Documento completo - Banco Central del Ecuador

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NOTA TÉCNICA 13
Preparada por
Patricio Rojas R.
Pablo Samaniego P.
Danilo Lafuente A.**
UN ANALISIS EMPIRICO DEL PROCESO INFLACIONARIO EN
ECUADOR*
I. Introducción
El objetivo de este artículo es estudiar la dinámica inflacionaria en el Ecuador en los últimos años. Se
pretende analizar cuáles han sido los elementos más importantes que explican la inflación ecuatoriana y
las políticas apropiadas para su control; la identificación de las causas de la inflación es un requisito
fundamental que debería permitir no sólo conocer el proceso en sí mismo, sino también desarrollar una
adecuada política anti-inflacionaria.
La evolución de la economía ecuatoriana durante los últimos 10 años ha sido fundamentalmente inestable
debido a causas internas y externas, lo que se ha reflejado en períodos de alta inflación y, también, en una
alta variabilidad en su proceso de crecimiento. Luego de experimentar un período de alto crecimiento de
la actividad durante la década de los 70, generado básicamente por la producción y exportación petrolera1
, la presencia de un conjunto de shocks adversos ocurridos en 1982 hizo cambiar bruscamente la situación
de prosperidad de los años anteriores. La caída en el precio del petróleo, el incremento de las tasas de
interés internacionales y la reducción del financiamiento externo provocaron un severo desequilibrio que
se reflejó en un descenso de la actividad económica, un déficit de la cuenta corriente que llegó al 11.5%
del PIB, un déficit fiscal equivalente al 6.7% del PIB; y en una aceleración de la inflación que en 1983
alcanzó niveles en torno al 60% anual. Luego de presentar cierta recuperación durante los años 1984 a
1986, la situación se agravó en 1987 cuando un nuevo shock (esta vez un terremoto), afectó la economía.
La destrucción del oleoducto interrumpió la producción y las exportaciones de petróleo que se redujeron
en 54.7% y 9%, respectivamente, con referencia a los ya bajos niveles alcanzados en 1986. Por su parte,
el producto disminuyó en 6% y la inflación se aceleró desde niveles promedio de 20% en 1986, a 32% en
1987, y 54% en 1988. Posteriormente, la aplicación de planes de estabilización a mediados de 1988 y
1992, hizo posible que, a partir de 1990, la economía ecuatoriana exhibiera una trayectoria de sostenido
crecimiento que alcanzó una tasa promedio anual de 3.5% en el período 1990-94, mientras la tasa de
inflación tendió a desacelerarse rápidamente desde niveles en torno al 50%, durante los años 1990-92, y
de hasta el 25% a fines de 1994.
El documento se organiza de la siguiente manera: en la sección II se efectúa un breve análisis de la
evolución de la inflación ecuatoriana en el período 1982-94, mencionando los principales elementos que,
desde un punto de vista conceptual, parecerían estar provocándola; en la sección III se realiza un análisis
empírico a través de la estimación de modelos de vectores autorregresivos, para intentar determinar las
principales fuentes que han generado la inflación en el período 1988-94. La IV sección incluye la
estimación de una ecuación de inflación con la técnica de cointegración, además de simulaciones del
efecto en la inflación de ciertos shocks tales como una devaluación o un reajuste salarial; por último, se
presentan las principales conclusiones.
2. Antecedentes generales
2.1 Período 1982- 92
Por más de una década, el proceso inflacionario ha sido uno de los problemas centrales de la economía
ecuatoriana. En particular, dos episodios inflacionarios han sido los más agudos: en 1983, cuando la
inflación se situó en torno al 60% y, en 1989, cuando bordeó el 100% (ver gráfico 1). En ambas
oportunidades, los gobiernos aplicaron programas de estabilización cuyo eje central fue la restricción
fiscal y monetaria.
A consecuencia de los severos shocks externos que afectaron a la economía en 1982, el gobierno debió
iniciar un proceso de ajustes fundamentales para moderar los efectos de dicha crisis y tener acceso a
recursos de agencias internacionales, para lo cual, en mayo de ese año se firmó un programa de
estabilización con el FMI que incluyó, entre otras medidas, una devaluación, un incremento de las tasas
de interés y un aumento de los precios de los combustibles. Hacia fines de 1982, el proceso inflacionario
comenzó a acelerarse, agudizándose durante el primer trimestre de 1983 con las inundaciones producidas
por el fenómeno de "El Niño". En 1983, el gobierno profundizó el ajuste con la firma de un segundo
programa de estabilización con el F.M.I., el cual incluyó, además de una devaluación adicional y
modificaciones en la tasa de interés y precios de bienes y servicios públicos, la aplicación de un sistema
de minidevaluaciones y la aprobación de la Ley de Regulación y Control del Gasto Público que obligó al
sector público a equilibrar sus cuentas. Estas medidas implicaron un significativo esfuerzo fiscal que se
reflejó en un presupuesto equilibrado en 1983, un déficit de 0.6% del PIB en 1984 y un superávit de 1.9%
del producto en 1985, mientras el desequilibrio de la cuenta corriente disminuyó de más del 11% en 1982,
al 1% en 1983. En términos de la inflación, el plan produjo inicialmente un salto significativo que elevó
la tasa a alrededor del 60% anual; sin embargo, posteriormente ésta disminuyó paulatinamente hasta
situarse en niveles cercanos al 30%.
Gráfico 1
Tasa de inflación anual
1985.01 - 1994.12
Cuadro 1
Principales indicadores macroeconómicos (1980-1994)
Tasa de crecimiento anual
Años
1980
PIB
IPC
Proporción del PIB
M1
Cuenta Corriente
Balance del Sector Público no financiero
4.9
13.6
28.0 -7.0
-4.7
3.9
16.9
11.3 -10.0
5.6
1.2
16.1
20.2 -11.5
-6.7
-2.8
45.1
30.4 -1-2
00
4.2
29.2
42.2 -2.6
-0.6
4.3
28.8
23.6 1.0
1.9
3.1
22.4
20.4 -5.7
-5.2
-6.0
28.2
32.3 -11.9
-9.5
10.6 55.9
53.8 -5.8
-5.3
0.3
87.0
38.1 -4.6
-1.4
3.0
48.5
52.2 -1.2
0.1
5.0
48.7
46.5 -4.1
-1.0
3.6
54.6
44.5 -0.1
-1.7
2.0
45.0
49.4 -2.4
-0.4
3.9
27.3
34.0 -
0.7
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
FUENTE: Banco Central del Ecuador.
En términos de actividad, el plan de estabilización tuvo efectos contractivos en 1983 (el producto registró
una caída de 2.8%) aunque es necesario señalar que en ese año se sintieron los efectos del fenómeno de
"El Niño" ocurrido en 1982. Sin embargo, el proceso se revirtió rápidamente en los años siguientes: en
1984, la mayoría de los indicadores económicos mostró una tendencia positiva; el PIB creció en 4.2%; el
déficit de cuenta corriente alcanzó el 2.6% del PIB, mientras que los precios aumentaron en un promedio
anual de 29.2%. Durante 1985, la economía logró mantener los principales equilibrios macroeconómicos,
la inflación fue de 28.8% y el PIB creció en 4.3%. En 1986, el Ecuador enfrentó un nuevo shock adverso:
el precio del petróleo cayó de 25 a 12 dólares por barril y el valor de las exportaciones disminuyó en casi
50% con secuelas sobre los ingresos públicos. Para compensar la merma de divisas, el Ecuador dejó de
servir su deuda externa comercial. Sin embargo, en el frente interno las políticas no fueron coherentes,
pues lejos de contraerse, se tornaron expansivas. En efecto, el déficit del sector público se incrementó a
niveles del 5% del producto en 1986.
El impacto negativo de la contradictoria política fiscal aplicada en 1986, se complementó en 1987 con el
terremoto que azotó al Ecuador en marzo. La disminución de la producción y las exportaciones petroleras
hicieron que las cuentas externas y fiscales se deterioren aún más. En particular, los ingresos públicos
cayeron nuevamente en 3% del PIB, pero el gobierno expandió aún más sus gastos, situando el déficit
público en alrededor del 10%. Este fue cubierto básicamente con financiamiento inflacionario, a través de
un aumento de la tasa de crecimiento de la base monetaria desde un 20% a principios de año a 32% en el
último trimestre de 1987. Por otra parte, los decrecientes niveles de las reservas internacionales no
permitieron seguir manteniendo una política cambiaria de flotación, por lo que el sucre empezó a
depreciares rápidamente. Ante esto, las autoridades económicas suprimieron la flotación estableciendo un
tipo de cambio controlado para la mayor parte de las transacciones. Los intentos por mantener esta
paridad se tradujeron en una reducción masiva de reservas, mientras el déficit de cuenta corriente se elevó
por sobre el 12% del producto. Como consecuencia, el producto cayó en 6% ese año y la tasa de inflación
registró niveles del 28.2%.
Hasta la primera mitad de 1988, la política fiscal continuó siendo expansiva, financiada
fundamentalmente a través de una relajada política crediticia. En particular, entre 1986 y 1988, el crédito
neto del Banco Central al sector público no financiero se incrementó en más de tres puntos porcentuales
respecto del producto. En agosto de 1988, el nuevo gobierno instrumentó un plan de estabilización
tendiente a enfrentar los desequilibrios externo, fiscal y una inflación creciente, así como a recuperar las
reservas internacionales, que habían llegado a ser negativas. Luego del ajuste inicial 2, este programa
puso énfasis en el reordenamiento fiscal e incluyó un congelamiento del crédito del Banco Central al
sector público, ajustes salariales menores a la inflación, y correcciones graduales en los precios de los
bienes y servicios públicos, particularmente de la gasolina. Complementariamente, se estableció una
política cambiaria basada en ajustes graduales y preanunciados, que pretendía mantener la competitividad
del sector transable de la economía. Además, se dio inicio a un amplio programa de reformas
estructurales en las áreas financiera, tributaria y arancelaria. Fundamentalmente como resultado de la
recuperación de la producción una vez reparado el oleoducto transecuatoriano, el producto creció en
10.5%, mientras la inflación se elevó a niveles promedio anual del 56% con una marcada aceleración
hacia finales de año, alcanzando tasas en torno al 86% anual.
En 1989, la inflación continuó acelerándose durante los primeros tres meses, alcanzando una tasa de
inflación anual en marzo cercana al 100%, para posteriormente, y como conse2cuencia de las medidas
instrumentadas en el programa de ajuste de agosto de 1988, empezar a decrecer hasta llegar en diciembre
a una tasa anual del 54%. La mayor restricción del crédito del Banco Central tanto al sector público como
privado iniciado en la segunda mitad de 1988, así como también la menor devaluación cambiara durante
1989 respecto a la observada en 1988, permitieron que la inflación tendiera a desacelerarse. En efecto, la
devaluación promedio pasó de una tasa anual de 135% en 1988, a una de 25% en 1989, mientras el
cambio en el crédito interno neto total como porcentaje de M1 pasó de una expansión promedio de 3.7%
en 1988, a una contracción promedio de 3.4% en 1989 (cuadro 2).
Cuadro 2
Evolución de algunos indicadores*
(1987-1994)
Precio
Combustibles
Salarios
Tipo de Cambio
2.2
48.9
19.8
28.4
58.1
3.7
62.1
32.2
134.6
1989
75.7
-3.4
77.9
38.1
24.9
1990
48.5
-4.1
73.4
34.1
44.2
1991
48.7
-2.7
46.0
29.5
33.6
1992
54.6
-1.2
94.2
56.5
44.4
1993
44.9
-4.2
55.2
64.2
20.1
1994
27.3
-4.0
28.6
49.3
14.7
Años
IPC
1987
29.5
1988
*/ Variaciones promedio anual
CIM/M1
FUENTE: Banco Central del Ecuador
Asimismo, se alcanzó un mejoramiento sustancial en los equilibrios macroeconómicos, que se reflejaron
en una reducción del déficit del sector público desde el 5.1% del producto en 1988 a 1.4% del producto en
19893 , mientras que el déficit de cuenta corriente fue reducido en cerca de 1.2 puntos porcentuales del
producto respecto del alcanzado en 1988. A su vez, las reservas internacionales se recuperaron en 300
millones de dólares. A pesar de estos esfuerzos, la tasa de inflación a fines de 1989 se situó por encima de
la meta del 30% que había sido anunciada para el año, lo que supuso una importante pérdida de
credibilidad en el programa económico vigente. Al mismo tiempo, el costo en términos de crecimiento de
la actividad también fue alto pues la economía se expandió en apenas el 0.3% en ese año.
A partir de este momento, el esfuerzo fiscal fue menor, en parte debido a que los ingresos del sector
público se incrementaron como consecuencia de la subida de los precios del petróleo ocasionada por la
guerra del Golfo Pérsico. La política cambiaria, en cambio, se mantuvo prácticamente inalterada,
incluyendo ajustes discretos que se adoptaron ocasionalmente con la finalidad de mantener estable un
cierto nivel del tipo de cambio real, bajo criterios sustentados en la teoría de la paridad del poder de
compra. En el marco de esta política y de un entorno internacional favorable, el crecimiento económico se
aceleró al 3% y 5% durante 1990 y 1991, respectivamente. Este crecimiento económico respondió en
parte a la expansión de las exportaciones (de banano y camarón), lo que a su vez mejoró el nivel de las
reservas internacionales, y el déficit de cuenta corriente se redujo al 1.2% del producto en 1990. A pesar
de estos resultados, la tasa de inflación interrumpió su tendencia decreciente.
