MATERIA (049): Psicoanálisis Freud – Cátedra I TEÓRICO: 18 FECHA: 29 de agosto de 2007 PROFESOR: Osvaldo Delgado Hoy vamos a trabajar en dos partes. La primera, con relación a las preguntas de teórico del parcial, y la segunda, voy a avanzar sobre “El Edipo como operador estructural”, que tienen en una ficha. Saben que tienen para el parcial veinte preguntas. De teóricos son cinco que, en principio, no tendrían que implicar ninguna complicación responderlas. La primera pregunta: ¿cuáles son los elementos componentes de la pulsión? No se está refiriendo a los destinos –que aparece como pregunta de práctico– y tienen el texto de referencia “Pulsiones y destinos de pulsión”. Los cuatro elementos que componen, mejor dicho que definen a la pulsión como tal, ya que recuerden que no es que existe la pulsión que tiene esos cuatro elementos sino que esos elementos son los que la componen como tal, si saco uno de ellos ya no es la pulsión. La pulsión es un montaje, es un armado de esos cuatro elementos. Tienen el empuje, el empuje pulsional, el Drang, que parte de la fuente que vale como zona erógena. La meta de la pulsión que es la satisfacción en la fuente. El objeto que se fijó, un objeto de la pulsión parcial, es un objeto parcial. Lo que deben tener en cuenta es que la satisfacción no se produce en el objeto; así como tienen que recordar que la meta de la pulsión es la satisfacción, es decir que todo lo que la pulsión busca es satisfacerse. Se satisface en el propio recorrido autoerótico, parte de la fuente y vuelve a la fuente, se satisface en la misma fuente. El objeto –oral, anal– es un objeto instrumental, soporte para garantizar el circuito pulsional. Hemos ubicado otros dos objetos: el objeto voz y el objeto mirada. Cualquiera de estos objetos son objetos soporte para hacer ese circuito pusional. La fuente de donde parte el empuje, es la zona erógena. El empuje, el drang pulsional tiene como meta la satisfacción en la misma fuente. El objeto, que es un objeto instrumental, o sea que no es que se satisfaga en él. Esto es central. No voy a trabajar con las otras preguntas, porque lo tienen que hacer en Seminarios y Prácticos, pero es como la pregunta respecto a los destinos de pulsión, también está en el texto, son cuatro destinos, vicisitudes o defensas de la pulsión: represión, sublimación, vuelta contra sí mismo, y trasformación en lo contrario, y lo que Freud formula sobre cada uno de ellos. Esos son los cuatro destinos de pulsión, pudiendo conocerlos y situar claramente qué quiere decir cada uno ya está respondida la pregunta. Es importante que recurran a la bibliografía que trabajamos en teóricos pero que figura como optativa “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”, y “El creador literario y el fantaseo”. 1 Recuerden que cuando se le produce a Freud la caída de la teoría del trauma, con la vivencia sexual prematura traumática, lo que viene a ocupar el lugar del trauma es la fantasía. Dice que los sujetos le relatan sus fantasías, sus deseos. Esta vivencia sexual prematura traumática no había acontecido. “Las histéricas me engañan”, dice Freud, son fantasías, y las fantasías son la realidad psíquica misma, son deseos inconcientes, que viene trabajando desde la primera época. Es el teatro privado del que Freud habla en los inicios. Representaciones que pueden ser inconcientes o concientes, pueden estar como sueños diurnos concientes. Recuerden que Freud dice que las fantasías tienen en las mujeres en general un carácter erótico, amoroso, romántico; y en los varones de ambición, de poder, pero siempre podemos localizar la referencia amorosa también en la fantasía de los varones. Las fantasías articulan, por un lado, el objeto parcial, pulsional y, por otro, los objetos totales, las personas respecto a las que el sujeto fantasea que están extraídas del campo de su neurosis infantil, del Edipo. A la vez, las fantasías hablan de una insatisfacción. Para fantasear, se fantasea algo que no se posee, que no se tiene. Pero como esto ocurre a todos en el campo de la neurosis se habla, entonces, de una insatisfacción estructural. No hay satisfacción absoluta y plena de la pulsión ya que hay siempre una diferencia entre el placer que se busca y el que se halla. Además, porque el objeto está perdido estructuralmente, un objeto perdido imposible de recuperar, y sólo pudiendo ser recuperable habría satisfacción plena. Pero la recuperación supuesta de ese objeto daría por resultado la liquidación del sujeto mismo, ya que el sujeto no es nada más que un sujeto añorante de aquel objeto que perdió y