Informe de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras a la petición de la Confederación Europea de Sindicatos relativa al Cuestionario de la Comisión Europea sobre la Directiva 2002/14/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo por la que se establece un marco general relativo a la información y consulta de los trabajadores en la Comunidad Europea. Autoría: Martín Gualda, Gabinete de Estudios Jurídicos de CC.OO., con la colaboración del Gabinete Jurídico confederal y de la Secretaría de Acción Sindical y Políticas Sectoriales. 11 de julio de 2007 Cuestionario para los agentes sociales sobre la transposición y revisión de la Directiva 2002/14/EC que establece un marco general relativo a la información y a la consulta a los trabajadores en la Comunidad Europea Transposición 1. ¿Considera que la Directiva 2002/14/CE ha sido transpuesta de manera satisfactoria en los Estados miembro de la UE? Por favor, especifique. En España, la Directiva va a ser transpuesta mediante una Ley que modificará el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Trabajadores, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo. El 2 de febrero el Consejo de Ministros aprobó el Proyecto de Ley de modificación del Estatuto de los Trabajadores para adaptar la legislación nacional a la mencionada Directiva, incluyendo también la transposición de la Directiva 2002/74/CE, de 23 de septiembre de 2002, relativa a la protección de los asalariados en procedimientos de insolvencia, tanto en procedimientos no liquidatorios como en procedimientos transnacionales de insolvencia. No obstante, nuestra legislación interna actual ya contempla gran parte de los derechos recogidos en la norma comunitaria. El Proyecto de Ley está aún en fase de tramitación parlamentaria. Cuando finalice el proceso de debate y, en su caso, aprobación de las enmiendas presentadas, el texto aprobado por el Congreso pasará al Senado, en donde podrán aprobarse otras modificaciones y volver al Congreso para su 1 ratificación final. Hasta ese momento, en principio, no podría responderse a esta pregunta, pero por lo conocido hasta ahora y a pesar de que algunas de las enmiendas presentadas por grupos parlamentarios de la oposición tienen un contenido muy negativo, esperamos que éstas sean rechazadas y la norma legal que finalmente se apruebe sea satisfactoria en relación a los contenidos de la Directiva y a las mejoras que propusimos en nuestras alegaciones. Los aspectos relevantes que aportará la plena transposición de la Directiva son el reconocimiento de un derecho de consulta de los representantes de los trabajadores en las materias referidas en el apartado b) de su artículo 4.2, donde nuestro ordenamiento interno sólo garantiza un derecho de información y la traslación a nuestro derecho positivo de los criterios establecidos en el artículo. 4.3 de la Directiva para facilitar la información a los representantes de los trabajadores y para efectuar la consulta. Finalmente, decir que aun cuando en España está regulado un régimen sancionador por la infracción empresarial de las obligaciones de información y consulta con los representantes de los trabajadores, la transposición plena de la Directiva, que en su artículo 8.2 establece que las sanciones por el incumplimiento de sus previsiones deberán ser “ ...efectivas, proporcionadas y disuasorias” debería justificar la revisión de los procedimientos administrativos sancionadores y el incremento de las sanciones previstas. 2. ¿En qué Estados miembro la Directiva ha sido transpuesta por un acuerdo entre los agentes sociales (Artículo 11)? En España, a pesar de que el Acuerdo para el Diálogo Social suscrito por el Gobierno con las organizaciones empresariales y sindicales en julio de 2004 incluía el compromiso de negociar la transposición de esta y otras directivas pendientes, el Gobierno incumplió este compromiso y presentó un anteproyecto de ley de forma unilateral, y solicitó alegaciones a las organizaciones sindicales y empresariales, es decir, utilizó un procedimiento de consulta y no de negociación. CC.OO. trasladó a la Administración su rechazo al procedimiento escogido, reclamando el cumplimiento del compromiso de negociación adoptado en su día, solicitud que no fue atendida. 3. En los casos donde la Directiva ha sido transpuesta por disposiciones legislativas, reglamentarias y administrativas, ¿han sido los agentes sociales nacionales consultados previamente? Como se desprende de lo indicado en el punto anterior, sí fueron consultados los agentes sociales, y el Gobierno recogió una parte muy importante de las alegaciones remitidas por CC.OO., mejorando cualitativa y técnicamente el inicial anteproyecto gubernamental. Principios 4. ¿Considera que los agentes sociales nacionales disponen, en todos los Estados miembro, de medios suficientes para participar en la definición de las modalidades en materia de información y de consulta? ¿Han sido estas modalidades definidas de manera que aseguren su eficacia, así como un buen espíritu de cooperación entre los empresarios y los representantes de los trabajadores (Artículo 1)? 