^ ^ ^ tiúm. 12-6R-N ^^^^, PROTf((ION (ON IRA tAS N EIADAS MEDIANTE RId60 POR dSP EPfION Jesús Mateos Golán Ingeniero Técnico Agrícola MINISTERIO DE AGRICULTURA ^^^^^^^ ^^..^ ^^^^^^:4: i^^^^^^^^^^ ^ _^ '.^^^ ^^^.^„'^á :^^^ ^ ^^ PROTECCION CONTRA LAS HELADAS MEDIANTE RIEGO POR ASPERSION Las heladas. I^s cc ^ncx^ida la existencia cle canibios ^ernianentes de energía entre el srielc^ }- la ahllósfera. Durante el día el sneh recibe las racliacic,nes a>njrrntas del sol y de la atmósfera, ^- libera hacia é^ta una rierta canticlad de energía, in_ ^ erior ^a ^aquéllas. La resultante de e^t^s r^diaciones se dirige hacia el ^ucl^>, l^rcwc^canclc^ su calentamiento. A1 desaparecer la radiación sc^lar clurante la noche, la resultante de estos can^bic^s se dirig^e hacia la atmc^sfera, ocasionando el enfriamientc^ clel suel^^ ^^ <le la ca^» cle aire en su cc^ntacto. Mecliante el ^^r-esente g-ráficc^, debidc^ a GFSt,rN, se r.cnn^^rencle nlejc^r ruantc^ antececle. ]^.n rcrosecuencia, el descensc^ cle la temperatura será mavc^r cuantc^ ulenc^s sc>leaclc^ hava siclc^ el día _v cuanto má^ clara ^^ des^^ej^da sea la nc^che. E^tas ^^ércliclas cle energía pc^r radiación en ciertas no^hes des^^ejacla^, as^.iencien, ^c^;-ún Rc^t?crrt:•r, a 1.^(10.^(1 cje kilc^calc^rías/h^^ra ^^ hertárea. 1'c^r ntra ^^arte, el aire frí^^ tiene ten^lencia a acumularse en lc^s hrgares n^ás baj^^s (valles, b^rrancc^s, laderas, etcétera), cíeterminanclc^ z^mas l^articularnlente ^frías c^ hel^da^. Ha de c^crosiderarse, i^;^ualmente, las j^érdidas de cal^^r jx^r rnnvencicín, que se c^ri^inan cuandc^ la parcela uue se va a I^rc^te^,rer se mantiene ^ensiblemente men^s fría ^1rie las parcelas c^lin^lantes. A1 herder densidad el aire, se -3- R a. r R n. Ra=Radioción atmos/érica R t. R s. Rt.= Rodiación de fa tierro Rs= Rodiación solar Rn.= Radiación neta Calentamienlo / Enlriamiento ^ Fig. 1.-Dinámica de la radiacibn. origina una corriente f ría proveniente de las zonas vecinas, aumentándose así el déficit de calor que se ha de conl^ensar. Lstas pérdidas complementarias resultan, en ciertos casos, superiores a las l^érclidas por radiación y dependen, ^articularmente, del microrrelieve de la zona, forma de la l^arcela, su superficie, así como del estado vegetativo de la ^lanta, su desarrollo, porte, etc., y de las condiciones atmos^ 2' Fig. 2.-«Depbsitosv de aire frfo sobre el terreno. iérica^ como estado de humedad, dirección y velocidad del aire, etc. La energ^ía a coml^ensar en estos casos oscila entre 300.OIX) v 2.000.^00 cle kilocalorías/hora y hectárea. I^a de tenerse en cuenta, asiuzismo, due el aire frío y seco tendrá tendencia a eval>orar el agtta aportada sobre la parcela a proteger. Suponiendo que un kilogramo cle ag^ua absorbe 600 kilocalorías, las pérdidas complementarias debidas a la evaporación podrán estimarse entre 500.O00 _v 600.000 kilocalorías/hora }• hectárea. -4- Por consiguiente, vemos que las pérdidas globales que han de compensarse pueden oscilar entre 1.500.000 y 4.000.000 de kilocalorías/hora ^- hectárea. Efectos del hielo sobre las plantas. La destr•ucción de una planta por efecto de las heladas es ocasionada por el aumento de concentración-hasta grados demasiado elevados-de las sustancias disueltas en el agua de constitución de sus células, al perderse ésta, en parte, por evaporación y por transformación en hielo provocando su desecación, lo cual origina en sus tejidos graves lesiones, en las que dicha concentración tiene una influencia notable. Un vegetal será rnás r•esistente a las heladas cuanto mayor sea el g^rado de concentración de sus jugos que pueda resistir. Así, ciertos albaricoques pueden soportar temperaturas de hasta -4° C. antes de la eclosión; -2° C. con la flor abierta ;-1° C. en plena maduración. La influencia del hielo