revolución cuántica 1

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LA REVOLUCIÓN CUÁNTICA (1)
ALGUNAS LECTURAS DE INTERÉS
Enrique Martínez Lozano
La física cuántica desafía al “sentido común”, pero los resultados de
sus experimentos resultan incontrovertibles. Y no es únicamente que
desafíe al sentido común, sino que modifica radicalmente –en nuevo
“giro copernicano”- nuestro modo de percibir la realidad.
Seguimos observando las cosas desde la perspectiva de la física
clásica o newtoniana. El día en que los logros de la física moderna
sean integrados en nuestra conciencia colectiva, formando parte de la
“cultura cotidiana”, nuestro modo de ver y de pensar quedará
radicalmente transformado.
La física clásica, junto con sus admirables logros, generó una visión
reduccionista de la realidad, a la que terminó considerando como un
constructo material, progresivamente complejo. La física moderna
revoluciona esa visión hasta llegar a invertirla.
Esto no significa negar la validez de aquélla en su propio ámbito. Del
mismo modo que no parece legítimo –como tienden a hacer algunas
corrientes de la “Nueva Era”- transportar automáticamente lo que es
válido para el mundo cuántico al mundo de las “cosas grandes”. La
física cuántica nos dice, por ejemplo, que la realidad es energía y, en
último término, vacío; pero que a nadie se le ocurra atravesar una
pared compacta.
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En el momento presente, persiste la paradoja de que, mientras la física
clásica puede dar razón del funcionamiento de las realidades
“grandes”, es incapaz de hacerlo con las “pequeñas” (subatómicas).
Por el contrario, la física moderna (cuántica) obtiene certezas en el
mundo de lo “pequeño” que echan por tierra lo que creíamos “sentido
común”, pero no explica el mundo de lo “grande”.
La mecánica cuántica y la mecánica determinista obedecen a patrones
diferentes. No son pocos los pensadores interesados en lograr una
“Teoría del Todo” (TOE, por sus siglas en inglés: “Theory of
Everything”) o “Teoría de todas las cosas” –el propio Einstein entre
ellos, con la búsqueda de una teoría de los “campos unificados”, que
redujese a una única fórmula la explicación de la fuerza de la gravedad
y de la fuerza electromagnética-, pero todavía hoy no se ha
encontrado la respuesta que resuelva aquella paradoja, dando razón
de esa “aparente” diversidad de comportamiento.
En cualquier caso, resulta muy significativa la “convergencia” entre
saberes provenientes de campos tan dispares como la mística, la física,
la biología y la psicología transpersonal. Sin embargo, es así. Las
conclusiones a las que arribamos desde esas perspectivas resultan
significativamente coherentes.
Lo que ocurre es que el estudio de la física cuántica resulta arduo. Por
eso, quiero sugerir algunos textos de lectura fácil –dentro de lo que
cabe-, para ir familiarizándose con toda esta cuestión. Al final del
trabajo, pueden hallarse las referencias exactas de todos ellos, en el
orden en que son nombrados a lo largo de estas líneas.
Querría empezar por un breve artículo, escrito por Juan José Millás, en
su habitual columna de “El País”. Su inmejorable estilo periodístico
puede ser un buen modo de empezar. Éste es el texto:
“Aunque la realidad está hecha de partículas, las partículas no se
comportan como la realidad. Traspasada la frontera del átomo, se
entra en un universo completamente ajeno a las leyes de la física. Allí
el tiempo no es el tiempo, la luz no es la luz, el espacio no es el
espacio y las cosas no son lo que son. Hay partículas que se
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encuentran en dos lugares a la vez y partículas que están y no están
de forma simultánea (en este nivel, el ser y no ser sustituye al célebre
ser o no ser). Hay también partículas que llegan a su destino antes de
haber salido de su origen y partículas que a ratos funcionan como
materia y a ratos como energía. Por supuesto, olvídense ustedes de
conceptos tan importantes como la causa y el efecto, el arriba y el
abajo, la derecha y la izquierda. Estamos hechos de cosas que no
somos, lo que, aparte de un misterio, es una limitación que nos impide
dormir en el burdel y en casa al mismo tiempo. Y no podemos llegar a
Soria ates de haber salido de Madrid. Y si tropezamos con una piedra
nos caemos. Y si somos Fulano de Tal no podemos ser Mengano de
Cual. Mientras tanto, los electrones y demás duendes de su pelaje
hacen diabluras en el interior de nuestros átomos. Parece mentira que
seamos tan aburridos por fueras y tan divertidos por dentro. La noticia
es que hemos logrado fabricar un “dentro” enorme, con forma de tubo,
en el que el miércoles próximo pondremos en danza a un conjunto de
partículas elementales, para ver qué pasa.
Aunque la noticia está funcionando en la prensa a modo de subtrama,
constituye uno de los argumentos principales de la realidad. Y es que
el día que nos expliquen como Dios manda (o sea, desde la literatura)
