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Las Conferencias
1.- Las Conferencias y su finalidad
2.- Las formas de participación y
los cargos de servicio
3.- Las reuniones de la Conferencia.
4.- Las Conferencias y las personas
más vulnerables
5.- Las Conferencias y la red de
caridad
6.- La espiritualidad vicentina y la
oración
Aspectos básicos
sobre los grupos
de acción y
oración que
conforman la
Sociedad de San
Vicente de Paúl
Centro de Estudios y Formación Ozanam
Centro de Estudios y Formación Ozanam
1.- La Conferencia y su
finalidad
Siempre es importante conocer, de forma previa a la adquisición de un
compromiso, el lugar al que uno desea pertenecer o incluso, en el caso en el que
ya hayamos tomado ese compromiso, recordar el por qué de esta decisión y el
sentido de pertenencia que éste imprime. Se suele decir que no se puede amar lo
que no se conoce y, en el caso de Las Conferencias, es imposible sentirse unido
a ellas si no eres consciente y buen conocedor de la finalidad que persiguen y del
motor que las mueve.
Algunas problemáticas que sufren Las Conferencias hoy día vienen provocadas
por la falta de información y de celo en la presentación de la misión y objetivos
de las mismas. Una buena descripción de lo que es una Conferencia nos da la
seguridad de que el mensaje que enviamos hacia el exterior (hacia aquellos con
los que nos relacionamos o hacia aquellos que desean conocernos) es recibido
inequívocamente por el receptor y, por lo tanto, su participación y/o colaboración
con La Conferencia estará enmarcada dentro del espíritu de la misma, dentro de
“las reglas del juego” que les definimos. De igual modo, esta clarividencia en la
misión y objetivos de una Conferencia recuerdan a los que ya forman parte de ella
el por qué están ahí y les ayuda a reforzar su compromiso y a tomar el camino más
acorde hacia la esencia de la misma.
En este punto, habría que preguntarse primero, ¿qué es una Conferencia?
Podríamos decir de forma sencilla que una Conferencia es una comunidad de fe,
formada por laicos comprometidos que desean seguir los pasos de Jesucristo
sirviendo a las personas más vulnerables de forma personal y cercana.
En esta definición encontramos inherente la respuesta a la otra gran pregunta,
¿cuál es la finalidad de Las Conferencias? Por un lado, tener como modelo a
Jesucristo hace que el gran objetivo de las personas que forman parte de Las
Conferencias sea la santificación, entendiendo esta como “la aspiración a la unión
con Cristo en amor” (art. 2.2 Regla SSVP) meta, por otro lado, común a todos
los cristianos. Y a esta gran meta se llega, y aquí viene el carisma propio de las
Conferencias, a través de la relación con nuestros hermanos de Conferencia,
de nuestra experiencia de fe compartida, y de la riqueza que esa vivencia de
fe comunitaria derrama y fluye hacia los hermanos más vulnerables que sufren
pobreza y marginación.
1.- Las Conferencias y su finalidad
La vida de fe en comunidad, cuidando el crecimiento espiritual y los momentos
de oración, junto al servicio y cuidado de nuestros hermanos más vulnerables
cierran el círculo de la espiritualidad vicentina y de la finalidad de la Conferencia,
de lo que siempre definimos como las dos caras de una misma moneda: acción y
oración, debiendo existir siempre este equilibrio para que se desarrolle y pudiendo
afirmar que si faltan alguna de estas dos partes, dentro de la vida del grupo, La
Conferencia no cumplirá con el objetivo para la cual fue fundada.
La exigencia de la finalidad, de la Misión de Las Conferencias es alta. No nos
mueve la pura filantropía o sólo la buena voluntad. Nos mueve y motiva nuestra fe
y la figura de Cristo en los más vulnerables. Este es el mensaje que hay que hacer
llegar a todo aquel que se relacione con Las Conferencias y con estas condiciones
previas hay que presentar e invitar a los nuevos consocios.
Así, también podemos afirmar que la finalidad de la Conferencia no empieza
o acaba en sus reuniones o en el servicio encomendado a la misma sino que
toca personalmente a cada uno de sus miembros también en su vida más íntima
y personal. Es la llamada congruencia de vida que debe observar toda persona
perteneciente a una Conferencia, comportándose de acuerdo a su compromiso
en todos los ámbitos de su vida, tanto familiar como laboral, haciendo de su
pertenencia a La Conferencia un verdadero compromiso cristiano, “afirmando la
dignidad y valor de cada persona, hecha a imagen y semejanza de Dios y la especial
identificación de Jesús con las personas más excluidas de la sociedad, soñando
con una sociedad más justa… fomentando la cultura de la vida y la civilización
del amor… de esta manera Las Conferencias comparten la Misión de la Iglesia de
Evangelizar al mundo por medio de testigos visibles tanto en acciones como en
palabras” (ver art. 7.2 Regla SSVP).
Pero La Conferencia, dentro de su finalidad, también es consciente de los
muchos matices, de las muchas formas de entender la vida y la asunción de
compromisos. Por este motivo, defendiendo el ecumenismo y con el fin de poder
atender más y mejor a las personas más vulnerables, Las Conferencias deben
ser grupos abiertos al trabajo en red y a la labor de otras entidades y personas
que respeten su identidad (esto lo veremos con detenimiento en un apartado
dedicado exclusivamente a las formas de participación en Las Conferencias) pero
siempre con el firme propósito de estar “a pie de obra”, de no perder el contacto
directo con la realidad, con las personas a las que atendemos, trabajando con celo
y sin olvidar que la atención “personal y cercana” no es algo delegable, sino que
es responsabilidad y finalidad de cada uno en particular y de toda la Conferencia
en su conjunto.