2 En lo que a España se refiere, se parte del establecimiento de un marco legal que establece un conjunto de obligaciones a cargo de las empresas en materia de información y consulta con los representantes de los trabajadores. Ahora bien, se interpreta que tales disposiciones legales configuran un marco obligatorio con el carácter de mínimo, susceptible de ampliarse y adaptarse a las peculiaridades de cada sector económico o incluso de cada empresa en particular a través de la negociación colectiva, entre cuyos contenidos posibles se encuentra el establecimiento de obligaciones y cargas para la empresa en materia de información y consulta con los representantes de los trabajadores. En el punto referente a la definición de las concretas modalidades de información y consulta, se puede distinguir entre determinados supuestos de transmisión de información a los representantes que incorporan un importante factor de indeterminación sobre su alcance y contenido efectivo, y que precisamente por tener un contenido difuso y poco definido resulta extremadamente difícil de controlar en instancias administrativas y judiciales. Así, y a título de ejemplo, la obligación legal (artículo 64.1 del Estatuto de los Trabajadores) a cargo de la empresa de informar a los representantes de los trabajadores sobre la evolución general del sector económico al que pertenece, sobre la situación de la producción y ventas de la entidad, sobre su programa de producción y evolución probable del empleo en la empresa, así como acerca de las previsiones del empresario sobre la celebración de nuevos contratos... En cualquier caso, es lo cierto que también se establecen otras obligaciones en materia de información y consulta totalmente definidas en lo que se refiere al plazo en que ha de ejecutarse y a su contenido material, y que resultan más fáciles de controlar por las vías anteriormente apuntadas; así, y entre otras, la obligación de entrega a los representantes de una copia básica de los contratos de trabajo realizados, o el derecho de los representantes a conocer determinada documentación económica de la empresa. Modalidades de información y consulta 5. ¿Considera que los Estados miembro (o los agentes sociales nacionales en el caso en que hayan puesto en práctica la Directiva) tomaron las medias necesarias para garantizar que la información y consulta a los trabajadores se realiza en el momento, por los medios y con un contenido apropiados, sobre los aspectos indicados en el artículo 4, párrafo 2, de la Directiva? Por lo que se refiere al desarrollo en España de las obligaciones establecidas en el artículo 4, párrafo 2 de la Directiva, se habría de reparar en las dos circunstancias siguientes: a) En primer lugar, las obligaciones empresariales en materia de información y consulta no se encuentran generalmente determinadas por la plantilla de la empresa o del centro de trabajo, prescindiéndose de la aplicación de algunos de los umbrales de plantilla fijados por la Directiva en su artículo 3 para limitar su aplicación. En concreto, tal precepto limita su aplicación, a elección de los Estados miembros, a) a las empresas que empleen en un Estado miembro al menos a cincuenta trabajadores; o b) a los centros de trabajo que empleen en un Estado miembro al menos a veinte trabajadores. Ahora bien, también es cierto que, en España, el volumen de la plantilla sí que incide en determinadas modalidades de consultas con los representantes: 3 - Así acontece, por ejemplo, con la duración del período legalmente establecido de consultas con los representantes en los supuestos de despidos colectivos, cuya duración natural es de 30 días y que pasa a ser de 15 días en las empresas de menos de cincuenta trabajadores (artículo 51.4 del Estatuto de los Trabajadores). - También incide sobre las competencias en materia de información y consulta de los delegados de las secciones sindicales constituidas en las empresas, como instancias de representación específicas que se adicionan y no excluyen la existencia de los denominados representantes legales. Entre otros requisitos, se exige en nuestra legislación que la empresa o el centro de trabajo tenga una plantilla mínima de 250 trabajadores para que estos delegados sindicales sean titulares de los mismos derechos de información que los representantes legales de los trabajadores (artículo 10.3 de la Ley Orgánica de Libertad Sindical), si bien es cierto que tanto el requisito de la plantilla como el contenido material de los derechos de información y consulta de estos delegados sindicales son susceptibles de mejorarse a través de la negociación colectiva. En cualquier caso, dado que en nuestro Ordenamiento es posible la elección de un representante legal de los trabajadores en aquellos centros de trabajo que cuenten con una plantilla mínima de seis trabajadores (en los centros con plantilla entre seis y diez trabajadores se exige la decisión mayoritaria de tal colectivo de contar con un representante –artículo 62.1 del Estatuto de los Trabajadores-), puede directamente concluirse en una mejora del nivel de derechos en materia de información y consulta dispensado en nuestro Ordenamiento Jurídico respecto al mínimo de la Directiva, sin duda por lo que se refiere a los centros de trabajo en los que resulta posible la elección de representantes pero que no alcanzan el umbral de plantilla mínima que el Estado podría utilizar para justificar la inaplicación del régimen de derechos de información y consulta a favor de los representantes estipulado en la Directiva. b) En segundo lugar, en nuestro Ordenamiento interno (esencialmente, en el citado artículo 64 de la Ley del Estatuto de los Trabajadores) se definen con más detalle que en la Directiva las materias sobre las que han de ser informados, y en su caso, han de emitir informe previo, los representantes de los trabajadores. Ahora bien, en el punto b) del párrafo 2 del artículo 4 de la Directiva se contemplan determinadas materias que han de ser objeto de información y consulta con los representantes de los trabajadores, entendida ésta como el “intercambio de opiniones y la apertura de un diálogo entre los representantes de los trabajadores y el empresario” conforme a la definición que de tal concepto brinda el apartado g) del artículo 2 de la Directiva. Sin embargo, las competencias que sobre el elenco de materias referidas en el apartado b) del párrafo 2 del artículo 4 de la Directiva otorga nuestro Ordenamiento se limitan a una mera transmisión de información a los representantes de los trabajadores, exceptuándose los supuestos de elaboración de un dictamen previo en relación con determinadas decisiones relacionadas con la organización del personal referidas en el artículo 64.1.4º del Estatuto de los Trabajadores. Como ejemplo ilustrativo, resulta que mientras el artículo 4.2.b) de la Directiva establece una obligación de información y consulta sobre la evolución probable del empleo en la empresa, en el artículo 64.1.5º del Estatuto de los Trabajadores tan sólo se dispone la emisión de un “...informe cuando la fusión, absorción o modificación del «status» jurídico de la empresa suponga cualquier incidencia que afecte al volumen de empleo.”