6. Economía de plantación e

Anuncio
ECONOMÍA DE PLANTACIÓN EN
EL TERRITORIO DE TEPIC *
JOSÉ MARIO CONTRERAS VALDEZ**
Los plantíos se imponen
En la historiografía especializada y en la de divulgación, es ampliamente
conocido que al acercarse el final del siglo XIX, una ola capitalista extensa
recorrió el mundo; un proceso complejo a la vez que exitoso. Fue entonces que
se incorporó a la producción y a la comercialización recursos humanos y
materiales inmensos, localizados en regiones de países que hasta entonces
habían mantenido contacto esporádico con el mercado.
En la secular marcha económica globalizadora, una vez más, la integración de recursos al plano capitalista desde cada país y cada región asumió
formas diferentes y específicas.) Transcurrió con un ritmo marcado por las
condiciones políticas y sociales concretas; varió de acuerdo a las comunicaciones marítimas y terrestres; dependió del tipo de demanda; intermedia y/o de
consumo final, sobre los bienes técnicamente posibles de elaborar y explotar.
En consecuencia, hubo cambios productivos y comerciales múltiples en
las regiones, en algunas se apuntó una época de auge y se recuperó una vocación
agrícola probada en la época colonial, en otras la debacle y en un tercer caso la
inercia decimonónica continuó.
Con el control político y social que caracterizó al gobierno de Porfirio
Díaz, paulatinamente las regiones de país tendieron a cubrirse en la atmósfe-
*Figura política administrativa vigente entre 1885 y 1917, a la cual sucedió la del hoy estado
de Nayarit. Agradezco a Pedro Luna Jiménez, profesor de la Universidad Autónoma de
Nayarit, los datos facilitados para apoyar el presente trabajo. Éstos los obtuvo en archivos
localizados en la ciudad de Tepic.
**La complejidad de la maduración capitalista en México, en sus especificidades regionales,
ha sido estudiada en las últimas dos décadas con agudeza profesional. Los casos se conocen
con desigual avance, por un lado están los estudios que ofrecen información con la que se
permite observar el proceso a profundidad (el noreste), en otros casos la investigación está en
una fase inicial (costa oeste).
143
ra globalizante de la bonanza capitalista; la correspondiente a la tercera y última
onda larga del siglo XIX,2 el algodón floreció en La Laguna, el henequén en
Yucatán, el café en el Soconusco, el tabaco en Veracruz y Oaxaca, por
mencionar cuatro casos.
La prosperidad capitalista del Porfiriato, sin embargo, no estuvo exenta de
dificultades, de contrariedades, como la crisis financiera de 1884-1885,3 las
derivadas de ocasionales fenómenos meteorológicos que incidían en el desplome
de la producción agrícola en determinadas regiones del país.4
A esas complicaciones socioeconómicas se añadió, temporal y particularmente otra más, originada en el comercio externo, la que se manifestaba
cuando el producto de exportación mexicano por excelencia se depreciaba: la
plata. Al conjugarse las múltiples condicionantes negativas para la economía al
final del siglo pasado, la situación se tomó incierta y la nación vulnerable.
Fue entonces que los ojos de autoridades y los de quienes analizaban la
cuestión pública, se volvieron a los cultivos de plantación, cuya demanda
internacional subía. En esa situación comenzaron a ser considerados como
estratégicos para el desempeño positivo de la economía nacional y la solución de
problemas financieros.
En un artículo publicado en 1892 se afirmó con cierta vehemencia: "en las
cosechas de café y henequén hallará el país en gran manera alivio para el pago
de sus cuentas en el extranjero". En el mismo, el articulista preguntó:
¿Dónde está hoy la región más rica de México?, ¿En Pachuca, en
Zacatecas, en Guanajuato, en Taxco, en Batopilas?. Nada de eso. La
sección del país, donde hay el mayor aumento de riqueza es en la caliente,
árida y remota península de Yucatán [...], en (el) café y (el) tabaco hay un
notable movimiento progresivo. 5
En una perspectiva general cabe decir que los problemas de la economía
mexicana y la insatisfacción de los mercados externos fueron dos factores
2
Véase Maddison, Angus, Las fases del desarrollo capitalista, una historia económica cuantitativa,
El Colegio de México, México, 1986, pp. 95-96.
3
Véase Marichal, Carlos "El manejo de la deuda pública y la crisis financiera de 1884-1885", en
Ludlow, Leonor y Jorge Silva Riquer, comps., Los negocios y las ganancias, de la colonia al
México moderno, Instituto de Investigaciones Dr. José Marta Luis Mora e IISUNAM, México,
1993.
4
Véase un trabajo colectivo reciente logrado con recursos de CONACYT y CIESAS, García
Acosté, Virginia, Catálogo de desastres agrícolas en México, 1822-1900, mecanoescrito, 1996.
5
Cf. El Correo de Durango, núm. 49, 29 de diciembre de 1892. El artículo citado se reprodujo del
Financiero Mexicano.
144
que permitieron el auge de los cultivos de plantación en el territorio de Tepic,
formándose un basamento económico nuevo para la acumulación de capital y la
formación de una oligarquía empresarial en la región.
Otros factores más, que es importante agregar en la explicación del auge
de plantíos en esa región y que examinaré más adelante, son: las condiciones
naturales propicias, la facilidad legal para disponer de terrenos, así como la
hegemonía de una oligarquía dispuesta a aprovechar al máximo su condición
para conseguir "el progreso".
Con base en la agricultura de plantación, la economía de la región y en
general todo el litoral del Pacífico cobró vigor. Por sus vasos comunicantes
propios, otras actividades recibieron el efecto multiplicador, como el comercio,
el transporte marítimo y la minería en pequeña escala.
Un proceso complejo como el que se examina, exige la inclusión de otros
aspectos además del económico, como es el legal. En el caso minero, la
promulgación del Código de Minería en noviembre de 1884 tuvo efectos
decisivos. Se generó certidumbre sobre la propiedad privada de las minas y
consecuentemente se incrementó el número de denuncios, así como la inversión
que fortaleció a compañías.
Respecto al transporte, es significativo el hecho de que diversas compañías marítimas, nacionales y extranjeras, interesadas en el tráfico comercial
creciente en la costa oeste, celebraran contrato entre sus representantes y la
Secretaría de Colonización, Industria y Comercio.6
Con esos acuerdos, desde el derecho, se ratificaban los hechos. Las estadísticas sobre la región registraron la frecuencia mayor de naves de distinto
calado. Al puerto de San Blas arribaron y salieron con regularidad los paleibots
"Acapulco", Himalaya" y "Napoleón"; las balandras "Enriqueta" y "Almirante";
las barcas "Eugen", "Atlanta"; los vapores "Gral. González", "Resguardo",
"Gral. Zaragoza", "Alejandro", "Newvorn", "City of Topeka", "Wilmington",
"Granada", "Colima", entre otros.
En esos navíos y otros que se acercaron esporádicamente a ese puerto, se
facilitó transportar mercancías y personas desde puertos tales como, al norte:
Mazatlán, Altata, Guaymas, Mulegé, Santa Rosalía, La Paz, Cabo San Lucas,
Bahía de Magdalena, Isla Guadalupe, Ensenada y San Diego, California. Hacia
el sur: Manzanillo, Isla del Socorro, Acapulco, Puerto Angel, Salina Cruz y San
José, Guatemala.
