La Guerra Europea 1914-1915, del 31 de diciembre de 1914, nº 27

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LA GUERRA EUROPEA
NUMERO 2 7 . — BARCELONA
31
DE
DICIEM BRE
DE
I9 I4
Los cazadores alpinos franceses en un combate en ios Vosgos. i Dibujo de F r. Bergen)
TOMO I I
Ayuntamiento de Madrid
CRÓNICA INTERNACIONAL
I. Importancia de la flota británica.—II. La actitud de Italia
I.—Im p o r t a n c ia de la flo ta b r it á n ic a
E l bom bardeo de vario s puertos ingleses por los
barcos alem anes, las ten tativas de ataque a D over,
las constantes am enazas de los su b m arin o s, no tie­
nen otro objeto n i responden a otro propósito que
al de provocar la salid a de los acorazados británico.s
para que caigan bajo la acción de los subm arin os,
acaso de Jos d irig ib les y posiblem ente de los barcos
de com bate de los alem anes. P ero Inglaterra aún no
ha en viad o un solo acorazado al m ar del Norte. El
.\lm iran tazgo gu ard a sus m ejores unidades, y a u n ­
q u e la opinión p ú b lica se im paciente de vez en
cuando, persiste en su p lan . ¿C u á l es éste? E l más
sen cillo: q u e la flota exista, que no desaparezca
Nada im porta ga n ar batallas navales, lo esencial, lo
vitalísim o es tener lo s barcos.
En efecto, m ientras no desaparezca la e,scuadra
británica, In glaterra no será vencida defin itivam en ­
te, a u n q u e su s ejércitos sean destruidos y F ran c ia y
R u sia queden aplastadas; las islas quedarán a cu­
bierto de un de.sembarco y el com ercio britán ico se ­
g u irá desarrollándose lib rem en te y la m etrópoli con ­
tin u ará recibiend o los artícu lo s de prim era necesi­
dad que le hacen falta; entre tanto, la ru in a co m er­
cial y econ óm ica de A le m a n ia se irá acen tu an d o . S i
la destrucción de toda la flota alem an a se com prara
ai precio de la m itad de la británica, In glaterra ha­
bría perdido su su prem acía m arítim a, q u ed aría de­
trás de Jos Estados U nidos y del Ja p ó n , acaso de la
m ism a F ra n c ia y su im p ortan cia m u n d ial relegada
a segundo térm in o; g an aría esta gu e rra, pero perde­
ría la sigu iente. Y la d estru cción de la flota alem ana
no colocaría a esta ú ltim a potencia en peores co n d i­
ciones de las que ahora se encu en tra, porqu e tendría
exactam ente las m ism as probabilidades q u e en la
actualidad de ve n cer a F ra n c ia y R u sia y le qu ed a­
ría siem pre abierto el cam in o de E gip to y la India
a través de T u rq u ía y Persia. E s d ecir, que arries­
gan d o su escuadra en u na batalla n aval, Inglaterra
se expon d ría a perder m u ch o y gan ar m u y poco, al
paso que A le m a n ia com prom etería poco y podría
obtener lo más.
Esta teoría no es n u eva : de m u y an tigu o ha sido
proh ijada en la G ra n B retañ a por personalidades
navales de gran relieve, y ha sido objeto de num e­
rosos lib ros y a rtícu lo s; es el problem a de la «flota
en existencia», com o dicen en aquel país. A lem an ia
lo sabe, y por eso se aven tu ra con sus barcos lejos
de las bases navales, persigu ien d o un ob jetivo secun­
dario, pero no despreciable; llevan do la a larm a di­
rectam ente al país enem igo, siem b ra ferm entos de
descontento y paraliza el alistam ien to volu ntario.
Q ue conoce el plan de su en em igo lo dem uestra el
hecho de haberse su sp en dido las operaciones contra
E gip to y la India, hasta que los oficiales alem anes
especialm ente nom b rados para d irig ir tales opera­
ciones hayan puesto en orden y preparado el avance
y la acción de las tropas turcas; no im porta que las
operaciones tengan que aplazarse; lo im portan te es
que cuando se em prendan tengan probabilidades de
éxito . L a g u e rra v a a ser larg a y no h ay que apresu ­
rarse y com prom eter el resultado.
P ero In glaterra, que no desconoce cuáles son sus
puntos débiles— el canal de S u e z y la In d ia,— se es­
fuerza en adelan tarse a la acción de su s enem igos; y
a este efecto ha en viad o sus barcos del m ar In dico,
con tropas blancas e in d ígen as, a que desem bar­
quen en las bocas del T ig r is y se intern en tierra
adentro, ocupen los puntos im portantes y los cam i­
nos del desierto del T it h , en la A rab ia, y tom en po­
siciones en las dos o rillas del m ar R o jo ; al m ism o
tiem po, h a m ovido tropas en las fronteras del A fg a­
nistán. Son tan ju iciosas estas m edidas y tan opor­
tunas, que acaso se arrepien ta A lem an ia de haber
provocado antes de tiem po la in terven ció n de T u r ­
q u ía; h u b iera sido preferible agu ard ar a la prim a­
vera, y entre tanto co m pletar los preparativos contra
E gip to y la In dia, q u e según se h a visto están m uy
atrasados.
IL — L a a c t it u d d e I t a lia
L a s declaraciones de S alan d ra fueron acogidas
con el m ayo r en tu siasm o en F ran c ia e In glaterra, y
con notoria desconfianza en A u stria y A lem an ia;
pero, n o o b s ta n te .n o q u isim o s ocuparnos en ellas
porque estábam os convencidos de que se las a tri­
buía un alcan ce de que carecían ; calm adas las pasio­
nes de los p rim ero s días los hechos han vuelto a
darnos la razón. N o som os, desgraciadam ente, n o v i­
cios en m aterias in tern acion ales, y lo s años nos han
dado seren idad y reflexión para no dejarn os im p re­
sio n ar po r las palabras y atenernos sólo a los in te­
reses de los pueblos,
S e ha d ich o que Italia (debió su un idad a F r a n ­
cia; esto es verdad só lo en parte; N apoleón III fué
un paladín resuelto del poder tem poral del Papado,
y gracias a la derrota de 1870, aprovechada por los
unionistas italian o s, pudo verificarse el asalto de
R o m a y la form ación del rein o italiano.
Italia sabe perfectam ente que aun cuando en el
T re n tin o y en T rie ste la masa de la población tiene
arraigados los sen tim ien tos italian os, su s co n ven ien ­
cias e intere.ses la llevan al lado de A u stria, de modo
que no con taría con el apoyo de Ja población, al
co n trario de lo q u e im agin an Jos que ven las cosas
con arreg lo a sen tim en talism os hueros o a sus pro­
pios deseos, P o r o tra parte, la frontera austríaca es
de fácil defensa y ha sido testigo en 1859 y 1866 de
la derrota de las tropas italian as po r los austríacos.
Italia es la nación del m u n do q u e m ejo r conoce la
verdadera potencia del ejército alem án , y sabe que
cien m il alem an es, solam ente, al lado d é lo s austria­
cos podrían co n ten er largo tiem po a una masa de
m ás de m edio m illó n de hom bres. Italia aún no se
h a repuesto de los q u eb ran tos que le ocasionó la
cam pañ a en L ib ia , y dista m ucho de h aber asegu­
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rado la con qu ista de tan extenso territo rio ; su situ a­
ción a llí es todavía bastante p recaria y T u r q u ía fá­
cilm en te provocaría otro alzam ien to, ob ligan d o al
G o b iern o de R o m a a en v ia r nu m erosas tropas y rea­
lizar in m en sos gastos. Italia v iv e en gran parte de la
em igración , no sólo a A m érica , sin o a todos los paí­
ses de E u ro p a, y le consta que el día q u e se le cie­
rren las pu ertas a sus h ijo s más a llá de las fronteras,
entrará en u n a crisis d ifíc il de resolver. Y , fin al­
m ente, Italia sabe que su po rven ir no está en T r ie s ­
te, q u e la con qu ista de este puerto d a ría lu g a r a otra
gu erra en plazo m ás o m enos breve, porqu e A u stria
jam ás se resign aría a perder u na buena salid a en el
A driático, m ientras q u e en las costas de A lb a n ia , en
los m ares del E geo , en la m ism a A sia m en o r, y so­
bre todo en el litoral del M ed iterrán eo, está el fun­
dam ento m ás sólid o de su fu tu ra grandeza.
¿Q ué va a ga n ar Italia con aliarse con F ra n c ia ,
R u sia e In glaterra? L a an exión del T re n tin o q u ed a­
ría m ás que com pensada con la pérdida para siem ­
pre de su situación excelente y ventajosa en el M e­
diterráneo, dom inad o a su antojo por F ra n c ia ; y
sabido es q u e la v id a de las naciones se fun da en la
exportación, es d ecir, en abrirse m ercados, y d isp o ­
ner, po r lo tanto, de colonias y posesiones al otro
lado de los m ares, en este caso el M ed iterrán eo. C on
Egipto inglés, la A rg e lia francesa, acaso R u s ia en
C o n stan lin op la, ¿q u é podría prom eterse Italia? Ha­
bría sonado la hora de su d eclin ació n , porqu e ni
siq u iera posee a q u e lla p en ín su la, com o E sp añ a, a m ­
plia salid a al A tlá n tic o , E s u n a P o ten cia in te rio r, y
no es hacia el in terio r, sin o hacia fuera, a donde
debe d irig ir sus m iras.
G racias a la alian za con A ustria, Italia ha podido
con servar una situación relativam en te prepon de­
rante en el M ed iterrán eo, y m erced al ap o yo d e A le ­
m ania pudo efectu ar la an exión de T rip o lita n ia . E l
m ar, el com ercio m arítim o ha o rig in ad o la presente
gu erra; ¿v a a ser Italia tan ciega q u e vo lu n ta ria ­
m ente ceda las ventajas dim anantes de su situación
en el M ed iterráneo, en m anos d e F ran c ia e In g la ­
terra?