. 4 En este punto, es muy importante tener en cuenta que la Directiva está estableciendo determinadas obligaciones de consulta sobre la situación empresarial o sobre decisiones empresariales que potencialmente pueden incidir sobre el volumen de empleo o la estructura del empleo en la empresa, que no habrían de confundirse con las competencias que en materia de información y negociación tienen los representantes de los trabajadores frente a las decisiones empresariales que directamente inciden sobre el volumen de empleo, y que se encuentran reguladas en otros preceptos de nuestro ordenamiento. En definitiva, en el puntos b) del artículo 4.2 de la Directiva se establecen obligaciones específicas en materia de información y consulta con los representantes de los trabajadores sobre estas situaciones o decisiones empresariales con riesgo potencial de incidir sobre el empleo, estableciendo un nivel previo de protección y dispensando un nivel de garantías superior al existente en nuestro Ordenamiento interno, que sí contempla el derecho a la negociación de los representantes de los trabajadores frente a las decisiones empresariales que inciden de forma directa sobre el volumen del empleo, en cuanto directamente resultan invasivas sobre el empleo o las condiciones laborales. Dicho en otros términos, en la Directiva se contemplan obligaciones de consulta en la fase previa a una eventual articulación por la empresa de medidas que potencialmente pueden incidir sobre la estructura o la evolución del empleo, a modo de consulta preventiva. Por el contrario, en nuestro Ordenamiento se reconocen a los representes determinadas competencias en materia de información, que en algunos casos alcanzan la elaboración de un dictamen previo, pero el derecho a la negociación no existe en esta fase previa en cuanto configurado como medida de control frente a decisiones empresariales directamente incisivas sobre el volumen del empleo. Es más, en nuestro Ordenamiento ni tan siquiera está garantizado un derecho a la negociación con los representantes frente a las decisiones empresariales que inciden de forma directa sobre el volumen de empleo, como sucede en las extinciones de contratos por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (artículo 52.c del Estatuto de los Trabajadores) cuando el número de contratos de trabajo extinguidos no superan determinados umbrales fijados en el artículo 51.1 del Estatuto de los Trabajadores. Y no puede decirse que tal discordancia entre la Directiva y el Ordenamiento interno encuentre justificación por la facultad reconocida a los Estados miembros de no aplicar los contenidos de la Directiva a las empresas o a los centros que no alcancen una determinada plantilla mínima en los términos de su artículo 3, toda vez que, sin entrar en detalles excesivos sobre las reglas de nuestro Ordenamiento interno sobre la delimitación de las extinciones individuales por causas objetivas frente a los despidos colectivos –donde sí existe reconocido un derecho a la negociación de los representantes de los trabajadores-, es perfectamente posible la tramitación de estas modalidades individuales de extinción del contrato tanto en empresas que empleen a más de 50 trabajadores como a centros que empleen a más de 20 trabajadores. De esta forma, siendo claro que estas extinciones individuales por causas objetivas tienen una clara incidencia directa en el volumen de empleo en cuanto suponen la amortización de los puestos de trabajo ocupados por los trabajadores afectados, es lo cierto que los representantes de los trabajadores no tienen reconocido un derecho de consulta, y muchos menos un derecho de consulta previo en caso de riesgo para el empleo, en los términos garantizados por el artículo 4.2.b) y c) de la Directiva. El Proyecto de ley de transposición de la Directiva adapta el Estatuto de los Trabajadores a sus disposiciones, si bien se limita en este punto a transcribir literalmente el texto de la norma comunitaria. 5 Información y consulta derivadas de un acuerdo 6. ¿Qué Estados miembro han recurrido a la opción prevista en el artículo 5 de la Directiva y encargado a los agentes sociales la definición, mediante acuerdos negociados, de las modalidades de información y de consulta a los trabajadores? ¿Se respetan los principios enunciados en el artículo 1 de la Directiva donde tales acuerdos se alejen de los referidos en el artículo 4? En España, como se ha indicado en el inicio del cuestionario, no se ha optado para la transposición de la Directiva por lo previsto en el artículo 11 de la misma. No obstante, en el ámbito de acuerdos interprofesionales o de diálogo social tripartito, se han establecido medidas que amplían los derechos de información y consulta previstos en la Directiva y en el Proyecto de Ley que la transpone. Así por ejemplo, en el ámbito del Acuerdo de empleo se ha pactado la ampliación de estos derechos en relación con la coordinación sindical interempresarial cuando se comparte el mismo centro de trabajo o la representación, por parte de la representación legal de los trabajadores de una empresa principal, de aquellos trabajadores de contratas o subcontratas que realizan su actividad en centros de trabajo de la empresa principal y carezcan de representación legal propia, para asuntos relacionados con su actividad laboral en el centro de trabajo. Otros ejemplos de derechos de información, consulta y negociación, se han adoptado en el marco de acuerdos relacionados con la formación profesional, igualdad entre