que es imposible recuperar. Objeto que va a sostener tanto el objeto perdido a nivel del campo del deseo, como el objeto perdido en relación con el campo de la pulsión. Como no hay satisfacción plena, siempre somos añorantes. Recuerden, también, que la fantasía viene al lugar del juego infantil. Los niños juegan y los adultos remplazan el juego por la fantasía. Cuando la fantasía responde a un deseo edípico, incestuoso, es reprimida. Se pueden tener sueños diurnos que no entren en contradicción con el ideal del yo; pero si entra en contradicción con el ideal del yo será reprimido. La fantasía reprimida retorna, ¿cómo? como síntoma. Por lo tanto los síntomas son el retorno de lo reprimido de esas fantasías inconcientes. O sea, que a nivel del deseo un síntoma es la expresión desfigurada de una fantasía, así también un síntoma, además de expresar un deseo expresa un modo de satisfacción. El ejemplo paradigmático es la conversión histérica: por eso que no puede satisfacerse abiertamente porque tiene que ver con una modalidad de satisfacción ligada a la dimensión de lo prohibido incestuoso, se produce la conversión histérica; un modo de satisfacción paradójico ya que al sujeto le produce cierto malestar, una parálisis en la mano, ceguera histérica, etcétera. 2 Los síntomas, entonces, tienen una doble cara. Por un lado, a nivel del deseo, implican el retorno de lo reprimido, de la fantasía inconciente. Por otro lado, a nivel de la pulsión, son un modo de satisfacción. Todo síntoma implica ambas cosas: la realización del deseo y una satisfacción pulsional. Los síntomas son la vida sexual de los neuróticos –dice Freud– ya que los objetos son los objetos edípicos, son los referentes del deseo para el sujeto, por lo tanto deseo y prohibición están anudados. Por ejemplo la madre, en tanto prohibida, pasa a ser el referente del deseo inconciente. A la vez, la fantasía liga dos componentes. Cuando hablo de fantasía tengo que ubicar dos componentes, allí ubicamos el concepto de soldadura. Primero hay una práctica autoerótica mecánica que posteriormente se liga con un deseo. El deseo prohibido, edípico, incestuoso, se suelda con una práctica masturbatoria mecánica, como un placer de órgano, ese es el concepto de soldadura. Lo tienen tanto en el texto “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” como en “El creador literario y el fantaseo”. El concepto de soldadura es muy importante y sencillo. Soldadura quiere decir que no es algo que venga dado sino que es una construcción, es un artificio. No es que la misma práctica mecánica de órgano en su primer momento ya está ligada a un deseo inconciente, es un tiempo lógico posterior de construcción. La tercera pregunta también es sencilla: explique las fases de la represión, a partir de los textos “La represión” y el capítulo III de “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia…”, que se llama “Mecanismo paranoico”. Recuerden que para poder situar la represión primaria tienen que tomar los dos textos; ya que en uno –el de Schreber– dice que la represión primaria es una fijación pulsional; y en el otro –“La represión”– habla de un representante psíquico imposible de recuperar, caído en el fondo, que ha sucumbido a un olvido estructural. La operación de la represión primaria habla, justamente, de las condiciones de posibilidades de que un sujeto sea neurótico o psicótico. La represión primaria es una operación doble o compleja, tomando los dos textos como referencia. Les había dicho que no es que lo que dice en un texto es correcto y en el otro incorrecto, o que una sustituya a la otra, sino que hay que tomar los dos textos, como si Freud trabajara una parte de la cuestión en uno, y otra parte en el otro. La represión primaria es tanto una fijación pulsional, en la medida en que el objeto está perdido, es imposible de recuperar, un objeto contingente se fija, y va a ser el objeto al que el sujeto quedará fijado de por vida. La represión primaria implica una detención del movimiento libidinal, es, en realidad, una fijación y un olvido estructural; o sea, imposible de recuperar por asociación libre, esto es la represión primaria. Después tenemos la represión secundaria o propiamente dicha, que son los productos del inconciente dinámico con los que trabajamos en un análisis: lapsus, chistes, actos fallidos, sueños, síntomas. Todos son productos de la represión secundaria. Recuerden que estos productos pueden ser productos porque hay una represión primaria. Para que algo se instituya como reprimido hay una fuerza que Freud, de acuerdo al texto, la llamará 3 