UNIDAD V: Fisiología Respiratoria Capítulo 47: HIPOBARIA

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UNIDAD V: Fisiología Respiratoria
Capítulo 47: HIPOBARIA
Nelio E. Bazán
El entrenamiento en altura es una situación que genera una sobrecarga a las condiciones de
entrenamiento debido a las condiciones especiales de FIO2 que se encontrarán en la altitud. El
objetivo perseguido puede ser el de mejorar la performance para competir en el llano (entrenar
alto/competir bajo) o para competir en altitud (entrenar alto/competir alto). Las alturas habituales de
entrenamiento varían en un rango de 1500 a 2500 metros. Se deben respetar los mecanismos de
adaptación para cada altura, evitando una caída de la carga de trabajo y los efectos negativos de la
hipoxia hipobárica. Se describen en este capítulo algunos aspectos del entrenamiento en altura así
como los problemas clínicos más comunes a que se debe enfrentar el deportista.
Entrenamiento en altura.
El ambiente hipobárico.
Respuestas fisiológicas a la altura.
Mal agudo de montaña.
Mal agudo de montaña simple.
Edema pulmonar de las alturas.
Edema cerebral de las alturas.
ENTRENAMIENTO EN ALTURA
Fotografía 47.1: Entrenamiento en altura. En este caso se observa a Damián Blaum, nadador de
aguas abiertas vencedor de la maratón acuática más larga del mundo, Hernandarias – Paraná, en
Argentina, de 88 km, junto a su entrenador Nestor García, en la región de Cachi, al norte de
Argentina, donde hay un centro de entrenamiento a 2350 m sobre el nivel del mar.
La adaptación del hombre a la hipoxia de altitud es compleja. Los aspectos más relevantes son los
cambios en el sistema cardiovascular, el mecanismo de hematopoyesis y la respiración. Pero para
ello se necesita reestructuración de los sistemas nervioso y endocrino regulando las funciones
fisiológicas. Desde un punto de vista fisiológico y antropológico, a veces es útil diferenciar los
términos aclimatación, como una expresión fenotípica de ciertos aspectos temporales que nos
permite desenvolvernos mejor en el nuevo ambiente, de los fenómenos de adaptación, que puede
tener un sentido darwiniano, reflejando cambios estructurales permanentes que incluso pueden
perdurar al ser transmitidos a futuras generaciones en grupos hermanados por la convivencia en un
medio ambiente de hipoxia de altitud. A nuestros propósitos los términos serán usados
indistintamente.
Los factores que influyen en condiciones de altitud son la disminución de la presión barométrica, y
en consecuencia, el descenso de la presión parcial de oxigeno. Los demás factores juegan un papel
secundario y son: disminución de la humedad del aire, temperatura y fuerza de gravedad con
aumento de la radiación solar.
La disminución de la presión parcial de oxigeno se traduce en una disminución de la cantidad de
oxigeno en el aire alveolar y del suministro de oxigeno a los tejidos. Se reduce la presión parcial del
oxigeno en la sangre, el contenido de oxigeno en la hemoglobina, el gradiente de la presión de
oxigeno entre la sangre y el capilar y los tejidos.
En las condiciones de alta montaña disminuye considerablemente la frecuencia cardiaca máxima, el
volumen sistólico máximo y de bombeo del corazón, la velocidad de transporte de oxigeno por
sangre arterial y, en consecuencia, el consumo máximo de oxigeno que disminuye un 0.7-1.0 % cada
100 m. Los cambios se observan ya en las altitudes de 1000 m sobre el nivel del mar y la mayoría de
los centros deportivos de altura se encuentran entre los 1500 y 3000 m.
Otro factor de desequilibrio metabólico que se agrega es el aumento de la proteólisis. También se
suele alterar la percepción temporo-espacial.
