“URWICZ, Marcos y Otros” CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION Buenos Aires, octubre 10 de 1995. Considerando: 1°) Que por los fundamentos expuestos en los escritos de fs. 1/4 de los exptes. S461/94, S-1247/94 y S-1248/94, el contador público Marcos Urwicz y los ingenieros Norberto Do Campo y Alfredo Caso solicitan la intervención de esta Corte por vía de avocación, para que deje sin efecto las decisiones adoptadas por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en las acordadas 910/94 y 911/94 respectivamente, por las cuales dicho tribunal, dispuso, por mayoría, excluirlos de las listas oficiales de peritos del fuero (Conf. fs. 13/14 del expte. S-461/94, fs. 14/19 del expte. S-1247/94 y fs. 23/28 del expte. S-1248/94). Por acordada 917/94, a su vez, dicho tribunal de alzada desestimó los recursos de reconsideración interpuestos por Do Campo y Caso (fs. 17/29, expte. S-1247/94 y fs. 17, expte. S-1248/94). 2°) Que el señor Urwicz cuestiona la decisión adoptada por la cámara en el marco de un sumario administrativo que constató graves irregularidades en la designación de los peritos de oficio, en el ámbito del juzgado N° 35 (expte. 1311/90), sobre la base de la presunta violación de garantías constitucionales y el menoscabo público a su integridad profesional, buen nombre y honor; y sostiene que en ninguna de las 15 designaciones mencionadas en la resolución fue impugnada su actuación pericial; que no fue procesado por su intervención profesional en la causa "Roselot c. E.F.A."; que no fue probada la imputación del fiscal de una presunta evasión fiscal en el cobro de un cheque; y que no puede ser responsabilizado por la conducta observada por el ex-juez Nicosia en punto a sus reiteradas designaciones e inclusión en una lista de peritos "trucha", pues ello implicaría violar el principio de "no exigibilidad de otra conducta" (fs. 1/4, expte. S461/94). Por su parte, el ingeniero Do Campo considera irregular el pronunciamiento, por entender: a) que la sanción impuesta ("exclusión") no está prevista legalmente; b) 1 que se apoya en elementos meramente "subjetivos"; y c) que valoró, como prueba de cargo, diligencias cumplidas en otro sumario de superintendencia (expte. 1128/90), donde "no fue parte ni ejerció su derecho de defensa" (fs. 1/4, expte. S1247/94). A su vez, el ingeniero Caso objeta su exclusión —decidida por la cámara luego de haber comprobado que intervino simultáneamente como perito de oficio y de parte, en expedientes que, tramitando en el mismo juzgado —nro. 57—, eran impulsados por los mismos letrados—, arguyendo que no tenía obligación legal de comunicar la situación al juzgado interviniente, pues en momento alguno quedó configurado —a su juicio— alguno de los supuestos previstos por el art. 17 del C.P.C.C.N. Considera, pues, que "no basta la actuación de los letrados en ambos expedientes... ya que no me une ni unió con los nombrados... amistad de ninguna especie, ni gran familiaridad y mucho menos, frecuencia de trato". Sobre esa base —concluye— la cámara debió haber acreditado "mínimamente" (sic) que tenía con los abogados tal tipo de relación. Por último, arguye que en ambos expedientes ninguna de las partes cuestionó su actuación, y —como Do Campo— que la exclusión "definitiva" no está prevista en los arts. 16 del decreto-ley 1285/58 y 107 del Reglamento para la Justicia Nacional en lo Civil. 3°) Que, en principio, incumbe a las cámaras de apelaciones las cuestiones atinentes a la organización de los registros y sorteos de peritos que deben actuar en juicio, por tratarse de cuestiones sometidas a su superintendencia inmediata (art. 118 del Reglamento para la Justicia Nacional) (Fallos 303:375). Consecuentemente, la evocación de la Corte Suprema sólo procede cuando existe una manifiesta extralimitación en el ejercicio de sus atribuciones por los tribunales de alzada o cuando razones de superintendencia general la tornan conveniente (Fallos: 303:413; 304:1231 y 306:1620). 