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Pero también se dio una ocupación sistemática de las principales oficinas públicas en todo el país, cuando ellas reanudaron sus actividades .
Desde la Presidencia de la República, en los Ministerio, en las Entidades
autónomas estatales y en oficinas más modestas había "asesores" norteamericanos, ya de uniforme militar, ya vestidos de paisanos . Como el
ejército panameño había sido destruido y las oficinas públicas destrozadas
por los propios norieguistas (el equipo que quedó servible fue escaso), ya
a mediados de enero se dio a conocer que asesores militares de Fort Benning
(Estados Unidos) habían llegado a Panamá, con el fin de colaborar en
"la reestructuración de la Fuerza Pública" .
En puridad, terminados los combates callejeros esporádicos que escenificaban los francotiradores, y prisionero el ex-Narcodictador en Miami,
era innecesaria en Panamá la presencia de las trece mil tropas que, para
la invasión, se agregaron a las trece mil unidades estacionadas durante los
últimos meses en las bases militares norteamericanas del Canal . Ya sabemos que el ejército invasor se integró con veintisiete mil efectivos en total
(cada uno de los cuales tuvo algún papel en la compleja maquinaria invasora y defensiva estadounidense), y ya desde el 12 de enero, regresaron
a Fort Bragg, Carolina del Norte, miles de paracaidistas en un impresionante y colorido lanzamiento sobre dicho Fuerte . El General Maxwell
Thurman, jefe del Comando Sur en Panamá, declaró el 17 de enero, en
visita que hizo a la Casa Blanca (Washington), que deseaban retirar cuanto antes las tropas adicionales y que ya habían regresado, a Norteamérica,
ocho mil unidades (La Estrella de Panamá, enero 18) .
No obstante, sin publicidad alguna, para ciertos cuerpos de tropas que
regresaban, vinieron algunos reemplazos . Y el patrullaje de carros de policía militar norteamericana disminuyó considerablemente, sin cesar del todo .
La retirada de las tropas que llegaron para la invasión, desde el sábado
16 de diciembre, no ha impedido que Norteamérica continúe ejerciendo
las mismas influencias esenciales de que dispuso en las aciagas semanas de
fin de diciembre y principios de enero últimos . Sobre todo por la extrema
destrucción en que ha quedado el país y por la enorme debilidad que padeció, en las primeras semanas, el nuevo Gobierno panameño .
Ya a principios del mes de marzo era notorio en Panamá que el ejército
y la embajada de Norteamérica se habían introducido en todas las dependencias gubernamentales . Ninguno de los periódicos "serios" del país dio
a conocer lo que estaba ocurriendo, pero el aplastamiento de la Narcodictadura hizo posible que se editaran numerosos semanarios, casi todos de
muy pocas semanas de duración, incluso financiados y escritos por ex463
norieguistas á outrance, y en varios de ellos se describió el grado de ocupación norteamericana existente . Reproducimos al pie de la letra, por
considerarlo conveniente para el lector, la referencia de uno de esos semanarios, sobre el particular, tejida siguiendo un organigrama, con indicación
de dependencias, números de teléfonos de esas oficinas, nombres de "asesores" y demás detalles .
"Para mantener un completo control sobre las actividades de los Ministerios y entidades gubernamentales, el ejército de los Estados Unidos y
la Embajada del mismo país, han diseñado una estructura de "supervisión"
en la que ubican a militares y civiles norteamericanos dentro de todos los
Ministerios e instituciones" .
"El objeto de tal medida, única en toda la América, tomada después
de la invasión militar, ideada para sacar a Noriega y a sus adláteres del
poder, es el de fiscalizar todos los movimientos del Gobierno nacional" .
"La estructura en mención, que sólo se aplica a un país ocupado, tal
como se hizo después de la segunda guerra mundial, señala que hasta la
Presidencia tiene personas del gobierno norteamericano que "supervisan"
lo que se debe hacer, y a la vez cuidan de los intereses de la potencia que
invadió a Panamá . Según el organigrama señalado, en la. Presidencia de
la República aparece en la Secretaría un señor Béliz ; en Gobierno y Justicia, un coronel Pryor y Mr. Bromfield; en Planificación y Política Económica, teniente coronel Marley y Mr. Blakeman ; Ministerio de la Presidencia, teniente coronel Ely y Mr. Blomfield ; Relaciones Exteriores, Mr.
Bushnell y Bo Cann ; Comercio e Industrias, capitán Right y Mr. O'Donnell ; Obras Públicas, mayor MacDonald, Mr. Bieljeb y Me. O'Donnell ;
Hacienda y Tesoro, capitán Right, mayor Alvarez y Mr. Bell ; Educación,
capitán Magas, Mr . Wolf y Mr. Williams ; Ministerio de Desarrollo
Agropecuario (MIDA), capitán Wright, mayor Alvarez y Mr . Blomfield ;
Salud, mayor Smith, Me. Stelljeb y Mr. O'Donnell ; Ministerio de Vivienda
(MIVI), teniente Cain y Me. Bell ; Instituto de Recursos Eléctricos
(IRHE), teniente Cain y Mr. O'Donnell ; Instituto de Acueductos y Alcantarillados (IDAAN), mayor Rodríguez, mayor Lewis y Mr. Jacob . Se
señalan en el organigrama los teléfonos directos para comunicarse con los
principales funcionarios del país, y en la cúspide del documento, los del
Presidente Endara, 27-4025 ; Vicepresidente Arias Calderón, 62-2993 y
Vicepresidente Ford 69-2169" (Semanario El Sol, 2-8 de marzo de 1990) .
La fotografía del organigrama publicada por el semanario y el hecho
de que civiles y soldados norteamericanos estuvieran en todas esas oficinas
diariamente no permiten dudar de la verdad publicada . Se trataba de un
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control inmediato y directo sobre el nuevo Gobierno recién instalado y no
sólo de una ayuda para que pudiera organizarse y funcionar a la mayor
brevedad posible . No era fácil rechazar o siquiera esquivar la "asesoría"
norteamericana, sobre todo porque los funcionarios panameños de todas
las jerarquías estaban intentando llenar su cometido a partir de situaciones
caóticas .
Sin duda que paulatinamente estos "asesores" fueron siendo retirados,
cuando la vida nacional adquirió, con lentitud, su ritmo más o menas
normal . Pero también otras formas de ocupación aparecían por todas partes . La más notoria de ellas, la que todavía se viene llevando a cabo, es
la de colaboración del ejército estadounidense con funcionarios y oficinas
públicas de Panamá que, sin recursos físicos y económicos, no pueden
cumplir un mínimo de servicios estatales . Se organizó un plan nacional
de trabajo comunitario, en diversas actividades oficiales, que fue dirigido
por las oficinas del Comando Sur . Éste emitió una nota de prensa en la
que anunciaba un operativo del Cuerpo de Ingenieros de la Guardia Nacional y la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que se cumpliría del l o. de
abril al 23 de junio, para varios fines, siendo el principal las reparaciones
de carreteras, puentes y escuelas en diversas localidades de la ciudad capital y del interior del país.
Desde el sábado 31 de marzo comenzaron a llegar a Panamá los contingentes del Cuerpo de Ingenieros y de la Fuerza Aérea que "unirían sus
fuerzas con Ingenieros del Ministerio de Obras Públicas del Gobierno de
Panamá" . La nota del Comando Sur explica que el operativo también se
efectuaba para "proveer un entrenamiento comprensivo a los componentes
de la Reserva (del ejército), al desplazarse a áreas remotas fuera del territorio norteamericano para efectuar su entrenamiento anual, ejerciendo sus
especialidades y demostrando el continuo apoyo de los Estados Unidos a
Panamá en el re-establecimiento de la Democracia después del operativo
"Justa Causa" . Un total de 450 unidades del Ejército intervinieron en el
programa, 60 del Servicio Activo de la Fuerza Aérea y 100 Ingenieros
Civiles de la Guardia Nacional Aérea, conocido como Cuerpo de Ingenieros "Prime Beef" . Se distribuyeron en las Provincias de Panamá, Chiriquí;,ColónyVeragus(mdberil) n Coclé, Her era, Colón y Veraq
uí
guas (mes de mayo) y en Bocas del Toro, Los Santos, Herrera y Coclé
(mes de junio) (La Prensa, abril 2) .
Pero éste fue el comienzo de una labor norteamericana que se prolongaría a través de todo el año de 1990, en diversos lugares del país, según
lo ha publicado recurrentemente la prensa nacional . Esta llamada "acción
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cívica" del ejército norteamericano también está prevista por las leyes
estadounidenses, y en los tiempos de Torrijos y en los más recientes de
Noriega, igualmente se daba en Panamá . En la época de paños y manteles
de la CIA con el ex-Narcodictador, éste autorizaba "maniobras conjuntas",
las que terminaban con la reconstrucción de puentes, carreteras, escuelas
y atenciones médicas para la población panameña de los lugares correspondientes . Nada extraña que se hubieran hecho las mismas cosas, tal vez
ahora con mayor entusiasmo, por tratarse de un gobierno "democrático",
lo que contribuía a recordar la política del gran Roosevelt (Franklin D .)
para la América Latina, con su plan de "buenos vecinos", y contribuía
también a mitigar un poco lo que había ocurrido en Panamá cuando la
invasión del 20 de diciembre .
El aparato estatal panameño había sido paralizado casi totalmente por
la Narcodictadura, que desde 1987 no gastaba en mantenimiento, ni en reparaciones, ni en repuestos ; las obras públicas fueron puestas de lado ; la
salud pública fue desatendida criminalmente . Y con la invasión, los Batallones de la Dignidad y los Codepadis robaron y destruyeron en la oficinas estatales . Así, la ayuda norteamericana para los fines indicados se
presentaba, en la superficie, como un gran gesto comprensivo y humanitario del ejército norteamericano, que el nuevo Gobierno panameño difícilmente podía rechazar, ni tampoco era capaz del menor esfuerzo de rechazo
alguno . Pero no sólo se trataba de una acción magnánima, sino de una
forma de actividad encaminada a que el pueblo panameño de todos los
lugares en que se llevaba a cabo pudiera convencerse de la bondad de
los Estados Unidos y de que toda la invasión se había dirigido a extirpar
el cáncer que constituía Noriega, y nada más . Hasta se preparó y aprobó el
regreso del célebre Cuerpo de Paz, conocido por sus obras de "ayuda comunitaria" en toda la América Latina. El 24 de marzo de 1990, el Director Regional para Centroamérica, Suramérica y el Caribe, de tales
Cuerpos, Sr . W. Earl McClure, y su Oficial de Programas, Sr . Arthur
J . Flanagan, visitaron al Presidente Endara, con el fin de concertar la reactivación de los programas del Cuerpo de Paz en el Istmo panameño . Ya
se sabe que este organismo cuenta actualmente con seis mil "voluntarios",
en 68 países, jóvenes norteamericanos que son distribuidos en toda la población, para que brinden sus conocimientos, su ejemplo de trabajo organizativo en las comunidades relativamente pequeñas, habiten en las mismas
y, conforme a un plan de objetivos señalados por el Gobierno de los Estados Unidos, lleven a efecto su humanitaria y beneficiosa labor . Es una de
las tantas formas de penetración cultural de Norteamérica, en las masas
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del tercer mundo, pero esta vez con mediana sutileza, para conveniencia de
los intereses estadounidenses. En Panamá se ha llegado al extremo de la
aprobación de una Ley, por parte de la Asamblea Legislativa, para el funcionamiento del Cuerpo de Paz entre nosotros, con lo que se han institucionalizado jurídicamente sus labores . Nunca antes se había aprobado una
Ley para los trabajos del Cuerpo de Paz . Tal vez, de este modo, las actividades del mismo podrían ser más amplias y, desde luego, más institucionalizadas (Ley No . 18 de 19 de noviembre de 1990) .
No podían faltar tampoco las ayudas abiertamente humanitarias de
asociaciones y fundaciones norteamericanas, tan preocupadas por la miseria de América Latina . El 7 de marzo de 1990 el Presidente Endara y el
Embajador norteamericano Deane Hinton suscribieron un acuerdo de donación, por la cantidad de 25 .1 millones de dólares, para asistencia económica de urgencia, que sería recibida a través de la Agencia Internacional
para el Desarrollo (AID) . De esa cantidad se destinarían 13 .6 millones
para viviendas de los damnificados del Chorrillo, 7 millones para el proyecto "Urgencia para empleos" (3 meses de trabajos comunes a unas tres
mil personas) y 4 .5 millones para asistencia técnica, equipos y piezas de
repuestos (El Panamá-América, marzo 8) . Era, en realidad, la primera
ayuda de simple donación, que el Gobierno norteamericano suministraba
para necesidades perentorias del Gobierno Endara, aunque ello era bastante tardío (dos meses y medio después de la invasión) . Además, el congresista norteamericano Cass Ballanger, acompañado de su esposa Donna
Ballanger, con el apoyo del "Comité de Ayuda a Panamá", trajo el 21 de
abril de 1990 un hospital de urgencia y suministros médicos valorados en
un millón de dólares, obtenidos de personas y entidades de Texas, Carolina
del Norte, Miami y New jersey . Estos equipos fueron distribuidos a la
Caja de Seguro Social y a otros hospitales de Panamá (El Panamá-América, julio 22) . No sabemos que hasta fines de 1990 se hubieran dado otras
ayudas humanitarias, ya del Gobierno norteamericano, ya de entidades
particulares de Estados Unidos .
