M articulo

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A Efectos Legales
Sección elaborada por Garrigues
Regularización del IVA no
“autorrepercutido”
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Estrategia Financiera
Nº 275 • Septiembre 2010
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Siguiendo el criterio del Tribunal de Justicia de la UE, y en contra de posturas tradicionales,
el Supremo ha determinado que, en caso de defectos de “autorrepercusión”
del IVA, no puede exigirse cuota alguna ni intereses de demora. Tan solo
podría determinarse, en su caso, una sanción correspondiente
a la no consignación en las declaraciones de las cuotas
Carlos Gómez Barrero
Socio del Grupo de IVA de Garrigues
T
radicionalmente, las liquidaciones practicadas por la Inspección regularizando
defectos de “autorrepercusión” de IVA
(con esta mención nos referimos genéricamente a
todos aquellos supuestos en los que el IVA no es repercutido a un tercero, sino liquidado por el propio
destinatario de la operación como mayor IVA devengado y deducible de forma simultánea: inversión del
sujeto pasivo o adquisiciones intracomunitarias, por
ejemplo) incluían tanto la cuota devengada como los
intereses de demora calculados desde la fecha del
devengo del impuesto hasta el momento de la liquidación derivada de las actas.
Con posterioridad a la eliminación del “decalaje”
en 1995 -norma de carácter transitorio por la cual se
permitía a España diferir la deducción a la declaración-liquidación posterior a la del devengo del IVA y,
por tanto, a la de su ingreso- esta postura de la Inspección se basaba en un pretendido carácter formalista del impuesto, de forma que la cuota era exigible
con ocasión del devengo del impuesto, pero su deducibilidad debía rechazarse en tanto no se cumplieran
determinados requisitos formales, a saber, la emisión,
en los casos que procedía, de la correspondiente “autofactura” y la contabilización de la operación en los
libros registro del impuesto.
Recientemente el Tribunal Supremo ha dejado
claro que en modo alguno cabe exigir una cuota
que nunca fue debida en los casos en los que se está habilitado a la deducción total de las cuotas soportadas ni, obviamente, intereses de demora pues
ningún perjuicio se causa al Erario Público que deba
ser resarcido, criterio jurisprudencial del que ya se
ha hecho eco el Tribunal Económico-Administrativo
Central.
No se deja por ello al libre arbitrio de los sujetos
pasivos del impuesto el cumplimiento de la normativa en cuanto a la declaración de las cantidades devengadas. La Ley del Impuesto contiene una sanción
específica equivalente al 10% de la cuota no consignada en las autoliquidaciones del impuesto cuya
naturaleza y cuantificación, por otro lado, ya dejaban
implícitamente claro que no cabe exigir la cuota (es
una sanción sustancialmente inferior a la de la falta de ingreso) ni, en consecuencia, los intereses de
demora.
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Este cambio jurisprudencial no es realmente original, pues fue el Tribunal de Luxemburgo quien ya
había delimitado con exactitud para estos casos qué
valor tienen las obligaciones formales y qué tipo de
regularización puede practicarse en los casos –cada
vez, por otro lado, más extendidos- en los que opera
la inversión del sujeto pasivo o, más genéricamente,
el impuesto se exige por “autorrepercusión”.
LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL DE
LUXEMBURGO
La Directiva 2006/112/CE, de 28 de noviembre,
relativa al sistema común del Impuesto sobre el Valor
Añadido, establece que el derecho a deducir nace en
el momento en que es exigible el impuesto deducible.
Esta previsión, contenida originalmente en el artículo 17.1 de la Directiva 77/388/CEE, de 17 de mayo
(Sexta Directiva de IVA) ha sido objeto de numerosos pronunciamientos del Tribunal de Justicia de la
Unión Europea y es reiterada su jurisprudencia en
virtud de la cual el derecho a deducción en él establecido forma parte del mecanismo del IVA y, en principio, no puede limitarse, de forma que su ejercicio
Ficha Técnica
Autor: Gómez Barrero, Carlos
Título: Regularización del IVA no “autorrepercutido”
Fuente: Estrategia Financiera, nº 275. Septiembre 2010.