sobre las plantas depende, además, cle ciertos factores peculiares de cada una de ellas, como el estado cíe secreción ^^ la variación de las sustancias disueltas en sus jugos (sales, compuestos nitrogenados, azúcares, enzimas, etc. ). F_n relación con estas circunstancias la cluración de la helada interviene notablemente en los efectos producidos en la planta. Así, un fruto rico en agua, con clébil concentración de sus jugos, que se congela a temperaturas relativamente poco bajas, puede resistir la helada durante bastante tiempo. Por el contrario, en la época del desarrollo, en que los jugos celulares se encuentran muy concentrados, las ]esiones en la planta pueden presentarse casi instantáneamente. Cada vegetal posee, por consiguiente, en un momento determinado cle su ciclo un punto característico de resistenCrl. -5- Yrotección mediante aspersión. La protección de las plantas por el sistema de aspersión está basado, como es sabido, en la liberación del «calor latente» del agua, que se maniíiesta al descender su temperatura, siendo del orden de tu7a caloría por centítnetro cúbico y grado. Al pasar del estado líqttido al sólido el ag^ua libera 80 kilocalorías por kilogramo, manteniéndose a una temperatura constante mientras dura esta transformación; dicha temperatura no es inferior, en estas circttnstancias, a 0,^" C. por debajo de cero, independientemente de la temperatura exterior, incluso cuando ésta desciende a-6°-7° centígrados. I)e esta forma la capa cle hielo tormado en con- Fig. 3.-Rama de un manzano cubierta por una ligera capa de hielo en formación. (Foto Vegarada. ) -stacto con la planta se mantiene entre -0,4° y-0,5° C., temperatura superior a la de congelación de sus tejidos. Yor este sistema de aspersión podemos aportar de una forma continua 1as calorías que el suelo no puede liberar, necesarias para que las plantas puedan continuar su ciclo vegetativo en condiciones normales, compensando el déficit cíe radiaciones entre suelo v atmósf.era. Intensidad de lluvia. Las pérdidas de calor que han de compensarse oscilan, como hemos visto, entre 1,5 y 4 millones de kilocalorías/hora y hectárea. Como se indica, el ag^ua, al camhiar de estado (al congelarse), libera 80 calorías por gran:o, o sea 80 kilocalorías/litro (80 Kcal/dm3). La intensidad con que ha de aportarse la aspersión (intensidad de lluvia) dependerá del grado de protección que se desee, el cual es consecuencia de los factores anteriormente considerados. Dicha intensidad de lluvia vendrá determinada por la siguiente relación : Pérdidas totales i = ---Ca.lorías aportadas Kcal/h/ha. _ Kcal/dm3 = dm3/h/ha. La intensidad cle lluvia deberá oscilar entre los siguientes límites : i= 1.500.000 Kcal/h/ha. -= 18.750 dm3/h/ha. = 18,75 ma/h/ha. _ 80 Kcal/dm3 = 1,88 mm/hora 4.000.000 Kcal,/h/ha. -= 50.000 dm3/h/ha. = 50 ms/h/ha. = 5 mm/hora 80 Kcal/dmg F_stas intensidades de lluvia dependen de ciertos factores, entre los q_ue podemos señalar la temperatura ambiente cíe las plantas, la duración de la rotación del aspersor y 1a velocidad del viento, en relación con la humedad relativa del aire. Las pérdidas por evaporación serán mayores cuanto más Fig. 4.-Protección contra las heladas en terreno con fuertes pendientes. (Foto Vegarada.) baja sea la humedad relativa del aire, en cuyo caso habrá de aumentarse la intensidad de Iluvia. Tiene gran importancia para la dosificación de dicha intensidad de lluvia la relación entre el follaje (superficie receptora) ^- el terreno mojado por la aspersión e, igualmente, la sel^^aración entre ambos, o altura de las copas sobre el suelo. Por regla general, cuanto ma^-or sea la superficie recept^^ra de la planta en relación con la del suelo, la intensidad de lluvia podrá ser menor. ^^. ^. RocFxs estima que, para manzanos en