En definitiva el ejercicio en altura posee algunos aspectos a favor, pues las características propias
del ambiente hipóxico provocan una respuesta adaptativa con incremento del número de glóbulos
rojos y la hemoglobina que mejoran el aporte de oxígeno al regresar a nivel del mar. Pero también
hay aspectos negativos como la imposibilidad de sostener en la altura la intensidad de los
entrenamientos a nivel del mar, la disminución que se produce de masa magra y por último los
aspectos logísticos, que se traducen en un alto costo del entrenamiento.
Desde el punto de vista biológico se divide la altura en:
Altitud baja, hasta los 1000 m sobre el nivel del mar los individuos sanos no sufren ninguna
modificación fisiológica ni en reposo ni en ejercicio
Altitud media, entre los 1000 m hasta los 2000 m, donde se experimentan algunos efectos
sobre el rendimiento físico
Altitud elevada, de los 2000 m hasta los 5500 m, donde se observan modificaciones
fisiológicas en reposo o ejercicio
Altitud muy elevada, por encima de los 5500 m, con un marcada influencia sobre las
funciones fisiológicas.
El ambiente hipobárico
Prácticamente a cualquier altura el aire tiene 78 % de nitrógeno y 21 % de oxígeno. El resto lo
forman el argón (0.9%), el dióxido de carbono (0.03%), vapor de agua, y trazas de hidrógeno,
ozono, metano, monóxido de carbono, helio, neón, kriptón y xenón. Hasta los 24 km por encima del
nivel del mar la composición química de la atmósfera es prácticamente uniforme ya que el
movimiento de las corrientes atmosféricas contrarresta la tendencia de los gases más pesados a
permanecer por debajo de los más ligeros. La densidad del aire seco al nivel del mar representa
aproximadamente un 1/800 de la densidad del agua y desciende con la altura, siendo proporcional a
la presión e inversamente proporcional a la temperatura. La presión y densidad atmosférica son
mayores en las capas superficiales de la corteza terrestre y disminuyen en forma exponencial con la
altitud.
La presión atmosférica normal o presión barométrica (Pb) a nivel del mar es de 760 torrs o 760 mm
de mercurio. A los 5.6 km es de 380 torrs y la mitad de todo el aire de la atmósfera se encuentra por
debajo de este nivel. La presión disminuye más o menos a la mitad por cada 5.6 km de altura. En la
atmósfera, el peso cada vez menor de la columna de aire a medida que aumenta la altitud hace que
disminuya la presión atmosférica local.
Hay variaciones regionales de presión, por ejemplo en el monte Everest (28° de latitud norte), la
presión barométrica en la cumbre es de unos 17 torr más alta que la predicha, lo que permite a
personas entrenadas ascender sin oxígeno suplementario. Esto se debe a que las presiones
barométricas entre los 4 y los 16 Km son dependientes de la latitud debido a la presencia de una
gran masa de aire frío en la estratósfera arriba del Ecuador, resultantes de un fenómeno de
convección y radiación. También hay variaciones estacionales, en la cima del Everest varía de 243
mmHg en enero a 255 mmHg en julio.
Tabla 47.1: Altura, presion y temperatura.
Tabla 47.2: Altura y gases respiratorios.
Al reducirse la presión barométrica, tendremos una menor presión parcial de oxígeno, limitando la
difusión pulmonar y el transporte de oxígeno a los tejidos. De 760 mm de Hg a nivel del mar de Pb a
una altitud de 3000 m desciende a 526 mm Hg, entonces la PO2 se reduce de los 159.2 del nivel del
mar a 110.2 mm Hg a los 3000 m. A nivel alveolar tanto el dióxido como el vapor de agua diluyen
el oxígeno. Independientemente de la altitud y mientras la temperatura corporal sea normal la
presión del vapor de agua en loa alvéolos se mantiene en 47mm Hg. La persona aclimatada hace
descender aún más el dióxido de carbono por el aumento de la ventilación.
Temperatura
La temperatura del aire desciende a razón de 1 ºC cada 150 m de ascensión. Así con una temperatura
de 15º C a nivel del mar, a 3000 m estaríamos alrededor de los - 4.5 ºC. En general la temperatura
disminuye aproximadamente 1°C cada 150 o 180 m de ascenso, pero depende de factores como la
orientación del terreno, en las laderas de mayor pendiente los cambios operan más rapidamente que
en las de pendiente más suave.