Localizador: 72/2010
Resumen: Si tradicionalmente el criterio de la Administración en las
actuaciones de comprobación referidas a defectos de “autorrepercusión” de
IVA ha sido el considerar exigible la cuota devengada más los intereses de
demora, permitiendo la deducción únicamente tras la contabilización de las
cuotas en los libros registro del impuesto, esta postura debe ser revisada a la
luz de la más reciente jurisprudencia del Tribunal Supremo, que, haciéndose
eco del criterio del Tribunal de Justicia de la UE, ha venido a reconocer en
diversas sentencias que no existe perjuicio alguno para el Tesoro Público en
estos casos, de forma que no puede exigirse cuota alguna (ésta es simultáneamente deducible de la devengada) ni, lógicamente, intereses de demora,
pues no se ha producido daño alguno que deba resarcirse por esta vía.
Descriptores: Fiscalidad, IVA, interés de demora, deducción, Tesoro
Público.
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Regularización del IVA no “autorrepercutido”
Cuando la Administración
Tributaria considera la
existencia de un defecto de
“autorrepercusión” del impuesto,
debe proceder a la regularización
de la situación del sujeto pasivo
es inmediato para la totalidad de los impuestos que
hayan gravado las operaciones.
Este ejercicio inmediato del derecho a la deducción no es sino una manifestación del principio de
neutralidad del impuesto, consistente, en palabras
del Tribunal, en liberar completamente al empresario del peso del IVA devengado o ingresado en el
marco de todas sus actividades económicas con la
única condición de que éstas se encuentren sujetas
al impuesto. Y si bien los Estados miembros están habilitados a condicionar su ejercicio al cumplimiento
de requisitos formales, tal facultad, en los supuestos
de “autoliquidación”, debe ejercerse conforme a los
objetivos perseguidos por la Sexta Directiva, consistentes en garantizar la recaudación del IVA y su control por la administración tributaria pero siempre y
cuando la imposición de tales formalidades no haga,
por el número o el carácter técnico de éstas, prácticamente imposible o excesivamente difícil el ejercicio
del derecho a la deducción.
De esta forma, las obligaciones impuestas a los
sujetos pasivos para ejercitar el derecho a deducir
han de respetar el principio de proporcionalidad y no
pueden exceder de lo estrictamente necesario para
permitir la comprobación de si el procedimiento de
autoliquidación de que se trate se ha aplicado correctamente, comprobación que viene referida a extremos tales como la condición de deudor del IVA del
sujeto pasivo, destinatario de bienes o de servicios, y
la cuantía del impuesto devengado.
Así, cuando la Administración Tributaria dispone
de los datos necesarios para determinar que el sujeto
pasivo es deudor del IVA, en su condición de destinatario de los servicios de que se trate, no puede
imponer, respecto al derecho de dicho sujeto pasivo
de deducir el IVA, requisitos suplementarios que puedan tener como efecto la imposibilidad absoluta de
ejercer tal derecho. Ni siquiera su diferimiento.
Todos estos criterios jurisprudenciales se refunden en la sentencia del Tribunal de 8 de mayo de
2008, dictada en los asuntos acumulados C-95/07 y
C-96/07 Ecotrade SpA, que se refiere específicamente al caso que tratamos en este artículo: cómo debe procederse por la Administración Tributaria ante
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un defecto de IVA liquidado por inversión del sujeto
pasivo.
En el asunto del litigio principal una sociedad
italiana (Ecotrade) recibió servicios de transporte intracomunitario por los que debió haber liquidado el
impuesto en cuanto destinataria pero consideró que
las operaciones en cuestión no quedaban sujetas al
IVA italiano y anotó las facturas en el Libro registro
de “adquisiciones” y no en el de facturas emitidas, sin
liquidar el Impuesto devengado lo que, lógicamente,
afectó a sus declaraciones del Impuesto.
Con ocasión de una inspección, la Administración italiana consideró que era exigible la cuota
devengada y que, dado que no se había dado cumplimiento a las obligaciones formales (emisión de
“autofactura” y adecuada anotación en los libros registro del Impuesto) y que había transcurrido el plazo
de caducidad para el ejercicio del derecho a deducir,
las cuotas no eran recuperables. Como puede observarse, los requisitos formales que debía cumplimentar Ecotrade de acuerdo con la norma italiana son
sustancialmente idénticos a los que se exigen por la
normativa española.