Si bien ha quedado implícito en algunos renglones de esta Sección,
debemos destacar, adicionalmente, que la Policía militar norteamericana
hizo las veces de Policía panameña, ya desde unos tres días después
de la invasión, en todo el territorio nacional, puesto que el aplastamiento militar norteamericano de la Narcodictadura suprimió ese
servicio, destruyó muchos vehículos del mismo y trasladaron los norteamericanos a sus bases militares el equipo rodante que quedó utilizable.
Cuando a los tres o cuatro días de la invasión comenzó a re-estructurarse
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la Policía panameña, ya se observó que unidades de ésta acompañaban a la
Policía Militar (MP) estadounidense, en la vigilancia policial de las principales ciudades, cabeceras de provincias y otros lugares de todo Panamá .
Hasta en los más mínimos detalles de la actividad policial, como son los
relativos a colisiones de automóviles, la policía norteamericana transportaba en sus vehículos a policías panameños e intervenían, como funcionarios nacionales, en tales casos ; es decir, en plena vía pública.
No obstante, al participar, tanto el ejército como funcionarios civiles
norteamericanos, en la vida ordinaria panameña, sobre todo en los aspectos
oficiales, se producían algunas diferencias en las actuaciones convergentes
de una y otra clase nacional de interventores en los casos, llegándose al
extremo de algunos serios conflictos como era natural, los que después
eran zanjados por acuerdos de las respectivas cúpulas .
En los días iniciales de la invasión, las Fuerzas Armadas norteamericanas capturaron intacta la documentación que el ex-Narcodictador mantenía en las instalaciones militares transferidas por Norteamérica a Panamá,
en virtud del Tratado del Canal de 1977, instalaciones que estaban bajo
el control de las Fuerzas de Defensa panameñas en Fuerte Amador . Eran
quince mil cajas de documentos, que la Comandancia de éstas había
acumulado, incluyendo la documentación personal de Noriega . El Estado
policíaco mantenido desde la ocupación militar del poder por Torrijos, del
que Noriega fue bien pronto jefe de Inteligencia (G-2), tuvo a su disposición un numeroso personal dedicado al espionaje de toda clase, con
informes confidenciales que el ex-Narcodictador guardaba para todos los
fines, entre ellos los más protervos . Ese régimen policíaco no respetó la
intimidad de nadie, ni de amigos ni de enemigos . También guardaba pruebas de muchas hazañas del propio ex-Narcodictador.
Se supo que ya en el mes de marzo de 1990, la DEA norteamericana
había expresado su disconformidad con la CIA, porque ésta no le permitía el acceso a la documentación capturada por el ejército norteamericano en Panamá . Para la CIA, esos documentos eran secretos o "clasificados" y para la DEA su desconocimiento complicaba la persecución de
presuntos narcotraficantes (El Panamá América, marzo 26) .
Tanto en el juicio seguido a Noriega por narcotrafico y lavado de
dinero en Miami (Florida), como en el juicio contra el piloto panameño
Daniel Miranda, también en trámite en Miami, los abogados defensores
se interesaron por las evidencias o pruebas que pudiera haber en la documentación incautada por las tropas norteamericanas en Fuerte Amador .
Los fiscales del caso Noriega se opusieron a la revisión de los documentos,
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alegando que contenían "información delicada", pero los abogados defensores del caso Miranda lograron que el fiscal Michael Patrick Sullivan
permitiera al abogado Michael O'Kanes que comisionados de este último,
en Panamá, en donde se encuentra la documentación aludida, pudieran
examinar los archivos que ahora están en Corozal, parte de una base
militar norteamericana (El Panamá América, julio 6 ; La Estrella de Pa A.3an')gmoás,t u turno, la CIA se ha opuesto a que incluso Departamentos oficiales norteamericanos tengan acceso a las quince mil cajas
de documentos que estaban en poder de Noriega y que pertenecían a las
Fuerzas de Defensa panameñas, al Gobierno de Panamá .
El contrapunto sobre lo que podemos denominar "la documentación
Noriega" cobró matices de conflicto abierto cuando magistrados panameños
de la Dirección de Recuperación Patrimonial (una entidad nueva del
Gobierno Endara para investigar bienes malhabidos por parte de funcionarios de la Narcodictadura) denunciaron que las autoridades del Comando Sur se habían negado a permitirles la revisión de los archivos
mencionados . Aquí surgió un diferendo importante entre esos magistrados
panameños y el Comando Sur, que causó revuelos inesperados dentro del
Gobierno Endara .
El Magistrado Eusebio Marchosky, de esa Dirección Patrimonial, declaró por la televisión que un Comité binacional (de panameños y norteamericanos) estaba a cargo de "la documentación Noriega" ; que el jefe
de ese Comité, del lado panameño, era el teniente coronel Fernando Ques ;adqu,eloFr"zaPúbsiclopnrmteñ
la custodia del queso" y que "los delincuentes son los encargados de suministrar las evidencias por las cuales tienen que ser enjuiciados" . Añadió
Marchosky : "yo no cumpla ningún papel en este puesto, si la justicia
no es transparente", y si algunas otras cosas se revelan "van a conmover
los cimientos del país" . Ese mismo día de las declaraciones de Marchosky
(27 de abril), el Presidente Endara y los Vicepresidentes Arias Calderón
y Ford se reunieron en la Presidencia y calificaron de "irresponsables" los
cargos formulados por Marchosky ; reiteraron que la Fuerza Pública sigue
u La autorización del fiscal Sullivan está contenida en una carta de 20 de marzo,
y previene que para la revisión de documentos, los comisionados panameños (el periodista Guillermo Sánchez Borbón, el Dr. Reinmar Tejeira, el ahogado Douglas Vaughan
y el escritor Richard Koster), debían entenderse con Mike de Jesús, un oficial de la
DEA (Drug Enforcement Agency), en la Embajada norteamericana de Panamá . Sánchez Borbón y Koster han dicho que no les pareció de importancia espectacular lo que
pudieron leer en la documentación (En Pocas Palabras, La Prensa, abril 17, columna
del periodista Guillermo Sánchez Borbón) ) .
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bajo la autoridad civil y el mismo Endara enfatizó que "reto a Eusebio
Marchosky para que diga quiénes son los funcionarios de mi gobierno que
obstaculizan . Si no soy yo, que diga quiénes son" (La Estrella de Panamá,
abril 28) . En su oportunidad, Quesada, jefe de inteligencia (D-2), desmintió a Marchosky en forma extremadamente grosera, mediante carta
pública (La Prensa, abril 29 ; La Estrella de Panamá, abril 30), en la
que lo calificaba de "mentiroso, soez, vulgar e irrespetuoso", lenguaje y
actitud que, varios meses después, le costaría a este oficial el puesto de
"jefe-encargado" de la Fuerza Pública . No obstante todo lo anterior, el
general Marc Cisneros, jefe de ejército del Comando Sur, se permitió declarar, mes y medio después de tan serio contradictorio entre altos funcionarios panameños, lo siguiente : "los documentos los tengo yo, bajo
control del ejército" (El Panamá América, julio 6) .
Finalmente, cuando los Estados Unidos permitieron que las autoridades
panameñas pudieran revisar "la documentación Noriega", ya había transcurrido mucho tiempo, para que pudiera creerse que ese archivo se había
mantenido completo . Como en esa "documentación" se encontraba una
cantidad enorme de informaciones de "inteligencia" militar panameña sobre los enemigos locales de Noriega (y también sobre sus "amigos"), que
incluso se referían a aspectos de sus vidas privadas, el Gobierno Endara
designó una comisión especial integrada por el Dr. Rodrigo Arosemena
como Director, los obispos José Luis Lacunza y Oscar Brown y el sacerdote
Javier Villanueva (El Panamá América, agosto 11), para que separara
las pruebas que debían remitirse a autoridades panameñas investigadoras
de delitos y clasificara el resto según su utilidad o privacidad, incluso para
la destrucción de tales informes . El forcejeo sobre "la documentación Noriega", dentro del propio Gobierno Endara y de éste con las autoridades
norteamericanas ilustra el calado de la ocupación de los Estados Unidos
en Panamá.
¿Cuánto tiempo durará esta ocupación hacia las áreas territoriales y el
espacio aéreo que están fuera de las bases militares norteamericanas? ¿Y
cuándo Norteamérica considerará que no tiene necesidad o que no tiene
el derecho de intervenir con sus tropas o con sus funcionarios en el territorio panameño, si el Tratado del Canal de 1977 (Torrijos-Carter) le
autoriza a tomar unilateralmente medidas de defensa, incluso cuando
conceptúe ese país que hay amenaza para la operación y funcionamiento
normales del Canal? Este Tratado de 1977 no limita en el tiempo esta
última facultad, y conforme a su texto ella puede extenderse hasta más
allá del año 2000, indefinidamente . Tal aspecto fue objetado por muchos
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panameños, pero la Dictadura torrijista consideró aprobados por medio
de un plebiscito popular fraudulento los Tratados del Canal de 1977, e
internacionalmente Torrijos se llenó de la falsa gloria de haberle puesto
una fecha tope (el año 2000) a la presencia militar y colonial norteamericana en Panamá .
No puede predecirse hoy hasta dónde llegarán las exigencias norteamericanas y cómo se fortificará el muro de contención que habrá de oponerle el pueblo panameño . Esa predicción equivaldría a lanzarnos por el
camino de las especulaciones, ir más allá de este planteamiento antitético,
mas decisivo para la historia panameña del futuro próximo y del porvenir
lejano .
Esta Sección, que hemos titulado La ocupación norteamericana de Panamá, la hemos limitado a varios hechos y situaciones que la demuestran
palmariamente, sin agotar todas las circunstancias que convergieron y
convergen todavía en la concreción de esa realidad . Aquí hemos continuado el hilo de tales situaciones, hasta meses después de la invasión,
haciendo a un lado, por lo pronto, otros hechos que cronológicamente se
producen en el marco de los primeros días de la acción militar norteamericana del 20 de diciembre de 1989 . Pero antes de retomar el curso cronológico de los sucesos más o menos coetáneos a la invasión, nos permitirá el
lector lo que podemos considerar como digresiones complementarias, que
ocuparán las tres Secciones subsiguientes .
IV. ¿Invasión o liberación? : un dilema artificial
Después de haber examinado la realidad innegable de que el ejército norteamericano ocupó de manera total la República de Panamá, y de que,
al menos en las dos semanas siguientes al 20 de diciembre, controló toda
la vida de calle de los panameños, edificios públicos, aeropuertos, lugares
estratégicos, etc ., hay que expresar, sin disimulos, que desde el día siguiente
a la invasión norteamericana surgió casi espontáneamente una controversia, sorda al comienzo y categórica luego, sobre si se trataba de una invasión
o de una liberación . Ni siquiera puede afirmarse que este conflicto conceptual tuvo origen en la condena con que fue recibida internacionalmente
la acción bélica norteamericana ; ni tampoco es posible manifestar que esa
controversia tuvo sus primeros planteamientos en nuestro país . Por el contrario, lo único claro y evidente es que se suscitó desde el mismo 20 de
diciembre, de manera sorda, como dijimos, y que en todas partes, dentro
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y fuera de Panamá, se produjo concomitantemente a la acción militar
norteamericana.
Ya hemos examinado cómo la invasión norteña fue un producto históricamente inevitable (aunque ello no implica justificación alguna), con
la inevitabilidad que tiene toda historia nacional, pues el limitado horizonte interno jamás pudo propiciar una solución propia, panameña, para
la liquidación del ex-Narcodictador y de la Narcodictadura . El mismo pueblo, huérfano del apoyo financiero indispensable, por la deserción de la
clase capitalista y de su dirigencia política opositora, se paralizó atravesado
por el desaliento y comenzó a contagiarse de la esperanza burguesa en la
invasión norteamericana . Todas las otras vías de solución se le habían
cerrado, y despertó de su frustración y de su pesimismo al estruendo de
las bombas y de los cañones del ejército estadounidense, al iniciarse la madrugada del 20 de diciembre .
