Compromisos que conlleva la realización de Congresos Pre-ALAS

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Mensaje de los Expresidentes con ALAS 2014-2015
Hay una cartulina que alza un joven mexicano que tiene cubierto su rostro
y que ha escrito reivindicando a los 43 “pienso luego me desaparecen”
30 de Octubre de 2014
“Se cuenta que cuando ha llegado al lugar del sacrificio sube por sí mismo, sube voluntariamente al sitio donde va
a ser sacrificado. Y cuando sube un escalón… rompe una de sus flautas en pedazos, y así sucesivamente. Y
después de que ha ascendido varios escalones y ha llegado a la cima, rápidamente lo sujetan los sacerdotes, lo
acuestan boca arriba sobre la piedra de los sacrificios, en seguida le abren el pecho, le extraen el corazón y lo
levantan ofrendándoselo al sol… Así termina él su vida en el lugar al que fue para morir; en Tlapitzanayan.”i
Los significados de los sacrificios resultan insondables, como aquellos destinados a las
divinidades o si se quiere interpretar científicamente como motivo político destinado a la unidad
del pueblo bajo la égida teocrática. Sin embargo, cuál es el significado del sacrificio de los 43
normalistas de Ayotzinapa que no deja de conmovernos. Estamos bajo una pirámide y lo
sacrificado no tiene certidumbre, asola con su espectro, nos coloca en el borde de lo
incomprensible, de lo irracional.
Podría interrogarse si no se trata acaso de fragmentos de holocaustos, la modernidad se ha
distinguido por esta inmensidad y variedad de sacrificios, que como bien lo ha señalado Zygmunt
Bauman (1998), requieren una racionalidad pormenorizada, la barbarie nazis no estuvo signada,
como se supone por irracionalidad sino por elementos racionales constitutivos de las lógicas que
sostienen la hegemonía que distingue la época moderna y peculiarmente su racionalidad
instrumental, que se enmascara con “neutralidad moral”. Dirá este autor: “… el carácter global
no violento de la civilización moderna es una fantasía. Para ser más exactos, es parte integrante
de su autoexcusa y de su autoapoteosis, o sea, del mito que la legitima. No es cierto que nuestra
civilización elimine la violencia debido a su carácter inmoral, inhumano y degradante. Si la
modernidad es la antítesis de las salvajes pasiones de la barbarie, no es en absoluto la antítesis la
destrucción, las matanzas y la tortura desapasionadas… A medida que la cualidad de pensar se
va haciendo más racional aumenta la cantidad de destrucción…”ii.
Porqué se han forzado a desaparecer, sin que estos sacrificios constituyan ofrenda trascendente,
y pueden diluirse en la consideración de tragedia o de excepcionalidad. No!, pensamos, se trata
de un acto de hegemonía, se trata de un tatuaje social para la ceguera. Aricó traduce el concepto
de hegemonía en el pensamiento de Antonio Gramsci: “Es evidente que la clase dominante no
sólo confía en el poder y en la autoridad coercitiva, sino en el consenso derivado de la hegemonía,
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de lo que Gramsci llama –en Cuadernos de la cárcel- la “dirección intelectual y moral” ejercida
por grupo dominante, lo cual equivale a una dirección general impuesta a la vida social… no es
un hecho automático, sino algo que se logra mediante la acción y la organización política
consciente…”iii. Sin embargo, el consenso no resulta un hecho automático sino una combinación
entre coerción y cooptación, y es en este punto que la inflexión social de este sacrificio resulta
descarnada.
Lo diremos sin más, el sistema, en este sistema que sacrifica para obrar subalternidad, no puede
resultar vano en el sentido de lo trascendente. Ayotzinapa alerta sobre la otra subalternidad,
sobre el horizonte de sentido que tiene para Nuestra América, la del Abya Yala, el hecho que
persistan riesgos en todos aquellos focos donde anida el fascismo societal de: la discriminación
y el racismo, la impunidad política, la injusticia, la desigualdad y la exclusión social programada,
la militarización de la seguridad y la connivencia del crimen organizado con el Estado, en sus
más diversos poderes y órdenes gubernamentales. Los 43 normalistas desaparecidos
forzadamente, simbolizan la cúspide que se trasciende a sí misma para hacer visible el dolor e ira
por los más de veinte y tres mil desaparecidos, más de cien mil ultimados y más de ciento
cincuenta mil desplazados de sus hogares por la violencia en México. Nos interrogamos así,
¿cuántos Ayotzinapa(s) han acaecido en Colombia, Honduras, Guatemala, Perú, Paraguay…?