6
Véase el periódico El Correo de la tarde, órgano de la Cámara de Comercio de Mazatlán,
fundado desde 1885.
145
El mercado regional, uno de los más débiles en el contexto nacional, expresó el
ritmo encendido de la actividad económica. Las ventas locales se duplicaron
entre los años de 1898 y 1903 y en entre éste y 1908, dos periodos que fue difícil
repetir posteriormente, como podemos advenir en el cuadro siguiente:
CUADRO 1
Ventas manifestadas en Nayarit
Años
1898
1901
1902
1903
1904
1905
1908
1909
1910
1911
1912
FUENTE: Varios7
Valor (pesos)
Años
812 241.70
1922
1 473 645.00
1 467 877.00
1 825 159.00
2 106 857.00
2 561 962.00
3 821 957.00
3 849 036.00
4 371 690.00
4 489 036.00
4 075 070.00
1923
1924
1925
1926
Valor (pesos)
4 747 765.00
3 403 625.00
4 581 257.00
4 230 984.00
4 580 247.00
La bonanza de la agricultura de plantación en la región, se transmitió a otros
planos: la construcción de caminos, remodelación y ampliación de edificios y en
obras de comunicación públicas y privadas, en donde quedaría la huella de las
nuevas técnicas y materiales.8
Algunas de esas obras fueron logradas con fondos privados, como: la remodelación del Teatro Calderón, ampliación del Hospital de Tepic,9 la continuación de la construcción de la Basílica de Jala,10 el tendido de vías para
7
Peñafiel, Antonio, Anuario estadístico de la República Mexicana 1898, Dirección General de
Estadística de la Secretaría de Fomento, México, 1898 y Sonora, Sinaloa y Nayarit, estudio
estadístico, económico y social, Departamento de la Estadística Nacional, México, 1928.
8
Véase López González, Pedro, El centro histórico de Tepic, Ayuntamiento de Tepic,
México, 1996.
9
Gutiérrez Arreola, Jorge, "Los Hospitales de Tepic", en Alica, núm. 2, octubre—
diciembre de 1992, pp. 2-5.
10
En la que de acuerdo a información que tuvo a su alcance Adolfo Dollero, en 1910 "un
rico había gastado ya como $400,000.00. Evidentemente esa cantidad no se erogó de un año
para otro, pero sólo era posible hacerlo en años de bonanza. Véase en México al día,
impresiones y notas de viaje, Librería de la viuda de C. Bouret, México, 1911.
146
el ferrocarril urbano, la instalación de líneas telefónicas privadas, levantamiento
de monumentos a figuras políticas en parques públicos, entre otras.
Las realizadas con fondos públicos: la construcción del tramo de vía de
ferrocarril en San Blas-Guaristemba, subvencionada por el gobierno; el tendido
de la línea telegráfica de Tepic a Rosario, Sinaloa, la instalación de líneas
urbanas de energía eléctrica, la construcción del palacio municipal de Tepic, la
penitenciaría, la instalación del faro en el puerto de San Blas. Otras de
mantenimiento y de menor cuantía como el remozamiento de calles y parques
públicos, remodelación de cementerios, caminos. 11
La situación económica mejorada de la región no pasó inadvertida por la
Iglesia, la que en 1891 quedó inserta en la misma y erigió el obispado en el
territorio de Tepic, desde donde se habrían de bendecir e inaugurar las obras
materiales.
Ajustes en la región
En la última década del siglo XIX, en la costa y el altiplano del entonces territorio de Tepic, la economía de plantación alcanzó un esplendor sin precedente
en la historia económica de la región. En esos últimos diez años, los cultivos de
tabaco, de caña de azúcar, de algodón y de café, en colectivo proliferaron en
decenas de miles de hectáreas ubicadas en esa cuenca del Pacífico mexicano.
Para entender mejor ese proceso es necesario considerar dos aspectos: la
creciente necesidad de fuerza de trabajo y el reacomodo del espacio con impacto
ecológico.
La economía de plantación en auge demandó consecuentemente fuerza de
trabajo, en los meses de cosecha; de enero a mayo. Estacionalmente los brazos
de hombres, mujeres y niños fueron imprescindibles. Fue ese el germen de una
disciplina de trabajo para familias "enganchadas" y el comienzo de una cultura
laboral distinta y más compleja, cuya historia está por hacerse.
La relativa escasez de fuerza de trabajo en la costa debido a las enfermedades propias de una zona caliente, se volvió uno de los problemas más
11
Para conocer más detalles véase Ruiz, Mariano Adelantos y mejoras en el territorio de
Tepic, durante la administración del general Mariano Ruiz, 1905-1909, s/e Tepic, 1909.
147
apremiantes en las plantaciones, que para resolverlo sus propietarios y administradores tuvieron que tejer fino. l2
La posibilidades de lograr satisfacer ese apremio, crecieron en parte con
iniciativas empresariales, específicamente cuando el salario ofrecido en las
plantaciones a los trabajadores fue necesariamente mayor al vigente en el
altiplano. Con ese mecanismo se propició que en los meses de enero a febrero,
emigraran a la costa familias que vivían en las diversas comunidades del
altiplano, dedicadas a la agricultura de temporal en los fundos legales. Ellas
recibían al "enganchador" con un único adelanto del pago que después habrían
de devengar. Con el tiempo, ese flujo sostuvo el repoblamiento en la región.13
Al transcurrir los años, familias completas quedaron conectadas a un flujo
estacional cuyo objeto era la cosecha de algodón, de café, de tabaco y de caña de
azúcar. Con la experiencia acumulada, algunos de los jóvenes optaron por vivir
en la costa, ante la posibilidad abierta por los terratenientes para apoyar su
conversión en arrendatarios, medieros, o bien asalariados. Con el tiempo ello
permitió una mayor estabilidad laboral en la zona.
Por otro lado, la naturaleza de ese tipo de economía también reclamó para
su consolidación, de un espacio geográfico propio: suelo feraz, humedad, calor y
agua suficiente. También que el relieve y las cuencas acuíferas de la región, no
dificultaran enormemente la transportación terrestre de cargas relativamente
pesadas hechas de esos cultivos, hacia el puerto de San Blas y embarcaderos
públicos y privados.
Los espacios en los que echó raíz la economía de plantanción, los que
transformarían parcialmente su fisonomía, no eran homogéneos, en varios
sentidos. Las condiciones agrarias, geográficas, demográficas, poblacionales, de
comunicación y de mercado de la costa eran diferentes a las del altiplano, de ahí
que el proceso concreto de penetración de los plantíos, tuviera
12
La costa del territorio de Tepic se pobló raquítica y tardíamente aún durante el porfiriato,
como sucedió en otras regiones del país, a pesar de los esfuerzos del gobierno federal que
apoyó las iniciativas públicas y privadas para su colonización. Véase González Navarro,
Moisés. Los extranjeros en México y los mexicanos en el extranjero. 1821-1970, t. 2, El
Colegio de México. México. 1994.
