Determinantes de la producción científica: el rol de la mujer en la

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Lorena Rivera León
UNU-MERIT Universidad de Maastricht
Doctorado en Economía y Estudios de Política de Cambio Técnico
[email protected]
Determinantes de la producción científica: el rol de la mujer en la ciencia mexicana
Los hombres dominan en gran parte el mundo académico. Los estudios sobre la presencia de las mujeres
en el mundo académico muestran que las investigadoras son en gran medida insuficientemente
representadas en los niveles más altos de la jerarquía (Brouns, 2000, Timmers et al., 2010, Rivera León
et al., Forthcoming). Pero, ¿cuál es la razón de esta posición relativa más débil de las mujeres en el mundo
académico? La baja presencia de las mujeres en la comunidad científica simplemente refleja un patrón
de desigualdad que las mujeres enfrentan en la sociedad en general? ¿Cómo y por qué el desarrollo
profesional en la academia difiere entre hombres y mujeres? El matrimonio, los hijos y otros factores
relacionados con la familia influyen en la productividad científica? ¿Tienen las mujeres científicas en los
países en desarrollo una desventaja "estructural" en relación con sus pares masculinos, debido a las
responsabilidades familiares? O, tienen las mujeres, simplemente "bajo rendimiento" con respecto a los
hombres en términos de resultados de investigación?
Esta investigación se centra principalmente en la última de estas cuestiones, lo que Cole y Zuckerman
(1984) llamaron por primera vez el "puzzle de la productividad" o la productividad comparativa inferior
de la mujer en la ciencia, casi en todas las disciplinas e independientemente de la medida de productividad
que se use (Bellas and Toutkoushian, 1999).
Evidencia sobre la existencia del puzzle de la productividad entre los géneros en el contexto de los países
en desarrollo es muy limitada, sin embargo, de gran relevancia, debido al pequeño número de puestos de
investigación que ofrecen condiciones de trabajo buenas y competitivas. A pesar de que existe
desigualdad entre los investigadores en países desarrollados, y la evidencia está bien documentada en la
literatura, los investigadores en países en desarrollo tienen una mayor tolerancia a arreglos de trabajo
desiguales. Investigadores líderes en el mundo en desarrollo pueden trabajar en última instancia en
enclaves, lo que podría conducir a la marginación de los investigadores que no son líderes o productivos.
El objetivo principal de este trabajo es brindar evidencia sobre la existencia de brechas de género con
respecto a la productividad científica en México. El análisis se basa en los investigadores afiliados al
Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en 2013, analizando su productividad científica a través de sus
1
publicaciones en el Web of Science (WoS) durante en el período 1990-2014. El documento proporciona
evidencia sobre la posición de las mujeres en la ciencia mexicana y hace sugerencias sobre los
determinantes de la brecha de género.
Entendiendo el "mercado" mexicano de investigadores
México ha experimentado un lento aumento en el número de investigadores (ETC) en los últimos años.
En 2011, llegó a 46.124 (RICYT, 2014). Entre 2006-2011, se registró un crecimiento promedio de 4,3%.
Esto sólo representó 0.93 investigadores por cada mil fuerza de trabajo en el mismo año, lo que está lejos
de la media de la Unión Europea (EU28) de 6.74 (OECD, 2014).
Existen desigualdades con respecto al género y la edad. En lo que respecta a los jóvenes investigadores,
un estudio reciente mostró que sólo el 20,6% de los investigadores menores de 40 años encontró un
puesto de investigación académica (UAM, 2010). Con base en datos del SNI y una encuesta con
investigadores en cuatro estados mexicanos, los resultados del estudio muestran que las investigadoras
se enfrentan a barreras de entrada al mercado de investigación, y éstas sólo representan el 32,5% del total
de afiliaciones al SNI. Sin embargo, el número de mujeres investigadoras ha ido aumentando con el
tiempo, las mujeres representaron aproximadamente el 34,7% del total de afiliaciones en 2013, en
comparación con 28,7% en 2002 (FCCYT, 2014).
