LA GUERRA EUROPEA NUMERO 2 7 . — BARCELONA 31 DE DICIEM BRE DE I9 I4 Los cazadores alpinos franceses en un combate en ios Vosgos. i Dibujo de F r. Bergen) TOMO I I Ayuntamiento de Madrid CRÓNICA INTERNACIONAL I. Importancia de la flota británica.—II. La actitud de Italia I.—Im p o r t a n c ia de la flo ta b r it á n ic a E l bom bardeo de vario s puertos ingleses por los barcos alem anes, las ten tativas de ataque a D over, las constantes am enazas de los su b m arin o s, no tie­ nen otro objeto n i responden a otro propósito que al de provocar la salid a de los acorazados británico.s para que caigan bajo la acción de los subm arin os, acaso de Jos d irig ib les y posiblem ente de los barcos de com bate de los alem anes. P ero Inglaterra aún no ha en viad o un solo acorazado al m ar del Norte. El .\lm iran tazgo gu ard a sus m ejores unidades, y a u n ­ q u e la opinión p ú b lica se im paciente de vez en cuando, persiste en su p lan . ¿C u á l es éste? E l más sen cillo: q u e la flota exista, que no desaparezca Nada im porta ga n ar batallas navales, lo esencial, lo vitalísim o es tener lo s barcos. En efecto, m ientras no desaparezca la e,scuadra británica, In glaterra no será vencida defin itivam en ­ te, a u n q u e su s ejércitos sean destruidos y F ran c ia y R u sia queden aplastadas; las islas quedarán a cu­ bierto de un de.sembarco y el com ercio britán ico se ­ g u irá desarrollándose lib rem en te y la m etrópoli con ­ tin u ará recibiend o los artícu lo s de prim era necesi­ dad que le hacen falta; entre tanto, la ru in a co m er­ cial y econ óm ica de A le m a n ia se irá acen tu an d o . S i la destrucción de toda la flota alem an a se com prara ai precio de la m itad de la británica, In glaterra ha­ bría perdido su su prem acía m arítim a, q u ed aría de­ trás de Jos Estados U nidos y del Ja p ó n , acaso de la m ism a F ra n c ia y su im p ortan cia m u n d ial relegada a segundo térm in o; g an aría esta gu e rra, pero perde­ ría la sigu iente. Y la d estru cción de la flota alem ana no colocaría a esta ú ltim a potencia en peores co n d i­ ciones de las que ahora se encu en tra, porqu e tendría exactam ente las m ism as probabilidades q u e en la actualidad de ve n cer a F ra n c ia y R u sia y le qu ed a­ ría siem pre abierto el cam in o de E gip to y la India a través de T u rq u ía y Persia. E s d ecir, que arries­ gan d o su escuadra en u na batalla n aval, Inglaterra se expon d ría a perder m u ch o y gan ar m u y poco, al paso que A le m a n ia com prom etería poco y podría obtener lo más. Esta teoría no es n u eva : de m u y an tigu o ha sido proh ijada en la G ra n B retañ a por personalidades navales de gran relieve, y ha sido objeto de num e­ rosos lib ros y a rtícu lo s; es el problem a de la «flota en existencia», com o dicen en aquel país. A lem an ia lo sabe, y por eso se aven tu ra con sus barcos lejos de las bases navales, persigu ien d o un ob jetivo secun­ dario, pero no despreciable; llevan do la a larm a di­ rectam ente al país enem igo, siem b ra ferm entos de descontento y paraliza el alistam ien to volu ntario. Q ue conoce el plan de su en em igo lo dem uestra el hecho de haberse su sp en dido las operaciones contra E gip to y la India, hasta que los oficiales alem anes especialm ente nom b rados para d irig ir tales opera­ ciones hayan puesto en orden y preparado el avance y la acción de las tropas turcas; no im porta que las operaciones tengan que aplazarse; lo im portan te es que cuando se em prendan tengan probabilidades de éxito . L a g u e rra v a a ser larg a y no h ay que apresu ­ rarse y com prom eter el resultado. P ero In glaterra, que no desconoce cuáles son sus puntos débiles— el canal de S u e z y la In d ia,— se es­ fuerza en adelan tarse a la acción de su s enem igos; y a este efecto ha en viad o sus barcos del m ar In dico, con tropas blancas e in d ígen as, a que desem bar­ quen en las bocas del T ig r is y se intern en tierra adentro, ocupen los puntos im portantes y los cam i­ nos del desierto del T it h , en la A rab ia, y tom en po­ siciones en las dos o rillas del m ar R o jo ; al m ism o tiem po, h a m ovido tropas en las fronteras del A fg a­ nistán. Son tan ju iciosas estas m edidas y tan opor­ tunas, que acaso se arrepien ta A lem an ia de haber provocado antes de tiem po la in terven ció n de T u r ­ q u ía; h u b iera sido preferible agu ard ar a la prim a­ vera, y entre tanto co m pletar los preparativos contra E gip to y la In dia, q u e según se h a visto están m uy atrasados. IL — L a a c t it u d d e I t a lia L a s declaraciones de S alan d ra fueron acogidas con el m ayo r en tu siasm o en F ran c ia e In glaterra, y con notoria desconfianza en A u stria y A lem an ia; pero, n o o b s ta n te .n o q u isim o s ocuparnos en ellas porque estábam os convencidos de que se las a tri­ buía un alcan ce de que carecían ; calm adas las pasio­ nes de los p rim ero s días los hechos han vuelto a darnos la razón. N o som os, desgraciadam ente, n o v i­ cios en m aterias in tern acion ales, y lo s años nos han dado seren idad y reflexión para no dejarn os im p re­ sio n ar po r las palabras y atenernos sólo a los in te­ reses de los pueblos, S e ha d ich o que Italia (debió su un idad a F r a n ­ cia; esto es verdad só lo en parte; N apoleón III fué un paladín resuelto del poder tem poral del Papado, y gracias a la derrota de 1870, aprovechada por los unionistas italian o s, pudo verificarse el asalto de R o m a y la form ación del rein o italiano. Italia sabe perfectam ente que aun cuando en el T re n tin o y en T rie ste la masa de la población tiene arraigados los sen tim ien tos italian os, su s co n ven ien ­ cias e intere.ses la llevan al lado de A u stria, de modo que no con taría con el apoyo de Ja población, al co n trario de lo q u e im agin an Jos que ven las cosas con arreg lo a sen tim en talism os hueros o a sus pro­ pios deseos, P o r o tra parte, la frontera austríaca es de fácil defensa y ha sido testigo en 1859 y 1866 de la derrota de las tropas italian as po r los austríacos. Italia es la nación del m u n do q u e m ejo r conoce la verdadera potencia del ejército alem án , y sabe que cien m il alem an es, solam ente, al lado d é lo s austria­ cos podrían co n ten er largo tiem po a una masa de m ás de m edio m illó n de hom bres. Italia aún no se h a repuesto de los q u eb ran tos que le ocasionó la cam pañ a en L ib ia , y dista m ucho de h aber asegu­ Ayuntamiento de Madrid 19 rado la con qu ista de tan extenso territo rio ; su situ a­ ción a llí es todavía bastante p recaria y T u r q u ía fá­ cilm en te provocaría otro alzam ien to, ob ligan d o al G o b iern o de R o m a a en v ia r nu m erosas tropas y rea­ lizar in m en sos gastos. Italia v iv e en gran parte de la em igración , no sólo a A m érica , sin o a todos los paí­ ses de E u ro p a, y le consta que el día q u e se le cie­ rren las pu ertas a sus h ijo s más a llá de las fronteras, entrará en u n a crisis d ifíc il de resolver. Y , fin al­ m ente, Italia sabe que su po rven ir no está en T r ie s ­ te, q u e la con qu ista de este puerto d a ría lu g a r a otra gu erra en plazo m ás o m enos breve, porqu e A u stria jam ás se resign aría a perder u na buena salid a en el A driático, m ientras q u e en las costas de A lb a n ia , en los m ares del E geo , en la m ism a A sia m en o r, y so­ bre todo en el litoral del M ed iterrán eo, está el fun­ dam ento m ás sólid o de su fu tu ra grandeza. ¿Q ué va a ga n ar Italia con aliarse con F ra n c ia , R u sia e In glaterra? L a an exión del T re n tin o q u ed a­ ría m ás que com pensada con la pérdida para siem ­ pre de su situación excelente y ventajosa en el M e­ diterráneo, dom inad o a su antojo por F ra n c ia ; y sabido es q u e la v id a de las naciones se fun da en la exportación, es d ecir, en abrirse m ercados, y d isp o ­ ner, po r lo tanto, de colonias y posesiones al otro lado de los m ares, en este caso el M ed iterrán eo. C on Egipto inglés, la A rg e lia francesa, acaso R u s ia en C o n stan lin op la, ¿q u é podría prom eterse Italia? Ha­ bría sonado la hora de su d eclin ació n , porqu e ni siq u iera posee a q u e lla p en ín su la, com o E sp añ a, a m ­ plia salid a al A tlá n tic o , E s u n a P o ten cia in te rio r, y no es hacia el in terio r, sin o hacia fuera, a donde debe d irig ir sus m iras. G racias a la alian za con A ustria, Italia ha podido con servar una situación relativam en te prepon de­ rante en el M ed iterrán eo, y m erced al ap o yo d e A le ­ m ania pudo efectu ar la an exión de T rip o lita n ia . E l m ar, el com ercio m arítim o ha o rig in ad o la presente gu erra; ¿v a a ser Italia tan ciega q u e vo lu n ta ria ­ m ente ceda las ventajas dim anantes de su situación en el M ed iterráneo, en m anos d e F ran c ia e In g la ­ terra? Pero tam poco Italia se expon d rá a perder m u ch o y gan ar poco desenvainand o la espada al lad o de A lem an ia y de A u stria. S e en cu en tra en u n a posi­ ción in m ejo rab le, y no ren u n ciará a las ventajas que le ofrece. M