La cuestión formulada al Tribunal de Justicia, en
lo que a nuestro análisis concierne, se refiere a si el
incumplimiento de obligaciones contables y formales en un supuesto de “autoliquidación” del Impuesto
(“autorrepercusión” o “liquidación”), lo que vició las
declaraciones del Impuesto, puede sancionarse con
la denegación del derecho a deducir, teniendo en
cuenta que este régimen de autoliquidación permite,
en condiciones normales, la deducción de la cuota
devengada de forma que no se deriva importe alguno
a favor de la Administración tributaria.
Como se ha visto, la normativa comunitaria permite que se establezcan formalidades para poder
ejercer el derecho a deducir en estos casos, formalidades que en el caso italiano (y español) consistían
en la emisión de una “autofactura” y su anotación de
manera diferenciada junto con la factura emitida por
el prestador de los servicios en el registro de facturas
emitidas y en el de adquisiciones.
El Tribunal consideró que la vulneración de estas
obligaciones formales no puede privar al sujeto pasivo de su derecho a deducir puesto que el principio de
neutralidad fiscal exige que se conceda la deducción
del IVA soportado si se cumplen los requisitos materiales, aun cuando los sujetos pasivos hayan omitido
determinados requisitos formales.
Se reitera de esta forma el criterio de que las
medidas que adopten los Estados para asegurar la
correcta recaudación del Impuesto no deben ir más
allá de lo necesario para cumplir tal objetivo y, por
tanto, no pueden ser utilizadas de forma que cuestionen sistemáticamente el derecho a deducir el IVA
soportado.
En consecuencia, resuelve el Tribunal, una práctica que sanciona la inobservancia por el sujeto pasivo
de obligaciones de contabilidad y de declaración con
la denegación del derecho a deducir va manifiestamente más allá de lo necesario para lograr el objetivo
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de asegurar la correcta ejecución de tales obligaciones. Eso sí, el Derecho comunitario no impide que los
Estados miembros impongan, en su caso, una multa
o una sanción pecuniaria proporcionada a la gravedad de la infracción a fin de castigar la vulneración
de dichas obligaciones.
Estas conclusiones son aplicables, de acuerdo
con el criterio del Tribunal, incluso aunque hubiese
transcurrido el plazo de caducidad para el ejercicio
del derecho a deducir.
Es destacable, asimismo, que tampoco resulta
determinante para el Tribunal la concurrencia o ausencia de buena fe del sujeto pasivo, por cuanto ésta
sólo es pertinente en la medida en que exista, a causa
del comportamiento del sujeto pasivo, un riesgo de
pérdida de ingresos fiscales para el Estado interesado, lo que no concurre en estos casos dado que, en
el marco de la aplicación del régimen de autoliquidación, no se adeuda, en principio, ningún importe
al Tesoro Público y, en consecuencia, la vulneración
de las obligaciones no se efectuó para obtener una
ventaja fiscal indebida.
La sentencia es de particular trascendencia por
las similitudes entre el caso italiano en el marco del
cual se planteó la cuestión prejudicial con el español. En efecto, dos son los ejes en torno a los cuales giraba la argumentación de la Inspección y de
los Tribunales nacionales para considerar exigibles
los intereses de demora desde la fecha del devengo del impuesto hasta la regularización inspectora
es que se hayan incumplido requisitos formales tales
como la no consignación en las declaraciones (en
operaciones asimiladas a la importación), la inexistencia de “autofacturas” en el caso de que opere el
mecanismo de inversión del sujeto pasivo o la falta
de anotación en los libros que hayan derivado, en su
caso, en un defecto de ingreso de una cuota cuya
deducción sólo será posible cuando se subsanen tales
incumplimientos.
Pues bien, ni los incumplimientos formales pueden tener la virtualidad de diferir el derecho a la deducción ni puede considerarse que en los supuestos
de “liquidación” haya un perjuicio para el Tesoro Público, por cuanto si el sujeto pasivo está habilitado
para deducir la totalidad de las cuotas que soporta
en el marco de sus actividades empresariales, no se
adeuda ningún impuesto.
Únicamente cabría exceptuar esta conclusión
para aquellos ejercicios en los que el mecanismo de
inversión del sujeto pasivo o la liquidación del impuesto devengado en las adquisiciones intracomunitarias quedaba sujeto a la regla del “decalaje”. En
estos casos, no obstante, los intereses exigibles han
de verse limitados al período en el que el Tesoro no
pudo disponer de las cantidades adeudadas, es decir,
hasta el siguiente período de liquidación.