Pero tam poco Italia se expon d rá a perder m u ch o
y gan ar poco desenvainand o la espada al lad o de
A lem an ia y de A u stria. S e en cu en tra en u n a posi­
ción in m ejo rab le, y no ren u n ciará a las ventajas que
le ofrece. M anten ien d o su n eu tralidad y co n servan ­
do in cólu m es sus elem entos m ilitares y navales,
cuando la g u e rra finalice, la im p ortan cia de Italia
será in fin itam ente m ayor que hasta a q u í; nadie en
E u ro p a podrá oponérsele; pesará d ecisivam en te en
la balanza intern acion al, y podrá realizar con des­
em barazo y con u n a exposición m ín im a su s p ro y e c ­
tos de expansión y d e en gran d ecim ien to. L e bastará
con am en azar, para q u e todos, lo m ism o io s a lem a­
nes y sus aliad os que los ingleses y los su yo s, cedan
y la dejen las m anos lib res. ¿Q ué m ás puede pedir
ni a m b icio n a r nación alguna?
L o s políticos italian o s poseen u na cu alid ad in a ­
preciable, ú n ica en los pueblos latinos, y aun en
otros q u e no lo son : su política es exclu sivam en te
italiana y basada ú n icam en te en los intereses del
país. T o d o lo dem ás se queda a un lad o y no figura
para n ada en las resoluciones d el P oder,
P o r co n sig u ien te, dejen nuestros germ an ófilos y
francófilos de in terp retar las palabras de Saian d ra
com o favorables a las potencias objeto de su s parti­
cu lares sim patías; vean escuetam ente en ellas una
ad m irab le lección q u e es tristísim o no sepam os
apren d er en E sp añ a: las sim patías a las naciones e x ­
tran jeras no han de ser ei m ó vil de nuestra con d u c­
ta, n i nos hem os de d ejar lle v a r po r frases platónicas
de lib ertad, derecho, ju sticia y dem o cracia; todo
debe ponerse al serv icio de la P atria; estúdiese lo
q u e con vien e a ésta y procédase lu ego en co n secu en ­
cia. A sí obra Italia hace m u ch os años y de este m odo
se ha en gran d ecido y h a prosperado. Nada le im p or­
ta que gan e A o B ; lo ú n ico que le preocupa es cóm o
y de qué m an era obtendrá el m ayo r p rovech o posi­
ble de la co n flag ració n que en san grien ta a m edio
m undo.
F . L a rín .
LQS COMBATES EN FLAN D ES Y N.O. DE FRANCIA
P a r t e o ñ c ia l d e l m a r i s c a l F r e n c h
(Conclusión}
Yo m e daba plena cuenta de la d ifíc il lab o r que
nos in cu m b ía y del papel a b ru m ad o r q u e correspon­
día al ejército británico. C o n segu id os los prim eros
éxitos, y frustrados todos los esfuerzos realizados por
el en em igo para rom per nuestra lin ea, esta o b ra s e
debió al m aravilloso poder com batiente y a la in d o­
m able tenacidad y v a lo r d e oficiales, clases y solda­
dos. Ja m á s ha tenido que lle v a r a cabo u n a tarea tan
gran d e el soldado b ritán ico; y en toda su espléndida
historia no h ay ejem p lo de que haya respondido tan
m agn íficam en te a las excitaciones q u e po r necesidad
h u b e de d irigirle .
Después de d ar las órdenes expresadas a sir D ou­
glas H aig, encom endé u n papel defensivo a los cu e r­
pos de caballería segundo y tercero, en vista de la su ­
perioridad de fuerzas que tenían ante ellos. E n
cuanto al cuarto cu erpo , en cargu é a sir H e n ry •
R a w lin so n q u e se atuviera a los m ovim ien tos del pri­
m er cuerpo,
E l 20 de octubre llegaron a la lin ea que desde E lverd in gh e va al cruce de cam inos situado a dos k iló ­
m etros al NO . de Zonnebeke.
E l 2 1 , se dió la orden de q u e el cu erp o atacara y
tom ara la lín ea Poel-capelle-Passchendaele.
L a s tropas de sir H en ry R a w lin so n se m ovieron
a la derecha del p rim er cuerpo y las tropas francesas,
com puestas de territoriales y cab allería, se m ovieron
a la izquierda bajo las órdenes del gen eral B idón .
E l avance fué aplazado porqu e los cam in o s se en ­
contraban barreados, pero el ataque progresó fav o ­
rablem en te a pesar de la fuerte oposición , debién do­
se a cu d ir a m enudo a la bayoneta.
S ab ien d o que se d irig ía n fuertes ataques contra
la séptim a d ivisió n y la segunda d ivisió n de caballe­
ría a nuestra derecha, s ir D ouglas H a ig orden ó a su
reserva que hiciera alto en los arrabales al N E . de
Ipres.
A u n q u e am enazado por un m ovim ien to en em i­
go desde el bosque de H outh ulst, nuestro avance
p u d o co n tin u ar hasta las dos de la tarde, cu an do la
cab allería francesa recibió órdenes de retirarse al O.
del canal. P o r este m o tivo , pese a ias dem andas que le
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E L K A ISE R Y S U S G E N E R A LE S
Von Linker
El Kaiser
Von Heeringen
Conde Moltke
Soldados ingleses obsequiando a ginetes belgas a su paso por un pueblo dei N. O. de Francia
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Biplano alemán «Mercedes» con motor Daimier, utilizado por el ejército alemán
El submarino británico «E. 3 »
Aeroplano francés derribado por el tiro de los alemanes cerca de Luneville
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d irig ió el cuarto cu erp o , sir D ouglas H aig no pudo
avan zar más allá de la lín ea Zon n eb eke-Sain t Ju lián L an gem arck-B isch oote.
C o m o h ab ía dem asiada mezcla de trep asen Ipres,
me trasladé allá en la tarde del 2 1 y con feren cié con
sir D ouglas H aig y s ir H e n ry R a w lin so n , y con am ­
bos fui a ve r a! gen eral De M itry , com andante de la
caballería francesa, y al gen eral B idón , com andante
de las division es territoriales francesas. M e prom e­
tieron q u e evacu arían la ciu d ad , y que los territo ria­
les inm ediatam ente sald rían de a llí y cu b rirían la
izqu ierd a en el flanco del p rim er cuerpo.
D iscutí la situ ación con los generales com andan­
tes de los cuerpos prim ero y cu arto, y m e d ijero n , en
vista de los inesperados refuerzos del en em igo, que
probablem ente sería im p osib le realizar el objetivo
que se les había señ alado. Pero y o les dije q u e me
h ab ía entrevi.stado con el com an d an te en jefe del
ejercito francés, general Jo ffre , q u ien m e h abía dicho
que acababa d e d irig ir el noveno cuerpo de ejército
sobre Ipres, que m ás tropas francesas acu d irían más
tarde, y q u e p re te n d ía — en un ión con las tropas
belgas — a rro jar a 1 as alem anes hacía el E . E i gene­
ral Jo ffre añ ad ió que no podría com enzar esta m au iob ra antes del d ía 24: y y o encargu é a ios com an ­
dantes de los cuerpos de ejército prim ero y cuarto
que reforzaran su s posiciones todo lo posible y se
prepararan a m antener el terreno dos o tres días,
hasta que el m ovim ien to ofensivo de los franceses
al N. se iniciara.
E ra claro para m í, q u e lo m ás que podíam os h a­
cer para que ei en em igo no ro m p iera nuestra línea
desde ei E . o nos en vo lviera por el N ., era m antener
nuestro actual frente m u y extenso y sostenernos en
nuestras posiciones hasta q u e los refuerzos franceses
llegaran desde el S .
D uran te el 22, la necesidad de en viar a u x ilio s al
cu arto cuerpo por su derecha, privó de libertad de
m ovim ientos a! c o m a n Ja n le del p rim er cu erpo ; pero
rechazó todos los ataques q u e se h icieron con tra su
frente, con fuertes pérdidas para el en em igo. A últi­
m a hora de la tarde, ei en em igo co n sig u ió penetrar
en una parte de nuestra lín ea defendida por los Higlan d ers del C am eron , al N. de P ilken .
A Jas ó de la m añana del 23. efectuam os un con­
traataque para recu perar las trincheras, por el regi­
miento de ia R e in a , los tiradores reales del R e y , y el
N otham ptons, m andados por el gen eral B u lfin . E l
ataque tropezó con fuerte resistencia y hubo que re­
c u rrir a la bayoneta, pero después de u n a lu ch a que
d u ró casi todo el día con segu im os brillan tem en te
nuestro objeto, cogiendo 6oo prisioneros.
E l m ism o día se efectuó u n ataque con tra la ter­
cera brigada de in fan tería. E l en em igo avan zó con
gran d eterm inación, pero con poca h ab ilidad, y por
lo tanto las pérdidas que le in fligim o s fueron m u y
grandes; unos 500 m uertos fueron vistos cerca de
Lan gem arck . U n a corresponden cia en con trad a en
u n oficial hecho prision ero dió a conocer q u e los
efectivos del cuerpo atacante quedaron reducidos
a u n cuarto en la lu ch a de aq u el día.
P o r la tarde, u n a d ivisió n del 9." cuerpo de ejér­
cito francés entró en lín ea y lo m ó posiciones en una
parte antes ocupada por la segun d a d ivisió n , la cu al,
el 24. ocupó el terreno de la 7.* d ivisió n , desde Poelzelhoek a la carretera de Becelaere-Passchendaele,
E l 24 y 25 rechazam os b rillan tem en te repetidos
ataques del enem igo,
E n la noche del 24 ai 2 5 , la prim era d iv isió n fué
relevada por tropas territoriales y se concentró cerca
de Z illeb eke.
D urante el 25, la segun d a d ivisió n , con la sépti­
m a a su derecha, y el 9.“ cu erp o de ejército francés a
su izquierda hizo buenos progresos hacia el N E . cap­
turan do alg u n o s cañones y prisioneros.
E l 27. m e trasladé al cuartel gen eral dei p rim er
cuerpo, en H ooge, para ve r personalm ente el estado
en que se encontraba la séptim a división.