floración, son suficientes las siguientes intensidades de lluvia para protegerlos contra las heladas con una velocidad del viento de 0,9 m/seg. -8lntensidad dellu^-ia [ 2 mm/h. 4 mm/h. 6 mm/h. "1'^mperatura (;rados C -3^ -5'^ -6'• ^)tros autores estiman que con una intensidad de lhtvia de 2 tnm^h. ha^- sttficiente protección hasta -5° C., ^- con 3,5 mm^h., hasta -6.5° C. I'ara ctiltivos hortícolas de bajo 1>orte o flores, es sttficiente una intensidad de 2-2,5 mm^h. Si la helada no es mtzv intensa (entre -3° C. y 5° C. ) se estima aceptable una intensidad de lluvia de 1,7 ^ 2 mm^h., llara árboles de dos metros de altura. Conviene aumentar estas intensidades para árboles de ma^-or porte, lleáando hasta los^ 3-4 mm/h. l,a intensidad mínima a aportar depenclerá, como se dijo, del estado de la planta en un momento dado de su ciclo veg-etativo. l^ado qtte estas circttnstancias especiales son difíciles de ln-ever se elegirá, hor tanto, una intensidad de llttvia con la que se l^uecla l^roteger en todci moment<^, de actierdo con los datos anteriormente citados. Temgeratura crítica. Como se dijo anteriormente, la congelación del agtta sobre la planta, sttministrada mediante la aspersión, la mantiene a una temperatura cle ^,5° C. aproximaclamente, evitando que se hiele. Esta temperatura se consiclera como «crítica» ^- no debe descender durante el riego antihelada, debiendo ponerse en funcionamiento la instalación cuando se produzca esta circttnstancia. No obstante, las plantas re.sisten temperatttras sensiblemente inferiores a-0,5° C. Esto llttede atribuirse al e{ecto de «sttbenfriamiento de la savia» o cierto estado alotrópico de la misma qtte pttede entenderse como la propiedad de ciertas l^lantas de l^ocler soportar temperatttras de hasta -2,5° C. sin ser dañadas, attndtte el pttnto de congelación de la savia se enctientre -9'C ± 0,0 ^ - 0,5 ---------- V - 1, 0 - 1, 5 Lím^te ( temperafura crit^cal para asegurar la protección anfihetada- IV C u bi er t a d e hi e [ o y b ajo t os e f ec tos de un '^ chock" mecánico- 111 Bajo tos efectos de un '^ chock" mecánico- I! Cubierta de hie/o en reposo- I Lí m^ t e d e bid o a t "su b en f r i am i en t o " na t ura ( . P(anta en reposo- ^ -?,0 -^ - 2, 5 - 3,0 ' Fig. 5.-Límite de resistencia de las plantas cnn protección contra las heladas mediante riego por aspersión. por encima cle esta temperatttra. Se supone que al descender la temperatura nzuy lentamente y con la savia en repc^so tc^^tal, ésta se enfría l^or clebajcl de su puntc^ de congelación teórico, sin llegar a helarse. Los lím^*;,s cle resistencia clel^enden, como es natural, cl.e circttnstancias especiales de cacla planta ^- clel medio, como sun su estado fisiológico, su desarrc^llo, duración e intensidad de las bajas tenlperatttras, estacl<^ cíel suelc^, etc. etc. Por consiguiente, la temperatura c^rítica no lluede ser constante, ni aun Para ttn mismo tipo clc lllantas. Mecliante el riegc^ lu^r asllersión se lleg-a a suln-imir casi t^talmente la propieclacl clel «subenfriamiento de la savia», clcbidc^ al ei^ecto «agitacl<^^r» <le la aspersión sobre la planta, el cttal rcnt^l^e su estadcl cle reposc^ con lo que se provocaría la ccm^-elac^ión cle la savia a su temperatura crítica. ^ Por tantct, clebe cc^menzarse la asltersión antes de clt.ie la temperattu-a desriencla hasta este ltunto; lo más tarde, ^ttando la teml,eratura cle la l^lanta llegue a-0,5° C. - 10 - TEMPERATURA DEL A/RE ( PLANTA SECA._ J Fig. 6.-Diagrama para la lectura de la temperatura de la planta húmeda y seca, con distinta humedad relativa en el aire. Influencia del viento y de la humedad relativa. Como consecuencia de las experiencias realizadas, se ha demostrado que en las instalaciones antiheladas tiene una influencia considerable la evaporación debida al frí^, v en relación con ella el estado de humedad del aire v la velocidad del viento. 