escuchar a nuestros pastores

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CONTROVERSIA EN TORNO A LA LIBERTAD DE LOS FIELES
RESPECTO AL MAGISTERIO EN MATERIAS CONTINGENTES
«ESCUCHAR A
NUESTROS PASTORES»
Dus ex. ministios de gobierno v
ifCtivos de la Po
Católica de
ron pública una declaración COITHJ
laicos católicos, sobre «I "Derecho
da los Fieles a dk
sia en materias
una respuesta a •
ral que les hiciera el Comité Permanente del Episcopado a <aii da una
declaración anterior de e'itos y
otros laicos titulada "En Defensa
de la Libertad de Condene
última declaración apareció en
Et Mercurio el 6 de diciembre. Su
tono es desenfadado, ^respetuoso
y escandaloso. Esa es
al delicado llamado q¡.,
el Comité Permanente. De paso
reconocen teóricamente el Magisterio da la Iglesia, pero reafirman en
todas sus partes la declaración anterior, pareciéndoles fnoralmente
inadmisible acopiar el documento
que les dirigiera el Comité Porma;el Episcopado: "Reafirmamos en todas sus partes nuestra
declaración titulada "En defensa
ds la libertad de coñete™
específicamente su parte medular
en la cual afirmamos que "la declaración formulada por la Conferencia Episcopal chilena en relación
con et reciente plebiscito, contiene
apreciaciones contingentes respecto
de las cuales no puede exigirse la
adhesión obligatoria de los católicos, aunque dichas apreciaciones
sean respetables", y agregamos que
"este hecho no es sino el mes reciente de una larga sucesión de pronunciamientos episcopales de similar carácter que, a nuestro juicio,
aparecen y son utilizados como una
presión moral destinada a condicionar la libre opción de los católicos
naterias político-contingentes"
V añaden: "Querernoí defender la
libertad da conciencia de los catótila nuestra, para
13 opiniones de la
i, ya que lo con
trario nos llevaría a retornar a etapas va superadas de clericalismo,
que canto daño hicieron a Chile y
a la Iglesia, y que no queremos ver
revividas".
Después, poniendo al mismo nivel entrevistas, cartas pastorales,
declaraciones colegiadas, etc., como
botón de muestra ofrecen 16 breves
•jetos de cosas dichas por obis«n distintas circunstancias y
con diversos tonos, todas bajo el
régimen actual. Terminada» las citas
agregan, "Discrepamos" y, a continuación, dan brevemente su opinión personal sobre el hecho polltico-contingente al que hacían referencia l;i¿ palabras pastorales de
los obispos, sin ponderar debidamente el juicio de sabiduría humana y evangélica que empapaba las
apreciaciones de los obispos.
Y concluyan: "Afirmamos que
para los católicos es plenamente
legítimo discrepar de todos y cada
uno de esos pronunciamientos episcopales citados, como asimismo
de todos los análogos, en su carácter contingente y opinable. Concretamente, nosotros discrepamos.
Creemos que ese derecho se vería
ciertamente reforzado ante muchas
personas, si el Episcopado Nacional
lo reconociera formal y explícitamente, lo que sólo ha ocurrido
respecto de su "Documento de Tra-
Estimados señores: Quisiéramos referirnos a la declaración
pública "En defensa de la libertad
de conciencia" que Uds. firmaran
Y cuyo texto aparece en El Mercurio del sábado 6 de diciembre..
No tenemos dificultad en que
Uds. u otros cristianos puedan a
veces diferir de declaraciones de
los señores obispos en puntos con-
cretos, como algunos de los que
Uds. señalan. Es obvio que muchas veces la captación de ia verdad de ciertas realidades contingentes, debido a nuestras limitaciones humanas, puede ser diferente y, por lo tanto, puede diferir
el juicio evangélico que se relacione con esas apreciaciones contingentes.
:
MENSAJE N n 29f>, E<\-
bajo" a que corresponden tas citas
de las letras ni y o) de entre todas
las transcritas en el párrafo anterior*
"Estimamos que tal reconocimiento, formulado además expresate por la Jerarquía Eclesiástica
respecto de todo futuro pronunciamiento episcopal que contenga
apreciaciones de mera política contingente, respecto de las cuales los
católicos podemos disentir, al menos atenuaría el riesgo que constatamos de que su contenido aparezca
y sea utilizado como una presión
moral destinada a condicionar ta
libre opción de los católicos en
dichas materias'
"En todo caso, reiteramos que
continuaremos ejerciendo ese derecho a discrepar en los términos señalados. Reafirmamos lo expuesto
en nuestra declaración titulada "En
Defensa de la Libertad de Conciencia", en cuanto a que "las expresiones que en tal terreno viertan autoridades eclesiásticas no tienen, conforme al derecho canónica, fuerza
obligatoria para los católicos, ni
pueden coartar su libre opción al
respecto".