A causa de las constantes m archas e incesantes
com bates, y de la g u arn ició n que había hecho en
A m beres, esta d ivisió n había padecido gran des pér­
didas y estaba m u y debilitad a. D ecidí retirar tem po­
ralm en te ei cuarto cu erp o y colocar la séptim a d iv i­
sión con el p rim er cu erpo a las órdenes de sir D o u gias Haig. L a tercera d ivisió n de cab allería fué
fraccionada tam bién para que prestara servicio con
el p rim er cuerpo. E n v ié al com andante del cuarto
cu erp o con su cuartel general a In glaterra, para que
inspeccionara la m o vilización de la octava división.
A l recib ir las órdenes que le en vié, s ir D ouglas
H aig d istrib u yó ias tropas en £sta form a:
a). L a sép tim a'd ivisio n desde el castillo al E . de
Z an d vo o rd a la carretera de M en in ;
b). L a prim era división desde el cam in o de M e­
n in a un punto in m ediatam en te al O. de la aldea de
Reytel;
c). L a segunda división cerca de la carretera de
M oorslede-Zon n eb eke.
A prim era h o ra del 29 de octu b re, u n du ro ata­
q ue con tra el centro de Ja línea del p rim er cuerpo se
desarrolló prin cip alm en te en la dirección del cruce
de cam in os q u e h ay poco más d e un kilóm etro al E .
de G h e lu v e lt. C asi todo el cu erp o tom ó p a n e en el
contraataque, y a las dos de la tarde el en em igo co­
m enzó a ceder, y al obscu recer la a ltu ra de K ru iseik
fu é recobrada y Ja prim era brigada v o lv ió a estable­
cerse al .N. de Ja carretera de M en in .
Poco después de am an ecer ei 30, otro ataq u e se
desen volvió en la dirección de Z a n vo o rd e, apoyada
po r u n fuerte cañoneo. L a tercera d ivisió n de caba­
lle ría tu vo que retirarse al borde de K lein Z illeb ek e,
en vo lvien d o en su retirada a la derecha de la sépti­
m a divisió n .
S i r D ouglas H aig describe la situación en aquel
m om ento com o m u y peligrosa, porque los alem anes
estaban en posesión de las altu ras de Zan voorde.
N uevas in vestigacion es dieron a con ocer q u e el
enem igo había sido reforzado en este punto po r todo
el X V cu erpo alem án . E l com andante del prim er
cuerpo orden ó se sostuviera a toda costa la línea
G h e lu v e lt a la c u rv a del can al. A si que esta lín ea fué
o cupada, se orden ó a la segunda brigada q u e se co n ­
cen trara a retaguardia de la prim era división y de la
cu arta b rigada. U n batallón fué situ ad o en reserva
en los bosques dos k ilóm etros al S . de H ooge. N ue­
vas precauciones fueron tom adas por la n och e para
proteger los flancos, y el 9 .“ cuerpo francés envió
tres batallones y u n a brigada de cab allería para apo­
yarnos.
L a s com un icacion es del p rim er cu erpo po r Ipres
estaban am enazadas por el avance dei enem igo hacia
el can al, po r lo q u e se dieron órdenes para asegurar
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as
regim ien to d e W o rcestersh ire , m u y bien apoyado por
nuestra línea, y así que esto se hubiera efectuado,
la 42 brigada de artillería de cam paña. L a izquierda
recobrar la ofensiva.
de la séptim a d iv isió n , ap ro vech an d o la tom a de
U na orden cogida a u n prisionero hizo saber que
G h e lu v e lt, avan zó casi hasta su p rim itiv a posición
el general alem án von B eim lin g, decía que el X V
y se restableció el en lace entre las d ivisio n es prim era
cuerpo, con el X I I I y el 11 bávaro, tenían que a b rir­
y séptim a. T a m b ié n la tom a de G h e lu v e lt a liv ió la
se paso p o rip re s ; y que el m ism o E m p erad o r consi­
presión de la brigada de cab allería que estaba apo­
deraba el éxito de este ataque com o de vital im p o r­
yan d o a la prim era d ivisió n . D os regim ien to s de esta
tan cia para el buen resultado de la guerra.
brigada fueron en viad o s a lim p ia r los bosques del
T a l vez el m ás im portante y d ecisivo ataq u e (ex­
S . E . y a cerrar el claro entre la sép tim a d ivisió n y
cepto el de la G u a rd ia p ru siana el 15 de noviem bre)
la segunda brigada. A van zaron con m u ch a osadía,
h echo contra el p rim er cu erpo m ientras perm aneció
parte a caballo y parte a pie, y sorpren dien do al ene­
cerca de tpres, fué el ejecutado el 2 1 de octu b re.
m igo en el bosque cau sarón le m u ch os m uertos y
E l general ÍVIoussy, que m andaba el destacam ento
francés enviad o el dia an terior para ap o yar el p rim er
co n tribu yeron a restablecer la lín e a . A las 5 de la
cuerpo, se m ovió al ataque a prim era hora de la m a­ tarde, la cab allería francesa tam b ién llegó hasta el
cruce de cam in os a l E . de H ooge, y en vió u n desta­
ñ ana, pero fué contenido y no pudo realizar n in gú n
cam ento desm ontado a ap o yar a nuestra séptim a b ri­
progreso.
D espués de varios ataques y contraataques que
gada de cab allería.
D uran te todo el día, la extrem a derecha y Is ex­
duraron toda la m añ ana a lo largo del cam in o M etrem a izq u ierd a de la línea del p rim er cuerpo se
n in -lp re s, al S E . de G h elu velt, se ejecu tó u n fuerte
ataque contra este lu gar y quedó rota la lín ea de Ja
m an tu vieron bien, sien do ligeram en te cañ on eada la
izqu ierd a, m ientras la derecha lo era fuertem ente y
prim era división . Al S ., la séptim a d ivisió n y la co ­
som etida a alg u n o s ataques de in fan tería. P o r la tar­
lu m n a del general B u liin -eran fuertem ente caño­
neadas. L a retirada de la prim era d ivisió n expu so a
de, el en em igo fué arrojad o de los bosques frente a
la séptim a división y segun d a brigada, y a la s diez de
la izquierda de la séptim a, y por este m otivo el regi­
la noche la lin ea q u e ocupábam os era prácticam ente
m iento de fusileros reales de E scocia, que había
quedado en las trin ch eras, fué cercado y cortado. A
la m ism a que por la m añ an a. D urante la noche se
restableció el contacto entre la derecha de la sépti­
la u na y m edia de la tarde, otro fuerte ataque de in ­
m a d ivisió n y la izq u ierd a de la segun d a brigada,
fantería se desarrolló con tra la derecha de la séptim a
división.
sien do retirada en reserva la cab allería, y no necesi­
Poco después fu ero n cañoneados lo s cu arteles ge­ tándose ya los servicio s de la cab allería francesa,
C o m o resultado de estos com bates tu vim o s 870 he­
nerales de la prim era y segunda d ivision es. E l co­
ridos q u e evacuar.
m andante de la prim era d ivisión cayó h erid o y tres
E stu ve con s ir D o u g las H aig en H ooge entre 2 y
oficiales del cu artel general de la prim era d ivisió n y
3 de la tarde, cuando se estaba retiran d o la prim era
otros tres del cuartel general de la segun d a fueron
m uertos. E l com and ante de la segun d a d ivisió n re­ d iv isió n . F u é el m om ento m ás crítico de esta gran
batalla. L a reu n ió n de la p rim era d ivisió n y la re­
cibió una fuerte con m oción y quedó a lg ú n tiem po
captura de G h e lu v e lt tu viero n in m ediatas conse­
privado de sentido. E l general Landson asu m ió el
cuencias. S i a lg u n a un idad ha de ser especialm ente
m ando de la prim era división.
señalada, es la de los W orcersters.
A l recib ir, a las 2,30 , el parte del gen eral Lom az
7 ,— E l cen tro de m i lín ea, ocupado por el tercer
de que la p rim era d ivisión había retrocedido y que
cu erp o y el cuerpo de cab allería tué reciam ente aco­
el en em igo se adelantaba con fuerzas im p ortan tes, el
m etido po r fuerzas qc.e iban en aum ento.
com andante del p rim er cuerpo dispuso q u e la línea
E l 20 de octubre, las avanzadas de la 12 brigada
Frezenberg-W esthoek.-borde de la carretera X le in de la cuarta d ivisió n , tercer cu erp o , se viero n o b li­
Z illeb ek e-b o rd e del cana!, fuese m anten ido a toda
gadas a retirarse, y al ob scu recer era evid en te que
costa.
los alem an es trataban de ejecu tar u n ataqu e resuelto.
L a prim era d ivisión se reordenó sobre la lín ea de
E ste term in ó con la ocu pación de L e G h e ir por el
bosques al E . de la carretera, y el avan ce alem án fué
con ten ido por los fuegos de enfilada del
E l ataque
enem igo.
C o m o la situación de la cab allería en S a in t Y ves
contra la derecha de la séptim a d ivisión ob ligó a re ti­
rarse a la 22 b rigad a, dejando al descubierto la izq u ier­ resultaba po r co n sigu ien te expuesta, el gen eral H u n ter-W eston y el teniente coron el A n le y resolvieron
da de la segun d a b rigada. E l com an d ante de la s é p iiejecu tar un contraataque, que dió buen resultado,
m a d ivisión echó m ano de su reserva, apostada en el
siendo ios alem an es arrojad os atrás con grandes pér­
flanco, para restablecer su linea, pero, entretanto,
didas, y reocupam os las trin ch eras q u e habíam os
la segunda b rigada, viendo abandonado su flan co iz­
q u ierd o , se h ab ía retirado. P o r co n sig u ien te, la dere­ abandonado. T o m a m o s 200 p rision eros y fu ero n li­
bertados unos 40 de los nuestros.
ch a de la séptim a división avanzó al m ism o tiem po
(Sigu en alg u n o s párrafos de recom endación de
que se retiraba la izqu ierd a de la segun d a brigada, de
cuerpos
y jefes).
lo cual resultó q u e la derecha de la sép tim a división
D uran te las jorn adas del 22, 23 y 24 de octubre
quedó expuesta, pero pudo m antenerse en sus a n ti­
fu ero n ejecutados frecuen tes ataques contra toda la
gu as trin ch eras hasta el anochecer.
lin ea del tercer cuerpo, y especialm ente con tra la 16
E n la carretera de M en in , un con traataq u e de la
b rigada de in fan tería, pero siem pre fué rechazado
izq u ierd a de la p rim era d ivisió n y la derecha de la
el enem igo con pérdidas, fán la noche del 25 de oc­
segun d a contra el flanco derecho alem án dió buen
tu b re. el regim ien to de Leicestersh ire fué arrojado
resultado, y a las 2,30 G h e lu v e lt fué recobrado a
de sus trin cheras por el luego de artillería; y después
punta de bayon eta, llevan d o el peso del com bate el
Ayuntamiento de Madrid
21
c
3
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V
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Ayuntamiento de Madrid
25
Costas acantiladas de la isla Heligoland, base naval de !a escuadra alemana
El crucero acorazado turco «Sultán Yaviis Selim" (antes «Ooeben»)
Ayuntamiento de Madrid
:íi
de una investigación por los com andantes de las b ri­
gadas i 6 y i8 ,s e resolvió retroceder tem poralm ente
a u n a lín ea más a retaguardia.
