Desde sus inicios, el ser humano se ha visto en la necesidad de relacionarse con su entorno para poder desarrollarse. Por éste motivo, ha tenido que idear estrategias que le permitan comunicarse y relacionarse entre individuos, además de adaptar diariamente su hábitat para poder sobrevivir a las necesidades cotidianas. Por su parte, dichas adaptaciones han generado a lo largo de los años un deterioro ambiental con un crecimiento preocupante. Asimismo, el paulatino agotamiento de recursos indispensables como agua, suelos fértiles y oxígeno se han visto afectados por la contaminación de las grandes industrias, botaderos de basura, mal trato de las aguas negras, hiperurbanización, tala indiscriminada de árboles, entre otros. En éste sentido, la falta de conocimientos sobre los temas que respectan a la salud ambiental ha incidido notablemente sobre la misma, con un resultado alarmante. Del mismo modo, la salud ambiental es inversamente proporcional a la salud de los individuos, de tal manera que: a mayor deterioro ambiental, menor es la salud de las personas. Con respecto a lo anterior, se conoce como salud al “pleno bienestar físico, mental y social del individuo” según la Organización Mundial de la Salud (OMS). De esta manera, podemos decir que la salud de un individuo comprende varios aspectos por lo que referirse a la salud únicamente como la ausencia de enfermedad sería un concepto errado. Por lo tanto, es necesario comprender la importancia que tiene la sociedad en el proceso salud-enfermedad de un individuo. Para esto, se hace imperativo reconocer la sociología como la ciencia que estudia la conducta de los grupos como unidad y que centra su estudio en la sociedad. Según Spencer, el plano social está constituido por los individuos que forman grupos y el conjunto de estos forman la sociedad. De acuerdo con lo anterior, cabe destacar que la sociedad es una agrupación de personas que forman instituciones donde se presentan normas de convivencia, estos individuos que se unen por un bien común, también tienen una cultura intrínseca, lo cual determina el comportamiento de dichos individuos. Según Ovidio Beltrán, un grupo social se define como el conjunto de dos o más personas que comparten normas y valores, interactúan entre sí, comparten los mismos intereses, están unidos por un sentido de identidad y se relacionan entre sí. Dichas relaciones, generan la integración mutua y la creación de expectativas más o menos duraderas. Los individuos pertenecientes a un grupo, necesariamente presentan cierta semejanza o identidad de intereses, lo que los hace diferentes a quienes no pertenecen. Con respecto a lo anterior, los grupos sociales cumplen con ciertas características esenciales para poder ser considerados como tal: ser un conjunto de personas o pluralidad de personas, estar organizados y estructurados internamente, tener intereses y valores en común, mantener constantes interrelaciones y consideración y, manifestación interna como unidad. Por su parte, éstos se clasifican según la intensidad de relaciones en dos grupos bien diferenciados: primarios y secundarios. En el cual, los grupos primarios corresponden a grupos pequeños donde prevalece la intimidad, por ejemplo: el núcleo familiar. Y los grupos secundarios, corresponden a grupos de mayor volumen y organización, por ejemplo: los amigos de la escuela. Al mismo tiempo, la dinámica de grupos es la que se encarga de analizar el funcionamiento tanto interno (interacciones del seno del grupo), como externo (interacciones del grupo o sus miembros con otros grupos o individuos), lo cual nos lleva a comprender la interacción social de dichos individuos. Del mismo modo, para que pueda existir una buena interacción social entre individuos es necesaria la cooperación, la cual se basa en un esfuerzo continuo y común de dos o más individuos para realizar determinada tarea o para lograr alcanzar una meta ambicionada en común de todas las partes interesadas. Por otro lado, existen diferentes tipos de sociedades, las cuales van a influir directamente en las costumbres, hábitos y conductas que presenta un individuo dentro de una comunidad. Los tipos de sociedades, se dividen en dos y están bien diferenciadas y vienen dadas de acuerdo al lugar de residencia del individuo, éstos son: rural y urbana. Por consiguiente, se presentan diferencias fundamentales y bien marcadas en la cotidianidad de ambas sociedades. Es decir, las sociedades urbanas actúan, se comportan y presentan costumbres y hábitos notablemente diferentes que las sociedades rurales. Así como también, es notable que las sociedades urbanas son más heterogéneas desde el punto de vista étnico, político, cultural, etc. Con respecto a lo anterior, cada individuo es un producto de la sociedad y la cultura en que se desenvuelve. Adquiriendo desde el momento de su nacimiento y a lo largo de su vida patrones de conducta que van a determinar el desenvolvimiento del individuo dentro de la misma. Muchos de estos patrones son heredados de los padres y aprendidos desde edades tempranas. En consecuencia, según Taylor en 1871: la cultura es un todo complejo que incluye cualquier costumbre o capacidad adquirida por el hombre en cuanto es miembro de una sociedad. Asimismo, según el Dr. Hernani Lira, la cultura se refiere a la forma aprendida de la vida que es compartida por los miembros de la sociedad. Al mismo tiempo, las personas asimilan la cultura en la medida en que se relacionan con la sociedad y con su entorno, motivo por el cual un individuo puede cambiar, modificar e incluso suprimir diferentes aspectos de su cultura en el transcurso de su vida. Asimismo, la cultura sigue una serie de características o patrones, los cuales son invariables y se encuentran presentes en todas las culturas del mundo. Dichas características o patrones son: universalidad, la cultura es universal; variabilidad, la cultura es uniforme pero variable; la cultura es cumulativa; compartida por las personas que vive cerca, no existen culturas superiores ni inferiores; están en constante cambio, entre otros. Con respecto a lo anterior, cada cultura tiene su sistema de valores y estos van a variar dependiendo de la cultura. Del mismo modo, una persona asiática no tendrá los mismos valores, costumbres y creencias que una persona americana. En Venezuela, se encuentran presentes diferentes rasgos culturales y sociales que determinan las costumbres, creencias, actitudes y el desenvolvimiento de los venezolanos dentro de la sociedad. Dichos rasgos comprenden entre otros al nacionalismo, la tendencia a la igualdad cultural, el machismo y los compadrazgos. En cuanto al campo odontológico, la cultura incide directamente sobre las patologías que pueda llegar a presentar un paciente. Lo cual puede deberse malos hábitos de higiene bucal, falta de visitas al odontólogo, falta de recursos económicos, entre otros. Con respecto a lo anterior, se puede indexar a estos factores: la falta de recursos económicos que imposibilita la adquisición de cepillos dentales o pastas, por este motivo estos individuos recurren a soluciones erradas como compartir cepillos dentales y cepillarse los dientes sin pasta. Así como también, la falta de información sobre las enfermedades bucales y lo que estas ocasionan o cuál es su fuente de origen. Es por esto que el odontólogo es catalogado un agente de cambio, porque más que solucionar la problemática del paciente, el odontólogo deberá reeducar al mismo para solucionar la etiología y que el problema no se vuelva repetitivo. En conclusión, el estudio de los patrones sociales y culturales de un individuo le permitirá al profesional de la salud determinar de manera eficaz cual es la etiología de la patología y de esta manera, erradicar la enfermedad desde su punto de partida. Así como también, le permitirá conocer cuál es la posición del paciente dentro de la sociedad y conseguir aumentar la confianza paciente-doctor.