anten ien d o su n eu tralidad y co n servan ­ do in cólu m es sus elem entos m ilitares y navales, cuando la g u e rra finalice, la im p ortan cia de Italia será in fin itam ente m ayor que hasta a q u í; nadie en E u ro p a podrá oponérsele; pesará d ecisivam en te en la balanza intern acion al, y podrá realizar con des­ em barazo y con u n a exposición m ín im a su s p ro y e c ­ tos de expansión y d e en gran d ecim ien to. L e bastará con am en azar, para q u e todos, lo m ism o io s a lem a­ nes y sus aliad os que los ingleses y los su yo s, cedan y la dejen las m anos lib res. ¿Q ué m ás puede pedir ni a m b icio n a r nación alguna? L o s políticos italian o s poseen u na cu alid ad in a ­ preciable, ú n ica en los pueblos latinos, y aun en otros q u e no lo son : su política es exclu sivam en te italiana y basada ú n icam en te en los intereses del país. T o d o lo dem ás se queda a un lad o y no figura para n ada en las resoluciones d el P oder, P o r co n sig u ien te, dejen nuestros germ an ófilos y francófilos de in terp retar las palabras de Saian d ra com o favorables a las potencias objeto de su s parti­ cu lares sim patías; vean escuetam ente en ellas una ad m irab le lección q u e es tristísim o no sepam os apren d er en E sp añ a: las sim patías a las naciones e x ­ tran jeras no han de ser ei m ó vil de nuestra con d u c­ ta, n i nos hem os de d ejar lle v a r po r frases platónicas de lib ertad, derecho, ju sticia y dem o cracia; todo debe ponerse al serv icio de la P atria; estúdiese lo q u e con vien e a ésta y procédase lu ego en co n secu en ­ cia. A sí obra Italia hace m u ch os años y de este m odo se ha en gran d ecido y h a prosperado. Nada le im p or­ ta que gan e A o B ; lo ú n ico que le preocupa es cóm o y de qué m an era obtendrá el m ayo r p rovech o posi­ ble de la co n flag ració n que en san grien ta a m edio m undo. F . L a rín . LQS COMBATES EN FLAN D ES Y N.O. DE FRANCIA P a r t e o ñ c ia l d e l m a r i s c a l F r e n c h (Conclusión} Yo m e daba plena cuenta de la d ifíc il lab o r que nos in cu m b ía y del papel a b ru m ad o r q u e correspon­ día al ejército británico. C o n segu id os los prim eros éxitos, y frustrados todos los esfuerzos realizados por el en em igo para rom per nuestra lin ea, esta o b ra s e debió al m aravilloso poder com batiente y a la in d o­ m able tenacidad y v a lo r d e oficiales, clases y solda­ dos. Ja m á s ha tenido que lle v a r a cabo u n a tarea tan gran d e el soldado b ritán ico; y en toda su espléndida historia no h ay ejem p lo de que haya respondido tan m agn íficam en te a las excitaciones q u e po r necesidad h u b e de d irigirle . Después de d ar las órdenes expresadas a sir D ou­ glas H aig, encom endé u n papel defensivo a los cu e r­ pos de caballería segundo y tercero, en vista de la su ­ perioridad de fuerzas que tenían ante ellos. E n cuanto al cuarto cu erpo , en cargu é a sir H e n ry • R a w lin so n q u e se atuviera a los m ovim ien tos del pri­ m er cuerpo, E l 20 de octubre llegaron a la lin ea que desde E lverd in gh e va al cruce de cam inos situado a dos k iló ­ m etros al NO . de Zonnebeke. E l 2 1 , se dió la orden de q u e el cu erp o atacara y tom ara la lín ea Poel-capelle-Passchendaele. L a s tropas de sir H en ry R a w lin so n se m ovieron a la derecha del p rim er cuerpo y las tropas francesas, com puestas de territoriales y cab allería, se m ovieron a la izquierda bajo las órdenes del gen eral B idón . E l avance fué aplazado porqu e los cam in o s se en ­ contraban barreados, pero el ataque progresó fav o ­ rablem en te a pesar de la fuerte oposición , debién do­ se a cu d ir a m enudo a la bayoneta. S ab ien d o que se d irig ía n fuertes ataques contra la séptim a d ivisió n y la segunda d ivisió n de caballe­ ría a nuestra derecha, s ir D ouglas H a ig orden ó a su reserva que hiciera alto en los arrabales al N E . de Ipres. A u n q u e am enazado por un m ovim ien to en em i­ go desde el bosque de H outh ulst, nuestro avance p u d o co n tin u ar hasta las dos de la tarde, cu an do la cab allería francesa recibió órdenes de retirarse al O. del canal. P o r este m o tivo , pese a ias dem andas que le Ayuntamiento de Madrid 20 E L K A ISE R Y S U S G E N E R A LE S Von Linker El Kaiser Von Heeringen Conde Moltke Soldados ingleses obsequiando a ginetes belgas a su paso por un pueblo dei N. O. de Francia Ayuntamiento de Madrid 21 Biplano alemán «Mercedes» con motor Daimier, utilizado por el ejército alemán El submarino británico «E. 3 » Aeroplano francés derribado por el tiro de los alemanes cerca de Luneville Ayuntamiento de Madrid 22 d irig ió el cuarto cu erp o , sir D ouglas H aig no pudo avan zar más allá de la lín ea Zon n eb eke-Sain t Ju lián L an gem arck-B isch oote. C o m o h ab ía dem asiada mezcla de trep asen Ipres, me trasladé allá en la tarde del 2 1 y con feren cié con sir D ouglas H aig y s ir H e n ry R a w lin so n , y con am ­ bos fui a ve r a! gen eral De M itry , com andante de la caballería francesa, y al gen eral B idón , com andante de las division es territoriales francesas. M e prom e­ tieron q u e evacu arían la ciu d ad , y que los territo ria­ les inm ediatam ente sald rían de a llí y cu b rirían la izqu ierd a en el flanco del p rim er cuerpo. D iscutí la situ ación con los generales com andan­ tes de los cuerpos prim ero y cu arto, y m e d ijero n , en vista de los inesperados refuerzos del en em igo, que probablem ente sería im p osib le realizar el objetivo que se les había señ alado. Pero y o les dije q u e me h ab ía entrevi.stado con el com an d an te en jefe del ejercito francés, general Jo ffre , q u ien m e h abía dicho que acababa d e d irig ir el noveno cuerpo de ejército sobre Ipres, que m ás tropas francesas acu d irían más tarde, y q u e p re te n d ía — en un ión con las tropas belgas — a rro jar a 1 as alem anes hacía el E . E i gene­ ral Jo ffre añ ad ió que no podría com enzar esta m au iob ra antes del d ía 24: y y o encargu é a ios com an ­ dantes de los cuerpos de ejército prim ero y cuarto que reforzaran su s posiciones todo lo posible y se prepararan a m antener el terreno dos o tres días, hasta que el m ovim ien to ofensivo de los franceses al N. se iniciara. E ra claro para m í, q u e lo m ás que podíam os h a­ cer para que ei en em igo no ro m p iera nuestra línea desde ei E . o nos en vo lviera por el N ., era m antener nuestro actual frente m u y extenso y sostenernos en nuestras posiciones hasta q u e los refuerzos franceses llegaran desde el S . D uran te el 22, la necesidad de en viar a u x ilio s al cu arto cuerpo por su derecha, privó de libertad de m ovim ientos a! c o m a n Ja n le del p rim er cu erpo ; pero rechazó todos los ataques q u e se h icieron con tra su frente, con fuertes pérdidas para el en em igo. A últi­ m a hora de la tarde, ei en em igo co n sig u ió penetrar en una parte de nuestra lín ea defendida por los Higlan d ers del C am eron , al N. de P ilken . A Jas ó de la m añana del 23. efectuam os un con­ traataque para recu perar las trincheras, por el regi­ miento de ia R e in a , los tiradores reales del R e y , y el N otham ptons, m andados por el gen eral B u lfin . E l ataque tropezó con fuerte resistencia y hubo que re­ c u rrir a la bayoneta, pero después de u n a lu ch a que d u ró casi todo el día con segu im os brillan tem en te nuestro objeto, cogiendo 6oo prisioneros. E l m ism o día se efectuó u n ataque con tra la ter­ cera brigada de in fan tería. E l en em igo avan zó con gran d eterm inación, pero con poca h ab ilidad, y por lo tanto las pérdidas que le in fligim o s fueron m u y grandes; unos 500 m uertos fueron vistos cerca de Lan gem arck . U n a corresponden cia en con trad a en u n oficial hecho prision ero dió a conocer q u e los efectivos del cuerpo atacante quedaron reducidos a u n cuarto en la lu ch a de aq u el día. P o r la tarde, u n a d ivisió n del 9." cuerpo de ejér­ cito francés entró en lín ea y lo m ó posiciones en una parte antes ocupada por la segun d a d ivisió n , la cu al, el 24. ocupó el terreno de la 7.* d ivisió n , desde Poelzelhoek a la carretera de Becelaere-Passchendaele, E l 24 y 25 rechazam os b rillan tem en te repetidos ataques del enem igo, E n la noche del 24 ai 2 5 , la prim era d iv isió n fué relevada por tropas territoriales y se concentró cerca de Z illeb eke. D urante el 25, la segun d a d ivisió n , con la sépti­ m a a su derecha, y el 9.