¿en cuántas regiones de nuestros países campea la violencia extrema con sus secuelas extintivas
propias de regímenes fascistas?
Estamos ya en marcha para renovar nuestro encuentro en ALAS 2015 de Costa Rica y siguiendo
los pasos de la directiva con estos significados, iniciamos esta reflexión como Consejo
Consultivo de Expresidentes de ALAS tributando, pues son ellos los jóvenes normalistas quienes
representan las generaciones intelectuales venideras las que sabrán suturar lo pendiente del
cambio, las que interpelarán a nuestras sociedades y gobiernos. Y ahí sí que su sacrificio cobrará
sentido de horizonte y trascendencia.
Sin duda, el XXX Congreso de la ALAS en San José de Costa Rica: “Pueblos en movimiento:
un nuevo diálogo en las Ciencias Sociales”, permitirá hacer recuentos en torno a los sentidos de
horizontes que se refrendan, como descubrir los nuevos desafíos que confrontamos para
profundizar los cambios sociales, las nuevas esperanzas y cómo dialogar las diversidades que
siempre conllevan las acciones transformadoras. Es un dato significativo entre otros, que en
varias elecciones presidenciales se hayan refrendado con el apoyo social a gobiernos que se
plantean uma nueva agenda social. Así durante el transcurso de 2014, en Costa Rica, en abril –
en segunda ronda- se elegia a Luis Guillermo Solís, candidato de centro izquierda, con el 77,99%
de los votos. Mientras que en marzo, Salvador Sánchez Cerén, del FMLN, había ganado, también
en segunda vuelta, la elección presidencial. Evo Morales, fue elegido para un tercer mandato en
octubre, en primera vuelta, con más del 60 por ciento de los votos. Sucesivamente, en Brasil,
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Dilma Rousseff, fue reelecta en segunda vuelta, como el siguiente mes Tabaré Vázquez, ganaba
las elecciones presidenciales en Uruguay. De las siete elecciones presidenciales de 2014 en
Latinoamérica, cinco expresan mayoría por candidatos dentro del espectro de la centro izquierda.
Solo em dos elecciones presidenciales primaron candidatos que podrían caracterizarse de centro
derecha: en Panamá, Juan Carlos Varela, ganaba en mayo, y en Colombia, en junio, en segunda
vuelta, se elegía una coalición encabezada por el Presidente Juan Manuel Santos, quién fue
reelegido con un 50,9%, primando en este marco colombiano producir avances en los acuerdos
de paz llevadas adelante con las FARC.
Por otra parte, las posibilidades de reelección aumentan en la región. El 30 de octubre, el tribunal
ecuatoriando determinaba que el Parlamento podrá tramitar 16 enmiendas constitucionales
planteadas por el oficialismo, entre ellas la reelección indefinida para todos los cargos de elección
popular, incluida la presidencia del país. Mientras que en elecciones locales, los gobiernos de
centro izquierda pierden espacios. El 24 de febrero Alianza País, el partido de Rafael Correa,
perdió las tres principales ciudades del país, incluido Quito, la capital. La política partidista y la
formación de gobiernos es heterogénea: “el voto se ha diversificado y se ha hecho más volátil,
provocando que los nuevos presidentes deban gobernar con legislativos en los que ningún
partido tiene mayoría (Costa Rica, Panamá y El Salvador). Todo esto incide fuertemente en la
gobernabilidad de estos países y recorta la capacidad de acción de los ejecutivos pues favorece
escenarios de choque de poderes (legislativo versus ejecutivo) y de bloqueo tanto de las políticas
públicas como de las reformas.”iv
También se registran diversos movimientos sociales que inciden en la política institucional y que
a la vez juegan un papel instituyente. El trasfondo de conflictos y desencuentros entre la acción
colectiva y los gobiernos, atraviesa tanto a regímenes políticos de corte neoliberal como a
aquellos que ensayan nuevas vías de desarrollo. El pensamiento social crítico participa e impulsa
nuevos debates teóricos y prácticos, así conceptos como post-desarrollo, neo-desarrollo o postneoliberalismo, quedan sujetos al cuestionamiento de los movimientos como a una creación
intelectual impetuosa. 2014, vio nacer movimientos sociales inconformes con la desigualdad,
como el Movimiento Pase Libre en Brasil, antes y durante el Mundial del fútbol, como en este
año se observaron movilizaciones antistémicas en torno a la oposición al neoextractivismo o la
reprimarización. Asimismo, movimientos de base étnica han resistido frente al auge depredador
y contra la desposesión de sus bienes comunes y comunitarios.
