
ausencia de todo vicio de voluntad que invalide el acto de recepción de pago
(reconocido por el actor) con imputación compensatoria. Por ello, habría que
partir de una documental no objetada en su validez y formalizada —en lo posible— a través de escritura pública. En los casos en que no se use tal medio de
constancia, se ha de cuidar que la redacción del recibo donde consta la conformidad del trabajador —además de su reconocimiento sin objeciones— sea
lo suficiente clara y precisa como para que su comprensión por el mismo no
ofrezca lugar a dudas y sea base de una libre expresión de voluntad de aceptación de las condiciones de la “oferta“. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Pago Gratificatorio. Crédito
Laboral. Compensación. Requisitos. Ley Laboral. Interpretación.
Doctrina: De Diego, Julián: “Las gratificaciones especiales y su compensación
con deudas provenientes de la relación laboral“, comentario a fallo en T y SS T
1982, pág. 560
Referencias normativas: Código Civil: art. 1197
Materia: Laboral
Fallos Plenos
Julián De Diego caracteriza acertadamente el pago gratificatorio laboral
diciendo que “es un acto voluntario, oneroso y sobre todo con la exteriorización de la intención bilateral de las partes. Las condiciones contenidas en
el recibo, si bien fueron seguramente establecidas por el empleador, pasan
a formar parte de la voluntad común al suscribir el accionante el recibo conformando la convergencia de las voluntades, ejecutándose el acto específico de la tradición de la suma abonada“. Más adelante, sigue diciendo que
“la convergencia de las voluntades y los actos que le dan contenido fáctico
son contemporáneos, lo que no obsta la naturaleza contractual del mismo“
y, de allí, la obligación de cumplimiento por aplicación del art. 1197 del Código Civil (sobre todo, cuando no existe en tales negocios vulneración de
orden público laboral). (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
343
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Orden Público. Pago Gratificatorio. Crédito Laboral. Compensación. Requisitos. Ley Laboral. Interpretación.
Atendiendo al requisito de la expresión de la libre voluntad, como el límite
impuesto por el orden público al trabajador en el art. 12 de la Ley de Contrato de Trabajo —cuya consecuencia se contempla en el art. 269—, se ha
rechazado en un antecedente jurisprudencial la compensación laboral al
resolverse que no era posible consentir que el acuerdo incluyó los créditos que surgieran de obligaciones de reparar incapacidades surgidas de
infortunios que, amparadas en las normas de derecho común, no fueron
ni siquiera previstas en el momento del acuerdo o del pago de la gratificación. Asimismo, no puede el juzgador aferrarse a cartabones y debe
atenerse a las circunstancias del caso y el parámetro ineludible ha de ser
la existencia de una expresión de libre voluntad del trabajador al aceptar
el pago “gratificatorio“ ofrecido por la empleadora. (Del voto de la Dra.
Bellotti de Podesta).
Citas jurisprudenciales: CAL Rosario, Sala II, “Speranza, Reynaldo
c/ Metcon S.A. s/ Demanda Laboral“, del 15/04/96 (Ac. N° 33 T. 38 del Protocolo de Sentencias, fol. 264); “Gonzáles, Evaristo c/ Establecimientos Fabriles
Guereño s/ Cobro de Pesos“ (en Acuerdo de fecha 20.5.98 N° 79, Protocolo de
Sentencias Tomo 51, fol. 289); CSJN: “Gatarri“ (Ac. 23/8/88 DT. 1989 A-585/590)
Referencias normativas: Ley de Contrato de Trabajo: arts. 12 y 269.
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Pago Gratificatorio. Crédito
Laboral. Compensación. Requisitos. Ley Laboral. Interpretación.
Otro requisito de la compensación laboral es el de la clara especificación
y formalización del condicionamiento de la gratificación y su imputación a
algún rubro remuneratorio o indemnizatorio que resulta adeudado (desconocido en el momento de entrega de la gratificación). A este respecto,
expresa Fernández Madrid: el empleador que ha expresado su voluntad
en un sentido, el de gratificar, no puede a su voluntad dar otra imputación
al pago por ejemplo atribuirle título indemnizatorio. (Del voto de la Dra.
Bellotti de Podestá).
Citas jurisprudenciales: CNAT, Sala VI, “Barrios, Juan Martín c/ Eternit Argentina
S.A.“, 23/06/1983
Doctrina: Fernández Madrid: “Tratado Práctico de Derecho del Trabajo“, Bs. As.,
La Ley, 1987, T. I, pág. 1285
Materia: Laboral
344
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Crédito Laboral. Compensación. Requisitos. Derecho Laboral. Empleado. Gratificación.
Contrato Laboral. Extinción. Ley Laboral. Interpretación.
El pacto entre el trabajador y el empleador, por el cual se establece que
el pago de gratificación especial y voluntaria con motivo del cese compensará a cualquier crédito que se reclame como consecuencia de la
disolución del vínculo laboral, no es ilícito ni contrario al orden público,
y será válido aunque carezca de homologación si el trabajador reconoce la percepción de la suma en cuestión. (Del voto de la Dra. Bellotti
de Podestá).
Citas jurisprudenciales: CANT, Sala VII: “Paciocco, Josué c/ Cometarsa Construcciones Metálicas Argentinas S.A.I.C.“, 26/09/1986
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Empleado. Gratificación. Contrato Laboral. Extinción. Crédito Laboral.
Compensación. Requisitos. Ley Laboral. Interpretación.
Citas jurisprudenciales: CAL Rosario: “Vélez, Ramón Oscar C/ Acindar S.A.
s/ Indemnización por incapacidad“, Acuerdo N° 16, del 03/03/1999, Protocolo
de sentencias, T. 52, fol. 371
Materia: Laboral
Fallos Plenos
Otro requisito exigible del pacto gratificatorio laboral es la inexistencia
de fraude, y por ello se ha juzgado válido el hecho de abonar una suma
compensable en el futuro al terminar una relación laboral, siempre naturalmente que no encubra dolosamente otra realidad. Cabe destacar
que, en el caso de sospecha de una renuncia negociada, la misma es
objetable sólo si es violatoria de los derechos reconocidos legal o convencionalmente al trabajador, pero si la misma no implica la alteración o
disminución de los mismos, ningún perjuicio se produce (como, por ej.,
si lo abonado cubre las indemnizaciones y rubros derivados del despido
sin causa). Es por ello que no se advierte la necesidad de declarar su nulidad (el empleador pudo despedir sin causa y abonar lo mismo) y, por
el contrario, podría constituir una situación ventajosa para el trabajador
al ahorrarle el tiempo y el desgaste de un reclamo judicial, y hasta evitar
el demérito que significa el despido, que en algunas actividades impide
o dificulta la posterior reinserción laboral. (Del voto de la Dra. Bellotti
de Podestá).
345
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Contrato Laboral. Extinción. Empleador. Gratificación. Pago a Cuenta.
Crédito Laboral. Compensación. Requisitos. Ley Laboral. Interpretación.
Constituye otro importante requisito de los pactos gratificatorios laborales
que se trate verdaderamente de una “compensación“ en el sentido de la
posibilidad de deducir hasta su concurrencia, el reclamo futuro con causa
anterior al pago derivado del cumplimiento del contrato de trabajo y no
de un pago cancelatorio que extinga el crédito del trabajador aún cuando éste sea mayor de lo percibido. Se trata de un pago a cuenta, de un
pago insuficiente de obligaciones originadas en las relaciones laborales
efectuado por un empleador, por lo que será considerado como entrega a
cuenta del total adeudado, aunque se reciba sin reservas y quedará expedita al trabajador la acción para reclamar la diferencia que correspondiere,
por todo el tiempo de la prescripción (art. 260, Ley de Contrato de Trabajo). Tampoco se advierte vulneración del derecho a la jurisdicción y prueba
de ello es que estos temas se discuten en el marco de una acción judicial.
(Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativas: Ley de Contrato de Trabajo: art. 260
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Crédito laboral. Compensación. Requisitos. Derecho Laboral. Empleado. Gratificación.
Contrato Laboral. Extinción. Pago. Condición.
Si se trata de gratificaciones especiales o de pago único condicionados
a la inexistencia de créditos compensables, nada impide sujetar el pago
graciable laboral a tal condición. La naturaleza de tales gratificaciones se
centra en el hecho de ser voluntarias (por ausencia de obligatoriedad)
y unilaterales, e incluso discrecionales en cuanto al monto, la oportunidad, la causa y el pago, a lo que se debe agregar el carácter de compensables con otros rubros, si se las paga bajo tales condiciones en oportunidad de extinguirse el contrato de trabajo. (Del voto de la Dra. Bellotti
de Podestá).
Doctrina: De Diego, Julián Arturo: “La remuneración del trabajador“, Bs. As.,
Depalma, 1984, pág. 257
Citas jurisprudenciales: CNAT, Sala VI, “Fernández Marcos c/ Mercedes Benz Argentina S.A.“, 9.3.81, en D.T. T. XLI, 1981, pág. 458
Materia: Laboral
346
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Empleado. Gratificación. Crédito Laboral. Compensación. Requisitos.
Ley Laboral. Interpretación.
Un requisito ínsito en el instituto del pago graciable laboral es el de que
la compensación o deducción de lo percibido como pago anticipado se
deduzca y efectivice a través de un proceso, por lo que este tipo especial
de compensación puede ser calificada como judicial. (Del voto de la Dra.
Bellotti de Podestá).
Materia: Laboral
El precedente de la Corte Suprema de Justicia Nacional, sentado en
“Gatarri, Alfredo c/ Cometarsa Construcciones Metálicas Argentinas
SAIC“, considera incluidos entre los créditos de posible imputación del
pago graciable, los derivados de la ley 9688, aun cuando el pacto no
haya sido homologado por autoridad competente. Remarca el Alto Tribunal que “tal circunstancia no es motivo para desconocer sin más sus
consecuencias ya que el principio de irrenunciabilidad establecido con
carácter general en el art. 12 del Régimen de Contrato de Trabajo —y,
con particular atinencia, al sub exámine en el art. 13 de la ley 9688, a
cuya protección se dirige el requisito de la homologación previsto en el
art. 15 del mencionado régimen—, no se ve, en el caso, afectado de
modo alguno. En efecto, claramente surge de las cláusulas aludidas en
el considerando anterior que el acuerdo de referencia no importó la renuncia del actor a ningún beneficio establecido en las leyes laborales“.
No se advierte la razón para un distinto tratamiento cuando la causa
fuente del crédito indemnizatorio sea la ley 24.028, “ya que su art. 13
mantiene en líneas generales el sistema de la derogada ley 9688. El carácter de orden público de la ley surge del inc. 1). La innovación fundamental consiste en admitir los acuerdos conciliatorios y transacciones en
materia de acciones especiales, lo que no era antes admitido“. (Del voto
de la Dra. Bellotti de Podestá).
Citas jurisprudenciales: CSJN,“Gatarri, Alfredo c/ Cometarsa Construcciones
Metálicas Argentinas SAIC“, DT 1989-A, pág. 585
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Corte Suprema de Justicia de la Nación. Criterio Rector. Pagos Graciables. Derecho Laboral. Acuerdos Transaccionales o Liberatorios. Homologación.
Principios Laborales. Principio de Irrenunciabilidad. Ley Laboral.
Interpretación.
347
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Referencias normativas: ley 9688; ley 24028; Ley de Contrato de Trabajo
Doctrina: Rodríguez Saiach: “Tratado de los accidentes y enfermedades del trabajo (Acción especial ley 24.028)“, Carpetas Bs. As., 1992, pág. 131
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Crédito Laboral. Compensación. Requisitos. Ley Laboral. Interpretación. Derecho Laboral. Indemnización por Incapacidad. Principio de Irrenunciabilidad. Pago a Cuenta.
La exigencia del párrafo segundo del inc. 4) del art. 13 de la ley 24.028, referido a la condición de la determinación médica previa de la incapacidad
permanente en sede judicial o administrativa, no obsta a la procedencia
del tipo de compensación de pagos graciables al trabajador, ya que es
precisamente en el juicio en que se hace valer la pretensión indemnizatoria (y obviamente donde el porcentaje de incapacidad debe ser acreditado
por pericia médica) donde se opone por la demandada tal compensación
por pago anticipado y hasta su concurrencia. Por otra parte, la naturaleza
de pago a cuenta y la vía judicial expedita para la solución de cualquier
controversia al respecto, indican a las claras que no se trata en estos casos
de la renuncia a derechos tutelados por la ley laboral con violación del
art. 12 de la Ley de Contrato de Trabajo que deban ser indeclinablemente
protegidos a través de las previsiones del art. 15 de la misma. (Del voto de
la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativas: ley 24.028: art.13, inc.4.; Ley de Contrato de Trabajo:
arts.12 y 15
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Contrato Laboral. Extinción. Crédito Laboral. Compensación. Requisitos. Ley Laboral. Interpretación.
El hecho de abonar, al terminar la relación laboral, una suma compensable
en el futuro —siempre, naturalmente, que no encubra dolosamente otra
realidad— no es una práctica condenable que deba ser desalentada sino,
por el contrario, favorable a los intereses del trabajador que se ve, de este
modo, beneficiado con una suma de dinero que, en el peor de los casos
y si le fuera eventualmente debida, en parte o en su totalidad, le ahorra
el desgaste del tiempo y de una actividad jurisdiccional futura, siendo el
beneficio total en el caso que no resulta acreedor del empleador. Es decir,
348
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
que mejor resulta el pago anticipado a cualquier reclamo —aún cuando tal
pago a cuenta fuera insuficiente— que tener que recurrir al mismo por vía
judicial para concretar el crédito. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Empleado. Gratificación. Ley laboral. Interpretación.
Cabe dar valor a las reservas formuladas en ocasión de abonar beneficios
graciables con motivo del cese laboral, porque aunque pueda verse perjudicado un trabajador, se beneficiarán todos los trabajadores con un sistema
que es usual en muchas empresas que, a cambio de cierta seguridad, abonan gratificaciones a los trabajadores que tienen créditos menores o, inclusive, no tienen nada que reclamar. (Del voto de la Dra. Bellotti de Podestá).
Citas jurisprudenciales: CNAT, Sala IV, “Pendicaro, Felipe c/ Cía. Química“,
Tomo 1982-1119, voto del Dr. Allocati; Cámara de Apelaciones del Trabajo de
Rosario, Sala II: “Silleri, Carcela C/ Danubio S.A.“, sent. 48.499, agosto 30-1982
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Ley Procesal. Interpretación. Derecho Laboral. Empleado. Gratificación.
Pago Graciable. Crédito Laboral. Compensación.
Corresponde objetar, en el plano formal, la convocatoria al tribunal pleno
destinado a evaluar la posiblidad de compensar pagos graciables laborales
con deudas indemnizatorias, ya que la solución que puede darse en esta
instancia no es ni debe ser susceptible de ser aplicada a otros casos, aunque se den circunstancias similares. Analizar la viabilidad de la “compensación“ no puede llevarnos por vía interpretativa a asumir funciones legislativas, creando derecho —extralimitándonos, por tanto— la función que nos
compete: de interpretar lo ya creado. (Del voto del Dr. García Colombi).
Materia: Procesal
Sin entrar a considerar la dudosa constitucionalidad del art. 28 de la ley 10.160,
su aplicación debe ser absolutamente restrictiva ya que los antecedentes
jurisprudenciales deben importar pero no obligar, y menos en casos en
que se puede sentar precedentes erróneos, injustos u obligatorios frente
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Ley. Constitucionalidad. Ley. Interpretación Restrictiva.
349
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
a otras realidades, modificadas y cambiantes. (Del voto del Dr. García
Colombi).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Materia: Constitucional-Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Contrato Laboral. Interpretación. Principio de Buena Fe. Indemnización
por Incapacidad. Principio de Irrenunciabilidad. Crédito Laboral.
Compensación. Requisitos. Doctrina de los Actos Propios. Ley
Laboral. Interpretación.
El concepto de justicia se revaloriza y expande (en el Derecho del Trabajo y
la Seguridad Social) cuando se persigue y se logra paz social a través de los
diálogos, la concertación previsora y la buena fe manifestada en la voluntad
de cumplir siempre con lo pactado, y teniendo en cuenta el principio según
el cual cabe calificar como objeto del contrato de trabajo la dignidad humana, por lo que los acuerdos cuestionados pueden perfectamente prever una
compensación sin que se altere o viole el principio de irrenunciabilidad. La
actora, al recibir el dinero extra, supo y aceptó que podía compensarlo (ese
potencial hecho fue específicamente concordado); esa circunstancia le impide —hoy, en el marco de la teoría de los actos propios— contradecirse en
cuanto pretende desconocer lo firmado, conocido y aceptado. No se trata
de aplicar en estricto el principio de la autonomía de la voluntad, sino de
respetar y dar fuerza a acuerdos que se celebran libremente y sin presiones,
evitando que luego de la firma y aceptación, se revisen en forma prejuiciosa
y sin la equidistancia que debe nutrir la actividad del órgano jurisdiccional,
el que debe interpretar el derecho protectorio, pero no inclinar sus preferencias. En definitiva, en el caso examinado, no existió un negocio liberatorio
que afectara la libertad de negociar (del actor), que es lo que da fundamento
al principio de la irrenunciabilidad. (Del voto del Dr. García Colombi).
Citas jurisprudenciales: “Larrosa, Ramón H. c/ Acindar S.A. s/ Demanda Laboral“,
sentencia N° 11, 09/03/2000
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Principios
Laborales. Principio de Irrenunciabilidad. Principio Protectorio.
En el remanido tema de la irrenunciabilidad, es conocido y sabio el principio
de que al trabajador (parte débil de la relación laboral) se lo debe proteger
(aún de sí mismo) si decide declinar algún derecho, pero esto no lo autoriza
350
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
a que con malignidad o infantilismo (como si fuera un incapaz) desconozca
derechos ajenos, procediendo de mala fe o con torpeza inexcusable. Nadie
puede ampararse de las consecuencias de sus actos parapetándose en la
incolumnidad de sus derechos. (Del voto del Dr. Garcia Colombi).
Citas jurisprudenciales: “Piccinini, Carlos c/ Acindar S.A. s/ Demanda Laboral“,
Acuerdo N° 15, del 13/03/2000
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Ley Procesal. Interpretación.
No corresponde, en la especie, la convocatoria a Tribunal Pleno por cuanto
el art. 28 de la ley 10.160 presupone decisiones contradictorias sobre cuestiones de derecho, recaudo éste que no resulta configurado en supuestos
de compensación de gratificaciones en materia de infortunios laborales
donde pueden darse diversidad de cuestiones fácticas a evaluar según el
caso concreto, la vía elegida, la forma de instrumentación, su validez, etc.
(Del voto de la Dra. Burde).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Ley Procesal. Interpretación.