mujeres y hombres, prevención de riesgos laborales, entre otros. Una parte importante de estos Acuerdos, tienen carácter normativo y eficacia general, han sido trasladados a normas legales y reglamentarias, y en otros casos, tienen carácter obligacional y requieren su posterior adopción y adaptación en el ámbito de la negociación colectiva. Por otro lado, por lo que respecta específicamente al contenido del artículo 5 de la Directiva, en España, como ya se ha indicado, la protección mínima en la materia viene determinada por la Ley. Este umbral mínimo de protección puede mejorarse a través de la negociación colectiva en todos los niveles incluido el de empresa o el de centro de trabajo. Información confidencial 7. ¿Considera que los Estados miembro (o los agentes sociales nacionales en caso de que hayan puesto en práctica la Directiva) tomaron las medidas necesarias para garantizar la protección de la información confidencial mediante: . • . • La prohibición de divulgar informaciones comunicadas a los representantes de los trabajadores y a sus expertos (Artículo 6 (1)) La no comunicación de información a los representantes de los trabajadores y la no consulta a estos (Artículo 6 (2)) 6 En España, en el artículo 65.2 de la Ley del Estatuto de los Trabajadores ya se regula de forma expresa el alcance del deber de sigilo de los representantes de los trabajadores. Ahora bien, actualmente en España no se regula un marco general conforme al cual la empleadora pueda justificar que no está obligada a suministrar información o proceder a consultas, en función de que creen obstáculos al funcionamiento de la empresa o centro de trabajo, o producir algún perjuicio, conforme a la literalidad del artículo 6.2 de la Directiva. En este punto, se supera el umbral mínimo de derechos dispensado por la Directiva, si bies es cierto que existen regulaciones sin carácter laboral que inciden sobre el alcance de las informaciones suministradas a los representantes de los trabajadores, como acontece con la establecida en la Ley Orgánica de Protección de Datos, que restringe la transmisión y las condiciones en que puede procederse al archivo de determinados datos personales. En cualquier caso, tales restricciones en la transmisión de datos personales se encuentran justificadas por el respeto del derecho fundamental a la intimidad de los trabajadores afectados, y no por un interés económico u organizativo de la empresa. El Proyecto de ley de transposición de la Directiva no supone regresión de la regulación actual en cuanto se refiere al deber de sigilo. Por otro lado, incorpora la posibilidad de que excepcionalmente, la empresa no esté obligada a comunicar aquellas informaciones específicas relacionadas con secretos industriales, financieros o comerciales cuya divulgación pudiera, según criterios objetivos, obstaculizar el funcionamiento de la empresa o del centro de trabajo u ocasionar graves perjuicios en su estabilidad económica. Esta excepción no abarca aquellos datos que tengan relación con el volumen de empleo en la empresa. 8. ¿Se introdujeron las condiciones y restricciones apropiadas en aplicación de las mencionadas disposiciones? ¿Se prevén procedimientos de recurso para el caso de que los empresarios exijan confidencialidad o no faciliten información a los representantes de los trabajadores? En España no se han establecido procedimientos específicos en caso de que el empresario exija confidencialidad o no facilite información por atribuirle naturaleza reservada, como tampoco se establecen procedimientos específicos para salvaguardar la confidencialidad de la información. Por lo demás, el Estado Español no ha hecho uso de la facultad contemplada en el último inciso del artículo 6.1 de la Directiva referente a la regulación de la autorización a los representantes o a cualquiera que les asista a que transmitan información confidencial a trabajadores o a terceros sujetos a una obligación de confidencialidad. Ahora bien, los representantes de los trabajadores tienen a su disposición el ejercicio de varias acciones judiciales que resultan adecuadas para denunciar ante los Tribunales del Orden Social de la Jurisdicción el incumplimiento por la empresa de sus obligaciones en materia de información y consulta. También pueden proceder a la denuncia de tal incumplimiento ante la Administración a través de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social para que se imponga la sanción que proceda, previa tramitación del procedimiento administrativo sancionador correspondiente. El Proyecto de ley de transposición de la Directiva remite expresamente a estos procedimientos judiciales ya previstos en la legislación española. 7 Protección de los representantes de los trabajadores 9. ¿Existen medidas que aseguren la protección de los representantes de los trabajadores y las garantías que les permitan ejecutar correctamente sus funciones (Artículo 7)? En el ordenamiento español se regulan por la ley determinadas garantías a favor de los representantes de los trabajadores, en su gran mayoría establecidas en el artículo 68 del Estatuto de los Trabajadores. Esencialmente, y a modo de resumen, se concretan en: - Apertura de expediente contradictorio en el supuesto de sanciones por faltas graves o muy graves. - El ejercicio del derecho de opción entre la extinción indemnizada del contrato de trabajo o la readmisión en caso de despido improcedente. - Prioridad de permanencia en la empresa en los supuestos de suspensión o extinción del contrato por regulación de empleo, en los despidos objetivos por amortización de puestos de trabajo, y en los supuestos de movilidad geográfica. - Protección frente a los actos del empresario que supongan discriminación basada en el ejercicio de su función representativa. - Derecho a expresar libremente sus opiniones en materias concernientes a la esfera de su representación. En todo caso, es importante tener en cuenta que las garantías