UNA BANDERA PARA SUD AMERICA (Publicado en la “Revista Internacional de Ceremonial”) Gustavo Tracchia- New York, U.S.A. Vexilólogo, conferencista y escritor. Miembro de la North American Vexillological Association NAVA- y de la Sociedad Española de Vexilología -SEV-. Premiado en dos oportunidades con el Premio NAVA "William Driver Award" por mejor conferencia impartida en un congreso nacional. Medalla "Ottfried Neubecker" de la Fundación CIDEC de la República Argentina y Comisionado General del CIDEC en los Estados Unidos de América. Miembro del Comité Ejecutivo de la Nava donde ejerció como Tesorero, Vicepresidente y actualmente Auditor. Existe un episodio que merece especial atención que no es del todo conocido por el público en general. En los constantes debates sobre la forma de gobierno que provoca guerras e incidentes que tuvieron lugar en la Argentina entre los años 1816 y 1853, la Argentina, recién adopta una forma de gobierno definitiva en 1853. Comenzando con el mismo congreso de Tucumán, el cual deja deliberadamente abierta la forma de gobierno para estas nuevas provincias independientes del sur, existe en ese congreso ambivalencia entre república y monarquia constitucional. Dentro de esos dos bandos existen subdivisones. Los republicanos debaten entre una república unitaria o una federal. Los monárquicos se debaten entre borbones, carlotistas, incásicos, y otras casas reinantes y opciones. El hecho más singular y tal vez el más importante del congreso de Tucumán, después de la declaración de la independencia, es la oficialización de la bandera, resolución adoptada por unanimidad de acuerdo a la solicitud del Diputado Gascón. Lo sorprendente de esta solicitud, 20 de Julio de 1816, es el párrafo que dice así:... que se autorice por un decreto la bandera menor del país, celeste y blanca ...sin perjuicio de acordarse después la bandera grande nacional, según la forma de gobierno que se adoptase...”. ¿Por qué bandera menor?. ¿Qué es una bandera menor? y ¿por qué se habla de otra bandera (no existente) como: “ otra grande nacional.”?. En un estudio más profundo sobre el Congreso de Tucumán es evidente que los diputados no sólo no estaban en acuerdo con la forma de gobierno, sino que tampoco estaban muy seguros si realmente querían una nacion del todo independiente, integrar otro gran estado independiente sudamericano, o asociarce a una monarquía europea. De ahí la frase con que comienza la formal adopción de la bandera, Julio 25, que dice: “Elevadas las Provincias Unidas en Sud-América...” no de Sud América o del Río de la Plata. Es intersante destacar que durante estas deliberaciones que en realidad empiezan en 1813 con la Asamblea General y Consituyente, se estaban debatiendo todas esas ideas y tendencias dentro de un mundo en el que cundía el caos y el desorden desatado por la Revolución Francesa y el posterior período napoleónico. No obstane todo cambia y el viejo orden se reestablece en Europa. Después de Waterloo (Junio 1815) los políticos del Plata reconsideran desde un punto completamente distinto una vez más todas las posturas y opciones. Como resultado de la nueva situación política y la reasunción de Fernando VII se envian misiones diplomáticas a Europa y ante el mismo rey de España. Dichas misiones fueron llevadas a cabo por los diplomáticos Bernardino Rivadavia, Manuel Belgrano y Manuel de Sarratea. Se buscaba apaciguar al monarca español ofreciéndole la corona a algún Borbón que Fernando VII designare. No se estaban traicionando las ideas de Independencia y Libertad. Lo que realmente se temía era a la temible “Santa Alianza” producto del Congreso de Viena de 1815, en donde las monarquías europeas acordaban defenderse y protegerse entre ellas contra los ideales “liberales y revolucionarios.” Ese era realmente el gran peligro para las Provincias del Plata y para el resto de la América Hispánica. La famosa expedición del General Pablo Morillo a Nueva Granada (hoy Colombia y Venezuela) era solamente una muestra de lo que podía pasar con el resto de Sud América. Las primeras gestiones diplomáticas fracasaron. Fernando VII nunca recibió a los diplomáticos platenses. Sólo el ministro de Estado Pedro Cevallos, ex virrey del Río de la Plata, conferenció con ellos. Una última alternativa fue mucho más fructífera. Nos referimos a la gestión ante el exrey Carlos IV de Borbón, residente en Roma con su ministro Godoy. La idea era simple y bastante llamativa. Designar como monarca al Infante D.Francisco de Paula de Borbón, hijo de Carlos IV, como rey de lo que se llamaria el Reino Unido del Río de la Plata, Chile y Perú. Para ello Rivadavia y Belgrano redactaron un proyecto de Consitución la cual reconocía un monarca pero se exigía inalterablemente la retención de la administración pública en manos rioplatenses y americanas. Se propone también un escudo para este nuevo país y una bandera. El campo del escudo estaba dividido horizontalmente en dos, el superior azul y de plata (blanco) el inferior. El campo azul llevaba la imagen de un sol y en el campo de plata, dos manos entrelazadas sostenian tres flores de lis, símbolo de los Borbones. El escudo llevaría la corona real y se apayoría sobre un tigre y una vicuña. La Bandera, de tres franjas horizontales, azul, blanca y azul con el escudo en el centro. Tanto en el proyecto de constitución así como en el diseño de los nuevos símbolos estuvo envuelto el propio Belgrano. ¿Sería esa u otra similar la “Bandera grande nacional” que menciona el Congreso de Tucumán y se esperaba adoptar? ¿Sarratea, Belgrano y Rivadavia, traidores? No!. Monarquistas? Tampoco. Solo diplomáticos "a la Bismark", “Realpolitik”, es decir pragmáticos y realistas con las cirscunstancias políticas y militares del momento. La idea de un “Commonwealth Sudamericano” era una excelente idea. Los ingleses, después de la pérdida de las colonias norte-americanas, decidieron adoptarla y trabajan hasta hoy en dia eficientemente y con excelentes resultados. ¿Sarratea, Belgrano y Rivadavia visionarios?... Sí, rotundamente.