FORO MUNDIAL SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS, Nantes, Francia, 16-19 de mayo 2004 SESION PLENARIA, 18 de Mayo La globalización y la lucha contra todas las formas de discriminación y de exclusión Diego GARCIA-SAYAN Versión preliminar al pronunciamiento del discurso DIEGO GARCÍA-SAYÁN Director general, Comisión Andina de Juristas, juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 1. El documento del señor Doudou Diène destaca con precisión la perdida de vitalidad de la lucha contra la discriminación. Nos señala que formas tradicionales y no tradicionales de discriminación se ven reforzadas en la hora presente dentro del contexto de la prioridad otorgada a la lucha contra el terrorismo. 2. Atacar las raíces profundas del racismo, la discriminación y la xenofobia es el componente esencial de la respuesta que nos propone el señor Diène. Dentro de ello, plantea transformar el concepto de mera “diversidad” en el de pluralismo como valor fundamental para construir una estrategia orientada a erradicar la discriminación en sus niveles más profundos y duraderos. 3. Coincido con ese enfoque. Es esencial una estrategia de enfrentamiento de las distintas formas de discriminación sobre la base del impulso a valores basados en el pluralismo y la tolerancia. Me parece, sin embargo, que tiene que atacarse de manera simultánea algunas condiciones y situaciones objetivas que facilitan la generación de actitudes, conductas y políticas racistas, discriminatorias y xenófobas. Una de estas condiciones consiste en la pobreza que impulsa migraciones masivas del sur al norte del planeta. LAS CONDICIONES OBJETIVAS: LOS DEL SUR ABREN LAS PUERTAS 4. El mundo se globaliza y marcha hacia una suerte de “uniformidad”. Dicho proceso, sin embargo, no impide que simultáneamente se desarrollen tendencias poderosas en dirección contraria. A contracorriente marcha el resurgimiento de los nacionalismos en sus formas más violentas y centrífugas, siendo el caso de la ex-Yugoslavia uno de los más emblemáticos de los últimos años. Son todos esos, sin duda, pasos regresivos. 5. Como lo refiere Diéne, nuevas formas de discriminación aparecen en torno a lo no nacional, el refugiado, el inmigrante. Países democráticos de occidente que durante la década del 80 promovían activas políticas de protección a los refugiados dentro de América Latina, el Asia o el Africa, viraron en dirección opuesta cuando se trataba de proteger a los refugiados que huían de los balcanes o de otras zonas de Europa oriental. Hoy la legislación y las políticas sobre refugiados y, en general, sobre migraciones, se ha endurecido en casi todo el mundo democrático. Las prevenciones en torno al tema del terrorismo han agudizado y fortalecido tendencias que ya se venían desarrollando contra el inmigrante, en especial los de piel más morena provenientes del sur del planeta. FORO MUNDIAL SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS, Nantes, Francia, 16-19 de mayo 2004 SESION PLENARIA, 18 de Mayo La globalización y la lucha contra todas las formas de discriminación y de exclusión Diego GARCIA-SAYAN 6. ¿Ante qué tipo de fenómeno nos encontramos? No se trata solamente de las migraciones forzosas de los refugiados. Como se ha señalado, estándares internacionales cuya aplicación se promovió cuando se trataba de Centroamérica o Pakistán, se da la paradoja que hoy son puestos de lado cuando se trata de refugiados provenientes de los balcanes o Chechenia en busca de protección en países europeos. 7. Otra de las paradojas contemporáneas es la de un mundo en el que se promueve el libre comercio, el libre intercambio de bienes y servicios, pero que excluye un componente principal como es el de la fuerza de trabajo en un contexto de tendencia acentuada a las migraciones. La pobreza en el mundo y las migraciones que se vinculan a ella, son una dinámica en la que se expresan con especial vigor prácticas discriminatorias que se ven sazonadas, muchas veces, por la lógica “antiterrorista”. El extranjero pobre resulta ser una potencial y explosiva amenaza a la seguridad y al empleo. 8. El crecimiento demográfico en las zonas pobres del planeta ha sido, a lo largo de la historia de la humanidad, fuente de masivas migraciones. Lo hicieron, así de Europa a América hasta inicios del siglo XX. Los agobiados desempleados de Inglaterra se trasladaban a Norteamérica en los siglos XVIII y XIX; habitantes de una Suiza pobre, emigraban a países promisorios como el Perú en el siglo XIX. Unos y otros no necesitaron de visas. Ese fenómeno hoy se da del sur al norte del planeta pero con la diferencia fundamental que en nuestros días esas corrientes migratorias son vistas como una “amenaza” a la seguridad y los migrantes que logran sortear las numerosas barreras que se les pone, usualmente son víctima de distintas y severas formas de discriminación. Hasta el año 2025, de acuerdo con las estimaciones demográficas conocidas, el 95% del crecimiento en el mundo se va a dar en los países pobres. 9. Las migraciones son un resultado natural derivado del contexto de pobreza existente (mas de 50% de la población es pobre en América Latina, por ejemplo); en ello, el crecimiento vegetativo de la población mundial es un dato especialmente relevante. En el siglo XVIII se requerían 75 años para que la población mundial aumentara en 250 millones de habitantes. Hoy en día con las vigentes tasas de fertilidad y con la mejora en las expectativas de vida y la disminución de la mortalidad infantil, este crecimiento de 250 millones de habitantes se produce cada tres años. Hacia el año 2050 la población mundial irá creciendo hasta bordear los 10 mil millones de habitantes. 