Las salas que integran la Cámara de Apelaciones pueden, a pedido de
parte o de la simple mayoría de sus jueces, reunirse a fin de convocar a Tribunal Pleno. Por consiguiente, en ambos casos, son las Salas quienes, con
el voto de la mayoría de sus jueces, deciden si se reúnen a tal fin. Por lo
tanto, debe dejarse sin efecto la convocatoria cuando no se ha cumplido
con lo previsto en el art. 28 de la ley 10.160. (Del voto del Dr. Villar).
Referencias normativas: ley 10.106: art. 28
Materia: Procesal
Más allá que los supuestos de hecho del caso puedan o no encuadrar
exactamente en los presupuestos fácticos de los fallos citados como contradictorios del mismo, la convocatoria al pleno ha quedado firme, por lo
que no cabe formular ninguna objeción formal. (Del voto de la Dra. Rucci).
Materia: Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Acto Procesal. Firmeza.
351
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Contrato de Trabajo. Extinción. Empleador. Obligación. Empleado.
Gratificación. Enfermedad Accidente. Indemnización. Crédito
Laboral. Compensación. Ley Laboral. Interpretación.
Como la cuestión planteada reside en determinar la validez del pago a
cuenta pretendido por el empleador como consecuencia de las reservas
efectuadas al abonar gratificaciones con motivo de la extinción del contrato de trabajo, cuando se reclama indemnización por accidentes de trabajo
o enfermedades accidente, cabe aclarar que las empresas suelen compensar la renuncia efectuada por sus trabajadores al empleo, otorgando
por ello una gratificación que el dependiente percibe, bajo reserva que la
suma recepcionada podrá ser imputada a cualquier crédito laboral que se
le reconozca judicialmente. La experiencia enseña que el otorgamiento de
esta liberalidad oculta, en ocasiones, una renuncia negociada y, en otros
supuestos, obedece al deseo empresario de “premiar“ al dependiente
cuyos esfuerzos se han puesto de manifiesto a través de la relación laboral,
no siendo ocioso agregar que el otorgamiento de tal “premio“ es también
el atractivo con que se busca, en una etapa de crisis, prescindir del personal considerado superfluo y cuya capacidad laborativa sufre mengua,
mediante una política que no engendre litigios. (Del voto de la Dra. Rucci).
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Indemnización por incapacidad. Principio de Irrenunciabilidad. Ley Laboral. Interpretación.
El régimen regulatorio de los accidentes y enfermedades del trabajo se
caracterizaba por las restricciones impuestas al cobro de las respectivas indemnizaciones, como una consecuencia de la consagración del principio
de irrenunciabilidad. La ley 9688, en el art. 9, exigía el depósito judicial para
dar validez al pago de una indemnización por accidente de trabajo o enfermedad accidente y, en el art. 13, establecía la prohibición de la transacción
o renuncia de la acción especial; la ley 24.028 mantuvo la necesidad del depósito de la indemnización a la orden del tribunal o autoridad administrativa del trabajo (art. 11, inc. 2) siendo ineficaces para cancelar las obligaciones impuestas por la ley de accidentes de pagos efectuados directamente
a los trabajadores en concepto de las reparaciones previstas en dicho
cuerpo normativo, e introdujo una variante estableciendo la posibilidad de
352
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
conciliar o transar tanto acciones especiales como civiles poniendo como
condición de validez de tales acuerdos las limitaciones que establecen los
arts. 13 y 15 de dicha norma, por lo que no es posible transar un accidente
de trabajo sin tener previamente conformada la incapacidad del trabajador
mediante pautas objetivas (pericia o dictamen médico), estableciendo la
norma aludida en el inc. 1) la nulidad de toda convención que suprima o
reduzca los derechos reconocidos por la ley. (Del voto de la Dra. Rucci)
Referencias normativas: ley 9688: arts.9 y 13; ley 24.028: art. 11, inc. 2), 13 y 15.
Materia: Laboral
Dentro del marco regulatorio, tradicionalmente se admitió la validez de
los pagos a cuenta cuando los créditos ulteriores reclamados referían a
aquellos derivados del contrato de trabajo —incluyendo las indemnizaciones previstas por el art. 212 de la Ley de Contrato de Trabajo— y se
excluyeron los créditos derivados de accidentes y enfermedades accidente. La razón para ello la daba el art. 13 de la Ley de Accidentes Laborales,
disposición legal que vedaba toda posibilidad de negociar la indemnización tarifada por ella prevista, prohibiendo su cesión, transacción o renuncia, con un criterio lato que resulta explicable si se tiene en cuenta el
beneficio consagrado por el legislador. En el análisis a efectuar no puede
omitirse evaluar si el trabajador recibió una contraprestación equivalente
a sus derechos —no siendo necesario demostrar que su voluntad estuvo
viciada al momento de la formalización del acuerdo y siendo los derechos
que surgen de las normas imperativas indisponibles—, por lo que si luego
de una extensa relación laboral, el trabajador que, además está enfermo,
renuncia y, por tal motivo, percibe una “gratificación“ sin haber contado
con la asistencia requerida por la ley y en un acuerdo en el que no se cumple con el procedimiento por ésta establecido, otorgar validez de pago a
cuenta a la suma recibida en tal concepto es admitir lisa y llanamente que
la parte que se halla en superioridad de condiciones en la relación laboral,
las imponga a su exclusiva conveniencia. (Del voto de la Dra. Rucci).
Referencias normativas: ley 9688: art. 13; Ley de Contrato de Trabajo: art. 212
Citas jurisprudenciales: SC de Buenos Aires, “Serna, Néstor c/ Siderca S.A.“,
mayo 29-1990; Cámara Nac. de Apelaciones del Trabajo, Sala VI: “Lazo Américo
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Derecho Laboral. Indemnización por Incapacidad. Principio de Irrenunciabilidad. Contrato de Trabajo. Extinción. Empleado. Gratificación. Pago a Cuenta. Ley Laboral. Interpretación.
353
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Argentino c/ Grafa Grandes Fábricas Argentinas S.A. s/ Accidente ley 9688“;
Cámara de Apelaciones en lo Laboral de Rosario, Sala III, “Salomón, Eduardo
c/ Metcon S.A. s/ demanda laboral“, Acuerdo del 27/08/1997; “Ducca, Luis Alberto c/ Acindar S.A. s/ Dem. Laboral“ (Expte. N° 20/2000)
Materia: Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Corte Suprema de Justicia de la Nación. Jurisprudencia. Derecho Laboral. Empleado.
Gratificación. Indemnización por Incapacidad. Irrenunciabilidad.
Acuerdos Transaccionales o Liberatorios. Ineficacia.
No obstante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en autos
“Gatarri, Alfredo c/ Cometarsa Construcciones Metálicas Argentinas
S.A.I.C.“ produjo una variación en la corriente jurisprudencial, admitiendo el pago a cuenta de un acuerdo extintivo en relación a créditos protegidos por la ley 9688, en el caso de autos —en el acuerdo— no existe
ninguna referencia expresa a que la gratificación incluye créditos protegidos por la Ley de Accidentes de Trabajo; es más, no llegó a probarse
que, al momento de su renuncia, la actora conocía la existencia de un crédito a su favor, por la incapacidad que portaba derivada de la enfermedad accidente causada por el trabajo. La ley 24.028, en el art. 13, implementa un sistema restrictivo en cuanto al valor de cualquier convención
que suprima o reduzca los derechos reconocidos por la ley, otorgando
validez a los acuerdos conciliatorios o transacciones cuando cumplan
los requisitos previstos en el art. 15 de la Ley de Contrato de Trabajo
(art. 13, inc. 4) y exigiendo como condición necesaria para la homologación del acuerdo —cuando medie incapacidad permanente— la
determinación del grado de incapacidad mediante pericia o dictamen
médico producido en sede judicial o administrativa. Además, el art. 15
exige como condición esencial para la homologación que el trabajador
haya actuado con patrocinio letrado o asistencia sindical. En definitiva,
la ley estableció un sistema restrictivo al respecto, no pudiendo obviarse en el caso el incumplimiento del empleador a tales normas, lo que
ocurriría al admitir validez liberatoria al pago efectuado a cuenta. (Del
voto de la Dra. Rucci).
Citas jurisprudenciales: CSJN: “Gatarri, Alfredo c/ Cometarsa Construcciones
Metálicas Argentinas S.A.I.C.“
Referencias normativas: Ley de Accidentes de Trabajo, ley 9688; Ley de Accidentes de Trabajo, ley 24.028: art. 13; Ley de Contrato de Trabajo: art. 15
Materia: Laboral
354
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Convocatoria. Ley Procesal. Interpretación.
Atento a que la decisión a través del Tribunal pleno no aparece apoyada
en las circunstancias previstas en el art. 28 de la ley 10.160, referente a
interpretación contradictoria de derecho sobre bases fácticas idénticas,
debe dejarse sin efecto la convocatoria. (Del voto del Dr. Rodrigáñez).
Referencias normativas: ley 10.160: art. 28
Materia: Procesal
Fallo en texto completo:
ACUERDO N° 2
En la ciudad de Rosario, a los 3 días del mes de octubre del año dos
mil dos, dentro de los autos caratulados “GIORDANELLI, SUSANA
C/ SWIFT-ARMOUR A.A.A. S/ DEMANDA LABORAL“, venidos del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral de la 7ma. Nominación,
se reunieron en Acuerdo los Sres. Vocales Dres. Sonia Bellotti de Podestá y
Félix García Colombi de la Sala Segunda; Marta Rucci, Felipe Rodini y Luis
M. Rodrigáñez, de la Sala Primera; y Sara Burde, Angel Angelides y José
A. Villar, de la Sala Tercera, integrando el Tribunal de la Excma. Cámara
de Apelaciones en lo Laboral, para resolver la apelación deducida por la
parte demandada y su aseguradora contra la resolución N° 317, glosada a fs. 157/162. Expresados los agravios y debidamente respondidos, y
habiéndose solicitado la integración de un Tribunal Pleno, se practica el
sorteo de ley, resultando que la votación debe realizarse en el siguiente
orden: Dres. Sonia Bellotti de Podestá, Félix García Colombi, Sara Burde,
Ángel Angelides, José Villar, Marta Rucci, Felipe Rodini y Luis Rodrigáñez.
I.- Cabe en primer lugar delimitar la cuestión, centrándola en la posibilidad de compensación de las llamadas gratificaciones o pagos graciables
al trabajador que se advierte como práctica de algunas empresas, realizadas por las mismas con motivo del cese de la relación, con imputación a
Fallos Plenos
La Dra. Bellotti de Podestá dijo: La firmeza de la convocatoria a Tribunal Pleno a pedido de una parte con consentimiento de la otra y del tercero citado
en garantía y la oportunidad de tratar un tema que ha concitado encontradas opiniones doctrinarias y jurisprudenciales y de realizar las precisiones
que otorguen una mayor claridad a la postura que adoptara en numerosas
resoluciones, me llevan a no formular objeción formal y a emitir opinión.
355
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
posibles acreencias por cualquier concepto vinculadas con el contrato de
trabajo, aún indemnizatorias en el marco de la ley 9688, reconocidos por
sentencia judicial.
Son estos casos los que convocan la opinión de la Cámara en Pleno, no debiendo confundirse en el instituto de la compensación propiamente dicho
contemplado en la 2da. Parte, Título XVIII (arts. 818 a 831) del Código Civil
consistente en el modo de extinción de obligaciones que se da cuando
dos personas por derecho propio reúnen la condición de acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera que sean las causas de una y otra deuda
(art. 818 C. C.), figura que recepta la Ley de Contrato de Trabajo en su
artículo 131 prohibiéndola —con puntuales excepciones enumeradas en
el artículo 132— junto con las retenciones y deducciones o descuentos por
“entrega de mercaderías, provisión de alimentos, vivienda o alojamiento,
uso o empleo de herramientas o cualquiera otra prestación en dinero o
especie“ y “multas“ que rebajen el monto de las remuneraciones.
Tanto esta norma como la del artículo 149 L.C.T. extensivo a las indemnizaciones, están dirigidas al empleador. Es él quien reúne las condiciones
de deudor (remuneraciones) y acreedor (por las causas enumeradas en
los arts. 131 y 149) del trabajador el que a su vez en forma inversa ostenta
dichas condiciones frente al empleador, a quien la ley prohíbe hacerse justicia por sí mismo colocándose en situación privilegiada respecto al resto
de los acreedores del deudor al efectuar compensaciones, retenciones o
deducciones y su finalidad es la de proteger el derecho del trabajador a
percibir su remuneración en atención al carácter alimentario de la misma
(Fernández Madrid en la L.C.T. Comentada también por López y Centeno,
T. II, pág. 548) que apunta según el citado autor al principio de “integridad“ o de “intangibilidad“ del salario, procurando evitar que el trabajador
vea disminuida la posibilidad de elegir libremente sus consumos.
Pero no es ésta la compensación (de tipo legal como lo serían las excepciones contempladas en el art. 132) que nos convoca, sino el negocio jurídico
cuya naturaleza reside, por un lado, en una gratificación sujeta a la condición
de que no existía crédito a favor del trabajador proveniente de la relación de
trabajo que se reclame con posterioridad al pago y si lo hay, de la imputación
de lo recibido a saldar dicha deuda hasta su concurrencia. De modo tal que
aquí no se advierte la calidad recíproca de acreedor y deudor de cada una de
las partes: el empleador no reviste el carácter de acreedor del trabajador al
momento de realizar el pago graciable (en todo caso lo sería eventualmente
356
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
en el futuro y si existieran reclamos del trabajador) ni inversamente éste sería su deudor sino en las citadas condiciones, como ocurre en la verdadera
compensación, y con ello está ausente uno de los requisitos esenciales de su
existencia cual es el de la reciprocidad cierta y no potencial o eventual.
Lo mismo cabe apuntar respecto a la condición esencial de la exigibilidad
de ambas obligaciones: aquí el trabajador recibe un pago graciable, es
decir no obligatorio legal ni convencionalmente y por otra parte el acreedor potencial entrega una suma de dinero como adelanto de pago, institución receptada por la Ley de Contrato de Trabajo en su art. 260, precisamente en resguardo del principio de irrenunciabilidad consagrado por
el art. 12 L.C.T.
Otra diferencia, aún cuando no de la importancia de la indicada, lo constituye la señalada por el Dr. Billoch en su voto en el caso “Sandler, Guillermo
c/ V.A.S.A.“ (T. y SS. 1982-500) al distinguir la situación que analizamos de
la compensación prevista en el citado art. 131 L.C.T. pues destaca que ésta
última apunta al supuesto de vigencia del contrato de trabajo y a retenciones o compensaciones efectuadas por el empleador per se, pero siempre
fuera del ámbito jurisdiccional.
Es por estos motivos por los cuales las disposiciones de la Ley de Contrato de
Trabajo analizada más arriba (art. 131 y ss.) no resultan aplicables a este tipo
especial de “compensaciones“ judiciales que constituyen el tema del Pleno.
II. Delimitado el ámbito, es necesario precisar aún más los contornos del
tema, según la postura de la suscripta y de la Sala que integra volcada
en numerosos pronunciamientos. Por vía de ejemplo citamos el Acuerdo
Fallos Plenos
De lo considerado surge, que el término compensación empleado en los
fallos que tratan de la situación en examen, no está usado, reiteramos,
en el sentido técnico con que define el instituto el art. 818 del Código
Civil, sino en su sentido etimológico: compenso-are (del latín pendeoere) “suspender, colgar“ de allí “pesar“ dado el tipo de balanzas usadas en la antigüedad. Más adelante compenso-are significa “pesar una
cosa con otra“ por lo tanto igualar los pesos. Además, el verbo “penso“
pasó muy pronto a significar en especial “pesar dinero“ y “pagar“ debido a que los pagos se hacían antiguamente con lingotes sin acuñar que
se pesaban en la balanza y de allí se llega a “pesar dinero suficiente
para indemnizar“ (Couture, Eduardo “Vocabulario Jurídico“ ed. Depalma
Bs. As. 1976, pág. 154).
357
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
N° 16 in re “Vélez, Ramón Oscar c/ Acindar S.A. s/ Indemnización por incapacidad“ del 3.3.1999, Protocolo de Sentencias T. 52, f. 0371) en el que al
emitir el primer voto consideró “...que el hecho de la discutible calificación
de “pagos graciables“ ya que su causa no obedece a una simple liberalidad —en todo caso sería condicional pues depende de la inexistencia de
deuda futura que cubrir— no enerva el hecho de que constituyan verdaderos adelantos de pago o pagos a cuenta de eventuales créditos contra
la empresa y en ello no se advierte ataque alguno al principio de irrenunciabilidad consagrado por el art. 12 L.C.T.
Por otra parte, así lo ha entendido la C.S.J.N. al revocar precisamente
el fallo citado por el a-quo en apoyo de la postura contraria (“Gatarri c/
Cometarsa“ en DT 1989 A, pág. 585) en un caso en el que no se hace el
distingo que señalamos en los presentes, donde se consigna una imputación a deudas futuras, sino simplemente en el que se alude a una causa
gratificatoria y así ha resuelto el más Alto Tribunal “Resulta válido el pago
gratificatorio realizado al trabajador, compensable, en forma genérica, con
cualquier otro crédito que tuviese con motivo de la disolución del vínculo, o derivado de las disposiciones de la ley 9688. La existencia de tales
acuerdos no viola el principio de irrenunciabilidad (art. 12 L.C.T.) aún en el
supuesto de carecer de homologación judicial“.
1. Como surge de los fundamentos de la posición transcripta el primero de
los requisitos de la admitida “compensación“ lo constituye el de ausencia
de todo vicio de voluntad que invalide el acto de recepción de pago (reconocido por el actor) con imputación compensatoria. En todos los pronunciamientos de la Sala se ha partido de una documental no objetada en su
validez, formalizada la mayoría de las veces, a través de escritura pública.
En los casos en que no se usó de tal medio de constancia, se ha cuidado
que la redacción del recibo donde consta la conformidad del trabajador
—además de su reconocimiento sin objeciones— sea lo suficiente clara y
precisa como para que su comprensión por el mismo no ofrezca lugar a
dudas y sea base de una libre expresión de voluntad de aceptación de las
condiciones de la “oferta“.
A este respecto, Julián De Diego (“Las gratificaciones especiales y su
compensación con deudas provenientes de la relación laboral“ en T y
SS T 1982, pág. 560, comentario a fallo) caracterizada acertadamente la
situación bajo examen diciendo que “es un acto voluntario, oneroso y
sobre todo con la exteriorización de la intención bilateral de las partes.
358
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
En igual sentido ha descripto y calificado el pacto que nos ocupa, el
Dr. Guibourg en su voto del 10.2.82 en autos “Sander, Guillermo c/ VASA
Vidriería Argentina S.A.“ (T y SS, T 1982, pág. 569) al expresar que “el actor
recibió una suma a la de ambas partes convinieron en su momento otorgar el carácter de gratificación especial y voluntaria sólo en la medida en
que no debiera compensarse con algún otro rubro exigible y no pagado.
