Retos y Perspectivas - Tribunal Superior de Justicia del Estado de

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Año 1 No. 1 - Publicación Trimestral - Agosto 2007
Retos y Perspectivas
de la Reforma Procesal en América Latina
Directorio
LIC. BERNARDO DEL REAL ÁVILA
Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia
LIC. JOSÉ GILBERTO LARRALDE MURO
Magistrado Presidente de la Primera Sala Penal
LIC. MARCO AURELIO RENTERÍA SALCEDO
Secretario General de Acuerdos
LIC. JUAN VÍCTOR MANUEL GONZÁLEZ CARRETÓN
Magistrado de la Primera Sala Penal
LIC. NORMA ANGÉLICA CONTRERAS MAGADÁN
Oficial Mayor
LIC. SONIA DE LA FUENTE SANDOVAL
Magistrada de la Primera Sala Penal
LIC. RAÚL CARRILLO DEL MURO
Director de la Escuela Judicial
LIC. ABELARDO ESPARZA FRAUSTO
Magistrado Presidente de la Segunda Sala Penal
LIC. MANUEL ORTEGA MARTÍNEZ
Magistrado de la Segunda Sala Penal
LIC. ARMANDO ÁVALOS ARELLANO
Magistrado de la Segunda Sala Penal
LIC. JUAN ANTONIO CASTAÑEDA RUIZ
Magistrado Presidente de la Primera Sala Civil
LIC. JOSÉ ANTONIO RINCÓN GONZÁLEZ
Magistrado de la Primera Sala Civil
LIC. YRENE RAMOS DÁVILA
Magistrada de la Primera Sala Civil
LIC. JOSÉ GUADALUPE GARCÍA BALANDRÁN
Magistrado Presidente de la Segunda Sala Civil
LIC. LEONOR VARELA PARGA
Magistrada de la Segunda Sala Civil
LIC. MARÍA DEL CARMEN ARELLANO CARDONA
Magistrada de la Segunda Sala Civil
Consejo Editorial
LIC. BERNARDO DEL REAL ÁVILA
Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia
LIC. JOSÉ GILBERTO LARRALDE MURO
Magistrado Presidente de la Primera Sala Penal
LIC. JUAN VÍCTOR MANUEL GONZÁLEZ CARRETÓN
Magistrado de la Primera Sala Penal
LIC. SONIA DE LA FUENTE SANDOVAL
Magistrada de la Primera Sala Penal
LIC. ABELARDO ESPARZA FRAUSTO
Magistrado Presidente de la Segunda Sala Penal
LIC. MANUEL ORTEGA MARTÍNEZ
Magistrado de la Segunda Sala Penal
Coordinación General
LIC. RAÚL CARRILLO DEL MURO
Director de la Escuela Judicial
Colaboradores
DRA. INÉS MARENSI
DR. MANUEL MIRANDA ESTRAMPES
DR. CARLOS F. NATARÉN
DR. MIGUEL CARBONELL SÁNCHEZ
DR. ENRIQUE OCHOA REZA
DR. CRISTIÁN RIEGO RAMÍREZ
LIC. ARMANDO ÁVALOS ARELLANO
Magistrado de la Segunda Sala Penal
Conceptualización
LIC. JUAN ANTONIO CASTAÑEDA RUIZ
Magistrado Presidente de la Primera Sala Civil
LIC. MARIO ALBERTO VERA DÁVILA
Comunicación Social e Imagen Institucional del
Poder Judicial del Estado de Zacatecas
LIC. JOSÉ ANTONIO RINCÓN GONZÁLEZ
Magistrado de la Primera Sala Civil
LIC. YRENE RAMOS DÁVILA
Magistrada de la Primera Sala Civil
Diseño Gráfico
LDG. ALEJANDRO SALAS ESTRADA
LIC. JOSÉ GUADALUPE GARCÍA BALANDRÁN
Magistrado Presidente de la Segunda Sala Civil
LIC. LEONOR VARELA PARGA
Magistrada de la Segunda Sala Civil
LIC. MARÍA DEL CARMEN ARELLANO CARDONA
Magistrada de la Segunda Sala Civil
Actualidad Judicial Revista del Poder Judicial del
trimestral. Año 0 Número 1
Actualidad Judicial es una publicación trimestral
del Poder Judicial del Estado de Zacatecas. Año 0,
Estado
de 1Zacatecas
es una
publicación
Número
- Agosto 2007.
Se prohíbe
la reproducción
total o parcial sin permiso por escrito del editor.
ISSN: en trámite.
Pag.
6
9
16
22
Editorial
LIC. BERNARDO DEL REAL ÁVILA
Magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas
Notas sobre el Proceso de Reforma Penal en el Estado Mexicano
DR. CARLOS F. NATARÉN
Reforma Penal y Juicios Orales
DR. MIGUEL CARBONELL y Dr. ENRIQUE OCHOA REZA
Reformas procesales penales en América Latina: Una visión comparada
acerca de la implementación y experiencias de innovación
DR. CRISTIÁN RIEGO RAMÍREZ
32
53
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
DR. MANUEL MIRANDA ESTRAMPES
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
DRA. INÉS MARENSI
Quehacer Judicial
Pag.
Fortalecen Reino Unido y Zacatecas
colaboración en Juicios Orales
64
Reafirma lazos de cooperación el Consejo General del
Poder Judicial del Reino de España
67
Fué inaugurada la V Reunión de Contralorías Internas y
Fondos para la Administración de Justicia y la VI Reunión
de Capacitación y Actualización Judicial
68
Imparte Gobierno Británico curso sobre Justicia Restaurativa
a integrantes del Poder Judicial del Estado.
69
Firman Convenio de Colaboración El Consejo General del Poder
Judicial de España y el Poder Judicial del Estado de Zacatecas
70
Editorial
LIC. BERNARDO DEL REAL ÁVILA
Magistrado Presidente del Tribunal Superior
de Justicia del Estado de Zacatecas
Con el primer número de la Revista Actualidad Judicial, el Tribunal Superior de
Justicia abre otro foro de discusión y divulgación de los temas jurídicos de actualidad
nacional e internacional.
Emprender un proyecto editorial de esta magnitud ha significado reunir la
voluntad y el talento intelectual de reconocidos juristas mexicanos e Iberoamericanos,
a quienes agradecemos su generosa contribución para cristalizar este proyecto del
Poder Judicial del Estado de Zacatecas.
En este número de la revista Actualidad Judicial, el lector tendrá la oportunidad
de acercarse a opiniones prestigiadas sobre el nuevo paradigma que se viene
construyendo en Latinoamérica respecto de los sistemas de enjuiciamiento penal de
corte acusatorio.
Se recogen las opiniones de Carlos F. Natarén, investigador del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, sobre
el proceso de reforma penal en el Estado mexicano. Al mismo tiempo aparecen las
opiniones de los investigadores Miguel Carbonell y Enrique Ochoa Reza respecto de
los Juicios orales y debido proceso en materia penal: una propuesta de reforma. Y
para dar al tratamiento del tema un toque Iberoamericano, aparecen los trabajos de
Manuel Miranda Estrampes sobre La Prueba y su valoración en los procesos penales
acusatorios latinoamericanos; cerrando el circulo de este diálogo la amble aportación
de Cristián Riego R., con Reformas procesales penales en América Latina: una visión
comparada acerca de la implementación y experiencias de innovación. Como se
podrá constatar al leer el contenido de estas investigaciones, se ponen los acentos
teórico-jurídicos sobre uno de los temas más importantes de la agenda nacional, que
tiene que ver con la modernización del sistema de impartición de justicia penal, por
consecuencia, el lector tendrá mayor elementos para emitir su juicio al respecto.
Finalmente, convencidos de que la actualización y especialización de los
juzgadores y funcionarios judiciales es un tema imprescindible para lograr cualquier
cambio sustancial, hemos incorporado la aportación amable de Inés Marensi acerca
de los nuevos modelos y desafíos que toda reforma impone a las Escuelas Judiciales,
por ello su investigación denominada “La Escuela Judicial y el Desafío de la Reforma,
un nuevo modelo de gestión de la Capacitación”, revela la importancia que tienen las
Escuelas Judiciales o Centros de Enseñanza en los Poderes Judiciales y en sus procesos
de modernización institucional.
Todas estas cualidades, y otras que pueda descubrir el lector, son las que nos
impulsaron para que el primer número de la revista Actualidad Judicial vea la luz
pública y sirva de referente en el futuro sobre la divulgación del pensamiento jurídico
contemporáneo, justificando con ello su nombre: Actualidad Judicial.
Lic. Bernardo del Real Ávila,
Magistrado Presidente.
Agosto de 2007
Acerca de los
Colaboradores
Dr. CARLOS F. NATARÉN
Doctor en Derecho Procesal. Investigador de tiempo completo del Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Dr. MIGUEL CARBONELL SÁNCHEZ
Investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
www.miguelcarbonell.com
Dr. ENRIQUE OCHOA REZA
Profesor de Derecho Constitucional en la Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional Autónoma de México. www.enriqueochoareza.com
Dr. CRISTIÁN RIEGO RAMÍREZ
Director Académico del Centro de Estudios de Justicia de las Américas e
Investigador de la Universidad Diego Portales, Chile.
[email protected]
Dr. MANUEL MIRANDA ESTRAMPES
Fiscal del Tribunal Constitucional, Profesor asociado de Derecho Procesal de la
Universidad de Barcelona y Profesor de la Escuela Judicial de Barcelona, España.
Dra. INÉS MARENSI
Profesora en Ciencias de la Educación, consultora del Centro de Estudios de
Justicia de las Américas (CEJA) y del Instituto Comparado en Ciencias Sociales
y Penales (INECIP) en temas vinculados a Capacitación y Escuela Judicial y
coordinadora del Centro de Capacitación del Ministerio Público de la Provincia de
Buenos Aires, Argentina.
Notas sobre
el Proceso de Reforma Penal
en el Estado Mexicano.
Dr. Carlos F. Natarén
Introducción
El proceso penal y la reforma al sistema de justicia penal
en su conjunto es la reforma “estructural” que toca el ámbito
más delicado y sensible de la relación Estado-Ciudadano1. En
efecto, como hipotéticamente todo ciudadano está expuesto a
la posibilidad de que él mismo o un miembro de su familia sea
sujeto de un proceso penal2 el que exista un proceso que asegure
el pleno respeto a todas las garantías constitucionales constituye
una garantía en si misma, con razón se ha dicho que el termómetro
de la vigencia efectiva de la democracia y del estado de derecho
es el proceso penal. Al mismo tiempo, desde la perspectiva de la
seguridad pública, al ciudadano le interesa la existencia de un
proceso penal que no incentive la impunidad como un elemento
esencial del Estado de Derecho.
Actualmente el proceso penal mexicano se encuentra en
profunda crisis, es continuamente señalado como ineficiente,
corrupto, opaco y, en general, como el ámbito en el que se desarrollan
múltiples violaciones a los derechos humanos tanto para las víctimas
y ofendidos del delito como para los mismos procesados.
En efecto, uno de los problemas más alarmantes de la situación
del Estado de derecho en México es la crisis de la justicia penal. Las
cifras hacen evidente el grado de ineficacia y de impunidad que
caracterizan su desempeño3. En la gran mayoría de los trabajos que
De esta forma, “el proceso penal se convierte en un tema delicado y trascendental donde se resuelve
el conflicto más severo entre intereses en juego, encarnados por personajes desiguales”y, por tanto, de
vital importancia en el Estado Constitucional de Derecho Cfr. García Ramírez, Sergio, “Los sistemas de
enjuiciamiento penal y sus órganos de acusación (Ponencia General)”, en Storme, M., Gómez Lara, C.
(coords.), XII Congreso Mundial de Derecho Procesal, Vol. IV, Sistemas de enjuiciamiento penal y sus
órganos de acusación, México, UNAM, 2005, pp. 1 y ss.
1
En efecto, desafortunadamente nadie tiene, por así decirlo, un certificado de inafectabilidad penal,
eventualmente todo ciudadano está hipotéticamente sujeto a la posibilidad, por la razón que se prefiera,
de enfrentar un proceso penal; este riesgo puede considerarse desde el hecho mismo que conducir un
automóvil implica la posibilidad de un incidente que conduzca al sujeto a ser sometido a proceso
2
En el ámbito de las investigaciones empíricas, resulta especialmente ilustrativo el trabajo Cfr. Bergman,
M., Delincuencia, marginalidad y desempeño institucional, Resultados de la encuesta a población en
reclusión en tres entidades de la República Mexicana: Distrito Federal, Morelos y Estado de México,
México, CIDE, 2003.
3
ACTUALIDAD 9 JUDICIAL
abordan el sistema de justicia penal4 se señalan,
como lugares comunes, la falta de eficacia y la
profunda desconfianza de la sociedad hacia los
órganos que lo integran5. Esta situación se ha
hecho evidente en los últimos meses, en los que
la crisis del sistema de justicia penal ha dejado de
ser tema de debate únicamente entre especialistas
en la materia y la sociedad civil ha salido de
su letargo para dejar muy clara su inquietud y
reclamar respuestas efectivas con urgencia.
La reforma del sistema de justicia penal
requiere una aproximación integral, que busque
transformar no sólo el marco procesal legal sino
también a las instituciones que lo aplican y que,
sobre todo, plantee la transformación —que
modifique las normas, el diseño y operación
de las instituciones así como la actitud de los
aplicadores y sus destinatarios— tanto de los
operadores jurídicos como de la sociedad a la
que va dirigida.
Debe recordarse que el proceso penal
constituye, junto a la política criminal6 y al derecho
penal sustantivo, un elemento esencial del sistema
de justicia penal, sin embargo, a diferencia de
los otros elementos señalados, el proceso penal
es especialmente delicado pues es el ámbito en
el que los otros elementos se encuentran con la
realidad. Por esta razón resulta fundamental para
que el sistema de justicia penal cumpla con las
expectativas de la sociedad que exista coincidencia
entre los principios, fundamentos y la orientación
filosófico-política que determinan tanto a la
política criminal, como a sus concreciones en los
Códigos Penal y Procesal Penal.
En este orden de ideas, los resultados de
un diseño del proceso penal adecuado a la política
criminal y al derecho penal existentes resultan
en su mejor eficacia y realización. Sin embargo,
desde la perspectiva del ámbito estrictamente
procesal, la reforma hacia un sistema procesal
penal acusatorio tiene como efectos directos la
mejor protección de derechos humanos tanto
del imputado como de la víctima u ofendido, así
como una mayor transparencia del proceso lo que
conlleva, a su vez, menos corrupción y menos
impunidad.
De esta forma, nuestro punto de partida
es que la reforma del proceso penal debe estar
encaminada a establecer un proceso penal que
se rija por los principios propios del sistema
acusatorio, es decir, regido por los principios
de inmediación, concentración, publicidad, en el
que las garantías individuales sean plenamente
respetadas y donde todos los implicados en el
proceso penal sean tratados de forma equitativa.
Una reforma de estas características conducirá a
mayor transparencia y podrá recuperar mucha
de la confianza de la sociedad.
II. Justificación de la reforma
La necesidad de una reforma procesal penal
no sólo se deriva del estado de la las percepciones de
la sociedad sino que, al contrario, la urgencia parte
de un amplio conjunto de problemas detectados
durante todas las etapas procesales. En los párrafos
que siguen realizaremos una breve síntesis de los
problemas más importantes del proceso, con la
salvedad de que su tratamiento forzosamente ha
sido simplificado
En relación con la procuración de justicia,
el análisis se dividirá en dos grandes áreas. Por
una parte se tratará de los problemas durante la
investigación de los delitos y por la otra nos
referiremos a la función de los agentes del ministerio
público como encargados de la persecución de los
delincuentes.
Si bien el artículo 21 de la Constitución
establece que la investigación se encuentra a cargo
de los agentes del ministerio público, la realidad
es que éstos tienen poca intervención en esta
fase. En realidad las llamadas policías judiciales
o ministeriales son los cuerpos encargados de
realizar la investigación. No obstante, es necesario
Al respecto puede verse de forma ilustrativa los comentarios de Ovalle Favela, J., en “La prueba en el proyecto de Código de Procedimientos Penales” en
Proyectos legislativos y otros temas penales. Segundas Jornadas sobre Justicia Penal, México, UNAM; 2003, pp. 157- 167.
4
En encuestas nacionales realizadas en 2000, quienes imparten justicia recibieron una calificación de 5.9 en una escala de 0 al 10, cfr. Concha Cantú, H., Fix Fierro,
H., Flores, J., y Valadés, D., Cultura de la Constitución en México. Una encuesta nacional de actitudes percepciones y valores, México, UNAM, 2004, p. 37.
5
Para definir a la política criminal seguimos el planteamiento de Binder en el que señala que la constituye el conjunto de decisiones del Estado respeto de los
hechos criminales. Cfr. Binder, A., Introducción al proceso penal, Buneos Aires, Ad Hoc, 2004.
6
ACTUALIDAD 10 JUDICIAL
Notas sobre el Proceso de Reforma Penal en el Estado Mexicano
reconocer la limitada eficacia de la labor de
los policías en la investigación de los delitos.
En términos generales, se puede afirmar que
la capacidad de investigación es tan reducida
que las policías en pocas ocasiones consiguen
encontrar a los autores de los delitos que no fueron
sorprendidos en flagrancia.
Si bien es difícil establecer con precisión
las causas exactas de la falta de eficacia en las
investigaciones, sí es posible sostener que, en
términos generales, las policías emplean técnicas
poco sofisticadas para realizar su labor y el
apoyo científico a la investigación es limitado.
La falta de profesionalización de los cuerpos de
policía se ubica como una carencia fundamental
del sistema.
En el caso de los agentes del ministerio
público encargados de la persecución de los delitos,
el panorama tampoco parece adecuado. Dadas
las características de la labor de los agentes del
ministerio público se requiere que éstos cuenten con
amplios márgenes de discrecionalidad y que una
gran parte de su trabajo se realice bajo reserva. Las
anteriores circunstancias hacen necesario que las
procuradurías cuenten con sistemas adecuados que
permitan vigilar y supervisar la labor de los agentes
del ministerio público. Sin embargo, es necesario
reconocer que, hasta el momento, las procuradurías
no han sido capaces de cumplir satisfactoriamente
sus labores de supervisión y vigilancia. En términos
generales, los servicios proporcionados por los
agentes del ministerio público son de baja calidad
y existen amplios márgenes para la presencia de
prácticas corruptas.
Por otro lado, la investigación de los
delitos se encuentra excesivamente formalizada
y burocratizada, con lo cual la eficiencia de las
instituciones encargadas de procurar justicia se
reduce en forma marcada.
Las dinámicas institucionales de los órganos
que procuran justicia generan incentivos para que
los agentes del ministerio público consignen el
mayor número posible de averiguaciones previas.
Esta circunstancia distrae importantes recursos
para el procesamiento de asuntos menores y deja
sin atender delitos más graves. También afecta a
la sociedad puesto que muchas consignaciones no
representan la mejor solución para la solución de
los conflictos sociales existentes detrás del delito.
Tampoco parecen contribuir en la búsqueda de
soluciones que permitan reparar los efectos del
delito.
El proceso de administración de justicia
inicia cuando los agentes del ministerio público
consignan un caso a un juez. A partir de este
momento, el control del asunto queda en manos
del juez quien primero deberá decidir si hay
méritos suficientes para iniciar un proceso y, en su
caso, ordenará el inicio de los trámites siguiendo
el proceso hasta su conclusión. En esta fase los
problemas se presentan en distintos niveles.
En primer lugar, destaca la cuestión del debido
proceso. Desde esta perspectiva, los procesos
penales adolecen de varias deficiencias que
afectan las garantías de las partes y, en particular,
de los indiciados. De esta manera, las audiencias
suelen desarrollarse sin la presencia efectiva de
los jueces. Muchos indiciados manifiestan que no
conocieron al juez de su causa.
Los indiciados tienen muy pocas posibilidades
de cuestionar las pruebas de la acusación. En algunos
casos se estima que lo ocurrido durante la fase de
investigación bajo la responsabilidad de los agentes
del ministerio público, tiene pleno valor probatorio
durante el juicio. Esto afecta el equilibrio del proceso
porque implica que las pruebas ofrecidas por una
de las partes son más importantes que las ofrecidas
por la otra. La jurisprudencia es especialmente
prolija en este tipo de ejemplos. El principio de
presunción de inocencia también es ampliamente
cuestionado. Esta situación se aprecia incluso en el
tratamiento de los indiciados. Por lo general, éstos
se encuentran detrás de una reja en las diligencias
en las que participan.
El principio de presunción de inocencia
encuentra su principal reto en el tema de la prisión
preventiva. Muchos delitos son considerados graves
y consecuentemente exigen que los presuntos
responsables enfrenten su proceso en detención.
Esta circunstancia hace que la prisión preventiva
se convierta en una regla y no en una excepción.
La disposición también aumenta la población
carcelaria y eleva los costos de operación del sistema.
Estudios empíricos sobre este punto señalan que el
45% de la población carcelaria en México no está
condenada sino sujeta a proceso7. En todo caso,
Zepeda Lecuona, Guillermo, Mitos de la prisión preventiva, México, Open
Society Institute, 2004.
7
ACTUALIDAD 11 JUDICIAL
Notas sobre el Proceso de Reforma Penal en el Estado Mexicano
debe reconocerse que no parece haber una razón
clara que justifique los altos índices de procesados
en prisión preventiva.
Un tercer aspecto que plantea problemas
es el relacionado con el funcionamiento de las
instancias jurisdiccionales. Los poderes judiciales
parecen estar más interesados en la rigurosidad
con la que se forman y archivan los expedientes que
en el contenido de los mismos. Cuando se revisa el
trabajo de los jueces, los visitadores ponen especial
énfasis en estas cuestiones. Asimismo, el personal
de los juzgados invierte mucho tiempo en el
desahogo de trámites menores. La solicitud de una
copia simple del expediente puede requerir de una
serie de trámites que involucran a prácticamente
todo el personal del juzgado, incluyendo al
juez. Esta forma de trabajo no sólo dificulta la
tramitación ordinaria de las causas sino que
también hace que los asuntos se demoren.
El tema de las víctimas es una de las
cuestiones que ha generado más reflexiones y
modificaciones legislativas en los últimos años.
A pesar de ello, la situación no ha mejorado en
forma significativa. La posición de las víctimas es
precaria desde el inicio de la averiguación previa
y así se mantiene hasta la conclusión del juicio.
Entre los problemas que se presentan destaca
la cuestión de la limitada atención que reciben
cuando presentan sus denuncias. Las agencias del
ministerio público son un espacio burocratizado y
poco dispuesto para la prestación del servicio que
ofrecen. Con frecuencia se exige que la víctima
lleve el peso de las investigaciones.
Por otro lado, la presencia de instancias
de conciliación y de justicia restaurativa no están
debidamente establecidas entre los servicios
proporcionados por las agencias del ministerio
público. En consecuencia, cualquier actividad
orientada a dar una solución a los conflictos
que cotidianamente se presentan depende
fundamentalmente de la voluntad del agente del
ministerio público de turno y de su personal.
Desde el punto de vista técnico, la participación
de la víctima como coadyuvante en el proceso es muy
desigual. En algunos casos se exige que informalmente
lleve el peso de la mayor parte de los trámites
necesarios para la formalización de una acusación
y el eventual seguimiento del juicio. En otros casos,
se mantiene a las víctimas alejadas de la investigación
y se bloquea sistemáticamente cualquier intento de
participación. Durante el desarrollo de los juicios, el
interés de la acusación y de los funcionarios judiciales
se centra fundamentalmente en el establecimiento
de la culpa de los procesados. Con ello, se dejan
atrás cuestiones como la reparación del daño. De
esta manera, es frecuente ver que la condena, que
en muchas ocasiones no interesa a las víctimas, se
obtiene, mientras que la reparación del daño, que
puede resultar fundamental para la víctima, queda
pendiente.
Recapitulando lo señalado en los párrafos
anteriores puede decirse que el funcionamiento en
general del sistema de justicia penal nos indica que
existen importantes problemas en prácticamente
todas sus etapas. De esta manera, encontramos
que existen carencias en la protección ofrecida
por el sistema tanto para víctimas como para los
indiciados. De igual forma, el sistema funciona con
opacidad y lentitud. Los funcionarios responsables
de su operación parecen tener una preparación
limitada y no se muestran especialmente dispuestos
a proporcionar un servicio de calidad. Las dinámicas
internas del sistema parecen generar incentivos
que tienden a fomentar los vicios existentes. La
legitimidad de los órganos encargados de operar
el sistema cada día se ve más desgastada.
En conclusión, la reforma de la justicia
penal, dadas las condiciones de la crisis en que
se encuentra, no es sólo necesaria sino urgente.
III. La reforma procesal penal
en México y sus tendencias:
Consideraciones previas
sobre los juicios orales
Antes de señalar las líneas generales
de la reforma que se propone es necesario
realizar unas consideraciones sobre el elemento
que acaparado la atención del debate sobre la
reforma: la oralidad8.
Sobre este punto el mejor trabajo que se ha realizado en nuestro entorno es el realizado por Fix-Zamudio para los estudios de homenaje a Cipriano Gómez Lara
publicados por la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
8
ACTUALIDAD 12 JUDICIAL
Notas sobre el Proceso de Reforma Penal en el Estado Mexicano
En primer término debe considerarse un
error conceptual en el que, deliberadamente o no,
se ha desviado el debate sobre la reforma. En efecto,
debe considerarse que, desde una perspectiva
estrictamente de técnica jurídica, no existen juicios
que sean total o exclusivamente orales, lo que
existen son etapas o fases que procesales que se
realizan de forma oral9. En efecto, se trata de las
etapas probatoria y de alegatos o conclusiones (en
la terminología propia de nuestros códigos). La
oralidad de esta forma entendida se encuentra
acotada a una parte del proceso.
Debe considerarse otra cuestión igualmente
trascendente, la implementación de un proceso
penal con fases orales requiere más tiempo que
los sistemas exclusivamente escritos, lo que
sumado a la saturación existente en los órganos
jurisdiccionales de nuestro país exigiría que los
procesos penales tomaran más tiempo del que ya
al día de hoy en muchos casos es excesivo. El que
estos nuevos procesos requieran más tiempo del
que hoy ocupan no sería un fenómeno exclusivo de
nuestra circunstancias, al contrario es inherente al
sistema mismo, por lo que, para evitar la saturación
y el colapso de los órganos jurisdiccionales en esta
materia, resulta indispensable que la gran mayoría
de los asuntos penales no lleguen a las etapas o
fases orales del proceso sino que tengan una
solución previa en las que se han dado en llamar
salidas alternativas.10 De esta forma, un sistema
de juicios penales con etapas orales requiere que
la mayor parte de casos sean resueltos en un
momento previo a la de la audiencia de juicio
oral. De esta forma encontramos una segunda y
preocupante inexactitud: el establecimiento de los
juicios orales, en realidad, implica [y requiere para
su subisstencia] que la mayor parte de los asuntos
no lleguen al “juicio oral”, en otras palabras, sólo
una pequeño número de los casos serán llevados
al “juicio oral”.
De esta forma, el planteamiento de los
juicios orales acaba siendo una manipulación
realizada a través de una [grosera] simplificación
de todo el sistema.
Como señalamos en el último párrafo
del epígrafe anterior, el proceso penal mexicano
requiere de una reforma urgente, que lo adecue al
estado democrático de derecho, es decir, que sea un
proceso en el que se respeten, que se hagan efectivas,
las garantías individuales de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos de 1917. Nuestra
posición está completamente por una reforma
que busque la implementación de un sistema
acusatorio [que esté regido por los principios de
imediación, publicidad, concentración, presunción
de inocencia], y donde la oralidad no constituya
un fin en si mismo, sino que, en los casos en que se
establezca, sea un medio, un instrumento para lograr
plena vigencia de las garantías individuales.
La implementación de una reforma procesal
penal, así concebida, deberá, además, ser gradual
de manera que permita a los operadores jurídicos
prepararse para los cambios necesarios, no como
ha sucedido con otras reformas recientes a las que
no han tenido la planeación adecuada11.
IV. Contenido de la reforma
Debe subrayarse en primer término que
es la reforma al sistema de justicia penal en las
entidades de la federación, la que tiene verdadera
incidencia en la vida de los ciudadanos.
En efecto, para el ciudadano común la
cara de la justicia penal que conoce es el juez
penal de primera instancia del fuero común, un
dato estadístico permite ver esto con claridad:
entre 1997 y 2001 los delitos denunciados ante
Agencias del Ministerio Público en México
fueron 7 551 37612. De estos, correspondieron
al fuero común el 94.49% y al fuero federal, tan
sólo, el 5.51%. Es evidente que la carga de la
justicia penal está en los Estado de la Federación
y que es esta reforma la que incidirá en la mayor
parte de la sociedad.
Ahora bien, puede decirse que existe
unanimidad en el reconocimiento de que la
reforma al proceso penal debe realizarse, sin
embargo, cuál debe ser el contenido de la reforma
no es igual de unánime. En medio del debate
9
Cfr., Vescovi, Enrique, Teoría General del Proceso, Bogotá, Temis, 1984.
En Estados Unidos, dependiendo del estado en que se desarrolle el proceso,
entre el 90% y el 95% de los casos no llegan a la audiencia de juicio oral.
10
Al respecto puede considerarse el caos provocado por la entrada en vigor
de la reforma al artículo 18 constitucional y la implementación del sistema de
justicia penal para menores de edad.