Asistimos, durante este año, a la reconfiguración del escenario geopolítico y geoeconómico de
Latinoamérica y el Caribe, en donde el desplome de los precios del petróleo trajo consigo una
reducción significativa en los precios de las materias primas. En esa medida, la baja de la renta
obtenida por médio del modelo neoextractivista, añadió presiones internas e internacionales
sobre la estabilidad macroeconómica financeira, que a toda costa imponen las instituciones
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monetarias y financieras internacionales. En ese contexto, las políticas industriales de nuestros
países se ven fuertemente limitadas por la división internacional del trabajo, que tiende a
especializar a nuestra región como exportadora de materias primas sin procesar. Así, por opción
o por obligación, se vieron sometidos a fincar su crecimiento económico del lado del
extractivismo. Modelo que trae consigo el incremento de conflictos sociales, culturales
y políticos, dado el impacto negativo en la extracción de materias primas en sus formas límites
tales como el fracking o shale gas o la minería a cielo abierto.
Aún insertos en la crisis global y sistémica detonada en 2008 por Estados Unidos, nuestra región
sigue fuertemente presionada por reformas de mercado, dominada por acuerdos o tratados del
llamado libre comercio, atenazada por la geopolítica del Pacífico y del Atlántico. Estados Unidos
es el vértice de una estrategia de contención de China a través del Tratado Transpacífico (TPP)
y de una alianza con la Unión Europea, mediante un tratado comercial y de inversiones en el
Atlántico (TPIP) que busca aislar y hacer contrapeso a la influencia rusa en la agenda global.
Algunos países latinoamericanos formaron la Alianza del Pacífico, instrumento de integración
regional que apoya la estrategia estadounidense, mientras que persisten también intentos de
integración autónoma latinoamericana, que pretenden nuevos escenarios sur-sur, como es el caso
de los BRICS y de la Unasur-Mercosur, que cobran independencia frente a la política
estadounidense. Frente a estos pinzamientos, 2014 fue un año en el que tuvieron lugar acuerdos
intergubernamentales favorables a la autonomía regional integradora, así como un año de
continuas movilizaciones que cuestionan a su vez los paradigmas globales de la integración com
el diseño del denominado Consenso de Washington. Mientras que el Consenso de Beijing se
oferece desde China como alternativo, aún cuando prime en ambos una criba operativa de un
llamado “consenso de commodities” bajo el cuño neoextractivista. Cuestiones claves a debatir
pendientes aún en la diversidad de contextos y políticas de desarrollo. Debe destacarse, aún en
esta complejidad, por momentos resulten alianzas frágiles y en otros cobren fuerza, las
construcciones políticas de integración subcontinental a través de CELAC y ALBA.