1✓ stas circunstancias determinarán el grado de protección (intensidad de lluvia) ^-, sobre t^do, - 11 - el motnento cle la puesta en ftmcionamiento de la instalación. Nattu-almente, la temperatura de las partes mojadas de la planta no corresponde con la temperatura del aire, determinada por un termómetro seco. A1 comenzar el riego las plantas llegan a ceder calor, debido a la evaporación del agua sobre ellas, descencliendo su temperatura por debajo cle la del aire ; se acerca, entonces, al valor de la «temperatura húmeda» , es decir, a la indicada por el «termómetro húmedo» de un psicrómetro. El desprendimiento de calorías, clebiclo a la evaporación, se mantiene durante todo el tiempo en que el frío no es compensado por la formación de hielc,, con la consiguiente cesión de calorías a la plant^. La evaporación será mayor cuanto menor sea la httmedacl clel aire ^^ mayor la velocidad del viento. En estas circunstancias desfavorables la temperatura de la planta descenclerá consiclerablemente, con notable diferencia con la registrada por un «termómetro seco». Esta «diferencia psicrométrica» llega hasta 2,8° C., con el aire a 0° C. y 50 po,- 100 de humedad. I.as ehperiencias llevadas a cabo han demo^trado que las plantas protegidas por aspersión se helaban al ponerse en funcionamiento la instalación cuando el «termómetro seco» señalaba 0° C., debido al enfriamiento pr^ducido por el riego ^(-2,8° C. ) antes de la formación cle hielo. Estas circttnstancias fijan como norma la puesta en funcionamiento de la instalación cuando la temperatura de las partes mojadas de la planta o la indicada nor un «termómetro hítmedo» descienda a 0° C. o, como límite, hasta -O,S° C. En el presente diagrama se indican las diferencias cle temperaturas correspondientes a las lecturas sobre un «ter-mómetro seco» v la existente en las plantas, con ambiente cle humedad. Así, por ejemplo, con una humedad relativa clel 60 por 100 ^- temperatura del aire de -}-1° C. en huertos clel litoral la temperatura de la planta húmeda desciende hasta -1,3° C. apr^^imadamente. - 12 - Funcionamiento de la instalación. Prescindiendo de la mayor o menor resistencia del frutal a los efectos de las heladas, se recomienda poner en funcionamiento la instalación cuando la temperatura descienda a 0° C. Como la compensación del cíéficit de calorías ha de ser Controlador de presrón Longitud B i I ^ ^ Longitud^ C _ _ _ ^_ ^ _ _ _ _ Red de energá eléctrica Fig. 7.-Dispositivo de alarma para la puesta en funcionamiento de una instalación antihelada. constante, el rieg^o deberá realizarse de una forma eontinua, asegurándose asimismo de cfue la instalación no se detenga por ningún motivo previéndose, en el caso de que puedan existir deficiencias en el suministro de energía eléctrica, algún grupo Diesel de reserva. Dicho grupo podrá ser de la potencia necesaria para proteger toda la superficie; pero como el costo de estos motores resulta, en romparación con los motores eléctricos, muy elevado, si la economía de la explotación no aconseja unos gastos mav^res, puede elegirse un grupo de menor potencia con el que se proteja una superficie mínima, la cual asegure una compensación económica tanto sobre los gastos de la instalación crnno sobre las pérdidas ocasionadas por la helada. El tiempo de parada de la instalación durante la helada dependerá de la intensidad de lluvia proporcionada v_ de la temperatura ambiente en un momento dado. Cuanto más - 13 - próxima a 0° C. sea dicha temperatura más larga puede ser la detención del riego. Igualmente, una intensidad de lluvia relativamente alta permite ttna detención de más duración. No es aconsejable, en ningún caso, que el tiempo de parada sobrepase de trescuatro mintttos. Ln el siguiente cuadro, debido a VON POGRELL, se indican las temperaturas de protección en función de las diferentes intensidades de lluvia y los tiempos de parada de la instalación, con vientos cíe 0,5 m/seg. Tiempo de parada, de minutos [ntensidad delluvia Q muilh. 