En 1990 la tasa de inflación promedio se ubicó en torno al 49%, un nivel alejado de la meta anunciada
para ese año del 30%. Si se considera que durante 1990 el sector público no financiero logró mantener en
equilibrio sus cuentas e inclusive alcanzó un superávit de 0.1% del PIB; que el Banco Central mantuvo
una política crediticia restrictiva que contrajo el crédito interno neto total en 4.1% respecto de M1; y que
los salarios nominales se desaceleraron en términos promedio respecto de 1989, la pregunta que surge es
por qué la inflación no continuó reduciéndose y más bien se estancó en niveles relativamente altos. Al
respecto, cabe señalar lo siguiente. Primero, la tasa de devaluación tendió a acelerarse durante gran parte
de 1990, pasando de tasas anuales del 20% en octubre de 1989 a tasas del 55% en agosto de 1990, lo que
significó que la tasa de devaluación promedio anual se incrementara desde un 25% en 1989 a 44% en
1990. Segundo, la política de ajuste de los precios de los combustibles, a partir de julio de 1989 y gran
parte de 1990, tendió a incrementarlos significativamente por encima de la inflación. Tercero, aún cuando
el sector público alcanzó resultados positivos a fines de 1990, éstos se debieron fundamentalmente a los
ingresos extraordinarios producidos por el aumento del precio del petróleo a raíz de la guerra del Golfo.
Ahora bien, descontando el efecto de los ingresos extraordinarios, que estuvieron en alrededor de 1% del
PIB, el resultado habría sido un déficit de 0.9% del producto, cifra que si bien es reducida, implicó un
menor esfuerzo fiscal que el efectuado por el sector público durante 1989, año en el cual la disminución
del déficit fue superior al crecimiento del PIB. Finalmente, se debe considerar la formación de
expectativas de devaluación, tanto por el menor esfuerzo fiscal, como por el atraso cambiario que se
producía en el marco de la política de minidevaluaciones aplicada por las autoridades económicas;
efectivamente, puesto que la tasa de inflación fue superior a la meta establecida, ésta sobrepasó la tasa de
minidevaluaciones preanunciadas, lo cual ciertamente generó expectativas de devaluación adicionales.
A pesar del significativo crecimiento en 1991, las cuentas internas y externas se deterioraron y la
inflación se mantuvo en niveles anuales en torno al 50%. Entre las principales razones que explicarían los
niveles de inflación alcanzados durante 1991 se pueden mencionar las siguientes. Primero, un menor
esfuerzo fiscal que se reflejó en un aumento del déficit del SPNF (1% del producto)4 . Este se produjo
porque la disminución de los ingresos, de cerca del 1.5% del PIB, no fue acompañada por una
disminución de similar magnitud en los gastos; estos últimos sólo se redujeron en 0.4% del PIB. Segundo,
un aumento de la demanda privada que alcanzó niveles superiores al 7% (impulsado por el gasto de
inversión que lo hizo al 16%). De igual forma, y a pesar de un sostenido crecimiento de las exportaciones,
las importaciones aumentaron aún más haciendo que el déficit en cuenta corriente aumentara al 4.1% del
PIB. Tercero, el precio de los combustibles tendió a reajustarse en promedio en 46% durante el año, con
una cierta aceleración hacia los meses finales de 1991. Este efecto impidió que la inflación continuara
cayendo. Finalmente, la política crediticia del Banco Central del Ecuador fue más expansiva que en años
anteriores: el cambio en el crédito neto interno como porcentaje de M1 pasó de una contracción de 4.1
puntos porcentuales en 1990 a 2.7 puntos porcentuales en 1991. Adicionalmente, se otorgó un subsidio a
los exportadores mediante un reglamento según el cual el Banco Central debía comprar las divisas en
forma anticipada a este sector, incluyendo una reliquidación por la diferencia producida entre la
cotización vigente a la fecha de entrega de divisas y la del embarque de la mercadería. Las pérdidas
cambiarias por este concepto alcanzaron cerca del 1% del PIB en 1991, lo que constituyó una fuente
importante de inyección primaria de liquidez5 .
En coincidencia con el período de transición hacia un nuevo gobierno, los equilibrios macroeconómicos
se deterioraron aún más durante la primera mitad de 1992. La política crediticia del Banco Central se
volvió más expansiva que los años anteriores; en efecto, el cambio en el crédito neto interno como
porcentaje de M1 pasó de una contracción promedio anual de 2.7 puntos porcentuales en 1991, a una
expansión promedio de 8.2 puntos porcentuales en los primeros siete meses del año 1992 .
Adicionalmente, el tipo de cambio real y las tarifas de bienes y servicios públicos se rezagaron con
respecto al valor real que habían mantenido durante los tres años precedentes. En este esquema, los
agentes económicos empezaron a desarrollar expectativas de una futura devaluación, que sería adoptada
por el gobierno entrante en el marco de una nueva estrategia de estabilización. Como consecuencia, se
produjo un ataque al tipo de cambio -agravado por un inusual crecimiento de las importaciones de bienes
de capital y materias primas para la industria- que ocasionó la disminución de las reservas internacionales
del Banco Central, una subida de las tasas de interés internas y, en general, una desmonetización de la
economía.
2.2 Período 1992-94
En septiembre de 1992, el gobierno entrante formuló un nuevo programa de ajuste, estableciendo como
objetivo fundamental de corto plazo lograr una rápida reducción de la inflación y el fortalecimiento del
equilibrio fiscal y externo. Adicionalmente, en un horizonte de largo plazo, la estrategia definió un plan
de reformas en el sector público que permitieran la viabilidad del programa económico. A diferencia de
los programas anteriores, en esta oportunidad se consideró una estrategia de choque dirigida a desacelerar
rápidamente la inflación. El tipo de cambio fue la variable elegida como ancla nominal de la economía, a
diferencia de los dos programas anteriores en que fue el dinero la variable que cumplió esta función en el
primero de ellos, y el dinero y los salarios en el de 1988. De esta forma, el tipo de cambio pasó a ser un
instrumento de estabilización, a costa de la competitividad de los sectores transables que comercian con el
exterior.
Al igual que en otras oportunidades, el tipo de cambio, así como también los precios de bienes y servicios
públicos, se incrementaron significativamente al inicio del programa. El ajuste de estos precios fue lo
suficientemente alto para mantener estables estas variables hacia el futuro, con lo cual se conseguiría, en
buena medida, reducir la inercia inflacionaria que se estaba produciendo por los permanentes ajustes que
se venían realizando. Entre las decisiones adoptadas inicialmente se incluyeron una devaluación de
alrededor de 30%, un aumento del precio de los combustibles en más de un 125% y un aumento del gas
de uso doméstico en cerca de 300%. Posteriormente, los elementos centrales del nuevo plan fueron la
política cambiaria y el ajuste fiscal.
A fin de romper la estrecha relación que había existido en el pasado entre las variaciones en el tipo de
cambio nominal y el nivel de precios, las autoridades decidieron considerar el tipo de cambio como ancla
nominal del sistema, aunque sin establecer un tipo de cambio fijo. La política cambiaria elegida fue la de
bandas implícitas, dentro de las cuales se permitía flotar al tipo de cambio. A su vez, el ajuste fiscal fue
considerado condición necesaria dentro del programa, que contemplaba una severa restricción de los
gastos, sin recurrir a la generación de ingresos por el lado de los impuestos.
En la medida en que la banda se volvió creíble, como consecuencia de la devaluación inicial y la
evidencia de una severa disciplina fiscal, las expectativas de depreciación se redujeron significativamente,
llevando a que la rentabilidad de los activos en sucres se incrementara produciendo un estímulo a la
entrada de capitales y con esto a una presión hacia la baja del tipo de cambio6. A pesar de que el entorno
internacional no ha sido muy favorable al desenvolvimiento de la economía interna, la aplicación del
programa de estabilización ha dado, en términos generales, resultados positivos en el período 1993-94. En
particular, la inflación se ha desacelerado desde niveles anualizados del 55% en agosto de 1992, a
alrededor del 25% en diciembre de 1994. A su vez, la economía ha alcanzado una sólida posición
financiera externa y ha reducido significativamente la brecha fiscal desde un déficit de 1.7% del PIB en
1992 a un superávit del 0.7% del PIB en 1994. Por otro lado, la actividad económica tendió a
desacelerarse en 1993 alcanzando una tasa de crecimiento de 2%, sin embargo, en 1994 se recuperó
mostrando un nivel en torno al 4%.
El logro más importante durante 1993 fue la reducción de la tasa de inflación en alrededor de 30 puntos
porcentuales. En efecto, luego de exhibir una aceleración durante los últimos meases de 1992 como
consecuencia de los ajustes ejecutados por el plan, la tasa de inflación se desaceleró de niveles
anualizados de 60% en diciembre de 1992, a 31% en diciembre de 1993. Entre las razones que explican
esta desaceleración se encuentra, en primer lugar, una restrictiva política crediticia por parte del Banco
Central tanto al sector público como al sector privado. Esta política se acentuó fuertemente durante los
últimos cuatro meses de 1992, cuando el cambio en el crédito interno neto como porcentaje de M1 se
redujo en más de 20 puntos porcentuales. Posteriormente, en 1993 la contracción alcanzó a más de 4
puntos porcentuales.
Una segunda razón sería la evolución cambiaria durante 1993. En efecto, el tipo de cambio exhibió
durante los primeros 11 meses de 1993 una marcada desaceleración en su tasa de devaluación, pasando de
una devaluación anualizada de 45% en diciembre de 1992, a una de menos de 2% en noviembre de 1993.
Esto significó que la tasa de devaluación promedio durante el año fuera del 20%, tasa significativamente
menor que la inflación promedio del año que se situó en torno al 45%. La menor devaluación y su
trayectoria descendente, significaron un ancla para los precios pues influyeron fuertemente para lograr la
meta del 30% a fines de 19937.
Una tercera razón se refiere a la instrumentación de un nuevo dispositivo para el reajuste de los precios de
los combustibles. En efecto, el mecanismo utilizado que consistió en reajustar fuertemente al inicio del
programa para mantener estables sus precios hacia el futuro, permitió que se desaceleraran rápidamente
durante el año. Esto ayudó a reducir la inercia inflacionaria que en ocasiones anteriores constituyó una
fuente importante de presiones para el crecimiento de los precios. De esta forma, y luego del ajuste inicial
de los precios de los combustibles que llevó a que éstos exhibieran tasas de crecimiento anualizadas de
más del 100% durante los últimos meses de 1992, la tasa de crecimiento de estos precios se desaceleró
sostenidamente durante 1993, alcanzando una tasa anual en diciembre de cerca del 5% ( anexo 1).
Una cuarta razón se encontraría en el proceso de apertura de la economía que se concretó durante 1992,
situación que redujo el nivel promedio de tarifas arancelarias más recargos a las importaciones del 37 al
15 por ciento aproximadamente, al tiempo que se redujo la dispersión arancelaria8. Ciertamente, esta
reducción de tarifas se manifestó en una caída adicional (de las ya producidas por efecto del programa) de
los precios de los bienes transables durante el año 1993.
Una quinta razón se ría la creciente disminución de las expectativas de devaluación (e inflacionarias) que
existieron durante 1993. En efecto, la estrategia de sobredevaluar el sucre inicialmente, y la posterior
estabilidad del tipo de cambio nominal durante el año, permitió modificar las expectativas de devaluación
preexistentes, llevando a que los precios de los transables se estabilizaran. Un efecto del mismo tipo
provocó la reducción de las tarifas arancelarias y el establecimiento de la zona de libre comercio.
Adicionalmente, la mayor estabilidad cambiaria estimuló una gran entrada de capitales, con lo que se
generó una presión a la baja del tipo de cambio nominal.
Finalmente, una de las razones fundamentales, junto con la implantación del ancla cambiaria, tiene
relación con el ajuste fiscal que se realizó durante 1993 y que llevó a que el déficit del sector se redujera
de 1.7% del PIB en 1992, a 0.4% del PIB en 1993. Este resultado se debió fundamentalmente a la
reducción de los gastos que cayeron en cerca de un punto porcentual del PIB. Una medida del ajuste fiscal
puede ser encontrada en la acumulación de depósitos del sector público no financiero en el Banco Central
durante el año 1993, la cual representó alrededor del 2% del PIB. Esta política de depósitos permitió que
en 1993 se llegara casi a un equilibrio fiscal, y a compensar en parte la elevada monetización originada
por el crecimiento de las reservas internacionales9.
En fin, durante 1993 se obtuvieron dos logros económicos importantes: la ruptura de la inercia
inflacionaria y el mantenimiento de la credibilidad del programa, por cuanto a finales de 1993 se
consiguió terminar muy cerca de la meta anunciada por el gobierno. Como consecuencia, los agentes
elaboraron expectativas de una menor inflación futura.