13
La colonización efectiva de la costa. a través de un poblamiento nuevo, llegaría en los años
cuarenta de este siglo, cuando se repartió la tierra y se crearon ejidos que dieron lugar a
nuevos centros de población con los servicios mínimos necesarios: de salud. de educación y
de comunicación. Véase Luna Jiménez, Pedro, "Viajando por las haciendas de Nayarit".
mecanoescrito. Tepic. Nayarit. En éste trabajo y otros escritos por Pedro Luna, se aclara que
poblaciones del altiplano en el municipio de Compostela y San Pedro Lagunillas emigraban
a las plantaciones de Ixtapa, Las Varas y La Perlita de Jaltemba. Desde Jomulco y otras
poblaciones de la Meseta de Juanacatlán lo hacían hacia el Cofa, El Malinal, Palapitas y El
Cuarenteño.
148
sus evidentes desigualdades y ritmos. La costa insalubre, inhóspita, despoblada
e incomunicada relativamente durante la colonia y el siglo XIX, acogió en poco
tiempo a esos cultivos.
La zona del altiplano, en cambio, más poblada y más comunicada en sí
misma, con el noroeste y las capitales del territorio de Tepic y la del estado de
Jalisco, encerraba una estructura agraria más compleja; sellada hasta entonces
por la convivencia entre la comunidad agraria, el rancho y la hacienda. Ese
conjunto de elementos dificultó que se abrieran enormes espacios para
sembradíos, en comparación a la costa.
Los terrenos costeros que hasta el final de la Colonia se mantuvieron
colmados de vegetación baja cerrada, selva, bosques densos formados con
enormes árboles de maderas finas y otros de madera útil para la construcción l4
fueron utilizados para plantíos. Al inicio, en las primeras décadas del siglo
pasado, se hizo paulatinamente a través de algodonales, levantados y
organizados con iniciativas individuales. Conforme se acumularon las décadas
decimonónicas el proceso aceleró y extendió, apoyado por instituciones y, desde
luego, por la experiencia empresarial. En esas condiciones se añadió a aquellas
plantaciones las de caña de azúcar y de tabaco.
Los testimonios de los viajeros que visitaron o por alguna razón cruzaron
la región, además de los informes oficiales generados después de la Independencia, apoyan y documentan en conjunto lo anterior. l5
El viajero Brasil Hall conoció parcialmente la región y dejó constancia de
los paisajes verdes de la costa, en 1822 señaló:
el campo estaba densamente arbolado; los árboles se ataban unos a otros
por medio de guirnaldas de innumerables enredaderas que ondeaban por
encima de la maleza impenetrable que ocultaba el suelo y daba a la selva
precisamente el aspecto de una jungla india.16
14
La lista de árboles de los cuales se obtenían maderas finas y para la construcción es amplia:
cedro, amapa. encinos, acotes, pinos, pinabetes, sabinos, tepehuajes, tepemezquites, robles.
fresnos, palo de Brasil, caoba, granadillo, nogales, copales, encinos, guanacastes, mangle, entre
otros. Cf. "Noticias estadísticas del Distrito de Tepic, 1838" y "Noticias estadísticas del Distrito
de Tepic, 1842", véase Muría, losé María y Pedro López González, comps. Nayarit, del Séptimo
Cantón al estado libre y soberano; Universidad de Guadalajara e Instituto de Investigaciones
Dr. José María Luis Mora, México, 1990.
15
Véase tres informes, en 1837, 1838 y 1842, solicitados por distintas autoridades, en /bid, pp.
182-244.
16
Véase Muria, José María y Angélica Peregrina, comps. Viajeros y anglosajones por Jalisco,
Colección Regiones de México, INAH, México, 1992, p. 12
149
Treinta años después Ernest de Vigneaux reiteró la estampa que Hall trazó.17 Y
también en el mismo sentido lo hizo en 1857 el escritor californiano Marvin
Wheat, quien relató su recorrido por el camino de San Blas a Tepic; el que se
mantenía aún exuberante: "El camino parecía llevarnos a través de la misma
selva... y al atravesarla mis compañeros de viaje me dijeron que abunda(ba) el
palo de Campeche".18
Estos registros junto con otros que expongo en seguida, ayudan a entender el avance de los plantíos en la región durante casi todo el siglo pasado. En
un informe que data de 1839, se mencionaba en tono triunfalista, que con el fin
de cultivar algodón se había "hecho desaparecer espesos bosques donde se
abrigaban las incómodas plagas del zancudo y gegén".
En 1852, Eustaquio Barron informó a autoridades británicas y entre otras
notas escribió que para ese año el palo de tinte se estaba acabando y que el
"bosque costeño ha(bía) sido literalmente arrasado".19
En 1864, otro viajero, W. H. Bullock, recorrió los caminos exuberantes
de la costa y el altiplano de la región. En ese año, visitó los márgenes del río
Santiago, una zona que junto a la que conocieron los viajeros arriba referidos,
acogían las mejores tierras en los valles de la costa.
Bullock de su visita a esa zona dejó un relato; más extenso y completo
que los anteriores, del cual se extrae lo siguiente:
un ciudadano emprendedor de Tepic [...] un inmigrante inglés: Joshua
Mellor, que sin ninguna fortuna de por medio se había convertido en un
señor en la región, había des-montado una parte del bosque, convirtiendo
de (la) selva una próspera plantación de algodón. 20
Éstos casos ilustran el proceso sostenido, lento, del cambio en el uso del
suelo, que comenzó después de la Independencia. El espacio vacío que quedaba
como mancha en una alfombra verde, se llenaba en aquellos años con
sembradíos de algodón. Su producción era rentable y el mercado creciente. La
demanda mayor que la oferta, creció cuando fábricas textiles se instalaron en el
estado de Jalisco. Con ese desequilibrio y el precio del algodón al
17
Véase en Glantz, Maigo Glantz, Selección, traducción e introducción Viajes en México,
crónicas extranjeras, t. 2, sep/80, Secretaria de Educación Pública y El Fondo de Cultura
Económica, 1982, pp. 628-637.
18
Wheat, Marvin, Cartas de viaje por el Occidente, El Colegio de Jalisco, México, 1994, p. 16.
19
Véase en Meyer, lean, De Cantón de Tepic a estado de Nayarit, 1840-1940, Colección de
documentos para la historia de Nayarit, t. 2, CEMCA y Universidad de Guadalajara, México 1990,
pp. 20-60.
20
Cf Across México in 1864-1865, London and Cambrigde, Macmillan and Co., 1866, pp. 250-341.
Traducida por Claudia Camberos en Viajeros anglosajones por Jalisco Siglo XIX, México, 1992.
150
alza, a veces con incrementos relevantes, el cultivo de algodón se favoreció. En
1841 el precio de la arroba de algodón se incrementó en 100%, con lo que se
pagó a un peso.21
Los bosques continuaron talándose y hectáreas nuevas se aprovechaban
para las plantaciones. Entre 1880 y 1885 se exportó, por el puerto de San Blas
hacia destino europeo y estadounidense, un millón de pies superficiales de
maderas finas, promedio anual. El cedro predominaba entre esas maderas.22 El
saqueo se prolongó y en 1898, se extrajeron de la costa del territorio de Tepic
170 toneladas de amapa y 13 toneladas de caoba.23
Los bosques del altiplano, los aledaños al fértil valle de Matatipac, cerca
de Xalisco y Tepic no quedaron ajenos a la tala. De ahí se extraía la madera
demandada localmente. De sólo el pino se producían al año en promedio, 3 000
vigas al final del siglo, en el espacio abierto se cultivaba la caña de azúcar.