11
12
Cfr. La obra Sistema de Información Delictiva, México, INACIPE, 2004
ACTUALIDAD 13 JUDICIAL
Notas sobre el Proceso de Reforma Penal en el Estado Mexicano
sobre cual debe ser el contenido de la reforma a
los códigos procesales en nuestro país existe un
consenso mínimo: el relativo a los estándares de
respecto a los derechos humanos que se derivan
de los tratados regionales de derechos humanos
(sistema europeo y americano de protección); de
los tratados internacionales (Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, Estatuto de
Roma); de la Jurisprudencia Internacional y de
las mejores prácticas nacionales. El proyecto
asume esta posición con lo que enlaza con
el Proyecto de Código Penal ya presentado
e incorpora los compromisos de México 13 en
materia de derechos humanos.
Proporcionalidad de las medidas cautelares
De esta manera se asumen los requisitos
esenciales para un juicio justo derivados de los
tratados que esquemáticamente se puede enunciar
de la siguiente manera:
A que el fallo condenatorio y la pena que se le
haya impuesto sean sometidos a un tribunal
superior (derecho a recurrir una sentencia
condenatoria)
Juicio previo, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial (separación etapa
previa de etapa del juicio)
Nullum poena sine lege (principio de
legalidad material)
Juicio público art. 8(5) CADH
Juicio rápido (derecho de todos – juicio dentro
de un plazo razonable)
Juicio que se basa en el principio de la
contradicción (interrogar y hacer interrogar a
testigos)
Juicio que garantiza plenamente el derecho
a la defensa (a su vez compuesto por varias
garantías)
Juicio que garantiza el derecho a la libertad
y a la presunción de inocencia – trato como
inocente
Ministerio Público tiene la carga de la prueba
Excepcionalidad de las medidas cautelares
Medidas cautelares menos restrictivas de la
libertad y la prisión preventiva como último
ratio (derecho a la libertad)
13
Derecho a la defensa
Comunicación previa y detallada al inculpado
de la acusación formulada
Tiempo y medios para preparar su defensa
y la comunicación libre y privada con su
defensor.
Nombramiento de defensor idóneo
A no ser obligado de declarar contra si misma
ni a confesarse culpable.
Ne bis in idem
Aplicación de la ley penal más benigna
Todos estos derechos se interrelacionan y
no se pueden ver como elementos autónomos.
De esta forma, sea cual sea el contenido
de la reforma a que arribemos, debe señalarse que
los derechos anteriormente enunciados deberán
ser forzosamente tomados en cuenta, así como la
jurisprudencia de los tribunales internacionales
que los dotan de contenido.
Tomando en cuenta lo anterior, el proyecto
de reforma que necesitamos en nuestro país debe
tener como ejes fundamentales tres premisas: la
primera es que el proceso penal es una garantía
para la tutela de los derechos fundamentales. La
segunda, el proceso penal es un instrumento de
combate a la impunidad. Tercera, que el proceso de
implementación de la reforma es la que determinará
su éxito o fracaso por lo que el planteamiento
estratégico debe ser incorporado desde el diseño
mismo del proceso penal.
Deber de garantizar efectivamente los derechos o “tutela efectiva”
Art. 1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a
toda persona que esté sujeta a su jurisdicción …(CADH) Deber de garantizar efectivamente los derechos o “tutela efectiva”
Art. 1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a
toda persona que esté sujeta a su jurisdicción …(CADH) Deber de garantizar efectivamente los derechos o “tutela efectiva”
Art. 1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a
toda persona que esté sujeta a su jurisdicción …(CADH)
ACTUALIDAD 14 JUDICIAL
Notas sobre el Proceso de Reforma Penal en el Estado Mexicano
En efecto, el proceso penal moderno
surge como una garantía del ciudadano frente
a la actividad del Estado en la aplicación de su
exclusiva potestad sancionadora. En efecto, tal
como se pone de manifiesto por la doctrina14,
el derecho penal sólo es aplicable a través del
proceso penal para garantizar que el ciudadano
tendrá a su favor un conjunto de principios que
permitirán una defensa adecuada en el momento
en que se enfrenta al poder del Estado.
Esto se concreta a través de la implementación
de un conjunto de principios procesales, que si
bien, en su mayoría se encuentran formalmente
incluidos en los sistemas procesales, en la práctica
no encuentran concreción. Así, los principios de
presunción de inocencia, inmediación, publicidad,
contradicción, concentración determinarán el
contenido de una futura reforma. Como se señaló
en párrafos anteriores, se introducirán etapas
procesales con predominio de la oralidad en tanto sea
conveniente para la realización de los derechos.
Así entre las figuras que se propone incluir
en el Código se pueden enunciar
El establecimiento de una vía procesal que
permita la tramitación breve y sencilla para
los delitos menos graves
Establecimiento de un conjunto de Salidas
alternativas que permitirán concentrar los
esfuerzos del sistema en los casos importantes.
Se plantea el establecimiento de un juez de
garantías que vele por el respeto a los derechos
de la víctima y del indiciado durante las etapas
previas a la instrucción.
En cumplimiento al principio de prisión
preventiva se propone disminuir el uso
generalizado de la prisión preventiva.
Finalmente, debe tenerse claro que, la
reforma de los códigos procesales, por si misma, no
va a resolver problemas de corrupción, incapacidad
o ineficacia de los órganos del Estado encargados
de la justicia penal, ni tiene nada que ver con las
limitaciones de recursos humanos y materiales
de estos órganos —siendo más bien, al contrario
ya que un proceso penal moderno exige más,
tanto de estos órganos y su diseño institucional,
como de sus miembros—. El proceso penal es un
instrumento desarrollado para la protección del
individuo por lo que su reforma debe ir dirigida
a la mayor efectividad de las garantías en favor
de los ciudadanos. La reforma procesal penal
debe ser, esencialmente, una reforma a favor de la
vigencia efectiva de las garantías15.
Procedimiento con absoluto respeto a las
garantías para los delitos graves
Se establecerá a la audiencia de juicio oral,
frente a juez como la etapa más importante
del proceso. Es decir se traslada el centro de
gravedad de lo actualmente es la averiguación
previa hacía la etapa de instrucción
Respecto de las facultades del Ministerio
Público: no se propone como en la iniciativa
de reforma federal de 2004 que el MP no
interrogue al acusado, se trata de que la
declaración ministerial no se introduzca como
prueba preconstituida
Garantizar una defensa efectiva de los
procesados.
Dar flexibilidad al ministerio público para
presentar sus casos.
Garantizar el principio de inmediación procesal
y permitir un mayor involucramiento de los
jueces en los procesos.
Cfr. Montero Aroca, J., Principios del proceso penal. Una explicación basada en
la razón, Valencia, Tirant lo Blanch, 1997, passim.
14
Sobre este punto deseamos agregar que, al día de hoy, el sistema de justicia
penal no atrapa a la mayor parte de los delincuentes —reacuérdese las
cifras tan conocidas que hablan de una cifra negra de delitos no denunciado
superior al 95%— por lo que el combate a la impunidad no se puede realizar
a través de la reforma procesal. Cfr. Bergman, M., Delincuencia, marginalidad
y desempeño institucional, op cit.
15
ACTUALIDAD 15 JUDICIAL
Notas sobre el Proceso de Reforma Penal en el Estado Mexicano
Reforma Penal
y Juicios Orales
Dr. Miguel Carbonell y Dr. Enrique Ochoa Reza
Introducción
Durante la campaña electoral de 2006 diversos candidatos
se comprometieron a reformar el sistema de justicia penal que
tenemos en México para avanzar hacia un sistema de “juicios
orales”. Uno de ellos fue Felipe Calderón, pero no fue el único. Otros
candidatos triunfantes que tenían este tema en su agenda ocupan
hoy posiciones de liderazgo parlamentario al frente de sus propios
partidos políticos. Ha llegado el tiempo de rescatar los consensos de
la campaña y dejar atrás los elementos de polarización. El impulso,
la discusión y aprobación de una reforma integral a favor de los
juicios orales será un buen primer paso en ese sentido.
El foro de discusión natural para este tema es el Congreso
de la Unión y el País merece que se celebre un debate de altura. Los
elementos que consideramos fundamentales para esta discusión
son los siguientes:
¿Porqué una reforma en materia
de juicios orales?
Partamos de una certeza: el sistema penal mexicano está en
completa bancarrota. Ninguno de sus principales actores puede
estar satisfecho con su funcionamiento actual. Todas las estadísticas
disponibles nos permiten concluir que el proceso penal mexicano
hace agua por todos lados: a) no sirve para atrapar a los delincuentes
más peligrosos; b) permite la existencia de un altísimo nivel de
impunidad y corrupción; c) no asegura los derechos fundamentales
ni de victimas, ni de acusados; d) no establece incentivos para una
investigación profesional del delito; y e) es sumamente costoso si se
toman en cuenta sus pobres resultados.
Los datos estadísticos que avalan las anteriores conclusiones
son muy conocidos, pero quizá valga la pena recordarlos. 85%
de las víctimas no acuden a denunciar los delitos; 99% de los
delincuentes no terminan condenados; 92% de las audiencias
ACTUALIDAD 16 JUDICIAL
en los procesos penales se desarrollan sin la
presencia del juez; 80% de los mexicanos cree
que se puede sobornar a los jueces; 60% de las
órdenes de aprehensión no se cumplen; casi
50% de los presos no ha recibido una sentencia
condenatoria.1 El 80% de los detenidos nunca
habló con el juez que lo condenó.2 Por si esto
fuera poco, el 71% de los detenidos en el Distrito
Federal no tuvo asistencia de abogado mientras
estuvo privado de su libertad ante el Ministerio
Público; del 30% que sí tuvo asistencia de
abogado, la gran mayoría (70%) no pudo hablar
con él a solas. Ya ante el juez que conoció de la
acusación en su contra, el 60% de los detenidos
no fueron informados de que tenían derecho a
no declarar. Durante su declaración preparatoria
ante la autoridad judicial uno de cada cuatro
detenidos no estuvo asistido de abogado.3
Estos datos deberían ser suficientes para
hacer saltar todas las alarmas. De hecho, su
existencia es en parte el resultado de años y años
de posponer las reformas necesarias al proceso
penal mexicano. En otras palabras, si estamos
en una situación verdaderamente alarmante
para todos es debido a que las administraciones
anteriores no hicieron lo que en campaña
prometieron tanto Felipe Calderón como algunos
líderes parlamentarios de hoy.
¿Qué son los juicios orales?
El término “juicios orales” es una forma
breve de expresar un modelo de justicia penal
que es muy diferente a lo que tenemos hoy en día
en gran parte de México. La reforma pretende
sustituir el modelo inquisitivo escrito que sigue
arrojando lamentables cifras de ineficiencia, por
un modelo oral adversarial que ha funcionado
bien en países con cultura jurídica similar a la
nuestra e incluso en regiones de nuestro propio
país.
Esto se logra al introducir en nuestra
constitución lo que en otros países se conoce
en parte como el “debido proceso legal”. Dicho
proceso consiste en asegurar para todas las
partes que intervienen en un proceso penal que
sus derechos se verán salvaguardados y que,
en el caso de los acusados, solamente se verán
afectados por órdenes judiciales y nunca por la
actuación arbitraria de la policía o del órgano
investigador de los delitos.
El sistema de juicios orales tiene como
piedra angular la capacidad técnica del Estado
para investigar delitos y obtener pruebas
científicas que respalden un caso. Esta es una de
las grandes debilidades corregibles del sistema
actual. De ahí la necesidad de reorganizar el
funcionamiento del Ministerio Público y la
Policía de Investigación, y la relevancia de que
el futuro Procurador General de la República
sea un convencido promotor de la reforma de
juicios orales. Solo así, la investigación científica
y profesional sustituirá a la intimidación y la
corrupción.4
Asimismo, los juicios orales, allí donde
se han implantado con éxito, han permitido
descongestionar el trabajo de los tribunales a
través de diversas salidas alternativas al juicio.
Es decir, las victimas que han sufrido un delito
tienen la oportunidad y la asesoría profesional
para llegar a un acuerdo con su agresor, a fin
de que éste repare el daño que ha causado y
se evita recorrer el calvario de un juicio penal.
La amigable composición, la mediación y/o el
acuerdo reparatorio pueden ser medios idóneos
para reparar los daños sufridos y beneficiar
a la víctima. Pero también permiten dedicar
las energías del sistema judicial a los casos
verdaderamente complejos. Un éxito del sistema
oral es que la gran mayoría de los casos penales
se resuelvan antes de llegar al juicio.
Para aquellos casos que no se resuelven
por las vías alternas, el nuevo sistema establece
que las audiencias penales sean públicas, orales
y cuenten con la presencia permanente del juez.
Por supuesto que los abogados defienden su
caso y hacen encendidos alegatos como lo hemos
visto en las películas. Lo relevante es que las
Ernesto Canales, “Los juicios orales ante el sistema actual”, Metrópoli 2025,
octubre de 2006, p. 3.
1
Marcelo Bergman (coordinador), Delincuencia, marginalidad y desempeño
institucional, CIDE, 2003, p. 47.
2
Guillermo Zepeda Lecuona, Crimen sin castigo. Procuración de justicia y
ministerio público en México, México, CIDAC, FCE, 2004, pp. 252-253.
3
Para un análisis de los retos del Procurador General de la República en
materia de juicios orales ver Enrique Ochoa Reza y Miguel B. Treviño de
Hoyos, “Preguntas al futuro Procurador”, Enfoque, No. 658, 29 de octubre
de 2006, pp. 18 – 21.
4
ACTUALIDAD 17 JUDICIAL
Reforma Penal y Juicios Orales
pruebas se presentan y desahogan a plena luz
pública. El juez debe ser capaz de percibir por
sí mismo, y no a través de las hojas que redactan
sus secretarios, la forma en que se expresa el
acusado, la manera en que se conducen los
testigos, y la fuerza jurídica de los alegatos de
los abogados.
Por ello, la reforma de los juicios orales
debe exigir, bajo pena de nulidad de todo
lo actuado, que el juez esté presente en la
audiencia en la que se desahogan las pruebas.
Así, lejos de la teatralidad que algunos le
asignan, el sistema de juicios orales es mucho
más formal que el sistema actual que tenemos,
en el que se desahogan al mismo tiempo más
de 10 audiencias, pero todas ante las secretarias
mecanógrafas, sin la presencia del juez. El
resultado es previsible, el sistema no satisface
ni a victimas, ni a acusados, mientras las pilas
de expedientes se van llenando de polvo en los
pasillos de los juzgados.
En suma, el sistema de juicios orales es una
apuesta por la modernización de un procedimiento
que está agotado, que no funciona y que nunca
va a funcionar a menos que le apliquemos cirugía
mayor.5
Los primeros pasos:
¿por dónde empezar?
Para alcanzar un sistema moderno en
materia de impartición de justicia penal es
necesario proceder, en primer lugar, a una reforma
constitucional. En ella se debe precisar que la
regla general para todo juicio es la presunción de
inocencia. La presunción de inocencia está prevista
en distintos textos internacionales, entre los que se
pueden citar la Declaración Universal de Derechos
Humanos de 1948, cuyo artículo 11 dispone en
su párrafo primero que “Toda persona acusada
de un delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad,
conforme a la ley y en juicio público en el que se
Para leer más sobre la propuesta de reforma a favor de los juicios orales,
tanto a nivel federal como estatal, ver www.juiciosorales.com. En esta página se puede ver el documental “El Túnel” realizado por el Prof. Roberto
Hernández del CIDE donde se muestran, en toda su dimensión, diversas
fallas del sistema de justicia penal en la Ciudad de México.
5
le hayan asegurado todas las garantías necesarias
para su defensa”. En el mismo sentido, el artículo
14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos establece que “Toda persona acusada
de un delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad
conforme a la ley”. Tal presunción exige que una
persona sujeta a proceso viva las menores molestias
posibles mientras no exista una sentencia que la
declare culpable de haber cometido un delito.
Como consecuencia de lo anterior, se
debe limitar y racionalizar el uso de la prisión
preventiva. En México existen, de acuerdo con
datos proporcionados por Guillermo Zepeda
Lecuona de CIDAC, aproximadamente 210
mil personas privadas de su libertad. De ellas,
90 mil no han recibido una sentencia que los
declare culpables, pero por el hecho mismo de
estar en prisión ya han visto rota su existencia.
Seguramente perdieron su trabajo, sus amigos
dejaron de frecuentarlos y la alteración de sus
relaciones familiares es de gran magnitud: ¡pero
todavía ningún juez los ha condenado!
Además de los efectos que tiene sobre las
personas que la sufren, la prisión preventiva nos
sale muy cara a todos los contribuyentes. Según
datos del mismo Zepeda Lecuona, cada preso
en México tiene un costo directo promedio de
130 pesos diarios, lo que implica un gasto de 27
millones de pesos cada día y más de 800 millones
al mes. Se trata de cantidades considerables que
podrían ser perfectamente dedicadas a otros
fines. Por ello, la regla general debe ser que una
persona permanece libre durante el proceso hasta
en tanto no se emita una sentencia condenatoria
en su contra, mientras que la excepción –cuando
coincidan causas muy graves al juicio del juezdebe ser la prisión preventiva.
Otro elemento lamentable de los
sistemas de justicia pre-modernos, como el
mexicano, es que la confesión del acusado es la
prueba fundamental que presenta el Ministerio
Público para defender su caso ante el juez. Esto
ha llevado a la práctica común de presionar y
hasta torturar al acusado con el fin de obtener su
“voluntaria confesión de los hechos”.
En el sistema de juicios orales que se
propone, el MP tiene la obligación de entregar
de inmediato a cualquier detenido ante un Juez
ACTUALIDAD 18 JUDICIAL
Reforma Penal y Juicios Orales
de Garantías, quien será el responsable de que
no se violen los derechos humanos. Además,
queda prohibido que un acusado rinda prueba
confesional ante el Ministerio Público. Esto no
solo pone fin a la tentación existente de presionar
para obtener la “confesión”, sino que también
protege el derecho que toda persona tiene de
guardar silencio. El ejercicio de este derecho
no puede producir un daño. Por lo tanto, la
sentencia condenatoria de un juez debe basarse
en elementos distintos al silencio del procesado.
Esto fortalece la necesidad de investigar los
casos mejor y de aportar pruebas científicas para
respaldar una acusación.
En la actualidad, el Ministerio Público
tiene, a pesar de todos sus defectos, el monopolio
de la acción penal. Es decir, los ciudadanos no
podemos aportar pruebas o iniciar un proceso
legal ante un juez, nuestra función es confiar
en el MP. Con la reforma constitucional que
deberíamos realizar se le reconoce al ciudadano
la responsabilidad subsidiaria para iniciar
un proceso penal. Consecuentemente, el MP
mantiene la obligación de actuar. Sin embargo,
si el ciudadano percibe que el MP no avanza en
sus investigaciones o bien que no ha valorado
correctamente las pruebas del caso, tiene la
facultad de ir directamente con el Juez y hacerle
llegar información y pruebas que se usarán
durante el juicio.
Sobre el monopolio de la acción penal
del MP Sergio García Ramírez ha hecho las
siguientes consideraciones:
¿por qué no abrir el espacio para que
el particular pueda, en determinadas hipótesis,
constituirse en actor penal?... Si alguna vez pareció...
necesario que el ofendido... quedase al margen de
la acción penal, propiamente, tal vez ahora lo sea
de que la reasuma y esgrima directamente ante el
órgano jurisdiccional en asuntos de preponderante
interés privado... Sería privatización, sí, pero sana
y oportuna privatización. Por lo demás, tampoco se
trataría de dejar al indiciado a merced del poderoso –es
decir, agobiado por su propia debilidad, su temor, su
ignorancia, su desvalimiento-; se podría generar un
sistema de acción subsidiaria y necesaria a cargo del
Ministerio Público...
Para garantizar que las investigaciones se
lleven a cabo con la mayor profesionalización y
apego a la ley, sería deseable establecer que toda
prueba ilícita es nula y por lo tanto no tiene valor
para el caso. Con lo cual, si la única prueba que
se tiene en contra de un individuo es una prueba
ilícitamente obtenida, el caso en su totalidad se
anula y el acusado queda en libertad.
Asimismo, se registran múltiples casos
donde se detiene a un ciudadano y se le pone tras
las rejas durante la investigación o durante todo el
proceso. Tiempo después, el balance del proceso
resulta en que la persona era inocente y habrá
que ponerlo en libertad. En estos casos el “usted
disculpe” no compensa la libertad perdida. Por
ello es conveniente reformar la constitución para
que el estado tenga la obligación de indemnizar a
quien se le prive su libertad por error.
Un principio fundamental del debido
proceso legal es que todos los acusados tienen
derecho a una defensa técnica. Cuando no este
en posibilidad de ejercerla el estado asumirá la
defensa. Este principio ya esta en la constitución
hoy con una pobre ejecución en la realidad. Por
un lado, los defensores de oficio reciben una
carga de trabajo que les imposibilita estudiar
y defender propiamente el caso. La práctica
común es que los defensores de oficio se limitan a
pedirle al juez que “supla la queja”. Es decir, que
los ayude a corregir los errores que han podido
cometer en la defensa de su acusado. No es de
extrañar que los Defensores Públicos pierdan la
gran mayoría de sus casos. Por si esto fuera poco,
el futuro profesional de los defensores depende
a largo plazo del Ministerio Público, lo cual no
genera incentivos para vencer en los tribunales.
A partir de la reforma de juicios orales la
Defensoría Pública debería ser un órgano
autónomo del estado, cuyos miembros estén
bien pagados y no tengan conflictos de interés
profesional que limiten su correcta función.
El paso fundamental:
¿cómo enfrentar los retos
de la implementación?
La reforma al sistema de justicia penal
que se propone es integral pero su aplicación
es gradual. No puede ser de otra manera. Los
cambios hacia adelante incluyen a múltiples
instituciones y requieren de meses para la
ACTUALIDAD 19 JUDICIAL
Reforma Penal y Juicios Orales
selección y capacitación de personal, así
como para la construcción de espacios físicos
para poner en marcha el nuevo sistema. La
instrumentación de la reforma de juicios orales
es un aspecto fundamental que requerirá del
mejor esfuerzo de los funcionarios públicos,
académicos, técnicos y de la ciudadanía en
general. Los ejemplos de los estados de la
República que han transitado hacia un nuevo
sistema de justicia penal, Nuevo León (2004)
y Chihuahua (2006), así lo indican.
Una de las virtudes de aprobar una
reforma constitucional en esta materia es que
haría obligatoria una reforma similar para todos
los estados de la República. Estas son buenas
noticias para todos los ciudadanos. Hay diez
estados que ya han aprobado su propia reforma
de juicios orales o que están en proceso de
construcción y discusión de la misma en sus
congresos. Pero los estados restantes tendrían
que iniciar a la brevedad su propio proceso
de reforma. La constitución debería otorgar, a
través de un articulo transitorio, un periodo de
hasta cinco años para este fin. Tiempo suficiente
para que todo el país viva un proceso de
transformación ordenado. Para ello, la propia
reforma constitucional haría obligatorio, a través
de otro transitorio, que se asignen recursos
públicos federales en el periodo fiscal inmediato
posterior para coadyuvar en la instrumentación
y desarrollo de dichos procesos.
Para establecer los lineamientos generales
del sistema de juicios orales para los estados y
la federación, consideramos que es necesario
crear una Ley del Debido Proceso Penal misma
que tendrá un carácter general, obligando tanto
a las autoridades federales como a las locales.
Es decir, esta ley establecerá puntualmente
los aspectos particulares del nuevo sistema
de justicia penal. Con ello se pretende que
las reformas estatales sean en cierta medida
homogéneas, es decir que la calidad de las
mismas sea elevada y relativamente común.
Esta es una lección aprendida del proceso de
desarrollo que ha tenido el tema del acceso a la
información y de la transparencia. Los estados
han sido en su mayoría puntuales en realizar sus
propias reformas en estos temas. Sin embargo,
la variación en la calidad entre cada estado por
lo que hace a la efectividad de sus reformas de
transparencia es evidente y en algunos casos
preocupante.
Así, con una reforma de alcance de alcance
nacional se obtienen dos resultados positivos.
Por un lado, se respeta la autonomía de los
estados para que cada uno pueda incrementar
la calidad de sus propios sistemas de juicios
orales. Por el otro, se garantiza a los mexicanos,
en cualquier lugar que vivan, que la calidad de
la reforma estatal en materia penal será elevada
y contendrá los elementos necesarios de debido
proceso penal.
Por ultimo, para establecer con éxito un
sistema de juicios orales en el país, la reforma
debe ser explicada y conducida por un órgano
que conozca del tema y que tenga la máxima
relevancia política. Creemos que es importante
que exista una oficina vinculada directamente
a la Presidencia de la República encargada de
impulsar este cambio de paradigma jurisdiccional.
Dicha oficina deberá tener un carácter temporal
y su titular tiene que ser un profesional en la
materia. Asimismo, deberá tener a su disposición
recursos económicos suficientes para la realización
de su encargo y la obligación de informar
periódicamente al Congreso de la Unión y al
público en general sobre los avances y retrasos
de la reforma en todos los estados de la República
y a nivel federal.
Liderazgo para crear
confianza en el Estado
de Derecho
El sistema penal actualmente nos cuesta
mucho dinero y nos arroja pobres resultados. El
peor escenario posible sería no cambiar. Es decir,
seguir pagando mucho por algo que funciona
mal.
Ojalá todos los interesados entiendan
la importancia de este esfuerzo y la necesidad
de comprometerse en serio a lo largo de su
implementación, de forma que en un plazo breve
(como lo hizo hace unos años Chile), tengamos
resultados palpables, que nos permitan volver a
confiar en nuestro sistema de justicia penal.
Como es fácil de advertir, no se trata
solamente de un cambio de sistema. La propuesta
ACTUALIDAD 20 JUDICIAL
Reforma Penal y Juicios Orales
de los juicios orales, tal como se ha explicado en las páginas anteriores,
no es cirugía menor ni comporta medidas puramente cosméticas. Se
trata de rescatar una de las áreas más deterioradas de nuestro incipiente
Estado de derecho. Ello deberá repercutir en mayor seguridad jurídica
para todos, en una justicia penal más eficiente y concentrada en los
asuntos realmente importantes, así como en un esquema que contenga
fuertes incentivos para disminuir la corrupción. Si logramos alcanzar
tales efectos habremos dado un paso importante en la dirección correcta
y nos estaremos de esa forma acercando al deseado modelo de un
Estado democrático de derecho, que es algo de lo que –hoy en día- no
estamos ni siquiera cerca.
ACTUALIDAD 21 JUDICIAL
Reforma Penal y Juicios Orales
Reformas
procesales penales en América Latina:
Una visión comparada acerca de la
implementación y experiencias de innovación
Dr. CRISTIÁN RIEGO RAMÍREZ
Durante el año 2006 el Centro de Estudios de Justicia de
las Américas (CEJA) continuó con su proyecto “Seguimiento de
las Reformas Procesales Penales en América Latina” destinado
a producir información sobre los procesos de implementación
de las mencionadas reformas en la región latinoamericana.
Formaron parte de esta cuarta etapa de estudios los siguientes
países: Colombia, República Dominicana, Nicaragua y Bolivia
(segundo estudio). Además, se tomaron en cuenta experiencias
de innovación destinadas al fortalecimiento de la reforma procesal
penal en Argentina, Costa Rica, Guatemala y Ecuador, y donde las
reformas de referencia comenzaron varios años atrás. Los textos
de los respectivos informes se encuentran disponibles en el Sitio
Web de CEJA (www.cejamericas.org) y pronto serán objeto de una
publicación especial (Volumen IV de la Serie Seguimiento de las
Reformas Procesales Penales)
En términos generales, los informes de esta etapa reflejan
una tendencia muy positiva en la región, que consiste en lo que
podría calificarse como una “segunda ola” de reformas o reformas
de “segunda generación”. En Colombia, República Dominicana y
Nicaragua se evidencian reformas procesales penales tardías, que
han modificado notoriamente los contenidos de los procesos de
implementación tradicionales, incorporando nuevos elementos
que muestran la capitalización de las experiencias previas de otros
países de América Latina. Por otra parte, los informes de Argentina,
Guatemala, Ecuador y Costa Rica muestran cómo en países donde
se hicieron algunas de las reformas más antiguas, hoy se desarrollan
iniciativas locales que buscan también incorporar modalidades de
intervención distintas a las que caracterizaron sus inicios.
En el presente texto se contienen algunas de las principales
lecciones que es posible extraer de los citados informes, diferenciando
las que corresponden a los nuevos informes nacionales, como a lo
de experiencias concretas de innovación.
ACTUALIDAD 22 JUDICIAL
Evaluación de reformas
procesales penales
nacionales
Las últimas reformas procesales penales
evaluadas por CEJA son las de Bolivia, Nicaragua,
República Dominicana y Colombia. En general,
estas reformas mantienen una tendencia que
podríamos llamar refundacional, es decir, la idea
de constituirse en cambios radicales del sistema de
justicia penal que suponen nuevos códigos, nuevas
estructuras, formas de organización y nuevas
facultades para los tribunales y demás órganos
de los sistemas judiciales, al mismo tiempo que
cambios paradigmáticos en su funcionamiento.
Tales cambios son inevitables si se tiene
en cuenta la amplitud de los objetivos planteados
en torno a las reformas procesales penales en la
región; sin embargo, se observa que los procesos
de reforma en materia penal siguen presentando
problemas debido a que el respaldo político al
nuevo sistema, los recursos disponibles y la
capacidad de innovación de las comunidades
involucradas tienden a ser limitados en relación
con los esfuerzos que se demandan.
Un primer aspecto que los informes de
Bolivia, Colombia, República Dominicana y
Nicaragua ponen de manifiesto es que en todos
los casos se han desarrollado enormes trabajos
en pro de las reformas, los Estados han comprometido
importantes recursos, hay personas inteligentes
que trabajan arduamente en su desarrollo; no
obstante, estos esfuerzos tienen siempre algo de
incompleto, hay áreas importantes en las que no
hubo recursos o innovaciones suficientes para
modificar las viejas prácticas de los sistemas
inquisitivos.