represión, censura, que tiende hacia abajo; y una fuerza que va a tomar un elemento que esté en conexión asociativa con la represión primaria. Para reprimir un representante psíquico, se necesita de las dos fuerzas: de la censura, del esfuerzo represivo; y de la atracción de la represión primaria. Por eso decimos que podemos olvidarnos de cosas gracias a que hay un olvido estructural que llamamos represión primaria. Los psicóticos funcionan en este sentido como Funes el memorioso, tienen excelente memoria, no olvidan, justamente no olvidan porque hay una falla en la institución de ese olvido estructural primario. ¿De qué se trata este producto del inconciente? Del interjuego represión-retorno de lo reprimido. Es fundamental que recuerden que cada vez que hay represión hay retorno de lo reprimido, no hay represión sin retorno de lo reprimido. Hay represión primaria y represión secundaria o propiamente dicha. Esta última implica que un representante psíquico es reprimido y sustituido por otro desplazadamente. Para la represión secundaria, Freud habla como si fueran tres tiempos, diferencia represión de retorno de lo reprimido. Lo diferencia didácticamente pero recuerden que no hay represión sin una sustitución. Si se reprime un representante psíquico en su lugar se produce otro. La mención del inconciente dinámico es que si se reprime “x”, represión quiere decir que en el lugar en donde estaba “x” se produce “y”, o sea, hay sustitución. No hay represión sin sustitución, es un mismo movimiento; porque represión quiere decir que adviene un representante sustitutivo de otro. El analista ubicando los representantes en sustitución interpreta el representante psíquico reprimido. Entonces, represión primaria, tiene las dos patas, es una operación doble compleja, fijación y represión estructural de un representante psíquico. Una aclaración importante, la represión primaria no implica la producción de un sustituto. Lo que estoy diciendo aquí es acerca de la represión y el retorno de lo reprimido, estoy hablando de la represión secundaria o represión propiamente dicha; lo mismo cuando hablo de los olvidos, de los lapsus, de los fallidos, de los chistes, de los síntomas, los sueños. En la represión primaria no hay un sustituto, es caído en el fondo, imposible de recuperar, es lo que garantiza que funcione todo el aparato, si no hay represión primaria no hay represión secundaria, ni retorno de lo reprimido, ni síntoma, ni lapsus, ni chiste, nada. La otra pregunta: diferencie ideal del yo y yo ideal según el texto “Introducción del narcisismo” y el capítulo VII de “Psicología de las masas y análisis del yo”. El capítulo VII de “Psicología de las masas y análisis del yo”, lo trabajamos con la identificación primaria. Se trataba de una incorporación, como introyección de un representante psíquico privilegiado, que lo llamamos padre. Esa incorporación, que es un lazo libidinal anterior a toda carga de objeto, que no es edípico, no es el amor al padre o a la madre del Edipo, es condición para que haya amor al padre o a la madre u odio en el Edipo. Es la incorporación de un representante psíquico que llamamos padre y que –como dice Freud– implica “como el padre quiero ser”; no en el sentido edípico “al padre quiero tener” 4 amorosamente. La referencia paterna pasa a instituirse como el referente para el ideal del sujeto, es “como el padre quiero ser”, es una instancia simbólica. De todos modos voy a retomar en la segunda parte del teórico la identificación primaria que Freud nombra para marcar bien la diferencia: no es “al padre quiero tener” como objeto de amor, es “como el padre quiero ser”. Esta dimensión sostiene el ideal del yo para varones y mujeres. Ahora, en el “como el padre quiero ser” no estamos hablando del padre edípico, por lo tanto para una mujer esto no habla de identificación viril histérica, ni de homosexualidad femenina, que es propio del campo el Edipo. Identificación viril al padre, homosexualidad femenina son efectos del Edipo, mientras que esto es lógicamente anterior al Edipo. Entonces, fíjense que padre no es la figura del papá, ni los síntomas del papá, ni los rasgos del papá. Se llama padre a una instancia psíquica, es un representante psíquico que funciona en la estructura para que él sea el soporte de lo que Freud llama el ideal del yo, es una instancia simbólica. Es lo que permite que el sujeto, a la vez en la vida, tenga ideales, patrióticos, religiosos, amorosos, es lo que sostiene que un sujeto tenga ideales. Es lo que va a libidinizar el yo, el “nuevo acto psíquico” para que se produzca el