En 1890, Julio Pérez González, contemporáneo a ese proceso del cambio
del uso del suelo, afirmó que si bien los bosques eran abundantes en algunas
zonas del territorio de Tepic, al mismo tiempo, también lanzó un preocupante
llamado de atención, sobre las consecuencias negativas que advertía no muy
lejanas para la ecología, y en particular para la agricultura, debido al ritmo de la
tala de árboles.24
Ese proceso de deforestación no se podía detener con ninguna argumentación, al imponerse la lógica de la ganancia. No en los valles de la costa y el
altiplano, donde fue relativamente fácil extraer la madera y donde han existido
las condiciones naturales adecuadas para desarrollar una agricultura que
privilegie a los sembradíos más rentables. Ahí, el suelo, la temperatura promedio
y la suficiente cantidad de agua han tenido las especificidades ideales para
cosechar con calidad el tabaco, el algodón y la caña de azúcar, en tanto que al
café le beneficiaba los microclimas de las estribaciones de las montañas, las que
dividen y unen las tierras de la costa con las del altiplano.
En 1884 el ingeniero Alberto Ruiz Sandoval, quien trabajaba para la Secretaria de Agricultura y Fomento, diagnosticó por encargo de sus autorida-
21
Véase, Meyer, lean, /bid, p. 50.
Armando Bartra, en un capítulo: "La fiesta de las hachas", explica el proceso de explotación
intenso en los bosques y selvas del sureste mexicano. El México bárbaro, plantaciones y
monterías del sureste durante el porfiriato, El Atajo Ediciones, México, 1996.
23
Véase Peñafiel, Antonio, op. cit.
24
Ensayo Estadístico y Geográfico del territorio de Tepic, Imprenta de Retes, Tepic, México,
1894, pp. 210-301
22
151
des, las condiciones naturales y las potencialidades de los terrenos para el
cultivo del algodón en el territorio nacional. Del recorrido, cuando estuvo con
ese fin en la costa del territorio de Tepic, puntualizó sin dudarlo:
puedo asegurar que la región de que tratamos es una de las más adecuadas
al cultivo de algodón [...] el valle de Santiago, asombra por su producción,
no es raro ver que una fanega produzca 300 a más arrobas de algodón; y
esto que el sistema de cultivo no es el más apropiado [..1 la mayor parte de
los productos se debe esencialmente a la buena calidad del terreno [...].
Respecto de las condiciones naturales para cultivar los otros tres cultivos,
algunas opiniones de entonces mencionaron en similar tono que eran adecuadas.
En el caso del café, en un artículo publicado en el periódico oficial de Tepic, en
1879, Julio Pérez González refirió extrañado que no se hubiese cultivado en las
fértiles tierras de la costa.25
Ampliación de la frontera agrícola
La rigidez de la frontera agrícola, secularmente mantenida en la región, cedió al
empuje de los plantíos de café, caña de azúcar, algodón y tabaco, como una ola
modernizadora que invadió bosques, tierras comunales y terrenos incultos, de
manera clara y sostenida en los últimos quince años del siglo pasado. Para
apreciar mejor esa imagen, y complementando el apartado anterior, la
información estadística disponible sobre la trayectoria decimonónica de la
superficie sembrada en la región es básica.
En 1822 en los cinco departamentos de el Séptimo Cantón de Jalisco, se
sembraban al año apenas 12 500 hectáreas. Los amplios valles y llanuras de la
costa, siempre húmedos, eran aprovechados en su mayor porción como
pastizales para miles de cabezas de ganado vacuno, caballar y mular.26 En 1840
la superficie cosechada, en su mayoría de maíz y frijol, llegó a 15 000 hectáreas,
en dieciocho años se incrementó sólo 2 500 hectáreas. Esta última cifra refleja
el escaso interés de parte de autoridades y terratenientes por
25
Periódico Oficial, Organo de la Jefatura Política y Comandancia del Distrito Militar de
Tepic, núm. 15, 12 de octubre de 1879.
26
Para conocer la importancia de la ganadería en Nueva Galicia en los últimos cincuenta
años de la Colonia, véase Serrera Contreras, Ramón, Guadalajara Ganadera. Estudio
regional novohispano, 1760-1805, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, Sevilla,
España, 1977.
152
desarrollar la agricultura en un territorio con extensión aproximada de 2 700 000
hectáreas.
En 1854 se sembraron 20 000 hectáreas en el Séptimo Cantón de Jalisco y
cuatro años después, de acuerdo a las estadísticas organizadas por Longinos
Banda, las hectáreas sembradas fueron 34 400, de éstas 16 758 hectáreas se
destinaban al cultivo del maíz y 3 352 al frijol. Otros cultivos significativos que
se sembraron entonces fueron el arroz, la cana de azúcar y el algodón.
Las cifras registradas en 1854 y 1858 exhiben un salto significativo de
tierras incorporadas al cultivo. El proceso de ampliación de la frontera agrícola
en esas 14 400 hectáreas, fue repentino; entre 1857 a 1858. Este resultado creo
respondió a la promulgación de la Ley Lerdo del 25 de junio de 185627 y sus
efectos en la desamortización de corporaciones civiles y religiosas.
La explicación del súbito interés por sembrar tierras está en la situación
creada por la opción legal del denuncio de terrenos por arrendatarios y otros
interesados en sembrar tierras, sobre aquellos terrenos considerados "en manos
muertas". En tal situación los propietarios de los terrenos incultos, como les fue
posible incorporaron hectáreas al cultivo, con el fin de evitar ser sancionados y
afectados en el marco de esa ley.
Veinte años después de publicadas las estadísticas de Longinos Banda, un
informe del 1 de septiembre de 1878 elaborado por órdenes del Gral. Ignacio M.
Escudero, Jefe Político del Distrito Militar de Tepic,28 aludió a la extensión de la
superficie sembrada: 36 895 hectáreas. La mayoría de ella seguía siendo
sembrada de maíz y frijol.
En esas dos décadas, de 1858 a 1878, escasamente se movió la frontera agrícola,
como en ninguna otra época de ese siglo, la estructura productiva agrícola
tampoco varió. El poco interés de sembrar fuera de ciertos límites geográficos se
explica en parte, por la inestabilidad política que predominó en el país y en la
región particularmente con la rebelión de Manuel Lozada, la cual se mantuvo
activa y frontal entre 1853-1873, casi ininterrumpida-
27
Meyer, Jean, "La desamortización de 1856 en Tepic", en Muría, José María y Pedro
López González, comps., op. cit., pp. 295-315.
28
Figura político administrativa vigente entre los años de 1867 a 1884.
153
mente. Otros brotes de rebeldía sucedieron en 1876 y 1879, los más conocidos y
cercanos a la muerte de Lozada. 29
El General Escudero, según ese informe, esperaba que en pocos años más
en ese Distrito Militar podrían cultivarse alrededor de 73 mil hectáreas, adicionales a las que ya se cultivaban.30 Es decir, según su estimación la superficie
sembrada máxima que podría lograrse en ese Distrito en el corto plazo era de
aproximadamente 110 000 hectáreas.