“ cu erp o de ejército francés a su izquierda hizo buenos progresos hacia el N E . cap­ turan do alg u n o s cañones y prisioneros. E l 27. m e trasladé al cuartel gen eral dei p rim er cuerpo, en H ooge, para ve r personalm ente el estado en que se encontraba la séptim a división. A causa de las constantes m archas e incesantes com bates, y de la g u arn ició n que había hecho en A m beres, esta d ivisió n había padecido gran des pér­ didas y estaba m u y debilitad a. D ecidí retirar tem po­ ralm en te ei cuarto cu erp o y colocar la séptim a d iv i­ sión con el p rim er cu erpo a las órdenes de sir D o u gias Haig. L a tercera d ivisió n de cab allería fué fraccionada tam bién para que prestara servicio con el p rim er cuerpo. E n v ié al com andante del cuarto cu erp o con su cuartel general a In glaterra, para que inspeccionara la m o vilización de la octava división. A l recib ir las órdenes que le en vié, s ir D ouglas H aig d istrib u yó ias tropas en £sta form a: a). L a sép tim a'd ivisio n desde el castillo al E . de Z an d vo o rd a la carretera de M en in ; b). L a prim era división desde el cam in o de M e­ n in a un punto in m ediatam en te al O. de la aldea de Reytel; c). L a segunda división cerca de la carretera de M oorslede-Zon n eb eke. A prim era h o ra del 29 de octu b re, u n du ro ata­ q ue con tra el centro de Ja línea del p rim er cuerpo se desarrolló prin cip alm en te en la dirección del cruce de cam in os q u e h ay poco más d e un kilóm etro al E . de G h e lu v e lt. C asi todo el cu erp o tom ó p a n e en el contraataque, y a las dos de la tarde el en em igo co­ m enzó a ceder, y al obscu recer la a ltu ra de K ru iseik fu é recobrada y Ja prim era brigada v o lv ió a estable­ cerse al .N. de Ja carretera de M en in . Poco después de am an ecer ei 30, otro ataq u e se desen volvió en la dirección de Z a n vo o rd e, apoyada po r u n fuerte cañoneo. L a tercera d ivisió n de caba­ lle ría tu vo que retirarse al borde de K lein Z illeb ek e, en vo lvien d o en su retirada a la derecha de la sépti­ m a divisió n . S i r D ouglas H aig describe la situación en aquel m om ento com o m u y peligrosa, porque los alem anes estaban en posesión de las altu ras de Zan voorde. N uevas in vestigacion es dieron a con ocer q u e el enem igo había sido reforzado en este punto po r todo el X V cu erpo alem án . E l com andante del prim er cuerpo orden ó se sostuviera a toda costa la línea G h e lu v e lt a la c u rv a del can al. A si que esta lín ea fué o cupada, se orden ó a la segunda brigada q u e se co n ­ cen trara a retaguardia de la prim era división y de la cu arta b rigada. U n batallón fué situ ad o en reserva en los bosques dos k ilóm etros al S . de H ooge. N ue­ vas precauciones fueron tom adas por la n och e para proteger los flancos, y el 9 .“ cuerpo francés envió tres batallones y u n a brigada de cab allería para apo­ yarnos. L a s com un icacion es del p rim er cu erpo po r Ipres estaban am enazadas por el avance dei enem igo hacia el can al, po r lo q u e se dieron órdenes para asegurar Ayuntamiento de Madrid as regim ien to d e W o rcestersh ire , m u y bien apoyado por nuestra línea, y así que esto se hubiera efectuado, la 42 brigada de artillería de cam paña. L a izquierda recobrar la ofensiva. de la séptim a d iv isió n , ap ro vech an d o la tom a de U na orden cogida a u n prisionero hizo saber que G h e lu v e lt, avan zó casi hasta su p rim itiv a posición el general alem án von B eim lin g, decía que el X V y se restableció el en lace entre las d ivisio n es prim era cuerpo, con el X I I I y el 11 bávaro, tenían que a b rir­ y séptim a. T a m b ié n la tom a de G h e lu v e lt a liv ió la se paso p o rip re s ; y que el m ism o E m p erad o r consi­ presión de la brigada de cab allería que estaba apo­ deraba el éxito de este ataque com o de vital im p o r­ yan d o a la prim era d ivisió n . D os regim ien to s de esta tan cia para el buen resultado de la guerra. brigada fueron en viad o s a lim p ia r los bosques del T a l vez el m ás im portante y d ecisivo ataq u e (ex­ S . E . y a cerrar el claro entre la sép tim a d ivisió n y cepto el de la G u a rd ia p ru siana el 15 de noviem bre) la segunda brigada. A van zaron con m u ch a osadía, h echo contra el p rim er cu erpo m ientras perm aneció parte a caballo y parte a pie, y sorpren dien do al ene­ cerca de tpres, fué el ejecutado el 2 1 de octu b re. m igo en el bosque cau sarón le m u ch os m uertos y E l general ÍVIoussy, que m andaba el destacam ento francés enviad o el dia an terior para ap o yar el p rim er co n tribu yeron a restablecer la lín e a . A las 5 de la cuerpo, se m ovió al ataque a prim era hora de la m a­ tarde, la cab allería francesa tam b ién llegó hasta el cruce de cam in os a l E . de H ooge, y en vió u n desta­ ñ ana, pero fué contenido y no pudo realizar n in gú n cam ento desm ontado a ap o yar a nuestra séptim a b ri­ progreso. D espués de varios ataques y contraataques que gada de cab allería. D uran te todo el día, la extrem a derecha y Is ex­ duraron toda la m añ ana a lo largo del cam in o M etrem a izq u ierd a de la línea del p rim er cuerpo se n in -lp re s, al S E . de G h elu velt, se ejecu tó u n fuerte ataque contra este lu gar y quedó rota la lín ea de Ja m an tu vieron bien, sien do ligeram en te cañ on eada la izqu ierd a, m ientras la derecha lo era fuertem ente y prim era división . Al S ., la séptim a d ivisió n y la co ­ som etida a alg u n o s ataques de in fan tería. P o r la tar­ lu m n a del general B u liin -eran fuertem ente caño­ neadas. L a retirada de la prim era d ivisió n expu so a de, el en em igo fué arrojad o de los bosques frente a la séptim a división y segun d a brigada, y a la s diez de la izquierda de la séptim a, y por este m otivo el regi­ la noche la lin ea q u e ocupábam os era prácticam ente m iento de fusileros reales de E scocia, que había quedado en las trin ch eras, fué cercado y cortado. A la m ism a que por la m añ an a. D urante la noche se restableció el contacto entre la derecha de la sépti­ la u na y m edia de la tarde, otro fuerte ataque de in ­ m a d ivisió n y la izq u ierd a de la segun d a brigada, fantería se desarrolló con tra la derecha de la séptim a división. sien do retirada en reserva la cab allería, y no necesi­ Poco después fu ero n cañoneados lo s cu arteles ge­ tándose ya los servicio s de la cab allería francesa, C o m o resultado de estos com bates tu vim o s 870 he­ nerales de la prim era y segunda d ivision es. E l co­ ridos q u e evacuar. m andante de la prim era d ivisión cayó h erid o y tres E stu ve con s ir D o u g las H aig en H ooge entre 2 y oficiales del cu artel general de la prim era d ivisió n y 3 de la tarde, cuando se estaba retiran d o la prim era otros tres del cuartel general de la segun d a fueron m uertos. E l com and ante de la segun d a d ivisió n re­ d iv isió n . F u é el m om ento m ás crítico de esta gran batalla. L a reu n ió n de la p rim era d ivisió n y la re­ cibió una fuerte con m oción y quedó a lg ú n tiem po captura de G h e lu v e lt tu viero n in m ediatas conse­ privado de sentido. E l general Landson asu m ió el cuencias. S i a lg u n a un idad ha de ser especialm ente m ando de la prim era división. señalada, es la de los W orcersters. A l recib ir, a las 2,30 , el parte del gen eral Lom az 7 ,— E l cen tro de m i lín ea, ocupado por el tercer de que la p rim era d ivisión había retrocedido y que cu erp o y el cuerpo de cab allería tué reciam ente aco­ el en em igo se adelantaba con fuerzas im p ortan tes, el m etido po r fuerzas qc.e iban en aum ento. com andante del p rim er cuerpo dispuso q u e la línea E l 20 de octubre, las avanzadas de la 12 brigada Frezenberg-W esthoek.-borde de la carretera X le in de la cuarta d ivisió n , tercer cu erp o , se viero n o b li­ Z illeb ek e-b o rd e del cana!, fuese m anten ido a toda gadas a retirarse, y al ob scu recer era evid en te que costa. los alem an es trataban de ejecu tar u n ataqu e resuelto. L a prim era d ivisión se reordenó sobre la lín ea de E ste term in ó con la ocu pación de L e G h e ir por el bosques al E . de la carretera, y el avan ce alem án fué con ten ido por los fuegos de enfilada del E l ataque enem igo. C o m o la situación de la cab allería en S a in t Y ves contra la derecha de la séptim a d ivisión ob ligó a re ti­ rarse a la 22 b rigad a, dejando al descubierto la izq u ier­ resultaba po r co n sigu ien te expuesta, el gen eral H u n ter-W eston y el teniente coron el A n le y resolvieron da de la segun d a b rigada. E l com an d ante de la s é p iiejecu tar un contraataque, que dió buen resultado, m a d ivisión echó m ano de su reserva, apostada en el siendo ios alem an es arrojad os atrás con grandes pér­ flanco, para restablecer su linea, pero, entretanto, didas, y reocupam os las trin ch eras q u e habíam os la segunda b rigada, viendo abandonado su flan co iz­ q u ierd o , se h ab ía retirado. P o r co n sig u ien te, la dere­ abandonado. T o m a m o s 200 p rision eros y fu ero n li­ bertados unos 40 de los nuestros. ch a de la séptim a división avanzó al m ism o tiem po (Sigu en alg u n o s párrafos de recom endación de que se retiraba la izqu ierd a de la segun d a brigada, de cuerpos y jefes). lo cual resultó q u e la derecha de la sép tim a división D uran te las jorn adas del 22, 23 y 24 de octubre quedó expuesta, pero pudo m antenerse en sus a n ti­ fu ero n ejecutados frecuen tes ataques contra toda la gu as trin ch eras hasta el anochecer. lin ea del tercer cuerpo, y especialm ente con tra la 16 E n la carretera de M en in , un con traataq u e de la b rigada de in fan tería, pero siem pre fué