E n la tarde del 29 de octu b re, el enem igo ejecutó
un fuerte ataque con tra L e G h e ir y la lín ea al N. de
este pun to, sin éxito. A m edia noche, otro resuelto
ataque se desarrolló con tra la 19 brigada de in fan te­
ría al S . de C ro ix -M aré ch al. U na parte de las trin ­
cheras del regim iento de iMiddlee fueron tom adas
por ei enem igo, pero lu ego fueron recobradas con Ja
ayu d a de un destacam ento de los regim ientos de
A rg y ll y H ighlan ders S u th erla n d de la brigada de
reserva. E l en em igo q u e h ab ía en las trin ch eras fué
m uerto o cogido prision ero. S eg ú n m anifestaron ios
prisioneros, a llí había doce batallones contra nues­
tra brigada. L o s alem anes abandonaron unos 200
cadáveres y cogim os 40 prisioneros.
E n la tarde del 30, la lín ea de la u n décim a b ri­
gada de infan tería cerca de S a in t Y ves fué rota. Un
contraataque d irigid o por el com andante P row se con el de ligeros de Som erset, restableció la situ a­
ción. Este oficial ha sido recom endado para una re­
com pensa especial.
E l 3 1 de octu b re, fué necesario que la cuarta d i­
visión ocupara las trin ch eras de la extrem a derecha
de la prim era d ivisión de cab allería, au n q u e esta
m edida o b lig ó a pro lo n gar la lín ea del tercer cu er­
po.
8.— E l 20 de octubre, el cuerpo de cab allería,
m ientras trataba de forzar la lín ea del río L y s, fué
atacado por el S . y el E . Por la tarde, la prim era d i­
visión de cab allería sostuvo la lín ea S a in t Yves-.Messienes; la segunda desde M essines po r G ard e Dieu
a H outhem y K ortew ild e.
A las cu atro de la tarde del 2 1 de octubre, un
fuerte ataque se d irig ió con tra la segun d a división
de cab allería, que tu vo que retroceder a la linea
.Messines— kilóm etro 9 de la carretera W a rn e to n O staverne-H oüebeke.
E l 22 en vié la séptim a brigada de infantería in ­
d ia, m enos un b atallón , a W u lv e rg h e m , para apo­
yar el cuerpo de cab allería. E l gen eral .Allenby en ­
v ió dos batallones a W ytsch aete y Voorm ezeeJe, para
que se pusieran a ias órdenes d el general G o u g, co ­
m andante de la segunda d ivisió n de cab allería. El
23, 24 y 25 fueron p ron u n ciad os varios ataques con­
tra el cu erp o de ca b allería, pero el enem igo resultó
repelido con pérdidas. E l 26, encargu é al general
A lle n b y q u e p rocu rara tom ar u na línea más avanza­
da, m oviéndose de concierto con la séptim a división.
Pero la tentativa tuvo que abandonarse porqu e ei
ú ltim o cu erpo no parecía en estado de tom ar ia
ofensiva. E l 30. fuertes ataqu es de in fan tería, apoya­
dos por un v iv o fuego de a rtille ría , se desarrollaron
contra las division es segunda y tercera de caballería,
sobre todo con tra las trin ch eras cerca de H ollebeke,
m antenidas por la tercera b rigada, que a la 1*30 tuvo
que evacuarlas; la seg u n d a b rigada, m enos un regi­
m iento, se m ovió hasta un punto en tre O ostaverne
y S a in t E lo i en apoyo de la seg u n d a d ivisió n de ca­
b allería. L a prim era de esta arm a, cerca de M essi­
nes, tam bién fué am enazada por u na fuerte co lu m ­
na de infantería. E ! gen eral .A llenby retuvo los dos
batallones indios, au n q u e estaban en condiciones de
gran fatiga.
D espués de un serio exam en de la situ ación y de
co n su ltar con el genera) del cuerpo de caballería,
en vié cu atro batallon es del segundo cu erp o , q u e ha­
bía sido relevado en ¡as trin ch eras por tropas in dias,
a N euve E g iise , m andados por ei gen eral S h a w ,
para q u e apoyasen al gen eral A lle n b y . T a m b ié n fué
en viad o a N euve E g lise el batallón territo ria l L o n don Sco ttisch .
(Sig u en unos párrafos de elogio de ia caballería^.
9.— L a d ivisió n de L a b o re llegó al área de con ­
centración detrás del segundo cu erpo el 19 y 20 de
octubre.
He referid o ya la excelente con ducta de los bata­
llones de esta d ivisió n en viad o s a ap o yar a la caba­
llería.
E l resto de ia d ivisió n se ocupó, desde el 25 en
adelan te, en a u x ilia r a la séptim a brigada del seg u n ­
do cu erpo en los com bates alrededor de .Neuve C h a­
pelle. O tra brigada ocupó parte del terreno que antes
tenía el p rim er cu erp o de cab allería francés y pre.stó
excelentes servicios.
E l 28 de octubre, e) 47 de S ijs y las com pañías 20
y 21 del 3 “ de zapadores-m inadores se distinguieron
por su valero sa con ducta en el ataque de N euve
C h a p elle, perdien do m u ch os oficiales y soldados.
D espués de la llegada de la d ivisió n de M eeru t ai
cuartel gen eral, el cuerpo de ejército in d io ocupó la
lín ea que h ab ía tenido el 2.® cu erpo , q u e fué llevado
en parte a la reserva. Dos brigadas y m edia de in fan ­
tería britán icas y u n a gran parte de la a rtille ría del
segundo cu erp o quedaron para apoyar al cuerpo in ­
dio en la defensa de la lín ea. Dos batallones y medio
de estas brigadas fu ero n devueltos al segun d o cuer­
po cuando la brigada de F erozepore se u n ió al cu er­
po in d io .
L a brigada de cab allería de Secu n d erb ad llegó el
I . " y 2 de n o viem bre, al m ism o tiem po que los lan ­
ceros de Jo d h p u r. F u e ro n agregados tem poralm ente
al cuerpo in d io . Hasta la fecha del presente despa­
ch o, la lín ea m an ten id a por los cuerpos in d io s ha
sido som etida a constante cañoneo y ataq u es de in ­
fantería. E n dos ocasiones han sido fuertes estos ata­
ques.
E l 13 de octu b re, el 8® de tiradores G u rja s de la
b rigada B a re iliy fué arrojad o de sus trin ch eras, y el
2 de n oviem bre se desarro lló un fuerte ataque contra
una parte de la lín ea al O. de .Neuve C hapelle. En
esta ocasión la lín ea tué rota .en parte, y tu vo que
retroceder un poco. L a situ ació n no llegó a ser más
seria gracias a las acertadas disposicion es del co­
ronel N orie, del 2° de tiradores G u rjas.
Desde su llegada al país y la ocupación de la lí­
nea, he quedado m u y bien im p resion ado por la in i­
ciativa y recursos desplegados por las tropas indias.
A lg u n a s de las estratagem as de q u e se han valido
han dado los m ejores resultados, y sin duda han
m antenido a su frente fuerzas enem igas superiores.
(Sigu en unos párrafos de elogio para estas tro­
pas).
10 .— M ien tras toda la lín ea ha sido duram ente
atacada, los p rin cip ales esfuerzos del en em igo a par­
tir d el I . ' de n oviem bre se han concentrado con tra la
lín ea del p rim er cuerpo británico y 9° francés, para
tom ar así posesión de Ipres. Desde el 2 de n o viem ­
b re, el X X V I I , el X V y parte del bávaro, X III y 2"
alem an es, adem ás de otras tropas, han luchado co n ­
tra esta lín ea de! norte.
Ayuntamiento de Madrid
1
E l 10 del corriente, después de h ab er sido recha­
zadas varias unidades de estos cuerpos en su s ata­
qu es, u n a d ivisión de la G u a rd ia p ru sian a, q u e ha­
bía estado operando en las cercan ías de A rra s, llegó
a este sector con gran rapidez y secreto. D ocu m en ­
tos q u e se encontraron en alg u n o s oficiales m uertos
pru eban que la G u a rd ia había recib id o el especial
encargo del E m p e rad o r de rom per nuestra lín ea y
triu n far donde sus cam aradas habían fracasado.
A q u e lla tropa tom ó u n a parte consid erable en los
vigorosos ataques efectuados con tra el cen tro el ¡ i y
1 2 , pero tam b ién fué rechazada con enorm es pérdi­
das.
(Sig u en largos párrafos de encom io para todos
y cada uno de los generales y todas las tropas. Sólo
tiene im p ortan cia el p enúltim o apartado del parte,
que darem os a con ocer por separado por a lu d ir a la
cam paña de R u sia),
parte del ejército de M etz, que com enzaba a m archar
hacia el O ., en dirección de V e rd u n , conversó luego
hacia el S ., con su derecha a la altu ra de S a in t
M ih iel sobre el M osa y su izq u ierd a en Pont-aM ousson sobre el M osela, y tom ó participación en el
ataq u e de N ancy.