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2.- Formas de participación
y cargos de servicio
Para que una Conferencia funcione correctamente, es necesario realizar un esfuerzo por compensar y organizar las distintas fuerzas y compromisos que convergen en la misma para que ésta pueda alcanzar sus fines.
La Sociedad de San Vicente de Paúl en España, a través del artículo 13 de sus
estatutos, ha definido perfectamente los distintos tipos de participación que
pueden darse dentro de cada Conferencia y es frecuente ver problemas en el
funcionamiento diario de las mismas por no contemplar y aplicar esta clasificación societaria, que responde a los distintos niveles de compromiso y relación
con la Asociación.
Socio Activo
En primer lugar, como núcleo central de la Conferencia está la figura del “Socio Activo”. Son los denominados “consocios” y “participan plenamente de la vocación y fines de la SSVP”. Son miembros de pleno derecho, con voz y voto, en la
Conferencia y en las actividades y foros societarios, como pueden ser los plenos
y asambleas del Consejo de zona o nacional. Sobre ellos recae la responsabilidad
de la actividad de la Conferencia y del servicio que ésta presta a las personas más
vulnerables.
Socio Aspirante
Para aquellas personas que desean tener un primer contacto con la SSVP, conociendo y participando de la vida de la Conferencia, está la figura del “Socio Aspirante”. Durante un año, una persona interesada por nuestra Institución puede,
con el consentimiento y/o presentado por los socios activos de la Conferencia,
participar con voz pero sin voto en las reuniones de la misma y experimentar la
comunidad de fe, de acción y oración, que ésta significa. Pasado el año, si el socio
aspirante desea y si no hay opinión contraria por parte de la Conferencia, pasa
Pero La Conferencia, dentro de su finalidad, también es consciente de los
muchos matices, de las muchas formas de entender la vida y la asunción de
compromisos. Por este motivo, defendiendo el ecumenismo y con el fin de poder
atender más y mejor a las personas más vulnerables, Las Conferencias deben
ser grupos abiertos al trabajo en red y a la labor de otras entidades y personas
que respeten su identidad (esto lo veremos con detenimiento en un apartado
dedicado exclusivamente a las formas de participación en Las Conferencias) pero
2.- Las formas de participación y los cargos de servicio
siempre con el firme propósito de estar “a pie de obra”, de no perder el contacto
directo con la realidad, con las personas a las que atendemos, trabajando con celo
y sin olvidar que la atención “personal y cercana” no es algo delegable, sino que
es responsabilidad y finalidad de cada uno en particular y de toda la Conferencia
en su conjunto. a ser socio activo, con el reconocimiento de los derechos que este
paso conlleva.
Socio Colaborador
Otra de las figuras societarias descritas por nuestros estatutos es la del “Socio Colaborador”. Aquí están incluidas todas las personas físicas o jurídicas que
apoyan, que colaboran con la labor de las Conferencias y de sus socios activos. En
esta categoría estarían incluidos los voluntarios y benefactores de las acciones
sociales que lleva a cabo la Conferencia. Es importante señalar que estos socios
deben ser informados de la marcha de las actividades de la Conferencia con la
que colaboran, en foros apropiados, y que es muy positivo que tengan acceso al
conocimiento de la vida espiritual de la Conferencia y a formar parte de la misma,
si ésta fuera su vocación, como socios activos.
Socio Honorario
Por último, como cuarta posibilidad de participación societaria, está la figura
del “Socio Honorario”. Hay dos vertientes para esta tipología de socio. Por un
lado, se aplica a aquellas personas que, habiendo sido socios activos de una Conferencia, ya no pueden asistir a las reuniones y realizar la labor caritativa propia
de la misma por motivos personales de salud, avanzada edad… Por otro lado, se
puede aplicar a aquellas personas o entidades que hayan realizado “una actuación especialmente significativa” para la SSVP o para la mejora de las condiciones
de las personas más vulnerables y/o marginadas. Esta última posibilidad es concedida directamente por el Consejo Superior de la SSVPE, a iniciativa propia o a
instancias de un Consejo de Zona.
Es vital que cada figura intervenga en la vida de la Conferencia de forma acorde a su rol. En algunas ocasiones hemos visto cómo los socios colaboradores
(como por ejemplo los voluntarios) participaban constantemente en las reuniones y decisiones propias de la Conferencia como un socio activo mas, muchas
veces invitados por los propios socios activos que, creyendo estar haciendo un
bien, lo que producen es un amalgama de intereses y de fricciones innecesarias.
Los socios activos deben cuidar sus reuniones de Conferencia, tomando los
acuerdos necesarios; habiendo escuchado y valorado las opiniones y aportaciones de las demás tipologías de socios, facilitando encuentros específicos con
ellos o dejándoles un espacio en las reuniones periódicas de la Conferencia para
que puedan expresar y aportar lo que crean oportuno, pero sin que esto interfiera en el ritmo de la Conferencia.
Esta misma problemática sucede en el caso de que la Conferencia tenga trabajadores a su cargo por el tipo de proyecto caritativo del que son responsables.
