El dictador Pinochet : un balance de traiciones, engaños y

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El Clarí-n de Chile
El dictador Pinochet : un balance de traiciones, engaños y frustraciones
autor Maria Olga Lutz
2006-12-19 14:15:05
La muerte de Pinochet nos hace mirar nuevamente hacia el 11 de septiembre de 1973, hito que marcó la vida de toda
una generación de chilenos, y si miramos con detenimiento, el balance de tanto sufrimiento tuvo un gran beneficiario:
Pinochet y su familia. Poco se sabe de lo que sucedió en los meses posteriores al golpe militar, fueron momentos de
confusión total incluso para los propios militares.
Pero, sÃ- sabemos que el dictador enfrentó y destruyó a sus compañeros de armas, endiosado por los partidos de
derecha, manejó al ejército como si de su propio cuartel se tratara y luego hizo lo mismo con la sociedad chilena,
engañando a polÃ-ticos, gobiernos, jueces e incluso a la Iglesia. Desafortunadamente, algunos militares de esa
generación,  con una tradición y valores democráticos,  se vieron envueltos en un proceso polÃ-tico imposible de
detener o modificar, y los que quisieron cambiar el rumbo encontraron la muerte o sufrieron vejaciones.
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El contexto polÃ-tico anterior al golpe militar era de enfrentamientos violentos constantes. En medio de las dos fuerzas
polÃ-ticas enfrentadas; la coalición que formaban la Unidad Popular (UP) (comunistas, socialistas, MAPU, etc) y los
partidos de derecha, se encontraban los partidos de centro, el partido radical y la democracia cristiana con sus militantes
 profundamente divididos. Los enfrentamientos se repetÃ-an al interior de muchas familias y por supuesto dentro de la
familia militar. Sus causas hay que buscarlas en la crisis económica y sus manifestaciones: innumerables huelgas,
racionamiento de productos alimenticios y de primera necesidad provocado por el boicots norteamericano, y un deterioro
de la convivencia entre los chilenos exarcervado por una extrema derecha que veÃ-a en el Gobierno de la UP la antesala
del modelo cubano.
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El ala derecha de la Democracia Cristiana, entre los que se encontraba el ex-presidente Frei Montalva y el ex presidente
Alwyn, mantenÃ-a estrechas relaciones con generales demócratas y cristianos, algunos de los cuales habÃ-an sido
edecanes del Presidente Frei.A medida que el proceso polÃ-tico se deterioraba, esta ala de la DC se va convenciendo
de la necesidad ineludible de un levantamiento militar como la única solución para restaurar el orden y sacar a Chile del
caos en el que se encontraba sumido los últimos meses.
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Resultaba extremadamente audaz que el Presidente Allende fuera el primero en el mundo en emprender el camino
hacia un socialismo marxista por la via democrática. Los partidos que le apoyaban,  agrupados en la Unidad Popular,
habÃ-an intensificado las reformas sociales iniciadas  por el gobierno de Eduardo Frei Montalva, pero al mismo tiempo,
el cartel de marxistas de los socialistas y de leninistas de los comunistas, les deslegitimaba completamente ante los
partidos de oposición en un área de influencia dominada por Estados Unidos
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La nacionalización del cobre y los enfrentamientos con la multinacional ITT habÃ-an convencido igualmente al Gobierno
de USA que volver a la normalidad pasaba por un “pronunciamiento militar―. Esto quedó claro en la entrevista que
mantuvo el secretario de Estado norteamericano Henri Kissinger con altos mandos militares en los últimos meses del
Gobierno de Salvador Allende.
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El golpe de Estado se gesta con el respaldo ideológico del ala más conservadora de la democracia cristiana,
impotente ante el desconcierto e inseguridad en el futuro que, a su juicio, ofrecÃ-a la polÃ-tica del Gobierno de Salvador
Allende. Sin embargo, se desmarca de los partidos de la derecha en la medida en que buscan, una vez restaurado el
orden por los militares, la convocatoria de elecciones. Los testimonios posteriores tanto de los Generales Palacios
“siempre pensé que habÃ-a que entregar el poder a los civiles―, y Arellano“mi primera confrontación con Pinochet f
causa de mi convicción de que debÃ-amos permanecer solo los 3 años que le restaban a la presidencia de Allende― lo
confirman. No hay que olvidar, decÃ-an algunos, que el Presidente Allende llegó al poder con el 36,6% de los votos.
Esta fragilidad constitucional fue suplida por la ratificación de su nombramiento por el pleno del Congreso. No obstante,
el desplazamiento hacia la derecha de la democracia cristiana obligó a Salvador Allende a apoyarse en las fuerzas
armadas, haciendo participar a varios de sus altos mandos en el gobierno, entre los que se encontraba el General Prats.