Estas operaciones estaban en pleno desarrollo en
la cuarta sem ana de agosto, después de haber sido
rechazada la in vasión francesa en Lo ren a. E l 4 de
agosto, apenas fué d eclarad a la gu e rra, las tropas
francesas que se habían m antenido, sin saberlo los
alem an es, u n o s pocos k iló m etros detrás de la fron te­
ra, in iciaron u n m o vim ien to de avan ce sobre S a a r­
b u rg en u n a lín ea q u e se exten d ía desde C hateauS a lin s a C ire y . A l m ism o tiem po los alem anes bom ­
bardearon B ad o n w ille r y Bacarrat. dos pequeñas ciu ­
dades cerca de C ire y , y el m ism o C ire y , y fin alm en ­
te las ocuparon durante cinco o seis días antes de
retirarse a A lem an ia, llevando consigo u n cierto n ú ­
m ero de desgraciados rehenes.
E n tre tanto el avance general de ios franceses se
LOS ATAQ U ES CONTRA NANCY
desarrolló con éxito en toda la lín ea sobre la fron te­
ra, desde Pagny-sur-M oselie, ju n to a M etz, hasta cer­
L a s cuatro líneas de ataque contra N an cy fueron:
ca de B elfo rt al S . E n el extrem o N. de e s u lín ea, en
Pont-a-M ousson al N .; C hateau -Salin s, al N. E .; C iC ire y , los alem an es estaban in ician d o la ofen siva, y
rey al E .; S a in t D ié, al S . E . L o s alem an es eligieron
P ag n y y Pont-a-M ousson fueron bom bardeados el 13,
estos cam in o s porqu e eran los más fáciles para al­
14 y 15 de agosto por ios cañones del fuerte S ain t
canzar su o b jetivo. Desde S a in t Dié corre a o largo
Blaise, ju n to a M etz. A l S . de C ire y , los franceses,
el am plio v a lle del M eu rth e y su trib u tario el M o rtagne; desde C ire y se d irige a L u n e v ilie otro a flu en ­ después de un furioso com bate, ocu paro n el 10 de
agosto los pasos de B o n h o m m e y S an ta M aría de las
te del M eu rth e, el V ezouse; desde C h ateau -Salin s
M inas, el centro de los V o sgo s, y pen etraron en la
avanza la carretera entre los bosques de C ham peA lsacia. L a situación a los och o o diez días de decla­
n o u x y S a in t P a u l; y desde M etz al S . se encuentra
rada la gu e rra, era que los franceses ejecutaban los
el canal del M osela y el M eu rth e, siendo el terreno
m ovim ien tos avanzados en territo rio alem án , un o al
hasta N an cy llan o y sin obstáculos. P ero , ju n to a los
N. y otro al S . y poseían la parte cen tral de ¡os V o s­
pueblos y aldeas de esta com arca, se en cu en tran a
gos, entre am b as lineas, m ientras q u e los alem anes
intervalos irregu lares unas líneas de altu ras cu ­
se m antenían en los extrem os de los V o sgos y e je c u ­
biertas de bosques, llam adas el G ran C o u ron ée de
taban dos pequeños avan ces sobre las alas francesas,
iNancy, que es donde se había hecho fu erte la d e ­
en Pont-a-M ousson y C irey .
fensa de ios franceses. .\1 N. de estas alturas se alzan
Pero existía una razón para que am bos partidos
otras em in en cias de unos 300 m etros a cada lado del
em
prendieran
estos m ovim ien to s contrapuestos. En
M eu rth e, q u e se extien den hasta N a n cy , a la que ro­
cada
caso,
la
ofen
siva se d irig ía con tra u n a plaza
dean desde el S . hasta u n punto situado al N. E . A l
fuerte.
Los
ataques
alem anes co n tra Pont-a-M ousson
S . los otros segm entos de la circu n feren cia so n lla­
y
la
región
de
C
ire
y
y su posición en la punta N. de
nuras q u e se pierden en el horizonte, con ligeras co­
los
Vosgos
estaban
apoyados
po r las plazas de Metz
lin as de vez en cu an do. E l más im portan te de tales
y
E
strasb
u
rgo,
y
del
m
ism
o
m
odo la in vasió n fran ce­
lugares es la m eseta de A m anee, diez kilóm etros al
sa
en
L
o
ren
a
(entre
M
etz
y
Estrasburgo)
y A lsacia, y
N. E . de la ciu d ad , con los bosques de C h am p en o u x
su
avan
ce
en
las
faldas
d
e
los
V
o
sgo
s,
se
basaban a
y S a n P ab lo detrás, al N, y al S . de C h a tea u -S a lin s,
retaguard ia en T o u l, B elfo rt y E p in a l.
y lu ego , un poco más a! E . en la dirección de L u n eE l prim er cam b io en la dirección de estos m o vi­
v ille y C ire y , los bosques de V itrj-m o n t y P arro y.
m ientos tuvo lu g a r en la frontera, ju n to a C ire y , d o n ­
L o s dos prim eros cuerpos de ejército em peñados
de las fuerzas alem anas q u e la h abian ocupado, asi
en la in vasión de L o ren a fueron bávaros: el regi­
com o las de B acarrat y B ad o n w iller, tu viero n que
m iento bávaro n ú m ero 60, el 99 d e S ave rn a y sus
replegarse hacia E strasb u rgo . No h ub o otro cam bio
cuerpos de reserva, el 299 y otros va rio s de todas las
im portan te hasta el 20 de agosto, cuando el avance
arm as. H abían salido de E strasb u rgo y en trado en
victorioso de los franceses sobre S a a rb u rg recibió un
F ra n c ia por los altos pasos de los V osgo s, entre C i­
desastroso descalabro ante el gran cam po m ilitar del
rey y B acarrai, avanzando luego a lo largo de los tres
M ortagne, en el cu al lu gar los alem an es reunieron
valles que cond u cen a L u n e v ilie y el gru p o de pue­
fuerzas
m u y su periores. L o s franceses tu viero n que
blos que le rod ean. E l tercer cu erpo , com puesto
repasar
la fron tera. Debe agregarse, sin em bargo,
tam bién de bávaros, con a rtille ría pesada y algu n a
q
u
e
habían
padecido m uchas bajas y que detuvieron
cab allería pru siana, form ada por u h lan os y corace­
su
h
u
id
a
y
restablecieron
cierto orden en las tropas,
ros blancos de la G u a rd ia , llegó de S a a rb u rg y m ar­
tan
pronto
com
o
fueron
apoyados
por la artillería
ch ó por C bateau S aiin s, trabando u n a serie de san ­
francesa
y
los
cuerpos
frescos
de
reserva.
Pero el
grientos com bates con los franceses en u n segundo
avan ce fran cés había term in ad o . T o d a s las co rrien ­
gru p o de pueblos q u e se encuentran alrededor del
tes seguían ahora el m ism o cam in o ; hacia N ancy,
bosque d e C h am p en o u x, C asi al m ism o tiem po, una
Ayuntamiento de Madrid
2«
excepto en el extrem o S , frente a B elfort. L o s co m ­
bates tuvieron el carácter de u n severo encuentro de
retaguardia, de la m ism a m anera que se verificó
cuando las tropas aliad as se retiraron de B élgica, y
el ejército del general C astelnau se replegó a la po­
sición m arcada por el M eu rth e al S . de L u n e v ille , el
canal del M a m e y el río S e ille , y luego retrocedió
todavía m ás al v a lle del M ortagne y a un frente que
se extendía al N. en la m ism ad irecció n . h astaC h am -
parte de ellas fué despachada al N ., donde su nece­
sidad era perentoria.
S ea exacta o no esta hipótesis, lo cierto es que el
peso de la defensa de N an cy recayó principalm en te
sobre las gu arn icion es de T o u l y N an cy, y que estas
tropas, au n q u e m u y inferiores en n ú m ero a las ene­
m igas, justificaron b rillan tem en te la confianza en
ellas depositada. En su retirada al G ra n C o u ron eé,
las retaguardias francesas estuvieron con tin u am en te
Plano de los combates de Nancy
penoux. D etrás de la línea, que prácticam ente coin­
cide con el gran C ou ron n ée de N ancy, los alem anes
no llegaron a poner su planta.
A u n q u e la d istan cia de M ortagne a C h am p en o u x
es sólo de unos 32 kilóm etros, el avan ce de los ale­
m anes fué m u y ráp id o al p rin cip io . Esto tal vez se
debió a que por este tiem po habían sido reducidos
los contingentes franceses de la frontera del E , Antes
de la gu e rra, se con centró un gran ejército en el E .,
sin duda creyéndose que la p rin cip al invasión alem a­
na tendría lu g a r por la frontera de L o ren a, au n q u e
ya la violación d é la n eutralidad de B élgica había si­
do prevista por m uchos escritores m ilitares, C u an d o
se levan tó el telón, u n a parte de este ejército se em ­
peñó en la invasión de L o ren a. P ero cuando fracasó
la in vasión se consideró que no eran m enester u n ta s
fuerzas para m antenerse a la defen siva y una gran
en contacto con los alem an es, y tuvieron que retro­
ceder sin cesar de com batir, a una velocidad casi in ­
com patible con el buen orden que ha de con servar
un ejército en retirada. T r e s días después de su vic­
to ria en el M ortagn e, el p rim er ejército alem án ha­
bía rcocupado C ire y y B ad o n w iller. bom bardeado y
ocupado B lam o n t, entre C ire y y L u n e v ille , destruido
com pletam ente el fuerte de M an o n vilier, y entrado
en e! m ism o L u n e v ille . A l m ism o tiem po, o dos o
tres días después, el segundo ejército (único q u e c ru ­
zó los V o sgos más ai S .) o cu p ó S a in t Dié y R a o n 1‘ E tape sobre el M eu rth e. y R a m b erv illc rs y B erb év ille r sobre el M ortagn e, reuniéndose con el prim er
ejército en L u n e v ille ; el tercer ejército h ab ía com en ­
zado su ataque a C h am p en o u x y lo s pu eb lo s in m e­
diatos, el 22 de agosto, y las tropas de M etz coopera­
ban tratando de g a n ar A m an ee por el N.
Ayuntamiento de Madrid
29
E l en em igo ejecutaba hábilm ente sus m o vim ien ­
tos y conduciéndose com o buen ejército. E l p rin c i­
pal ataqu e se redujo a dos líneas, desde L u n e v ilie y
C h am p en o u x. L u n e v ilie fué sacrificado por los fran ­
ceses, com o uno sacrifica en el ajedrez la torre para
salvar la rein a: N ancy era la reina de L o ren a.