El optimismo del Gral. Escudero evidentemente no tomó en cuenta la
realidad política que se le oponía.31 Doce años después de su informe, la
superficie sembrada se había incrementado en sólo 66% y no en tres veces como
lo anticipó. En 1890 en el territorio de Tepic se sembraban sólo 60 000
hectáreas, muy por abajo aún del potencial de terrenos susceptibles de cultivarse:
712 000 hectáreas.32
La ampliación de la frontera agrícola entre 1878 y 1890 fue de 37 mil a 60
mil hectáreas. La incorporación de 23 mil hectáreas, se desarrolló en tiempos
políticos complejos. En la primera mitad de ese periodo la frontera agrícola casi
no se movió, debido a la inestabilidad política local, en la que fueron
significativo los brotes rebeldes encabezados por Juan Lerma, colaborador
cercano en su momento a Lozada: fueron tiempos de "El movimiento
lermeño".33 También tuvieron que ver las pugnas por el poder local entre
militares y terratenientes. En conjunto se propició la ingobernabilidad en zonas
específicas, impidiéndose con ello lograr las condiciones requeridas para invertir
en la agricultura.
La agitación política de esos años cobró bríos con la promulgación del
"plan o manifiesto de Tepic en 1879". Porfirio Díaz sensible desde el poder,
priorizó el "asunto Tepic" y conociendo los antecedentes del Distrito Militar de
Tepic puso manos a la obra para resolverlo. Entonces decidió enviar nue-
29
En noviembre de 1876 la Guardia Nacional del Distrito Militar de Tepic, secundó el
movimiento político de Guanajuato, para rebelarse contra la reelección de Sebastián Lerdo de
Tejada, por considerarlo "el fraude más escandaloso que se ha cometido en materia de intrigas
electorales" y se reconocía a José María Iglesias, como Presidente de la República. Archivo
Histórico COMDUMEX. Fondo Luis Gutiérrez Cañedo, Leg. 3138.
30
Este informe fue citado en Peña Navarro, Everardo, Estudio histórico del estado de
Nayarit, de la Independencia a erección en estado, Tepic, Nayarit 1956, p. 409.
31
Por esa fecha estaba abierto el debate en tomo al destino que habría de tener el Distrito
Militar de Tepic. El gobierno del estado de Jalisco pedía al gobierno federal les reincorporara
ese Distrito a la jurisdicción jalisciense tal y como había venido sucediendo en calidad del
Séptimo Cantón de Jalisco hasta 1867.
32
Pérez González, Julio, op cit., p. 111.
33
López González, Pedro, "Hacia la pacificación del Distrito Militar de Tepic", en López
González, Pedro y Ramón Medina, coords. La problemática del Distrito militar de Tepic y
génesis del territorio de Tepic, Universidad Autónoma de Nayarit, 1984, pp. 143-164.
154
vamente, tan pronto fue posible, al Gral. Manuel González con poder discrecional y ostentando la conocida credencial de Jefe de la Armada del Pacífico
y Fuerzas Federales de Occidente. El Gral. González accedió a la orden y se
acompañó de 1 000 soldados y fondos adicionales por $12 000.00 mensuales
para erogarse con el fin de conseguir la paz en la región lo más pronto posible.
Manuel González, conocido en la región por su participación protagónica
en los temporales procesos de pacificación anteriores, fue recibido por la
oligarquía en la hacienda "San Cayetano", propiedad de quien llegaría a ser su
amigo personal y un colaborador cercanísimo en su gobierno: Carlos Rivas.
El día de su recepción, el 17 de enero de 1880, pulsó el estado de animo
de los terratenientes y el nivel de apoyo que recibiría de ellos en su propósito de
lograr la paz, las palabras que escuchó de José María Castaños fueron: "traeís
poderosos elementos, ánimo decidido de volvernos el orden y las garantías de
que carecemos". Minutos después el Secretario del Ayuntamiento de Tepic, le
reiteró la importancia de su presencia cuando le expresó:
el Distrito de Tepic tiene que lamentar grandes sufrimientos y grandes
calamidades, ver sus campos incultos, su comercio paralizado, su
industria languideciendo, su minería abandonada y anegándose todas las
fuentes de riqueza pública [...] 34
El Gral. Manuel González permaneció ese año en el Distrito Militar de Tepic
por casi cinco meses, en ese tiempo ayudó a estabilizar políticamente la región,
apresuró los recursos federales que permitieron concluir obras públicas,
concebidas en una estrategia militar de mediano plazo, como la instalación de la
línea telegráfica entre Tepic, El Rosario y de ahí conectarse directamente a
Mazatlán, Sinaloa.
La presencia en la región de quien sería pocos meses después Presidente
de México, fue decisiva en ese tiempo y por los cambios que llevó también lo
sería para las décadas siguientes. En el terreno político configuró sólidamente
un nuevo reacomodo del poder en la región, en el que la oligarquía terrateniente
alcanzó la hegemonía local, y a la que habría de otorgar apoyo político decidido
entre 1880 a 1884.
34
Periódico Oficial, núm. 28, 18 de enero de 1880
155
Al finalizar el siglo XIX, la superficie sembrada casi se había duplicado
en los últimos diez años decimonónicos llegó a las 115 mil hectáreas y se
estacionó hasta 1910.
CUADRO 2
Superficies sembradas en el territorio de Tepic, siglo XIX
(Hectáreas)
1822
1840
12 500
15 000
FUENTE: Varios. 35
1854
1858
1878
1890
1900
20 000
34 400
36 895
60 000
115 000
¿Qué facilitó el incremento de plantíos en la última década del siglo pasado en la
región? La respuesta, primero consideraría el contexto político de más
estabilidad al que entró el país cuando Porfirio Díaz llegó por segunda vez al
poder. También el cambio institucional, las "nuevas reglas de juego", fue una
condición clave en el inicio del despegue de las plantaciones en la región, en este
sentido fue importante la ley de colonización del 15 de diciembre de 1883
firmada por el Presidente de la República Manuel González, con la cual
comenzaron los trabajos de deslinde y fraccionamiento de terrenos baldíos.36
Con la nueva base legal y la presencia de nuevos grupos de inversionistas
identificados como "casas" comerciales, atentos al mercado e interesados en
comprar terrenos, la expectativa económica de la región tendió a cambiar
favorablemente. Pronto se notó. Antonio Zaragoza, editor del periódico
"Lucifer" y funcionario del gobierno local, comunicaba desde ésta tribuna la
prosperidad que se advertía en el territorio de Tepic. Optimista emitió esa
opinión a propósito de los terrenos comprados por diversas casas en la región,
entre ellas sobresale la que realizó "Delius, Meyer y Cía.". La compra que hizo
ésta compañía fue de 35 mil hectáreas y en ellas plantaron cafetos y tabaco, en
las estribaciones de la sierra de San Juan; cerca de la ciudad de Tepic.37 En ese
mismo año, en el mes de septiembre, el latifundista español
35
Banda Longinos (1873), Estadística de Jalisco (1854-1863), Serie Estadísticas Básicas,
núm. 5, Gobierno del estado de Jalisco, Meyer, Jean,1990, op.cit., Muría José María y Pedro
López G., t. 1, 1990, op.cit.