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Los militares, inicialmente neutrales, irán poco a poco sumergiéndose en las divisiones partidistas.La derecha era
implacable, y resultaba habitual para los altos mandos militares, encontrar en la puerta de sus casas plumas de gallina o
escuchar cacareos, llamándoles gallinas por su colaboración con el gobierno. Las mujeres de algunos de ellos,
tomaron partido formando parte de las “caseroladas―que denunciaban la situación de escasez y fueron ellas quienes
protagonizaron la protesta que pidió la renuncia del Comandante en Jefe del Ejército Carlos Prats por su colaboración
con el Gobierno de la UP.Este hecho llevarÃ-a a Augusto Pinochet al cargo de Comandante en Jefe del Ejército por
recomendación del propio general Prats.
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Pero, cómo llega Pinochet en este contexto al poder? Como en el caso de otros dictadores Pinochet es un hombre
mediocre, de inteligencia escasa y con pocos méritos profesionales: “fue la última antigüedad del curso en la
Academia de Guerra―( terminologÃ-a militar que significa el último del curso) que daba acceso a ser oficial del Estado
Mayor y que medÃ-a la valÃ-a profesional dentro del ejército. Pinochet tampoco fue un hombre de convicciones sino un
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astuto por excelencia, cuyo sentido de la supervivencia dentro del ejército le llevó por ejemplo, a defender
eufóricamente al Presidente Allende y su gobierno durante el “tancaso― (sublevación del Regimiento de Blindados) dos
meses antes del golpe, amenazando con “disparar él mismo un tiro― al próximo oficial que osara sublevarse.
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El golpe militar se precipitó ante el posible anuncio que harÃ-a el Presidente Allende el 11 de septiembre de un
plebiscito nacional. El General Arellano, uno de sus protagonistas, preguntó al Comandante en Jefe del Ejército
Pinochet si estaba de acuerdo con liderar el golpe, pues se querÃ-a respetar la institucionalidad de su nombramiento, y
él le pidió 24 horas para pensárselo. Posteriormente aceptó el liderazgo del ejército, aunque depositó a su familia en
el Regimiento de Tejas Verde al mando de un comandante leal a la Unidad Popular. De esta manera, en el caso de que
el golpe fracasara, su familia estarÃ-a a salvo. El comandante fue retribuido en cambio con la prisión y la muerte.
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Tras el derrocamiento del Presiente Salvador Allende, se constituye, como Gobierno provisional, una Junta Militar, que
para algunos militares Pinochet representaba el “ala moderada― frente al represor General Leigh de la Fuerza aérea. Es
Junta plantea un gobierno de reconstrucción nacional en el cual sus integrantes deberÃ-an mostrar austeridad incluso
en su vida privada. Todos los generales que integraban la Junta Militar  firmaron ante notario un documento en el cual
se acreditaban los bienes que poseÃ-an en ese momento, “para garantizar a la Patria honradez―. El único que no firmó
dicho documento fue Pinochet. EstarÃ-a ya pensando en el banco Riggs?
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Durante las semanas posteriores al 11 de septiembre de 1973, la represión se inicia con la purga tanto entre los
militares como entre los militantes de partidos de izquierda. El General Lutz, nombrado por el General Prats Director del
Servicio de Inteligencia Militar (SIM) a comienzos de 1973, recibió cientos de peticiones de familiares de desaparecidos,
algunos de ellos de la Iglesia Católica, a través del Cardenal Silva Enriquez, pero su servicio en la mayorÃ-a de los
casos no estaba informado. HabÃ-a surgido la temida DINA dirigida por el Coronel Contreras, ascendido posteriormente
a general, que, como reconoció el General Lutz más tarde, y el general Mena su sustituto en el cargo, despachaba
directamente con Pinochet clandestinamente en su coche de servicio.
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El triste episodio llamado la “caravana de la muerte― en septiembre de 1973, enfrentó irreconciliablemente al General
Lagos, Comandante de la I División al norte de Chile, con el General Arellano enviado como Delegado del
Comandante en Jefe del Ejército a una misión de limpieza marxista, donde fueron fusilados sin juicio militantes de la
UP. El General Lagos nunca aceptó dicha comitiva dentro de su jurisdicción y guardó celosamente el documento
firmado por Pinochet, que respaldaba la misión de Arellano, escondiéndolo por años dentro de un cuadro de su casa.
Con posterioridad a su retiro fue acosado por la DINA negándosele incluso su tarjeta de general.
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Algunos dirigentes de la UP como el Senador Schnacke, Presidente de la Comisión de defensa del Senado,fueron
enviados a la austral  isla Dawson. Su testimonio, ya exiliado en España, avala la hipótesis de un gobierno  militar de
transición.  En el interrogatorio al que fue  sometido  en  la Academia de Guerra en noviembre de 1973 donde, según
sus propias palabras, recibió un trato correcto, después de las torturas sufridas en otros servicios de inteligencias,
Schnacke fue sorprendido por la visita en varias ocasiones, del coronel Manuel Rodriguez para “comentar con él la
situación polÃ-tica futura del pais―, solicitándole que redactara un infome, de parte del General Lutz del SIM, próximo a
ser nombrado secretario de la Junta Militar, sobre las fuerzas democráticas de la izquierda con las que se podrÃ-a contar
de cara a la apertura de un proceso democrático. Schnacke, ajeno a lo que afuera se vivÃ-a, aceptó el encargo y  se
entrevistó con el General Lutz. Nunca supo que pasó con dicho informe, sólo que el general habÃ-a muerto en el
Hospital Militar como resultado de una complicación post-operatoria.