Era tan enorme el odio colectivo del pueblo panameño contra Noriega,
que a las primeras luces del día 20 la ocupación de sitios estratégicos por
tanques y tanquetas norteamericanas y el patrullaje de soldados estadounidenses, eran recibidos con grandes aplausos de hombres, mujeres y niños,
irrefrenablemente emocionados por la inesperada liquidación de la terrible
y brutal Narcodictadura . Muchachas del pueblo panameño, en todas las
clases sociales, premiaban con sus besos a los rubios héroes del momento
y también a soldados negros estadounidenses que tomaron parte en la invasión .
Si recordamos que la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, fundándose hipócritamente en el principio de la no intervención, bloqueó en
la OEA toda posibilidad de que la crisis panameña, al menos en su expresión política o gubernamental, pudiera encontrar la vía de la separación
de Noriega, no es de extrañar que esos mismos gobiernos, al recibir el 20 de
diciembre las primeras noticias televisivas y periodísticas del ataque armado
norteamericano, se pronunciaran en contra de lo que llamaban "la invasión de Panamá", que condenaran a los Estados Unidos por tal hecho y
que levantaran un coro internacional acusatorio contra la "invasión norteamericana".
Empero, somos testigos de las' reacciones del pueblo panameño, un
altísimo porcentaje, porque no podía aceptar tan increíble distorsión emanada de aquellos gobiernos, de la prensa extranjera y hasta de intelectuales
destacados como Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, cuando protestaban por "la invasión del ejército norteamericano en Panamá", pues
para nuestro pueblo la verdad sencilla y desprevenida, después de sufrir
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por casi tres años la tragedia colectiva de la Narcodictadura norieguista,
sólo podía consistir en una real y justificada "liberación" . La misma Iglesia
católica panameña, a través de sus entidades autorizadas, también le salió
al paso a tan injustificada acusación, y planteándose ésta (el cargo de
invasión) frente a la realidad de "liberación", expresó que el ejército norteamericano no había sido "un ejército de invasión, sino un ejército de
liberación" .
Algunas destacadas personalidades del extranjero también acompañaron
al pueblo panameño en esa calificación de lo acaecido el 20 de diciembre .
Entre ellas, el ex-canciller costarricense, don Gonzalo J . Facio, expresó
que "las fuerzas norteamericanas actuaron de acuerdo con el Derecho Internacional en un estado de guerra declarado por el dictador absoluto de
Panamá. Fueron a proteger a sus ciudadanos y a sus contingentes armados, que se encontraban en Panamá de acuerdo con el Tratado TorrijosCarter. Fueron también a mantener abierto el canal interoceánico, que es
vital para todo el mundo, con cuyo cierre amenazaba la brutal dictadura
norieguista. Y finalmente, fueron a terminar con un gobierno espurio que
no representaba, ni remotamente, la voluntad de los panameños . Por eso
la acción militar de los Estados Unidos no es opresora, sino por el contrario libertadora" (La Liberación de Panamá, diario La Nación, San
José, Costa Rica, 28 de diciembre de 1989) .
Muchos panameños también, dentro y fuera de Panamá, se pronunciaron categóricamente en tal sentido y formularon su extrañeza por lo
que consideraban ceguera manifiesta de quienes condenaban "la invasión" .
El distinguido escritor panameño Enrique Jaramillo Levi, desde Oregon
State University, adonde había tenido que refugiarse por la intolerancia
que se vivía en la Universidad de Panamá, en artículo del 24 de febrero
de 1990, expuso que "jamás hubiéramos podido liberarnos solos de tal
opresión" y que "según encuesta reciente, el 92°/. de los panameños interpreta como la llegada necesaria, e incluso un poco tardía, de un ejército
de liberación" (Artículo reproducido por El Panamé América, julio 22) .
Sin embargo, la polémica, que podemos centrar en el cargo de "invasión", dimanantc de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos, y de
la opuesta "liberación", como verdad del pueblo panameño, se levantaba, para nosotros, como un dilema irreal, artificial, aunque muy explicable por la carga emocional que lo inspiró . No se trataba de dos situaciones contradictorias o excluyentes, sino de dos realidades complementarias
o concurrentes : la acción militar norteamericana fue verdaderamente una
invasión, tan innegable como la invasión aliada del 6 de junio de 1944
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a las costas francesas de Normandía ; pero también fue una liberación,
porque liberó al pueblo panameño de los horrores, de las represiones y de
las depravaciones de la Narcodictadura norieguista, en muy parecida forma
en que Europa entera fue liberada de Hitler y del nazismo . Desde luego
que, independientemente de todo lo que hubiera ocurrido después, tanto
en Europa como en Panamá .
V. La regresión histórica nacional
El Istmo de Panamá se independizó de España el 28 de noviembre de 1821,
aprovechando que la faja de tránsito del Atlántico al Pacífico y la ciudad
de Panamá habían quedado con una escasa guarnición española, porque
todos los esfuerzos militares del Imperio se habían dedicado a la guerra
en Sur América, que iba ser decisiva . Es verdad que simultáneamente a la
independencia, los grupos dirigentes decidieron incorporar el Istmo a la
Gran Colombia, buscando la protección de la espada del Libertador Simón
Bolívar.
A lo largo del siglo XIX, bajo la dominación colombiana, se fue acumulando progresivamente el sedimento de una sociedad nacional, que llegó
a la eclosión de 1903, al declararse la independencia frente a Colombia,
si bien la generación que consumó ese acto histórico no pudo evadir la
presencia y la influencia norteamericanas que se habían iniciado desde 1846, y pactó con Norteamérica la construcción de un canal interoceánico, por virtud del Tratado Hay-Bunau Varilla (18 de noviembre de
1903), que impuso a la nueva República el dogal de la hipoteca norteamericana : un verdadero enclave colonial .
Desde entonces, las generaciones panameñas reclamaron progresivas
reivindicaciones, ante ese enclave, a todo lo largo del siglo xx, y aunque
todavía con muy desventajosos reconocimientos en favor de los Estados
Unidos, por virtud del Tratado del Canal de 1977 (Torrijos-Carter) se
pactó su entrega definitiva a Panamá y la desocupación de las bases militares norteamericanas, a partir del l o. d e enero del año 2000 . Ello ocurrió,
no por simple concesión dadivosa de Norteamérica, sino por consecuencia
del nacionalismo panameño, que afloró coyunturalmente en 1926, en 1936,
en 1959 y en 1964, con acciones antinorteamericanas que condujeron a
los Tratados de 1977 . Había que esperar solamente unos 23 años, para
perfeccionar integralmente la independencia plena y la soberanía absoluta
panameñas en el año 2000 .
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Empero, debido a la degeneración de la Dictadura militar torrijista
y a la debacle de la Narcodictadura norieguista, el país tuvo que sufrir
la invasión y ocupación norteamericanas, que hemos descrito . Y adicionalmente, las circunstancias del momento condujeron a que el pueblo panameño aplaudiera jubilosamente al ejército de los Estados Unidos, como
una fuerza de liberación . Se ha iniciado de este modo, una etapa de regresión histórica nacional, que ojalá no se prolongue en el tiempo .
Históricamente : ¿Qué había ocurrido? Pocos ciudadanos istmeños se
han detenido a pensar cuáles son las condiciones reales en que la sociedad
y el Estado panameños han quedado, desde el 20 de diciembre pasado en
adelante, a consecuencia del aplastamiento fulminante de las Fuerzas de
Defensa norieguistas, debido a la invasión y ocupación del país, que consumaron los Estados Unidos de América.
Hemos retornado, en alas de tan insólita reversión histórica, a la época
de 1846, y hemos retornado a los días de comienzos de noviembre de 1903 .
Por el Tratado Mallarino-Bidlack (1846), Colombia otorgó a Norteamérica el derecho de intervenir en Panamá, a fin de mantener el orden público
en la zona de tránsito de aquellos días (el paso de miles de norteamericanos que iban o venían de California, durante el gold rush), derecho que
los Estados Unidos utilizaron tan frecuentemente hasta 1936 . Por circunstancias archisabidas, hoy acabamos de sufrir la invasión y la ocupación
militar de todo el país, por las Fuerzas Armadas norteamericanas, regresando a los aciagos y vergonzantes días de las intervenciones norteamericanas. Tal es el precipitado del destino panameño, como una fatalidad
geográfica e histórica, que no ha podido emanciparse jamás y plenamente
de su alianza forzada con los intereses de alguna potencia extranjera (España, Colombia, Estados Unidos) .
Y con la destrucción de la República (porque Panamá es hoy un país
arruinado), impuesta por la crisis de la Narcodictadura y su liquidación
bélica norteamericana, hemos regresado, dándole vueltas hacia atrás al
reloj de la historia, a los días de 1903, cuando los acorazados norteamericanos Nashville, Dixie y Atlanta, que envió el Presidente Teodoro Roosevelt a Panamá, impidieron que las tropas colombianas ahogaran en sangre
la independencia nacional . No pudimos los panameños impedirlo entonces
con nuestras propias fuerzas (no las teníamos) y tampoco estuvimos en
capacidad de liquidar por nosotros mismos la Narcodictadura, teniendo
que recibir fatalmente como una salvación el acto de guerra y la ocupación norteamericana de fin de 1989 y comienzos de 1990 .
475
Esa sujeción temporal de todo el sistema panameño de vida que, por
generaciones, vinimos tratando de consolidar (una sociedad nacional y un
Estado soberano, independiente), exigía y exige que los conductores políticos de la República y los líderes económicos, intelectuales y profesionales
del país, se coloquen por encima de bastardos intereses sectarios y personalistas de toda clase, que desdichadamente muy pronto han levantado sus
divisiones y desorientaciones de lesa Patria, para emprender, con la unidad
de todos, con las fuerzas de todos, sin excluir a ninguna clase social, la
edificación política, económica y social de Panamá. No basta decirlo, y
quedarse en el asalto burocrático, sino que es preciso nutrirse de altura
de miras, pensar y actuar en grande en pro del mejor destino panameño,
dedicarse con toda la ciencia y con toda la moral indispensables, a esa gran
tarea, sin más dilación . Salvar la Patria o traicionarla : es el gran dilema
actual .
VI. Panamá destruida : ¿Quién debe indemnizar?
Cabe aquí terminar las digresiones complementarias anunciadas, las cuales
no son baldías, ni en el lugar, ni en el significado .
Las sanciones económicas decretadas por los Estados Unidos, de 1988
en adelante, constituyeron un verdadero genocidio económico, pues ellas,
más que afectar al Narcodictador y a su gobierno, destrozaron la economía
nacional. Esas sanciones económicas identifican de manera destacada al
sujeto generador de tal genocidio de la economía panameña : el gobierno
de los Estados Unidos de América .
La fulminante y abrumadora acción de guerra que desató Norteamérica, el 20 de diciembre último en la madrugada, contra doce lugares de
instalaciones de las Fuerzas de Defensa, fue aplastante y destructora para
éstas . Al mismo tiempo, toda la República sufrió el resquebrajamiento absoluto y caótico de su orden público . Sin fuerzas policiales panameñas, y
sin que el ejército invasor adoptara medida alguna para proteger vidas,
comercios, industrias, viviendas, cte ., quedamos a merced del saqueo, del
vandalismo, del pillaje, acompañados de un furor destructivo iniciado por
los escuadrones del hampa, llamados Batallones de la Dignidad, en las ciudades de Panamá, Colón y La Chorrera .
Esa quiebra del orden público nacional, que fue consecuencia directa
de la invasión norteamericana, se ha prolongado, con todas sus consecuencias sociales y económicas, a través de los doce meses que siguieron a la
47 6
acción militar norteamericana ; es decir, hasta hoy. Los asaltos, los robos,
los asesinatos continúan diariamente, con pérdida de vidas y bienes . Es
verdad que ahora la responsabilidad la comparten el hecho invasor y el
nuevo Gobierno panameño, pero la del Gobierno es mucho menor, porque
no iba a ser fácil que éste pudiera superar las condiciones caóticas que .orPiegn,óalfvdsobertauniscoe
discutibles, limitamos este planteamiento al desastre nacional cuya causa
desbordante fue la invasión del 20 de diciembre .
En articulo periodísitco que redactamos a fines de diciembre de 1989
y que el diario El Panamá América publicó en enero de 1990, ya nos ocupamos del tema, en la misma forma en que ahora lo hacemos .