En este sentido, el reglamento de la SSVP a nivel internacional (en el apartado de
requisitos básicos – nº 12 referente a los empleados SSVP) es claro: “los emplea-
2.- Las formas de participación y los cargos de servicio
dos de la Sociedad pueden ser miembros y desempeñar algún servicio en una
Conferencia, siempre que no sea la que tutele la obra en la que sean asalariados”.
Por lo tanto, un empleado de un proyecto social de una Conferencia podría ser
miembro de otra pero nunca formar parte de la Conferencia en la que desempeña
su trabajo. Los empleados deben ser escuchados y valorados en su aportación técnica al proyecto, facilitando espacios comunicativos con los mismos (dedicándoles
una parte de la reunión de la Conferencia o manteniendo reuniones periódicas de
personal…) pero siempre con una participación acorde a su rol.
Ahora que hemos descrito los distintos tipos de participación en la Conferencia, tenemos que abordar un apartado especialmente interesante, los “cargos
de servicio” dentro de la misma, que están reservados únicamente a socios activos y que revisten al grupo de una organización vicentina que facilita el cumplimiento de una de las máximas de san Vicente: “hacer bien el bien” de forma
organizada, con calidad y eficacia.
La estructura interna de la Conferencia es igual en todas partes del mundo en
los que la Sociedad de San Vicente de Paúl está presente. Los cargos de servicio
son el de Presidente, Vicepresidente, Secretario y Tesorero. Con la asunción de estas cuatro responsabilidades se puede fundar una Conferencia. El resto de consocios sin cargo de servicio son denominados “socios de base”. Este apartado está
regulado en el art. 18 de los estatutos SSVPE.
Presidente
El Presidente, como dice nuestra Regla SSVP es el “líder servidor” del grupo
de Conferencia, por lo que se pone a disposición de los consocios y da ejemplo de
servicio, de compromiso cristiano y vicentino. Es el encargado de “dirigir y moderar las reuniones” de Conferencia y de representar a la misma tanto de forma
externa, ante las instituciones públicas y privadas, como de forma interna en los
plenos del Consejo de Zona o en los encuentros nacionales.
Su mandato es por tres años, pudiendo ser reelegido de forma consecutiva
por un segundo período de otros tres años. Para poder optar a este servicio
debe tener al menos la experiencia de tres años como socio y un máximo de
setenta años de edad.
La elección de Presidente la realizan en voto secreto todos los miembros de
la Conferencia, designando como tal al que salga por mayoría simple de votos.
Una vez designado, el Presidente forma la “Mesa de la Conferencia” solicitando
la asunción de los diferentes cargos de servicio a los consocios que crea más idóneos para su desempeño.
Vicepresidente
El Vicepresidente, asume las responsabilidades del Presidente cuando éste
está ausente y colabora con el Presidente en todo lo necesario para el buen desarrollo de la Conferencia. Se encarga de los procesos de elección a la presidencia
de la Conferencia en los períodos de renovación de este servicio.
2.- Las formas de participación y los cargos de servicio
Secretario
El Secretario se ocupa de las labores administrativas de la Conferencia. Lleva
al día las actas de las reuniones de la Conferencia, la correspondencia, los listados
de socios y los informes de las personas a las que se ayuda y está en contacto con
el Consejo de Zona que corresponda para el envío de la información pertinente
de la Conferencia.
Tesorero
En la persona del Tesorero recae la responsabilidad de llevar las cuentas de la
Conferencia y de preparar el presupuesto de la misma, haciendo un seguimiento
y una previsión de la tesorería, informando en cada reunión de la situación económica y de los movimientos producidos.
Asesor Religioso
Además de estos cargos de servicio, debemos incluir la figura del Asesor Religioso de una Conferencia, a los que dedican nuestros estatutos el art. 24. En el
mismo, se destaca la necesidad de que el Asesor ayude a “potenciar la vida espiritual de la Conferencia” y “favorezca la responsabilidad y participación activa de
los socios en su propia formación espiritual”. Lo más recomendable es que este
servicio sea llevado a cabo por un “sacerdote o una persona de vida consagrada”
designada por el Presidente de la Conferencia por un año, previa consulta a sus
consocios y con el visto bueno del Consejo de Zona correspondiente. Su servicio
se renueva anualmente con el mismo proceso y no pueden ser designados para
ninguna otra responsabilidad fuera de su actuación espiritual (de hecho tienen
voz pero no voto en las decisiones de la Conferencia). En el caso de que ningún
sacerdote o persona consagrada esté disponible para esta responsabilidad, el
Presidente de la Conferencia puede nombrar a un consocio como Asesor Religioso, siempre que se le considere formado para desempeñar el cargo y previa
autorización del Consejo de Zona.
Un detalle a tener en cuenta es que, con el fin de “preservar el credo y filosofía católica” (art. 6.5 Regla SSVP), tanto el Presidente como el Vicepresidente y el
Asesor Espiritual deben ser católicos romanos.
Se han definido los distintos tipos de socios y los cargos de servicio dentro de
la Conferencia, ahora queda ver cómo se van engranando todas estas funciones
y responsabilidades dentro de la interpretación de la norma y del espíritu de la
Sociedad de San Vicente de Paúl en las reuniones de la Conferencia, asunto que
veremos en esta misma sección en el próximo número del Boletín.
