Los santos inocentes, de Miguel Delibes

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Los santos inocentes, de Miguel Delibes
Por: Isaías Peña Gutiérrez
Miguel Delibes nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920. Tuvo siete hermanos y siete hijos. Estudió con los Hermanos
de las Escuelas Cristianas su secundaria. En el año de la muerte de Federico García Lorca, en 1936, comenzó a
estudiar, de manera simultánea, en la Escuela de Comercio y en la Escuela de Artes y Oficios (escultura).
Por: Isaías Peña Gutiérrez
Miguel Delibes nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920. Tuvo siete hermanos y siete hijos. Estudió con los Hermanos
de las Escuelas Cristianas su secundaria. En el año de la muerte de Federico García Lorca, en 1936, comenzó a
estudiar, de manera simultánea, en la Escuela de Comercio y en la Escuela de Artes y Oficios (escultura).
Estuvo, en 1938, como marinero voluntario en el crucero "Canarias". Al terminar la guerra civil española, regresó a
Valladolid, y comenzó sus estudios, en 1940, de Derecho y Comercio.
Su vínculo, a partir de 1944, con el diario El Norte de Castilla, primero como caricaturista, luego como redactor y,
finalmente, como director, de 1958 a 1963, fue decisivo en su carrera literaria.
En alguna época dictó la cátedra de Historia del Comercio y Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de Valladolid.
Por eso dijo que había aprendido el manejo de los adjetivos más del derecho mercantil que de los autores como Kafka
o Camus.
Su vocación por el dibujo se proyectaría sobre la literatura, donde los trazos de sus personajes se distinguirían por su
definición, claridad y rotundez. Características que lo llevarían a ser uno de los escritores que mejor definen a sus
personajes novelescos.
En 1947, mientras hacía caricaturas, ganó el famoso Premio Nadal de Novela, con La sombra del ciprés es alargada. A
los dos años publicó Aún es de día, novela calificada de hiperrealista por el mismo autor, y descalificada por él mismo.
La ganancia sería volver sobre el realismo moderado de su primera novela que habría de perpetuarse en toda su obra de
una forma renovada y moderna.
En 1950, publicó El camino y con ella, como dijo la crítica de entonces, consigue su propia voz y puede decirse que,
desde entonces, son aplicables a Miguel Delibes estas palabras que él diría de los demás escritores:
"El artista que lo es de verdad, dispone de un mundo personal e insobornable; su único problema -y no baladí- reside en
la elección de voz. Esta elección, por otra parte, no supone castración del resto de sus facultades, sino embotamiento que
sólo el correr de la vida dirá si es provisional o definitivo. Al artista siempre le será factible derivar, iniciar otro camino,
poner en circulación nuevos recursos expresivos. Lo único imposible será reducirle al silencio cuando verdaderamente
tiene algo que decir”.
En 1955, con su tercera novela, gana por segunda vez otro galardón literario, esta vez el Premio Nacional de Literatura
por su novela Diario de un cazador. Con este premio Delibes inicia, de un lado, un tema que habría de prolongar durante
casi toda su carrera literaria, el de la caza o cacería, y, de otro, prolonga la que llegará a ser una larga lista de premios,
que bien podría cerrarse este año con el Premio Nobel, ya solicitado para él en oportunidades anteriores.
Algunos de estos premios los señalamos a continuación, sobre todo porque varios de ellos están vinculados a
excelentes obras suyas:
Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua (1957), por Siestas con viento sur;
Premio de la Crítica (1962), por Las ratas ;
Premio Nacional de Literatura (1966), por Cinco horas con Mario;
Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1982);
Premio de las Letras de la Junta de Castilla y León (1984);
Premio Nacional de las Letras (1991);
Premio de Literatura en Lengua Castellana "Miguel de Cervantes" (1993);
Premio Nacional de Narrativa (1999), por El hereje.
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Miguel Delibes fue elegido en 1973 como miembro de la Real Academia de la Lengua.
Varias novelas suyas han sido llevadas al cine, arte por el cual ha tenido una acentuada predilección. Algunas de ellas:
La sombra del ciprés es alargada, El Camino, Mi idolatrado hijo Sisí, Los Santos inocentes (1984), Las ratas (1997), El
disputado voto del señor Cayo, El príncipe destronado (como La guerra de papá), El tesoro (1988) y Diario de un
jubilado (como Una pareja perfecta).
Ha adaptado al teatro tres de sus novelas: Cinco horas con Mario, La hoja roja y Las guerras de nuestros antepasados.
Ha sido traducido a más de veinte idiomas, entre ellos, al ruso, inglés americano, alemán, italiano, francés, sueco,
checo, irlandés, japonés, israelí, etcétera.
Cuando Miguel Delibes andaba por su libro número 40, más o menos, escribió Los santos inocentes, en 1981.