A nuestro juicio, el Gobierno Endara debió hacerle frente a la obligación nacional de dirigir una reclamación fundada al Gobierno de los
Estados Unidos de América, utilizando los argumentos jurídicos del Derecho Internacional y del Derecho de los países civilizados del orbe, para
que Norteamérica indemnizara a la República de Panamá, y dentro de
ella a todos los damnificados económicamente, por los descomunales y
millonarios daños sufridos . Esa reclamación fundamentada moral y jurídicamente, apoyada en pruebas idóneas, debió y debe (porque todavía no
ha prescrito) ser respaldada no sólo por los afectados directos, sino también
por gremios empresariales y laborales del país . También era y es procedente solicitar un pago inicial de urgencia, teniendo en cuenta que ni siquiera se reclamarían los daños morales que ha experimentado toda la
población panameña .
Si por un lado todo el pueblo panameño es consciente y reconoce que,
por circunstancias fatales y verdaderamente deplorables sólo el ejército
del Coloso del Norte podía liquidar el Imperio horrendo de la Narcodic
tadura, por el otro sabemos que esa ac ión de guer a la decretó y la consumó el Gobierno estadounidense, como ya hemos tenido oportunidad de
expresarlo en páginas anteriores, en salvaguarda de sus grandes intereses
de potencia mundial, en salvaguarda de sus intereses canaleros, en salvaguarda de su sociedad corroída por el narcotráfico y en salvaguarda de su
prestigio internacional, frente al desafío delirante y delictivo del Narcodictador . EA Presidente Bush ha invocado la restauración de la democracia
en Panamá, como uno de los objetivos de la invasión, pero el Presidente
Reagan apoyó el fraude electoral que llevó al Dr. Nicolás Ardito Barletta
a la Presidencia de la República en 1984 . La democracia fue ahora un
hermoso pretexto, pero nada más . De lo que se trata es de un derecho
de todo un país destruido y asolado, de tanta persona y empresas arruina47 7
das, con el cual país ha quedado en deuda, moralmente y jurídicamente, la
nación más poderosa del universo .
En vez de ello, el Gobierno Endara (no nos referimos al Lic . Guillermo
Endara, en lo personal, sino a todo el Gobierno que él encabeza) se atuvo
a las promesas superficiales de ayuda por parte de los Estados Unidos .
Esperó días y esperó meses, para comenzar a recibir simplemente "ayuda
humanitaria", del Gobierno estadounidense y de entidades privadas que
quisieron cumplir con una obligación "de humanidad" . Fue a principios
del mes de marzo de 1990, cuando los Gobiernos de Panamá y Norteamérica firmaron un convenio de donación, por la cantidad de 25 .1 millones de
dólares, distribuidos en 13 .6 millones para los damnificados del Chorrillo ;
7 millones para tres mil empleos manuales durante tres meses y 4 .5 millones para asistencia técnica, equipos y piezas de repuesto (El Panamá
América, marzo 8) . Como puede advertirse, ni siquiera se trataba de un
paliativo para los 250,000 desempleados que pululan por las calles de
las principales ciudades del país .
La segunda "ayuda" del gobierno norteamericano fue de quinientos
millones de dólares solicitados por el Presidente Bush al Congreso, solicitud
que tuvo su viacrucis . En primer término, esta "ayuda" fue denominada
"fondo para la Democracia", por el Gobierno de los Estados Unidos y
reclamaba 300 millones para Nicaragua y 500 para Panamá . Declaró el
vocero del Departamento de Estado Marlin Fitzwater que el Presidente
Endara agradeció telefónicamente al Presidente Bush esa petición ante el
Congreso (El Panamá-América, marzo 16) . Bien pronto la solicitud se empantanó en los vericuetos de la politiquería demócrata-republicana del Capitolio de Washington . Sin embargo, el Embajador panameño Eduardo
Vallarino previno que "la ayuda económica por parte de los Estados Unidos viene a Panamá mas pronto de lo que nos imaginamos, aunque hay
algunos senadores que pretenden dividir el pastel de otra manera" ; "existe
la posibilidad de que no recibamos todo lo que necesitamos, no obstante
saldremos muy bien parados al final del camino" (La Prensa, marzo 24) .
En esas semanas de marzo, el Vicepresidente Guillermo Ford había
viajado a Washington, con el fin de acelerar la "ayuda" norteamericana,
y el Embajador Vallarino explicó que "Ford ha planteado y con toda
razón, que Panamá no quiere la ayuda por pedacitos, sino que nos den
lo que necesitamos para poder arrancar con el país y no tener que pedir
nada más" . Hubo, pues, súplicas, agradecimientos y hasta renuncias para
pedir mas, conformándose el Gobierno panameño con quinientos millones
de dólares nominales .
478
Por su parte, el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes redujo la cantidad que se atribuía a Panamá, restándole ochenta
millones de dólares, para otros fines, por lo que ya se limitó esa "ayuda"
a un máximo de cuatrocientos veinte millones . (La Prensa, marzo 28) .
Poco después, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, George
Mitchell, expresó que la ayuda a Panamá y a Nicaragua debía incluirse
en el plan general de ayuda exterior del Gobierno Bush, para tres o cinco
años, con el fin de revisar globalmente ese aspecto de la política exterior
norteamericana . Además, el senador demócrata Patrick Leahy, consideró
excesivo el monto de lo solicitado para Nicaragua y Panamá (La Estrella
de Panamá, abril 3) . La agencia noticiosa ANSA dio a conocer el 6 de
abril que "el Congreso -que entró ayer en receso pascual- infligió una
derrota al Presidente Bush que insistía en la necesidad de que la asistencia
estuviese aprobada esta semana, debido a los urgentes requerimientos de
las dos naciones latinoamericanas" (Crítica Libre, abril 7) .
Sin continuar con mayores detalles, debemos anotar que fue el 3 de
julio, cuando los Gobierno de Panamá y de los Estados Unidos firmaron
un convenio de ayuda, pero sólo por 243 .85 millones de dólares, como primera parte del total aprobado de 420 millones. Con el agravante de que,
según el convenio suscrito, se destinarían 130 millones de dólares para cubrir parte de la deuda externa panameña, por atrasos de pagos, con el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con el Banco Mundial . De
este modo, Panamá sólo recibía unos 114 millones de dólares, para el Presupuesto de Inversiones del Gobierno . El Vicepresidente panameño Ford,
también Ministro de Planificación y Política Económica, uno de los firmantes del convenio, se expresó en ese acto del modo siguiente : "Queremos
agradecer al Presidente de los Estados Unidos, que ha hecho válida su
promesa de ayudar a Panamá . Recibimos esto con gran responsabilidad y
no como una donación para ser malgastada, sino como un apoyo real
y efectivo a la solución de los grandes problemas que confronta nuestro
país" (La Prensa, julio 4) .
Hemos considerado conveniente describir un aspecto de la posición del
Gobierno Endara, en cuanto a las promesas de ayuda económica de Norteamérica, para contrastar esa realidad voluntaria, frente a lo que nosotros
estimamos como la obligación jurídica de los Estados Unidos de América,
para indemnizar los daños causados a la República de Panamá, por virtud
de las sanciones económicas con que los Presidentes Reagan y Bush pretendieron desalojar a Noriega del poder y por causa de la invasión militar
desatada el 20 de diciembre de 1989 .
47 9
Ignoramos si el Gobierno Endara se planteó en algún momento la
posible vía de reclamar formal y jurídicamente una indemnización a los
Estados Unidos . Tampoco sabemos si los señores Endara, Arias Calderón
y Ford, quienes dirigen presidencialmente el Gobierno panameño, se han
sentido víctimas de un mecanismo de debilidad ante Norteamérica, a consecuencia de una especie de pecado original que pesara sobre ellos, desde
cuando juraron cumplir con los deberes de sus cargos, en la base militar
de Fort Clayton, poco antes o poco después de iniciarse la invasión norteamericana .
VII . Noriega se oculta y sus altos oficiales desertan
Una de las finalidades que el Presidente Bush, en declaración a la prensa,
le señaló a la invasión de Panamá, fue la de capturar a Noriega, para
llevarlo a juicio en Miami . En ello insistió el vocero de la Casa Blanca,
Marlin Fitzwater, al expresar que "tuvimos que actuar militarmente . Tuvimos que pagar un precio por ello, y nuestro objetivo es que necesitamos
traerlo (a Noriega) a los Estados Unidos para enjuiciarlo" (Newsweek,
enero 8, pág . 8) .
El Narcodictador recibió varias informaciones sobre la inminencia de
la medida extrema que venía preparando, desde meses atrás, el Pentágono,
ante un Bush hesitante y lacrimoso . El jefe de la inteligencia nicaragüense,
Ricardo Wheelock, vino a Panamá el domingo 17 de diciembre en la tarde,
para comunicarle a Noriega que los soviéticos habían detectado una creciente actividad de preparativos en varias bases militares del territorio norteamericano, y dada la tirantez norteamericana con el Narcodictador ello
presagiaba la posibilidad de una acción muy próxima, sobre todo porque
Noriega había declarado, dos días antes, la existencia de un estado de
guerra por lo que calificó siempre de "agresión norteamericana" .
La información le fue confirmada el lunes 18 de diciembre por el
Viceministro de Salud, Dr. Orlando Allen, quien se había graduado de
médico en Moscú . Y el mismo día el ex-sargento panameño Israel González informó a la Comandancia haber escuchado una conversación entre dos
soldados de Norteamérica, de origen puertorriqueño, sobre la perspectiva
de un ataque armado en la noche del siguiente día, martes 19 de diciembre,
lo que fue comunicado a Noriega inmediatamente por el ex-capitán Iván
Castillo, uno de sus más fieles escoltas (La Estrella de Panamá, sección
Star & Herald, julio 31 ; El Panamá América, agosto lo .) . Incluso una
480
columna periodística anónima que por muchos años ha venido publicando
La Estrella de Panamá, con el título de La Llorona, y cuyas informaciones
se sabe provenían de las Fuerzas de Defensa panameñas, indicaba el día
lunes 18 de diciembre : "Se conoció que un número indeterminado de
marines, procedentes de Fort Bragg, Carolina del Norte, Estados Unidos,
llegó el fin de semana al Comando Sur" .
El martes 19 en la tarde, el Narcodictador estuvo en la ciudad de Colón,
en donde también el día anterior, lunes 18 (La Estrella de Panamá, diciembre 19) había entregado un equipo a la Autoridad Portuaria en Cristóbal, puerto anexo a Colón . En esta ciudad, el día 19, el mayor Rafito
Cedeño previno a Noriega sobre informe del servicio de inteligencia cubano, en el sentido de que por la tarde aviones de transporte militar norteamericanos C-141 (Star Lifters) volaban' en dirección a Panamá . Si bien
a las noticias anteriores el Narcodictador no les había atribuido mucha
importancia, a esta última sí le prestó consideración . A primeras horas de
la noche ya estaba en Panamá, pero lo hizo tratando de ocultar su regreso
y movimientos. Se dirigió a la llamada "Casa del Recuerdo" (una mansión
que desde los tiempos de Torrijos usaba la cúpula de las Fuerzas de
Defensa), lugar en donde permaneció desde prima noche .
Stiner ha explicado que en los días previos a la invasión, siguieron los
pasos de Noriega, pero que el 19, en la tarde, lo perdieron de vista y que
ya no les fue posible localizarlo, al punto de que tenían bien vigilada la
Comandancia o Cuartel Central, en el Chorrillo, lugar al que no llegó el
Narcodictador esa noche (Army Times, pág . 18) .
Pruebas documentales que estaban en los archivos de inteligencia de
las Fuerzas de Defensa, registran una conversación telefónica entre un
infante de marina, desde la Embajada norteamericana en Panamá, con
su madre, el 17 de diciembre en la noche, en la que ese marine se lamentaba de que no podría hacer uso de sus vacaciones, porque esperaban en
esos días la invasión (Star & Herald, julio 31 ; El Panamá América, agosto
lo .) . Lo que no se sabe es si Noriega fue enterado de esta conversación
telefónica .
Lourdes Méndez, una panameña que trabajaba en las Fuerzas de Defensa, supo el 19 de diciembre en la noche, por una amiga, novia de un
soldado norteamericano, la confidencia de este último, en el sentido de
que la invasión sería esa misma noche . Lourdes llamó a Leslie Loaiza, del
Departamento Nacional de Investigaciones, y le explicó la información
obtenida (El Panamá América, agosto lo.) .
481
A más de lo anterior, recordemos que el mismo Stiner ha explicado
que hubo informaciones que pudieron prevenir a las Fuerzas de Defensa
con respecto a la inminente invasión . Fueron tres las situaciones a que
aludió Stiner . En primer término, aparentemente alguien del Departamento
de Estado llamó telefónicamente a un amigo, empleado de la Comisión del
Canal de Panamá, y le avisó que esa noche sería la invasión y que cuidara
a sus hijos para que no salieran a la calle, lo que trascendió, en confianza,
a otros empleados de la Comisión, es decir, ya a muchas personas . Añade
Stiner que se le informó, también, de una transmisión radial repentina
desde Cuba, para Nicaragua y Panamá, como aviso de que algo sucedería .