En relaciónal año 1994, los resultados fueron menos espectaculares que los del año anterior, por cuanto la
tasa de inflación se logró reducir en cinco puntos porcentuales, pasando de 31% a fines de 1993 a
alrededor de 25.5% en diciembre de 1994. Si bien la política crediticia del Banco Central continuó siendo
contractiva, aunque algo menor a la realizada en 199310, y el sector público continuó también realizando
un ajuste importante11, el reajuste tanto de los precios de los combustibles como de los salarios superó
largamente la meta de inflación anunciada para 1994. En efecto, los salarios se reajustaron en cerca de
50% durante 1994, mientras los combustibles acumularon un reajuste que a noviembre alcanzaba a cerca
del 50%.
Adicionalmente, el tipo de cambio interrumpió su trayectoria descendente observada en 1993, para
empezar a crecer a tasas anualizadas cercanas al 15%. Si bien la devaluación se mantuvo por debajo de la
inflación, de manera que el tipo de cambio continuó siendo un ancla hacia la disminución de los precios,
los efectos adversos de los reajustes de los demás precios contrarrestaron los efectos positivos de la
apreciación real y del ajuste fiscal.
3. Análisis de las principales causas de la inflación en Ecuador: período 1988-9412
De acuerdo a los antecedentes reseñados en la sección anterior, el proceso inflacionario ecuatoriano en el
período 1988-94 habría sido guiado fundamentalmente por la evolución del tipo de cambio, la política de
reajustes de los combustibles, la política crediticia del Banco Central, la disciplina fiscal y, finalmente,
por un grado importante de inercia inflacionaria. En el caso de los salarios, éstos habrían tenido un papel
importante en algunos años en particular; sin embargo, su efecto como un determinante fundamental de la
inflación sería menor que las demás fuerzas mencionadas.
En el caso del Ecuador, a diferencia de otros procesos de alta inflación, la brecha gasto interno-producto
(oproducto-producto potencial) no ha sido un determinante fundamental en el proceso13 . Esto por cuanto
en todo el período de análisis el nivel de gasto ha evolucionado por debajo del nivel de producto y las
tasas de crecimiento del gasto interno sólo han superado las tasas de actividad durante ciertos trimestres
de los años 1990 y 1991.
El objetivo de esta sección es cuantificar empíricamente cuáles de estas fuerzas habrían predominado en
la determinación del proceso inflacionario en el Ecuador. Una metodología posible de utilizar y que no
requiere un conocimiento a priori de la estructura de la economía, es la de los modelos de vectores
autorregresivos (VAR)14 . En general, los modelos VAR no restringidos parten de sistemas sobre los
cuales no se impone restricción teórica alguna, excepto la elección de las variables y, en ciertos casos, un
cierto orden de causalidad esperado de acuerdo a lo observado.
En términos generales, esta técnica plantea, a través del uso del teorema de Wold, que para cualquier
modelo multivariable de series de tiempo es posible generar una representación de cada una de sus series
como una combinación lineal de las innovaciones actuales y pasadas de las variables del sistema. Estas
innovaciones son, por construcción, serialmente no correlacionadas y si, además, ellas son construidas
contemporáneamente no correlacionadas, las varianzas de las variables del sistema pueden ser
descompuestas en las proporciones atribuibles a cada una de las innovaciones. De acuerdo a esto, la
estimación de un vector autorregresivo entrega dos estadísticos para examinar sus resultados: (1) la
función de respuesta de las variables a un shock específico, y (2) la descomposición de varianza.
El primero de estos estadísticos muestra cómo evoluciona una variable en el tiempo luego de ocurrir un
shock sorpresivo en su nivel o en el de otra variable del sistema. Esto permite verificar si la respuesta
dinámica del sistema en su conjunto se comporta de acuerdo a lo planeado por una determinada hipótesis.
Específicamente en este caso, el estadístico permite conocer la dirección y la magnitud relativa del shock
sobre la tasa de inflación, así como también, verificar en que período se produce el máximo efecto del
shock.
El segundo estadístico analiza los errores de pronóstico del modelo, mediante la descomposición de la
varianza del error de pronóstico de cada variable en las partes atribuidas a las diferentes innovaciones del
sistema. Esta descomposición de varianza de una variable permite sugerir qué fuerzas asociadas a esa
variable son las principales responsables de sus movimientos y qué fuerzas juegan un papel menor. En
este caso, un resultado que apoyaría la hipótesis que la inflación en el Ecuador es causada por la política
cambiaria sería aquel en el que la varianza de la inflación se explica fuertemente por los movimientos del
tipo de cambio y en menor medida por otras fuerzas, como por ejemplo, los salarios.
Las estimaciones se realizaron para el período comprendido entre principios de 1988 y fines de 1994. Las
variables consideradas en el sistema fueron la tasa de inflación mensual, la tasa de devaluación mensual15,
la tasa de cambio mensual de los precios de los combustibles16 y el cambio mensual en el crédito interno
neto como porcentaje de M117 . Todas estas variables cumplen con la condición de estacionaridad al ser
procesos integrados de orden cero18 . El modelo VAR que se postula incluye tres rezagas para cada una de
las variables19 , un término de constante y algunas variables dummies por estacionalidad20.
A fin de determinar los efectos de los dos últimos programas de estabilización, las estimaciones
consideraron tres diferentes muestras de observaciones. La primera de ellas considera todo el período de
análisis que va desde enero de 1988 a diciembre de 199421 ; la segunda el período comprendido entre
enero de 1988 y agosto de 1992 y, finalmente el tiempo transcurrido desde el último plan de
estabilización iniciado en agosto de 1992. El cuadro 3 presenta la descomposición de varianza de la tasa
de inflación mensual en función de las variables incluidas en el sistema, para las tres muestras
consideradas.
Cuadro 3
Descomposición de la varianza del error de pronóstico de la inflación
Crédito Interno
Proporción debida a: Tipo de cambio
Precio Combustibles
Inflación
Neto/ M1
Período 1988.04-1994.12
1 mes
0.42
27.59
1.43
70.56
2 meses
0.71
24.88
2.22
72.18
3 meses
3.49
22.43
11.77
62.31
5 meses
4.28
20.38
17.16
58.18
8 meses
4.58
19.52
18.38
57.52
10 meses
4.55
19.40
18.77
57.28
15 meses
4.51
Período 1988.04-1992.08
1 mes
0.08
19.24
19.03
57.23
13.68
1.22
85.02
2 meses
1.93
17.19
1.62
79.26
3 meses
6.01
21.80
1.43
70.76
5 meses
5.97
20.24
5.63
68.16
8 meses
6.01
19.91
6.66
67.42
10 meses
6.06
19.87
6.84
67.23
15 meses
6.06
Período 1992.08-1994.12
3.47
1mes
19.83
6.91
67.21
42.49
2.33
51.71
30.92
26.64
5.32
37.12
32.84
21.55
15.95
29.66
33.12
22.70
15.76
28.42
32.67
22.81
15.53
29.00
32.60
22.81
15.45
29.14
32.31
22.15
15.35
30.19
32.80
21.83
15.59
29.78
2 meses
3 meses
4 meses
5 meses
6 meses
7 meses
8 meses
En el caso del período comprendido entre 1988.4 a 1994.12, la estimación indica que las innovaciones en
las variaciones de los precios de los combustibles y en el cambio en el crédito interno neto tienden a
explicar una fracción significativa de la varianza del error de pronóstico de la inflación mensual, mientras
que innovaciones en la tasa de devaluación del tipo de cambio justifican relativamente poco de dicha
varianza. Específicamente, el efecto combinado del precio de los combustibles y del crédito interno neto
explicarían cerca del 40% de la varianza de la inflación, mientras que el tipo de cambio llegaría a explicar
sólo el 4%. El resto de la varianza de la inflación se justificaría por ella misma, indicando que en
promedio durante el período 1988-94 gran parte de la inflación en Ecuador se debería a inercia
inflacionaria. Adicionalmente, los resultados indican que el cambio en el crédito interno neto tendría un
efecto importante en explicar la inflación a partir del tercer mes de producido el shock, mientras el efecto
más importante de los precios de los combustibles se daría en los primeros dos meses (gráfico No. 2).
Al analizar los resultados para el período que va desde 1988.4 a 1992.8, que corresponde principalmente a
la vigencia del programa denominado "Plan de Emergencia Nacional", se constata que en general se
mantienen las conclusiones obtenidas anteriormente, excepto la menor importancia del crédito interno
neto en explicar la varianza del error de pronóstico de la inflación. En general, la inflación tendería en
este período a ser explicada por la política de ajustes graduales en los precios de los combustibles y por la
inercia inflacionaria, efecto que predominó fuertemente en ese período como lo demuestra el hecho que
en un plazo de seis meses alrededor de 67% de la varianza de la inflación es explicada por sí misma.
Gráfico 2
Función de respuesta de la tasa de inflación
Período 1988.4-1994.12
En el caso del período entre agosto de 1992 y diciembre de 1994, que corresponde al período del actual
programa económico, los resultados indican que el tipo de cambio es la variable que tiende a explicar en
mayor medida la varianza del error de pronóstico de la inflación. De igual forma, el cambio en el crédito
interno neto y la política de ajustes de los precios de los combustibles tienen efectos importantes en la
explicación de la inflación en este período. Otro resultado importante es la disminución del efecto de la
inflación pasada en explicar la inflación, lo cual demuestra la reducción de la inercia en este último
período como consecuencia de la políticas iniciadas en el actual plan. Específicamente, la desaceleración
de la tasa de devaluación en este período justificaría alrededor de un 32% de la varianza de la inflación,
mientras que sólo un 30% de ella se explicaría por inercia. Adicionalmente, los resultados muestran que
la tasa de devaluación influiría un mes después sobre la inflación, mientras que el efecto de los
combustibles sería contemporáneo y del cambio en el crédito interno neto se daría alrededor del tercer
mes después de producido el shock (gráfico No. 3).
En relación a los patrones de respuesta, se observa que éstos se ajustan en general a los estándares
esperados22 . Específicamente, las respuestas obtenidas de la estimación que utiliza todo el período
muestral, y que se presentan en el gráfico 2, indican que la inflación registra una respuesta positiva y
significativa a las innovaciones tanto en los combustibles como en el cambio en el crédito, alcanzando la
respuesta de la inflación su punto máximo en el primer mes para el caso de los precios de combustibles y
en el tercer y cuarto mes para el caso de un shock en el crédito. En el caso de una innovación en la tasa de
devaluación, la respuesta de la inflación es positiva pero de menor magnitud que la obtenida frente a
shocks en las otras dos variables. Esta respuesta de la inflación ante un shock en el tipo de cambio,
alcanza su máximo en el tercer mes para posteriormente tender a desaparecer.
Gráfico 3
Función de respuesta de la tasa de inflación
Período 1992.8-1994.12
En el gráfico 3 se presentan los patrones de respuesta de la inflación para la estimación del último
período. Los resultados indican que la inflación presenta una respuesta positiva y significativa a las
innovaciones en el tipo de cambio, el precio de los combustibles y al crédito interno neto. No obstante, el
efecto de mayor magnitud sobre la inflación corresponde al shock en el tipo de cambio; así, la respuesta
de la inflación alcanza el punto máximo en el segundo mes, mientras que en el caso de un shock en el
precio de los combustibles ésta alcanza su tope en el primer mes. En el caso de un shock en el crédito
interno neto, la respuesta de la inflación alcanza su máximo al tercer mes de ocurrido el shock.
Posteriormente, en horizontes de tiempo más largos, estas respuestas de la inflación tienden a
desaparecer.
En general, las estimaciones realizadas con modelos VAR permiten obtener las siguientes conclusiones.
Primero, la evolución del tipo de cambio sería un elemento importante en la determinación del proceso
inflacionario en el Ecuador sólo en los últimos años, especialmente cuando se implementó el actual plan
económico, donde el tipo de cambio se convirtió en el ancla nominal del sistema. En años anteriores, su
incidencia habría sido relativamente menor y probablemente responsable de ciertos aumentos puntuales,
como consecuencia de devaluaciones discretas. Segundo, en el período estudiado, el proceso inflacionario
contaría con un alto grado de inercia, sin embargo, ésta se habría reducido significativamente en los
últimos dos años, particularmente como consecuencia de la implantación de un ancla nominal. Tercero, la
política crediticia del Banco Central, así como también los mecanismos de ajustes de precios de los
combustibles, serían elementos que, durante todo el período de análisis, han exhibido un grado importante
de responsabilidad en la explicación del proceso inflacionario (gráficos 4 y 5). El gráfico 4 presenta la
evolución de la tasa de inflación promedio anual y del cambio en el crédito interno neto sobre M1. En
éste se aprecia la magnitud de la contracción del crédito en los períodos 1989-90 y 1993-94, períodos que
coincidieron con desaceleraciones importantes en la tasa de inflación. El gráfico 5 presenta la evolución
de las tasas de variación en doce meses de la tasa de inflación y del precio ponderado de una canasta de
combustibles, indicando la similitud de ambas trayectorias en tendencias. Finalmente, el análisis indica
que la inflación reacciona en diferentes momentos ante cambios en estas variables. En el caso de ajustes
en el precio de los combustibles, la inflación responde fuertemente en el primer y segundo mes, mientras
que en el caso de una devaluación el efecto mayor en la tasa de inflación se produce en el mes siguiente
del shock. En el caso de una expansión en el crédito interno neto, la respuesta de la inflación mensual se
produce en mayor magnitud en el tercer y cuarto mes de ocurrida la expansión.