En caso de existir algún crédito a favor del actor como consecuencia del
contrato de trabajo, dicho pago debía considerarse hecho a cuenta del
mismo hasta su concurrencia (art. 1197 Código Civil).
Atendiendo a este
requisito de la expresión de la libre voluntad, como del límite impuesto
por el orden público al trabajador en el art. 12 L.C.T. cuya consecuencia se
contempla en el art. 269 L.C.T. aplicable al caso, ha rechazado esta Sala II
que integro la compensación en casos como el traído a juzgamiento in re
“Speranza, Reynaldo c/ Metcon S.A. s/ Demanda Laboral“ del 15.4.96 (Ac. N° 33
T. 38 del Protocolo de Sentencias, fol. 264) en el que se resolvió que “no es
posible consentir que el acuerdo incluyó los créditos que surgieran de obligaciones de reparar incapacidades surgidas de infortunios que amparadas
en las normas de derecho común, no fueron ni siquiera previstas en el momento del acuerdo o del pago de la gratificación“ (del voto del Dr. García
Colombi). Asimismo in re “Gonzáles, Evaristo c/ Establecimientos Fabriles Guereño s/ Cobro de Pesos“ (en Acuerdo de fecha 20.5.98 N° 79,
Protocolo de Sentencias Tomo 51, fol. 289) he considerado en mi voto
que “...no puede el juzgador aferrarse a cartabones y pese al vuelco jurisprudencial realizado por la Corte Suprema Nacional en el caso “Gatarri“
(Ac. 23/8/88 DT. 1989 A-585/590) debe atenerse a las circunstancias del
caso y el parámetro ineludible ha de ser la existencia de una expresión de
libre voluntad del trabajador al aceptar el pago “gratificatorio“ ofrecido
por la empleadora“.
Fallos Plenos
Las condiciones contenidas en el recibo, si bien fueron seguramente establecidas por el empleador, pasan a formar parte de la voluntad común
al suscribir el accionante el recibo conformando la convergencia de las
voluntades, ejecutándose el acto específico de la tradición de la suma
abonada“. Más adelante sigue diciendo que “la convergencia de las voluntades y los actos que le dan contenido fáctico son contemporáneos,
lo que no obsta la naturaleza contractual del mismo“ y de allí la obligación de cumplimiento por aplicación del art. 1197 C.C. (Agregamos que
sobre todo cuando no existe en tales negocios vulneración de orden
público laboral).
359
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
2. Lo antedicho nos lleva a remarcar un requisito relacionado con al anterior y es el de la clara especificación y formalización del condicionamiento
de la gratificación y su imputación a algún rubro remuneratorio o indemnizatorio que resulta adeudado (desconocido en el momento de entrega
de la gratificación). A este respecto, expresa Fernández Madrid (“Tratado
Práctico de Derecho del Trabajo“ La Ley Bs. As. 1987, T. I, pág. 1285), el
empleador que ha expresado su voluntad en un sentido: el de gratificar,
no puede a su voluntad dar otra imputación al pago por ejemplo atribuirle título indemnizatorio. En igual sentido se ha pronunciado la Sala VI de
la CNAT. El 23.6.83 en autos “Barrios, Juan Martín c/ Eternit Argentina
S.A.“.
Aclara luego el autor citado con apoyo en un fallo de la Sala VII C.A.N.T.
del 26.9.86 en autos “Paciocco, Josué c/ Cometarsa Construcciones Metálicas Argentinas S.A.I.C.“: “Pero a su vez, el pacto entre el trabajador y el
empleador por el cual se establece que el pago de gratificación especial
y voluntaria con motivo del cese compensará a cualquier crédito que se
reclame como consecuencia de la disolución del vínculo laboral, no es
ilícito ni contrario al orden público, y será válido aunque carezca de homologación si el trabajador reconoce la percepción de la suma en cuestión“.
3. Otro requisito exigible es la inexistencia de fraude y por ello he juzgado válido “...el hecho de abonar una suma compensable en el futuro
al terminar una relación laboral, siempre naturalmente que no encubra
dolosamente otra realidad. (Cfr. Acuerdo N° 16 del 3.3.99 Protocolo de
sentencias T. 52 fol. 371 en autos “Vélez, Ramón Oscar c/ Acindar S.A.
s/ Indemnización por incapacidad“ entre otros).
Debo poner de resalto que, con pocas excepciones, en los casos sometidos a nuestra decisión, se trataba de pagos con imputación compensatoria (no cancelatorios en forma total con posibles acreencias exigibles y no
pagadas) realizados en ocasión de la extinción del contrato por jubilación
del trabajador, formalizados la mayoría de las veces por escritura pública.
Y el signo constante y distintivo de todos los sujetos a nuestro pronunciamiento ha sido la falta de toda objeción del trabajador acerca de la validez
del documento suscripto (que ha reconocido) por vicios de voluntad o
por fraude y tampoco han trasuntando tales situaciones las constancias
de autos.
Cabe destacar aquí que en el caso de sospecha de una renuncia negociada, la misma es objetable sólo si es violatoria de los derechos reconocidos
360
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
legal o convencionalmente al trabajador, pero si la misma no implica la alteración o disminución de los mismos, ningún perjuicio se produce (como
por ej. si lo abonado cubre las indemnizaciones y rubros derivados del
despido sin causa). Es por ello que no se advierte la necesidad de declarar
su nulidad (el empleador pudo despedir sin causa y abonar lo mismo) y
por el contrario podría constituir una situación ventajosa para el trabajador
al ahorrarle el tiempo y el desgaste de un reclamo judicial y hasta evitar
el demérito que significa el despido, que en algunas actividades impide o
dificulta la posterior reinserción laboral.
4. También constituye otro importante requisito de los pactos bajo examen, que se trate verdaderamente de una “compensación“ en el sentido
de la posibilidad de deducir hasta su concurrencia, el reclamo futuro con
causa anterior al pago derivado del cumplimiento del contrato de trabajo
y no de un pago cancelatorio que extinga el crédito del trabajador aún
cuando éste sea mayor de lo percibido. Según enfatizamos anteriormente
se trata de un pago a cuenta, de un pago insuficiente de obligaciones
originadas en las relaciones laborales efectuado por un empleador, por
lo que será considerado como entrega a cuenta del total adeudado, aunque se reciba sin reservas y quedará expedita al trabajador la acción para
reclamar la diferencia que correspondiere, por todo el tiempo de la prescripción (art. 260 L.C.T.).
Desde otro ángulo de análisis, como ya señaláramos al comenzar el desarrollo del tema, se trata de gratificaciones especiales o de pago único
condicionadas a la inexistencia de créditos compensables. Nada impide
sujetar el pago efectuado a tal condición (e incluso según ha resuelto la
CNAT. Sala VI, 9.3.81 “Fernández Marcos c/ Mercedes Benz Argentina
S.A.“ en D.T. T. XLI, 1981-pág. 458 si las gratificaciones son condicionadas
a determinada causa o circunstancia y ésta no se da, el trabajador no tiene
derecho a reclamarlas). La naturaleza de tales gratificaciones se centra en
el hecho de ser voluntarias (por ausencia de obligatoriedad) y unilaterales
e incluso discrecionales en cuanto al monto, la oportunidad, la causa y el
pago (De Diego, Julián Arturo “La remuneración del trabajador“ Depalma, Bs. As. 1984, pág. 257) a lo que el citado autor agrega el carácter de
compensables con otros rubros si se las paga bajo tales condiciones en
oportunidad de extinguirse el contrato de trabajo.
Fallos Plenos
Tampoco se advierte vulneración del derecho a la jurisdicción y prueba
de ello es que estos temas se discuten en el marco de una acción judicial.
361
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
5. Otro requisito ínsito en el instituto bajo examen es el de que la compensación o deducción de lo percibido como pago anticipado se deduzca
y efectivice a través de un proceso, por lo que este tipo especial de compensación puede ser calificada como judicial.
6. Finalmente cabe considerar la extensión de la validez del pacto respecto a créditos de naturaleza indemnizatoria (debidamente mencionados en
el mismo) con sustento normativo en la ley 9688 y si de admitirse respecto
a la primera también corresponde incluir los derivados de la ley 24.028,
como asimismo si en ambos casos sean requisitos indispensables para su
procedencia la homologación del convenio.
a) Respecto a los primeros, el precedente de la Corte Suprema de Justicia
Nacional sentado en “Gatarri, Alfredo c( Cometarsa Construcciones Metálicas Argentinas SAIC“ (DT 1989-A pág. 585) considera incluidos entre
los créditos de posible imputación del pago graciable, los derivados de
la ley 9688 aún cuando el pacto no haya sido homologado por autoridad
competente, remarcando el Alto Tribunal que “tal circunstancia no es motivo para desconocer sin más sus consecuencias ya que el principio de irrenunciabilidad establecido con carácter general en el art. 12 del Régimen de
Contrato de Trabajo y con particular atinencia al sub exámine en el art. 13
de la ley 9688 a cuya protección se dirige el requisito de la homologación
previsto en el art. 15 del mencionado régimen, no se ve, en el caso, afectado de modo alguno. En efecto, claramente surge de las cláusulas aludidas
en el considerando anterior que el acuerdo de referencia no importó la
renuncia del actor a ningún beneficio establecido en las leyes laborales“.
b) No se advierte la razón para un distinto tratamiento cuando la causa
fuente del crédito indemnizatorio sea la ley 24.028, “ya que su art. 13 mantiene en líneas generales el sistema de la derogada ley 9688. El carácter
de orden público de la ley surge del inc. 1). La innovación fundamental
consiste en admitir los acuerdos conciliatorios y transacciones en materia
de acciones especiales, lo que no era antes admitido“. (Rodríguez Saiach
“Tratado de los accidentes y enfermedades del trabajo (Acción especial
ley 24.028)“ Carpetas Bs. As. 1992, pág. 131).
En cuanto a la exigencia del párrafo segundo del inc. 4) del art. 13 de la
ley 24.028 referido a la condición de la determinación médica previa en
sede judicial o administrativa de la incapacidad permanente, no obsta a
la procedencia del tipo de compensación en estudio, ya que es precisamente en el juicio en que se hace valor la pretensión indemnizatoria (y
362
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
obviamente donde el porcentaje de incapacidad debe ser acreditado por
pericia médica) donde se opone por la demandada tal compensación por
pago anticipado y hasta su concurrencia.
Por otra parte, la naturaleza de pago a cuenta y la vía judicial expedita
para la solución de cualquier controversia al respecto, indican a las claras
que no se trata en estos casos de la renuncia a derechos tutelados por la
ley laboral con violación del art. 12 L.C.T. que deban ser indeclinablemente protegidos a través de las previsiones del art. 15 L.C.T.
Contrariamente a tales objeciones, según he señalado en distintos pronunciamientos “el hecho de abonar, al terminar la relación laboral, una suma
compensable en el futuro —siempre naturalmente que no encubra dolosamente otra realidad— no es práctica condenable que deba ser desalentada, sino por el contrario favorable a los intereses del trabajador que se
ve de este modo beneficiado con una suma de dinero que, en el peor de
los casos y si le fuera eventualmente debida, en parte o en su totalidad, le
ahorra el desgaste del tiempo y de una actividad jurisdiccional futura, siendo el beneficio total en el caso que no resulta acreedor del empleador“.
Es decir que mejor resulta el pago anticipado a cualquier reclamo —aún
cuando tal pago a cuenta fuera insuficiente— que tener que recurrir al
mismo por vía judicial para concretar el crédito.
Una última reflexión: el tema se vincula también con otros de la trascendencia del principio de la buena fe que debe primar tanto en la ejecución
como en la extinción del contrato de trabajo, por ambas partes y con el
de la figura del trabajador, su capacidad para autoconducirse y su dignidad, como asimismo con las bases de la concertación que suprime o evita
conflictividad, sin vulnerar el orden público laboral, que indudablemente
Fallos Plenos
Sobre el tema resulta pertinente citar el pensamiento del Dr. Allocati en
su voto en autos “Pendicaro, Felipe c/ Cía. Química“ (CNAT. Sala IV, T. y
SS. Tomo 1982-1119)... esta Sala ha manifestado en anteriores oportunidades que cabe dar valor a las reservas formuladas en ocasión de abonar
beneficios agraciables con motivo del cese porque aunque pueda verse
perjudicado un trabajador, se beneficiarán todos los trabajadores con un
sistema que es usual en muchas empresas que, a cambio de cierta seguridad, abonan gratificaciones a los trabajadores que tienen créditos menores o inclusive no tienen nada que reclamar (sent. 48.499, agosto 30-1982
in re “Silleri, Carcela C/ Danubio S.A.“).
363
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
serán tratados por otros vocales y que resigno en base a la extensión que
ha alcanzado este voto.
Voto en consecuencia por la afirmativa.
El Dr. García Colombi dijo: Que en el caso concreto concuerda con los fundamentos y la solución que propugna la Dra. Bellotti de Podestá, votando
por la afirmativa.
En orden al análisis sobre la convocatoria al tribunal pleno, en el plano
formal, objeto la convocatoria ya que la solución que puede darse en esta
instancia no es ni debe ser susceptible de ser aplicada en otros aunque se
den circunstancias similares.
Analizar la viabilidad de la “compensación“ no puede llevarnos por vía
interpretativa a asumir funciones legislativas, creando derecho, extralimitándonos por tanto la función que nos compete, de interpretar lo
ya creado.
Sin entrar a considerar la dudosa constitucionalidad (en mi parecer) del
art. 28 de la ley 10.160, considero que su aplicación debe ser absolutamente restrictiva ya que los antecedentes jurisprudenciales deben importar pero no obligar y menos en casos como el presente en que podemos sentar precedentes erróneos, injustos u obligatorios frente a otras
realidades modificadas y cambiantes.
Sin perjuicios de que considero el escollo formal absolutamente insalvable, hago mío los fundamentos de la Dra. Bellotti con referencia a la
cuestión delimitada, ratificando lo expresado en decisorios anteriores de
que “...el concepto de justicia se revaloriza y expande (en el Derecho del
Trabajo y la Seguridad Social) cuando se persigue y se logra paz social a
través de los diálogos, la concertación previsora y la buena fe manifestada
en la voluntad de cumplir siempre con lo pactado y teniendo en cuenta el
principio según el cual cabe calificar como objeto del contrato de trabajo
la dignidad humana (art. 4, R.C.T.), considero que los acuerdos cuestionados pueden perfectamente prever una compensación sin que se altere o
viole el principio de irrenunciabilidad.
La actora al recibir el dinero extra supo y aceptó que podía compensarlo
(ese potencial hecho fue específicamente concordado), esa circunstancia
le impide hoy en el marco de la teoría de los actos propios contradecirse
en cuanto pretende desconocer lo firmado, conocido y aceptado.
364
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
No se trata de aplicar en estricto el principio de la autonomía de la voluntad, sino de respetar y dar fuerza a acuerdos que se celebran libremente
y sin presiones, evitando que luego de la firma y aceptación se revisen en
forma prejuiciosa y sin la equidistancia que debe nutrir la actividad del
órgano jurisdiccional, quien debe interpretar el derecho protectorio, pero
no inclinar sus preferencias.
En definitiva, en el caso examinado entiendo no existió un negocio liberatorio que afectara la libertad de negociar (del actor) que es lo que da
fundamento al principio de la irrenunciabilidad. Advierto si un acuerdo de
voluntades en el que se dio estricto cumplimiento a las directivas emanadas del art. 241 del R.C.T. (disolución del contrato por voluntad concurrente) sobre el que no se invoca o prueba evasión, simulación o fraude a la
ley. Se pagó al actor lo que se debía hasta la disolución del contrato y se
le otorgó además un pago que resulta perfectamente compensable con
lo reclamado en autos. (“Larrosa, Ramón H. c/ Acindar S.A. s/ Demanda
Laboral“, Sentencia N° 11 de fecha 09/03/2000).
“En el remanido tema de irrenunciabilidad es conocido y sabio el principio de que al trabajador (parte débil de la relación laboral) se lo debe
proteger (aún de sí mismo) si decido declinar algún derecho, pero esto no
lo autoriza a que con malignidad o infantilismo (como si fuera un incapaz)
desconozca derechos ajenos, procediendo de mala fe o con torpeza inexcusable. Nadie puede ampararse de las consecuencias de sus actos parapetándose en la incolumnidad de sus derechos... (Autos: “Piccinini, Carlos
c/ Acindar S.A. s/ Demanda Laboral“, Acuerdo N° 15 del 13/03/2000).
La Dra. Burde dijo: Coincido con el Dr. García Colombi en que no corresponde en la especie la convocatoria a Tribunal Pleno y ello es así por
cuanto el art. 28 de la ley 10.160 presupone decisiones contradictorias sobre cuestiones de derecho, recaudo éste que no resulta configurado en
supuestos de compensación de gratificaciones en materia de infortunios
laborales donde pueden darse diversidad de cuestiones fácticas a evaluar
según el caso concreto, la vía elegida, la forma de instrumentación, su
validez, etc...
El Dr. Angelides dijo: Que adhiere al voto de la Dra. Burde.
El Dr. Villar dijo: En este acto tomo conocimiento de que se ha decidido
convocar a esta Cámara a Tribunal Pleno en la presente causa.
Fallos Plenos
Por tal motivo propicio se deje sin efecto la convocatoria.
365
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Estimo que en su procedimiento no se ha cumplido con lo previsto en el
art. 28 de la ley 10.160. En efecto, las salas que integran el Alto Cuerpo
pueden a pedido de parte o de la simple mayoría de sus jueces reunirse a
tal fin. Por consiguiente en ambos casos son las Salas quienes con el voto
de la mayoría de sus jueces deciden si se reúnen a tal fin.
Sobre dicho punto, sin dejar de valorar el enjundioso voto de la Dra. Bellotti
de Podestá, comparto lo propuesto por la Dra. Burde, así voto.
La Dra. Rucci dijo: Más allá que los supuestos de hechos del presente puedan o no encuadrar exactamente en los presupuestos fácticos de los fallos
citados como contradictorios, la convocatoria al pleno ha quedado firme,
por lo que no cabe formular ninguna objeción formal.
La cuestión planteada en los presentes reside en determinar la validez del
pago a cuenta pretendido por el empleador como consecuencia de las
reservas efectuadas al abonar gratificaciones con motivo de la extinción
del contrato de trabajo cuando se reclama indemnización por accidentes
de trabajo o enfermedades accidente.
Las empresas suelen compensar la renuncia efectuada por sus trabajadores al empleo, otorgando por ello una gratificación que el dependiente
percibe, bajo reserva que la suma recepcionada podrá ser imputada a
cualquier crédito laboral que se le reconozca judicialmente.