En efecto, más allá del necesario carácter
progresivo de todo proceso de cambio y la
necesidad de sostener las modificaciones en
el tiempo como una característica ineludible
de todo proceso de cambio, existe una cierta
discrepancia entre los objetivos más concretos
que la reforma se plantea y las capacidades de
transformación con que realmente cuentan los
países. Muestra de ello por ejemplo son los retos
que hoy en día enfrenta la reforma procesal
penal Bolivia, que si bien constituye un proceso
consolidado, no ha logrado superar importantes
desafíos dirigidos a lograr un verdadero cambio
en el funcionamiento de su sistema de justicia
penal.
Dicho de otra manera, podría concluirse
que en la mayoría de los países latinoamericanos
los instrumentos de cambio en el área judicial
son muy limitados, sobre todo si se compara con
la amplia gama de demandas que las sociedades
tiene frente a estos sistemas y la magnitud de
los proyectos de mejoramiento que se vienen
implementando en cada uno de ellos.
En el caso de Colombia es necesario
matizar esta idea puesto que los aspectos claves
de la reforma procesal penal tuvieron sustento
en políticas anteriores a la misma, y han dotado
al sistema judicial de ese país, de elementos que
le han permitido afrontar de mejor manera el
proceso. Los métodos alternativos de resolución
de conflictos en el área penal, la modernización
de la fiscalía, las facultades de persecución de los
fiscales, el desarrollo de temas de gestión y la
producción de estadísticas, son aspectos que
estaban presentes con bastante fuerza en el
sistema colombiano varios años antes de la
reforma, y han contribuido sin duda, a darle
vigor al proceso más allá de los problemas que
puedan subsistir en esas mismas áreas.
Asimismo, más allá de las dificultades que
se detallan en el respectivo informe nacional,
República Dominicana muestra un sólido proceso
de cambio caracterizado por la búsqueda de la
institucionalidad y la valoración de las experiencias
comparadas. Destacan en este país los esfuerzos
realizados para el fortalecimiento de la Defensoría
Penal Pública, mediante la aplicación de
mecanismos de gestión, especialmente dirigidos a
supervisar y evaluar el desempeño de los
defensores.
A su vez, por un lado Colombia y por otro
lado, Bolivia, Nicaragua y República Dominicana
(en el primer caso por criterios de territorialidad
y en el segundo caso por las nuevas normas
procesales) muestran otra fortaleza importante
que es la incorporación de la progresividad de
la implementación, como una forma de acotar
las complejidades del proceso y acercar éstas a
las capacidades con las que realmente se cuenta,
con el fin de producir cambios concretos y de
ACTUALIDAD 23 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
concebir la implementación como un proceso de largo plazo, al mismo tiempo que conseguir apoyo al
proceso, sobre la base de poder mostrar éxitos concretos en las primeras etapas.
Adicionalmente, debe señalarse que en Bolivia, Colombia, Nicaragua y República Dominicana,
las propias leyes dieron lugar a la creación de órganos especiales de coordinación destinados a facilitar
y monitorear el proceso de implementación. Pareciera que en todos los casos la eficacia de estos
mecanismos ha sido discutida, no obstante, el sólo hecho que hayan sido contemplados revela una
fortaleza del proceso de implementación, o a lo menos muestra preocupación por el problema.
Tabla 2
Gradualidad y coordinación para la implementación de las reformas y su origen
Existencia de órganos de coordinación
para la implementación de la reforma
Origen de
la unidad
coordinadora
País
Gradualidad
Bolivia
Si, primera etapa: medidas cautelares,
salidas alternativas y prescripción;
segunda etapa: todo el NCPP
Si, Comisión Nacional de Implementación
de la Reforma y Comité Ejecutivo de
Implementación
Colombia
Si, por criterios de territorialidad
Si, Comisión encargada de producir el CPP y
vigilar su implementación
Acto legislativo
Nicaragua
Si, dos etapas: la primera por delitos
más graves y la segunda, para delitos
menos graves
Si, Comisión Nacional de Coordinación
Interinstitucional, con niveles departamentales
y municipales
Nuevo CPP
República
Dominicana
Si, dos etapas. La segunda
comprendió el uso de criterios de
oportunidad, conversión de la acción,
tribunales 1era. instancia colegiados
y ejecución penal
Si, Comisión Nacional de Ejecución de la
Reforma Procesal Penal
Nuevo CPP
Decreto Presidencial
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
La implementación de estructuras liquidadoras para procesar las causas del sistema procesal
antiguo también constituye una medida que habría sido positiva en el inicio de las reformas procesales
penales en la región.
Tabla 3
Liquidación de causas del sistema antiguo en el
Ministerio Público
¿Los fiscales a cargo de la nueva carga tuvieron que
asumir la carga pendiente del sistema antiguo?
Argentina * Proyect. Mar del Plata
NO
Bolivia
SI
Colombia
NO
Costa Rica
SI
Ecuador
NO
Guatemala
SI
Nicaragua
NO
República Dominicana
NO
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
De otra parte, existirían aspectos culturales
y operativos que han dificultado la consecución
de algunos objetivos centrales de las reformas,
como el uso excepcional de la prisión preventiva.
Si bien de los informes de República Dominicana
y Nicaragua podría deducirse que la reforma
ha tenido algún impacto positivo en el número
de personas privadas de libertad en calidad de
procesados (en el caso de Nicaragua esta situación
se habría revertido a partir de 2004), la generalidad
de los informes permite sostener que la reducción
de las prisiones preventivas sigue siendo un
reto de las reformas procesales penales. En todo
caso, los informes nacionales y las experiencias
de innovación contenidos en esta publicación
llevan a concluir que el debate oral de las partes
en entorno de audiencias públicas aportan a
limitar el uso abusivo de la prisión preventiva.
ACTUALIDAD 24 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
especialmente diseñadas, demostrar su viabilidad,
y eventualmente, que puedan generalizarse.
Evaluación de experiencias
de innovación
Un segundo conjunto de informes
correspondientes a experiencias en determinadas
ciudades de Argentina, Costa Rica, Ecuador y
Guatemala, revelan una nueva tendencia en diversos
países de la región que se traduce en la ejecución
de programas destinados a introducir mejoras
sustanciales en los sistemas de justicia penal, cuyo
propósito es revitalizar procesos de implementación
de reformas incompletos o deficitarios. En los cuatro
países mencionados existieron reformas de amplio
alcance con resultados limitados en cuanto sus
capacidades para modificar las prácticas básicas del
sistema. Así, las experiencias de innovación buscan
potenciar aspectos básicos de las reformas.
Luego de varios años de experiencia con el
nuevo sistema y las limitaciones señaladas, se ha
pretendido introducir mejoramientos específicos
en el funcionamiento del sistema, pero con
modalidades de trabajo distintas a las tradicionales.
No se trata de grandes reformas normativas que
en general se reconocen como ya efectuadas, ni de
procesos de implementación de alcance nacional,
sino de programas acotados en cuanto a su alcance
territorial y objetivos de cambio, cuyo propósito
es introducir algunas innovaciones específicas en
un segmento del sistema de justicia penal, con el
fin de mostrar la posibilidad de resolver problemas
importantes del sistema con soluciones técnicas
De acuerdo a los informes nacionales, en
las experiencias de innovación en cuestión las
soluciones técnicas plateadas han sido tomadas
de la experiencia de otros países de la región
que las han introducido en procesos de reforma
posteriores a los originales. Desde ese punto de
vista, constituyen buenos ejemplos de aprendizaje
sobre la base del intercambio de experiencias a
nivel regional.
Como puede apreciarse, todos los reportes
contienen elementos metodológicos comunes.
Se trata de experiencias de alcance territorial
limitado, las innovaciones que se introducen -si
bien en algunos casos existe la expectativa de su
generalización- se implantan en una ciudad,
departamento o circuito judicial controlable en
su magnitud y complejidad, en el que existe una
disposición favorable de los actores involucrados.
Al mismo tiempo, no hay un componente de
cambio legal; el objetivo es dar vigencia operativa
a instituciones que fueron parte de la reforma
original, pero que no han funcionado como se
esperaba. Por último, hay un uso intensivo de
instrumentos de cambio basados en la gestión y
capacitación, y en casos determinados, con
actividades de seguimiento y evaluación.
Tabla 4
Algunos cambios introducidos en las experiencias de innovación para la oralización en las etapas previas al juicio
Consensos
de actores
involucrados
Nuevos roles
y organización
de fiscalías,
juzgados y
defensorías
Ámbitos de la experiencia
Cambios
legislativos
Mar del Plata,
Argentina
Si, jueces, fiscales,
defensores y
policías
Si
Procedimiento oral para casos de flagrancia de escasa complejidad y debates
en los tribunales de juicio criminales y correccionales dentro de los 60 días de
ingresado el caso
No
Santa Cruz de
Guanacaste,
Costa Rica
Si, jueces, fiscales
y defensores
Si
Audiencias orales para controlar la detención, medidas cautelares, suspensión
del procedimiento a prueba, conciliaciones y otros
No
Cuenca,
Ecuador
Si, jueces, fiscales,
defensores y
policías
Si
Audiencias en la etapa de investigación: introducción de audiencias para controlar la legalidad de la detención en casos de flagrancia, formulación de cargos
de los fiscales y discusión de medidas cautelares en casos de flagrancia
No
Quetzaltenango,
Guatemala
Si, jueces, fiscales,
defensores y
comunidad
jurídica
Si
Audiencias orales y públicas para resolver cuestiones que se debaten en la
etapa previa al juicio oral. Además, implementación de audiencias para resolver cuestiones previas en incidentes y recursos ante el tribunal de sentencia
y la sala de la Corte Apelaciones
No
País
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
ACTUALIDAD 25 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
No obstante, también son comunes varias debilidades vinculadas con precariedades o
incertidumbres en cuanto a la receptividad de
los cambios por parte de los actores del sistema
nacional no involucrados con la experiencia, y
que en algunos casos, alcanza también a las propias autoridades o a parte de ellas. Aún cuando
existe una tendencia positiva, pareciera que los
impulsos de cambio son limitados en su alcance
y una vez implantadas las prácticas de un sistema nuevo, es más complejas perfeccionarlas o
extenderlas a otras zonas de los países. Un claro
ejemplo de ello constituyen los casos de Mar del
Plata en Argentina, Santa Cruz de Guanacaste
en Costa Rica y Quetzaltenango en Guatemala.
De otro lado, si bien el carácter limitado
de los programas de mejoramiento tiene claras
ventajas metodológicas respecto a las posibilidades de ser apoyado intensamente y permitir
un proceso de ensayo y error de bajo costo, evi-
dencia una cierta precariedad de los impulsos
de innovación al interior de los sistemas. En
algunos países hay problemas para la adecuada
sustentabilidad y permanencia de la experiencia
en los lugares donde se ha desarrollado; ello se
observa por ejemplo en Cuenca, Ecuador.
Las dificultades indicadas parecen ser
expresivas de una cierta dificultad estructural
de nuestros sistemas judiciales en términos de
la promoción de la innovación en su interior.
En los casos reportados no existen organismos
que cumplan de manera sistemática la tarea de
monitorear el funcionamiento del sistema y promover mejoras. En la práctica, esta labor queda
condicionada a iniciativas dependientes de voluntades individuales de algunos funcionarios
o grupos de ellos que asumen liderazgos, pero
cuesta mucho generar decisiones institucionales
estratégicas en pro de innovaciones aunque estas hayan mostrado su utilidad.
Aspectos innovadores que tienen
que consolidarse en las agendas de las
reformas procesales penales
Todas las experiencias piloto comprendidas en esta publicación permiten identificar
elementos comunes que llevan a concluir que
existe una evolución positiva del proceso de reforma a nivel regional, que se traduce en algunos
aprendizajes que se incorporan en la agenda de
temas que las reformas abarcan.
1. La complejidad de la implementación
Todas las experiencias evidencian una
preocupación importante por la complejidad del
proceso de implementación. Más allá de las debilidades que muchas de ellas muestran, pareciera
ser que a nivel regional, se ha disipado bastante
la idea tradicional que el cambio legal constituía
el único elemento relevante para la modificación
del funcionamiento del sistema judicial. Podría
decirse que estas experiencias muestran un proceso incompleto de búsqueda de fórmulas para
una implementación eficaz, pero no cabe duda
que la preocupación existe y se ha instalado
como un elemento central de los procesos de
reforma, y que parece difícil que en lo sucesivo
se puedan seguir planteando procesos que no
contemplen una estrategia de implementación.
2. Gestión de despachos
Una segunda preocupación que varios de
los reportes plantean como central, es la gestión
de despachos judiciales. Parece que está bastante
instalada la idea de considerar dicho tema, sin
embargo, aún los modelos concretos parecen
estar lejos de consolidarse. Las experiencias reportadas en este trabajo muestran las enormes
insuficiencias de los modelos de gestión que se
están usando. Empero, el tema parece instalado
y probablemente seguirá siendo objeto de debate
en el próximo tiempo.
ACTUALIDAD 26 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
Tabla 5
Gestión de audiencias. Agendamiento y cumplimiento
País
Criterios
Cumplimiento de
audiencias
Órgano responsable
Argentina * Mar del
Plata
Criterios comunes
Oficina de Gestión de Audiencias
Regularmente, reducción de
audiencias incumplidas
Bolivia
Criterios diferentes
Cada juez agenda sus audiencias
Parcialmente, problemas en
el cumplimiento
Colombia *Complejo
Paloquemao
Criterios comunes para las audiencias preliminares, pero diferentes para los juicios orales
Centro de Servicios Judiciales para las primeras
audiencias a cargo de un juez municipal y cada
juez para juicios orales
Parcialmente, problemas en
el cumplimiento
Costa Rica *Santa Cruz
de Guanacaste
Criterios diferentes
Cada juez agenda sus audiencias
Parcialmente, problemas en
el cumplimiento
Ecuador *Cuenca
Criterios diferentes
Cada juez agenda sus audiencias
Regularmente, consensos de
los operadores
Guatemala
*Quetzaltenango
Criterios comunes
Centro de Gestión Penal
Regularmente, reducción de
audiencias incumplidas
Nicaragua *Managua
Criterios diferentes
Cada juez agenda sus audiencias
Parcialmente, problemas en
el cumplimiento
República Dominicana
Criterios diferentes
Cada juez agenda sus audiencias
Parcialmente, problemas en
el cumplimiento
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
Tabla 6
Gestión de audiencias. Agendamiento y cumplimiento1
Audiencias
semanales por juez
Audiencias diarias por
juez / días hábiles
Argentina * Mar del Plata
8,72
1,74
Bolivia *La Paz
11,25
2,25
Colombia *Fase I
14,30
2,86
Costa Rica *Guanacaste
4,66
0,93
Ecuador *Cuenca
13,50
2,70
Guatemala *Quetzaltenango
16,25
3,25
Nicaragua *Managua
13,5
2,70
República Dominicana
*Distrito Nacional
6,57
1,31
País
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
Cálculos basados en los informes nacionales respectivos. En Mar del Plata: 733 audiencias realizadas durante 7 meses en 3 juzgados /jueces
de garantías. Cabe señalar que para las audiencias de un juzgado rotan varios jueces. En Bolivia: 90 audiencias preliminares semanales entre
5 jueces cautelares. Existen 8 juzgados cautelares pero en el momento de la visita sólo estaban en funcionamiento 5. En Colombia, cálculo
basado en el informe sobre 2 años del sistema acusatorio en Colombia elaborado por el Consejo Superior de la Judicatura del citado país;
comprende las audiencias realizadas en la Fase I (Bogotá, Manizales, Pereira y Armenia): 100.246 audiencias ejecutadas por 73 jueces municipales entre enero 2005 y diciembre 2006. En Costa Rica: 112 audiencias (72 tradicionales y aproximadamente 40 audiencias “nuevas”) a cargo
de la única jueza de garantías, durante 6 meses, de julio a diciembre 2005. En Ecuador: un promedio por 13.5 audiencias mensuales por cada
uno de los 4 juzgados que operan en Cuenca. En Guatemala: 327 audiencias en un juzgado de primera instancia entre abril y septiembre de
2005. En Nicaragua: 324 audiencias en 5 juzgados de audiencias entre enero y julio de 2004. En República Dominicana: 26.3 solicitudes de
audiencias atendidas semanalmente por 7 juzgados de instrucción entre octubre de 2004 y junio de 2005
1
ACTUALIDAD 27 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
Desde el punto de vista de un observador externo, este elemento de los procesos de
reforma es significativo por su enorme efecto
de transparentar el funcionamiento diario del
sistema en sus decisiones normales, que son las
que afectan masivamente a los usuarios. Por otra
parte, cabe resaltar que esta forma de funcionamiento es producto de un proceso de aprendizaje de unos países respecto de otros y refleja una
profundización importante en el conocimiento
del sistema que se va adquiriendo en la región.
3. Audiencias en la etapa de garantía
Las experiencias estudiadas llevan a
concluir que la justicia de garantías debe funcionar sobre la base de un sistema de audiencias
orales. Los resultados concretos del cambio son
disímiles; en todos los casos existe el propósito
explícito de lograr un sistema de audiencias orales y públicas en esta etapa, y en general, más
allá de fallas operativas, este objetivo se está
alcanzando en los sistemas observados.
Tabla 7
Oralidad, publicidad y registro en las primeras audiencias
judiciales2
País
Oralidad
Publicidad
Argentina *Proyecto Mar del Plata
Si
Si
Bolivia *La Paz
Si
Si
Colombia *Complejo Judicial de Paloquemao
Si
Si
Costa Rica *Guanacaste
Si
No
Ecuador *Cuenca
Si
Si
Guatemala *Quetzaltenango
Si
Si
Nicaragua *Managua
Si
Si
República Dominicana *Distrito Nacional
Si
Si
Debe tenerse en cuenta que el proyecto en Mar
del Plata, Argentina no cuenta con audiencias de
control de detención y que en República Dominicana
las audiencias preliminares son públicas salvo las
referidas a medidas de coerción, respecto de las
cuales el juez puede decidir si convoca a audiencia o
no y de realizarse éstas son privadas.
2
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
Algunos problemas que persisten
Los reportes en su conjunto también
permiten identificar problemas comunes a los
países y que tienden a ser persistentes, o respecto de los cuales no se ven caminos de solución, o
a lo menos, trabajos sistemáticos destinados a su
abordaje. En esta parte se describirán algunos de
esos problemas.
Debilidades de los Ministerios Públicos Fiscales como órganos encargados de la persecución penal en los procesos de reformas
Como se ha resaltado en etapas anteriores del trabajo de seguimiento de CEJA, gran
parte de los objetivos de las reformas procesales
penales descansan sobre la idea de que los Ministerios Públicos se transformen en elementos
dinámicos que impriman al proceso dosis importantes de innovación; pretensión que se ha
visto parcialmente frustrada ya que estas instituciones, conectadas en general con una tradición
de pasividad y poco protagonismo en los
procesos penales anteriores, no han jugado ese
rol dinamizador, sino que por el contrario, han
tendido a comportarse de acuerdo a los criterios
del sistema antiguo, llegando incluso a transformarse en el principal agente de reproducción de
las practicas del sistema inquisitivo.
Como puede verse en los reportes, los
problemas de debilidad institucional han dificultado mucho el cambio. Este es el caso de
República Dominicana, Ecuador o Bolivia en
que la inestabilidad ha sido muy fuerte afectando al Ministerio Público de una manera más
ACTUALIDAD 28 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
intensa que a los tribunales. En otros, ha sido
la dependencia institucional del Poder Judicial
y la reproducción de su cultura la que ha dificultado la innovación, elementos positivos que
se reflejan en algunos programas de innovación
interesantes, por ejemplo en Colombia o en el
propio Ecuador.
Las debilidades antes señaladas se expo-
nen por ejemplo en el poco uso de las facultades
discrecionales, salidas alternativas y mecanismos de simplificación procesal otorgados en a
los Ministerios Públicos Fiscales en los nuevos
Códigos Procesales Penales en el marco de las
reformas procesales penales en la región. Un
uso decreciente de las salidas alternativas se ha
observado por ejemplo en Nicaragua.
Tabla 8
Facultades discrecionales, salidas alternativas y mecanismos de simplificación procesal
reguladas en los Códigos Procesales Penales3
Facultades discrecionales
Salidas alternativas
Simplificación
Procesal
Acuerdo
Reparatorio
Conciliación
/ Mediación
Procedimiento
Abreviado
Archivo
Desestimación
Oportunidad
Supens.
prueba
Argentina *Prov.Bs. As.
SI
NO
NO
SI
SI
SI
SI
Argentina *Prov.Córdoba
SI
SI
NO
SI
NO
SI
SI
Bolivia
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Chile
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Colombia
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Costa Rica
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Ecuador
SI
SI
NO
NO
NO
SI
SI
El Salvador
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Guatemala
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Honduras
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Nicaragua
NO
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Paraguay
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
República Dominicana
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Venezuela
SI
SI
SI
SI
SI
SI
SI
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
De otra parte, un rasgo común es la
carencia de datos sobre la labor de los Ministerios Públicos Fiscales; con algunas excepciones,
estos organismos no produce o publicitan los datos necesarios para evaluar el cumplimiento de
sus funciones básicas, lo que a su vez genera un
efecto de falta de responsabilidad por los resultados, que no incentivan el cumplimiento eficaz
de la función y que contribuye a la reproducción
de las formulas más burocráticas.
Otro problema generalizado son las relaciones entre fiscales y policías. En general, ello
se identifica en todos los reportes como un problema grave y para el cual no se señalan salidas
3
claras. A su vez, esta problemática se relaciona
directamente con la tendencia de muchos Ministerios Públicos o Fiscalías, a evitar involucrarse en el tema de la demanda ciudadana por
seguridad. Al parecer, a los fiscales les es más
conveniente mantener un perfil bajo en el tema,
no asumiendo un protagonismo que pudiera
significarle críticas importantes y para el cual
no logra identificar instrumentos eficaces. Este
último problema ha sido en realidad muy importante debido a que la demanda de seguridad
ha tendido a recaer sobre el conjunto del sistema
con un efecto de legitimación importante. La
necesidad de establecer mejoras en las relaciones
Debe tenerse en cuenta que algunas de estas figuras varían de nombre en cada país.
ACTUALIDAD 29 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
entre fiscales y policías ha quedado en evidencia,
por ejemplo, en el estudio sobre la reforma en
República Dominicana.
De otra parte, otro aspecto difundido
por las reformas procesales penales ha sido una
mayor atención y protección a los derechos de
las víctimas en el proceso penal, labor que de
acuerdo a los informes nacionales ha recaído
principalmente en los Ministerios Públicos. Al
respecto, los citados informes reflejan que más
allá de las normas legales que han regulado la
creación de unidades especializadas en la materia, es necesario desarrollar políticas institucionales y estrategias de implementación dirigidas
a mejorar la atención de este tipo de usuarios de
los sistemas de justicia.
Tabla 9
Creación de Unidades de Atención y Protección a
Víctimas y Testigos4
Cuenta con unidad
específicamente para
dirigir y coordinar la
atención y protección
de víctimas
Dependencia
orgánica
SI
Ministerio Público
NO
-------------
Chile
SI
Ministerio Público
Colombia
SI
Fiscalía General de
la Nación
Costa Rica
SI
Ministerio Público
Ecuador
SI
Ministerio Público
El Salvador
SI
Ministerio de Justicia
Guatemala
SI
Ministerio Público
País
Argentina
Bolivia
Honduras
NO
-------------
Debilidades en la conducción de los procesos
de reforma
Nicaragua
NO
-------------
Paraguay
SI
Ministerio Público
Como se describió al abordar los programas piloto, los reportes evidencian que, en
general, los procesos de reforma, nuevos y antiguos parecen débiles si se miran desde el punto
de vista de la capacidad que tienen los órganos
superiores del Poder Judicial, del Ministerio
Público, de la Defensa Pública o del Poder Ejecutivo para conducir procesos de cambio. Estas
debilidades se traducen en cuestiones como la
limitada gama de instrumentos para manejar
el cambio con que cuentan. Si bien es cierto que
ya nadie parece creer que la ley sea el único elemento en juego, los otros instrumentos que se
han desarrollado se encuentran en estados muy
embrionarios, o de alguna manera, desconectados de los procesos de cambio significativos.
República
Dominicana
SI
Procuraduría
General
NO
-------------
Con relación a lo primero, es común que
actualmente en los poderes judiciales existan
departamentos de planificación y gestión, con
profesionales especializados que comienzan a
cumplir tareas relevantes, no obstante, se trata
en general, de unidades bastante alejadas de los
procesos de toma de decisión más importantes,
que siguen operando de acuerdo con viejas prác-
Venezuela
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
ticas jerárquicas y poco sistemáticas en el manejo
de la información. Un ejemplo de lo segundo es
el hecho que muchas escuelas judiciales fueron
creadas hace algunos años, pero no han jugado,
con alguna excepción como en República Dominicana, un rol fuerte como instrumento de
cambio.
La capacidad de captar información de
la realidad y de usarla en la toma de decisiones,
sigue siendo una tarea pendiente. Existen países
que han progresado destacadamente en comparación con sus sistemas anteriores –por ejemplo, Colombia y Costa Rica-, pero en general,
hay muchas dificultades en esa área.
Puede decirse que todavía resulta difícil
poder reconocer la existencia de una política
pública en materia de reforma judicial, en el sen-
En Bolivia, de acuerdo al documento sobre la Política de Persecución Penal del Ministerio Público publicado en el año 2006, esta institución tiene proyectado
crear unidades de atención y protección de víctimas y testigos a nivel nacional. En Chile esta unidad se creo con motivo de la reforma procesal penal en el año
2000. En Colombia, la Oficina de Protección y Asistencia a Víctimas y Testigos se creó mediante Ley Nº 418 de 1997. En El salvador, el Decreto Nº 1029 de junio
de 2006 regula la protección de víctimas y testigos de delitos y establece que la Comisión Coordinadora del sector Justicia será el ente rector del Programa de
Víctimas y Testigos.
4
ACTUALIDAD 30 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
tido de una definición de objetivos estratégicos,
y el manejo de instrumentos destinados a conseguirlos. Los poderes ejecutivos muchas veces
han abandonado toda pretensión de hacerla,
pero donde no ha sido así, tienen dificultades
importantes para lidiar en la coordinación con
órganos independientes o autónomos como son
los que forman parte del sistema judicial.
Por último, cabe resaltar que prácticamente en todos los casos, el proceso de reforma
ha sido objeto de críticas muy fuertes desde
sectores preocupados por el crimen y la inseguridad; en general estas críticas se han traducido
en un alejamiento de los procesos respecto de la
población, y en los peores casos, han dado lugar
a intentos de reformas contrarias a los principios
básicos del sistema, en algunos, con efectos importantes. Lo más problemático parece ser que
los responsables de la conducción del proceso
de reforma no han encontrado un discurso capaz para explicar los cambios a la población, así
como tampoco uno que logre hacer que los actores institucionales se hagan cargo, -en alguna
medida-, de las demandas ciudadanas por seguridad o eficacia.
Considerando todo lo anteriormente
mencionado, a continuación se presentan algunas fortalezas y debilidades mostradas en los
informes nacionales que forman parte de esta
publicación, los cuales son detallados en los respectivos estudios.
Tabla 10
Algunas fortalezas y debilidades de las reformas procesales penales estudiadas
País
Fortalezas
Debilidades
Reducción notable de duración de los procesos,
oralidad, publicidad, control de medidas de coerción,
fortalecimiento de la defensa, desarrollo de sistema
de gestión de audiencias, instancias de trabajo interinstitucional.
Necesidad de extender la experiencia para una justicia de
garantías eficiente, necesidad de reingeniería en la fiscalía,
necesidad de entrenamiento en técnicas de litigación, falta
de audiencia de control de detención.
Bolivia
Proceso de cambio instalado, interés y activa participación de la sociedad en las evaluaciones de la reforma,
implementación orientada hacia desafíos concretos.
Cambios normativos con relación a medidas cautelares y
plazos; dificultades en las relaciones interinstitucionales,
dificultades en los procesos de trabajo con los policías,
problemas en la gestión de audiencias, bajo impacto de
aplicación de salidas alternativas y facultades discrecionales.
Colombia
Cimentación progresiva de las audiencias preliminares
orales, adecuada gestión de un alto número de audiencias, refuerzo del sistema de defensa pública, alta carga
pendiente en “estado de investigación”
Mala interpretación de algunos jueces respecto a lo que
implica su “autonomía” judicial, problemas de coordinación en la etapa de investigación, poco uso de facultades discrecionales.
Costa Rica *Círculo Judicial de
Guanacaste
Introducción de audiencias en la etapa preliminar lo
que ha permitido acelerar la toma de decisiones y desformalizar. Buena percepción de los operadores.
Sólo circundante a Guanacaste, limitaciones estructurales
que limitan su impacto en el sistema de justicia (uso del
expediente, carencia de incentivos, falta de publicidad).
Ecuador *Cuenca
Compromiso de operadores locales, impacto en las
prácticas sin necesidad de reforma legal, resultados con
poca inversión económica.
Debilidad del sistema de defensa pública, marginalidad
de la experiencia con el resto del proceso penal en Cuenca,
necesidad de fortalecer las destrezas de litigación, reforzamiento de los compromisos iniciales para ejecutar
los cambios.
Guatemala
*Quetzaltenango
Cimentación de la oralidad sustentada en componentes sólidos (gestión, registro, metodología de trabajo),
compromiso de los actores, comunidad jurídica involucrada, respaldo político, infraestructura.