1,5 3 4,5 6 ............ .... ............ .... ................. ................. -4,5° -6° -7,5° -9,3° -4° -5,5° ^,5° -8,5° b -3° - -5° -5,5° -7,9° 4 -2,5° -4,5° -5° --6° I?s aconsejable que la instalación siga funcionando hasta que desaparezca el hielo formado sobre la planta, aunque^ la temperatura haya sobrepasado ya los 0° C. Si se cíejara licuar el hielo sobre la planta, absorbería de ésta las calorías que necesita para esta transfonnación ^ por consiguiente, continuándose la aspersión, el hielo tomará dichas calorías del agtta, licuándose sin perjuicio para^ la planta. Con el fin de asegurar la puesta en funcionamiento de^ la instalación en el momento adecuado, se disponen ciertos aparatos ^le alarma. Estos aparatos constan de dos elementos esenciales. El primero consiste en un termómetro «húmedo» con la cápsula del mercurio cubierta por una franela humeclecida. T?n el termómetro existen dos contactos clue activan respectivamente dos señales en el seguncío elernento, accionando los dispositivos de alarma. I.a primera señal se producirá cuando la temperatura ha^-a descendido hasta ^--1° C., por ejemplo. Después de este aviso se conecta en el aparato de alarma, mediante un connnttador, la señal definitiva que se producirá a 0° C., en^ cuyo momento se pondrá en marcha la instalación. De acuerdo con la proximidad del equipo de alarm^t a la^- residencia del encargado de la instalación, la señal puede ser más o menos intensa, mediante una sirena o simple timbre cle alarma. Mediante una sencilla manipulación este aparato l^uede ser adaptado, asimismo, para el arranque automático de los motores. Fig. 8.-Aspersor «circular» de riego lento (una rotación por minuto ), especial para instalaciones antiheladas. (Foto Vegarada. ) I:n el caso de no clisponerse de energ^ia eléctrica en la parcela, puede ser alimentado por acumuladores o por la batería de un tractor. 1.a serial de alarma puede producirse cuanclo se presenten ciertas anomalías en el funcionamiento cle la instala^ción (corte de energía, obstrucciones en la válvula de pie, falta de presión, etc. etc.). I-Ia de procurarse que las bombas se encuentren ceba^das, aseg^ttrando, asimismo, el flujo continuo del c.audal necesario. - 15 - Normas pa.ra el proyecto, realización y funcionamiento de las instalaciones antiheladas. Las normas que a continuación se citan son consecuencia del nivel en que actualmente se encuentra la investigación sobre este asunto y la experiencia práctica. No han de considerarse, por tanto, como datos rigurosamente absolutos, pudiendo ser corregidas o ampliadas por nuevos métoclos cle investigación y ensayos. Estas normas corresponden a experiencias realizadas durante cuatro años y tienen aplicación para protección contra las heladas hasta una temperatura de -6° C., con escasa velocidad del viento. 1. Sra-rn^i,nist,ro continu,o de a^y^r,a.-Ha cle contarse, por lo menos, con el caudal su Eiciente para el servicio de tl°es noches consecutivas de helada, de unas diez horas de du1'aClón. F jerta^lo: Se proteg^erá un huerto de 10 hectáreas. Intensidad de lluvia mínima exigida ......... ........................ 2,5 tnm/h. Intensidad de Iluvia media, resultante del marco de los aspersores y curva de distribución del agua .................. :5,2 rnm/h. 3,2 X 10.000 Caudal necesario: -- _ ............................ . 32 m3/ha. 1.000 Almacenamiento necesario: 32 X 10 X 3)C 10 . ......... ..... .... 