L o s generales C astelnau y P au ju garo n bien y al
term in ar la partida yacían lO. ooo m uertos alem anes
en los cam pos y bosques de L u n e v ilie (parcialm ente
incendiado por los alem anes y bom bardeado po r los
franceses) y otros 20.000 entre N ancy y C h a m p e­
n ou x. E l fi de septiem b re, el em perador alem án hizo
una ú ltim a desesperada tentativa para co n q u istar la
victo ria, ord en and o a sus famosos coraceros blancos
de la G u a rd ia Im perial que asaltaran el fuerte de
A m an ee, el cual con su artille ria h ab ía hecho más
por ios franceses que las tropas de cam pañ a. No con ­
sigu ió su propósito, y después del débil bom bardeo de
N an cy en la noche del 9 de septiem b re, los alem anes
fueron batidos y su pieron que sim u ltán eam en te ha­
bían perdido la batalla del M arn e. A si, m ientras sus
tropas de aq u ella parte del frente retrocedían sobre
el A isn e, el asaltante de N an cy se pron u n ció en ple­
na retirada. E l 12 de septiem bre, después de una
ocupación de tres sem anas de L u n e v ilie , fué evacua­
da esta ciudad, y todas las tuerzas de aquel sector re­
trocedieron hacia la fron tera, qued an d o lib res casi
todas las ciudades y pueblos de L o ren a.
(De T h e Tim es)
CRÓNICA MILITAR
I.
Napoleón
y
la guerra actual.— 11. Vacilación en el plan de campaña de los rusos. 111. La ofensiva do los aliados en
Francia y Flandes.—IV. La situación el 26 de diciembre
I.— N a p o le ó n y l a g u e r r a a c t u a l
C on m otivo de la paralización de las operacion es
en el teatro occidental, de las alternativas de la ca m ­
paña en G a lizia y en S erb ia y de las pausas que se
observan entre las batallas libradas en Polo n ia, se ha
puesto de m oda com parar las cam pañas n ap o leó n i­
cas con la presente. C la ro es que de la com paración
salen m alparados les generales de nuestros d ías, llá­
m ense alem anes, in gleses, rusos o franceses, L a s crí­
ticas m ás severas contra los cau d illos de ah o ra se re­
fieren a la poca activid ad de sus m ovim ien to s y m a­
niob ras, tan diferentes de aquellos otros, resueltos,
im previstos y contundentes, que caracterizaban la
ofensiva napoleónica.
Parte de razón h ay en estas críticas, q u e, sin e m ­
bargo,, en el fondo carecen de fundam ento.
P o r de pron to, es im p rud en te tom ar la figura de
.Napoleón com o patrón para a q u ilatar el m érito de
nin gú n g en eral, porque aquel capitán fué u n a ex­
cepción de la h istoria, un ge n io ex traord in ario con
el que sólo pueden rivalizar A le ja n d ro , A n n íb al y
C ésar; y si el nú m ero de estas extraord in arias figuras
de la gu erra se reduce a cu atro desde los m ás rem otos
tiem pos de la an tigü ed ad , no hay derecho a re­
bajar a los generales de nuestro.s días porqu e no lle­
gan a ¡a altu ra de a q u ello s otros. Los gen ios ap are­
cen m u y de lard ee n tarde, y .son verdaderos fen ó ­
m enos de la h um anidad, .sin que se les deba tom ar
com o térm in os de com paración.
I’ rescindiendo de este aspecto de la cu estió n , o l­
vidan los que no dejan caer de sus labios el nom bre
de N apoleón, m u ch as circu n stan cias que com pendiadam ente resu m iré.
•Napoleón no fué un gen io para sus co n tem porá­
neos. T o d o s le d ip u taron gran g en eral, pero sin re­
conocer en él un hom bre de sobresaliente relieve y
de u na capacidad ge n ial; sus m ism os tenientes, los
m ariscales del Im perio, distaban m ucho de tener del
E m p e rad o r el concepto que nosotros hem os form a­
do, H asta bastante después de la m uerte del glo rio so
corso en S an ta E le n a, los historiadores m ilitares,
calm adas las pasiones y los rencores despertados por
tantos años de gu e rra, no com enzaron a hacerle la
ju.sticta que se m erecía; y a m edida que los años
trascurrieron se fué agigan tando su figura hasta lle­
g a r a revestir sus verdaderas proporciones.
E l m érito de .Napoleón, con ser extraordinario,
no reside tanto en la clarid ad de concepción y la
en ergía y vig o r de la ejecu ció n , com o en la origin a­
lidad de su p rin cip io capital, el que le sirvió para
resolver las cam pañas desde el doble punto de vísta
estratégico y táctico: el p rin cip io de la m asa, de la
su perioridad de fuerzas en el punto d ecisivo. Este
p rin cipio ha sido conocido en todos ¡os tiem pos, y
aplicado por todos los buenos gen erales, pero sólo a
io s gen ios les ha sido dado em p learlo en toda su pu­
reza y poner al servicio del m ism o los elem entos que
les facilitab a la época en que floreciero n . E n ésto es­
triba la o rig in alid ad . S i C ésar en las G a lias se valió
de la fortificación de cam pañ a para co n segu ir la su ­
perioridad en -u n lu g a r determ in ad o ; si A n n ib al se
sirvió de la cab allería y de la in fan tería ligera para
ocu ltar la con cen tración y la acom etida de su masa
p rin cip a l; si A lejan d ro su p o en treten er con débiles
fuerzas al ad versario m ientras desarrollaba sus m a­
n iobras en volven tes; y si N apoleón no vacilaba en sa­
crificar algun os cu erpo s ante tropas su periores, para
re u n ir el m ayor golpe de soldados en los puntos de­
cisivo s. tam bién lo s ca u d illo s de segun d o orden,
G u stavo A d o lfo , el G ran C ap itán , el d u q u e de .Alba,
F ed erico , T u re n a , hicieron lo m ism o, con la dife­
rencia capital de que los verdaderos gen ios e.xtendieron el p rin cipio de la su perio ridad al terreno de la
estrategia y en el de la táctica lo lle va ro n a su lím ite
extrem o.
^
P o r otros procedim ientos, este m étodo es el pre­
conizado y constantem ente aplicado por los alem a­
nes desde 1 H64 acá, y seguido luego con carácter ge­
neral por los dem ás ejércitos del m u n d o , au n q u e no
con aq u ella valen tía y a q u e lla seguridad de N apo­
león. Y en la presente gu erra no se h a resuelto de
otra m anera el ch oqu e que dió po r resultado la con­
quista de B élgica y la in vasión de F ran cia , asi como
la derrota de los austriacos en las batallas de Lem berg.
Ayuntamiento de Madrid
30
L a gu erra actual tiene m u y diferentes caracteres
que las napoleónicas. No sería y a posible repetir en
nuestros días las m aniobras del E m p erad o r; en su
tiem po los ejércitos tenían un efectivo relativam ente
débil y no había m edio de repon er pronto las bajas
ni de im p ro visar otras tropas. U na vez derrotado un
ejército de cien m il, de doscientos mil hom bres, que­
daba ven cid o el en em igo y tenía que entregarse a
merced de su adversario, de m anera que la suerte de
las naciones dependía de que la fortuna acom pañ ara
o fuera adversa a un puñado de h om bres. U n a vic­
toria decisiva bastaba para resolver la gu erra, y de
aquí el b rillo y la resooan cia de algun as batallas g a nada.s po r N apoleón. Posteriorm ente, gracias al ser­
vicio obligatorio, no aconteció y a lo m ism o. L a v ic­
toria más esplendorosa de nuestros tiem pos fué la de
Sed án , y sin em bargo ella no acabó la gu e rra; bro­
taron ejércitos franceses y la cam p añ a aún se prolon ­
gó más de cin co meses. A h o ra , ia derrota de un
ejército de m edio m illó n , de u n m illó n de hom bres,
no significa el a n iq u ilam ien to de n in gu n a gran po­
tencia; detrás de aq u ella m asa surge otra m ayo r y
h ay que v o lv e r á com enzar. S e ría m enester que en
un solo cam po de batalla se reun ieran todas ias
fuerzas m ilitares de una nación para que las batallas
actuales m erecieran el n om b re de napoleónicas; pero
com o aun siendo ello posible la extensión del cam po
de batalla m ediría centenares de kilóm etros, tam po­
co cabría que una sola volu ntad y u n a sola energía
im p rim iera u n id ad y d iera efecto sim u ltán eo a los
m ovim ientos de todas las fracciones. L a historia,
sin necesidad de salir de las cam pañas de hace poco
m ás de un siglo, lo con firm a; en la cam pañ a de Ita­
lia, con efectivos de treinta, cuarenta, lo más de
ochenta m i! hom bres, la rapidez, la sorpresa y la
energía resuelven las batallas y estas tienen efectos
inm ediatos y decisivos. E n cam b io, en 18 13 los efec*
tivos son ya mayore.s, y los grandes encuentros no
conducen a una solu ción tan directa ni son tan d e ci-sivos; la gu erra se p rolon ga, com ienza a presentarse
la necesidad de lib ra r m ás de una batalla y la figura
del E m p erad o r, a pesar de h ab er llegado al pináculo
de su genio, no puede ya al>razar todo el cam po de
batalla n i g u ia r con m ano firm e a sus tenientes. Se
in icia la declinación de la g lo ria im p erial, y es ya
patente que un solo h om b re, por grande que sea su
capacidad, no puede abarcarlo todo.
L o m ism o sucede en 18 14 ; con un ejército pe­
qu eñ o, el E m p e rad o r se revuelve con tra sus n u m e­
rosos enem igos y realiza a q u e lla in m ortal cam paña,
acaso la m ejor de todas, de la q u e, sin ser vencido
lácticam en te, sale derrotado y h u m illa d o . Nadie
puede ya d u d ar que a q u e llo es el fracaso de la estra­
tegia n apoleón ica, de aq u ella estrategia cortada a
m edida dei corso in m o rtal, y q u e só lo puede co n d u ­
cir a buenos resultados, a con d ición de q u e el cau ­
d illo se encuentre en todas partes y d irija directa­
m ente los m ovim ientos de su s tropa.s en el tablero
estratégico.