legalmente establecidas son el nivel mínimo de protección, susceptible de mejorarse a través de la negociación colectiva. Protección de derechos 10. ¿Está garantizada la protección de los derechos de los empresarios o de los representantes de los trabajadores (Artículo 8) en caso de no conformidad con la Directiva en términos de: . . • • ¿medidas administrativas o judiciales apropiadas? ¿sanciones adecuadas? Por lo que se refiere a las medidas administrativas o judiciales existentes, nos remitimos a la contestación a la pregunta 8. Como quedó dicho, no existe un procedimiento judicial específico en el ámbito de la Jurisdicción Social para exigir de la empleadora el respeto a los derechos de información y consulta de los representantes de los trabajadores. Sin embargo, la relativa celeridad de los procedimientos determina que la ausencia de procedimientos específicos no constituya un obstáculo insalvable en la garantía de eficacia de los derechos reconocidos a los representantes. 8 Cuestión distinta es que la eficacia de estos derechos se encuentre comprometida en muchas ocasiones por la indeterminación jurídica sobre el alcance material de las informaciones que han de facilitarse a los representantes de los trabajadores, sobre todo, cuando no existe ningún Convenio o pacto colectivo de aplicación que concrete y especifique el contenido de tales obligaciones. Además, y aun teniendo en cuenta que en el ordenamiento español no se regula aún un derecho de consulta de naturaleza preventiva en los términos exigidos por la Directiva (distinguiendo esta consulta del derecho de consulta frente a decisiones actuales ya manifestadas sobre el empleo), tampoco existen referentes claros a la hora de determinar las consecuencias jurídicas derivadas del incumplimiento por las empleadoras de sus obligaciones en materia de información a los representantes, como tampoco de las consecuencias derivadas de la falta de informe previo de los representantes de los trabajadores. Más allá de pronunciamientos judiciales aislados, siempre vinculados a las circunstancias de los supuestos que enjuiciaban, no se concretan a nivel de legalidad las consecuencias que tales incumplimientos hubieran de deparar sobre las decisiones empresariales incisivas sobre el volumen o la estructura del empleo cuando la empleadora no hubiera cumplido sus obligaciones previas de información o de informe previo con los representantes, y ello, constituye un obstáculo relevante en orden a la garantía de eficacia de estos derechos. En el punto referente a las sanciones que se imponen por el incumplimiento de estos derechos, se descarta la atribución de responsabilidades penales. Está abierta la posibilidad de la denuncia de tales incumplimientos ante la Inspección de Trabajo y Seguridad Social para que previa tramitación del procedimiento administrativo correspondiente se imponga la sanción económica que proceda a la empresa, que puede impugnar ante los Tribunales del Orden Contencioso-Administrativo. Las infracciones por la falta de información y consulta a los representantes de los trabajadores se califican como infracciones graves –con carácter general, el artículo 7.7 de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social-, aun cuando en función de la materia sobre la que versa la información y consulta se establecen tipos específicos de incumplimiento que generalmente también se califican como faltas grave (así, y a título de ejemplo, el artículo 12.11 de la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social respecto a los supuestos de incumplimientos de las obligaciones de información y consulta descritos en la normativa de prevención de riesgos laborales, donde se regula la aplicación de sanciones específicas más elevadas ). Con carácter general, el importe de las sanciones por faltas graves oscila de los 300 a las 3.000 euros, aproximadamente, en función de la graduación de la infracción. Pues bien, teniendo en cuenta que la transmisión de estas informaciones constituye un presupuesto imprescindible para el adecuado ejercicio de las funciones de representación y la clara trascendencia de su contenido sobre el volumen de empleo en la empresa, el importe de las sanciones económicas no pueden calificarse como proporcionado. En este sentido, ha de repararse que la cuantía máxima de los 3.000 euros se entiende aplicable a los supuestos donde más gravedad reviste el incumplimiento empresarial, y que se corresponde con los casos en que se trata de una actuación reiterada o es el elevado el número de trabajadores. Realmente, el provecho empresarial derivado de la falta de entrega de esta documentación a los representantes suele ser muy superior a la sanción económica que eventualmente podría llegar a imponerse, sobre todo, en los casos de las grandes empresas para las que el pago de una sanción de esta cuantía no representa ningún impacto económico. 9 Lo anteriormente expuesto habría de relacionarse con la lentitud en la tramitación de estos expedientes, por el propio déficit de plantilla de los servicios administrativos de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, y la complejidad insita a todo proceso sancionador. En consecuencia, no ya sólo es que las sanciones administrativas establecidas no cumplan con los requisitos establecidos en el último inciso del artículo 8.2 de la Directiva donde se indica que “Estas sanciones deberán ser efectivas, proporcionadas y disuasorias.” Relación entre la presente Directiva y otras disposiciones comunitarias y nacionales 11. ¿Cuál es su opinión sobre la articulación entre las exigencias de la Directiva 2002/14/CE y las Directivas 98/59/CE, 2001/23/CE y 94/45/CE (97/74/CE)? En cada una de esas Directivas se establecen un régimen específico de información y consulta con los representantes de los trabajadores. Sin embargo, se trata de niveles de información y consulta que no se solapan. Así, mientras la Directiva 2002/14/CE establece un