Humedad
El contenido en vapor de agua del aire varía considerablemente en función de la temperatura y de la
humedad relativa, con un 100 % de humedad relativa, la cantidad de vapor de agua varía de 190
partes por millón (ppm) a -40 °C hasta 42.000 ppm a 30 °C. Es decir, humedad es baja en ambientes
fríos, aún si el aire esta saturado con humedad la verdadera cantidad de agua contenida en el aire es
baja. Esto favorece la deshidratación y el cuerpo pierde un gran volumen de agua a través de la
evaporación respiratoria debida al aire seco y al mayor ritmo respiratorio, incluso el aire seco
incrementa la pérdida de agua por evaporación a través del sudor.
La cantidad de vapor de agua en la atmósfera disminuye con la latitud, de una manera más rápida
que la presión barométrica. A 2000 m disminuye un 50 % y a 4000 metros, cuando la presión
barométrica es 2/3 de la del nivel del mar, el vapor de agua representa 1/4 del existente. Esta baja
cantidad de vapor explica el incremento de las radiaciones con la altitud y la pérdida corporal de
agua que se produce en la altitud. El aire inspirado se humidifica con vapor de agua aportado por la
mucosa respiratoria saturandolo a 37 °C, que luego expulsamos en cada expiración perdiendo agua.
Este mecanismo es el de mayor relevancia en la deshidratación provocada por la altura. El viento es
otro factor potenciador que aumenta la pérdida calórica y la deshidratación.
Fuerza de gravedad
La fuerza de gravedad disminuye en proporción al cuadrado de la distancia al centro de la tierra,
disminuyendo la aceleración 0.003086 m/s cada 1000 m de altura. Esto significa que el tiempo de
vuelo y la distancia recorrida por un cuerpo lanzado con una fuerza determinada será mayor en
altura que a nivel del mar.
Resistencia al aire
Al disminuir la presión barométrica también lo hace la densidad y por lo tanto la resistencia del aire
también se ve afectada. Desde el punto de vista ventilatorio es importante porque la reducción de la
densidad del aire reduce el trabajo que realizan los músculos respiratorios para vencer la resistencia
de las vías aéreas. En cuanto a la perfomance esta reducción en la densidad del aire también reducirá
la resistencia que tiene que vencer un deportista para mantener una velocidad determinada o al
lanzar un objeto. En este sentido, puede ser interesante para algunos atletas lograr velocidades y
ángulos de trabajo mayores a los alcanzados a nivel del mar en pruebas de lanzamientos, saltos y
velocidad.
Radiación solar
La radiación solar se incrementa con la altura, la atmósfera es más delgada y seca, un 2 a 4 % cada
100 m aproximadamente hasta llegar a los 2000 m y por encima de esa altitud en 1 % cada 100 m.
La reflexión debido a la nieve puede determinar un incrementar del 75 % al 90 %. Aumentan tanto
las radiaciones infrarrojas como las ultravioletas aunque el aumento en estas es mayo con riesgo de
quemaduras solares e inflamación de la córnea.
Respuestas fisiológicas a la altura
Respiratorias
Ventilación: La primera respuesta aguda a la altitud es el aumento de la ventilación. Al ser el
aire menos denso, tiene menor número de moléculas de oxígeno. La disminución de la
presión barométrica produce un descenso de la presión parcial de oxígeno en el aire
inspirado. Debido a ello el gradiente de presión entre el alveolo y la sangre venosa del
capilar pulmonar disminuyen en la altitud así como la PaO2. Los quimioreceptores situados
en la aorta y en los cuerpos carotideos, mandan impulsos al centro respiratorio para aumentar
la ventilación pulmonar tanto en reposo como en ejercicio. Se produce una alcalosis
respiratoria por lo que los riñones excretan más bicarbonato para compensar. La
hiperventilació disminuye la PaCO2 (hipocapnia), que se acompaña de un aumento del pH en
el líquido cefaloraquídeo, ya que el CO2 atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica.