yo, ya que el yo libidinal, el yo del narcisismo no es un dato originario, no se nace con un yo, sino que implica una libidinización, el yo tomado como objeto libidinal. El ideal del yo es el soporte para que se produzca la represión en el marco de “Introducción del narcisismo”. Quiere decir que los deseos inconcientes que entran en contradicción con el ideal van a ser reprimidos. Instancia simbólica que es diferente a lo que Freud formula como yo ideal. El yo ideal no es una instancia simbólica sino que es una instancia imaginaria que tiene que ver con la aspiración narcisista del yo. Tiene que ver con intentar recuperar ese narcisismo primario perdido. Recuerden que les decía el teórico pasado que para poder ser sujetos primero tenemos que advenir como falo materno, ese es el lugar de completud narcisista, es fundamental quedar instituido como falo materno pero es fundamental caer de esa posición. Si uno queda en esa posición, como de fetiche materno, se abre el campo, por ejemplo, de la perversión. Incluso se puede utilizar la categoría falo para situar las tres estructuras cínicas: neurosis, perversión y psicosis: • Si un sujeto adviene al lugar de falo y cae de allí, porque el deseo de la madre se dirige hacia otro lugar, no es todo aquello que la completa, neurosis. • Si queda instituido como falo materno y no cae de ese lugar, perversión. • Si no adviene nunca a ese lugar, psicosis. Ahora, en tanto neurótico, la caída de ese lugar de falo materno implica pasar la vida tratando de resarcirse narcisísticamente de esa herida bajo el modo de yo ideal. El yo ideal es la captura narcisista del sujeto, es verse como yo ideal para buscar de ese modo ser amado por lo que viene al lugar, y está en el lugar de ideal del yo. 5 En un análisis, el analista puede venir a ocupar el lugar del ideal del yo, entonces el paciente, para procurar la satisfacción narcisista de ser amado por ese que está en el lugar del ideal, puede traer sueños, lapsus, trabajar, no porque sea un gusto especial por el trabajo sino que de ese modo busca garantizarse el amor de aquel que está en el lugar del ideal del yo. También en la dimensión amorosa de los varones, la posición sexuada masculina implica colocar al objeto erótico en el lugar del ideal, de darle a la mujer amada el lugar del ideal, y procura hacer todo lo posible para estar a la altura y ser aceptado o amado por la amada colocada en el lugar del ideal. Entonces, el ideal del yo es una formulación simbólica; el yo ideal es una formulación imaginaria de recuperación del narcisismo perdido, por aquello que vale como castración, como pérdida, como ruptura de ese idilio de ser falo materno. Recuerden que la posición de falo materno, a la vez, es la que permite negar, en el sentido de la neurosis, ese “no quiero saber” que la madre está castrada. El neurótico produciéndose como falo no sólo obtiene esa satisfacción sino que además obtura encontrarse con la castración en la madre. O sea, pasa a ser lo que la madre no tiene entre las piernas, se instituye como siendo aquello que podría tener entre las piernas, ser el falo de la madre. Quinta pregunta: ¿cuáles son las propiedades del sistema inconciente según el capítulo V del texto “Lo inconciente”? Recuerden el principio de no contradicción que está guiado por el principio de placer y no por el principio de realidad; que no funcionan los términos de la negación ya que puede aparecer una cosa y lo contrario; que hay una ruptura de la dimensión temporal, puede aparecer primero lo que es segundo y segundo lo que es primero. O sea, todo lo que trabajaron respecto a los sueños, porque las propiedades del sistema inconciente ya están trabajadas por Freud en el texto de “La interpretación de los sueños”. Se trata del proceso primario, el movimiento y desplazamiento de las cargas. En el capítulo V del texto “Lo inconciente” Freud dice claramente estas son las propiedades, los caracteres del sistema inconciente. De las preguntas de relación, la primera pregunta ya la respondí cuando expliqué la relación del síntoma con la fantasía, porque esta era la relación de la satisfacción pulsional y la consideración del síntoma como la vida sexual de los neuróticos. Tienen referencias que tanto en “Tres ensayos…”, como en “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad…”. Allí tienen situado el por qué Freud dice que los síntomas son la práctica sexual de los neuróticos. La segunda pregunta de relación, ¿por qué la pulsión es un concepto límite? Recuerden que concepto límite marca dos cosas. En el sentido de que pulsión no es instinto, pulsión