Necesidades de capacitación para el debate oral, coexistencia con modelo diferente, necesidad de fortalecer el
manejo de la estadística.
Nicaragua
Fortalecimiento de las estructuras judiciales, el Ministerio Público y la Defensa Penal, reducción del tiempo de
duración promedio de los procesos ordinarios,.
Subutilización de salidas alternativas, poco nivel de
independencia institucional de la Defensoría, carencia
de adecuados niveles de registro de información que
permitan mediciones confiables, ausencia de políticas de
organización del trabajo en el Ministerio Público.
República
Dominicana
Oralidad, equipo investigativo para la defensa penal,
sociedad civil activa participante de la reforma, fácil acceso a la información, participación de fiscales en plan
de seguridad ciudadana.
Alta duración de audiencias preliminares, mal agendamiento de audiencias, confusión sobre el rol de los jueces
de garantía.
Argentina *
Prov. Córdoba
Fuente: Informes Nacionales CEJA.
ACTUALIDAD 31 JUDICIAL
Reformas procesales penales en América Latina
La Prueba
en los Procesos Penales Acusatorios
Latinoamericanos
Dr. Manuel Miranda Estrampes
I. El proceso penal como
sistema de garantías
La concepción clásica del proceso penal lo configura como
el único instrumento que los Estados tienen para poder ejercer su
ius puniendi, condenando e imponiendo una pena a los culpables
de hechos delictivos. La pena solamente puede ser impuesta por
el Estado en el marco de un proceso penal previo. Es lo que la
doctrina procesal denomina instrumentalidad del proceso penal.
Esta concepción clásica debe ser superada pues ofrece una visión
reduccionista, parcial y fragmentaria del proceso penal.
En una concepción moderna el proceso penal es también
un medio de legitimación democrática, esto es, un ejercicio de
legitimidad democrática. GOLDSCHMIDT ya apuntaba que la
estructura del proceso penal de una nación no es sino el termómetro
de los elementos corporativos o autoritarios de su Constitución1. En
los actuales sistemas democráticos únicamente merece el calificativo
de proceso penal aquél en que se respetan las garantías procesales
y los derechos y las libertades de los ciudadanos, esto es, aquél
que cumple con las exigencias derivadas del principio del proceso
debido. Cuando en el ejercicio del ius puniendi no se cumplen estas
exigencias no estamos en realidad ante un proceso penal, sino
ante un acto de autoritarismo, de significación profundamente
antidemocrática, esto es, ante una manifestación de arbitrariedad
de los poderes públicos.
Un modelo procesal penal de corte inquisitivo responde
a una concepción autoritaria y antidemocrática, pues socava los
pilares sobre los que se asienta el Estado de Derecho. En los
modelos procesales inquisitivos la arbitrariedad y el autoritarismo
se acaban enquistando en las propias estructuras del Estado y el
proceso penal pierde su condición de proceso2 y se convierte en
un instrumento de opresión.
1
GOLDSCHMIDT, J., Problemas jurídicos y políticos del proceso penal, Edit. Bosch, Barcelona, 1935, pág. 67.
En la doctrina española MONTERO AROCA, J., Principios del proceso penal. Una explicación basada en la
razón, Edit. Tirant lo blanch, Valencia, 1997, pág. 28, dice que “el denominado proceso inquisitivo no fue
y, obviamente, no puede ser, un verdadero proceso”.
2
ACTUALIDAD 32 JUDICIAL
En la actualidad el proceso penal debe
concebirse como un verdadero sistema de
garantías frente a la actuación punitiva del
Estado (instrumentalidad garantista3). En su seno
el Juez asume el role de guardián y defensor
de dichas garantías. En otras palabras, el
Juez se convierte en garante de los derechos
y libertades del imputado y acusado (giudice
guardiano) 4. Por tanto, la función del proceso
penal no puede reducirse exclusivamente a
ser un instrumento de imposición de la pena,
sino que es principalmente un instrumento
de garantía de los derechos y libertades
individuales. Desde esta perspectiva podemos
hablar de democratización del proceso penal
pues su principio basilar es el de protección
de los inocentes.
La historia del proceso penal es la historia
de la tensión permanente entre el ejercicio del ius
puniendi por parte del Estado y el respeto de los
derechos de los ciudadanos. El ejercicio del ius
puniendi constituye una de las injerencias de mayor
intensidad en la privacidad y libertad de las
personas. En un Estado constitucional de Derecho
la investigación penal debe respetar siempre los
derechos fundamentales, pues no se puede
investigar a cualquier precio. Las constantes
apelaciones a la eficacia como parámetro de
valoración de la investigación penal deben
subordinarse en todo caso, al necesario respeto
de los derechos de los ciudadanos y de las garantías
procesales.
Desde un punto de vista teórico es posible
distinguir dos modelos procesales penales que
obedecen a dos visiones distintas del proceso
penal: crime control model y el due process model5. En
la elección de los diferentes modelos procesales
penales subyace la tensión entre los derechos de
los ciudadanos y las prerrogativas de la sociedad
organizada, esto es, del Estado. En definitiva,
son dos formas de diseñar la respuesta penal
para resolver la tensión o conflicto entre los
valores de la libertad y el orden.
El modelo del crime control representa el
valor del orden, ensalzando el control social en
detrimento de la libertad individual. Según esta
concepción, el objetivo del sistema de justicia penal
es la supresión del delito. El valor del orden y la
priorización de la eficacia se erigen en la columna
vertebral del proceso penal en detrimento incluso
de los derechos de los ciudadanos. Se opta por
una mayor eficiencia de las autoridades policiales
en orden a la detención de los sospechosos, la
investigación de los delitos y la imposición de
penas. Se ha comparado este sistema con una
“línea de montaje” en donde cada uno de los
intervinientes realiza una tarea necesaria para
que el proceso siga avanzando en una única
dirección hasta su resolución final. El objetivo
de cada fase es separar a los “probables culpables”
de los “probables inocentes”, y hacer pasar al
primer grupo a la siguiente fase. Se admite
implícitamente que aquellos que permanecen
en el sistema después de sucesivas fases son
verdaderos culpables.
El modelo del “due process” es
diametralmente opuesto y se caracteriza por el
respeto a la autonomía individual y a la dignidad.
El proceso penal debe estar sujeto a controles y
garantías que bajo el lema de la “máxima
eficiencia” eviten todo abuso de poder por parte
del Estado o poderes públicos en el ejercicio del
ius puniendi. Todo el conjunto de derechos y
garantías procesales reconocidos en el proceso
penal cumplen un propósito común: limitar los
medios a través de los cuales los poderes públicos,
el Estado puede investigar acusar y condenar. Se
debe permitir al acusado defenderse de los
cargos dirigidos contra él en el marco de un
proceso público ante un juez imparcial. El sujeto
debe ser presumido inocente durante todas las
fases del procedimiento, presunción que debe
robustecerse a medida que el proceso avanza.
Este modelo es altamente crítico con el sistema de
justicia criminal, se propone una limitación de la
discrecionalidad de los poderes públicos, otorgar
al acusado derechos inviolables y requerir que
los poderes públicos cumplan con determinados
procedimientos antes de privar de libertad a una
persona.
3
LIMA LOPES, “El fundamento de la existencia del proceso penal: la instrumentalidad garantista”, Revista de Derecho Procesal, nº 1, 2000, pág. 30.
4
GUARNIERI, C., y PEDERZOLI, P., Los jueces y la política. Poder Judicial y democracia, Edit. Taurus, Madrid, 1999, pág. 65 y ss.
5
Dicha clasificación fue realizada por el profesor HERBERT PACKER en el año 1964.
ACTUALIDAD 33 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
Aunque, como hemos visto, ambos
modelos responden a visiones distintas del proceso
penal es posible que coexistan bajo un mismo
sistema legal. En un mismo sistema de justicia
penal podemos encontrar manifestaciones de un
modelo o de otro. Es posible, por tanto, identificar
“modelos intermedios”, en función de donde se
coloque el énfasis, si en el valor orden o en el valor
libertad6.
La utilidad de la construcción de estos
modelos teóricos reside en que permite aproximarse
a los diferentes modelos aplicativos para identificar
sus rasgos más característicos y clasificar los mismos
en función de la prevalencia de los elementos de
uno u otro modelo. La descripción de estos dos
“modelos polarizados” o “extremos” permite
identificar sus principios esenciales así como su
“actitud” hacia el proceso penal.
En la actualidad, el reto del proceso penal
es buscar un equilibrio entre la libertad y el orden,
siempre que se respeten los derechos constitucionales
reconocidos a los ciudadanos. El proceso penal
debe impregnarse de constitucionalidad. Las normas
que integran los Códigos Procesales Penales deben
ser examinadas, analizadas e interpretadas desde
la óptica de los valores, principios y garantías
constitucionales.
II. La prueba como pieza
clave del sistema de garantías
La concepción del proceso penal como
sistema de garantías tiene una notable incidencia
en la materia probatoria y, por tanto, en el ámbito
de la valoración de la prueba. CAFFERATA
NORES nos dice que la prueba penal ha seguido
los vaivenes de los sistemas políticos vigentes
en los distintos momentos de la historia7. Y más
recientemente MORA MORA destaca que el
sistema probatorio adoptado en el proceso penal
constituye un termómetro del nivel de desarrollo
democrático de una concreta comunidad8.
La regulación de la actividad probatoria
en el proceso penal presenta importantes
implicaciones constitucionales. Una regulación
normativa y/o una praxis forense en el
ámbito probatorio que no respete las garantías
constitucionales derivadas del proceso debido,
especialmente la garantía de contradicción,
subvierten el propio sistema democrático y
convierten la decisión judicial en un puro ejercicio
de arbitrariedad9.
La presunción de inocencia como regla
probatoria y de juicio penal, la carga de la prueba
a cargo de las acusaciones, la exclusión de las
pruebas obtenidas con violación de derechos
fundamentales, la contradicción en la formación
de la prueba y la exigencia de motivación fáctica
de las sentencias, entre otras garantías, imponen
una determinada configuración procesal de la
actividad probatoria en el proceso penal.
Además, actúan como cánones de conocimiento
pues la verdad solo podrá obtenerse si se han
respetado estos principios.
La doctrina de la mínima actividad probatoria
elaborada por el Tribunal Constitucional español10
a partir del reconocimiento constitucional
de la presunción de inocencia como derecho
fundamental (art. 24 CE) supuso una verdadera
revolución en el panorama del proceso penal
español que puso fin a una arraigada praxis
judicial donde la convicción fáctica se formaba
prescindiendo de la prueba o incluso en contra
El profesor ERIK G. LUNA, University of Chicago Law School, alude como
modelos modernos al modelo neo-federalista (Neo-federalist Model, elaborado
por el profesor AKHIL AMAR), cuyos postulados se encuentran más próximos al crimen control model; y el Individual Rights Model, creado por el propio
LUNA, más próximo al due process model. (vid. Eric G. Luna, “The Models of
Criminal Procedure”, Buffalo Criminal Law Review, volume 2, number 2 (A
New Agenda For Criminal Procedure), págs. 329 y ss.
6
CAFFERATA NORES, J. I., La prueba en el proceso penal, Ediciones Depalma,
Buenos Aires, 1986, pág. 4.
7
MORA MORA, L. P., “La prueba en el Código Procesal Penal Tipo para
América latina”, Revista de la Asociación de Ciencias Penales de Costa Rica, junio
1992, nº 5, http://www.cuienciaspenales.org.
8
GONZÁLEZ ÁLVAREZ, D., “La prueba en los procesos penales centroamericanos (Guatemala, El Salvador, Costa Rica), Revista de la Asociación
de Ciencias Penales de Costa Rica, marzo 2000, nº 17, documento electrónico,
pág. 1, destaca que el sistema probatorio es la columna vertebral del sistema
procesal.
9
STC 31/1981, de 28 de julio. Un análisis de dicha doctrina y sus consecuencias puede consultarse en mi trabajo La mínima actividad probatoria en el
proceso penal, J. Mª. Bosch Editor, Barcelona, 1997, págs. 122 y ss.
10
ACTUALIDAD 34 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
de la prueba11. De forma resumida, el TC afirmó
en dicha sentencia que la destrucción de la
presunción de inocencia que asiste al acusado
requiere el cumplimiento de los siguientes
requisitos:
Que concurra una mínima actividad probatoria
Que se trate de una prueba objetivamente
incriminatoria, esto es, de cargo.
Que la prueba se haya practicado en el juicio
oral con todas las garantías constitucionales
y procesales, y con respeto absoluto de los
derechos fundamentales.
III. Los principios de la prueba
en los procesos penales
acusatorios latinoamericanos
En las últimas décadas los países
latinoamericanos se han visto inmersos en un
proceso de reforma de sus sistemas de justicia penal.
Este fenómeno corre paralelo a la transformación
de sus estructuras políticas encaminada a la
consolidación de sus sistemas democráticos.
Las reformas procesales penales se han
caracterizado por un abandono de los modelos
inquisitivos o mixtos y su sustitución por moldeos
de corte acusatorio, en un contexto de progresiva
constitucionalización del proceso penal. Este
cambio de las estructuras procesales penales se
ha inspirado en las reglas contenidas en el Código
Procesal Tipo para América Latina. No obstante las
regulaciones incorporadas en los diferentes textos
procesales penales no son siempre uniformes y se
observan diferencias entre unos Códigos y otros.
Algunos Códigos se acercan más a los modelos
acusatorios europeo-continentales, mientras
que otros presentan una clara inspiración en
los modelos adversariales característicos de los
sistemas anglosajones.
Estas diferencias se hacen patentes en la
regulación de la materia probatoria. No obstante,
a pesar de estas diferencias, un análisis de los
Códigos Procesales Penales latinoamericanos
permite identificar una serie de principios comunes
que inspiran la regulación de la prueba en los
nuevos sistemas procesales penales acusatorios.
III.1. El principio de libertad de prueba
Este principio se puede formular de la
siguiente forma: en el proceso penal se pueden
probar todos los hechos y circunstancias relevantes
para la decisión final mediante cualquier medio
de prueba12. En una formulación negativa supone
que un específico hecho no deberá ser probado
mediante un medio de prueba concreto sino que
las partes podrán utilizar para su acreditación
cualquier medio de prueba13. La libertad alcanza
tanto al objeto de prueba (thema probandum) como
a los medios de prueba. Este principio no debe
confundirse con el principio de libre valoración
de la prueba que se analiza más adelante.
Además de los medios de prueba previstos
y regulados expresamente en los Códigos, el
reconocimiento de dicho principio conlleva la
admisibilidad de cualquier otro medio de prueba
(principio de no taxatividad)14.
El principio de libertad probatoria no
presenta un carácter absoluto pues esta sujeto a
determinadas limitaciones. Los propios Códigos
Procesales Penales latinoamericanos admiten
la existencia de estas limitaciones pues tras
proclamar el principio de libertad probatoria
añaden a continuación “salvo previsión expresa
en contrario de la ley”15 o una fórmula similar16,
o incluyen una referencia expresa a que debe
tratarse de medios permitidos o legales de
prueba17.
Además, la admisibilidad de las pruebas
está sujeta a varias condiciones sometidas al
control judicial. Por un lado, debe tratarse de
COUTURE, E. J., Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Edit. Depalma,
3ª edición, Buenos Aires, 1988, págs. 273-275, afirmaba que en el sistema
de la libre convicción ésta se obtenía, en muchas ocasiones, no sólo con la
prueba de autos, sino también fuera de la prueba de autos e, incluso, contra
la prueba de autos.
11
Vid. art. 148 CPP Tipo para América Latina; art. 182 CPP de Guatemala; art.
162 CPP de El Salvador; art. 170 CPP de la República Dominicana; art. 157.1
CPP de Perú; art. 373 CPP de Colombia; art. 295 CPP de Chile.
12
13
CAFFERATA NORES, J. I., La prueba…, cit., pág. 26.
14
Art. 148, in fine, CPP Tipo para América Latina
15
Art. 148 CPP Tipo para América Latina.
El art. 170 CPP de la República Dominicana tras reconocer este principio
añade “salvo prohibición expresa”.
16
Art. 162 CPP de El Salvador; art. 182 CPP de Guatemala; art. 373 CPP de
Colombia que tras proclamar la admisión de cualquiera de los medios de
prueba establecidos en el Código añade o “por cualquier otro medio técnico
o científico, que no viole los derechos humanos”.
17
ACTUALIDAD 35 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
pruebas referidas, directa o indirectamente,
a los hechos objeto de investigación (pruebas
pertinentes). Por otro lado, deben ser pruebas
útiles para el descubrimiento de la verdad18.
Tampoco podrán utilizarse en el proceso
penal las pruebas prohibidas expresamente por
el legislador y las denominadas pruebas ilícitas.
Respecto a las prohibiciones probatorias
estas pueden alcanzar al propio objeto o tema de
prueba. Así, por ejemplo, se excluye el testimonio
de personas respecto de aquellas materias sobre
las que deban guardar secreto, salvo que se las
relevare de dicho deber por la persona que lo
hubiere confiado19. No se admiten, tampoco,
aquellas pruebas que tengan por objeto acreditar
hechos notorios. En otros casos, la prohibición
alcanza a determinados métodos de investigación.
Está prohibida la utilización de la tortura, el
engaño, los psicofármacos, los sueros de la
verdad, la hipnosis, o los detectores de mentiras20.
La prohibición alcanza a determinados métodos
que se estiman atentatorios contra la dignidad
de la persona y contrarios a una concepción
garantista del proceso penal que considera al
imputado como sujeto titular de derechos y no
como objeto sometido a la investigación penal.
procedimiento o sin respetar las normas previstas
en la ley procesal. La irregularidad de la prueba
no determina su inutilizabilidad23, siempre
que no conlleve a su vez una vulneración de
derechos o garantías constitucionales (prueba
ilícita). Se admite, por tanto, la posibilidad
de convalidación o subsanación, salvo que la
irregularidad conlleve la violación de derechos
o garantías del imputado24.
III.3. El principio de licitud de la prueba
Todos los nuevos Códigos Procesales
Penales latinoamericanos incorporan, como
regla de exclusión, la prohibición de admisión
y de valoración de las pruebas obtenidas,
directa o indirectamente, con vulneración de los
derechos fundamentales y libertades públicas25.
Solo aquellas pruebas en cuya obtención se han
respetado los derechos fundamentales pueden
Art. 148 CPP Tipo para América Latina; art. 183 CPP de Guatemala; art.
162 CPP de El Salvador; art. 171 CPP de la República Dominicana; art. 276
CPP de Chile.
18
Art. 172 CPP Tipo para América latina; art. 212, incisos 2, 3 y 4 CPP Guatemala; art. 187 CPP de El Salvador; art. 197 CPP de la República Dominicana;
art. 165.2 CPP de Perú; art. 303 CPP de Chile.
19
Art. 45 y 148 CPP Tipo para América Latina; art. 85 CPP de Guatemala;
arts. 15, 87 y 262 CPP de El Salvador; art. 107 CPP de la República Dominicana; arts. 71.2 y 157.3 CPP de Perú; arts. 93, letra b) y 195 CPP de Chile.
20
III.2. El principio de legalidad de la prueba
Este principio significa que los elementos
de prueba se obtengan y se incorporen al proceso
conforme a los principios y normas previstos
en la ley21. En una primera aproximación
pudiera parecer que este principio se opone
al reconocimiento de la no taxatividad de los
medios de prueba, pues únicamente los medios
de prueba expresamente previstos en la ley
podrán ser utilizados en el proceso. Para hacer
frente a esta contradicción en algunos Códigos se
establece que las pruebas atípicas o no reguladas
expresamente en la ley se practiquen de la
manera que esté prevista la incorporación de
pruebas similares o análogas22. En todo caso, el
reconocimiento constitucional del derecho a la
prueba y la prohibición de indefensión avalan la
utilización de medios de prueba aunque no estén
previstos expresamente en la ley procesal.
Se considera prueba irregular toda
aquella obtenida o incorporada sin ajustarse al
Vid. art. 149 CPP Tipo América Latina; arts. 185 y 186 CPP de Guatemala;
arts. 15 y 162, párrafo tercero, CPP de El Salvador; arts. 26 y 166 CPP de la
República Dominicana; art. VIIIº.1 CPP de Perú; art. 295 CPP de Chile.
21
Art. 148, in fine, CPP Tipo para América Latina; art. 185 CPP de Guatemala;
art. 162, párrafo tercero, CPP de El Salvador; art, 157.1 CPP de Perú; art. 323,
párrafo segundo, CPP de Chile.
22
Por inutilizabilidad (inutilizzabilità) debe entenderse la prohibición de
admisión y la prohibición de valoración de la prueba. Vid. MIRANDA ESTRAMPES, M., El concepto de prueba ilícita y su tratamiento en el proceso penal,
J. Mª Bosch Editor, Barcelona, 2004, págs. 94 y ss.
23
Arts. 225, 227 y 228 CPP Tipo para América Latina, que menciona como
defectos absolutos aquellos concernientes a la intervención, asistencia y
representación del imputado en los casos y formas que la ley establece o los
que impliquen inobservancia de derechos y garantías previstos por la ley
fundamental y por los tratados suscritos por el Estado; arts. 283 y 284 CPP
de Guatemala; art. 168 CPP de la República Dominicana. El art. 15 CPP de
El Salvador admite que “si el vicio de la prueba consiste en no haber sido
incorporada al proceso con las formalidades prescritas por este Código, la
misma podrá ser valorada por el juez como indicio, aplicando las reglas de
la sana critica”.
24
Arts. 148 CPP Tipo para América Latina, que menciona como inadmisibles
los elementos de prueba obtenidos por un medio prohibido, tales como la
tortura, la indebida intromisión en la intimidad del domicilio, la correspondencia, las comunicaciones, los papeles y los archivos privados; 15 y 162 CPP
de El Salvador; arts. 281 y 283 CPP de Guatemala; art. 167 CPP de la República Dominicana; art. VIIIº y art. 159 CPP de Perú. El art. 276, párrafo tercero,
CPP de Chile, declara que “el juez excluirá las pruebas que provinieren de
actuaciones o diligencias que hubieren sido declaradas nulas y aquellas que
hubieren sido obtenidas con inobservancia de garantías fundamentales”;
también art. 334, párrafo 2.
25
ACTUALIDAD 36 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
ser utilizadas por el Tribunal sentenciador
para formar el juicio fáctico. A diferencia de los
supuestos de pruebas irregulares la prueba ilícita
no admite convalidación o subsanación.
Esta regla de exclusión (exclusionary rule)
tuvo su origen en la jurisprudencia elaborada por
el Tribunal Supremo Federal norteamericano,
pero se ha extendido a la práctica totalidad de
los sistemas procesales penales. La STC 114/1984,
de 29 de noviembre, admitió, por primera vez, la
doctrina de la prueba ilícita en el ordenamiento
jurídico español, fijando como fundamento de su
exclusión la posición preferente que ocupan los
derechos fundamentales dentro del ordenamiento
jurídico y su condición de inviolables.
La exclusión alcanza no solo a la prueba
obtenida directamente con vulneración de
un derecho fundamental sino también a las
posteriores pruebas lícitas cuya obtención
deriva de la inicial prueba ilícita. Es lo que se
conoce como efectos reflejos de la prueba ilícita o
doctrina de los frutos del árbol envenenado. No
obstante, algunos Códigos Procesales Penales
latinoamericanos guardan silencio sobre dicha
oficia refleja. El CPP Tipo para América latina no se
pronuncia expresamente sobre el reconocimiento
de efectos reflejos a las pruebas ilícitas26. Por el
contrario, los Códigos más modernos sí que
reconocen tales efectos indirectos. El art. 167
CPP de la República Dominicana tras declarar
que no pueden ser apreciadas aquellas pruebas
obtenidas con violación de los derechos
y garantías del imputado previstos en la
Constitución o en los Tratados internacionales
o en el propio Código, añade que “Tampoco
pueden ser apreciadas aquellas pruebas que sean
la consecuencia directa de ellas, salvo si se ha
podido obtener otra información lícita que arroje
el mismo resultado”. Se reconoce expresamente
en dicho precepto eficacia refleja a las pruebas
ilícitas con la excepción de la denominada fuente
independiente27. También el art. VIIIº del CPP
de Perú reconoce eficacia refleja a las pruebas
ilícitas, pues priva de efecto legal a las pruebas
obtenidas, tanto directa como indirectamente,
con violación del contenido esencial de los
derechos fundamentales de la persona. Y el
art. 23 CPP de Colombia dispone que “Toda
prueba obtenida con violación de las garantías
fundamentales será nula de pleno derecho, por
lo que deberá excluirse de la actuación procesal.
Igual tratamiento recibirán las pruebas que
sean consecuencia de las pruebas excluidas, o
las que solo puedan explicarse en razón de su
existencia”28.
No obstante, algunos Códigos han
incorporado en su articulado determinadas
excepciones a la regla de exclusión, inspiradas en
la propia jurisprudencia elaborada por el Tribunal
Supremo Federal norteamericano. El ejemplo
más claro lo encontramos en el art. 15 CPP de El
Salvador que tras declara que “No tendrán valor
los elementos de prueba obtenidos en virtud de
una información originada en un procedimiento
o medio ilícito”, añade a continuación que “No
obstante lo dispuesto en el presente inciso,
cuando los elementos de prueba hayan sido
obtenidos de buena fe, por hallazgo inevitable
o por la existencia de una fuente independiente,
podrán ser valorados por el juez aplicando las
reglas de la sana critica”29.
III.4. El principio de iniciativa probatoria
de las partes
El proceso penal acusatorio se configura
como un verdadero proceso de partes en donde
el juez asume un role neutral, para garantizar
su imparcialidad a modo de tercero supra
partes (logica adversarial). La iniciativa debe
corresponder a las partes y ello se muestra con
especial intensidad en la actividad probatoria.
Las diferencias de estilo entre el modelo
inquisitivo y el modelo acusatorio son palmarias.
Arts. 149 y 225 CPP Tipo para América Latina; este último precepto
declara que “No podrán ser valorados para fundar una decisión judicial, ni
utilizados como presupuestos de ella, los actos cumplidos con inobservancia
de las formas y condiciones previstas en este Código, salvo que el defecto
haya sido subsanado (art. 228) o no se hubiera protestado oportunamente
por él (art. 226).
26
En realidad no estamos ante una verdadera excepción al reconocimiento
de eficacia refleja, sino ante la constatación de que la información ha sido
obtenida a través de una fuente de prueba totalmente desvinculada de la
prueba ilícita inicial por lo que no debe existir ningún impedimento en su
admisión, al no existir una conexión causal entre una y otra: vid MIRANDA
ESTRAMPES, M., “La regla de exclusión de la prueba ilícita: historia de su
nacimiento y de su progresiva limitación”, Revista Jueces para la Democracia,
nº 47, julio/2003, pág. 57.
27
El art. 457 del mismo texto procesal declara que “Es causal de nulidad
la violación del derecho de defensa o del debido proceso en aspectos
sustanciales”.
28
Un análisis sobre el significado y alcance de dichas excepciones puede
verse en MIRANDA ESTRAMPES, M., El concepto de prueba ilícita…, cit.,
págs. 103 y ss.
29
ACTUALIDAD 37 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
En los modelos inquisitivos era el propio juez el
que asumía un role protagónico en el ámbito
de la prueba. El juez era el que conducía los
interrogatorios y adoptaba incluso pruebas de
oficio sin ninguna limitación. Su capacidad de
iniciativa probatoria era ilimitada. Las partes, por
el contrario, asumían el papel de espectadores y,
en muchas ocasiones, de convidados de piedra.
Por el contrario, en los procesos acusatorios
son las partes las verdaderas protagonistas. A
ellas les corresponde en exclusividad la iniciativa
probatoria, proponiendo las pruebas, dirigiendo
los interrogatorios, ofreciendo las pruebas al juez,
diseñando, en definitiva, la estrategia probatoria
que más se ajuste a sus respectivas pretensiones.
También les corresponde facilitar al juez o
Tribunal criterios racionales de valoración del
material probatorio obtenido en el proceso. Las
partes acusadoras asumen la carga probatoria
sin que en ningún caso pueda invertirse esta
carga pues el acusado está amparado por la
presunción de inocencia30. El juez asume un
papel complementario y debe reservar su
intervención al momento de la valoración del
cuadro probatorio.
Los Códigos Procesales Penales latinoamericanos incorporan en su articulado este
estilo acusatorio en sede de ofrecimiento de
pruebas. Son las partes las que proponen y
ofrecen las pruebas de las que intentan valerse
para fundamentar sus proposiciones fácticas31.
El Juez resolverá sobre su admisión, rechazando
aquellas pruebas que resulten impertinentes,
inútiles, ilícitas, o podrá restringir los medios de
prueba ofrecidos que resulten manifiestamente
sobreabundantes32.
El estilo acusatorio exigiría que el Tribunal
sentenciador careciera de iniciativa probatoria,
adoptando en este ámbito una posición pasiva.
Aquí las soluciones incorporadas en los textos
procesales penales han sido muy variadas
según se hayan seguido los postulados del CPP
Modelo o, por el contrario, se hayan inspirado
en los modelos adversariales anglosajones. En
los primeros se le reconocen al Tribunal amplias
facultades de iniciativa probatoria lo que, en
mi opinión, contradice abiertamente el modelo
acusatorio33. Esta fue la opción del CPP Tipo
para América Latina, donde se le atribuyen
al Tribunal sentenciador las más amplias
facultades en este ámbito. Así durante el debate
tiene la facultad de acordar de oficio la recepción
de nuevos medios de prueba o la ampliación
de las ya recibidos, especialmente cuando lo
estime indispensable o manifiestamente útil para
descubrir la verdad34. Puede ordenar el recibo a
prueba para mejor resolver al final del debate35,
e incluso aún después de su clausura, cuando lo
estime indispensable durante la deliberación, en
cuyo caso dispondrá la reapertura del debate36.