Un tercer elemento fue el de noticia suministrada por el canal televisivo
CNN, a las ocho de la noche, del 19 de diciembre, que anunciaba la salida
de la 82 Airborne Division con dirección a Panamá (Army Times,p;.á1g5
y el propio Marc Cisneros, en entrevista con el diario La Prensa, manifestó haber escuchado esa transmisión) .
Otro detalle revelador fue el de que el Canal 8, del Comando Sur,
desde las primeras horas de la noche, pasaba un cintillo sobre el alerta
denominado "Echo", clave que, unida al movimiento de aviones y tropas,
indicaba que una operación militar se daría a muy corto plazo (Tiempos
de Agonía, pág . 79) .
Parece un contrasentido insólito que Stiner hubiera aseverado que se
dieron algunas filtraciones con respecto a la invasión, lo que según el
"Arquitecto" de ésta, contribuyó en el número de bajas norteamericanas,
en tanto que Pete Williams, vocero del Pentágono, refutó que "las investigaciones no han probado que hubiera filtración alguna sobre el momento
de la invasión" (Crítica Libre, abril 20) . Se podía mantener el secreto en
la etapa de preparación ; pero cuando comienzan los preliminares de la
ejecución, ya no puede haber secreto de una operación militar . Mucha
gente se entera de las órdenes que se están impartiendo, lo que hace imposible mantener el secreto de aquélla .
En la "Casa del Recuerdo" (así llamada después de la muerte de
Torrijos en 1981, porque este último acostumbraba a pasar en ella bas
tante tiempo), se encontraba Marcela Tasón, la secretaria de máxima
confianza de Noriega, conocedora muy cercana de todas sus actividades,
quien estaba preparándose para asistir a media noche al Restaurante Las
Malvinas, en donde actuaría como cantante su esposo Ulises Rodríguez
(a quien también se le conocía como Ulises Tasón) . Noriega se comprometió a asistir a ese Restaurante, ante los amigos presentes en la "Casa
del Recuerdo", esa noche, a pesar de que estaba preocupado por los in482
formes que tenía sobre cl inusitado movimiento de tropas norteamericanas. Pero todo indica que se hizo una llamada telefónica (posiblemente
su ayudante Rafito Cedeño llamó a un agente de la CIA en Panamá) y
luego de ella aseguró que todo marchaba bien . Se supone que Cedeño
recibió informe de que nada anormal ocurriría esa noche, por lo cual
Noriega decidió llamar a varias amigas para pasar un rato de solaz en el
Club de Esposas de los Militares (Ceremi) ), adjunto a la pista militar del
Aeropuerto Interncional de Tocumen . El jefe de Escolta de Noriega, Asunción Eliécer Gaytán, tranquilizado también por la tranquilidad del Narcodictador, se reunió esa noche con la periodista argentina Stella Caloni
y otras amigas, para comer viandas y trasegar vinos, pero se retiró del
lugar a las 11 :30 de la noche, luego de llamar por teléfono a la Comandancia (En Pocas Palabras, La Prensa, julio 11, columna del periodista
Guillermo Sánchez Borbón) .
La prensa norteamericana ha informado, tal vez con base en "investigaciones" posteriores de la CIA, que a la medianoche del martes 19, al
desatarse la invasión, Noriega se encontraba en el Ceremi (antiguo Hotel
La Siesta, del Aeropuerto de Tocumen), en compañía de una prostituta .
Esta versión la recoge Frederick Kempe, en su libro Divorcing the Dictator
(pág . 16), quien pinta con detalles de color de ropa y actitud al Narcodictador, al sentir el inicio del bombardeo en ese lugar, a la una de la
mañana, ya el día 20 de diciembre . El periodista panameño Guillermo
Sánchez Borbón (uno de los autores del libro In the Time of the Tyrants),
enterado escritor de la crónica diaria En Pocas Palabras, confirma la presencia de Noriega, la noche de la invasión, primero en la "Casa del Recuerdo", y después en Ceremi, en compañía de varias amigas, dado que,
según Sánchez, el Narcodictador recibió informe de sus "amigos" de la
CIA (en Panamá), de que no eran ciertas las noticias sobre la inminente
invasión (En Pocas Palabras, L a Prensa, abril 24) . Era conocido que desde
la rebelión Giroldi, Noriega se dedicaba más y más al uso del alcohol y a la
disipación, por lo que en una noche ordinaria de semana podía divertirse
conforme a sus hábitos, pero no parece cierto que, simplemente, al comenzar la invasión el Narcodictador se encontraba con una prostituta .
Sorprendido Noriega con su escolta en Ceremi (Tocumen), por la invasión, ordenó regresar con toda clase de precauciones a la ciudad de
Panamá (posiblemente a San Miguelito), pero redujo su escolta a los
hombres a quienes consideraba como más leales y de mayor confianza . Incluso el grupo esquivó un retén de soldados norteamericanos, en el trayecto,
y hemos obtenido la versión, de personas muy allegadas a Noriega, de
483
que esa noche estuvo en casa de un amigo, en San Miguelito, donde fue
visitado por algunos oficiales (entre ellos el teniente coronel Daniel Delgado Diamante, a cargo de la defensa del Cuartel de Tinajitas) . Únicamente sus más allegados escoltas saben en qué lugar o lugares se ocultó
Noriega la aciaga noche de la invasión y los días siguientes . Pero lo evidente fue que, lleno de pánico, el ex-Narcodictador anduvo de escondite
en escondite, con sus escoltas de mayor confianza . Noriega, quien afirmaba en público que "hay Comandante para rato" ; blandía un machete
en actos de masas, asegurando que pelearía cuando llegara el momento ;
que había impuesto el uso de frases como "Por Panamá la Vida" y "Ni un
paso atrás", cayó en la más grande cobardía, preparada por sus desviaciones patológicas, por su afición al esoterismo y la práctica de la brujería .
Desde un comienzo, huyó cobardemente .
El periodista cubano Luis Manuel Martínez, quien le prestó servicios
a Fulgencio Batista, a Tacho Somoza y a Manuel Antonio Noriega, a
través de una propaganda servil y algo habilidosa, que en Panamá suscitó
mucho repudio, fue detenido al producirse la invasión, y al ser indagado
meses después en una Fiscalía, hizo declaraciones a la prensa, acusando
a Noriega de cobarde . Añadió Martínez : "yo no recuerdo a un líder de
ejército latinoamericano que en los últimos 50 años haya peleado y puesto
en riesgo su vida" . (El Panamá América, abril 7) . También el ex-candidato norieguista Carlos Duque formuló, después de la entrega del exNarcodictador, entre otras declaraciones, la de que Noriega no podía ser
líder nacionalista por haber estado durante años al servicio de la CIA .
El fracaso de la CIA (sección de Panamá) en precisar los lugares en
que se encontró Noriega, horas antes de la invasión, en el momento de ésta
e inmediatamente después, obligó al Presidente Bush (Comando Sur en
Panamá)) a ofrecer un millón de dólares a quien suministrase informe
fidedigno que condujera a la captura del ex-Narcodictador, lo que anunció
la televisión del Comando Sur (Canal 8) en la tarde del 20 de diciembre . Seguramente que esta oferta profundizó los delirios persecutorios de
Noriega, que se habían agravado desde la rebelión frustrada del mayor
Giroldi y la publicación de Los Angeles Times, sobre la Operación Panamá-5, que financiaba a la CIA con tres millones de dólares de presupuesto, para capturar a Noriega . Lo último, como sabemos, confundió
mucho a éste, pues él se obsesionó con su probable captura personal y no
creyó, sino muy tarde, en los informes que se le daban sobre la inminente
invasión . Pero también habían fracasado sus enlaces con la CIA, en Panamá, quienes fueron dejados al margen de tal operación (Newsweek,
484
mayo 19), por su ineficacia ante la rebelión Giroldi, a tal punto de que
cuando Bush ordenó la invasión el domingo 17 de diciembre, William
Webster, Director de esa entidad, no fue llamado a la reunión .
¿Cuáles fueron los lugares de ocultamiento de Noriega? Fueron muchos . Ni toda la noche, ni todo el día se quedaba en el mismo lugar . Aparentemente, el ex-Narcodictador consideraba a San Miguelito como el principal de sus bastiones, con el Cuartel de Tinajitas a su favor y una
población de mas de doscientos mil habitantes, donde tenía muchos partidarios y elementos paramilitares, bajo la dirección del Legislador Luis
Gómez, la Alcaldesa y candidata a una Legislatura, Balbina de Periñán, y
del teniente coronel Daniel Delgado Diamante, jefe militar de ese Distrito,
anexo a la ciudad de Panamá y conformando con ella, en verdad, un todo
urbano y poblacional . Además, San Miguelito queda en el centro de los
extremos constituidos por el Cuartel Central o Comandancia en el barrio
del Chorrillo (sector de la vieja ciudad de Panamá) y por los Cuarteles de
las afueras, como Tocumen y Fuerte Cimarrón . Es decir, San Miguclito
era un lugar céntrico y de facilidad en las comunicaciones hacia los demás
sectores de alguna importancia militar . Por San Miguelito y puntos cercanos anduvo oculto, acobardado y perseguido el otrora "hombre fuerte
de Panamá" .
El Estado Mayor de Noriega, sus oficiales asesinos y ladrones, lo emularon en cobardía . También huyeron despavoridos a esconderse, tratando
de propiciar su estampida hacia el extranjero, y algunos buscaron después
asilo diplomático . Pero durante la invasión dejaron abandonada a la tropa
(con muy pocas excepciones, como la del teniente coronel Daniel Delgado,
en San Miguelito, y el mayor Cortizo, en Fuerte Amador), que al mando
de tenientes y oficiales inferiores, hizo resistencia valerosa, muriendo cerca de quinientos soldados y siendo heridos unos 1,500 . La "alta" oficialidad desertó, siguiendo el triste ejemplo del ex-Narcodictador .
Isabel Corro los motejó a todos, incluyendo a Noriega, como "el más
grande fraude de la historia (panameña), porque ellos engañaron al pueblo y a quienes los seguían" ; "enviaron a morir a sus tropas" (La Prensa,
febrero 11) . Esa "alta" oficialidad era cómplice del Narcodictador, en
sus grandes atropellos y en sus pingües delitos, pero no se trataba de un
grupo de compañeros, con un líder ideológico, político, nacionalista . Esa
banda de forajidos, al nivel de su jefe natural, también tenía que desmoronarse, más temprano que tarde .
De los planes norieguistas consistentes en armar al pueblo, para que
rechazara la invasión yanki ; destruir las oficinas públicas ; desatar la ma
485
Lanza en los barrios residenciales de los ricos ; asesinar a los civiles norteamericanos que fueran capturados ; resistir a la invasión en todo el país
y saquear el comercio en el eje metropolitano Panamá-Colón, pocas acciones fueron llevadas a la realidad, lo que debió producir efectos muy negativos en el ánimo del Narcodictador, cuando ya el jueves 21 de diciembre,
segundo día de la invasión, fue muy evidente que las tropas norteamericanas controlaban todo el panorama, pese a esporádicos tiroteos contra
ellas . Habían capturado muchas armas ; habían detenido gran cantidad de
soldados, paramilitares y políticos y andaban a caza de Noriega. Los "altos"
oficiales del Narcodictador habían esquivado comunicarse con él y él también evitaba contactarlos, por el temor ya aludido . Era natural que la
oferta de recompensa produjera gran cantidad de informes inexactos sobre
el lugar o lugares en que se decía haber visto a Noriega, informes que
aprovechaban las televisoras norteamericanas para "revelar" esos datos,
pero considerándolos falsos .
Como una medida lógica en la acción de búsqueda de Noriega que
desplegaba el Comando Sur, las embajadas y residencias oficiales de Cuba,
Nicaragua y Libia fueron rodeadas y fuertemente vigiladas por las tropas
norteamericanas desde el 21 de diciembre, lo que suscitó varios incidentes
con algunos diplomátiocs, al ser cateados al entrar y salir de los respectivos
edificios . El Comando Sur quería evitar que Noriega buscara refugio y
asilo en tales embajadas . Pero en ningún momento fue vigilada y menos
cercada la Nunciatura papal, sede de la embajada vaticana . No sabemos por
qué, a pesar de que se conocían las relaciones del Narcodictador con el
Nuncio Laboa, así como la circunstancia de que en algunos momentos
la Nunciatura fue asilo para varios perseguidos por el norieguismo .