Para evitar que el líquido LCR se alcalinice, se excreta bicarbonato. Esta hipocapnia puede
provocar vasoconstricción cerebral.
Difusión y transporte de oxígeno: La saturación de oxígeno de la sangre cae del 98 % al 92
% a una altura de 2500 m. Al retornar al nivel del mar luego de un entrenamiento en alturas
hay una mayor eficiencia metabólica por medio de una reducción del 20 % en la utilización
de oxigeno, la saturación de la hemoglobina es alcanzada a menores presiones parciales de
oxigeno y los niveles sanguíneos de 2,3-difosfoglicerato están elevados. Además el
transporte de oxigeno a es mejorado por el incremento en el número de glóbulos rojos. El
2,3-DPG se mantiene elevado durante la estancia en altitud con el correspondiente efecto de
desplazamiento a la derecha sobre la curva de disociación de la hemoglobina, favoreciendo
la liberación de O2 a los tejidos. La producción de glóbulos rojos que comienza durante la
exposición aguda a partir de los 1500 metros (entre los 3 a 5 días de estadía) se hace evidente
aproximadamente a las dos semanas. Esto se debe al estímulo que realiza la hipoxemia a
nivel renal, produciendo un aumento en los niveles de eritropoyetina que llega a punto
máximo aproximadamente al mes, que a su vez estimulará la producción de eritrocitos en la
médula ósea.
Intercambio de gases en músculo: La diferencia de PO2 a 2500 m cae de 74 a 40 mmHg en
los tejidos, de las habituales diferencias de 94 a 20 cae a 60 – 20.
Consumo de oxígeno máximo: Se reduce al aumentar la altitud. Siendo a 3000 m menor al 90
% del nivel del mar y a 4000 menor al 80 %. Para la misma carga de trabajo cuando se
realiza ejercicio físico en altitud, la ventilación y la frecuencia cardíaca se mantienen
elevadas por encima de los valores a nivel del mar sin lograr compensar el efecto que la
hipoxia, por la menor PaO2, produce en el consumo máximo de oxígeno y en el rendimiento
aeróbico. El VO2max mejora durante el período de aclimatación, debido a la mejora del
transporte de O2, pero sin llegar a los valores alcanzados a nivel del mar.
Cardiovasculares
Volumen sanguíneo: El volumen plasmático se reduce al llegar a la altura y se normaliza en
unas semanas, en principio aumenta el hematocrito (% de GR) y se activa la producción de
GR. Se estimula la liberación de eritropoyetina (EPO) antes de las 3 horas en altura y alcanza
máximo en 48 horas.
Frecuencia cardíaca: Al inicio de la exposición a la altura la frecuencia cardiaca se
incrementa para una intensidad dada de ejercicio un 10 % a 2000 metros durante los 3
primeros días y hasta un 50 % a 4500 metros. Posteriormente la frecuencia cardiaca máxima
se reduce debido a un incremento inducido por la altura en la actividad del sistema
parasimpático por lo que puede ser utilizada como índice de adaptación. La reducción en la
frecuencia cardiaca máxima puede ser una adaptación beneficiosas para limitar el consumo
de oxígeno. En grandes altitudes la frecuencia cardíaca máxima disminuye, por ejemplo a
valores de 135 latidos por minuto. Este es un mecanismo de protección ante requerimientos
metabólicos en esfuerzos excesivos en hipóxia hipobárica.
Gasto cardíaco: Volumen sistólico por frecuencia cardiaca. En las primeras horas aumenta
el gasto cardíaco y produce un aumento de la frecuencia cardiaca (FC) compensando la
reducción del volumen sistólico, luego al cabo de unos días (10) aumenta la extracción de
oxígeno de parte del músculo y disminuye la FC. En estadías prolongadas el gasto disminuye
debido a una disminución del volúmen sistólico. En niveles máximos de esfuerzo disminuye
el volumen sistólico y la FC máxima, dificultando trabajos aeróbicos de alta intensidad.