En mi opinión, dichas facultades de iniciativa
probatoria reconocidas al Tribunal del juicio oral
resultan excesivas y entran en contradicción con
los principios del modelo acusatorio. Se trata
de restos o vestigios inquisitivos cuya razón de
ser es el descubrimiento de la verdad material
como fin último del proceso, pero que alteran
el esquema y reparto de roles entre las partes
y el Tribunal. Este puede acabar asumiendo el
role de acusador cuando por su propia iniciativa
se introducen en el proceso nuevas pruebas
de contenido incriminatorio, supliendo así la
inactividad o negligencia de la parte acusadora.
Esta posibilidad es evidente cuando durante la
deliberación el Tribunal estima que la prueba
aportada es insuficiente y lejos de dictar una
sentencia absolutoria, como sería procedente,
hace uso de su facultad legal de ordenar nuevas
pruebas en un intento de obtener pruebas
suficientes para la condena. En este caso el
30
Así lo dispone expresamente el art. 7 CPP de Colombia.
Art. 283 CPP Tipo para América Latina; art. 347 CPP de Guatemala; arts.
314.5, 316.13 y 317 CPP de El Salvador; art. 294.5 y 299.7 CPP de la República
Dominicana; arts. 349.1.h) y 350.1.f) CPP de Perú; arts. 337 y 357 CPP de
Colombia; arts. 259, letra f), 261, letra c) y 263, letra c) CPP de Chile.
31
Art. 288.1 CPP Tipo para América Latina; art. 350, inciso 1º CPP de
Guatemala; art. 320.10 CPP de El Salvador; art. 171 CPP de la República
Dominicana; art. 352.5 CPP de Perú; arts. 359, 360, 375 y 376 CPP de
Colombia.
32
No es esta, sin embargo, una opinión unánimemente admitida por la
doctrina procesal. MONTERO AROCA, J., Principios.., cit., págs. 160-161,
opina que no hay ningún obstáculo en atribuir al juez la facultad de acordar
pruebas de oficio. Esta ha sido la solución adoptada por algunos Códigos
Procesales Penales europeos, como el alemán (parágrafo 244, apartado 2º
StPO) y el italiano (art. 507 CPP).
33
Arts. 285, 289, 316, in fine, 317 y 320 CPP Tipo para América Latina.
También el art. 352 CPP de El Salvador, donde se le atribuye al Tribunal
del juicio la facultad de ordenar, aún de oficio, la recepción de cualquier
prueba, si en el curso de la audiencia surgen nuevos hechos que requieran
su esclarecimiento.
34
35
Art. 317 CPP Tipo para América Latina; art. 381 CPP Guatemala.
Art. 320 CPP Tipo para América Latina. También, art. 384 CPP de
Guatemala; art. 355 CPP de El Salvador.
36
ACTUALIDAD 38 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
Tribunal acaba asumiendo el papel de acusador
con merma de la garantía de imparcialidad
objetiva que debe presidir su actuación.
Desde la perspectiva acusatoria la
solución adoptada por el CPP de la República
Dominica nos parece la más acertada, al limitar
drásticamente las facultades de iniciativa
probatoria del Tribunal. El art. 330 CPP admite
que el Tribunal que preside el juicio oral pueda
ordenar la recepción de pruebas cuando durante
el curso del juicio surgen nuevas circunstancias
que requieran su esclarecimiento. Pero, a
continuación, el propio precepto añade que esta
posibilidad tendrá un carácter excepcional y que,
además, se requiere previa petición de parte, esto
es, el Tribunal no podrá actuar de oficio. En forma
más contundente se pronuncia el art. 361 CPP de
Colombia al declarar que “En ningún caso, el juez
podrá decretar la práctica de pruebas de oficio”.
Una solución intermedia es la adoptada
en el CPP de Perú que admite que el Tribunal del
juicio oral pueda acordar la recepción de nuevas
pruebas, de oficio o a pedido de parte, si en el
curso del debate resultasen indispensables o
manifiestamente útiles para esclarecer la verdad.
Aunque a continuación, y precisamente para
evitar que el Juez asuma un role de parte, añade
que el Juez Penal cuidará de no reemplazar por
este medio la actuación propia de las partes37.
El Juez debería hacer un uso moderado de
sus facultades de iniciativa probatoria, evitando
que mediante su ejercicio se introduzcan nuevos
hechos distintos de los que son objeto de
acusación y siempre que se trate de fuentes de
prueba que ya consten en las actuaciones38.
III.5. El principio de práctica de la prueba en el
juicio oral
Los sistemas procesales penales de corte
acusatorio colocan al juicio oral como eje central
del proceso y lo configuran como el escenario
natural de la actividad probatoria. El juicio oral
ya no es, como sucedía en los modelos inquisitivos
o mixtos, una mera reproducción burocratizada de
lo realizado durante la fase de investigación
preliminar. Este fortalecimiento del juicio oral
como etapa central del proceso penal era uno de
los objetivos de los nuevos Códigos Procesales
Penales latinoamericanos39. Es en este escenario
del juicio oral donde se garantizan en su plenitud
los principios de oralidad, inmediación,
contradicción y publicidad. Principios elevados a
la categoría de garantías integrantes del principio
del proceso debido (art. 14 Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos). El juicio oral se
convierte en el verdadero escenario de la práctica
de la prueba penal40.
La distinción entre actos de investigación
y actos de prueba resulta clave para garantizar
el respeto a dicho principio. Los actos de
investigación llevados a cabo durante el
desarrollo de la fase de investigación preliminar
no pueden ser utilizados por el Tribunal
sentenciador para fundamentar su convicción
fáctica. Solo los actos de prueba practicadas en
sede de juicio oral, con respeto a la garantías
de publicidad, oralidad, inmediación y
contradicción son adecuados para fundamentar
el juicio fáctico. Los actos de investigación se
utilizarán como fundamento de las resoluciones
que se adopten durante la fase de investigación
preliminar y servirán de base para la elaboración de
las hipótesis fácticas que integran las pretensiones
de las partes del proceso. Como dice el art. 263
CPP Tipo para América Latina la investigación
preparatoria tiene como finalidad la de establecer
si existe fundamento serio para someter a juicio
a una persona o descartarlo41. Por el contrario,
los actos de prueba se erigen en la base de la
convicción fáctica que el juzgador deberá plasmar
en su sentencia, y que servirán para confirmar o no
las hipótesis fácticas aportadas por las partes.
Este principio aparece recogido en los
Códigos Procesales Penales latinoamericanos al
37
Art. 385.2 CPP de Perú.
Resultan acertadas las limitaciones a las facultades del Tribunal de ordenar
pruebas de oficio incorporadas en los arts. 289 CPP Tipo y art. 351 CPP de
Guatemala, al condicionar la recepción de oficio por el Tribunal a que su
fuente resida en las actuaciones ya practicadas. Con ello se trata de impedir
que el ejercicio de estas facultades encubra una verdadera investigación de
oficio por parte del Tribunal.
38
A esta idea de centralidad se refiere el art. 356.1 CPP de Perú cuando afirma
que “El juicio es la etapa principal del proceso…”.
39
40
MIRANDA ESTRAMPES, M., La mínima…, cit., págs. 266 y ss.
El art. 321.1 CPP de Perú declara que “La Investigación Preparatoria
persigue reunir los elementos de convicción, de cargo y de descargo,
que permitan al Fiscal decidir si formula o no acusación y, en su caso, al
imputado preparar su defensa”. En parecidos términos se pronuncian los
arts. 265 CPP de El Salvador; art. 259 CPP de la República Dominicana; arts.
309 y 324 CPP Guatemala.
41
ACTUALIDAD 39 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
establecer que el Tribunal deberá apreciar las
pruebas practicadas durante el juicio oral o vista
pública42.
No obstante, el principio no presenta
un carácter absoluto y admite excepciones. La
mayor o menor amplitud de dichas excepciones
vendrá determinada por la mayor o menor
influencia del Código Tipo. Así en los CPP
latinoamericanos de inspiración adversarial
estas excepciones presentan un carácter muy
restringido.
La primera de estas excepciones viene
representada por los supuestos de anticipación
probatoria o prueba anticipada. Se admite, con
carácter excepcional, que cuando concurra una
causa que impida la práctica de la prueba en
el acto del juicio oral o se trate de diligencias
irreproducibles se pueda acordar durante la fase
de investigación preliminar el anticipo de prueba
(por ejemplo, en caso de testigo en peligro de
muerte o enfermo grave). En algunos casos
la descripción de los supuestos que permiten
acudir a la prueba anticipada se ha diseñado
con excesiva amplitud y ambigüedad43. Dicha
anticipación probatoria deberá realizarse a
presencia del Juez de la instrucción o Juez de
garantías, con citación de todas las partes que
tendrán derecho a intervenir. Si en el momento
del juicio oral persiste la causa que impide la
práctica de la prueba se acordará su introducción
en el debate mediante la lectura del acta o el
visionado de la grabación44.
El respeto al modelo acusatorio y al
principio de práctica de la prueba en el juicio
oral impone una interpretación restrictiva de los
supuestos de anticipación probatoria previstos
en los textos procesales penales que deben estar
basados en la imposibilidad de reproducción
de la prueba durante las sesiones del juicio
oral45. Como se establece en el art. 284 CPP
de Colombia, de clara inspiración adversarial,
solo en casos de extrema necesidad cuando
concurran motivos fundados y para evitar la
pérdida o alteración del medio probatorio podrá
acudirse a su anticipación46.
La segunda de estas excepciones consiste
en la posibilidad de introducir en el acto del
juicio oral mediante su lectura determinadas
diligencias de investigación practicadas durante
la fase preliminar. Las soluciones adoptadas
en los diferentes Códigos Procesales Penales
latinoamericanos difieren en función de la mayor
o menor amplitud de los supuestos autorizados
de lectura. El CPP Tipo para América Latina
autorizaba con gran amplitud la incorporación
mediante lectura de actas, testimonios, peritajes,
e incluso la denuncia, rendidos con anterioridad,
sin especificar las razones de esa incorporación47.
Esta excesiva amplitud atenta, en opinión de
MORA MORA, contra los principios de oralidad
e inmediación de la prueba, por lo que sería
conveniente tasar los casos de incorporación
mediante lectura de los testimonios, pues, acaba
diciendo este autor, una apertura ilimitada
podría lesionar seriamente la oralidad48.
En líneas generales, la mayoría de las
regulaciones procesales penales que siguen con
más fidelidad los postulados del Código Tipo
se muestran, en mi opinión, excesivamente
generosas en la identificación de los supuestos
de incorporación al juicio oral de diligencias de
investigación mediante lectura 49. En algunos
casos se admite como causa suficiente para
Art. 356 CPP de El Salvador; art. 333 CPP de la República Dominicana;
art. 393.1 CPP de Perú. El art. 16 CPP de Colombia declara que “En el
juicio únicamente se estimará como prueba la que se haya producido o
incorporada en forma pública, oral, concentrada, y sujeta a contradicción
ante el juez de conocimiento”; vid. también, arts. 377, 378 y 379. Por su parte,
el art. 296 CPP de Chile establece que “La prueba que hubiere de servir de
base a la sentencia deberá rendirse durante la audiencia del juicio oral, salvas
las excepciones expresamente previstas en la ley”; en la misma línea, el art.
340, párrafo segundo, afirma que “El Tribunal formará su convicción sobre
la base de la prueba producida durante el juicio oral”.
42
El art. 258 CPP Tipo para América Latina menciona el supuesto de
“cuando deba declarar un órgano de prueba que, por algún obstáculo difícil
de superar, se presuma que no podrá hacerlo durante el debate; art. 317 CPP
Guatemala, reproduce idéntica previsión; art. 270 CPP de El Salvador; art.
287 CPP de la República Dominicana; art, 242 CPP de Perú.
43
El art. 284.4, parágrafo 3º CPP de Colombia afirma que “En el evento
en que la circunstancia que motivó la práctica de la prueba anticipada, al
momento en que se dé comienzo al juicio oral, no se haya cumplido o haya
desaparecido, el juez ordenará la repetición de dicha prueba en el desarrollo
del juicio oral”.
44
Desde esta perspectiva resulta censurable la previsión contenida en el art.
287.2 CPP de la República Dominicana que permite acudir al anticipo de
prueba cuando “por la complejidad del asunto, exista probabilidad de que el
testigo olvide circunstancias esenciales sobre lo que conoce”. Esta previsión
amplia desmesuradamente, a mi juicio, el ámbito de aplicación del anticipo
de prueba desnaturalizando el principio de producción de la prueba en el
juicio oral.
45
El art. 191 CPP de Chile regula la anticipación de prueba en los términos
siguientes: si……, el testigo manifestare la imposibilidad de concurrir a
la audiencia del juicio oral, por tener que ausentarse a larga distancia o
por existir motivo que hiciere temer la sobreviniencia de su muerte, su
incapacidad física o mental, o algún otro obstáculo semejante, el fiscal podrá
solicitar del juez de garantía que se reciba su declaración anticipadamente”.
46
47
Vid. art. 300 CPP Tipo para América Latina.
48
MORA MORA, L. P., “La prueba…”, cit., pág. 3.
ACTUALIDAD 40 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
dicha lectura el acuerdo o consentimiento de
las partes. Esta amplitud cuestiona el modelo
acusatorio y desnaturaliza la distinción entre
actos de investigación y actos de prueba. Se
trata de manifestaciones inquisitivas que aun
persisten en estos Códigos Procesales Penales.
La incorporación mediante lectura de los actos
de investigación, al igual que los casos de
anticipación probatoria, debería tener un carácter
excepcional y admitirse solo en casos tasados y
determinados, no dependientes exclusivamente
del simple consentimiento o acuerdo de las
partes o de la autorización del Tribunal. En todo
caso, debería hacerse un uso muy moderado de
dichas facultades de incorporación mediante
lectura para evitar desnaturalizar el acto
del juicio oral, y convertirlo en una simple
reproducción burocratizada de lo realizado en
la fase de investigación preliminar. En algunos
casos, la lectura de las actas debe tener un papel
puramente complementario y no sustitutivo de
la declaración del testigo en el acto del juicio
oral. Tal sería el caso de las actas que constan
en los registros de actuaciones policiales, pues
su lectura no debería nunca reemplazar las
declaraciones de los funcionarios policiales en el
juicio oral50.
El proceso penal acusatorio se caracteriza
por ser un proceso de partes, en donde el juez
asume un role neutral e imparcial. Responde a
una visión triangular del proceso. Cada una de las
partes presenta sus pretensiones ante un tercero
imparcial, el juez, que será el encargado de tomar
la decisión. El peso de la actividad probatoria
recae esencialmente en las partes acusadoras y en
la defensa. El papel del juez durante la práctica
de la prueba en el juicio oral debe ser meramente
complementario, sin que en ningún caso pueda
suplir la falta de iniciativa o de actuación de las
partes, pues de lo contrario vería comprometida
seriamente su imparcialidad. Durante el acto del
juicio oral el peso de la actividad probatoria debe
recaer fundamentalmente sobre las partes. Son
estas las que deben interrogar a los imputados,
testigos y a los peritos y solicitar la práctica del
resto de las pruebas. El Juez o Tribunal debe
mantener una posición de neutralidad dirigiendo
y moderando el debate, evitando que se formulen
preguntas capciosas, engañosas o sugestivas51.
El Juez o Tribunal, al final del interrogatorio de
las partes, solo pueden formular a los imputados,
a los testigos y a los peritos preguntas de carácter
complementario con la finalidad de aclarar
dudas o conceptos oscuros 52. Para garantizar
su imparcialidad objetiva no debe asumir la
iniciativa en el interrogatorio de acusados,
testigos y peritos.
III.6. El principio de libre valoración de la
prueba
La totalidad de los Códigos Procesales
Penales latinoamericanos han consagrado en su
articulado el principio de libre valoración de la
prueba. La novedad reside en la supresión de la
fórmula de la íntima convicción o apreciación en
conciencia, y su sustitución por la apreciación
racional de la prueba o conforme a las reglas de
la sana crítica.
La valoración de la prueba se sujeta a las
reglas de la lógica, a las máximas de la experiencia
y a los conocimientos científicos53. Como apunta
Vid. art. 330 CPP de El Salvador, que prevé una cláusula general de
incorporación mediante lectura de otros medios de prueba, condicionando su
validez a la previa autorización del Tribunal, quien deberá oír previamente
a las partes a quienes afecte la incorporación; art. 312 CPP de la República
Dominicana; art. 383 CPP de Perú. El art. 363, inciso 1 CPP de Guatemala,
autoriza la incorporación mediante lectura de la declaración de un testigo
o cuando fuere imposible o manifiestamente inútil su declaración en el
debate; previsión excesivamente vaga que parece autorizar la incorporación
de cualquier declaración anterior, aunque el artículo posterior limita su
aplicación efectiva. Así el art. 364, inciso 2º CPP Guatemala, limita esta
lectura a las declaraciones de testigos que hayan fallecido, estén ausentes
del país, se ignore su residencia o que por obstáculo insuperable no puedan
declarar en el debate, siempre que esas declaraciones se hayan recibido
conforme a las reglas de los actos definitivos e irreproducibles.
49
50
Esta es la solución que acoge el art. 228 CPP de Chile.
51
Art. 378 CPP de Perú.
Art. 326 CPP de la República Dominicana; arts. 326 y 329 CPP de Chile.
El art. 348, último párrafo, CPP de El Salvador declara que “El presidente
y los otros miembros del Tribunal, podrán interrogar al perito o testigo,
pero con las limitaciones que el deber de imparcialidad les impone”. El
art. 397 CPP de Colombia en sede de interrogatorio de testigos afirma
que “Excepcionalmente, el juez podrá intervenir en el interrogatorio o
contrainterrogatorio, para conseguir que el testigo responda la pregunta
que le hayan formulado o que lo haga de manera clara y precisa. Una vez
terminados los interrogatorios de las partes, el juez y el Ministerio Público
podrán hacer preguntas complementarias para el cabal entendimiento del
caso”.
52
Arts. 149 y 321 CPP Tipo para América latina; arts. 186 y 385 CPP de
Guatemala; arts. 162 y 356 CPP de El Salvador; art. 333 CPP de la República
Dominicana; arts 158.1 y 393.2 CPP de Perú; art. 297 CPP de Chile. El CPP
de Colombia no contiene una referencia expresa a las reglas de la sana
crítica pero el art. 404 al referirse a la apreciación del testimonio afirma que
“para apreciar el testimonio, el juez tendrá en cuenta los principios técnicocientíficos sobre la percepción y la memoria y, especialmente, lo relativo a la
naturaleza del objeto percibido, al estado de sanidad del sentido o sentidos
por los cuales se tuvo la percepción, las circunstancias de lugar, tiempo y
modo en que se percibió, los procesos de rememoración, el comportamiento
del testigo durante el interrogatorio y el contrainterrogatorio, la forma de sus
respuestas y su personalidad”.
53
ACTUALIDAD 41 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
MONTERO AROCA valoración libre no es igual
a valoración discrecional, sino que es aquella en
la que el juez fija las máximas de la experiencia
conforme a las que concede o no credibilidad a un
medio de prueba, y esa fijación ha de expresarse
de modo motivado en la sentencia54.
Además debe tratarse de una valoración
integral o completa, esto es, de la totalidad de las
pruebas. Las partes tienen derecho a que el juez
valore la totalidad de las pruebas introducidas
en el juicio oral y el juez tiene la obligación de
valorarlas conjuntamente.
El principio de libre valoración de la prueba
exige como garantía ineludible que el Juez o
Tribunal sentenciador justifique su decisión fáctica
para posibilitar su impugnación por las partes a
través de los recursos legalmente establecidos.
En los próximos apartados expongo con
detalle los diferentes sistemas de valoración de
la prueba penal y el actual significado y alcance
del sistema de apreciación racional de la prueba,
así como las exigencias que comporta. No hay
que olvidar que el sistema de valoración de la
prueba adquiere una importancia decisiva pues
condiciona todo el enjuiciamiento penal.
IV. Aproximación a los sistemas
de valoración de la prueba
penal desde una perspectiva
político-epistemológica
Tradicionalmente la materia de la
valoración de la prueba ha sido la gran olvidada
de la enseñanza del Derecho Procesal no solo en
las Universidades sino también en el ámbito de
la formación judicial, a pesar de ser los jueces
los últimos destinatarios de la prueba y los
encargados de su valoración. La explicación
académica se limitaba a una breve exposición
sobre los diferentes sistemas de valoración
probatoria. Esta escasa atención, al menos en
España, corría paralela al fenómeno, característico
del ámbito judicial, de trivialización de los hechos,
54
de la questio facti. Esta escasa o nula importancia
era fruto de las posturas derivadas del positivismo
jurídico-dogmático que concebían al juez como un
simple aplicador automático de la ley (la boca de
la ley).
En los últimos tiempos, superada esta
concepción del juez, los estudios sobre la prueba y,
especialmente, sobre su valoración han adquirido
una enorme importancia y difusión. En realidad,
los diferentes sistemas de valoración probatoria
son fiel reflejo del sistema de enjuiciamiento penal
y del sistema político-ideológico dominante.
El análisis de los diferentes sistemas de
valoración probatoria debe realizarse, por tanto,
desde una perspectiva político-epistemológica.
No nos encontramos ante una simple cuestión
técnico-jurídica. Cada uno de los sistemas
responde al paradigma de racionalidad existente
en el momento de su origen y desarrollo posterior.
El contexto histórico, cultural, filosófico y
político ofrece valiosas claves para interpretar
el significado de los diferentes sistemas de
valoración de la prueba.
En las páginas siguientes se desarrollan,
de forma esquemática, el origen y los rasgos
principales de los diferentes sistemas de valoración
de la prueba: las ordalías, las pruebas legales o
tasadas y la libre valoración de la prueba.
IV.1. El sistema de las Ordalías
o Juicios de Dios
Este sistema es característico de unas
sociedades en donde una arraigada religiosidad
trufada de superstición ocupaba un papel
principal en la toma de decisiones políticas,
sociales y personales. En el ámbito del proceso
penal la decisión última sobre la culpabilidad
o inocencia quedaba, también, en manos de la
divinidad. Como explica MARTÍNEZ SILVA
las Ordalías o Juicios de Dios se fundaban en
la creencia de que Dios no podía menos de
favorecer al inocente y de que estaría siempre
pronto a alterar las leyes naturales para hacer
brillar la inocencia y la justicia55. SILVA SILVA
MONTERO AROCA, J., Principios.., cit., págs. 163-164.
MARTÍNEZ SILVA, C., Tratado de pruebas judiciales, Edit. Atalaya, Buenos Aires, 1947, págs. 146-147; dicho autor menciona la ordalía del hierro ardiente, por
el agua caliente o por agua fría.
55
ACTUALIDAD 42 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
cita un supuesto analizado por ALCALA
ZAMORA y CASTILLO, incluido en el Fuero de
Cuenca de 1189 otorgado por el rey Alfonso VIII,
consistente en que cuando el marido acusaba a su
mujer de que el hijo procreado no era de él, ella
tenía que tomar con la mano un hierro candente.
Si se quemaba (designio de Dios), no se le podía
creer que el hijo fuera del marido, pero si sanaba,
el hijo si se consideraba del padre56.
La progresiva secularización de las
sociedades, las nuevas corrientes que abogaban
por un estudio filosófico de la prueba judicial
y las cada vez más frecuentes críticas a la
brutalidad de los medios empleados dieron lugar
a la paulatina desaparición de este sistema.
IV.2. El sistema de la prueba legal o tasada
En este sistema era el propio legislador
el que de antemano y con carácter general y
abstracto fijaba en las leyes la eficacia y el valor
que debía atribuirse a cada medio de prueba.
Reglas que eran en todo caso vinculantes para
el juzgador. Como se encargó de destacar
CHIOVENDA el legislador sustituía el juez en la
labor de valoración de las pruebas57.
De hecho el sistema de prueba legal o
tasada se basaba en una desconfianza hacia los
jueces en una época que se caracterizaba por un
marcado autoritarismo judicial58. La capacidad
judicial de decisión fáctica quedaba notablemente
limitada. En su origen pretendía racionalizar la
valoración de la prueba reduciendo el peligro
inherente a la arbitrariedad subjetiva del
juez, eliminando, por otra parte, las pruebas
irracionales basadas en el principio del “Juicio
de Dios” 59 . A diferencia de lo que pudiera
inicialmente pensarse, este sistema de valoración
no obedecía necesariamente a un paradigma
irracionalista, pues lo que se pretendía era que
el legislador plasmara en la norma jurídica
máximas o reglas de la experiencia comúnmente
aceptadas sin que los jueces pudieran prescindir
de las mismas en su tarea valorativa, tratando
de evitar todo atisbo de arbitrariedad. En su
origen, las pruebas legales se fijaron por el
legislador al servicio de la seguridad jurídica.
Dichas reglas legales obedecían al contexto
histórico y político en el que se elaboraron y a la
particular racionalidad de la época de inspiración
aristotélico-tomista60.
Pero su plasmación en la ley, en los
códigos procesales, produjo, con el transcurso del
tiempo, la fosilización o enquistamiento de las reglas
experienciales incorporadas en la norma. La regla
legal se aplicaba a una realidad cambiante que
ya no respondía a los mismos patrones culturales
dominantes en el momento de la elaboración de
la regla. Se llega así a un sistema tremendamente
rígido y formalista, y a veces excesivamente
complicado pues se pretendía regular todo con
demasiada minuciosidad. La regla experiencial
una vez positivizada perdía su intrínseco carácter
dinámico. Por otro lado, algunas de estas reglas
legales no eran verdaderas máximas de la
experiencia de aceptación generalizada sino que
respondían a una lógica aritmética de la prueba
(prueba matemática). En realidad, en la práctica, las
pruebas no se valoraban sino que se cuantificaban
o se pesaban. Basta recordar para ejemplificar
esta conclusión la famosa regla testes unus testes
nullus. El juez debía limitarse a aplicar las reglas
previamente diseñadas por el legislador, sin poder
desvincularse de las mismas, y prescindiendo de
su poder de convicción61. En el marco de este
sistema el juez acababa convirtiéndose en un
autómata o burócrata en expresión descriptiva
SILVA SILVA, J. A., Derecho Procesal Penal, Oxford University Express,
México, 1999, pág. 557.
56
CHIOVENDA, G., Instituciones de Derecho procesal civil, vol. III, Edit. Revista
de Derecho Privado, Madrid, 1940, págs. 321 y ss.
57
GARCÍA RAMÍREZ, S., “Reflexiones sobre los principios rectores del proceso penal”, en AA.VV., XV Congreso Mexicano de Derecho Procesal, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1998, pág. 359.
58
TARUFFO, M., La prueba de los hechos, Edit. Trotta, Madrid, 2002, págs. 388389, en donde añade que el sistema de la prueba legal es esencialmente el
producto típico y casi exclusivo de una cultura jurídica formalista, analítica
y categorizante.
59
IGARTUA SALVERRIA, J, Valoración de la prueba, motivación y control en el
proceso penal, Edit. Tirant lo blanch, Valencia, 1995, págs. 77-78, nos dice que
“la prueba legal no era de por sí irracional. Desde un punto de vista jurídico, era,
en primer lugar, la consecuencia lógica de un sistema procesal en el que el
juez no tomaba contacto inmediato con las pruebas y, en segundo lugar, se
convertía en un sistema idóneo para garantizar la objetividad y uniformidad
de juicio contra la arbitrariedad del juez, lo cual se hacía necesario en situaciones –como aquéllas- en las que la organización judicial era caótica y el juez
carecía a menudo de cultura adecuada y de formación técnico-jurídica. Y,
desde un punto de vista gnoseológico, el sistema de prueba legal expresaba una
metodología del conocimiento fundada en los apriorismos y abstracciones
formales típicos del pensamiento tardoescolástico y aristotélico-tomista”.
60
SENTÍS MELENDO, S., La prueba. Los grandes temas del derecho probatorio,
Edit. EJEA, Buenos Aires, 1979, págs. 252-253, la calificaba de no-prueba o de
sucedáneo de prueba.
61
PATTI, S., “Libero convincimento e valutazione delle prove”, Revista di
Diritto Processuale, julio-septiembre, 1985, pág. 485.
62
ACTUALIDAD 43 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
utilizada por PATTI62. Como acertadamente
indicaba BINDER, el juez acababa “encorsetado”
dentro de esas indicaciones legales, impidiéndole
adecuar su tarea al caso concreto u obligándolo a
buscar subterfugios cuando la solución a la que
se arribaba a través de las pruebas legales era
claramente contraria a la solución que él percibía
como adecuada al orden jurídico63.
IV.3. El sistema de la libre valoración
de la prueba
En su origen, que cabe situar en los siglos
XVIII y XIX, este sistema nace como reacción
frente al sistema de prueba legal o tasada en
un contexto de profunda transformación del
propio proceso penal 64 y auspiciado por el
nuevo paradigma de racionalidad surgido con
el Iluminismo. Su característica esencial era
la ausencia de reglas tasadas de prueba, pues
el legislador prescindía de su normativización.
Ahora bien, el modelo teórico no propugnaba
prescindir de tales reglas de valoración, sino que
la elección de las mismas quedaba en manos del
juez. Interpretado de forma correcta y honesta
este modelo se basaba en la negación de reglas
legales de valoración (aspecto negativo), pero no
en su ausencia (aspecto positivo). El principio
de libre convencimiento en ningún caso podía
interpretarse como valoración de la prueba sin
sujeción a límite alguno65. No hay que olvidar
la atmósfera de racionalismo predominante en
el momento histórico en el que surge el libre
convencimiento, que avala esta interpretación
del sistema en su origen.