Gráfico 4
Efecto de la política crediticia del Banco Central
Gráfico 5
Tasa de inflación - precio de los combustibles
(variaciones en 12 meses)
4. Estimación de una ecuación de inflación
Al igual que la sección anterior, la estimación de una ecuación de inflación mensual para el Ecuador se
limita al período comprendido entre mediados de 1988 y fines de 1994, período que coincide con la
ejecución de los dos últimos planes de estabilización. Con la elección de ese período se pretende evitar la
presencia de cambios importantes de regímenes en el proceso inflacionario ecuatoriano, cambios que sin
duda existieron durante los ochenta. Al considerar sólo los últimos siete años, el análisis se concentrará en
la última evidencia del proceso, con lo cual se obtendrán conclusiones de política económica mucho más
relevantes que si se considerara un período más amplio y sujeto a regímenes distintos de política
cambiaria, fiscal y monetaria y shock adversos.
La especificación de la ecuación estimada se basa en un modelo estilizado para una economía abierta
desarrollado, entre otros, por Edwards (1992). Este considera el caso de una economía que produce bienes
transables y bienes no transables. Los precios de los bienes transables se suponen vinculados a los precios
internacionales, mientras los precios de los no transables se determinan por la condición de que el
mercado de no transables esté siempre en equilibrio. En materia de régimen cambiario se supone que el
país sigue una regla pasiva de crawling-peg, donde el tipo de cambio se ajusta en una proporción
del diferencial de inflación entre la interna y la importada23 . Además, se supone que los
salarios nominales y los precios de ciertos bienes públicos (i.e. combustibles) se ajustan de acuerdo a una
regla que incluye las inflaciones pasadas o devaluaciones y ciertos ajustes graduales. Respecto a la
política monetaria, se supone que es pasiva y se acomoda al objetivo inflacionario. El modelo puede ser
descrito por las siguientes ecuaciones:
(1)
(2)
(3)
(4)
(5)
(6)
donde,
= Tasa de cambio del nivel de precios doméstica
= Tasa de cambio de los precios de los bienes transables en moneda doméstica
= Tasa de cambio de los precios de los bienes no transables
= Tasa de devaluación
= Tasa de inflación importada
= Salarios nominales
= Tasa de cambio en los salarios nominales
= Precios de los combustibles
pct = Tasa de cambio en los precios de los combustibles
= Tasa de cambio en el precio del petróleo
= Indice de presiones de demanda, por ejemplo brecha entre gasto interno y producto potencial o un
indicador de la política certifica del Banco Central
Demanda y oferta por no transables
= parámetros que miden el grado de indización en la economía
= Ajustes graduales en los salarios y los precios de los combustibles.
A fin de encontrar una expresión para la dinámica de inflación, el modelo expresado en las ecuaciones
(1)-(6) puede ser resuelto suponiendo que los agentes forman las expectativas racionalmente. La ecuación
reducida que se obtiene de este modelo, y que representa la dinámica de la inflación doméstica, puede ser
escrita como la siguiente ecuación diferencial de primer orden:
(7)
En esta ecuación el coeficiente a1 representa una medida del grado de inercia de la inflación doméstica.
Así, mientras más cercano a la unidad es este coeficiente, más persistente serán la inflación y mayor el
grado de inercia. Este coeficiente depende fuertemente de los parámetros
por lo que dependiendo
de los valores que asuman estos parámetros en la economía, es posible derivar distintas trayectorias de la
dinámica de la inflación. En primer lugar, se deriva que bajo completa indicación cambiaria
, el
coeficiente de
es igual a la unidad. En este caso, el sistema no tiene un ancla, y la serie de tiempo de
la inflación doméstica debería exhibir una raíz unitaria, por lo que la inflación podría explotar como
resultado de un shock exógeno o de demanda agregada. Aún cuando y sean menores que uno, y la
indización de salarios y precio de los combustibles no sea completa e instantánea, la economía se
encuentra totalmente indizada al tipo de cambio.
En segundo lugar, si es menor que uno, el parámetro a1 también será menor que uno, en cuyo caso la
inflación será caracterizada por un proceso estacionario. De ser así, la inflación doméstica debería
converger a la inflación importada si es que no existen presiones de demanda
. La velocidad a
la cual la inflación doméstica converge a la importada dependerá del grado de indización tanto salarial
como de los precios de otros bienes. Asociado a este mismo punto, se tiene que una reducción en el grado
de indización del tipo de cambio (disminución en ) debería resultar en una disminución del valor de a1 y
así, en una reducción en el grado de inercia inflacionaria en la economía. Finalmente, si la indización es
totalmente eliminada, de tal forma que tanto los parámetros y como f llegan a ser simultáneamente
iguales a cero, la inflación doméstica debería inmediatamente converger a la inflación importada si es que
no existen presiones de demanda.
De esta forma, la ecuación reducida (7) indica que el proceso inflacionario puede ser representado por una
ecuación de regresión que considere como variables explicativas un término de inflación pasada, un
término de inflación importada (que en el caso de suponer que la inflación externa es un término
constante, representa la tasa de devaluación cambiaria), el cambio en el precio del petróleo y un término
de presiones de demanda. En base a esta representación, se estimó un modelo de corrección de errores
para el período considerado en este estudio, que incorpora además de las variables ya mencionadas y sus
rezagos, un término de corrección de errores que proviene de una ecuación de cointegración estimada
para el período comprendido entre 1988 y 1994.
Las estimaciones se realizaron con observaciones mensuales. La serie de inflación doméstica corresponde
a la tasa de variación del índice de precios al consumidor urbano; la serie de inflación importada
corresponde a la tasa de devaluación del tipo de cambio libre, mientras que para representar las presiones
de las variaciones de precios de los combustibles se utilizó el promedio ponderado de los precios de una
canasta de bienes energéticos, variable que fue utilizada en la sección anterior. Para representar las
presiones de demanda se utilizó la razón cambio en el crédito interno neto al sistema total sobre M1.
Adicionalmente, se incorporó una serie de remuneraciones nominales que corresponde al salario mínimo
vital más las compensaciones y bonificaciones que la ley establece para los valores mínimos en el
Ecuador24 .
Antes de verificar si estas variables están cointegradas o no, es necesario determinar el grado de
integración de cada una de ellas. El cuadro 4 resume los resultados del test aumentado de Dickey-Fuller
considerando procesos con y sin término de tendencia, y los tests propuestos por Perron y que son
robustos ante la presencia de cambio estructural. En ambos tests la hipótesis nula es que la variable posee
raíz unitaria. De acuerdo a esta metodología, los resultados indican que todas las series consideradas (tasa
de devaluación, tasa de cambio del precio de los combustibles, tasa de cambio de los salarios nominales y
la razón cambio en el crédito interno neto sobre M1), además de la inflación doméstica, son procesos
integrados de orden cero. Luego, los niveles de estas variables serían procesos integrados de orden 1 con
excepción de la razón cambio en el crédito interno neto sobre M1 que es una variable que se considerará
siempre como unflujo, luego es de orden cero.
Cuadro 4
Test de raíz unitaria
Ho: x es I (1)
Test Dickey-Fuller Aumentado
Sin tendencia
Con tendencia
Inflación
-4.65*
-5.60*
-5.37*
-5.66*
Variación del precio de
-7.47*
los combustibles
-7.41*
-6.45*
-6.35*
Crédito interno neto /
-7.15*
M1
-7.29*
Variación del tipo de
cambio
Variación
salarios
de
los
Ho: x es I (1)
Valores críticos (n =
83)
10%
-2.59
3.16
5%
-2.90
-3.47
1%
-3.52
-4.08
Test de raíz unitaria en presencia de cambio estructural
Ho: x es I (1)
Test de Perron
Estadígrafo
Fracción de la muestra
con cambio estructural
cambio estructural
-6.85*
0.81/
Variación del tipo de
-5.58*
cambio
0.92/
Variación del precio de
-6.60*
los combustibles
0.71/
Variación
salarios
-
-
Crédito Interno neto /
M1
-
Valores críticos (n =
l = 0.9
83)
= 0.8
= 0.7
10%
-3.35
-3.46
-3.51
5%
-3.68
-3.75
-3.80
1%
-4.26
-4.33
-4.42
Inflación
de
los
* Significativo al 1%
1/ Corresponde a una variable que presenta un cambio estructural en el parámetro de posición.
2/ Corresponde a una variable que presenta un cambio estructural en su tendencia.
Debido a que los niveles de las variables son procesos I(1) o I(0), los test de cointegración se realizaron
con los niveles de precio doméstico, de tipo de cambio, de salarios nominales, de precios de combustibles
y la razón cambio en el crédito interno neto sobre M1. El test utilizado para probar la hipótesis nula de no
cointegración fue el de Engle y Granger (1987). Los resultados de este test para el período de análisis se
presentan en el cuadro 5. Estos indican que existe cointegración a un nivel de significancia de algo menor
al 5%. Adicionalmente, el cuadro 5 presenta la ecuación de cointegración, cuyos coeficientes son
significativos
y
con
los
signos
esperados.
Cuadro 5
Test de cointegración y estimación en mínimo cuadrados ordinarios de la inflación
Ho: El sistema es no cointegrado
INF = -0.32
(-0.48)
+ 0.46 TC
(4.69)
+ 0.41 PCOMB
(6.36)
+ 7.00E-08 CINM1
(2.05)
+ 0.26 W
(3.00)
Test ADF = -4.64
Valores críticos (n=83, k=8)
10% = -4.28 5% = -4.61 1% = -5.26
INF = Logaritmo natural del índice de precios al consumidor en el área urbana
TC = Logaritmo natural del tipo de cambio para la venta en el mercado libre
PCOMB = Logaritmo natural del precio de la canasta de combustibles
CINM1 = Razón entre el crédito interno neto total y M1
W = Logaritmo natural del salario mensual promedio incluidas las bonificaciones y compensaciones
De esta forma, por la existencia de cointegración entre las variables consideradas en las funciones de
precios, es posible postular que en esta función las variables se mueven juntas en el largo plazo,
reflejando ciertas propiedades de estabilidad en la relación. Es importante mencionar que si no se
encuentra una firme relación de cointegración por los criterios estándares -test ADF- del índice de precios
domésticos con las variables consideradas como explicativas en su función, se estaría en cierta forma
demostrando que estas últimas podrían ser no suficientes para explicar el comportamiento de largo plazo
de los precios y, por ende, de sostener la hipótesis de estabilidad en los parámetros de regresión.
Tal como se desprende del teorema de Representación de Granger25, la cointegración de la función de
precios implica que ella también tiene una representación de corrección de errores. En ésta se estima la
regresión en diferencias incluyendo como regresores rezagas de las diferencias de la variable dependiente,
valores actuales y rezagados de las diferencias de las variables independientes y un término de corrección
de errores que representa el error de equilibrio o residuo de la ecuación de cointegración.
El Cuadro 6 presenta la estimación del modelo de corrección de errores para la inflación para el período
agosto de 1988 a diciembre de 1994. De la regresión estimada se puede concluir que los coeficientes son
altamente significativos y el nivel de ajuste, representado por el coeficiente de R2, es relativamente alto
considerando que la variable dependiente se expresa en tasas de variación. Por otra parte, se observa que
el término de corrección de errores tiene el signo correcto y es significativo al 5%. Esto último confirma
ampliamente la hipótesis de cointegración propuesta en el cuadro 5, de que las desviaciones en el nivel de
precios de su valor de equilibrio se tienden a corregir en el largo plazo. En el anexo 2 se presenta el
análisis de los residuos de esta regresión, indicando, en términos generales, la existencia de no autocorrelación serial, de normalidad y distribución idéntica de los errores y de estabilidad estructural de la
estimación26 .
Cuadro 6
Modelo de corrección de errores para la ecuación de inflación
Coeficiente
0.0110
Test - t
3.22
Indice de preciost-1
0.2740
4.35
Indice de preciost-3
0.1982
2.63
Tipo de cambio
0.1068
2.33
Tipo de cambiot-6
0.0519
2.11
Precio de los combustibles
0.0528
3.60
0.0323
1.87
Variable
Constante
Salariost-3
Crédito Interno/M1t-3
Crédito Interno/M1t-5
Residuos t-1
0.0287
2.29
0.0259
2.62
-0.0336 0.0528 0.1068 0.1982
-2.00
0.1982 0.2740 0.0110
R2
0.8000 0.8000
Desviación típica de la inflación
0.0175
Error típico de la regresión
0.0088
Durbin-Watson
2.17
NOTA: Fueron incluidas algunas "dummies" estacionales
Los coeficientes del modelo de corrección de errores indican que la inflación rezagada de los tres
primeros meses sería importante en la determinación de la inflación contemporánea.
En particular, los rezagos uno y tres de la inflación mensual son altamente significativos, representando
un coeficiente acumulado en torno al 0.5. Por su parte, las variaciones en el precio de los combustibles y
las devaluaciones tienen un efecto significativo y positivo en forma contemporánea sobre la inflación,
mientras que los cambios en los salarios afectan la tasa de inflación con un rezago de tres meses.
