san carlos sin minas - Federación Colombiana de Municipios

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En San Carlos, Antioquia desactivan el terror de minas
EL DESMINADO HUMANITARIO de las veredas avanza en esta localidad y
atrae el retorno de desplazados. La meta es certificar en diciembre a San
Carlos como el primer municipio sin minas del país.
En la pequeña escuela de la vereda Santa Rita no hay niños que estudien o
jueguen. Hace ocho años se quedó sin estudiantes bulliciosos, libros y
pizarrones para albergar hombres armados de la guerrilla y paramilitares que
se disputaban esa zona de San Carlos hasta que la violencia y el miedo
desterró a todos los habitantes.
Tras el desplazamiento masivo de la población entre 2002 y 2003, la escuela
se convirtió en un campamento del noveno frente de las Farc. Luego las
autodefensas controlaron ese territorio. Cada grupo ilegal sembró minas
"quiebrapatas" alrededor de la escuela, en la carretera y trochas, para impedir
incursiones del bando enemigo.
Durante casi una década fue una vereda despoblada a la que nadie quería
volver. Pero el paisaje de esta zona montañosa del Oriente antioqueño cambio
desde hace un año, cuando llegó el pelotón de desminado humanitario. Se
reabrió la vía que conduce a la vereda, que se había tragado la maleza, al igual
que a la propia escuela y las casas abandonadas.
Metro a metro los soldados que dejaron los fusiles por esta misión humanitaria
escudriñan el terreno alrededor de la escuela y la vereda Santa Rita con sus
manos y la ayuda de detectores de metales.
Estos equipos ayudan, pero no sustituyen la habilidad y la experiencia en
terreno de estos hombres para encontrar al "enemigo invisible", como dice el
sargento Wilder Aguirre, comandante de desminado.
"Estas minas las sembraron hace 8 o 10 años y son hechas con botellas
plásticas y una jeringa para activar el explosivo al pisarla, entonces no sirve el
detector de metales. Como es un explosivo químico la mina no se daña ni
requiere batería... permanece enterrada y eso es un peligro constante para la
población", explica eAguirre.
Los militares han encontrado 11 artefactos enterrados en inmediaciones de la
escuela y otros 47 en la vereda. Ya barrieron las veredas Mirandita, San Blas,
Camelias y ahora Santa Rita. Les resta la zona de El Silencio.
La topografía montañosa y las fuertes olas invernales han dificultado el trabajo
de los 24 hombres que a diario se enfundan en sus trajes protectores y con
rodillas y pies sobre la tierra buscan las trampas explosivas, las mismas que
han dejado la infame cifra de 9.444 víctimas en Colombia desde 1990 (unos
2.000 muertos), 2.048 de ellas en Antioquia, la zona más afectada por este
flagelo.
Aún así, según el capitán Edwin Cedeño Borrero, comandante de la compañía
de desminado, se lograron limpiar 125.000 metros cuadrados. "La meta es
entregar desminado San Carlos este año, sería el primer municipio del país
libre de minas".
Empieza retorno de familias
El miedo a esos artefactos enterrados ahuyentó por casi 10 años cualquier
deseo de retorno de unas 50 familias campesinas que vivían en esta vereda, a
tres horas del casco urbano de San Carlos. Ahora el trabajo empieza a dar sus
frutos con el retorno de las primeras siete familias desplazadas. Así lo hizo
Pedro Claver en abril del año pasado, tras desplazarse en 2002 con su familia
por la intimación de las Farc.
"Quería que les colaborara, que me fuera de guerrillero me nunca quise.
Entonces nos tuvieron como un año sin poder salir al pueblo, nos tocaba andar
seis horas hasta San Luis para comprar la comida y otras seis horas para
regresas. Un día salimos con lo que teníamos puesto y nunca volvimos",
recuerda el campesino, mientras emprende la caminata de tres horas hacía
San Carlos.
Ese día perdió su finca, enseres y cinco mil palos de café listos para dar
cosecha. Cuando regresó hace un año solo encontró rastrojo y una casa
derruida. Inhabitable. A pesar de ese desolado paisaje, Pedro trabaja de lunes
a viernes en su tierra desyerbando y sembrando café y luego regresa al pueblo.
"Queremos recuperar lo que la violencia nos quitó, pero aún necesitamos
apoyo para levantar la casa y la finca".
El desminado para limpiar la tierra de esas trampas mortales de la guerra, que
no distingue entre soldados, niños, hombres o mujeres inocentes, es el primer
paso para que retorne la vida a Santa Rita. Y los niños a la escuela convertida
en trinchera de los violentos.
Comunicaciones Federación Colombiana de Municipios
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