No obstante, en el desarrollo de la práctica
procesal fue el aspecto negativo del sistema,
caracterizado por la ausencia de reglas legales
de valoración, el que se erigió en predominante
y produjo, de hecho, la distorsión del modelo
en algunos países de la Europa continental y
de Latinoamérica. Su resultado más conocido
es el modelo de la íntima convicción o apreciación
en conciencia de las pruebas que, en realidad,
constituye una manifestación patológica del
sistema de la libre valoración de la prueba. Su
origen como sistema reaccional al de la prueba
legal vinculado inicialmente a la institución del
Jurado66, no se complementó con la incorporación
de las complejas reglas que integraban la
law of evidence característica de los sistemas
anglosajones67. Ello dio lugar a que la libertad
de valoración fuera interpretada en un sentido
absolutamente omnímodo, no sujeta a ninguna
regla o límite.
IV.3.1. El modelo de la íntima convicción
En la práctica judicial la remisión a
la íntima convicción dio lugar a que el juez
profesional, no ya los jurados, llegara a
prescindir incluso de la prueba bajo la coartada
de la libertad más absoluta que debía presidir
la formación de su convicción. El único límite
a la actividad valorativa venía representado por
la conciencia del juzgador, que era considerada
como única guía y límite de su actuar para fijar
los hechos probados. Se llegaba a argumentar
que ni siquiera la íntima convicción del juez
quedaba limitada o coartada por las reglas de la
lógica o de la sana crítica.
El conjunto de reglas legales de prueba
característico del desaparecido sistema de prueba
legal acabó siendo sustituido por el más absoluto
“vacío de racionalidad”68. La conciencia, con sus
contornos difusos, se erigió, en el ámbito del
juicio fáctico, en el único límite de la operación
valorativa del juez. El modelo amparaba, además,
la ausencia de toda obligación de motivación
fáctica en las sentencias penales y, por tanto,
la ausencia de todo control por parte de las
BINDER, A., “El relato del hecho y la regularidad del proceso: la función
constructiva-destructiva de la prueba penal”, En Justicia Penal y Estado de
Derecho, Edit. AD-HOC, Buenos Aires, 1993, pág. 43.
63
Junto a las nuevas corrientes filosóficas y políticas, uno de los factores
que contribuyeron de forma decisiva a la aparición del nuevo sistema de
libre valoración de la prueba fue la instauración de la institución del Jurado
popular: vid. VÁZQUEZ SOTELO, J. L., Presunción de inocencia del imputado e
íntima convicción del Tribunal, Bosch, Barcelona, 1984, págs. 454 y ss.
64
65
BAUDI, A., La prova nel nuovo processo penale, Edizioni Simona, 1990, pág. 102.
Tradicionalmente la doctrina ha puesto de manifiesto que la aparición
de la institución del Jurado popular fue uno de los factores que históricamente desencadenaron la sustitución del sistema de prueba tasada por el
de la libre valoración, motivado por la imposibilidad de que los Jueces legos
conocieran las complejas reglas de valoración de la prueba establecidas por
el legislador: DOSI, E., Sul principio del libero convincimento del giudice nel processo penale, Ed. Giuffré, Milano, 1957, pág. 62 y ss. GUTIÉRREZ-ALVIZ y
CONRADI, F., “La valoración de la prueba penal”, Revista de Derecho Procesal
Iberoamericana, núm. 4, 1975, pág. 833. VÁZQUEZ SOTELO, J. L., Presunción
de inocencia.., cit., pág. 454 y ss.
66
Las reglas que integran la law of evidence no operan, en realidad, como
reglas de prueba tasada, sino como reglas de exclusión (exlusionary rules)
basadas, muchas veces, en su escaso valor epistemológico.
67
68
TARUFFO, M., La prueba..., cit., pág. 397.
ACTUALIDAD 44 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
instancias judiciales superiores y por la sociedad
destinataria de las decisiones jurisdiccionales
(control jurídico-democrático) 69. Según esta
concepción, no podía exigirse del juez que
motivara aquello que dependía exclusivamente
de la intuición, de la pura irracionalidad, del
olfato u ojo clínico judicial.
Un ejemplo de esta concepción nos
los ofrece la STS de 10 de febrero de 1978, en
donde podía leerse: “los Tribunales apreciarán
las pruebas practicadas, las alegaciones de las
partes y las declaraciones o manifestaciones del
acusado o imputado en conciencia, es decir, no
ya sin reminiscencias de valoración tasada o
predeterminada por la ley –sistema felizmente
superado- o siguiendo los dictados o reglas de
la sana crítica o de manera simplemente lógica
o racional, sino de un modo tan libérrimo
y omnímodo que el juzgador, a la hora de
apreciar los elementos probatorios puestos a su
disposición, no tiene más freno a su soberana
facultad valorativa que el de proceder a ese
análisis y a la consecutiva ponderación con
arreglo a su propia conciencia, a los dictados
de su razón analítica y a una intención que se
presume siempre recta e imparcial”.
Según esta concepción la valoración de la
prueba se llevaba a cabo sin sujeción a tasa, pauta
o regla de ninguna clase. El modelo apelaba a las
buenas intenciones, a la supuesta conciencia recta
del juez como estándares de valoración. Como
concluye IGARTUA SALAVERRÍA la voracidad
de la valoración “en conciencia”, a la que alude
el art. 741 LECrim, engullía el “criterio racional”,
plasmado en el art. 717 LECrim según el cual “Las
declaraciones de las Autoridades y funcionarios
de policía judicial tendrán valor de declaraciones
testificales, apreciables como éstas según las reglas
del criterio racional”70. La valoración judicial de
la prueba acabó convirtiéndose en una especie
de potencia dionisíaca en acertada expresión de
CORDERO71, o “momento místico”, trufado de
subjetivismo, que dio lugar a la instauración de
un modelo de valoración predominantemente
“intuitivista” frente a un modelo racional de
apreciación de la prueba72.
El modelo respondía a un exacerbado
subjetivismo, carente de toda posibilidad de control.
La convicción fáctica del órgano jurisdiccional
acababa desvinculada totalmente del material
probatorio existente en el proceso. Material
probatorio que acababa siendo irrelevante, pues
el elemento decisivo era la persuasión fáctica
del juez que dictara la sentencia. Por otro lado,
la identificación de la verdad material como fin
de la prueba y del proceso penal avalaba este
entendimiento del principio de libre valoración
de la prueba. El juez debía descubrir la verdad
absoluta de los hechos y para ello podía tener en
cuenta todos los datos obrantes en el proceso, sin
importarle la forma de obtención o incorporación,
ni su licitud o ilicitud, ni si en realidad se trataba
de verdaderos actos de prueba o no. El único límite
a su tarea de valoración consistía en que debía
“actuar en conciencia”73.
Desde un enfoque jurídico-político,
esta concepción obedecía, además, a un
modelo procesal penal de corte autoritario y
profundamente antidemocrático. Ante una
verdadera manifestación de tiranía judicial74. Si
nos situamos en una óptica constitucional, debe
rechazarse absolutamente la vigencia de dicho
modelo pues, como hemos constatado, ampara
la arbitrariedad de las decisiones judiciales, y
La STSE de 2 de febrero de 1976 afirmaba expresamente que “…sin que por
otra parte el Tribunal a quo en uso y ejercicio de su soberanía tenga que explicar las pruebas o razones que le llevaron a tal convicción, que al constituir
solamente un estado de conciencia escapa del control casacional”.
69
IGARTUA SALAVERRIA, J., Valoración de la prueba, motivación y control en
el proceso penal, Edit. Tirant lo banch, Valencia, 1995, pág. 70.
70
CORDERO, F., Ideologie del processo penale, Ed. Giuffrè, Milán, 1966, pág.
229.
71
Como señala PATTI, S., “Libero convincimento…”, cit., pág. 489, el propio
término francés intime conviction parecía aludir a un fenómeno de pura conciencia, favoreciendo de esta forma un poder del juez misterioso e inefable,
no susceptible de análisis y control y, por tanto, impenetrable a todo tipo de
averiguación o indagación.
72
No proponemos que el proceso penal prescinda de la verdad, sino que
nos limitamos a criticar una determinada concepción que absolutizaba la
verdad material como fin único del proceso. En la actualidad, desde la
Filosofía del Derecho se defiende que la verdad debe ser entendida como
correspondencia de los hechos con la realidad en términos de aceptabilidad.
FERRER BELTRÁN, J., Prueba y verdad en el derecho, Edit. Marcial Pons, Madrid, 2002, págs. 61 y ss. GONZÁLEZ LAGIER, D., “Hechos y argumentos
(Racionalidad epistemológica y prueba de los hechos en el proceso penal)
(II)”, Jueces para la Democracia. Información y Debate, nº 47, julio/2003, pág. 40,
nos dice que “Lo que se pretende en el proceso con la actividad probatoria es
averiguar la verdad de (enunciados acerca de) ciertos hechos. Como hemos
visto “averiguar la verdad” no puede querer decir encontrar una verdad
absoluta, sino una verdad (como ocurre siempre con la verdad empírica) con
un grado de probabilidad suficientemente razonable”.
73
GARCÍA RAMIREZ, S., “Reflexiones sobre los principios rectores del proceso penal”, en AA.VV., XV Congreso Mexicano de Derecho Procesal, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 1998 cit., pág. 359.
74
El art. 9.3 Constitución española de 1978 establece que “La Constitución
garantiza…. La interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos”.
75
ACTUALIDAD 45 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
es contrario a aquella norma constitucional que
proclama “la interdicción de la arbitrariedad de
los poderes públicos”75.
En definitiva el modelo de la íntima
convicción tal como se venía interpretando
c o n sa g r a b a u n mo de l o i r r a c i o n a l i s t a d e
valoración probatoria de significación autoritaria.
IV.3.2. El modelo de las reglas
de la sana crítica
Siempre he mantenido que la valoración
conforme a las reglas de la sana crítica no es un
tertium genus entre el sistema de las pruebas
tasadas y el de la íntima convicción o apreciación
en conciencia76. Como apuntaba BINDER, es
impropio distinguir dentro de los sistemas de
libre convicción o libre valoración, aquellos
de íntima convicción o los de sana crítica racional.
Esta distinción es impropia porque siempre el
sistema de libre convicción implica una apelación
a la sana crítica racional del juez, de los jueces o de
los jurados.77 El sistema de la íntima convicción,
como he dicho antes, aparece en la práctica como
una distorsión del sistema de libre valoración,
como una manifestación patológica, fruto de
una determinada concepción del enjuiciamiento
penal que en la actualidad se encuentra
afortunadamente en retroceso.
Además libertad de valoración no significa
que pueda prescindirse de la prueba para formar
la “convicción” del Tribunal. El Tribunal no puede
fundamentar una declaración de culpabilidad
en actos que no tengan la condición de “actos
de prueba”. Y éstos han de ser practicados en el
juicio oral con absoluto respeto a las garantías
procesales (publicidad, oralidad, inmediación
y contradicción), salvo aquellas excepciones
admitidas constitucionalmente. En este contexto
las garantías procesales particularmente, la
garantía de contradicción en la formación de la
prueba, actúan no sólo como garantías de libertad
sino también como garantías de verdad78.
El sistema de libre valoración de la
prueba se inserta, en la actualidad, en un modelo
cognoscitivista de prueba penal entendida como
verificación o refutación empírica de las hipótesis
acusatorias. Desde esta concepción la prueba
procesal se configura no como un instrumento
de persuasión o como un simple estímulo que
suscita la reacción subjetiva del juez, sino como
un verdadero instrumento de conocimiento. Y
es obvio que en su valoración el juez no puede
prescindir de las reglas de la lógica, de la razón,
de las máximas de la experiencia, en definitiva
de las reglas de la sana crítica. La valoración se
traduce en un juicio probabilístico acerca de la
hipótesis fáctica obtenida tras la práctica de los
diferentes medios de prueba; y éstos deberán
considerarse aceptables cuando su grado de
probabilidad se estime suficiente, según un
modelo lógico-inductivo79. Según este modelo, la
probabilidad de un enunciado fáctico se traduce
en términos de grado de confirmación que los
elementos de prueba le atribuyen. En el proceso
penal el grado de confirmación que se alcance
debe despejar cualquier atisbo de duda razonable,
por exigencias de la presunción de inocencia
consagrada en las Constituciones nacionales
y en los textos internacionales de derechos
fundamentales 80. Resulta muy descriptiva la
fórmula anglosajona de que la culpabilidad
debe quedar acreditada más allá de toda duda
razonable (beyond any reasonable doubt) como
estándar de prueba en el proceso penal81.
Aun siendo este el correcto entendimiento
del principio de libre valoración de la prueba,
76
MIRANDA ESTRAMPES, M., La mínima…, cit., págs. 154 y ss.
77
BINDER, A., “El relato del hecho…”, págs. 43-44.
FERRAJOLI, L., Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Edit. Trotta,
Madrid, 1995, pág. 541.
78
GASCÓN ABELLÁN, M., Los hechos..., cit., págs. 157-161. En esta misma
línea, ANDRÉS IBÁÑEZ, P., “Acerca de la motivación de los hechos en la
sentencia penal”, Doxa, nº 12, pág. 282. IGARTUA SALAVERRIA, J., La
motivación de las sentencias, imperativo constitucional, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, Madrid, 2003, pág. 143, nos dice que la verdad
judicial es sustancialmente probabilista.
79
Art. 11.1 Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948; art. 14.2
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966; art. 6.2 Convenio
Europeo de Derechos Humanos de 1950; art. 8.2 Convención Americana de
Derechos Humanos de 1969 o Pacto de San José de Costa Rica.
80
En el sistema jurídico anglosajón FLETCHER, G. P., Conceptos básicos de
Derecho Penal, Edit. Tirant lo blanch, Valencia, 1997, págs. 36-37, distingue
tres “niveles de prueba”. El estándar de prueba más estricto es el que impone
a la acusación el debe probar los hechos “más allá de toda duda razonable”.
Un nivel menos estricto es el deber de probar el problema “con una prueba
clara y convincente”. Y todavía menos estricto es el nivel mínimo o deber
de probar “con una prueba preponderante”. Dicho autor utiliza el siguiente
ejemplo: “si estos niveles tuvieran que ser representados en un campo de
deportes con líneas numeradas del 1 al 100, moviéndonos en el terreno
de juego con un balón, el estándar más estricto requeriría que se llegara
con el balón al menos hasta la línea 99. El estándar de la “prueba clara y
convincente” podría ser equivalente a la línea 70; y el estándar mínimo de la
“prueba preponderante” coincidiría con la línea 51”. Cuando la carga de la
prueba corresponde a la acusación el estándar exigido es el de la prueba más
allá de toda duda razonable.
81
ACTUALIDAD 46 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
el peso histórico e ideológico de la fórmula
íntima convicción y su estrecha vinculación
a una concepción autoritativa de la función
jurisdiccional, aconsejan la sustitución de
la formula legal de la “íntima convicción” o
“apreciación en conciencia”, por la de valoración
conforme a las reglas de la sana crítica o las
máximas de la experiencia y las reglas de la
lógica. Por ello, para evitar cualquier intento de
interpretación errónea del principio de la libre
valoración y acabar con una práctica judicial
dominante durante décadas resultaba necesario
suprimir de los textos procesales penales
latinoamericanos la fórmula de la apreciación
en conciencia y su sustitución por la fórmula de
apreciación conforme a la reglas de la sana crítica.
Como hemos visto los nuevos Códigos
Procesales Penales latinoamericanos se han
decantado por esta opción, sustituyendo
acertadamente la fórmula de apreciación en
conciencia por la de “valoración conforme a las
reglas de la sana crítica”, esto es, conforme a las
reglas de la lógica, la ciencia y las máximas de la
experiencia.
V. Las exigencias del sistema
de libre valoración de la
prueba en un sistema de
garantías
El reconocimiento constitucional de
la presunción de inocencia como derecho
fundamental y su plasmación en los textos
procesales penales ha tenido una incidencia
decisiva en la propia conformación de un
modelo constitucional de proceso penal de tipo
acusatorio. La presunción de inocencia actúa, en
el ámbito probatorio, como regla probatoria y
como regla del juicio penal. Tiene, por tanto, una
decisiva influencia en el entendimiento correcto
del principio de libre valoración de la prueba.
Aunque la valoración de la prueba es
una actividad que corresponde realizar al juez,
destinatario último de la prueba practicada
en el proceso penal, no hay que olvidar que la
opción por un modelo de corte acusatorio tiene
importantes repercusiones en el comportamiento
procesal-probatorio de las partes, especialmente de
las acusadoras a quienes les corresponde la carga
de la prueba. Las partes tienen la capacidad
de influir en la decisión del juez ofreciéndole
criterios racionales de valoración de las pruebas
que sustentan sus respectivas proposiciones
fácticas.
Un correcto funcionamiento del sistema de
libre valoración de la prueba exige que las partes
y, también, el propio juez, tengan en cuenta los
siguientes principios sobre los que asienta:
V.1. La necesidad de prueba como medio
y como resultado
Como hemos visto, en el modelo de la
apreciación en conciencia el juez podía prescindir
incluso de la prueba para formar su convicción
acerca de los hechos. La prueba acababa
teniendo, muchas veces, un valor meramente
accesorio o secundario. Lo principal era el
convencimiento del juez al margen de las fuentes
de obtención de esa convicción. El juez podía
acudir a su conocimiento privado o extraprocesal
para formar su convicción acerca de los hechos.
Este entendimiento de la libre valoración
repercutía en el comportamiento de las partes
en el proceso. Determinante del éxito o fracaso
de sus peticiones era la capacidad persuasiva
desplegada por las partes con sus argumentos o
alegaciones, con independencia de la existencia
o no de prueba que avalara sus proposiciones
fácticas. Se generaba así un desprecio de las partes
hacía la prueba, pues la misma no era esencial
para el éxito de las hipótesis fácticas planteadas
en el proceso. La parte acababa confiando en sus
propias habilidades retóricas para convencer al
juez de la bondad de sus hipótesis fácticas.
En los actuales procesos penales
acusatorios de corte garantista la libertad de
valoración del juez no puede prescindir de la
prueba. El juez no es libre de elegir las bases de
formación del juicio fáctico. Éste necesariamente
debe descansar sobre la prueba practicada en
el proceso, esto es, sobre los datos empíricos
obtenidos de los diferentes medios de prueba.
La primera consecuencia que se deriva de este
principio es que si las partes quieren que sus
hipótesis fácticas sean acogidas deberán ofrecer
al juez verdaderos actos de prueba que les sirvan de
soporte, pues de lo contrario, con independencia
ACTUALIDAD 47 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
de cual sea la capacidad de convicción de sus
alegaciones, verán desestimadas sus peticiones.
El juego de la presunción de inocencia
como regla probatoria impone a las partes
acusadoras la carga de probar la culpabilidad
del acusado. Ello les obliga a desplegar durante
el proceso un esfuerzo probatorio encaminado
a acreditar dicha culpabilidad. La inactividad
probatoria o su insuficiencia conllevará, por
aplicación del principio in dubio pro reo, la
absolución del acusado.
La fórmula acuñada por el TC español
de la mínima actividad probatoria de cargo como
presupuesto necesario para poder destruir la
presunción de inocencia obedecía a la exigencia
de previa constatación de prueba como paso
previo para su valoración. Prueba que, además,
debía tener un contenido objetivamente
incriminatorio. No es suficiente con la simple
presencia formal de medios de pruebas, es
imprescindible que los datos obtenidos con su
práctica tengan un contenido incriminatorio que
sea congruente con las proposiciones fácticas
introducidas en el proceso por las acusaciones
y que constituyen su objeto. Como afirma
IGARTUA SALAVERRÍA la congruencia debe
ser un predicado definitorio de la “mínima
actividad probatoria de cargo”, es decir que las
pruebas han de ser congruentes con lo que haya
de probarse82.
En definitiva la prueba debe tener
un contenido que permita, desde un criterio
racional, tener por acreditada la participación
del acusado en el hecho delictivo y la propia
existencia del hecho punible. Esta idea aparece
reflejada en el art. 340, párrafo primero, CPP
de Chile cuando declara que “Nadie podrá ser
condenado por delito sino cuando el tribunal
que lo juzgare adquiriere, más allá de toda duda
razonable, la convicción de que realmente se
hubiere cometido el hecho punible objeto de la
acusación y que en él hubiere correspondido al
acusado una participación culpable y penada
por la ley”. Ello exige que queden acreditadas las
82
diferentes proposiciones fácticas que integran el
tipo o tipos delictivos objeto de acusación.
V.2. La licitud de la prueba
En determinados momentos históricos
se había invocado el principio de libertad de
valoración para justificar la utilización de
cualquier tipo de prueba incluso de aquellas
obtenidas de forma ilícita pues, se argumentaba
que la finalidad del proceso penal era la
búsqueda de la verdad material o absoluta y
prescindir de estas pruebas impediría el logro de
tal finalidad. En otras palabras, todo aquello que
pudiera ser utilizado para el descubrimiento de
la verdad material debía ser valorado por el Juez
para formar su convicción83. En la actualidad
esta idea debe rechazarse totalmente. La
presunción de inocencia exige que las pruebas se
practiquen con todas las garantías y se obtengan
de forma lícita. Desde la óptica del principio de
libre valoración de la prueba debe rechazarse esa
errónea concepción que amparaba la utilización
de las pruebas ilícitas. La libertad de apreciación
como expone WALTER no puede entenderse
como libertad de utilización84. El sistema de
libre valoración de la prueba no autoriza, por
tanto, a valorar pruebas que se hayan practicado
sin respetar todas las garantías procesales o
que hayan sido obtenidas o practicadas con
vulneración de derechos fundamentales. Este
principio, como hemos visto, aparece plasmado
en todos los CPP latinoamericanos.
Este principio comporta dos consecuencias.
La primera que el juez solo puede formar su
convicción sobre la base de pruebas practicadas en
el acto del juicio oral con respeto de las garantías de
publicidad, oralidad, contradicción e inmediación.
De todas estas garantías la de contradicción cobra
una relevancia especial, pues, como hemos dicho,
constituye no solo una garantía integrante del
principio del proceso debido, sino que actúa
además como garantía de verdad. Sólo aquellos datos
probatorios obtenidos respetando el contradictorio
en la formación de la prueba podrán ser invocados
IGARTUA SALAVERRÍA, J., Valoración de la prueba…, cit., pág. 45.
Entre los autores partidarios de esta posición cabe mencionar a GUASP, J., Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Civil, Edit. Aguilar, Madrid, 1947, Tomo II, vol.
1º, págs. 583-584. PRIETO CASTRO y FERRÁNDIZ, L.., Tratado de Derecho Procesal Civil, Edit. Aranzadi, Pamplona, 1985, pág. 761.
83
84
WALTER, G., Libre apreciación…, cit., pág. 315.
ACTUALIDAD 48 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
por las partes para fundamentar sus proposiciones
fácticas y utilizados por el juez como base de su
decisión sobre el juicio fáctico.
Los actos de investigación no tienen valor
probatorio por lo que no pueden ser utilizados para
formar la convicción fáctica del juez, salvo aquellos
supuestos excepcionales previstos legalmente.
La segunda de las consecuencias es que la
libertad de valoración solo puede predicarse de
las pruebas obtenidas con respeto a los derechos
fundamentales y libertades públicas. La licitud
de la prueba no es una cuestión de apreciación
o valoración, sino un presupuesto ineludible
de dicha apreciación. El Estado de Derecho no
puede fundamentar el ejercicio del ius puniendi
sobre la base de pruebas que socavan los pilares
básicos sobre los que se sustenta.
V.3. La suficiencia de la prueba
La suficiencia de las pruebas se predica
en orden a fundamentar una declaración de
culpabilidad del acusado o acusados. La SCIDH
caso CANTORAL BENAVIDES vs. Perú, de 18
agosto 2000, declara, en el apartado 120, que
“El principio de la presunción de inocencia,
tal y como se desprende del artículo 8.2 de la
Convención, exige que una persona no pueda
ser condenada mientras no exista prueba plena
de su responsabilidad penal. Si obra contra
ella prueba incompleta o insuficiente 85, no es
procedente condenarla, sino absolverla”. Algunos
Códigos Procesales Penales latinoamericanos
se refieren expresamente a este criterio de
suficiencia probatoria. Tal es el caso del Código
Procesal Penal de Perú cuyo art. IIº establece
que la presunción de inocencia requiere, para
ser desvirtuada, de una suficiente actividad
85
probatoria de cargo obtenida y actuada con las
debidas garantías procesales86.
La libertad de valoración no impide,
en principio, que la jurisprudencia o incluso la
propia ley puedan establecer determinadas reglas
de suficiencia probatoria, fundamentalmente en
el caso de pruebas personales. La fijación de
tales reglas de suficiencia deriva del estándar
de prueba exigido en el proceso penal que
en los modelos anglosajones se traduce en
la regla del más allá de toda duda razonable
(beyond any reasonable doubt). Esta regla sería
equivalente al principio in dubio pro reo recogido
en la mayoría de los Códigos Procesales Penales
latinoamericanos 87 , aunque los textos más
modernos ya han incorporado expresamente
esta fórmula en su articulado88.
Se ha dicho que la fijación de tales reglas
de suficiencia supondría una injerencia en las
facultades de libre valoración que tienen los
Tribunales y resucitarían el modelo de las reglas
tasadas de prueba. Frente a esta argumentación,
hay que destacar que el objetivo de tales reglas de
suficiencia es fijar los requisitos objetivos que han
de reunir las pruebas para que puedan constituir
prueba de cargo suficiente para condenar89. En
ningún caso su finalidad consiste en determinar
con carácter previo el valor o mérito de las mismas,
esto es, su capacidad de persuasión o convicción.
El Juez una vez constatada la concurrencia de
tales reglas objetivas mantiene su libertad para
atribuirles o no valor probatorio en orden a
estimar destruida la presunción de inocencia90.
Por otro lado, tales reglas de suficiencia
vienen avaladas, en la mayoría de las ocasiones,
por razones epistemológicas, fruto de la
racionalidad inductiva que preside la tarea
de valoración de las pruebas. La exigencia de
La cursiva es mía.
El art. 337 CPP de la República Dominicana declara que “se dicta sentencia absolutoria cuando…2. La prueba aportada no sea suficiente para establecer la
responsabilidad penal del imputado” (la cursiva es mía).
86
87
Art. 3 CPP Tipo para América Latina; art. 5 CPP de El Salvador; art. IIº.1, inciso último, CPP de Perú.
El art. 7, párrafo último, CPP de Colombia, dispone que “para proferir sentencia condenatoria deberá existir convencimiento de la responsabilidad penal del
acusado, más allá de toda duda”. Y el art. 372 CPP establece que “Las pruebas tienen por fin llevar al conocimiento del juez, más allá de toda duda razonable,
los hechos y circunstancias materia del juicio y los de la responsabilidad penal del acusado, como autor o partícipe”; vid., también, art. 381. En la misma línea,
art. 340 CPP de Chile.
88
FERNÁNDEZ LÓPEZ, M., “La valoración de pruebas personales y el estándar de la duda razonable”, Cuadernos Electrónicos de Filosofía del Derecho, núm. 15/
2007, pág. 3, documento electrónico: http://www.uv.es/CEFD/Index_15.htm.
89
FERNÁNDEZ LÓPEZ, M., “La valoración…”, cit., pág. 4, afirma que “se trata de criterios que el órgano jurisdiccional ha de tener en cuenta para dotar de
fiabilidad a la fuente de prueba y a su declaración”.
90
ACTUALIDAD 49 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
que la prueba se valore conforme a las reglas
de la sana crítica deja abierta la puerta para su
incorporación en el momento del enjuiciamiento
penal91.
V.4. La necesidad de motivación fáctica de las
sentencias penales
En el modelo de la íntima convicción
(libero convincimento íntimo) la motivación de
las sentencias apenas tenía un papel relevante
pues difícilmente se podía justificar lo que era
fruto de una concepción irracional o meramente
intuitivista. Como expone TARUFFO no tiene
sentido imponer al juez la justificación racional
de un juicio que se supone irracional92.
En cambio, en la concepción racionalista
de la libre valoración la motivación no solo resulta
aconsejable sino que deviene absolutamente
imprescindible. El juez debe dar cuenta de
las razones que justifican sus elecciones en el
ámbito del juicio fáctico. Además la motivación
de las sentencias tiene anclaje constitucional
pues constituye una exigencia integrante del
principio del proceso debido.
La motivación no debe ser entendida
como la mera descripción del iter o proceso
mental seguido por el juzgador para formar
su convicción acerca de las proposiciones
fácticas formuladas por las partes en el proceso
(concepción psicologista). Por el contrario, la
motivación correctamente entendida debe ser
entendida en clave de justificación de la decisión
judicial. Desde esta concepción la motivación
es equivalente a un razonamiento justificativo
en donde el juez explicite las razones que
fundamentan su decisión con la finalidad
de mostrar su corrección o aceptabilidad 93
(concepción justificacionista). TARUFFO nos dice
que la motivación es una justificación racional
elaborada ex post respecto de la decisión, cuyo
objetivo es, en todo caso, permitir el control
sobre la racionalidad de la propia decisión94.
La motivación actúa como principal fuente de
legitimidad del poder del juez en un sistema
democrático95.
La motivación fáctica de la sentencia
penal, entendida como justificación, exige dar
cuenta de las siguientes operaciones por parte
del órgano sentenciador96:
1ª. El juez debe identificar la fuente o
fuentes de prueba utilizadas para sustentar el
relato de hechos probados.