Especialmente nacida bajo el impulso de una integración autónoma latinoamericana y caribeña,
la CELAC recoge principios de política exterior del derecho de los pueblos a la soberanía y la
autodeterminación, la solución de controversias con base en el diálogo y la negociación pacífica,
la cooperación internacional sin condicionamientos ideológicos ni injerencias, la defensa
irrestricta de los derechos humanos, la redefinición de la arquitectura financiera internacional
que regule la especulación y fomente políticas industriales, la lucha contra el calentamiento global
e instalar una agenda sustentable apoyada sobre compromisos susceptibles de evaluación y
seguimiento, así como una política de desarme nuclear y de oposición a la guerra. A pesar de su
débil institucionalización y de las limitaciones implicadas en la toma de decisiones únicamente
por consenso y no por mayoría de sus miembros, la corta vida de esta comunidad, en sus cuatro
años de existencia, muestra logros importantes:
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Se ha ganado el respeto de Estados Unidos, la Unión Europea y de países y foros del
Pacífico asiático. Ni la OEA, ni las Cumbres de las Américas que impulsa Estados Unidos
pueden prescindir de su participación multilateral;
La CELAC se ha convertido en interlocutor válido frente a la Unión Europea, cuyas
cumbres eurolatinoamericanas se concertan con esa nueva instancia comunitaria; así como se
han establecido foros intergubernamentales con China y el grupo BRICS;
Dentro del marco de cooperación sur-sur, la CELAC participa activamente en iniciativas
como la del Banco del Sur, que promueve el grupo BRICS, mediante las propuestas que impulsa
Brasil, como parte de la UNASUR;
Asimismo, el G-77, que en realidad lo forman 133 países que comparten la herencia del
Movimiento de Países No Alineados, que luchan contra toda forma de colonialismo y por la
descolonización del mundo, reconoce la interlocución de la CELAC (queda pendiente la
descolonización de las Islas Malvinas, la incorporación de Puerto Rico a este organismo y las
consultas correspondientes a la independencia de varios estados insulares del Caribe, de Belice y
de la Guyana Francesa);
No obstante su carácter intergubernamental, la CELAC a su vez reconoce como
interlocutores válidos a diversos movimientos sociales, como la Cumbre de los Pueblos, los
Movimientos Sociales hacia ALBA y diversos movimientos de alcance continental, subregional
o de carácter étnico, como el llamado Movimiento Social de Afrodescendientes, que reclamará
la inclusión del “Decenio de Afrodescendientes”, dentro de la agenda que discutirá la CELAC
en su reunión ordinaria en San José de Costa Rica, a finales de enero de 2015.
En este contexto restan sin embargo desafíos cruciales, como se citaba, para el logro de la
integración autónoma nuestro-americana. Persisten desencuentros entre las políticas públicas
que impulsan gobiernos de origen popular de centro izquierda y movimientos sociales afectados
por el neoextractivismo y la obtención de una renta basada sobre las commodities como
petróleo, gas o biocombustibles, así como por la creación de infraestructuras eléctricas, de
comunicación y el riesgo constante de la privatización de bienes comunes públicos. Todo lo cual
refuerza la heterogeneidad estructural de nuestros países, la cual debilita sus luchas contra la
exclusión y la desigualdad social en un marco de integración social con equidad y desarrollo
sustentable.
En la vecindad norte 2014 fue testigo de una remergencia de una geopolítica de discriminación
y racismo, rayana con la “extinción” como dimensión tánato-política de la dominación, como se
perfila con las migraciones internacionales, particularmente la de las niñas y niños migrantes
registrados en la frontera sur de Estados Unidos. De acuerdo con cifras oficiales de EEUU, en
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los primeros cinco meses de ese año, “47.000 niños, niñas y adolescentes no acompañados
fueron detenidos tras cruzar ilegalmente la frontera con México, cifra que en un año aumentó
en 92%. La mayoría proviene de El Salvador, Honduras y Guatemala y tiene menos de 12 años
de edad, y durante su peligroso viaje hacia EEUU —principalmente para reencontrarse con sus
padres— muchos de ellos son víctimas de la delincuencia y el abuso sexual.”v. La masiva
migración de niños, despertó el odio xenófobo de grupos anti-inmigrantes en Estados Unidos,
al grado que fuerzas paramilitares de asociaciones legalmente reconocidas en ese país,
sostuvieron una literal cacería contra el grupo más vulnerable de los migrantes. El racismo
crudamente expresado tiene un trasfondo geopolítico, Samuel Huntington (2004) expresaba ya
esos sentimientos xenofóbicos en su obra póstuma: Who Are We? The Challenges to America's
National Identity, en la cual destacaba que los grupos de hispanos, particularmente de mexicanos,
tienen la tasa de natalidad más grande en ese país. Tal crecimiento demográfico, que en 2050
hará que uno de cada tres estadounidenses sea de origen latinoamericano, representaba, de
acuerdo con este autor del “Choque de civilizaciones”, la amenaza más importante para la
identidad nacional que el terrorismo islámico… Finalizando ya del segundo mandato del
presidente Barack Obama, el acuerdo migratorio no parece prosperar. El ascenso reciente de los
republicanos en el Congreso de Estados Unidos y las expresiones racistas anti-inmigrantes,
cobijadas por el Tea Party, obstaculizarían cualquier iniciativa del Ejecutivo, quien –aunque
tardíamente- deseaba compensar a sus electores, considerando que el 75 por ciento de los latinos
votaron por él.