lo que ocurre en el nivel subatómico (en el sótano) nos importarán un
bledo (qué rayos querrá decir bledo) la mitad de las cosas por las que
ahora perdemos el culo”.
Del artículo periodístico pasamos a la novela. Se trata de “La fórmula
de Dios”, obra del periodista portugués Rodrigues dos Santos, y que,
en pocos meses, se ha convertido en un auténtico best-seller.
En realidad, se trata una trama puesta al servicio de un interés
científico y es precisamente ese interés el que la convierte en una
valiosa y accesible introducción a todo el mundo que se nos abre tras
la teoría de la relatividad y de la física cuántica. Hasta el punto de que,
para los más legos en estas cuestiones, puede que sea una de las
lecturas más apropiadas. De hecho –cosa extraña en una novela-, en
una Nota final, el autor ofrece una bibliografía científica tan abundante
como bien seleccionada.
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Y, tras la novela, el cuento. “Alicia en el país de los cuantos” quiere ser
una iniciación a la comprensión de los resultados de la mecánica
cuántica, en forma de cuento. Lo cual no quiere decir que sea siempre
fácil de leer. Y perdonadme el chiste fácil: pero es que los cuantos,
incluso en los cuentos resultan complicados…; con todo, vale la pena.
Entre los científicos, es necesario aludir a dos libros de Ervin Laszlo,
pensador enciclopédico, nominado dos veces para el premio Nobel de
la paz, de quien se ha dicho que es “el científico interdisciplinar más
importante del mundo” (S. Grof). Presidente del Club de Budapest, es
un hombre comprometido con el futuro del planeta, que se mueve con
maestría por terrenos tan dispares como la cosmología, la física
cuántica, la biología o la psicología.
En “La ciencia y el campo akásico”, escribe que, a la vanguardia de la
ciencia, “está emergiendo un nuevo concepto de mundo”. Y algo
característico de esta novedad es que “todas las cosas están
interrelacionadas”: no sólo es que estén unidas por flujos de energía,
sino que también están enlazadas por flujos de información. Son
registradas y aportan información las unas sobre las otras. El universo
es un sistema coherente con un alto grado de integración,
asemejándose a un organismo vivo. Todas las cosas son globales. “Un
campo cósmico de información consigue conectar a los organismos y
las mentes en la biosfera, y las partículas, estrellas y galaxias a través
de todo el cosmos”. Y más adelante: “Todas las cosas del universo,
afirma el astronauta E. Mitchell de la misión Apolo, tienen capacidad
para «saber»”.
Hasta las moléculas «saben» combinarse en forma de células. La
materia en la mecánica cuántica –cita a Freeman Dyson- «no es una
sustancia inerte sino un agente activo, que está constantemente
haciendo elección entre posibilidades alternativas… Parece como si la
mente fuera en alguna medida algo inherente a cada electrón». Para
terminar afirmando: “Todas las cosas que surgen y evolucionan en el
universo presentan tanto un aspecto mental como un aspecto material.
Ambos son aspectos complementarios de una realidad más profunda”.
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En su último libro –“El cambio cuántico”-, vuelve sobre esas mismas
preocupaciones. Según él, el mundo humano se ha tornado inestable y
ya no es sostenible. Pero esta situación conlleva una oportunidad
única. Vivimos en una era de bifurcación en medio de una
transformación fundamental de nuestro mundo: en un macrocambio.
Un cambio que tiene que ver con la manera como nos relacionamos
con nosotros mismos, con los otros, con la naturaleza y con el cosmos.
Pero, curiosamente, la principal intuición procedente del nuevo
paradigma científico no es tecnológica. Es la confirmación que algunos
siempre han sentido, pero para la cual no hallaban explicación
racional: la estrecha relación entre nosotros y con todo el cosmos. Ésa
es la experiencia espiritual genuina. Hasta finales de la última década,
los científicos y las mentes científicas consideraron una ilusión la
interconexión entre los seres humanos y de éstos con la naturaleza.
La visión del mundo sobre la que la gente moderna deposita su
confianza es aquélla que consideran científica. Está basada sobre todo
en la física de Newton, la biología de Darwin y la psicología de Freud.
Sin embargo, esas concepciones han sido superadas por nuevos
descubrimientos. La realidad a la que denominamos universo es un
todo integrado, sin fisuras.
Por eso, afirma que necesitamos abrirnos a esa nueva visión que está
emergiendo, ya que –citando a Krishnamurti- cree que “de esta crisis
sólo podremos salir mediante una transformación radical de la mente”.
El denominador común de esta nueva cultura emergente es el holismo:
“Entre nosotros se extiende una nueva epidemia: cada vez son más las
personas infectadas por el reconocimiento de su unidad” (p. 118). Es
así: crece por doquier la conciencia de la interrelación de todo, de la
no-separación, de la no-dualidad radical. Y esa nueva conciencia, que
va conformando una nueva cultura, afecta también a todas las