De hecho, como anticipábamos, sólo desde esta
conclusión puede entenderse la tipificación en la Ley
del Impuesto de la no consignación en la autoliquidación que se debe presentar por el periodo correspondiente de las cantidades de las que sea sujeto
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pasivo el destinatario de las operaciones o de las adquisiciones intracomunitarias, sancionable con multa
pecuniaria proporcional del 10 por ciento de la cuota
correspondiente a las operaciones no consignadas.
Esta infracción y la determinación de su sanción únicamente cobran sentido en tanto en cuanto
se esté considerando inmediatamente deducible la
cuota devengada, de forma que no exista obligación de ingreso para el sujeto pasivo puesto que,
en otro caso, no habría motivo para una sanción
comparativamente muy inferior a las infracciones
que derivan en un defecto de ingreso. Más aún, si
la deducción no fuese inmediata, la regularización
voluntaria fuera de plazo de los defectos de cuota
liquidada en estos casos llevaría aparejada recargos
por ingreso fuera de plazo potencialmente mayores
que la sanción por el incumplimiento, lo que obviamente, es inaceptable.
LA JURISPRUDENCIA NACIONAL
Desde marzo de 2009, el Tribunal Supremo ha
venido a reconocer y hacer suyas en varias de sus
sentencias las conclusiones alcanzadas por la jurisprudencia comunitaria lo que, lógicamente, ha determinado que tanto la Audiencia Nacional como el
Tribunal Económico Administrativo Central anulen
liquidaciones de cuota e intereses de demora que seguía practicando la Administración Tributaria.
Por todas, nos referiremos a la sentencia del Tribunal Supremo de 25 de marzo de 2009, recaída en el
recurso 4608/2006, cuyos Fundamentos de Derecho
Quinto y siguientes abordan específicamente esta
cuestión.
El Tribunal aborda la situación posterior a la Ley
42/1994 que, como señalábamos, eliminó el “decalaje” por el cual la deducción de las cuotas liquidadas
no podía efectuarse en tanto no se hubieran pagado
o, lo que es lo mismo, hasta el siguiente período de
liquidación. Tras esta reforma el Tribunal reconoce
que no resultan aplicables los criterios jurisprudenciales hasta entonces consolidados que, en esencia,
confirmaban el criterio de la Administración, por
entender que existía un efectivo perjuicio financiero
para el Tesoro Público, sin que existiese un derecho
automático a la deducción de las cuotas.
Tras la supresión del decalaje, el Tribunal Supremo aborda el valor de las obligaciones formales: la
necesidad de disponer –en los casos en los que así se
exige por la normativa– de la comúnmente conocida
como “autofactura” o la exigencia de que, en caso de
actuación inspectora sólo se permite la deducción de
las cuotas que se encuentren debidamente contabilizadas en los libros registro del impuesto.
Sobre la base de la doctrina jurisprudencial comunitaria, estas obligaciones formales, en palabras
del Tribunal Supremo, están pensadas para facilitar
la correcta aplicación del IVA, por lo que, continúa,
resulta incoherente otorgar la misma trascendencia
al incumplimiento de los requisitos formales en casos
de inversión del sujeto pasivo en los que el contribuEstrategia Financiera
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yente no declara por entender que la operación no
se encuentra sujeta al Impuesto e interpreta de forma razonable pero errónea la normativa establecida,
pues esta interpretación supondría la ruptura de la
neutralidad.
El derecho a deducción es, por tanto, un derecho
de carácter sustancial, de innegable importancia en
el sistema aplicativo del IVA, de forma que, a juicio
del Tribunal, que compartimos, debe rechazarse ese
pretendido carácter formalista en el que algunas
voces pretenden fundamentar el análisis del funcionamiento y mecánica del impuesto en los casos de
inversión del sujeto pasivo: una simple obligación
formal, por muy justificada que pueda estar, no puede conllevar la pérdida del mencionado derecho a
deducir.
Llega así el Tribunal a la necesidad de que cuando
la Administración Tributaria considera la existencia
de un defecto de “autorrepercusión” del impuesto,
debe proceder a la regularización completa de la
situación del sujeto pasivo, atendiendo, no sólo al
defecto de cuota devengada, sino también a su deducción simultánea, sin que, por tanto quepa exigir
el pago de cuota alguna ni, obviamente, de intereses
de demora pues no existe perjuicio para el Tesoro. No
debe olvidarse que el fundamento de los intereses de
demora es su naturaleza indemnizatoria, vinculada a
la necesaria existencia de un daño que, en este caso,
no concurre.
