Actitud metodológica: observar, preguntar, la precisión o cuestionar Se cuenta que hacia el año 440 a.c., el sabio maestro enseñaba a sus alumnos las propiedades del lenguaje, el análisis del discurso y el arte de persuadir y convencer a través de la palabra. Entre sus alumno había uno que tenía pocos recursos económicos pero era el mejor de todos. Este alumno le pidió que le dejara tomar sus lecciones ofreciendo pagarle cuando empezara a trabajar y ganar su primer pleito, pero pasó un tiempo y no le pagaba. El maestro decidió entonces demandarlo ante los jueces y días antes formuló el siguiente razonamiento: “si le demuestro ante los jueces que me debe, tendrá que cumplir la sentencia y entonces tendrá que pagarme. Si él se defiende ante los jueces y me gana, entonces me paga, porque habrá ganado su primer pleito”. El alumno por su parte, ya enterado que su maestro pensaba demandarlo y con los conocimientos que éste le había enseñado sobre el arte de la disputa, pensaba de manera similar: “si en la discusión yo le gano, le demuestro que no le debo y entonces no le pago”. “si el maestro me gana ante los jueces, de todas maneras no le pago, porque no habré ganado mi primer pleito”. Ésta es la reflexión filosófica del cuento: Lo que afecta a los hombres no son los hechos, sino sus opiniones acerca de los hechos. 3.1 ¿Saben cómo distinguir la ética en la administración, de otros tipos de ética? 3.2 ¿Qué opinan de la claridad y precisión en la ejemplificación que da la lectura del concepto de valores? Dialoguen y comenten por qué es importante ser precisos en nuestras expresiones.