FUNDACION EDUCACIONAL COLEGIO DE LOS SAGRADOS CORAZONES M A N Q U E H U E Departamento de RELIGIÓN Y FILOSOFÍA III°s Medios 2015 SEMINARIO: HINDUISMO, BUDISMO Y CRISTIANISMO HINDUISMO, BUDISMO Y CRISTIANISMO PARA ENTENDER EL HINDUISMO Y EL BUDISMO (1) INTRODUCCIÓN: El interés que despiertan las religiones orientales es innegable. Tal vez se deba a que son más ajenas a nosotros y nos dan muestras de formas de vida muy diferentes a lo que somos los occidentales. Lo extraño, lo distante nos llama la atención. Y si se trata de una religión, el componente de misterio no deja de ser importante al momento de despertar nuestra curiosidad. Hoy en día es posible gracias a la tecnología, y las comunicaciones en general, tener más información y más conocimientos sobre otras culturas. Cualquiera de nosotros puede dedicarse a explorar la religiosidad, el arte, la música de una cultura distante… No es raro encontrar en la reflexión de personas jóvenes y no tan jóvenes que sí nacieron en una cultura cristiana no tienen por qué seguir siendo cristianas cuando hay otras religiones que estudiar y que tal vez ofrecen medios más atractivos para vincularse y comprender lo Absoluto. Junto a lo anterior, pareciera ser que para algunos el tema del cristianismo, está agotado y hay que estudiar otros ámbitos. Creo, personalmente, que no hemos sabido mostrar toda la riqueza que guarda el cristianismo en su conjunto, más bien, no damos vuelta en argumentos repetidos, porque no sabemos abordar otros tópicos propios de una Espiritualidad Cristiana con una actitud distinta. 1 Antes de entrar en el hinduismo y el budismo, vamos a centrar nuestra reflexión en dos caminos que emprendió la familia humana. El camino que se conoce como occidente o cultura occidental y oriente o cultura oriental. Esta reflexión la haremos desde la reflexión del maestro D. T. Suzuki. Necesitamos vislumbrar las diferencias entre el pensamiento occidental y el oriental para poder percibir básicamente qué es el hinduismo y lo que es el budismo. QUÉ ES ORIENTE Y QUÉ ES OCCIDENTE Para entender qué es oriente y que es occidente, vamos a tomar dos poemas de dos poetas distintos. El primero, Basho (1644-1694), nos ofrece el siguiente poema: Cuando miro con cuidado ¡Veo nacer la nazuna junto al seto! La actitud de Basho de detenerse y descubrir en el seto esta planta silvestre, insignificante que origina admiración. Lo que es más, Basho dice “miro con cuidado” (en japonés “yoku mireba”). Estas palabras implican que no es sólo observador, sino que la flor ha cobrado conciencia de sí misma y se expresa silenciosa y elocuentemente. El poema de 17 sílabas en japonés, termina en todos sus versos con un signo de admiración llamado haiku. El segundo poema viene de Tennyson (1809-1892) y dice así: Flor en el muro agrietado, te arranco de las grietas; te tomo, con todo y raíces, en mis manos. florecilla –pero si pudiera entender lo que eres, con todo y tus raíces, y, todo con todo, sabría que es Dios y qué es el hombre. Quizá Tennyson en su largo poema, con muchas palabras, -el verbalismo es propio de occidente- experimenta un sentimiento parecido al de Basho al observar la flor, pero luego la arranca. Toda su actitud es analítica y selectiva. Si la planta muere al arrancarla, no le importa, pues su propia curiosidad debe quedar satisfecha. Tennyson no se identifica ni con Dios ni con la naturaleza. Permanece siempre aparte de ellos, queriendo saberlo todo y sin espacio para contemplar. 2 Hemos seleccionado a estos dos poetas, Basho (japonés) y Tennyson (inglés), como ejemplos de dos puntos de vista básicos y característicos sobre la realidad. Basho pertenece a Oriente y Tennyson a occidente. Al compararlos descubrimos que cada uno expresa su trasfondo tradicional. Podemos detallar algunos aspectos más de cada uno de estos trasfondos: La mentalidad occidental es analítica, selectiva, diferencial, individualista, intelectual, objetiva, científica, generalizadora, conceptual, esquemática, impersonal, legalista, organizadora, impositiva, auto-afirmativa, dispuesta a imponer su voluntad sobre los demás, etc. Occidente transforma la palabra en carne y hace que esta encarnación se muestra algunas veces demasiado, o más bien, demasiado burda y voluptuosamente, en sus artes y religión. Los rasgos de oriente pueden caracterizarse así: sintética, totalizadora, integradora, no selectiva, deductiva, no sistemática, dogmática, intuitiva (más