"Ningún ataque infundado, ni
ninguna velada amenaza, nos harán
claudicar en el ejercicio de esa libertad".
Esta declaración obtuvo una
replica del R.P. Renato Poblete,
s,J., que apareció en El Mercurio
del 12 d« diciembre, y que publicarnos a continuación. Por su
parte, la Facultad de Teología,
envió una carta de adhesión al Magisterio de ta Iglesia, que también
publicamos. Esperamos que estas
respuestas sirvan para formar el Griterío de los católico;.
Uds. reconocen "que el magisterio de la jerarquía eclesiástica
pueda extenderse a cuestiones
temporales, para iluminarlas y
juzgarlas según la fe y la moral
católica, en cuanto éstas pudieren
verse comprometidas en una materia determinada". Además reconocen que es el magisterio de la Iglesia quien en última instancia debe
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definir su propio ámbito en caso
de duda. También reconocen "el
carácter moralmente obligatorio
para los católicos que, en diversos
grados y condiciones, tiene el
magisterio de la jerarquía eclesiástica, en ese ámbito que le es realmente propio".
Hasta aquí', a primera vista,
parecería impecable su posición
como hijos fieles de la Santa Iglesia. Pero, sin embargo, nuestra
impresión de conjunto, que nos
gustaría que Uds. reflexionaran,
es todo lo contrario. La concepción de la Iglesia que aparece en
el documento de Uds. es muy
pobre y limitada, casi exclusivamente jurídica. Digamos de paso
que la eclesiología no se agota en
el Derecho Canónico, que por lo
demás fluye de ella. Nos parece
que Uds. deben estar de acuerdo
en que la Iglesia es un misterio,
es el cuerpo de Cristo vivificado
por el Espfritu.
Todos sus miembros están
llamados a la santidad, más allá
de cláusulas de derecho, a veces
restrictivas. La santidad es maximizante, pide la conversión total.
La jerarquía de la Iglesia, los obispos, son la continuación visible de
Cristo, cabeza del cuerpo, en la
tierra. El misterio de la jerarquía
es que Dios se manifiesta y nos
habla a través de ellos, aunque
sean pecadores como nosotros.
Aunque algunos de sus juicios
puedan ser poco valederos, sin
embargo, algo Dios nos dice a
través de ellos, Y eso debemos
saber escucharlo. Ellos son pastores: deben conducirnos al Padre y
hacernos crecer. Su palabra no se
reduce a dar leyes, sino que exhortan, promueven, reprenden, dialogan, e t c . Un poco como el oficio de los padres con sus hijos. En
esto el documento de Uds. comete
un error técnico, al interpretar
todas las declaraciones, salvo dos,
como si fueran del mismo tipo,
mezclando cartas pastorales con
entrevistas y con declaraciones
colegiadas, no distinguiendo los
matices de las expresiones: deseos,
consideraciones,
apreciaciones,
exhortaciones, etc.. Pero volvamos al punto central. En el docu-
mento de Uds. no aparece como
actitud, no decimos que no la
tengan en su vida privada, el respeto debido a la autoridad religiosa, respeto que ftuye de la fe en
el misterio de la Iglesia y de su
jerarquía. El respeto debería expresarse en que recibimos las
palabras de los obispos como
palabras de Dios para nosotros,
como llamado a convertirnos; en
que hacemos un esfuerzo sincero
por revisar la verdad de nuestra
posición. Y si, a pesar de todo,
seguimos pensando en forma diferente, entonces sí que es legítimo, en et plano de la fe y del
llamado a la santidad, un disenso
respetuoso.
La declaración de Uds. parece
no mostrar este espíritu de verdaderos hijos de la Iglesia, no
explicita este misterio de su jerarquía y de las relaciones de
Uds. con ella. Parecería más bien
revelar la deformación profesional
de abogados civiles. Pero la Iglesia
no es eso. En la práctica Uds.
quitan toda efectividad a lo que
los obispos nos digan respecto
a nuestra actuación en el mundo
en vista a nuestra permanencia
y crecimiento como cristianos.
Porque si coinciden con nuestra
posición no nos añaden nada
nuevo; y si no coinciden, los descalificamos de partida, sin hacer
ese proceso de revisión de nuestras
posiciones en la fe y en una actitud de conversión. ¿Para qué
hablan, entonces, los obispos?