dimensiones de nuestra experiencia: a la economía, a la ecología, a la
política, a las relaciones, a la religión…
Laszlo presenta un sencillo esquema de los estadios de la evolución:
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MYTHOS.....
(mito)
THEOS.....
LOGOS.....
HOLOS
(Dios)
(razón)
(totalidad)
(8000 a.C.) (Platón,s.V-IV)
Mientras que la actual civilización es económica, política y
culturalmente fragmentada –la razón es profundamente divisora y
separadora-, Holos es una civilización global que posee la voluntad y la
visión necesarias para lograr solidaridad y traducirla en coexistencia y
cooperación intercultural.
Para Laszlo, va a resultar decisivo el cambio en el paradigma de la
ciencia. Según él, “la comprensión que tiene la ciencia acerca de la
naturaleza fundamental del universo es distinta de la que la mayoría
de la gente cree que es. El universo no consiste en pedazos de materia
que se mueven en el espacio y el tiempo. En último término, la materia
es una forma trabada de energía, y el espacio y el tiempo son un
elemento dinámico integral, que interactúa con la materia y la energía
en todas sus formas” (p.123).
Y todo ello está insertado en un campo fundamental (vacío cuántico,
universo vacuo, hiperespacio…). Se trata de un “pleno cósmico”,
repleto de energía y de información, matriz de todo lo que existe y
telón de fondo de todo lo que sucede. El pleno cósmico: éste es, según
nuestro autor, el nuevo concepto fundamental de la realidad.
El universo es un sistema evolutivo orgánicamente interconectado. La
nueva física nos dice que el nuestro no es un universo en el que la
materia se mueve en un espacio neutro, gobernado por sencillas reglas
de causa y efecto. En lugar de ello, se trata de una realidad
fundamentalmente integral, que evoluciona, interconectada de manera
instantánea y permanente. Lo que denominamos “materia” no es sino
un esquema de energía ondulosa que sucede en este medio. Las cosas
aparentemente materiales son ondas que se encuentran.
Ese “campo pleno” universal (el “campo akásico”) actúa también como
interconectador de todo. “Akash” es un término sánscrito para designar
al más fundamental de los cinco elementos (espacio, éter), que incluye
todas las propiedades de los otros cuatro: es la matriz de la que
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provienen todo lo que percibir nuestros sentidos.
omnipresente, ubicuo e interpenetrante en el universo.
Akash es
La conclusión parece clara: Necesitamos ir más allá de la actual
consciencia limitada por el ego; hace falta una difusión de la
consciencia transpersonal con el fin de provocar un cambio en la
civilización (p. 171).
A caballo entre la física, la química y la biología, se
aportación de Gregg Braden, diseñador de sistemas de
aeroespaciales y geólogo jefe de Phillips Petroleum, y
conocido hoy por sus trabajos encaminados a explicar la
entre la ciencia y la espiritualidad.
encuentra la
computación
un científico
convergencia
Según él, estamos impelidos a aceptar la posibilidad de que existe un
nuevo campo de energía y que el ADN se está comunicando con los
fotones por medio de este campo. Para confirmarlo, aporta los
resultados de unos experimentos recientes.
En uno de ellos, se recogió una muestra de leucocitos (glóbulos
blancos) de varios donantes. Estas muestras se colocaron en una
habitación con un equipo de medición de los cambios eléctricos. En
este experimento el donante era colocado en otra habitación y
sometido a "estímulos emocionales”, provocados por vídeos que le
generaban emociones. El ADN era colocado en un lugar diferente al del
donante, pero en el mismo edificio.
El donante y su ADN eran monitoreados y, cuando el donante
mostraba alteraciones emocionales (medidos en ondas eléctricas), el
ADN expresaba respuestas idénticas y al mismo tiempo. Los altos y
bajos del ADN coincidieron exactamente con los altos y bajos del
donante.
Se quería saber hasta dónde se podían separar al donante de su ADN y
continuar observando ese efecto. Hicieron pruebas hasta llegar a una
separación de 80 Kilómetros entre el ADN y su donante, y continuaron
teniendo el mismo resultado. Sin lapso y sin retraso de transmisión, el
ADN y el donante tuvieron las mismas respuestas al mismo tiempo.
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¿Qué significa esto? La conclusión de Braden es tajante: las células
vivas se reconocen por una forma de energía no reconocida con
anterioridad. Esta energía no se ve afectada ni por la distancia ni por el
tiempo. No es una forma de energía localizada, sino que existe en
todas partes y todo el tiempo.
Otro experimento fue realizado por el Instituto Heart Math y en él se
tomó el ADN de placenta humana (la forma más prístina de ADN) y fue
colocado en un recipiente donde se podían medir los cambios del
mismo. Se distribuyeron 28 muestras en tubos de ensayo, al mismo
número de investigadores previamente entrenados.
Cada investigador había sido entrenado para generar y emitir