bien, afectiva), no discursiva, subjetiva, espiritualmente individualista y socialmente dirigida al grupo.1 El occidente de mentalidad científica, aplica su inteligencia a inventar todo tipo de artefactos para elevar el nivel de vida y ahorrarse lo que considera esfuerzo o trabajo desagradable o innecesario. Trata, pues, de “desarrollar” los recursos naturales a los que tiene acceso. Occidente, tiene un par de ojos agudos, penetrantes, hundidos en las órbitas, que examinan el mundo exterior como los de un águila que se remonta a lo más alto del cielo. (De hecho, el águila es el símbolo nacional de cierta potencia occidental). Y en su nariz prominente, sus labios delgados, el conjunto de su contorno facial, todo sugiere una intelectualidad altamente desarrollada y una disposición a actuar. Esta disposición es comparable con la del león. En verdad, el león y el águila son los símbolos de Occidente. A Oriente, por otra parte, no le importa dedicarse a un trabajo doméstico o manual de cualquier tipo; aparentemente se siente satisfecho con el estado “subdesarrollado” de la civilización. No le gusta pensar únicamente en máquinas, convertirse en esclavo de la máquina. Este amor al trabajo es quizá característico de Oriente. En muchos sentidos, Oriente parece ser indudablemente como tonto y estúpido, porque los orientales no son tan analíticos ni tan demostrativos y no dan tantas señas tangibles, visible de inteligencia. Son caóticos y aparentemente indiferentes. Pero saben que sin este carácter caótico de la inteligencia, su propia inteligencia natural no tendrá mucha utilidad para vivir juntos al modo humano. Los miembros individuales fragmentarios no pueden laborar armónica y pacíficamente juntos a no ser que estén en relación con el infinito mismo que, en realidad, subyace a cada uno de los miembros finitos. Los cristianos consideran a la Iglesia como el medio de salvación, ya que es la Iglesia la que es el cuerpo de Cristo, nuestro Salvador. Los cristianos se relacionan con Dios no individualmente sino a través de Cristo, y Cristo es la Iglesia y ésta es el lugar donde se reúnen para adorar a Dios y rogarle, a través de Cristo, por la salvación. A este respecto, los cristianos tienen conciencia de grupo, aunque socialmente adoptan el individualismo (Nota de D. T. Suzuki). 1 3 Chiang-tzé, del siglo III a.C., relata la historia de Konton (hun-tun), Caos. Sus amigos debían muchos de sus logros a Caos y querían agradecérselo. Discutieron entre sí y llegaron a una conclusión. Observaron que Caos no tenía órganos sensoriales para distinguir el mundo exterior. Un día le dieron los ojos, otro día la nariz y, en una semana, lograron transformarlo en una persona sensible como ellos. Mientras se felicitaban por su buen éxito, Caos murió. Oriente es Caos y Occidente es el grupo de amigos agradecidos, bien intencionados, pero incapaces de distinguir claramente las cosas.2 ORIENTE Y OCCIDENTE DENTRO DE NOSOTROS MISMOS Podríamos haber cerrado con la ubicación geográfica, lo que es occidente y lo que es oriente. Sin embargo, los invito a dar un paso más. John Moore, autor de Espiritualidad y sexualidad3 dice en el capítulo 3 de su libro que las investigaciones neurofisiológicas en los años recientes han establecido que los hemisferios cerebrales en el ser humano, funcionan en forma diferente. Este no es el caso de otros vertebrados, de modo que la evidencia para este hecho no surgió hasta que se notaron ciertos efectos como resultado de la cirugías cerebral humana (en particular cuando el corpus callosum –el puente neural que conecta ambos hemisferios- era dividido, en personas que sufrían ataques de epilepsia muy serios). La observación de las conductas luego de tal cirugía, llevó a la conclusión de que el cerebro humano tiene naturaleza bimodal, es decir, que cada hemisferio funciona en forma diferente y puede operar independientemente del otro. El hemisferio izquierdo tiende hacia un modo más convencional, lineal y racional de cognición, y el derecho tiende hacia una forma de pensar más relacionadora e intuitiva. A lo anterior habría que añadir que fue el profesor de psicobiología Roger Sperry y su equipo de trabajo, quienes aportaron nuevos datos a partir de las investigaciones vinculadas a “los dos cerebros”. Las primeras investigaciones realizadas en estados Unidos se remontan a la década de los 50 en el siglo XX. El profesor Sperry ha dicho al respecto: “El tema principal […] es