Después de períodos muy largos de aclimatación el gasto puede acercarse a valores del nivel
del mar.
Hipertensión pulmonar: Por la vasoconstricción hipóxica. Al evaluar la relación entre la
ventilación pulmonar y la perfusión pulmonar a los 3000 m se observa una vasoconstricción
no uniforme de la arteria pulmonar junto con una limitación para la difusión del oxigeno a
través de la membrana alvéolo-capilar.
Hematológicas
Eritrocitos: La estimulación de la EPO se produce n horas y el hematocrito puede elevarse
hasta 60, con incrementos de hemoglobina a 20 g/dl. El aumento del volumen sanguíneo es
más lento y comienza a regularizarse en un par de semanas para continuar luego
aumentando.
Función renal
Diuresis: La diuresis adecuada es uno de los componentes de una aclimatación exitosa a la
altura, por el contrario, el mal agudo de montaña aguda, puede ser considerado una
adaptación no exitosa y es caracterizada por una diuresis disminuida. Los líquidos corporales
se movilizan hacia las células y los intersticios, produciendo edemas.
Hidratación: El individuo que se ejercita en la altura, expuesto a una atmósfera seca y fría
puede perder una gran cantidad de agua. Es recomendable incrementar el consumo de fluidos
para prevenir la deshidratación, especialmente en aquellos individuos que se ejercitan.
Metabólicas
Ácido láctico: Existe una menor producción de ácido láctico aún esfuerzos intensos, parece
ser un mecanismo de seguridad ya que el organismo no podría soportar acidosis extrema por
la pérdida de bicarbonato por orina habitualmente existente. Durante el curso de la
aclimatación la máxima acumulación de lactato en sangre como consecuencia de un ejercicio
de alta intensidad decrece progresivamente (paradoja del lactato).
Músculo: Varias semanas por encima de 2500 m reducen el potencial metabólico de los
músculos, luego de 4 semanas tiende a reducirse el área muscular, con mayor pérdida de
fibras de contracción lenta que rápida. Incrementándose la densidad capilar. En altitudes de
2000 m la masa muscular no sufre efectos importantes, luego a los 4000 m se aprecia una
reducción del tamaño de las fibras musculares y por encima de 5000 m hay una pérdida de
masa. Probablemente este efecto se deba a la disminución de insulina y aunque la hormona
del crecimiento aumenta durante el ejercicio en hipóxia aguda, son hormonas que actúan
sinérgicamente. Cuando el estímulo de hipóxia es suficientemente intenso, se producen en el
músculo entrenado aumentos significativos en la concentración de mioglobina.
Peso: Pérdida de peso, con pérdida de masa muscular y preservación de depósitos grasos.
Hiporexia.
Hormonales: En forma aguda aguda, las catecolaminas, los corticosteroides, la hormona del
crecimiento, la hormona antidiurética, las hormonas tiroideas y el glucagón aumentan, en
cambio la aldosterona y la renina disminuyen. Los niveles de insulina se incrementan en la
fase aguda, regresando a los valores normales en una semana. Durante la hipoxia crónica
permanece baja la insulinemia y elevadas las catecolaminas. La testosterona y las hormonas
gonadotroficas no se modifican por exposición aguda a la altura.
Sistema nervioso autónomo: En el sistema nervioso autónomo se produce durante la fase
aguda una hiper - simpaticotomía, mientras que en la fase crónica predomina una hiper
parasimpaticotomía.
Enzimas: Se observa una disminución de enzimas glucolíticas (PFK y LDH) y un aumento
significativo de las enzimas oxidativas. Las biopsias musculares muestran una capacidad
buffer incrementada en el tejido muscular, correlacionándose con una mejoría de la
capacidad anaeróbica glucolítica. En resumen, el entrenamiento en altitudes moderadas
puede tener un efecto beneficioso en el metabolismo muscular, pero teniendo en cuenta que
hay que mantener niveles de entrenamiento similares en intensidad y volumen a los que se
realizarían a nivel del mar.