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Varios generales murieron barbaramente o en extrañas circunstancias. En marzo de 1974 murió en el Hospital militar
el General Bachelet de la Fuerza Aérea, padre de la actual Presidenta de Chile, como consecuencia de los
interrogatorios sufridos. En septiembre de 1974 muere el General Prats en Buenos Aires junto a su esposa, producto de
una bomba puesta en su propio coche, y a quien la Junta militar habÃ-a enviado al exilio por razones de seguridad. Se
supo posteriormente que fue vÃ-ctima de la DINA. En noviembre de 1974 muere el General AugustoLutz quien como exdirector del SIM habÃ-a hecho averiguaciones sobre la muerte del General Prats y quien, junto con Bonilla y otros
generales, intentaron impedir una acumulación de poderes en Pinochet como Jefe Supremo de la Nación y
Comandante en Jefe del Ejército. El General Bonilla, que se enfrentó a Pinochet por los procedimientos utilizados por la
DINA y cuyo carisma como minitro del interior resultaba peligroso, murió en accidente de helicóptero en marzo de
1975. En 1977 de los los 24 generales que habÃ-an participado en el golpe, solo 5 quedaban en servicio activo.
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Durante los años posteriores de la dictadura, Pinochet y su familia manejaron al ejército chileno como si de su propio
feudo se tratara. Con fondos del ejército se construyó en el barrio de Locurro de Santiago un palacio imitando el palacio
del Pardo de Madrid, casona que es actualmente el Club Militar, pues por motivos de seguridad y debido a las crÃ-ticas
por su fastuosidad, tuvo que abandonar. También su mujer, LucÃ-a Hiriart, ejerció en el cargo de Presidenta de SEMAChile, institución de ayuda social, la dirección de las mujeres de los militares. Se hacÃ-a regalar habitualmente
perfumes y cremas francesas encargadas a los agregados militares de las Embajadas chilenas en Europa. Â
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Algunos hechos revistieron mayor gravedad, como el ocurrido en el primer año del Presidente Frei Ruiz-Tagle, siendo
Pinochet senador vitalicio y Comandante en Jefe del Ejército. El hijo mayor de Pinochet, sin contar con los nuevos
mecanismos de control existentes, vendió al ejército un material de guerra obsoleto por la “módica “suma de 3.000.0
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de dólares, que la empresa chilena MACO tasó posteriormente en 300.000 dólares. El pago se realizó en varios
cheques, llamados “los pinocheques―,que dieron origen al inicio de un procedimiento judicial penal, que tuvo que ser
inmediatamente suspendido ante el acuartelamiento de las tropas en primer grado por Pinochet quien amenazaba con
un golpe de Estado Â
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No hay que olvidar que su hijo “Augustito― , cuyo coeficiente intelectual solo le permitió acceder al arma de Intendencia o
Material de Guerra, encontró una mina de oro en la compra de armas para el ejército. Los principales negocios de la
familia Pinochet comienzan en 1976, gracias a la especialización de este hijo en esa rama del ejército, que le permitÃ-a
el cobro del 10% en comisiones producto de las compras a compañias norteamericanas y alemanas, cuyo negocio
continuará una vez retirado del ejército.
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El abogado Joan Garcés , ex-asesor del presidente Allende, ha contribuido a través del proceso por crÃ-menes contra la
humanidad desarrollado por el juez Baltazar Garzón en la Audiencia Nacional, de una manera decisiva a despertar a
las instituciones chilenas de su letargo. La batalla jurÃ-dica en Londres para extraditar al Dictador a España se ganó, y
aunque la batalla polÃ-tica se perdió, ello ha servido para que la sociedad chilena comenzara  a tomar consciencia
respecto a la impunidad de los delitos en el ámbito de los derechos humanos y financieros cometidos por Pinochet y su
familia. Â Â
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Para los militares chilenos la aventura del golpe debe constituir una dolorosa lección, lo mismo que para los grupos
polÃ-ticos que la promovieron. Su papel debe ser siempre la defensa del Estado de derecho y de sus ciudadanos. Es lo
que a todos nos garantiza que estamos actuando correctamente. Si el que gobierna no tiene una legitimidad otorgada
por el pueblo gobernará para sus propios intereses, esto es lo que Pinochet y su familia hicieron, bajo el discurso de
“amor a la Patria―. Por ello, la impunidad con que ha vivido y muerto este hombre y su familia constituye  a todas luces
una agresión a la sociedad chilena y especialmente hacia sus vÃ-ctimas  de los sectores más modestos, sin influencias
ni relaciones en las altas esferas que les permitieran defenderse de la represión, las torturas y la muerte. Todos
deseamos que los dineros usurpados  ilÃ-citamente por la familia Pinochet constituyan una mÃ-nima compensación por
todo el sufrimiento de miles de familias chilenas a las que las instituciones chilenas han dado la espalda durante tanto
tiempo.
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