El salario base del personal académico en México es muy bajo e insuficiente para sostener un estilo de
vida de clase media (OECD, 2009). Los salarios se perciben como no competitivos si se compara con
empleos en el sector privado, especialmente en la etapas iniciales de la carrera académica. En términos
generales, el salario de un investigador mexicano está compuesto por el salario base, un componente
basado en méritos, y un suplemento para los investigadores miembros del SNI. Para los investigadores
afiliados a la SNI, el salario base por lo general representa sólo un tercio de la remuneración total,
mientras que para los no afiliados, el suplemento basado en el mérito representa la parte más importante
de su remuneración. Esta composición tiene efectos negativos en lo que respecta a su pensión. De hecho,
esto impide que muchos investigadores en edad de jubilación dejen de trabajar, ya que esto implica la
pérdida de aproximadamente el 75-80% de sus ingresos totales. Por otra parte, los salarios de las mujeres
investigadoras están 14% por debajo de la media nacional.
En cuanto al desempeño de la ciencia mexicana medido por la producción científica a través del número
de publicaciones y citas en el periodo 2008-2012, México se colocó en la posición número 24 en el
ranking mundial, que representa alrededor del 0,78% de la producción científica mundial. El país perdió
dos posiciones en el ranking con respecto a 2011. En 2012, el número de artículos científicos mexicanos
2
alcanzó a10.181, lo que fue 2,7% más alto que en 2011.Los temas académicos que más aumentaron en
número en el período 2008-2012 fueron Plantas y animales (14,4%), Medicina (11,5%), Física (11,1%),
química (10,2%) e Ingeniería (7,6%) (CONACYT, 2013). Durante el mismo período, los artículos
científicos producidos por mexicanos recibieron más de 175.432 citas, lo que representa un crecimiento
del 5,8% con respecto al período 2007-2011.
De acuerdo con la clasificación SIR Iberoamericana de 2013, México ocupa el tercer lugar en producción
científica (número de documentos científicos producidos) en Iberoamérica, sólo después de España y
Brasil. Teniendo en cuenta el número de Instituciones de Educación Superior (IES) por país, México
ocupa el segundo lugar sólo después de Brasil (269 instituciones de educación superior que contribuyen
a la productividad científica del país). Sin embargo, la producción científica mexicana está muy
concentrada a nivel institucional, con menos del 10% de las IES (23) que producen más del 85% de los
resultados científicos. Las IES más prolíficas en México en 2014 son la UNAM (lugar 2 en América
Latina), el Centro de Estudios Avanzados del IPN (12), el IPN (16), la UAM (27), y la Universidad de
Guadalajara (48) (SIR, 2014).
Datos y métodos de análisis
Este trabajo utiliza datos de investigadores afiliados al SNI de México en 2013 y sus publicaciones ISI
Web of Science (WoS). La muestra de trabajo se construyó comparando los nombres de todos los
investigadores en el SNI a los nombres de los autores y co-autores en publicaciones WoS mexicanas en
el período 1990-2014. Los datos de panel utilizados consisten en un total de 116.006 publicaciones y
10.002 investigadores afiliados, de los cuales 2.980 son mujeres investigadoras (29,8%), y 7.022 son
investigadores de sexo masculino (70,2%).
El SNI fue lanzado en 1984 por decreto presidencial. El número de solicitudes de membresía al SNI ha
crecido considerablemente a través de los años. En 2013, había 19.744 investigadores registrados, lo que
representa un crecimiento del 2,5% con relación a 2002. Los fondos asignados al programa también han
aumentado considerablemente pasando de €87.4m en 2007 a €217.3m en 2014.