MAL AGUDO DE MONTAÑA
El mal agudo de la montaña tiene como causa la menor disponibilidad de moléculas de oxígeno en
la altitud aunque en su presentación influyen factores como la mayor velocidad de ascenso, la altuar
alcanzada, una deficiente hidratación y una limitada aptitud física. Y se debe considerar también una
susceptibilidad individual a la altura. Comienza a presentarse por encima de 2500 m, en general en
población con baja respuesta ventilatoria a la hipoxia que aumentan inicialmente los depósitos de
dióxido en los tejidos. En altitudes mayores a 3000 m, la incidencia y severidad es mayor.
Debido a la hipobaria el oxígeno en sangre y tejidos disminuye, lo que se traduce, a nivel celular, en
enlentecimiento de las bombas oxígeno-dependientes con alteraciones hidroelectrolíticas que causan
edema pulmonar, cerebral y/o intersticial global en el cuerpo. Encontramos una elevación de la
presión de la arteria pulmonar y redistribución de flujo pulmonar que sumado al aumento en el agua
intersticial por separación de las uniones intercelulares, amplificado por fenómenos inflamatorios,
dificultan los procesos de hematosis. En la hipertensión pulmonar secundaria a hipoxia disminuyen
los niveles de oxido nítrico y su uso ha sido efectivo en edema pulmonar de las alturas. La hipoxia
produce estimulación de los quimiorreceptores carotídeos, aórticos y centrales aumentando la
ventilación pulmonar que eleva la PO2 y la saturación, pero a su vez lava el CO2, disminuyendo la
[H+] y produciendo alcalosis respiratoria lentamente compensada a nivel renal. La hiperventilación
aumenta la pérdida de agua incrementada por la baja humedad relativa del aire incrementa. A los
fines prácticos se la divide en:
Mal agudo de montaña simple
Edema pulmonar de las alturas
Edema cerebral de las alturas
Mal agudo de montaña simple
Caracterizado por cefalea, nauseas, vómitos, hiporexia, laxitud muscular, oliguria, disnea e
insomnio. Síntomas que comienzan entre 6 y 96 horas después de arribar (período blanco). La
cefalea es muy frecuente, con dolor progresivo y embotamiento. El insomnio es de mayor
intensidad la primera y segunda noche. El sueño se desestructura disminuyendo la duración del
periodo REM destinado a la reparación sicológica y a procesos de integración de memoria. En el
sueño No REM, disminuyen las fases de sueño profundo, destinadas a la recuperación física.
Hiporexia y a veces anorexia, asociadas a las náuseas y vómitos. Mareos, laxitud e incoordinación
en los movimientos gruesos y finos. Oliguria por disminución de la función renal, disminución del
líquido intravascular con aumento del Intersticial, elevada pérdida de agua por vía respiratoria y
disminución de la sensación de sed. La disnea se presenta en el esfuerzo físico y en reposo. Son más
susceptibles los jóvenes y quienes presenten obesidad, en ellos esta enfermedad eleva los niveles de
aldosterona y de ADH, produciendo retención de sodio y agua, y también se incrementan los niveles
plasmáticos de epinefrina y norepinefrina.
Aunque sin riesgo importante para la vida, es incapacitante para entrenar. La prevención son los
ascensos lentos permaneciendo un par de días a una altura intermedia entre la altura de destino y la
altura de residencia. Por encima de 3000 m la recomendación habitual es no subir más de 300 m al
día. El tratamiento, bajo control médico, puede incluir además del reposo y oxígeno drogas como
acetazolamida y aines. Recordando que el tratamiento definitivo es el descenso, que es equivalente a
un mayor aporte de oxígeno. Muchas veces con descensos de 300 m se consiguen claras mejorías.
Aines
Los analgésicos anti-inflamatorios no esteroidales (AINE) se utilizan en dosis altas en el tratamiento
de la cefalea. Naproxeno 550 mg, diclofenac 100 mg, paracetamol 1000 mg, ácido acetil salicílico
1000 mg y piroxicam 20 mg. También se asocian paracetamol y cafeína.