es del campo del psicoanálisis. Si saco el concepto de pulsión no puedo seguir hablando de psicoanálisis, estaría hablando de otra cosa. Funda un campo, dice que no nos encargamos de la biología, del organismo, del instinto, de eso se encarga la medicina. Freud no dice que eso no exista, que no existe el organismo, dice que nuestro campo de saber, nuestro campo 6 de praxis, nuestro campo epistémico está enmarcado por el concepto de pulsión que se diferencia del instinto. Entonces, se habla de pulsión como satisfacción, empuje constante la pulsión, la pulsión nunca se satisface plenamente, nunca se colma, por eso siempre insiste, nunca duerme, nunca descansa. La necesidad sí, uno tiene necesidad, come, se satisfizo y punto, la pulsión no, siempre es una fuerza constante. Entonces, por un lado, es un concepto límite porque divide dos campos, el campo del psicoanálisis y el campo de la medicina, de la biología; y por otro, es un concepto límite ya que marca la diferencia pulsión-instinto. Es una construcción que Freud llama nuestra mitología, nuestro mito, la existencia fundante de algo que se llama pulsión. Tienen estas dos versiones en “Pulsiones y destinos de pulsión”. Recuerden marcar que concepto límite es un concepto que está en el límite entre lo que es psicoanálisis y lo que no lo es; y es límite porque marca lo que es cuerpo libidinal y lo que es organismo, son dos cosas que se relacionan. Pulsión, concepto límite, porque dice que de un lado es medicina, biología y del otro lado es psicoanálisis; de un lado hablamos de organismo (medicina) y del otro lado de cuerpo libidinal (psicoanálisis). Nacemos con un organismo pero no nacemos con un cuerpo, el cuerpo es una apropiación, a un cuerpo se lo puede tener o no tener. Incluso, como la conversión histérica lo muestra, a veces, podemos tener nuestro cuerpo, y a veces no podemos tener nuestro cuerpo, como en “La perturbación psicógena de la visión…”, una parálisis, las diferentes vicisitudes. Lo hemos hablado al respecto de una cosa que sucede en la actualidad, un fenómeno llamativo con respecto a esta cuestión de que los jóvenes varones consumen viagra para el acto sexual. Se trata de funcionamiento del órgano en tanto organismo porque es cierto que el instrumento fálico puede fallar, porque se lo puede tener al servicio o no se lo puede tener al servicio, o sea que está sujeto a fallas en su funcionamiento, en el encuentro con el deseo, con el cuerpo de una mujer, etcétera. Entonces, al cuerpo se lo puede tener, neuróticos somos aquellos que hemos podido tener un cuerpo, apropiarnos de un cuerpo, con dificultades, con deficiencias, con problemas, con conversiones, pero tenemos un cuerpo. Y psicóticos son aquellos sujetos, que por falla en relación con la represión primaria no pueden disponer de un cuerpo como los neuróticos. La perturbación de la falicisización constitutiva hace que el cuerpo no esté ordenado fálicamente en zonas erógenas, por ejemplo. Por eso, en vez de parálisis de un miembro hay certeza de transformación de un cuerpo de hombre en el de una mujer, esas son las perturbaciones que se pueden encontrar en el campo de la psicosis. Otra, ¿qué entiende Freud por zona erógena?, ejemplifique con “La perturbación psicógena de la visión…”. Aparece la cuestión de la zona erógena también en “Tres ensayos…” y “Mis tesis…”. Recuerden que Freud dice que cualquier parte del cuerpo y de la superficie del cuerpo puede valer como zona erógena, la zona erógena no está circunscripta 7 a los genitales. Es un movimiento que va del primer modelo pulsional al segundo modelo pulsional. Del conflicto pulsiones del yo o autoconservación y pulsiones sexuales, como primer conflicto. Por ejemplo, en el caso de la perturbación psicógena de la visión, cómo un órgano como la vista destinado a que el sujeto, a nivel de la pulsión del yo o autoconservación, pueda orientarse en la vida; también está para ver los encantos del objeto amado, puede entrar en contradicción pulsiones del yo o autoconservación con la pulsión sexual, y el efecto de esto, es la represión, es una conversión histérica como la ceguera histérica, es un conflicto de este par de pulsiones. Freud refiere la pulsión del yo o autoconservación a una dimensión de la necesidad. Pero que, en verdad, habría que pensar la dimensión de las pulsiones del yo o autoconservación más en la línea de lo que trabajará en el segundo modelo pulsional, libido del yo-libido objetal. O sea, pulsiones del yo o autoconservación, en realidad, tienden a sostener la unidad yoica. Entonces, la pulsión del yo o autoconservación