Los informes obtenidos posteriormente a la invasión por la CIA y la
inteligencia militar norteamericana, de norieguistas detenidos, indican que
los días miércoles y jueves de la invasión (20 y 21 de diciembre), el Narcodictador viajaba desde sus escondites de San Miguelito a casas de amigos
no demasiado lejanas, encontrándose siempre en estado de mucha agitación y nerviosismo . Estuvo varias veces en la lujosa casa de su amigo Jorge
Krupnick y en los talleres de una tornería de otra persona de su confianza,
en las cercanías de San Miguelito . El jueves 21 de diciembre, el mismo
Noriega tuvo conocimiento de que el teniente coronel Luis del Cid, jefe
de la Zona militar de Chiriquí, hacía contactos para rendir su cuartel, sus
tropas y él mismo a los norteamericanos . Fue un golpe muy grande para
el atribulado Narcodictador, puesto que del Cid era uno de sus oficiales de
486
mayor confianza, a causa de las actividades que Noriega le asignó en el
negociado del narcotráfico .
En efecto, del Cid había celebrado conversaciones con los representantes de la Iglesia católica en David, Chiriquí, al no recibir siquiera una
llamada telefónica de parte de Noriega, y decidió con otros oficiales que le
acompañaban que debían optar por la rendición, siempre que se les dieran
garantías . Es probable que del Cid estuviera tomando ventaja de la utilidad que podía prestar a los norteamericanos, como partícipe en los juicios
de Miami y Tampa contra el Narcodictador . La Iglesia católica de David
actuó casi como intermediaria y el General Cisneros exigió que la bandera
blanca de rendición fuera colocada en el Cuartel . El 21 de diciembre algunos aviones norteamericanos sobrevolaron la ciudad de David y se percataron de la señal de rendición acordada . Al día siguiente, viernes 22 de
diciembre, del Cid formulaba declaraciones por medio de la televisión, tal
como se había convenido ; el 24 en las primeras horas de la mañana era
traído a Panamá ; rápidamente enviado por el Comando Sur a Miami, y
de allí a Tampa, donde conjuntamente con Noriega debía hacerle frente
a cargos por negocios de narcotráfico .
Otro fiel miembro de la escolta de Noriega, el oficial Iván Castillo, le
abandonó el 24 de diciembre en la mañana, con el pretexto de buscar
ayuda necesaria y regresar, lo que no hizo. Por el contrario, el Comando
Sur recibió un ¡forme confidencial muy detallado de la presencia de Noriega en la casa de Jorge Krupnick (Stiner dijo que fue un escolta quien
suministró la información), y cuando un grupo de soldados norteamericanos irrumpió sorpresivamente en ese hogar, los huéspedes que allí se encontraban habían huido veinte minutos antes . La señora Krupnick admitió
que Noriega ya era un hombre sin voluntad y que sus escoltas decidían
sobre sus movimientos. No se había retirado aún el grupo norteamericano
de persecución, de la residencia de Krupnick, cuando llamó telefónicamente la amiga íntima de Noriega, señora Vicky Amado, para preguntar
por su hija, con quien habló, diciéndole ésta que el Narcodictador se encontraba muy cansado, exhausto . Esta conversación fue escuchada en una
extensión telefónica por el oficial norteamericano que comandaba el grupo
de persecución . Ya Noriega difícilmente podía continuar ocultándose .
48 7
VIII. Se asila el ex-Narcodictador
Como un rayo que deslumbrara y ensordeciera con gran trueno, a las
cinco de la tarde del 24 de diciembre (cinco días después de iniciada la
invasión), el General Maxwell Thurman, jefe del Comando Sur, anunciaba por la televisión a una audiencia ávida de las noticias provenientes
del ejército invasor, que Noriega se había refugiado en la Nunciatura Apostólica desde la media tarde . ¿Qué había ocurrido?
Poco después del mediodía del 24 de diciembre, el propio Noriega
llamó telefónicamente al Nuncio papal, Monseñor José Sebastián Laboa,
su amigo de varios años, para solicitarle asilo . Le indicó que le enviaría
a uno de sus escoltas para que llevara al Nuncio al lugar que ese enviado
determinaría, a fin de que pudiera el Nuncio acompañar a Noriega a la
embajada vaticana, en Punta Paitilla, un pequeño Manhattan de rascacielos en Panamá . El Nuncio explicó al ex-Narcodictador que él no podía
ir a buscarlo, pero Noriega insistió en que sólo esperaría entre diez y quince
minutos. La rápida conversación no parecía presagiar todo lo que después
sucedería .
Según la versión de Frederick Kempe (Divorcing The Dictator, pág .
24), Laboa llamó varias veces al General Marc Cisneros, pero no pudo
localizarlo . El Padre Javier Villanueva y el Padre José Spiteri, dos funcionarios de la embajada, fueron comisionados por el Nuncio para acom pañrlescotnaumóvildeNncatur,qedsplgab
bandera vaticana en su parte delantera . El escolta condujo el automóvil
hacia el Dairy Queen, del cruce Río Abajo-Juan Díaz, cercano a San Mi.guAelistcoarmnusdetarlí,oautmóvilqegab
con vidrios negros descendió un Noriega prácticamente desfigurado, con
gorra de base-ball, y subió al carro del Nuncio . El ex-Narcodictador se
veía muy agotado, y con su rara indumentaria de fugitivo, no era ni la
sombra del "general Noriega" que varias veces dijo en público, año y
medio atrás, que "hay Comandante para rato" y que "este Comandante
morirá peleando en las calles de Panamá" . El Padre José se sentó al timón
y se alejaron hacia la Nunciatura . Eran las dos y media de la tarde . Diez
minutos después, la entrada de Noriega en la Nunciatura abría un nuevo
capítulo en los estertores de la Narcodictadura panameña . En un pequeño
bulto de ropa, el "valiente" ex-Narcodictador llevaba una metralleta, que
mantuvo siempre oculta bajo la cama en que durmió por diez días .
Al anuncio televisado del General Thurman, el júbilo y la celebración
del pueblo panameño, en todo el territorio nacional, fueron enormes . Las
48 8
calles se atestaron de gentes y de automóviles ; se gritaba hasta enroquecer
con alegría en el alma y en el cuerpo ; las personas se abrazaban sin conocerse : la Narcodictadura, la hidra infame, había doblado la cabeza, en
derrota y rendición . Thurman informó también que tropas norteamericanas habían acordonado la sede de la Nunciatura y que no se podía entrar
ni salir, sin ser cateado e interrogado por esas tropas . Poco tiempo después
de llegar Noriega, se asiló también en la Embajada vaticana el feroz Niv aldoMriñán,jefdlDpartmnoNcildeInvstgacio
(DENI), señalado como uno de los más crueles y sádicos torturadores de
Noriega . Díaz antes se habían refugiado en la Nunciatura unos seis oficiales
norieguistas, sospechosos de delitos, y cuatro etarras a quienes Noriega
había dado protección .
El Nuncio Apostólico, Monseñor José Sebastián Laboa, representaba
al Vaticano en Panamá, desde principios de 1983 y era el Decano del
Cuerpo Diplomático, con 67 años de edad . Según Frederick Kempe, Laboa
era "uno de los más maquiavélicos monseñores del mundo" (Divorcing
the Dictator, pág . 40), afirmación de la que no podemos dar fe, y que
había prestado servicios en el Vaticano en calidad de "Abogado del Diablo", "para destruir a los impostores que intentaban obtener créditos por
supuestos milagros" (pág . 24) . Díaz antes de la invasión había salido para
España, de vacaciones coincidentes con la Navidad . Pero al tener conocimiento de la acción bélica norteamericana decidió regresar inmediatamente a Panamá "para estar con su pueblo", como declaró él mismo . Llegó
a Miami el 21 de diciembre en la noche y como no había vuelos comerciales para Panamá, gestionó con exiliados panameños se le transportara
en un avión militar norteamericano, lo que le permitió arribar a la Nunciatura en la madrugada del viernes 22 de diciembre . ¿Pudo haber intuido
Monseñor Laboa el papel que iba a desempeñar como protector diplomático de Noriega y conducto para que se le llevara a Norteamérica, como
responsable de delitos del narcotráfico?
Noriega tenía la posibilidad de buscar refugio en las embajadas de
Cuba, Nicaragua o Libia, pero seguramente que ninguno de esos países
aceptaría correr el riesgo de las complicaciones internacionales consiguientes. Además, ya las tropas norteamericanas habían rodeado esas embajadas ; acercarse a ellas era una acción imprudente para el ex-Narcodictador .
Y como la Nunciatura estaba exenta -ya hemos acotado que no sabemos
las razones de ello--- del cerco norteamericano, pese a que varios norie
guistaehbíniladoeCspal,yóoquedbaNrigs
puerta posible. Aparentemente, la decisión del ex-Narcodictador de buz
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car refugio en la Nunciatura aventuraba la posibilidad de obtener asilo
en cualquier país que se lo concediera . Ignoramos si antes de refugiarse en
la sede vaticana, Noriega gestionó asilo en alguna otra embajada . Es muy
improbable . Ya en la Nunciatura, el asilo en cualquier pals (República
Dominicana, donde tenía familiares y amigos ; o en España, que pocos
meses antes se lo había ofrecido) era una perspectiva que se frustró cuando
el Gobierno español declinó recibirlo como asilado . La situación se había
complicado, tanto para Noriega como para el Nuncio Laboa .
Intensas conversaciones se desarrollaron, entonces, entre el Departamento de Estado y el Vaticano, así como entre el Comando Sur, el Nuncio
Laboa y el Gobierno panameño, en procura de una solución . El Presidente Endara declaró en un principio que su Gobierno no podía extraditar a nacionales panameños, dando a entender que la Constitución se
oponía a la entrega de Noriega a los Estados Unidos, que era el país que
lo reclamaba para juzgarlo. El Procurador General panameño, Licenciado
Rogelio Cruz, declaró que el ex-Narcodictador debía ser entregado a Panamá (La Estrella de Panamá, diciembre 31) y agregó al día siguiente que
Noriega y los Magistrados del Tribunal Electoral serían juzgados en Panamá por sus delitos (La Estrella de Panamá, enero lo .) . Mas no se vislumbraba ninguna solución que Noriega aceptara .
El Vaticano decidió enviar a Panamá a Monseñor Giacinto Berloco,
diplomático muy allegado a los países latinoamericanos, conocedor de
éstos . Era un buen partícipe en las negociaciones, colocado a la mano derecha del Nuncio Laboa (La Estrella de Panamá, enero 3) . Los parlamentos
del triángulo Vaticano-Panamá-Estados Unidos nunca fueron muy formales, porque la situación exigía mucha flexibilidad . La posición constante
de los Estados Unidos fue la de que Noriega debía ser entregado a las
autoridades militares estadounidenses, para su juzgamiento en Miami por
narcotráfico . El Vaticano insistía en que, de haber entrega, ésta se haría
al Gobierno Endara . El nuevo Presidente panameño, en declaraciones
formuladas al salir el domingo 31 de diciembre de una Iglesia católica de
la ciudad de Panamá, se expresó en términos fuertes contra Noriega, pero
no fue categórico ante el destino inmediato' que esperaba al ex-Narcodictador : "El Santo Padre y el Nuncio Apostólico deben decir de una vez
por todas que Noriega no merece estar refugiado en la casa de Dios, que
él es un criminal común y corriente de la peor especie y que debe abandonar el recinto sagrado de la residencia diplomática de la Santa Sede"
(La Estrella de Panamá, enero 3) . Estas declaraciones equivalían casi a
una petición para que Noriega fuera entregado al Gobierno panameño .
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Por su parte, cl Arzobispo panameño Marcos G . McGrath, expresó en
esos días que propuestas y contrapropuestas se estaban transmitiendo a
través del Vaticano, hacia el Departamento de Estado . "No vamos a recurrir al hipnotismo, ni lo vamos a atar de pies y-manos para llevarlo
fuera", agregó el prelado, dando la tónica de persuasión en que se había
colocado la Iglesia católica .
El Nuncio había quedado convertido en el eje central de lo que sucedería respecto de Noriega . El Gobierno de los Estados Unidos había intentado promover una instancia directa con el Vaticano, pero Roma contestaba con evasivas corteses, manteniendo la posibilidad de soluciones in
situ . Los Generales del Comando Sur (Thurman y Cisneros) hablaban
con el Nuncio, para presionar una acción inmediata . Y el Gobierno de
Panamá no podía salir de una línea inconsistente, ambigua, pues temía
extraditar a Noriega, por ser ello inconstitucional y más demorado, a lo
que se agregaba la circunstancia de que el ex-Narcodictador debía ser juzgado por Panamá, a causa de los delitos cometidos en el territorio panameño . Finalmente, no era posible dejar de tener en cuenta el factor
Noriega, quien sólo hablaba con el Nuncio, pues como decía el Arzobispo
McGrath, no era posible "atarlo de pies y manos" e imponerle forzadamente la medida que fuese . Es una lástima que los protagonistas de estas
posiciones más o menos conflictivas no hubieran escrito, siquiera ex-post
facto, sobre esta espinosa controversia, omisión explicable, porque algunas
de las partes considerarían que se les estaba denunciando en forma pública . Generalmente, las madejas diplomáticas se mantienen en reserva, para
conveniencia recíproca de los poderes políticos que toman parte en ellas .