¿Qué voz autorizada queda que
interprete el Evangelio respecto
a los acontecimientos de la vida?
¿Es respetuosa para con la autoridad religiosa la declaración de
Uds., respuesta pública y polémica al Comité Permanente del
Episcopado o es más bien un llamado a la desobediencia?
Todos Uds. y nosotros o cualquier otro cristiano, deberíamos
tener en primer lugar un modo de
escuchar y leer lo que dice el prójimo: San Ignacio en el Preámbulo
de los Ejercicios Espirituales nos
dice: "Todo buen cristiano debe
estar más pronto a salvar la proposición del prójimo que a condenarla". Si supiéramos escuchar con
amor a nuestros pastores y tratar
de ver lo que nos quieren decir
más que escarbar en lo que se han
equivocado, estaríamos dando un
gran paso a la unidad de la Iglesia.
Unámonos en torno a nuestros
legítimos pastores, presencia de
Cristo Pastor entre nosotros. La
Iglesia y su unidad es un legado
muy importante que Dios nos ha
hecho en la historia para sacrificarla. La palabra de la jerarquía
tanto para llamarnos a una reconciliación basada en la justicia y el
amor, como su palabra para la
reconciliación internacional debe
ser escuchada con respeto y amor.
Por un grupo de sacerdotes,
Renato Poblóte Barth, s.j.
Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo
D. José Manuel Santos Ascarza
Presidente de la Conferencia
Episcopal de Chile
Presente
Excelencia Reverendísima:
En sesión extraordinaria celebrada el día de hoy, el Consejo de
la Facultad de Teología acordó
por unanimidad expresarle a Ud.,
y por su intermedio a la Conferencia Episcopal de Chile, la firme y
decidida adhesión de esta Facultad a sus Pastores. Este acuerdo
se tomó en vista de los reiterados
actos de desconocimiento del Magisterio y de la función pastoral
que a Uds. les competen.
No desconocemos que en determinadas circunstancias un fiel
pueda verse por conciencia en
situación de disentir de un pronunciamiento no infalible emitido
por algún órgano del Magisterio
Eclesiástico. Pero es evidente, para
quien tiene espíritu de fe, que incluso ese disenso, tendría que enmarcarse dentro de la "reverencia
y caridad que son debidas a aquellos que, por razón de su sagrado
ministerio, personifican a Crist o " (LG, 37).
En tas intervenciones que han
cuestionado en lo concreto el
valor magisterial de las declaraciones del Episcopado chileno, aflora
MENSAJE N° 296. ENERO-FEBRERO 1981
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CARTAS
una manera estrecha e insuficiente
de concebir el papel de la Jerarquía en la Iglesia. En efecto, su
función primordial consiste en
ilustrar en los fieles esa fe "que
ha de ser creída y aplicada a la
vida" (LG, 25), y es así como,
ante todo acto del Magisterio, la
reacción instintiva del genuino
creyente es la de dejarse interpelar
y cuestionar en cuanto a las propias opiniones; con la convicción
de que, a través de aquel acto, es
siempre Cristo quien llama a ese
crecimiento y maduración de la
fe. Nada más ajeno a la actitud
eclesial, que adoptar una postura
minimalista o legalista, que se
sitúa "a la defensiva" frente a la
Jerarquía, y que no se muestra
dispuesta a "dar su brazo a torcer" más que cuando es jurídicamente imposible el disentir.
Otra deficiencia que se echa
de ver en los cuestionamientos
recientes de las actuaciones del
Episcopado Nacional, es la de no
verlas sobre el telón de fondo de
las líneas pastorales de toda la
Iglesia latinoamericana; y aún
mundial. Al leer las críticas,
parecería que la Jerarquía chilena
se sitúa, con sus declaraciones
sobre materias temporales, en un
terreno sin precedentes en la
praxis eclesial, cuando la verdad es
exactamente al revés, como se
puede comprobar echando una
mirada a las declaraciones de los
diversos Episcopados de América
latina - y especialmente de Puebla
—y a las del mismo Sumo Pontífice en sus visitas a nuestro continente. Y así resulta que el cuestionamiento
dei Episcopado
chileno lleva implícito el de la
actuación de todo el Magisterio
eclesial para nuestra América.
Reciba una vez más, Excmo.
Sr. Obispo, la expresión de
adhesión a sus Pastores, de esta
Facultad que se precia de ser una
Institución de Iglesia.
Por el Consejo de la Facultad,
Elíseo Escudero H.
Secretario
Sergio Zañartu U., s.j.
Decano
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