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3.- Las reuniones de las
Conferencias
Los estatutos SSVPE, en su artículo 19, detallan “lo esencial de las reuniones
de Conferencia”. Vamos a seguir paso a paso el orden de este artículo para desmenuzar las distintas partes de las que consta la reunión y así ayudar en lo posible
al buen desarrollo de las mismas.
En primer lugar, las reuniones de la Conferencia deben iniciarse con una oración de apertura “formal o espontánea”. La Sociedad de San Vicente de Paúl tiene oraciones propias para el inicio de la reunión que ayudan a crear ese ambiente
fraterno que debe reinar en los encuentros vicentinos. La oración, como comenta
uno de los epígrafes de la Regla SSVP, es “la base de la fraternidad” (art. 4.1.1) y,
de este modo no debemos comenzar una reunión de Conferencia sin acordarnos
del motivo fundamental por el que allí nos encontramos: nuestra fe y seguimiento a Cristo en Comunidad.
Después de la oración, se realiza una meditación o lectura espiritual que dirige el Asesor Espiritual de la Conferencia. Ésta se puede encauzar a través de
múltiples fuentes: un pasaje Evangélico, un recorte de prensa, un video… La
metodología es elección de la Conferencia junto a su Asesor Religioso (aunque
se recomienda que sea participativa) pero siempre tiene la finalidad de desarrollar la formación espiritual que refuerce el “vínculo espiritual y de amistad
entre consocios vicentinos así como la misión común que desarrollan juntos
para ayudar a los pobres y marginados” (art. 3.3 Regla SSVP).
Pasado el tiempo de meditación, llega el momento de recordar el trabajo realizado a través de la Lectura del Acta de la reunión pasada (que debe ser aprobada, si procede, por los consocios). En ella, se debe reflejar lugar, fecha y hora de
reunión, los consocios presentes, los asuntos tratados y los acuerdos alcanzados.
De esta labor se responsabiliza el Secretario de la Conferencia. En ausencia del
mismo, el Presidente designará a un consocio que realice esta función como “secretario en funciones”.
Una vez realizado el repaso de la actividad de la Conferencia a través de la lectura del Acta, el Tesorero informa sobre la situación de las cuentas, que también
deben ser aprobadas, si procede, por todos los miembros y ser adjuntada al acta.
Con la lectura del acta y el informe de cuentas ya se está en disposición de
3.- Las reuniones de la Conferencia.
abordar los asuntos del día. Es muy recomendable que se trabaje bajo un orden
del día establecido con el fin de hacer más eficaz y ordenada la reunión, describiendo punto por punto los distintos casos o problemáticas que la Conferencia
ha asumido. En los estatutos se habla de “informe de las visitas hechas por los
consocios” haciendo referencia a la necesidad de informar y evaluar los distintos
casos que lleva el grupo.
Cuando se han tratado todos los temas previstos para la reunión y se han acordado las medidas a tomar, El Presidente, con la debida consulta a los consocios,
“asigna las visitas y misiones” a realizar hasta que se produzca la próxima reunión,
es decir, se planifica la acción de la Conferencia, que concreta el qué y el cómo se
van a realizar las acciones futuras.
Es importante que se realice una colecta entre los consocios reunidos, recomendándose que se realice de forma secreta. De esta forma, la Conferencia
cuenta con unos fondos propios para la atención de los casos y se compromete
también materialmente hasta donde llegan sus fuerzas, realizando también de
este modo el gesto de la “comunidad de bienes” tan propia de la Iglesia Universal.
A modo de asuntos varios, se dará repaso a otros temas de interés y a la posible correspondencia, comunicados y documentos recibidos por la Conferencia,
tanto de otros niveles de la SSVP como de las entidades u organismos públicos y
privados que trabajen en red con la misma.
Se dará por concluida la reunión con el rezo de las oraciones finales que, como
en las de apertura, pueden ser formales o espontáneas, emplazándose los consocios para la próxima reunión de Conferencia.
Como se puede apreciar, la reunión de Conferencia cumple con el carisma vicentino, propio de la Institución, en cuanto a que debe existir un equilibrio entre
la acción y la oración, cuidando ambas facetas, enraizadas ambas en la fe y en el
seguimiento a Cristo. Por un lado tenemos las oraciones de apertura y cierre y la
meditación o lectura espiritual y, por otro, tenemos el seguimiento de los casos,
el manejo de los fondos de la Conferencia y la planificación de las acciones caritativas.
3.- Las reuniones de la Conferencia.
Una vez analizado, paso por paso, la reunión de Conferencia, merece la
pena añadir algunos consejos prácticos y comentarios que pueden ser de utilidad:
Las reuniones de Conferencia deben realizarse en un lugar adecuado, con
una infraestructura digna que permita el encuentro de los consocios con seguridad e higiene. Además, siempre que sea posible, debe ser un lugar tranquilo,
en el que se pueda conversar y en el que sea posible guardar la confidencialidad necesaria debido a la discreción con la que se deben llevar todos los casos
de Conferencia. En este punto, es vital que los documentos de la Conferencia,
tanto las actas como los informes de tesorería y de los casos atendidos, sean
guardados en lugar seguro debido a los muchos datos confidenciales que se
manejan, además lo exige la ley de protección de datos en vigor.
También es importante que la reunión no se exceda de las 2 h y que se comience con puntualidad, respetando así el valioso tiempo de todos los consocios y
potenciando la eficacia de las reuniones.
