ECOHÉROES Hay un ser vivo, el planeta Tierra y su hijo más preciado es la Vida, viendo a su hijo en peligro, quiso protegerlo y buscó una buena persona que le ayudara, así fue como encontró Saina y le envió un duende y esta es su historia... En un país donde el caos y el desorden reinaban por doquier, donde se habían perdido las buenas costumbres, y nadie ayudaba a cruzar la calle, ni a ceder el asiento a los demás... allí vivía Saina, una maestra que soñaba cómo podía enseñar a sus alumnos no solo a aprender a leer, escribir mejor, multiplicar o dividir sino también a educar su conciencia, a pensar y ayudar a los demás. Quería poner su granito de arena a esta sociedad cada vez más influenciada por el consumismo, por la obsolescencia programada y por el «usar y tirar». Así fue como una noche, cansada de tanto pensar, cayó en un sueño muy profundo, donde se le apareció un extraño ser que le dijo que solo por intentar hacer un mundo mejor, le concedía un deseo. Éste fue que sus alumnos tuvieran poderes extraordinarios para tratar de ayudar a que no se destruyera el planeta, es decir, para su salvación. El duende no solo cumplió su deseo sino que también dio a Saina una superinteligencia, para que fuese la líder de sus alumnos. A la mañana siguiente cuál fue su sorpresa, cuando vio que su sueño se había convertido en realidad, sus alumnos tenían superpoderes. Después de debatir con ellos cómo poder ayudar a mejorar la vida del planeta, empezaron a utilizarlos... Mar-sire, se convertía en sirena y recogía innumerables envases del fondo del mar para transportarlos en una gran red hasta la planta de reciclaje. Cai-ty, podía convertir los líquidos y gases en sólidos, así cuando había escapes de petróleo o de otros combustibles gaseosos que destruyen la atmósfera, los solidificaba y se los llevaba de allí. Yas-des, desintegraba la materia comprimida, así ocupaba el menor espacio posible. Da-vel, era muy veloz y ayudaba con su velocidad a recoger desperdicios del suelo, los niños lo imitaban porque querían ser como él. La-ke, tenía visión láser, cuando pasaba por lugares donde manipulaban productos contaminantes, trataba de resolver el problema con alternativas más ecológicas. Al-for, tenía mucha fuerza y levantaba objetos que nadie podía y los llevaba hasta los puntos de reciclaje. Yani-last, llegaba con su elasticidad hasta los sitios más insospechados y con su elástica mano sacaba pilas y otros objetos escondidos de los agujeros y ranuras para que no contaminasen. Fir-ser, limpiaba los bosques para evitar incendios y lo que recogía, ramas secas, matorrales secos, y arbustos muertos , los llevaba a una granja ecológica para hacer compuesto orgánico. Nere-pi, podía hacerse más alta que un pino, así vigilaba los bosques, parques, para que no se produjese ningún acto vandálico. Ma-trans, se transformaba en cualquier animal, hablaba con ellos y les enseñaba como protejerse, como distinguir alimentos en mal estado o venenosos. Fly-mar, volaba y vigilaba las calles, cuando veía niños tirando residuos en el suelo, les hacía una foto y se la enseñaba para que se avergonzaran de ello. Tel-di tenía poderes de telequinesia, era muy rápido transportando los residuos y clasificandolos en cartón, vidrio o envases. Ain-vis, como era invisible, aparecia cuando menos lo esperaban y les hacía entender lo que no estaban haciendo bien para que vieran que si seguían así cual sería nuestro futuro. Wolf-pa, con ayuda de su manada podía transformarse en «lobezno», y con la ayuda de su manada cuidaba el bosque y lo protegía. Li-ari, tenía una letra preciosa, escribía mensajes de agradecimiento a todos los que ayudaban a mejorar el planeta y con su larga melena en forma de lianas los iba repartiendo. Todos juntos se ayudaban también cuando la ocasión lo requería. Se convirtieron en un ejemplo para muchos niños, eran los Ecohéroes del planeta, porque solo podían utilizar estos poderes para mejorarlo. El pequeño ser que les había concedido los poderes quedó tan encantado que les permitió que los tuvieran siempre pues tenían un buen fin. Todo el mundo reconoció su labor e incluso una compañía de embalajes les concedió la medalla de protección del reciclaje. Fue un sueño precioso, al día siguiente Saina lo contó en clase y sus alumnos quedaron encantados, sería estupendo exclamaron algunos... sí, pero lo más importante es la predisposición de cada uno, ayudemos entre todos; nuestros hijos nos lo agradeceran porque vivirán un mundo mejor.