LAS PARÁBOLAS DE LA MISERICORDIA Lucas 16, 19-31 EL RICO Y EL POBRE LÁZARO (Lo contrario a la misericordia) Unos versículos antes de esta parábola (vv. 13-15), Jesús dice: “No pueden servir a Dios y al dinero. Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que son amigos del dinero, y se burlaban de él. Y les dijo: ‘Ustedes son los que se las dan de justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios’”. LUCAS 16, 19-31 Al señalar que Jesús “prefiere” como amigos a los pobres, no se está diciendo que “excluya” a los ricos. Jesús no mide a los hombres por lo económico, sino por su condición de persona. Es un hecho que Jesús tenía amigos ricos: Mateo era rico, cobrador de impuestos; Nicodemo, José de Arimatea, el mismo Lázaro, esposa de un funcionario de Herodes… LUCAS 16, 19-31 Nicodemo LUCAS 16, 19-31 A Jesús le interesa mucho más cómo se usa lo que se tiene que cuánto se tiene, y sobre todo le importa infinitamente más lo que se “es” que lo que tiene. Dios mira el corazón y no las apariencias. Aquí aparece entonces esta parábola: un rico y un pobre. ¿Qué relación hay? LUCAS 16, 19-31 LUCAS 16, 19-31 Esta parábola, si bien está en línea con las anteriores, está claramente en contraste; podríamos decir que presenta lo que es contario a la misericordia. Mostrando Jesús el corazón duro del hombre rico, por contraste señala y enseña lo que es la misericordia. LUCAS 16, 19-31 En al escena aparece un hombre rico, que viste como rey y banquetea cada día, y Lázaro el mendigo. El rico viste ropas muy cara (púrpura: atuendo de reyes y nobles) Aparece como un personaje importante, pero no será recordado por su nombre. En cambio (y por contraste) el pobre, que lleva su ropa pegada a una piel llena de llagas, sí tiene nombre. De hecho es el único nombre propio que se menciona en todas las parábolas: Lázaro, que significa: Dios ha ayudado. LUCAS 16, 19-31 Muere Lázaro y es llevado al seno de Abraham. Muere el rico y es enterrado. Así comienza la ley del contrapeso: el rico, vestido como un rey, está destinado al anonimato; el pobre tiene nombre t es recordado eternamente. El rico, que banqueteaba cada día, ahora no tiene ni una gota de agua para refrescar la lengua. Lázaro, que ni las migajas podía tener, ahora es consolado LUCAS 16, 19-31 Es ahora una situación definitiva: Las parábolas anteriores, ante el ruego de compasión habían sido escuchados (los deudores, el hijo menor…) Desde sus tormentos, eleva la súplica al padre Abraham, pero no es escuchado, porque la situación en ahora irreparable. Lo que no hizo en vida… LUCAS 16, 19-31 La parábola explica la razón principal porque la situación del rico no tiene ya remedio: Cuando el rico está en el infierno “ve” a Lázaro en el seno de Abraham, lo reconoce y lo llama dos veces por su nombre: se auto-condena por sus propias palabras: conocía a Lázaro durante su vida terrenal, pero siempre lo ignoró. LUCAS 16, 19-31 En las parábolas anteriores también dice: “lo vio y sintió compasión”, pero ahora el rico “ve” a Lázaro y estará obligado a verlo en un presente sin fin, a quien no quiso ver en el pasado, a la puerta de su casa. Por ello la situación es irreparable, porque la compasión sólo es posible mientras el pobre yace herido ante el portón del rico; después ya no tiene sentido, de hecho es imposible. Va en sintonía con la enseñanza de Jesús en Mateo 25, 31-46: El juicio final: Lázaro tiene hambre, pero el rico no le da ni las sobras; Lázaro está en enfermo y llagado, el rico no lo socorrió; Lázaro está desnudo, pero el rico no lo vistió; está abandonado, pero el rico no lo hospedó. LUCAS 16, 19-31 Rico – Pobre ¿Se condena al epulón por ser rico? ¿Se salva Lázaro por ser pobre? Evidentemente no. Al evangelista le preocupa mucho más el problema moral que el aspecto económico del mismo. Se trata de la capacidad o incapacidad para ver y sentir compasión por el otro. LUCAS 16, 19-31 A modo de conclusión, podemos decir que la misericordia nunca es unidireccional (Yo, por mi mismo) No es bidireccional (Yo y Dios) Sino que siempre es en tres dimensiones (yo, el prójimo y Dios) LAS PARÁBOLAS DE LA MISERICORDIA