La experiencia enseña que el otorgamiento de esta liberalidad oculta,
en ocasiones, una renuncia negociada y en otros supuestos obedece al
deseo empresario de “premiar“ al dependiente cuyos esfuerzos se han
puesto de manifiesto a través de la relación laboral, no siendo ocioso
agregar que el otorgamiento de tal “premio“ es también el atractivo con
que se busca, en una etapa de crisis, prescindir del personal considerado
superfluo y cuya capacidad laborativa sufre mengua, mediante una política que no engendre litigios.
El régimen regulatorio de los accidentes y enfermedades del trabajo se
caracterizaba por las restricciones impuestas al cobro de las respectivas
indemnizaciones, como una consecuencia de la consagración del principio de irrenunciabilidad.
La ley 9688 en el art. 9 exigía el depósito judicial para dar validez al pago
de una indemnización por accidente de trabajo o enfermedad accidente
y en el art. 13 establecía la prohibición de la transacción o renuncia de la
366
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
acción especial, la ley 24.028 mantuvo la necesidad del depósito de la indemnización a la orden del tribunal o autoridad administrativa del trabajo
(art. 11 inc. 2) siendo ineficaces para cancelar las obligaciones impuestas
por la ley de accidentes de pagos efectuados directamente a los trabajadores en concepto de las reparaciones previstas en dicho cuerpo normativo e introdujo una variante estableciendo la posibilidad de conciliar o
transar tanto acciones especiales como civiles poniendo como condición
de validez de tales acuerdos las limitaciones que establecen los arts. 13
y 15 de dicha norma, por lo que no es posible transar un accidente de
trabajo sin tener previamente conformada la incapacidad del trabajador
mediante pautas objetivas (pericia o dictamen médico), estableciendo la
norma aludida en el inc. 1) la nulidad de toda convención que suprima o
reduzca los derechos reconocidos por la ley.
Dentro de este marco regulatorio, tradicionalmente se admitió la validez
de tales pagos a cuenta cuando los créditos ulteriores reclamados referían
a aquellos derivados del contrato de trabajo, incluyendo las indemnizaciones previstas por el art. 212 L.C.T. y se excluyeron los créditos derivados
de accidentes y enfermedades accidente, postura con la que comulgo. La
razón para ello la daba el art. 13 de la L.A., disposición legal que vedaba
toda posibilidad de negociar la indemnización tarifada prevista por la ley
de accidentes prohibiendo su cesión, transacción o renuncia, con un criterio lato que resulta explicable si se tiene en cuenta el beneficio consagrado por el legislador.
Tampoco admite otra solución el interpretar que simplemente lo que quiso la empleadora fue premiar a la dependiente por su trayectoria en la
firma, ya que no podría aceptarse la postura que si el trabajador estuviese
sano resultaría mejor gratificado que si estuviera enfermo a consecuencia
de la labor desarrollada en la empresa, lo que sería absurdo.
Los términos utilizados por las partes cuando se instrumenta la renuncia
de la Sra. Giordanelli (documental de fs. 19 reconocida en la audiencia
Fallos Plenos
El acuerdo celebrado y en examen en el sub lite tiene todas las características de una renuncia negociada ya que no es dable presumir que una
empleada que ingresó a trabajar en 1962 egresara por “renuncia“ en 1993
en un momento en que había comenzado a faltar por enfermedad, por lo
que la suma de $5.000 que le fuera entregada no puede entenderse sino
como la prestación convenida como contrapartida del alejamiento de la
trabajadora.
367
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
de trámite), dan cuenta que no fue intención de ninguna de las partes
incluir en la gratificación percibida un futuro crédito por accidente o enfermedad accidente del trabajo. En dicho acto se entrega a la actora
la suma de $5000 en concepto de “gratificación graciable por la labor
desempeñada durante el curso de la relación laboral...“ agregando posteriormente aquel documento que: “Dicha gratificación será imputada
a valores constantes de cualquier crédito laboral que se reconozca judicialmente a la Sra. Giordanelli como consecuencia de la relación laboral
que la uniera con Swift Armour S.A....“.
En el análisis de efectuar no puede omitirse evaluar si el trabajador recibió una contraprestación equivalente a sus derechos, no siendo necesario
demostrar que su voluntad estuvo viciada al momento de la formalización
del acuerdo, siendo los derechos que surgen de las normas imperativas
indisponibles, por lo que si luego de una extensa relación laboral (como
en el caso, iniciada el 13 de marzo de 1962, habiéndose operado la renuncia el 10 de diciembre de 1993), el trabajador, que además está enfermo,
renuncia y por tal motivo percibe una “gratificación“ sin haber contado
con la asistencia requerida por la ley y en un acuerdo en el que no se cumple con el procedimiento por ésta establecido, otorgar validez de pago a
cuenta a la suma recibida en tal concepto es admitir lisa y llanamente que
la parte que se halla en superioridad de condiciones en la relación laboral,
las imponga a su exclusiva conveniencia.
La intención de las partes jamás fue incluir en este acuerdo lo que correspondería por una futura indemnización como consecuencia de enfermedad accidente, por una sencilla razón, la empleadora sostuvo en la contestación de demanda que era imposible que existiera relación causal o
concausal entre las tareas realizadas y la afección padecida por la actora
(fs. 39 vta.), y la empleada no había contado con la asistencia técnica que la
legislación expresamente prevé para tales situaciones (art. 15, ley 24.028).
Esta postura ha sido sostenida jurisprudencialmente por la S.C. de Buenos
Aires (“Serna, Néstor c/ Siderca S.A.“, mayo 29-1990), por la Cámara Nac.
de Apelaciones del Trabajo, Sala VI (“Lazo Américo Argentino c/ Grafa
Grandes Fábricas Argentinas S.A. s/ Accidente ley 9688“) y en el orden
local por la Sala III de la Cámara de Apelaciones de Rosario “Salomón,
Eduardo c/ Metcon S.A. s/ demanda laboral“ acuerdo del 27-8-97 y por
esta misma Sala, entre otros “Ducca, Luis Alberto c/ Acindar S.A. s/ Dem.
Laboral“ (Expte. N° 20/2000).
368
“Giordanelli, Susana c/ Swift-Armour A.A.A. s/ Demanda Laboral”
No se me escapa que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en autos “Gatarri, Alfredo c/ Cometarsa Construcciones Metálicas Argentinas
S.A.I.C.“ produjo una variación en la corriente jurisprudencial a la que me
refería ut-supra, admitiendo el pago a cuenta de un acuerdo extintivo en
relación a créditos protegidos por la ley 9688.
No obstante, del análisis fáctico de la situación de autos con el caso citado resuelto por la C.S. se advierte que la misma no coincide exactamente
con el último, ya que en el acuerdo ahora analizado no existe ninguna
referencia expresa a que la gratificación incluye créditos protegidos por
L.A. como ocurre en el aludido caso “Gatarri“. En otros términos, quien
suscribió el acuerdo en Gatarri conocía la posibilidad de tener créditos
protegidos por la L.A. y en ese caso aceptaba el pago a cuenta por dicha
indemnización. En este caso, no se probó que la empleada conocía al momento de su renuncia, la existencia de un crédito a su favor por la incapacidad que portaba derivada de la enfermedad accidente causada por el
trabajo, a lo que cabe agregar que la ley 24.028 en el art. 13 implemente
un sistema restrictivo en cuanto al valor de cualquier convención que suprima o reduzca los derechos reconocidos por la ley, que se evidencia en
especial referencia al caso, en otorgar validez a los acuerdos conciliatorios
o transacciones cuando cumplan los requisitos previstos en el art. 15 L.C.T.
(Art. 13, inc. 4) exigiendo como condición necesaria en el caso de incapacidad permanente para la homologación del acuerdo la determinación del
grado de incapacidad mediante pericia o dictamen médico producido en
sede judicial o administrativa, y además el art. 15 de dicha lay como condición esencial para la homologación que el trabajador haya actuado con
patrocinio legrado o asistencia sindical.
Todas estas condiciones no fueron cumplidas en el presente.
En definitiva, la ley estableció un sistema restrictivo al respecto, no pudiendo obviarse en el caso el incumplimiento del empleador a tales normas,
lo que ocurriría al admitir validez liberatoria al pago efectuado a cuenta.
El Dr. Rodini dijo: Que en el presente caso adhiero al voto de la Dra. Bellotti de Podestá.
El Dr. Rodrigáñez dijo: Que entiendo que la decisión a través del Tribunal
pleno no aparece apoyada en las circunstancias previstas en el art. 28 de
la ley 10.160, referente a interpretación contradictoria de derecho, so-
Fallos Plenos
Mi voto en consecuencia es por la negativa.
369
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
bre bases fácticas idénticas. En tal sentido comparto el voto de los Dres.
García Colombi y Burde, de dejar sin efecto la convocatoria.
Practicada la votación pertinente, decidiendo la mayoría la inadmisibilidad
del pronunciamiento dictado por el Tribunal Pleno, esta Excma. Cámara
de Apelaciones en lo Laboral, SE RESUELVE: Declarar inadmisible el dictado del fallo solicitado por el Tribunal Pleno. Insértese y hágase saber.
Se da por finalizado el acto previa lectura y ratificación del Acuerdo por
los Vocales presentes, quienes firman después del Sr. Presidente por ante
mi doy fe.
BELLOTTI DE PODESTÁ - GARCÍA COLOMBI - BURDE - ANGELIDES VILLAR - RUCCI - RODINI - Rodrigáñez - CABOS
•
370
“Barreto, Juan c/ Laminfer
S.A. s/ Demanda O. de hacer”
•
Cuestión a resolver:
¿En el procedimiento reglado por el Código Procesal Laboral de la Provincia de Santa Fe, ley 7945, corresponde que la excepción de incompetencia
se substancie como de previo y especial pronunciamiento?
Doctrina legal:
Corresponde que la excepción de incompetencia se sustancie como de
previo y especial pronunciamiento en el procedimiento reglado por el Código Procesal Laboral de la Provincia de Santa Fe, ley 7945.
Fundamentos sustentatorios:
El artículo 8 del Código Procesal Laboral dispone que “las cuestiones de
competencia en la justicia del trabajo se plantearán y substanciarán de
acuerdo con lo preceptuado por el Código Procesal Civil y Comercial“,
reglando éste que “la declinatoria se substanciará como las demás excepciones dilatorias“ (art. 7), y en los juicios declarativos, excepto en el
sumarísimo, “no podrán oponerse excepciones dilatorias sino en forma
de artículo de previo y especial pronunciamiento. En los demás, serán
opuestas en la estación oportuna y se resolverán en la sentencia“ (art.138).
Existiendo en la normativa ritual civil y comercial tipos procesales en que
la excepción de incompetencia constituye un capítulo preliminar en la
contestación de demanda —v.gr. sumarísimo especiales, excepto el oral
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Cuestión de Competencia. Excepción Dilatoria. Excepción de Previo y Especial Pronunciamiento. Juicio Laboral. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
371
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
y arbitral—, articulándose éstos con las demás defensas substanciales y
resolviendo el juez en la sentencia, la misma no puede ser derechamente
de aplicación en el procedimiento laboral, por cuanto se requeriría previamente decidir lo referido específicamente al tipo de juicio. (De la disidencia del Dr. Angelides).
Referencias normativas: Código Procesal Laboral: arts. 7, 8 y 138
Doctrina: Dr. Jorge Peyrano y Dr. Roberto Vázquez Ferreyra (dirs.), CPCC, T. 1,
pág. 45
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
El Código Procesal Laboral no admite la articulación de excepciones como
de previo y especial pronunciamiento. De acuerdo con el art. 47, el escrito
de contestación de demanda contendrá “todas las excepciones, formales
y de fondo“ (inc. d), en requisito ordenado en forma posterior al reconocimiento o negativa expresa de los hechos y documentos expuestos y
atribuidos, respectivamente, en la demanda (incs. b y c).
A su vez, y conforme el art. 51, las excepciones deben ser respondidas en
la audiencia de trámite que dispone luego de fracasada la etapa conciliatoria, resolviendo el juzgador en el acto o dentro de los cinco días en el
caso de complejidad; no requiriendo prueba y difiriéndose éstas a la sentencia. Consecuentemente, previendo el CPCC tipos procesales en que la
excepción de incompetencia no se articula y substancia como de previo y
especial pronunciamiento, y no admitiendo el CPL dicha forma, entiendo
debe estarse a lo dispuesto por éste para el procedimiento que regla. (De
la disidencia del Dr. Angelides).
Referencias normativas: Código Procesal Laboral: arts. 47 y 51
Materia: Procesal Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Ley Procesal Civil. Ley.
Interpretación.
El art. 8 CPL determina que las cuestiones de competencia se plantearán y substanciarán de acuerdo con el CPCC —es decir, remite a
372
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
este último—, con lo cual queda demostrado que se le ha dado una
tramitación especial, excluyendo de forma expresa y especial al tema
de la competencia de la regulación del procedimiento laboral, y remitiéndolo al civil y comercial; en éste tenemos que el art. 7 nos dice
que la declinatoria se substanciará como las demás excepciones dilatorias —que se oponen en forma de artículo de previo y especial pronunciamiento (art. 138 CPCC)—, y que el art. 139 CC afirma que las
únicas excepciones que pueden articularse como de previo y especial
pronunciamiento son: “...1) La incompetencia...“, debiendo ponderarse
la importancia que le ha dado el legislador laboral a ésta, que es la
única excepción nombrada y regulada en el CPL. Se avala lo dicho si
afirmamos que, evidentemente, se quiso dar un tratamiento distinto a
las demás, permitiendo así que se resuelva antes de la audiencia del
art. 51 CPL, lo cual también armoniza con el art. 128 del mismo Código ya que se logra de tal manera abreviar y simplificar los trámites
—verdadera esencia del proceso laboral— puesto que, de declararse
incompetente el juez, finaliza allí el proceso sin necesidad de extenderlo inútilmente, y por el contrario en el caso que la decisión fuera
por la competencia del juez, el desgaste jurisdiccional, en términos de
celeridad, no sería relevante ante la dilación que sí podría traer en el
supuesto que se ofrecieran pruebas relativas a la cuestión y se tramitara
todo un proceso que, luego, concluyera con una declaración de incompetencia. (Del voto de la Dra. Rucci).
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelaciones del Trabajo, Sala 1: autos:
“Dellanegra Luis c/ Laminfer S.A. s. D. O. de Hacer s. Recurso Directo“ (Expte.
N° 240/99) y autos “Muñoz R. c. Laminfer S.A. s/ Demanda Ordinaria“, Resolución N° 99/99)
Referencias normativas: CPL: arts. 7,8, 51 y 128; CPCC: arts. 138 y 139
Materia: Procesal
Aun cuando existan dentro del CPCC tipos procesales en los que la excepción de incompetencia constituye un capítulo de la contestación de
demanda (sumarísimo y algunos especiales), es obvio que tales regulaciones refieren a supuestos de excepción, siendo los principios generales
relativos a la competencia los establecidos en el Libro Primero del Código
de Procedimientos Civil y Comercial (jueces, partes, hechos y actos pro-
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Ley Procesal Laboral. Ley Procesal
Civil. Ley. Interpretación. Complementariedad.
373
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
cesales), Título Primero: De los Jueces, y Sección I “Competencia“, por
lo que la remisión efectuada por el CPL a las normas del CPCC no puede
entenderse referida a los supuestos de excepción sino a las normas que
regulan los principios generales de la cuestión porque lo contrario requeriría una remisión expresa del legislador, no a las normas de competencia
del CPCC, sino a las relativas al tema reguladas en un procedimiento determinado (ej., sumarísimo). (Del voto de la Dra. Rucci).
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
El art. 8 CPL es una norma especial frente a las otras (arts. 47 y 51) que
aluden a las demás excepciones que no reciben —como la de incompetencia— un tratamiento particular y distintivo, por lo que la excepción de
incompetencia constituye la única de las excepciones procesales que, en
nuestro procedimiento laboral, debe tramitarse como de previo y especial
pronunciamiento. (Del voto de la Dra. Rucci).
Referencias normativas: CPL: arts. 8, 47 y 51
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley sobre Riesgos del
Trabajo. Procedimiento Laboral. Excepción de Incompetencia.
Excepción de Previo y Especial Pronunciamiento. Ley Procesal
Laboral. Interpretación.
Ya que la discrepancia de criterios que fundamentaron el llamado a Pleno
se advierte sólo en supuestos relacionados con reclamos referidos a infortunios laborales en los que resultaría (o no) operativo el régimen de la
24.557, tanto en materia de prevención como de reparación (independientemente de la valoración que se efectúe de dicha norma), en este caso en
concreto, no resolver la excepción como de previo y especial pronunciamiento antes de la audiencia de trámite conllevaría un daño irreparable
por el enorme dispendio jurisdiccional que acarrearía (ver demanda y sus
implicancias). Sin embargo, no ocurre así en otros casos en los que una
distinta solución no sólo carece de consecuencia sino que a veces se impone. (Del voto de la Dra. Burde).
Materia: Procesal
374
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Competencia. Materia
Laboral. Procedimiento Laboral. Excepción de Incompetencia.
Excepción de Previo y Especial Pronunciamiento. Ley Procesal
Laboral. Interpretación.
La competencia del Tribunal no inviste carácter de simple cuestión de procedimiento, que ameritaría la aplicación integrativa del art. 326 CPCC y
ello es así dado que constituye una cuestión esencial, un presupuesto procesal que hace a la validez funcional del proceso y que exige resolución
previa a fin de evitar un inútil dispendio jurisdiccional de quien, en definitiva, pudiera llegar a ser incompetente. Lo expuesto en el acápite anterior
avala la tesitura de que, en este caso, dicha cuestión debe ser resuelta
como de previo y especial pronunciamiento, antes de la celebración de
la audiencia de trámite que prescribe el art. 51 de la ley 7945 cuya primer
etapa —referida a la faz conciliatoria— carecería totalmente de virtualidad
frente a la coyuntura de que el magistrado actuante no llegase a ser competente para entender en la causa. (Del voto de la Dra. Burde).
Referencias normativas: CPCC: arts. 326; CPL: art. 51
Materia: Procesal
Si se aceptara la tesis de que la excepción de incompetencia debe ser
resuelta como todas las demás, podría darse el supuesto de que —si se
ofreciera prueba— la resolución recién recaería con la sentencia definitiva (art. 51, punto II, inc. c), lo cual, además de un desgaste jurisdiccional
innecesario, podría acarrear una pérdida de tiempo irreparable y la necesidad de cumplir todas las etapas procesales con el consecuente aumento de gastos causídicos. Tales riesgos quedan aventados con el simple
cumplimiento de la norma contenida en el art. 8 de la ley 7945 que —por
su especialidad— constituye una excepción a la general que dimana del
art. 51. No se conculca con tal solución, el principio de celeridad que debe
ser prioritario en materia de juicios laborales. Resulta en todo caso más
rápido resolver previamente la cuestión de competencia antes de avanzar
en un trámite que podría no ser el que se corresponda con la causa. (Del
voto de la Dra. Burde).