Esta es una novela precisa y concisa, compuesta de seis “libros”, como le llama Delibes a sus capítulos,
que apenas llegan a configurar una novela de justa extensión, entre 150 y 170 páginas. Los santos inocentes, en el
fondo, es una muy bien pensada y sentida partitura musical, donde se marca un crescendo que va de un moderado
clima bucólico –como podrían ser las relaciones de los patronos con sus dependientes en los cortijos españoles
de extramadura-, que luego pasa por el drama que entraña el agrietamiento de dichas relaciones, matizados con
conflictos sentimentales cotidianos, y llega hasta la tragedia andante del final.
Sin embargo, no es la denuncia al estilo de los años 40 o 50, o de algunos realismos anteriores, lo que la caracteriza.
La familia que conforman Paco, El Bajo, su esposa Régula y sus tres hijos, más la presencia de Azarías, el hermano de
Régula, quien llega a ellos a la edad de 61 años, cuando es despedido por viejo de su cortijo original, trabaja para la
familia del señorito Iván, con la sumisión que exigían estas relaciones semifeudales hasta hace poco. Azarías y la Niña
Chica son inocentes porque tienen la ventaja de escapar al orden jerárquico social del momento. Frente a las fiestas y
encuentros sociales que constituyen la cacería, este mural de la familia de Paco y Azarías contrasta de tal forma que se
siente más que si la denuncia fuera directa. Quiero decir que los gemidos y aullidos de la Niña Chica y la ternura y
sobrenaturalidad de Azarías, quien en su aislamiento de la razón total –esa que nos hace inhumanos, por lo vistopenetra en el mundo afectivo de las aves negras, grises o nocturnas, esos dos personajes matizan la dureza de
cualquier realismo atribuido a Delibes en ocasiones, y los convierte, junto a la benevolencia y humildad de Paco, El
Bajo, en ese claroscuro que magnifica la novela, y le dio a Mario Camús la posibilidad de construir su bella película. La
tragedia final no sería justa sin los santos inocentes, y jamás podríamos ver la inutilidad de la arrogancia de los
señoritos sin el contraste que se muestra en la novela.
Aunque la partitura de la novela en su índice insiste en presentarnos a sus principales protagonistas, en su orden:
Azarías (¿el azar de la sinrazón?), Paco, El Bajo (siempre abajo, incluso para husmear la caza?, p. 92), La milana (ave
rapaz diurna, que en la novela simbolizan el buho o la grajilla) y El secretario, no hay dudas de que Los santos
inocentes nos plantea dos grandes murales que son tejidos con particulares relaciones humanas. Esas relaciones son
las que, en la novela más que en la película, entablan Paco, El Bajo con Régula; Paco y su señorito Iván; el señor
Pedro y su esposa Purita (de nuevo el nombre es significativo); Iván y Purita; Pedro y el señorito Iván; el señorito
Iván y los nuevos secretarios (que ya tienden a dejar la sumisión, recordar las frases de Iván, p. 144-45); Iván y el
poder (recordar la dignidad nacional, p. 104); Azarías y la Milana (el buho y la grajilla); Azarías y el cárabo (nocturno).
Mapa de relaciones sociales que marcan el tránsito de dos época en España y en cualquier sociedad del siglo XX, y
brillante retrato de las familias altas y bajas en Extremadura, extensivo a tantas regiones del mundo entero.
Dijo Delibes de esta película:
“De Camus es la versión de Los santos inocentes. Logró una excelente película. Creo que acertó a llevar a la imagen
ese halo de poesía que pretendí dar a la novela. Yo quise narrar como un poema en prosa y eso lo ha logrado. Su
película me parece una obra de arte” (33). Y añade, contestando en una entrevista a la pregunta capciosa sobre
la imposibilidad de que una novela llevada al cine puede perder: “Pero puede ganar otros matices. No, en esto no
estoy nada de acuerdo. Hay otros matices de luz, de amaneceres y de atardeceres en Los santos inocentes, por
ejemplo que en el libro no los veo. Se cambian unos matices por otros matices. Yo parto de la base de que son
manifestaciones artísticas diferentes y creo que lo que no va en lágrimas va en suspiros (...) El cine me parece un arte y
el hecho de que intenten hacer una obra de arte de una novela mía, me satisface”.
LOS SANTOS INOCENTES
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Generado: 1 December, 2016, 03:13
1983- Basada en la novela de Miguel Delibes Los santos inocentes (1981)
DIRECCIÓN: Mario Camus.
GUIÓN: Mario Camus, Antonio Larreta y Manuel Matjí
PRODUCCIÓN: Ganesh P.C.
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Rafael Palmero
MONTAJE: José María Biurrum
FOTOGRAFÍA: Hans Burmann
MÚSICA: Antón García Abril
INTERPRETES: Alfredo Landa, Francisco Rabal, Terele Pávez, Belén Ballesteros, Juan Sánchez, Agata Lys, Agustín
González, Juan Diego, Mary Carrillo, Maribel Martín, José Guardiola, Manuel Zarzo, Susana Sánchez.
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