Investigación avanzada En la ciencia moderna son evidentes dos

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INVESTIGACIÓN AVANZADA
En la ciencia moderna son evidentes dos tendencias en la investigación científica actual, hacia los confines del
universo, o hacia los confines del microcosmos. Pero las dos tendencias, se proyectan en la búsqueda del mismo
objetivo, el origen del universo, simplemente en dos direcciones diferentes pero plenamente compatibles.
En nuestro afán de entender al máximo nuestro entorno, en el que nos movemos y desarrollamos nuestra vida
para un mejor aprovechamiento, los avances de la ciencia nos dice, que eso sólo es posible si entendemos
plenamente de qué está hecha la materia que utilizamos y queremos aprovechar mejor. Para estar en sintonía con
los propósitos actuales de la ciencia y nuestra condición universitaria con la que aspiramos figurar en los más
encumbrados escenarios, debemos aferrarnos con mayor decisión a alguna de las dos tendencias pero
obviamente por nuestra misma condición, sin ignorar la otra tendencia.
Con la semilla sembrada en la administración anterior, debemos orientar nuestro potencial hacia metas con las
que podamos ser tenidos en cuenta en los escenarios más reconocidos. No habrá coherencia entre una
infraestructura que se pensó para unos fines y no se utiliza con esos propósitos. Hay que pensar en función de
ideas agresivas de investigación no tradicional; en el momento, la nano ciencia, nano materiales y nano
tecnología, nos reta a utilizar nuestro potencial en esa dirección, y lo más obvio es aceptar el reto, hay una
semilla para hacerla crecer y producir abundantes cosechas, está en nuestras manos aprovechar la oportunidad.
La idea del trabajo en el que está involucrado Rodolfo Llinás, puede ser un ejemplo, que nos dé pautas sobre
asuntos atractivos para nuestra orientación hacia la nano ciencia, en ese contexto hay un universo por explorar
que requiere muchos trabajadores con iniciativa y decisión que puedan contribuir a los adelantos de la ciencia y
la tecnología.
Como los ejemplos anotados, en los diferentes rangos en que podemos encuadrar la investigación: la básica, la
aplicada, la para resolver problemas inmediatos del entorno, la avanzada y la de frontera; hay cualquier cantidad
de opciones de investigación que nos retan como universitarios. Con las diferentes tendencias, intereses y nivel
de formación, con que representamos el valioso potencial intelectual de la Alma Máter, hoy materializado en
alrededor de 20.000 personas, sí tomamos como esperamos hacerlo un norte definido, y aceptamos con decisión
los retos de la ciencia y la tecnología, priorizando la investigación realmente más encumbrada, nos podemos
ubicar en un lugar de privilegio en el concierto nacional e internacional.
En el mismo contexto de la investigación avanzada, para complementar la infraestructura del Parque
Tecnológico de Guatiguará, hay que pensar en equipos de gran calado que nos proyecte seriamente en la
investigación avanzada, la que realmente exija nuestra capacidad investigativa al máximo. Por ejemplo una
infraestructura complementaria que considero fundamental para la allí existente, es la disponibilidad de plantas
de Nitrógeno y Helio líquido; en principio la de Nitrógeno es muy importante que se tenga disponible. Frente a
la posibilidad de tener en el lugar personalidades de alto reconocimiento científico, no será consistente que con
esa infraestructura física se llegue a cuestionar, ¿dónde están las condiciones para trabajar a baja temperatura?,
Sí nos proponemos ir en la dirección hacia el mundo de la microfísica, es necesario crear las condiciones para
trabajar en esas dimensiones.
De otra parte, a nivel de reuniones, los Congresos o Conferencias Solvay, que se realizan en Bruselas desde
1911, normalmente cada 3 años, y que adquirieron su máximo esplendor, cuando se abordaron los problemas
que marcaron el nacimiento de la nueva física, y los invitados “obligados” eran entre otros: Planck, Borh,
Einstein, Schrödinger, los esposos Curie, De Broglie, Dirac, Fermi, Lorentz, …, los padres de la física cuántica.
Por las implicaciones que tenían los temas objeto de los congresos, y la estatura científica de los invitados, estas
conferencias han sido las de mayor connotación entre los eventos académicos y científicos que se tienen a nivel
mundial. Desde hace algunas décadas se vienen programando anualmente gran número de congresos y
conferencias en todo el mundo, con un amplio espectro de temas sobre tópicos generales en las diferentes áreas
del conocimiento, tratando de llamar la atención de un buen número de participantes, pero más con la intensión
de ver que se está haciendo sobre temas específicos alrededor del mundo, y menos sobre asuntos coyunturales
de la ciencia y/o la tecnología de cada momento.