2ª. El juez debe reflejar el contenido
objetivo de los diferentes medios de prueba
practicados, lo que permitirá constatar su
significación o potencialidad incriminatoria.
Estas dos primeras operaciones integrarían
lo que podríamos denominar fase descriptiva, que
comprende la identificación y descripción objetiva de
las pruebas que van a ser objeto de valoración.
El cumplimiento de dichas exigencias
permite no sólo controlar la licitud de las pruebas,
sino, también, controlar si se han introducido
pruebas que no constan en las actas del proceso
o si se altera una prueba (por ejemplo, poniendo
en boca del testigo lo que en realidad no dijo), o
si se omite una prueba decisiva.
No obstante, esta fase descriptiva no debe
agotar el contenido de la motivación entendida
en clave de justificación.
La jurisprudencia tanto del TC español como del TS español han elaborado
algunas reglas de suficiencia probatoria en relación con la declaración de los
coimputados y de las víctimas, exigiendo, para que puedan ser consideradas
como pruebas suficientes para destruir la presunción de inocencia, que el
contenido de sus afirmaciones vengan corroboradas por datos objetivos
obtenidos de otras fuentes probatorias (corroborative evidence). Vid. SSTC
233/2002 y 63/2001; y SSTS 57/2002, de 28 de enero; 32/2003, de 16 de
enero; 944/2003, de 23 de junio. Algunos Códigos Procesales Penales
europeos han incorporado en su articulado algunas reglas de suficiencia.
Así el CPP italiano, en sede de valoración de la prueba, exige en relación
con la declaración de coimputados que concurran elementos de verificación
o comprobación objetiva que confirmen su atendibilidad (art. 192.3 y 4
CPP). Por su parte, respecto de la prueba indiciaria exige que se trate
de indicios graves, precisos y congruentes (art. 192.2 CPP). También en
algunos Códigos Procesales Penales latinoamericanos encontramos algunas
reglas de suficiencia probatoria. Tal es el caso del CPP de Perú cuyo art.
158.2 declara que “En los supuestos de testigos de referencia, declaración
de arrepentidos o colaboradores y situaciones análogas, sólo con otras
pruebas que corroboren sus testimonios se podrá imponer al imputado
una medida coercitiva o dictar en su contra sentencia condenatoria”. Por su
parte, el art. 158.3 CPP al referirse a la prueba por indicios exige, entre otros
requisitos, que los indicios sean “plurales, concordantes y convergentes, así
como que no se presenten contraindicios consistentes”. El art. 381 CPP de
Colombia afirma categóricamente que “la sentencia condenatoria no podrá
fundamentarse exclusivamente en pruebas de referencia”. Sobre el concepto
y la regulación de la prueba de referencia vid. arts. 437 y ss. En realidad se
trata de una regla de insuficiencia. También el art. 340, párrafo último, CPP
de Chile fija una regla de insuficiencia cuando declara que “No se podrá
condenar a una persona con el solo mérito de su propia declaración”.
91
92
TARUFFO, M., La prueba…, cit., pág. 403.
ANDRÉS IBÁÑEZ, P., “La argumentación probatoria y su expresión en
la sentencia” en Lenguaje Forense, Estudios de Derecho Judicial, nº 32, Consejo
General del Poder Judicial, Madrid, 2000, págs 21 y ss. GASCÓN ABELLÁN,
M., Los hechos..., cit., págs. 208 y ss.
93
94
TARUFFO, M., La prueba…, cit., pág. 435.
95
GASCÓN ABELLÁN, M., Los hechos..., cit., págs. 191-192 y 201.
Sobre su articulación en la sentencia vid. ANDRÉS IBÁÑEZ, P.,
“Carpintería de la sentencia penal (en materia de “hechos”)”, Poder Judicial,
nº 49, 1998, págs. 419 y ss.
96
ACTUALIDAD 50 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
3ª. El juez debe explicar, también, cómo
se conectan dichas pruebas con el hecho a
probar, para lo cual deberá utilizar las máximas
de la experiencia (las reglas de la sana crítica),
que a su vez deberá identificar en la sentencia.
En otras palabras, el juez deberá explicitar
el razonamiento inferencial utilizado, dando
cuenta de las máximas de experiencia empleadas
para justificar su decisión fáctica. Esta exigencia
es predicable no sólo para los supuestos de
prueba indiciaria sino también para los casos
de pruebas directas. En estas también se opera
con inferencias probatorias que el juez deberá
razonar y justificar. Así, por ejemplo, el juez
deberá indicar las razones por las cuáles concede
credibilidad a las manifestaciones de un testigo
y descarta el testimonio de otros, reflejando en la
sentencia las máximas de experiencia empleadas
para efectuar dichas inferencias probatorias.
Estamos dentro de la fase valorativa estrictu
sensu, que exige el empleo de un método o estilo
analítico. El juez deberá efectuar, en primer lugar,
una valoración individualizada o singularizada
de las diferentes fuentes de prueba a los efectos
de determinar su fiabilidad o atendibilidad y,
en segundo lugar, deberá complementar dicha
operación con una valoración conjunta de todas
ellas, con la finalidad de constatar el grado de
probabilidad (plausibilidad) de una determinada
hipótesis fáctica97.
A este método analítico se refieren algunos
Códigos Procesal Penales latinoamericanos
cuando exigen que la valoración de la prueba se
realice forma integral y completa98. Ahora bien, la
referencia a la “valoración conjunta de la prueba”
no puede ser utilizada, precisamente, como
coartada para amparar una situación de ausencia
total de motivación que acaba siendo sustituida
por el empleo de fórmulas generales o cláusulas
de estilo carentes de todo contenido justificativo99.
La exigencia de que la motivación sea completa
impone al juez la obligación de valorar la totalidad
de las pruebas practicadas, tanto las de cargo
como las de descargo. El juez no puede sustraer
determinadas pruebas a su tarea valorativa y,
además, debe dar cuenta de su resultado en la
sentencia a través de la motivación, sin omisiones
ni lagunas en el análisis de la totalidad del cuadro
probatorio ante el que se enfrenta. De acertada
debe calificarse la previsión contenida en el art.
297, párrafo segundo, CPP de Chile, al declarar
que “El tribunal deberá hacerse cargo en su
fundamentación de toda la prueba producida,
incluso de aquélla que hubiere desestimado,
indicando en tal caso las razones que hubiere
tenido en cuenta para hacerlo”100. Esta obligación
de valorar la totalidad de las pruebas es una
exigencia derivada del derecho constitucional a
la prueba101.
Como acertadamente resume el
magistrado español ANDRÉS IBAÑEZ el juez
debe dejar constancia en la sentencia de los actos
de prueba producidos, de los criterios de valoración
utilizados y del resultado de esa valoración102.
Algunos Código Procesales Penales
latinoamericanos reflejan en su articulado esta
concepción justificacionista de la motivación.
Así el art. 394 CPP de Perú al ocuparse de
los requisitos de la sentencia establece, en su
apartado 3º, que la sentencia deberá contener
“la motivación clara, lógica y completa de cada
uno de los hechos y circunstancias que se dan
por probadas o improbadas, y la valoración de
la prueba que la sustenta, con indicación del
razonamiento que la justifique”103. Por su parte, el
art. 130 CPP de El Salvador exige que el juez
indique en su fundamentación el valor que se le
otorga a los medios de prueba. También, en esta
línea el art. 340, párrafo último, CPP de Chile
declara que “La valoración de la prueba en la
sentencia requerirá el señalamiento del o de los
Más ampliamente en IGARTUA SALAVERRÍA, La motivación..., cit., págs.
151 y ss. GASCÓN ABELLÁN, M., Los hechos…, cit., págs. 223 y ss.
97
Art. 356 CPP de El Salvador; art. 333 CPP de la República Dominicana.
El art. 393.2 CPP de Perú establece que “El Juez Penal para la apreciación
de las pruebas procederá primero a examinarlas individualmente y luego
conjuntamente con las demás”. También, art. 380 CPP de Colombia.
98
El art. 24 CPP de la República Dominicana declara que “La simple relación
de los documentos del procedimiento o la mención de los requerimientos
de las partes o de fórmulas genéricas no reemplaza en ningún caso a la
motivación”.
99
100
Vid., también, art. 342, letra c), CPP de Chile.
IGARTUA SALAVERRÍA, J., La motivación de las sentencias…., cit., pág.
161, afirma que el derecho a la prueba se desglosa en dos derechos: el
derecho a que sean admitidas las pruebas pertinentes y el derecho a que
ésas sean valoradas (extremo no garantizado en una sentencia que omite su
examen). FERRER BELTRÁN, J., “Derecho a la prueba y racionalidad de las
decisiones judiciales”, Jueces para la Democracia, Información y Debate, nº 47,
julio/2003, pág. 28, menciona como elemento definitorio del derecho a la
prueba el derecho a una valoración racional de las pruebas practicadas.
101
ANDRÉS IBÁÑEZ, P. “De nuevo sobre la motivación de los hechos.
Respuesta a Manuel Atienza”, Jueces para la Democracia. Información y debate,
nº 22, 1994, pág. 82.
102
La cursiva es mía. También, el art. 389 CPP de Guatemala al referirse al
contenido de la sentencia, menciona en su apartado 4º que la misma deberá
contener los razonamientos que inducen al Tribunal a condenar o absolver.
103
ACTUALIDAD 51 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
medios de prueba mediante los cuales se dieren
por acreditados cada uno de los hechos y las
circunstancias que se dieren por probados. Esta
fundamentación deberá permitir la reproducción
del razonamiento utilizado para alcanzar las
conclusiones a que llegare la sentencia”.
V.5. El control de la motivación fáctica de
las sentencias
Desde una concepción justificacionista la
motivación fáctica de la sentencia penal actúa como
mecanismo de autocontrol de la arbitrariedad por
parte del juez, quien podrá comprobar el grado de
solidez de su razonamiento probatorio, así como
si el mismo incurre en contradicciones o presenta
un carácter lagunar o inconsistente. Mediante
la motivación como justificación se depura
la decisión judicial de los posibles elementos
arracionales o puramente emocionales que carecen
de potencialidad justificadora y obedecen a
una concepción puramente intuitivista de la
valoración de la prueba104.
Pero, además, la motivación fáctica
de las sentencias posibilita el control técnico
jurídico de la decisión judicial por las partes del
proceso a través del sistema de recursos diseñado
legalmente. Y, también, como indica BAUDI105,
permite el control democrático o jurídico-social
de la corrección de dicha decisión por parte de
la sociedad, de la opinión pública. La motivación
fáctica responde, por tanto, a una concepción
democrática del enjuiciamiento penal.
La práctica totalidad de lo s C P P
latinoamericanos han incorporado en su
articulado como causa de impugnación de la
sentencia la existencia de vicios en la motivación
posibilitando de esta forma su control por los
órganos judiciales superiores106.
A la luz de las regulaciones legales
podemos sistematizar los vicios de motivación en
las siguientes categorías:
1º. Ausencia total de motivación fáctica. La
ausencia de motivación se produce en aquellos
supuestos en que la sentencia no incorpora o no
contiene ninguna motivación, siendo sustituida
por fórmulas rituarias o generales carentes de
significado.
2º. Motivación aparente. Cuando la motivación
empleada carece de verdadero contenido
justificativo, limitándose a efectuar una remisión
formal a los diferentes elementos de prueba
practicados en el proceso, pero sin dar ningún
tipo de explicación acerca de su valor ni identificar
los criterios de valoración o las máximas de
experiencia utilizadas, efectuando una pura labor
descriptiva.
3º. Motivación contradictoria o irracional.
También existirá un déficit de motivación en todos
aquellos supuestos en que resulte contradictoria,
utilizando argumentos que chocan entre sí, o
cuando el razonamiento empleado no respeta las
reglas de la lógica o de la ciencia o experiencia
común, esto es, las reglas de la sana crítica.
4º. Motivación insuficiente. Por último, también
deben repudiarse los supuestos de insuficiencia
de la motivación, como sucede en los casos en
que el Tribunal no valora la totalidad del cuadro
probatorio. Se incurre en este vicio cuando la
motivación presenta un carácter fragmentario o
parcial, omitiendo el juzgador parte de la prueba
practicada en el juicio. Por ejemplo, cuando en
una sentencia condenatoria el juzgador silencia
absolutamente la prueba de descargo practicada
a instancias de la defensa.
Vallvidrera (Barcelona), mayo 2007.
104
GASCÓN ABELLÁN, M., Los hechos..., cit., pág. 197.
105
BAUDI, A., La prova…, cit., pág. 103.
El art. 328.3, en relación con el art. 343.5, CPP Tipo para América Latina
menciona como defecto de la sentencia que habilita la casación “que falte,
sea insuficiente o contradictoria la motivación”. El art. 394 CPP Guatemala
señala como vicios de la sentencia que habilitan la apelación especial: a) la
falta de motivación, b) la motivación contradictoria y c) la no observancia
de las reglas de la sana crítica. Por su parte, el art. 440 menciona como
motivos del recurso de casación de forma: a) cuando la sentencia no exprese
los fundamentos de la sana crítica que se tuvieron en cuenta; b) cuando
es manifiesta la contradicción entre dos o más hechos que se tiene por
probados en la misma resolución. El art. 362 inciso 4º, CPP de El Salvador
menciona como vicios de la sentencia que habilitan la casación “que falte, sea
insuficiente o contradictoria la fundamentación de la mayoría del tribunal;
se entenderá que la fundamentación es insuficiente cuando solamente se
utilicen formularios, afirmaciones dogmáticas, frases rutinarias o se utilice,
como fundamentación, el simple relato de hechos o cualquier otra forma
de reemplazarla por relatos insustanciales; asimismo, se entenderá que es
insuficiente la fundamentación cuando no se han observado en el fallo las
reglas de la sana crítica, con respecto a medios o elementos probatorios de
valor decisivo”. El art. 417 CPP de la República Dominicana identifica en su
apartado 2, como motivos de apelación “la falta, contradicción o ilogicidad
manifiesta en la motivación de la sentencia, o cuando ésta se funde en
prueba obtenida ilegalmente o incorporada con violación a los principios
del juicio oral”. El art. 429.4 CPP de Perú menciona como causal del recurso
de casación la falta o manifiesta ilogicidad de la motivación de la sentencia,
cuando el vicio resulte de su propio tenor. El art. 181.3 CPP Colombia admite
como causal del recurso de casación el manifiesto desconocimiento de las
reglas de producción y apreciación de la prueba sobre la cual se ha fundado
la sentencia. Por último, el art. 374 en relación con el art. 342, letra c) CPP de
Chile, prevé como causa del recurso de nulidad contra sentencias la omisión
de la valoración de los medios de prueba.
106
ACTUALIDAD 52 JUDICIAL
La Prueba en los Procesos Penales Acusatorios Latinoamericanos
La Escuela Judicial
y el desafío de la Reforma
Un nuevo modelo de gestión de la Capacitación
Dra. Inés Marensi
Introducción
En las siguientes páginas se presentará -en líneas
generales- un modelo de gestión de la capacitación en el ámbito
de las Escuelas Judiciales. Se pondrá especial énfasis en describir el
proceso de diseño de la capacitación en el marco de dicho modelo
y se recortará como ámbito de aplicación el área de capacitación
continua, área clave en la oferta o programa de las escuelas.
Si bien el modelo aludido es complementario al que
tradicionalmente han venido desarrollando las escuelas, creemos
que su adopción permite ampliar el campo de acción de estos
ámbitos institucionales, posicionándolos no sólo como ámbitos
transmisores de saberes, sino también como espacios promotores
de proyectos de mejora institucional. Función esta última que
resulta clave si pensamos en el proceso de reforma a la justicia
penal presente en América Latina.
En este sentido, luego de presentar el modelo aludido,
se expondrá en la segunda parte una propuesta de capacitación
específica para dar respuesta a la demanda que el cambio de
sistema de enjuiciamiento penal requiere.
¿Por qué plantear un nuevo modelo de gestión de la capacitación?
Adecuar el modelo de gestión de la capacitación requiere
redefinir procedimientos y técnicas, adquirir nuevas competencias
que complementan y enriquecen las ya disponibles, redistribuir
roles, etc. En síntesis, implica poner en marcha un proceso de
revisión institucional que apunte a mejorar la calidad de los
procesos y resultados de las Escuelas.
Creemos que resulta oportuno plantear estos temas por
varias razones:
Son evidentes los avances que han hecho las escuelas para
profesionalizar y diversificar su trabajo. Esto significa que
están dadas las condiciones para enriquecer los enfoques y
revisar criterios. Hemos superado ya la época en que hablar de
ACTUALIDAD 53 JUDICIAL
capacitación judicial era sólo una cuestión de
organizar conferencias.
Las personas que están a cargo de su
dirección -y en general todo el personal que
se desempeña en ellas- tienen hoy un perfil
profesional más adecuado para trabajar con
una materia prima tan singular como lo es el
proceso de enseñanza y de aprendizaje en las
organizaciones laborales. Hemos superado
también la época en que para dirigir la
Escuela Judicial sólo bastaba con ser juez.
Se ha agudizado la eterna escasez de recursos
y han aumentado los problemas. Si bien esto,
en términos generales, es una desventaja, nos
obliga a ser más receptivos, más abiertos, más
creativos. En otras palabras, el contexto nos
“invita” a innovar las estrategias de trabajo.
II. Desarrollo
Como decíamos en la introducción, una
de las preocupaciones actuales en el ámbito
de la capacitación judicial es la cuestión del
impacto. Es una preocupación genuina puesto
que lo que las organizaciones le demandan a las
áreas o centros de capacitación (en nuestro caso,
Escuelas Judiciales) es, básicamente:
1. Que lo que se enseñe responda a una
necesidad de la organización
2. Que lo enseñado sea aprendido
3. Que lo aprendido se transfiera / aplique
al puesto de trabajo
4. Que la aplicación de lo aprendido
modifique favorablemente la situación –
problema que dio origen a la capacitación
(impacto)
Para dar respuesta al problema del
impacto e, incluso, al de la transferencia (paso
previo y también problemático) es necesario
que las Escuelas Judiciales incorporen a su
modelo de gestión de la capacitación nuevas
tecnologías (en un sentido soft del término) de
intervención propias del campo de la Consultoría
Organizacional. En otras palabras, adoptar un
modelo de gestión de la capacitación que se
preocupe por la transferencia e impacto requiere
la revisión de enfoques y prácticas, en particular
las vinculadas al diseño. Ninguna actividad de
capacitación asegura mínimamente el impacto
en la institución (es decir, genera cambios reales)
si en la etapa de diseño no se trabaja técnica y
estratégicamente incluyendo ambas variables
(puntos 3 y 4).
Algunas premisas en las que se basa el nuevo
modelo en el campo de la capacitación laboral
La función de la capacitación en las
organizaciones laborales no se agota en
garantizar que los operadores sepan más,
sino en ayudar a la organización al logro de
sus objetivos.
En otras palabras, capacitar a un operador
es un medio “para” y no un fin en sí mismo.
De ahí que la cuestión del impacto devenga
en una preocupación inherente al proceso de
capacitación. Casi podríamos decir, su mayor
responsabilidad. Aún cuando pudiera pensarse
que los cambios a nivel individual debieran
redundar en beneficios institucionales, es decir,
que las mejoras de cada uno de los operadores
del sistema debieran repercutir en la forma cómo
hacen su trabajo y, por ende, en el producto
final que entrega el sistema, algo se produce
en el Poder Judicial que impide tal relación. Un
nuevo modelo de gestión de la capacitación debe
hacerse cargo de este problema.
La actividad (curso, seminario, taller)
es sólo una parte integrante del proceso
de enseñanza y aprendizaje en las
organizaciones.
Aceptar esta premisa implica concebir la
actividad de capacitación no como producto final
sino como insumo para el logro de los resultados.
Lo que sucede en el aula (sea ésta real o virtual)
es sólo una etapa del proceso de capacitación en
las organizaciones. El proceso comienza con la
exploración de la necesidad o demanda inicial,
etapa que debe permitir una correcta definición
del problema (u oportunidad de mejora) y
finaliza con el seguimiento de los resultados
(cambios institucionales). Todas las etapas del
proceso de enseñanza y aprendizaje deben estar
integradas al diseño: el antes y el después de la
ACTUALIDAD 54 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
actividad de capacitación requieren estrategias
específicas de intervención para garantizar que
el conocimiento adquirido se convierta en “saber
situado” o competencia efectiva para la acción.
Los roles del área de capacitación se
diversifican.
La función principal de estos ámbitos
como espacios privilegiados de transmisión de
conocimientos, se complementa y complejiza.
Escenarios turbulentos, cambios permanentes,
escasos recursos y mayores necesidades,
compelen a las áreas staff de las instituciones a
diversificar roles e innovar estrategias. El área
de capacitación se reposiciona al interior de las
organizaciones brindando servicios vinculados
a: consultoría interna, mediación institucional,
asistencia técnica, gestión y promoción de
saberes válidos para la acción (investigaciónacción). Es desde aquí -y no principalmente
por la metodología intra-curso- donde se pone
de manifiesto más claramente la diferencia de
los Centros de capacitación en las instituciones
laborales de los espacios educativos propios del
sistema formal (universidades). En tal sentido es
que afirmamos que la incorporación de un nuevo
modelo de gestión de la capacitación otorga una
identidad profesional específica a estos ámbitos.
Aprender es incrementar la capacidad de
acción efectiva en un cierto dominio.
Esta definición es diferente de aquella con
la que fuimos iniciados directa o indirectamente
desde la escuela básica, la cual puede sintetizarse
del siguiente modo: aprender es acceder a una
descripción precisa de los fenómenos. Así, al
disponer de un determinado conocimiento se
consideraba que se había aprendido. Felizmente,
la “sabiduría popular” mantiene una definición
de aprendizaje bastante más cercana a la que
aquí proponemos, pues asocia fuertemente el
aprendizaje con la acción efectiva: alguien aprendió
a andar en bicicleta cuando “efectivamente” anda
en bicicleta. Se parte de un concepto de aprendizaje
íntimamente vinculado a la acción: ¿cuándo
sabemos que sabemos algo? Cuando podemos
hacer realidad lo que decimos que sabemos. En
otras palabras, cuando el resultado de nuestra
acción coincide con nuestras intenciones.
El diálogo que se transcribe a
continuación entre un consultor en capacitación
y un funcionario judicial ilustra el concepto de
aprendizaje en el campo de las organizaciones
laborales que describíamos más arriba. El texto
está adaptado para ajustarse a nuestro contexto
laboral. El original está citado en el artículo
de Fred Kofman, “¿Qué es el aprendizaje?” y da
cuenta de una conversación real que el autor
tuvo en una de las tantas consultorías realizadas
en materia de capacitación organizacional.
Consultor: Entiendo que lo que usted desea es
aprender cómo mejorar su sistema de registros.
Funcionario: Bueno, eso no es precisamente
exacto. Ciertamente queremos mejorar nuestro
sistema de registros pero no necesitamos aprender
sobre ello puesto que ya sabemos como hacerlo.
Consultor: Perfecto, entonces cuénteme cómo
están funcionando las mejoras.
Funcionario: No están funcionando todavía.
Sabemos lo que debe ser hecho, pero los
empleados que deben implementar las mejoras
no siguen nuestras instrucciones.
Consultor: Eso me estaría indicando que
ustedes no han aprendido a mejorar su sistema
de registros.
Funcionario: No, no, usted no comprende.
Hemos aprendido cómo hacerlo, pero el
problema son los empleados. Sencillamente
no están implementando las mejoras que
indicamos.
Consultor: Entonces ustedes no han aprendido
cómo hacer para mejorar su sistema de registros.
¿Se da cuenta de ello?
Funcionario (elevando la voz): Perdóneme,
pero yo creo que usted no está escuchando lo que
le digo. Nosotros sabemos qué es lo que hay que
hacer. Hemos aprendido todo lo necesario sobre
sistemas informáticos de registros. El problema y
la razón por la que lo trajimos aquí radica en los
empleados, no en nosotros. Nosotros queremos
que ellos implementen las mejoras pero ellos no
lo hacen. Esto es bastante simple.
ACTUALIDAD 55 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
Consultor: No quiero ser repetitivo, pero en base
a lo que usted me está diciendo, ustedes no han
aprendido a mejorar su sistema de registros.
Funcionario (exasperado, dirigiéndose a un
colega): Esto es una pérdida de tiempo. ¿Quién
trajo este “sujeto” aquí?!
El diseño como actividad técnica y
estratégica.
Desde el enfoque de gestión, el diseño se
sustenta en una tecnología de formulación de
proyectos, más cerca de las metodologías actuales
de construcción de propuestas de intervención
institucional que de la tradicional idea de
planificación de cursos. Por lo tanto, este enfoque
de trabajo requiere cierta modificación tanto en
las prácticas desde el área de capacitación como
la metodología y herramientas para el diseño.
a) La detección de necesidades
La detección de necesidades se orienta
a la identificación de problemas y no al
relevamiento de “temas” de capacitación.
Este cambio de enfoque es consistente con
lo sostenido hasta aquí: definir un problema
es una actividad de aprendizaje, constructiva
y participativa, en tanto necesariamente
requiere de un conjunto de actores
(involucrados/afectados por el problema).
Además, plantear correctamente un problema
orienta la definición de estrategias de acción
permitiendo que la capacitación se conjugue
con otras variables necesarias para optimizar
/solucionar la situación inicial. Los “temas”
(planteados desde una perspectiva académica
tradicional) son subsidiarios a la estrategia
general de intervención.
La detección de necesidades requiere
“afinar” sus instrumentos y diversificar
sus fuentes. Por ejemplo, las estadísticas
resultan una fuente de datos valiosa para la
identificación de problemas o disfunciones
institucionales ante los cuales puede ser
necesaria la intervención de capacitación.
Por otro lado, los diferentes métodos y
herramientas utilizadas para detectar
necesidades posicionan al destinatario ( es
decir a los agentes de la institución que deben
responder) en una actitud demandante. En
otras palabras, y exagerando un poco, el
mensaje que subyace en los instrumentos
de detección de necesidades es: Usted,
¿qué nos pide?. Difícilmente la metodología
para la detección de necesidades interpela
a los destinatarios acerca de lo que ellos
pueden dar. En otras palabras: Usted, ¿qué
puede ofrecer a la institución a través de
capacitación?
La metodología de detección de necesidades
debe convertirse en una oportunidad para que
los equipos de trabajo o grupos de pares (corte
transversal de la institución) analicen y definan en
forma consensuada los requerimientos en materia
de capacitación. Desde este enfoque, el proceso de
detección de necesidades es una instancia inicial
de capacitación.
El proceso de detección de necesidades
orientado también a identificar –dentro del
contexto organizacional- el conocimiento
que existe, válido, pero disperso y muchas
veces asistemático y desarticulado. Esta es
una función vital para cualquier institución.
Detectar sólo lo que falta y no lo que hay,
limita el campo de acción de la capacitación.
b) La capacitación es una variable
interviniente en la solución de los problemas
organizacionales.
Las posibilidades de cambio (originadas
por detección de problemas u oportunidades
de mejora) difícilmente dependan únicamente
de la acción de capacitación. Trabajar sobre las
condiciones asociadas a los problemas es requisito
para favorecer el impacto institucional.
En primer lugar porque una demanda de
capacitación debe ser analizada para descubrir
si detrás de ella no se esconde en realidad otro
tipo de carencia que no se vincula a la falta de
competencias del personal para el trabajo. Aún
encontrándonos frente a una real necesidad
de capacitación, es importante tener en cuenta
que casi siempre ésta viene asociada a otras
ACTUALIDAD 56 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
demandas/carencias, tales como necesidades
de información, de reestructuración, de equipo,
de espacio, etc.. Analizar todo este conjunto de
necesidades evita caer en el error de capacitar a
la gente para algo que no se podrá llevar a cabo
por no haberse resuelto las otras necesidades que
la acompañan.
c) Concebir a las actividades de capacitación
en el marco de proyectos institucionales.
Vinculado con el punto anterior, la
respuesta del área de capacitación deberá
formularse en términos de proyectos de mejora
de gestión. El diseño de un proyecto facilita
la identificación de: la situación inicial que
se desea cambiar, los actores que deben estar
involucrados –tanto en su diseño, como en las
etapas posteriores –y las responsabilidades que
cada uno asumirá, la definición de objetivos de
logro y sus correspondientes indicadores. La
metodología de formulación de proyectos ayuda
a orientar las estrategias de intervención hacia la
obtención de resultados medibles. En tal sentido
se hace cargo de la etapa de seguimiento y
evaluación de impacto institucional, vinculando
fuertemente el éxito de la acción de capacitación
con la modificación de la situación-problema
que le da origen.
Construir la Red del programa para
generar compromisos y garantizar la
implementación de los resultados de la
capacitación.
Una tarea clave del área de capacitación
en el marco del modelo de gestión es generar
tempranamente un espacio de articulación en
el que participen los actores institucionales
claves que están involucrados en la superación
del problema. El “compromiso” inicial con el
programa o proyecto de capacitación resulta –en
alguna medida- garantía de éxito al momento
de la transferencia y posibilita verificar los
impactos.
La construcción de la corresponsabilidad
de la capacitación es un aspecto fundamental
en el proceso de establecimiento de la oferta
educativa y supone el compromiso de quienes
estén implicados en:
La percepción de la necesidad de una acción
transformadora,
El acuerdo sobre las estrategias de resolución y
La involucración posterior en el proceso, ya sea
como participantes, capacitadores, especialistas
temáticos o supervisando el seguimiento de la
capacitación y sus resultados.