No obstante, perdura largos años ia sugestión y
transcurre m edio siglo sin patentizarse q u e, m ejor
que el gen io casi sobreh um an o de un cau d illo , es la
unidad de d octrina de la corta colectividad de h o m ­
bres escogidos que han de ponerse a la cabeza de los
ejércitos: este es el triu nfo de M o ltke, com pen dio de
los m étodos alem anes: no se fía el éxito al gen io.
cu ya ap arició n sólo depende de D ios, sino a la ins­
tru cció n y adecuada preparación del alto m ando.
E n tiem po de N apoleón, cuando un o de los m a­
riscales se encontraba lejos del E m p erad o r, vacilab a,
se veía perplejo, irresolu to, y a m en ud o se e q u iv o ­
caba; según el m étodo alem án , no se busca u n a in ­
teligen cia soberan a q u e lo presida y lo go b iern e to­
do, sin o la form ación de generales q u e todos pien­
sen de la m ism a m an era, de tal m odo que cada cual
sepa cóm o se co n d u cirá su colega distante de él cen ­
tenares de kilóm etro.s, y q u e la acción se verifiq u e
de la m ism a m an era cu alq u iera que sea q u ien m an ­
de, con in d epend en cia de la personalidad dei jefe.
Esto no es más que u n a adaptación de lo s métodos
napoleónicos a las exigen cias de los tiem pos; aq uella
unidad que el E m p e rad o r q u ería ten er concentrada
en sí m ism o, se distribu ye ahora en varios generales.
S e dice que N apoleón no se h u b iera conducido
com o los alem an es, cuando éstos in terru m piero n su
ofen siva en F ra n c ia para a cu d ir al p elig ro de R u sia ;
pero la h istoria nos dice lo con trario . E n tre la g u e­
rra de E sp añ a y la de R u sia , ei gran jefe de ejército
opta por esta ú ltim a; y al desentenderse de los a su n ­
tos de E spañ a, que a no otra cosa eq u ivale querer
d irigirlo s de lejos, la fo rtu n a h u y e de sus ejércitos
en E sp añ a y es derrotado. P u d o h ab er evacuado la
P en ín su la y reun id o todas sus tropas para llevarlas
al lu g a r q u e estim aba m ás im portante, y en vez de
ob rar así trató de d esarro llar las dos gu erras a un
tiem p o ; el resultado es sabido de todos. E n cam bio,
los alem an es detienen su ofensiva en F ra n c ia , pero
no son derrotados a llí; es verdad que no avanzan,
pero no es m enos cierto que tam poco retroceden; y
entre tanto tratan de reso lver la cam paña en R u sia .
P o r este lado no salen dañados los alem an es de la
com paración.
E n el concepto táctico, la batalla de T a n n en b erg
está a la altu ra de las m ás brillantes victo rias de N a­
poleón. S i los rusos n o h u b ieran dispuesto de reser­
vas de m illo n es de h om bres, el 6 de septiem bre ha­
bría term in ado la cam pañ a, com o después de A u s terliiz la de los tres em peradores. Pero ai m edio m i­
llón de rusos que fu ero n deshechos en la Prusia
orien tal, su ced ió m u y pronto u n a m asa de otros dos
m illones y fué m enester vo lver a batallar; ¿qué h a­
bría pa,sado si después de A u sterlitz, R u sia h ubiera
puesto en cam pañ a, al m es de aq u e lla , cien o dos­
cientos m il hom bres m ás. y otros tantos A ustria?
¿H u b iera llegado a nuestros dias ei n om b re de A u s­
terlitz con el b rillo q u e tiene?
C om párese el teatro de operaciones de la cam pa­
ña de R u sia en tiem po de N apoleón, con el actual,
m u ch o m ayo r y extenso; com párese el efectivo
de las tropas del E m p erad o r, poco m ás de medio
m illó n de h om bres, y el del ejército ru so , bastante
in ferio r, con el de los dos m illon es de austro-alem a­
nes y tres o cu atro m illo n es de m oscovitas de ahora;
recuérdese que las victo rias de aquel cau d illo en su
avance hasta M oscú fueron m enos com pletas que
las de los alem an es en P ru sia y en P olo n ia; pero, sin
em bargo, detrás del ejército que se batía con tra e!
E m p e rad o r no h ab ía nadie, m ientras que ah o ra, des­
pués de u n a m asa deshecha y puesta en dispersión,
aparece u n a segunda y u n a tercera todavía m ás n u ­
m erosa. D e aq u í q u e las consecuencias estratégicas
de las victo rias sean m enores en la presente cam paña,
Ayuntamiento de Madrid
31
F in alm en te, hace un siglo, la im p edim en ta de
los ejércitos no era com parable con la de los actua­
les; sólo por razón del gran consum o de m u n ic io ­
nes, consecuencia de las arm as de tiro rápido , se
necesita un nú m ero de carru ajes in m en so y la orga­
nización de enorm es convoyes, cuyos m ovim ien tos,
siem pre lentos, quitan libertad a las m an io b ras de
las tropas. Y el abastecim iento de un ejército de m i­
llones de soldados es u n problem a d ificilísim o . Por
la pequeflez de los ejércitos, por no ser éstos p ro p ia­
m ente la nación en arm as y por la naturaleza m ism a
de ias guerras, n i se despoblaban hace un sig lo los
países, n i era im p osib le v iv ir sobre el país; ah o ra es
otra cosa m u y diferente; ias com arcas q u e in vade el
enem igo quedan desiertas, m uertas, sin recu rso s ni
brazos; todo o casi todo hay que trasportarlo desde
m u y lejos y ello exige tiem po y se opone a los m o­
vim ientos rápidos, que es lo m ism o q u e aconteció
hace un sig lo con aquellos países, E sp añ a y R u sia,
cu yos habitantes se lanzaron a la gu erra o abando­
naron sus hogares.
P o r con siguien te, no hay m otivo para sacar tanto
a re lu c ir la grandiosa figura de N apoleón; la com pa­
ración no cabe, n i puede hacerse en un m ism o p la­
no. S i v iv ie ra N apoleón, no se co n d u ciría en la ac­
tualidad com o en la época en q u e floreció; cóm o
ob raría, lo ig n o ro , y lo ign oran todos, porqu e para
.saberlo se necesitaría ser un gen io com o él.
II, —V a c ila c ió n en el p la n d e c a m p a ñ a de
lo s r u s o s
R ecord and o a grandes rasgos los caracteres sa­
lientes de las m an iobras estratégicas desarrolladas en
los dos teatros de la gu erra, se ad vierte enseguida
que al presentarse una situación crítica que no po­
día afrontarse en buenas condiciones, el com andante
en jefe, fuera alem án o francés, no vaciló en dar la
orden de retirada y p rosigu ió el retroceso hasta o cu ­
par u na p osición que le sustrajera a los golpes del
enem igo.
D espués de C h arlero i y de los in fru ctu o so s con ­
traataques de los aliad os en las jorn ad as del 25 al 28
de agosto, el general Jo ffre dispone la retirada gene­
ral, y no se detiene en el A isn e, n i .siquiera en el
M am e, sin o que ord ena alcanzar Ja línea del
S en a. L o s alem anes, a su vez. cu an do se en cu en ­
tran ante tuerzas su periores no vacilan en retroceder
y ab andon an parte del terreno co n qu istado , ha­
ciendo alto en las posiciones del A isn e, preparadas
de antem ano para ejecu tar u n a vigorosa defensiva.
En el teatro del Este, cu an do H in d en b u rg a la vista
de V arso via com pren d e que u na m asa en em iga m u ­
cho m ás fuerte q u e su ejército propio va a to m ar la
ofen siva, cam bia radicalm ente la d irección de m ar­
cha y a toda prisa retrocede hacia el O .; no busca en
P o lo n ia lugares donde hacerse fuerte y detener el
avance d e los rusos, sin o q u e lo q u e pretende y co n si­
gue es ponerse fu era del alcance de su en em igo para
tener tiem po de recib ir refuerzos y adoptar las disp o­
siciones más en arm on ía con las circu n stan cias; en
el V a rta, cuando y a s e ha perdido el contacto con las
van gu ard ias rusas se detiene por fin, v de a llí parte
para su segun d a ofensiva enérgica y resuelta.
Hasta en el m ism o cam po austriaco, cu yo alto
m an do no está in d iscu tib lem en te a la altu ra del ale­
m án. se aban don a sin titu b ear la G a lizia p rim ero, y
m ás tarde se evacú a S erb ia , pese a Jas ventajas con ­
seguidas hasta entonces. C ab alm en te estas resolucio­
nes, que revisten la fo rm a de retiradas, son las más
d ifíciles de tom ar y las que m ás acreditan la fuerza
m oral de un ejército y la confianza del m ando en sí
m ism o, porqu e se enderezan a fines decisivos y no
a éxitos parciales, sin n in g u n a in flu en cia en el resul­
tado general de las operaciones.
L o s rusos no han obrado de esta m anera. D eshe­
cho el ejército del N arev en la batalla de T a n n en b erg ,
todavía titubea R e n n e n k a m p f antes de em pren d er la
retirada; y las van gu ardias de H in d en b u rg tienen
tiem po de atacarle de flanco y o b lig arle a ejecutar
por la fuerza lo q u e de buen grado no h ubiera ten i­
do trascendencia funesta sobre los m oskovitas. R etro ­
cede H in d en b u rg desde la lín ea de! V ístu la al V arta,
en el m es de octubre, y los rusos, au n q u e todavía no
han reunido todas sus fuerzas del ejército del cen­
tro en la P o lo n ia , siguen en pos de él; son derrota­
dos en K.0I0 y K.onin, p rim ero, y en seguida en V r o claviecz. .Al m ism o tiem po aparece ya el peligro que
va a am enazarles por el S .. o sea el avan ce de los aus­
tro-alem anes en la región de C zen stochova, pero lo
desprecian y entablan u n a tercera batalla, en K u tn o ,
tan desfavorable para ellos com o las dos prim eras,
No han escarm entado todavía, y de nu evo se sostie­
nen en el frente de L o v icz Lo d z; la cuarta derrota
tiene lu g a r en Lo d z; es desbordada la izq u ierd a rusa
por los austro alem an es, pero e! ala derecha sigue
m anteniéndose en L o vicz hasta q u e la q u in ta derro­
ta les obliga a ceder en toda la lín ea. Y entonces vie­
ne la retirada gen eral hacia ei V ístu la , en busca del
apoyo de los fuertes destacados de V arso via y de las
defensas alzadas en aquel río.