régimen de información y consulta con los representantes en lo que podría denominarse la evolución ordinaria de la empleadora, la Directiva 98/59/CE establece unas obligaciones específicas de información y consulta en materia de despidos colectivos, y la Directiva 2002/23/CE en materia de traspasos de empresas, potenciando y reforzando el derecho de información y de negociación colectiva en estas situaciones específicas donde se manifiesta y actualiza de forma directa una situación de riesgo sobre el mantenimiento del empleo. Por lo referente a la Directiva 1994/45/CE (1997/74/CE), los derechos de información y consulta regulados también operan en planos diferentes, desde el momento en que el sujeto colectivo beneficiario de tales derechos que encarna la representación de los trabajadores no son los representantes elegidos a nivel de cada centro o empresa, sino el Comité de Empresa Europeo o de un Grupo de Empresas Europeo, sin perjuicio de que éste decida transmitir tal información a los representantes elegidos a nivel de cada centro. Además, a falta de un acuerdo específico sobre información y consulta, habrán de referirse a las cuestiones relacionadas con el funcionamiento u organización de la empresa o grupo de empresas de dimensión comunitario y sobre medidas que afectan gravemente a los intereses de los trabajadores. De hecho, más allá de problemas puntuales de interrelación con los derechos de información y consulta propios de los representantes de los trabajadores a nivel de cada empresa o de cada centro, la regulación establecida en la Directiva 1994/45/CE (1997/74/CE) pretende garantizar la correspondencia del ámbito de la representación de los trabajadores con el de la dirección donde se procede a la toma de decisiones en las empresas y grupos de empresas de dimensión comunitaria, ajustando el ámbito de la representación de los trabadores con el ámbito real de los conflictos susceptibles de plantearse en esta clase de empresas. 12. ¿Considera que la aplicación de la Directiva implica una regresión en relación a la situación actual en los Estados miembro y en relación al nivel general de protección de los trabajadores en el ámbito de aplicación de la Directiva? (Artículo 9)? 10 Conforme a los párrafos 3 y 4 del artículo 9 de la Directiva, la misma no supondrá menoscabo de otros derechos de información, consulta y participación existentes en las legislaciones nacionales, ni regresión respecto a los fijados con carácter general en las mismas Teniendo en cuenta que tiene la virtualidad de configurar un marco común que establece un nivel mínimo de derechos de información y consulta para la totalidad de los Estados de la Unión Europea, no puede decirse que constituya una regresión sobre la situación existente en los diversos Estados y sí un avance en términos globales. En el caso español, el Proyecto de ley de transposición remitido por el Gobierno a las Cortes no supone, en principio, regresión respecto a la situación actual. Cuestiones generales 13. ¿Cuál es su opinión sobre la aplicación práctica de la Directiva en los Estados miembro? ¿Cumple sus objetivos que consisten, particularmente, en asegurar una información y una consulta adecuadas, efectivas y oportunas a los trabajadores, en interés tanto de los empresarios como de los trabajadores? Probablemente, sí que cumpla con los objetivos prefijados en su artículo 1.3 cuando refiere el espíritu de cooperación entre el empresario y los representantes de los trabajadores en cumplimiento de sus derechos y obligaciones recíprocas, teniendo en cuenta tanto los intereses de la empresa o centro de trabajo como los de los trabajadores. Cosa distinta es que tales objetivos puedan entenderse como razonables y aceptables. Así, a pesar de que la Directiva está regulando determinadas obligaciones empresariales en materia de información y consulta con los representantes de los trabajadores, tiene la virtualidad de equiparar los intereses empresariales con el interés de los representantes de los trabajadores en el acceso a tales informaciones y en el desarrollo de determinados trámites de consulta, cuando lo cierto es que éstos actúan en representación y defensa del colectivo de trabajadores representados. Por otra parte, la aplicación práctica de los derechos de información y consulta de los trabajadores establecidos en la Directiva y en la normativa interna, es muy variable, en función de la envergadura de las empresas, de la actitud empresarial, de la existencia o no de representación legal de los trabajadores, el nivel de implantación y capacidad sindical, las materias de que se trate y las circunstancias habituales o excepcionales que se den en cada caso. Por tanto, en muchos casos si quedan asegurados los citados objetivos de la Directiva y en otros muchos no quedan asegurados, por incumplimiento empresarial de las obligaciones establecidas y la falta de capacidad sindical y de la administración laboral para controlar y exigir su cumplimiento. 14. ¿Considera las disposiciones de la Directiva suficientemente flexibles y apropiadas? Aunque pueda concluirse que la Directiva establece un marco aceptable de competencias en materia de información y consulta con los representantes de los trabajadores, en muchos apartados resulta demasiado flexible, lo que se justifica en la contestación otorgada a otras cuestiones 11 15. ¿Cómo evalúa el impacto de la Directiva en los sistemas de relaciones laborales de los Estados miembro? ¿Puede nombrar un efecto positivo concreto? ¿O una deficiencia? En el caso concreto de España y dados los contenidos que en relación a los derechos de información y consulta, tiene ya nuestro ordenamiento interno, ampliado, como se ha explicitado anteriormente, por acuerdos interprofesionales y de diálogo social, los contenidos concretos de esta Directiva tienen un impacto limitado o poco significativo, sobre todo porque el Proyecto de Ley para la adaptación de la normativa interna