36
Esa ley de 1883, fue modificada sustancialmente en varios aspectos el 25 de marzo de
1894, entre ellos cabe mencionar el hecho de terminar con la prohibición de enajenar
terrenos mayores a las dos mil quinientas hectáreas.
37
Lucifer, núm. 337, I I de marzo de 1894.
156
Manuel Fernández del Valle compró 15 423 hectáreas de terrenos baldíos, a 46
centavos la hectárea.38
Se puede inferir entonces que 1880 y 1884 fueron años de transición política, de
cambios institucionales, que habrían de dar resultados económicos claros en la
última década del siglo XIX y las tres primeras de este siglo, a partir de la
economía de plantación.
Los primeros signos económicos positivos aparecieron de manera casi
explosiva, inesperada, aún para los contemporáneos más perspicaces. En opinión
de uno de ello, Julio Pérez González, el territorio de Tepic se encontraba, aún en
1891, en un "funesto paréntesis que lo separa(ba) de los adelantos de la
civilización, (y) de los avances del progreso...".
Otros datos sobre los plantíos
El incremento de la producción de café, tabaco, algodón y caña de azúcar fue
precedido, como se ha examinado en el apartado anterior, de la apertura de
terrenos y de la promulgación de leyes agrarias. Condicionantes básicas de la
ampliación de las haciendas y la gestación de plantaciones en la costa del
territorio de Tepic. Para ilustrar este punto: en 1857 había en la región 37
haciendas registradas, en 1890 eran ya 45 y en 1906 llegó el número a 52
haciendas. 39
En esas condiciones y con el sentido de oportunidad desarrollado por
miembros de la oligarquía local, quienes cambiaron al giro de plantaciones o lo
añadieron a sus actividades económicas tradicionales, creció la producción
absoluta del café, tabaco, algodón y caña de azúcar.
38
Meyer. lean, op. cit.. 1990. p. 33.
En esos datos de los censos e informes publicados no se hacía diferencia entre plantación
y hacienda y latifundio, propiedades que desde el punto de vista operativo y organizativo
la tienen. Véase al respecto Florescano Enrique, cord, Haciendas, latifundios y
plantaciones en América Latina. Siglo XXI Editores. México. 1979. Algunos aspectos
agrarios sobre las grandes propiedades fueron analizados en Contreras Valdez, Mario,
Reparto Agrario en Nayarit 1916-1940, un proceso de ruptura y continuidad, Tesis de
Maestría. Facultad de Economía UNAN, 1993.
39
157
CUADRO 3.
Producción de cultivos tropicales en el territorio de Tepic
(Kilogramos)
Años
Café
Tabaco
Algodón
Caña de
azúcar
1892
1894
4 892
1 265 682
1 150 624
6 908
1 845
1 651 139
805 434
17 259
1895
26 188
3 362 688
1 979 991
461 398
1896
207 724
4 632 427
1 865 000
2 225 300
1897
203 816
725 796
2 479 000
421 650
1898
57 079
2 113 060
2 750 000
2 821 000
1904
419 538
1 588 500
491 225
195 427 800
1907
432 780
3 090 600
1925
469 250
3 024 000
527 500
1927
990 000
16 805 362
152 710 000
304 391 000
63 000 000
FUENTE: Varios. 40
La primera sugerencia que se deriva de la información que se ofrece en el cuadro
no. 3, es que la producción de esos cuatro cultivos no fue lineal, homogénea, ni
sostenida. Varios factores lo propiciaron, la causa natural incidió para que cayera
la producción de alguno de los cultivos industriales en determinado año, como
fue el caso del tabaco y la caña de azúcar en el año de 1897, cuando la costa se
inundó debido a las fuertes lluvias. También la caída del precio del alguno de
esos cuatros productos explica que algunos años haya bajado su producción,
como se anotará adelante para el caso del café.
Sin embargo, tomando en cuenta la producción conjunta de ellos, es posible plantear que en la economía agrícola de la región hubo cambios importantes a partir de esos cuatro plantíos y otros, como el banano que se
introdujo en miles de hectáreas. La sociedad "San Nicolas Plantation Co."
compró terrenos al comenzar el siglo para sembrar plátano.
40
Peñafiel, Antonio, op. cit., Sonora, Sinaloa y Nayarit... 1928, Meyer, Jean, op.cit., 1990,
Archivo Histórico del Agua, Caja 611, esp. 8843.
158
El café
La producción de café en el territorio de Tepic cobró notoriedad en la última
década decimonónica, cuando con antecedentes poco significativos en la región,
comenzaron a plantarse miles de cafetos en terrenos ubicados entre los 700 y 1
100 metros sobre el nivel del mar.
A partir de 1860, el café comenzó a producirse en el Pacífico mexicano en
forma que comenzó a llamar la atención; en zonas localizadas de Colima,
Uruapan, en el Soconusco, Chiapas. Sin embargo hasta antes de que iniciara el
Porfiriato, "la producción era módica" y en conjunto no sobrepasaba las mil
toneladas.41 En ese primer despegue de los plantíos de café en la costa oeste del
país, no pudieron engarzarse los propietarios de tierra de Tepic debido a los
conflictos políticos que se han referido.
El café no se producía en importancia en el territorio de Tepic antes de
1890; a diferencia de otras regiones del país en las que ese aromático se cosechaba desde el siglo XVIII. Desde los viajeros que mencioné hasta las estadísticas organizadas y levantadas oficialmente bajo la dirección de Emiliano
Bustos en 1880 apoyan esa afirmación.
En 1879 Julio Pérez refirió: "la existencia de café en este Distrito (Militar
de Nayarit), no es de mucha anterioridad, en el año de 1818 el español Pedro
Negrete trajo la planta de Centroamérica... y parece extraño que no se haya
cultivado en la costa...".42 En noviembre de 1892, en el periódico "El Correo de
la tarde", órgano informativo de la Cámara de Comercio de Mazatlán, se señaló:
"los comerciantes de Tepic apenas pueden abastecer el café en su plaza". 43
Pero éste sería uno de los últimos comentarios que en la prensa se harían sobre la
insuficiente producción de café en el territorio de Tepic. Un año después, en
1893, los cafetos comenzaron a plantarse en algunas fincas. En "El Cora", se
afirmaba en un periódico local para ese año: "se han plantado 120 mantas de
café en almácigo con el fin de trasplantarlos el próximo año, y en las presentes
aguas se espera completar 40 mil plantas".44 Al año siguiente el cultivo de café
parecía interesar a propios y extranjeros. Un pe-
41
Bartra, Armando, op.cit., p. 44.
Periódico Oficial, núm. 15, 12 de octubre de 1879.
43
Lucifer, núm. 267, transcribió tal afirmación el 6 de noviembre de 1892.
44
Lucifer, núm. 308, 20 de agosto de 1893.