Acababa de transcurrir ya una semana (domingo 24 a domingo 31
de diciembre) y no se había llegado a ningún entendimiento . Pero el 2 de
enero, uno de los refugiados en la Nunciatura salió de ésta y luego de atravesar la calle subió a un helicóptero norteamericano, lo que se consideró
como una entrega voluntaria lograda por Monseñor Laboa, aunque la
persona no fue identificada .
IX . Formación del Gobierno Endara
Las Secciones anteriores de esta Octa Parte, las hemos dedicado a la invasión y ocupación norteamericanas de Panamá, a través de los diversos
aspectos de mayor relevancia de esos dos fenómenos militares, así como
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a aquellas situaciones que se derivaron de tales hechos, que han sido de
importancia capital. Acabamos de revisar la conducta adoptada por el exNarcodictador, hasta su asilo en la Nunciatura Apostólica .
En el curso de los días subsiguientes, de inmediato, a la invasión, se
dieron, igualmente, otros sucesos importantes, como fue, entre otros, la formación del Gobierno Endara, en su etapa inicial. Se ha visto que, al darse
la necesidad o conveniencia de extender el enfoque a momentos cronológicamente posteriores, mas complementarios de los primeros acontecimientos
de referencia, así lo hemos hecho ; lo que reiteramos, porque continuaremos valiéndonos, de ahora en adelante, de esta metodología de extensión
cronológica, ya que de tal manera contribuimos a la mayor comprensión
de los temas reseñados .
Producida la juramentación de los gobernantes panameños en la base
militar norteamericana de Fort Clayton, la misma noche de la invasión,
y dada la segunda ,toma de posesión que ellos escenificaron, en el Palacio
Legislativo, el 21 de diciembre, las condiciones caóticas prevalecientes en
el país no permitieron que el Presidente Endara y los Vicepresidentes Arias
Calderón y Ford pudieran dedicarse inmediata y normalmente a la integración del nuevo Gobierno . La primera medida oficial que se adoptó fue
la de qué los Vicepresidentes quedaron nombrados, el 22 de diciembre,
como Ministro de Gobierno y justicia (Dr . Ricardo Arias Calderón) y
Ministro de Planificación y Política Económica (Guillermo Ford Boyd) .
Es sabido que, formalmente, corresponde al Presidente de la República el
nombramiento de los Ministros de Estado .
De acuerdo con el artículo 180 de la Constitución, los puestos de Vicepresidentes de la República tienen el carácter de cargos efectivos, con funciones específicas, de las cuales los Vicepresidentes sólo pueden separarse
con licencia, como lo dispone el artículo 182 constitucional ." Su única
atribución no es la de reemplazar al Presidente, en sus faltas o ausencias,
sino que deben actuar como sus colaboradores activos e inmediatos, si es
que se respetan las normas constitucionales mencionadas . No creemos
compatible con la Constitución que los Vicepresidentes de la República
puedan desatender las atribuciones del artículo 180 de la Carta Magna.
Desde 1972 hasta 1989 los Vicepresidentes tenían asignado un sueldo en
el Presupuesto y disponían de oficina especial . Nunca, en la época de, la
10 Texto del artículo 182 : "El Presidente y los Vicepresidentes de la República
podrán separarse de sus cargos mediante licencia que cuando exceda de noventa días
les será concedida por el Consejo de gabinente . . ."
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Dictadura torrijista y de la Narcodictadura norieguista, un Vicepresidente
desempeñó un cargo distinto, ni tampoco el de Ministro de Estado .
Además, el artículo 298 de la Constitución establece que "los servidores públicos no podrán percibir dos o más sueldos pagados por el Estado,
salvo los casos especiales que determine la Ley, ni desempeñar puestos con
jornadas simultáneas de trabajo" . Nosotros sabemos de sobra que la honorabilidad personal de los Vicepresidentes Arias C . y Ford no permite la
más mínima idea en cuanto a una duplicidad de sueldos . Sin embargo,
teniendo el cargo de Vicepresidente funciones efectivas y permanentes, a
más de la relativa a la ocupación de la Presidencia cuando el titular se
ausente, surge una clara incompatibilidad constitucional para que los Vicepresidentes puedan desempeñar el cargo de Ministros de Estado, porque
ambos cargos tienen, normalmente, jornadas simultáneas de trabajo . Adelantándonos en mucho al orden cronológico que ha sido pauta de exposición en esta obra (aunque a veces tengamos que apartarnos del mismo),
diremos que en el "Estatuto de Retorno Inmediato a la Plenitud del Orden
Constitucional", suscrito con fecha 21 de diciembre por el Presidente y
los dos Vicepresidentes, ellos mismos dispusieron que "todo el poder público será ejercido por el Presidente, el Primer Vicepresidente y el Segundo
Vicepresidente de la República" (artículo lo. de ese Estatuto) . Crearon
extraconstitucionalmente un triunvirato de ejercicio de la máxima función
gubernamental, que es la relativa al poder público . Y el desempeño adicional, por los Vicepresidentes, de cargos ministeriales, no sólo duplicaba,
sino que triplicaba su cometido : primero, Vicepresidentes ; segundo, dete.ntadoreslp úbico,yter Minso
No escapa a nadie el significado y el poder político del Ministerio de
Gobierno y justicia y del Ministerio de Planiifcación y Política Económica .
El que los dos Vicepresidentes quedaran en los cargos de dichos Ministerios implicaba una notoria acumulación de poder, a más de que ella se
apartaba de las normas constitucionales, según nuestra opinión . Anotemos,
también, que los Vicepresidentes Arias C, y Ford desempeñaban un papel
dirigente en sus respectivos partidos políticos .
Los restantes diez Ministros fueron designados en los días siguientes al
22 de diciembre, lo mismo que el Contralor General de la República (Lic .
Rubén D . Carles) y el Procurador General de la Nación (Lic . Rogelio
Cruz) (La Estrella de Panamá, diciembre 27 y 31) . Sólo este último funcionario fue designado por su vinculación personal con el Presidente End ar,comtivabgdoelOpsicónduratelmpñctoral,
y el Lic . Caries pertenecía al Partido Molirena (Movimiento Liberal
493
Republicano Nacionalista) . El sábado 30 de diciembre el nuevo Gobierno
ocupó el Palacio Presidencial, según información y fotografía del último
diario mencionado .
El 23 de diciembre el Ministro de Gobierno y justicia, Dr . Arias Calderón, Presidente del Partido Demócrata Cristiano, anunció la formación
de una Fuerza Pública, y desde dos días antes (el 21) se había hecho un
llamado público a los miembros de las Fuerzas de Defensa para que concurrieran el 22 de diciembre a las oficinas del Departamento Nacional del
Tránsito, con el fin de incorporarse a la nueva entidad policiva . También
el 23 de diciembre dicho Ministro indicó que acababa de nombrarse al
teniente coronel Roberto Armijo como jefe de la Fuerza Pública, aunque
con escasa anterioridad se dio oficialmente la información de que el coronel Eduardo Herrera sería designado como jefe, pero en realidad quedó
como Sub-jefe de esa Fuerza (La Estrella de Panamá, diciembre 27) . El
mayor Ricardo Reyes Dutari fue encargado del Tránsito y el mayor Juan
Antonio Guizado, de la Policía . Las cuatro personas designadas habían sido
o eran oficiales de las Fuerzas de Defensa de la Narcodictadura . Sin embargo, el 3 de enero de 1990 el propio Presidente Endara anunció por
la televisión que se había aceptado la renuncia irrevocable del jefe de la
Fuerza Pública, teniente coronel Roberto Armijo, sin suministrar el Presidente la más leve indicación sobre tan abrupto e importante cambio . El
Sub-jefe Herrera fue nombrado, entonces, como jefe .
Inesperadamente, el 27 de diciembre al mediodía se hizo, por la televisión, el anuncio de que se llevaría a la pantalla chica un acto del Tribunal
Electoral. Efectivamente, por Resolución No . 502 de 27 de diciembre, ese
Tribunal, tras un informe de su Asesor Legal Dr. Carlos Rangel, de su
Secretario Dr. Carlos Bonilla y de los Contadores Públicos Ezequiel Villarreal y Angela M . Godoy, revocó su Decreto No . 58 de anulación de las
elecciones del 7 de mayo, proferido el 10 de mayo de 1989, declaró electos
a Endara, Arias Calderón y Ford, como Presidente y Vicepresidentes de
la República, y les entregó las credenciales respectivas, con las firmas de la
Licenciada Yolanda Pulice de Rodríguez (magistrada presidenta del Tribunal) y de Luis Chen y Manuel A . Icaza (los otros dos magistrados de
ese organismo) . La Presidenta Pulice de Rodríguez y los proclamados se
dieron sendos abrazos y besos protocolares, a la terminación del acto . El informe de cómputo electoral aludido tomó en cuenta las actas de la elección, que custodiaba la Iglesia católica de Panamá y consignaba 473,838
votos en favor de la nómina triunfadora, 128,914 votos para la nómina
oficialista de COLINA y 2,822 votos en favor del Partido Panameñista
494
Auténtico, del candidato Hildebrando Nicosia (total de votos escrutados :
757,797) .
Según la información periodística respectiva : "el Licenciado Endara,
al responder pregunta de un periodista internacional, aseguró que la decisión de los magistrados del Tribunal Electoral fue "totalmente voluntaria", dando a entender que ellos no habían intervenido, para nada, en la
"nueva" decisión del Tribunal Electoral, salvo presentarse ante éste, no se
sabe por iniciativa de quién, para recibir las credenciales consagratorias .
"Endara, quien portaba la banda presidencial, estuvo acompañado por
Arias Calderón y Ford" (La Estrella de Panamá, diciembre 28) . La ceremonia se celebró en el edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores . Sin
duda que este acto absolutamente extemporáneo e innecesario, de escrutinio ordenado por el Tribunal Electoral, y de declaración de gobernantes
electos por este último, siete meses después de las elecciones de mayo, fue
una suerte de respuesta indirecta a las numerosas condenas de los Gobiernos
de América Latina contra la invasión norteamericana y contra el nuevo
Gobierno panameño, de que daban cuenta las televisoras locales y extranjeras, ya que el único periódico que en esos días se estaba publicando en
el país (La Estrella de Panamá), desde el 27 de diciembre, nada informó
sobre tales censuras gubernamentales latinoamericanas .
El segundo órgano del Estado que se re-estructuró, en su cúpula, fue
el judicial, a consecuencia de renuncias pedidas verbalmente por personeros del nuevo Gobierno a los nueve Magistrados de la Corte Suprema
de justicia, a la falta de posesión que no se quiso dar a sus suplentes y al
nombramiento de nueve magistrados, por acto del Consejo de Gabinete .
Fue el 4 de enero cuando la nueva Corte Suprema pudo reunirse, para
iniciar sus actuaciones (La Estrella de Panamá, enero 4) .
Este tour de force, para producir las vacantes de magistrados de la
Corte Suprema, fue denunciado ante la Asamblea Legislativa por uno de
los magistrados "renunciados", el Lic . Jerry Wilson, quien expresó en su
denuncia que entre los días 25 y 31 de diciembre de 1989, el Lic . Carlos
Lucas López, a quien el 3 de enero se nombró magistrado de la Corte
Suprema (y hoy es Presidente de ésta), "coaccionó" a los anteriores
ma
Periódíco,
que
presentaran
sus
renuncias
(Semanario
El
gistrados, a fin de
No. 10, abril de 1990) . Cuando tal denuncia fue remitida a la Comisión
de Credenciales y Asuntos judiciales de la Asamblea Legislativa, dicha
Comisión la rechazó, el 13 de marzo de 1990, con base en que "el denun
ciante no presentó elementos de prueba para fundamentar su acción", y
también se convino en designar una sub-comisión que redactara un informe
495
para el pleno de la Cámara . Un parlamentario del partido MOLIRENA
argumentó que "en aras de que se entierre al torrijato y noriegato pido cl
rechazo" de esa denuncia (El Panamá América, marzo 14) .