En cuanto a los acuerdos tomados durante la reunión de la Conferencia, estos
deben ser consensuados y evitar, en la medida de lo posible, que tengan que ser
sometidos a votación. Si esto último sucediera, el Presidente tendría voto de calidad en caso de empate. La Regla SSVP incide en el “espíritu democrático” que impera en las Conferencias y en la igualdad de todos como hermanos e hijos de Dios
(art. 3.2 y 3.10) por lo que el modelo ideal de Conferencia huye del autoritarismo
para descansar en la colegialidad y la participación.
Es importante que en los debates sobre la economía de la Conferencia se tengan en cuenta dos cosas: la sostenibilidad de la misma (la Conferencia debe tender hacia la autogestión y a mantener por sus propias fuerzas su actividad) y la
capacidad económica siempre como un medio “para ayudar a aliviar el sufrimiento” pero nunca un fin en sí mismo ya que “dar amor, capacidades y tiempo es más
importante que dar dinero” (Regla SSVP art. 3.14).
La frecuencia de las reuniones de la Conferencia están marcadas en la Regla
SSVP (art. 3.3.1), recomendando que sean semanales o, en su caso, quincenales.
Esta asiduidad en el encuentro de los consocios responde al celo con el que debemos atender las necesidades caritativas que surgen en la Conferencia pero también se debe al cultivo de la fraternidad, sencillez y alegría cristiana que debemos
experimentar en las reuniones con los compañeros de Conferencia.
Por último, comentar la importancia de hacer sitio en las reuniones de Conferencia a los espacios formativos que hagan a los consocios “profundizar en su
conocimiento de la Sociedad, su espiritualidad, mejorar la sensibilidad, calidad y
eficacia de su servicio hacia los pobres”. Un consocio bien formado para su servicio está más capacitado para “ayudar a desarrollar el nivel cultural y social de
aquellas personas a las que se entrega” (Regla SSVP, art. 3.12).
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4.- Las Conferencias
y los más vulnerables
En este apartado veremos cómo debe ser la relación con las personas a las
que atiende una Conferencia y como el carisma vicentino imprime un carácter
definitivo y especial a la misma.
La relación que surge entre los miembros de las Conferencias y las personas
vulnerables a las que ayudan es de verdaderos hermanos “pues estamos todos
hechos a imagen y semejanza de Dios” (Regla SSVP art. 1.8). Es, por tanto, un
contacto de igual a igual puesto que “todo hombre que da una palabra, un parecer, un consuelo hoy, puede tener necesidad de eso mismo mañana.” Ozanam
- artículo “La asistencia que humilla y la que honra” - L´Ere Nouvelle 1848).
Desde esta perspectiva, la verdadera responsabilidad de la Conferencia es,
por un lado, “el interés sincero por las necesidades más profundas y por el bienestar espiritual de las personas a las que ayudan” (Regla SSVP art. 1.11) y por otro,
el “fomento de la autopromoción”, para conseguir que las personas sumidas en
la pobreza puedan “forjar y cambiar su propio destino y el de su entorno” (Regla
SSVP art. 1.10). Es, por tanto, un trabajo basado en la doble vía del carisma vicentino, el cuidado espiritual y el humano, el alma y el cuerpo de los más vulnerables
son la preocupación en el día a día de la Conferencia.
Si atendemos a lo visto hasta ahora, se desprende un mensaje importante a
recordar siempre, la necesidad de llegar al corazón de las personas, a su espíritu,
a través de “un contacto personal” por el que se busca su “confianza y amistad”,
“tratando de comprenderlo como a un hermano” (Regla SSVP art. 1.9) para,
valiéndose de esta genuina relación, buscar en ellos el cambio necesario que regenere sus vidas, que les “ayude a sentir y a recobrar su dignidad” (Regla SSVP
art. 1.8).
Además de la necesaria relación, cercana y espiritual, con las personas más
vulnerables, la Conferencia debe mantener siempre una actitud de búsqueda,
nunca de apoltronamiento, ante la pobreza. Tiene que “buscar y encontrar a las
personas necesitadas y a las que son víctimas del olvido, de la exclusión o de la
adversidad” (Regla SSVP art. 1.5). Es importante recordar ahora las palabras del
Papa Francisco: “no quiero laicos de sagrario, sino laicos de la calle”.
Esta búsqueda se radicaliza en el carisma “dando prioridad a los más pobres
4.- Las Conferencias y las personas más vulnerables
de los pobres y a aquellos que son rechazados por la sociedad” (Regla SSVP art.
1.6) “sin tener en cuenta su credo, origen social o étnico, su estado de salud,
sexo, particularidades culturales u opiniones políticas” (Regla SSVP art. 1.4)
Otra característica a tener en cuenta en la relación de la Conferencia con los
hermanos más desfavorecidos, es la “identificación de las causas raíces de la pobreza, contribuyendo a su eliminación” (Regla SSVP 7.1) por lo que la Conferencia
no sólo atiende la necesidad que se presente sino que tiene que hacer el esfuerzo
por detectar el origen de la problemática, atacando sus causas. Los recursos son
siempre limitados por lo que la ayuda ha de ser “afectiva pero también efectiva”
tratando de llegar a la raíz del problema para evitar las continuas intervenciones
superficiales que solventan en primera instancia pero que fomentan la cronificación de la pobreza.