Finalmente, los cambios en el crédito interno neto sobre M1 presentan efectos significativos y positivos
sobre la inflación, con rezagas de tres a cinco meses. Estos resultados concuerdan, en general, con los
encontrados en el análisis de los modelos de vectores autorregresivos de la sección precedente.
Por la dificultad de visualizar a través de la observación directa de los coeficientes de regresión la
magnitud de la respuesta de la inflación ante distintos shocks, se procedió a simular la respuesta de la tasa
de inflación ante iguales shocks de devaluación, aumentos salariales, aumento del precio de los
combustibles y de una expansión en el crédito interno neto sobre M1. En la simulación se supuso que el
tipo de cambio evoluciona de acuerdo a la diferencia entre la meta de inflación interna y la externa,
mientras los precios de los combustibles evolucionan de acuerdo al tipo de cambio rezagado en un
período. Para el cambio en el crédito interno se supuso un proceso en función de un valor promedio más
un error aleatorio.
Los gráficos 6 y 7 muestran, respectivamente, la evolución de la tasa de inflación mensual y anualizada
ante un shock de 10%, por una sola vez, en el tipo de cambio, en los salarios nominales, en el precio de
los combustibles y en la magnitud de la expansión del crédito interno neto sobre M127 . En general, las
simulaciones reportadas en el gráfico 6 muestran la importancia relativa de la devaluación sobre los otros
tipos de shocks, indicando además en qué períodos ocurren los mayores efectos. Adicionalmente, en todos
los casos se concluye que la tasa de inflación mensual necesitaría alrededor de un año para volver a los
niveles previos al shock. En el caso particular de una devaluación de 10%, se observa que el mayor efecto
en la tasa de inflación mensual ocurriría en los períodos 1 y 2 para posteriormente tender a decrecer hasta
desaparecer alrededor del mes 12.
Gráfico 6
Efecto en la inflación mensual de un shock de 10% por una vez
Gráfico 7
Efecto en la inflación anualizada de un shock de 10% por una vez
De la observación del gráfico 7 se deduce la importancia que, en relación a las otras fuentes de inflación,
ha tenido la tasa de devaluación sobre el proceso inflacionario de los últimos años. En particular, se
observa que ante una devaluación de 10%, la tasa de inflación anualizada se aceleraría hasta el mes 12,
para posteriormente decrecer hasta alcanzar, alrededor del mes 24, la tasa anual de inflación existente
antes del shock. De igual forma, se observa que el efecto sobre la tasa de inflación anual de una expansión
de 10% del crédito interno neto como porcentaje de M1, es relativamente mayor que las ocurridas en
shock de igual magnitud en los salarios nominales o en el precio de los combustibles.
La cuantificación de estos shocks indica que ante una devaluación de 10%, la tasa de inflación acumularía
alrededor de 4 puntos porcentuales en un plazo de un año28 , mientras que de una expansión adicional de
10% en el crédito tendería a generar una inflación adicional por este concepto de 1.3 puntos porcentuales
en un período de un año. En el caso de aumentos de 10% en los salarios y en el precio de los
combustibles, los efectos en la inflación en un período de doce meses serían de 0.6 y 1 puntos
porcentuales respectivamente.
En relación a la inercia inflacionaria, las gráficas permiten concluir que el proceso inflacionario existente
en el Ecuador tuvo un grado importante de inercia durante el período de análisis, por cuanto cualquier
shock sobre la economía necesitaría algo menos de un año para volver a los niveles de inflación mensual
antes del shock, mientras que en términos de variaciones anualizadas, el período requerido sería cerca de
dos años. Sin embargo, es importante mencionar que esta inercia tiende a disminuir en el último período
como consecuencia directa de la utilización del tipo de cambio como ancla nominal del sistema.
Con el propósito de reflejar la importancia que tendría sobre el nivel de inflación el seguimiento de una
política crediticia expansiva por parte del Banco Central, se realizó un ejercicio consistente en expandir el
crédito en tres puntos porcentuales de M1 por un período continuado de 12 meses. En este caso, la
inflación acumulada por este efecto, en un período de un año, alcanzaría a 2 puntos porcentuales, mientras
que el efecto total se completaría en alrededor de 2 años alcanzando 3.7 puntos porcentuales. En términos
prácticos, esto significa que si durante el año 1994 la tasa promedio de contracción del crédito interno
neto sobre M1 alcanzó a cerca de 4 puntos porcentuales, entonces una contracción adicional en 1995 de 3
puntos porcentuales, permitiría que la tasa de inflación en ese año (manteniendo todo lo demás constante),
sea reducida desde niveles del 26% en diciembre de 1994.
Finalmente, un ejercicio adicional consistió en cuantificar de un conjunto de políticas, entre las que se
cuentan: (1) una revaluación por una vez de 5% y manteniendo la política de devaluación de acuerdo al
diferencial entre inflación interna y externa; (2) una contracción del crédito interno neto como porcentaje
de M1 de 2 puntos porcentuales durante un año; y (3) un reajuste salarial de 15% a mitad del período.
El gráfico 8 muestra las respuestas de la tasa de inflación mensual y anual. En el caso de la respuesta
mensual, los efectos más importantes se producirían durante el primer mes del año como consecuencia de
la revaluación, y en el mes siete por efecto de los rezagos con que afecta la contracción del crédito a la
inflación. En el mes nueve se produciría un aumento de la inflación mensual producto del aumento
salarial, sin embargo, éste sería rápidamente compensado en los meses siguientes como resultado de la
contractiva política crediticia en aplicación durante el año. La gráfica de la inflación anualizada indica
que ésta tendería a desacelerarse durante todo el año para posteriormente tender a crecer por el efecto de
la revaluación y el retorno a una política crediticia más expansiva. En términos de magnitud, la
combinación de estas políticas tendería a producir una disminución en la tasa de inflación, durante el
primer año, de 2.5 puntos porcentuales, y en un plazo de algo menos de dos años, la disminución total en
la tasa de inflación alcanzaría 3.6 puntos porcentuales.
Los resultados obtenidos mediante el análisis de regresión permiten formular las siguientes conclusiones:
(i) Entre de las fuerzas que explicarían en mayor medida la evolución de la inflación de los últimos años
está la política cambiaria. En efecto, la evolución cambiaria ha sido importante tanto para explicar la
inestabilidad de la inflación en algunos meses, en particular como producto de devaluaciones graduales
durante los primeros años de los noventa, como también de la desaceleración que ha exhibido la tasa de
inflación a partir de fines de 1992 en respuesta a la utilización de la tasa de cambio como ancla nominal
del sistema. La importancia del tipo de cambio en la evolución de la inflación en el último período se
manifiesta no sólo en su efecto directo y contemporáneo sobre el nivel de precios, sino también a través
del efecto de la política de ajustes de los precios de los combustibles, los cuales se reajustan de acuerdo a
la devaluaciones pasadas.
Gráfico 8
Efecto combinado en la inflación mensual y anual de: revaluación de 5%,
contracción adicional del crédito de 2% y reajuste salarial de 15% a mediados del
período.
Adicionalmente, su efecto contemporáneo se refuerza con la estructura de rezagos que posee el proceso
inflacionario ecuatoriano.
(ii) La política crediticia del Banco Central ha sido también un elemento fundamental en la explicación
del proceso inflacionario. Si bien las simulaciones indican que su importancia relativa parece menor que
la del tipo de cambio, es importante mencionar que sin la aplicación de una política crediticia contractiva,
la desaceleración de la inflación durante 1993 y 1994 hubiera sido menor. En este sentido, gran parte del
éxito de la aplicación del ancla cambiaria durante 1993 y 1994 se debe a la disciplina fiscal y a la política
crediticia del Banco Central. Finalmente, la política crediticia afectaría con un rezago de tres a cinco
meses a la tasa de inflación.
(iii) La evolución de los precios de los combustibles tendría un efecto contemporáneo sobre la inflación.
En el último período su importancia relativa sería menor que la tasa de cambio y la política crediticia; sin
embargo, es mayor que la política de ajustes salariales. Esta última tendría un efecto importante sólo dos
o tres meses después de producido el ajuste en las remuneraciones.
(iv) Es importante mencionar que variables como la brecha de demanda interna respecto al producto o la
brecha entre producto y producto potencial, no han tenido una participación importante en la
determinación del proceso inflacionario ecuatoriano. En todo el período de análisis, el producto ha
evolucionado tanto a niveles como a tasas de crecimiento superiores a la demanda interna. De igual
forma, la economía ecuatoriana no se encuentra a niveles de su capacidad potencial, por lo que eventuales
presiones por este efecto no deberían ser significativas.
5 Conclusiones
De acuerdo a las metodologías utilizadas en este estudio se concluye que la inflación en el Ecuador entre
1988 y 1994 habría sido gobernada por procesos distintos, por cuanto la magnitud de los elementos que la
causan se ha ido modificando en el tiempo. En general, las estimaciones realizadas con modelos VAR y la
estimación de una ecuación para la inflación mensual, permiten concluir que la política cambiara, la
política crediticia del Banco Central y la inercia inflacionaria serían sus causas más importantes
durante el período de estudio. Adicionalmente, el análisis empírico permite postular que la inflación
reacciona en diferentes momentos ante cambios en sus determinantes. En el caso de una devaluación y de
ajustes en el precio de los combustibles, la inflación responde fuertemente en los primeros meses,
mientras que en el caso de un reajuste salarial su efecto toma un par de meses más. En el caso de una
expansión en el crédito interno neto, la respuesta de la inflación mensual se produce en mayor magnitud
entre el tercer y quinto mes de ocurrida la expansión.
En particular, la evidencia empírica de este estudio permite concluir:
- Primero, la evolución del tipo de cambio sería un elemento clave en el proceso inflacionario en el
Ecuador sólo en los últimos años, especialmente cuando se implementó el actual plan económico, en el
cual el tipo de cambio se convirtió en el ancla nominal del sistema. En años anteriores, su incidencia
habría sido relativamente menor y probablemente responsable sólo de ciertos aumentos puntuales, como
consecuencia de devaluaciones discretas. Adicionalmente, la importancia del tipo de cambio en la
evolución de la inflación en el último tiempo radica no sólo en su efecto directo y contemporáneo sobre el
nivel de precios, sino también a través del efecto de la política de ajustes de los precios de los
combustibles, los cuales se reajustan de acuerdo a la devaluaciones pasadas.
- Segundo, en el período comprendido entre los dos últimos planes de estabilización, el proceso
inflacionario contaría con un alto grado de inercia, sin embargo, ésta se habría reducido
significativamente a partir de agosto de 1992, particularmente como consecuencia de la implantación del
tipo de cambio como ancla nominal.
- Tercero, la política crediticia del Banco Central ha sido un elemento que durante todo el período de
análisis ha exhibido un grado importante de responsabilidad en la explicación del proceso inflacionario.
Las simulaciones indican que su importancia relativa parece menor que la del tipo de cambio, sin
embargo, la aplicación de esta política, conjuntamente con la disciplina fiscal, han permitido en gran
medida el éxito de la tasa de cambio como ancla del sistema.
- Cuarto, los mecanismos de ajuste en el precio de los combustibles constituirían un elemento que durante
todo el período de análisis ha presentado un grado importante de responsabilidad en la explicación del
proceso inflacionario. Si bien no ha sido el elemento que ha guiado la inflación en el Ecuador, sí ha
tendido a contribuir tanto en la generación de ciertos movimientos mensuales en la tasa de inflación como
también a perpetuar ciertos niveles de inflación, al presentar tasas de crecimiento similares a la inflación
por períodos prolongados. En el último tiempo su importancia relativa sería menor que la tasa de cambio
y la política crediticia, sin embargo, pareciera ser mayor que la política de ajustes salariales.
Dentro de los resultados encontrados, uno que merece destacarse por sus implicancias de política
económica es el grado importante de respuesta que ha mostrado la tasa de inflación ante modificaciones
en la política cambiaria. Sin embargo, se hace necesario mencionar que esto no significa que ésta es
necesariamente la política de desinflación que se deba seguir utilizando en el futuro. La persistencia de
una política que aprecie el tipo de cambio más allá de lo necesario puede llevar, -tal como sucedió en
otras experiencia de la región como Chile en 1981-82 y México en los últimos años-, a desequilibrios
externos en el mediano plazo. Estos desequilibrios, a su vez, tienen efectos negativos sobre la inflación,
debido a que llevan finalmente a una devaluación. De ahí que la fijación de una banda cambiaria sea un
instrumento idóneo en la coyuntura actual, pues a la vez que modera las expectativas de los agentes (el
tipo de cambio continúa con su papel de ancla nominal), evita apreciaciones adicionales de la moneda.
La actual política crediticia del Banco Central del Ecuador deberá continuar en el futuro, a fin de que no
se constituya en un instrumento de propagación de la inflación. Obviamente, la evolución del crédito
interno neto dependerá no sólo de la conducción monetario-financiera del Banco Central del Ecuador,
sino, sobre todo, de la evolución de las variables directamente controladas por la política fiscal.
Finalmente, se puede afirmar que los ajuste salariales tienen un efecto reducido en el crecimiento de los
precios, especialmente porque no existen presiones de demanda, es decir, el nivel de la demanda interna
es inferior al nivel del producto potencial.