4°) Que ninguno de los recaudos enunciados aparece configurado en los pronunciamientos que suscitan los pedidos de evocación, pues lo resuelto en cada caso por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, encuentra adecuado sustento en las constancias del sumario administrativo 1311/90, donde quedó objetivamente demostrado: 2 A) Que en flagrante violación a lo prescripto por el art. 129 del R.J.N., Urwicz fue designado durante el transcurso del año 1989 15 veces como perito de oficio por el ex-juez Alberto Nicosia (10 de ellas en causas contra la ex-empresa estatal de ferrocarriles); y Do Campo en 19 oportunidades (10 en juicios contra la citada exempresa del Estado), irregularidad que fue admitida por ambos y que se siguió reiterando durante 1990 hasta el momento en que comenzó la investigación (ver copias de fs. 11, 22, 27 vta., 29, 31 vta., 34 vta., 40 vta./41, 47 vta., 50 vta., 61, 64 vta., 66 vta., 68, 121 y 123, y dictamen de fs. 126/133 del expte. 1128/90; y testimonios de fs. 151 y 152, expte. 1311/ 90). B) Que, a pesar de lo expuesto por Urwicz y Do Campo —en el sentido de que no tenían "relación de ningún tipo" con el magistrado destituido (fs. 151 y 152 del expte. 1311/90), o que lo frecuentaban "muy esporádicamente" (fs. 34, expte. cit.)—, el propio Nicosia declaró —cuando trató de justificar sus reiteradas designaciones—, que integraban "un núcleo o conjunto de peritos conocido desde hace muchos años que le merecen absoluta confianza (sic)" (fs. 86, expte. 1128/90); y los testimonios reunidos en el sumario administrativo 1311/90 demuestran que existía un trato fluido entre el ex-juez y los peritos (fs. 80 y vta, 81, 85vta., 86 vta., 92 vta., 95 in fine, 98 vta., 99, 102 vta./103 vta., 108 y vta., 110, 115 vta., 117 vta. y 125 y vta. y 128), que incluso se proyecta al propio doctor Schvarztein —abogado patrocinante de Urwicz en estas actuaciones (fs. 1 del expte. S-461/94)—, quien aparece mencionado en el expte. 1311/90 como uno de los abogados que "iba con frecuencia al juzgado, se anunciaba e iba directamente al despacho del juez, estaba mucho con Urwicz... vivía (sic) en el despacho del juez" (fs. 85 vta., 125 y vta., 126 y 128 in fine). C) Que las sucesivas designaciones de Urwicz y Do Campo eran ocultadas "exprofeso" a la cámara del fuero por el magistrado destituido, quien ordenó llevar una lista paralela de peritos "truchos" (sic), que difería de la "oficial" (ver testimonios de fs. 92, 102 vta./103, 108, y 117 vta., expte. 1311/90). D) Que tanto Urwicz como Do Campo fueron propuestos como peritos de parte por los doctores Adamoli y Anselmi en distintos juicios (fs. 129 del expte. 1128/90, y fs. 4, 44, 176, 228, 238 vta. 254 vta./255 y 257/259, expte. 1311/90). 3 E) Que Urwicz reconoció haber recibido del juzgado N° 35 un cheque con errónea imputación, y que lo cobró en esas condiciones, hecho que en la práctica implicó —más allá de su alegada declaración impositiva posterior— dejar de tributar el impuesto a las ganancias por un espacio de tiempo considerable (fs. 194, 201, 202/203, 204, 228 vta. y 266 vta., expte. 1311/90). Además, con relación a los argumentos invocados por los afectados, corresponde puntualizar: a) que resulta poco creíble —dada la experiencia acumulada por Do Campo y Urwicz (20 años en el caso del primero, 10 en el del segundo)— que estos pudieran haber desconocido el contenido del art. 129 del R.J.N., que fija a los peritos de oficio un tope de dos designaciones anuales para actuar ante un mismo tribunal; b) que en orden a lo expuesto, no es cierto —como aduce Urwicz— que no estaban obligados a observar una conducta determinada en punto a sus nombramientos, pues impuestos de la irregularidad, debieron haberla comunicado inmediatamente al juez; c) que la exclusión dispuesta encuentra fundamento en la existencia de indicios graves, precisos y concordantes que llevaron razonablemente al tribunal de alzada a dudar de la imparcialidad que debe requerir inexcusablemente a los peritos que actúan en el fuero; y d) que no es cierta la presunta violación del derecho de defensa que por su falta de intervención en el expediente 1128/90 aduce el ingeniero Do Campo, pues el dictamen del señor fiscal de fs. 126/133 —que sucintamente describió una serie de irregularidades que alcanzaban también a los peritos— formó la cabeza del sumario administrativo 1311/90, donde el afectado tuvo la oportunidad de ser oído y ofrecer prueba (fs. 1/8, 10, 17, 33/45, 142, 145, 151, 155, 158,164/165, 166, 179, 182, 226/229, 230, 231/232, 247, 267/268, 281/282 y 301/302). 