Referencias normativas: ley 7945: arts. 8 y 51
Materia: Procesal
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
375
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepciones. Ley Procesal Laboral. Ley Procesal Civil. Ley. Integración Analógica.
La remisión contenida en el art. 8 de la ley 7945, y el dispositivo que dimana del art. 128 del mismo cuerpo normativo avalan, sin margen de dudas,
la aplicación integrativa del CPCC, debiendo tenerse en cuenta para ello
su compatibilidad con las características específicas del proceso laboral
y también la abreviación y simplificación de los trámites, permitiendo la
adopción del procedimiento que importa menor dilación. (Del voto de la
Dra. Burde).
Referencias normativas: CPL: arts. 8 y 128
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Cuestión de Competencia. Excepción de Previo y Especial Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Las cuestiones de competencia deben plantearse y substanciarse como
de previo y especial pronunciamiento, con lo cual la norma del art. 8 CPL,
que así lo decide, determina un trámite propio y no aprehendido como la
generalidad de otras excepciones que tratan lo normado por los arts. 47 y
51 CPL. (Del voto del Dr. Rodrigáñez).
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelaciones del Trabajo de Rosario, Sala Primera: “Dellanegra Luis c. Laminfer S.A. s/ Rec. Directo“ (Expte. N° 240/99) y en
Resolución N° 99/99
Referencias normativas: CPL: arts. 8, 47 y 51
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Cuestión de Competencia. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Ley Procesal Civil. Ley. Aplicación Supletoria.
El Código Procesal Laboral de la Provincia de Santa Fe (ley 7945) contiene
una remisión genérica al CPCC en su art. 128, reservada para cuando sus
disposiciones resultaren insuficientes, y una remisión específica en aquellos casos en los que lo establece en forma expresa. Esto último sucede
con el art. 38 CPL que, en materia de nulidades, establece que los actos
procesales se regirían por las disposiciones pertinentes del CPCC, precepto cuya aplicación no ofreció nunca dudas ni dio lugar a la formación
376
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
de criterios distintos entre sí. De igual forma nos encontramos con que,
respecto a las cuestiones de competencia, el art. 8 CPL fija la posición del
legislador en el sentido de que las mismas deberán plantearse y substanciarse de acuerdo con lo preceptuado por el CPCC. Todo ello nos está
indicando que cuando la intención del legislador fue la de aplicar a determinados actos procesales las disposiciones del CPCC, se ocupó de plasmarla mediante una remisión expresa, tal como lo hizo en el art. 8 CPL.
(Del voto de la Dra. Bugni de Basualdo).
Referencias normativas: CPL: arts. 8, 38 y 128
Materia: Procesal Laboral
Cuando la intención del legislador fue la de aplicar a determinados actos procesales las disposiciones del CPCC, éste se ocupó de plasmarla
mediante una remisión expresa, tal como lo hizo en el art. 8 CPL. Es entonces que, respecto a las excepciones que las partes pueden plantear
en un proceso laboral, la situación quedó configurada de la siguiente
manera: 1) La regla general del art. 51, apart. II, inc. c), CPL según la
cual las excepciones se resolverán: a) En la misma audiencia en que se
contesta el planteo respectivo o en el término de cinco días con suspensión de la audiencia mediante. b) En la sentencia definitiva cuando las
excepciones requieran pruebas; 2) La regla especial del art. 8 CPL que, a
los fines del planteo y substanciación de excepciones de incompetencia,
dispone la aplicación lisa y llana de los preceptos inherentes al CPCC,
estableciendo así una excepción específica en materia de excepciones,
valga la redundancia. En cuanto a su inserción dentro del marco normativo del CPCC, no cabe otra posición que la de considerar subsumida la
cuestión en la combinación de los arts. 7 y 139 inc. 1), de los que surge
que tal tipo de excepciones solo podrán oponerse en forma de artículo
de previo y especial pronunciamiento, ya que los casos de excepción
(ej., juicio sumarísimo) no son susceptibles de ser aplicados por vía de
interpretación sino que requieren de una estipulación puntual a tal fin.
(Del voto de la Dra. Bugni de Basualdo).
Referencias normativas: CPL: arts 8, 51, apartado II) inciso c); CPCC: arts. 7 y 139
inc. 1
Materia: Procesal Laboral
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Ley. Interpretación Teleológica. Integración Analógica.
377
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Juez.
Facultades.
Habida cuenta que la competencia se traduce en la aptitud legal del juez
para entender en determinada categoría de conflictos, si la excepción de
incompetencia no se interpusiera en forma de artículo de previo y especial pronunciamiento y, requiriendo de pruebas, la resolución de la misma
quedara postergada hasta el dictado de sentencia, se llegaría al absurdo
que la audiencia de conciliación fuera dirigida por un juez no habilitado
a tal fin. La experiencia indica que, al avocarse el juez en la audiencia del
art. 51 CPL a su tarea conciliatoria, es indudable —y, diría, inevitable—
que durante su transcurso vaya haciendo evaluaciones tendientes a lograr
una justa composición de intereses, tal como se lo exige el art. 15 LCT,
por lo que tratándose la competencia de una cuestión de orden público,
no sería lógico admitir que tal labor sea desarrollada por un juez que, en
definitiva, resultara no estar facultado para ello. (Del voto de la Dra. Bugni
de Basualdo).
Referencias normativas: CPL: art. 51
Materia: Procesal Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
La objeción que se suele formular sobre el tema es que el tratamiento para
la excepción de incompetencia importa una dilación en un proceso que
se tiende a abreviar, magüer lo cual estimo que la presente ponencia no
afecta al principio de celeridad bien entendido. Ello así por cuanto, además de existir otros casos que importan la postergación de la audiencia
de trámite (v.gr. citación en garantía), es preferible la tramitación de un
incidente caracterizado por términos breves que el cumplimiento de todas
las etapas de un proceso ordinario que puede finalizar en una declaración
de incompetencia. Tal objeción puede ser respondida con el conocido
principio de Mies Var der Rohe que, aunque referido a otro tipo de actividad profesional, viene a mi memoria por lo apropiado respecto a esta
situación: “menos es más“. En su aplicación, el término “más“ se equipara
a “mejor“ o a “mayor calidad“, lo que, en el caso, significa que es prefe378
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
rible menos celeridad a cambio de más seguridad que, en definitiva, se
traducirá en un cabal cumplimiento del principio de celeridad. (Del voto
de la Dra. Bugni de Basualdo).
Materia: Procesal Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
El tratamiento de la excepción de competencia, como artículo de previo y especial pronunciamiento, beneficia a ambas partes y al Tribunal
mediante el ahorro de tiempo, de costas y de un desgaste jurisdiccional
que resultaría ímprobo en caso de mantenerse la tramitación de un proceso hasta la sentencia y decidirse recien en ésta la incompetencia del
juzgador, con el agregado que acarrearía, indirectamente, un perjuicio
a los demás justiciables con causas pendientes en el mismo Juzgado.
Seguramente tales circunstancias fueron tenidas en cuenta por el legislador al sancionar el art. 8 CPL, justamente con el objeto de afianzar el
principio de celeridad impreso al proceso laboral, pues se trataría de una
aparente dilación que, en definitiva, tiene por objeto y puede significar
una ganancia de tiempo y, a la vez, otorgar seguridad jurídica a las partes,
cumpliendo así con uno de los objetivos o metas esenciales del órganos
jurisdiccional cual es el de brindar una adecuada administración de justicia (conf. Preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina). (Del voto
de la Dra. Bugni de Basualdo).
Referencias normativas: CPL: art. 8
Materia: Procesal Laboral
El art. 8 CPL, al remitir, en cuestiones de competencia, al Código Procesal
Civil y Comercial, ha establecido una situación especial distinta a las demás excepciones que se puedan plantear en el debate procesal laboral
(arts. 47 y 51, ley 7945), con lo cual se justifica, entonces, que aquélla es
la única, de las citadas, que debe tramitarse como de previo y especial
pronunciamiento (por aplicación del art. 139, inc. 1, CPCC). Lo decidido
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Ley Procesal Civil. Integración Analógica.
379
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
es la mejor solución para el procedimiento laboral que requiere agilidad y
practicidad, lo cual no se lograría de no aceptarse esta postura, pues ello
conllevaría tramitar todas las etapas del proceso con un desgaste jurisdiccional innecesario y consecuente aumento de los gastos causídicos. (Del
voto del Dr. Rodino).
Citas jurisprudenciales: Cámara de Apelaciones de Rosario, Sala primera: “Carrizo c. Laminfer“ (Resolución 146 del 14-12-99) y “Dellanegra c. Laminfer“ (Resolución 150 del 15-12-99)
Referencias normativas: CPL: art. 8; ley 7945: arts. 47 y 51; CPCC: art. 139, inc. 1
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepciones. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
La remisión que efectúa el art. 8 ley 7945 sólo permite un planteo y substanciación de las excepciones de competencia por vía declinatoria o inhibitoria. Pero de ello no se deriva conexidad o integración con el art. 139
del Código de Procedimiento Civil, que provee excepciones previas. (De
la disidencia del Dr. García Colombi).
Referencias normativas: ley 7945: art. 8; Código de Procedimientos Civil: art. 139
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Es bien claro el art. 51 de nuestra ley adjetiva —CPL— cuando dispone
que las excepciones simples y que no requieren pruebas se resuelven
en la audiencia de trámite y las que no, deben resolverse en la sentencia
definitiva (apartado 2, inc. c, CPL). Resulta así manifiesto e innegable que
no ha previsto un previo y especial pronunciamiento. Además, no resulta correcto emitir pronunciamientos previos sobre la viabilidad de pretensiones esgrimidas. Piénsese en lo peligroso que resultaría establecer
como criterio uniforme el previo y especial pronunciamiento con relación
a casos en los que se invoque incompetencia en razón de la materia: de
ello podría derivar como práctica la articulación de una defensa como
excepción paralizante en casos (comunes y reiterados) en que se desconocen relaciones laborales y se alegan otras figuras o relaciones laborales
y otras figuras o relaciones no previstas en el art. 2 de nuestra ley de rito.
380
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
En definitiva, en el procedimiento reglado por el Código Laboral de la
Provincia de Santa Fe, no corresponde que la excepción de competencia
se sustancie como de previo y especial pronunciamiento. (De la disidencia del Dr. García Colombi).
Referencias normativas: ley 7945: arts. 51 y 2
Materia: Procesal Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Nuestra ley de rito regla expresamente el trámite de todas las excepciones, entre ellas la de incompetencia, por lo que a mérito de lo previsto
por el art. 128 no son aplicables las normas del Código Procesal Civil y
Comercial. En efecto, ello resulta de lo reglado en los arts. 47, inc. d), y
art. 51, incs. b) y c). (De la disidencia del Dr. Villar).
Referencias normativas: CPCC: art. 128; CPL: arts. 47, inc. d) y 51, incs. b) y c)
Materia: Procesal
La regulación de las excepciones como de previo y especial pronunciamiento no tiene cabida en el sistema normativo diseñado por la ley 7945.
Basta para ello la sola lectura de su texto, confirmando la interpretación
gramatical, los elementos lógico y sistemático (ver art. 47, inc. d); art. 51,
parte II, inc. c); y art. 108, incs. b) y c), por lo que si la cuestión gira en
torno a la normativa vigente (de lege data) y no sobre otra mejor manera de regular la interposición y trámite de las excepciones (de lege
ferenda), la cuestión encomendada se reduce a una labor puramente
hermenéutica: averiguar la voluntad del legislador. De tal modo, los
argumentos fundantes de la postura adoptada no se centrarán en cuestiones de conveniencia o practicidad, sino de respeto a esa voluntad
que asegura el principio de legalidad consagrada constitucionalmente
por el art. 19 CN —esto es, una solución que implica una derivación
razonada de la norma vigente, no deformada por el arbitrio del aplicador—. Contestado el interrogante en general, el sistema no sufre nin-
Fallos Plenos
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y Especial
Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Ley. Interpretación Gramatical. Interpretación Hermenéutica.
381
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
guna clase de excepción respecto a la incompetencia. (De la disidencia
de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativa: ley 7945: art. 47, inc. d); art. 51, parte II, inc. c) y art. 108,
incs. b) y c)
Materia: Procesal Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Cuestión de Competencia. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Vía Inhibitoria. Vía Declinatoria.
El artículo 8 de la ley 7945 está ubicado en el Capítulo I del Título I sobre
Organización y Competencia y establece que “las cuestiones de competencia en la justicia del trabajo se plantearán y substanciarán de acuerdo
con lo preceptuado por el Código Procesal Civil y Comercial“. Pero cabe
señalar, en primer lugar, que se refiere a toda cuestión de competencia y,
como luego veremos, también a conflictos de competencia en general y
no al específico planteo y substanciación del cuestionamiento de la competencia por vía de la excepción. En efecto, bajo el título de “Cuestiones
de competencia“ —es decir, la controversia o cuestionamiento que el
demandado realiza respecto de la aptitud funcional (competencia) que
posee el juez que dio curso a la demanda presentada por el actor, para
entender en el litigio allí afirmado—, contemplando el art. 6 CPCC, las
dos vías por las que el demandado puede cuestionar la competencia
aceptada por el juez son: la declinatoria que significa presentarse ante él
a fin de que cese en el conocimiento de la causa (decline su intervención)
y la inhibitoria que importa la presentación ante otro juez que no está
conociendo en el asunto a fin de que declare su competencia y reclame
los autos del juez que ya está entendiendo en ellos. (De la disidencia de
la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativa: ley 7945: art.8; y CPCC: art. 6
Doctrina: Alvarado Velloso “Cuestiones de competencia“, en Revista de Estudios
Procesales, n° 23, pág. 93
Materia: Procesal Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Cuestión de Competencia. Ley Procesal Civil. Interpretación. Vía Inhibitoria. Vía Declinatoria.
El CPCC, en su art. 8, contempla los conflictos positivos y negativos de
competencia, esto es “la contienda que se plantea cuando dos jueces
382
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
emiten resoluciones coincidentes acerca de sus respectivas competencias para conocer en determinado asunto; si ambos coinciden en
afirmarse competentes (como sólo uno puede juzgar el litigio) se dice
que existe un conflicto positivo; si ambos coinciden en afirmarse incompetentes, se dice que existe un conflicto negativo. Habitualmente, el
conflicto de competencia nace de una cuestión de competencia, pero
también puede surgir de la actividad oficiosa de los jueces, con total
prescindencia de la voluntad o del quehacer del demandado (y obviamente, en este caso, del actor)“. Lo considerado demuestra que existen
distintos medios contemplados por la ley procesal civil para dirimir las
cuestiones de competencia y que el realizado a través de la excepción
se reduce a la vía declinatoria ya que tanto la inhibitoria como la decisión
oficiosa desembocan, no en una cuestión, sino en un conflicto de competencia, regulados en el art. 7, segunda parte, y art. 8. (De la disidencia
de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativa: CPCC: arts. 7 y 8
Doctrina: Alvarado Velloso: “Cuestiones de competencia“, en Revista de Estudios Procesales, n° 23, pág. 94/95
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Ley Procesal Laboral. Interpretación. Ley Procesal Civil. Integración Analógica.
Pero ello no agota el tema pues nos remite directamente a las previsiones de los arts. 138 y 139 CPCC en cuanto a que, según el primer artículo
citado, en los juicios declarativos, excepto en el sumarísimo, no podrán
oponerse excepciones dilatorias sino en forma de artículo de previo y
especial pronunciamiento; en los demás, serán opuestas en la estación
oportuna y se resolverán en la sentencia. (De la disidencia de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativas: CPCC: arts. 7, 138 y 139
Materia: Procesal
Fallos Plenos
De aceptarse la tesis de la integración, el punto en que se centraría la
verdadera remisión ordenada por el legislador respecto al planteamiento
y substanciación de la controversia de la competencia por vía de la excepción de incompetencia, es el que se ubica en el acápite del art. 7 CPCC,
que dispone que la declinatoria se sustanciará como las demás excepciones dilatorias.
383
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Ley Procesal Civil. Interpretación. Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo y
Especial Pronunciamiento. Ley. Enumeración Taxativa. Excepción de Incompetencia. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
El art. 139 CPCC enumera, con carácter taxativo (signado por la expresión
“únicas“) las excepciones que pueden articularse como de previo y especial pronunciamiento: la incompetencia, la falta de personalidad en el
actor o de personería en su procurador, y el defecto legal en el modo de
proponer la demanda. Es decir que el propio CPCC admite que la incompetencia como excepción dilatoria debe oponerse en forma de previo y
especial pronunciamiento sólo en algunos de los juicios, atendiendo con
ello a las características especiales de los mismos. Ello conduce a la demostración clara e indubitable de que la intención del legislador procesal
laboral, al aludir a cuestiones de competencia en su remisión del art. 8,
no incluía al supuesto del planteo de incompetencia bajo la forma de la
excepción dilatoria ya que, como vimos, el CPCC no daba al tema una
única respuesta y, sobre todo, porque no existía respecto del mismo una
insuficiencia o carencia de regulación, pues había estructurado el régimen
general de las excepciones establecido en el art. 47, inc. c), respecto de
su interposición en el responde y en el art. 51, párrafo II, inc. d), sobre su
contestación y resolución —esta última, en oportunidad de la misma audiencia de trámite, cuando no requiere prueba, y en la sentencia cuando
la demanda— , contemplando —en el art. 108 incs. b) y c)— lo atinente a
su apelabilidad. (De la disidencia de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativa: CPCC: art. 139; CPL: arts. 8; 47, inc. c); 51, párrafo II,
inc. d) y 108, incs. b) y c)
Materia: Procesal
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Excepción de Previo Especial Pronunciamiento. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
Ante la ausencia de carencia o laguna en un sistema cerrado y delineado
en torno a las excepciones en general —que incluye a la de incompetencia, eliminando del sistema a las de previo y especial pronunciamiento—
no tiene sustento la afirmación de la existencia de una excepción al citado
régimen general, consagrada en la norma enunciada por el art. 8, ley 7945.
Ello, precisamente, por cuanto respecto al tema no existe base alguna
para la remisión, autorizada sólo en caso de insuficiencia o carencia, según
384
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
previsiones del art. 128 ley 7945, lo que se daría, en todo caso, respecto
de la inhibitoria y conflictos de competencia y, sobre todo, cuando dicha
norma impone como primera condición que lo que debe examinar el juez
al realizar el previo juicio de compatibilidad es la adecuación a las específicas características del proceso laboral, encontrándose en segundo término —y una vez cumplido el primero—, la abreviación y simplificación de
los trámites. (De la disidencia de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativas: CPL: ley 7945: arts. 8 y 128
Materia: Procesal Laboral
Cámara de Apelación. Tribunal Pleno. Procedimiento Laboral.