9.600 m' 3,2 u 10.000 E1 caudal instantáneo resultante será de ------ X 10 = 89 1/seg. 3.600 due podrá ser suministrado por un pozo, canal, etc., o tomado de una alberca de regttlación alimentada con un caudal inferior. 2. Intensicr'acles ncí^^ai^rrr,^r.c de lh.^^via.-Con temperaturas del aire de hasta -6° C.: Cultivos de porte bajo (tabaco, plantas jóvenes, huerta) ... 1,5-2 mm/h, Arboles frutales ........................................................... 2 mm/h. Viñedos ......................................................... ............. 2-2.5 ^nm./h. 3. La ^^ifere^ticia^ entre la^ i^^^-te^i-_cic^ad r^e lluvi.a^ ^r^edia .^^ »zíil^i^rraa no debe ser menor del 30 por 100 de la intensidad media. [=[a de procttrarse una distribución del agua lo más uni formc posible. - 16 - 4. Presióza cle tyabajo del asj^ersor: De 3,5 atms. a 4,5 atms, con tobera de 4 mm. ^ De 4 atms. a 5 atms. con tobera de 4,2 mm. ^ De 4,5 atms. a 5,5 atms. con tobera de 4,5 mm. ^ 5. El tie^^^if^o itiivertic^o eyi cada rotación del ctspersoy ha cle ser como máximo de ^uyl ^tninuto. 6. La frecuencia de los golpes de la ca^beza oseila^ztit,e del aspersor debe ser tal que no queden zonas sin regar en toda la longitud del alcance del chorro. 7. F_l as^ersor deberá f unciona^r e^l ^erf ectas candicio^ies hasta una temperatura de -10° C. 8. I^qa^ipo.c a7^ra-ilic^res que han de preverse con cada instalación antiheladas : a, ) Instrumentos de alarma para prevenir ^a helada : termómetro, para medición de la temperatura del aire ; higrómetro, para medición de la humedad del aire, o bien en sustitución de ambos, un termómetro de humedad, para lectura directa cie la temperatura del aire en ambiente de humecíaci. h) Instrumentos de rnedida y registro fuera de la parcela a proteger. Caseta con termo-higrómetro registrador ; termómetro cle máhima y mínima; anemómetro y veleta. 9. Revi.ción de la i.tiT,cta^lacióia antes cle .c^ir ^ue.ct.a^ en. f^^^ario^aaittiesato. a) Revisión de los aspersores. h) Pruebas de funcionamiento de toda la instalación. 10. La instala^czón ^o se deberá ^otii^er eyi fu^nciona^^rlaieii^to con humedad relativa del aire inferior al 60 por 100 _v velocidad del viento superior a 5 m/seg. 11. La f^z>esta eir, ^^tiarcha de la instalación .ce realirya,rcí: cr) En general, cuando la temperatura de la planta ha descendido a 0° C. b) Con un retroceso lento de la teml^eratura (menos de 1° C. por hora) ^- escasa velocidad d.el viento (inferior a 1,5 m/seg. ). Cuando la temperatura de los tejid^s de la planta hava descendido a-0,5° C. Fig. 9.-Protección de naranjos con aspersores montados sobre tubos-soporte, c^on trfpode. (Foto Vegarada. ) 12. Nr^ deber^z detez^ierse el f^r^yrci^^t^Ta^rziezzto de la^ i^^rst^r/^rc iói^r cll^^-nntc la hela^^a^. 13. La- as^ersi^ó^^^ se ^ieterr^drá cuando la tefnperatura ambiente, íuera de la parcela protegida, ascienda por encirna de 0° C., ^• r.^m una velocidad del aii-e inferi^r a 1,5 n1etr^^s^seg., hasta que hava (l.esa^^^arecid^^ el hiel^^ formad^ s^>bre la l^lanta. Precauciones. La f^^rmaci^^n cle hiel^^ s^^bre la ^^lanta será mavrn- ^uai1t^^ m^ís alta sea la intensidad de llttvia pr^l^orcionada, j^ti^liend^ exi^tii- riesg^^ cle rc^tui-^s en ramas jóvenes debi^^lo al heso del hielo acumulad^ s^bre las misnlas. Este inconveniente se stibsana fácilinente apuntalando las i-ainas qt^e se - 18 - prevea puedan sutrir estos daños, o Uien sujetándolas mecliante cuerdas de nylon, alambres, etc., a soportes converiientemente dispuestos. I._a aportación de agua al suelo puede oscilar entre los 1^0 ^- 300 m'/ha. clurante una helada de unas diez horas cle duración. 