La actitud alerta, proactiva y de búsqueda, tanto de la pobreza como de sus
causas, trae consigo también la necesidad de “renovarse y adaptarse a las condiciones de los tiempos” y, por lo tanto, “a los nuevos tipos de pobreza que puedan identificarse o preverse”. (Regla SSVP art. 1.6). La Conferencia, por su contacto directo con la necesidad, tiene en su relación con las personas vulnerables
la capacidad de contar con “un termómetro social” que avisará de los nuevos
comportamientos y situaciones o de los cambios sociales que puedan producir
distintas situaciones de riesgo y marginación social.
Por todo lo comentado, tenemos que revisar en las Conferencias si estamos
cumpliendo todas estas cualidades en nuestra relación con los más pobres. Si les
estamos ayudando realmente o si les mantenemos en su estadio de “pobreza
estable”, acomodándoles por su debilidad y nuestra negligencia, impidiéndoles
por falta de celo que sean personas con iniciativa y capaces de ver sus cualidades
y sus puntos favorables para el cambio que precisan en sus vidas.
Debe tocarnos, si estamos ejerciendo bien nuestro servicio, que la pobreza
se herede hasta tal punto que las mismas familias, año tras año, vuelvan a la
Conferencia con idénticas solicitudes, reclamando ayudas que les son concedidas simplemente para parchear la verdadera necesidad que siempre se esconde
a los ojos del mundo pero que no debe escaparse a la mirada de Las Conferencias, que traspasa lo externo para enfocarse en el espíritu, lo que hace verdaderamente grande y libre a las personas, lo único que realmente les puede sacar
de su pobreza. (Ver la asistencia que humilla y la que honra – F. Ozanam “L´Ere
Nouvelle” 1848). Ya remarcaba Ozanam en sus escritos que hay que buscar las
causas y los enemigos de la felicidad del hombre, “no en el exterior sino en el
interior”, haciendo hincapié en que “hasta que la luz y las reformas no lleguen
a esos desórdenes interiores que el tiempo no repara, y que son más incurables
que las enfermedades y más duraderos que los paros, se seguirá multiplicando el
número de indigentes…” (L´Ere Nouvelle, oct 1848 vol 7, 279-291)
Todo lo comentado hasta ahora se enraíza en el cambio sistémico que potencia el carisma vicenciano, una mirada hacia las personas más vulnerables y hacia
nosotros mismos que, basada en el origen de nuestra espiritualidad (San Vicente
4.- Las Conferencias y las personas más vulnerables
de Paúl, Santa Luisa de Marillac, Federico Ozanam,…) nos dé las claves para comprender
y vivir la atención a las personas más necesitadas desde dentro, no como una parte accesoria de nuestra vida sino como nuestra propia vida.
Se trata de llenarnos del espíritu, del carisma, para entender que es necesaria la congruencia y la vivencia de nuestra fe en el ejercicio de nuestro servicio y de nuestra relación
con los más vulnerables y que, su regeneración, debe contar con ellos mismos, comprometiéndose activamente en el camino que emprenden. Es un verdadero proceso interior
que pretende cambiar los sistemas establecidos para imponer la verdadera ayuda entre
hermanos y la búsqueda de un sistema más justo que ataque de raíz las pobrezas del
mundo.
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5.- Las Conferencias
y la Red de Caridad
La Sociedad de San Vicente de Paúl vive inmersa en su tiempo. Está formada
por laicos que conviven en sociedad, que ejercen los distintos roles inherentes a
cualquier persona: como profesionales en su trabajo, atendiendo sus responsabilidades familiares… y que por lo tanto están expuestos a todo lo que ofrece la
vida.
Además de estas relaciones humanas que nos vienen dadas y que son fruto
de nuestra propia condición, de la necesidad de vivir en sociedad, los miembros
de la Sociedad de San Vicente de Paúl adquieren libremente un compromiso más:
compartir en comunidad de fe, con otros hombres y mujeres, el carisma vicentino
y su servicio a las personas más necesitadas.
Al igual que cualquier persona y/o entidad se relaciona, los consocios y la propia Sociedad de San Vicente de Paúl deben relacionarse, tanto interna como externamente, para comunicar y salvaguardar su misión y objetivos.
A nivel interno, es necesaria la relación fraterna y de amistad entre los miembros de una Conferencia para que ésta pueda ejercer su misión de servicio a las
personas más vulnerables. Ozanam ya avisaba de que la caridad debe existir dentro del grupo para que pudiera “irradiarse hacia el exterior”. Por lo tanto, la cristiana convivencia del grupo de Conferencia es vital para el buen desarrollo en su
crecimiento espiritual y de servicio.
Por otro lado, esta buena relación dentro de cada Conferencia trae consigo la
reflexión de que es necesario también que exista una hermandad entre las Conferencias que actúan en un mismo territorio. Sería ilógico que una Conferencia
no se preocupara por el estado de otra, que no interactuaran y se comunicaran
con el fin de mejorar su espiritualidad (La fe es una llama que se hace más viva
cuanto más se comparte – Papa Francisco) y su labor conjunta hacia la pobreza
de su entorno.