Excepción de Incompetencia. Juez. Facultades. Ley Procesal Laboral. Interpretación.
La preocupación por la provocación de un inútil desgaste jurisdiccional
—de seguirse el sistema de la ley— se ve atemperada cuando atendemos a que el art. 43 consagra que, al recibir la demanda, el juzgador posee el deber-facultad de examinar, en primer término, si corresponde a
su competencia. Por otro lado, si se lleva a cabo la fase conciliatoria que
establece el art. 51 —objetivo prioritario del juicio laboral, con vistas a la
paz social— y, eventualmente culminara —felizmente— con el acuerdo
conciliatorio que debe ser homologado, ello implicaría el consentimiento
de las partes sobre la competencia del juez actuante —si hubiere sido
discutido—. (De la disidencia de la Dra. Bellotti de Podestá).
Referencias normativa: CPL: arts. 43 y 51
Materia: Procesal Laboral
Fallo en texto completo:
En la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, a los veintisiete días del
mes de Diciembre del año dos mil dos, se reúnen en Acuerdo los Sres.
Vocales Dres. Marta Rucci, Felipe Rodini y Luis María Rodrigáñez de la
Sala Primera; Félix García Colombi, Celestina Bugni de Basualdo y Sonia Bellotti de Podestá de la Sala Segunda; Sara Burde, Angel Félix Angelides y José Antonio Villar de la Sala Tercera, bajo la Presidencia del
Dr. Félix García Colombi, de conformidad con la convocatoria efectuada
por Resolución de Presidencia N° 2/02 recaída en autos: BARRETO, JUAN
C. LAMINFER S.A. S. DEMANDA O. DE HACER“ (Expte. N° 559/98), veni-
Fallos Plenos
ACUERDO N° 3
385
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
dos del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral de la 6ta.
Nominación, a fin de considerar y pronunciarse con carácter de Tribunal
Pleno respecto de la siguientes cuestión:
¿En el procedimiento reglado por el Código Procesal Laboral de la Provincia
de Santa Fe, Ley 7945, corresponde que la excepción de incompetencia se
substancie como de previo y especial pronunciamiento?.
Los Sres. Vocales emiten seguidamente sus votos, conforme el orden establecido: Dr. Ángel Félix Angelides, Dra. Marta Rucci, Dra. Sara Burde,
Dr. Luis María Rodrigáñez, Dra. Celestina Bugni de Basualdo, Dr. Felipe Rodini, Dr. Félix García Colombi, Dr. José Antonio Villar y Dra. Sonia
Bellotti de Podestá.
A la cuestión planteada: el Dr. Angel Félix Angelides dijo:
1. El artículo 8 del Código Procesal Laboral dispone que “las cuestiones
de competencia en la justicia del trabajo se plantearán y substanciarán
de acuerdo con lo preceptuado por el Código Procesal Civil y Comercial“, reglando éste que “la declinatoria se substanciará como las demás
excepciones dilatorias“ (art. 7), y en los juicios declarativos excepto en el
sumarísimo “no podrán oponerse excepciones dilatorias sino en forma de
artículo de previo y especial pronunciamiento. En los demás, serán opuestas en la estación oportuna y se resolverán en la sentencia“ (art. 138).
Existiendo en la normativa ritual civil y comercial tipos procesales en que
la excepción de incompetencia constituye un capítulo preliminar en la
contestación de demanda —v.gr. sumarísimo, especiales excepto el oral
y arbitral— articulándose en éstos con las demás defensas substanciales
y resolviendo el juez en la sentencia (conf. CPCC Directores Dres. Jorge
Peyrano - Roberto Vázquez Ferreyra, T. 1 pág. 45), la misma no puede ser
derechamente de aplicación en el procedimiento laboral, por cuanto se
requeriría previamente decidir lo referido específicamente al tipo de juicio.
2. Por su parte, el Código Procesal Laboral no admite la articulación de
excepciones como de previo y especial pronunciamiento.
De acuerdo con el art. 47 el escrito de contestación de demanda contendrá “todas las excepciones, formales y de fondo“ (inc. d) en requisito
ordenado en forma posterior al reconocimiento o negativa expresa de los
hechos y documentos expuestos y atribuidos, respectivamente, en la demanda (incs. b y c).
386
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
A su vez, y conforme el art. 51, las excepciones deben ser respondidas en
la audiencia de trámite que dispone, luego de fracasada la etapa conciliatoria, resolviendo el juzgador en el acto, o dentro de los cinco días en el
caso de complejidad, las que no requieran prueba, difiriéndose éstas a la
sentencia.
3. Consecuentemente, previendo el C.P.C.C. tipos procesales en que la
excepción de incompetencia no se articula y substancia como de previo y
especial pronunciamiento, y no admitiendo el C.P.L. dicha forma entiendo
debe estarse a lo dispuesto por éste para el procedimiento que regla,
votando al interrogante planteado por la negativa.
A la misma cuestión: la Dra. Marta Rucci dijo: Mi opinión es que el caso
debe tratarse en relación a la situación planteada en autos e invocada
como justificativa de la convocatoria al Pleno, por lo que la pregunta debe
formularse en abstracto.
En dichas oportunidades se sostuvo, en criterio que mantengo, que el
art. 8 del CPL determina que las cuestiones de competencia se plantearán y substanciarán de acuerdo con el CPCC, es decir remite a este
último, con lo cual queda demostrado que le ha dado una tramitación
especial, excluyendo de forma expresa y especial al tema de la competencia de la regulación del procedimiento laboral remitiéndolo al civil y
comercial y en éste tenemos que el art. 7 nos dice que la declinatoria se
substanciará como las demás excepciones dilatorias —que se oponen
en forma de artículo de previo y especial pronunciamiento (art. 138 del
CPCC)—, y el art. 139 del mismo Código afirma que las únicas excepciones que pueden articularse como de previo y especial pronunciamiento
son: “...1) La incompetencia...“, debiendo ponderarse la importancia que
le ha dado el legislador laboral a la incompetencia que es la única excepción nombrada y regulada en el CPL. Se avala lo dicho si afirmamos
que evidentemente se quiso darle un tratamiento distinto a las demás,
permitiendo así que se resuelva antes de la audiencia del art. 51 CPL; lo
cual también armoniza con el art. 128 del mismo Código ya que se logra
de tal manera abreviar y simplificar los trámites —verdadera esencia del
proceso laboral— puesto que de declararse incompetente el juez finaliza
Fallos Plenos
Al respecto la Sala que integro se ha pronunciado en los autos: “Dellanegra
Luis c. Laminfer S.A. s. D. O. de Hacer s. Recurso Directo“ (Expte. N° 240/99)
y en los autos “Muñoz R. c. Laminfer S.A. S. Demanda Ordinaria“, Resolución N° 99/99).
387
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
allí el proceso sin necesidad de extenderlo inútilmente, y por el contrario
en el caso que la decisión fuera por la competencia del juez, el desgaste
jurisdiccional en términos de celeridad no sería relevante ante la dilación
que sí podría traer en el supuesto que se ofrecieran pruebas relativas a
la cuestión y se tramitara todo un proceso que luego concluyera con una
declaración de incompetencia.
No obsta a la interpretación propiciada que existan dentro del CPCC tipos
procesales en los que la excepción de incompetencia constituye un capítulo de la contestación de demanda (sumarísimo y algunos especiales) ya
que es obvio que tales regulaciones refieren a supuestos de excepción,
siendo los principios generales relativos a la competencia los establecidos en el Libro Primero del Código de Procedimientos Civil y Comercial
(Jueces, partes, hechos y actos procesales) Título Primero: De los Jueces
y Sección I “Competencia“, por lo que la remisión efectuada por el CPL
a las normas del CPCC no puede entenderse referida a los supuestos de
excepción sino a las normas que regulan los principios generales de la
cuestión porque lo contrario requeriría una remisión expresa del legislador no a las normas de competencia del CPCC sino a las relativas al tema
reguladas en un procedimiento determinado (ej. sumarísimo).
Por tales razones interpreto que el art. 8 CPL es una norma especial
frente a las otras (arts. 47 y 51) que aluden a las demás excepciones que
no reciben —como la de incompetencia— un tratamiento particular y
distintivo, por lo que la excepción de incompetencia constituye la única
de las excepciones procesales que en nuestro procedimiento laboral
debe tramitarse como de previo y especial pronunciamiento y en este
sentido voto.
A la misma cuestión: la Dra. Sara Burde dijo: Considero que debería acotarse el interrogante planteado, ya que la discrepancia de criterios que
fundamentaron el llamado a Pleno se advierte sólo en supuestos relacionados con reclamos referidos a infortunios laborales en los que resultaría
(o no) operativo el régimen de la 24.557, tanto en materia de prevención
como de reparación (independientemente de la valoración que se efectúe
de dicha norma).
En este caso en concreto, estimo que no resolver la excepción como de
previo y especial pronunciamiento antes de la audiencia de trámite) conllevaría un daño irreparable por el enorme dispendio jurisdiccional que
388
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
acarrearía (ver demanda y sus implicancias). Sin embargo, no ocurre así en
otros casos (como los que ejemplifica el Dr. García Colombi a fs. 182) en
los que distinta solución no solo carece de consecuencia sino que a veces
se impone.
Por ello propongo como interrogante el siguiente: ¿deben resolverse
como de previo y especial pronunciamiento las cuestiones de competencia originadas en la aplicación de la ley 24.557? Es en este tema donde se
observan distintos criterios; extender las respuestas a otras hipótesis, nos
limitará enormemente nuestra facultad de decidir para el caso concreto
(siempre dentro del amplio espectro que posibilita la norma).
De no modificarse el interrogante propuesto mi respuesta es por la afirmativa sin perjuicio de lo expuesto precedentemente.
Para el caso en estudio considero lo siguiente:
b) Lo expuesto en el acápite anterior avala la tesitura de que, en este caso,
dicha cuestión debe ser resuelta como de previo y especial pronunciamiento, antes de la celebración de la audiencia de trámite que prescribe
el art. 51 de la ley 7945 cuya primer etapa —referida a la faz conciliatoria— carecería totalmente de virtualidad frente a la coyuntura de que el
magistrado actuante no llegase a ser competente para entender en la
causa. Ello desdibuja el argumento vertido por el juzgador de grado en
sentido contrario. Por lo demás, si se aceptara la tesis de que la excepción de incompetencia debe ser resuelta, como todas las demás, podría
darse el supuesto de que —si se ofreciera prueba— la resolución recién
recaería con la sentencia definitiva (art. 51 punto II inc. c) lo cual además
de un desgaste jurisdiccional innecesario podría acarrear una pérdida de
tiempo irreparable y la necesidad de cumplir todas las etapas procesales
con el consecuente aumento de gastos causídicos. Tales riesgos quedan
aventados con el simple cumplimiento de la norma contenida en el art. 8
Fallos Plenos
a) Tal como expusiera al resolver en recurso directo la denegatoria del
recurso de apelación subsidiaria planteada por la demandada, (auto N° 81
de fecha 3 de setiembre de 1999) la competencia del Tribunal no inviste
carácter de simple cuestión de procedimiento, que ameritaría la aplicación integrativa del art. 326 del CPCC y ello es así dado que constituye una
cuestión esencial, un presupuesto procesal que hace a la validez funcional
del proceso y que exige resolución previa a fin de evitar un inútil dispendio
jurisdiccional de quien en definitiva pudiera llegar a ser incompetente.
389
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
de la ley 7945 que —por su especialidad— constituye una excepción a la
general que dimana del art. 51.
c) Tampoco se conculca con tal solución, el principio de celeridad que debe
ser prioritario en materia de juicios laborales. Resulta en todo caso más rápido resolver previamente la cuestión de competencia antes de avanzar en
un trámite que podría no ser el que se corresponda con la causa.
d) Por último, considero que la remisión contenida en el art. 8 de la ley 7945
y el dispositivo que dimana del art. 128 del mismo cuerpo normativo avalan sin margen de dudas la aplicación integrativa del CPCC, debiendo
tenerse en cuenta para ello su compatibilidad con las características específicas del proceso laboral y también la abreviación y simplificación de los
trámites, permitiendo la adopción del procedimiento que importa menor
dilación (en este supuesto, el que avalo precedentemente).
En base a lo expuesto y disposiciones rituales mencionadas, propicio que
—en este caso— se haga lugar al recurso de apelación interpuesto por la
demandada y se disponga que la excepción de incompetencia se tramite
como de previo y especial pronunciamiento.
En cuanto al interrogante que hace a la convocatoria a Pleno —y al no habérselo modificado según propuse— voto por la afirmativa. Enfatizo que
el acuerdo prestado para el llamado a Pleno según constancia obrante a
fs. 180 vta. refería a la cuestión planteada en caso concreto sobre aplicación de la ley 24.557.
A la misma cuestión: el Dr. Luis María Rodrigáñez dijo: Que en relación al
interrogante de la convocatoria, considero que el mismo debe ser efectuado de modo abstracto, atendiendo a la situación planteada.
En cuanto a la oportunidad de la decisión respecto a las cuestiones de
competencia, no advierto razón para modificar el criterio sustentado en
los pronunciamientos de esta Sala in re “Dellanegra Luis c. Laminfer S.A.
s. Rec. Directo“ (Expte. N° 240/99) y en Resolución N° 99/99, donde se estableció que las mismas debían plantearse y substanciarse como de previo
y especial pronunciamiento, con lo cual la norma del art. 8 CPL que así lo
decide determina un trámite propio y no aprehendido como la generalidad de otras excepciones que tratan lo normado por arts. 47 y 51 CPL. Por
lo demás, hago mías las consideraciones de la Dra. Rucci, por compartir
sus fundamentos para dar mi opinión en la forma antes dicha.
390
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
A la misma cuestión: la Dra. Celestina Bugni de Basualdo dijo: A mi entender, el interrogante objeto de este Pleno encuentra su respuesta dentro de las mismas normas que integran el Código Procesal Laboral de la
Provincia de Santa Fe (ley 7945). En efecto, dicho cuerpo legal contiene
una remisión genérica al CPCC en su art. 128, reservada para cuando sus
disposiciones resultaren insuficientes y una remisión específica en aquellos
casos en que lo establece en forma expresa. Esto último sucede con el
art. 38 del CPL que, en materia de nulidades, establece que los actos procesales se regirían por las disposiciones pertinentes del CPCC, precepto cuya aplicación no ofreció nunca dudas ni dio lugar a la formación de
criterios de distintos entre sí. De igual forma nos encontramos con que,
respecto a las cuestiones de competencia, el art. 8 del CPL fija la posición
del legislador en el sentido que las mismas deberán plantearse y substanciarse de acuerdo con lo preceptuado por el CPCC.
En cuanto a su inserción dentro del marco normativo del CPCC, no cabe
otra posición que la de considerar subsumida la cuestión en la combinación de los arts. 7 y 139 inc. 1), de los que surge que tal tipo de excepciones solo podrán oponerse en forma de artículo de previo y especial pronunciamiento, ya que los casos de excepción (ej. juicio sumarísimo) no son
susceptibles de ser aplicados por vía de interpretación sino que requieren
de una estipulación puntual a tal fin.
Habida cuenta que la competencia se traduce en la aptitud legal del juez
para entender en determinada categoría de conflictos, el de excepción de
Fallos Plenos
Todo ello nos está indicando que cuando la intención del legislador fue la
de aplicar a determinados actos procesales las disposiciones del CPCC, se
ocupó de plasmarla mediante una remisión expresa tal como lo hizo en el
art. 8 del CPL. Es entonces que respecto a las excepciones que las partes
pueden plantear en un proceso laboral, la situación quedó configurada
de la siguiente manera: 1) La regla general del art. 51 apart. II inc. c) CPL
según la cual las excepciones se resolverán: a) En la misma audiencia en
que se contestas el planteo respectivo o en el término de cinco días con
suspensión de la audiencia mediante. b) En la sentencia definitiva cuando
las excepciones requieran pruebas; 2) La regla especial del art. 8 del CPL
que, a los fines del planteo y substanciación de excepciones de incompetencia, dispone la aplicación lisa y llana de los preceptos inherentes al
CPCC, estableciendo así una excepción específica en materia de excepciones, valga la redundancia.
391
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
incompetencia no se interpusiera en forma de artículo de previo y especial pronunciamiento y, requiriendo de pruebas, la resolución de la misma
quedara postergada hasta el dictado de sentencia, se llegaría al absurdo
que la audiencia de conciliación fuera dirigida por un juez no habilitado
a tal fin. Me he expresado de tal forma por cuanto la experiencia indica
que, al avocarse el juez en la audiencia del art. 51 del CPL a su tarea conciliatoria, es indudable y diría inevitable que durante su transcurso vaya
haciendo evaluaciones tendientes a lograr una justa composición de intereses tal como se lo exige el art. 15 de la LCT, por lo que tratándose la
competencia de una cuestión de orden público no sería lógico admitir que
tal labor sea desarrollada por un juez que, en definitiva, resultara no estar
facultado para ello.
La objeción que se suele formular sobre el tema es que tal tratamiento
para la excepción de incompetencia importa una dilación en un proceso
que se tiende a abreviar, magüer lo cual estimo que la presente ponencia
no afecta al principio de celeridad bien entendido. Ello así por cuanto
además de existir otros casos que importan la postergación de la audiencia de trámite (v.gr. citación en garantía), es preferible la tramitación de un
incidente caracterizado por términos breves que el cumplimiento de todas
las etapas de un proceso ordinario que puede finalizar en una declaración
de incompetencia.
Tal objeción puede ser respondida con el conocido principio de Mies Var
der Rohe que, aunque referido a otro tipo de actividad profesional, viene a mi memoria por lo apropiado respecto a esta situación: “menos es
más“. En su aplicación, el término “más“ se equipara a “mejor“ o a “mayor calidad“, lo que en el caso significa que es preferible menos celeridad
a cambio de más seguridad que, en definitiva, se traducirá en un cabal
cumplimiento del principio de celeridad.
El tratamiento de la excepción de competencia como artículo de previo y
especial pronunciamiento beneficia a ambas partes y al Tribunal mediante
el ahorro de tiempo, de costas y de un desgaste jurisdiccional que resultaría ímprobo en caso de mantenerse la tramitación de un proceso hasta
la sentencia y decidirse recién en ésta la incompetencia del Juzgador, con
el agregado que acarrearía indirectamente un perjuicio a los demás justiciables con causas pendientes en el mismo Juzgado. Seguramente tales
circunstancias fueron tenidas en cuenta por el legislador al sancionar el
art. 8 del CPL, justamente con el objeto de afianzar el principio de celeri392
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
dad impreso al proceso laboral, pues se trataría de una aparente dilación
que, en definitiva, tiene por objeto y puede significar una ganancia de
tiempo y, a la vez, otorgar seguridad jurídica a las partes, cumpliendo así
con uno de los objetivos o metas esenciales del órganos jurisdiccional cual
es el de brindar una adecuada administración de justicia (conf. Preámbulo
de la Constitución de la Nación Argentina). Así voto.