sentimientos, y cada uno de ellos podía tener fuertes emociones. Lo
que se descubrió fue que el ADN cambió de forma de acuerdo a los
sentimientos de los investigadores.
Cuando los investigadores sintieron gratitud, amor y aprecio, al ADN
respondió relajándose y sus filamentos estirándose. El ADN se hizo
más largo. Los individuos entrenados para sentir amor profundo,
fueron capaces de cambiar la forma de su ADN.
Para Braden, esto ilustra una nueva forma de energía que conecta
toda la creación. Esta energía parece ser una red tejida estrechamente
que conecta toda la materia. Podemos influenciar esa red de creación
por medio de nuestra vibración.
Eso significa que nuestro ADN cambia con las frecuencias que
producen nuestros sentimientos; y las frecuencias energéticas más
altas, que son las del Amor, impactan el ambiente de una forma
material produciendo cambios no sólo en nuestro ADN, sino en el
ambiente que nos rodea.
En términos similares, de un modo complementario y enriquecedor, se
expresan Deepak Chopra, Masaru Emoto, John Demartini…
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Pareciera como si, poco a poco, los descubrimientos operados en el
campo de la física fueran “repercutiendo” en todos los ámbitos de
nuestra vida, así como en los diferentes campos del saber, desde la
filosofía –que se ve cuestionada incluso en lo que parecían verdades
inconmovibles, como el aristotélico “principio de identidad”, por el cual
un elemento es igual a sí mismo, e incluso el “principio de no
contradicción”, por el cual una cosa no puede ser y no ser al mismo
tiempo- hasta la misma psicología. De hecho, ya se ha publicado entre
nosotros un libro con un subtítulo curioso: “Una mirada cuántica a
nuestras relaciones humanas”.
Por otro lado, como decía más arriba, todas estas conclusiones
convergen admirablemente con lo que las grandes tradiciones
espirituales han venido afirmando desde siempre.
Desde la sabiduría del Vedanta, Sesha viene a afirmar que “la
Conciencia posee la cualidad de ser una actividad continua nodiferenciada, al igual que las gotas de agua son no-diferentes del río
donde fluyen.
Conciencia No-diferenciada es aquello que al conocer, no diferencia a
quien conoce de lo conocido.
Conciencia es la condición simultánea que sabe y sabe que sabe; es un
continuo no-diferenciado que asume la condición natural de ser
inindagable, es decir, la Conciencia no se convierte en objeto de
percepción de nadie excepto de ella misma.
La Conciencia existe sin que tú existas. Por lo que el observador
participa de la Conciencia, pero ésta no requiere del observador para
conocer. De modo que, cuando la Conciencia se expresa no requiere
para conocer de un agente consciente. No existe un individuo
consciente, sólo hay Conciencia No-diferenciada conociendo”.
No resulta extraño que, tras los descubrimientos de la nueva física,
fueran los propios científicos quienes se plantearan abiertamente las
posibles conexiones entre ella y la milenaria sabiduría espiritual.
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Ahí se sitúa la obra pionera –y, quizás por ello, un tanto “apresurada”de Fritjof Capra, “El Tao de la física”. De un modo más matizado y
preciso, se refiere a esa misma “convergencia” Ken Wilber, en la muy
interesante Introducción a “Cuestiones cuánticas”, la obra en que
recoge “textos místicos” de científicos contemporáneos.
Finalmente, para quienes se hallen interesados en esta cuestión, sigue
siendo muy valiosa una obra que, aunque escrita en 1980, no ha
dejado de reeditarse. Me refiero a “Misticismo y física moderna”, en la
que, partiendo de los trabajos de Wheeler, Chew, Capra, Heisenberg,
Schrödinger, Bohm, Feynman, Pribram…, Michael Talbot esboza el
“nuevo modo de ver” que se abre tras los nuevos descubrimientos
científicos, un modo de ver que presenta “conexiones” significativas
con la más genuina sabiduría mística. Tiempo, espacio, materia,
energía, conciencia, realidad…, todo queda radicalmente modificado,
ante un horizonte fascinante, en el que empezamos a intuir que la
conciencia juega un misterioso papel decisivo en la “realidad” del
mundo físico.
En el siguiente artículo, trataré de ofrecer una “síntesis” de los puntos
que me parecen más significativos. Para ello, seguiré en gran parte
este libro de M. Talbot y el de T. Barceló.
Para concluir, me parece ajustado afirmar que nos hallamos en un
momento particularmente “crítico” y esperanzador de la historia
humana, caracterizado por la convergencia reconocida de los
diferentes saberes, que pueden favorecer y potenciar la
transformación/expansión de la conciencia.
Gracias a esa transformación, la humanidad puede dar pasos que le
hagan salir de su infancia egoica –con sus secuelas de ignorancia,
enfrentamiento y sufrimiento inútil- y, avanzando en la comprensión
sabia de la realidad, hagan posible un comportamiento colectivo
caracterizado progresivamente por la Sabiduría y el Amor.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
11