articuladas como libido yoica, refieren a la unidad del cuerpo, el cuerpo como algo unificado. El conflicto con la pulsión sexual revela la fractura del cuerpo ya que no hay campo unificado, ya que se puede quedar ciego histéricamente sin ninguna perturbación orgánica. O sea, el cuerpo ya no como algo unificado sino como algo profundamente escindido, fracturado, cortado, ya que una parte del cuerpo puede no responder a la dimensión unificada. Uno tiene la creencia de que el cuerpo es algo unificado, es una captura imaginaria por parte del sujeto ya que, por ejemplo, la conversión histérica revela que el cuerpo como algo unificado es una mera captura imaginaria, que el cuerpo puede presentarse fracturado, escindido. Las histéricas, en las diferentes perturbaciones respecto del cuerpo, los malos ratos, las malas pasadas que el cuerpo le hace pasar a veces a los sujetos, revelan que no hay un dominio yoico unificado sobre el cuerpo, sino que esto fracasa. El texto “La perturbación psicógena de la visión…” es el texto paradigmático, clave para esto. La pregunta cuatro de relación es la premisa universal del falo. Lo han trabajado aquí y en prácticos. Recuerden las referencias al texto que hemos trabajado “El sepultamiento del complejo de Edipo”, para marcar el ordenamiento diverso de la articulación Edipo-castración en el varón y en la niña. Recuerden que no es premisa universal del pene ni premisa universal genital, es premisa universal del falo y que, apoyado en la referencia del instrumento fálico masculino, se instituye la alternancia lógica de la presencia-ausencia, y que la posición sexuada se jugará en términos de tener o no tener el falo. Tener o no tener el falo remite al cuerpo y no al organismo, a nivel del organismo a las mujeres no les falta nada. Cuando se refiere a la posición castrada se refiere a la lógica del cuerpo a partir de la premisa universal del falo. Un elemento simbólico que marca, en principio, dos posiciones diversas respecto a él. Marca la diferencia de entrada y salida del Edipo. La línea que fija para ambos, niñas y niños su primer objeto amoroso es la madre, como predípico. Recuerdan que cuando hablamos de identificación primaria ubicábamos al 8 padre pero no el papá, sino una referencia lógica, un referente. La identificación primaria se trata de un lazo libidinal anterior a toda carga de objeto, anterior a toda dimensión del amor en el sentido en que entendemos amor en el campo del narcisismo, del Edipo. Aquí, estamos hablando de que el primer objeto de amor que es la madre. Para la niña se resuelve con el odio: la madre no la ha hecho provista. Entonces, primero, entra al Edipo dirigiéndose al padre para que le de el falo que no tiene y, segundo, para que le de el equivalente al falo, un hijo. O sea, que es la castración lo que hace que una mujer entre al Edipo. Al entrar al Edipo cambia el objeto amoroso, la madre por el padre, en vez de exigirle el falo a la madre, le pide lo que equivale como falo, o sea un hijo, al padre, y un cambio de zona erógena, del clítoris a la vagina. En el varón ni hay cambio de zona erógena ni de objeto. El primer objeto es la madre y ante la amenaza de castración, para preservar narcisísticamente sus genitales de la amenaza que se cierne, el sujeto sale del Edipo, abandona el objeto incestuoso materno, abandona quiere decir que lo reprime, que pasa a ser su referente inconciente por prohibición paterna. Se identifica ahí –es otra identificación– se identifica a la posición sexuada cuando estamos hablando de Edipo positivo. En el Edipo negativo, la homosexualidad masculina es la identificación a la madre y tomar como objeto amoroso al padre. Aquí sí “al padre quiero tener”, pero ahí estamos hablando de homosexualidad masculina, Edipo invertido. Freud dice que, en verdad, en todos los sujetos habría un componente de Edipo positivo, y de Edipo negativo, dependerá de cuánto es lo que es de Edipo positivo y de Edipo negativo, dependerá de esa cantidad que alguien sea heterosexual u homosexual, ya que también en los varones heterosexuales hay identificación a la madre. Entonces, en la mujer la castración hace que entre al Edipo para buscar la equivalencia simbólica. ¿Cómo sale del Edipo? Por decepciones, ya que el padre, que funcionó como promesa de restaurarle narcisísticamente su relación al falo, no cumple y por las decepciones la mujer abandona esa referencia paterna y se dirige a otro hombre, para que ese otro hombre sí le de el falo vía un hijo. El varón, sale identificándose con la posición sexuada. La prohibición paterna marca una