se ha limitado en gran medida a los contenidos de la Directiva, con algunos contenidos adicionales propuestos en las alegaciones de CC.OO. Desde CC.OO. consideramos que se ha desaprovechando la oportunidad de, en el ámbito del estado español, dotarse de una Ley marco, que integrara el conjunto de derechos que en materia de información, consulta y negociación, se han ido estableciendo a través de diversos procesos de diálogo social que han generado reformas legislativas o nuevas disposiciones normativas, así como la ocasión de adaptar los derechos de información, consulta y negociación, a nuevas realidades empresariales y al protagonismo que las organizaciones sindicales más representativas han alcanzado en las últimas décadas. En lo que a España se refiere, será muy beneficiosa la transposición en relación con el reconocimiento de un derecho de consulta de los representantes de los trabajadores en las materias referidas en el apartado b) de su artículo 4.2. También es sumamente beneficiosa la concreción de los criterios con los que ha de facilitarse tal información expresados en el artículo 4.3 de la Directiva, en cuanto pauta interpretativa que necesariamente habrán de seguir los Tribunales internos a la hora de ponderar el cumplimiento real de la obligación de información a los representantes. Finalmente, la previsión contenida en el artículo 8.2 de la Directiva donde se establece que las sanciones por el incumplimiento de sus previsiones deberán ser “ ...efectivas, proporcionadas y disuasorias” puede constituir un elemento positivo a nivel interno tanto a la hora de justificar la revisión de los procedimientos administrativos sancionadores y el incremento de las sanciones, como pauta de interpretación a seguir por los Tribunales en la determinación de las sanciones efectivamente impuestas. 16. ¿Considera que la Directiva necesita ser revisada? En caso afirmativo, ¿cuáles serían los aspectos que deberían revisarse prioritariamente? a) Podría valorarse la conveniencia de ampliar, y sobre todo, clarificar con más precisión las obligaciones materiales que para las empleadoras comprende el respeto a los derechos de información y consulta de los representantes de los trabajadores. En este punto, resultaría de la máxima importancia garantizar el conocimiento por los representantes de los trabajadores de la totalidad de las retribuciones percibidas, cualquiera que fuera su origen o naturaleza, por los trabajadores, con independencia del tipo de contrato de trabajo o del pacto o acuerdo colectivo que les resulte de aplicación. b) Por lo demás, sería prioritario la revisión de los supuestos de exclusión del ámbito de la Directiva fijados en su artículo 3: 12 - En este sentido, podría valorarse la conveniencia de suprimir los umbrales de plantilla que justifican la exclusión de su ámbito de aplicación, a fin de entender operativos los derechos de información y consulta siempre que exista representación de los trabajadores, máxime, teniendo en cuenta que es frecuente que en los diversos Estados ya se establezca un umbral de plantilla mínimo para la elección de un representante. Pero garantizar la elección de un representante sin garantizar al mismo determinadas informaciones sobre la empresa desvirtúa por completo el significado y alcance de su función representativa. - También, la conveniencia de la posibilidad de exclusión de determinadas empresas en función de su actividad, que difícilmente puede comprenderse sobre todo respecto de las que persiguen fines educativos, científicos, artísticos, de información o de expresión de opiniones. La información remitida a los representantes de los trabajadores no tiene que incidir necesariamente en las condiciones de ejercicio de su actividad, máxime, cuando a nivel general subsiste el deber de sigilo y de reserva de los representantes de los trabajadores. Además, se trata de una restricción directa y vinculada al desempeño de tal actividad, sin tomar en consideración el impacto real que pudiera producir la transmisión de tal información o la prevención de un interés público prevalente debidamente justificado en cada caso. c) También, sería conveniente limitar la posibilidad de que los Estados puedan disponer que los empresarios no estén obligados a facilitar información o proceder a consultas que puedan crear obstáculos al funcionamiento de la empresa o perjudicarles, del artículo 6.2 de la Directiva. Como quedó dicho, el interés de los trabajadores representados es prevalente al interés empresarial y, con tal regulación, se otorga preferencia a éste frente a aquél. d) Finalmente, debería procederse a una ampliación de los derechos de información y consulta adaptándolos a las nuevas realidades organizativas empresariales (externalización, grupos de empresas, empresas transnacionales…) e incluyendo materias tales como participación en la gestión medioambiental de la empresa, responsabilidad social corporativa, información relativa a garantizar el cumplimiento de las diversas Directivas de igualdad y no discriminación, etc… 17. ¿Considera que algunas disposiciones de la Directiva deberían ser clarificadas? En caso afirmativo, por favor, precise cuáles. Sería de gran interés la clarificación de las concretas informaciones que habrían de facilitarse a los representantes de los trabajadores. Sobre todo, resultaría de la máxima importancia que entre tales informaciones se incluyeran las retribuciones totales percibidas por los trabajadores, en los términos anteriormente reseñados. En esta misma línea, sería conveniente fijar períodos temporales máximos de referencia para proceder a la transmisión de tales informaciones, al no resultar suficiente la mera previsión contenida en el artículo 4.3 de la Directiva respecto a que la información se facilitará en un momento apropiado, al tratarse de un concepto indeterminado generador de un nivel significativo de inseguridad jurídica. 