E s im posible que la cohesión y la m oral del ejér­
cito ruso sean las m ism as ahora, después de tantas
batallas desgraciadas, cuando y a el adversario ha ad ­
q u irid o una su perio ridad m arcada, que lo fueran si
volu ntariam en te se replegaran a la fortísim a línea
del V ístu la después de K.0J0 o por lo m enos com o
consecuencia de la batalla de K u tn o , E l soldado que
.se ha acostum brado a ser v en cid o por su adversario,
a d q u iere el peor de los hábitos, y antes de v o lv er a
en trar en fuego está derrotado m oralm en te. S ería
m enester que llegasen copiosísim os refuerzos y que
cam biara el alto m an do para que se perdiera por
com pleto la depresión m oral que ha de o b rar sobre
los espíritus. E s verdad q u e entre todos los ejércitos
europeos el ruso es el que puede resistir m ás tiem po,
sin descom ponerse, los golpes aciagos de la suerte;
pero de todos m odos se resiente, y m ás q u e el solda­
do es el oficial el que se siente qu ebran tad o y sin en er­
gías para lo grar la victoria en u n a n u eva batalla.
En el plan de cam pañ a de los rusos se observa,
adem ás, un erro r q u e les puede costar caro. L o s ale­
m anes no creen en el p elig ro ru so , ai estallar la g u e­
rra ; ignoran que el en em igo está preparado, y se re­
sisten a a b rir los ojos a pesar del avance de los inoskovitas en P ru sia orien tal y G a liz ia , hasta que la ver­
dad a d q u iere proporciones abru m ad oras. Entonces
no titubean ; h ay que afro n tar el p elig ro m ás u rgen ­
te, y aplazar el ob jetivo más cod iciad o; la derrota de
los ingleses. S e suspende ia o fen siva en F ra n c ia y la
masa p rin cip al de tropas se d irige a R u sia . E s pro­
bable que si el cuartel general h u b iera previsto las
Ayuntamiento de Madrid
33
esp lén d id as victorias de H in d en b u rg. que co n ju ra­
ron la invasión de A lem an ia, no se m odificara el
plan trazado in icialm e n te; pero cu an do se recibió la
noticia de aquellos b rillantes hechos de arm as, ya
estaban los refuerzos en cam in o h acia el E ste. Los
austriacos, a su vez, ven con clarid ad , o .se lo hacen
ver sus aliados, que de la cam pañ a en P o lo n ia de­
pende el resultado de la g u e rra en G a lizia , y eva­
cúan esta ú ltim a p ro vin cia, abandon án dola a los ho­
rrores de la in vasión . Pero los ru sos, en su segunda
cam pañ a, la em p ren d id a en octu b re, tornan a in ­
c u rrir en el m ism o erro r de la p rim era: dejan a un
lado a los alem anes y vu elven sus arm as con tra los
austriacos, facilitan d o la afo rtu n ad a o fen siva de von
H in d en b u rg. S i d efin itivam en te son vencidos en Po­
lonia, de nada les habrá servid o reso lver victoriosa­
m ente la cam pañ a en G a lizia y fracasará, sin necesi­
dad de q u e los austriacos disparen un tiro , la nueva
tentativa de in vasió n de H u n g ría . S e han em peñado
en tom ar com o ob jetivo p rin cip al lo q u e sólo es se­
cu n d ario, y ya es d ifícil que puedan reparar esta
equ ivocación.
No h ay q u e o lv id a r que en esta gu erra un o de los
hechos m ás salientes es la gran rapidez, verdadera­
m ente extrao rd in aria, con q u e los alem anes trasla­
dan sus m asas de u n punto a otro, por alejados que
entre sí estén los dos, y en la L ith u a n ia , al N. y en
el sector de S a n d o m ir, al S ,, h ay excelentes cam pos
d ond e desenvolverse u na in iciativa estratégica. A la
in iciativa rusa contra los austriacos, han opuesto
estos el vacío, m ien tras que a la in iciativa de Jos ale­
m anes han contestado los rusos presentándoles fuer­
zas mal colocadas y dispuestas con prisas y con a rre ­
glo a los ap rem ios del m om ento. E n estas co n d icio ­
nes, la su perio ridad n u m érica y el peso de la masa
tienen la m en or im p ortan cia posible. G racias pue­
den d ar a los hielos q u e cu b ren aq u ella regió n , difi­
cu ltan do los abastecim ientos, los vivaq u es y las mar­
chas, porque esta m ism a cam pañ a, desarrollada tres
meses antes, h ab ría term in ad o ya.
I IL — L a o fe n s iv a d e lo s a lia d o s en F r a n c ia
y F ia n d e s
C om o in d iq u é en otra crón ica, los aliados han
acabado por reconocer q u e efectivam ente han asu­
m ido la ofensiva y que se proponen a rro jar de F ra n ­
cia, o por lo menos de la región N .O ., al enem igo. L a
acción se efectúa más enérgicam en te desde A rras al
m ar, pero los ataques m enudean en toda la línea.
Precedió, com o tanteo y para lla m a r la atención del
ad versario h a d a otro punto, u na tím ida o fen siva en
A lsacia; pero com o los alem anes les rechazaran v io ­
lentam ente, no se ocu ltó ya el m ovim ien to p rin ci­
pal. L en tam en te, m u y lentam ente, los aliad os han
con segu ido ad elan tar alg o , a u n q u e la situación exa­
m in ada en co n ju n to apenas se ha m odificado; el in ­
vasor, a poco que la ocasión le favorezca, p ro n u n cia
contraataques y ha llegad o a ga n ar terreno en varios
lu gares. M u y bien atrin ch erados los alem an es y con
las baterías en posiciones dom inantes y cruzando sus
fuegos, necesariam ente los avan ces d é lo s aliad os han
de costarles m u ch as bajas, y es dudoso que cuando
llegu e el m om ento de ejecu ta r el esfuerzo decisivo,
conserven todavía en ergía suficien te o dispongan de
los refuerzos necesarios. L a m ism a pregu n ta cabría
fo rm u lar si fueran los a lem an es los que atacaran.
S i la b ata lla se d esarrolla con tanta len titu d com o
hasta ah o ra, o bien suspenderán los aliad os su ofen­
siv a , o bien ésta acabará por trocarse en defensiva.
M ien tras los alem an es no term in en victoriosam en te
su acción con tra R u sia , no h a d e a b rig a r dem asiados
tem ores el general Jo ffre , pero si aq uello s consiguen
un éxito d ecisivo, tal vez se arrepien ta el ge n era lí­
sim o francés de no haber aprovechado para in iciar
un ataque resuelto los meses de octubre y n o viem ­
bre, que han utilizado los invasores para atrin ch e­
rarse só lidam en te y preparar todo el terreno in m e ­
diatam ente po sterior para u n a defensa paso a paso.
I V . — L a s itu a c ió n el 26 d e d ic ie m b r e
E l ataque de los aliados ha sido gen eral en toda
la lín ea, pero el m ayor esiuerzo se em pren d ió desde
el S o m m e al N . E n los prim eros días co n siguie­
ron algun as ven tajas pero apenas puestos en claro
los verdaderos propósitos del atacan te, sobrevi­
no, lo m ism o que en octubre y n o viem bre, la
contraofensiva ale m a n a, y la situación c o n tin ú a la
m ism a que hace un m es; en unos puntos la lin ea ale­
m ana ha avanzado unos centenares de metros y en
otros ha retrocedido otro tanto. E l hecho m ás digno
de m ención es que los alem an es evacuaron Ja orilJa
izq u ierd a del canal del Iser, cu ya posesión en peque­
ña parte costó ríos de san gre a ios dos ejércitos hace
poco m ás de un mes. Esta con traofen siva se ha
ejecu tado por m edio de las reservas, cu ya acción ha
sido tan vigoro sa que el atacante ha paralizado sus
asaltos en casi toda la lin ea y ha vu elto , en gen eral,
a to m ar una actitud defensiva. S e ig n o ra s ! se re a n u ­
darán o no los ataques; éstos han debido ser m uy
enérgicos en F ian d es, p o rq u e los aliad os, al ser recha*
zados, han perdido un n ú m ero de prisioneros re la ti­
vam en te gran de, com parado sobre todo, con los es­
casos que dejaron en m anos de los alem anes desde el
i 5 de octu b re: unos tres mil.
E n la P ru sia o rien tal, ha sido rep elid a una n u e ­
v a ten tativa de ataque em pren d ida por los rusos, con
escasas fuerzas. L o s alem an es, que tam bién son po­
cos, se han lim itado a efectu ar una corta persecu­
ció n . M ás al S -, las tropas alem anas de la región de
M law a, que h abían repasado la Frontera, han vuelto
a en trar en territorio ruso, y aum en tan su frente de
d espliegu e.
E n P o lo n ia, L o v ic z ha sido conquistado po r los
alem an es, y los rusos se han replegado a u n a lín ea,
form ada por los ríos B zura y R a w k a , distante unos
45 kilóm eíros de V arso vía. L o s austro-alem anes,
por el S ., han em pu jad o la izquierda rusa, o b lig án ­
dola a evacu ar P iotrkov y la región m erid ion al, y lle­
van d o su Irente a unos 5 o k ilóm etros de C raco via.
E sta n u eva derrota de los rusos, en toda la lín ea de
P o lo n ia, ab re u n a n u eva situación estratégica, que
por estar en pleno desarrollo es prudente no exam i­
n ar hasta que se despeje.
E n G a lizia , tam poco han sido más afortu n ados
los m oskovitas. L o s austriacos los han rechazado de
lo s C árp atos y en la región occidental han obtenido
ventajas de consideración. L o m ism o ha sucedido
en la B u k o v in a , donde los austriacos han tom ado de
n u evo la ofensiva,
J u a n A v il e s
TenieiUe Coronel de ingenieros
27 de diciem bi-e d e 1(714.
/na». C astillo.— ArWau, 177.
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