Aunque el balance migratorio empieza a decaer desde 2009, como fruto de la crisis global y
sistémica con epicentro en Estados Unidos, cerca de 50 millones de inmigrantes latinos con
distinto estatus migratorio en ese país, siguen siendo claves para la integración latinoamericana,
puede señalarse incluso que las remesas enviadas a nuestros países siguen siendo en varios casos
el principal aporte de divisas. En este escenario no puede dejar de mencionarse la importancia
de la resistência de la emigración latina en los Estados Unidos, cuyos reclamos abarcan luchas
junto a otras minorías, como las afrodescendientes, para desarrollar una concepción democrática
realmente respetuosa de la diversidad en el plano nacional e internacional. Puentes aún invisibles
pero que por sus equivalencias en la resistencia social dan lugar a colocar el imaginario
latinoamericano como proa que “otro mundo es posible”, tales los atisbos políticos con mirada
hacia nuestras experiencias nacionales desde posturas críticas emergentes de la crisis regresiva
europea.
Frente a este complejo clivaje geopolítico de 2014, hay que congratularse por la reanudación de
las relaciones diplomáticas entre la República de Cuba y los Estados Unidos de América, así
como por las decisiones que ambos gobiernos han tomado con el propósito de superar las
tensiones y dificultades de su pasado común. Si el presidente Barack Obama, plantea la
superación de una relación obsoleta de su país con Cuba, el presidente Raúl Castro ha
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correspondido con claridad que se necesita construir una cohabitación con Estados Unidos,
respetuosa de los valores y la dignidad del pueblo cubano.
Entre aquella emergencia de la violencia en la que recalamos de Ayotzinapa a las esperanzadas
negociaciones de paz entre las FARC y el gobierno colombiano o la reivindicación a la destacada
continuidad de los juzgamientos a los militares que participaron en genocidios en Argentina,
como así el reinicio del juicio por causas de genocidio em Guatemala de Efraín Ríos Montt, los
que expresan tanto los avances como detenciones nacionales frente a los derechos humanos
como incluso en atender las necesidades de memoria y justicia pendientes en la región, que en
cualquier caso otorgan nuevos significados sociales para su materialización en movimientos por
la paz con justicia, equidad y dignidad de los pueblos, como así radicalizar las luchas contra la
violencia e impunidad política, la corrupción y en defensa de los derechos sociales que se
diversifican e incrementan. En estos planos ya no puede hablarse entonces sobre los trazos de
un progresismo latinoamericano en términos reduccionistas economicistas incrementales, por
cierto básicos e imprescindibles, pero insuficientes para caracterizar las perspectivas de rediseño
social, sus lógicas y sustentabilidad que atañe al calidoscopio social.
Este muy apretado repaso de los eventos sociales, culturales y políticos que restallan nuestras
conciencias, al que seguramente debemos agregar dimensiones y significados, recalan en nuestro
análisis y conciencia sociológica y social, a la vez que implican fijar un campo posible de debate
intelectual e investigativo, especialmente en aquellos sucesos que nos laceran como seres de
condición de co-existente, como así aquellos avances que nos con-mueven, todo nos invita como
científicos al desafío de pensar e incidir con audacia y solidaridad en las realidades sociales que
nos contornan continental e insularmente. Las Ciencias Sociales tienen en su propia naturaleza
de punto de partida ético la crítica a las tramas enmascaradas que reproducen y acumulan sobre
el sufrimiento en lo sujetos. Las Ciencias Sociales no pueden descuidar la importancia de
mantener una actitud crítica capaz de desentrañar las contradicciones de los sistemas sociales
contemporáneos y señalar las posibilidades de superación de los modelos de desarrollo
conservadores que contribuyen al aumento de la desigualdad social, la violencia y la injusticia
contra los pueblos y especialmente contra los más humilde.
Ciencia y comunidad intelectual marchan, o deben marchar en nuestro concepto al unísono, la
fuerza y la dirección de ambas depende de este inter-juego, un juego sobre la “verdad y la equidad
social”, un juego de poder que confronta históricamente con la “colonialidad del poder”.