A la misma cuestión: El Dr. Rodino dijo: Que respecto al interrogante planteado entiendo que el Pleno que debo resolver la cuestión en abstracto
atento las particularidades del caso.
Sentado ello digo que esta Sala Primera (que integro) ya se ha expedido
sobre el particular en los casos “Carrizo c. Laminfer“ (Resolución N° 146
del 14-12-99) y “Dellanegra c. Laminfer“ (Resolución N° 150 del 15-12-99),
entre otros, sosteniendo que el art. 8 CPL, al remitir, en cuestiones de
competencia, al Código Procesal Civil y Comercial ha establecido una situación especial distinta a las demás excepciones que se puedan plantear
en el debate procesal laboral (arts. 47 y 51 ley 7945), con lo cual se justifica entonces que aquélla es la única, de las citadas, que debe tramitarse
como de previo y especial pronunciamiento (por aplicación, del art. 139
inc. 1 del CPCC). Que reitero lo expuesto en aquellas resoluciones por
entender, también, que lo decidido es la mejor solución para el procedimiento laboral que requiere agilidad y practicidad, lo cual no se lograría
de no aceptarse esta postura pues ello conllevaría tramitar todas las etapas del proceso con un desgaste jurisdiccional innecesario y consecuente
aumento de los gastos causídicos. Así voto.
No comparto la postura de los que comentan, hacen referencia y vinculan
el art. 139 del Código de Procedimiento Civil con los arts. 7 y 8 del mencionado cuerpo legal, y de ello infieren que en el Código de Procedimientos
Laborales existan excepciones de previo y especial pronunciamiento. En
razón de la remisión que efectúa el art. 8 de la ley 7945, el que según mi
parecer solo permite un planteo y substanciación de las excepciones de
competencia por vía declinatoria o inhibitoria. Pero de ello no se deriva
conexidad o integración con el mencionado art. 139 que provee excepciones previas.
Fallos Plenos
A la misma cuestión: el Dr. Félix García Colombi dijo: Que frente al caso
concreto considera acertada la decisión del sentenciante al denegar el
tratamiento previo de la excepción.
393
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Es bien claro el art. 51 de nuestra ley adjetiva cuando dispone que las
excepciones simples y que no requieren pruebas se resuelven en la audiencia de trámite y las que no, deben resolverse en la sentencia definitiva
(apartado 2 inc. c) CPL). Resulta así manifiesto e innegable que no ha previsto un previo y especial pronunciamiento. Además resulta oportuno reiterar, tal como expresara (a fs. 132 de autos) que no resulta correcto emitir
pronunciamientos previos sobre la viabilidad de pretensiones esgrimidas.
Piénsese en lo peligroso que resultaría el establecer como criterio uniforme el previo y especial pronunciamiento con relación a casos en los que
se invoque incompetencia en razón de la materia, de ello podría derivar
como práctica la articulación de una defensa como excepción paralizante
en casos (comunes y reiterados) en que se desconocen relaciones laborales y se alegan otras figuras o relaciones laborales y se alegan otras figuras
o relaciones no previstas en el art. 2 de nuestra ley de rito.
En definitiva, al interrogante planteado por el vocal de primer voto sobre
si en el procedimiento reglado por el Código Laboral de la Provincia de
Santa Fe, corresponde que la excepción de competencia se substancie
como de previo y especial pronunciamiento? Respondo en forma negativa, ratificando lo expresado oportunamente en cuanto a la inconveniencia
de esta convocatoria a Pleno y en concreto, responde afirmativamente al
interrogante sobre la justicia de lo resuelto, por compartir los argumentos
que se desarrollan en la resolución atacada.
A la misma cuestión: el Dr. Villar dijo: Nuestra ley de rito regla expresamente el trámite de todas las excepciones, entre ellas la de incompetencia, por lo que a mérito de lo previsto por el art. 128 no son aplicables las
normas del Código Procesal Civil y Comercial. En efecto ello resulta de lo
reglado en los arts. 47 inc. d) y art. 51 incs. b) y c).
Por los fundamentos expuestos voto por la negativa.
A la misma cuestión: la Dra. Sonia Bellotti de Podestá dijo: (Entiendo que
la pregunta al Pleno debe ser en abstracto).
Respondiendo a la pregunta sometida al pronunciamiento del Tribunal
Pleno estimo que se impone en primer término señalar que no existen
dudas acerca de que la regulación de las excepciones como de previo
y especial pronunciamiento no tiene cabida en el sistema normativo diseñado por la ley 7945. Basta para ello la sola lectura de su texto, confirmando la interpretación gramatical, los elementos lógico y sistemático
394
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
(ver art. 47 inc. d); art. 51 parte II inc. c) y art. 108 inc. b) y c) por lo que si
la cuestión gira —como entiendo— en torno a la normativa vigente (de
lege data) y no sobre otra mejor manera de regular la interposición y trámite de las excepciones (de lege ferenda), la cuestión encomendada se
reduce a una labor puramente hermenéutica: averiguar la voluntad del
legislador. De tal modo, los argumentos fundantes de la postura adoptada no se centrarán en cuestiones de conveniencia o practicidad, sino de
respeto a esa voluntad que asegura el principio de legalidad consagrada
constitucionalmente por el art. 19 CN, esto es, una solución que implica
una derivación razonada de la norma vigente, ni deformada por el arbitrio del aplicador.
Contestado el interrogante en general, aclaro que estimo que el sistema no sufre ninguna clase de excepción respecto a la incompetencia, por
cuanto no coincido con la interpretación que algunos Vocales preopinantes han asignado al precepto legal consagrado por el art. 8 de la ley 7945,
ello en base a las siguientes consideraciones:
1. El mencionado artículo está ubicado en el Capítulo I del Título I sobre
Organización y Competencia y establece que “las cuestiones de competencia en la justicia del trabajo se plantearán y substanciarán de acuerdo
con lo preceptuado por el Código Procesal Civil y Comercial“.
En efecto, bajo el título de “Cuestiones de competencia“—es decir la
controversia o cuestionamiento que el demandado realiza respecto de la
aptitud funcional (competencia) que posee el juez que dio curso a la demanda presentada por el actor, para entender en el litigio allí afirmado (ver
Alvarado Velloso “Cuestiones de competencia“ en la Revista de Estudios
Procesales N° 23, pág. 93)— contemplando el art. 6 CPCC, las dos vías por
las que puede cuestionar el demandado la competencia aceptada por el
juez son: la declinatoria que significa presentarse ante él a fin de que cese
en el conocimiento de la causa (decline su intervención) y la inhibitoria
que importa la presentación ante otro juez que no está conociendo en el
asunto a fin de que declare su competencia y reclame los autos del juez
que ya está entendiendo en ellos.
Fallos Plenos
Pero cabe señalar, en primer lugar, que se refiere a toda cuestión de competencia y como luego veremos también a conflictos de competencia en
general y no al específico planteo y substanciación del cuestionamiento
de la competencia por vía de la excepción.
395
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
Asimismo el CPCC, en su art. 8 contempla los conflictos positivos y negativos de competencia, esto es “la contienda que se plantea cuando dos
jueces emiten resoluciones coincidentes acerca de sus respectivas competencias para conocer en determinado asunto; si ambos coinciden en
afirmarse competentes (como solo uno puede juzgar el litigio) se dice que
existe un conflicto positivo; si ambos coinciden en afirmarse incompetentes, se dice que existe un conflicto negativo. Habitualmente, el conflicto de competencia nace de una cuestión de competencia, pero también
puede surgir de la actividad oficiosa de los jueces, con total prescindencia
de la voluntad o del quehacer del demandado (y obviamente, en este
caso, del actor)“. (Alvarado Velloso, op. cit. pág. 94/95).
Lo considerado demuestra que existen distintos medios contemplados
por la ley procesal civil para dirimir las cuestiones de competencia y que
el realizado a través de la excepción se reduce a la vía declinatoria ya que
tanto la inhibitoria como la decisión oficiosa desembocan no en una cuestión sino en un conflicto de competencia, regulados en el art. 7 segunda
parte y art. 8.
2. Llegamos así al punto en que se centraría —de aceptarse la tesis de la
integración— la verdadera remisión ordenada por el legislador respecto
al planteamiento y substanciación de la controversia de la competencia
por vía de la excepción de incompetencia: el que se ubica en el acápite
del art. 7 que dispone que la declinatoria se substanciará como las demás
excepciones dilatorias.
Pero ello no agota el tema pues nos remite directamente a las previsiones
de los arts. 138 y 139 CPCC en cuanto a que, según el primer artículo citado, en los juicios declarativos, excepto en el sumarísimo, no podrán oponerse excepciones dilatorias sino en forma de artículo de previo y especial
pronunciamiento, en los demás, serán opuesta en la estación oportuna y
se resolverán en la sentencia.
El art. 139 enumera, con carácter taxativo (signado por la expresión “únicas“) las excepciones que pueden articularse como de previo y especial
pronunciamiento: la incompetencia; la falta de personalidad en el actor o
de personería en su procurador y el defecto legal en el modo de proponer
la demanda.
Es decir que el propio CPCC admite que la incompetencia como excepción dilatoria, solo en algunos de los juicios debe oponerse en forma de
396
“Barreto, Juan c/ Laminfer S.A. s/ Demanda O. de hacer”
previo y especial pronunciamiento, atendiendo con ello a las características especiales de los mismos, lo que conduce a la demostración clara e
indubitable de que la intención del legislador procesal laboral al aludir a
cuestiones de competencia en su remisión del art. 8 no incluía al supuesto
del planteo de incompetencia bajo la forma de la excepción dilatoria ya
que, como vimos el CPCC no daba al tema una única respuesta y sobre
todo porque no existía respecto al mismo una insuficiencia o carencia de
regulación, pues había estructurado el régimen general de las excepciones establecido en el art. 47 inc. c) respecto a su interposición en el responde y el art. 51 párrafo II inc. d) sobre su contestación y resolución,
esta última en oportunidad de la misma audiencia de trámite cuando no
requiere prueba y en la sentencia cuando la demanda, contemplando en
el art. 108 inc. b) y c) lo atinente a su apelabilidad.
Ante la ausencia de carencia o laguna en un sistema cerrado delineado en
torno a las excepciones en general que incluye a la de incompetencia eliminando del sistema a las de previo y especial pronunciamiento no tiene
sustento la afirmación de la existencia de una excepción al citado régimen
general consagrada en la norma enunciada por el art. 8 ley 7945, precisamente por cuanto respecto al tema no existe base alguna para la remisión,
autorizada solo en caso de insuficiencia o carencia según previsiones del
art. 128 ley 7945, lo que se daría, en todo caso, respecto a la inhibitoria
y conflictos de competencia y sobre todo cuando dicha norma impone
como primera condición que debe examinar el juez al realizar el previo juicio de compatibilidad, es la adecuación a las específicas características del
proceso laboral, encontrándose en segundo término y una vez cumplido
el primero, la abreviación y simplificación de los trámites.
Estimo oportuno aclarar que la preocupación por la provocación de un
inútil desgaste jurisdiccional —de seguirse el sistema de la ley— se ve
atemperada cuando atendemos a que el art. 43 consagra el deber-facultad del juzgador, al recibir la demanda, de examinar en primer término si
corresponde a su competencia y, por otro lado, si se lleva a cabo la fase
conciliatoria que establece el art. 51 —objetivo prioritario del juicio laboral
Fallos Plenos
Comparto asimismo con el Dr. García Colombi la preocupación por los
riesgos que implica admitir la posibilidad del carácter de previo y especial
pronunciamiento de la excepción de incompetencia, cuando en materia
laboral es habitual la invocación de la incompetencia por materia, en razón
de negarse naturaleza laboral al vínculo que unía a las partes.
397
CÁMARA DE APELACIÓN EN LO LABORAL - CIRCUNSCRIPCIÓN N° 2 - ROSARIO
a fin de proponer a la paz social— y eventualmente culminara —felizmente— con el acuerdo conciliatorio que debe ser homologado, ello implicaría el consentimiento de las partes sobre la competencia del juez actuante
—si hubiere sido discutido—.
Veto consecuentemente por la negativa.
Practicada la votación pertinente y atento el resultado del voto mayoritario, la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Laboral reunida en Tribunal
Pleno.
RESUELVE: Responder afirmativamente a la cuestión planteada, declarando que corresponde que la excepción de incompetencia se substancie
como de previo y especial pronunciamiento.
Insértese y hágase saber. (Autos: “BARRETO JUAN c. LAMINFER S.A.
s. DEMANDA O. DE HACER“, Expte. N° 559/98).
ANGELIDES (en disidencia) - RUCCI - BURDE - Rodrigáñez - BUGNI
DE BASUALDO - RODINI - GARCÍA COLOMBI (en disidencia) - VILLAR
(en disidencia) - BELLOTTI DE PODESTÁ (en disidencia) (Jueces) - CABOS
(Secretario).
•
398
Índice
de Cuestiones a Resolver
•
A los fines regulatorios en la quiebra liquidativa, si el piso que establece el
art. 267 LCQ, en especial referencia al de tres sueldos de Secretario de Primera
Instancia de la jurisdicción en que se tramita el juicio, supera el 12% del activo
realizado, ¿corresponde respetar dicho mínimo o debe prevalecer la pauta del
12%? …………………………………………….................................................….P. 107
Aclaratoria del acuerdo N° 2 de fecha 15/11/2001............................................. P. 187
¿Cuál es la base regulatoria en el caso de demanda rechazada?..................... P. 227
Después de transcurridos cinco años de su dictado, ¿el fallo pleno que no fuese
expresamente modificado continúa siendo obligatorio?.................................... P. 75
¿El art. 7 de la ley 11.257, que modifica la ley 6767 (Aranceles Profesionales - Abogados y Procuradores), agregando el inc. 5) a su art. 7, importa una vigencia material y temporal limitada sólo a los procesos de ejecución fiscal instaurados en relaciones especiales comprendidos en ella —regímenes de regularización impositiva
provincial— o bien debe entenderse de alcance general y permanente para todo
tipo de ejecución fiscal en el territorio provincial?. ¿Cuál es el alcance de la expresión “ejecución fiscales“: provincial, municipal o comunal?. ¿Este tope regulatorio
en las ejecuciones fiscales comprende o no a los honorarios a regular al profesional
de la ejecutada?.................................................................................................... P. 153
¿En el procedimiento reglado por el Código Procesal Laboral de la Provincia de
Santa Fe, ley 7945, corresponde que la excepción de incompetencia se substancie
como de previo y especial pronunciamiento?.................................................... P. 371
Índices
El incumplimiento en primera instancia de los requisitos de la presentación preventiva concursal (artículo 11 de la ley 24.522), ¿es subsanable en la alzada?
(Tribunal pleno)..................................................................................................... P. 133
399
índice de cuestiones a resolver
En la quiebra liquidativa, a los fines regulatorios, si el piso que establece el art. 267
de la Ley de Concursos y Quiebras supera el 12% del activo realizado ¿corresponde
respetar dicho mínimo o debe prevalecer la pauta del 12%? ............................... P. 17
¿Es apelable el auto que rechaza la pretensión de declaración de caducidad del
proceso?................................................................................................................... P. 63
Interpretación que en lo sucesivo ha de darse al artículo 13 del Código Procesal
Civil y Comercial (ley 5531)................................................................................... P. 129
¿La intermediación inmobiliaria encuadra exclusivamente en la figura del corretaje,
con la consiguiente carencia de acción para cobrar comisión en el caso de incumplimiento de las condiciones o calidades legales, o por el contrario, también es
posible calificarla como locación de servicio generadora de obligación civil que da
derecho a exigir el cumplimiento de contraprestación pecuniaria?..................... P. 5
Posibilidad de que las llamadas gratificaciones o pagos graciables al trabajador
que practican algunas empresas, en el momento del cese de la relación, se compensen imputándolas a posibles acreencias vinculadas con el contrato de trabajo,
por cualquier concepto que sea, aún indemnizatorias de la ley 9688, reconocidas
por sentencia judicial............................................................................................ P. 339
¿Procede la aplicación del recurso de rescisión en el procedimiento laboral?.... P. 295
¿Qué interpretación ha de darse a los artículos 226 y 227 del Código Fiscal en
cuanto a la obligatoriedad, o no, respecto de la parte actora y al momento de arribarse al dictado de la sentencia, de satisfacer el 50% restante del sellado judicial
no pagado con anterioridad?............................................................................... P. 189
Renovación de Acuerdos Plenos que quedaron sin efecto a raíz del Acuerdo Pleno
Nº 1 del año 2006……...............................………………………………………..P. 261
Renovación de Acuerdos Plenos que quedaron sin efecto a raíz del Acuerdo Pleno
Nº 1 del año 2006.................................................................................................. P. 269
¿Son aplicables a las causas resueltas por el Fuero del Trabajo los regímenes de
emergencia que difieren la ejecución de sentencias sobre bienes o fondos públicos? En caso afirmativo: ¿bajo qué condiciones?............................................... P. 287
¿Son competentes los tribunales ordinarios para entender en las acciones contra
instituciones financieras por cumplimiento de contratos bancarios relacionados
con las disposiciones contenidas en la ley 25561/02, sus reglamentaciones y complementarias?........................................................................................................... P. 33
Si después de transcurridos cinco años de su dictado, el fallo pleno que no fuese
expresamente modificado continúa siendo obligatorio.................................... P. 235
400
Índice de Actores
•
Barreto, Juan C. Laminfer S.A.
Brancatto, Alberto Héctor
Brega, Arturo Edelmiro
F
p. 371
p. 63
p. 5
Fabrizi, Aldo Albero
p. 295
G
Giordanelli, Susana
C
M
Camarasa Lombardi y Cía. (C.L.O.)
Sociedad Anónima p. 17
Mansilla, Alberto Fernando
Martocchia, Juan Rubén y Otra
p. 339
p. 107
p. 33
Índices
B
401
Índice de Demandados
•
B.B.V.A. Banco Francés
H
p. 33
Horst S.R.L. y/o Horacio Luis Horst p. 295
C
L
Capdevielle, Kay y Cía. de mandatos p. 5
Laminfer S.A.