Además del cada vez más patente (y loable)
cambio de enfoque que puede apreciarse en la jurisprudencia del Tribunal Supremo cuando de abordar
cuestiones de Derecho comunitario se trata, la cuestión debería quedar finalmente clarificada, puesto
que estos criterios han sido ya reiterados en sentencias de 26 de noviembre de 2009 ó 10 de marzo de
2010, entre otras.
EL FUTURO DE LAS REGULARIZACIONES
No obstante lo hasta aquí reseñado, han surgido
algunas voces discrepantes en cuanto al alcance y
contenido de la jurisprudencia comunitaria (y nacional) y cómo ésta debe incidir en las regularizaciones
a practicar en el futuro.
En esencia, aun cuando parece pacífico que en
los supuestos en los que existe derecho a deducción
no deben exigirse cuota e intereses de demora, se
considera distinta la situación en la que puede reputarse la existencia de una conducta merecedora de
sanción. En tal caso, ante la ausencia de buena fe
del sujeto pasivo, debe poderse seguir liquidando la
cuota, los intereses de demora además de la oportuna sanción.
Algunas de estas voces esgrimen incluso que la
sanción podría derivar en la imposibilidad de deducir
la cuota aun cuando no hubiese transcurrido el plazo
de cuatro años desde el devengo y se procediese a la
contabilización en los libros registro.
No podemos compartir este enfoque. Es evidente
que las normas están para ser cumplidas y que no
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puede dejarse al arbitrio del sujeto pasivo cumplir o
no con ellas sobre la base de que el efecto, en cuanto
a sus obligaciones de ingreso de la deuda resultante,
sea nulo. Pero para eso está, como hemos dicho, la
sanción del 10% de la cuota no consignada en los
casos de adquisiciones intracomunitarias y supuestos de inversión del sujeto pasivo que contiene la
normativa del impuesto.
Esta sanción, que, como es también obvio, no
puede imponerse sobre la base de una suerte de
responsabilidad objetiva, no impide el derecho a deducción inmediato de la cuota devengada porque
tal conclusión contravendría el principio (esencial)
de neutralidad y, dicho sea de paso, no hay ningún
precepto ni en la normativa comunitaria ni en la nacional que habiliten a alcanzar tal conclusión.
Es más, no en vano, el Tribunal de Luxemburgo,
cuando aborda situaciones en las que se priva al sujeto pasivo de la deducción del impuesto se refiere a
la imposibilidad de “sancionar” con la citada no deducibilidad. En el ámbito del IVA pueden imponerse
sanciones, pero no puede privarse al sujeto pasivo
de la deducción de la cuota, salvo en casos muy específicos y tasNo es el caso de la “autorrepercusión”
sobre la que el Tribunal de Justicia de la UE señala
que no es posible hablar de mala fe del sujeto pasivo,
pues no puede obtener ventaja fiscal alguna cuando
tiene derecho a la deducción.
En otro orden de cosas, las conclusiones del Tribunal de Justicia de la UE y del Tribunal Supremo
deben extenderse más allá de los supuestos específicamente tratados en sus sentencias hasta ahora (adquisiciones intracomunitarias e inversión del sujeto
pasivo) a casos como las operaciones asimiladas a
la importación –cuyo procedimiento de liquidación
es idéntico a los anteriores, al menos en lo que a su
efecto económico concierne- y a las importaciones.
En relación con éstas, aun cuando hasta hace
poco se exigía el pago del impuesto a la importación para deducir, lo que servía de base para regularizaciones de cuota e intereses, la norma resultaba
flagrantemente contraria al Derecho comunitario, tal
y como se refleja en el expediente de infracción que
la Comisión inició contra España y en el trámite parlamentario que llevó a la modificación de la norma
en los años 2007 y 2008, en el que expresamente se
indica que el motivo que justifica la modificación de
la normativa no es otro que adecuar las disposiciones
nacionales a las directivas comunitarias.
Con todo ello, el IVA a la importación resultaba
(y resulta) deducible en el momento de su devengo,
lo que implica que no pueda considerarse la existencia de un perjuicio a la Administración que deba ser
resarcido por la vía de los intereses de demora, más
aún cuando es ésta la que liquida el IVA a la importación, y no el sujeto pasivo el que presenta una autoliquidación del impuesto.