Recordamos que ALAS en sus seis décadas de existencia, en su condición de asociación
continental, viene alimentando una llama de postura ética e intenso compromiso con lo social,
como la búsqueda para organizar los fundamentos del pensamiento latinoamericano y caribeño,
articulando la comprensión de las coyunturas como de las estructuras, y prueba de la
contribución de nuestros cientistas sociales en colaborar con la emergencia de sociedades más
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democráticas, justas, solidarias e igualitarias en la región. Cada presidencia de ALAS lo largo de
todos estos años de más de medio siglo han sido testigos de esta lucha para el fortalecimiento
de una asociación ética y del bregar por el desarrollo de una Ciencia Social más comprometida
con la cotidianeidad de los pueblos y con la organización de sus instituciones políticas, sociales
y económicas más saludables.
En este sentido, los Expresidentes que conforman el Consejo Consultivo de ALAS con su
testimonio vivo y abierto como coprotagonistas de esta historia de luchas de la Asociación,
como sus acciones de integración académicas en marcha, pugnan a favor de un proyecto
científico y ético, en honor a esta memoria y a su vigencia en el presente, aportes todos a la
legitimación de una fuerza científica y moral en Ciencias Sociales y una Sociología autónomas,
rigurosas y comprometidas, regionales y universales, críticas en su singularidad y en su
compromiso libertario descolonial. Con la conciencia que ALAS como proyecto colectivo
atraviesa el tiempo, y constituye este núcleo la clave que explica su continuidad y prestigio, que
habilita la comuna vivencial de protagonistas y representantes nuevos y antiguos conjugados en
alcanzar metas en común.
Nuestro voto en este iniciado 2015, que ya nos aguarda en promesa de encuentro en un gran
ALAS de Costa Rica, se mantenga y renueve todo este ardor creativo de conciencia crítica y
fraternidad académica alimentado por participación incluyente, como nuestras voces singulares
y diversas al unísono con mira a un pensamiento y una praxis progresiva en la ciencia, la sociedad
y en la integración intelectual, en esta hora y en este futuro inmediato y mediato que nos aguarda
dibujando en arco iris un horizonte compartido.
"De allí la crítica permanente que siempre llevo en mí a la maldad neoliberal, al cinismo de su
ideología fatalista y a su rechazo inflexible al sueño y la utopía."
Paulo Freirevi
CONSEJO CONSULTIVO EXPRESIDENTES ALAS,
América Latina y Caribe 2 de enero de 2015
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Dice la artista plástica Guillermina Victoria de las obras de las que es autora y que acompañan
este mensaje: "la obra "La oquedad del nido", consta de 43 nidos, 43 familias vacías. El último
contiene un huevo, simbolizando la supervivencia a través de la esperanza y la promesa de
justicia. La otra, nombrada "Sístole" está compuesta por 43 recortes de un electrocardiograma
clavados sobre un pizarrón. La educación ultrajada. La contracción como impronta, huella
latente de nuestros habitantes del color de la tierra, que desde el cubrimiento de América
palpitan heridos... porque la conquista continúa" (24 de noviembre de 2014). De la obra
siguiente, más reciente, la que hemos denominado Nunca más nidos vacíos, su autora la concibió
como "deseo que la libertad y la paz se adueñen del paisaje..." (5 de enero de 2015).
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10
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E. Seler, Einige Kapitel aus dem Geschichtswerk des Fray Benhardino de Sahagún, Stuttgart, 1927: 95ss., en Mario Erdheim,
“La producción social de inconsciencia”, Siglo XXI, México, 2003, página 209.
i
ii
Bauman, Zygmunt (1998), Modernidad y Holocausto, Ediciones Sequitur, España, páginas 126-127.
Aricó, José M. (2012), Nueve lecciones sobre economía y política en el marxismo. Curso de El Colegio de México.
Edición y notas Horacio Crespo, Fondo de Cultura Económica-El Colegio de México, Buenos Aires, página
264.
iii
iv(06-08-2014)
zovatto
http://www.brookings.edu/es/research/opinions/2014/07/25-latin-america-electoral-trends-
03/07/2014) Louisa Reynolds, “Imparable oleada
EEUU”, http://www.noticiasaliadas.org/articles.asp?art=7039)
v
de
niños
migrantes
hacia
Freire, Paulo (1996), Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa, Siglo XXI,
Argentina (2013), página 16.
vi
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