13 Finalmente, sería recomendable la concreción en el texto de la Directiva de medidas específicas de protección para los representantes de los trabajadores, teniendo en cuenta que se trata de un aspecto central de la efectividad de los derechos de información y consulta de los representantes de los trabajadores, en cuanto sólo serán exigidos en tanto en cuento el representante tenga la convicción de que se encuentra asistido de garantías reales y efectivas frente a la empleadora. 1 18. Teniendo en cuenta las relaciones entre la Directiva 2002/14/CE y las otras Directivas comunitarias relativas a la información y a la consulta de los trabajadores transpuestas en los Estados miembros, ¿pude identificar algunas dificultades inherentes a tal relación? ¿Considera que es necesario mejorar la coherencia entre estas directivas? El presente interrogante se encuentra en gran parte analizado en la respuesta otorgada a la cuestión 11. En cualquier caso, sí que pueden apuntarse dos aspectos donde se producen discordancias entre los niveles de los derechos de información y negociación regulados en dichas Directivas: a) En primer lugar, y probablemente el más importante, lo representa el desajuste entre la delimitación del concepto de despido colectivo en el artículo 1 de la Directiva 1998/59/CE, con los umbrales de plantilla donde puede encontrarse justificada la inaplicación de los derechos de información y consulta regulados en la Directiva 2002/14/CE –artículo 3-, que reconoce a los estados miembros el derecho a optar entre su aplicación a las empresas que empleen al menos a 50 trabajadores o a los centros de trabajo que empleen al menos a 20 trabajadores. Si en aplicación del artículo3 de la Directiva 2002/14/CE resulta que un Estado miembro opta por limitar su aplicación a las empresas que empleen a más de 50 trabajadores, resultaría que no se aplicaría el régimen los derechos de información y consulta fijados en la misma a las empresas que no alcanzaran con dicha plantilla total de 50 trabajadores pero pudieran contar con centros de más de 20 trabajadores. Pues bien, si la empresa decide amortizar más de diez puestos de trabajo en un período de 30 días en uno de estos centros con plantilla superior a los 20 trabajadores, habría de concluirse en la existencia de un despido colectivo en el sentido del artículo 1 de la Directiva, y donde resultarían de aplicación el régimen de información y consulta establecido en la Directiva 1998/59/CE, por más que estos mismos representantes no tendrían garantizados los derechos de información y consulta establecidos con carácter ordinario en la Directiva 2002/14/CE. La misma discrepancia podría producirse si el Estado donde está ubicada la empresa hubiera optado por el segundo criterio del artículo 1 de la Directiva 1998/59/CE en la delimitación del despido colectivo para configurarlo con relación a un número de extinciones al menos igual a 20 para un período de 90 días, cuando el empresario hubiera tomado la decisión de cerrar el centro de trabajo y proceder a la amortización de los puestos de los más de veinte trabajadores que prestaban servicios en el mismo. También se trataría de un despido colectivo y los representantes de los trabajadores no habrían tenido garantizados los derechos de información y negociación fijados en la Directiva 2002/14/CE. Y es que, si los representantes de los trabajadores no han llegado a conocer la evolución de la situación económica o de los criterios de organización y producción de la empresa durante el funcionamiento ordinario de la misma, difícilmente podrán ponderar y evaluar el conjunto de la documentación suministrada por la empresa durante el expediente de despido colectivo. 14 Y no ya sólo por el contexto de urgencia y gravedad ínsito a la tramitación de todo expediente de despido colectivo, sino también por la circunstancia de que el análisis de la valoración de las causas invocadas por la empresa y de la decisión adoptada por la misma de extinguir determinado número de contratos de trabajo exige el conocimiento por anticipado de la evolución seguida por la empresa y de las formas con las que ha venido adaptándose con anterioridad a situaciones económicas, productivas u organizativas adversas. En estas condiciones, se reduce a la mínima expresión la capacidad de los representantes de proceder a la realización de unas consultas con contenido real sobre las causas invocadas por la empresa y las vías disponibles para reducir sus efectos sobre los trabajadores. Por lo demás, si en estos despidos colectivos se constata la existencia de un interés público en controlar la decisión empresarial de extinguir los contratos de trabajo, no es razonable que con anterioridad a la instrumentación de tal decisión empresarial no exista la garantía absoluta de una información y consulta periódica con los representantes de los trabajadores. b) Finalmente, y por lo que se refiere a la relación de la Directiva 2002/14/CE con la Directiva 1994/45/CE (1997/74/CE), referente a la constitución de un Comité de Empresa Europeo, tan sólo referir la discordancia existente entre la mayor amplitud del colectivo de empresas a las que los Estados pueden someter a disposiciones específicas y diferentes de las generales de la Directiva 2002/14/CE con las empresas definidas en el artículo 8.3 de la Directiva 1994/45/CE respecto de las que también se reserva a cada Estado miembro la posibilidad de establecer disposiciones especiales a favor de la dirección y establecimientos situados en su territorio. La diferencia en la regulación de estos ámbitos puede provocar situaciones en las que hubiera de reconocerse al Comité de Empresa Europeo el derecho a recabar de la Dirección central de la empresa o de los establecimientos situados en tal país determinadas informaciones que no podrían exigir, en su ámbito respectivo, los representantes elegidos en los concretos centros de trabajo de aquel país. 1 Directivas 98/59/CE, 2001/23/CE y 94/45/CE (97/74/CE). 15