Las buenas intensiones y el elevado nivel científico de los Solvay, que dieron origen a este tipo de reuniones,
han ido disminuyendo, tal vez por la falta de aquellas mentes aglutinantes, con el mayor reconocimiento
científico y la motivación suficiente para replicar los pasos del gestor de aquellas reuniones, y abordar los
problemas críticos de la ciencia actual. En el mismo sentido, hoy los avances en las comunicaciones y el trabajo
altamente interdisciplinario, puede estar conspirando sobre esa metodología que dio tan buenos resultados en
aquellas épocas memorables de la ciencia moderna.
La evolución actual de las reuniones científicas, para estar en consonancia con el principio de que la cantidad no
es coherente con la calidad marcan un aumento significativo en relación con el número de participantes, pero
con cada vez menos calidad. Además, se han puesto de manifiesto restricciones a los investigadores más
connotados que les condiciona la publicación de sus resultados de más impacto, por constituir de alguna manera
secretos profesionales cuyo mérito o posibles aplicaciones obedecen a la exclusividad de las multinacionales o
similares. Así que, lo que se puede socializar hoy en ese tipo de reuniones son resultados de mediana
trascendencia por parte de los que están a la vanguardia del conocimiento, pero en cambio los más
desprevenidos académicos de los países en desarrollo, como en la mayoría de los casos no tienen esas
restricciones, suministran la información que otros sí pueden capitalizar sin reparos para producir avances
tecnológicos.
Ya me he referido sobre el impacto que los aguerridos y visionarios fundadores de la U I S generaron, con su
trabajo consagrado, altruista al extremo, plenamente convencidos de lo que podían alcanzar no obstante el
pequeño número, y las limitadas condiciones de infraestructura física y científica del momento, alcanzaron lo
que aún hoy después de 64 años la tienen vigente. ¿No será entonces razonable creer posible alcanzar hazañas
de mucho mayor impacto en pleno siglo XXI, en cumplimiento de lo que aquellos aguerridos luchadores
implícitamente están esperando de nosotros?
Hace 64 años la ciencia avanzaba con cierta inercia, a consecuencia de la excepcional época que se inició en el
último diciembre del siglo XIX, y se prolongo por varias décadas del XX, que condujo a la estructura
conceptual de la nueva física, la nueva mecánica, normalmente llamada Mecánica Cuántica. La estructuración y
formalismos de la nueva mecánica, aún continua, y me temo, que aún sin terminar ésta de formularse
plenamente, nos va a sorprender seguramente otra mecánica; pues en la medida que avanzamos hacia los
confines de lo inimaginablemente pequeño, nos encontraremos con situaciones para las que tendremos que
repensar la formulación actual.
Ahora, la intensión en nuestra Alma Máter no es precisamente servir de escenario, o competir con los
Congresos Solvay, qué más quisiéramos, pero si es posible que las valiosas enseñanzas y fructíferas
consecuencias de tales reuniones, las usáramos como referencia para replicarlas de alguna manera en nuestro
medio. Inicialmente para nosotros será un buen punto de partida, promover reuniones con un pequeño número
de científicos muy bien calificados a nivel mundial, para discutir problemas importantes de la ciencia y la
técnica, cuyos resultados de alguna manera nos tienen que beneficiar y contribuir a acelerar nuestro desarrollo
científico. Desde luego que no serán reuniones entre amigos, como aquellas en que se han convertido buena
parte de los congresos o conferencias que se programan actualmente. Tiene que ser algo muy serio, académica y
científicamente si queremos obtener el mejor rédito de ellas y ganar el respeto que nos debe caracterizar.
La creación de espacios como éstos traerá enormes beneficios, sobre todo a nuestra comunidad académica en
todas las unidades de la universidad, y servirán de gran estímulo para adelantar nuestro trabajo académico e
investigativo, apuntándole seriamente a la frontera del conocimiento. Incentivos de ésta naturaleza son los que
necesita nuestro potencial humano, en continuo crecimiento, y en formación, para orientar sus esfuerzos y
dedicación hacia metas que realmente los posicione y proyecte entre los mejores en cada especialidad.
Igualmente ésta clase de dinámicas son las que pueden posicionar nuestra Alma Máter en el concierto, nacional
e internacional entre las mejores, no por lo que se dice que hace, sino por lo que realmente hace.
Con la infraestructura que representará el parque tecnológico de Guatiguará, complementando lo que
actualmente existe con nuevos equipos de gran porte, se puede convertir en el epicentro para estas magnas
reuniones, no sólo por la capacidad para alimentar discusiones de tipo experimental, sino también el trabajo
interdisciplinario entre teóricos y experimentalistas. El esfuerzo hecho por la administración anterior con éste
proyecto, tiene que ser bien aprovechado orientándolo hacia grandes objetivos. Tenemos un potencial humano
disponible, que, complementado con refuerzos de alto nivel nos podemos encaminar hacia la consecución de
resultados del mayor impacto que nos ubicarán en sitios de privilegio en los mejores escenarios académicos y
científicos del mundo.
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