Un trabajo profesional en esta etapa, que
incluya entrevistas, talleres de análisis y validación
de los resultados de los primeros sondeos,
reuniones para delinear estrategias básicas y
posibilidades para el proyecto de capacitación,
puede ser la clave para la edificación de un espacio
político que asegure la pertinencia y la legitimación
de la acción de capacitación. Entre los acuerdos
que es necesario definir en esta primera etapa
están los referidos a quiénes y cómo participarán
en etapas posteriores (E. Gore, 1998)
A continuación se presenta un caso
imaginario que pretende ilustrar muy básicamente
el enfoque de trabajo que venimos describiendo para
el ámbito de Capacitación. Se hace foco en la etapa de
análisis de la demanda, etapa inicial que da sustento
y legitimidad a la propuesta de intervención.
Teniendo en cuenta la dinámica institucional
y en particular los mecanismos informales de
capacitación en las organizaciones, el caso intenta
poner de manifiesto que las acciones emprendidas
en esta primera etapa son parte del proceso de
capacitación, en tanto originan oportunidades de
aprendizaje para los involucrados.
CASO
El Jefe del Departamento de Personal se
encuentra con el Responsable de Capacitación
y le comenta su preocupación por la cantidad
de licencias médicas y pedidos de pase que está
detectando en determinadas dependencias. Le
solicita, entonces, que organice una Jornada
sobre Stress laboral. Le sugiere, además, el
nombre de un experto a quien él escuchó hace
un tiempo en una conferencia y realmente es una
persona que sabe mucho del tema.
Análisis de la demanda
y definición del problema
A partir de allí se inicia un proceso de
exploración, proceso que es indispensable, en
ACTUALIDAD 57 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
primer lugar para encuadrar el problema y evitar
que en su formulación se filtre anticipadamente la
estrategia de solución. Como vemos en el ejemplo,
el jefe de personal ya ha definido que el problema
es el stress y la solución vendrá de la mano de una
actividad de capacitación sobre el tema.
Para analizar la demanda realizada por el
Jefe de Personal, será necesario entre otras cosas,
obtener información sobre:
Conocer los datos estadísticos que han
originado la demanda
Contrastar esos datos con información
histórica y con los datos de otras dependencias
con similares características para confirmar si
se trata de un problema puntual o crónico,
focalizado o generalizado, etc.
Consultar acerca de cambios o condiciones
particulares que pudieran estar afectando
al normal desarrollo del trabajo (variables
asociadas en la configuración del problema)
Saber si los titulares de las dependencias
son conscientes de este problema ¿Lo han
manifestado?
Consultar el relevamiento de necesidades de
capacitación última realizado y chequear si
aparecen demandas vinculadas a este tema
o no.
Se trata de reunir información que permita
configurar la situación problema que está dando
origen a la demanda y, en consecuencia, tomar
decisiones respecto a la intervención adecuada
de capacitación para ayudar a su solución.
Para definir el problema (diagnóstico) el
responsable de capacitación deberá realizar y
promover gestiones, por ejemplo:
Nuevo contacto con el Jefe de Personal para
solicitarle mayores precisiones respecto a
datos estadísticos, acerca de su percepción del
problema (exploración del planteo inicial).
Advertirá al jefe de personal acerca de
la importancia de dar participación e
involucrar a los máximos referentes de dichas
dependencias sobre el problema detectado.
Le sugiere un contacto con el titular de la
dependencia para transmitirle la situación
evidenciada y consultarlo al respecto.
(Trabajo estratégico que anticipa la viabilidad
y legitimidad del problema).
El responsable de capacitación se reúne con
el titular y el secretario de la dependencia
(involucrados-informantes claves) para
profundizar el diagnóstico, hacer preguntas,
sugerencias, generar compromisos y establecer
conjuntamente líneas de acción preliminares.
(Comienza a tejerse la red del programa para
garantizar que la propuesta de intervención
que se diseñe pueda implementarse con éxito,
minimizando los riesgos típicos: resistencias,
inadecuación a las particularidades del
contexto, etc)
El proceso de capacitación ya se ha iniciado
en esta primera etapa: ¿Qué y quién aprendió?
El Jefe de Personal ha aprendido que una
demanda de capacitación requiere mayores
elementos para su definición.
El titular de la dependencia y su secretario
han debido reflexionar acerca del contexto de
trabajo y sistematizar cierta información para
pensar alternativas de solución. En términos
de competencias para gerenciar el trabajo,
están iniciando su propio proyecto de mejora
de gestión.
El responsable de capacitación dispone de
mayor información acerca de la institución,
en particular de las formas de organización
del trabajo en dichas dependencias y en
consecuencia estará en mejores condiciones
para ajustar su propuesta a las condiciones
del contexto.
III. En síntesis
El modelo de gestión de la capacitación
ofrece un conjunto de herramientas conceptuales
y técnicas que complementa las respuestas y
optimizan el servicio que brindan las Escuelas
Judiciales a la Institución Judicial. En otras
palabras, amplía el campo de acción en materia
de capacitación judicial.
Requiere la adquisición de nuevas
competencias por parte de los integrantes del
área, las cuales complementan las habilidades
ACTUALIDAD 58 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
y saberes profesionales ya disponibles en
estos ámbitos. A la habilidad para el diseño,
organización y evaluación de programas y
actividades de capacitación -cuyo eje pasa por la
transmisión de conocimientos necesarios para la
institución-, se suman habilidades para:
promoción, formulación y evaluación de
proyectos de mejora de la gestión liderados,
principalmente, por los propios involucrados
en el problema a solucionar (operadores del
sistema),
habilidades vinculadas a la metodología de la
Investigación-acción,
la gestión social del conocimiento,
reforma Procesal Penal en América Latina.
Reforma Judicial y cambio cultural
Una de las premisas de la propuesta de
capacitación es que una reforma –en tanto cambio
cultural- implica una profunda modificación en
diferentes dimensiones institucionales:
Prácticas y rutinas (forma concreta de hacer
el trabajo)
Valores y sistema de incentivos en la
institución (lo que está bien y lo que está mal,
lo que se premia y castiga)
análisis institucional y aprendizaje
organizacional,
Percepción del rol de los actores claves del
sistema (alcances y límites de cada función en
el nuevo sistema)
definición de problemas y elaboración de
propuestas de intervención a partir de una
visión sistémica de la institución, etc.
Gestión organizacional (sistemas de
información, administración de los tiempos,
espacios)
Desde este enfoque, la modificación
de la situación-problema que da origen a la
intervención de capacitación (es decir, el impacto
institucional) resulta integrada a la propuesta de
trabajo. La transferencia de lo aprendido durante
el curso al puesto de trabajo no queda solamente
bajo la responsabilidad (o buena voluntad) de
los operadores. El “después” de la actividad de
capacitación (curso, seminario, taller, etc) está
incluido en el diseño y se convierte en una etapa
clave para garantizar el logro de los resultados
previstos en el proyecto.
Instrumentos y medios adecuados a los
objetivos del sistema (soporte a las nuevas
prácticas)
IV. La capacitación al
servicio de la Reforma Judicial
En consonancia con las líneas de trabajo
que hemos expuesto más arriba, presentaremos
en esta parte una propuesta de capacitación
capaz de dar respuesta al cambio cultural que
demanda el Proceso de Reforma a la Justicia
Criminal en la Región. Dicha propuesta es
desarrollada e implementada por Mauricio
Duce, experto del Centro de Estudios de Justicia
de las Américas (CEJA)1, en el marco de la
Expectativa del entorno (usuarios del sistema,
medios de comunicación, comunidad)
Para dar cuenta de todas estas dimensiones
–o al menos de gran parte de ellas- el proyecto
de implementación de la reforma procesal penal
debe integrar, en forma articulada, estrategias de
cambio en tres componentes básicos:
El diseño normativo
La organización y gestión del trabajo
La capacitación y la enseñanza legal
Riesgos de los enfoques parcializados
Tradicionalmente, el esfuerzo reformista
ha estado centrado en el desarrollo del primer
componente señalado y, más allá de la fortaleza
o debilidad de los códigos redactados en la
Región, lo cierto es que esto no ha sido suficiente
para abandonar –al menos completamente- la
cultura inquistiva. Fetichismo normativo es el
CEJA es un organismo internacional, creado en 1999 por las instituciones del Sistema Interamericano. Su sede está en Santiago de Chile y sus miembros son
todos los países integrantes activos de la Organización de Estados Americanos (OEA). Su misión es apoyar a los Estados de la región en sus procesos de reforma
a la justicia, a través de actividades de capacitación y estudios e investigaciones empíricas (www.cejamericas.org)
1
ACTUALIDAD 59 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
nombre con el que se conoce esta perspectiva
ingenua de abordar el cambio.
El segundo componente es sin duda
el menos desarrollado a nivel de estrategia
institucional para el cambio. No obstante, desde
hace algunos años ya, se ha puesto de manifiesto
su incidencia para favorecer la instalación
de sistemas de trabajo acordes con el modelo
acusatorio y oral propuesto normativamente.
Si bien estamos lejos de caer en el reduccionismo
tecnocrático -riesgo característico de las propuestas
que asumen que la clave para el cambio cultural
está en la reingeniería institucional-, no está de
más adelantarnos en su planteo.
En cuanto a la capacitación de los
actores en el proceso de cambio, ésta ha estado
indudablemente presente en todos los procesos
de reforma encarados en la Región. De hecho,
muchos proyectos de implementación de la
reforma han considerado que, una vez aprobado
el código, lo que faltaba era enseñarlo (es decir:
capacitación). De esto da cuenta por ejemplo
la interesante cifra invertida por las agencias
de cooperación internacional en esta materia2.
Nuevamente, se trata de una variable necesaria
pero no suficiente. El optimismo pedagógico es el
concepto que ilustra el riesgo de creer que basta
que los operadores se capaciten para que la
cultura institucional cambie.
Nos detendremos en este último
componente para profundizar su análisis, poner
de manifiesto sus contradicciones y compartir
algunas propuesta de solución a las mismas.
Conocer –e incluso comulgar- con los
principios del sistema acusatorio, conocer el
Código, son –de nuevo- condiciones necesarias
pero no suficientes. Las propuestas de capacitación
no han terminado de asumir que el énfasis recae
a nivel de las prácticas de los actores del sistema.
El sector justicia en nuestra región está plagado de
actores cuyo “saber decir” no se corresponde, ni
en calidad y ni cantidad, con su “saber hacer”. La
experiencia regional demuestra que los problemas
de instalación del nuevo sistema se dan en el
terreno de las prácticas. En consecuencia, para que
la capacitación resulte una variable efectiva en la
instalación de una nueva cultura, deberá brindar
a los operadores imágenes concretas acerca de
cómo desempeñar su rol en este nuevo sistema.
En otras palabras, deberá generar escenarios en los
cuales los actores practiquen las nuevas destrezas
profesionales que les demanda el cambio. De lo
contrario, inevitablemente seguirán vigentes las
rutinas y hábitos encarnados en los actores del
sistema.
La capacitación se convierte en una
herramienta muy poderosa para cambio cultural
en la medida que se estructure desde paradigmas
muy diferentes a los programas tradicionales.
Acaso…¿un modelo de capacitación que ha sido
funcional para instalar y sostener una determinada
tradición (inquisitiva) puede resultar funcional
para cambiarla radicalmente? Parece obvio que
la respuesta es “no”. Por lo tanto, uno de los
primeros obstáculos que se representan a la
capacitación para lograr este salto cualitativo es
la propia tradición en materia de capacitación
jurídica.
La capacitación y la reforma
Una primera y rápida aproximación
al problema de la capacitación como variable
para la implementación del cambio nos lleva
al planteo de la falta de recursos económicos,
pobreza tecnológica, falta de tiempo, inadecuada
formación previa de los operadores, etc. No
obstante la certeza que pueda tener este diagnóstico,
el principal problema de la capacitación para la
reforma reside en el inadecuado modelo pedagógico
en el que se basa el proceso de enseñanza y
aprendizaje. Dicho de otra manera: aún contando
con recursos, tiempo y tecnología, la capacitación
para la reforma no sería eficaz en tanto no cambie
su lógica de intervención.
La capacitación legal tradicional
La capacitación legal tradicional se ha
mostrado muy limitada para realizar un genuino
cambio cultural. Básicamente porque su enfoque
y metodología están caracterizados por:
Repetición memorística.
Entre 1993 y 2001, el BID destinó a Capacitación el 12,58% (u$ 45 millones)
del presupuesto para proyectos en el sector....Era fácil aceptar un sistema
deficiente pero barato, pero se hace difícil aceptarlo ahora, cuando se trata de
uno crecientemente más caro. (Vargas, 2003). USAID: más del 25% del presupuesto destinado a programas de reforma judicial en la región fueron destinados a capacitación y Escuelas Judiciales... No obstante, no se ha podido
evaluar aún su real impacto en el proceso de reforma. (Hammergren, 1999)
2
ACTUALIDAD 60 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
Lectura lineal (no política), literal e individual
de las normas.
Aplicación formalista de las normas.
Razonamiento a través de reglas, incapacidad de
razonar por principios y construir estándares.
Discusión jurídica abstracta
Si estamos de acuerdo en que la reforma
procesal penal es más que la suma de sus normas,
si aceptamos que está estructurada en torno a
valores políticos y principios constitucionales,
que requiere una interpretación sistemática, que
cada norma e institución procesal abre la puerta
a múltiples prácticas, tanto institucionales
como de argumentación jurídica, entonces
podemos fácilmente comprobar la inadecuación
de la propuesta pedagógica tradicional para
garantizar el éxito del cambio.
Si a las deficiencias del modelo pedagógico
le sumamos las propias del modelo de gestión de
la capacitación en el ámbito de las instituciones
de la justicia, el escenario se complica aún
más. Los resultados de la capacitación están
totalmente ajenos al control de gestión y a la
evaluación institucional, es decir, no existe
ninguna preocupación por seguimiento y el
impacto de sus resultados.
1) Curso de Litigación en Juicios Orales, cuyo
objetivo clave es desarrollar destrezas básicas
de litigación en juicio, cambiar el paradigma
de comprensión del nuevo sistema procesal
penal y sus reglas (generar sentido de juego)
2) Curso de Litigación en Audiencias Orales
previas al juicio, actividad diseñada para
introducir la lógica de audiencias orales en
las etapas previas al juicio y fijar imágenes
concretas de prácticas apropiadas en este tipo
de audiencias.
Diseño metodológico
La metodología, en ambos casos, puede
resumirse en los siguientes pasos:
nPrimer
Paso: Encuadre y explicación
Exposición inicial de la Clase: “teoría” de la
destreza a dominar en la clase (por ejemplo:
alegato de apertura)
Videos y demostraciones por parte de los
docentes
nSegundo
Paso: Aplicación
Nivel básico de aplicación: ejercicios colectivos
Nivel avanzado: simulaciones de litigación
Nuevo paradigma de la capacitación
El desafío de la capacitación para la
Reforma Procesal Penal es generar espacios para
el entrenamiento concreto de los actores, más que
para la transmisión de información. El precepto
de “aprender haciendo” -del que tanto se ha
hablado en capacitación judicial- adquiere aquí
su verdadero alcance. Desde esta nueva lógica,
la capacitación debe preocuparse por otorgarle
al juez, fiscal o defensor las reglas básicas para
que comprenda el “nuevo sentido del juego” y
adquiera las competencias necesarias para su rol,
en un escenario lo más parecido a la realidad. La
metodología clave es la simulación.
Partiendo de estos principios que
delinean el nuevo modelo de capacitación, CEJA
ha desarrollado e implementado una oferta de
capacitación para la Reforma a la Justicia Criminal,
centrada principalmente en transmitir destrezas
para la litigación oral:
Paso: Devolución de lo actuado por
los participantes
nTercer
nCuarto
Paso: Repetición de la simulación
Materiales de trabajo: textos, videos y casos
para simulación
La elaboración, selección y preparación
previa de los materiales de trabajo es una
variable clave del éxito de la capacitación.
Así, las lecturas estarán referidas al contexto
normativo y específicamente a la destreza
a desarrollar; los videos podrán combinar
filmaciones de audiencias reales y de películas
comerciales, deberán ser breves escenas,
simples, que enfoquen puntualmente aciertos
y errores en la aplicación de la destreza que se
está aprendiendo; los casos deberán elaborarse
en forma sencilla, abordando situaciones reales
y que permitan el interjuego de todos los actores
ACTUALIDAD 61 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
claves (fiscal, defensor y juez)
Condicionantes del modelo de capacitación
Contenidos
Curso Técnicas de Litigación en Juicios Orales
Esquema estratégico análisis y preparación
del caso (teoría del caso)
•
Destrezas para la obtención y manejo de la
información
•
• Examen
directo de testigos y peritos
• Contraexamen
• Uso
de testigos y peritos
de declaraciones previas
• Introducción
de objetos y documentos
• Objeciones
• Alegatos
de apertura y clausura
• Incidentes
• Conducción
Creemos importante hacer hincapié en
algunos condicionantes que impone el modelo
de capacitación presentado. En primer lugar,
es evidente que la implementación de estas
actividades de capacitación no es masiva y,
en consecuencia, requiere alta ratio profesor/
alumnos. Asimismo, demanda una inversión
importante de tiempo y dedicación para el
desarrollo de materiales específicos de trabajo y
un adecuado entrenamiento de los docentes.
Y, como decíamos al inicio, debemos
tener presente que, más allá de las bondades de
la oferta de capacitación para la reforma, ésta
deberá necesariamente estar integrada a un
proyecto de implementación que incluya cambios
organizacionales acordes con las nuevas prácticas
que el sistema acusatorio y oral propone para
reformar la justicia criminal en América Latina.
del debate y fallo
Curso Litigación en Audiencias Preliminares
• La
oralidad en las etapas previas al juicio
Análisis de los objetivos estratégicos de las
audiencias: formulación cargos, medidas
cautelares, salidas alternativas, audiencia
intermedia, etc.
•
Dinámica de las audiencias orales en las
etapas previas al juicio
•
Duración
En función de la experiencia acumulada
por CEJA en la implementación de estos
cursos, la versión mínima del Curso Técnicas
de Litigación en Juicios Orales es de 30 horas
cronológicas. En el caso del curso Litigación en
Audiencias Preliminares, su versión mínima
requiere 12 horas cronológicas.
En ambos casos se sugiere que la ejecución
de estas actividades se realice en forma intensiva
y continuada, con grupos que no excedan las
20 personas y con la presencia de al menos dos
capacitadores a cargo.
ACTUALIDAD 62 JUDICIAL
La Escuela Judicial y el desafío de la Reforma
Quehacer
Judicial
del Tribunal Superior de Justicia
del Estado de Zacatecas
Fortalecen
Reino Unido y Zacatecas
colaboración en Juicios Orales
Con el objetivo de consolidar el intercambio de experiencias entre
México y el Reino Unido respecto a Reformas de Justicia, fue desarrollado
el Simulacro de Juicios Orales, cuyo propósito fue el presentar el sistema
legal de Inglaterra y Gales, así como capacitar a Profesionales Mexicanos en
Técnicas de Litigación Adversarial para Juicios Orales.
Durante la simulación fue replicado el proceso de un juicio oral,
durante el cual el acusado fue acusado por “homicidio” por el juez Sir David
Penry Davey, con la participación de los abogados Oscar del Fabbro, Bruce
Houlder y Robert Seabroke. Los tiempos para la realización de un juicio,
conformación del jurado y procedimiento fueron los mismos de un juicio real,
tal y como se lleva a cabo en las Cortes Británicas.
Dicha simulación se llevó a cabo en el Auditorio del Palacio de Justicia,
contando con la participación de representantes de la Embajada Británica en
México, el Director del Consejo Británico Clive Bruton, así como Magistrados,
Jueces y Funcionarios Judiciales de varios Estados de la República.
ACTUALIDAD 64 JUDICIAL
ACTUALIDAD 65 JUDICIAL
Reafirma
lazos de colaboración
El Consejo General del Poder
Judicial del Reino de España
Como resultado del Proyecto de
Cooperación Judicial “Fortalecimiento de la
Educación de los Servidores del Sistema Judicial
de los Estados de México”, realizado entre el
Consejo General del Poder Judicial de España,
La AECICONATRIB, se llevó a cabo el curso
“Formador de Formadores” que a lo largo de
una semana estuvieron recibiendo Jueces y
Magistrados de diferentes entidades federativas
de la República Mexicana.
El curso fue impartido por el Doctor
Manuel Miranda Estrampes, Fiscal y Profesor
Ordinario de la Escuela Judicial de Barcelona
España, a los Estados que conforman la Región
Centro-Norte del Proyecto de Cooperación
Judicial que agrupa a más de treinta participantes
de los Estados de Aguascalientes, Colima,
Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Nuevo
León, San Luís Potosí y Tamaulipas, los cuales
estuvieron recibiendo capacitación vinculada con
la actividad docente y perfilada a la formación
del personal judicial.
El Magistrado Presidente del Tribunal
Superior de Justicia del Poder Judicial del Estado,
Bernardo del Real Ávila, destacó que: “Nadie
pone en duda la exigencia que el siglo XXI, sus
avances y tendencias globalizadoras, imponen
al Poder Judicial; no se discute la necesidad que
presentan las estructuras de la Administración de
Justicia de vincularse, al desarrollo de la ciencia,
a los avances de la tecnología, a los enlaces
satelitales y al fortalecimiento de las nuevas
tendencias y orientaciones de pensamiento, en
vías de una articulación operativa que fortalezca
la función jurisdiccional.
Por su parte Manuel Miranda Estrampes,
profesor Ordinario de la Escuela Judicial de
Barcelona resaltó la importancia que tiene
analizar la profesionalización en un contexto
de políticas publicas que se orienten hacia una
consolidación y fortalecimiento de los poderes
judiciales; ya que la formación -dijo- tiene que
servir como instrumento, para descubrir el papel
del juez como servidor publico y por tanto como
garante de los derechos fundamentales de las
libertades públicas.
El catedrático español explicó que
es necesaria una reflexión sobre el quehacer
de la carrera judicial y la impartición de
justicia, situada en un contexto internacional
caracterizado por una regresión en el ámbito
de los derecho y las libertades públicas; espacio
donde aseguró - Latinoamérica tiene que jugar
un papel fundamental en la consolidación de
los derechos y en contra de las desigualdades
sociales.
ACTUALIDAD 66 JUDICIAL
Fué inaugurada
la V Reunión de Contralorías Internas
y Fondos para la Administración de
Justicia y la VI Reunión de Capacitación
y Actualización Judicial
Ante Magistrados Presidentes de
Tribunales Superiores de Justicia de todo el País y
representantes de organizaciones internacionales,
la Gobernadora del Estado Amalia García
Medina Acompañada del Presidente del
Tribunal Superior de Justicia del Estado de
Zacatecas Licenciado Bernardo del Real Ávila se
inauguró la V Reunión de Contralorías Internas
y Fondos para la Administración de Justicia y
la VI Reunión de Capacitación y Actualización
Judicial.
En su discurso inaugural la mandataria
del Estado expresó su beneplácito por la presencia
de los servidores públicos allí reunidos. Valoró la
existencia de la división de poderes y dijo que
sin esta división no se podría pensar en una
democracia consolidada.
Agregó que la justicia pronta y expedita
es la más importante por que es la que tiene que
ver directamente con las personas. También
deseó que se fortalezcan los tres poderes de
gobierno e hizo énfasis en la transparencia y
la modernización para traer los beneficios al
público en general.
Por su parte el Magistrado Presidente
del Tribunal Superior de Justicia Licenciado
Bernardo del Real Ávila expresó lo significativo
que en Zacatecas, conocida como “La Atenas del
Norte de la República”, sea el lugar donde se dé
este proceso de maduración y transformación de
la administración de Justicia así como enfrentar
ACTUALIDAD 67 JUDICIAL
los retos impuestos por la sociedad globalizada,
que en ese contexto adquiere la correlación entre
Derecho, Democracia y Estado.
El Magistrado del Real Ávila afirmó que
la función jurisdiccional realiza procesos y toma
desiciones trascendentes sobre el futuro nacional
y por ello el intercambio de experiencias durante
la reunión de capacitación y actualización judicial
“nos conducirán a desarrollar instrumentos
que fortalezcan los poderes judiciales de los
estados”.
Finalmente José Guadalupe Carrera
Domínguez presidente de la Comisión Nacional
de Tribunales Superiores de Justicia, dijo que
es necesario impulsar metas a corto plazo en la
impartición de justicia y en la transparencia de
su administración.
Explicó que la única forma de lograrlo es
atender las necesidades de cada entidad, “ahora
debemos enfrentar nuevas responsabilidades
como conocer la justicia para adolescentes, además
de generar nuevas propuestas para su atención”.
Mesa de Trabajo de los Presidentes de los Tribunales Superiores
de Justicia de los Estados de la República Mexicana
Fotografía Oficial del Evento
ACTUALIDAD 68 JUDICIAL
Imparte Gobierno Británico
curso sobre Justicia Restaurativa a
integrantes del Poder Judicial del Estado.
Como resultado de las relaciones de
cooperación del Gobierno Británico a través de
su representación diplomática en México con el
Poder Judicial del Estado, se impartió del Curso
sobre Justicia Restaurativa el cual fue dirigido
por Mike Ledwidge, especialista en el tema de
Justicia Restaurativa de la Policía de Surrey de
Inglaterra, así como Tod O’Brien representante
de el Centro de Capacitación y Desarrollo
de Justicia Restaurativa del Reino Unido
(CENTREX), los cuales estuvieron acompañados
en el acto Inaugural por el Magistrado Bernardo
del Real Ávila, Presidente del Tribunal Superior
de Justicia del Estado de Zacatecas.
Raúl Carrillo del Muro, Director de la Escuela Judicial
explica la importacia del curso hacia el personal judicial.
El objetivo del curso fue el de capacitar
al personal jurisdiccional del Poder Judicial del
Estado en materia de Justicia Restaurativa con el
cual se buscó que a través de la mediación, las
partes en un conflicto, logren un acuerdo mediante
salidas alternas, tales como la conciliación y la
negociación, de tal manera que los conflictos
entre particulares no lleguen a una querella y
se obtenga de manera prácticamente inmediata
la reparación del daño y consecuentemente, el
perdón.
El Magistrado Bernardo del Real señaló
que el Poder Judicial del Estado se encuentra
abiertamente interesado en la aplicación de
la Justicia Restaurativa, además de agradecer
la presencia y dar la bienvenida al grupo de
expertos del Reino Unido a esta Ciudad, enfatizó
que con la transmisión de sus conocimientos
especializados, proporcionaron experiencias de
gran utilidad y provecho para la impartición de
Justicia en el Estado, agregó que “en todo el país se
está promoviendo la transformación del sistema
de Justicia Penal y el Tribunal Superior de Justicia
del Estado de Zacatecas reconoce que es de
particular relevancia para el buen funcionamiento
de dichas reformas, una clara concepción del
concepto de la Justicia Restaurativa por parte
de las autoridades jurisdiccionales, instituciones
públicas relacionadas, abogados y los propios
usuarios del sistema”.
Por su parte Mike Ledwidge, comentó
que la Justicia Restaurativa plantea la satisfacción
de la victima así como la prevención a futura y la
reintegración del ofensor a la comunidad, además
reiteró su disposición y apoyo al Poder Judicial
del Estado en la Formación del personal de la
Institución que durante un par de semanas fué
capacitado por el equipo de expertos Británicos.
Entrega de reconocimientos por parte de Mike Ledwidge
ACTUALIDAD 69 JUDICIAL
Firman Convenio
de Colaboración El Consejo General
del Poder Judicial de España y el Poder
Judicial del Estado de Zacatecas
El Palacio de Justicia del Estado de
Zacatecas fue testigo de la Firma del Convenio de
Colaboración entre el Consejo General del Poder
Judicial del Reino de España y el Poder Judicial
del Estado de Zacatecas, dicho convenio se
deriva por el interés de fortalecer la cooperación
internacional, favorecer los intercambios y
experiencias entre ambas instituciones, así
como realizar instancias de estudios de jueces y
magistrados de un País en el otro.
La celebración de seminarios sobre
temas concretos de interés para ambos poderes,
reuniones entre responsables de la formación
judicial entre los dos países y la celebración
de jornadas en las que participen jueces y
magistrados de otras entidades, así como
la realización conjunta de investigaciones,
publicaciones y estancias que puedan contribuir
Izquierda a Derecha:
Magdo. Jorge Carrera Domenech, Jefe de Relaciones Internacionales
del Consejo General del Poder Judicial de España.
Amalia García Medina, Gobernadora del Estado de Zacatecas.
Magdo. Presidente Bernardo del Real Ávila.
a la mejora de los conocimientos de los jueces de
España y Zacatecas.
Con este convenio se vienen a formalizar
las acciones de cooperación que se veían
desarrollando con el poder judicial de España
durante el presente año, a través de la realización
de diversas acciones entre los que se encuentran
el acceso al programa de capacitación para
jueces y magistrados denominado “Aula
Iberoamericana” en el que fueron becados tres
jueces del poder judicial del Estado de Zacatecas;
dos de ellos en la Escuela Judicial de Barcelona,
España, realizando el curso de especialización
del Derecho Mercantil y uno más tomando el
curso de “Acceso a la Justicia” llevado a cabo
en la Antigua Guatemala y recién concluido el
pasado fin de semana.
ACTUALIDAD 70 JUDICIAL
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de Justicia del Estado de Zacatecas
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través del Módulo de Consignación y Pago de Pensiones
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por teléfono las 24 hrs.
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1.- Marcar el número de Tel. 92 5 67 65
2.- Ingresar su clave de 11 dígitos, ejemplo:
Juzgados
Expediente
Nombre
Clave
Número
Año
1ro. Familiar
019
9999
2007
2do. Familiar
110
0009
2007
3.- El sistema procesara su solicitud y sabrá
si cuenta con algún deposito.
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