rechazado izq u ierd a de la p rim era d ivisió n y la derecha de la el enem igo con pérdidas, fán la noche del 25 de oc­ segun d a contra el flanco derecho alem án dió buen tu b re. el regim ien to de Leicestersh ire fué arrojado resultado, y a las 2,30 G h e lu v e lt fué recobrado a de sus trin cheras por el luego de artillería; y después punta de bayon eta, llevan d o el peso del com bate el Ayuntamiento de Madrid 21 c 3 ca V •o a B es 3 £ B •o 3 b£ CQ B D Ayuntamiento de Madrid 25 Costas acantiladas de la isla Heligoland, base naval de !a escuadra alemana El crucero acorazado turco «Sultán Yaviis Selim" (antes «Ooeben») Ayuntamiento de Madrid :íi de una investigación por los com andantes de las b ri­ gadas i 6 y i8 ,s e resolvió retroceder tem poralm ente a u n a lín ea más a retaguardia. E n la tarde del 29 de octu b re, el enem igo ejecutó un fuerte ataque con tra L e G h e ir y la lín ea al N. de este pun to, sin éxito. A m edia noche, otro resuelto ataque se desarrolló con tra la 19 brigada de in fan te­ ría al S . de C ro ix -M aré ch al. U na parte de las trin ­ cheras del regim iento de iMiddlee fueron tom adas por ei enem igo, pero lu ego fueron recobradas con Ja ayu d a de un destacam ento de los regim ientos de A rg y ll y H ighlan ders S u th erla n d de la brigada de reserva. E l en em igo q u e h ab ía en las trin ch eras fué m uerto o cogido prision ero. S eg ú n m anifestaron ios prisioneros, a llí había doce batallones contra nues­ tra brigada. L o s alem anes abandonaron unos 200 cadáveres y cogim os 40 prisioneros. E n la tarde del 30, la lín ea de la u n décim a b ri­ gada de infan tería cerca de S a in t Y ves fué rota. Un contraataque d irigid o por el com andante P row se con el de ligeros de Som erset, restableció la situ a­ ción. Este oficial ha sido recom endado para una re­ com pensa especial. E l 3 1 de octu b re, fué necesario que la cuarta d i­ visión ocupara las trin ch eras de la extrem a derecha de la prim era d ivisión de cab allería, au n q u e esta m edida o b lig ó a pro lo n gar la lín ea del tercer cu er­ po. 8.— E l 20 de octubre, el cuerpo de cab allería, m ientras trataba de forzar la lín ea del río L y s, fué atacado por el S . y el E . Por la tarde, la prim era d i­ visión de cab allería sostuvo la lín ea S a in t Yves-.Messienes; la segunda desde M essines po r G ard e Dieu a H outhem y K ortew ild e. A las cu atro de la tarde del 2 1 de octubre, un fuerte ataque se d irig ió con tra la segun d a división de cab allería, que tu vo que retroceder a la linea .Messines— kilóm etro 9 de la carretera W a rn e to n O staverne-H oüebeke. E l 22 en vié la séptim a brigada de infantería in ­ d ia, m enos un b atallón , a W u lv e rg h e m , para apo­ yar el cuerpo de cab allería. E l gen eral .Allenby en ­ v ió dos batallones a W ytsch aete y Voorm ezeeJe, para que se pusieran a ias órdenes d el general G o u g, co ­ m andante de la segunda d ivisió n de cab allería. El 23, 24 y 25 fueron p ron u n ciad os varios ataques con­ tra el cu erp o de ca b allería, pero el enem igo resultó repelido con pérdidas. E l 26, encargu é al general A lle n b y q u e p rocu rara tom ar u na línea más avanza­ da, m oviéndose de concierto con la séptim a división. Pero la tentativa tuvo que abandonarse porqu e ei ú ltim o cu erpo no parecía en estado de tom ar ia ofensiva. E l 30. fuertes ataqu es de in fan tería, apoya­ dos por un v iv o fuego de a rtille ría , se desarrollaron contra las division es segunda y tercera de caballería, sobre todo con tra las trin ch eras cerca de H ollebeke, m antenidas por la tercera b rigada, que a la 1*30 tuvo que evacuarlas; la seg u n d a b rigada, m enos un regi­ m iento, se m ovió hasta un punto en tre O ostaverne y S a in t E lo i en apoyo de la seg u n d a d ivisió n de ca­ b allería. L a prim era de esta arm a, cerca de M essi­ nes, tam bién fué am enazada por u na fuerte co lu m ­ na de infantería. E ! gen eral .A llenby retuvo los dos batallones indios, au n q u e estaban en condiciones de gran fatiga. D espués de un serio exam en de la situ ación y de co n su ltar con el genera) del cuerpo de caballería, en vié cu atro batallon es del segundo cu erp o , q u e ha­ bía sido relevado en ¡as trin ch eras por tropas in dias, a N euve E g iise , m andados por ei gen eral S h a w , para q u e apoyasen al gen eral A lle n b y . T a m b ié n fué en viad o a N euve E g lise el batallón territo ria l L o n don Sco ttisch . (Sig u en unos párrafos de elogio de ia caballería^. 9.— L a d ivisió n de L a b o re llegó al área de con ­ centración detrás del segundo cu erpo el 19 y 20 de octubre. He referid o ya la excelente con ducta de los bata­ llones de esta d ivisió n en viad o s a ap o yar a la caba­ llería. E l resto de ia d ivisió n se ocupó, desde el 25 en adelan te, en a u x ilia r a la séptim a brigada del seg u n ­ do cu erpo en los com bates alrededor de .Neuve C h a­ pelle. O tra brigada ocupó parte del terreno que antes tenía el p rim er cu erp o de cab allería francés y pre.stó excelentes servicios. E l 28 de octubre, e) 47 de S ijs y las com pañías 20 y 21 del 3 “ de zapadores-m inadores se distinguieron por su valero sa con ducta en el ataque de N euve C h a p elle, perdien do m u ch os oficiales y soldados. D espués de la llegada de la d ivisió n de M eeru t ai cuartel gen eral, el cuerpo de ejército in d io ocupó la lín ea que h ab ía tenido el 2.® cu erpo , q u e fué llevado en parte a la reserva. Dos brigadas y m edia de in fan ­ tería britán icas y u n a gran parte de la a rtille ría del segundo cu erp o quedaron para apoyar al cuerpo in ­ dio en la defensa de la lín ea. Dos batallones y medio de estas brigadas fu ero n devueltos al segun d o cuer­ po cuando la brigada de F erozepore se u n ió al cu er­ po in d io . L a brigada de cab allería de Secu n d erb ad llegó el I . " y 2 de n o viem bre, al m ism o tiem po que los lan ­ ceros de Jo d h p u r. F u e ro n agregados tem poralm ente al cuerpo in d io . Hasta la fecha del presente despa­ ch o, la lín ea m an ten id a por los cuerpos in d io s ha sido som etida a constante cañoneo y ataq u es de in ­ fantería. E n dos ocasiones han sido fuertes estos ata­ ques. E l 13 de octu b re, el 8® de tiradores G u rja s de la b rigada B a re iliy fué arrojad o de sus trin ch eras, y el 2 de n oviem bre se desarro lló un fuerte ataque contra una parte de la lín ea al O. de .Neuve C hapelle. En esta ocasión la lín ea tué rota .en parte, y tu vo que retroceder un poco. L a situ ació n no llegó a ser más seria gracias a las acertadas disposicion es del co­ ronel N orie, del 2° de tiradores G u rjas. Desde su llegada al país y la ocupación de la lí­ nea, he quedado m u y bien im p resion ado por la in i­ ciativa y recursos desplegados por las tropas indias. A lg u n a s de las estratagem as de q u e se han valido han dado los m ejores resultados, y sin duda han m antenido a su frente fuerzas enem igas superiores. (Sigu en unos párrafos de elogio para estas tro­ pas). 10 .— M ien tras toda la lín ea ha sido duram ente atacada, los p rin cip ales esfuerzos del en em igo a par­ tir d el I . ' de n oviem bre se han concentrado con tra la lín ea del p rim er cuerpo británico y 9° francés, para tom ar así posesión de Ipres. Desde el 2 de n o viem ­ b re, el X X V I I , el X V y parte del bávaro, X III y 2" alem an es, adem ás de otras tropas, han luchado co n ­ tra esta lín ea de! norte. Ayuntamiento de Madrid 1 E l 10 del corriente, después de h ab er sido recha­ zadas varias unidades de estos cuerpos en su s ata­ qu es, u n a d ivisión de la G u a rd ia p ru sian a, q u e ha­ bía estado operando en las cercan ías de A rra s, llegó a este sector con gran rapidez y secreto. D ocu m en ­ tos q u e se encontraron en alg u n o s oficiales m uertos pru eban que la G u a rd ia había recib id o el especial encargo del E m p e rad o r de rom per nuestra lín ea y triu n far donde sus cam aradas habían fracasado. A q u e lla tropa tom ó u n a parte consid erable en los vigorosos ataques efectuados con tra el cen tro el ¡ i y 1 2 , pero tam b ién fué rechazada con enorm es pérdi­ das. (Sig u en largos párrafos de encom io para todos y cada uno de los generales y todas las tropas. Sólo tiene im p ortan cia el p enúltim o apartado del parte, que darem os a con ocer por separado por a lu d ir a la cam paña de R u sia), parte del ejército de M etz, que com enzaba a m archar hacia el O ., en dirección de V e rd u n , conversó luego hacia el S ., con su derecha a la altu ra de S a in t M ih iel sobre el M osa y su izq u ierd a en Pont-aM ousson sobre el M osela, y tom ó participación en el ataq u e de N ancy. Estas operaciones estaban en pleno desarrollo en la cuarta sem ana de agosto, después de haber sido rechazada la in vasión francesa en Lo ren a. E l 4 de agosto, apenas fué d eclarad a la gu e rra, las tropas francesas que se habían m antenido, sin saberlo los alem an es, u n o s pocos k iló m etros detrás de la fron te­ ra, in iciaron u n m o vim ien to de avan ce sobre S a a r­ b u rg en u n a lín ea q u e se