Además, el diario La Prensa, del día 25 de marzo, dio a conocer que
el Ministerio Público había iniciado un expediente contra los ex-magistrados de la Narcodictadura, fundándose en que habían negado número plural
de Recursos de Amparo de Garantías y Recursos de Habeas Corpus, lo
que constituía una violación de los derechos humanos, sancionada por el
Código Penal . No se ha conocido ningún pronunciamiento sobre tales "delitos", ni se conoce tampoco la suerte corrida por el expediente aludido .
El otro órgano del Estado, la Asamblea Legislativa, no se pudo constituir durante los dos meses siguientes a la invasión, porque se requería el
indispensable escrutinio de votos, en los 40 Circuitos Electorales en que
se divide, para los fines de la elección, el territorio de la República . Los
actos de violencia del oficialismo, la noche del 7 de mayo de 1989, día de
la elección general, afectaron buena parte de la documentación respectiva,
por lo que era necesario rescatarla y ordenarla, para los fines del caso .
No puede remitirse a duda alguna el hecho relevante de que el nuevo
Gobierno se estuvo formando en días difíciles, hasta caóticos, cuando las
oficinas públicas de la ciudad capital y de Colón habían experimentado
saqueos y destrucciones y cuando todas, o por lo menos las principales,
estaban acordonadas por tropas norteamericanas, única garantía de que
los paramilitares y francotiradores no osarían atacarlas, con peligro de los
empleados que se dispusieran a prestar servicios .
Pero fue muy notorio que el Gabinete se integró con personas que casi
en su totalidad pertenecían a los tres Partidos políticos triunfantes en la
elección del 7 de mayo (en uno de ellos, el Liberal Auténtico, contamos
al grupo arnulfista del Presidente Endara), incluso, como ya lo hemos
destacado, con la designación de los dos Vicepresidentes de la República
en función de Ministros. La Estrella de Panamá del 29 de diciembre suministró los nombres de todo el Gabinete . Situación análoga se dio con el
nombramiento de Magistrados de la Corte Suprema de justicia y con
el de Directores de entidades autónomas estatales, de Viceministros y otros
cargos de la alta burocracia, con predominio, en un comienzo, de la Democracia Cristiana panameña, el Partido de mayor cantidad de votos en
la elección del 7 de mayo . El significado político, social e histórico de los
primeros actos de formación del Gobierno Endara, actos que por ahora
nos hemos limitado a describir, intentaremos precisarlo en la última Parte
de esta obra, pues todavía debemos continuar el recuento y examen de
496
hechos importantes que ocurrieron dentro del lapso de la quincena siguiente a la invasión .
X. Se entrega el ex-Narcodictador
En la primera semana de asilo de Noriega en la Nunciatura (24 a 31 de
diciembre) se dieron las controversias "diplomáticas" a que anteriormente
nos hemos referido, y ellas se encaminaban a un punto de definición .
La Cruzada Civilista convocó para una manifestación ante la Nunciatura, que se celebraría el martes 3 de enero en la tarde . Los militares que
acompañaban a Noriega, en la sede vaticana, principalmente Madriñán
y Gaytán, y el mismo ex-Narcodictador, abrigaban temores en cuanto a
que cualquier disturbio entre los manifestantes podría originar una suerte
de "acción comando" norteamericana, a fin de capturar a Noriega y a
cualesquiera otros de los refugiados . En la noche del 2 de enero, tras una
reunión de Noriega, Madriñán, Gaytán y el Nuncio Laboa, el ex-Narcod
ictador expresó al último que estaba dispuesto a entregarse a los norteamericanos esa misma noche o al día siguiente, para ser juzgado en
Miami . La decisión de Noriega se mantuvo en reserva, en los altos círculos
de todas las partes : la Nunciatura, Noriega, etc . Era común la preocupación por lo que podía ocurrir en la manifestación del día siguiente, y
varias fuerzas trabajaron para que se suspendiera : el Nuncio, el Gobierno
Endara, la Embajada norteamericana . A mediodía del 3 de enero, algunas radioemisoras locales anunciaron la suspensión del acto público de
masas, lo que obligó a la Cruzada Civilista a desmentir la noticia suspensiva y a reiterar el llamado para que el mismo se llevara a efecto . La concentración anti-norieguista fue enorme, aunque pudo ser mayor, y hubo
un momento en que los ánimos se caldearon, a los gritos de "queremos a
Noriega", "que nos lo entreguen", "vamos a capturarlo", etc . Difícilmente
las tropas norteamericanas pudieron impedir que los grupos furiosos entraran a la Nunciatura y se produjo un alivio de la tensión cuando los
manifestantes empezaron a retirarse al comenzar la noche .
Como Noriega había expresado su voluntad de entregarse al ejército
norteamericano desde el 2 de enero en la noche, obtuvo varias concesiones
personales : salir vestido con su uniforme militar ; enviar algunas cartas de
agradecimiento (una de ellas al Papa) ; hablar telefónicamente con su
esposa, hijas y su amante Vicky Amado y no ser fotografiado en el momento de su entrega, ni a su llegada a Miami .
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A un cuarto para las nueve de la noche del 3 de enero, poco después
de terminada la manifestación popular en su contra, el ex-Narcodictador
salió de su refugio en la Nunciatura, ante las filas de soldados norteamericanos que vigilaban y cercaban el lugar, quienes fueron alertados al efecto .
Noriega vestía su uniforme militar con cuatro estrellas en los hombros, uniforme que había traído personalmente nada menos que el General Marc
Cisneros . Un grupo de soldados norteamericanos le siguió de cerca . Cruzó
la calle en dirección del Colegio San Agustín, tras cuyo patio le aguardaba un helicóptero norteamericano . Iba caminando con firmeza y en el
lugar estaban desde un poco antes los Generales Thurman y Cisneros, en
compañía de Michael Kozak, Sub-secretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos . Varios metros antes del helicóptero, fue registrado minuciosamente y esposado por funcionarios de la DEA (Drug Enforcement
Agency) . Dirigió su mirada hacia atrás, en donde estaba Monseñor Laboa,
y éste le gritó, por sobre el ruido del aparato : "Es para su propia seguridad" (El Panamá América, enero 5) . Se dirigió al helicóptero, con la
cabeza inclinada hacia el suelo . A pocos minutos, en la Base Aérea de
Howard, le esperaba un avión de transporte C-130, en el que hizo el viaje
hasta Miami . En pleno vuelo, los agentes de la DEA le formularon los
cargos y le indicaron sus derechos de prisionero . Ya le habían hecho cambiar de ropa y suministrado un mono ("overall") de color azul oscuro .
Esa noche, borrosamente, las cámaras de televisión instaladas en el
Hotel Holiday Inn, en las cercanías de la Nunciatura, registraron la salida
del ex-Narcodictador de ese edificio y su entrega . También fue televisada
su detención en Miami, cuando ya había cambiado el mono por una camiseta oscura de mangas largas (como un sweater) y apareció sin esposas,
pero con un collar de cuentas negras (especie de amuleto) en el cuello .
El mismo sostenía sobre el pecho una placa con la leyenda : "U .S . Marshall", "Miami-Florida", y el número correspondiente como prisionero :
"No. 41586" . Se veía deprimido y cansado . Era realmente, el ex-Narcodictador ."
Fue simplemente natural que esa noche el pueblo panameño mostrara
colectivamente un ruidoso regocijo, por lo que era el fin irreversible de la
Narcodictadura . La vocación humorística del pueblo, que no decayó desde
" José de Jesús Martínez, extraordinario dramaturgo, excelso poeta y ex-asesor
intelectual de Omar Torrijos, en entrevista concedida al periódico bonaerense Pági
na 12, de enero de 1990, dijo sobre Noriega que "creo que todo el mundo hubiera
preferido que muriese como Allende", símil imposible, pero ocurrencia no extraña en
Martínez y en quienes hacían propaganda con el anti-imperialismo norieguista .
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enero a diciembre de 1989, en medio de la tragedia nacional, que se vivía,
agregó al repertorio popular de símiles, ya desde el 4 de enero, el siguiente :
¿En qué se parecen Eva y Noriega? Respuesta : En que a los dos los sedujo
la-boa.
Con fecha 5 de enero, el Consejo de Gabinete de la República de
Panamá destituyó y degradó a Manuel Antonio Noriega, lo que ratificó su
nuevo status de ex-Narcodictador (La Estrella de Panamá, enero 6) .
XI. El Nuncio José Sebastián Laboa
Aunque en páginas anteriores hemos relatado varias actuaciones del Nuncio Laboa, cabe agregar algunas notas en torno al papel de este experimentado diplomático religioso, que fue muy importante y pudo ser hasta
decisivo en el episodio de la entrega del ex-Narcodictador . Desde 1987,
Laboa se había relacionado con Noriega, y ello le permitió adoptar algunas iniciativas favorables a perseguidos políticos por el régimen . Su
actividad a propósito de Noriega, desde cuando éste se refugió en la Nunciatura, fue muy notoria y destacada . El diario La Prensa, del 10 de
enero, le hizo un reconocimiento muy compartido por muchos panameños,
en la columna editorial Hoy por Hoy, así : "Con magistral habilidad enfrentó a un tiempo los engorros de su incómodo huésped, la impaciencia
popular y la incomprensión de muchas personas . Pero él, sin dejarse arredrar por las dificultades, puso en juego toda su habilidad diplomática
hasta convencer al ex-Narcodictador de que abandonara los predios de la
Nunciatura y se entregara voluntariamente a los norteamericanos" .
Sin embargo, todo indica que Laboa conservó el regusto por su papel
estelar en el caso de Noriega y continuó tratando de mantener un lugar
especial en la atención pública . En efecto, debido a ciertas afirmaciones
inexactas del ex-Ministro norieguista Mario Rognoni, en el sentido de que
Noriega había hecho contactos con la Nunciatura desde el 23 de diciembre, Laboa desmintió fuertemente a Rognoni con un lenguaje áspero, al
explicar que fue Rognoni quien le avisó por teléfono sobre la decisión de
Noriega para refugiarse, unos diez minutos antes de que el Nuncio enviara
a sus ayudantes para recibir al ex-Narcodictador, cl 24 de diciembre .
En los mismos días de tal desmentido, Laboa inició una defensa pública, abierta, del ex-mayor Asunción Eliécer Gaytán, jefe de escolta de
Noriega, refugiado con éste en la Nunciatura . Gaytán fue acusado de participar en la ejecución o fusilamiento personal de varios oficiales, en la
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madrugada del 4 de octubre, cuando la rebelión Giroldi, acaecida el día
anterior . Para Laboa esas ejecuciones "no se configuran como asesinato" ;
Gaytán "aparece limpio, no aparece en ningún delito común, caso de corrupción o de violación a los derechos humanos, hasta los sucesos del 3 de
octubre" ; "hubiera podido pertenecer (Gaytán) a un pelotón de ejecución,
eso es algo que ha podido ocurrir, pero lo que aparece claro es que no
ha habido un asesinato y menos una arbitrariedad que Gaytán tomó por
su propia cuenta" (El Panamá América, enero 22) .
Como estas declaraciones suscitaron severas críticas de varios ciudadanos, vertidas en los periódicos, Laboa fue algo mas cauto pocos días después al explicar, en lo relativo al asilo de Gaytán, que "no es lo mismo
uno que por propia voluntad mata, que si obedece una orden, aunque
esto no quiere decir que seguir una orden, que no sea legítima, no sea un
crimen" (La Prensa, enero 30) .
Estas líneas que dedicamos al Nuncio Laboa ilustran un tanto las complicaciones suscitadas en torno a cerca de cien personas que se refugiaron
en sedes diplomáticas tras la invasión norteamericana del 20 de diciembre,
porque si bien en la mayor parte de los casos las embajadas asilantes obtuvieron el salvoconducto del Gobierno panameño para que esas personas
viajaran al extranjero, también se produjeron algunas pocas situaciones de
conflictos con varios gobiernos, los que dieron lugar a manifestaciones públicas y diferencias diplomáticas mas o menos difíciles.
Cuando se dio a conocer que Laboa sería trasladado al Paraguay, se
produjo la extraña fuga de su amigo y defendido Asunción Eliécer Gaytan, quien huyó de la Nunciatura, a mediados de septiembre de 1990, sin
que se pudiera determinar exactamente cómo y cuándo dejó el refugio
en que vivió por ocho largos meses . El Gobierno panameño se había rehusado a darle salvoconducto a Gaytán, y con la absolución muy anterior de
Laboa, de que Gaytán no era un asesino, ni siquiera autor de ningún otro
delito mas leve, habida cuenta de que no podía seguir contando con la
protección del famoso Nuncio, el ex-jefe de escolta de Noriega decidió
huir de la Nunciatura y ocultarse en Panamá o en el extranjero, lo que
todavía no está en claro . Como puede advertir el lector, "un broche de
oro" cerró la actuación de Laboa en Panamá .
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