10. ¿Qué significa esto para América Latina? Si se mantuvieran -de acuerdo con los indicadores actuales- las tasas de fertilidad y de natalidad vigentes, en el año 2025, la población de Estados Unidos habría crecido en comparación a la actual en 25%, la de México habría aumentado en 88% y la de Guatemala en 225%. Es decir, crecen más en población precisamente aquellos países que son más pobres y con menos recursos. 11. Esto se seguirá traduciendo, primero, en masivas migraciones del campo a la ciudad. Para el 2025 Africa tendrá el 58% de su población en urbes y Asia, el 53%. En América Latina nada menos que el 85% de la población estará en las ciudades. En la mayoría de las “mega-ciudades” que seguirán surgiendo, es y será muy difícil -a veces imposible- FORO MUNDIAL SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS, Nantes, Francia, 16-19 de mayo 2004 SESION PLENARIA, 18 de Mayo La globalización y la lucha contra todas las formas de discriminación y de exclusión Diego GARCIA-SAYAN satisfacer remotamente necesidades básicas de vivienda, salud, agua potable, saneamiento o transporte. A ello se agregan los efectos ambientales y problemas de inseguridad ciudadana, a veces incontrolables e inmanejables. 12. El segundo efecto evidente es - y seguirá siendo - el de las migraciones internacionales. Desde los países más pobres hacia los países donde los recursos son mayores, y en los que hay menos población y las tasas de crecimiento demográfico son muy bajas o negativas. Previsiblemente este será un componente esencial del conflicto Norte-Sur en un futuro no muy lejano y, particularmente, en la agudización de políticas y conductas restrictivas y discriminatorias en los países “receptores”. El extranjero, el inmigrante pobre y, eventualmente, el refugiado, vistos como “amenazas” a la estabilidad de muchos y no como un aporte enriquecedor de diversidad y de mano obra. La dimensión social y económica del problema hace casi obvio que en un momento determinado las más sofisticadas barreras migratorias ya no podrán seguir deteniendo esta ola que surge de la realidad misma. ATACAR LAS RAICES PROFUNDAS PROMOVIENDO LA DEMOCRACIA Y EL DESARROLLO 13. Todos estos son datos sociales y políticos que llevan a pensar, por cierto, en la urgencia de atacar las raíces profundas del racismo, la discriminación y la xenofobia. Mucho hay que hacer, en ese orden de ideas, en el terreno de impulsar valores como el pluralismo y la tolerancia a nivel mundial. Actualmente los Estados-nación están lejos de ser sinónimo de entes integradores de grupos sociales más o menos homogéneos ya que menos del 10% de los países del planeta es étnicamente homogéneo; el resto -es decir, la abrumadora mayoría- son estados multi-étnicos por que este asunto concierne a todos. 14. Es indispensable insertar esa perspectiva en una estrategia que apunte a tocar las condiciones objetivas que aceleran tendencias hacia la discriminación y la intolerancia. Actuar sobre las incontenibles tendencias migratorias no mediante las restricciones crecientes en las aduanas o el “acordonamiento” de las áreas “civilizadas” del mundo. Más bien, promoviendo estrategias globales de desarrollo que generen no sólo justicia y equidad sino estabilidad en las zonas del planeta en donde hoy prevalece el bienestar. Comercio justo y equilibrado, eliminación de los subsidios en los países ricos que le restan competitividad a los países pobres y promoviendo la democracia como componente esencial de la vida cotidiana. Y al que emigra, las condiciones básicas de respeto a su identidad e integridad. 15. El proceso de globalización debería consistir no sólo en un mundo que se integra y globaliza, sino en uno que simultáneamente, acepta y promueve unidades autónomas de administración y respeto a las multietnicidades. Que puede hacer de las sociedades, cuerpos mucho más democráticos sin que ello necesariamente conspire contra las grandes tendencias de la integración. Este proceso de democratización mundial podría muy bien hacer converger reglas y autoridades globales -o regionales- multilaterales fuertes, con sociedades pluralistas en las que se respete la diversidad étnica y cultural de los habitantes, promoviendo así una mayor consistencia al fenómeno de la integración y FORO MUNDIAL SOBRE LOS DERECHOS HUMANOS, Nantes, Francia, 16-19 de mayo 2004 SESION PLENARIA, 18 de Mayo La globalización y la lucha contra todas las formas de discriminación y de exclusión Diego GARCIA-SAYAN “empequeñecimiento” del mundo, que no debe ser entendido como homogeneización o uniformización de culturas e identidades. 16. Las diferencias no necesariamente son factor de división o disrupción si la democracia – en un sentido integral - es uno de los ingredientes esenciales de la unidad en la diversidad. Por ello, es crucial orientarse a construir instituciones y estructuras políticas democráticas en una perspectiva global de desarrollo sostenible. Instituciones que se acomoden a esa diversidad y al derecho de la identidad de los distintos grupos étnicos. Ello no va a contracorriente de la globalización y de la integración. Por el contrario, parecería que es la única base sólida para procesar adecuadamente la diversidad étnica y no seguir fomentando las condiciones objetivas del conflicto violento y de situaciones que se convierten fácilmente en combustible de intolerancias recíprocas y de eclosión social. El derecho a ser diferentes es parte de un sano proceso de globalización que se centre en el desarrollo de todos. Mayo de 2004