5i la helada se repite durante varios días consecutivos, se puede lleg^ar a saturar el su.elo con el consi^uiente peligro para el sistema radicular de las plantas, por lo que debe preverse un sistema de drenaje o desag ^e, en. evitación de estos posibles daños. No han de instalarse aspersores sectoriales, es decir, aspersores que pueclan regar sectores de mayor o menor amplitttd, con lo que se evitaría arrojar su caudal fuera de los lín^ites de la parcela a tratar. La intensid.ad de lluvia prol,c^rcionada por este tipo de aspersores, cuando riegan sectores semicirrulares, por ejemplo, es doble de la ctue proporcionarían en un riego completamente circular, existiendo el riesg^o de una excesiva :formación de hielo en las zonas cubiertas por ellos. Para evitar arrojar el caudal fuera de los límites de la parcela, si ha de preverse esta contingencia, se clisponcirían pequeñas pantallas en los aspersores, que deten^ -an los chorr^s. Poclrían instalarse aspersores con una tobera de menor sección, de u^anera que no se alterara sensiblemente la intensidad de Iluvia pero, en este caso, se reducirían los alcances considerablemente dejando, entonces, zonas sin proteger. La instalación antiheladas. T?sencialmente consta de un grupo de bombeo que impulsará el cauclal a través de una red de tuberías para conducirlo hasta los aspersores con la presión necesaria para stt correctc^ funcionamiento. Ii_l sistema adoptado para la realización de la instalación depende de ciertas circunstancias particulares de la finca: su configuración, tipo de plantación, porte de las plantas, etc., ^-, en gran parte, de los límites impuestos por la economía de la e^:plotación. -20- Fig. 11.-A más intensidad de Iluvia la protección será mayor. (Foto SEA. ) La instalación ulás sencilla consiste en disponer directamente s<^bre el terreno las tuberías «móviles» , equil^adas c^^n acoplamiento rápido ^- derivaciones sobre las que se adaptan los aspersores. Estus irán montados sobre tuboss^^p^rte de conveniente altura (2,5 a 4 metros), para que arrojen el agua hor encitna del follaje de las plantas. Esta clisposición suele ser más cara de adcauisición que cualnuier c^tra instalación a base de tuberías fijas. Tiene el inconveniente de que ha de desmontarse para dar las labores necesarias al terreno ; sin embargo, puede utilizarse para regar superficies de bastante mavor extensión, cuando las características de la finca lo pertniten. Las instalaciones fijas resultan más económicas, s^bre todo utilizando tubería^ de P^rC (^lástico), enterradas. Estas instalaciones hermiten utilizar tubos-sop^rte convenientemente anclados, sin el aditamento de hs tríPodes llara su sustentación. Conviene proyectar estas instalaciones con las tttberías en circuito cerrado, con el fin de llegar a un eq_uilibrio en la presión de servicio de todos los aspersores, obteniéndose así ttna intensidad de lluvia prácticamente uniforme. - 21 - Yara protección de f rutales en espaldera pueden disponerse las tuberías directamente sobre los soportes de las alarilbraclas, resultanclo la instalación todavía más económica. Tiene la ventaja de la ausencia de zanjas, y al mismo tiempo deja el terreno totalmente cíespejado para su normal laboreo. Ll costo de estas instalaciunes resulta relativamente elevado (puede oscilar entre 70.000 pts/ha. y 120.000 pts/ha.). La economía de la explotacibr7 acousejará la superficie mínima que deba protegerse para obtener una compensación económica sobre los daños producidos por las heladas en el resto de la finca. ^ Datos de orientación. L Caudal ^iecesario. - Considerando una intensidad mecíia de lluvia de 2 mm/h., el caudal en pttnta necesario será de 2 I/m=/h. X 10.000 - = 5,56 1/seg/ha. 3.600 2. N^tiznero de a.cpeysores en f^-ncionamiento.