Juan José MILLÁS, La trama, en EL PAÍS, de 5 de septiembre
de 2008.

José RODRIGUES DOS SANTOS, La fórmula de Dios, Roca,
Barcelona 2009, 540 pags. (bolsillo), 10 €.

Robert GILMORE, Alicia en el país de los cuantos. Una alegoría
de la física cuántica, Alianza Editorial, Madrid 22007, 293 pags.
(bolsillo), 10 €.

Ervin LASZLO, La ciencia y el campo akásico. Una teoría integral
del todo, Nowtilus, Madrid 2004, 218 pags. (Reeditado en 2007,
con un nuevo título: “El Universo in-formado”, 256 pags., 16 €).

Ervin LASZLO, El cambio cuántico. Cómo el nuevo paradigma
científico puede transformar la sociedad, Kairós, Barcelona 2009,
235 pags., 15 €.

Gregg BRADEN, Awakending to Zero Point: The Collective
Initiation, 1996. www.greggbraden.net

Deepak CHOPRA, Curación cuántica, Plaza Janés, Barcelona
1991.
Se
puede
descargar
en:
http://www.programaswarez.com/ebooks-gratis/24737descargar-libro-la-curacion-cuantica-deepak-chopra-gratisdd.html

Masaru EMOTO, www.masaru-emoto.net

John DEMARTINI, La experiencia descubrimiento. Un nuevo y
revolucionario método para la transformación personal, Urano,
Barcelona 2002, 289 pags., 14 €.

Tomeu BARCELÓ, Entre personas. Una mirada cuántica a
nuestras relaciones humanas, Desclée de Brouwer, Bilbao 2008,
232 pags., 15 €.
12


SESHA, www.vedantaadvaita.com
Fritjof CAPRA, El Tao de la física, Luis Cárcamo Ed., Madrid
1987. (Editado posteriormente en Sirio, Málaga 1996, 256 pags.,
17 €.
2

Ken WILBER (ed.), Cuestiones cuánticas. Escritos místicos de los
físicos más famosos del mundo, Kairós, Barcelona 72002, 298
pags., 14 €.

Michael TALBOT, Misticismo y física moderna, Kairós, Barcelona
5
2008, 212 pags., 12 €.
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