42
159
riódico local afirmaba "la llegada de capitalistas norteamericanos con el objeto
de comprar terrenos para cultivar café en gran escala".45
Si cada planta podría generar de 6 a 7 libras en promedio, como se calculó
en 1892,46 entonces se puede estimar que al menos en esa plantación pudo
haberse obtenido en promedio 4 años más tarde; plazo que el cafeto empezaba a
producir después de plantado, de 240 000 a 280 000 libras. Ello significa de
110.4 a 128.8 toneladas, es decir, aproximadamente el 50% de lo producido en el
territorio de Tepic.
Los plantíos que se estuvieron formando en ese año se lograron con variedades cuyos rendimientos eran altos, si hacia 1839, cuando se producía el café
domésticamente, se calculó el rendimiento por cafeto en 3.5 libras, 47 esto
significa que en términos de cincuenta años éste se había duplicado.
Las condiciones naturales propicias para plantar cafetos en el territorio de
Tepic no pasaron inadvertidas para inversionistas alemanes propietarios de ese y
otros predios, quienes consolidaron sus negocios a partir del cultivo y
exportación del café, cuyo precio se incrementó coyunturalmente, entre 1888 y
1896, en un 55%.48 El aumento del precio del café propició que otros
latifundistas de la región dedicaran parte de sus terrenos a plantar cafetos, así lo
hicieron Hocquar y Langlade en "El Malinal", Leonor Mercado viuda de
Romano en "La Presa"; Domingo G. Aguirre en "La Fortuna", quienes en ya
1903 llevaron excelentes productos a la exposición agrícola en San Luis
Missouri y resultaron premiados.49
Bastaron pocos años para que el café producido en esas fincas fuera de
buena calidad. Juan Hocquart y Pedro de Langlade, franceses, apenas siete años
antes, en agosto de 1896, constituyeron su sociedad: "Hocquart y Langlade",
cuyo objetivo principal era el cultivo del café.50
A diferencia de los otros tres cultivos de plantación, la mayor parte de la cosecha
del café era exportada y junto con el caucho y el henequén llegaron a representar
entre el 35 y 40% de la exportaciones mexicanas en la segunda mitad del
Porfiriato.51
45
El Tepiqueño, núm. 50, 11 de marzo de 1894.
Lucifer, núm. 267, 6 de Noviembre de 1892.
47
Meyer, Jean, op.cit., p. 19.
48
Bartra, Armando, op.cit., p. 45.
49
Lucifer, núm. 1251, 27 de septiembre de 1903.
50
Registro Público de la Propiedad, Tepic, Nayarit, libro núm. 2, Acta no. 27.
51
Rosenzweig, Fernando, "El comercio exterior", en Cosio Villegas, Daniel, coord.,
Historia moderna de México, El Porfiriato, la vida económica, vol. VII, t. 2, Ed.
Hermes.
46
160
Con esa condición, el precio internacional del café definía su producción.
Entre 1888 y 1896 los precios internacionales del café subieron en un 55%. En
tanto que en el plano regional el kilogramo se había quedado estancado en 40
centavos, en promedio.52 Entre 1896 y 1897 el precio internacional del café se
redujo sensiblemente: de 60 centavos en que se colocó el kilogramo de café de
exportación pasó en 1897 a 52 centavos y en 1902 estaba en 47 centavos, 53 ello
explica que la producción haya caído verticalmente, tal como se aprecia en el
cuadro anterior. El gobierno mexicano intentó resarcir el daño a los productores
de café derogando el impuesto que se activaba cuando se quería exportarlo.
El Tabaco
El cultivo del tabaco en la región, durante el siglo XVIII fue importante, una
parte de la producción entonces se enviaba a Guadalajara.54 Cuando José de
Gálvez ordenó que en la Nueva España se cosechara esa solanácea solo en zonas
del actual estado de Veracruz, perjudicó temporalmente con ello a los
productores de las otras regiones. Sin embargo, en esa situación se encontró la
forma de producir legalmente el tabaco en la región occidental de la Nueva
España, en el marco del monopolio estatal en 1771, se calculó que había dos
millones de plantas en las zonas productoras de la Intendencia de Guadalajara.55
Después de la Independencia, la producción de tabaco declinó respecto a los
mejores años de las últimas décadas de la Colonia. La tendencia productiva
ascendente en la región con fines mercantiles, volvería hasta cuando el
52
Era el precio del café en Guadalajara, CC Aldeana Rendón, Mario, Jalisco durante la
República Restaurada, t. 2, Universidad de Guadalajara, México, 1983, p. 52 y De la Peña,
Guillermo, "Evolución agrícola y poder regional en Jalisco", en Muría, José María, et al.,
Jalisco en la conciencia nacional, t. 2, Universidad de Guadalajara, 1987.
53
Estadísticas económicas del porfiriato, comercio exterior de México 1877-1911, El Colegio
de México, México, 1960.
54
Meyer, Jean, Nuevas Mutaciones, el siglo XVIII, colección de documentos para la
historia de Nayarit, t. 2,CEMCA y Universidad de Guadalajara, México, 1990.
[...] Ibid, p. 42, cita un informe localizado en el AGN.Otra fuente ofrece otro dato: para ese
año en lo que hoy es el estado de Nayarit había de 10 a 12 millones de plantas y producía de 4
a 5 mil quintales. Gascón Mercado, Julián, Tabaco: testimonio de una lucha campesina,
Universidad Autónoma de Nayarit, Tepic, Nayarit, 1989.
55
Véase Ignacio Sáinz y Miguel Angel Echegaray, "Economía y tabaco, el siglo XX", en
Historia y cultura del tabaco en México, Tabamex, México, 1988, pp. 195-221.
161
Porfiriato; décadas después de cuando el monopolio estatal del tabaco se derogó.
Desde esa época su cultivo en la región fue ascendiendo en el transcurso de este
siglo hasta ocupar el primer lugar entre las productoras de tabaco.56
Fue hacia 1894 que nuevas técnicas de producción fueron introducidas en
las plantaciones de la costa nayarita. Emilio Carsi, vecino del puerto de San Blas
fue uno de los primeros empresarios en cultivar el tabaco con las técnicas
similares a las utilizadas en Veracruz y Cuba, con asesoría de un especialista
contratado en esa isla caribeña. A partir de marzo de 1894 en el momento de la
cosecha en sus plantíos de la costa: el corte se hizo a tiempo, la clasificación fue
rigurosa, se terciaba y se separaba correctamente y el secado de la hoja se
desarrollaba en sombra, no descuidando la fermentación adecuada de la
misma".57
Con el inicio de la Revolución de Independencia en Cuba en 1895, respecto a la Corona española, los productores de tabaco mexicanos fueron
favorecidos por la demanda del mercado norteamericano. El periódico local
Lucifer, jubiloso mencionaba en abril de 1897: "desde que se inició la guerra de
Cuba, se ha despertado una verdadera fiebre entre los agricultores tepiqueños por
el cultivo de tabaco". En 1897 llegaron a Tepic, capitalistas norteamericanos; de
Tampa Florida 58 de Nueva York, interesados en comprar tabaco cosechado en
la región. 58 En ése mismo año el español André Corrales, con intereses
tabacaleros en la Habana, Cuba, le propuso a Justo San Feliz comprarle su
"fábrica de puros", ubicada en el puerto de San Blas. Hubo entonces condiciones
de mercado para que la producción tabacalera del territorio de Tepic se
incrementara sustancialmente, menguada cuando las condiciones naturales
fueron adversas.