Pero además de esta relación en cercanía, la Sociedad de San Vicente de Paúl
y cada una de las Conferencias que la forman deben tener un sentido de pertenencia que debe trascender, traspasar las barreras físicas y ver a la Entidad como
“una Comunidad única y verdadera de amigos vicentinos que se extiende por
todo el mundo”. Las Conferencias están unidas por su fe y por su amor al prójimo
5.- Las Conferencias y la red de caridad
y por este motivo entienden a la Sociedad de San Vicente de Paúl como un todo,
un único cuerpo que actúa en nombre de Dios allá donde alguien sufre. Por este
motivo, esta Institución promueve “los hermanamientos” o “el vínculo que consiste en compartir oración, profunda amistad y recursos materiales” entre dos
Conferencias o Consejos (Regla SSVP, art. 4.1) bien del propio territorio o por medio de colaboraciones con consocios de otras zonas geográficas.
En cuanto al contacto y comunicación externa de la Sociedad de San Vicente de Paúl y de las Conferencias, hay que hablar de la especial relación que se
debe mantener con la Familia Vicenciana, con la que se comparte carisma, siendo
entidades afines y de apoyo en la vida de Las Conferencias. Hay que cuidar y desarrollar la relación con las Hijas de la Caridad, los Padres Paules, la Asociación Internacional de Caridad, Juventudes Marianas Vicencianas, Misioneros Seglares Vicencianos y la Medalla Milagrosa. Todas ellas, al igual que Las Conferencias, tienen
como modelo a San Vicente de Paúl y, por ello, comparten la deferencia y estima
por las personas más pobres. Históricamente, no podemos olvidar la incidencia
fundamental que tuvo Sor Rosalía Rendu H.C. en la orientación y en el acompañamiento de la primera Conferencia pero debemos ser conscientes de que, hoy día,
hay muchas “Sor Rosalía” dispuestas a encender la llama de Las Conferencias si
estamos atentos y confiamos en ellas.
También Las Conferencias deben guardar una “estrecha relación con la jerarquía de la Iglesia” (Regla SSVP, art. 5.1) ya que la Sociedad de San Vicente de Paúl,
aunque es autónoma y tiene sus propias normas de gestión y de gobierno, forma
parte de la iglesia universal como institución formada por cristianos comprometidos en su fe que, conscientes de su responsabilidad, deben (siempre que sea
posible) “informar anualmente a sus obispos diocesanos de sus actividades como
muestra de comunión eclesial” Regla SSVP art. 5.3
Pero además, y “siguiendo el magisterio de la Iglesia Católica, la Sociedad de
San Vicente de Paúl reconoce, acepta y alienta la llamada hacia el diálogo y cooperación ecuménicos y entre las distintas creencias que surjan de su actividad caritativa” (Regla SSVP art. 6.2) Es decir, las Conferencias están llamadas a entenderse y
a colaborar con otras entidades dentro y fuera de la Iglesia Universal con el fin de
llegar a los colectivos más vulnerables. Esta apertura de las Conferencias y la generosidad de compartir su espíritu y acción caritativa se puede dar siempre y cuando las instituciones o personas que participen con Las Conferencias “respeten y
acepten sinceramente la identidad y los principios de la Sociedad de San Vicente
de Paúl” (Regla SSVP, art. 6.4) y siempre que “el Presidente, Vicepresidente y
Asesor Religioso de la Conferencia sean católicos romanos” (Regla SSVP, art. 6.5).
Las Conferencias buscan, a través de estas relaciones externas, “una sociedad
más justa, donde se fomenten los derechos, responsabilidades y desarrollo de
todas las personas. Un orden social más equitativo y compasivo, una cultura de la
vida y una civilización del amor” (Ver art. 7.2 Regla SSVP), una sociedad en la que
se “identifiquen las causas raíces de la pobreza para así contribuir a su eliminación
a través de la justicia” (ver art. 7.1 Regla SSVP) y de la caridad.
5.- Las Conferencias y la red de caridad
La Sociedad de San Vicente de Paúl se posiciona ante estas relaciones con
otras personas, instituciones y Estados de forma apolítica, “siempre adoptando
un enfoque no violento” (ver art. 7.8 Regla SSVP). Es decir, como premisa básica
para el trabajo en red con otros organismos tendremos que tener muy en cuenta
“la independencia política de la Sociedad” (art 7.8 Regla SSVP) que nunca debe
posicionarse en estos términos y que siempre debe aparecer públicamente como
defensora de los intereses de los más pobres, enfocados estos en los conceptos
de justicia y caridad, siendo “voz de los que no tienen voz” (art. 7.5 Regla SSVP) y
fomentando actitudes de respeto y empatía hacia los más débiles para que todos
seamos capaces de entender, reconocer y defender el derecho de cada uno a responsabilizarse de su propia vida, fomentando la comprensión, la cooperación y el
amor que contribuyan a la paz y la unidad de los pueblos (Ver Regla SSVP art. 7.7).
Centro de Estudios y Formación Ozanam
6.- La espiritualidad
vicentina y la oración
La Sociedad de San Vicente de Paúl no se puede entender sin sus obras, pero
mucho menos sin su espiritualidad. La fundación de Las Conferencias, y su posterior desarrollo, nace de la fe profunda de sus miembros y de su arraigo al carisma
vicentino, propio de esta Institución.
Al igual que hizo la primera Conferencia, la Sociedad de San Vicente de Paúl en
su conjunto busca la santificación, “la unión con cristo en amor” (Regla SSVP art.
