UN CONSUMO QUE AUMENTA CON RECETA MÉDICA Partida económica Uno de los grandes gastos que tiene la sanidad es por la ingesta de psicofármacos pasan, sin embargo, factura en el resto de la sociedad que aplica la filosofía de “más es mejor”, afirma Rafael Santandreu. Este escritor y psicólogo considera que el mensaje que queda, entre los más jóvenes, de la confesión del ciclista norteamericano es el de: “Mira, ese deportista se metió de todo durante años y está sano, no pasa nada”. Santandreu insiste en que el dopaje, a nivel social, “se seguirá extendiendo con todo tipo de productos si no somos capaces de entender que más no es siempre mejor”. Para Helena de Marianas –antes de hablar de una sociedad “hiperdopada” se inclina por alertar de “una excesiva ingestión de sustancias que enmascaran pequeñas molestias o mejoran el estado físico”– es la misma sociedad la que fomenta esta realidad “al profesar el culto al ganador”. Y añade: “Escuchamos con demasiada frecuencia la frase ‘¿Quién se acuerda del segundo?’, y eso nos predispone a recurrir a cualquier cosa sólo para conseguir el éxito”. Y al referirse a casos como el de Armstrong, De Marianas comparte con sus colegas que estos casos “hacen que la población interiorice que para conseguir el éxito sólo hay un camino: doparse”. Esta psicóloga añade que la sociedad ha ido perdiendo, poco a poco, “la capacidad de soportar reveses o ligeras molestias físicas y por ello recurre a sustancias Consumo generalizado Se calcula que el 30% de la población consume algún tipo de ansiolítico para resolver situaciones leves de insomnio, pequeñas frustraciones o episodios de duelo”. Y actos, “que se venden como eficaces para retrasar el envejecimiento, anular el dolor, mantener la potencia sexual, aumentar el rendimiento físico o superar las penas y la ansiedad”, hay una potente industria que está obteniendo, con un eficaz “bombardeo PSIQUIATRIZACIÓN Aumenta la ingesta de hipnosedantes ]Los expertos lo han bautizado como psiquiatrización de la vida cotidiana y usan el término para referirse al incremento en España del consumo de hipnosedantes (somníferos, sedantes o tranquilizantes), que ha aumentado un 11,4%. Y eso choca, dice la última encuesta de drogas y alcohol, con el descenso de estupefacientes. Pastillas. En el siglo XXI el acceso a toda clase de sustancias no es en absoluto complicado Tranquilizantes En los últimos 5 años el número de envases de tranquilizantes vendidos en España ha pasado de los 23 millones de euros a los 35 millones publicitario, grandes beneficios económicos”. Eva Montero quiere dejar claro que dentro de esa interminable gama de productos ofertados para aumentar el rendimiento físico, fortalecer la musculatura o alterar el estado de ánimo “hay que diferenciar entre lo que es doparse y lo que es drogarse”. La diferencia entre unos y otros está en el objetivo que se busca con su consumo. Esta psicóloga deportiva añade al respecto que “el deportista que se dopa no suele tener problemas para dejar esos productos cuando se retira de la competición, pero con otras sustancias se corre el riesgo de caer en la adicción”. El dopaje es casi tan viejo como la civilización. Nogales indica que “esta práctica está ya documentada en los antiguos Juegos Griegos, donde los helenos tomaban miel y jalea real para potenciar el desarrollo y consumían estimulantes como aguardiente o diversos tipos de vino y hasta llegaban a comer hongos alucinógenos y semillas de sésamo para aumentar el rendimiento. Filostrato y Galeno escribieron –añade este psicólogo– que los médicos desempeñaban un papel decisivo en la preparación y rendimiento de los atletas y que hasta los cocineros suministraban piezas de pan con propiedades analgésicas, cocidos con especias extraídas de la planta de la adormidera”. Nogales añade que el término inglés doping, proviene del vocablo dop, que era el nombre con el que algunas tribus de África “se referían a L A SO L UC IÓ N F Á C IL Se recurre a sustancias para superar leves molestias físicas o pequeñas frustraciones UN M A L EJ EM PL O Confesiones como la de Armstrong no ayudan a prevenir el consumo de drogas 2010 sufrió un colapso y falleció en el mismo lugar de la competición tras alcanzar la final. El imperativo del funcionamiento aparece aquí como un pragmatismo radical aplicado a la gestión del cuerpo como si se tratase de una máquina, conectado siempre en “on”. Se revela como un ideal social cuya faz positiva es la excelencia y el triunfo, pero Freud nos recordaba que todo ideal tiene su reverso y ca- LA VANGUARDIA 29 T E N D E N C I A S SÁBADO, 26 ENERO 2013 sos como el de Armstrong –no por casualidad el ciclismo requiere del máximo esfuerzo– nos