Los investigadores pueden solicitar la afiliación al SNI (entrada, el reingreso, la continuación o
incremento de categoría/nivel). Los incentivos financieros se otorgan a investigadores afiliados con base
en un proceso de revisión por pares de sus resultados científicos y de investigación. Este reconocimiento
simboliza la calidad y el prestigio de sus contribuciones científicas. Tras el reconocimiento, los
incentivos financieros en forma de complementos al salario se otorgan de acuerdo a la categoría y nivel
del reconocimiento atribuido. Hay tres categorías de afiliación que se pueden conceder a los
3
investigadores, y tres niveles diferentes dentro de una de las categorías. La financiación varía según la
categoría y el nivel concedido. Las cantidades de los incentivos pueden variar de tres veces el salario
mínimo mexicano (aproximadamente €235 al mes, o MXP $ 4,037.4), a 14 veces el salario mínimo
(aproximadamente €1.098 por mes, o MXP $18,841.2).
El SNI se gestiona de forma centralizada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT).
Diferentes autoridades de gestión están involucrados en la selección de los investigadores afiliados. A
raíz de una convocatoria abierta anual para los solicitantes, los investigadores presentan sus resultados
científicos al SNI siguiendo reglas específicas y generales, sobre la cual diferentes Comisiones divididas
por disciplina académica hacen la revisión por pares de los resultados académicos. Estas Comisiones
hacen una selección preliminar de los candidatos y deciden sobre la entrada, el reingreso, la continuación
de la afiliación, o actualización de categoría / nivel de la afiliación. Un Secretario Ejecutivo formula las
propuestas de las comisiones, previa consulta con el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT)
y suscribe las distinciones y los acuerdos de los investigadores aprobados como miembros del SNI.
Resultados iniciales
En relación con el vínculo entre la productividad científica y la carrera académica, se tomó como un
proxy de la antigüedad el nivel recibido por cada uno de los investigadores de parte de los grupos de
evaluación del SNI. Hay tres categorías de afiliación que se pueden conceder.
La Tabla 1 muestra todos los niveles que se han concedido en el período 2002-2013 por género. En
promedio, los hombres recibieron 4.1 niveles en el período, en comparación con 3.34 para las mujeres.
Estas estadísticas descriptivas muestran que las mujeres están muy poco representadas en los más altos
niveles del SNI, con sólo el 8% de todas las afiliacones de nivel 3 otorgadas a mujeres, y ningún nivel
Emérito. Esta diferencia disminuye con el nivel de antigüedad, pero nunca llega a la igualdad, siendo el
nivel de candidato el que más reciben las mujeres en comparación con los hombres (34,9% frente a
65,1%, respectivamente).
Tabla 1. Carrera de los investigadores en el SNI en el período 2002-2012 - Número de niveles otorgados en el periodo
Emérito
Nivel 3
Nivel 2
Nivel 1
Hombres
20
100%
2.510
91,6%
5.877
82,2%
16.623
72,1%
Mujeres
0
0%
229
8,4%
1.275
17,8%
6.437
27,9%
Total
20
100%
2.739
100%
7.152
100%
23.060
100%
4
Candidato
Total
Hombres
3.773
65,1%
28.803
74,3%
Mujeres
2.022
34,9%
9.963
25,7%
Total
5.795
100%
38.766
100%
Reunimos información sobre el número de publicaciones por año, y consideramos la carrera de cada
investigador empezando a partir del año en que se observa la primera publicación en los WoS en el
período 1990-2014. La brecha de género de la productividad parece ser pequeña cuando se mira el
número promedio de publicaciones por investigador. La relativamente pequeña brecha de productividad
entre géneros existe en todos los niveles del SNI, y aumenta en el nivel 3, donde los hombres publican
en promedio 0,75 más trabajos por año que las mujeres (véase el cuadro 2). Hay muchos investigadores
'atípicos' en términos de producción científica en ambos sexos, pero en general, los investigadores de los
niveles más altos son también los más productivos. Nuestros resultados sugieren que la brecha de
productividad entre los géneros afecta principalmente a los niveles más altos de jerarquía. Estos
resultados también están en línea con los de González-Brambila y Veloso (2007), que utilizando un
método similar sobre una base de datos de investigadores del SNI entre 1991-2002, y sus publicaciones
ISI WoS entre 1981 y 2002, encontraron que no había una diferencia de género importante en la
producción científica de los investigadores del SNI. También mostraron que la mayoría de las diferencias
de género en términos de productividad se encontraban al nivel de las disciplinas científicas. En esta
línea, la tabla 3 muestra la brecha de género de la productividad de los investigadores en el SNI por
disciplina científica. Los resultados sugieren que la brecha es más presente en las ciencias naturales
(física, medicina, química y ciencias de la vida).