Esperemos que el Tribunal Supremo acabe acogiendo también esta argumentación y se reduzca
la litigiosidad a que da lugar este tipo de liquidaciones.
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Nuevas disposiciones
SOCIEDADES
REAL DECRETO-LEY 11/2010, DE 9 DE JULIO
(BOE 13-07-2010)
De órganos de gobierno y otros aspectos del régimen jurídico de
las Cajas de Ahorros.
· Materias afectadas: IVA, IGIC y Transmisiones Patrimoniales.
REAL DECRETO LEGISLATIVO 1/2010, DE 2 DE JULIO
(BOE 03-07-2010)
Se aprueba el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital.
· Otras materias afectadas: IRPF y Transmisiones Patrimoniales.
REAL DECRETO 897/2010, DE 9 DE JULIO
(BOE 10-07-2010)
Se modifica el Reglamento del Impuesto sobre Sociedades, aprobado por el Real Decreto 1777/2004, de 30 de julio, en materia
de las obligaciones de documentación de las operaciones vinculadas.
CIRCULAR 3/2010, DE 29 DE JUNIO
IAE
RESOLUCIÓN DE 14 DE JUNIO DE 2010
(BOE 21-06-2010)
Departamento de Recaudación de la Agencia Estatal de Recaudación Tributaria
Se modifica el plazo de ingreso en periodo voluntario de los
recibos del Impuesto sobre Actividades Económicas del ejercicio 2010 relativos a las cuotas nacionales y provinciales y se
establece el lugar de pago de dichas cuotas.
ORGANIZACIÓN
ORDEN EHA/1813/2010, DE 23 DE JUNIO
(BOE 07-07-2010)
Se modifica la Orden de 2 de junio de 1994, por la que se desarrolla la estructura de la Agencia Estatal de Administración
Tributaria.
ORDEN EHA/1814/2010, DE 2 DE JULIO
Banco de España
A entidades de crédito, de modificación de la Circular 4/2004,
de 22 de diciembre, sobre normas de información financiera
pública y reservada, y modelos de estados financieros.
(BOE 07-07-2010)
Se modifica la Orden PRE/3581/2007, de 10 de diciembre, por la
que se establecen los departamentos de la Agencia Estatal de
Administración Tributaria y se les atribuyen funciones y competencias.
IMPUESTOS ESPECIALES
NORMATIVA AUTONÓMICA
(BOE 13-07-2010)
RESOLUCIÓN DE 1 DE JULIO DE 2010
(BOE 09-07-2010)
Departamento de Aduanas e Impuestos Especiales de la AEAT
Se aprueba el modelo 522 "Parte trimestral de productos a que
se refiere el artículo 108ter del Reglamento de los Impuestos
Especiales" y se establecen el plazo y el procedimiento para su
presentación.
BALEARES
LEY 6/2010, DE 17 DE JULIO
(BOE 06-07-2010)
Se adoptan medidas urgentes para la reducción del déficit público.
· Materias afectadas: IRPF.
noticias al día
Nueva “vuelta de tuerca” a la simplificación de las obligaciones de documentación
de las operaciones vinculadas
En el pasado mes de abril, el Real Decreto-ley 6/2010, de medidas para el impulso de la recuperación económica y del empleo, modificó
el artículo 16 del texto refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, en relación con las obligaciones de documentación, teniendo
por objetivo eximir de las mismas a aquellas empresas cuya cifra de negocios del período impositivo no supere los 8 millones de euros,
siempre que el importe conjunto de dichas operaciones realizadas por el sujeto pasivo en ese período no supere los 100.000 euros. Se
trataba de un primer paso hacia la simplificación.
No obstante, atendiendo a la necesidad de establecer un umbral mínimo cuantitativo, por debajo del cual no sea necesario elaborar,
salvo para determinadas operaciones, las obligaciones de documentación exigidas por el Reglamento del Impuesto sobre Sociedades,
se vuelve a modificar la normativa tributaria a través del Real Decreto 897/2010, de 9 de julio, estableciéndose en consecuencia un
segundo estadio de simplificación que alcanza a todos los sujetos pasivos del Impuesto cuya cifra de negocios del período impositivo
no supere los 8 millones de euros. Así, quedan excluidas de las obligaciones de documentación el conjunto de operaciones que no
excedan de 250.000 euros, en cuyo cómputo no se tienen en consideración las operaciones específicas para las que existe obligación
de documentación.
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