La demanda total provenía de distintos países, entre los que se destacaban
Holanda, Gran Bretaña y Estados Unidos. Cuando en alguno de ellos imponía
altos aranceles, como fue el caso de Estados Unidos en 1904,59 los productores
mexicanos buscaban otros países o bien dejaban más producción en el mercado
interno, en tanto que el precio así lo dictara.
Una parte del total de tabaco producido en el territorio de Tepic era vendido en el extranjero y otro tanto en la Ciudad de México. A ésta ciudad se
56
Lucifer, núm. 337, I I de Marzo de 1894.
Lucifer, núm. 579, 28 de marzo de 1897.
58
Archivo de la Embajada Española en México. mp. 142, rollo 41, legajo núm. 2.
59
Lucifer, núm. 1241, 23 de agosto de 1903 y 1566 de 10 de marzo de 1906
57
162
transportaba desde San Blas a Salina Cruz para trasladarlas al Golfo de México,
de esa manera se facilitaba acercarlas a la Ciudad de México desde el puerto de
Veracruz. Otra alternativa era sacar la producción en lomo de mula a la
estación ferroviaria de San Marcos Jalisco y de ahí en tren para la Ciudad de
México. Entre los compradores de tabaco a los productores tepiqueños desde
aproximadamente 1880, con domicilio en la Ciudad de México eran la firma
"Torres Gutiérrez Sucs." y "Zaldo Hermanos y Cía.", quienes con su
intermediación proveían a fabricantes de la capital.60
En ese contexto aparecieron empresarios y comisionistas que se asociaron
para beneficiarse a partir de la elaboración de puros, cigarros, así como para su
venta. En 1892 "Lanzagorta Hermanos", propietarios de la fábrica de tabaco
"La Equidad", compraban tabaco en rama en el territorio de Tepic, así se
anunciaban en el periódico El Diario de Jalisco. 61 En julio de 1894 Carlos
Robles y Gregorio Siena se asociaron para fabricar tabacos labrados en la
ciudad de Compostela, en septiembre de 1895 Carlos Robles de San Pedro
Lagunillas y los señores Ignacio y Jesús Regalado registraron una sociedad
para la fabricación de tabacos labrados, usando la marca "Flor de Chila". En
enero de 1896 se protocolizó la sociedad entre José María Aguilar y Antonio
Galarza de la que surgió la fábrica de cigarro "La Constancia", en marzo de
1896 se registró la sociedad "Rivas y Olivares".62
La caña de azúcar
La caña de azúcar se cultivó durante el siglo XVIII y la primera mitad del siglo
XIX predominantemente en el altiplano de la región. Es ahí donde se
construyeron trapiches con poca capacidad para procesar la caña obtenida en
las haciendas de Mojarras, Tepuzhuacán Tetitlán, entre otras.
Fue en los años de 1842 a 1844 que José María Castaños en su propiedad,
el ingenio de Puga, realizó inversiones considerables como nunca antes en la
región:
60
Cf los números 1675 y 1676, del mes de diciembre de 1892.
R. P. P., Libro núm. 2, actas núms. 23, 21 y 14. Un análisis de la industria del tabaco para
las primeras décadas de este siglo lo hicieron Castellón Fonseca Francisco et al. "El fin del
siglo XIX y el ocaso de la industria regional: el caso de las tabacaleras nayaritas", en
Secuencia, núm. 9, Instituto Dr. losé Ma. Luis Mora, México, septiembre-diciembre de
1987.
62
Sánchez Flores, Ramón Historia de la tecnología y la innovación en México, Banamex,
México, 1980, p. 336.
61
163
compró nuevos aparatos para la elaboración del azúcar y destilación de
aguardiente [...] los alambiques y purgadores franceses eran de tal
eficiencia que en 1846 se duplicó la producción y aumentó la calidad del
azúcar refinada, con lo cual Castaños se convirtió en el principal surtidor
de los Departamentos de Sonora, Sinaloa, Alta California y Nuevo
México.63
Posteriormente, décadas después, otro ingenio propiedad de la "Casa Aguirre" (a
partir de 1897), habría de contar con tecnología moderna: "La Escondida".
Localizado a escasos dos kilómetros al norte de Tepic era conocido como uno de
los más prósperos en la entidad. Producía azúcar y aguardiente. La maquinaria
que se le instaló era operada día y noche y para ello había 120 obreros en cada
turno.64 Para la fabricación de alcohol se compró en París un alambique en 75
000 francos.65
La organización productiva del ingenio "La Escondida" era vertical. La
caña de azúcar se cultivaba en terrenos que circundaban al mismo, regados a
través de medio centenar de acequias distribuidas a lo largo de 50 kilómetros y
conectadas entre si con arquerías y tubos. El sistema de riego asombró al
norteamericano A. L. Nolf, quien la llegó a calificar "como una verdadera
maravilla" y que aún en California donde el riego estaba adelantado, no se
conocía algo similar.66
Al finalizar el siglo lo producido en esos dos ingenios era vendido en otras
regiones del país. Su transportación se hacía por barco a través de San Blas a
donde llegaban cientos de mulas y burros cargados de azúcar. Desde ese puerto
el destino eran otros como Mazatlán, Guaymas, entre otros. Otra dirección era
Guadalajara.
El algodón
La producción de este cultivó fue importante entre los considerados de
plantación en el siglo pasado, en 1840 se produjeron 1 162 toneladas y en 1865
se lograron 1 495 toneladas, la mayoría de éstas se obtenía en el Valle de
Santiago y en el de Acaponeta. En éstos dos años referidos de excepcional
producción, fue relevante el incremento de la demanda de algodón pro-
63
Lucifer. núm. 338, 18 de marzo de 1894.
Lucifer, núm. 352, 24 de junio de 1894.
65
Lucifer. núm. 352.24 de junio de 1894.
66
Lucifer, núm. 187.5 de abril de 1891.
64
164
piciada por las fábricas de Bellavista y Jauja, ubicadas a dos kilómetros al norte
de la ciudad de Tepic y reconocidas a nivel nacional por su capacidad instalada.
También es para considerar en esos resultado el incremento del precio de algodón
generado por la guerra civil norteamericana.
La demanda de algodón a lo largo del siglo pasado tendió a ser superior a la
cosechada en la región, más cuando había fenómenos naturales que afectaran su
cosecha, como sucedió en 1891 que "se perdió casi toda".67 En tal caso se acudía
a la compra de algodón en otras regiones del país, principalmente en las costas
del pacífico. Fue el caso en 1871 que desde la costa grande del estado de
Guerrero se envió algodón a San Blas para las fábricas. La mayor porción de la
producción era consumida en las fábricas "Jauja" de Barrón Forbes y Cía.; en la
"Bellavista" de Juan Antonio Aguirre y en la "El Río" de Adolfo Kindt.
67
Cf. Miranda Arrieta, Eduardo, Economía y comunicaciones en el estado de Guerrero, 18791910, Universidad Michoacana de San Nicolás de hidalgo, Morelia, Michoacán, 1994, p.59.
165
Descargar