exten d ía desde C hateauS a lin s a C ire y . A l m ism o tiem po los alem anes bom ­ bardearon B ad o n w ille r y Bacarrat. dos pequeñas ciu ­ dades cerca de C ire y , y el m ism o C ire y , y fin alm en ­ te las ocuparon durante cinco o seis días antes de retirarse a A lem an ia, llevando consigo u n cierto n ú ­ m ero de desgraciados rehenes. E n tre tanto el avance general de ios franceses se LOS ATAQ U ES CONTRA NANCY desarrolló con éxito en toda la lín ea sobre la fron te­ ra, desde Pagny-sur-M oselie, ju n to a M etz, hasta cer­ L a s cuatro líneas de ataque contra N an cy fueron: ca de B elfo rt al S . E n el extrem o N. de e s u lín ea, en Pont-a-M ousson al N .; C hateau -Salin s, al N. E .; C iC ire y , los alem an es estaban in ician d o la ofen siva, y rey al E .; S a in t D ié, al S . E . L o s alem an es eligieron P ag n y y Pont-a-M ousson fueron bom bardeados el 13, estos cam in o s porqu e eran los más fáciles para al­ 14 y 15 de agosto por ios cañones del fuerte S ain t canzar su o b jetivo. Desde S a in t Dié corre a o largo Blaise, ju n to a M etz. A l S . de C ire y , los franceses, el am plio v a lle del M eu rth e y su trib u tario el M o rtagne; desde C ire y se d irige a L u n e v ilie otro a flu en ­ después de un furioso com bate, ocu paro n el 10 de agosto los pasos de B o n h o m m e y S an ta M aría de las te del M eu rth e, el V ezouse; desde C h ateau -Salin s M inas, el centro de los V o sgo s, y pen etraron en la avanza la carretera entre los bosques de C ham peA lsacia. L a situación a los och o o diez días de decla­ n o u x y S a in t P a u l; y desde M etz al S . se encuentra rada la gu e rra, era que los franceses ejecutaban los el canal del M osela y el M eu rth e, siendo el terreno m ovim ien tos avanzados en territo rio alem án , un o al hasta N an cy llan o y sin obstáculos. P ero , ju n to a los N. y otro al S . y poseían la parte cen tral de ¡os V o s­ pueblos y aldeas de esta com arca, se en cu en tran a gos, entre am b as lineas, m ientras q u e los alem anes intervalos irregu lares unas líneas de altu ras cu ­ se m antenían en los extrem os de los V o sgos y e je c u ­ biertas de bosques, llam adas el G ran C o u ron ée de taban dos pequeños avan ces sobre las alas francesas, iNancy, que es donde se había hecho fu erte la d e ­ en Pont-a-M ousson y C irey . fensa de ios franceses. .\1 N. de estas alturas se alzan Pero existía una razón para que am bos partidos otras em in en cias de unos 300 m etros a cada lado del em prendieran estos m ovim ien to s contrapuestos. En M eu rth e, q u e se extien den hasta N a n cy , a la que ro­ cada caso, la ofen siva se d irig ía con tra u n a plaza dean desde el S . hasta u n punto situado al N. E . A l fuerte. Los ataques alem anes co n tra Pont-a-M ousson S . los otros segm entos de la circu n feren cia so n lla­ y la región de C ire y y su posición en la punta N. de nuras q u e se pierden en el horizonte, con ligeras co­ los Vosgos estaban apoyados po r las plazas de Metz lin as de vez en cu an do. E l más im portan te de tales y E strasb u rgo, y del m ism o m odo la in vasió n fran ce­ lugares es la m eseta de A m anee, diez kilóm etros al sa en L o ren a (entre M etz y Estrasburgo) y A lsacia, y N. E . de la ciu d ad , con los bosques de C h am p en o u x su avan ce en las faldas d e los V o sgo s, se basaban a y S a n P ab lo detrás, al N, y al S . de C h a tea u -S a lin s, retaguard ia en T o u l, B elfo rt y E p in a l. y lu ego , un poco más a! E . en la dirección de L u n eE l prim er cam b io en la dirección de estos m o vi­ v ille y C ire y , los bosques de V itrj-m o n t y P arro y. m ientos tuvo lu g a r en la frontera, ju n to a C ire y , d o n ­ L o s dos prim eros cuerpos de ejército em peñados de las fuerzas alem anas q u e la h abian ocupado, asi en la in vasión de L o ren a fueron bávaros: el regi­ com o las de B acarrat y B ad o n w iller, tu viero n que m iento bávaro n ú m ero 60, el 99 d e S ave rn a y sus replegarse hacia E strasb u rgo . No h ub o otro cam bio cuerpos de reserva, el 299 y otros va rio s de todas las im portan te hasta el 20 de agosto, cuando el avance arm as. H abían salido de E strasb u rgo y en trado en victorioso de los franceses sobre S a a rb u rg recibió un F ra n c ia por los altos pasos de los V osgo s, entre C i­ desastroso descalabro ante el gran cam po m ilitar del rey y B acarrai, avanzando luego a lo largo de los tres M ortagne, en el cu al lu gar los alem an es reunieron valles que cond u cen a L u n e v ilie y el gru p o de pue­ fuerzas m u y su periores. L o s franceses tu viero n que blos que le rod ean. E l tercer cu erpo , com puesto repasar la fron tera. Debe agregarse, sin em bargo, tam bién de bávaros, con a rtille ría pesada y algu n a q u e habían padecido m uchas bajas y que detuvieron cab allería pru siana, form ada por u h lan os y corace­ su h u id a y restablecieron cierto orden en las tropas, ros blancos de la G u a rd ia , llegó de S a a rb u rg y m ar­ tan pronto com o fueron apoyados por la artillería ch ó por C bateau S aiin s, trabando u n a serie de san ­ francesa y los cuerpos frescos de reserva. Pero el grientos com bates con los franceses en u n segundo avan ce fran cés había term in ad o . T o d a s las co rrien ­ gru p o de pueblos q u e se encuentran alrededor del tes seguían ahora el m ism o cam in o ; hacia N ancy, bosque d e C h am p en o u x, C asi al m ism o tiem po, una Ayuntamiento de Madrid 2« excepto en el extrem o S , frente a B elfort. L o s co m ­ bates tuvieron el carácter de u n severo encuentro de retaguardia, de la m ism a m anera que se verificó cuando las tropas aliad as se retiraron de B élgica, y el ejército del general C astelnau se replegó a la po­ sición m arcada por el M eu rth e al S . de L u n e v ille , el canal del M a m e y el río S e ille , y luego retrocedió todavía m ás al v a lle del M ortagne y a un frente que se extendía al N. en la m ism ad irecció n . h astaC h am - parte de ellas fué despachada al N ., donde su nece­ sidad era perentoria. S ea exacta o no esta hipótesis, lo cierto es que el peso de la defensa de N an cy recayó principalm en te sobre las gu arn icion es de T o u l y N an cy, y que estas tropas, au n q u e m u y inferiores en n ú m ero a las ene­ m igas, justificaron b rillan tem en te la confianza en ellas depositada. En su retirada al G ra n C o u ron eé, las retaguardias francesas estuvieron con tin u am en te Plano de los combates de Nancy penoux. D etrás de la línea, que prácticam ente coin­ cide con el gran C ou ron n ée de N ancy, los alem anes no llegaron a poner su planta. A u n q u e la d istan cia de M ortagne a C h am p en o u x es sólo de unos 32 kilóm etros, el avan ce de los ale­ m anes fué m u y ráp id o al p rin cip io . Esto tal vez se debió a que por este tiem po habían sido reducidos los contingentes franceses de la frontera del E , Antes de la gu e rra, se con centró un gran ejército en el E ., sin duda creyéndose que la p rin cip al invasión alem a­ na tendría lu g a r por la frontera de L o ren a, au n q u e ya la violación d é la n eutralidad de B élgica había si­ do prevista por m uchos escritores m ilitares, C u an d o se levan tó el telón, u n a parte de este ejército se em ­ peñó en la invasión de L o ren a. P ero cuando fracasó la in vasión se consideró que no eran m enester u n ta s fuerzas para m antenerse a la defen siva y una gran en contacto con los alem an es, y tuvieron que retro­ ceder sin cesar de com batir, a una velocidad casi in ­ com patible con el buen orden que ha de con servar un ejército en retirada. T r e s días después de su vic­ to ria en el M ortagn e, el p rim er ejército alem án ha­ bía rcocupado C ire y y B ad o n w iller. bom bardeado y ocupado B lam o n t, entre C ire y y L u n e v ille , destruido com pletam ente el fuerte de M an o n vilier, y entrado en e! m ism o L u n e v ille . A l m ism o tiem po, o dos o tres días después, el segundo ejército (único q u e c ru ­ zó los V o sgos más ai S .) o cu p ó S a in t Dié y R a o n 1‘ E tape sobre el M eu rth e. y R a m b erv illc rs y B erb év ille r sobre el M ortagn e, reuniéndose con el prim er ejército en L u n e v ille ; el tercer ejército h ab ía com en ­ zado su ataque a C h am p en o u x y lo s pu eb lo s in m e­ diatos, el 22 de agosto, y las tropas de M etz coopera­ ban tratando de g a n ar A m an ee por el N. Ayuntamiento de Madrid 29 E l en em igo ejecutaba hábilm ente sus m o vim ien ­ tos y conduciéndose com o buen ejército. E l p rin c i­ pal ataqu e se redujo a dos líneas, desde L u n e v ilie y C h am p en o u x. L u n e v ilie fué sacrificado por los fran ­ ceses, com o uno sacrifica en el ajedrez la torre para salvar la rein a: N ancy era la reina de L o ren a. L o s generales C astelnau y P au ju garo n bien y al term in ar la partida yacían lO. ooo m uertos alem anes en los cam pos y bosques de L u n e v ilie (parcialm ente incendiado por los alem anes y bom bardeado po r los franceses) y otros 20.000 entre N ancy y C h a m p e­ n ou x. E l fi de septiem b re, el em perador alem án hizo una ú ltim a desesperada tentativa para co n q u istar la victo ria, ord en and o a sus famosos coraceros blancos de la G u a rd ia Im perial que asaltaran el fuerte de A m an ee, el cual con su artille ria h ab ía hecho más por ios franceses que las tropas de cam pañ a. No con ­ sigu ió su propósito, y después del débil bom bardeo de N an cy en la noche del 9 de septiem b re, los alem anes fueron batidos y su pieron que sim u ltán eam en te ha­ bían perdido la batalla del M arn e. A si, m ientras sus tropas de aq u ella parte del frente retrocedían sobre el A isn e, el asaltante de N an cy se pron u n ció en ple­ na retirada. E l 12 de septiem bre, después de una ocupación de tres sem anas de L u n e v ilie , fué evacua­ da esta ciudad, y todas las tuerzas de aquel sector re­ trocedieron hacia la fron tera, qued an d o lib res casi todas las ciudades y pueblos de L o ren a. (De T h e Tim es) CRÓNICA MILITAR I. Napoleón y la guerra actual.