interdicción “la madre no”, la madre está prohibida. En el mismo punto en que dice “no la madre”, la funda como objeto de deseo. Dice “no la madre” y abre el campo de sus sustitutos. Entonces, es un operador de interdicción y un operador de sustitución, ya que en la medida en que está prohibida abre el campo de la sustitución. Es también un operador de reforzamiento de la identificación en un varón, porque refuerza, como vamos a trabajar en “El yo y el ello”, la identificación a la posición sexuada. Ahora, para que esto funcione, el padre como operador de interdicción, de sustitución y de reforzamiento de la identificación, tiene que estar él también sometido a la ley. 9 Aquí hay una cuestión que la retomaremos con “Inhibición, síntoma y angustia”. Cómo el sujeto se subroga por sus genitales y el encuentro sexual con la madre, en realidad, ya toma su cuerpo todo por sus genitales para producir el efecto de este reencuentro con la posición de falo. Pero, decía, que para que esto suceda, para que un padre funcione como ley y transmita la ley, él tiene que estar sometido a la ley. Es como la diferencia entre los gobiernos democráticos y las dictaduras. El gobierno de un país democrático está sometido a la ley no dicta la ley. En un gobierno dictatorial, un dictador hace la ley, no está sometido a un congreso, por ejemplo, ni a un poder judicial, la cuestión de que haya tres poderes, ejecutivo, legislativo y judicial es que estamos todos sometidos a la ley. ¿Qué quiere decir además que un padre esté sometido a la ley él? Que para prohibirle a un hijo una mujer, o sea a la madre, y abrirle el campo de todas las otras, se tiene que prohibir también las otras porque si no son todas para él y éste es el padre de la horda primitiva de “Tótem y Tabú”. Para que la ley funcione, para que el padre le diga que “no” a cierto goce, a cierto modo de satisfacción, para él también tiene que haber un “no”, él también tiene que estar sometido a esa ley. Un psicótico es un sujeto que fue para su madre lo que era en tanto organismo y una madre para la que la palabra de un padre no tiene valor. El psicótico tiene un padre pero que hace la ley, él es la ley y no está sometido a ninguna ley. La película que se llama “Claroscuro” es un ejemplo para entender la posición en la psicosis y la posición paterna que da origen a una psicosis. Los neuróticos, no hemos tenido un padre dictador que hizo la ley y que no estuviera sometido a la ley. Somos neuróticos porque hemos tenido un padre que ha estado sometido a la ley, pero no todo, porque ha habido algunos lugares en los que nuestro padre le hizo una trampita a la ley. Algún goce que tenía que estar prohibido no se lo prohibió, retrocedió frente al deseo, le hizo una estratagema a la ley y no cedió cierto goce. Y los neuróticos, se da claro en la neurosis obsesiva, los neuróticos obsesivos padecemos de las culpas de nuestros padres. La última pregunta de relación, la articulación de los conceptos de represión primaria y secundaria con el análisis del sueño de la inyección de Irma. Recuerdan que Freud dirá dos cosas con el sueño de la inyección de Irma. Hay dos enseñanzas que se extraen de este sueño. Una, es la fórmula del inconciente “trimetilamina”, en el sentido de que el inconciente es una articulación de representantes psíquicos. Todo el trabajo que hace Freud respecto a la inyección de Irma, todo el desmontaje de los personajes, todo eso es trabajo con la represión secundaria. Y tenemos también en este sueño, el testimonio puntual, claro y contundente de la represión primaria, el llamado ombligo de sueño, la garganta de Irma, ese lugar que no se puede avanzar, de donde procede todo pero del que no se puede recuperar nada. Entonces, la garganta de 10 Irma se articula con el concepto ombligo de los sueños, y es el nombre, en ese texto, de la represión primaria. El inconciente es la fórmula la trimetilamina y el desmontaje que hace Freud de todo el análisis del sueño es el desmontaje de las propiedades del sistema inconciente, como lo dirá en el capítulo V de “Lo inconciente”, y en el orden de la represión secundaria o propiamente dicha. Todo el trabajo que realiza Freud es con la represión secundaria, la represión primaria, repito se testimonia en la garganta, ombligo de los sueños. Esa es toda la cuestión. Si leen el sueño de la inyección de Irma con estos conectores que les doy les va a resultar totalmente sencillo, con lo que han trabajado sobre represión primaria y represión secundaria. Una última cuestión de Edipo. El Edipo es además un argumento en el campo de la neurosis