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heteroskedasticity", Econometrica, 48.
Anexo A
Los patrones de comportamiento de las principales variables que explican la
inflación
Este anexo tiene como propósito mostrar los patrones seguidos el valor del tipo de cambio y el precio de
los combustibles, así como, la situación de la política fiscal; en todos ellos se hace referencia al período
1988-94.
Además, se presenta un análisis desagregado de la inflación en aquellos meses en que fue atípicamente
alta en relación a los meses anteriores y posteriores.
La información que aquí se consigna pretende ampliar los elementos de análisis presentados en el
segundo capítulo de este estudio, a fin de que el lector pueda tener una visión más amplia del tema
tratado.
1 Los patrones de la política cambiaria
En 1988 en el Ecuador se mantuvo un mercado cambiario intervenido: el Banco Central recibía las
divisas provenientes de las exportaciones de los sectores públicos y privados y, asimismo, vendía divisas
para las importaciones. A partir del último trimestre de ese año, se aplicó un sistema de
minidevaluaciones, a fin de mantener constante el tipo de cambio real. A diciembre de 1989, el tipo de
cambio de intervención para la compra se ubicó en 642 sucres por dólar.
En 1990 la Junta Monetaria modificó el tipo de cambio de intervención de la siguiente manera: a partir
del 5 de marzo la tasa de compra se situó inicialmente en 692.5 sucres por dólar de los Estados Unidos de
América, y su ajuste semanal, en 3.5 sucres por cada dólar; a partir del 9 de julio, el tipo de cambio para
la compra fue de 782 sucres por dólar, mientras que su ajuste semanal permaneció inalterado.
Durante 1991 se mantuvo vigente el sistema de minidevaluaciones semanales de 3.5 sucres por dólar y,
adicionalmente, se efectuaron tres ajustes de 6, 4 y 10 por ciento en enero 25, julio 19 y noviembre 23,
respectivamente. En ese año las divisas estaban bajo un régimen de incautación, es decir, los exportadores
privados debían entregar obligatoriamente el valor total de las exportaciones y, asimismo, el Banco
Central del Ecuador proveía las divisas necesarias para realizar importaciones.
A partir del 3 de abril de 1992, la tasa de compra en el mercado de intervención llegó a 1.316,5 sucres por
dólar de los Estados Unidos de América y se continuó con la devaluación semanal de 3.5 sucres por dólar.
El 29 de mayo nuevamente se cambió la paridad a 1.389,5 sucres por dólar, continuando el mismo
esquema de devaluaciones semanales. El 3 de septiembre se devaluó la moneda a 2.000 sucres por dólar,
tipo de cambio vigente para la compra y venta de divisas de los sectores público y privado. El 29 de
octubre de 1992 se facultó al Banco Central de Ecuador a intervenir en el mercado libre de cambios
mediante la compra y venta de divisas, estableciendo los montos y cotizaciones de conformidad con la
situación del mercado y los requerimientos del programa monetario; además, se estableció que las
transacciones del sector privado podían efectuarse en el Banco Central o en el mercado libre privado.
El 1° de septiembre de 1993 se estableció un tipo de cambio con vigencia semanal para las transacciones
de compra y venta de divisas del Banco Central del Ecuador. El tipo de venta equivalía al promedio de la
cotización de venta del mercado interbancario registrada en la mesa de cambios de la semana inmediata
anterior y el de compra era inferior en 250 sucres al de venta. El tipo de cambio de compra regía para
ingresos en moneda extranjera que obtenga el sector público por cualquier concepto; y las actividades de
hidrocarburíferas que realicen empresas extranjeras que han suscrito contratos con Petroecuador. El tipo
de cambio de venta debía cubrir los pagos en el exterior del sector público en moneda extranjera por
cualquier concepto; las actividades de hidrocarburos que efectúen empresas extranjeras que han suscrito
contratos con Petroecuador; y el pago de mercaderías amparadas en permisos de importación o
autorización a depósitos industriales concedidos hasta agosto 11 de 1986. El tipo de cambio oficial se
continuó utilizando para fines contables del Banco Central, así como para transacciones de Unidades de
Cuenta. El resto de operaciones se transarían en el mercado libre privado, por lo que se eliminó el
mecanismo de ronda de divisas para importaciones privadas. Se facultó la participación del Banco Central
en el mercado libre de cambios de conformidad con la situación del mercado cambiario y los
requerimientos del programa monetario.
Gráfico A.1
Evolución del tipo de cambio en el mercado libre (sucres por US dólares)
Las intervenciones del Banco Central del Ecuador en el mercado cambiario a fin de estabilizar la
cotización del tipo de cambio se sujetaba a una banda no anunciada (implícita) a los agentes económicos
por las autoridades. En tal sentido, era un sistema discrecional (flotación sucia).
2 Combustibles
De 1988 a 1994 la modificación en el precio de los combustibles ha sido permanente. El motivo por el
cual se procedió a realizar dichos cambios, fue la necesidad de equilibrar las cuentas fiscales. Las
autoridades económicas argumentaron, además, el fuerte contrabando que se registra en la frontera con el
Perú, en circunstancias en que algunos de los combustibles recibían un subsidio directo por parte del
Estado. Cualquiera que fuesen los motivos, lo cierto es que en el país desde 1988 se han producido varias
modalidades de incremento del precio de los combustibles29 . En el período comprendido entre julio de
1989 y agosto de 1992 rigió un sistema de incrementos mensuales, los cuales estaban alineados a la
inflación. En septiembre de 1992, con el cambio de gobierno, se produjo un significativo incremento en el
precio de los combustibles. Dichos valores se mantuvieron relativamente estables hasta marzo de 1994
cuando el gobierno enfrentó una significativa reducción en los ingresos fiscales debido a la caída que
sufrieron, a nivel internacional, los precios del petróleo (los ingresos por las exportaciones petroleras
constituyen el rubro más importante de los ingresos del presupuesto); en esas circunstancias, se optó por
un nuevo sistema de ajustes mensuales, de acuerdo a un mecanismo que se detalla más adelante.
Sin embargo, la modificación de los precios de los combustibles no ha sido uniforme para todos ellos;
debido a la alta incidencia que tienen algunos en la actividad productiva (el diesel oil especialmente) o en
el ingreso de los hogares (el gas licuado de petróleo), algunos precios se han retrasado frente a otros. Los
combustibles con mayores variaciones en su precio han sido las gasolinas extra y super; la primera ocupa
el mayor porcentaje de ventas dentro del total y la segunda es la más gravada porque se considera que es
consumida por el estrato de más altos ingresos.
Los regímenes para la fijación del precio de los combustibles, han sido los siguientes:
•
En enero de 1988 los precios de los principales derivados de petróleo eran los siguientes:
Combustible
Precio
Gasolina super
110
sucres/galón
Gasolina extra
90
sucres/galón
Gasolina regular
42
sucres/galón
Diesel 1 y 2
55
sucres/galón
Kérex
30
sucres/galón
Gas
15
sucres/kilo
•
El 30 de agosto de ese mismo año, se produce una fuerte elevación en el precio de los
combustibles, de acuerdo a la siguiente tabla:
Combustible
Precio
Gasolina super
230
sucres/galón
Gasolina extra
180
sucres/galón
Diesel 1 y 2
130
sucres/galón
Kérex
40
sucres/galón
Gas
20
sucres/kilo
•
•
El 11 de octubre se extiende la elevación producida el mes anterior, a otros derivados de
petróleo.
El 21 de julio de 1989 se incrementaron nuevamente los precios, pero con una modalidad
diferente. Para algunos de ellos, se estableció un ajuste periódico para los próximos 6 meses30 ,
mientras que los precios del gas de uso doméstico y el kérex se aumentaron por una sola vez a
36,6 sucres el kilo y 40 sucres por galón, respectivamente.
Combustible
Gasolina super
Precio
250 sucres/galón
Elevación mensual
20 sucres
Gasolina extra
195 sucres/galón
15 sucres
Gasolina regular
50 sucres/galón
10 sucres
Diesel 1 y 2
150 sucres/galón
20 sucres
•
En enero de 1990, se fijó el precio de la gasolina super, extra y regular; el diesel 1 y 2; el gas de
uso doméstico y el kérex. En el decreto que determina dicha elevación, se estableció que todos
estos combustibles a excepción del gas y el kérex, tendrán un aumento mensual para los
próximos nueve meses, de acuerdo a la siguiente tabla:
Combustible
Gasolina super
Precio
365 sucres/galón
Elevación mensual
15 sucres
Gasolina extra
280 sucres/galón
10 sucres
Gasolina regular
110 sucres/galón
10 sucres
Diesel 1 y 2
260 sucres/galón
10 sucres
•
•
En septiembre de 1990, es decir, el mes en que cesaban los incrementos, el Congreso Nacional
derogó el decreto que había fijado esa modalidad de aumento en los precios de los combustibles.
El 28 de enero de 1991, el gobierno nacional fija nuevos precios de los combustibles, de la
siguiente manera:
Combustible
Gasolina super
Precio
560 sucres/galón
Gasolina extra
410 sucres/galón
Gasolina regular
240 sucres/galón
Diesel 1 y 2
390 sucres/galón
Además, se elevó el precio del gas de 50 a 60 sucres por kilo y el kérex se mantuvo en el mismo valor por
galón.
•
El 10 de septiembre de 1991, se produce una nueva elevación de precios, con incrementos
mensuales. Se elevó el gas a 80 sucres por kilo y el kérex a 60 sucres por galón. Para el resto de
combustibles se estableció la siguiente tabla:
Combustible
Gasolina super
Precio
700 sucres/galón
Gasolina extra
510 sucres/galón
Gasolina regular
240 sucres/galón
Elevación mensual
30 sucres
20 sucres
20 sucres
Diesel 1 y 2
•
•
490 sucres/galón
El 23 de abril de 1992 se suspenden las elevaciones mensuales decretadas en septiembre de
1991.
El 14 de septiembre de 1992 se reajustaron nuevamente los combustibles, según como consta en
el siguiente cuadro:
Combustible
Gasolina super
Precio
2.400 sucres/galón
Gasolina extra
1.460 sucres/galón
Gasolina regular
240 sucres/galón
Diesel 1 y 2
1.460 sucres/galón
Kérex
60 sucres/galón
Gas
200 sucres/kilo
•
•
•
El 6 de octubre de 1992 se reduce el precio del kilo de gas a 193 sucres.
El 28 de enero de 1994 se estableció un nuevo mecanismo para la fijación del precio de los
combustibles. Según ese esquema, el precio deberá compensar la pérdida de ingresos fiscales
como causa de la reducción de los precios del petróleo (por debajo del establecido en el
Presupuesto General del Estado) en el mercado internacional. Pero como bajo ese esquema se
podría importar gasolina más barata de otros países, a la importación de combustibles se impone
un arancel específico que tiene como propósito proteger las ventas de los combustibles
producidos internamente. De la medida fueron excluidos el resto de combustibles.
En octubre de 1994, se normalizó la aplicación de las disposiciones del reglamentopresidencial
explicado en el párrafo anterior, al Diesel 1 y 2 y otros combustibles.
Esta nueva modalidad ha significado un constante incremento en los precios de los combustibles, aunque
ha sido menor al esperado pues en ciertos meses, por decisión presidencial, no se modificaron los precios.
Gráfico A.2
Precio de venta de los principales combustibles de consumo interno
3 Política fiscal de 1988 a 1994
La política antinflacionaria instrumentada por las actuales autoridades económicas se basó en dos factores
fundamentales: el control del tipo de cambio y el ordenamiento de las finanzas públicas.
La experiencia reciente de los países de América Latina indica que el déficit fiscal tuvo una gran
influencia en el proceso inflacionario. En el Ecuador se ha constatado que el desbalance de las cuentas
fiscales se origina básicamente en factores de tipo estructural, tales como ladependencia de los ingresos
provenientes de los recursos petroleros, la rigidez del gasto público y el peso de la deuda externa.
3.1 Período de estudio
El período de análisis se divide en 3 etapas: la primera va de septiembre de 1988 a diciembre de 1990, la
segunda de enero de 1991 a agosto de 1992 y la tercera de septiembre de 1992 a diciembre de 1994.
La primera etapa se caracteriza por la eliminación de los desequilibrios externos y fiscales que fue el
objetivo propuesto por el gobierno de Rodrigo Borja que aplicó en 1988 un plan de estabilización
económica, después de la política fiscal claramente expansiva que caracterizó a la primera parte de este
año. En 1990, a raíz del conflicto del Golfo Pérsico que elevó el precio internacional del petróleo, se
continuó con el aumento progresivo mensual de los precios de los combustibles. Se aplicó una política
restrictiva del gasto, que se vio reforzada por el Decreto # 1732 del 3 de agosto de 1990 que dispuso la
reducción en el 10% del monto de las asignaciones corrientes de todo el sector público. Adicionalmente,
el gobierno decidió pagar solamente el 30% de los intereses devengados por la deuda con la banca
privada internacional, suspendiéndose el pago de la totalidad de la amortización.