F
S
Fazzolari, Vicente Paz y otros
p. 63
Swift-Armour A.A.A. p. 371
p. 339
Índices
B
403
Índice por Materia
•
Abogado
349, 350, 351, 352, 353, 354, 355, 371, 372,
373, 374, 375, 376, 377, 378, 379, 380, 381,
382, 383, 384, 385
p. 129, 130
p. 129, 130
función revisora p. 135, 137, 138, 139, 140,
Acción autónoma de nulidad
p. 300, 301, 305, 315, 318
Tribunal Plenario p. 5, 6, 7, 235, 239, 241
doctrina legal
p. 7
Tribunal Pleno
p. 17, 18, 19, 20,
sustitución
Acto procesal
p. 297, 298, 308, 309
p. 339, 351
p. 297, 298, 307, 308, 309,
310, 312, 314, 315
notificación
p. 307
nulidad
p. 297, 298
firmeza
ineficacia
Amparo
p. 42, 43
competencia federal
p. 38, 39, 40, 41
jurisprudencia aplicable
p. 33, 38
C
Caducidad
p. 63, 64, 65, 66, 67, 68
auto denegatorio p. 63, 64, 65, 66, 67, 68
recurribilidad
p. 63, 64, 65, 66, 67, 68
Cámara de apelación
289,
302,
311,
340,
290,
303,
312,
341,
295,
304,
313,
342,
296,
305,
314,
343,
297,
306,
315,
344,
298,
307,
316,
345,
299,
308,
317,
346,
p.
300,
309,
318,
347,
288,
301,
310,
339,
348,
141, 142
21, 22, 23, 24, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41,
42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 63, 64, 65, 66, 67, 68,
75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87,
88, 138, 154, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 161,
162, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 169, 170,
171, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 195, 196,
197, 198, 199, 200, 201, 202, 203, 204, 205,
206, 207, 235, 236, 237, 238, 239, 240, 241,
242, 243, 244, 245, 288, 289, 290, 295, 296,
297, 298, 299, 300, 301, 302, 303, 304, 305,
306, 307, 308, 309, 310, 311, 312, 313, 314,
315, 316, 317, 318, 339, 340, 341, 342, 343,
344, 345, 346, 347, 348, 349, 350, 351, 352,
353, 354, 355, 371, 372, 373, 374, 375, 376,
377, 378, 379, 380, 381, 382, 383, 384, 385
alcance
p. 88, 136, 137
convocatoria
p. 82, 109, 312,
339, 349, 351, 355
doctrina legal
unificación de criterios
p. 7
p. 80,
85, 88, 245
vocal, excusación
p. 129
Índices
A
405
índice por materia
Código fiscal
p. 189,
191, 192, 193, 194, 195, 196, 197, 198,
201, 202, 203, 206, 207
interpretación
p. 189,
191, 192, 193, 194, 195, 196, 197, 198,
201, 202, 203, 206, 207
190,
200,
criterio rector
jurisprudencia
190,
200,
Corte suprema de justicia
provincial
p. 228, 288
Código procesal civil y comercial
p. 193
Competencia
p. 36, 37, 41, 44
p. 36, 41, 44
p. 37
naturaleza de la acción
Principio de especialidad
Competencia federal
p. 33, 36,
37, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48
Competencia ordinaria
p. 36,
p. 7, 347
p. 20, 83, 157, 167, 354
jurisprudencia
Crédito laboral
p. 316, 339,
340, 341, 342, 343, 344, 345, 346, 347, 348,
349, 350, 352
compensación p. 339, 340, 341, 342, 343,
344, 345, 346, 347, 348, 349, 350, 352
requisitos p. 343, 344, 345, 346, 347,
348, 350
naturaleza alimentaria
p. 316
Cuestión de competencia
38, 40, 43, 44
Concurso preventivo p. 133,
134, 135, 136, 137, 138, 139, 140, 141, 142
pedido
p. 133, 134, 135, 136, 137,
138, 139, 140, 141, 142
requisitos formales p. 133, 134, 135, 136,
137, 138, 139, 140, 141, 142
plazo p. 135, 136, 137, 139, 140, 141
requisitos sustanciales p. 133, 134, 135
Constitución nacional p. 166
interpretación
supremacía
p. 37, 43, 166
p. 166, 167
Contrato bancario
p. 33,
36, 38, 40, 41, 43
incumplimiento contractual
p. 34, 44
Contrato laboral p. 339, 340,
341, 345, 346, 348, 352, 353
extinción
p. 339, 341, 345, 346, 348,
352, 353
gratificaciones
p. 339, 340, 341, 352
interpretación
p. 350
Corralito financiero
p. 38, 40
Corredor inmobiliariop. 5, 6, 7
comisión
matrícula, inscripción
p. 5, 6, 7
p. 5, 6, 7
Corte Suprema de Justicia de
la Naciónp. 7, 20, 83, 157, 167, 347, 354
406
p. 228
vía declinatoria
vía inhibitoria
p. 371, 376, 382
p. 382
p. 382
D
Declaratoria de pobreza
p. 191, 194, 197
Decreto
inconstitucionalidad
Demanda
rechazo
p. 34
p. 34
p. 227
p. 227
Derecho a la retribución
profesional
p. 110
Derecho
proliferación legislativa
Derecho civil
interpretación
p. 35
p. 35
p. 36
p. 36
Derecho laboral
p. 304, 305,
308, 310, 312, 339, 340, 341, 342, 345, 346,
347, 348, 349, 350, 352, 353, 354
acuerdos transaccionales o liberatorios
homologación
ineficacia
p. 347, 354
p. 347
p. 354
índice por materia
352, 353, 354
gratificación
p. 345, 346, 347,
349, 352, 353, 354
empleador
gratificación
obligaciones
enfermedad accidente
indemnización
p. 346, 352
p. 346
p. 352
p. 352
p. 348, 350,
352, 353, 354
indemnización por incapacidad p. 348,
350, 352, 353, 354
orden público
Principio de irrenunciabilidad
p. 344
p. 341,
342, 347, 348, 350, 352, 353, 354
Principios laborales p. 341, 342, 347, 350
Principio protectorio
p. 350
Derecho de defensa en juicio
p. 206
Derechos individuales
restricción
p. 288
p. 288
Deudor judicial p. 190, 191, 192,
194, 195, 196, 197, 201, 205, 207
Doctrina de los actos propios
p. 350
E
Ejecución fiscal
p. 154, 155, 156, 157, 158, 159, 160, 161, 162,
163, 164, 167, 168, 169, 170, 171
Emergencia económica p. 33,
34, 35, 36, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47,
48, 168, 288, 289, 290
alcance
p. 288, 289, 290
excepción
p. 290
Estado
división de poderes
Estado provincial
163, 164, 165, 169
p. 83
p. 83
p. 156,
bienes, embargo
p. 288, 289, 290
deuda laboral
p. 288, 289, 290
emergencia económica p. 288, 289, 290
facultades no delegadas
p. 157, 166
régimen municipal
p. 157, 166
Excepciones
p. 376, 380
excepción de incompetencia
p. 372, 373, 374, 375, 377, 378, 379, 380,
381, 383, 384, 385
excepción de previo y especial pronunciamiento p. 371, 372, 374, 375, 376, 378,
379, 380, 381, 384
excepción dilatoria
p. 371
Excesivo rigor formal
p. 136,
138
F
Fallo plenario
obligatoriedad
término vigencia
p. 76, 85, 87
p. 76, 84, 85, 87
p. 76, 84, 85
p. 76, 84, 85, 87
Fallo pleno p. 75, 76, 77, 78, 79, 80,
81, 82, 84, 85, 87, 88, 272
obligatoriedad
p. 75, 76,
77, 78, 79, 80, 81, 82, 84, 85, 87, 88, 235, 236,
237, 238, 239, 240, 241, 242, 243, 244, 245
término
p. 75, 76, 79,
80, 81, 82, 84, 85, 87, 235, 236, 237, 238, 239,
240, 241, 242, 243, 244, 245
validez
p. 81
vigencia p. 75, 76, 77, 78, 79, 80,
81, 82, 84, 85, 87, 88, 235, 236, 237, 238, 239,
240, 241, 242, 243, 244, 245
G
Garantía del debido proceso
p. 308
Gastos procesales
p. 110,
115, 116
Gravamen irreparable
p. 65, 66
Índices
carácter protectorio
p. 305, 308, 312
empleado
p. 345, 346, 347, 349,
407
índice por materia
H
Honorarios
p. 17, 18, 19, 20, 21,
22, 23, 24, 107, 109, 110, 111, 112, 113, 114,
115, 116, 154, 155, 156, 157, 158
base regulatoria
p. 227, 228, 229
regulación
p. 20,
23, 109, 111, 114, 154, 155, 156, 157, 158, 159,
160, 161, 162, 167, 168, 169
mínimo, máximo p. 17, 18, 19, 20, 21,
22, 24, 107, 109, 110, 112, 114, 115, 116
porcentajesp. 17, 18, 21, 107, 110, 112
topes p. 113, 115, 116, 161, 168, 229
control de razonabilidad
p. 229
ley aplicable
p. 156, 159, 167, 169
normas arancelarias p. 154, 155, 157, 158,
160, 161, 162, 169, 170, 171, 228
Honorarios mínimos p. 109, 111
I
Impuestos
hecho imponible
p. 205
p. 205
Juicio
p. 44, 45, 46,
47, 48, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 195, 196,
197, 198, 199, 200, 201, 202, 203, 204, 205,
206, 207, 227, 228, 229, 302, 305, 306, 307,
310, 311, 312, 314, 315, 316, 317, 318
cuantía
p. 227, 228, 229
declaración de rebeldía
p. 302, 305,
306, 307, 310, 311, 312, 313, 314, 315, 316,
317, 318
partes p. 190, 191, 192, 194,
195, 196, 197, 201, 203, 205, 207
banco
p. 45, 46, 47, 48
demandado
p. 302, 305, 306,
307, 310, 311, 312, 314, 315, 316, 317, 318
obligaciones
p. 190, 191,
192, 194, 195, 196, 197, 201, 203, 205, 207
sellado
p. 189, 190, 191,
192, 193, 194, 195, 196, 197, 198, 199, 200,
201, 202, 203, 204, 205, 206, 207
tasa de actuación judicial
p. 197,
198, 199, 200
tasa de justicia
p. 189, 190,
191, 192, 193, 194, 195, 196, 197, 198, 199,
200, 201, 202, 203, 204, 205, 206, 207
oportunidad de pago
p. 207
tasa proporcional de justicia
p. 201
Juicio declarativo J
Juicio ejecutivo
Juez
p. 38, 40, 83, 110, 135, 203, 206, 243,
272, 311, 378, 385
conflicto de intereses concretos p. 110
equidad
p. 311
excusación
p. 129
facultades
p. 135, 243, 311,
378, 385
aplicación del derecho vigente
p. 38, 40
control de constitucionalidad p. 38
interpretación del derecho vigente
límites
proceso, dirección
función
fines
408
p. 206
p. 83, 203
p. 311
p. 206
p. 206
p. 317
p. 66, 67, 68
Juicio laboral
p. 303, 317, 371
p. 303
pronto pago
Juicio ordinario
p. 65, 66, 68
Juicio sumarísimo
p. 317
Jurisprudencia
p. 140
p. 44
p. 6
antecedentes
cambio de criterio
Jurisprudencia aplicable
p. 33, 229
Jurisprudencia
toria
contradicp. 82
Jurisprudencia vinculada
p. 202, 204
índice por materia
Ley p. 6, 20, 33, 35, 36, 38, 39, 41, 42, 43,
44, 45, 46, 47, 48, 83, 115, 154, 155, 156, 157,
158, 159, 160, 161, 162, 163, 164, 165, 166,
167, 168, 169, 170, 171, 189, 190, 191, 192,
193, 194, 195, 196, 197, 198, 199, 200, 201,
202, 203, 204, 205, 206, 207, 240, 290, 295,
296, 297, 300, 301, 308, 309, 310, 311, 312,
349, 372, 373, 376, 377, 381, 384
adhesión
p. 163, 164, 167
ámbito de aplicación
p. 39, 154,
155, 157, 158, 159, 161, 162, 163, 164, 165,
167, 168, 169, 170, 171
analogía
p. 158
antecedentes
p. 34, 238
aplicación
p. 33, 34, 36, 38, 44165, 240
equidad
p. 158
aplicación supletoria p. 295, 296,
297, 300, 308, 309
complementariedad
p. 158, 373
constitucionalidad p. 33, 38, 41, 158, 349
derogación tácita
p. 158
efectos jurídicos
p. 35
enumeración taxativa
p. 384
finalidad
p. 115
inconstitucionalidad p. 41, 42, 43, 44, 45,
46, 47, 48, 290
Integración analógica
p. 376, 377,
379, 383
interpretación
p. 6, 34, 41, 43, 154,
157, 158, 159, 160, 161, 163, 165, 169, 170,
171, 190, 191, 192, 194, 195, 196, 197, 199,
202, 203, 204, 205, 206, 207, 238, 296, 297,
372, 373
interpretación analógica
p. 77, 167
interpretación hermenéutica p. 77, 296
interpretación literal
p. 83
interpretación sistemática p. 38, 40, 155,
162, 166, 167, 189, 193, 198
interpretación restrictiva
p. 349
interpretación teleológica
p. 85, 162,
167, 169, 301, 377
jerarquía
p. 164, 166
laguna legislativa
p. 158
materia tributaria
p. 156, 158, 159,
160, 161, 162, 163, 164, 167, 169, 170
modificación
p. 157, 162, 167
normas arancelarias
p. 160, 165,
167, 168
interpretación
p. 160
obligatoriedad
p. 157, 163
preeminencia
p. 166
primacia
p. 166
ratio legis
p. 156, 160, 169, 199, 295
validez
p. 168
validez erga omnes
p. 156, 158, 169
vigencia
p. 155, 158, 163, 168
vigencia temporal
p. 169, 170, 171
Ley anterior
p. 154, 155, 158, 169
Ley arancelaria
p. 156, 164, 165,
167, 168, 228
Ley concursal p. 19, 21, 107, 109,
110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 137
interpretación
p. 17, 18,
19, 20, 21, 22, 23, 109, 110, 113, 14, 116, 134,
135, 136, 137, 138, 139, 140, 141, 142
interpretación sistemática p. 107, 112,
113
interpretación teleológica
p. 111, 115
Ley laboral
p. 297, 340, 341,
342, 343, 344, 345, 346, 347, 348, 349, 350,
352, 353
interpretación p. 340, 341, 342, 343, 344,
345, 346, 347, 348, 349, 350, 352, 353
Ley nacional
Ley posterior
p. 166
p. 34, 154, 155, 158,
161, 169
Ley procesal
p. 68, 75, 76,
77, 78, 79, 80, 82, 84, 85, 87, 88, 129, 130, 206,
229, 236, 237, 239, 242, 243, 244, 297, 301,
302, 313, 317, 318, 349, 351, 355
aplicación supletoria
p. 297, 300,
305, 306, 307, 310, 311, 312, 315, 376
interpretación p. 68, 75, 76, 77, 78, 79,
80, 82, 84, 85, 87, 88, 129, 206, 229, 236, 237,
242, 302, 313, 317, 318, 349, 351, 355
Índices
L
409
índice por materia
interpretación hermenéutica p. 244, 299,
309, 313, 381
interpretación literal
p. 130, 239,
243, 381
interpretación sistemática
p. 236,
Pago
p. 346
p. 346
condición
239, 244
Pago a cuenta
Ley procesal civil
p. 297, 316,
317, 372, 373, 376, 379, 382, 383, 384
Pago gratificatorio
Ley procesal laboral
p. 295,
296, 297, 316, 317
interpretación
p. 296, 298, 299,
300, 301, 302, 303, 304, 305, 306, 307, 310,
312, 314, 315, 316, 317, 371, 372, 373, 374,
375, 376, 377, 378, 379, 380, 381, 382, 383,
384, 385
sentido finalista
p. 301
Ley provincial
Litis consorcio
p. 165, 166, 167
p. 194,
202, 205
solidaridad pasiva
p. 194,
Pagos graciables
p. 346, 348, 353
p. 343, 344
p. 342, 347, 349
Poder judicial
p. 21
personal, remuneración, suplementos
p. 21
p. 21
secretario
Poder legislativo
facultades
Política legislativa
p. 162
p. 162
p. 162
Principio de buena fe
p. 350
Principio de celeridad procesal
p. 66, 303, 308, 310, 313, 316
202, 205
Principio de economía procesal
p. 66, 68, 110
M
Principio
dad
Municipalidad
p. 156, 163,
164, 165, 169
facultades
p. 165, 167
Norma jurídica
interpretación
aplicación
Notificación
notificación inválida
domicilio inválido
notificación por cédula
Nulidad
de
solidari-
p. 190, 191,
192, 194, 195, 196, 197, 201, 203, 204, 205
Principios laborales
p. 341,
342
Principio de irrenunciabilidad
p. 341,
342, 350, 352, 354
N
410
P
p. 35
p. 35
p. 35
p. 307
p. 308, 309
p. 307
p. 310
incidente
p. 309
p. 309
Nulidad procesal
p. 317
Procedimiento laboralp. 295,
296, 301, 303, 308, 309, 310, 311, 312, 313,
314, 315, 316, 317, 318, 372, 373, 374, 375,
376, 377, 378, 379, 380, 381, 382, 383, 384,
385
recursos p. 303
Pronto pago
p. 303
Q
Quiebra p. 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24,
107, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116
acreedores, privilegio
p. 22, 23
índice por materia
p. 17, 18, 19, 20, 21,
22, 23, 24, 107, 109, 110, 111, 112, 113, 114,
115, 116
síndico
p. 19
facultades
p. 63,
64, 306, 313
alcance
p. 63, 64
Recurso de rescisión p. 295,
296, 297, 298, 299, 300, 301, 302, 303, 304,
305, 306, 307, 308, 309, 310, 311, 312, 313,
314, 315, 316, 317, 318
S
Seguridad jurídica
p. 78, 80,
85, 240, 244, 245
Sentencia
ejecución
Sentencia definitiva
Sentencia firme
nulidad
SÍndico
facultades
honorarios
Tasa proporcional de justicia
p. 201
Tribunal
R
Recurso de nulidad
T
p. 309
p. 309
p. 63, 64
p. 300, 301
p. 300, 301
p. 19, 114
p. 19
p. 114
p. 80
p. 80
Tribunal pleno
p. 17, 18, 19,
20, 21, 22, 23, 24, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40,
41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 63, 64, 65, 66, 67,
68, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86,
87, 88, 138, 154, 155, 156, 157, 158, 159, 160,
161, 162, 163, 164, 165, 166, 167, 168, 169,
170, 171, 189, 190, 191, 192, 193, 194, 195,
196, 197, 198, 199, 200, 201, 202, 203, 204,
205, 206, 207, 235, 236, 237, 238, 239, 240,
241, 242, 243, 244, 245
alcance
p. 88, 136, 137, 312
convocatoria
p. 82, 109, 312, 339,
349, 351
obligatoriedad
p. 311
unificación de criterios
p. 80, 85,
88, 245
validez
p. 312
V
Valores jurídicos
jerarquía
p. 86
p. 86
Valor justicia
p. 86
Valor seguridad
p. 86
Índices
liquidación
411
Esta publicación con una tirada de 2000 ejemplares, se terminó de imprimir en
los Talleres Gráficos de la Cooperativa Campichuelo Ltda. en febrero de 2014.
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