5°) Que los argumentos invocados por el perito Caso, a su vez, tampoco alcanzan a desvirtuar los fundamentos que utilizó la cámara para fundar su apartamiento de la lista de peritos. Cabe puntualizar, en primer lugar, que eran las partes —y no el perito— quienes debían evaluar la procedencia de su recusación, en función de su desempeño simultáneo —como consultor técnico y perito de oficio, en expedientes del mismo juzgado— atribución que, eventualmente, no pudieron ejercer, por desconocimiento de la situación, derivada de la falta de oportuna comunicación a los presuntos afectados. Como consecuencia de ello, es irrelevante la circunstancia de que ninguna de las partes haya objetado las pericias, pues lo único significativo —como lo indicó la 4 cámara— es que el ingeniero Caso burló la confianza e imparcialidad que debió haber observado en su actuación. 6°) Que en función de lo expuesto, la exclusión de los peritos, decidida por la cámara con fundamento en que los hechos enunciados "crean un ámbito de sospecha suficientemente grave y cierto" acerca de su comportamiento (acordadas 910/94, 911/94 y 917/94), resulta insusceptible de revisión por esta Corte. 7°) Que, en cuanto a los alcances de la medida, es obvio que los hechos facultan al tribunal a disponerla, a pesar de la falta de previsión normativa, pues si la cámara tiene atribuciones para reglamentar la inclusión de sus auxiliares, también debe tenerla para evitar que actúen en el fuero, si fundadamente se les ha perdido la confianza. Por ello, Se resuelve: No hacer lugar a los pedidos de avocación formulados por los ex-peritos Marcos Urwicz, Norberto Do Campo y Alfredo Caso. Regístrese, hágase saber, devuélvanse los expedientes que corren por cuerda y fecho, archívese. —Eduardo Moliné O'Connor (en disidencia parcial). —Augusto C. Belluscio. —Enrique S. Petracchi. —Ricardo Levene (h.). —Guillermo A. López. —Gustavo A. Bossert. ` 5 Disidencia parcial del doctor Moliné O'Connor: Considerando: 1°) Que por los fundamentos expuestos a fs. 1/4, el ingeniero Norberto Do Campo solicita la intervención de esta Corte por vía de avocación, para que deje sin efecto la decisión adoptada por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en la Acordada 911/94, por la cual dicho tribunal dispuso, —por mayoría— excluirlo de las listas oficiales de peritos (fs. 14/19 del expte. S-1247/94). Por acordada 917/94, a su vez, dicho tribunal de alzada desestimó el recurso de reconsideración interpuesto (fs. 17/29). 2°) Que el a quo fundó su decisión en la circunstancia acreditada en el sumario administrativo N° 1128/90, "Tribunal de Superintendencia s/irregularidades en nombramientos de peritos de oficio del Juzg. N° 35", de que el perito Do Campo fue designado de oficio por el destituido juez Nicosia en diecinueve oportunidades. También se desprendía de tales actuaciones que las designaciones efectuadas al sumariado durante 1990 no habían sido informadas a la cámara, por cuanto —al decir del Dr. Nicosia— el ingeniero Do Campo integraba un núcleo o conjunto de peritos conocidos desde hace muchos años que le merecían absoluta confianza. En este sentido, también se destacó que ocho de los diecinueve nombramientos no se registraron en el libro oficial de peritos del juzgado sino en planillas sueltas que se confeccionaban por indicación del entonces titular del juzgado. Asimismo, se hizo mérito de que, con las declaraciones testimoniales producidas en el citado sumario, se habría demostrado que el ingeniero Do Campo concurría con excesiva frecuencia al despacho del Dr. Nicosia elemento que, sumado al exceso de nombramientos, creaba un ámbito de sospecha suficientemente grave y fundado acerca del comportamiento del perito, que conlleva a la pérdida de confianza. 