del que carecen los psicóticos. Es un argumento que hace que se produzca una confusión fundamental, porque el padre prohíbe la madre y prohibiéndola la funda como deseada pero, al mismo tiempo, prohibiéndola produce una confusión que es que la madre queda funcionando como el objeto perdido y, en verdad, el objeto perdido no se puede recuperar no porque esté prohibido. El objeto perdido es ese objeto hueco de la pulsión, es la primera experiencia de satisfacción como perdida, imposible de recuperar, no se puede recuperar porque si se recupera el sujeto queda abolido. Y no se puede recuperar por estructura porque somos seres hablantes, no se puede recuperar el objeto perdido porque somos humanos atravesados por la palabra. Es la palabra como tal la que hace que no se pueda recuperar el objeto perdido. Es la trama misma del lenguaje, no lo que dice el lenguaje, el lenguaje mismo hace que no se pueda recuperar el objeto perdido, esa primera experiencia de satisfacción. El lenguaje nos separa para siempre de la posibilidad de reencuentro con ese objeto. La prohibición paterna confunde, haciéndole creer al neurótico que si no estuviera prohibido podría recuperarlo. Entonces, el lenguaje nos separa, de una vez y para siempre, del objeto perdido, de la primera experiencia de satisfacción. Es la prohibición paterna la que funda a la madre como referente inconciente para las sustituciones pero, a la vez, es la que hace creer que si no estuviera prohibida podría reencontrarse. Entonces, el lenguaje que separa para siempre el objeto perdido y el significado de ese lenguaje que es “la madre está prohibida”, es un argumento que la produce como deseada. Una cosa es un texto y, otra, son los significados de ese texto. Que haya un texto, que seamos seres de palabra, de lenguaje, que vivamos en ese exilio que es el lenguaje, hace que no podamos jamás recobrar el objeto perdido. En ese lenguaje un significado dice “la madre está prohibida”, eso lo llamamos Edipo. Es un argumento que tapona, que vela que la satisfacción plena de la pulsión está absolutamente perdida, es imposible. O sea, que la satisfacción plena de la pulsión no es que esté prohibida, es imposible. Aunque levante toda prohibición y sea súper libertino es imposible la satisfacción plena. 11 Bibliografía trabajada y citada Delgado, O., “El Edipo como operador estructural”, ficha de la cátedra. Freud, S., “La interpretación de los sueños” (1900 [1899]), capítulo VII, en: Obras completas, tomo V, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “Tres ensayos de teoría sexual” (1905), en: Obras completas, tomo VII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “Mis tesis sobre el papel de la sexualidad en la etiología de las neurosis” (1906 [1905]), en: Obras Completas, tomo VII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1988. ---------------, “El creador literario y el fantaseo” (1907), en: Obras completas, tomo IX, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1989. ---------------, “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” (1908), en: Obras completas, tomo IX, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1989. ---------------, “La perturbación psicógena de la visión según el psicoanálisis” (1910), en: Obras Completas, tomo XI, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1988. ---------------, “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente” (1911 [1910]), en: Obras completas, tomo XII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “Tótem y tabú” (1912-13), en: Obras completas, tomo XIII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1988. ---------------, “Introducción del narcisismo” (1914), en: Obras completas, tomo XIV, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “Pulsiones y destinos de pulsión” (1915), en: Obras completas, tomo XIV, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “La represión” (1915), en: Obras Completas, tomo XIV, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “Lo inconciente” (1915), en: Obras Completas, tomo XIV, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921), en: Obras Completas, tomo XVIII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “El yo y el ello” (1923), en: Obras Completas, tomo XIX, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “El sepultamiento del complejo de Edipo” (1924), en: Obras completas, tomo XIX, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. ---------------, “Inhibición, síntoma y angustia” (1926 [1925]), en: Obras completas, tomo XX, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990. 12