— 11. Vacilación en el plan de campaña de los rusos. 111. La ofensiva do los aliados en Francia y Flandes.—IV. La situación el 26 de diciembre I.— N a p o le ó n y l a g u e r r a a c t u a l C on m otivo de la paralización de las operacion es en el teatro occidental, de las alternativas de la ca m ­ paña en G a lizia y en S erb ia y de las pausas que se observan entre las batallas libradas en Polo n ia, se ha puesto de m oda com parar las cam pañas n ap o leó n i­ cas con la presente. C la ro es que de la com paración salen m alparados les generales de nuestros d ías, llá­ m ense alem anes, in gleses, rusos o franceses, L a s crí­ ticas m ás severas contra los cau d illos de ah o ra se re­ fieren a la poca activid ad de sus m ovim ien to s y m a­ niob ras, tan diferentes de aquellos otros, resueltos, im previstos y contundentes, que caracterizaban la ofensiva napoleónica. Parte de razón h ay en estas críticas, q u e, sin e m ­ bargo,, en el fondo carecen de fundam ento. P o r de pron to, es im p rud en te tom ar la figura de .Napoleón com o patrón para a q u ilatar el m érito de nin gú n g en eral, porque aquel capitán fué u n a ex­ cepción de la h istoria, un ge n io ex traord in ario con el que sólo pueden rivalizar A le ja n d ro , A n n íb al y C ésar; y si el nú m ero de estas extraord in arias figuras de la gu erra se reduce a cu atro desde los m ás rem otos tiem pos de la an tigü ed ad , no hay derecho a re­ bajar a los generales de nuestro.s días porqu e no lle­ gan a ¡a altu ra de a q u ello s otros. Los gen ios ap are­ cen m u y de lard ee n tarde, y .son verdaderos fen ó ­ m enos de la h um anidad, .sin que se les deba tom ar com o térm in os de com paración. I’ rescindiendo de este aspecto de la cu estió n , o l­ vidan los que no dejan caer de sus labios el nom bre de N apoleón, m u ch as circu n stan cias que com pendiadam ente resu m iré. •Napoleón no fué un gen io para sus co n tem porá­ neos. T o d o s le d ip u taron gran g en eral, pero sin re­ conocer en él un hom bre de sobresaliente relieve y de u na capacidad ge n ial; sus m ism os tenientes, los m ariscales del Im perio, distaban m ucho de tener del E m p e rad o r el concepto que nosotros hem os form a­ do, H asta bastante después de la m uerte del glo rio so corso en S an ta E le n a, los historiadores m ilitares, calm adas las pasiones y los rencores despertados por tantos años de gu e rra, no com enzaron a hacerle la ju.sticta que se m erecía; y a m edida que los años trascurrieron se fué agigan tando su figura hasta lle­ g a r a revestir sus verdaderas proporciones. E l m érito de .Napoleón, con ser extraordinario, no reside tanto en la clarid ad de concepción y la en ergía y vig o r de la ejecu ció n , com o en la origin a­ lidad de su p rin cip io capital, el que le sirvió para resolver las cam pañas desde el doble punto de vísta estratégico y táctico: el p rin cip io de la m asa, de la su perioridad de fuerzas en el punto d ecisivo. Este p rin cipio ha sido conocido en todos ¡os tiem pos, y aplicado por todos los buenos gen erales, pero sólo a io s gen ios les ha sido dado em p learlo en toda su pu­ reza y poner al servicio del m ism o los elem entos que les facilitab a la época en que floreciero n . E n ésto es­ triba la o rig in alid ad . S i C ésar en las G a lias se valió de la fortificación de cam pañ a para co n segu ir la su ­ perioridad en -u n lu g a r determ in ad o ; si A n n ib al se sirvió de la cab allería y de la in fan tería ligera para ocu ltar la con cen tración y la acom etida de su masa p rin cip a l; si A lejan d ro su p o en treten er con débiles fuerzas al ad versario m ientras desarrollaba sus m a­ n iobras en volven tes; y si N apoleón no vacilaba en sa­ crificar algun os cu erpo s ante tropas su periores, para re u n ir el m ayor golpe de soldados en los puntos de­ cisivo s. tam bién lo s ca u d illo s de segun d o orden, G u stavo A d o lfo , el G ran C ap itán , el d u q u e de .Alba, F ed erico , T u re n a , hicieron lo m ism o, con la dife­ rencia capital de que los verdaderos gen ios e.xtendieron el p rin cipio de la su perio ridad al terreno de la estrategia y en el de la táctica lo lle va ro n a su lím ite extrem o. ^ P o r otros procedim ientos, este m étodo es el pre­ conizado y constantem ente aplicado por los alem a­ nes desde 1 H64 acá, y seguido luego con carácter ge­ neral por los dem ás ejércitos del m u n d o , au n q u e no con aq u ella valen tía y a q u e lla seguridad de N apo­ león. Y en la presente gu erra no se h a resuelto de otra m anera el ch oqu e que dió po r resultado la con­ quista de B élgica y la in vasión de F ran cia , asi como la derrota de los austriacos en las batallas de Lem berg. Ayuntamiento de Madrid 30 L a gu erra actual tiene m u y diferentes caracteres que las napoleónicas. No sería y a posible repetir en nuestros días las m aniobras del E m p erad o r; en su tiem po los ejércitos tenían un efectivo relativam ente débil y no había m edio de repon er pronto las bajas ni de im p ro visar otras tropas. U na vez derrotado un ejército de cien m il, de doscientos mil hom bres, que­ daba ven cid o el en em igo y tenía que entregarse a merced de su adversario, de m anera que la suerte de las naciones dependía de que la fortuna acom pañ ara o fuera adversa a un puñado de h om bres. U n a vic­ toria decisiva bastaba para resolver la gu erra, y de aquí el b rillo y la resooan cia de algun as batallas g a nada.s po r N apoleón. Posteriorm ente, gracias al ser­ vicio obligatorio, no aconteció y a lo m ism o. L a v ic­ toria más esplendorosa de nuestros tiem pos fué la de Sed án , y sin em bargo ella no acabó la gu e rra; bro­ taron ejércitos franceses y la cam p añ a aún se prolon ­ gó más de cin co meses. A h o ra , ia derrota de un ejército de m edio m illó n , de u n m illó n de hom bres, no significa el a n iq u ilam ien to de n in gu n a gran po­ tencia; detrás de aq u ella m asa surge otra m ayo r y h ay que v o lv e r á com enzar. S e ría m enester que en un solo cam po de batalla se reun ieran todas ias fuerzas m ilitares de una nación para que las batallas actuales m erecieran el n om b re de napoleónicas; pero com o aun siendo ello posible la extensión del cam po de batalla m ediría centenares de kilóm etros, tam po­ co cabría que una sola volu ntad y u n a sola energía im p rim iera u n id ad y d iera efecto sim u ltán eo a los m ovim ientos de todas las fracciones. L a historia, sin necesidad de salir de las cam pañas de hace poco m ás de un siglo, lo con firm a; en la cam pañ a de Ita­ lia, con efectivos de treinta, cuarenta, lo más de ochenta m i! hom bres, la rapidez, la sorpresa y la energía resuelven las batallas y estas tienen efectos inm ediatos y decisivos. E n cam b io, en 18 13 los efec* tivos son ya mayore.s, y los grandes encuentros no conducen a una solu ción tan directa ni son tan d e ci-sivos; la gu erra se p rolon ga, com ienza a presentarse la necesidad de lib ra r m ás de una batalla y la figura del E m p erad o r, a pesar de h ab er llegado al pináculo de su genio, no puede ya al>razar todo el cam po de batalla n i g u ia r con m ano firm e a sus tenientes. Se in icia la declinación de la g lo ria im p erial, y es ya patente que un solo h om b re, por grande que sea su capacidad, no puede abarcarlo todo. L o m ism o sucede en 18 14 ; con un ejército pe­ qu eñ o, el E m p e rad o r se revuelve con tra sus n u m e­ rosos enem igos y realiza a q u e lla in m ortal cam paña, acaso la m ejor de todas, de la q u e, sin ser vencido lácticam en te, sale derrotado y h u m illa d o . Nadie puede ya d u d ar que a q u e llo es el fracaso de la estra­ tegia n apoleón ica, de aq u ella estrategia cortada a m edida dei corso in m o rtal, y q u e só lo puede co n d u ­ cir a buenos resultados, a con d ición de q u e el cau ­ d illo se encuentre en todas partes y d irija directa­ m ente los m ovim ientos de su s tropa.s en el tablero estratégico. No obstante, perdura largos años ia sugestión y transcurre m edio siglo sin patentizarse q u e, m ejor que el gen io casi sobreh um an o de un