que parece haber dos modalidades de pensamiento (el verbal y el no verbal), representadas respectiva y separadamente por los hemisferios izquierdo y derecho, y que nuestro sistema educativo y la ciencia en general tienden a restar importancia a la modalidad no verbal del intelecto, de lo cual sigue una discriminación en contra del hemisferio derecho por parte de la sociedad moderna.” Dentro de cada cráneo, por lo tanto, hay un cerebro doble que tiene dos maneras de conocer. Las dualidades y características distintas de las dos mitades del cerebro y del cuerpo, expresadas intuitivamente en nuestro lenguaje, tienen una base real en la fisiología del cerebro humano. Esta selección de textos ha sido tomada de un libro buenísimo que leí hace muchos años. Se llama “Budismo Zen y Psicoanálisis” y es fruto de un seminario que dio el maestro Daisetz Teitaro Suzuki en México en agosto de 1957 y fue organizada y presentada por Erich Fromm. 2 3 Sexualidad y espiritualidad. John Moore. Editorial Cuatro Vientos, Santiago de Chile. 4 Debido a que las fibras que las conectan están intactas en los cerebros normales, rara vez experimentamos en un plano consciente los conflictos revelados por las pruebas hechas a las personas con el cerebro seccionado. De todas maneras, cuando cada uno de los hemisferios recoge la misma información sensorial, cada uno maneja esa información de manera diferente: tal vez la tarea se divide entre los dos hemisferios y cada uno se encarga de la parte correspondiente a su estilo. O bien un hemisferio, con frecuencia el izquierdo (dominante), acapara e inhibe a la otra mitad. El hemisferio izquierdo como ya hemos señalado, analiza, abstrae, cuenta, marca el paso, planea los procedimientos paso a paso, verbaliza, hace afirmaciones racionales de acuerdo a la lógica. Por ejemplo. “Dados los números a, b y c, podemos decir que si a es mayor que b y b es mayor que c, se sigue necesariamente que a es mayor que c”. Esta afirmación ilustra el modo de trabajar del hemisferio izquierdo: la modalidad analítica, verbal, calculadora, secuencial, simbólica, lineal y objetiva. Por otro lado, tenemos un segundo modo de conocer: la modalidad del hemisferio derecho. En esta modalidad, “vemos” cosas que podrían ser imaginarias, que sólo existen en la imaginación, o recordamos cosas que pueden ser reales (¿puede imaginarse la puerta de su casa por ejemplo?). Vemos cómo existen las cosas en el espacio y cómo se unen sus partes para formar un todo. con el hemisferio derecho entendemos las metáforas, soñamos, creamos nuevas combinaciones de ideas. Cuando algo es demasiado complejo para describirlo, podemos hacer gestos para comunicarlo. El psicólogo David Galin tiene un ejemplo predilecto: trate de describir una escalera de caracol sin hacer un gesto que indique una espiral. Y, con el hemisferio derecho, somos capaces de dibujar lo que percibimos. 5 Con el modo de procesar información del hemisferio derecho, usamos la intuición y hacemos “saltos” de comprensión, que son esos momentos cuando “todo parece encajar” sin haber seguido un orden lógico para solucionar las cosas. Cuando esto ocurre, la gente suele exclamar espontáneamente “¡Lo tengo!” o “¡Ah, sí, ahora lo veo!”. El ejemplo clásico de este tipo de exclamación es el exultante grito “Eureka” (¡Lo he descubierto!, atribuido a Arquímedes. Según se cuenta, Arquímedes experimentó un gran relámpago de intuición mientras se bañaba, el cual le permitió formular su principio de utilizar el peso del agua desplazada para determinar el peso de los objetos sólidos. Ese es, entonces, el modo de trabajar del hemisferio derecho; la modalidad intuitiva, subjetiva, relacional, holista, independiente del tiempo. Esa es también la modalidad de la despreciada, débil y torpe mano izquierda, a la que en general nuestra cultura ha prestado escasa atención. La mayor parte de nuestro sistema educativo, por ejemplo, está programado para desarrollar el hemisferio izquierdo (verbal, racional y temporal), descuidando así medio cerebro de cada alumno. Betty Edwards apoyándose en los descubrimientos de Sperry ha elaborado un sistema para “Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro”… Hay más de un libro sobre eso, pero detengamos aquí las reflexiones. 4 Este libro que me hizo revisar el modo de enseñar a dibujar, se titula APRENDER A DIBUJAR CON EL LADO DERECHO DEL CEREBRO de Betty Edwards. Editorial Urano. Barcelona, España. 1994 4 6