Tabla 2. Número promedio de publicaciones WoS por nivel de SNI y género
Nivel SNI
Emérito
Nivel 3
Nivel 2
Nivel 1
Candidato
Hombres
4,10
2,91
2,12
1,45
1,14
Mujeres
0,00
2,16
1,98
1,36
1,02
Al mirar el número de años no productivos donde un investigador SNI no publicó en el WoS, observamos
que no hay marcadas diferencias en el número de años entre investigadores de ambos sexos, y los
hombres tienen de hecho un poco mayor número de años no productivos. En promedio, un investigador
SNI tiene 3.2 años en los que no son productivos, con 3.3 años no productivos para los hombres y 3.1
para las mujeres.
5
Tabla 3. Número promedio de publicaciones WoS por disciplina científica y sexo
Disciplina científica
Historia
Física
Medicina y Patología Humana
Química
Ciencias de la vida
Derecho
Ciencia política
Psicología
Economía
Ciencias de la Tierra
Lingüística
Astronomía y Astrofísica
Matemáticas
Filosofía
Ciencias de la Salud
Geografía
Antropología
Sociología
Hombres
1,24
1,57
1,71
1,61
1,35
1,00
0,96
1,17
0,91
1,08
1,32
1,63
1,16
0,54
1,33
0,67
0,57
0,67
Mujeres
0,69
1,14
1,29
1,24
1,01
0,67
0,67
0,92
0,72
0,90
1,15
1,50
1,03
0,47
1,31
0,68
0,68
1,10
Brecha de
género
0,55
0,43
0,42
0,37
0,34
0,33
0,29
0,25
0,19
0,18
0,17
0,13
0,13
0,07
0,02
-0,01
-0,11
-0,43
La Tabla 4 presenta la productividad promedio por año de los investigadores del SNI por género con y
sin años no productivos. Los datos muestran que los hombres son los más productivos con un promedio
de 1.36 publicaciones por año. La tabla también muestra que hay convergencia en la productividad de
las mujeres con respecto a los hombres cuando no se incluyen los años no productivos. En general, los
investigadores varones tienen, en promedio, 25% más publicaciones que las mujeres investigadoras, pero
cuando no se cuentan los años no productivos, tienen sólo 19% más.
Tabla 4. Estadísticas de la productividad promedio de los investigadores masculinos y femeninos con y sin años no
productivos
Mujeres
Incluyendo años no productivos
Promedio
Desviación Estándar
Observaciones
Excluyendo años no productivos
Promedio
Desviación Estándar
Observaciones
Número de investigadores
Hombres
M/H
1,09
1,39
24.566
1,36
1,89
65.357
1,25
1,76
1,40
15.249
2,10
1,98
42.523
1,19
2.980
7.022
Con el fin de entender cómo los logros en la carrera académica ocurren, o cómo los cambios en los
niveles del SNI ocurren en el contexto mexicano, hemos analizado los cambios en los niveles del SNI
6
adquiridos a partir de 2002 y hasta el año 2013. Como primer paso, hemos calculado una matriz de
transición de Markov por género (ver Tabla 5) para describir la probabilidad de recibir un nivel del SNI
diferente en el período de análisis.