Todo esto influyó en la disminución de los desequilibrios macroeconómicos: el déficit de la cuenta
corriente de balanza de pagos pasó de - 6,7% a -1,9% del PIB entre 1988 y 1990, mientras que el déficit
del sector público no financiero (incluyendo el déficit cuasi fiscal) pasó de - 7,5% a -1,4% del PIB en el
mismo período, como se puede apreciar en el cuadro A.1.
En esta etapa se producen dos reformas que influyeron en el manejo fiscal: la reforma tributaria y la
arancelaria.
Cuadro A.1
Brechas externa y fiscal
1988
1989
1990
1991
1992
1993
-6,7
-6,1
-1,9
-4,7
-0,6
-4.0
-7,5
-3,9
-1,4
-2,7
-2,3
-0,3
1994
Déficit cuenta corriente de Bal. de
Pagos / PIB
Déficit SPNF +
Déf. cuasif. / PIB
0,3
Fuente: Banco Central.
* Incluye déficit cuasifiscal.
El 20 de diciembre de 1989 se puso en marcha la Reforma Tributaria contenida en la Ley # 056 de
Régimen Tributario Interno, mediante la cual se amplió la base tributaria, se eliminaron las exoneraciones
y unificaron las tarifas impositivas, simplificando el sistema existente a tres grandes grupos de impuestos:
a la renta, al valor agregado y a los consumos especiales.
La segunda reforma de importancia desde el punto de vista fiscal fue la arancelaria, cuyos principales
objetivos fueron disminuir la dispersión de las tarifas y simplificar los procedimientos del comercio
internacional.
La segunda etapa, que comprende el período enero 1991-agosto 1992, se caracterizó por un
empeoramiento de los equilibrios del sector público y externo. Las finanzas públicas se vieron afectadas
por la disminución del precio internacional del petróleo, por la dificultad en la comercialización del
petróleo y la falta de respuesta de los ingresos tributarios a las reformas que se aplicaron desde 1990. A
ello se sumó la relajación de la disciplina fiscal originada por las mayores presiones sociales y sindicales
y por la proximidad del término del período gubernamental.
La tercera etapa comprende desde septiembre de 1992 hasta diciembre de 1994. En este período se aplica
el Plan Macroeconómico de Estabilización tendiente, entre otros factores, a restablecer el equilibrio fiscal.
El plan incluyó la adopción de varias medidas que se aplicaron entre agosto y diciembre de 1992, tales
como: reducción del gasto en el Presupuesto del Estado, recortes presupuestarios en los gobiernos locales,
entidades adscritas y empresas públicas, elevación de las tarifas públicas y el precio de los combustibles.
Además, se expidieron la Ley de Creación del Impuesto Especial a los activos de las empresas y la Ley de
Presupuestos del Sector Público.
Estas medidas generaron resultados positivos; y para 1993 el déficit fiscal (incluyendo el déficit del SPNF
y el cuasifiscal del Banco Central) descendió de -2,3% a -0,3% del PIB.
En 1994, se continuó con la disciplina fiscal. A pesar de que a inicios de año se consideraba que existiría
un déficit de 0,5% del PIB por la caída de los precios internacionales del petróleo, se obtuvo un pequeño
superávit de 0,3%. A este resultado positivo contribuyeron medidas como el nuevo mecanismo para la
determinación de los precios de los derivados de petróleo, la racionalización de las tarifas telefónicas y
los avances de la reforma tributaria.
3.2 Estructura de ingresos y gastos
3.2.1 Ingresos
Los ingresos del sector público no financiero (SPNF), se dividen en petroleros y no petroleros. Como se
mencionó, en el país existe una alta dependencia de los ingresos petroleros, que representaron en 1994 el
31,3% del total de ingresos. Estos ingresos se obtienen por exportaciones y por venta de derivados del
petróleo. Es importante resaltar que los ingresos por venta de derivados del petróleo crecieron del 6,7%
del total en 1992, al 15,1% en 1994, debido a los constantes incrementos de los precios de los
combustibles, medida que ha sido adoptada por la facilidad para su recaudación y la disponibilidad
inmediata de recursos. Como se conoce, se encuentra en vigencia el Reglamento para la Determinación de
los Precios de los Derivados del Petróleo.
Los ingresos no petroleros comprenden, principalmente, los impuestos. Significaron el 54% del total en
1994, sin lograr incrementar su participación considerablemente a pesar de las constantes reformas
tributarias que han buscado la ampliación de la base tributaria y una recaudación más eficiente. Los
ingresos tributarios más importantes son los generados por los impuestos al valor agregado, a la renta y
los arancelarios.
Si se comparan los ingresos con relación al PIB, en 1990 representaron el 26,2% y en 1994, el 24,8%,
registrándose una ligera disminución, en la que influyó principalmente la baja del precio del petróleo a
nivel internacional; en efecto, los ingresos provenientes de las exportaciones de petróleo disminuyeron de
9,7% del PIB en 1990, a 4% en 1994.
Cuadro A.2
Ingresos del sector público no financiero
(miles de millones de sucres)
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
Val.
%
Val.
%
Val.
%
Val.
%
Val.
%
Val.
%
Val.
%
Petroleros
233
35,9
488
36,1
950
42,7
1084
34,7
1868
37,3
2378
32,6
2819
31,3
Por exportac.
189
29,1
403
29,8
794
35,7
877
28,0
1531
30,6
1419
19,5
1461
16,2
44
6,8
85
6,3
156
7,0
206
6,6
336
6,7
959
13,2
1358
15,1
No petroleros
386
59,5
756
55,9
1070
48,1
1670
53,4
2543
50,8
3830
52,5
4864
54,0
IVA
78
12,0
143
10,6
234
10,5
368
11,8
602
12,0
902
12,4
1332
14,8
ICE
37
5,7
56
4,1
93
4,2
111
3,5
162
3,2
266
3,6
307
3,4
42
6,5
95
7,0
107
4,8
178
5,7
280
5,6
402
5,5
612
6,8
63
9,7
11
8,7
176
7,9
226
7,2
300
6,0
413
5,7
528
5,9
166
25,6
345
25,5
460
20,7
787
25,2
1198
23,9
1848
25,4
2085
23,2
30
4,6
108
8,0
204
9,2
374
12,0
596
11,9
1081
14,8
1323
14,7
649
100%
1352
100%
2224
100%
3128
100%
5007
100%
7289
100%
9006
100%
Por venta
derivados
Impuesto a la
renta
Impuestos
arancelar.
Otros
Sup. operat.
empres. pub.
Total
3.2.2 Gastos
Los gastos se clasifican en corrientes y de capital. Los gastos corrientes representaron en 1994 el 73,3%
del total. Los rubros más importantes corresponden a sueldos y salarios con 29,4% y a pago de intereses
de la deuda interna y externa con 18,0%. La estructura de este tipo de gastos se ha mantenido
prácticamente rígida y por eso el gobierno se encuentra empeñado en aplicar reformas estructurales que
permitan disminuir el tamaño del sector público.
Los gastos de capital alcanzaron el 26,7% en 1994, reflejándose una disminución con respecto a 1991, en
que fueron del 29,9%. Esto da cuenta del proceso de ajuste económico, en que los gastos más susceptibles
de ser afectados son los gastos de capital ya que corresponden a inversiones que pueden eliminarse o
diferirse. Se ha considerado la aprobación de los proyectos que se encuentran en ejecución y únicamente
se incorporan nuevas inversiones cuando se hallen respaldadas con análisis técnicos, económicos,
financieros y sociales que justifiquen su realización. La política de gasto del actual gobierno se sujeta a
las disponibilidades de ingresos y se mantiene la decisión de no financiar los déficit con recursos del
Banco Central del Ecuador y restringir los gastos no indispensables.
Los gastos con relación al PIB pasaron de 26,8% en 1988, a 24,1% en 1994. Esto se debió principalmente
a la disminución del pago de intereses devengados de 6,3 a 4,4% del PIB.
Cuadro A.3
Gastos del sector público no financiero
(Miles de millones de sucres)
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
Val
%
Val
%
Val
%
Val
%
Val
%
Val
%
Val
%
Gasto corriente
645
80
1038
73
1597
72
2279
70,1
3809
71,4
5315
71,9
6427
73,3
Intereses (deveng.)
191
24
370
26
528
24
712
21,9
938
17,6
1224
16,6
1582
18,0
Internos
21
3
33
2
54
2
100
3,1
77
1,4
62
0,8
119
1,4
Externos
171
21
337
24
474
21
613
18,9
862
16,2
1162
15,7
146
16,7
Otros gtos. corr.
453
56
668
47
1069
48
1567
48,2
2871
53,8
4091
55,4
4845
55,3
Sueldos y salarios
226
28
402
28
599
27
856
26,3
1402
26,3
2015
27,3
2580
29,4
Compra b. y serv.
43
5
129
9
240
11
313
9,6
566
10,6
849
11,5
815
9,3
Otros
184
23
136
10
230
10
398
12,2
904
16,9
1227
16,6
1450
16,5
Gasto de capital
164
20
386
27
617
28
971
29,9
1525
28,6
2076
28,1
2340
26,7
Formación capital
153
19
350
25
546
25
853
26,2
1362
25,5
1863
25,2
2132
24,3
Gobierno central
21
3
33
2
72
3
62
1,9
132
2,5
208
2,8
653
7,4
Empresas públicas
72
9
162
11
162
7
387
11,9
603
11,3
872
11,8
863
9,8
Resto del sec. pub.
60
7
156
11
312
14
404
12,4
627
11,8
783
10,6
617
7,0
Otros
11
1
36
3
71
3
118
3,6
163
3,1
212
2,9
208
2,4
Total
809
100
1424
100
2214
100
3250
100
5334
100
7391
100
8767
100
3.3 El déficit fiscal
El déficit global es el concepto más utilizado para medir la posición fiscal. Es el resultado de las
operaciones por encima de la línea, es decir, se incluyen los ingresos totales, los gastos corrientes y los
gastos de inversión física. Dicho saldo fue de -7,5% del PIB en 1988, disminuyó a -1,4% en 1990, volvió
a subir a -2,3% en 1992, para finalmente alcanzar en 1994 un superávit de 0,3%, gracias al control del
gasto público y a la eliminación del déficit cuasifiscal del BCE que en 1989 había registrado el - 2,5% del
PIB.
El concepto de déficit primario excluye los pagos de intereses de los cálculos del resultado fiscal. Este
déficit es un indicador clave para medir la solvencia fiscal en el mediano plazo. Entre 1989 y 1994 se
produjo un superávit primario que en promedio fue de 4,9%.
Cuadro A.4
Resultado fiscal
(porcentaje del PIB)
1988
Déficit global de SPNF
-5,3
Déficit global. SPNF con
-5,3
reducción de personal
Cuasifiscal BCE
-2,2
Déficit SPNF+ cuasi-fiscal BCE -7,5
Resultado primario
1,1
Resultado doméstico
-4,5
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1,4
0,1
1
1,7
0,4
0,7
1,4
0,1
1
1,7
0,4
0,1
2,5
3,9
5,8
0,7
1,5
1,4
6,6
0,8
1,7
2,7
4,8
0,3
0,6
2,3
3,1
2,6
0,1
0,3
4
1,3
0,2
0,3
5
3,4
Por último, se considera el déficit interno o doméstico, que es un indicador de la diferencia entre los
ingresos fiscales provenientes del sector no transable de la economía y los gastos fiscales en bienes y
servicios no transables. Se calcula en base a los ingresos y gastos realizados en sucres. Las variaciones en
este tipo de déficit constituyen una medida del impulso expansivo o contractivo de la política fiscal sobre
la demanda agregada.
La disciplina de la política fiscal se refleja también en la evolución del crédito interno neto del Banco
Central al sector público no financiero. Como se puede apreciar en el siguiente cuadro, desde 1988 hasta
1994, el crecimiento del crédito que otorga el Banco Central al sector público ha sido menor que el
crecimiento de los depósitos. La variación anual del crédito interno neto al SPNF fue de -22.658 en 1988,
que equivalía al - 0,75% del PIB y en 1994 fue de -624 mil millones de sucres, es decir, el -1,72% del
PIB.
Cuadro A.5
Año Variación anual de crédito interno neto al sector público no financiero
( millones de sucres corrientes)
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
-22.658
-131.480
-325.718
-150.880
-235.504
475.000
-624.213
Relación CIN/PIB
(en porcentaje)
-0,75
-2,54
-3,97
-1,22
-1,21
-1,73
-1.72
4 Episodios con alta inflación mensual
En el período 1988-94, se puede detectar once episodios en los cuales la inflación mensual fue
anormalmente alta en relación a los meses anteriores y posteriores. En algunos casos, esos saltos en el
índice de precios se debió a shocks deliberados, producidos por la instrumentación de programas de
estabilización económica. Lo que interesa en esta parte es analizar cuáles fueron los bienes que más
contribuyeron a esos episodios de alta inflación mensual y, si es posible, encontrar un patrón de
comportamiento.
1 Abril de 1988
La inflación mensual fue de 6.9% en este mes, luego de que se había ubicado en alrededor del 4.5% en los
meses anteriores. Los bienes más contribuyeron a esa tasa fueron transporte (25.3%), cereales y derivados
(9.8%) y, leche, productos lácteos y huevos (6.9%).