muestran ese otro lado más oscuro. Estos días hemos conocido también que las muertes por suicidio entre los militares norteamericanos, jóvenes que someten su cuerpo al máximo rendimiento, ya superan las bajas por combate. JOSÉ RAMÓN UBIETO, psicoanalista una bebida alcohólica elaborada a partir de piel de uva y otros jugos que usaban en sus ceremonias como estimulante para revitalizar a los guerreros”. Santandreu ubica, por su parte, en la década de los sesenta, el momento en el que este tipo de sustancias empezaron a extenderse con fuerza en la sociedad. “Era el inicio de la era del consumo y esa filosofía del más es mejor continuó en la década de los setenta, cuando se inventó el usar y tirar; sobrevivió en los ochenta, con la moda de la cirugía estética, y pervivió en los noventa, con una sociedad volcada en la hipercomunicación, la fama y el éxito para todos”. En la actualidad, la mayoría de los productos que dopan a buena parte de la sociedad “se consumen con la creencia de que alargan la vida”, concluye Santandreuc Estimulante El 80 por ciento de los ciudadanos de España toma a diario un estimulante, como el café Píldoras que intoxican, desatan enfermedades u ocultan otras La medida del daño que causan los estimulantes depende de cada uno ANA MACPHERSON Barcelona L as sustancias que reinan en el dopaje social se reparten básicamente entre estimular y apaciguar. La gama de estimulantes es amplísima, igual que las consecuencias no buscadas de su utilización. La cafeína o la carnitina, para aumentar la oxigenación muscular, son un ejemplo. O la coca. “Con todas ellas trata uno mismo de explotarse al máximo”, define el responsable de Psiquiatría del Clínic, Eduard Vieta. Y eso incluye correr, investigar, bailar, ser ocurrente, tener relaciones sexuales... La otra vertiente, la apaciguadora, está formada por sustancias sedantes que llevan al consumidor a que durante ese rato, al menos, le importe todo un comino. Benzodiacepinas, alcohol, cannabis, hachís. En medio están las sustancias de la noche es joven, que no se sabe qué tienen “ni por qué intestinos han pasado”. Los riesgos de todas ellas, legales o ilegales, “dependen mucho del individuo, de su vulnerabilidad, de lo que haya detrás”, sentencia el experto. “Lo mismo ocurre sin sustancias. Es el caso de la vigorexia o de la anorexia. Es esa búsqueda de una supuesta perfección que conduce a una persona a excederse, a llevar su cuerpo al extremo. Por eso la línea divisoria entre darse caña y hacerse daño, salvo cuando se consume en cantidades tóxicas, está en uno mismo”. Cantidades tóxicas pueden ser 40 gramos de la amigable cafeína, porque puede provocar un infarto. En las benzodiacepinas, de uso común para la inquietud del ánimo, el riesgo no sería tanto su abuso como el hecho de que se parece a tomar sólo analgésicos cuando uno tiene un gran dolor: “Lo lógico sería ir al médico y recibir el tratamiento adecuado a ese problema. El uso social de estas sustancias enmascara a menudo un problema tratable”, indica el doctor Vieta. El límite del cannabis o de las pastillas de las discotecas lo da la propia vulnerabilidad. “nadie que tenga en las proximidades familiares a alguien con trastorno bipolar o esquizofrenia debería probarlo, porque se asocian a psicosis”. Los estimulantes de la vida nocturna, además de la ignorancia habitual sobre lo que contienen, producen dos claros problemas: la hipertermia y la consiguiente deshidratación: un riesgo real. “Y uno de los efectos preocupantes entre los jóvenes, que no duermen. No dormir trae consecuencias a la larga en el desarrollo intelectual”. Cardiopatías, anorexia, psicosis. Todo parece un riesgo lejano. “Pero antes de intentar explotarse al máximo corriendo maratones o siendo el mejor de la fiesta durante toda la noche sería importante saber ANTEC ED ENTES Si hay familiares con esquizofrenia, no se deberían tomar pastillas D AÑOS OC U LTOS Sustancias con poco riesgo ocultan dolencias que podrían ser tratadas cómo es el propio cuerpo, tener en cuenta la edad, los precedentes familiares e intentar ser un poco más cultos sobre lo que se lee en internet”, apunta el especialista. La venta en internet de las sustancias desreguladas es el gran negocio del dopaje social. “Nos asombramos cada día ante pacientes que son capaces de consumir cualquier cosa que les venden en la red y que conocen por el poco riguroso sistema del boca oreja, pero que cuando les recetamos algo que se vende en farmacias y ha pasado por enormes controles y ensayos clínicos te preguntan qué les estás dando”. Una vez descartados antecedentes y una situación física y mental vulnerable, la primera regla es mirar el prospecto. I si no existe, olvidarlo.c