-Se elegirá un aspersor que proporcione una gota no demasiado fina, con el fin de que el agua no se congele en su contacto con el aire, de manera que la formación de hielo se prodttzca sobre la planta a tratar. En el caso de una plantación de frutales, la disposición adoptada para el aspersor será triangular, en un marco, por ejemplo, de 24 X 24 metros. El elemento de riego determinado por el asper-sor es de 576 m' v se precisará, por consiguiente, 10.000 = 16 aspersores por hectárea 576 3. Potencia neresaria-.-La presión de servicio del aspersor ha de oscilar, como hemos visto, entre 3,5 y 4,5 atmósferas para obtener el grado de pulverización y alcance necesarios. La altura manométrica que habrá de proporcio- -22- nar la bomba será la siguiente, suponiendo un desnivel má^imo de cinco metros desde. la toma de agua : Presiór^ de trabajo del aspersor ( 4 atms.) .............................. Altura del aspersor sobre el suelo .......... ............................. Pérdidas de carga (aspiración, rozamientos, etc. ) .......... ........ Desnivel geométrico . ............................................................ Hm ....................................... 40 3,5 5 5 m. m. m. m. 53,5 m. La potencia absorbida por la bomba, con un rendimiento de la misma de un 75 por 100, sería 5,55 1/seg. X 53,5 m. N= = 5,3 CV/ha. 75 X 0,76 I^abrá de contarse con el rendimiento entre el motor y la bomba, según se tttilice energía eléctrica o g^as-oil para el accionamiento de los motores. 4. Otr^s a^licacione.r.-Aparte cíe poder utilizar la instalación antiheladas para la distribución de abonos, insecticidas, etc., puede destinarse para proporcionar a los cultiv^s los riegos necesarios, cubriéncíose con el mismo material una superficie notablemente mayor. Fig. 12.-Viña recién brotada protegida con riego por aspersión. (Foto SEA. ) -23- En el caso de frutales, con dotaciones de 500 m'^ha. por riego, y- turnc,s de 15-20 días, se precisaría un caudal en punta de 500 X 1.000 = 0,51 1/seg/ha. 15X18X3.600 sup^niendo una jornada de riego de dieciocho horas. I'or tantc^, la instalación antiheladas podrá cubrir una super{icie cle riego dieti veces ma^-or que la protegida. Conclusión. Cc^mo consecuencia de lo expttesto podemos considerar las ventajas que trae consigc^ una instalación antiheladas mediante aspersión : - Aplicación del sistema para cualquier tipo de plantas (htterta, jardinería, arbttstos, frutales, etc. ). - Eficaz protección hasta temperaturas de -7°-8° centíg^rad^s (en ausencia de vientos fuertes). - Ausencia de ciertas plagas cle tipo parasitaric^. - Lavaclcl del f^llaje cle la planta, favoreciendo su normal transpiración. - Posibilidad de aplicación directa de tratamientos fitosanitarios y- distribución de abonos, con ausencia casi total de la man^ de clbra. - Posibilidad de regar una superficie unas 10-12 ^^eces mav<^r. PUBLICACIONES DE CAPACITACION AQRARíA Bra.vo Murillo, 101, Madrid-20. Se autoriza la reproducción íntegra. de etita puhlicación men^cionando su ari^en, KHojas Divulgadoras del Minister:o de Agricultura». Ur^^.lsito Ic,al, 11. B.IOJ - ]!)L,v. C:r.ífi<^:a t"RUina. \1elénder V.^Idés, 1. ^^1^drid. 1^)f4. SECAR E L MAIZ HUMEd DAD í %;' ^20- 25 /, i^^ ^i^ En la mayoría de la^ regiones españolas, cuan,I' I do llega el rnomento de Ii loJ cosechar el rnaíz, el grano tiene más humedad de la conveniente para almacenarlo. Por ello es preciso secarlo, rebajando el contenido de humedad hasta e112oe114por100,ya 14 i que entonces se encuentra l^ en las mejores condiciones para su conservación. Los jaulones de tela ruetálica pueden ser la solución para su cosecha. Las mazorcas metidas en jaulones sencillos, que puede usted construir con sus propios medios, se secan por efecto del aire que atraviesa el jaulón de parte a parte. ^ II^^ 12 a Su anchura suele ser aproximadamente de un metro y la altura, de dos metros y medio a tres. Deben estar elevados del suelo, en terreno despejado y en dirección transversal a los vientos dominantes. ^^^^ ^^ \^ _ ^