cau d illo , es la unidad de d octrina de la corta colectividad de h o m ­ bres escogidos que han de ponerse a la cabeza de los ejércitos: este es el triu nfo de M o ltke, com pen dio de los m étodos alem anes: no se fía el éxito al gen io. cu ya ap arició n sólo depende de D ios, sino a la ins­ tru cció n y adecuada preparación del alto m ando. E n tiem po de N apoleón, cuando un o de los m a­ riscales se encontraba lejos del E m p erad o r, vacilab a, se veía perplejo, irresolu to, y a m en ud o se e q u iv o ­ caba; según el m étodo alem án , no se busca u n a in ­ teligen cia soberan a q u e lo presida y lo go b iern e to­ do, sin o la form ación de generales q u e todos pien­ sen de la m ism a m an era, de tal m odo que cada cual sepa cóm o se co n d u cirá su colega distante de él cen ­ tenares de kilóm etro.s, y q u e la acción se verifiq u e de la m ism a m an era cu alq u iera que sea q u ien m an ­ de, con in d epend en cia de la personalidad dei jefe. Esto no es más que u n a adaptación de lo s métodos napoleónicos a las exigen cias de los tiem pos; aq uella unidad que el E m p e rad o r q u ería ten er concentrada en sí m ism o, se distribu ye ahora en varios generales. S e dice que N apoleón no se h u b iera conducido com o los alem an es, cuando éstos in terru m piero n su ofen siva en F ra n c ia para a cu d ir al p elig ro de R u sia ; pero la h istoria nos dice lo con trario . E n tre la g u e­ rra de E sp añ a y la de R u sia , ei gran jefe de ejército opta por esta ú ltim a; y al desentenderse de los a su n ­ tos de E spañ a, que a no otra cosa eq u ivale querer d irigirlo s de lejos, la fo rtu n a h u y e de sus ejércitos en E sp añ a y es derrotado. P u d o h ab er evacuado la P en ín su la y reun id o todas sus tropas para llevarlas al lu g a r q u e estim aba m ás im portante, y en vez de ob rar así trató de d esarro llar las dos gu erras a un tiem p o ; el resultado es sabido de todos. E n cam bio, los alem an es detienen su ofensiva en F ra n c ia , pero no son derrotados a llí; es verdad que no avanzan, pero no es m enos cierto que tam poco retroceden; y entre tanto tratan de reso lver la cam paña en R u sia . P o r este lado no salen dañados los alem an es de la com paración. E n el concepto táctico, la batalla de T a n n en b erg está a la altu ra de las m ás brillantes victo rias de N a­ poleón. S i los rusos n o h u b ieran dispuesto de reser­ vas de m illo n es de h om bres, el 6 de septiem bre ha­ bría term in ado la cam pañ a, com o después de A u s terliiz la de los tres em peradores. Pero ai m edio m i­ llón de rusos que fu ero n deshechos en la Prusia orien tal, su ced ió m u y pronto u n a m asa de otros dos m illones y fué m enester vo lver a batallar; ¿qué h a­ bría pa,sado si después de A u sterlitz, R u sia h ubiera puesto en cam pañ a, al m es de aq u e lla , cien o dos­ cientos m il hom bres m ás. y otros tantos A ustria? ¿H u b iera llegado a nuestros dias ei n om b re de A u s­ terlitz con el b rillo q u e tiene? C om párese el teatro de operaciones de la cam pa­ ña de R u sia en tiem po de N apoleón, con el actual, m u ch o m ayo r y extenso; com párese el efectivo de las tropas del E m p erad o r, poco m ás de medio m illó n de h om bres, y el del ejército ru so , bastante in ferio r, con el de los dos m illon es de austro-alem a­ nes y tres o cu atro m illo n es de m oscovitas de ahora; recuérdese que las victo rias de aquel cau d illo en su avance hasta M oscú fueron m enos com pletas que las de los alem an es en P ru sia y en P olo n ia; pero, sin em bargo, detrás del ejército que se batía con tra e! E m p e rad o r no h ab ía nadie, m ientras que ah o ra, des­ pués de u n a m asa deshecha y puesta en dispersión, aparece u n a segunda y u n a tercera todavía m ás n u ­ m erosa. D e aq u í q u e las consecuencias estratégicas de las victo rias sean m enores en la presente cam paña, Ayuntamiento de Madrid 31 F in alm en te, hace un siglo, la im p edim en ta de los ejércitos no era com parable con la de los actua­ les; sólo por razón del gran consum o de m u n ic io ­ nes, consecuencia de las arm as de tiro rápido , se necesita un nú m ero de carru ajes in m en so y la orga­ nización de enorm es convoyes, cuyos m ovim ien tos, siem pre lentos, quitan libertad a las m an io b ras de las tropas. Y el abastecim iento de un ejército de m i­ llones de soldados es u n problem a d ificilísim o . Por la pequeflez de los ejércitos, por no ser éstos p ro p ia­ m ente la nación en arm as y por la naturaleza m ism a de ias guerras, n i se despoblaban hace un sig lo los países, n i era im p osib le v iv ir sobre el país; ah o ra es otra cosa m u y diferente; ias com arcas q u e in vade el enem igo quedan desiertas, m uertas, sin recu rso s ni brazos; todo o casi todo hay que trasportarlo desde m u y lejos y ello exige tiem po y se opone a los m o­ vim ientos rápidos, que es lo m ism o q u e aconteció hace un sig lo con aquellos países, E sp añ a y R u sia, cu yos habitantes se lanzaron a la gu erra o abando­ naron sus hogares. P o r con siguien te, no hay m otivo para sacar tanto a re lu c ir la grandiosa figura de N apoleón; la com pa­ ración no cabe, n i puede hacerse en un m ism o p la­ no. S i v iv ie ra N apoleón, no se co n d u ciría en la ac­ tualidad com o en la época en q u e floreció; cóm o ob raría, lo ig n o ro , y lo ign oran todos, porqu e para .saberlo se necesitaría ser un gen io com o él. II, —V a c ila c ió n en el p la n d e c a m p a ñ a de lo s r u s o s R ecord and o a grandes rasgos los caracteres sa­ lientes de las m an iobras estratégicas desarrolladas en los dos teatros de la gu erra, se ad vierte enseguida que al presentarse una situación crítica que no po­ día afrontarse en buenas condiciones, el com andante en jefe, fuera alem án o francés, no vaciló en dar la orden de retirada y p rosigu ió el retroceso hasta o cu ­ par u na p osición que le sustrajera a los golpes del enem igo. D espués de C h arlero i y de los in fru ctu o so s con ­ traataques de los aliad os en las jorn ad as del 25 al 28 de agosto, el general Jo ffre dispone la retirada gene­ ral, y no se detiene en el A isn e, n i .siquiera en el M am e, sin o que ord ena alcanzar Ja línea del S en a. L o s alem anes, a su vez. cu an do se en cu en ­ tran ante tuerzas su periores no vacilan en retroceder y ab andon an parte del terreno co n qu istado , ha­ ciendo alto en las posiciones del A isn e, preparadas de antem ano para ejecu tar u n a vigorosa defensiva. En el teatro del Este, cu an do H in d en b u rg a la vista de V arso via com pren d e que u na m asa en em iga m u ­ cho m ás fuerte q u e su ejército propio va a to m ar la ofen siva, cam bia radicalm ente la d irección de m ar­ cha y a toda prisa retrocede hacia el O .; no busca en P o lo n ia lugares donde hacerse fuerte y detener el avance d e los rusos, sin o q u e lo q u e pretende y co n si­ gue es ponerse fu era del alcance de su en em igo para tener tiem po de recib ir refuerzos y adoptar las disp o­ siciones más en arm on ía con las circu n stan cias; en el V a rta, cuando y a s e ha perdido el contacto con las van gu ard ias rusas se detiene por fin, v de a llí parte para su segun d a ofensiva enérgica y resuelta. Hasta en el m ism o cam po austriaco, cu yo alto m an do no está in d iscu tib lem en te a la altu ra del ale­ m án. se aban don a sin titu b ear la G a lizia p rim ero, y m ás tarde se evacú a S erb ia , pese a Jas ventajas con ­ seguidas hasta entonces. C ab alm en te estas resolucio­ nes, que revisten la fo rm a de retiradas, son las más d ifíciles de tom ar y las que m ás acreditan la fuerza m oral de un ejército y la confianza del m ando en sí m ism o, porqu e se enderezan a fines decisivos y no a éxitos parciales, sin n in g u n a in flu en cia en el resul­ tado general de las operaciones. L o s rusos no han obrado de esta m anera. D eshe­ cho el ejército del N arev en la batalla de T a n n en b erg , todavía titubea R e n n e n k a m p f antes de em pren d er la retirada; y las van gu ardias de H in d en b u rg tienen tiem po de atacarle de flanco y o b lig arle a ejecutar por la fuerza lo q u e de buen grado no h ubiera ten i­ do trascendencia funesta sobre los m oskovitas. R etro ­ cede H in d en b u rg desde la lín ea de! V ístu la al V arta, en el m es de octubre, y los rusos, au n q u e todavía no han reunido todas sus fuerzas del ejército del cen­ tro en la P o lo n ia , siguen en pos de él; son derrota­ dos en K.0I0 y K.onin, p rim ero, y en seguida en V r o claviecz. .Al m ism o tiem po aparece ya el peligro que va a am enazarles por el S .. o sea el avan ce de los aus­ tro-alem anes en la región de C zen stochova, pero lo desprecian y entablan u n a tercera batalla, en K u tn o , tan desfavorable para ellos com o las dos prim eras, No han escarm entado todavía, y de nu evo se sostie­ nen en el frente de L o v icz Lo d z; la cuarta derrota tiene lu g a r en Lo d z; es desbordada la izq u ierd a rusa por los austro alem an es, pero e! ala derecha sigue m anteniéndose en L o vicz hasta q u e la