2 Octubre de 1988
Se produce un nuevo salto en el incremento en los precios, al registrarse una tasa de inflación mensual de
7.4%, la máxima producida en ese año.
Los bienes y servicios que más contribuyeron a esa variación en los precios fueron los clasificados en el
grupo de misceláneos; efectivamente, la educación colaboró con el 17.6%, vehículos y diversos con el
16.3%, y transporte con el 11.3%.
3 Marzo de 1989
En este mes la inflación alcanzó el 9%, la tasa más alta del período agosto de 1988 a agosto de 1992. Este
alto índice inflacionario se debió principalmente a la modificación en los alimentos y bebidas: verduras
frescas contribuyeron con el 14.6%, carnes y carnes preparadas con el 14.1%, azúcar, sal y condimentos
con el 13.9% y, leche, productos lácteos y huevos lo hicieron con el 11.8%.
4 Septiembre de 1989
La inflación mensual fue de 4.8%, luego de que en los meses anteriores registró niveles alrededor del 2%.
Los bienes y servicios que más contribuyeron son educación (20.1%), leche, productos lácteos y huevos
(13.8%) y alquiler de vivienda (8.3%).
5 Septiembre y octubre de 1991
La inflación mensual en septiembre y octubre alcanzó el 4.5% y 3.2%, respectivamente.
Los bienes que más contribuyeron a dicho crecimiento en septiembre fueron educación (21.6%),
alumbrado y combustible (9.5%), vehículos y diversos (9.3%), alquiler de vivienda (8.5%) y verduras
frescas (8.3%).
En octubre, los subgrupos de bienes que más incidieron en la inflación mensual fueron los siguientes:
alquiler de vivienda (14.8%), leche, productos lácteos y huevos (8.9%); y cereales y derivados (7.6%).
6 Abril y mayo de 1992
En abril de 1992 se presentó una alta tasa de inflación mensual (5.3%). Los bienes y servicios que más
contribuyeron a esa tasa son educación (18%), leche, productos lácteos y huevos (16.5%) y alquiler de
vivienda (12.5%).
En mayo la tasa de inflación mensual también fue alta (3.7%), debido a la influencia de los siguientes
bienes y servicios: alquiler de vivienda (15.7%), verduras frescas (12.1%), carne y carnes preparadas
(10.9%) y recreo y material de lectura (9.5%).
7 Septiembre y octubre de 1992
En estos dos meses se sintieron los efectos de las primeras medidas tomadas dentro del plan
macroeconómico del nuevo gobierno. Éste consistió, en la modificación de los precios de los bienes y
servicios con precios controlados (combustibles principalmente)
En septiembre la tasa de inflación mensual alcanzó el 10.5%; los bienes y servicios que más
contribuyeron a ese crecimiento en los precios son los siguientes: vehículos y diversos (18.6%),
alumbrado y combustible (14.5%), cereales y derivados (9.4%), recreo y material de lectura (8.5%) y
educación (8.2%).
En octubre la tasa de inflación mensual fue de 6.3%. Los bienes y servicios con mayor peso en ese
porcentaje fueron: cereales y derivados (12.3%), frutas frescas (11.4%), alquiler de vivienda (10.1%) y
azúcar, sal y condimentos (7.5%).
8 Enero de 1993
En enero de 1993 la tasa de inflación mensual llegó a 3.2%, mientras en los dos meses anteriores se había
mantenido por debajo del 1.6%. Los bienes y servicios que más contribuyeron a la inflación en este mes
son: alquiler de vivienda (17.8%), cuidado de la salud (14.2%), carnes y carnes preparadas (14%) y
verduras frescas (10.7%).
9 Febrero de 1993
En este mes la inflación aceleró su ritmo de crecimiento en el doble con respecto al mes anterior,
ubicándose en el 3.2%.
Los subgrupos de bienes que mayor contribución hicieron a ese crecimiento son vehículos diversos
(30.4%), alquiler de vivienda (18.1%), carnes y carnes preparadas (6.9%), verduras frescas (6.6%) y leche
(5.7%).
10 Abril y mayo de 1993
La inflación mensual en abril y mayo se ubicó en 3.6% y 4.5%, respectivamente; en febrero y marzo se
había registrado un crecimiento menor.
La variación ocurrida en el mes de abril se debe a educación (40.4%), alquiler de vivienda (18.6%), leche
(6.2%) y azúcar y condimentos (5.9%). La significativa contribución de la educación en este mes obedece
al inicio del ciclo escolar en la Costa.
En el mes de mayo, las contribuciones relativas de mayor importancia son azúcar y condimentos (23%),
alquiler de vivienda (16.6%), verduras frescas (7.81%), carnes y carnes preparadas (7.6%) y educación
(5.7%).
11 Septiembre y octubre de 1993
La inflación de septiembre y octubre de 1993 alcanzó el 2.6% y 3.1%, respectivamente, luego de que en
meses anteriores había registrado tasas mensuales inferiores al 2%.
En el mes de septiembre los bienes que más contribuyeron a la inflación fueron tubérculos (18.5%),
alquiler de vivienda (23.3%) y educación (24.9%). Este último rubro tiene una alta incidencia en ese mes
por el inicio del año escolar en el ciclo de la Sierra y Oriente.
En el mes de octubre la contribución relativa más importante se debió a transporte (41%), alquiler de
vivienda (13.3%), azúcar y condimentos (7.3%) y frutas frescas (6%).
4.1 Patrón de los bienes y servicios que contribuyen a episodios de alta inflación
mensual
Alquiler de vivienda es el servicio que registra una gran contribución a la inflación mensual en la gran
mayoría de los meses analizados.
Además, en los meses de abril y septiembre la educación tiene una gran contribución coincidiendo con el
inicio de clases en el régimen de la Costa (en los dos primeros meses) y en la Sierra (en septiembre y
octubre). Verduras frescas también aparece con una considerable frecuencia ( cuadro No. A.6).
Cuadro A.6
Incidencia en la inflación mensual de los principales subgrupos de bienes y
servicios del IPC
Alumbrado
Alquiler de y
vivienda
combustible
Abr. 1988
Carne
y
Leche,
carnes
Cereales y
productos
Verduras
Educación
Transporte
prepara- derivados
lácteos
y
frescas
das
huevos
6.50%
9.80%
Oct. 1988
9.00%
Mar. 1989
8.10%
Sep. 1989
8.30%
Sep. 1991
8.50%
23.50%
17.60%
14.10%
11.30%
11.80%
20.10%
9.50%
6.90%
21.60%
14.60%
13.80%
8.30%
Oct. 1991
14.80%
Abr. 1992
12.50%
May. 1992
15.70%
Sep. 1992
7.60%
8.90%
18%
15.60%
10.90%
14.50%
12.10%
9.40%
Oct. 1992
10.10%
Ene. 1993
17.80%
14%
Feb. 1993
18.10%
6.90%
Abr. 1993
18.60%
May. 1993
16.60%
Sep. 1993
23.30%
Oct. 1993
13.30%
Frecuencia
14
8.20%
12.30%
10.70%
5.70%
40.40%
7.60%
6.60%
6.20%
5.70%
7.80%
24.90%
41%
2
6
4
9
7
2
6
ANEXO B
Análisis de los Errores y Estabilidad Estructural
Debido a que la utilización de especificaciones de corto plazo con fines predictivos depende
fundamentalmente de las propiedades de la estimación mínima cuadrática, en este anexo se analiza la
existencia de no correlación serial, normalidad y distribución idéntica de los errores de la especificación y
la estabilidad estructural de la estimación de corrección de errores presentada en el cuadro 5.
Los test de no correlación serial, distribución idéntica y de normalidad de los errores son básicos para una
adecuada interpretación de los resultados del modelo. El cumplimiento de estas propiedades implica que
los errores de los modelos estimados pueden ser precisamente descritos como innovaciones normales
idénticamente distribuidas. En primer lugar, la no existencia de correlación serial de primer orden y
mayor indica que los errores son efectivamente innovaciones, implicando de esta forma, que la
especificación dinámica del modelo es adecuada. En segundo lugar, la normalidad de los errores permite
tener un grado de confianza razonable respecto de los test t, ya que en muestras pequeñas como ésta el
supuesto de normalidad de los errores es crucial para la interpretación de dichos test estadísticos.
Finalmente, la ausencia de patrones heteroscedásticos sugiere que los outliers serán poco frecuentes.
El cuadro B.1 presenta los test de correlación serial del multiplicador de Lagrange (LM) y el test Q de
Ljung-Box; el test de Jarque-Bera de normalidad y el test ARCH de heterosce-dasticidad. Los estadísticos
del test de LM y el test de Ljung-Box no permiten rechazar la hipótesis nula de ausencia de correlación
residual tanto de primer orden como de órdenes mayores. Por otra parte, el test de Jarque-Bera no permite
rechazar la hipótesis nula de que los errores son normales. Finalmente, el problema de distribución
idéntica se examinó por constancia de la varianza de los residuos bajo la hipótesis alternativa de que el
patrón heteros-cedástico corresponda a un sistema condicional autorregresivo (ARCH) en los errores.
Este test indica que los errores de la especificación de corrección de errores rechazan que su varianza siga
un proceso heteroscedástico condicional autorregresivo sólo en los casos de dos y cuatro rezagos, sin
embargo, al considerar un proceso de un rezago, la hipótesis nula se tiende a rechazar indicando cierta
presencia de un patrón heteroscedástico de los errores. Ante esta evidencia, la estimación de los errores
estándar del modelo de corrección de errores, presentada en el cuadro 6, fue realizada de acuerdo a la
metodología de errores robustos ante la presencia de heteroscedasticidad propuesto por White (1980).
En fin, los resultados permiten confirmar la precisión de los test t y el hecho de que las especificaciones
dinámicas de estos modelos son adecuadas. A su vez, aseguran que el método de estimación por mínimos
cuadrados ordinarios empleado es eficiente respecto de alternativas como mínimos cuadrados
generalizados.
La estabilidad estructural de la especificación de corto plazo, presentada en el cuadro 5, se examinó a
través del análisis del comportamiento de los residuos que se derivan de la estimación recursiva de la
función de corrección de errores. Los resultados del CUSUM cuadrado para la especificación mensual de
corrección de errores se presentan en el gráfico B.1. En éste se observa que los resultados del CUSUM al
cuadrado resultan favorables a la función considerada, ya que no se puede rechazar la hipótesis nula de
estabilidad estructural al 5%.
Cuadro B.1
Análisis de los Residuos
1. I Test de normalidad Jarque-Bera1/
II. Test de Autocorrelación
LM Test 2/
Ljung-Box test Q 2/
2,41
p=1
0.92
0.60
p=2
1.43
1.25
p=4
8.00
7.40
7.90
7.60
7.8
1%
6.63
9.21
13.27
5%
3.84
5.99
9.49
10%
2.71
4.61
7.78
1. III Test de Heteroscedasticidad
ARCH Test 2/
Valores Críticos
1/ Se distribuye de acuerdo a un chicuadrado con dos grados de libertad.
2/ Se distribuye como un chicuadrado con p grados de libertad, donde p es el número de rezagos considerados.
Debido a que en muestras pequeñas, un test de CUSUM al cuadrado relativamente estable podría
coexistir con algún parámetro inestable en la ecuación estimada, se hace necesario realizar tests de
estabilidad para cada uno de los parámetros estimados por el modelo. La estimación recursiva,
condicionada en la información disponible en cada punto de la estimación, permite realizar test de
constancia de parámetros a través de estimar un coeficiente para cada observación junto con un intervalo
de confianza de dos errores estándar. La constancia relativa del coeficiente se puede apreciar directamente
por la evolución del coeficiente estimado junto con la banda de dos errores estándar. Los gráficos B.2 a
B.7 resumen los resultados de aplicar este procedimiento para todos los parámetros de las función de
corrección de errores31 .
En general, el criterio utilizado para aceptar la constancia de los coeficientes ha sido tener en cuenta, en
orden de importancia, los siguientes tres elementos en la observación de los gráficos: (a) que el estimador
final del coeficiente esté dentro de todas las bandas anteriormente estimadas; (b) que el error estándar del
coeficiente estimado disminuya a lo largo del período y (c) que los cambios que se observen en la
estimación recurrida del coeficiente no presenten una tendencia determinística predecible. Estos tres
criterios son importantes por cuanto la satisfacción de ellos permitiría no rechazar la hipótesis de
exogeneidad débil de las variables en el lado derecho de la ecuación para los distintos parámetros de
interés. Exogeneidad débil a su vez es el requisito básico para hacer inferencias con respecto a la variable
dependiente condicional en las variables del lado derecho de la ecuación.
En términos generales, estos tres criterios son satisfechos por todos los parámetros de la función de
corrección de errores de la inflación. En especial, se observa que todos estos coeficientes pasan los dos
primeros en forma holgada. En relación al tercer criterio, éste es algo más difícil de establecer, pero
exceptuando el caso del coeficiente del residuo que pareciera presentar cambios algo menos aleatorios
durante las primeras observaciones, se observa que en general los coeficientes no presentan una tendencia
predecible.
En consecuencia, la evidencia presentada en los gráficos B.2 a B.7 permite mantener la hipótesis de
trabajo de exogeneidad débil de los regresores de la ecuación para los distintos parámetros de interés.
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