2.2), y la ayuda a las personas más pobres siguiendo las máximas de San Vicente
de Paúl: “ver a Cristo en el Pobre y al pobre en Cristo” y practicando una “ayuda
afectiva y efectiva” que permita el cambio sistémico, la verdadera recuperación
del ser humano que se centra en la regeneración de su alma, en “esos desórdenes interiores que el tiempo no repara, y que son más incurables que las enfermedades, más duraderos que los paros, y que seguirán multiplicando el número de
indigentes…” (F. Ozanam - L´Ere Nouvelle, oct 1848 vol 7, 279-291)
Es, por lo tanto, una fe vivida como herramientas al servicio de Dios, “buscando Su gloria, no la propia” (Regla SSVP art. 2.2) que se completa a través del
“interés sincero por las necesidades más profundas y por el bienestar espiritual
de las personas” a las que se ayuda, observando siempre un profundo respeto
hacia la fe que profesan, escuchándoles y comprendiéndoles con el corazón, alegrándose de hacer crecer las semillas del amor, la generosidad, la reconciliación
y la paz interior entre los atendidos, señales éstas de la presencia de Cristo entre
nosotros (ver Regla SSVP art. 1.11)
La espiritualidad vicentina se alimenta de la entrega personal y del contacto
cercano con las personas más pobres, del crecimiento en la fe a través de las reuniones de Conferencia (en la que se experimenta la fraternidad de la comunidad
cristiana) y del desarrollo de la vida de oración individual y comunitaria que debe
fortalecerse cada día.
La oración es el alimento del alma y el vehículo por el que los vicentinos se
comunican con Dios y se unen a Cristo, a la Iglesia y a las personas más pobres
a las que atiende (Ver Regla SSVP art. 2.2) Es, además, símbolo de la fraternidad
que reina en la Sociedad de San Vicente de Paúl y elemento integrador de todas
las Conferencias del mundo, que se consideran “una Comunidad única y verdadera que se extiende por todo el mundo” (Ver art. 3.3 Regla SSVP). La oración,
6.- La espiritualidad vicentina y la oración
además, nos prepara para ser “canales de paz y de la alegría de Cristo” (art. 1.7
Regla SSVP) por lo que nos ayuda a “servir en esperanza”, lema de todo vicentino
y que representa el mensaje redentor y misericordioso de Dios hacia los hombres.
La espiritualidad vicentina nos llama a un compromiso de vida, “que afecta a
todos los aspectos y ámbitos de la misma, haciéndonos más sensibles y cuidadosos en las actividades familiares, laborales y de ocio” (Ver art. 2.6 Regla SSVP). Es,
por tanto, un estilo de vida que exige una congruencia y un ejemplo que va más
allá de nuestra participación en el ámbito de acción propio de La Conferencia.
Los socios de Las Conferencias llevan consigo, a todas horas, el sello vicentino y
defienden una manera de existir en la fe y en el amor al prójimo.
Federico Ozanam, es ejemplo de lo mencionado anteriormente. Él es figura
y exponente del carisma vicentino, de vivir el Evangelio en el día a día, de seguir
a Cristo como padre de familia y esposo, como profesor de universidad y como
miembro de la Sociedad de San Vicente de Paúl, recogiendo el guante y asumiendo su responsabilidad como laico comprometido en la Iglesia Universal, valorando
la importancia que todos, de forma individual y colectiva, como bautizados, tenemos dentro de la Iglesia de Cristo, incidiendo en el mensaje de justicia y caridad,
de la igualdad que todos los seres humanos disfrutamos como hijos de Dios y
llevando ese mensaje de forma especial a las personas más pobres y vulnerables,
“entregándonos a aquellos que Él eligió como sus mejores representantes: los
pobres” (Regla SSVP art. 2.1) y que podemos resumir en la siguiente frase:
“Pero, ¿qué podemos hacer para ser católicos de verdad, sino consagrarnos
a aquello que más agrada a Dios? Socorramos pues, al pobre como lo haría Jesucristo y pongamos nuestra fe bajo las alas protectoras de la caridad” Ozanam
– discurso de Florencia 1853
Por lo tanto, si Ozanam puede ser la imagen de laico en la que debemos vernos reflejados, San Vicente de Paúl es el modelo en el que debemos mirarnos. El
Santo Patrón del que los vicentinos aprenden las virtudes esenciales y, por las
cuales, su espiritualidad debe estar basada en la sencillez (cualidad que incluye la
generosidad, la integridad y la franqueza), la humildad, la afabilidad, el sacrificio
(entregándose a su servicio) y el celo (apasionándose por la misión de amor y de
propagación del reino de Dios en la tierra)- (Ver Regla SSVP art. 2.5.1)
Por último, comentar que la Sociedad de San Vicente de Paúl es obra de Dios:
“no podemos nosotros llamarnos de verdad los fundadores, sino que es Dios
quien la ha fundado y la ha querido así” (Ozanam-Discurso Florencia 1853), y que
los vicentinos, como parte de esa obra de Dios, debemos guiar nuestra espiritualidad a través del abandono y confianza en la Providencia. Así lo hizo Ozanam
durante toda su vida y así lo deben asumir los integrantes de Las Conferencias diciendo: “Abandono mi futuro en manos de la Providencia. Aceptaré gustosamente cualquier puesto que Dios quiera asignarme por humilde que sea. Siempre será
noble, si lo ocupo dignamente” (Carta bto Federico Ozanam a Francisco Lallier, 15
octubre 1834).
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