Tabla 5. Matriz de transición de Markov entre los niveles del SNI por género
Todos los investigadores
Candidato
81,01
0,00
0,00
0,00
1
18,93
95,29
1,02
0,00
2
0,06
4,66
94,10
0,28
3
0,00
0,05
4,88
99,05
Investigadores
Candidato
80,99
Candidato
0,00
1
0,00
2
0,00
3
1
18,92
94,93
0,91
0,00
2
0,09
5,00
94,07
0,24
3
0,00
0,07
5,01
99,03
1
18,94
96,23
1,50
0,00
2
0,00
3,77
94,25
0,70
3
0,00
0,00
4,25
99,30
Candidato
1
2
3
Investigadoras
Candidato
1
2
3
Candidato
81,06
0,00
0,00
0,00
En general, la probabilidad de mantener el mismo nivel en el período de análisis es siempre mayor que
90% para todos los niveles, con la excepción de los investigadores candidatos. El nivel 3 es el que tiene
la más alta probabilidad de no-movilidad (es decir, prácticamente no existen posibilidades de convertirse
en un investigador emérito), seguido por el nivel 1 (95,3% de probabilidad de estancamiento en la carrera
académica en un período de 12 años). Los resultados por género revelan que las mujeres tienen
ampliamente menos posibilidades que los hombres para moverse a través de los niveles de jerarquía, lo
que sugiere que las mujeres en general tienen más difícil llegar a los más altos niveles.
Discusión y conclusiones
Los resultados muestran que existe la brecha de género en productividad científica entre los
investigadores mexicanos afiliados al SNI en 2013. La brecha de productividad es más grande en los
7
niveles más altos del SNI y es casi inexistente a nivel de candidatos, y cuando se controla por años no
productivos. Se demuestra que la brecha de productividad entre los géneros es particularmente alta en
las ciencias naturales. Sin embargo, estos resultados deben interpretarse con cuidado, ya que estos
también muestran que la edad promedio de las mujeres afiliadas es de 43 años en comparación con 46
para los hombres. Por lo tanto, las mujeres incluidas en la muestra tiene ligeramente menos experiencia
que los hombres, lo que podría explicar una parte de la brecha.
El hecho de que la brecha de productividad se mantiene incluso después de controlar por el número de
años no productivos, podría explicarse por una tensión en la conciliación de la vida académica con la
vida personal de las mujeres, o lo que Zuckerman (2001) llamó la explicación de "autoselección" del
puzzle de la productividad. Esta explicación sostiene que la productividad científica se ve influenciada
por elecciones o decisiones individuales de los mismos académicos, como por ejemplo tener hijos, lo que
se ha encontrado puede ser una causa para un mayor descenso de la productividad de la investigación en
las mujeres. Otra investigación también ha encontrado que las mujeres son en general menos productivas
durante la primera década de su carrera, para ponerse al día más tarde con sus pares masculinos. Los
resultados preliminares de nuestra muestra, sin embargo, no sugieren que este es el caso, ya que la
diferencia de productividad entre los géneros se incrementa con la edad y el nivel de antigüedad. Otros
ejemplos de autoselección que afectan la productividad de investigación incluyen el estado civil, la
ambición de carrera, el grado de especialización, la reputación de la institución de afiliación y la
disciplina académica. El sistema de la ciencia mexicana debe trabajar para crear condiciones propicias
similares para hombres y mujeres en el mundo académico. Esto incluye la promoción de políticas
públicas que reduzcan las posibilidades de autoselección como fuente de desigualdades en el sistema de
investigación.
Los resultados también muestran que las mujeres tienen dificultades para llegar a los más altos niveles
de jerarquía, y que el número de publicaciones que las mujeres producen sigue siendo no competitivo si
se compara con los estándares internacionales. Esto sugiere que lo que la ciencia mexicana necesita son
investigadores de mayor calidad que sean competitivos a nivel internacional. Esto contrasta con el
enfoque reciente del gobierno en aumentar el número de miembros del SNI, y olvidando todos los debates
relacionados con el incremento en la calidad de éstos.
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