Metoclopramida
Antiemético. Se utilizan dosis de 10 mg. Puede dar sueño.
Acetazolamida
La acetazolamida actúa bloqueando la enzima anhidrasa carbónica y en consecuencia produce
acidosis metabólica por alterar el transporte de CO2, promoviendo a nivel renal la excreción de
bicarbonato. La acidosis metabólica que se instala luego de apenas una hora de la ingesta estimula la
ventilación mejorando la saturación de oxígeno y disminuyendo la PCO2. Reduce la incidencia y
severidad de la enfermedad, mejorando la calidad de sueño. El tratamiento con acetazolamida debe
comenzar 48 horas antes del ascenso, 250 mg cada 8 a 12. Es utilizada habitualmente en el
tratamiento del glaucoma. Los efectos adversos que se presenta son pequeño aumento de la diuresis,
parestesias en dedos de las manos y pies y alteración del gusto. Las contraindicaciones son la
acidosis hiperclorémica renal idiopática y la insuficiencia suprarenal.
Espironolactona
La acetazolamida y la espironolactona tienen efectos benéficos similares sobre el mal agudo de las
montañas.
Benzodiacepinas
En trastornos del sueño se puede utilizar zolpidem 10 mg o zopiclona 7.5 mg.
Edema pulmonar de las alturas
Por acumulación de líquidos en intersticio pulmonar. En general se observa en ascensos rápidos
mayores a 2700 m. El tratamiento es oxígeno y descenso a una menor altura. Puede poner en peligro
la vida.
Oxígeno
Se utilizan a dosis de 2 a 4 litros/min por bigotera. El descenso en sí significa un mayor aporte de
oxígeno.
Nifedipina
Previene el aumento de la presión de la arteria pulmonar y el desarrollo de edema pulmonar. Se
utilizan dosis de 20 mg.
Edema cerebral de las grandes alturas
Se debe a la acumulación de fluidos en cavidad craneal, en general por encima de 4300 m. El
tratamiento es oxígeno y descenso a una menor altura. Puede poner en peligro la vida.
Dexametasona
Se utilizan 8 mg de dosis inicial y luego 4 mg cada 6 horas. La asociación de acetazolamida y
dexametasona ha mostrado ser más efectiva que acetazolamida sola en la prevención de síntomas de
edema cerebral.
Lo importante…
En el entrenamiento en altura podemos esperar mejoras en la resistencia de base, en la
resistencia a la fuerza, mejoras en la capacidad buffer en el músculo esquelético, una
mayor tolerancia a la fatiga y una mayor recuperación en períodos de competencia,
mayor control de destrezas técnico tácticas (bajo condiciones afectadas por la hipoxia).
Aumenta el nivel de la hemoglobina posibilitando una mayor captación de oxigeno y un
trabajo de mayor duración por la vía aerobia.
Aumenta la densidad de los capilares arteriales y venosos posibilitando un mayor
abastecimiento energético, enzimático, hormonal, de oligoelementos, electrolitos y
oxigeno a la célula muscular.
Aumenta el llenado cardiaco aumentando del volumen de eyección sanguínea.
Aumenta la reserva de mioglobina, mejorando la captación y fijación del oxígeno en las
fibras que trabajan.
Se multiplican y aumentan de tamaño las mitocondrias.
Se eleva la actividad de las enzimas.
Se aumentan las capacidades de trabajo aerobia, aerobia-anaerobia y anaerobias puras.
Cuando se desea realizar entrenamiento en la altura es conveniente realizar previamente
las evaluaciones médicas, antropométricas y de capacidades condicionales del deportista.
Y aunque parezca obvio, conocer exactamente la altitud a la que se va a entrenar, el
terreno y las condiciones climáticas de la misma. Sobre estos datos es posible determinar
objetivos y utilizarlos de manera conveniente dentro de la estructura de la planificación.
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