3°) Que el perito sancionado considera que la cámara incurrió en una serie de irregularidades por entender: a) que la cámara ha excedido el marco de sus atribuciones toda vez que, al excluirlo definitivamente de la lista de peritos, aplicó una sanción no prevista en las normas reglamentarias; b) que no se acreditó en el caso la existencia objetiva de la falta, ya que la limitación reglamentaria en las 6 designaciones de oficio está dirigida al juez y no al perito, máxime cuando no existe norma alguna que le impida aceptar más de dos designaciones anuales en un tribunal; c) que no se acreditó que se hubiera incurrido en irregularidades en el cumplimiento de la labor pericial encomendada, o la participación en hecho delictivo alguno; d) que el pronunciamiento del tribunal se basa en una mera apreciación subjetiva como es la pérdida de confianza; e) que se evaluaron las constancias del sumario N° 1128/90, donde no habría tenido intervención alguna ni controlado la prueba a él incorporada. 4°) Que si bien es cierto que, en principio, incumbe a las cámaras respectivas el control y reglamentación de las cuestiones relativas a la organización de registros y sorteos de peritos que deben actuar en juicio, por tratarse de temas sometidos a la superintendencia inmediata de tales cuerpos (art. 118 del Reglamento para la Justicia Nacional) (Fallos: 303:375), ello no es óbice para admitir la intervención de esta Corte por vía de avocación en los casos en que media una manifiesta extralimitación en el ejercicio de las facultades por parte de los tribunales respectivos o cuando razones de superintendencia general la tornan conveniente (causa S.3072/92, "Albarracín, Andrea y otros s/avocación", del 20 de abril de 1993: S.1515/92, "Ballatore, Juan Alberto s/avocación", del 12 de febrero de 1993; 5.527/94, "Kiernan, Santiago s/avocación", del 2 de agosto de 1994). 5°) Que dicha excepción se configura en el sub lite, toda vez que la decisión adoptada por el tribunal no resulta derivación razonable de las normas reglamentarias aplicables ni encuentra sustento suficiente en las constancias del expediente administrativo que la motivó (conf. causa 193/86, "Meza, Hernán Gustavo s/avocación", del 22 de diciembre de 1988). Ello es así en primer término, pues tanto el art. 129 del Reglamento para la Justicia Nacional como el art. 108 bis del Reglamento para la Justicia Nacional en lo Civil imponen a los juzgados la obligación de llevar un registro público en el que se deberán asentar por orden alfabético los nombramientos que se hagan de oficio, que no podrán exceder de dos por año a favor de cada interesado, con indicación de la naturaleza y monto de las causas en que hayan recaído. Se exige también de los jueces que eleven mensualmente a la Corte Suprema y a la Cámara una nómina de esos nombramientos con las indicaciones mencionadas. Del texto de las normas citadas se infiere que tanto la obligación de registrar los nombramientos e informarlos al superior, como el tope anual impuesto en las designaciones de cada perito, pesan sobre los jueces nacionales, no siendo 7 admisible transferir dicha responsabilidad en los auxiliares de la justicia, a quienes no puede exigirse razonablemente otra conducta que aceptar los cargos que le fueran conferidos, máxime cuando el incumplimiento de su cometido los hace pasibles de exclusión de la lista respectiva (art. 107, incs. 1ro. y 2°, R.J.N.C.). De ahí que no corresponda reprochar al perito por el irregular registro y ulterior comunicación de sus designaciones —cuestión interna del juzgado que hace a la responsabilidad de su personal— ni imponerle el contralor de los actos judiciales, conclusión que descalifica al razonamiento de la cámara. 6°) Que, atento a ello, la supuesta asiduidad en el trato con un juez destituido por mal desempeño en el cargo no puede constituir per se un indicio suficiente para determinar un estado de sospecha tal que justifique la medida extrema adoptada, más aun cuando el sumariado no fue pasible de reproche penal ni objeto de procesamiento en las causas que se instruyen con motivo de las irregularidades denunciadas. Por lo expuesto, no habiéndose imputado al ingeniero Do Campo el desempeño simultáneo como consultor técnico y perito de oficio en expedientes del mismo juzgado, en uso de la facultad prevista en el art. 22 del Reglamento para la Justicia Nacional, Se resuelve: Hacer lugar a la avocación solicitada y dejar sin efecto la exclusión de la lista oficial de peritos dispuesta respecto del Ingeniero Norberto Do Campo. Regístrese, hágase saber, devuélvanse los expedientes que corren por cuerda y fecho, archívese. —Eduardo Moliné O'Connor. 8