q u in ta derro­ ta les obliga a ceder en toda la lín ea. Y entonces vie­ ne la retirada gen eral hacia ei V ístu la , en busca del apoyo de los fuertes destacados de V arso via y de las defensas alzadas en aquel río. E s im posible que la cohesión y la m oral del ejér­ cito ruso sean las m ism as ahora, después de tantas batallas desgraciadas, cuando y a el adversario ha ad ­ q u irid o una su perio ridad m arcada, que lo fueran si volu ntariam en te se replegaran a la fortísim a línea del V ístu la después de K.0J0 o por lo m enos com o consecuencia de la batalla de K u tn o , E l soldado que .se ha acostum brado a ser v en cid o por su adversario, a d q u iere el peor de los hábitos, y antes de v o lv er a en trar en fuego está derrotado m oralm en te. S ería m enester que llegasen copiosísim os refuerzos y que cam biara el alto m an do para que se perdiera por com pleto la depresión m oral que ha de o b rar sobre los espíritus. E s verdad q u e entre todos los ejércitos europeos el ruso es el que puede resistir m ás tiem po, sin descom ponerse, los golpes aciagos de la suerte; pero de todos m odos se resiente, y m ás q u e el solda­ do es el oficial el que se siente qu ebran tad o y sin en er­ gías para lo grar la victoria en u n a n u eva batalla. En el plan de cam pañ a de los rusos se observa, adem ás, un erro r q u e les puede costar caro. L o s ale­ m anes no creen en el p elig ro ru so , ai estallar la g u e­ rra ; ignoran que el en em igo está preparado, y se re­ sisten a a b rir los ojos a pesar del avance de los inoskovitas en P ru sia orien tal y G a liz ia , hasta que la ver­ dad a d q u iere proporciones abru m ad oras. Entonces no titubean ; h ay que afro n tar el p elig ro m ás u rgen ­ te, y aplazar el ob jetivo más cod iciad o; la derrota de los ingleses. S e suspende ia o fen siva en F ra n c ia y la masa p rin cip al de tropas se d irige a R u sia . E s pro­ bable que si el cuartel general h u b iera previsto las Ayuntamiento de Madrid 33 esp lén d id as victorias de H in d en b u rg. que co n ju ra­ ron la invasión de A lem an ia, no se m odificara el plan trazado in icialm e n te; pero cu an do se recibió la noticia de aquellos b rillantes hechos de arm as, ya estaban los refuerzos en cam in o h acia el E ste. Los austriacos, a su vez, ven con clarid ad , o .se lo hacen ver sus aliados, que de la cam pañ a en P o lo n ia de­ pende el resultado de la g u e rra en G a lizia , y eva­ cúan esta ú ltim a p ro vin cia, abandon án dola a los ho­ rrores de la in vasión . Pero los ru sos, en su segunda cam pañ a, la em p ren d id a en octu b re, tornan a in ­ c u rrir en el m ism o erro r de la p rim era: dejan a un lado a los alem anes y vu elven sus arm as con tra los austriacos, facilitan d o la afo rtu n ad a o fen siva de von H in d en b u rg. S i d efin itivam en te son vencidos en Po­ lonia, de nada les habrá servid o reso lver victoriosa­ m ente la cam pañ a en G a lizia y fracasará, sin necesi­ dad de q u e los austriacos disparen un tiro , la nueva tentativa de in vasió n de H u n g ría . S e han em peñado en tom ar com o ob jetivo p rin cip al lo q u e sólo es se­ cu n d ario, y ya es d ifícil que puedan reparar esta equ ivocación. No h ay q u e o lv id a r que en esta gu erra un o de los hechos m ás salientes es la gran rapidez, verdadera­ m ente extrao rd in aria, con q u e los alem anes trasla­ dan sus m asas de u n punto a otro, por alejados que entre sí estén los dos, y en la L ith u a n ia , al N. y en el sector de S a n d o m ir, al S ,, h ay excelentes cam pos d ond e desenvolverse u na in iciativa estratégica. A la in iciativa rusa contra los austriacos, han opuesto estos el vacío, m ien tras que a la in iciativa de Jos ale­ m anes han contestado los rusos presentándoles fuer­ zas mal colocadas y dispuestas con prisas y con a rre ­ glo a los ap rem ios del m om ento. E n estas co n d icio ­ nes, la su perio ridad n u m érica y el peso de la masa tienen la m en or im p ortan cia posible. G racias pue­ den d ar a los hielos q u e cu b ren aq u ella regió n , difi­ cu ltan do los abastecim ientos, los vivaq u es y las mar­ chas, porque esta m ism a cam pañ a, desarrollada tres meses antes, h ab ría term in ad o ya. I IL — L a o fe n s iv a d e lo s a lia d o s en F r a n c ia y F ia n d e s C om o in d iq u é en otra crón ica, los aliados han acabado por reconocer q u e efectivam ente han asu­ m ido la ofensiva y que se proponen a rro jar de F ra n ­ cia, o por lo menos de la región N .O ., al enem igo. L a acción se efectúa más enérgicam en te desde A rras al m ar, pero los ataques m enudean en toda la línea. Precedió, com o tanteo y para lla m a r la atención del ad versario h a d a otro punto, u na tím ida o fen siva en A lsacia; pero com o los alem anes les rechazaran v io ­ lentam ente, no se ocu ltó ya el m ovim ien to p rin ci­ pal. L en tam en te, m u y lentam ente, los aliad os han con segu ido ad elan tar alg o , a u n q u e la situación exa­ m in ada en co n ju n to apenas se ha m odificado; el in ­ vasor, a poco que la ocasión le favorezca, p ro n u n cia contraataques y ha llegad o a ga n ar terreno en varios lu gares. M u y bien atrin ch erados los alem an es y con las baterías en posiciones dom inantes y cruzando sus fuegos, necesariam ente los avan ces d é lo s aliad os han de costarles m u ch as bajas, y es dudoso que cuando llegu e el m om ento de ejecu ta r el esfuerzo decisivo, conserven todavía en ergía suficien te o dispongan de los refuerzos necesarios. L a m ism a pregu n ta cabría fo rm u lar si fueran los a lem an es los que atacaran. S i la b ata lla se d esarrolla con tanta len titu d com o hasta ah o ra, o bien suspenderán los aliad os su ofen­ siv a , o bien ésta acabará por trocarse en defensiva. M ien tras los alem an es no term in en victoriosam en te su acción con tra R u sia , no h a d e a b rig a r dem asiados tem ores el general Jo ffre , pero si aq uello s consiguen un éxito d ecisivo, tal vez se arrepien ta el ge n era lí­ sim o francés de no haber aprovechado para in iciar un ataque resuelto los meses de octubre y n o viem ­ bre, que han utilizado los invasores para atrin ch e­ rarse só lidam en te y preparar todo el terreno in m e ­ diatam ente po sterior para u n a defensa paso a paso. I V . — L a s itu a c ió n el 26 d e d ic ie m b r e E l ataque de los aliados ha sido gen eral en toda la lín ea, pero el m ayor esiuerzo se em pren d ió desde el S o m m e al N . E n los prim eros días co n siguie­ ron algun as ven tajas pero apenas puestos en claro los verdaderos propósitos del atacan te, sobrevi­ no, lo m ism o que en octubre y n o viem bre, la contraofensiva ale m a n a, y la situación c o n tin ú a la m ism a que hace un m es; en unos puntos la lin ea ale­ m ana ha avanzado unos centenares de metros y en otros ha retrocedido otro tanto. E l hecho m ás digno de m ención es que los alem an es evacuaron Ja orilJa izq u ierd a del canal del Iser, cu ya posesión en peque­ ña parte costó ríos de san gre a ios dos ejércitos hace poco m ás de un mes. Esta con traofen siva se ha ejecu tado por m edio de las reservas, cu ya acción ha sido tan vigoro sa que el atacante ha paralizado sus asaltos en casi toda la lin ea y ha vu elto , en gen eral, a to m ar una actitud defensiva. S e ig n o ra s ! se re a n u ­ darán o no los ataques; éstos han debido ser m uy enérgicos en F ian d es, p o rq u e los aliad os, al ser recha* zados, han perdido un n ú m ero de prisioneros re la ti­ vam en te gran de, com parado sobre todo, con los es­ casos que dejaron en m anos de los alem anes desde el i 5 de octu b re: unos tres mil. E n la P ru sia o rien tal, ha sido rep elid a una n u e ­ v a ten tativa de ataque em pren d ida por los rusos, con escasas fuerzas. L o s alem an es, que tam bién son po­ cos, se han lim itado a efectu ar una corta persecu­ ció n . M ás al S -, las tropas alem anas de la región de M law a, que h abían repasado la Frontera, han vuelto a en trar en territorio ruso, y aum en tan su frente de d espliegu e. E n P o lo n ia, L o v ic z ha sido conquistado po r los alem an es, y los rusos se han replegado a u n a lín ea, form ada por los ríos B zura y R a w k a , distante unos 45 kilóm eíros de V arso vía. L o s austro-alem anes, por el S ., han em pu jad o la izquierda rusa, o b lig án ­ dola a evacu ar P iotrkov y la región m erid ion al, y lle­ van d o su Irente a unos 5 o k ilóm etros de C raco via. E sta n u eva derrota de los rusos, en toda la lín ea de P o lo n ia, ab re u n a n u eva situación estratégica, que por estar en pleno desarrollo es prudente no exam i­ n ar hasta que se despeje. E n G a lizia , tam poco han sido más afortu n ados los m oskovitas. L o s austriacos los han rechazado de lo s C árp atos y en la región occidental han obtenido ventajas de consideración. L o m ism o ha sucedido en la B u k o v in a , donde los austriacos han tom ado de n u evo la ofensiva, J u a n A v il e s TenieiUe Coronel de ingenieros 27 de diciem bi-e d e 1(714. /na». C astillo.— ArWau, 177. Derechoa reservados Ayuntamiento de Madrid